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El peronismo visto por la prensa venezolana



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. El
    peronismo y su contexto histórico
  3. El
    peronismo enfocado por el diario El
    Universal
  4. Conclusiones
  5. Fuentes

Introducción

El fenómeno peronista aún hoy día
es objeto de estudios por diversas razones, principalmente dado
los factores que lo originaron, factores que están
presentes no sólo en Argentina sino también en el
resto del continente hispanoamericano, podemos observar que el
complejo y abrupto proceso de transformación de sociedades
rurales a un ámbito urbano conllevó a la
formación de nuevos núcleos sociales con ambiguas
identidades, que en los términos sociológicos se
conocen como marginalidad, obviamente estos cambios se aceleraron
aún más a partir de la década de los
años 30 del siglo XX, con lo que la conformación de
nuevos estratos sociales generó nuevos tipos de demandas y
de expectativas propias de nuevos modos de vida. En este sentido
Argentina se constituye en un inmenso laboratorio de experiencias
sociales y políticas que luego se verá reflejado en
el resto del continente con sus matices. El populismo,
término empleado para designar el papel de las masas
populares bajo un liderazgo atípico y un modelo
económico y político que sustenta las demandas
básicas de esas masas, será a grandes rasgos la
tendencia que enmarca las transformaciones antes
señaladas. En realidad aún cuando el populismo
constituyó una faceta novedosa en la América
hispana y de habla portugués no es en sí una
tendencia que surge abruptamente, la Europa de esa etapa
histórica ya la había experimentado con el modelo
que en Italia impone Mussolini con el fascismo, conocido
también como totalitarismo. Ese mismo modelo, con sus
adaptaciones propias lo impone Juan Domingo Perón en
Argentina, con una fuerte presencia del Estado en la vida del
país austral que a su vez sustenta las demandas del
pueblo. El discurso del modelo totalitario de Perón tuvo
fuertes repercusiones en todo el continente, un bagaje discursivo
de fuerte nacionalismo que se anticipa a las tendencias de
izquierda por su fuerte contenido anti-imperialista. La prensa
continental reflejó el proceso peronista, extrayendo las
polémicas de las políticas de la Argentina
peronista, en el caso de Venezuela no estuvo ajena a esta
visión mostrada a través de los diarios y
reportajes, más cuando la misma Venezuela atravesaba de
igual modo por un proceso de cambios de fuerte contenido social,
en cierta manera los partidos políticos emergentes
adoptaron diversos proyectos políticos en sus programas
cuyo origen correspondían a los cambios estructurales que
Perón adelantaba. La presente monografía intenta
mostrar la importancia que algunos diarios venezolanos otorgaron
a Perón y sus controversiales políticas, del mismo
modo que el autor de este trabajo hace sus aportes de modo
interpretativo. En tal sentido dejemos que con el trabajo
monográfico en cuestión se estimule el
interés por el fenómeno populista que aún en
nuestros días, ya en el siglo XXI, continúa
marcando las pautas en algunos de nuestros
países.

El peronismo y su
contexto histórico

La culminación de la 2da. Guerra Mundial trajo
consigo un nuevo reordenamiento internacional, los imponentes
imperios europeos, con paridad de poderío y alcance
mundial, quedaron sepultados bajo los escombros del conflicto o
sumamente agotados, como el caso de Inglaterra, la cual a pesar
de su protagónico papel en el triunfo final no tuvo otra
alternativa que ceder su sitial a Estados Unidos, quien
resultó ser el gran beneficiario, colocándolo a la
cabeza del llamado mundo libre, teniendo como único
adversario a la Unión Soviética. El reconocimiento
de esta realidad se puso de manifiesto en las Conferencias de
Teherán (1943), Yalta y Potsdam (1945) en las cuales tanto
estadounidenses como soviéticos, sin excluir al Reino
Unido, deliberan el destino de los vencidos y las zonas de
influencia a ser repartidas.

La presencia europea en América Latina, como
consecuencia de la guerra, prácticamente fue anulada, de
hecho incluso las viejas potencias terminaron bajo una especie de
tutelaje de Estados Unidos, el cual no se advendría
aceptar ningún tipo de influencia extracontinental en
América. Durante décadas la expansión
norteamericana se había limitado a Centroamérica y
el Caribe y la región andina, más el cono sur le
estaba vedado, pero la realidad posbélica le era propicio
para ajustar cuenta con su antiguas rivales,
desplazándolas, y, estableciendo de esta manera su
predominio en todo el continente. Con respecto a la nueva
realidad mundial, Demetrio Boersner dice:

La guerra había dejado grandes vacíos de
poder. Por el momento, el gran peso político,
económico y militar de Alemania había desaparecido
del mapa. Inglaterra victoriosa pero extenuada, había
perdido su rango de primera potencia y no era capaz de mantener
su dominación sobre su vasto imperio. Francia había
descendido aún más dramáticamente. Estados
Unidos, en cambio, había subido al primer puesto entre los
imperios del mundo: sin haber sufrido destrucciones en su propio
territorio e inmensamente fortalecido…fue asumiendo el
papel de guardianes y dominadores de los
mares.[1]

Para establecer su dominio en el continente Estados
Unidos se basó en la búsqueda consensual entre sus
hermanas menores, continuando con la política del Buen
Vecino
de

Roosevelt. El triunfo contra el fascismo había
creado un ambiente democrático y progresista en occidente
y, pese a las pretensiones norteamericanas de copar con su
presencia toda la región, debía atenerse al
contexto de concordia y respeto a la autodeterminación de
los pueblos que todavía para 1946 prevalecía. Eso
cambiaría pocos después con el pretexto de
erradicar el comunismo en la región.

1. 1 CORRIENTES DEMOCRATICAS Y

NACIONALISTAS EN LATINOAMERICA

El conflicto mundial tuvo para América Latina
consecuencias positivas, en el sentido de haber afianzado a las
corrientes democráticas en algunos países, y el de
haber obrado en función de apuntalar el nacionalismo en
casi toda la región. Asumir la causa de los aliados
implicaba para los gobiernos con regímenes represivos
abrir espacios democráticos, legalizando a las
organizaciones socialdemócratas y a los partidos
comunistas, e incluso algunas de estas organizaciones llegaron a
formar alianzas con estos regímenes, este es el caso de
Venezuela, y de Cuba con Batista, en donde el Partido Socialista
otorga un voto de confianza a esta figura. Por otra parte,
emergen con fuerza tendencias nacionalistas, en muchos casos
dirigidas por las burguesías, las cuales impulsaron las
políticas de sustitución de importación,
logrando cierta industrialización, como en el caso de
Argentina y Brasil.

Estas tendencias democráticas y nacionalistas
tenían un carácter antiimperialista, con sus
variados matices; en el área del Caribe la presencia
norteamericana, sus intervenciones directas y la
instauración de dictaduras patrocinadas por esa potencia
había creado un fuerte sentimiento antinorteamericano, sin
embargo sólo en Guatemala logra irrumpe un movimiento
nacionalista (1944), encabezado por las fuerzas armadas y
sectores de la clase media, adoptando desde el poder medidas
reformistas y radicales con respecto a las transnacionales
(United Fruti Company). En Venezuela el movimiento
vico-militar del 18 de octubre que pone fin a la larga
hegemonía andina tuvo un carácter más de
corte democrático que nacionalista, los intereses de las
petroleras y de la clase latifundista no fueron afectados, no
obstante se llevaron a cabo reformas democrático burguesas
y algunas iniciativas reivindicativas frente a las
transnacionales, de hecho por primera vez Venezuela experimenta
un cambio de esa naturaleza.

En el cono sur los sentimientos antiimperialistas se
enfocaban contra la presencia británica, más
ésta no apeló a ninguna intervención militar
directa en defensa de sus intereses, pues al controlar los
sectores claves de las economías lograba a su vez incidir
en las decisiones políticas internas. Además, la
estrecha dependencia en ese sentido limitaba todo intento de
expansión económica de esos países,
generando un fuerte rechazo antibritánico por parte no
solo de sectores intelectuales y de trabajadores que abogaban
contra la dependencia, sino también por grupos
económicos que fueron cimentando un sentimiento
nacionalista, especialmente aquellos que auspiciaban la
industrialización, así como sectores de la
burguesía agraria afectados por las restricciones en las
metrópolis. En las fuerzas armadas de países como
Argentina y Bolivia se gestaron esos sentimientos, y para 1943
insurgen con apoyo de distintos sectores sociales. Hay que
destacar que las corrientes nacionalista en algunos de estos
países no implicaban una posición definida frente a
los intereses extranjeros, un ejemplo de ello lo constituye
Argentina, en donde si bien dichas corrientes aspiraban suprimir
la dependencia inglesa, por otro lado se acercaban a Alemania con
ese propósito, es decir, apoyarse en un imperio para
liberarse de otro, esta inclinación la compartían
tanto sectores económicos como un sector importante de las
fuerzas armadas de ese país. Sin embargo, Demetrio
Boersner, refiriéndose a la Argentina y, en especial al
peronismo, plantea que:

"Para aquella época, casi ningún
demócrata o progresista latinoamericano entendió
que el peronismo era, pese a todas sus fallas, un movimiento
hacia la liberación de la nación y del pueblo
argentino, y se tendió a atacar y condenar a Perón
como fascista y reaccionario"[2]

Así como la guerra fue propicia para estimular a
los movimientos democráticos y nacionalistas en la
región, también lo fue para Estados Unidos en su
labor de unificar iniciativas en el área. Desde la I
Reunión de Consulta de Cancilleres en Lima (1939) hasta la
celebrada en Río de Janeiro (1943) Estados Unidos realiza
intentos para crear un sistema defensivo interamericano
anti-fascista bajo su conducción, pero no logra concretar
estas iniciativas, únicamente en su área de
influencia del Caribe y Centroamérica consigue dicho
consenso, pero no así en la mayoría de los
países del cono sur. Esta región representó
un constante obstáculo en los intentos de
norteamérica por establecer su primacía
continental, el sentimiento germanófilo en algunos de
estos países era considerable, sólo al final de la
guerra es que Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile, Perú,
Ecuador y Venezuela declaran la guerra al eje. Aunque hay que
enfatizar que dicho sentimiento se centraba en los tres
países mencionados al principio, pues los restantes
mantienen una postura de neutralidad a la vez que de
colaboración con la causa aliada.

En el caso de Argentina, su rotunda negativa de romper
con el eje la lleva a una abierta confrontación
diplomática con Estados Unidos, siendo su principal
escollo con vista a establecer su hegemonía en el
continente en los tiempos de posguerra. Las corrientes
nazis-fascistas en esa nación habían arraigado
antes de la guerra, y para 1943 se ponen de manifiesto con el
golpe militar. A partir de ese año personeros del gobierno
argentino entablan una colaboración subrepticia con el
régimen alemán. Las acusaciones de Estados Unidos
en tal sentido se basaron en esta colaboración, y la
condición para que Argentina fuera aceptada en la
comunidad interamericano residía en que el gobierno de
facto fuera desplazado. Por otra parte, la posición de
Argentina en víspera de concluir la guerra, y una vez que
esto se produjo, fue el de mantener su independencia.

Las acusaciones y aplicación de sanciones
propiciados por Estados Unidos en contra de Argentina no contaron
con el respaldo de la mayoría de los países
latinoamericanos. De esta manera el país austral
continúa, años después de concluida la
guerra, constituyendo una limitante para las pretensiones
estadounidenses.

Sólo cuando Perón es elegido Presidente es
que el gobierno argentino se muestra más flexible en
cooperar dentro de los marcos de la comunidad interamericana; los
ataques en contra del régimen de facto anterior y de la
persona de Perón cesan dado el estado de legitimidad del
gobierno del Coronel, y como gesto recíproco éste
da el visto bueno para que el Congreso apruebe la
incorporación de Argentina a los Acuerdos de Chapultepec.
Esto no significó cambio alguno en la política
exterior independiente de Argentina que venía sosteniendo,
más bien Perón reafirma la posición de ese
país en el concierto internacional.

1. 2 ALGUNAS CONSIDERACIONES

SOBRE LOS ORIGENES DEL PERONISMO

El golpe militar de 1943, el cual engendra el
fenómeno peronista, traducía en sí una
realidad socio-política y económica en Argentina,
caracterizada en sus rasgos generales por un agotamiento del
sistema político tradicional y del modelo agroexportador
sobre el que se asentaba la economía. En sus
especificidades tenemos un conjunto de transformaciones sociales
que se venían produciendo desde hacía más de
una década y que van a dar entrada a nuevos actores
políticos, así como también en el plano
económico se venía implementando la política
de sustitución de importaciones, en procura de fomentar la
formación de una industria nacional, estimulada en la
década del 30.

La decadencia del sistema político argentino se
pone de manifiesto a raíz del golpe militar de septiembre
de 1930, suceso que pone fin no solo a la figura política
de Hipólito Irigoyen sino también al juego
partidista tradicional. [3]En Argentina la lucha
política había tenido su momento cumbre con la ley
Saenz Peña la cual democratizaba la participación
electoral, a la vez que flexibilizaba al sistema político
ante las evidentes realidades que lo exigían. Esta ley
hace posible la llagada al poder de la Unión Cívica
Radical, la cual representaba y encausaba a amplios sectores
sociales, excluidos políticamente, teniendo como
núcleo principal a los sectores medios de la sociedad.
Desde el poder la UCR lleva a cabo una política reformista
y de fortalecimiento del Estado a través de la
gestión social y económica, en cuanto a reivindicar
para el país algunos sectores claves de la
economía, como la explotación petrolera. Los
cambios del radicalismo no fueron del todo significativo, en
vista de que el reformismo no implicaba transformaciones
estructurales, sino más bien de orden político.
Este reformismo se asentaba en una economía liberal,
haciendo inviable sustentar una gestión social, y
más cuando este modelo económico agota sus
posibilidades para finales de los años 20. La crisis de la
economía agroexportadora arrastra tras de si al sistema
político, el cual deja latente un cúmulo de
insatisfacciones en los sectores medios de la sociedad y de la
clase obrera, dando lugar, con el golpe militar del año
30, a un regreso del conservadurismo.

El regreso de los sectores conservadores no
implicó la reinstauración de un liberalismo
económico puro, en una etapa en que las economías
comienzan a articularse desde el Estado, practica llevada a cabo
por las naciones más avanzadas. Argentina siente los
efectos de esta nueva práctica con el Pacto Roca-Runciman,
el cual establece por parte de Inglaterra el sistema de cuotas a
los productos argentinos, además de acentuar la
dependencia financiera del país. Esto tiene como
consecuencia un replanteamiento, de parte de los sectores
agroexportadores más afectados, consistente en la
búsqueda de alternativas a través de la
industrialización, valiéndose para ello de la
intervención del Estado.

En el ámbito social, las transformaciones fueron
aceleradas como consecuencia de las nuevas realidades
económicas que se abrían paso durante los
años 30. La crisis de la agroexportación
estimuló una ola migratoria del campo a los centros
urbanos, en una etapa en que se comienza a poner en
práctica las políticas de sustitución de
importación, ofreciendo de este modo a los inmigrantes
internos colocación en las industrias recién
creadas. Esta realidad socio-económica se extiende a lo
largo de los años 30 y 40. De esta manera se forman nuevas
capas sociales, tanto del sector de los trabajadores y estratos
medios, con intereses y aspiraciones diferentes a las concebidas
décadas atrás.

Las corrientes ideológicas prevalecientes durante
esos años, que moldean las aspiraciones políticas
de los estratos sociales emergentes, excluyen a las concepciones
doctrinarias de corte liberal. Esto incide en la formación
de tendencias socio-políticas, en donde sectores de las
clases media y alta se inclinan hacia un nacionalismo con tinte
fascista, mientras que la amplia gama de sectores que conforman a
la clase trabajadora y popular no se verán
específicamente atraídas por el otro polo
ideológico, socialista o comunista, lo cual será
canalizado posteriormente por la gestión populista del
peronismo. Además, las figuras históricas de la
política argentina, como Irigoyen Alvear, Uriburu, Ortiz
desaparecen de la escena, profundizando un vació que
acentúa la crisis del sistema político argentino.
Factor que también contribuye al surgimiento de lo que
significará el peronismo.

Pero el factor más importante que
cimentará y servirá de armazón social a la
proyección de Juan Domingo Perón lo constituye la
nueva conformación de la clase obrera, producto del
mencionado proceso migratorio interno. En efecto, esta nueva
generación obrera se distingue de la anterior por su
débil formación ideológica y militancia
sindical. Aunque ambas generaciones tienen su origen como
inmigrantes, externo e interno, la anterior, proveniente de
Europa, trae consigo una tradición en las luchas
sindicales, impregnada ideológicamente de las
prédicas socialista y anarquista. Sobre este aspecto,
Miguel Murmis y Juan Carlos Portanteiro refieren lo
siguiente:

"El primer grupo estaría constituido por aquellos
trabajadores en su mayoría de origen europeo, formados a
través de una larga experiencia dentro de la disciplina
del trabajo industrial, y el segundo, en cambio, por los obrero
más recientes, "nuevos" no solo para el ámbito de
la empresa industrial sino también para la vida urbana,
pues se trataría, en su enorme mayoría, de
migrantes provenientes de las zonas campesinas más
atrasadas" [4]

La primera generación de la clase obrera se
organiza y crea sus federaciones obreras tomando los patrones
europeos, basando su accionar en una concepción clasista,
autonomista y anti-Estado[5]con una disciplina
ideológica y leal a sus dirigentes. Los remanentes de este
obrerismo fueron duramente reprimidos por Perón. La nueva
generación de obreros conservan sus patrones tradicionales
de la vida rural, más proclive a la influencia del
caudillismo que a la disciplina y lealtad a la
organización. Los autores arriba citados destacan un
conjunto de rasgos distintivos de los nuevos obreros, a
saber:

  • 1. Predominio de un sistema de valores
    orientado hacia la búsqueda individual de ventajas
    económicas;

  • 2. sentimiento de pertenencia a un grupo
    primario, en lugar de solidaridad de clase conducida por
    principios ideológicos;

  • 3. Conciencia social en términos de
    "pobre" y no de clase. [6]

De esta manera, la clase obrera que emerge bajo patrones
diferentes a la anterior será un actor político
fundamental en la carrera de Perón como dirigente.
También se valdrá de un importante sector militar,
empleado como medio coercitivo del Estado. De hecho, los
militares argentinos, desde antes de 1943, venían marcando
una impronta en la vida política de ese país, a
través del General Uriburu, figura destacada en los
círculos del nacionalismo más
conservador.[7] Al parecer, los militares
constituían una alternativa para los sectores
conservadores, ante el declive de sus organizaciones
políticas, sin embargo las fuerzas armadas entraban al
escenario con plena conciencia de su papel providencial, dejando
de ser una institución subordinada para convertirse en la
cabeza rectora de argentina. Más adelante veremos como se
conjugan estos factores o actores políticos en el ascenso
de Perón.

1. 2. 1 PERONISMO Y CORPORATIVISMO

El segundo término, corporativismo, es una
denominación que abarca la economía, la
política y la sociedad, bajo una conducción
centralizada, planificada y orientada desde el Estado. La
implantación del Estado corporativo no solo corresponde
como concepción del ideario de Perón, pues
ésta se encontraba insertada en la institución
armada. En la década anterior a 1943 se venía
planteando, tanto en el ámbito civil conservador como
militar, el papel que debía tener el Estado en la
economía y la sociedad, como antítesis al Estado
liberal. Los modelos fascistas europeos eran visto como exitosos,
como el medio de eliminar la conflictividad social, y exaltar el
nacionalismo más rampante. En tal sentido, voceros
militares como el Capitán R. Marambio (1936-1937) y el
Coronel Manuel Savio (1942) publican en la Revista
Militar
artículos relativos a la
industrialización del país y de la necesidad de
tecnificar a los obreros para tales fines, indicios que palpan el
criterio de militares argentino en cuanto al papel modernizador
de la institución armada en esos años.
También encontramos figuras como el mismo Perón
quien advierte que la obra modernizadora requería de un
conjunto de factores dispuesto en esa dirección, siendo
las Fuerzas Armadas la única capaz de realizarla. Estos
factores consistían en encuadrar a los trabajadores bajo
la dirección militar. Al respecto Cristían
Buchrucker cita la intervención de Perón en una
asamblea de ferroviarios, el 9 de diciembre de 1943:

"El mejor sindicato, el gremio más poderoso y
mejor organizado somos nosotros los militares. (…) Por eso
al aconsejarles, lo hago con el conocimiento profundo de la
historia y con la decisión de que ustedes puedan imitarnos
para conseguir la cohesión y la fuerza que hemos
conseguido nosotros"[8]

También este autor destaca la influencia que tuvo
para Perón la Doctrina Social de la Iglesia,
basada en las encíclicas "Rerum Novarum" (1891 y
"Quadragesimo Anno" (1931), desmarcándose ambos del
liberalismo dogmático y el marxismo. Esta última
plantea que:

"Es necesario, (…) que las riquezas, que se van
aumentando constantemente merced al desarrollo
económico-social, se distribuyan entre cada de las
personas y clases de hombres, de modo que quede a salvo esa
común utilidad (…). Esta ley de justicia social
prohíbe que una clase excluya a la otra en la
participación de los
beneficios"[9]

El Estado, según las encíclicas,
debía ejercer tal función, de manera que se
conservara la propiedad privada, a la vez que haciendo justicia a
los más necesitados. Aún cuando Buchrucker refiere
que no existen evidencias que Perón haya sido influenciado
por estos postulados de la iglesia, su actuación como
Secretario del trabajo y posteriormente como Presidente de
Argentina, dan lugar a que efectivamente haya sucedido , en
vista, además, de las buenas relaciones que mantuvo con el
clero.

Por supuesto que la concepción corporativista del
peronismo, en cuyo modelo se concebía como fundamental un
esquema distributivo, en procura de la justicia social, era por
el contrario inaceptable para los sectores conservadores y grupos
económicos afectados, los cuales se opusieron
decididamente a la figura de Perón, radicalizando en
consecuencia el programa justicialista y estrechando aún
más su alianza con los trabajadores.

El Estado corporativista que adviene en su plenitud con
el peronismo contemplaba un paternalismo sin cuestionamiento, no
alcanzó a ser cabalmente totalitario porque el contexto no
se lo permitía, pero pretendió un hegemonismo
incuestionable, apoyándose en la clase trabajadora. Carlos
Alberto Floria dice del peronismo lo siguiente:

"Fuerte, con capacidad militante, expansivo, con cierta
soberbia ideológica propia de la hegemonía que
avanza sin resistencia que lo impidan, el peronismo de los
años 40 y 50 fue autocrático, popular
democrático pero jacobino, justo para los justicialistas,
"dictadura de bienestar" para los antiperonistas"
[10]

La economía era vista desde la óptica
corporativista como una realización plena del Estado, sin
embargo hay que acotar que es Perón, una vez que asume la
presidencia en 1946, quien lleva a cabo de manera cabal la
estatización de la economía. El contexto era
propicio, pues las inversiones extranjeras europeas, en especial
las de origen inglés, se habían depreciado o
agotado su vida útil, y su venta al Estado argentino se
hizo sin inconveniente, mientras que las inversiones alemanas
simplemente fueron confiscadas. De esta manera el Estado
argentino pasaba a controlar áreas vitales del transporte
y las comunicaciones (ferrocarriles y teléfono).
También abarcó otras actividades, desde la
producción y distribución de bienes de consumo,
como el gas, electricidad, alimentos, revistas y
periódicos. El nacionalismo económico de
Perón llega al cenit con la creación de Instituto
Argentino de Promoción del Intercambio (I.A.P.I.),
instrumento de control del comercio exterior, que colocaba al
Estado en una primacía indiscutible en la economía,
coincidiendo esto con un auge de las exportaciones en los
años de posguerra. El torrente de recursos en manos
estatal fue utilizado no solo para el proyecto de
industrialización, sino también para afianzar la
política populista y clientelar, y para amedrentar a los
empresarios, quienes estaban obligados a depender de las
autoridades, aparte de tener que acarrear el costo social de las
leyes laborales. Félix Luna nos ofrece un balance de esta
gestión:

"(…) el Estado relativamente escueto que
recibió Perón en 1946, se había convertido
tres años más tarde, en un Estado meterete y
ubicuo, agigantado en su estructura y abrumado de nuevas
responsabilidades (…) Manejaba la política
crediticia y bancaria, garantizaba los depósitos de los
ahorristas, otorgaba o no permisos de importación a cambio
preferencial (…) aumentando las funciones del Estado en el
campo de la seguridad, la educación, la salud
pública, el comercio, la industria"
[11]

La concepción corporativa del Estado, la sociedad
y la economía atrajo la adhesión de la clase
trabajadora y popular, ofreciendo a Perón y su
régimen un piso social que en cierto modo legitima por
otro lado las arbitrariedades, que también
caracterizó al peronismo. La fusión de los
elementos señalados que, durante esos años,
dinamizan a la sociedad argentina, puede interpretarse como la
proyección de un nacionalismo, con vista a resguardar la
soberanía de ese país, explicable si se toma en
cuenta el alto grado de dependencia de Argentina durante mucho
tiempo.

1. 2. 2 PERONISMO E INTERNACIONALISMO

La política exterior de Argentina durante el
peronismo procuró ser congruente con la
fisonomía interna del régimen, según afirma
Carlos Alberto Floria; recogió posturas y contenidos
ideológicos de distintas corrientes
,
reflejándose en las relaciones diplomáticas.
Independientemente de la posición ideológica de
Perón lo importante para él era la independencia
del país. Al respecto, Floria apunta que:

"Acercó la Argentina a los países no
comprometidos sin comprometerla formalmente con los grandes
bloques mundiales. Expresaba una posición realista hacia
la Unión Soviética-mientras renegaba del comunismo
y solidaria con occidente y los Estados Unidos aunque predicaba
contra el imperialismo y el
capitalismo"[12]

A continuación se expone algunas ideas de
Perón en esta materia:

25 de abril de 1945:

"La democracia de México establece la igualdad
jurídica colaboración económica como
premisas esenciales de la prosperidad común en las
naciones americanas. Pero la prosperidad de las naciones no puede
ser una teoría abstracta, por lo que añade que los
Estados americanos consideran necesario la justa
coordinación de todos lo intereses para crear una
economía de abundancia en el cual se aprovechen los
recursos naturales y el trabajo humano, con el fin de elevar las
condiciones de vida de todos los pueblos del
continente"

7 de junio de 1947

"Jamás podríamos aceptar la ingerencia de
poder alguno en el manejo de nuestra cosa pública y en el
de la política interna; tampoco nuestra conducta
internacional podría ser cambiada por presiones y hemos de
observar celosamente los preceptos de la igualdad jurídica
de los Estados y de la soberanía"

Fecha (?)

"Queremos respetar a todos los pueblos para que todos
los pueblos nos respeten, y estamos siempre con los pueblos
humillados y escarnecidos; porque entendemos que en la comunidad
de los pueblos del mundo no puede haber poderosos que todo lo
poseen, mientras haya pueblos débiles que todo lo
sufren"

Marzo 1947

"Hemos practicado en todo momento una política de
absoluto respeto a las soberanías extranjeras y,
aún más, hemos intentado en todo momento comprender
sus vicisitudes, pero sin echar jamás leña a la
hoguera de sus disputas domésticas. Acaso sea éste
uno de los escollo con que las Naciones Unidas han tropezado
tratando de establecer una imposible uniformidad
ideológica" [13]

La doctrina internacional del peronismo no sólo
se centra en la preservación de la soberanía de
Argentina, también pretendía asumir un liderazgo en
el hemisferio, como vocero entre los países hispanos, como
un polo de atracción frente a Estados Unidos. La realidad
distó de estas pretensiones, el contexto internacional en
la posguerra colocaba a EEUU en una primacía en el
continente que, inevitablemente, condujo a Latinoamérica a
seguir los dictámenes de esta potencia.

El peronismo
enfocado por el diario El Universal

La prensa venezolana, y en especial el diario El
Universal, destacó el tema de Argentina y el peronismo en
sus titulares durante 1946, otorgándole un sitial de
preferencia, al mismo nivel de los grandes acontecimientos de la
época. La razón principal, a mi manera de ver, es
que Argentina era catalogada como la república rebelde del
continente, y Perón, más que cualquier otra figura
de Argentina, el adalid de esa rebeldía. Pero
también Venezuela pasaba por importantes transformaciones,
quizás de la misma relevancia. Ciertas similitudes en
ambos procesos llaman la atención del porqué la
prensa venezolana, y en especial el diario El Universal,
tenían una línea editorial de cautela, en cuanto a
la gravedad de los reportes relativos a Argentina. Reportes en
que prevalecía la objetividad. Podría tomarse en
cuenta que la principal similitud residió en que
paralelamente en los dos países se dieron procesos
políticos, en donde los sectores populares irrumpen como
actores políticos, es decir, fueron procesos de masas,
ambos, con sus diferencias, hacen posible la participación
de los mismos como agentes de cambios. Podría
añadirse también el carácter reivindicativo
de la soberanía económica, aunque en Argentina fue
más significativo. Los procesos comiciales, constituyente
y presidencial, de ese año 1946, tendieron a legitimar el
origen de facto de los dos regímenes. Estas
consideraciones pueden en parte explicar el hecho que si bien en
El Universal no se refleja simpatía alguna en la figura de
Perón tampoco arremete contra él.

De esta manera, se extrajo del El Universal algunas
temáticas sobre el proceso argentino durante 1946. La
primera esta relacionada con los comicios de ese
año.

2. 1 EL PROCESO ELECTORAL. RESULTADOS

Y CONSECUENCIAS.

Los reportes de enero-febrero destacan dos aspectos de
los comicios: la ausencia de planteamientos ideológicos y
heterogeneidad de las alianzas entre los contendientes;
así como la percepción de un desenlace violento,
independientemente de los resultados. En el contenido del
titular: Fuerzas Armadas Argentinas Tendrán a su
Cargo el Orden de las Elecciones
(11-1-46, pg 1) reza lo
siguiente:

"Siguen las elecciones internas de los partidos para
elegir a los candidatos parlamentarios y autoridades provinciales
(…) Los comunistas obtuvieron un señalado triunfo
al acordar el partido democrático progresista aceptar la
invitación de los primeros para estudiar la forma de ir en
lista común. Ya hubo una reunión preliminar a la
cual concurrieron Julio Noble, Juan José Díaz,
Arana, y Dante Ardigo, por los demócratas y Victorio
Codovilla, Arrendó Álvarez y Rodolfo
Ghioldi"

En otro artículo fechado el 17 de enero, (pg 1y
3): El Grupo Radical Disidente Proclamó a
Perón Candidato a la Presidencia
, refiere la
lucha por la Vice-Presidencia entre los partidarios del militar;
por parte del grupo radical disidente se maneja la fórmula
Perón-Humberto Hortensio Quijano, mientras que el Partido
Laborista cuenta con la combinación Perón-Mercante.
Otras candidaturas son descartadas, entre ellas la del ex
ministro de marina, Almirante Tesaire. El posicionamiento
político es lo que denota el reporte, no se hace
referencia a ningún planteamiento doctrinario-partidista
de los aspirantes. El 25-1 (pg 1y 19) aparece el titular:
PERON GANA FUERZA CON APOYO OFICIAL, aquí
se pone de manifiesto la heterogeneidad ideológica y la
pugnacidad de los grupos que giran alrededor de la candidatura de
Perón. Entre los aspectos tratados en el artículo
tenemos:

"Perón tiene de su parte media docena de partidos
políticos recientemente organizados, además del
apoyo de la Alianza Liberadora Nacionalista de carácter
totalitario que comprende todos los partidos nacionalistas
importantes de Argentina. Aunque algunos partidarios de
Perón han repudiado el apoyo nacionalista, los
observadores creen que el Coronel acoge de buen grado el apoyo
nacionalista bajo cuerda

Y continúa:

"Entre los partidos peronistas ha habido varias
disputas, pero los observadores atribuyen la publicidad dada a
tales disputas como la táctica de Perón para dar la
falsa sensación de seguridad a la
oposición"

Esta claro que la figura de Perón representa el
nudo que ata a diversas tendencias contrapuestas, logrando
aminorar con su influjo las tensiones internas. Por otra parte se
observa en los reportes el encuadramiento de las agrupaciones
tanto oficialistas como de oposición, marcando una
división, cuya manzana de la discordia se centra en la
figura de Perón. Otros reportes reflejan precisamente un
estado virulento, de dos bandos que se provocan continuamente.
Volviendo atrás, el 13-1 (pg 1 y 3), se publica los
sucesos referentes al paro empresarial nacional, dice el titular:
La Industria y el Comercio de Argentina Cerrarán en
Protesta al Decreto de Perón
, al negarse este
gremio acatar el Decreto de aumento de salario y pago de
aguinaldos; en el contenido se describe un ambiente de violencia,
de soledad en las calles, ya que hasta los pequeños
negocios de alimentos y bebidas cerraron. El párrafo
siguiente da muestra de la gravedad de la
situación:

"El Ministerio del Interior dio instrucciones a la
policía para que emplee armas para reprimir todo intento
armado de alterar el orden público. En el comunicado que
dio el Ministerio dice que ante los insistentes rumores que
circularon hoy, según los cuales grupos armados pretenden
atentar contra el orden público y producir
confusión y alarma, ante esas versiones el Ministerio del
Interior hace saber que ha impartido instrucciones a la
policía federal a fin de que emplee, si es menester, las
fuerzas de sus armas para reprimir enérgicamente en su
caso todo intento armado para alterar el orden, cualquiera sea el
sector social o político de que provenga"
[14]

Si bien es cierto que los decretos reivindicativos del
régimen militar datan desde 1943, este último se
expide en un contexto se intensa campaña electoral, con
vista a apuntalar la candidatura de Perón. Tres
días después de este reporte, el 16-1 (pg 1) se
publica un editorial de un diario norteamericano, Evening
Star,
que dice: La Mayoría del Pueblo Argentino
Está en contra de Perón, Pero lo Apoyan en su
Ambición el Ejercito y la Policía
.
Aquí destaca un aspecto muy vinculado al peronismo: la
clase obrera. El informe resalta una contradicción con
respecto al respaldo de este sector a Perón. Veamos,
según el contenido, de que trata:

"Una mayoría del obrerismo argentino, sobre todo
los sindicatos obreros competentes, reconocen lo que es en
realidad el decreto: una medida demagógica para consolidar
a un régimen totalitario que al final reglamentaria y
dominaría a la clase obrera como en la Alemania nazis, la
Italia fascista y la Rusia comunista."

Posteriormente dice:

"Sin embargo, la masa obrera aparentemente contenta toma
lo que se le ha ofrecido y seguirá unido a Perón
como amigo de los trabajadores."

Es decir, ¿cuenta o no Perón con el apoyo
de la clase obrera? Seguidamente el diario mencionado apunta que
el rechazo al régimen militar y a la figura de
Perón abarca a la población urbana, minimizando la
popularidad del militar y de sus posibilidades. Al respecto
dice:

"Muy pocas dudas hay de que la mayoría del
pueblo, o por lo menos la población urbana del país
concentrada en la zona de Buenos Aires, está contra la
dictadura y deseosa de recuperar sus libertades constitucionales.
Pero el ejercito y la policía parecen que están
bajo el control del actual gobierno, que trabaja en unión
con Perón".

Los escándalos también formaban parte del
ambiente electoral; el favoritismo oficial a la candidatura de
Perón constituía el tema central en tal sentido. La
renuncia del fiscal electoral para la provincia de Buenos Aires,
Vicealmirante José Zuloaga[15]en protesta a
los actos de corrupción del Interventor general de la
provincia en cuestión, General Ramón Alberino,
quien recibió dinero para su uso propio y para la
campaña a favor de Perón puso en tela de juicio la
imparcialidad de los comicios. El asunto fue revelado por el
diario Renovación, publicación de los
estudiantes de la Universidad de la Plata, y denunciado por la
organización Patria y Libertad. El caso se presenta
oportuno para un grupo de altos oficiales que, no sólo
exigen rectitud al gobierno, sino también dejan entrever
que en la institución armada no todos avalan el apoyo a
Perón. Veamos parte del contenido:

"(…) un grupo de almirantes, encabezados por el
Ministro de Guerra, almirante Abelardo Pantin, visitó al
Presidente Farrel hoy (17-1), y se tiene entendido que todos los
interventores federales sean relevados debido a que hacen
campaña electoral a favor de Perón".

Dos semanas antes de las elecciones, El Universal
publica un inminente desenlace sangriento; se puede percibir lo
inviable de las mismas elecciones para evitarlo. El
artículo reza: La Argentina se Está
Aproximando a un Derramamiento de Sangre; Ambos Bandos
Están Dispuestos a Recurrir a la Fuerza (9-2 pg
1
). Vale la pena transcribir gran parte del
texto:

"Hay graves dudas en la Argentina de que las elecciones
se realizarán el 24 de febrero, – si se verifican- que
ellas proporcionarán una solución de la intensa
lucha interna, cualquiera sea el resultado de las
urnas."

"Aún las más sombrías mentes en
esta capital temen que la nación se está
aproximando a un derramamiento de sangre. Ambos bandos
están amenazando con recurrir a la fuerza si es necesario
antes de conformarse. La nación de halla dividida en dos
campos irreconciliables, y ha habido numerosas informaciones de
movimientos armados en proyecto por ambos lados."

"Es un hecho bien conocido que cada uno de ellos ha
hecho preparaciones para el caso de que el otro proceda. Personas
de alta dirección de las fuerzas antiperonistas
-Unión Democrática- han expresado el temor de que
el poder no les sea entregado si ganan en las
elecciones".

"Agregan que Perón no puede vencer sino con el
mayor fraude. En consecuencia dicen que no se someterán a
la derrota sin lucha abierta. Se han formado grupos civiles
antiperonistas, y se informa se buena fuente que han sido armados
por temor de una inminente lucha".

Partes: 1, 2

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