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Reproduccion gráfica de las batallas de Vilcapugio y Ayohuma




Enviado por alberto pereira rios



Partes: 1, 2, 3

  1. Prólogo
  2. La
    estrategia cívico-militar del gobierno de Buenos Aires
    después de Tucumán y Salta
  3. Prolegómenos de la
    campaña
  4. Teatro
    de operaciones
  5. Ayohuma
  6. Epílogo
  7. Fuentes

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En base a los testimonios de los generales Paz y
La Madrid

Junio – diciembre de 1813

Fue grande en la victoria, y aún mucho
más en la adversidad.

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Campaña al Alto Perú
Comandada por el general Manuel Belgrano

Marzo a noviembre de
1813

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Batalla de
Salta

Prólogo

La campaña al Alto Perú de 1813 no
logró los objetivos trazados por el gobierno de Buenos
Aires.

Sin embargo, al adentrarme en sus alternativas, no
pude menos que experimentar respeto y admiración por la
abnegada y heroica defensa de nuestras armas, que asumió
con honor el general Belgrano y sus hombres, durante todo el
transcurso de la misma.

Su conductor demostró en esas horas de
infortunio, la dignidad y el temple de los grandes de
verdad.

La campaña adoleció de ausencias;
carencias y hasta lo incidental, resultó aún
más decisivo que sus propios errores; en aquel
estéril tránsito hacia Lima, centro del poder
político y militar realista.

No sería este el camino adecuado para arribar
a esa meta. Así lo comprendería el general San
Martín, quien, al tiempo, encontraría una
alternativa hasta entonces inadvertida.

Aunque pudiera resultar un dato de valoración
secundaria, sería injusto no destacar las ejemplares
retiradas del ejército a partir de sus derrotas, las que
fueron un ejemplo de disciplina que amerita el temple y el
patriotismo que su general supo infundir a su menguado
ejército. (1)

Las memorias de los generales José
María Paz y Gregorio Aráoz de La Madrid, atesoran
una invalorable contribución para el esclarecimiento de
esa campaña. Tan así, que resulta imposible
sustraerse al pintoresco subjetivismo de Lamadrid, tanto como
adentrarnos en la cosmovisión circunspecta y objetiva de
Paz. Las que, más allá de cualquier juicio de
valor, resultaron insoslayables, a la hora de penetrar en la
intimidad de tales sucesos.

  • 1) El general Paz abismado en el vergonzoso
    desbande de Sipe- Sipe, (1815) nos cuenta que este "no
    fue el efecto del terror ya que el enemigo no nos
    persiguió; sino del desorden y de la incapacidad
    más absoluta" T. I. p. 275 "¡Ah!, que
    comparaciones hacíamos con las retiradas del general
    Belgrano, en que habiendo dejado atrás tres cuartas
    partes de su ejército en el campo de batalla, salvaba
    lo que le quedaba conservando la disciplina y el honor de
    nuestras armas". Memorias T. I, p. 272.
    Decía
    Lamadrid: "Belgrano ha sido el más justo y el
    más patriota de nuestros generales, sin agravio a
    ninguno. Si él hubiese sobrevivido algún tiempo
    más, muchos mayores servicios habría yo
    prestado a la patria"
    Memorias, Eudeba Tomo I p.
    106. Otro tanto pasó en Huaqui, (1811) donde
    casi no hubo lucha y de un ejército de 9.000 hombres
    solo se pudo contar luego de la derrota con escasos
    1.500.

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Gral. G. A. de La Madrid
1795/1857

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Gral. José M. Paz
1791/1854

Capitulo I

La estrategia
vico-militar del gobierno de Buenos Aires después
de Tucumán y Salta

La victoria de Salta había sido un golpe
de rayo para los jefes realistas, el general Goyeneche aturdido
completamente abandonó las provincias de Potosí y
chuquisaca y se retiró a Oruro.

I-La estrategia cívico-militar del gobierno de
Buenos Aires y su retemplado espíritu revolucionario
después de Tucumán y Salta.

A partir de tales sucesos se hizo evidente la firme
determinación del segundo Triunvirato de dar
impulso a las acciones militares (Plaza de Montevideo y Alto
Perú)

El legado trascendente de ese poder político de
manifiesto espíritu libertario, cuyo instrumento
legislativo fue la Asamblea General Constituyente (1) cuya magna
tarea se tradujo en la aplicación de principios liberales
en todos los resortes del estado.

Dichas trasformaciones posibilitaron una nueva
identidad, en consonancia con el espíritu independentista,
solo postergado por circunstancias derivadas del contexto
internacional. (2)

Era previsible esta decidida actitud del gobierno ya que
desde el llano, fueron sus hombres, férreos opositores de
la administración precedente, a la que se le imputaba
falta de determinación en la conducción de la
guerra. En consecuencia, no escatimó recursos, retemplando
su espíritu en el frente interno, tanto como en las
líneas de fuego.

Así pues, su acción se tradujo en un mando
centralizado y dominante.

Luego del providencial triunfo de nuestras armas en
Tucumán, el gobierno envió al norte los refuerzos
antes retaceados, los que al cabo, posibilitaron la resonante
capitulación de todo el ejército realista en
Salta.

II- Objetivos de la Campaña

Los objetivos que se mencionan a continuación
fueron la razón y el fundamento de las tres
campañas enviadas por el gobierno de Buenos Aires al Alto
Perú.

"Ocupar el territorio altoperuano y asegurar su
posesión; afirmar con ello, moral y materialmente, la
soberanía argentina en esa parte del antiguo virreinato,
neutralizando al mismo tiempo la tendencia autonomista que por
razones geográficas y raciales había empezado a
manifestarse

Apoyar a las republiquetas (guerrillas) que
allí operaban contra los realistas, con la ventaja
consiguiente para las operaciones propias.

En caso de éxito, emprender la ofensiva sobre
Lima. (3)

Notas

1) El gobierno constituido por La Asamblea General
Constituyente y su órgano ejecutivo: el segundo
Triunvirato.

2) Los decretos de la Asamblea General Constituyente
que ordenaron el cambio de los símbolos reales por
emblemas republicanos, como el escudo, la moneda, el himno
nacional, la escarapela etc. Lo cual equivalía a una
verdadera declaración de independencia, sin la
máscara utilizada en 1810.

3) Cnel. Martín Suárez, Atlas
Histórico Militar Argentino,

Capitulo II

Prolegómenos de la
campaña

"Porque no hay uno, que desde su cama bien
mullida y estando a dos mil leguas del lugar y de las cosas, que
no quiera disponer y decidir" M. Belgrano

I-Prolegómenos de la campaña vista a
través de la correspondencia entre el gobierno de Buenos
Aires y el general Belgrano.

Esta denota tal como se ha dicho precedentemente, la
firme determinación del gobierno de impulsar la
campaña sin dilaciones pese a las múltiples
dificultades que enfrentaba Belgrano en el frente norte, para dar
cumplimiento a tan taxativo mandato. Transcribo algunos
párrafos que prueban lo expresado. (1)

6/3/1813. De Belgrano al gobierno:

"Después de una acción, tanto el que
gana como el que pierde queda descalabrado; así me sucede
a mí".
Mas adelante daba cuenta de que, tenía
que componer el material, remplazar hombres para ponerse en
marcha y que siendo el mes de de las aguas, y hallándose
los ríos crecidos a más de otras mil causas "le
impedían volar como quisiera, para aprovecharse del terror
de los enemigos",
y que el chucho (fiebre intermitente)
había empezado a hacer estragos en el ejército y
que pensaba salir a las alturas para salvarse del flagelo. Le
informaba de su falta de numerario para emprender una
campaña en un país pobre de recursos en que todo
era preciso pagarlo. Terminaba con estas palabras: "Por
milagro continuado de la providencia, subsiste la tropa impaga y
contenta con buenas cuentas
¡ridículas!

13/4. Del gobierno a Belgrano

Lo ponía en conocimiento de los recientes sucesos
desgraciados de Chile que hacían presagiar su
próxima caída y lo incitaba a no perder momentos
(Para el inicio de la campaña)

3/5. Del gobierno a Belgrano

Recibía éste la siguiente
reconvención: "Por no haber puesto rápidamente
en movimiento las divisiones disponibles" "Malogrando las medidas
pertinentes que requería el estado de los pueblos
evacuados por el enemigo"

10/5. Del gobierno a Belgrano

"Nada es tan importante en estas circunstancias como
la aceleración de las marchas del ejército
auxiliador, a cuyo fin se hace necesario el último
esfuerzo de actividad"
(Vísperas de Rancagua, derrota
de los patriotas en Chile)

12/5. De Belgrano al gobierno

Explica las causas de su demora. Viéndose
obligado a hacer consideraciones tales como preguntarse de que
sirven las decisiones y los propósitos en países
sin proposiciones sin recursos, sin transportes sin caminos y sin
medios para subsanarlo. Donde las distancias son grandes y las
dificultades enormes. Y agregaba a título de
reflexión, ó tal vez de enseñanza que:
"No hay un autor militar que aconseje se hallen las avanzadas
de un ejército a 120 leguas de su cuartel general"

(2) y continuaba con esta reflexión que sonaba a presagio:
"Sin nos vencieran sería nuestra ruina total y no
es prudencia bajo ningún concepto fiarse de la debilidad
del enemigo, ni de su cobardía".
Y agregaba
"Que se puede hacer sin calzado, sin ropas, sin freno para la
caballería, ni espuelas, la artillería sin las
cureñas precisas y sin contar con repuestos, y sin haber
sustituido a los hombres muertos en combate, con heridos y
numerosos enfermos, no solo para continuar la marcha, cuanto para
sacar de una victoria obtenida el máximo provecho
" 3)
Más adelante se lamentaba diciendo "Es una
injusticia
, sea dicho con todo respeto, atribuirme el
más pequeño descuido, porque no lo tengo…" Y
terminaba diciendo "Aseguro a V.E. que me sería de la
mayor satisfacción que viniese otro a vencer ó a
allanar los obstáculos que embargan la marcha del
ejército y que por más que redoblo esfuerzos, todo
lo hallo lento, y lo peor, es que sin que lo pueda remediar, sino
con el tiempo. Con gusto serviría con el fusil al
hombro a sus órdenes"
(4)

30/5: De Belgrano al gobierno

Se quejaba que las autoridades prestaban oídos a
cartas de oficiales a sus órdenes que no podían
estar al tanto de las muchas cosas, ni en conocimiento de lo que
eran sus proyectos (5) confesaba que no tenía plan
predeterminado, ni conocimiento de la zona a la cual había
de dirigirse, es decir que se carecía de un plan militar,
conocimientos topográficos y aún geográficos
que se aproximara a la realidad del lugar, que era una "cosa
bien singular, para uno a quien se le llama
general".

Pero tampoco el gobierno lo tenía,
limitándose a reconvenciones y opiniones fuera de lugar y
sobre todo al margen de la realidad. Con gran sinceridad y no
menos valentía, aunque en forma educada, pero
enérgica, Belgrano le hacía ver al gobierno que no
era posible dar órdenes a través de meras
comunicaciones oficiales y mucho menos a 400 ó 500 leguas
de distancia (6)

3/6: Del gobierno a Belgrano

Cuando el gobierno había creído
puntualizadas las diferentes órdenes que ha librado para
que avanzaran rápidamente las divisiones disponibles del
ejército que V.E. manda, ha visto en el contexto de su
comunicación del 22 de abril, eludidas sus esperanzas,
fundadas en los auxilios que constan remitidos desde el
Tucumán, en los recursos pecuniarios que se han
proporcionado a V.E. y en las instrucciones que se le han
remitido, y se agrava más el desconsuelo de haberse
frustrado las medidas más eficaces y ejecutivas que
demandaba el estado de los pueblos evacuados por el enemigo,
cuando se advierten sus acechanzas y maquinaciones,
aprovechándose tal vez con buen suceso de las ideas menos
favorables y arroja el retardo de nuestras tropas. Tenga usted
presente que los enemigos han tenido auxilios y proporciones para
llegar descansadamente, aunque en derrota por el despoblado

(Camino menos transitado que se extiende de Jujuy hasta Oruro) y
que el ejército de la Patria, después de dos meses
y medio transcurridos, por una parálisis de sus
movimientos, no ha podido ocupar la Villa de Potosí, con
trecientos hombres a lo menos. Cuando los resultados están
en contradicción con las medidas, no son las intenciones
las que pueden salvar a los pueblos y llenar los grandes objetos
de la campaña.

Siempre que vuestra excelencia no se aproveche de la
consternación moral que produjo la victoria, los efectos
serán inevitablemente contrarios a los mejores
sentimientos; pero solo será necesario que supla la fuerza
lo que dejó de hacer la oportunidad (6)

II- Divergencias en torno a la oportunidad de abrir
la campaña

Transcribiré distintas opiniones con
relación a la oportunidad de efectuarla.

De su lectura, resulta sorprendente advertir pareceres
contrapuestos en torno a la inmediatez de su apertura.

El sector más influyente de la Asamblea General
Constituyente era el sector que se daba en llamar partido
"peruanista" cuya cabeza más visible era Bernardo
Monteagudo, partidario ultramontano de dar impulso y celeridad
las operaciones militares en los dos frentes. Resulta claro pues,
que las órdenes dadas a Belgrano para que avanzara hacia
el norte, tornábanse ya imperativas, haciendo caso omiso
de los atenuantes y objeciones de aquel, con relación a
los inconvenientes que demoraban su ejecución
inmediata.

No obstante, San Martín y Alvear opinaban que,
ante una amenaza potencial tan grave como era la plaza de
Montevideo, (referencia como factible receptora de contingentes
realistas procedentes de la península) resultaría
altamente imprudente permitir que el general Belgrano, se
internara en las provincias peruanas, aventurando su brillante
ejército a enormes distancias de su base de operaciones,
sin plan preconcebido y sin más punto de miras que una
azarosa marcha sobre Lima. Lo sensato era cerrar las entradas de
Jujuy con el ejército victorioso y movilizar a los bravos
jinetes de Salta para que hicieran la guerra de
partidarios, con rápidas incursiones sobre el
enemigo. De tal manera se aseguraba el frente norte de toda
invasión realista. Convenía concentrar en la
capital los medios de una poderosa resistencia, apoyada por
numerosos cuerpos de caballería que maniobrando en la
campaña descalabrasen, poco a poco, las fuerzas y los
recursos de la anunciada expedición realista.
(7)

Dijo el general José María
Paz

"Si aún todavía se hubiera marchado
con rapidez, si se hubiera hecho lo últimos esfuerzos para
dar más poder al ejército e impulsión a sus
operaciones, si hubiéramos podido aprovechar del terror
que nuestra victoria había inspirado a los restos del
ejército enemigo que se hallaba en Oruro, casi en estado
de disolución, se hubiera remediado aquella falta,
más no fue así, y el ejército real tuvo
tiempo de volver en sí, reforzarse con los juramentados y
reorganizarse para vencer a su vez. (9)

Dijo el general Mitre:

"Sacar fruto es la gran habilidad de un general.
Belgrano, si obtuvo algunos resultados favorables de la de Salta,
no alcanzó todas las ventajas que eran de esperarse, y
que, el enemigote brindaba con sus faltas. Si Goyeneche en vez de
replegarse a Oruro, hubiera reconcentrado en Potosí sus
guarniciones diseminadas, cubriéndose con las divisiones
de Picoaga en Jujuy, la inacción de Belgrano, en presencia
de 4.000 hombres habría sido justificable, puesto que
él tenía apenas 2.500 en estado de invadir
después de las pérdidas de la batalla. Pero abierto
el camino; aterrado el enemigo, retirándose casi en fuga.
Sublevados espontáneamente Potosí y Chuquisaca,
aún sin esperar su auxilio; llamado además por los
patriotas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra, no se
comprende como todo esto, no le decidió a proseguir su
victoria, con más vigor y más actividad, aunque
fuese arriesgándolo algo.
(¿O todo?)
Demasiado ocupado en escribir correspondencia y proclamas,
dejaba pasar la primera impresión de la catástrofe
en los enemigos, daba tiempo al virrey de Lima para que los
auxiliase con nuevas tropas, y a los pueblos para que su
entusiasmo se entibiara.

Cierto es que no faltaba razones para no desarrollar
inmediatamente operaciones en grande escala; pero eran razones
buenas para tiempos ordinarios, no cuando la fuerza moral de una
gran victoria suple la falta de fuerzas materiales.
(9)

Sin embargo, en otra de sus obras, Mitre analiza las
bases argumentales del plan de operaciones de San Martín,
de igual destino pero con distinto rumbo. Alude con suma claridad
que lograr abatir el poderío español para llegar
finalmente a Lima a través del Alto Perú resultaba
una empresa poco menos que imposible.(10) tal como se infiere de
lo que transcribo seguidamente "Aún dadas las condiciones
más favorables y sin las derrotas que habían
obstado fatalmente al logro de ese grandioso propósito,
pretender renovar la famosa marcha de Alejandro al través
de Asia, con un ejército inconsistente y relativamente
débil, lanzando al espacio sin base de operaciones, sin
objetivo claro, sin línea de comunicaciones terrestres
seguras y sin posibles comunicaciones marítimas en lo
futuro, y esto a través de diversas zonas en un trayecto
de 4.700 kms (2.200 de Salta a Lima) por un país
montañoso que no tiene sino caminos de herradura, era una
empresa superior a los medios materiales y a la fuerza humana de
que entonces podía disponer la revolución
argentina. Aún realizada felizmente tan aventurada
campaña, recorriendo en triunfo su largo trayecto desde
Buenos Aires hasta Lima, se encontraría al fin en
situación más difícil que en su punto de
partida con el mar Pacífico dominado por las escuadras
españolas, con su base lejana y operaciones
desguarnecidas; con Chile armado en su contra sobre su flanco y a
su retaguardia y a su frente todo el poder del rey en la
América Meridional desde Chiloé hasta
México, pues a la sazón (1814) todas las
insurrecciones contra el rey habían sido sojuzgadas
ó iban camino a serlo, incluso la de Chile, de manera que
solo mantenían la lucha por la independencia las
Provincias Unidas del Río de la Plata, que no contaban, ni
debían contar con más fuerza que la suya
propia"(11)

Las insurrecciones populares en el Alto y Bajo
Perú que tenían principalmente como núcleo
el elemento indígena, tan heroicas como
inorgánicas, políticas y militarmente
inconsistentes, no podían por lo tanto, ni dar base
sólida, ni alimentar una guerra de conquista, de
ocupación y de redención, ni consolidar alianzas
eficientes"

Dijo Vicente Fidel López (12)

"Puesto a la defensa de las fronteras argentinas,
por el tiempo necesario de atacar y rendir Montevideo, el
precioso ejército que había triunfado en
Tucumán y Salta hubiera sido un antemural formidable que
las tropas enemigas no hubieran podido doblar jamás. En
seguida hubiera sido reforzado por los vencedores de Montevideo
hasta el número de 10.000 hombres
(13) y bien
recibido por los pueblos del tránsito, habría
marchado sin obstáculo serio hasta Lima; y terminado la
guerra de la Independencia en la campaña de 1814. En
éstas presunciones no hay nada de vago ni de imaginario,
prueba de su verosimilitud, se halla en lo que hubo de realizar
el general Alvear después de la rendición de
Montevideo, en condiciones mucho menos favorables, y en la que
realizó el general San Martín, después de la
victoria de Maipú, con menos fuerzas
aún.

En vez de esto que era lo único sensato, el
gobierno y el general ¿Belgrano?, cediendo a motivos
morales de honra y de lealtad, resolvieron
(El lector
habrá observado que Belgrano no fue el que decidió
la apertura de esa malhadada campaña, al respecto dice Paz
en sus Memorias P. 187: (El general Belgrano dio siempre las
muestras de una completa subordinación y de las más
resignada conformidad) llevar la protección de sus armas a
las provincias altas, que aunque desalojadas por Goyeneche en los
primeros terrores que le causó el desastre de los suyos en
Salta, estaban todavía expuestas, sin duda, a que los
realistas volviesen a ocuparlas.

El general Belgrano tenía ya una prueba
evidente de la influencia poderosa que podía haber
ejercido conservando esas posiciones. Se la había dado el
propio Goyeneche, cuando a la primera noticia del triunfo de los
argentinos en Salta, había desalojado todas esas
provincias y reconcentrándose en Oruro. El sucesor de
Goyeneche había querido volver a ocupar Potosí, y
aún había salido de Oruro con esa intención,
pero ante solo la posibilidad de que el ejército argentino
apareciese por el sur, había bastado para retraerlo y
hacerlo retirar de nuevo detrás del cordón de
serranías que lo parapetaban. Puesto pues, en actitud de
efectuar su entrada cuando bien le pareciese, el general
Belgrano, podía proteger a los patriotas del Alto
Perú con el solo amago poderoso de su
ejército.

Obrar de otro modo y comprometer ese ejército
en una marcha escabrosa y larga, sin plan estratégico bien
definido, sin medios ni fuerzas suficientes, y dejando a 200
leguas la base natural de sus operaciones, para ir a buscar al
ejército realista concentrado en Oruro y en las alturas
dominantes de Condo- Condo, era aventurarlo todo en una completa
ignorancia de las condiciones con que se había
reorganizado material y moralmente… los errores capitales
fueron:

1°) Abrir la campaña prematuramente y sin
necesidad;

2° Emprenderla sin recursos suficientes para
expulsar inmediatamente al enemigo de las posiciones que
ocupaba,

3°) El haber dividido (El gobierno) sobre dos
extremidades lejanísimas e inconexas las fuerzas que
pudieran conservarlo en una posición inexpugnable y
amenazadora"

II-Resumen de los motivos que mantuvieron paralizado
al ejército después de Salta.

  • La "terciana , chucho o paludismo" (14)
    había hecho estragos en sus hombres

  • Compañías diezmadas por las bajas de
    la batalla.

  • Falta de ganados para proveer a al
    alimentación de su tropa.

  • Falta de equipamiento general y demora en el
    envío de la artillería anclada en
    Tucumán.

  • Insuficiente movilidad, arrias de mulas y
    caballos.

  • El propio Belgrano fue víctima de la fiebre
    palúdica al punto, que hasta le resultaba penoso
    hablar.

Aún frente a la diversidad de las circunstancias
desfavorables expuestas, su actitud fue criticada acerbamente por
el gobierno que consideraba la inacción como una
inadecuada demora. Sin reflexionar que lo contrario hubiera sido
iniciar una mera y peligrosa aventura. Sin contar, tal como se ha
mencionado, con un plan orgánico bien definido y
detalladamente analizado. Además no evaluaba objetivamente
que el hecho de alejarse 200 leguas de lo que debía ser la
base natural de operaciones, era de por sí, una empresa
riesgosa para los parámetros de la
época.

Sin embargo, el gobierno tomó la firme
determinación de impulsar la campaña pese a estar
en la imposibilidad de reforzarlo en la medida de la importancia
de la misma (La prioridad era por entonces la toma de Montevideo
y hacía allí se orientaba sus recursos) y las
justificadas reservas de Belgrano.

Después de la derrota, quedó claro que sus
responsables no asumieron sus costos. Al que sentaron ante un
tribunal de honor fue a Belgrano, entre otros motivos para
derivar sus propias responsabilidades ante la opinión
pública.

Notas del Capitulo II

  • 1) "Epistolario Belgraniano", Nueva
    dimensión argentina, dirigida por Gregorio Weinberg
    Alfaguara 2001

2/6) A ese objeto afirma Carl Von Clausewicz: "Esa
antigua costumbre de manejar la estrategia y las decisiones en el
gabinete y no junto al ejército, lo cual solo es
admisible, cuando el gabinete está tan cerca de la fuerza
que puede tomarse por su cuartel general. De la Guerra, T. II.
p.254 Círculo Militar Bs. As.

3) Muy distinta actitud tuvo Pueyrredón en
1816/17, por entonces Director supremo del Estado, parco en
imposiciones, aunque muy diligente en poner a disposición
del general San Martín todos los recursos del estado, con
vistas a equipar adecuadamente al ejército de Los
Andes.

4) Es la reacción natural de un hombre que se
debate en tremendas dificultades y que por toda ayuda recibe de
sus superiores ese tipo de reconvención. Además
agregaba "- Que si el gobierno creía contar con un hombre
de más capacidad, el ofrecía el cargo-En las
acciones de Belgrano, en todas sin excepción, nunca estaba
su persona de por medio, sino la patria por la cual y para la
cual luchaba.

5) Lo que demuestra bajo que singulares condiciones
debía desarrollar su de por sí, compleja labor.
Pues además de sus preocupaciones tendientes a poner en
estado operativo su ejército, nunca contó con el
equipamiento imprescindible, por lo demás debía
disimular las indiscreciones de sus propios oficiales al
gobierno. Ovidio Giménez, Vida, Época y Obra de
Manuel Belgrano. P. 535 Ateneo, Bs.As. 1993

6) De lo cual surge la irrevocable decisión
del poder político de impulsar a ultranza la
campaña sin sopesar la magnitud de la empresa a encarar,
que ciertamente sobrepasaba las reales posibilidades del
pequeño ejército de Belgrano, "lanzándolo a
la buena de Dios"

7) Se refiere a la trunca expedición del
general Morillo.

8) La plaza de Montevideo en poder de los realistas
era potencial base de operaciones de un poderoso ejército
profesional, que según informaciones de esos días,
amagaba con un inminente arribo. (Morillo)

9) Memorias del Gral. Paz, Ob. Cit. P.
94

10) Mitre, Historia de Belgrano y de la
Independencia Argentina T.II. p.236 4ta. Edición
1887.

10/11) Historia de San Martín y La
Emancipación Sudamericana p.175 Ed. Péuser
1952

12 Historia Argentina, T.II, p.565, Sopena 9na.
Edic. 1975

13) No creo que se hubiera llegado a reunir ese
número y en caso de llegar a los 5/6.000 también se
hubieran presentado serios problemas con su impedimenta y
avituallamiento, en un país que no proveía en la
medida suficiente el tipo de recursos para el normal abasto de un
ejército de ese número. El éxito de una
operación militar en ese medio y en esa época, no
pasaba por el número de sus efectivos, si por su
equipamiento, transporte (Mulas y caballos, acopio y transporte
de su mantención, en la medida necesaria para dinamizar
las marchas, y aportar mayor capacidad operativa en los
enfrentamientos.

Pero la realidad fue otra. Veamos lo que dice Paz al
respecto: Toda nuestra tropa cabalgaba en mulas muy flacas y muy
malas y sin siquiera herrarse. Capitulo III P.35

Lo primordial era: plan estratégico,
equipamiento adecuado y mandos con versatilidad táctica en
la acción. (El general San Martín con un
ejército de solo 4.000 efectivos, bien equipados y
entrenados, realizó exitosamente su
epopeya)

14) Es una enfermedad infecciosa de larga
duración epidémica que se transmite por medio de
una especie particular de zancudos y que existe en todo el
Perú y norte argentino. Constituyendo un poderoso factor
de decadencia física e intelectual de los afectados. Se
manifiesta comúnmente por accesos de calor-frío con
fiebre y sudor.

Capitulo III

Teatro de
operaciones

La campaña se abría con dos
notorias ausencias: Las de Antonio Alvarez de Arenales y Manuel
Dorrego, los que juntamente con Zelaya eran los jefes más
capaces del ejército. (En Vilcapugio, no pudo contar ni
siquiera con Zelaya)

I- Topografía del teatro de
operaciones

Geográficamente el Alto Perú era por su
estructura la continuación de la región
montañosa del Bajo Perú y etnográficamente
una parte integrante de ella por la preponderancia del elemento
indígena.

La línea de operaciones por donde debía
avanzar el ejército patriota "Era irregular
desértica y en razón de una serie ininterrumpida de
grandes elevaciones, desprovista de vegetación agua y de
temperaturas extremas. Abruptas montañas la conformaban
con alturas que sobrepasaban los cinco mil metros. País
árido y desolado, verdadera Tebaida (1) dice Mitre, donde
acababa toda vegetación. Enormes grupos de rocas
cenicientas se alzaban en confuso desorden sobre valles
estrechos. Yermos barridos por el cierzo y los helados
vendavales.

Los caminos eran antiguas grieta causadas por las
convulsiones de la propia naturaleza, encontrándose al
transitar, tanto al ascender a elevadas alturas como en los
descensos, con profundas y peligrosas hondonadas. Existían
dos caminos: "El Principal de Postas" y el llamado "Del
Despoblado"

Muy atrás habrían de quedar para el
soldado argentino Salta y Tucumán, tierras bajas, llanas
llenas de vida. Los aborígenes, mano de obra de los
terratenientes, saludarían con entusiasmo la
irrupción del ejército patriota en aquel nuevo
teatro, que debía poner a prueba la fortaleza de alma de
Belgrano acometida tal como veremos, por una ininterrumpida serie
de infortunios.

II-Ausencias irremplazables

La campaña se abría con dos notorias
ausencias en sus cuadros superiores, la de los coroneles
Álvarez de Arenales, (José Antonio), el cual
había tenido mucho que ver en el plan estratégico
implementado en la batalla de Salta como gestor de la maniobra
decisiva y que luego fuera comisionado por Belgrano para
administra Cochabamba. Y la de Dorrego (Manuel) (2) que se
había hecho separar por indisciplina. Pese a que sus
aptitudes lo hacían irremplazable; tales la vivacidad de
sus talentos, la oportunidad de sus inspiraciones, la bravura
deslumbrante con que daba impulso a su línea y la
confianza con que todos los otros cuerpos ponían en
él la vista, en los momentos del encuentro.

III-Apertura de la Campaña

"Visto en el caso de avanzar, el Ejército del
Norte habría de atravesar una geografía hostil
más tal como ya a sido expresado, la carencia de recursos
básicos necesarios para su subsistencia y movilidad.
Así pues, se preparó a vivir del país
ocupado, si expoliar a los pueblos por el contrario,
haciéndole sentir los benéficos efectos del orden y
de la moralidad.

En marcha por la línea de operaciones
prevista (Por el camino principal, Real de Postas) el
ejército atravesaba aldeas indígenas, excepto
Mocaya, (que era un pueblo de regular
importancia).

A principios de mayo su vanguardia alcanzó
Potosí. Desde allí desprendió una avanzada
de 500 hombres (3) en observación del enemigo que
permanecía concentrado en Oruro. Dicho cuerpo llegó
a alejarse unas trenita leguas del cuerpo principal. Hecho lo
cual regresó para ubicarse a nueve leguas de
Potosí.

Enterado de la sublevación de Cochabamba
Belgrano envió a Zelaya con 100 hombres de línea
con el objetivo de formar un nuevo regimiento y poner orden a su
milicia.

Ya era tiempo que Belgrano apareciera en aquel
teatro, dada la cauta actitud del enemigo y el espíritu
del ejército que mandaba, todo hacía indispensable
su presencia, la que un mes antes habría decidido la
campaña, y que aún en aquella oportunidad
podría producir los mismos resultados obrando con
actividad". Mitre ob. cit.

IV- Potosí

Paz: (Ob.Cit, p. 100/101) "La disciplina de
los ejércitos comandados por Belgrano fue siempre
admirable y de manera más pronunciada cuando
transitó el Alto Perú. "Las órdenes del
general en jefe eran tan terminantes, que recuerdo de un bando
militar que se publicó en el ejército; del que uno
de sus artículos estaba concebido estas formales palabras:
-Se respetarán los usos, costumbres y aún
preocupaciones de los pueblos; el que se burlare de ellos con
acciones, palabras y aún con gestos, será pasado
por las armas- El general Belgrano aún no había
llegado Potosí, pero el bando y sus efectos le
habían precedido"

"Preciso es decirlo francamente, la causa de la
Revolución bajo la dirección del general Belgrano,
recuperó en la opinión de los pueblos del
Perú, lo que había perdido en la
administración del señor Castelli" (Ob. Cit. P.
112)

Mitre: "Potosí era el centro de la
aristocracia del Alto Perú. No era afecta a la nueva
causa, era el pueblo que menos simpatía tuvo por la
revolución. Sus residentes constituían lo
más rancio del espíritu absolutista. Jamás
perdonaron la emancipación de la raza indígena de
su cautiverio, la supresión de los tributos y la
abolición de la mita, bárbara contribución
de trabajo personal, que tenía como objeto la
explotación de sus minas de plata.

Sin duda poderosas razones por las cuales la
población dueña de los recursos e influencias les
era hostil en alto grado. En consecuencia, como centro de
opinión, no era el punto más adecuado para situar
al ejército y lo probó el hecho de que muy luego,
empezó a hacerse notable la deserción. (Años
después se lamentaba ante su amigo Rivadavia, de haber
elegido a esa ciudad como base de operaciones)

El buen sentido indicaba que debía haber
elegido a Cochabamba, esta era rica en recursos y decidida por la
causa de la revolución, cuartel general ideal para las
operaciones. Además, tomaba por el flanco a los enemigos
situados en Oruro y los obligaba por tal hecho a retirarse ya
fuese a La Paz, ya hasta el Desaguadero (Puerta de entrada al
Perú)

Un decidido jefe realista, Ramírez Orozco
(Juan) intentó desalojar a los patriotas de Potosí,
sin embargo la mayoría de sus jefes no fue de ese
parecer".

Vilcapugio

"Vilka Puckyo", Pozo Santo

"La batalla era definitoria. Si
Pezuela era vencido, la suerte del Perú

se inclinaría decididamente en favor de los
patriotas"

V-Orden de formación de ambos
ejércitos.

Patriota: El total de la fuerza, no superaba los
3.600 hombres.

A la derecha el batallón de cazadores; al
mando del sargento mayor Ramón Echeverría, que
remplazaba a Dorrego en su ausencia. seguían hacia el
centro, los batallones 1º y 2º del regimiento Nº
6, a las órdenes de los comandantes Carlos Forest y Miguel
Aráoz; a continuación el batallón de Pardos
y Morenos al mando del coronel José Superí. A la
izquierda estaba el regimiento Nº 8ª cargo del coronel
Benito Álvarez y su segundo el sargento mayor Patricio
Beldón. Según Mitre, Estos cuerpos formaban una
línea de columnas en masa, tendida de norte a sur, dando
el frente al noroeste. Los dos flancos de esta línea,
estaban cubiertos por dos alas de caballería, que situadas
un poco a retaguardia, se escalonaban con la línea
general. El ala de la derecha, la mandaba el coronel don Diego
Balcarce y el mayor Máximo Zamudio. La de la izquierda los
comandantes Bernáldez Polledo y Arévalo. A
retaguardia del Nº 8, que ocupaba la izquiera, y como a
distancia de sesenta pasos, estaba la reserva, el regimiento
Nº 1 a las òrdenes del coronel Gregorio Perdriel. La
artillería arrastrada a brazo por los indios, estaba
distribuída por secciones en los intervalos. Esta
formación que no era en general mal calculada con
relación al terreno, adolecía sin embargo de tres
defectos graves. El primero era la subdivisión de la
caballería, que no pasando de quinientos hombres, se
presentaba débil en todos los puntos y compraba con esta
desventaja notable, la conveniencia que resultaba de cubrir los
flancos de la línea".

-Con todo respeto no comparto tal afirmación
ya que la caballería que cubrían ambas
alas del ejército realista no era mucho más
numerosa y además peor montada que la nuestra, el
resultado del choque entre los beligerantes de igual arma
demostró la superioridad incontrastable de nuestra
caballería en ambas alas. Sigue Mitre diciendo que:
"El segundo error, fue la subdivisión de la
artillería, cuyo vicio se había hecho notar ya en
las batallas de Tucumán y Salta.
(4) (La
concentración de fuego es de rotunda eficacia tal como
había quedado demostrado en el ámbito local con la
toma de Montevideo por los ingleses y en la batalla de
Maipú, cuando la derecha realista avanzaba incontenible.
(Por lo demás era una de las características de la
estrategia napoleónica) "El tercero era la inmediatez
de la reserva a la línea de batalla y al alcance de tiro
de fusil, lo que debía dar por resultado que participase
de todas las vicisitudes de la batalla, tal como en efecto
sucedió".

Realista:

La derecha estaba integrada por tres batallones de
infantería, un escuadrón de caballería.
Artillería: 3 piezas.

El ala estaba al mando del coronel Picoaga, revistaba
como segundo el teniente coronel Olañeta (Pedro Antonio)
Quien, juntamente con Pezuela, serían en adelante, los
jefes realistas más destacados y exitosos en la guerra por
la independencia por el lado realista. Teatro de la acción
que abarcaba el norte de nuestra actual geografía y el
Alto Perú (hoy Bolivia)

El Centro, al mando del coronel Lombera y el teniente
coronel Zavala, estaba integrado por tres batallones de
infantería, un escuadrón de caballería y
cuatro piezas de artillería.

La izquierda, comandada por el coronel La Hera estaba
conformada por dos batallones de infantería, un
escuadrón de caballería y tres piezas de
montaña.

Pezuela había previsto una reserva compuesta por
un batallón de infantería y dos piezas de
artillería.

Toda la artillería era de bajo calibre (de a
cuatro
) ya que los caminos del Perú no
permitían rodados. Llamada de montaña, era muy
ligera y podía cargarse a lomo de mula. Excepcionalmente
se usaban las de mayor calibre, transportadas con
prensas-zorras, cuyo mayor inconveniente era disponer de
ellas con celeridad.

El mando estaba a cargo de los militares avezados y
profesionales. El general en jefe era el brigadier Joaquín
de la Pezuela y figuraba como mayor general el brigadier Juan
Ramírez Orozco.

El total de la fuerza sumaba unos 4.000
hombres.

VI-Recreación esquemática
(Adjunta) de los movimientos tácticos
desarrollados en la batalla de Vilcapugio por ambos
ejércitos. Tomando en cuenta tales como ya he mencionado:
1º: los testimonios de José María Paz y de
Gregorio Aráoz de La Madrid y la visión que de los
mismos, nos muestra el general Mitre en su documentada Historia
de Belgrano y de la Independencia Argentina. (5)

Fase 1º

1) Repliegue de una "descubierta" de
caballería patriota al mando de José
Bernáldez Polledo que había sido comisionado por el
general Belgrano en tareas de reconocimiento de los movimientos
del ejército realista. Se describe en el esquema el
tránsito de regreso a su lugar asignado en la derecha de
la línea patriota. (Participaba en esta misión,
el entonces capitán La Madrid, tal como este lo relata en
sus "Memorias")

2) El ejército realista al mando del brigadier
Joaquín de la Pezuela descendió de los cerros
"por una senda áspera pendiente y penetra en los
llanos de Vilcapugio en la madrugada del 1º de octubre de
1813".

3) Posición inicial del ejército
patriota.

4) Los realistas se sitúan como a media legua
(Unos 2.800 metros de la línea
independentista)

5) Despliegan allí su línea de batalla,
dividiendo su ejército en tres cuerpos, interpolando en
ellos las tres armas, al igual que en la reserva situada a
retaguardia.

5ª) En esta formación avanzó
ganando terreno, oblicuando un poco sobre su derecha con el
propósito de flanquear y cerrar el camino a
Potosí

("Uno debería apuntar al flanco del
enemigo y de allí su línea de
retirada")

Partes: 1, 2, 3

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