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Efectos nocivos del clorhidrato de coca y la disforia sexual pornográfica (página 7)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

– Prevalencia del consumo de
drogas.

– Tasa (anual) de nuevos consumidores de
una sustancia psicoactiva.

– Tasas de morbilidad y mortalidad
atribuible al uso de drogas (por Ej.: tabaquismo: cáncer
de pulmón, infarto de miocardio, EPOC, enfermedad
cerebrovascular; abuso de alcohol: psicosis alcohólica,
cirrosis hepática, pancreatitis crónica,
cáncer esófago, accidentes de tráfico en los
que intervine el alcohol; otras drogas: muertes por
reacción aguda, nº episodios de urgencias
hospitalarias relacionadas con consumo.

Inversiones realizadas por las industrias
productoras de alcohol, tabaco y otras drogas y su entorno de
influencia (por Ej.: publicidad directa, publicidad indirecta,
patrocinio, y otras acciones de lobby para promover una imagen
social positiva del producto, de la industria que los produce, de
la industria que lo comercializa, y de los
consumidores).

Problemas sociales relacionados con las
drogas (por Ej.: paro; extrema deprivación social;
violencia; malos tratos en el ámbito familiar; denuncias y
detenciones por tráfico de drogas; sanciones
administrativas por consumo de drogas en la vía
pública; absentismo: escolar o laboral, etc.).

– Costes sociales y sanitarios derivados
del uso de drogas (por Ej.: atención socio-sanitaria,
accidentabilidad laboral, absentismo laboral, incendios,
etc.).

Indicadores relacionados con el entorno /
ambiente – Disponibilidad de drogas tanto legales como ilegales
(por Ej.: volumen del producto disponible en el mercado legal y/o
ilegal, impuestos, precios, etc.).

– Accesibilidad de las drogas tanto legales
como ilegales (por Ej.: puntos de venta, horarios de venta,
regulaciones al uso público).

Percepción de disponibilidad de
drogas por parte de la población (valoración del
grado de dificultad para adquirir drogas, tanto legales como
ilegales).

– Consumo de drogas en el entorno de
influencia (amigos, padres/tutores, familiares.).

– Percepción de problemas de drogas
en el barrio (tráfico, problemas de convivencia vecinal
relacionados con el tráfico y/o con el uso,
etc.).

– Influencia normativa (conocimiento y
aplicación de la normativa vigente en el entorno social
inmediato).

– Normativa de los padres en
relación con drogas (por Ej.: uso de drogas por parte de
los padres/tutores; desaprobación padres consumo de
drogas; etc.).

– Estilo educativo de los padres/tutores
(por Ej.: estilo democrático; consistencia normativa;
estilo de socialización familiar; cohesión
familiar, reparto equitativo de tareas y responsabilidades;
indicación de hora de llegada a casa de los hijos,
etc.).

– Relaciones padres/hijos (por Ej.:
existencia de problemas, percepción de conflicto;
relaciones/actividades compartidas, etc.).

– Conflictividad en el entorno inmediato
(absentismo escolar; violencia doméstica; violencia entre
grupos rivales; abandono escolar, etc.).

Indicadores relacionados con el uso de
drogas: percepciones, conocimientos, actitudes y conductas de la
población destinataria:

– Conocimiento sobre las drogas y sus
efectos. Conocimiento sobre los riesgos asociados al uso de cada
sustancia.

– Actitudes ante el consumo de
drogas.

– Creencias sobre las consecuencias
asociadas al uso.

– Intención de consumo en un
período futuro determinado.

– Percepción de riesgo asociado al
consumo de drogas.

– Edad de inicio en el consumo.

– Consumo de drogas (inicial, actual,
etc.).

– Comprar o facilitar tabaco/ alcohol a
padres o familiares.

– Experimentar el ofrecimiento de
drogas.

– Percepción de normalidad del
consumo en el entorno de amigos.

Actitud ante la publicidad y la
promoción de drogas legales.

– Grado de exposición a
campañas publicitarias u otras estrategias de
promoción de bebidas alcohólicas, tabaco u otras
drogas.

– Recuerdo de campañas o estrategias
publicitarias sobre alcohol, tabaco u otras drogas.

Variables intermedias relacionadas con la
población destinataria, con diversos grados de evidencia
sobre su relación con el abuso de drogas: valores,
auto-estima, autoimagen/auto-concepto; depresión;
ansiedad; ira; auto-control; búsqueda de sensaciones;
asertividad; susceptibilidad a la persuasión y a la
presión del entorno; percepción de apoyo social;
perspectiva temporal futura; problemas de conducta; problemas
personales; conductas de salud e integración psico-social;
adaptación (socialización inadecuada); conducta
social y antisocial; habilidades de toma de decisiones;
habilidades de afrontamiento; estilo de afrontamiento de
problemas; habilidades de solución de problemas;
habilidades sociales; motivación y asistencia a clase;
rendimiento escolar; apego a los padres y la familia; apego a
instituciones convencionales y pro-sociales; ocupación del
tiempo libre; disponibilidad de dinero semanal, etc.

Variables relacionadas con el programa:
base en la evidencia y calidad en la aplicación

Indicadores de la calidad del
diseño y de la aplicación: fidelidad de la
aplicación; coherencia interna entre elementos clave,
especialmente entre objetivos, indicadores, recursos disponibles
y resultados previstos; cumplimiento de criterios de
acreditación marcados por las Administraciones
públicas responsables de las políticas sobre
drogas; seguimiento de estándares de calidad propuestos
por diversos Sistemas de Información (por Ej.:
IDEA-Prevención / EDDRA); replicación de un
prototipo de prevención, etc.

– Indicadores de proceso: cobertura
prevista, cobertura lograda, asistencia, implicación
mediadores, implicación población destinataria,
opinión de los participantes, grado de satisfacción
de los participantes, material empleado, Nº de actividades
desarrolladas, Nº de actividades que no se han desarrollado
respecto a las previstas, incidencias, etc.

Adaptado de: Last, 1989; Rubio
Cebrián, 1995; CEPS. 2002 b.

Ver: Banco de instrumentos (de
evaluación).

Indicador de evaluación.
Variable, susceptible de ser medida directamente, que refleja el
estado de las personas que componen una comunidad en
relación con las drogas u otras variables relevantes.
Estas medidas incluyen, por ejemplo, tasas de prevalencia de
consumo de drogas, mortalidad atribuible al consumo, bajas
laborales debidas al consumo de drogas, tasas de fracaso escolar,
etc. Su medida permite fijar los objetivos de las intervenciones
preventivas y valorar si tras la intervención, se han
producido los cambios esperados en relación con la
situación inicial.

Basado en: Last,
1989.

Indicadores aproximados o indirectos
(Proxy indicators).
Es una medición indirecta que
sirve para obtener datos que se pueden utilizar como indicadores
de una variable de interés. En general, las mediciones
indirectas múltiples son más fiables que un
único proxy. Suelen ser individuos que representan a un
persona o grupo que no son accesibles o no pueden suministrar la
información directamente.

Adaptado de: CSAP,
2001a.

Indicadores sociales.
Medición de un aspecto social que tiene que ser
documentado a lo largo del tiempo (por ejemplo, los ingresos
familiares o comunitarios, el estado social, el gasto por alumno,
etc.). Se utilizan a menudo para documentar niveles de riesgo de
grupos o comunidades y que sirven como "aproximaciones" de la
existencia de problemas sociales, tales como el consumo/abuso de
drogas.

Adaptado de: CSAP,
2001a.

Índices de estado de salud.
Serie de medidas diseñadas para detectar las fluctuaciones
a corto plazo del estado de salud de los miembros de una
población. Incluyen generalmente el grado de
función física, bienestar emocional, actividades
cotidianas, sentimientos, relación social, etc. Para su
confección se requiere el empleo de preguntas
cuidadosamente elaboradas, en relación con hechos,
más que con matices de opinión.

Los resultados suelen presentarse en forma
de puntuación numérica, que proporciona un perfil
del grado de bienestar del individuo.

Se pueden utilizar para evaluar las
variaciones en el nivel de salud de una población y
conocer en qué medida se están alcanzando
determinaos objetivos de salud.

Tomado de: Last, 1989. Adaptado de:
Rubio Cebrián, 1995.

Inferencia. Proceso de pasar desde
las observaciones y axiomas a las generalizaciones.

En estadística, desarrollo de la
generalización a la población de los datos
proporcionados por una muestra.

Adaptado de: Last, 1989;
Domènech i Massons, 1982; y Hulley y Cummings,
1993.

Influencia de los iguales. Referida
al consumo de drogas, la influencia de los iguales puede ser
descrita como una de las presiones ambientales de carácter
social que influye en la experimentación o en el
mantenimiento del consumo de drogas. La influencia de los iguales
incluye factores cognitivos, tales como la percepción de
la conducta de los iguales (modelado) y las normas sobre el uso
de drogas percibidas en el grupo de iguales, así como
factores situacionales tales como la presión directa de
los iguales y la importancia de la socialización y la
conformidad en los grupos. Así, el término
"influencia de los iguales" es más amplio y menos
unidireccional que "presión de los iguales", que
representa una forma particular de influencia de los
iguales.

Debe subrayarse que la influencia de los
iguales no tiene que ser necesariamente negativa ya que los
procesos citados pueden utilizarse para modelar conductas de
rechazo a las drogas, para desarrollar normas subjetivas
contrarias a su consumo, para promover conductas saludables,
etc.

Basado en: UNDCP,
2000.

Ver: Factores de riesgo relacionados
con el grupo de iguales; Presión de los iguales;
Apoyo

de los iguales; Educación por
los iguales.

Inhalables. Se trata de disolventes
orgánicos volátiles, generalmente procedentes de
colas y adhesivos industriales (tolueno, xilenos), de pinturas,
barnices, lacas, etc.. Son consumidos por aspiración,
generalmente por medio de bolsas de plástico, con fines
embriagantes, siendo común entre la población
infantil marginada de algunas grandes ciudades.

Es la droga paradigmática del mundo
de la pobreza por su bajo precio y facilidad de obtención
y su gravedad reside sobre todo en su toxicidad. Los adictos a
los inhalables suelen presentar bajo rendimiento
académico, grandes dificultades de aprendizaje y gran
absentismo escolar.

La embriaguez por inhalables se caracteriza
por euforia inicial seguida de confusión,
distorsión

perceptual, delirio e incluso
pseudo-alucinaciones, pudiendo inducir también conductas
agresivas. En dosis mayores puede producir ataxia, nistagmus,
disartria, somnolencia y, en ocasiones, convulsiones y coma. Se
han descrito casos de muerte súbita por anoxia (por
ejemplo, por aspiración del vómito),
depresión respiratoria, arritmias cardíacas o
trauma. La toxicidad crónica de disolventes
orgánicos puede ocasionar lesiones neurológicas,
neuropsicológicas, renales, cardíacas,
hepáticas y pulmonares.

Tomado de: Camí,
2000.

Iniciación. Etapa en la que
el programa de prevención comienza su marcha. Los miembros
de la comunidad muestran un gran entusiasmo en esta fase debido a
que todavía no se han encontrado con obstáculos que
impidan su desarrollo.

Adaptado de: CSAP,
2001a.

Instrumento. Herramienta de medida
que utilizan los investigadores para obtener información
de manera organizada, tal como puede ser un protocolo de
entrevista o una encuesta estandarizada.

Adaptado de: Hawe, Degeling y Hall,
1993; y CSAP, 2001a.

Instrumentos de evaluación.
Son herramientas especialmente diseñadas para la recogida
de datos (por ejemplo, cuestionarios, guías estructuradas
de observación, instrumentos de entrevistas) con las que
se obtienen mediciones fiables de variables de interés en
individuos o grupos (actitudes, creencias, habilidades o
comportamientos).

Adaptado de: CSAP, 2001a; y CEPS,
2002 a.

Ver: Banco de instrumentos (de
evaluación).

Integridad. Nivel de credibilidad de
los hallazgos de un estudio que se basa en las valoraciones que
los expertos hacen por consenso acerca de la calidad de la
implementación y de los métodos de
evaluación.

Adaptado de: CSAP,
2001a.

Intervalo de Confianza (Confidence
Interval).
Margen de valores de una variable de
interés, por ejemplo, una tasa, dispuestos de tal modo que
dicho margen tiene una determinada probabilidad de incluir el
verdadero valor de la variable. La probabilidad especificada se
denomina nivel de confianza (95%, 99%, 99,9%, etc.) y los puntos
extremos del intervalo de confianza, son los límites de
confianza.

Estimación de un rango de valores en
donde probablemente se encuentre el valor desconocido

del parámetro de una
población. La amplitud del rango nos da una idea de la
incertidumbre que tenemos acerca del parámetro
desconocido. Se obtiene una mayor precisión del valor de
la variable medida (intervalo de confianza más estrecho)
cuanto mayor es el tamaño del estudio. El intervalo de
confianza es más informativo que los resultados de las
pruebas de hipótesis (valor de la p) ya que ofrece un
rango de los posibles valores de un parámetro
desconocido.

Tomado de: Last,
1989.

Adaptado de: Domènech i
Massons, 1982; Argimón Pallás y Jiménez
Villa, 1994; y Center for

Applied Statistics,
2003.

Intercambio de jeringuillas. Medida
para reducir la transmisión de enfermedades infecciosas
por el uso repetido de jeringuillas o por compartirlas, con el
fin de reducir el contagio de virus a través de la sangre.
Inicialmente fue desarrollada en respuesta a la aparición
del VIH/SIDA y rápidamente se extendió a numerosos
países en los cuales el consumo de drogas por vía
parenteral era considerado un problema. Este concepto implica la
distribución de jeringuillas estériles a cambio de
jeringuillas usadas, las cuales son almacenadas de forma segura.
En la práctica, no es siempre necesario el "cambio" y las
jeringuillas estériles pueden ser distribuidas a demanda,
en ocasiones a un precio reducido.

Tomado de: UNDCP,
2000.

Intervención. Actividad o
grupo de actividades a las que es expuesto un grupo para
promover cambios en su conducta. En
prevención del abuso de drogas, las
intervenciones

son usadas para prevenir o para reducir los
niveles de consumo de las sustancias psicoactivas o
para reducir o evitar los problemas relacionados con dicho
consumo.

Adaptado de: CSAP,
2001a.

Intervención breve.
Estrategia de tratamiento en la cual la terapia está
estructurada en un número limitado de sesiones
(normalmente, de una a cuatro) de corta duración
(generalmente 5-30 minutos) y que se ofrece con el ánimo
de ayudar a un individuo a abandonar o reducir el consumo de
sustancias psicoactivas o (menos habitualmente) a solucionar
otros problemas de su vida.

Está diseñada particularmente
para médicos generales o profesionales de atención
primaria.

Hay cierta evidencia de que las
intervenciones breves son más efectivas si incluyen citas
de seguimiento, por ejemplo, un mes y seis meses después
del primer contacto.

Hasta ahora, las intervenciones breves han
sido aplicadas principalmente en el abandono del consumo de
tabaco y como terapia por abuso de alcohol, especialmente para
aquellos que están en los estadios iniciales del problema.
Hay evidencia de que las intervenciones breves pueden ser
efectivas para fumadores y bebedores que no padecen dependencia
severa. Algunas investigaciones clínicas han recomendado
que las intervenciones breves deben ser aplicadas a personas que
padecen dependencia severa, pero que de otra manera no se
implicarían en modalidades terapéuticas más
intensas.

En las intervenciones breves frecuentemente
se proporcionan libros, folletos u otros materiales
de auto-ayuda.

El término "intervención
mínima" es habitualmente usado como sinónimo de
intervención breve, aunque tiende a restringirse su uso a
sesiones de valoración y consejo que no excedan los 5
minutos.

Adaptado de: WHO, 1994; y de UNDCP,
2000.

Ver: Intervención
mínima.

Intervención centrada en el
individuo.
Enfoque de la prevención que se centra en
los problemas

y necesidades del individuo. En
prevención se puede definir operativamente como la
acción o conjunto de acciones destinadas a reducir la
influencia de los factores de riesgo individuales o a potenciar
la influencia de los factores de protección
individuales.

Ver: Factores de riesgo
individuales; Factores de protección.

Intervención comunitaria.
Enfoque de la prevención que se centra en los problemas y
necesidades de una comunidad entera, como puede ser una gran
ciudad, un pequeño pueblo, una escuela, un lugar de
trabajo o un lugar público.

Tomado de: CSAP,
2001a.

Ver: Programa
comunitario.

I

Intervención en la primera
infancia.
Actuaciones destinadas a promocionar estilos de
vida sanos en los niños pequeños, desde la escuela
infantil o la guardería, acrecentando la salud emocional y
física del niño como una forma temprana de prevenir
el consumo de drogas.

Intervención mínima.
Modalidad de intervención breve cuya finalidad es promover
cambios de estilos de vida en pacientes que acuden a una consulta
sanitaria. Su duración es aproximadamente de 3 a 5
minutos. Se reduce a un simple consejo donde se informa al
paciente del riesgo o daño detectado, contrastando su
consumo de alguna sustancia psicoactiva con los límites de
riesgo establecidos. Suele facilitarse material informativo o de
auto-ayuda.

Es la intervención menos ambiciosa
pero la más generalizable al ser la única posible
cuando se dispone de poco tiempo de consulta, o cuando el
paciente rechaza ahondar en el tema. También llamada
intervención muy breve, es útil para promover
cambios en el consumo de alcohol o para ayudar a dejar de
fumar.

Adaptado de:
Rodríguez-Martos, 2001.

Ver: Intervención
breve.

Intervención temprana.
Estrategia que combina la detección temprana de consumos
de riesgo o perjudiciales y el tratamiento de los implicados. El
tratamiento es ofertado o proporcionado antes de que sea
demandado por la persona que se halla en situación de
riesgo, y en muchos casos antes de que ésta sea consciente
de que su consumo de drogas ha podido causarle
problemas.

Se dirige particularmente a individuos que
no han desarrollado dependencia física o mayores
complicaciones de carácter psicosocial. La
intervención temprana es una estrategia pro-activa, la
cual es iniciada más por el profesional de la salud que
por el paciente.

El primer estadio consiste en un
procedimiento sistemático de detección temprana.
Hay varias estrategias: preguntas de rutina acerca del uso de
alcohol, tabaco, y otras drogas en la historia clínica, y
el uso de test de detección, por ejemplo en consultas de
atención primaria. También se incluyen preguntas
suplementarias para confirmar el diagnóstico.

El tratamiento, que es el segundo
componente, es generalmente breve y se realiza en servicios de
atención primaria, durando una media de 5 a 30 minutos
aunque puede ser más largo en otro tipo de recurso
asistencial.

Adaptado de: WHO,
1994.

Ver: Intervención
breve.

Investigación. Conjunto de
actividades protocolizadas y sistemáticas orientadas a
medir hechos y fenómenos o confirmar hipótesis
mediante el uso de métodos científicos de
observación y experimentación. Proceso
sistemático, organizado y objetivo, orientado a responder
una pregunta.

Adaptado de: Argimón
Pallás y Jiménez Villa, 1994; Hulley y Cummings,
1993; y CSAP, 2001a.

Investigación evaluativa.
Conjunto de procedimientos para valorar la efectividad de una
acción, intervención o programa.

Adaptado de: CSAP, 2001a; y EMCDDA.
1998.

Jóvenes en situación de
riesgo.
La identificación de un joven como "de riesgo"
es muy peligrosa ya que puede influir en las expectativas que los
demás tienen hacia él e influir negativamente en la
prevención, convirtiéndose el resultado en una
profecía auto-cumplida.

Es muy importante tener claro que el
concepto de riesgo implica sólo probabilidad relativa y
nunca certeza de un determinado resultado. Un joven que no es
considerado "de riesgo" puede llegar a tener problemas serios con
las drogas, mientras que otro catalogado como "de riesgo" puede
no tenerlos nunca. La identificación de determinadas
personas que se hallan "en situación de riesgo" -es decir,
que viven en condiciones que pueden facilitar el desarrollo de
conductas problemáticas en relación con las
drogaspuede tener efectos positivos al facilitar la
prestación de mayores cuidados. Sin embargo,
también puede tener efectos muy negativos. Por ello, el
concepto de riesgo debe utilizarse con mucho cuidado.

El Centro para la Prevención del
Abuso de Sustancias (Center for Substance Abuse
Prevention,

CSAP) sugiere que se use el término
"persona en situación de alto riesgo", en lugar de persona
"de riesgo". De esta forma se evitan estigmatizaciones y se
enfatiza la importancia de los factores ambientales en el
desarrollo de los problemas relacionados con las
drogas.

Basado en: CSAP,
1993.

Ver: Población en
riesgo.

Legalización.
Eliminación de la prohibición de una actividad
previamente ilícita, por Ej.,la venta o consumo no
médico de sustancias psicoactivas. No implica
necesariamente la eliminación de todos los controles sobre
tal actividad (por Ej., restricción de la venta a menores,
prohibición de todo tipo de publicidad, promoción o
patrocinio, etc.).

Adaptado de: UNDCP,
2000.

Ver: Descriminilización o
despenalización; Drogas legales.

Línea de regresión.
Diagrama representativo de una ecuación de
regresión, trazado habitualmente con la variable
independiente, x, en la abscisa y la variable dependiente, y, en
la ordenada. En una gráfica isométrica o
estereograma se puede observar el diagrama de tres
variables.

Tomado de: Last, 1989. Adaptado de:
Domènech i Massons, 1982.

Ver: Análisis de
regresión; Regresión.

LSD. Lisérgida o dietilamida
del ácido lisérgico. Sustancia alucinógena
de gran potencia.

Ver:
Alucinógeno.

Marcadores biológicos. Son
componentes biológicos o atributos que ponen de manifiesto
la presencia de algún trastorno o vulnerabilidad en
relación a una droga. En general pueden distinguirse dos
tipos de marcadores: los marcadores de rasgo o de susceptibilidad
y los marcadores de estado o de situación.

Los marcadores de rasgo pueden indicar
factores etiológicos o de alto riesgo. Son
indicadores

invariables en el tiempo y están
presentes durante toda la vida. En sentido estricto no son
específicos de determinadas enfermedades, aunque algunos
rasgos de personalidad pueden estar relacionados. Son ejemplos de
éstos, las sensaciones subjetivas, la actividad motora y,
como marcadores biológicos -por ejemplo- las pruebas
neurohormonales que siguen a la ingesta de una dosis de prueba de
alcohol en ciertas poblaciones.

Los factores que predisponen a una
determinada situación -genéticos o adquiridos-
aumentan la probabilidad de su desarrollo, de ahí que los
marcadores de rasgo también se les llame marcadores de
susceptibilidad.

Los marcadores de estado o de
situación indican los cambios inducidos por una droga y
sus consecuencias patológicas. Están presentes
durante la enfermedad aguda, pero no antes ni después.
Varían con las condiciones y con el tiempo. Entre los
marcadores de estado podemos distinguir los marcadores de
intoxicación, los marcadores residuales (o pruebas que son
demostrables sólo después de que la enfermedad se
ha manifestado y que reflejan los cambios de los mecanismos
neuronales implicados en la adicción) y los marcadores
biológicos (o marcadores residuales de tipo
biológico, que se expresan como anormalidades
analíticas en estrecha relación con el consumo de
una sustancia).

Por ejemplo, los marcadores
biológicos mejor conocidos en el alcoholismo son la
alcoholemia y su correlación con el alcohol en aire
espirado, las enzimas hepáticas, el volumen corpuscular
medio eritrocitario y la transferrina deficiente en
carbohidratos.

Tomado de: WHO, 1994; y
Martínez y Rubio, 2001.

Marco teórico de un programa o
intervención.
El marco teórico de un programa o
intervención

de prevención del consumo de
sustancias psicoactivas viene definido por una o varias
teorías que, organizadas de forma coherente y aplicadas al
consumo de tales sustancias, nos permiten elaborar un modelo
explicativo satisfactorio de la génesis y de la
evolución de dicho consumo, así como de su
relación con el resto del comportamiento
humano.

Naturalmente, la calidad del modelo
teórico vendrá dada, en primer lugar, por la
solidez de la teoría o teorías en las que se basa
y, en segundo lugar, por el respaldo empírico acumulado a
través de la investigación y la evaluación
de las intervenciones diseñadas en base a dicho modelo
teórico.

Desde el punto de vista operativo, el
modelo teórico es esencial en el diseño de las
intervenciones

ya que es el que permite identificar las
variables que se relacionan con el consumo de drogas y, en
consecuencia, las que deben ser modificadas por la
intervención.

Igualmente es imprescindible para el
diseño de la evaluación de los programas ya que nos
permite predecir el efecto que una determinada
intervención tendrá sobre el consumo de drogas y
sobre el conjunto del comportamiento de los
implicados.

Finalmente, el marco teórico hace
posible el avance científico. Sólo en la medida que
los programas de prevención del consumo de
drogas estén fundamentados en modelos
teóricos

adecuados, será posible explicar los
resultados obtenidos en las diferentes intervenciones,
mejorar nuestra comprensión de este comportamiento
y, en consecuencia, diseñar nuevas intervenciones
más eficaces.

Marihuana

Ver:
Cánnabis.

Marketing social. Diseño,
implementación y control de programas desarrollados para
influir en la aceptabilidad social de una idea o una causa por un
grupo. Tiene sus raíces en el marketing comercial y en las
campañas de reforma social. Aunque las campañas de
marketing social utilizan a menudo los canales de los medios de
comunicación, son más que una campaña
publicitaria. Implica identificar las necesidades de un grupo
específico de personas, proporcionar información
para que las personas puedan tomar decisiones, ofrecer programas
o servicios que conecten con las necesidades reales y evaluar
hasta qué punto se produce esa conexión.

El marketing social puede usarse en
diversas situaciones para dar información al
público o para animar a grupos específicos a
realizar determinadas acciones. Por ejemplo, una campaña
para reducir la conducción bajo los efectos del alcohol
puede focalizar el mensaje, no en el conductor, sino en otras
personas como indica el eslogan "Amigos, no permitáis a
vuestros amigos beber y conducir".

La prevención del consumo de drogas
utiliza técnicas de marketing social, al mismo tiempo que
el activismo a través de los medios de
comunicación, como parte de las intervenciones
ambientales. La evidencia derivada de la evaluación de
campañas mediáticas de prevención del
tabaquismo, sugiere que campañas informativas intensas y
mantenidas en el tiempo constituyen instrumentos eficaces para
incrementar la aceptación pública de las medidas
políticas de prevención, como son el incremento de
los impuestos a las drogas legales, las regulaciones a la venta y
al uso público de estas sustancias, etc.

La experiencia internacional indica que las
campañas de prevención de drogas dirigidas a los
jóvenes deben: formar parte de una estrategia global de
prevención; dirigirse a jóvenes, pero
también a adultos, con mensajes adecuados a cada grupo;
contribuir a incrementar el conocimiento sobre los riesgos de uso
y a cambiar actitudes y conductas, promoviendo estilos de vida
libres del uso de drogas; deben ser culturalmente sensibles a
cada grupo destinatario; estar suficientemente dotadas. Para
cumplir con estos requisitos, es necesaria una inversión
mantenida en salud pública, y en investigación
social y de marketing. En relación a los mensajes a
transmitir, existen evidencias que indican la eficacia de
centrarlos en: exponer las tácticas de promoción
utilizadas por las industrias que se lucran con la venta de
drogas (ya sean legales o ilegales), como una forma de promover
una actitud crítica de los jóvenes, que les permita
rechazar la manipulación que dichas tácticas
conlleva; informar sobre las consecuencias el uso tiene para los
adolescentes y los jóvenes, y sobre la adición;
así como, informar sobre el impacto económico y
medioambiental derivados de la producción y
comercialización de drogas. Todo ello, trasmitido en
lenguaje directo, claro, veraz y no moralizante, que promueva la
valoración de los hechos y la extracción de las
propias conclusiones por parte de los jóvenes.

Basado en: CSAP, 1993; WHO Regional
Office for Europe, 2002; y conclusiones de la Conferencia europea
convocada por la Comisión Europea en Roma (13-15 de
Noviembre de 2003), bajo el lema: "Tobacco, Youth Prevention and
Communication".

Ver: Activismo social y
político a través de los medios de
comunicación; Enfoque ambiental.

Media aritmética. Medida de
tendencia central de una distribución expresada por la
suma de todos los valores de una serie de medidas de una variable
y dividida por el número de valores existentes en la
serie.

Adaptado de: Last,
1989.

Media armónica. Medida de
tendencia central de un conjunto de valores de una variable que
corresponde a la inversa de la media aritmética de los
inversos de los elementos de la serie.

Mediación. Acción del
mediador.

Ver: Mediador.

Mediador. En la aplicación de
programas de prevención, especialmente en los de
carácter comunitario, es la persona que media o facilita
la ejecución de las actividades previstas, actuando de
catalizador de los procesos de cambio social que se consideran
necesarios para el logro de los objetivos preventivos.
Generalmente, la misión del mediador social en las
intervenciones comunitarias no es la de impartir conocimientos o
dirigir el proceso formativo de los participantes, sino la de
ponerles en situación de aprender sin convertirse en el
protagonista de su aprendizaje. Debe estar atento a motivar, a
facilitar, a eliminar obstáculos, a hacer patente la
capacidad de los grupos para resolver los problemas, pero todo
ello sin dirigir, sin ofrecer su solución.

En principio hay una gran cantidad de
agentes sociales que pueden ejercer la función de
mediador. profesores, profesionales sanitarios o sociales,
religiosos, voluntarios, etc.

Aunque no hay ningún perfil que
asegure un óptima ejecución por parte del mediador,
parece claro que en ningún caso debe creerse
imprescindible, ser prepotente, ser manipulador o incoherente,
ser paternalista, creerse un salvador, ser inflexible o
rígido, ser poco objetivo o mantener un discurso cerrado o
circular. Por el contrario, el mediador social debe mostrar
madurez y equilibrio personal, capacidad para el análisis
continuo de la realidad, capacidad crítica y creatividad,
conocimiento del entorno inmediato, capacidad de trabajo en
equipo, capacidad de gestión y de planificación de
actividades sociales, capacidad de relación con la
comunidad, capacidad de diálogo y comunicación,
cierta formación psicopedagógica, así como
capacidad de dinamización de la vida social, grupal y
personal.

Además de estas cualidades (que
pueden traducirse de un modo natural e intuitivo en la correcta
realización de la tarea del mediador), es conveniente que
los mediadores adquieran una formación ajustada a las
peculiaridades de la función a desempeñar, la cual
dotará a su trabajo de la necesaria calidad
técnica.

Basado en: Alonso, Cembranos et al.,
2001.

Medición. Asignación
de valores a un objeto o un acontecimiento de acuerdo con unas
reglas.

Existen cuatro tipos generales de escalas
de medida: nominal, ordinal, de intervalo y de
razón.

En las escalas nominales, los valores
obtenidos con la medición indican la pertenencia a una
categoría de la escala (Ej. "hombre" es uno de los valores
posibles cuando se mide la variable

nominal "género". Los distintos
valores de una escala ordinal permiten ordenar
jerárquicamente los valores (al medir la
variable ordinal "clase social", el valor correspondiente a
"clase media" es inferior al de "clase alta" y superior al de
"clase baja", pero una escala ordinal no permite decidir
cuál es la distancia que separa dos valores de la escala).
Las escalas de intervalo y de razón proporcionan medidas
numéricas que permiten conocer la distancia entre dos
valores concretos y realizar muchas otras operaciones, y se
diferencian entre sí por la existencia de un valor de cero
absoluto, que solamente es posible en las escalas de razón
(Ej. el número de hermanos es una escala de razón,
porque es posible no tener ningún hermano. La
inteligencia, en cambio, no puede medirse a partir de una escala
de razón, porque no tendría sentido establecer un
valor para la "ausencia de inteligencia".

Basado en: Weiss,
1998

Mediana. Medida de tendencia central
expresada como el valor de un conjunto de datos ordenados que
divide el conjunto en dos mitades, una superior y otra inferior
con igual número de valores de datos en cada
mitad.

Adaptado de: Last,
1989.

MDMA

Ver: Éxtasis o
MDMA

Medidas de evaluación de
proceso.
Mediciones correspondientes a la
participación, "dosis", recursos humanos, cobertura
alcanzada, tiempo dedicado a la aplicación, y otros
factores relacionados con la implementación de la
intervención.

Basado en: CSAP, 2001a; y EMCDDA,
1998.

Medidas de resultado (Outcome
measures).
Medición del efecto o resultados de las
intervenciones o servicios proporcionados a una población
definida. Entre estas medidas se incluyen la satisfacción
y la percepción de los usuarios o beneficiarios, la
calidad de vida y el estatus funcional de esta población
destinataria, así como mediciones objetivas de salud,
adaptación, consumo de sustancias psicoactivas, actitudes
sobre el consumo de drogas, mortalidad y morbilidad relacionadas
con el uso de drogas, etc.

Basado en: CSAP, 2001a; y EMCDDA,
1998.

Medidas de tendencia central.
Término general que engloba diversas
características de la distribución de una serie de
valores o mediciones, en la mitad de la serie o en sus
cercanías. Las principales medidas de tendencia central
son la Media, la Mediana y la Moda.

Tomado de: Last,
1989.

Medidas Pre y Post Test: Pre-Test y
Pos-Test.
En los diseños de investigación,
describe la recogida de mediciones antes y después de la
intervención para evaluar sus efectos.

Adaptado de: CSAP,
2001a.

Ver: Experimento auténtico
con pretest-postest.

Medidas para el control del abandono del
programa (Attrition measures).
Actuaciones
desarrolladas para tratar de minimizar el impacto que sobre
el análisis de los resultados de los programas preventivos
tienen los participantes que abandonan el mismo. El abandono del
programa afecta a la validez interna, a la validez externa y a la
comparabilidad de las intervenciones. Estas medidas permiten
controlar el efecto que el abandono tiene en los resultados del
programa, dado que incluyen el posterior seguimiento de quienes
abandonaron la intervención, y así realizar las
mediciones establecidas en el protocolo.

Adaptado de: CSAP,
2001a.

Ver: Abandono del
experimento.

Mejora Continua de la Calidad
(Continuous Quality Improvement. CQI).
Una
característica esencial de la mejora continua
es que tiene por objeto mejorar la calidad de las intervenciones.
Según AENOR (2000), la mejora de la calidad es una parte
de la gestión de la calidad orientada a aumentar la
capacidad de cumplir con los requisitos de la calidad.

Estos requisitos pueden estar relacionados
con cualquier aspecto tal como la eficacia, la eficiencia o la
trazabilidad. La mejora continua es una actividad recurrente para
aumentar la capacidad para cumplir los requisitos.

Aplicado a los programas de
prevención, la mejora continua de la calidad será
la actividad de evaluación y retroalimentación,
repetitiva y periódica, destinada a aumentar la capacidad
de tales programas para alcanzar objetivos de prevención
(eficacia), para optimizar el aprovechamiento de los recursos
(eficiencia) o para reconstruir la historia, aplicación o
localización de todos los elementos del programa que deben
estar bajo control (trazabilidad). La mejora continua constituye
uno de los principios básicos para alcanzar la Calidad
Total, existiendo una técnica de mejora continua, conocida
con el nombre de Ciclo de Deming, cuyos cuatro puntos
básicos son los siguientes: planear lo que se desea
conseguir y cómo hacerlo; realizar los objetivos
propuestos; observar los resultados; y estudiar en base a los
datos obtenidos para poder predecir.

Tomando como base el Ciclo de Deming se ha
difundido una pequeña variante que recibe el nombre de
PDCA (Plan, Do, Check, Act) y cuyo significado es:

– Planificar (Plan): Decidiendo los
objetivos de prevención y estableciendo los métodos
más adecuados que permitan obtener dichos
objetivos.

– Realizar (Do): Efectuando la oportuna
formación y adiestramiento de los agentes
preventivos.

– Comprobar (Check): Realizando la
correspondiente comprobación de los resultados en
función de los objetivos planeados. Si éstos no han
sido obtenidos, debe comenzarse de nuevo el ciclo.

– Actuar (Act): Llevando a cabo las
acciones correctoras necesarias.

Una vez terminado el ciclo, es necesario
verificar nuevamente todo le proceso para comprobar que las
acciones correctoras han funcionado.

Adaptado de: AENOR, 2000; y de
Domingo y Arranz, 1997.

Meta de la intervención.
Resultado o cambio global, específico, medible y
claramente definido, que puede ser razonablemente esperado al
final de una intervención metódicamente
seleccionada y planificada.

Tomado de: CSAP, 2001
b.

Metaanálisis. Proceso
sistemático de utilizar métodos estadísticos
para combinar, evaluar y recuperar los resultados de los
conjuntos de datos procedentes de diferentes estudios.

En ciencias biomédicas y sociales es
la valoración sistemática, organizada y
estructurada de un problema de interés, mediante el uso de
información obtenida a partir de un cierto número
de estudios independientes entre sí acerca de ese problema
o acerca de cómo disminuir dicho problema eficazmente. Una
aplicación frecuente es la recopilación de
resultados procedentes de diversos ensayos controlados, con
muestras pequeñas, cuyos resultados no alcanzan
significación estadística por sí mismos,
pero que sí lo alcanzan cuando se toman los datos en
conjunto. El metaanálisis posee un componente cualitativo,
es decir, la aplicación de unos criterios de calidad
predeterminados y otro componente cuantitativo, que es la
integración de la información numérica. El
metaanálisis conlleva un riesgo de diversos sesgos e
incluye aspectos de la revisión conjunta (overview) y del
conjuntado (pooling) de datos, pero es más completo que
cualquiera de ambos.

El pooling es un método de
estimación puntual de observaciones sobre un mismo hecho
realizadas en varias ocasiones, pero en iguales condiciones; en
este método cada estrato es ponderado con el fin de
reforzar la precisión del resultado final, dando a cada
estrato un peso inversamente proporcional a la varianza de cada
uno de sus valores específicos.

El término overview se aplica al
metaanálisis de los resultados de estudios que se han
realizado sobre problemas similares o que podrían ser
consecuencia de los mismos factores de riesgo y de una
evolución etiológica paralela, por ejemplo, la
revisión de un conjunto de estudios sobre
prevención de accidentes de tráfico relacionados
con el uso del alcohol u otras drogas.

Los objetivos principales de un
metaanálisis son: revisar de forma crítica los
estudios publicados,

investigar la relación existente
entre dos variables que pueden mantener relaciones de causalidad,
y aumentar la precisión de las estimaciones del efecto que
se estudia.

Basado en: Last, 1989; y Rubio
Cebrián, 1995.

Método. Conjunto de
procedimientos que se siguen en una investigación o
programa de intervención y que trata del modo de
desarrollo en que se organizan los distintos pasos o fases de
dicha intervención.

Adaptado de: Rubio Cebrián,
1995.

Método de estimación.
En estadística, función para calcular los valores
de un parámetro de la población a partir de los
datos observados en una muestra representativa.

Tomado de: Last,
1989.

Método de recogida de datos.
Es el procedimiento, la fuente y el formato de la
obtención de los datos para llevar a cabo un estudio.
Posibles métodos son: registros y archivos,
observación, encuestas y entrevistas. En muchas ocasiones,
se utiliza una combinación de diversos
procedimientos.

Adaptado de: Alvira Martín,
2000.

Metodología. Ciencia que
estudia los métodos o procedimientos utilizados para
alcanzar unos fines concretos. No debe confundirse con
"método", aunque, erróneamente la palabra
metodología" se emplea frecuentemente en lugar de
"método".

Tomado de: Last,
1989.

Ver:
Método.

Modelado. Proceso de aprendizaje por
observación en el que la conducta de un individuo o de un
grupo actúa como modelo en algún aspecto
(conductual, actitudinal, cognitivo, etc.) para otras personas.
El aprendizaje por modelamiento o modelado es uno de los
conceptos centrales de la teoría del aprendizaje
socio-cognitivo propuesto por Bandura, que señaló
que no todos los aprendizajes son resultado de la experiencia
directa sino que las personas también pueden aprender de
modo vicario observando la conducta de los demás. Desde
una persona nace, la familia desempeña un importante
función de modelado, ya que los adultos sirven de modelo
para llevar a cabo un buen número de conductas (destrezas
motoras, hábitos de higiene, etc.) y para
adoptar algunas actitudes o pensamientos en relación
a las cosas que nos rodean, incluyendo las
drogas.

Como técnica de intervención
psicológica, el procedimiento básico del modelado
consiste en exponer al sujeto ante uno o más individuos
presentes o filmados que exhiben los comportamientos adecuados
que deberán ser adoptados. Para que se produzca el
modelado es necesario que el observador preste atención al
modelo, recuerde las pautas de conducta, posea las habilidades
para ejecutarlas y esté motivado para llevarlas a cabo.
Diferentes factores pueden influir en la adquisición de la
conducta: la atención, los pensamientos, las creencias, la
similitud entre el observador y el modelo, etc. Otro aspecto
fundamental para que el observador adquiera o no la conducta son
las consecuencias que se deriven de la actuación del
modelo. Si a la conducta del modelo le siguen consecuencias
positivas (reforzamiento positivo) es más probable que el
observador lleve a acabo y repita la conducta, que si a la
conducta del modelo le siguen consecuencias negativas
(castigo).

Adapatado de: Cruzado, 1995;
Olivares y Méndez, 1998

Ver: Reforzamiento; Modelo del
aprendizaje social.

Modelo. Representación
abstracta de las relaciones entre los componentes lógicos,
analíticos o empíricos de un sistema. Se trata de
una expresión formalizada de una teoría o
situación causal que se considera que ha generado los
datos observados.

En epidemiología, se empezaron a
utilizar modelos cuando se trató de predecir el comienzo y
el curso de las epidemias, por ejemplo, William Farr con las
epidemias de viruela entre 1.830 y 1.840, cuyas curvas de
frecuencia permitían estimar el número de
fallecimientos que cabría esperar. El desarrollo de
modelos en el ámbito de la prevención del abuso de
drogas se inició a mediados del S. XX con la finalidad de
encontrar enfoques de intervención capaces de responder a
las finalidades preventivas.

Basado en: Last,
1989.

Modelo evolutivo de Kandel. El
modelo evolutivo de Kandel (1975) propone que el consumo de
drogas sigue unos pasos secuenciales, donde se comienza por unas
primeras sustancias de iniciación (drogas legales) que
sirven de elemento de facilitador para el posterior consumo de
otras sustancias, especialmente marihuana en un segundo paso, y
finalmente, de drogas ilegales. La idea básica que plantea
es que el consumo de drogas ilegales (marihuana, cocaína,
heroína, etc) se produce de modo secuencial o evolutivo,
partiendo del consumo de las drogas legales (alcohol y
tabaco).

Kandel basó su propuesta en
conceptos y procesos de la teoría de la
socialización y del aprendizaje social, considerando a la
familia y al grupo de iguales como dos de las
influencias

básicas que se relacionan con el
consumo (o no consumo) de drogas ilegales.

Tomado de: Becoña,
2002.

Modelo de Acción Razonada. La
teoría de la Acción Razonada (Ajzen y Fishbein,
1980) se fundamenta en la asunción de que las personas
normalmente son bastante racionales y hacen un uso
sistemático de la información de que disponen. De
este modo, la mayoría de las acciones que tienen
relevancia social están bajo el control de la voluntad y,
consiguientemente, la intención de ejecutarlas (o no
ejecutarlas) es el determinante inmediato de la
acción.

Por otro lado, la intención de la
persona está en función de dos determinantes
básicos.

El primero, de naturaleza personal, puede
denominarse "actitud hacia la conducta" y se refiere a la
evaluación positiva o negativa que la persona hace de la
ejecución de esa conducta. El segundo, de carácter
más social, se refiere a la presión social que
recibe el individuo para ejecutar o no ejecutar la conducta en
cuestión. En general los individuos intentan ejecutar una
conducta cuando la evalúan positivamente y cuando creen
que otras personas importantes para él la llevarían
a cabo.

De acuerdo a esta teoría, las
actitudes están en función de las creencias, de
forma que una persona que cree que una conducta tendrá
consecuencias positivas mantendrá una actitud positiva
hacia su ejecución, mientras que si piensa que las
consecuencias serán negativas, tendrá una actitud
negativa hacia dicha conducta. Estas creencias que subyacen a las
actitudes de una persona hacia determinadas conductas se
denominan "creencias conductuales". Por el contrario, las
creencias acerca de lo que otras personas consideran que
debería o no debería hacer se denominan "creencias
normativas" y sirven de base a las normas subjetivas de los
individuos.

Bajo su formulación inicial, la
teoría de la Acción Razonada es útil para
explicar conductas que están totalmente bajo el control
del sujeto. Sin embargo, muchas de las conductas escapan en
alguna medida a tal control, situándose en algún
punto del continuo que va desde el control absoluto (cuando puede
ejecutarla a voluntad) a la falta de control total (cuando la
ejecución de la conducta requiere oportunidades, recursos
o habilidades que no están disponibles para el
sujeto).

Para superar estas dificultades, Ajzen
añadió el concepto de "control de conducta
percibido" al modelo original propuesto por Ajzen y Fishbein,
formulado su teoría de la Acción Planeada (Ajzen,
1988). De esta forma, la intención de conducta puede verse
determinada, no sólo por la actitud y las normas
sujetivas, sino también por el control de conducta
percibido. Además, este control de conducta puede incluso
determinar la conducta más allá incluso de la
intención del propio individuo (por Ej., una adolescente
puede consumir drogas si se ve presionado a ello aunque sus
actitudes hacia estas sustancias sean negativas y aunque
considere que no es correcto consumirlas, siempre que piense que
rechazarlas es una conducta que escapa a su control debido, por
ejemplo, a las reacciones negativas que anticipa en los
demás).

Adaptado de: Alonso, Bayón et
al., 2001.

Modelo de Desarrollo Social. El
modelo del desarrollo social, elaborado por Catalano y Hawkins
(1996) a partir de formulaciones anteriores (Hawkins y Weis,
1985), es una teoría general de la conducta humana cuyo
objetivo es explicar la conducta antisocial (que incluye conducta
violenta, consumo de drogas, etc.) a través de la
especificación de relaciones predictivas del desarrollo,
dando gran relevancia a los factores de riesgo y
protección.

Las asunciones principales de este modelo
son que, en primer lugar, los seres humanos son buscadores de
satisfacción y que las personas se implican en unas
conductas u otras en función de la satisfacción que
esperan obtener de ellas. En segundo lugar, considera que existe
un consenso normativo en la sociedad, o lo que es lo mismo, unas
"reglas del juego".

El modelo del desarrollo social hipotetiza
que el niño aprende los patrones de conducta, ya sean
prosociales o antisociales, de los agentes de
socialización como son la familia, la escuela, el grupo
religioso, otras instituciones comunitarias y el grupo de
iguales. De este modo, los niños son socializados a
través de un proceso que implica cuatro
constructos:

a) oportunidades percibidas para implicarse
en actividades e interacciones con otros, b) grado de
implicación e interacción, c) habilidades para
participar en estas implicaciones e interacciones y d) el
reforzamiento que ellos perciben como próximo desde la
ejecución en las actividades e interacciones. De este
modo, cuando el proceso de socialización es consistente se
desarrolla un vínculo social entre el individuo y el
agente de socialización. Cuando este vínculo
está fuertemente establecido tiene el poder de afectar a
la conducta independientemente, estableciendo un control informal
sobre la conducta futura y, en consecuencia, tiene la posibilidad
de inhibir las conductas desviadas a partir de una conformidad
con las normas y valores de la unidad socializante.

El modelo del desarrollo social establece
dos posibles vías: una que lleva a la conducta prosocial y
otra que lleva a la conducta antisocial. Si predominan las
influencias prosociales, resulta la conducta prosocial y si
predominan las influencias antisociales, resulta la conducta
antisocial. En este proceso, que lleva a una u otra, hay una
serie de pasos.

Así, para la conducta prosocial, el
primer paso está constituido por las oportunidades
percibidas para participar en el orden prosocial. Si dispone de
tales oportunidades es más probable que se implique en
ellas (segundo paso). Una vez implicado, puede recibir refuerzos
por tales conductas e interacciones prosociales (tercer paso) lo
cual le llevará al establecimiento de relaciones de apoyo
y de compromiso con otras personas prosociales y otras
actividades prosociales (cuarto paso). Todo ello permitirá
desarrollar en el individuo la creencia en la validez moral de
las reglas de conducta de la sociedad (quinto paso), las cuales
-una vez internalizadas- delimitarán su
conducta.

Puesto que -como hemos visto- el
reforzamiento percibido desempeña un papel de gran
importancia en este proceso, todos los factores que mejoran el
reforzamiento y su percepción

pueden favorecer el proceso de
interacción prosocial. Estos factores incluyen la
habilidad de identificar, expresar y manejar sentimientos, el
control de los impulsos, las habilidades de afrontamiento del
estrés, saber leer e interpretar los indicios sociales,
solucionar problemas y tomar decisiones, conocer las normas de
conducta, saber comunicarse o ejecutar adecuadamente tareas como
el trabajo académico.

Del mismo modo, en la vía que lleva
a la conducta antisocial, los pasos son semejantes pero inversos
a los anteriores: si el individuo percibe muchas oportunidades
para la interacción antisocial, se implica en ellas y
recibe refuerzos por ello, establecerá apegos y
compromisos antisociales que le llevarán a internalizar
una aprobación normativa de la conducta
antisocial.

Este modelo da también una gran
importancia al proceso de desarrollo, ya que es muy importante el
proceso de socialización y el contexto en que se produce.
Además, hay evidencia de que la conducta pasada afecta a
las futuras actitudes y conductas y de que tal desarrollo de la
conducta en parte tiene lugar a través de interacciones
sociales a lo largo del tiempo. Por ello especifica cuatro
submodelos definidos por los cambios que se producen en los
ambientes sociales y que incluyen la etapa preescolar, la escuela
elemental, la escuela media y la escuela secundaria. Cada una de
estas etapas implica cambios en la influencia de la familia, la
escuela y los iguales, y el ajuste a contextos sociales
cambiantes durante la adolescencia y la edad adulta puede
modificar el curso de la conducta prosocial o
antisocial.

De acuerdo con este modelo, los autores
señalan que es posible intervenir en cada uno de los pasos
mencionados, auque ello exige actuaciones complejas. Por ello,
consideran que cada uno de los elementos causales en el proceso
de desarrollo social es un elemento potencial de
intervención, que es preciso realizar intervenciones
múltiples ya que hay múltiples caminos directos e
indirectos que llevan a la conducta antisocial, que
–teniendo en cuenta la importancia de los vínculos
previos- es necesario intervenir tempranamente, que las
intervenciones deben ser adecuadas a cada etapa del desarrollo y
que las transiciones de una etapa a otra pueden tener una enorme
influencia en los procesos causales de la conducta prosocial o
antisocial.

Adaptado de: Becoña,
1999.

Modelo de Habilidades Generales. Es
uno de los modelos más recientes y que han generado
una mayor cantidad de trabajos en prevención del
consumo de drogas. Este modelo parte de que es necesario entrenar
a los jóvenes, no sólo en habilidades para rechazar
las ofertas de drogas, sino también en otras habilidades
de carácter general. Se basa en la multicausalidad del
inicio del consumo de cualquier sustancia y, en consecuencia,
tratan de cubrir distintas áreas que pueden ser
deficitarias en los adolescentes con el fin de que puedan hacer
frente a la tentación de usar cualquier sustancia como
forma de compensar tales deficiencias.

Quizá el programa más
representativo del modelo de habilidades generales es el
denominado

"Life Skills Training" (Entrenamiento en
habilidades para la vida, LST) elaborado por Botvin y col., el
cual ha mostrado excelentes resultados en diversos estudios de
evaluación.

Está constituido por 12 unidades que
se aplican en 15 sesiones (con 10 sesiones más de recuerdo
en el segundo año y 5 sesiones en el tercero) y su
objetivo es facilitar el desarrollo personal y de habilidades
sociales, haciendo énfasis en el desarrollo de habilidades
para manejar las influencias sociales para fumar, beber o usar
drogas. Enseña a los escolares habilidades
cognitivo-conductuales para aumentar la autoestima, resistir la
presión publicitaria, manejar situaciones generadoras de
ansiedad, comunicarse de forma efectiva, mantener relaciones
personales y tener una asertividad adecuada.

Estas habilidades se enseñan
utilizando técnicas como la demostración, el ensayo
conductual, el feedback con refuerzo y tareas para
practicar fuera del contexto de las clases.

Además de los objetivos citados, el
programa imparte conocimientos sobre tabaco, alcohol y otras
drogas (centrándose especialmente en las consecuencias
negativa inmediatas, la disminución de la aceptabilidad
social de los usuarios de sustancias y la prevalencia actual del
consumo entre jóvenes y adultos), y enseña
habilidades para problemas específicos como, por ejemplo,
cómo aplicar las habilidades asertivas generales a
situaciones concretas en que pueden recibir presiones para
consumir drogas.

Adaptado de: Becoña,
1999.

Ver: Habilidades para la vida;
Entrenamiento en habilidades para la vida.

Modelo de Pseudomadurez o Desarrollo
Precoz.
Esta teoría elaborada por Newcomb (1996)
afirma que durante la adolescencia, las personas tienen
dificultades para ejecutar roles adultos en diversas esferas de
la vida. La asunción básica es que llevar a cabo
actividades prematuras e implicarse en responsabilidades
típicamente adultas en una temprana edad durante la
adolescencia, interfiere con la adquisición de habilidades
psicosociales necesarias para el éxito posterior en esos
roles cuando sea adulto.

Dentro de esta teoría se considera
que hay dos etapas que tienen gran importancia: la
transición de la infancia a la adolescencia (cuando
aparece la pubertad) y la transición de la adolescencia a
la adultez temprana, cuando se producen eventos vitales
importantes como el matrimonio o encontrar empleo. Especialmente
importante es la pubertad.

Según esta teoría, si bien
hay un preludio biológico y hormonal de la adultez,
raramente hay una preparación psicosocial paralela. Por
ejemplo, ha sido ampliamente estudiada la relación entre
la primera relación sexual en la adolescencia y las
dificultades posteriores encontradas a nivel escolar, de roles,
etc. Según este planteamiento, cuando más temprana
es la transición hacia conductas típicamente
adultas en las primeras etapas de la adolescencia, mayores
problemas encontrarán estas personas con esos roles en su
vida adulta. Ello puede ser específico para un tipo
concreto de acontecimientos de transición (por Ej., la
menor edad de iniciación al consumo de drogas
estará únicamente asociado a mayores problemas con
el abuso de drogas cuando sea adulto) o puede generalizarse a
través de varios tipos de acontecimientos de
transición surgiendo problemas en otras
áreas de la vida adulta.

Por otro lado, parece que ciertas conductas
pseudomaduras tienen claras consecuencias adversas en la vida
adulta, mientras que otras son positivas. Entre las negativas
tendríamos la iniciación al consumo de drogas y las
conductas desviadas.

Cuando se combina la temprana edad de
autonomía financiera, la vida independiente y las
relaciones íntimas junto con la iniciación temprana
al uso de drogas y las actividades desviadas, un gran
número de consecuencias adversas aparecen luego en la vida
adulta. Por el contrario, cuando estas conductas aparecen
independientes y aparte de otras conductas pseudomaduras, tienen
un efecto beneficioso sobre la conducta posterior.

Del mismo modo, cuanto mayor es la edad de
transición adulta, menos ansiedad tendrá la persona
en su vida adulta. Igualmente tener una mayor edad puberal tiene
efectos positivos porque permite más tiempo para el
desarrollo psicológico, adquiere mayores habilidades para
la vida y está aliviado de las confusiones e imperativos
biológicos y hormonales.

En consecuencia, de acuerdo a este modelo
explicativo, la edad y los procesos de
socialización son elementos esenciales para
explicar el resultado final, de manera que la precocidad es un
elemento habitualmente negativo para la estabilidad emocional y
una fuente de problemas conductuales en el futuro.

Adaptado de: Becoña,
1999.

Modelo de Salud Pública. El
modelo de salud pública, derivado del modelo de
enfermedades trasmisibles, parte de la
consideración de tres elementos: el huésped, el
agente y el ambiente. Basándose en la epidemiología
subraya que los problemas surgen de las relaciones
recíprocas y las interacciones entre esos tres elementos.
En el caso del consumo de drogas, el agente es la sustancia, el
huésped es el consumidor y el ambiente es el contexto
social y físico en que se produce el consumo, siendo este
ambiente especialmente importante de cara a la
prevención.

Sin embargo la epidemiología del
abuso de drogas es más complicada que la
epidemiología de las enfermedades trasmisibles. Por ello,
el concepto de agente es ampliado más allá de la
droga e incluye otros factores causales. Por ejemplo, los
partidarios del modelo de salud pública han obtenido
algunos éxitos importantes en relación a los
agentes legales, al introducir mensajes de advertencia en el
etiquetado del tabaco o las bebidas
alcohólicas.

El "huésped" ha sido también
ampliado y a menudo se incluye como parte de este factor a los
iguales u otros grupos. A partir de la constatación de que
la información por sí misma no es suficiente para
cambiar la conducta, la acciones para influir en el
"huésped" y en su grupo de iguales emplean una
combinación de información y de desarrollo de
competencias que incluyen estrategias de solución de
problemas y toma de decisiones, incremento de la auto-eficacia,
control del estrés, habilidades sociales y establecimiento
de relaciones entre la salud y el consumo de tabaco, alcohol y
otras drogas. El término "ambiente" no ha cambiado pero la
investigación ha permitido ampliar su significado y
hacerlo más comprensivo. Desde este modelo, el ambiente
incluye la escuela, la familia, el barrio y la comunidad,
así como el ambiente social y cultural en sentido amplio
que es influenciado por la legislación, los precios, la
publicidad y la representación en los medios
de comunicación del tabaco, el alcohol y otras
drogas.

El modelo de salud pública defiende
que es necesario trabajar simultáneamente sobre estos tres
factores para realizar una prevención eficaz.

Adaptado de CSAP,
1993.

Ver: Enfoque
ambiental.

Modelo de la Conducta Problema o de
Riesgo.
Según la teoría de la Conducta Problema
(Jessor y Jessor, 1977) el consumo de drogas y otras conductas
problemáticas se explican en base a tres sistemas
básicos interrelacionados: la personalidad, el ambiente y
la conducta. Junto a ellos señala también la
importancia de las variables antecedentes que influyen en los
distintos sistemas y que incluyen tanto variables
sociodemográficas (tales como la educación de los
padres, su ocupación, la religión y la estructura
familiar) como el proceso de socialización (que incluye la
influencia de la ideología de los padres, el clima
familiar, así como la influencia de los iguales y de los
medios de comunicación).

El sistema de personalidad incluye tres
componentes. El primer componente es la estructura
motivacional-instigadora que se relaciona con las fuerzas
que motivan la acción y con las metas que persiguen las
personas (entre ellas, es especialmente relevante el valor que
las personas confieren a los logros académicos, a la
independencia y al afecto de los iguales, así como las
expectativas en relación a estos factores). El segundo
componente es la estructura de creencias personales se refiere a
los controles cognitivos que se ponen en movimiento contra el
desencadenamiento de conductas problema (incluye variables como
la crítica social, la alienación, la autoestima o
el lugar de control).

Por último, el tercer componente es
la estructura de control personal o nivel de control que mantiene
la persona para no llevar a cabo conductas no normativas y que
incluye tres variables: la tolerancia actitudinal a la
desviación, la religiosidad y la discrepancia entre las
ventajas y los inconvenientes atribuidos a la conducta
problemática.

Junto al sistema de personalidad, influye
también en la conducta problemática el sistema del
ambiente percibido, término que subraya la importancia, no
de las características físicas u objetivas del
ambiente en que se desenvuelve el individuo, sino de la forma en
que éste lo percibe y lo interpreta. Naturalmente, no
todos los elementos ambientales tienen la misma capacidad de
influencia, de manera que podemos distinguir entre las variables
proximales (por Ej., presencia de consumo de drogas en el entorno
inmediato) y las dístales (por Ej., tolerancia cultural al
consumo de determinadas sustancias).

Por último, en el sistema de
conducta, los autores diferencian entre la conducta problema, es
decir, aquella que es definida como no deseable por la sociedad
convencional (por Ej., el consumo de drogas) y la conducta
convencional, es decir, aquella que la sociedad aprueba (por Ej.,
el interés por las tareas escolares).

A partir de esta teoría, Jessor
(1992) ha propuesto un modelo psicosocial para la
explicación de la conducta de riesgo en adolescentes, en
la cual se subraya la importancia de la propia conducta como
factor de riesgo. El término "conducta de riesgo" se
refiere a cualquier conducta que pueda comprometer el desarrollo
personal y la adaptación social durante la adolescencia.
Tal como señala este autor, las conductas de riesgo pueden
poner en peligro la normal realización del desarrollo, el
cumplimiento de los papeles socialmente esperados, la
adquisición de habilidades esenciales, el logro de un
sentido de competencia y una adecuada preparación para el
tránsito a las siguientes etapas evolutivas: la juventud y
la edad adulta. El abuso de sustancias, el abandono de la
escuela, las relaciones sexuales sin protección, conducir
bajo los efectos del alcohol o implicarse en acciones violentas
son algunos ejemplos de este tipo de conductas.

Generalmente las conductas
problemáticas de los adolescentes están
interrelacionadas, de manera que parecen existir patrones
organizados de conducta de riesgo, los cuales podrían
constituir para algunos adolescentes un estilo de
vida.

Desde este modelo psicosocial, la red
causal que puede explicar la conducta de riesgo en los
adolescentes debe estar constituida por cinco dominios, cada uno
de los cuales incluyen factores de riesgo y de protección:
los factores biológicos y genéticos (que incluye
factores de riesgo, por Ej., una historia familiar de alcoholismo
y factores de protección, por Ej., la alta inteligencia),
el entorno social (con factores de riesgo como la pobreza, la
desigualdad racial y con factores de protección como las
escuelas de calidad o la cohesión familiar), el entorno
percibido (que incluye factores de riesgo como disponer de
modelos de conducta desviada y factores de protección como
modelos de conducta convencional o fuertes controles de la
conducta desviada), la personalidad (con factores de riesgo como
la baja autoestima y de protección como la
valoración de la salud) y la conducta (con
factores de riesgo como la pobre ejecución escolar y de
protección como la asistencia a la iglesia o la
implicación en la escuela).

Una de las aportaciones más
interesantes de este modelo explicativo es que, junto a los
factores de riesgo, considera también los factores de
protección que se asocian a cada dominio y pueden atenuar
la acción de aquellos, permitiéndonos explicar por
qué algunos adolescentes situados en altos niveles de
riesgo no llegan a implicarse en conductas de este tipo o las
abandonan antes de que lleguen a causar problemas
graves.

Adaptado de: Alonso, Bayón et
al., 2001.

Ver: Factores de riesgo; Factores de
protección; Resiliencia.

Modelo del aprendizaje social o
sociocognitivo.
Modelo teórico propuesto por Bandura a
finales de los años setenta a partir del supuesto de que
los humanos son seres cognitivos –procesadores activos de
información- y que, a diferencia de otros animales, pueden
pensar acerca de las relaciones entre su comportamiento y las
consecuencias del mismo. El aprendizaje social se basa en dos
supuestos fundamentales:

– Las personas aprenden gran parte de su
conducta y conocimientos observando el comportamiento de otros
individuos (modelos) y las consecuencias que
experimentan.

– Las expectativas, creencias,
auto-percepciones e intenciones de las personas influyen de
manera notable en su comportamiento.

Numerosos análisis explicativos del
desarrollo de comportamientos problemáticos como el abuso
de drogas se basan total o parcialmente en el modelo del
aprendizaje social que, además de la influencia de la
familia y el grupo de iguales, toma en consideración otros
importantes factores como la personalidad, la disponibilidad de
sustancias o la auto-eficacia.

Adaptado de: Bandura, 1982;
Graña, 1994; Shaffer, 2002.

Ver:
Auto-eficacia.

Modelo de Promoción de la
Salud.
Este modelo, adoptado por la Organización
Mundial de la Salud en 1986, considera que los estilos de vida de
los distintos grupos sociales pueden mejorar si se crean o
fomentan las condiciones necesarias para que las personas puedan
incrementar el control y mejorar los factores que condicionan e
influyen en su salud y en su calidad de vida. El modelo considera
la salud como un recurso para la vida diaria y no el objetivo
final de la vida.

Desde el punto de vista de la acción
política, el Modelo de Promoción de la Salud
postula cinco áreas de acción prioritarias: a)
establecer una política pública saludable; b) crear
entornos que apoyen la salud; c) fortalecer la acción
comunitaria para la salud; d) desarrollar las habilidades
personales; y e) reorientar los servicios sanitarios.

La formulación del modelo se deriva
del conjunto de resultados proporcionados por estudios
epidemiológicos poblacionales (longitudinales y
transversales), estudios sociales prospectivos, y diseños
experimentales sobre eficacia de intervenciones para el cambio de
estilos de vida y de actitudes, así como la
evaluación del impacto de políticas basadas en los
principios del modelo y desarrolladas en distintos contextos
culturales. Permite el manejo de distintas variables
poblacionales como: Indicadores ambientales. Entre ellos, los
económicos, físicos, o de calidad de los servicios
socio-sanitarios. Valorando las dimensiones de: acceso y equidad.
Indicadores conductuales. Entre ellos, la identificación
normativa o conformidad social con las normas relacionadas con
las drogas, consumo de los iguales, capacidad de afrontamiento y
rechazo al consumo de drogas, estilos de vida, utilización
de recursos socio-sanitarios, etc. Valorando las dimensiones de:
frecuencia, persistencia, rapidez, calidad, y alcance.
Indicadores vitales. Entre ellos, la discapacidad, el bienestar
percibido, la salud objetiva, la salud percibida, morbilidad,
mortalidad, esperanza de vida al nacer, factores de riesgo
psicológico, factores de riesgo relacionados con el abuso
de drogas, etc. Valorando las dimensiones de:
distribución, duración, incidencia, intensidad,
prevalencia. Indicadores sociales. Entre ellos, variables
socio-demográficas, absentismo escolar / laboral,
violencia social / familiar / escolar, representación
social de las drogas, desempleo, accidentes de tráfico
relacionados con el uso de alcohol u otras drogas, desarraigo
social, etc. Valorando las dimensiones de: distribución,
duración, nivel funcional, incidencia,
intensidad, esperanza de vida, prevalencia, tasa de
incidencia.

La aplicación de este modelo implica
la promoción de la responsabilidad social, el
incremento de las inversiones y la dotación
de infraestructuras adecuadas.

Basado en: WHO, 1984; WHO 1986;
Green y Kreuter, 1991; y OMS, 1999.

Modelo Lógico (Logic Model).
Imagen o descripción gráfica de un programa o
actividad que muestra las partes de los componentes del programa
y las relaciones plausibles entre dichos componentes.

Adaptado de: CSAP,
2001a.

Modelo matemático.
Representación de un sistema, proceso o relación en
una forma matemática en la que se utilizan ecuaciones para
simular el comportamiento del sistema o proceso en estudio. El
modelo consta habitualmente de dos partes: la estructura
matemática en sí, por ejemplo, la ley de cuadrados
inversos de Newton o la ley "normal" de Gauss, y las constantes o
parámetros especiales relacionados con aquella, tales como
la constante gravitatoria de Newton o la desviación
estándar gaussiana.

Un modelo matemático es determinante
si las relaciones entre las variables que intervienen toman
valores en los que no puede intervenir el azar. Se dice que un
modelo es estadístico, estocástico o aleatorio, si
se permite que intervengan variaciones al azar.

Tomado de: Last,
1989.

Ver: Modelo.

Modelo Social Ecológico. Este
modelo establece que las interacciones de un adolescente con su
ambiente social, escolar y familiar, ejercen una influencia
determinante en el abuso de sustancias y en otras conductas
antisociales. Este modelo también enfatiza la importancia
de aumentar las oportunidades dentro del ambiente social para que
los jóvenes desarrollen su competencia social y su
auto-eficacia.

Tomado de: CSAP,
2001a.

Modelo de Socialización
Primaria.
La teoría de la socialización
primaria ha sido formulada por Oetting y colaboradores y su
premisa fundamental es que, aunque la base biológica de la
conducta humana es incuestionable, esta conducta humana es
esencialmente aprendida o tiene componentes esenciales que son
aprendidos. Las conductas sociales desviadas, tales como el uso
de drogas, el crimen y la violencia, están también
entre las conductas sociales aprendidas. Por lo tanto, la
desviación no es simplemente una situación
defectuosa que ocurre cuando hay una ruptura en los
vínculos y normas prosociales, sino que tanto las normas
prosociales como las desviadas son activamente aprendidas en el
proceso de socialización primaria (Oetting y Donnermeyer,
1998).

Para estos autores la socialización
es el proceso por el que se aprenden normas y conductas
sociales y ello se realiza a través de la familia,
la escuela y el grupo de iguales, de manera que es la
interacción entre el individuo y estas fuentes de
socialización primaria la que determina las conductas
normativas o desviadas del individuo.

La familia es el primer elemento de
socialización primaria para el niño, por lo que, si
hay problemas en ella (conducta delictiva, consumo de drogas,
conflictos, agresiones, etc.), se incrementa la probabilidad de
consumo posterior de drogas por parte del niño o
adolescente.

La escuela también es considerada
como un elemento de socialización primaria y sus
características también pueden contribuir o no al
aprendizaje de normas prosociales (tamaño

de la escuela, disciplina, carencia de
recursos, prejuicios, etc.).

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