INTRODUCCIÓN
En el presente análisis, primeramente, se explica
el término de la globalización la cual consiste, en
que circulen libremente por todo el mundo cinco cosas, las mismas
para todos: información, mercancías, capitales,
tecnologías y personas. Es en definitiva, la nueva fase
del desarrollo capitalista que llamamos "el sistema capitalista
globalizado de libre mercado".
Por otro lado la preocupación e interés
existente en nuestra sociedad por estos temas, que dice que "el
capitalismo no es el estado natural de la humanidad; por el
contrario, es un producto del ingenio humano acumulativo, una
construcción social y, como tal, quizá el invento
colectivo más brillante de toda la historia", para
añadir más adelante que "la aspiración al
bienestar material, aquí y ahora, ha resultado ser
más poderosa (por no decir más veraz) que las
promesas del comunismo o de la religión, que aplazan la
gratificación aun radiante futuro indeterminado o a la
otra vida".
Pero como cualquier obra humana, tampoco el capitalismo
en su fase de globalizaciones perfecto, siendo una de sus mayores
deficiencias el hecho de que ha ensanchado las diferencias y, por
lo tanto, las desigualdades existentes tanto entre las personas
de un mismo país.
Se explica que el capitalismo está basado en la
libertad de mercado y en la no intervención para no
entorpecer y estorbar la acción de la "mano invisible" que
conduce al desarrollo económico, basándose en la
competencia y en la iniciativa privada.
Debido a las circunstancias por las cual
atraviesa el país se analizan las
problemáticas:
– El crecimiento de la población
mundial
– Gran aumento de la producción y
mala distribución de estos bienes.
– La fabricación de
microprocesadores
Explica ejemplos con referencia al hecho de que Tanzania
tuvo que retirar el año pasado 40 millones de litros de su
leche porque las estanterías tiendas estaban llenas de
leche holandesa, más barata, subvencionada por la
Unión Europea.
Y por ultimo se extiende como un aspirante para la
presidencia de la República proclamando la necesidad de la
implantación de la tasa Tobin, para ganarse el favor de la
creciente influencia de los grupos anti globalización. El
objetivo perseguido con esta tasa es el de frenar la
especulación, además de que serviría para
financiar el desarrollo mundial.
CAPITULO 1
CONCEPTOS
PREVIOS
1.1. Globalización
económica
Es un término que va de la mano de la palabra
integración, de países, regiones, mercados,
economías, costumbres, culturas, etc. Se trata de un
proceso que se observa a nivel mundial.
Hoy en día, este proceso está
acompañado también de disposiciones de orden
político y cultural que conforman en el escenario mundial,
una nueva definición de los papeles que cumplen los
gobiernos, Estados, empresas, organizaciones no
gubernamentales.
Se ha adueñado de los grandes foros de
discusión, de muchas calles y plazas de las ciudades donde
se reúnen, periódicamente, los responsables
financieros del orden mundial. En realidad, dichas
manifestaciones pueden ser frutos amargos del desengaño
que han provocado, en el Primer Mundo, los partidos
políticos, probablemente cada vez más anquilosados
y burocratizados.
La eficiencia económica (la eficacia al menor
coste) se legitima muchos atentados que potencian la
explotación humana y, sobre todo, la infantil. Se fomenta
la explotación comercial y se explotan hasta su
agotamiento ciertos recursos naturales, poniendo en peligro la
sostenibilidad del planeta (las naciones más contaminantes
son precisamente las más reacias a limitar sus emisiones
tóxicas y también las más convencidas
defensoras de la globalización
económica).
La globalización ha dado forma a una nueva era en
la interacción entre naciones, economías y pueblos.
Pero también ha fragmentado los procesos productivos, los
mercados de trabajo, las entidades políticas y las
sociedades.
1.2. Homogeneización normativa y
estatuto empresarial
En las sociedades más industrializadas y
avanzadas del mundo occidental, estas dudas se resolvieron con la
implantación del modelo denominado del "Estado del
Bienestar".
Una de las mejores cosas que le pueden suceder a un
país subdesarrollado es el poder acceder a los mercados
proteccionistas de los países más industrializados.
Pero esta liberalización debe acarrear, paralelamente, una
regulación laboral, fiscal, medioambiental y social, con
reglas transparentes y no vinculadas a un Estado u
organización transnacional concretos.
A nivel supranacional, no se dispone de ningún
contrapeso político y normativo que vigile este proceso de
globalización y corrija, de un modo justo y equitativo,
los peligrosos abusos que puedan derivarse del mismo.
CAPITULO 2
LAS SUPUESTAS
BONDADES DE LA LIBERTAD DEL COMERCIO
2.1. El origen político del
comercio internacional
Las supuestas bondades de la libertad del
comercio Inicia con que cada país era quien determinaba
sus propias políticas en función de sus
necesidades, sin importar los intereses globales. Reinando este
mercantilismo hasta el siglo XVIII Surge el comercio colonial
debido a los intercambios de mercancía impulsada por el
gran desarrollo de la producción y la riqueza
Se plantea que el origen del comercio internacional
está basado en una política con la premisa de la
competitividad.
El comercio internacional no es más que otra
proyección del estado director, queriendo continuar con
que el comercio sea una herramienta útil para la
dominación y actos bélicos entre los países
y ésta es plasmada con tanta indiferencia y neutralidad,
desde los inicios hasta actualidad, en documentos y libros
legales de la economía.
2.2. Las fuentes del movimiento
librecambista
Se sitúa en uno de los puntos de encuentro de dos
corrientes esencialmente diferentes: el liberalismo y el
utilitarismo.
El utilitarismo sólo apoya medidas de
inspiración liberal en la medida en que éstas
pudieran procurar a la comunidad la mayor "utilidad" posible
función de utilidad es toda aquella información
relativa a la satisfacción que el consumidor obtiene de
las diferentes cantidades de bienes y servicios consumidos por
él.
Existe el postulado de la racionalidad, el cual explica
que solamente se requiere que el consumidor sea capaz de
clasificar los bienes y servicios en orden de
preferencia.
Las elecciones del consumidor están completamente
determinadas si tiene una clasificación (y sólo
una) de los productos, de acuerdo con sus
preferencias.
2.3. Fracaso de los viejos y nuevos
modelos
Ya no todos los países participantes en el
comercio salen ganando el intercambio como lo era para el siglo
XIX.
Existen muchas teorías más las cuales
explican la aparición de países nuevos
industrializados.
Todo país dispone de los factores clásicos
de la producción: tierra, trabajo y capital, en las
cantidades propias de su momento y de su
economía.
Como primera teoría esta la del librecambio
total, donde cada país desea especializarse en la
producción que precisa del factor que posee en abundancia
y exportar esa producción. Pero este modelo no funciona
que para cuya fabricación exige el empleo en una gran
proporción.
La liberalización comercial, aunque beneficiosa
para el conjunto del país afectado, provoca crisis en
algunos sectores que requieren la intervención del
Estado.
CAPITULO 3
LAS VIEJAS
TEORÍAS DE DAVID RICARDO
3.1. Los modelos de las ventajas absolutas y
relativas
Fue el economista clásico inglés D.
Ricardo (1772-1823) quien demostró que no sólo en
el caso de que aparezca ventaja absoluta existirá
especialización y comercio internacional entre dos
países. Podrá ocurrir que uno de ellos no posea
ventaja absoluta en la producción de ningún bien,
es decir, que necesite más de todos los factores para
producir todos y cada uno de los bienes y servicios. A pesar de
ello, sucederá que la cantidad necesaria de factores para
producir una unidad de algún bien, en proporción a
la necesaria para producir una unidad de algún otro,
será menor que la correspondiente al país que posee
ventaja absoluta.
En este caso decimos que el país en
el que tal cosa suceda tiene "ventaja comparativa o
relativa" en la producción de aquel bien.
Según D. Ricardo "en un sistema de comercio
absolutamente libre, cada país invertirá
naturalmente su capital y su trabajo en los empleos más
beneficiosos. Esta persecución del provecho individual
está admirablemente relacionada con el bienestar
universal. Distribuye el trabajo en la forma más efectiva
y económica posible al estimular la industria, recompensar
el ingenio y al hacer más eficaz el empleo de las
aptitudes peculiares con que lo ha dotado la naturaleza; al
incrementar la masa general de la producción, difunde el
beneficio por todas las naciones uniéndolas con un mismo
lazo de interés e intercambio común. Es este
principio el que determina que el vino se produzca en Francia y
Portugal, que los cereales se cultiven en América y en
Polonia, y que Inglaterra produzca artículos de
ferretería y otros" (David Ricardo, Principios de
Economía Política y Tributación,
1817).
¿Pero, por qué un país determinado
se especializa en un producto concreto? La respuesta parece
obvia: cada país se especializará en aquellos
productos que pueda producir ventajosamente con respecto a los
demás países.
¿Y qué significa producir ventajosamente?
Adam Smith (1723-1790) respondió a esas preguntas
afirmando que los países se especializarán en
producir aquellos bienes sobre los que tengan una ventaja
absoluta, es decir, que sean capaces de producir el mismo
número de bienes aplicando menor cantidad de trabajo. Su
discípulo David Ricardo dio un paso más:
demostró que todos los países se pueden beneficiar
especializándose cada uno en la producción de
bienes aunque no tengan ventaja absoluta en ellos; es suficiente
que tengan ventaja comparativa, es decir, que sean capaces de
producirlo a un precio menor.
El cuadro o tabla siguiente nos
ilustrará sobre los anteriores conceptos
Figura. Ventaja
Absoluta
Empecemos comprendiendo la argumentación de Adam
Smith sobre la ventaja absoluta con un sencillo ejemplo.
Supongamos que hay dos empresas, una española y una
francesa, que trabajan o curten la piel. Ambas empresas tienen 10
obreros cada una, que trabajan 140 horas al mes. Los obreros
españoles son más hábiles fabricando
zapatos: hacen un par de zapatos en sólo dos horas
mientras que los trabajadores franceses necesitan cuatro horas.
En cambio los franceses son más expertos con los abrigos
de piel, ya que hacen uno en siete horas mientras que los
españoles necesitan diez. Es decir, los españoles
tienen una ventaja absoluta en la fabricación de zapatos
(necesitan menos tiempo para hacerlos) mientras que los franceses
tienen ventaja absoluta en la fabricación de
abrigos.
Veamos ahora la argumentación de David Ricardo,
sobre la ventaja comparativa o relativa. Imaginemos, por un
momento, el comportamiento delas mismas empresas del ejemplo
anterior en el caso de que la francesa tenga ventaja absoluta en
la producción de ambos bienes. Supongamos que ambas siguen
disponiendo de diez obreros cada una, que trabajan 140 horas
mensuales.
Mantendremos el supuesto de que los obreros franceses
son mejores con los abrigos, fabricando uno en siete horas
mientras que los españoles necesitan dedicar diez horas.
Pero ahora los franceses resultarán también
más hábiles con los zapatos, fabricando un par cada
dos horas mientras que los obreros españoles necesitan
dedicar cuatro. Si no hay comercio internacional entre sus
países, ambas empresas tendrán que dedicar parte de
sus trabajadores a cada uno de los productos. Supongamos que,
como antes, la empresa española dedica la mitad de los
obreros a cada uno de los bienes, consiguiendo así
producir mensualmente 175 pares de zapatos y setenta
abrigos. Para facilitar la comprensión del modelo,
conviene que supongamos ahora que la empresa francesa dedica
siete trabajadores a la producción de calzado y tres a la
de abrigos, con lo que conseguirá 490 pares de zapatos
mensuales y sesenta abrigos.
Aunque la empresa española es menos eficiente en
la producción de ambos tipos de bienes, tiene ventaja
comparativa en la producción de abrigos.
Obsérvese que, si no hay comercio internacional,
el precio de los abrigos españoles equivaldrá al de
2,5 pares de zapatos, mientras que a los franceses les
costará un abrigo lo mismo que 3,5 pares de zapatos. Es
decir, a los franceses les resultan más caros los abrigos,
en comparación con los zapatos, que a los
españoles. Un contrabandista despabilado podría
intentar sacar provecho de la situación, llevando abrigos
españoles a Francia y zapatos franceses a
España.
El cuadro resultante sería el
siguiente:
Figura. Ventajas
comparativas
Si la empresa española dedica todos sus
trabajadores a fabricar abrigos y la francesa los suyos a
producir zapatos, el resultado conjunto será de
setecientos pares de zapatos, todos franceses, y ciento cuarenta
abrigos, todos españoles. El resultado conjunto sigue
siendo superior al que se conseguiría si no fuese posible
la especialización. Pues bien, ambos países
podrán disponer de más zapatos y más abrigos
que antes, por lo que ambos saldrán
beneficiados.
En cambio, la realidad de la elevada integración
de los sectores industriales de las economías modernas
hace que la mayor parte de los países importen y exporten
a la vez los productos de muchas industrias, ya sea en forma de
componentes, de artículos semiacabados o bien de producto
final. El esquema teórico conceptualizado de
economías aisladas e independientes, cada una de ellas
especializada en distintos productos en función de sus
"ventajas relativas o comparativas" en base al modelo ricardiano
que acabamos de exponer, ya no se ajusta a la realidad actual, si
es que alguna vez lo hizo.
Por último, en referencia a Adam Smith, digamos
que su "Indagación acerca de la naturaleza y las causas de
la riqueza de las naciones", publicada en el año de gracia
de 1776, constituyó una amplia e impresionante
investigación acerca de las condiciones que promueven o
impiden el bienestar económico de los pueblos del orbe.
Entre los principales impedimentos contra los cuales
acumuló hechos y teorías, se cuentan las
considerables interferencias al comercio internacional (a las que
nos referiremos en el epígrafe siguiente) que
habían sido establecidas por el "sistema mercantilista", y
que incluían, especialmente, las restricciones a la
importación.
3.2. Las barreras interpuestas al libre
comercio internacional
Por otra parte, un régimen comercial
internacional de perfecto libre cambio, es decir, una
situación idílica en la que exista libre
circulación de bienes y servicios entre los países
sin ningún tipo de trabas ni barreras, no se ha dado nunca
en la historia económica mundial. Ha habido, eso
sí, momentos de mayor o menor grado de
liberalización en las relaciones económicas
internacionales, pero siempre han existido algunas dificultades
impuestas por los países en contra de la libre
circulación de las mercancías. En la literatura
económica, a este tipo de disposiciones se las denomina
medidas proteccionistas.
Los argumentos empleados para justificar el
establecimiento de este tipo de medidas son diversos. En
ocasiones, lo que se pretende es proteger a una industria que se
considera estratégica para la seguridad nacional. Otras
veces se adoptan tales disposiciones para tratar de fomentar la
industrialización mediante un proceso de
sustitución de importaciones por productos fabricados en
el propio país. Otro argumento en defensa de las medidas
proteccionistas es el de hacer posible el desarrollo de las
"industrias nacientes", esto es, industrias que no podrían
competir con las de otros países donde se han desarrollado
con anterioridad.
Diversos son, en definitiva, los motivos
que justifican la protección:
· Por seguridad nacional. Además de la
industria armamentística, se protegen determinados
sectores económicos considerados vitales para disponer de
medios defensivos, como por ejemplo la industria naval o la
aeronáutica.
· Para eliminar la dependencia económica
en sectores considerados básicos para el funcionamiento
industrial, como por ejemplo la siderurgia.
· Para proteger la industria nacional. Este
argumento es y ha sido utilizado por los países
pequeños, por los países con dificultades en la
balanza de pagos, por los mono-exportadores y, en general, por
muchos países en desarrollo que quieren garantizar su
independencia económica y/o potenciar su escasa capacidad
de generar divisas.
· Para defender determinados sectores
económicos que no sólo cumplen una función
económica básica, como la alimentación
humana, sino que juegan un relevante papel social y
medioambiental, por ejemplo la agricultura.
· Para defender determinados valores culturales,
por ejemplo la industria audiovisual y su componente
lingüístico y antropológico.
· Para garantizar la paz social a corto plazo,
por lo que se protege a las industrias nacionales y a sus
colectivos de trabajadores de los costes dolorosos del ajuste que
se derivarían de un comercio libre.
· Por motivos puramente recaudatorios, ya que los
ingresos arancelarios constituyen, en algunos países, una
de sus principales fuentes de ingresos fiscales y, por ello,
susceptibles de aflojar la presión fiscal que soporta, al
cabo, la ciudadanía.
La política comercial influye sobre el comercio
internacional mediante aranceles, contingentes o cuotas a la
importación, barreras no arancelarias (como las
alimentarias, fitosanitarias o zoosanitarias; véanse los
casos recientes del aceite de orujo de aceituna, de la
encefalopatía espongiforme bovina y de la fiebre aftosa o
glosopeda) y las subvenciones a la exportación. Un arancel
no es más que un "impuesto" que el gobierno exige a los
productos extranjeros con objeto de elevar su precio de venta en
el mercado interior y, así, "proteger" los productos
nacionales para que no sufran la competencia de bienes más
baratos procedentes del exterior.
3.3. La protección a la
agricultura
Durante mucho tiempo ha sido cierto que los agricultores
europeos se han beneficiado de un verdadero sostenimiento de su
actividad, traducida en subvenciones a la exportación e
impuestos a la importación si el precio en la UE era
superior al precio mundial. Por otra parte, el sostenimiento
interno de los precios agrícolas en la UE mantenía
la renta de los agricultores, pero inducía un estado de
sobreproducción permanente. Mediante los acuerdos de Blair
House (renegociados al final de la Ronda Uruguay del GATT) y la
reforma de la PAC (Política Agrícola Comunitaria),
Europa ha cambiado de estrategia. A partir de ahora, los precios
agrícolas no están ya sostenidos y los agricultores
están obligados a efectuar drásticas reducciones de
sus producciones (régimen de "barbecho" y estímulo
al abandono de los terrenos de cultivo) con el objetivo de
rebajar los precios europeos al nivel mundial para reencontrar su
competitividad perdida. De hecho, han sido los europeos los que
han realizado el mayor esfuerzo en este sentido, mientras los
agricultores americanos se benefician permanentemente del apoyo
de su gobierno.
Los tópicos respecto al comportamiento
ético-comercial del gran gigante americano no son
infrecuentes. La creencia extendida de que la agricultura
comunitaria es la más protegida del planeta, mucho
más que la de cualquier otro país, incluido USA, no
resulta ser cierta. Paradójicamente, este país se
muestra ante la Organización Mundial del Comercio (OMC,
World Trade Organization, que ha visto la luz en 1995) como el
bloque más liberal, comercialmente hablando. El Comisario
de Agricultura de la UE, Franz Fischler, en una reciente
intervención en el National Press Club of Washington DC,
aclaró esta situación y explicó cómo
es el modelo agrario de la agricultura americana y europea.
Fischler indicó que muchas veces se escucha que la mitad
del presupuesto de la Unión Europea se destina a la
agricultura, lo cual crea importantes equívocos. En este
sentido, hizo notar que el presupuesto de la UE es muy
pequeño, dado que no constituye la suma de los
presupuestos nacionales de todos los Estados miembros y apenas
alcanza un 4"5% del presupuesto general de los Estados
Unidos.
También existen argumentos a favor del
proteccionismo (vía aranceles o cualquier otra forma de
política comercial) que, según sus inefables
detractores, no resisten un análisis económico
riguroso. No obstante, son innumerables los EJEMPLOS que la vida
real nos ofrece de prácticas proteccionistas. La
persistente presión en favor de medidas proteccionistas se
debe en buena medida al hecho de que los productores tienen
más que ganar (en términos per cápita) que
los consumidores.
Esto explica que a los productores les resulte rentable
organizar separa defender sus intereses. Por otro lado, debe
señalarse que los productores nacionales prefieren que se
establezcan aranceles o cualquier otra medida proteccionista
antes de que se les concedan subvenciones directas a la
producción, debido a que los costes sociales de aquellas
medidas proteccionistas son menos "visibles" que los costes
generados por las subvenciones directas, creándose menos
agravios comparativos.
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