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Ciclo económico (página 3)



Partes: 1, 2, 3

El hilo conductor del crecimiento es la búsqueda
de los empresarios de incrementar sus beneficios y más
específicamente su tasa de ganancia. La misma
motivación, la búsqueda de ganancias mediante la
mecanización en un sistema desordenado y sin
coordinación de sus unidades económicas, es el que
inevitablemente lleva a períodos de crisis que alternan
con las etapas de crecimiento. Cuando la economía crece el
empresario incorpora progresivamente nuevas técnicas de
producción que implican mayor inversión y menos
trabajo actual, con la finalidad de bajar sus costos para obtener
mayores ganancias y para competir. Pero en la medida que la
técnica se difunde entre los empresarios del ramo, los
precios de venta tienden a disminuir al adecuarse al valor
reducido que ahora los produce. Además la
acumulación de por sí implica mayores inversiones
en medios de producción, maquinarias y materia
primas.

La disminución de la demanda, la de
inversión y la de consumo, provoca la pérdida de
rentabilidad de otras empresas que no estaban inicialmente
afectadas por la crisis, se produce una caída de los
precios y de los volúmenes comercializados que disminuye
los beneficios de estas industrias y aumentan la gravedad de la
crisis. Adicionalmente el sistema de créditos es minado
por la alta exposición al riesgo que se produce,
contrayéndose y amplificando la crisis. El sistema
monetario estalla incrementando el caos económico y
social.

Si la economía en cuestión es la de un
país importante en los mercados mundiales, la caída
de su demanda aparejará un efecto recesivo sobre otros
países que verán disminuir sus volúmenes y
precios de exportación. Tanto en los períodos de
crecimiento como en los de crisis, el Estado juega un rol
fundamental en soportar o retomar según el caso, el
proceso de acumulación de capital.

La intervención del Estado ha crecido a lo largo
de la historia del capitalismo por la necesidad de favorecer la
reproducción de un sistema cada vez más
complejo.

Así al papel sustancial del Estado de asegurar la
obtención de los beneficios por las empresas, permitiendo
la acumulación de capital por parte de unas pocas personas
(en comparación a la gran masa trabajadora) y el
conservarlo privadamente con tranquilidad, se ha agregado el
asegurar las condiciones para que exista un crecimiento
económico suficiente para lograr la reproducción
ampliada del capital.

Crecimiento
económico: un
modelo clásico

El modelo matemático básico, sin
considerar el progreso técnico, formaliza el
análisis de la teoría económica
clásica. De él se extrae como conclusión que
la tasa de crecimiento es directamente proporcional a la tasa de
beneficio de la economía, aunque inferior a ésta,
multiplicada por la fracción de excedentes que no es
consumida (social o personalmente) sobre los excedentes totales.
El modelo permite también encontrar expresiones para las
distintas variables y sus tasas de variaciones: producto bruto,
capital constante, mano de obra empleada. Estas expresiones dan
cuenta de una economía en crecimiento donde las relaciones
entre las principales variables permanecen constantes, regulada
por la tasa de beneficio. La tasa de crecimiento de esta
economía se puede entender de la siguiente forma: el
excedente generado se utiliza en primer lugar para reponer el
capital constante que se ha desgastado en el proceso de
producción. Por encima de ese valor el excedente es
utilizado para ampliar el circuito de producción por lo
que la economía crece y la tasa de crecimiento es
proporcional al excedente neto dividido el capital adelantado por
el empresario, o sea la tasa de beneficio del
empresario.

El planteamiento matemático del modelo se
realiza, en el caso básico y en todas sus ampliaciones,
por dos ecuaciones diferenciales que reflejan el balance de
medios de producción y de excedentes de la
economía. Para una sociedad definida en un momento
histórico dado, lo cual implica un grado de progreso
tecnológico con sus necesidades educativas más usos
y costumbres, las necesidades de subsistencia y
reproducción de los trabajadores están determinando
el salario real que habrán de percibir. La técnica
utilizada, que habrá de ser la más rentable para el
empresario, implica la cantidad de unidades de trabajo a utilizar
y el capital fijo. Las ganancias de los empresarios son ahorros
que se invierten. A partir de estas tres condicionantes (salario,
técnica utilizada e inversión) quedan determinados
los excedentes producidos por el trabajador, por lo que de ello
se deriva la tasa de crecimiento del sistema económico..
Si los beneficios son reinvertidos totalmente el crecimiento es
el máximo posible, si una parte de los beneficios es
consumida suntuariamente por la clase empresarial o por sectores
no productivos (aunque necesarios para el funcionamiento y la
conservación del sistema) el crecimiento disminuye y
más lo hará cuanto mayor sea el consumo social
improductivo. El beneficio del empresario depende de la tasa de
obtención de excedentes, ya que sus utilidades surgen de
los excedentes que el trabajador produce sobre lo necesario para
pagar su salario.

La intención del empresario de aumentar sus
beneficios a través de la disminución de sus costos
y la necesidad de batir a sus competidores, hace que
continuamente mejore sus técnicas de producción y
adopte nuevas tecnologías y sistemas de gestión. El
progreso tecnológico a escala empresarial es, en el
sistema económico capitalista, sesgado en el sentido de
que por cada unidad de producto obtenido las nuevas
técnicas incorporan más medios de producción
y disminuye la fuerza de trabajo, aumentando la productividad
laboral a la vez que decrece la productividad del
capital.

El modelo matemático ampliado con progreso
técnico demuestra estas tendencias, partiendo de un cambio
de técnica (cuyas condiciones de viabilidad se analizan)
sesgado en el sentido indicado. Las variables ya no crecen
constantemente y en tasas iguales, el stock de capital aumenta
más rápidamente que la producción y esta que
la mano de obra, de tal forma que dependiendo de la fuerza del
proceso de acumulación y del progreso tecnológico
podrá incrementarse o reducirse la fuerza de trabajo
utilizada. Se concluye que la obtención de excedentes por
parte del grupo. Además el modelo demuestra la tendencia
del sistema a estancarse a largo plazo, a la disminución
de la tasa de crecimiento tendencialmente de la mano de la
reducción de la tasa de beneficio sólo parcial y
temporalmente contrarrestada por los factores que en el texto se
analizan: destrucción de capital físico, aumento de
la tasa de obtención de excedentes entre otros.

Con la extensa y variada agenda de investigación
es posible desarrollar, el enfoque clásico de la
economía como alternativa a las escuelas dominantes para
explicar los hechos de la economía capitalista sin ocultar
la injusta realidad de la misma en cuanto a la
distribución de la riqueza.

Breve historia
económica del Uruguay

Uruguay, país pequeño situado en la zona
templada del planeta, logró a partir de 1870 un
rápido crecimiento económico al consolidar un modo
de producción capitalista impulsado por la
inserción (tardía) en el sistema mundial como
proveedor de productos primarios, esencialmente pecuarios, rol
que lo caracterizó desde los tiempos de la
colonia.

El sostenido crecimiento de la ganadería,
actividad productiva fundamental, ocurrió luego de la
liquidación de la economía pre capitalista
(vigencia de los derechos de propiedad en el campo,
implantación del alambrado, expulsión del gauchaje
y asentamiento de la mano de obra asalariada) y se debió a
la coincidencia de dos conjuntos de factores:

  • en lo interno, las condiciones naturales (suelo,
    clima), la reducida población y las bajas exigencias
    en materia de capital y de nivel tecnológico, ambos
    factores escasos en Uruguay, determinaron que el sector
    ganadero extensivo pudiera producir en condiciones de
    competencia con el exterior.

  • en lo externo, el desarrollo de la navegación
    transatlántica, la mejora de los métodos de
    conservación de la carne por el desarrollo de la
    refrigeración y el aumento de los niveles de consumo
    de la población europea resultado de la
    expansión económica.

Entre 1875 y 1913 se generó un importante volumen
de excedentes, cuya apropiación se repartió entre
el capital extranjero y el nacional compuesto este último
por los grandes propietarios rurales y los comerciantes
montevideanos. Una menor porción consumió el Estado
para su rol de mantenimiento y reproducción del orden
social.

La crisis trajo aparejada, en un mecanismo que no por
repetido merece dejar de ser comentado, una fuerte
desocupación y la brusca disminución de los
salarios reales que llegan a reducirse un 31,5% entre 1912 y
1917. No disponemos de datos acerca del capital físico que
permita evaluar la destrucción del mismo en el
período.

El estancamiento de la producción en volumen
físico del país llega hasta 1923 pero las
consecuencias se arrastran más años, agravadas
luego por el crack bursátil del 29 en Estados Unidos y su
onda expansiva.

Uruguay desde principios de los años 30
cambió su estructura económica con la
aparición de una industria protegida, principalmente
sustitutiva de importaciones, que impulsó el crecimiento a
la vez que mantenía una base ganadera en proceso de
estancamiento. La ganadería extensiva era el sector en
cuya producción el país se especializaba y que
generaba excedentes, en parte apropiados por empresarios
extranjeros en la comercialización, en parte retenidos por
los grandes propietarios ganaderos pero que no tenían
posibilidad de ser reinvertidos con rentabilidad en su propio
sector. De la conjunción de este problema y de la
situación mundial (que determinó que los
países desarrollados, enfrascados primero en graves crisis
económicas y luego en una conflagración mundial,
disminuyeran o dejaran de suministrar productos industrializados,
por lo cual un proceso similar de sustitución de
importaciones tuvo lugar en muchos países del ahora tercer
mundo) surgió la posibilidad de desarrollar una industria
propia donde ubicar los excedentes con rentabilidad.

La caída de la rentabilidad industrial
implicó la detención del proceso de
inversión en la industria, los capitales acumulados al
interior del país comenzaron a ser transferidos al
exterior al no encontrar oportunidades de ganancia en los
sectores económicos existentes y al no desarrollarse otros
nuevos.

Cesó entonces el crecimiento de la
producción, comenzando a disminuir la ocupación y
aumentando la inflación hasta valores que Uruguay
desconocía en su historia reciente. El déficit en
la balanza de pagos se produjo al exceder las importaciones
necesarias para el proceso industrial volcado al mercado interno
a las exportaciones ganaderas.

Tras prolongados años de crisis, los mecanismos
restauradores del capitalismo comenzarían a actuar para
dar paso a una tímida recuperación y posterior fase
de crecimiento. Numerosos sectores económicos vieron
disminuidos u obsoletos sus medios de producción, muchas
empresas quebraron aún cuando conservara el país
sus potenciales ventajas absolutas en algunos sectores. Un nuevo
marco institucional, económico y estructural junto a la
fuerte disminución del salario real permitió la
elevación de la tasa de beneficio.

El análisis de esta nueva etapa de la
economía uruguaya, donde se termina de liquidar el esquema
de sustitución de importaciones y se comienza a
desarrollar un modelo basado en la exportación de
productos primarios y prestación de servicios a la
región, se ha realizado por comparación con tres
casos seleccionados: Chile, Nueva Zelanda e Irlanda.

Estos países comparten con Uruguay muchas
características comunes en tamaño, geografía
e historia. En todos los casos atravesaron por una fuerte crisis
en los años 80 para retomar el crecimiento
económico con una fuerte intervención del
Estado.

Podemos concretar dos conclusiones acerca de las
estrategias de crecimiento económico que se extraen de las
tres experiencias analizadas para su posterior cotejo con el caso
uruguayo, conclusiones que son propias del modelo teórico
clásico: la reducción de los costos salariales
unitarios (que involucra salarios, tipo de cambio y
productividad) y la disminución del consumo social
permitió el aumento de la generación de excedentes.
La estrategia de expansión de las exportaciones, ampliando
mercados que permitieran lograr la especialización y
economía de escala que el tamaño del mercado
interno dificultaba, logró desarrollar sectores rentables
donde invertir el ahorro interno y el de las empresas
transnacionales atraídas por las ventajas ofrecidas en
estos países, ya sea la dotación de recursos
naturales o la de mano de obra calificada o el bajo costo
relativo de la mano de obra o el acceso a mercados o varios de
estos factores a la vez, potenciado por las ventajas fiscales que
se otorgaron.

Para lograr estos resultados desde el punto de vista del
crecimiento (y por tanto del beneficio de los empresarios), los
tres países se caracterizaron por el funcionamiento de una
economía capitalista con instituciones y prácticas
que facilitaron la acumulación de capital, concretaron una
fuerte apertura comercial complementada con la firma de acuerdos
de libre comercio con países claves como destino de la
exportación de sus productos, se ajustó desde un
comienzo la tasa de cambio y se manejó luego de tal manera
de hacer competitiva las exportaciones, se implementó una
política laboral tendiente a flexibilizar las relaciones
patronales, la inflación se controló en todos los
casos con la disminución del déficit fiscal. El
Estado se achicó en todos los casos con relación a
su peso en la economía nacional cediendo las áreas
rentables a la explotación de capitales privados,
desarrolló la infraestructura apropiada para soportar a
los exportadores (puertos, carreteras, comunicaciones), en la
promoción de exportaciones a través de incentivos,
investigación de mercados y otros elementos.

La política económica consolidó la
inserción internacional del país en la nueva
división internacional del trabajo como un proveedor de
materias primas y productos alimenticios, complementado en el
ámbito regional con el papel de proveedor de servicios (en
especial turísticos y financieros, últimamente y
con éxito que perdura de informática.) En cuanto a
lo primero, la creación de riqueza en el país y su
exportación está basada en productos de bajo
contenido tecnológico, con reducida capacidad de
generación de empleo, con baja diversificación, de
demanda poco dinámica y de pobre comportamiento de
precios. Por lo segundo depende de la situación de las
inestables economías regionales, en especial la de
Argentina con la cuál además es estructuralmente
similar.

A la vez las políticas implementadas destruyeron
en forma irreversible parte del tejido industrial, disminuyendo
la actividad de la industria y aumentando su desconexión
por la casi completa eliminación de las escasas ramas
proveedoras de medios de producción.

Con la profundización del modelo y el fuerte
ingreso de capitales. Uruguay logró un importante
crecimiento económico entre 1990 y 1998 (pero aún
menor al de Chile e Irlanda y similar a Nueva Zelanda) para luego
ingresar en una larga recesión que se transformó en
una grave crisis en el año 2002, con cifras record de
caída del PBI, desocupación, salida de capitales y
corridas bancarias. La crisis de este fin de milenio y la
profundidad con que se manifiesta es el producto de la
confluencia de tres fenómenos:

  • la dinámica del sistema económico: la
    fase de crecimiento de la década de los 90 se
    agotó en la medida que la inversión en sectores
    rentables creó un exceso de capacidad y capital fijo a
    la par que caía la rentabilidad, fenómeno
    disimulado por la creación del Mercosur y los planes
    de estabilización que sobrevaluaron las monedas de los
    países vecinos.

  • los shocks de demanda provocados por la
    devaluación brasilera, la crisis argentina y la
    reaparición de la aftosa entre las principales
    causas.

  • la política económica del
    período, que disminuyó la rentabilidad de las
    empresas y no soportó adecuadamente la
    acumulación, debido a errores de política y al
    balance de fuerzas entre los distintos sectores
    capitalistas.

Anexos

El crecimiento chileno

Chile es un país largo y apretado por la
cordillera de los Andes y el mar, con una superficie de 764.000
km2 y con 4.000 Km de costas sobre el Océano
Pacífico que lo colocan frente a los nuevos países
industrializados asiáticos. Lo habitan sólo 14
millones de habitantes de habla hispana, lo que implica una
densidad de población de 18 habitantes por Km2, similar a
la de Uruguay. Su territorio es rico en recursos minerales, con
condiciones climatológicas que favorecen la
producción frutícola en el norte y centro, la
producción agrícola y ganadera en el sur y la
cría de variadas especies marinas en el extremo sur. Se
trata de un país con una de las mayores reservas
forestales del planeta.

A pesar de la negativa imagen que la dictadura de
Pinochet ha formado de la historia política de Chile en la
mayoría de las personas, la democracia chilena (con todas
las limitaciones pasadas y presentes) ha sido una de las
más antiguas del mundo y con escasas rupturas del orden
institucional.

En 1983 la caída de la actividad
económica, medida por el Producto Bruto Interno,
alcanzó el 13,4%, la desocupación rondó el
30% de la población activa, el déficit de los
saldos en cuenta corriente superó los 2.000 millones de
dólares, con un masivo endeudamiento del sector privado y
crisis en el sector financiero. Las exportaciones totalizaron un
monto de 3.800 millones de dólares, el 71% de las mismas
eran explicadas por recursos naturales: en especial el cobre
respondía al 46% de las exportaciones totales.

La política macroeconómica se
orientó entonces a respaldar la apuesta de convertir a las
exportaciones en el motor de la economía, potenciando su
integración en la división internacional del
trabajo como proveedor de materias primas y alimentos con bajo
grado de industrialización, mientras se mantenía
una demanda interna muy deprimida: las exportaciones
pasarán de ser el 19,4% de la demanda en 1982 a un 37,3%
en 1988.

El salario real disminuyó en 1983 en un 25%, lo
que redujo el costo de las empresas en general e
incrementó los beneficios de las exportadoras en
particular. Para conseguir estos objetivos la dictadura
había reprimido violentamente los sindicatos para luego
proceder a descentralizar la negociación salarial e
incrementar la flexibilidad laboral, modificando la
relación de poder entre empresas y
trabajadores.

Interviene en la política cambiaria:
complementando el efecto de la reducción de costos por la
baja de los salarios reales, las empresas exportadoras se
beneficiaron de una fuerte devaluación del 85% en tres
años que se continuó con pequeñas
depreciaciones (crawling peg) para mantener el tipo de cambio
real depreciado.

La exitosa expansión de la exportación, en
particular durante los años 80, se basó en el
comercio de productos primarios (tradicionales y no
tradicionales.) Chile logró expandir y diversificar las
exportaciones, tanto en volumen como en productos y en
mercados.

El boom en la exportación de productos
básicos no tradicionales se logró a partir del
desarrollo de los llamados "nuevos polos de crecimiento",
fundamentalmente pesca, forestación y fruta fresca. Estos
"nuevos polos de crecimiento" se basaron en la explotación
de los recursos naturales chilenos, en un contexto de salarios
bajos y tipo de cambio devaluado, por parte de grandes empresas
que ya poseían canales de comercialización en los
mercados internacionales.

La economía neozelandesa

Situada a 1900 Km al sudeste de Australia, las dos islas
que componen Nueva Zelanda totalizan una superficie de una vez y
media la de Uruguay (270.500 km2) y una población similar
(3,6 millones de habitantes) en su mayoría europea (83%) y
con minoría maorí (10%, la reivindicación de
su cultura es en la actualidad muy fuerte y compartida por los
neozelandeses), concentrada en la isla situada más al
norte.

Históricamente el principal recurso de Nueva
Zelanda fue una óptima combinación de clima y
tierra para el desarrollo de la ganadería, sus productos
más competitivos eran la lana, manteca, cordero y
productos refrigerados. Durante la primera mitad del siglo XX el
Estado intervino en la vida económica del país como
productor y distribuidor, amparando el bienestar de una
satisfecha y aislada sociedad neozelandesa. El crecimiento se
aceleró con la exitosa aplicación, en la primera
fase, de políticas de sustitución de
importaciones.

A partir de los años 60 y principalmente en los
70 el fin de la época de oro del capitalismo de los
países centrales con el deterioro de los términos
de intercambio debido a la caída del precio de las
materias primas, el ingreso de su principal comprador Gran
Bretañas a la Comunidad Económica Europea y el
aumento de los precios de petróleo redujo la renta real,
intensificó los conflictos sociales, se incrementó
la inflación debido a la lucha distributiva y
aumentó el desempleo, todo esto a pesar de la
búsqueda de nuevos mercados (estrechamiento de relaciones
comerciales con Australia) y del intento de diversificar la base
productiva del país (incentivo a las manufacturas,
desarrollo de industria intensiva en capital.) El crecimiento
prácticamente se detuvo, promediando 1,5% en los diez
años que van de 1975 a 1984. El déficit fiscal
alcanzó el 9,5% del PBI en 1986 y la deuda exterior neta
representaba el 80% del PBI. La tasa de desempleo superó
el 7% a principios de los 80, el valor más alto registrado
en la historia del país. Las consiguientes implicancias de
reciprocidad y apertura comercial.

La disminución del salario se logró
debilitando el poder de negociación de los trabajadores.
La "Ley sobre los Contratos de Trabajo" de 1991 introdujo el
marco jurídico para un sistema de negociaciones
fuertemente descentralizado que completó la
eliminación del sistema de acuerdos nacionales: los
contratos de empleo se podían negociar ahora en forma
individual, reduciéndose el número de afiliados a
los sindicatos. La participación de los salarios de los
trabajadores en el Producto Bruto cayó desde un 49,9% en
1987 a 43,6% en 1995, un retroceso de más del
12%.

Una fuerte devaluación en 1987 al dejar flotar la
moneda permitió potenciar la reducción de los
salarios y del resto de los costos no transables de la
economía, a partir de allí se mantuvo un tipo de
cambio competitivo (aunque no en forma continua) para fomentar
las exportaciones.

El objetivo de reducir el déficit a través
de una disminución de los gastos y no de un incremento de
los ingresos se institucionalizó con cuatro leyes entre
1986 y 1994 que promovieron cambios radicales en la forma de
gestionar los distintos servicios públicos, introduciendo
herramientas modernas de management, y permitieron la
privatización de vastas áreas de la
economía. Encontramos nuevamente el hecho de que el Estado
deja en manos de las empresas locales o extranjeras (y esto
último es lo que se da en mayor parte) los sectores
económicamente rentables y se encarga de aquellos sectores
que los capitales privados no tienen interés por explotar
o en donde ofrece servicios a empresas privadas subvencionando
sus costos.

En el caso de Nueva Zelanda esto se tradujo en la
eliminación de los monopolios de empresas estatales, la
corporativización de 24 empresas estatales y la
privatización de las empresas de transporte
(aerolínea y ferrocarriles), petrolera, astillero, correos
y telecomunicaciones entre otras.

El resultado de las acciones de reducción de
gastos, recorte de transferencias a la seguridad social y
privatizaciones redujo la deuda pública hasta un 27% del
PBI en la actualidad, mientras que el déficit fiscal se
transformó en un superávit del 3% del PBI para el
año 1995 manteniéndose positivo hasta el momento
actual en valores de alrededor del 1%.

La inflación fue eliminada gracias a la
reducción del déficit fiscal que permitió
una política monetaria dura, con baja emisión,
manejada contra ciclicamente: cuando a principio de los
años 90 se produjo una disminución del crecimiento
se permitió un relajamiento de las condiciones monetarias
para facilitar la expansión. El Banco Central de Nueva
Zelanda, Reserve Bank, fue independizado del Gobierno mediante
una ley dictada en 1989 y su objetivo de política
monetaria fue la estabilidad de precios. La inflación
cayó hasta valores menores de un dígito,
estimándose para el presente año en un
3,8%.

Luego de los primeros años de reforma la moneda
se apreció debido a los flujos de capital, creando
dificultades para el aumento de las exportaciones.

El rol del Estado en el apoyo al comercio exterior,
motor de la economía neozelandesa en la actualidad, se
desarrolló en tres áreas:

  • Promocionando la internacionalmente reconocida
    imagen de nación "limpia y verde", por medio de una
    cuidada atención a las exigencias medioambientales y
    de calidad.

  • Desarrollando un fuerte acceso a los mercados para
    sus productos a través de acuerdos bilaterales con las
    naciones del Pacífico (APEC) y Australia.

  • Creando un organismo dedicado a la
    investigación y el desarrollo para los productos
    exportables neozelandeses. Si bien la inversión
    pública en R&D con relación al PBI se
    mantuvo por debajo de los estándares de los
    países desarrollados (1% frente a 1,6%), igualmente es
    alto frente al promedio del resto del mundo (0,6%) y
    creció a un fuerte ritmo durante la década de
    los 90.

Asegurado el nuevo marco de negocios, la existencia y
desarrollo de sectores de la economía donde invertir con
rentabilidad es una condición necesaria para la
acumulación de capital y el crecimiento.

La inversión en Nueva Zelanda, realizada por un
pequeño conjunto de grandes empresas con vinculaciones
internacionales, se concentró en su mayor parte en
sectores tradicionales de su economía con escaso
desarrollo de sectores nuevos.

Nueva Zelanda creció sobre la base de sus
sectores tradicionales (con excepción de un par de
sectores nuevos): el Estado facilitó la acumulación
de capital en la forma descripta pero no desarrolló
sectores nuevos, mediante las políticas adecuadas de
búsqueda, formación de clusters, incentivos y apoyo
de infraestructura que permitieran invertir con rentabilidad.
Nueva Zelanda logró salir de la larga fase de
recesión en que se encontraba en los 70 y 80, las
oportunidades desarrolladas en distintos sectores de la
economía (especialmente primaria) le permitió
alcanzar un crecimiento moderado. Pero no resultó
suficiente para generar tasas de crecimiento que le permitieran
converger hacia los países desarrollados con los que hace
unas décadas se encontraba en similares condiciones de
riqueza.

La experiencia irlandesa

Desde finales del siglo XV, en que fue conquistada por
sus vecinos ingleses luego de varios siglos de luchas e
intervenciones armadas, la católica Irlanda estuvo
subordinada a la protestante Inglaterra. En 1921 Irlanda lograba
su independencia luego del trágico "Levantamiento de
Pascua" ocurrido dos años antes, debiendo resignarse a la
pérdida del Ulster de mayoría
protestante.

En la actualidad 3,8 millones de habitantes pueblan los
70.000 km2 de territorio de esta nación cuyos
orígenes se remontan a los antiguos guerreros
celtas.

Irlanda siempre ha sido un país eminentemente
agrícola, con exportaciones de productos primarios
alimenticios, subdesarrollado con alta dependencia de la
economía británica y con un bajo nivel de vida.
Cuando se produjo la masiva migración de europeos a
Estados Unidos, la corriente irlandesa fue de las más
significativas.

En 1973 Irlanda entró a formar parte de la
Comunidad Económica Europea, un hecho clave para entender
su historia posterior.

A partir de 1975, como consecuencia de su estructura
económica y del shock del petróleo, el país
se sumergió en una profunda crisis: tuvo el mayor
índice de inflación de Europa superando el 20%. En
medio de intensos conflictos sociales que la recesión
acrecentaba la tasa de desempleo sobrepasó el 15% al final
de la década de los 80, el déficit fiscal fue
equivalente al 6% del PBI y el balance en cuenta corriente de
–8.2%, la deuda pública equivalía al 130% del
PNB.

El momento del cambio llegó en 1987 con la
implementación del "Plan de

Desarrollo Nacional" para el período 1988 –
1993 que logró un fuerte crecimiento económico. A
partir de 1993 nuevas medidas propulsaron el crecimiento hasta el
6,5% en 1994, lográndose un promedio de 5,4% anual entre
1987 y 1996 y aún hoy (2001, dato más reciente) se
mantiene en el 4.1%. El motor de ese crecimiento ha sido la
industria, responsable en la actualidad del 40% del PBI y del 75%
de las exportaciones

A pesar de este incremento en las partidas destinadas al
bienestar, menor a lo inicialmente comprometido, la
reducción de gastos por recortes en los salarios de los
empleados públicos y la reducción del beneficio de
seguro de desempleo por disminución de la tasa de
reemplazo, del plazo de cobertura y restricciones a la
elegibilidad, más la expansión de los ingresos
disminuyó el peso relativo de los gastos públicos a
la vez que redujo sustancialmente el déficit fiscal hasta
lograr el superávit en 1996, a pesar de y para posibilitar
las vastas exenciones de impuestos al capital que describiremos
más abajo. De esta forma el Estado irlandés
disminuyó la relación del gasto público con
respecto al PBI hasta el 33,2% sustancialmente menor al 46% de
los países de OCDE.

La devaluación de 1993, disminuyendo los costos
salariales en moneda extranjera, la congelación de los
salarios reales y la reducción del gasto público,
permitió el aumento de la generación de excedentes
y liberaron una mayor proporción de los mismos para el
ahorro y la inversión. La tasa de ahorro subió 6
puntos a partir de 1987, llegando a un máximo del 23% del
PBI en 1991 y estabilizándose en un alto 20% a partir de
allí.

La fuerte intervención del Estado para atraer
inversiones en manufactura no terminó allí: la
política industrial se orientó a desarrollar
sectores de alta tecnología aprovechando el excelente
nivel de educación de una población joven con gran
presencia laboral femenina y la buena infraestructura de
comunicaciones con que contaba el país.

El mercado de estas empresas de alta tecnología
fue básicamente la Unión

Europea, 61% de las exportaciones totales del 2001 (20%
a Gran Bretaña y 41% al resto de los países,
principalmente Alemania, Holanda y Bélgica), lo que da
cuenta de la importancia de la cercanía geográfica.
En segundo y más lejano lugar se situó

Estados Unidos con el 16% del total exportado, con
valores menores al 3% se situaron Japón y
Suiza.

Conclusiones

La nueva economía exige una rápida
adaptación a los cambios. Estos se producen con mucha
rapidez y por lo tanto debemos estar preparados para poder crecer
en la medida que nuestras propias necesidades así lo
requieran.

En el análisis de la crisis actual, es visible
por señalar a algunas medidas específicas de
política económica, especialmente monetarias, como
las fallas que explican el pavoroso problema o, por lo menos, su
origen que, con arreglo a la creciente sofisticación
matemática, reivindica la añeja idea relativa a que
las rigideces en salarios y precios explican los fenómenos
críticos y, muy especialmente, el desempleo.

El crecimiento económico de un país se
considera importante, porque está relacionado con el PIB
per cápita de los individuos de un país. Puesto que
uno de los factores estadísticamente correlacionados con
el bienestar socio-económico de un país es la
relativa abundancia de bienes económicos materiales y de
otro tipo disponibles para los ciudadanos de un país, el
crecimiento económico ha sido usado como una medida de la
mejora de las condiciones socio-económicas de un
país; sin embargo, existen muchos otros factores
correlacionados estadísticamente con el bienestar de un
país, siendo el PIB per cápita sólo uno de
estos factores. Lo que ha suscitado una importante crítica
hacia el PIB per cápita como medida del bienestar
socio-económico, incluso del bienestar puramente
material.

Bibliografía

  • http://www.eumed.net/libros/2010a/649/CONCLUSIONES%20DE%20KEYNES%20A%20KEYNES%20LA%20CRISIS%20ECONOMICA%20GLOBAL%20EN%20PERSPECTIVA%20HISTORICA.htm

  • http://es.wikipedia.org/wiki/Crecimiento_econ%C3%B3mico

 

 

Autor:

Díaz David

Fonseca Angys

Huerta Keyla

Pacheco Jesús

Rivero Keilys

Enviado por:

Iván José Turmero
Astros

GRUPO: 2

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
POLITÉCNICA

"ANTONIO JOSÉ DE
SUCRE"

VICE-RECTORADO PUERTO ORDAZ

DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA
INDUSTRIAL

INGENIERÍA FINANCIERA

SECCIÓN M1

Monografias.com

 

[1]

Partes: 1, 2, 3
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