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Tiempos modernos (“realidades cercanas” de un capitalismo sin control) – Parte I (página 7)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Los programas captan la información de mercado
que pueda ser relevante. A través de complicados
algoritmos matemáticos buscan pautas de comportamiento y,
en consecuencia, operan. Aunque lo hacen a través de
pequeños paquetes de acciones -para ocultar las huellas-,
mueven grandes cantidades de dinero. Así, por
minúscula que sea la variación de precio, quien se
adelante a los demás gana mucho dinero. Y el abanico de
operaciones realizadas es tan amplio y complejo como cabe esperar
de la imaginación de un ejército de
matemáticos millonarios armados con
superordenadores.

Ahora bien, los ordenadores ganan dinero sólo si
tienen una ventaja sobre su competencia, que no son los humanos,
sino otros ordenadores. Dicha ventaja se obtiene bien por la
infraestructura (mejores máquinas y más
rápidas) como por la sofisticación de los programas
que operan. Es una verdadera carrera armamentística, y
como en cualquier carrera de armamentos, la información es
poder. Por eso el robo del programa parece sacado de una
película de espías.

"Es donde se gana todo el dinero ahora", comentó
a The New York Times William Donaldson, ex presidente de la SEC,
supervisor de los mercados, "si un inversor no tiene medios,
está en una gran desventaja". En realidad, si el
pequeño inversor tiene poco que hacer frente a los
profesionales, éstos no tienen mucho más futuro
frente a las máquinas. Los programas automáticos
entran o salen del mercado en milisegundos, para volver a entrar
si detectan que los parámetros siguen siendo favorables.
Por ejemplo, ante una noticia o un flujo de órdenes ven
una pauta alcista, compran y venden a un precio, unos
céntimos más alto. Los inversores tradicionales
llegan más tarde, pero compran igualmente, y el programa
automático puede seguir penalizando a los que lleguen
más tarde. Otros programas, según señalaba
esta semana The Economist, generan volatilidad artificial en las
acciones para elevar el precio de las opciones. Otros
están preparados para reaccionar a las noticias que
envían las agencias de noticias y responder a éstas
antes que los intermediarios humanos. Y hay programas que
están pensados para detectar las operaciones de otros
sistemas y contraprogramar operaciones…

La asimetría de información y de
oportunidades es algo que siempre se ha dado en la Bolsa. Pero
las estrategias destapadas por el caso Aleynikov despiertan
algunas preguntas que sobrepasan el ámbito de la
inversión pura y dura. Y, paradójicamente, ha sido
el fiscal del caso, Joseph Facciaponti, quien ha hecho algunos
apuntes inquietantes: "El banco ha señalado la posibilidad
de que alguien que sepa usar este programa pueda hacerlo para
manipular los mercados con intenciones maliciosas". Una frase
quizá no demasiado afortunada, pues el ultrasecreto
programa ya era utilizado profusamente por Goldman.

En un artículo publicado por Cinco Días
(El espejismo de los mercados – 4/9/09), se decía:
"Wall Street ha contemplado atónito cómo tres de
las grandes compañías intervenidas por el Gobierno
-la aseguradora AIG y las dos hipotecarias Fannie Mae y Freddy
Mac- y principales causantes de la actual crisis han subido como
la espuma en Bolsa. En 15 días, casi han duplicado su
valor sin ningún motivo aparente. En el mercado se apunta
que el causante del rebote no es otro que la entrada en
acción de las plataformas de intermediación de alta
frecuencia (high frequency trading), un negocio que domina el
parqué neoyorquino y que genera jugosos beneficios. Se
calcula que con estas operaciones se pueden ganar unos 21.000
millones de dólares al año. Algunos economistas ya
han comenzado a criticar estas prácticas, a las que acusan
de "destrozar el vínculo que existía entre los
precios y los valores""…

"El regreso de los 'day traders' revitaliza el
corretaje" titulaba un artículo The Wall Street Journal el
17/9/09, en el que decía: "Aunque muchos
pequeños inversionistas han preferido mantenerse al margen
del mercado bursátil, los day traders, el término
que se popularizó durante el boom tecnológico de
los años 90 para describir a las personas que compraban y
vendían acciones incesantemente parecen estar de
vuelta.

El volumen de operaciones aumentó 14% o
más el mes pasado en comparación a julio en las
firmas de corretaje en línea Charles Schwab Corp., TD
Ameritrade Holding Corp. y E*Trade Financial Corp. El corredor
electrónico Knight Capital Group Inc. también
reportó un alza de 7,7%.

Esto representa un aumento inusual en el corretaje
electrónico. "Habitualmente, agosto es uno de los peores
meses del año", afirmó Richard Repetto de Sandler
O'Neill Partners L.P., ya que el volumen suele caer un 10%
respecto de julio.

El mayor volumen transado coincidió con una
marcada alza en los precios de las acciones, una ola que estos
corredores pueden haber intentado aprovechar.

A la vez, hubo mucha actividad entre los fondos
cotizados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés)
"apalancados", diseñados para magnificar los rendimientos,
y "ETF inversos", diseñados para obtener ganancias cuando
caen los precios, dice Repetto, de Sandler O'Neill. Ambos son
elegidos por corredores a corto plazo como los fondos de
cobertura y los day traders.

Gran parte del volumen en las últimas semanas ha
correspondido a acciones financieras y de otros sectores
sumamente volátiles, donde los inversionistas intentan
obtener una ganancia al aprovechar veloces oscilaciones en los
precios.

Además, hay un número cada vez mayor de
operaciones más pequeñas y profesionales, por parte
de day traders, algunas de las cuales usan los préstamos,
o "apalancamiento", para impulsar sus retornos. Actores
apalancados como estos se benefician del hecho de que las tasas
de interés son muy bajas, lo que hace que el costo de
pedir prestado dinero para financiar su corretaje sea
relativamente barato.

Y aunque la reciente volatilidad de los precios de las
acciones podría ahuyentar a los inversionistas de largo
plazo, es atractiva para corredores que quizás no
conservan las acciones por más de unas horas o incluso
unos minutos en cada operación"…

El 18/9/09, El Confidencial informaba que: "Los
reguladores de valores de Estados Unidos propusieron el jueves
prohibir las órdenes relámpago o "flash", que las
bolsas envían a un selecto grupo de operadores una
fracción de segundo antes de que se hagan públicas.
La Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) está
buscando limitar una práctica criticada por dar una
ventaja injusta a algunos participantes del mercado, que disponen
de programas para operaciones rápidas en sus
ordenadores.

La Comisión también ajustó las
reglas para las agencias calificadoras de crédito,
imponiéndoles más requerimientos de
información pública y alentando las calificaciones
no solicitadas. Las medidas, y otras propuestas por la SEC,
están destinadas a la industria de calificación de
crédito, muy criticada por haber alentado la crisis
financiera a través de notas generosas a títulos
tóxicos respaldados por hipotecas.

La prohibición propuesta para las órdenes
"flash" forma parte de un esfuerzo más amplio de la SEC
para tomar medidas drásticas frente a zonas oscuras del
mercado de acciones de Estados Unidos. La presidenta de la SEC,
Mary Schapiro, dijo que la agencia seguirá evaluando las
prácticas de comercialización que puedan dar una
ventaja injusta a algunos actores del mercado"…

Quienes respaldan la práctica de operaciones de
alta frecuencia, como las operaciones "flash", dicen que
añaden liquidez necesaria para los mercados, y que
permitieron que estos funcionaran sin problemas durante la crisis
financiera.

No obstante, los críticos, incluidos algunos
legisladores, dicen que los mercados necesitan una mejor
vigilancia para que todos los inversores jueguen en un campo de
parejo.

Mientras tanto, como si con los "sistemas de
especulación bursátil de alta velocidad" no
tuviéramos bastante, llegan los "profesores
universitarios" con sus modelos matemáticos (las
intrépidas máquinas voladoras).

Bruce Bueno de Mesquita es un investigador de la
Universidad de Nueva York y la Universidad de Stanford de aspecto
sencillo y con una cierta predisposición a las
declaraciones grandilocuentes como, por ejemplo, que su modelo
matemático es inusualmente certero a la hora de predecir
el futuro.

Bueno de Mesquita está en el negocio ultra
especializado conocido como teoría del juego aplicada.
Este es el tipo de asunto que ocupaba a los estrategas de la
Guerra Fría, que recurrían a los computadores para
encontrar las opciones más lógicas para combatir.
La innovación de Bueno de Mesquita es poner al día
muchos de esos conceptos de la era de Atari para la
generación Wii. Eso significa incorporar la sofisticada
teoría del juego y las técnicas de
predicción a temas cotidianos como la política
local, las batallas legales y, en efecto, los negocios de Wall
Street.

Bueno de Mesquita es hostil al sentimiento humano. Desde
su perspectiva, los actores del mundo -ya sean figuras
religiosas, políticas o financieras- son astutos
calculadores de sus propios intereses. ¿La madre Teresa?
Alguien que hace el bien impelida por una necesidad material de
recibir aplausos. ¿Qué hay de un presidente
ejecutivo que evalúa la venta de su
compañía? Al igual que muchos en Wall Street, Bueno
de Mesquita es partidario de los "paracaídas dorados",
gigantescos paquetes de indemnización, como manera de
motivar a los presidentes ejecutivos a vender, y así
conseguir dinero para los accionistas.

Se trata de un mundo brutal, pero racional. Y puesto que
es racional, puede ser observado, comprendido y a menudo previsto
o manipulado, dice Bueno de Mesquita.

La clave reside en el modelo matemático que ha
desarrollado a lo largo de 30 años con la asistencia
inicial del Departamento de Defensa de Estados Unidos (el
ejército y la CIA lo han usado).

Bueno de Mesquita sigue confiando en que con datos
rigurosos su modelo podría predecir resultados con un
éxito inesperado. Acierta nueve de cada 10 veces,
según una valoración de la CIA desclasificada, de
la que no duda en presumir.

En este mundo cruel y racional, "obtener el mejor
acuerdo posible no implica que sea el mejor para los
accionistas", dice Bueno de Mesquita. "Significa el mejor para
las personas que están fraguando el acuerdo".

Hamid Biglari pasó de la física a las
finanzas. Ahora, está ayudando a liderar los esfuerzos por
revivir Citigroup Inc. Nacido y criado en Teherán, Biglari
se fue a Estados Unidos en 1977 para estudiar matemáticas
y física en la Universidad de Cornell. Ansioso por
participar en el crecimiento económico de Irán
durante la década de los 70, Biglari planeaba volver a su
país tras obtener su título. La revolución
iraní de 1979 descarriló sus planes. Se dio cuenta
de que sus oportunidades profesionales se verían limitadas
en el nuevo régimen así que solicitó la
residencia permanente en EEUU.

A Biglari le fascinaba la idea de extraer energía
del agua de mar, un proceso conocido como fusión nuclear,
así que en 1987 realizó un doctorado en
astrofísica en la Universidad de Princeton. Poco
después, se convirtió en un físico
teórico en el Laboratorio de Física del Plasma de
Princeton.

Mientras consideraba su próximo paso, los
mercados emergentes de la antigua Unión Soviética
llamaron su atención. Creía que las finanzas
globales serían un campo interesante y
prometedor.

No tenía ninguna experiencia en finanzas, pero
llamó a la consultora de gestión McKinsey & Co.
para pedir trabajo. Consiguió venderles sus destrezas
analíticas y su entendimiento de complejos modelos de
predicción por computadora, que entonces empezaban a
usarse en el sector de finanzas para evaluar el riesgo. Lo
contrataron en calidad de colaborador y cuatro años
después ya lo nombraron socio. Pronto, estaba a la cabeza
de la unidad de banca de inversión de McKinsey y del
programa de contratación de personal con doctorados,
dice.

En 2000, Biglari estaba listo para otro cambio. "Siempre
he creído que el mejor momento para reinventarse es cuando
se está en un punto alto en lugar de cuando está en
declive", dice. "Sus opciones son mayores de esa
manera".

Con la ayuda de sus contactos, organizó una
reunión con quienes entonces eran el presidente ejecutivo
de Citigroup, Sanford Weill, y el ex secretario del Tesoro de
EEUU, Robert Rubin. Eso fue dos años después de que
la unión entre Citicorp y Travelers Group creara Citigroup
Inc. Ambos ejecutivos quedaron impresionados con la
energía de Biglari y le ofrecieron un empleo. Tres
años después, se convirtió en director de
operaciones de la unidad global de banca de inversiones y del
brazo de ventas y corretaje.

La industria de los servicios financieros empezó
a derrumbarse a mediados de 2007, dice Biglari. Las grandes
pérdidas terminaron llevando al banco a la
intervención gubernamental, despidos masivos y una
drástica reestructuración de la cúpula
gerencial, que incluyó el ascenso en diciembre de Vikram
Pandit al cargo de presidente ejecutivo de Citigroup.

"Estamos redefiniendo el negocio en medio de las
condiciones más difíciles imaginables", dice, tras
igualar los problemas que afronta Citi a los que tuvo que sortear
el presidente ejecutivo de International Business Machines, Louis
Gerstner, en los años 90. "De muchas maneras, IBM es el
equivalente industrial de Citi", dice. "La gente ya había
descartado a IBM cuando Gerstner reinventó por completo la
compañía. Nosotros también tenemos que
conseguirlo por difícil que parezca".

Wall Street no es Hollywood, pero también fabrica
mitos. Warren Buffet, Peter Lynch, Mark Mobius o Bill Gross son
algunas de sus leyendas. Se trata de profesionales que han
aportado un estilo propio al mundo de la inversión. En
este Olimpo bursátil también tiene su hueco James
Simons. El fundador de Renaissance Technologies, una de las
entidades de hedge funds más importante del mundo con
cerca de 20.000 millones de dólares bajo gestión,
ha comunicado que se retira en 2010. Muchos le consideran un
pionero en el uso de sistemas matemáticos combinados con
aplicaciones informáticas para batir el mercado. Su
adiós coincide con el deseo de los reguladores de poner
coto a los sistemas de inversión inteligentes (robots),
que este erudito contribuyó a desarrollar, por
distorsionar el comportamiento bursátil.

La vida de Simons encaja como un guante en el mito del
sueño americano. Hijo de un zapatero, nació hace 71
años en los suburbios de Boston. Dotado con una habilidad
innata para los números, colaboró con el
Departamento de Defensa descifrando códigos secretos.
Además, obtuvo el Premio Veblen, la mayor
distinción en el ámbito de la geometría, con
sólo 38 años. Antes de fundar Renaissance, Simons
fue presidente del Departamento de Matemáticas de la
Universidad Stony Brook. En esta época tuvo el primer
contacto con el mercado invirtiendo parte de sus ahorros en la
compraventa de divisas.

En 1978 abandonó el mundo académico para
fundar su firma de inversiones, bautizada como Limroy,
embrión de la actual Renaissance. Simons se rodeó
desde el principio de talento puro. Sus ofertas de empleo no iban
dirigidas a licenciados en Económicas o Derecho de Harvard
o Yale sino a matemáticos, astrofísicos e
informáticos paridos por centros como el Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT).

El secretismo en torno a cómo desarrolla
Renaissance sus programas de inversión es similar al que
rodea a la fórmula de la Coca-Cola. El campus de 20
hectáreas levantado por la gestora en Nueva York es un
búnker a prueba de filtraciones. Simons prefiere
participar en foros matemáticos antes que pisar Wall
Street. Lo único que se conoce son generalidades
aplicables a todos los fondos que siguen un modelo de
inversión cuántico. Es decir, con el uso de
algoritmos y series estadísticas. Estos fondos intentan
lograr dos objetivos: anticiparse a lo que hará el mercado
basándose en patrones de comportamiento repetidos en el
pasado y rastrear ineficiencias en la formación de precios
para arañar rentabilidades a muy corto plazo.

Simons ha confiado siempre en la inteligencia del ser
humano. "Si podemos predecir la órbita de un cometa,
¡cómo no vamos a ser capaces de predecir la
evolución de las acciones de Citigroup!", explicó a
la revista Bloomberg Markets en enero de 2008.

El fondo estrella de Renaissance es Medallion. Lanzado
en 1988, nunca ha cerrado un año en pérdidas,
acumula una rentabilidad media anual del 30% y en un ejercicio
tan malo para el mercado como fue 2008 logró una
rentabilidad del 80%, lo que convirtió a Simons, gracias a
las altas comisiones de éxito que cobra, en el gestor
mejor pagado del mundo con unos ingresos de 2.500 millones de
dólares, según la revista Alpha
Magazine.

Aparte de incrementar su cuenta corriente y la de muchos
de sus clientes, Simons ha contribuido al desembarco de las
matemáticas en los mercados financieros. Su
aportación, junto con el desarrollo tecnológico, ha
disparado el uso de las estrategias cuánticas. De hecho,
la consultora TABB Group prevé que en 2010 la
gestión algorítmica suponga el 50% del volumen de
negociación en Estados Unidos.

Semejante proliferación de los sistemas
inteligentes de inversión despierta recelos entre los
gestores tradicionales y los reguladores. Los primeros critican
que el repunte de la volatilidad en los mercados durante la
crisis económica ha dejado en evidencia las lagunas de los
sistemas estadísticos. Por su parte, los supervisores
bursátiles advierten que el uso masivo de órdenes
automáticas (no sólo las utilizan los hedge funds,
también las mesas de tesorería de los bancos) puede
distorsionar el mercado y manejarlo a su antojo. Los robots
programados con algoritmos pueden comprar y vender acciones con
una velocidad mil veces superior al parpadeo del ojo
humano.

"¿Y si les dijésemos que el verdadero
culpable de la crisis financiera es un modelo matemático
llamado Value at Risk? ¿Y qué VaR, utilizado en los
mercados desde hace dos décadas, ya causó problemas
en el pasado y que sus defectos estructurales eran muy conocidos?
Nadie les culparía por sorprenderse. Muy pocos son los que
han hablado del papel decisivo de VaR en la debacle que nos
rodea", sostienen Nassim Taleb y Pablo Triana, en un
artículo publicado por El País (25/10/09,
titulado: "El culpable del que nadie habla".

Pero las cosas podrían cambiar ahora que el
Comité de Ciencia y Tecnología del Congreso de EE
UU tomó la decisión histórica de celebrar
una sesión especial el 10 de septiembre para analizar la
responsabilidad de VaR en la crisis. Uno de los autores del
artículo ofreció su testimonio in situ (culpando a
VaR), y el otro ofreció inspiración inicial a los
organizadores del evento. Es seguramente la primera vez que un
parlamento juzga el impacto de un modelo teórico sobre el
mundo real. Quién sabe, es posible que hasta Obama sea ya
consciente de la culpabilidad de VaR.

VaR, en su papel como mecanismo regulador determinador
de las cargas de capital sobre las actividades de mercado de los
bancos, permitió a los bancos de inversión acumular
de forma muy apalancada (endeudada) los activos tóxicos
que eventualmente generaron las pérdidas billonarias que
condenaron al mundo al caos. Dado que VaR registró, de
forma irrealista, valores muy pequeños en el periodo
previo a la crisis, los bancos tan sólo tenían que
depositar un montante de capital muy limitado para poder acumular
billones y billones de dólares en productos
exóticos relacionados con las hipotecas basura. VaR
indicaba que esas posiciones no tenían demasiado riesgo,
así que no había necesidad de reservar mucho
capital protector de posibles pérdidas. Es decir, VaR
dictó que el precio para jugar al juego de trading fuese
muy económico, y los bancos respondieron de forma
entusiasta. Se ha estimado que, en el caso de varios bancos, las
cargas de capital para actividades de mercado (igual a VaR*factor
multiplicador) suponían tan sólo el 1%, e incluso
el 0,1%, de sus posiciones de trading totales registradas en el
balance. Eso es mucho apalancamiento. Si los medios han
enfatizado y criticado insistentemente los niveles de
apalancamiento absolutos de 30 a 1 de los bancos,
¿qué les parecen los niveles de 100 a 1 e incluso
1.000 a 1 que VaR permitió para actividades de trading,
muchas de ellas tóxicas?

Esa combinación de apalancamiento y toxicidad que
nos regaló VaR es lo que hundió a Lehman Brothers,
Bear Stearns, Merrill Lynch… En cuanto el mercado inmobiliario
de EEUU se tambaleó un poco, las pérdidas en
activos basura (esos subprime CDOs) se comieron el escaso
capital. Había demasiada toxicidad para tan poco
capital.

Adoptar VaR fue un error. Reguladores y banqueros
depositaron excesiva confianza en un modelo que pretende
garantizar aquello, precisión y certidumbre cuantitativa,
que no es garantizable en la selva de los mercados. Las
matemáticas tuvieron su oportunidad y fallaron. Es hora de
volver a basar las decisiones financieras más relevantes
en el sentido común.

Para cerrar este apartado les tengo preparada una
noticia "sugerente". Una prueba definitiva (y lamentable) de que
la especulación nunca muere. Meriwether, fundador del
LTCM, se prepara para lanzar otro hedge fund, según
informaba El Economista, en su edición online del
22/10/09

Parece que John Meriwether, el gestor alternativo
creador del LTCM, el mayor hedge cuantitativo del mundo, cuya
casi quiebra puso en jaque al sistema financiero estadounidense,
no escarmienta. Y es que aunque hace tres meses tuvo que liquidar
su segunda gestora de fondos libres, JWM Partners, ya está
en trámites para poner en marcha otra.

Meriwether fundó JWM poco después de 1998,
año en el que el LTCM vivió una serie de episodios
catastróficos que llevaron a su rescate.

El pasado julio, se vio obligado a echar el cierre en su
segunda firma, después de que la presión de la
crisis financiera hiciera caer casi un 50% el valor de sus
activos y recibiera peticiones de reembolso masivas de sus
clientes.

La nueva aventura hedge de Meriwether se llamará
JM Advisors Management y, al igual que sus predecesoras,
tendrá sede en Greenwich, Connecticut, informó
Financial Times. Según fuentes conocedoras del proceso, se
lanzará en algún momento de 2010.

Al parecer, la nueva gestora usará la misma
estrategia que LTCM y JWM: el arbitraje de valor relativo, una
estrategia de inversión cuantitativa utilizada sobre todo
en mercados de renta fija, que el mismo Meriwether creó
cuando estaba al frente de la división de renta fija de la
mítica y desaparecida firma Salomon Brothers.

El arbitraje de valor relativo busca aprovechar
pequeñas diferencias entre dos activos idénticos,
apostando a que éstas desaparecerán en un
determinado período de tiempo.

Según varios traders consultados por FT, esta
estrategia tiene potencial para lograr enormes beneficios en un
momento de mercado como el actual, especialmente en el sector
financiero.

Sin embargo, también tiene sus riesgos, como bien
ha podido comprobar Meriwether en sus dos experiencias
anteriores, derivados sobre todo de su necesidad de endeudarse
para conseguir rentabilidades atractivas.

Meriwether se hizo famoso cuando, tras salir de Salomon
Brothers, fundó junto a los economistas Robert Merton y
Myron Scholes (ganadores del premio Nobel en 1997) el Long Term
Capital Management, o LTCM.

Fue el primer hedge fund que mezcló el
apalancamiento, las técnicas cuantitativas y el arbitraje
de renta fija. Así logró captar la atención
de los inversores y llegó a gestionar 4.720 millones de
dólares… aunque sus inversiones estaban valoradas en
cerca de 129.000 millones de dólares.

Fue precisamente su salvaje endeudamiento el que lo
llevó al borde de la bancarrota, tras dos grandes errores
estratégicos. Finalmente, fue rescatado por varias
entidades en una operación orquestada por la Reserva
Federal (Fed), y liquidado por completo en el año
2000.

Demasiados "modelos", sospechosos "algoritmos",
peligrosas "alquimias", condenables "asimetrías", me
llevan a pensar que estamos ante una farsa repugnante que sus
explotadores utilizan para enriquecerse delictivamente a la par
que se ríen de los infelices que les confían sus
ahorros, plenos de fervor inversor (¿o de avaricia
culposa?).

Una economía de casino que podría resultar
aceptable sólo para "ludópatas" siempre y cuando
emplearan únicamente sus recursos propios y nada
más (cada cual hace lo que quiere con su dinero, inclusive
perderlo en el Black Jack).

Pero no es el caso. Los "jugadores compulsivos" apuestan
con dinero ajeno (prestado, muchas veces u "obsequiado" por los
gobiernos, últimamente). Para mejorar su rentabilidad
sobre capital propio se "apalancan" en demasía, asumiendo
riesgos exagerados que, como se ha visto en la reciente crisis,
pueden provocar grandes pérdidas, poniendo en peligro el
sistema financiero internacional.

Las partidas de póker entre profesionales, sin
límite en las apuestas, son entendibles (aunque no
compartibles, para algunos), pero se tornan inaceptables, cuando
se busca un "pardillo" para desplumarlo… y ni hablar, si
las cartas están marcadas.

Programas automáticos de inversión…
intermediación de alta frecuencia… algoritmos
matemáticos que buscan pautas de comportamiento y, en
consecuencia, operan… plataformas de intermediación
de alta frecuencia… órdenes relámpago o
"flash", que las bolsas envían a un selecto grupo de
operadores una fracción de segundo antes de que se hagan
públicas… asimetría de información y
de oportunidades… resultan demasiados "dados cargados".
The game is over.

La economía de casino necesita del delirio
especulativo. Es impulsora (y se beneficia) de la eterna burbuja.
Los "global players" resultan ser, al final, como "monos con
navajas" al control del riesgo. Terminan haciendo girar la
economía real en torno de Wall Street y sus
"intrépidas máquinas voladoras" (cuando, en todo
caso, debería ser exactamente al revés). La
mayoría de nosotros no morimos y luego compramos una
póliza de seguro de vida.

La hipótesis del mercado eficiente, según
la cual, los precios responden perfecta e instantáneamente
a toda información disponible y relevante con total
libertad, se torna inviable, en la actual situación, por
las fallas "endógenas" del modelo: en primer lugar, la
cohabitación de operadores informados, desinformados y
noise traders, quienes en comandita con el popular automated
trading terminan afectando posiciones por motivos ajenos a los
fundamentales del mercado; y, en segundo lugar, la existencia de
contrapartidas con volúmenes de tal magnitud capaces de
distorsionar la liquidez y mover de manera significativa los
precios, mediante el weight-of-money effect. Un casino
sólo para big players.

Dejar en plena libertad a los capitales financieros y
dejar que los mercados sean los únicos reguladores de las
relaciones económicas sólo lleva a la inestabilidad
permanente, a la escasez de recursos financieros para crear
empleo y riqueza, y a las crisis recurrentes.

Se ha demostrado que la falta de vigilancia e incluso la
complicidad de las autoridades con los poderosos que controlan el
dinero y las finanzas; esto es, la falta de una auténtica
democracia, sólo produce desorden, y concederles
continuamente privilegios, lejos de favorecer a las
economías, las lleva al desastre.

Las políticas neoliberales basadas en reducir los
salarios y la presencia del Estado, el gasto social y los
impuestos progresivos para favorecer a las rentas del capital,
han provocado una desigualdad creciente.

La crisis (no sólo económica) que
padecemos se explica en buena medida por la política
controlada cada vez más por los mercados, por el poder al
servicio de los privilegiados, y por el predominio de la avaricia
y el afán de lucro que quieren imponer los grandes
propietarios y los financieros multimillonarios. Los debates
surgidos en torno a esta crisis demuestran que en las democracias
occidentales se ha establecido un enfrentamiento peligroso entre
los poderes económicos y la ilusión
política.

Por más que estos pillos y granujas intenten
perpetuar "viejas leyendas" sobre el sistema financiero,
procurando prolongar los días de vinos y rosas con nuevas
burbujas o hacernos creer que la crisis no era de solvencia sino
de liquidez y en todo caso transitoria, la cruda realidad,
finalmente, ha demostrado que la crisis de liquidez devino en
crisis de solvencia, y la apuntada brevedad se ha transformado en
un horizonte largo e inquietante de parálisis
económica. Toda esta "pirotecnia falaz" sólo
procura embalsar un problema de cuyo reconocimiento todos huyen.
Definitivamente, es una crisis de modelo, de avaricia y de
consumo desorbitado, por encima de las posibilidades.

A pesar de la "numerología" y de la
contradictoria lógica de Wall Street, se pongan como se
pongan, ningún sistema financiero puede operar
eficientemente si las instituciones financieras y los inversores
asumen que el gobierno les protegerá de las consecuencias
del fracaso. De ahí en más… nessun
dorma.

Anexo II: Para "espeleólogos"
económicos
(de un Paper publicado el
15/4/11)

– "Business as usual…" (demasiado grandes para
acatar la ley)

– El "testamento en vida" de Helicopter Ben:
más escándalos a la vuelta de la
esquina

Septiembre de 2010. A dos años del colapso de
Lehman Brothers, nada ha cambiado en lo fundamental. Los antiguos
titanes de la banca siguen haciendo el trabajo de
Dios

– Los intrépidos agentes bursátiles y
sus máquinas voladoras (el día en que se
paró el reloj en Wall Street)

Una historia sobre especuladores de alta velocidad (high
frecuency trading)

"Fueron los minutos más intensos y
dramáticos del mercado en una historia llena de vaivenes
en los dos últimos años. "Un compañero me
dijo que sabríamos que la situación era preocupante
si en los próximos minutos veíamos a los jefes en
la sala de operaciones", comentaba el jueves un empleado de
Goldman Sachs a Cinco Días. "Mi colega no les había
visto pero llevaban ya tiempo en la sala". Entre las 14.30 horas
y 14.50 del jueves los operadores de Bolsa, que durante toda la
tarde estuvieron pegados a los monitores viendo las
manifestaciones en Grecia, trasladaron su atención a lo
que, de repente, estaba pasando en su propio mercado. Una
caída a una velocidad nunca vista"…
El crac
bursátil que llegó en segundos (Cinco Días –
8/5/10)

El Dow Jones estuvo a punto de rozar una pérdida
de mil puntos. Luego llegó el rebote y una caída al
cierre del 3,2% que se recibió con un alivio
difícil de entender para quien llegara a ese último
minuto de una jornada bursátil errática e
irracional. Valores tan sólidos como P&G sufrieron una
fuerte caída que fue histórica en el caso de la
consultora Accenture. En un mercado racional su cotización
no podría pasar de 40 dólares a un centavo en
minutos a no ser que en ese espacio de tiempo se hubiera
prohibido por decreto los servicios de consultoría. Es un
escenario de ciencia ficción.

Para cuando los mercados cerraron ya se habían
emitido varias notas por parte de la Bolsa de Nueva York, Nasdaq,
el mercado de futuros de Chicago y Citi, diciendo que no
había habido errores en los sistemas o humanos por la
parte que les tocaba. El viernes, el "yo no he sido"
seguía siendo la respuesta a las pesquisas sobre la
raíz del problema.

En el caso de Citi, la especulación es que un
operador se equivocó y puso una orden de billones en vez
de millones. Aún está por determinar si ese fue el
arranque de una reacción en cadena que se
multiplicó en sus efectos por el hecho de que la mayor
parte de la contratación en los mercados se hace de forma
electrónica y casi el 60% está controlada por
intermediarios que usan potentes ordenadores que operan con
algoritmos en milésimas de segundo. Se trata de los
llamados high frequency traders o intermediadores
bursátiles de alta frecuencia que ejecutan operaciones con
extrema rapidez y son ya los primeros proveedores de liquidez del
mercado.

Los responsables de la Bolsa de Chicago y Citi niegan la
posibilidad del error. Lo que sí ocurrió es que
muchos intermediadores de alta frecuencia cerraron sus
operaciones en los momentos más críticos, a partir
de los 450 puntos de caída, para evitarse más
pérdidas porque los parámetros en los que se
movía el mercado no están contemplados en los datos
con los que funcionan sus modelos. Cuando esas firmas
desconectaron, la liquidez y los compradores desaparecieron,
haciendo más pronunciada la caída. En palabras de
algunos de los operadores, 24 horas después y a falta de
respuestas concretas, lo que ocurrió el jueves (6/5) se
describe como una reacción de "pánico a la vieja
usanza pero en la época de internet, la alta velocidad y
el algoritmo".

Los frenos que automáticamente saltan en los
mercados en estos casos no funcionaron porque no está
previsto que lo hagan a partir de las 14.30.

Barack Obama, a quien el secretario del Tesoro
informó poco después de las 15.00 horas del jueves
(6/5), confirmó que las autoridades están
estudiando "la inusual actividad del mercado" que hizo
desvanecer, momentáneamente, un billón de
dólares en los valores en cotización. Una
comisión de la cámara de Representantes
estudiará la debilidad que mostró el mercado el
día 11/5 pero el viernes (7/5), un senador, Edward
Kaufman, ya tenía un culpable y criticó el cambio
más reciente en el modus operandi de los mercados. "La
batalla de los algoritmos, que no se entiende ni remotamente por
la SEC, debe ser revisada y puesta bajo una supervisión
significativa inmediatamente", dijo.

La batalla de los algoritmos (histeria en la renta
variable)

"Sólo excusas", "es
inverosímil"… son la razones más esgrimidas
por los expertos al pronunciarse sobre ese fallo
técnico/humano de confundir la "B" por la "M" y provocar
la situación más parecida al "crash" vivido por
Wall Street en octubre del 87. Veinte minutos de infarto que
ponen en cuestión a la SEC, a la bolsa neoyorquina y a
Citigroup. Pero, ¿fue realmente una mera confusión
o hay gato encerrado? Los expertos desmontan la "Teoría de
la B y la M"…
Un error ortográfico de 700.000
millones de dólares: ¿se trata de un fallo
técnico o hay gato encerrado? (Expansión –
7/5/10)

El hecho de que la principal bolsa del mundo se tambalee
en tan pocos minutos el Dow Jones de industriales se
desplomó cerca del 10%- y, de forma medio
instantánea, vuelva a su origen "carece de sentido",
según apunta Alejandro Martín, subdirector en
España de Hanseatic BrokerHouse, que se muestra muy
escéptico con ese error que desinfló a la bolsa
americana 700.000 millones de dólares en un abrir y cerrar
de ojos.

El rumor que se ha extendía el 7/5, en los
mercados hacía referencia a una confusión al
ejecutar una orden sobre los títulos de Procter &
Gamble (conocida por productos como la pasta de dientes Colgate y
las cuchillas de afeitar Gillette). Todos los medios se hacen eco
de que un operador del tercer banco estadounidense por activos,
Citigroup, tecleó la tecla "B" del "billion" americano
(mil millones de los nuestros) por la "M" de "million", al
ejecutar la venta de 16.000 millones de dólares, cuando
realmente sólo quería vender 16
millones.

"Bajo mi punto de vista la versión oficial no es
más que una excusa para justificar un movimiento que
veníamos esperando. Es bastante cuestionable considerar
que un fallo en una orden de un título concreto pudiera
provocar semejante movimiento correlacionado en todas las plazas
internacionales, basta con mirar los futuros de índices
como el Ftse 100, del Dax 30 o del S&P 500 para darse cuenta
de ello", aclara Martín.

El experto apunta que "ni siquiera en el propio Dow
Jones el movimiento es justificable" pues, según asegura,
el ya "famoso error no podría haber provocado un
movimiento de tal calibre debido a la fórmula
matemática mediante la que se calcula el precio del
índice".

Las dudas generadas por esta operación han
llevado a la SEC (Securities and Exchange Commission) americana,
a abrir una investigación. Por el momento, las
únicas palabras oficiales al respecto han definido de
"inusuales" estos movimientos del mercado. Y la
repercusión a más corto plazo ha sido la
cancelación por parte del Nasdaq, la bolsa
electrónica estadounidense, de las contrataciones
realizadas entre las 2:40 y las 3:00 de la tarde (hora americana)
en valores que registraron unas variaciones de sus cotizaciones
superiores al 60% respecto a los precios anteriores a esa franja
horaria.

Para conocer lo realmente ocurrido habrá que
esperar a que se hagan públicos los detalles de la
investigación. Mientras tanto existen voces en el mercado
que se encargan de desmontar la "teoría de la B y la M".
Procter & Gamble llegó a desplomarse un 37,6%, de 62 a
39 dólares, y posteriormente se revalorizó un 54%,
con lo que terminó la sesión en los 60
dólares. Esta volatilidad se explica desde las
teorías más conservadoras por unos sistemas
informáticos que amplificaron en microsegundos el
comportamiento de los títulos de P&G tras la brutal
orden de venta.

El analista independiente Jorge del Canto desmonta esa
versión. Asegura que es "inverosímil", a la vez que
reconoce que no es fácil saber lo que ha pasado. Y en
busca de una explicación convincente, "que aún no
se ha encontrado", resume algunos de los rumores que baraja el
mercado, sin salir de su asombro por lo ocurrido y recalcar que
la versión dada carece de sentido.

En primer lugar, añade más leña al
fuego a la "Teoría de la B y la M" e indica que el
bróker no solamente se equivocó en la cantidad,
sino que también confundió la tecla de vender con
la de comprar, que era la que debía de haber dado.
¡Pues sí que estaba despistado el
bróker!

En cualquier caso, y aun siendo así, lo vivido el
6/5 "no es un movimiento natural del mercado". Las caídas
se habrían ahondado dentro del sector afectado, pero en
este caso afectaron a todos por igual, sin discriminación
y de forma instantánea, cuando lo normal es que hubieran
observado reacciones escalonadas en el resto de
sectores.

Otras versiones que se manejan sobre el "minicrash" de
Wall Street hacen referencia a las dudas sobre la liquidez de los
bancos europeos. En la mayor bolsa del mundo aparecieron rumores
que apuntaban a que Europa no abriría ese día
varias bolsas, entre ellas la española, ante la
hipotética quiebra de un banco de la eurozona.
(Teoría que también ha caído por su propio
peso). "Las entidades tienen que dotar reservas en función
del dinero que tienen en carteras. Y esto les lleva a aligerar
sus carteras", apunta del Canto.

Los errores reales en el Sistema de Interconexión
Bursátil son otra de las excusas a las que se agarran los
expertos. Esto podría haber incurrido a "cotizaciones no
reales", pues los cruces de "las operaciones no se produjeron
cuando debían, sino con retardo", apostilla Jorge del
Canto.

Geithner se entera por el móvil y Obama "ni se
entera"… (¿evalúa? ¿protege?
¿evita?)

"Nadie habla de otra cosa. Todas las conversaciones
que se producían este viernes a primera hora de la
mañana en la línea de metro R (de color amarillo,
que une el centro de Manhattan con Wall Street y que es utilizada
por los trabajadores del distrito financiero), comentaban la
media hora loca que protagonizaron las bolsas el día
anterior"…
El día que el reloj se paró
en la Bolsa de Nueva York durante 30 segundos (Expansión –
7/5/10)

Por la tarde, entre las dos cuarenta y las tres, hora
local, el Dow Jones cayó un 9,1%, una sacudida que el
secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner,
conoció a través de su móvil.

Incrédulo, consideró que debía ser
un error. Tras comprobar la veracidad de la caída,
Geithner convocó un gabinete de crisis e informó al
presidente del país, Barack Obama. Éste
afirmó ayer que la SEC, la CNMV de EEUU, "evalúa lo
sucedido" con el fin de "proteger a los inversores" y de evitar
que "vuelva a suceder".

Cuarenta y ocho horas después, los motivos reales
del desplome todavía se desconocen y pueden pasar varias
semanas antes de que se aclaren oficialmente. "Nadie sabe a
ciencia cierta qué sucedió", indicó ayer el
influyente senador republicano Bob Corker. Pese a esta falta de
información, el episodio ya ha servido para demostrar las
discrepancias que existen entre los mercados bursátiles de
Nueva York y sus máximos responsables; entre los
operadores y entre los partidarios de reformar la
regulación financiera. El juego de echar las culpas ha
comenzado, con consecuencias que pueden ser
significativas.

Además de la investigación de la SEC y de
la cancelación de 4.000 operaciones por parte del Nasdaq
debido a su elevada volatilidad, el Congreso ha convocado una
reunión de emergencia, el día 11/5, para analizar
las causas de la caída del Dow. Paul Kanjorski,
demócrata, señaló ayer que es necesario
saber cómo "en cuestión de minutos, nos enfrentamos
a un mercado que parecía tan volátil como en
otoño de 2008", tras la quiebra de Lehman Brothers. Los
hallazgos del Parlamento serán relevantes en un momento en
que se está negociando la reforma de la regulación
financiera.

Las fuentes del mercado consultadas atribuyen la
caída del Dow Jones -que después se moderó
hasta el 3,2%- a la conjunción de varios factores. Los
inversores estadounidenses estaban preocupados por el hecho de
que la deuda pueda convertirse en un gran polvorín y
genere una crisis similar a la que se produjo tras la quiebra de
Lehman.

Los elevados umbrales de deuda pública (que en el
caso de Grecia superan el 110% del PIB y que ya han sido
advertidos por organismos internacionales, como el Fondo
Monetario Internacional y el G-20), pueden restringir la liquidez
de los gobiernos, en un momento en que el mercado del
crédito todavía está débil y en que
el sector financiero debe refinanciar emisiones de deuda que
firmó con el sector público para captar capital y
superar la crisis financiera.

El FMI estima que la banca internacional captó
cinco billones de dólares (3,91 billones de euros) a
través de estas vías de financiación, que
deberá devolver en los próximos 35 meses. La
mayoría de entidades intentará refinanciar esta
deuda, según el FMI, que teme que los Gobiernos de
determinados países puedan tener problemas para seguir
apoyando a la banca.

Esta inquietud de los inversores por los problemas de
liquidez que puede tener el sector financiero se reflejó
anteayer y ayer en los mercados de crédito. El Libor a
tres meses -tipo al que los bancos se prestan dinero en el
mercado interbancario- cerró el jueves en el 0,37% y ayer
subía hasta el 0,43%.

A las preocupaciones por la deuda, alentadas por
gestoras como Pimco, y por el estallido de violencia en Atenas
(que era seguido en directo desde las televisiones instaladas en
Wall Street), se unieron el temor al contagio a otros
países de la Unión Europea y las dudas sobre el
euro y otras divisas, como el yen.

Esta incertidumbre provocó que los operadores se
lanzaran a interponer órdenes de venta masivas, tanto en
valores como en cestas que replican índices
bursátiles y en contratos de futuros. Gran parte de estas
órdenes masivas se canalizaron a través de lo que
en Wall Street se conoce como high frecuency trading, compraventa
de grandes volúmenes de títulos que se cierran en
cuestión de segundos. Esta operativa tiene un peso en la
negociación diaria de los parqués neoyorquinos que
oscila entre el 50% y el 70%.

El jueves (6/6), ante la repentina caída de la
bolsa, las firmas que operan en high frecuency trading se tomaron
su tiempo, para analizar los datos, y para frenar sus posibles
pérdidas. Duncan Niederauer, consejero delegado de la
sociedad rectora de la Bolsa de Nueva York (Nyse), apuntó
el jueves por la noche que estas compraventas normalmente se
cruzan en décimas de segundos y que en la jornada de
anteayer el tiempo se amplió, hasta unos 30
segundos.

Entidades como Tradebot Systems y Tradeworx Inc. que
interrumpieron sus operaciones durante varios momentos para
protegerse del exceso de volatilidad. Esta actuación pudo
haber contribuido a que se restringiera la liquidez en los
mercados y a que se acrecentarán todavía más
las olas vendedoras.

Esta conjunción de factores contribuyó a
que valores como Accenture, Exelon, Philip Morris o Procter &
Gamble rompieran sus límites máximos de
fluctuación, escenario que forzó al Nyse,
cumpliendo sus reglas, a ralentizar los intercambios. Al mismo
tiempo, al romperse estas barreras máximas de
fluctuación, las acciones de estas compañías
pudieron contratarse en otros mercados electrónicos, como
el Nasdaq, donde las caídas fueron mayores al no existir
los mismos límites.

Esta ralentización de la actividad
contribuyó al descenso del Dow y permitió que se
produjeran órdenes automáticas de ventas generadas
por ordenadores, sobre todo en mercados electrónicos, como
el Nasdaq. Finalmente, los nervios se tranquilizaron y la
actividad recuperó algo de calma una hora antes del cierre
de Wall Street.

Un TAC intradía del Dow Jones (- 9,18% y un
billón (verdadero) de dólares esfumados)

– Diez preguntas clave sobre el minicrash de Wall Street
(Expansión – 7/5/10)

(Por Gemma Martínez y Miquel Roig) Lectura
recomendada

El Dow Jones llegó a caer ayer más de un
9% en menos de veinte minutos. A pesar de que al final el
índice recuperó parte del desplome, el movimiento
suscita múltiples interrogantes sobre la operativa de los
mercados bursátiles y sobre la actuación de los
operadores. Además, otorga nuevas razones a los
partidarios de reformar la regulación
financiera.

Monografias.com

Gráfico intradía del Dow
Jones de valores industriales. Fuente: Bloomberg

1. ¿Por qué el Dow Jones cayó ayer
casi 800 puntos en apenas dieciséis minutos? Por la
generalización de órdenes de venta masivas, por
posibles operaciones anómalas en torno a varios valores
(que la SEC, la CNMV de EEUU, está investigando) y por las
órdenes automáticas de venta (dictadas por sistemas
informáticos) que se sucedieron tras estas
anomalías.

2. ¿A qué valores ha afectado? Las
investigaciones de la SEC apuntan a múltiples operaciones
"inusuales", según un comunicado difundido por el
organismo. Las acciones de la petrolera Exelon, la consultora
Accenture o la empresa auxiliar de automoción Lear han
llegado a negociarse a precios cercanos a cero dólares,
cuando antes de los momentos de pánico (entre las 2.40 y
las tres de la tarde hora de Nueva York, 20.40 y 21.00 hora
española), sus cotizaciones estaban entre los setenta y
los cuarenta dólares. Además, Procter & Gamble
(la empresa que fabrica productos de consumo como las cuchillas
de afeitar Gillette o la pasta de dientes Colgate) fue uno de los
principales motivos del pánico vendedor.

3. ¿Qué sucedió con Procter &
Gamble? Todo apunta a que un operador, todavía sin
identificar, pudo haber dado una orden sobre una cesta de valores
que incluía acciones de la empresa por 16.000 millones de
dólares, cuando realmente sólo quería vender
16 millones, según fuentes del mercado. La cadena de
televisión CNBC asegura que el operador trabaja en Citi.
El banco ha iniciado una investigación, aunque sostiene
que no le consta ninguna operación anómala en su
mesa.

4. ¿Cómo afectó esta orden
anómala a la acción? P&G cerró el
miércoles a 62,16 dólares y a las 2:38 (8.38 de la
tarde en España) cotizaba en torno a 61. Es al final de
ese minuto 38 cuando ocurre la primera anomalía en la
cotización. La acción cae un 1% en apenas unos
segundos. Pero a las 20:38, antes de que ningún trader
hubiera cometido el supuesto error, el Dow Jones cotizaba en
10.503 puntos, lo que ya suponía un descenso de 364,85
puntos (-3,4%). Esa orden de venta arrastró consigo la
acción de P&G hasta los 39,37
dólares.

5. ¿El desplome afectó a todos los
mercados? No, la acción de P&G sólo se
derrumbó en el mercado electrónico Nasdaq, no en la
Bolsa de Nueva York, donde buena parte de la operativa se realiza
en los tradicionales corros (donde bróker humanos cierran
operaciones de viva voz). En el parqué neoyorquino, el
mínimo de P&G fue de 56 dólares.

6. ¿Qué papel han desempeñado las
órdenes automáticas de venta? La operación
anómala, efectuada sobre uno de los grandes valores
estadounidenses -Procter & Gamble-, hundió los
mercados lo suficiente como para activar órdenes
automáticas de venta generales que agudizaron
todavía más la caída. Fueron 800 puntos en
apenas dieciséis minutos, que dejaron los descensos
intradía en 1.000 puntos (un 9,19%) y recordaron por
momentos al crash de Wall Street de octubre de 1987.

7. ¿Por qué la caída de P&G ha
arrastrado a todo un índice como el Dow Jones? El Dow
tiene una peculiaridad: el peso relativo de cada miembro no viene
determinado por su capitalización bursátil sino por
el precio de cada acción. P&G cotiza en torno a 60
dólares, por lo que sus movimientos tendrían el
doble de impacto en el índice que los de Verizon, que
cotiza a 28,01 dólares. Una caída del 36% en un
valor con un peso relativo tan grande, arrastra consigo todo el
índice.

8. ¿Existen otros motivos, más allá
de los movimientos electrónicos, que han provocado la
caída del Dow? Sí. Los inversores estadounidenses
están preocupados por la crisis de la deuda griega, por
los estallidos de violencia en Atenas, por el posible contagio a
otros países de la Euro Zona (España incluida) y
por los problemas de liquidez que pueden tener los bancos
europeos.

9. ¿Qué pasará el viernes? Los
mercados neoyorquinos están analizando las operaciones
sucedidas en esta franja horaria y pueden declararlas nulas si
hay movimientos poco claros. El Nasdaq ya ha anunciado que
cancelará todas las operaciones que se han intercambiado
en su mercado, siempre que el precio de la acción haya
sufrido una variación, al alza o a la baja, superior al
60% respecto al precio que al que se negociaba antes de ese
momento. La volatilidad puede continuar.

10. ¿El caso puede llevar a los reguladores a
ejercer un mayor control sobre las operaciones automatizadas de
alta frecuencia (grandes volúmenes de títulos que
cambian de manos en cuestión de segundos, conocidos como
'high frecuency trading')? Es probable. La SEC ya ha afirmado en
los últimos meses que está siguiendo de cerca esta
operativa y, en plena crisis financiera, ya vetó de forma
temporal las ventas bajistas a descubierto. Ayer varios senadores
pidieron que se investigue el papel de estas órdenes en el
minicrash de Wall Street. Esta forma de operar representa en
torno al 60% de las operaciones que se cruzan a diario en Wall
Street.

El desplome y su "interpretación" en la cadena
económica CNBC (Cramer vs. Cramer)

"¿Un error tipográfico? ¿Los
robots de la bolsa de Nueva York? ¿El contagio de Europa?
¿El resbalón del Euro? Horas después de la
mayor caída en un mismo día que se recuerda en la
bolsa de Nueva York, hay pocas explicaciones claras de lo que ha
ocurrido y por qué. Mientras miraban esa gráfica
que ya ha dado la vuelta al mundo, los analistas de la cadena
económica estadounidense CNBC no conseguían
justificar en directo lo que estaban viendo sus ojos. La escena
se convirtió en símbolo de las reacciones desatadas
en Wall Street"…
"Las máquinas se han roto. El
sistema se ha roto". "¿Y si el euro desaparece?" (El
Confidencial – 7/5/10)

El instante ya ha sido calificado como uno de los
más intensos de la historia de la cadena. La presentadora
intenta que el experto explique el fenómeno. El experto es
el presentador de CNBC Jim Cramer. Sorprendido por tanta
preocupación, no le da demasiada importancia. La
presentadora pregunta por las primeras ventas que causaron la
caída. El experto, cada vez más acalorado, sigue
lanzando ideas al aire e intenta comparar la crisis de ayer con
la de 1987. El resultado es una sucesión de gritos e
interrupciones bañadas de soberbia e incredulidad.
Más de un espectador se quedó con la
sensación de que ninguno de los protagonistas tenía
la respuesta.

Menos mal, que tenían conexión en directo
con la bolsa neoyorquina. Allí entrevistaban a Peter
Costa, de Procter & Gamble. "El interés en la compra
se ha esfumado, todo el mundo empieza a vender y lo siguiente que
pasa es que estás 500 puntos por debajo".

"No, estamos a 900", le corrige el reportero. Vuelta al
estudio. Cramer soluciona la crisis del día con un consejo
claro: "Compren, compren, compren".

Una de las primeras causas que apuntan los expertos a la
repentina caída ayer en Wall Street es el contagio por la
situación en Europa. Tanto el New York Times como el
Washington Post titularon inmediatamente que la bolsa caía
arrastrada por Grecia. La crisis en Atenas y la amenaza de que se
contagie a otros países, además de la caída
del euro con respecto al dólar en los últimos
días -aunque ha sido constante desde noviembre- han
alimentado la volatilidad del mercado internacional.

"Durante un tiempo hemos acumulado preocupación
por la crisis que se extiende en Europa (…) A la gente le
preocupa la caída del Euro y todas las implicaciones que
podría tener en mercados y economías de todo el
mundo", declaraba el analista Alec Young, de Standard &
Poors, a la agencia Associated Press. "Si pasara algo en ese
sentido, creo que puedes entender por qué hemos visto esa
volatilidad en el mercado norteamericano hoy mismo. Si desaparece
el Euro es algo importante y eso es lo que justifica una
situación tan violenta".

Sin embargo, las noticias de inestabilidad en Europa no
convencen como explicación a la montaña rusa en la
que se convirtió ayer la bolsa norteamericana. La
desconfianza lleva acumulándose unas semanas y no
justifica la caída de casi 1000 puntos en pocos minutos.
Grandes como American Express, General Electric o J.P. Morgan
Chase cayeron un cuatro por ciento. Accenture estuvo valorada en
un momento de la tarde de ayer en un céntimo de
dólar. La norteamericana Fidelity redujo su valor en mil
millones de dólares en apenas una hora.

La caída en picado se debe, según
explicaba el diario Wall Street Journal, a una "ola de
órdenes de venta automatizadas, que convirtieron una
caída fea en un fallo de todo el mercado". La causa
sería el sistema informático que utilizan las
compañías y que emite órdenes de venta a
partir de una caída importante. El periódico
especializado El Economista respaldaba esta misma opción:
"No sabemos qué ha pasado exactamente, pero parece que las
estrategias de compraventa de los ordenadores, más que
problemas técnicos del mercado, han agravado la
caída en picado y su recuperación".

Pero, ¿pueden unos algoritmos provocar un fallo
de este tipo en la bolsa?

El experto Cramer había avisado. "Las
máquinas se rompieron. En sistema se ha roto". Pero nadie
sabe por qué.

Las reacciones iniciales se empeñaron en buscar
cuál fue esa primera venta que desencadenó la
caída y el pánico. La explicación de que un
bróker escribió 16 billones en vez de millones
impulsando la venta de bienes de Citigroup tampoco se la creen
los expertos. El grupo ha declarado que no tiene constancia de
ninguna operación errónea. Han pedido la
intervención de la SEC (Securities and Exchange
Commission) para que analice los incidentes de ayer. Nasdaq
trabaja en su propia investigación y ya ha cancelado
algunas operaciones aprobadas en los minutos que provocaron el
pánico.

Hay quien baraja incluso el hecho de que la caída
coincidiera con el momento en que las cadenas económicas
mostraban los incidentes en Atenas, durante las protestas en
contra del plan de recortes del gobierno griego. Pero el
escalofrío que se extendió desde Wall Street al
resto del mundo, pasando por las cadenas de televisión, no
parece una simple coincidencia con el reportaje.

La tensión en la bolsa norteamericana se
trasladó también a las ediciones digitales de los
medios de comunicación. Desde Bloomberg hasta la
sección de negocios de Yahoo! sufrieron por la
saturación de visitas a sus páginas. Según
explicaba TechCrunch, "el problema fue que la web "en tiempo
real" no fue lo suficientemente rápida" para la velocidad
con que se desarrollaron los hechos. Yahoo! avisó desde su
cuenta de Twitter que todo ha vuelto a la normalidad. En su
página sí. No sabemos si mañana en la bolsa
también.

Algunas explicaciones menos "accidentales" (las manos
fuertes que arrean la manada)

– El poderoso arte de saber desatar una estampida (Cinco
Días – 8/5/10)

La fuerza de los grandes fondos de inversión
condiciona la dirección de los mercados.

(Por Fernando Martínez) Lectura
recomendada

El mercado es libre… ¿De verdad? Inversores,
Gobiernos, expertos, instituciones y ciudadanos corrientes han
podido comprobar esta semana que el análisis de los
fundamentos económicos, la buena salud de los resultados
empresariales, la mejoría de las perspectivas de
crecimiento y, en definitiva, cualquier cosa, sirve de poco
cuando el mercado toma una dirección
determinada.

"Nunca hay que olvidar que las
caídas en Bolsa son mucho más rápidas que
las subidas, en un mes se puede perder todo lo ganado en
años", advierte David Galán, de Bolsa General.
¿Cómo es posible que todo el mundo se ponga de
acuerdo de repente en que hay que poner en pies en polvorosa en
Grecia, España, Portugal, Italia… cuando hace meses que
se sabe que la situación es delicada? En los mercados
siempre hay quien prende la mecha, luego ésta se consume
por sí sola.

La tendencia no es originada por una constelación
de pequeños inversores, ellos son los que intentan salir
corriendo del parqué cuando alguien grita ¡fuego!
¿Quién tiene la fuerza para dar la alarma? El
experto José Luis Cárpatos ofrece un dato
revelador: "Un 60% del volumen negociado en NYSE (New York Stock
Exchange), que es la mayor Bolsa del mundo, lo generan
máquinas programadas para operaciones de alta frecuencia
mediante algoritmos; sólo 300 o, como máximo, 500
instituciones en el mundo tienen la capacidad para hacer
eso".

Son las manos fuertes y así es
como funciona una operación especulativa de dimensiones
planetarias:

1 Elegir la víctima. Hay que desechar la idea de
siniestras conspiraciones. Es un asunto exclusivamente de
negocios. Un ejemplo de ello es la estupefacción que
causó en Europa el anuncio del Gobierno español en
febrero de que el servicio de inteligencia iba a investigar las
presiones especulativas sobre España. "¿Qué
es más fácil de atacar, los periféricos
pequeños como España, Italia o Grecia, o Reino
Unido? La respuesta está clara", afirma Luis Benguerel,
director de renta variable de Interbrokers.

2 Construir la posición. El paso decisivo es
construir la posición con antelación suficiente. No
es algo que se haga con luz y taquígrafos. Para eso
está el mercado OTC (Over The Counter) donde las
operaciones son contratos ad hoc, sin divulgación
pública. El Banco de Basilea, el banco central de los
bancos centrales, calcula que el mercado OTC mueve 600 billones
de dólares, nada menos que 470 veces el PIB de
España. "Las posiciones se construyen cuando nadie lo
espera.

Por ejemplo, poniéndose bajista estando el euro a
1,45 dólares", explica Benguerel. Para ello se utilizan
múltiples instrumentos financieros, pero Cárpatos
señala que uno de los preferidos por las manos fuertes son
las opciones: contratos financieros por los que el comprador
adquiere el derecho a comprar (call) o vender (put) un activo en
una fecha y a un precio concretos, normalmente esta opción
puede ejecutarse en cualquier momento.

3 Extender el miedo. A partir de ahí, empieza a
crearse ambiente de tensión. Un caso emblemático es
el del multimillonario George Soros, que ganó 1.000
millones de dólares apostando contra la libra en 1992. El
financiero estuvo avisando sobre las debilidades de Reino Unido
con insistencia pertinaz, dando ideas que a su vez alimentaban
otras. El mercado puso toda la atención en la libra; para
defender el tipo de cambio, Londres tenía que vender
marcos y comprar libras sin descanso, hasta que tiró la
toalla y abandonó el Sistema Monetario Europeo.

4 La tormenta. Cuando la presión desborda los
titulares de los periódicos, el miedo cobra velocidad.
Esta semana ha habido de todo: España había pedido
una ayuda multimillonaria; Fitch y Moody's iban a bajar el
rating; la ayuda a Grecia no era suficiente; el BCE iba a bajar
los tipos; S&P podía rebajar el rating de Italia,
luego un bróker se equivocó y escribió b de
billions en lugar de m de millions… Para prevenir eventuales
pérdidas, están los stop loss, órdenes de
venta cuando se alcanzan precios determinados, cuando saltan los
stop loss, estos aceleran la caída. Ante esta
situación, Cárpatos es claro: "Como vayas en contra
del mercado, la llevas clara". Aunque sea previsible un rebote,
es muy difícil saber cuándo terminará la
tormenta y estar fuera significa tener liquidez para aprovechar
el cambio de tendencia.

5 A largo plazo… La Bolsa siempre sube, se suele
decir. Pero David Galán invita a revisar esa
convención: "Lo que suben son los índices, pero
porque van seleccionando los mejores valores y los peores son
excluidos". Galán aconseja hacer coberturas con contratos
por diferencias (CFD). En la vida conviene saber nadar y guardar
la ropa, ¿por qué iba a ser diferente en la
Bolsa?

La velocidad de las operaciones automáticas
provocó el caos de Wall Street

"Ya no hay papeles cubriendo el parqué del
New York Stock Exchange (NYSE). Desaparecieron cuando los humanos
abrazaron la electrónica para ser más eficientes.
Pero, sobre todo, rápidos. Porque la velocidad es, desde
el origen de Wall Street, la clave de la supervivencia. Lo era
cuando los intermediarios financieros corrían hacia los
teléfonos para dictar las órdenes. Y ahora se hace
aún más relevante con la información
circulando las 24 horas"…
La rebelión de las
máquinas (El País – 9/5/10)

Aunque el elemento humano sigue presente, entre el 50 y
el 70% del volumen de la plaza neoyorquina pasa por redes
informáticas gestionadas por las grandes firmas
financieras, fondos de alto riesgo (hegde funds) y otros fondos,
que les permiten ejecutar miles de pequeñas órdenes
al mismo tiempo y a la velocidad del relámpago.

Hasta tal punto la velocidad es la clave de la
competitividad, que estas firmas instalan sus servidores lo
más cerca posible del parqué bursátil, para
no tener que perder ni una milésima de segundo en la
transmisión. Pero en esta carrera, en la que prima la
rapidez sobre la calidad, ¿dónde está el
límite?

La tecnología, como dicen los intermediarios
bursátiles, es amiga. Pero también puede volverse
en contra, como se vio en la primera semana de mayo. La causa del
caos del jueves (6/5) sigue bajo investigación. Y,
descartado el error humano, la atención se dirige a la
estructura que permite dar a las máquinas tanto
poder.

A simple vista, todo funciona. Hasta que el ordenador
interpreta que se ha producido un hecho relevante y empieza a
lanzar órdenes, saltando de un mercado a otro, buscando
liquidez. La bola de nieve comienza a crecer cuando los sistemas
de otras firmas responden, buscando el mejor precio en otros
mercados.

Esta vez, el caos se produjo a raíz de una
misteriosa caída de las acciones de Procter & Gamble.
En pocos segundos, sus títulos cayeron un 37%. Todo se
aceleró en los minutos sucesivos, con órdenes que
se tradujeron en cambios en el valor superior al 60% en casi 300
compañías cotizadas.

Lo que dejó a todos perplejos fue ver que las
acciones de P&G nunca bajaron de los 56 dólares en el
NYSE, frente a los 39 dólares que se vieron en el Nasdaq.
Y aún más difícil de creer fue ver a
Accenture a cero. Se trataba, por tanto, de algo más de un
error al pulsar una tecla en la terminal.

Los operadores ya estaban muy activos durante la
mañana, adoptando los modelos de riesgo por lo que estaba
pasando en Grecia, ante el temor a que otras economías y
el conjunto del sector financiero resultara afectado. Si fueron
los programas informáticos los que desencadenaron la venta
masiva, la pregunta es: ¿están las máquinas
a cargo de Wall Street?

El conocido como high frenquency trading (mercado de
alta frecuencia) representa más de la mitad del volumen de
las operaciones de mercado, según un estudio de Tabb
Group. Y sigue creciendo, lo que deja fuera a inversores
legítimos y cierra una fuente de capital para las
pequeñas empresas, denuncia Grant Thornton.

Y ahí es donde el regulador bursátil (SEC)
centra su investigación. Trata de determinar si las
disparidades entre los modelos y reglas que siguen los distintos
mercados contribuyeron a este repunte extremo de la volatilidad.
"Esto no es consistente con el funcionamiento efectivo de los
mercados de capitales".

El ordenador no conoce el miedo, como quedó
demostrado el jueves (6/5). Y el caos dominó hasta que el
humano intervino y aportó su conocimiento. Pero con el
silicio marcando la tendencia, qué puede hacerse para
prevenir otro fiasco del tal calibre. ¿Se necesita
entonces más regulación? ¿Más
coordinación?

El high frequency trading, dicen sus más
fervientes defensores, permite inyectar liquidez en el sistema.
Pero al mismo tiempo, puede ser una fuente de volatilidad cuando
domina la irracionalidad. Sin embargo, se cree que el problema no
sólo está en el choque hombre-máquina, si no
en la fragmentación y las pocas salvaguardas.

El NYSE, donde se juega el 28% del volumen que se mueve
en Wall Street, insiste en que tiene la obligación y el
derecho de suspender durante unos segundos transacciones que
rebasan los umbrales de volatilidad excesiva, como hizo con
P&G. Y pide que otros participantes en el mercado lo
apliquen, para prevenir un desplome como el del jueves
(6/5).

De hecho, el NYSE es el único parqué con
capacidad de abrir esta especie de pausa en acciones
individuales. Es como un periodo de reflexión de 90
segundos que permite a las partes establecer de una forma
ordenada el precio de la acción. El problema es que las
máquinas buscaron liquidez en plataformas como el
Nasdaq.

Los expertos y actores del mercado lo tienen claro: el
sistema debe funcionar de una forma coordinada. Y eso es sobre lo
que deben debatir ahora reguladores, y gestores de las distintas
plataformas bursátiles, para que los especuladores no
puedan aprovechar el resquicio tecnológico en beneficio
propio y a expensas de la estabilidad del mercado.

Los ordenadores revolucionaron la manera en la que se
juega en el casino de Wall Street. Pero los reguladores deben
ahora poner orden en un segmento de la industria que hasta que
irrumpió la tecnología se consideraba civilizado,
transparente y ordenado, para que el mercado de la compraventa de
acciones no caiga en la oscuridad de los derivados.

Como siempre, la SEC marcha por detrás de los
acontecimientos (es que no se enteran)

"La Comisión de Bolsa y Valores de Estados
Unidos anunció el lunes que las autoridades reguladoras y
las bolsas del país lograron un acuerdo sobre un plan
conceptual para fortalecer las políticas sobre mecanismos
rompe-circuitos y errores en transacciones en respuesta al
derrumbe de la semana pasada en el mercado de acciones"…

La SEC y las bolsas de EEUU acuerdan fortalecer los mecanismos
rompe-circuitos (The Wall Street Journal –
10/5/10)

La SEC formuló los comentarios en un comunicado
emitido tras una reunión el lunes (10/5) con los jefes de
importantes bolsas estadounidenses, incluyendo a NYSE Euronext y
Nasdaq, para discutir las razones por las que el Promedio
Industrial Dow Jones cayó casi 1.000 puntos el 6 de mayo,
y qué regulaciones, de haber alguna, podrían haber
impedido ese descenso.

"Esta mañana, la presidenta de la SEC, Mary
Schapiro, tuvo una reunión constructiva con los
líderes de seis bolsas -la Bolsa de Valores de Nueva York,
NASDAQ, BATS, Direct Edge, ISE y CBOE- y la Autoridad Reguladora
del Sector Financiero para discutir las causas de los
acontecimientos del jueves en el mercado, los posibles factores
contribuyentes, y posibles reformas al mercado",
señaló la SEC. "Como primer paso, la partes
llegaron a un acuerdo sobre un marco estructural, que será
definido durante el próximo día, para fortalecer
los rompe-circuitos y el manejo de transacciones
erróneas".

Cómo Universa (Nassim Taleb: El Cisne Negro)
ayudo a autocumplir su profecía

– Cómo una orden de compra normal pudo desatar el
desplome del mercado el jueves (The Wall Street Journal –
12/5/10)

(Por Scott Patterson y Tom Lauricella) Lectura
recomendada

Poco después de las 2:15 p.m.
hora del Este de Estados Unidos del pasado jueves, el fondo de
cobertura Universa Investment LP colocó una gran apuesta
en la Bolsa de Opciones de Chicago (CBOT) a que las acciones
continuarían su fuerte caída.

Cualquier otro día, esta operación de US$
7,5 millones por 50.000 contratos de opciones podría haber
afectado brevemente a los precios de las acciones, pero nada
realmente preocupante. Pero en un día en el que todos los
mercados financieros se encontraban muy inestables, la
operación tal vez haya jugado un papel clave en el colapso
bursátil que tuvo lugar 20 minutos
después.

Universa es un fondo de alto riesgo con
unos US$ 6.000 millones bajo administración, asesorado por
Nassim Taleb, autor de "El Cisne Negro: el Impacto de lo
Extremadamente Improbable", un libro que sugiere que los eventos
improbables en los mercados financieros son mucho más
probables de lo que cree la mayoría de los
inversionistas.

La teoría entre los corredores y
otros involucrados en el colapso es que el fondo asesorado por el
autor podría haber contribuido a un "cisne negro", un
evento raro e inesperado que puede tener consecuencias
devastadoras.

El colapso puso de manifiesto la
realidad del actual mercado bursátil. En los
últimos años, el mercado ha crecido
exponencialmente más rápido y más diverso.
La principal plataforma de negociaciones ya no es la Bolsa de
Nueva York (NYSE) sino servidores informáticos de
compañías en lugares como Austin, Texas; Kansas
City, Missouri; y Red Bank, Nueva Jersey.

Esta diversidad ha abaratado las
operaciones bursátiles, una ventaja para los
inversionistas institucionales e individuales. Pero
también las ha hecho más difíciles de
controlar y de mantener el orden. En la actualidad, esta
responsabilidad recae principalmente en un grupo de operadores de
alta frecuencia -que utilizan sofisticados sistemas
informáticos para realizar operaciones en milisegundos-
que representan un estimado de dos terceras partes del volumen
bursátil. Estos fondos de cobertura cuidan los intereses
de sus propios inversionistas y no en el de los inversionistas en
las acciones que negocian.

Horas antes de que comenzara el pánico, ya
había signos de que el jueves no iba a ser un día
monótono. Para las 11 de la mañana, cuando el Dow
caía sólo unos 60 puntos, el volumen de venta era
inusualmente alto.

Para las 2 de la tarde, los mercados financieros de todo
el mundo se encontraban bajo presión. En Europa, los
efectos de la crisis griega causaron una fuerte caída del
euro contra el dólar y el yen japonés, así
como un amplio descenso del mercado de bonos. Además, los
bancos europeos estaban cobrándose entre ellos tasas de
interés más altas sobre sus
préstamos.

A unos 4.500 kilómetros de distancia de Wall
Street, en Santa Monica, California, Universa realizó su
operación, nada inusual para una compañía
que compra frecuentemente contratos de opciones que le aportan
ganancias si los mercados registran una caída
considerable.

A través de los sistemas
operativos de Barclays, Universa compró 50.000 contratos
de opciones, según fuentes al tanto. Los contratos
obtendrían unos $ 4.000 millones si el índice
Standard & Poor's 500 cayera a 800 puntos en junio. En el
momento de la operación, se encontraba en 1.145
unidades.

En Chicago, la gran operación
pareció tener un efecto inmediato en los mercados. Los
operadores al lado contrario de la operación de Universa
estaban esencialmente apostando a que las acciones no
registrarían grandes pérdidas.

Pero al mismo tiempo, para minimizar el
riesgo de perder dinero, necesitaban vender, según
indicaron varios operadores. Cuanto más caía el
mercado, más tenían que vender los operadores en
entidades como Barclays para proteger sus propias posiciones.
Esta decisión, junto con probablemente decenas de
operaciones similares en todo el mercado, propició una
cascada de ventas en los mercados de futuros.

A medida que se disparó el
volumen de negociaciones bursátiles, los sistemas de datos
del mercado bursátil comenzaron a
congestionarse.

Los grandes fondos de cobertura mantenían grandes
posiciones a medida que aumentaba el volumen. Two Sigma
Investments LLC, una administradora de fondos de cobertura de
Nueva York que emplea complejas estrategias de
negociación, registró su día de mayor
volumen desde su lanzamiento en 2001, según una persona
familiarizada con la situación.

Para las 2:37 p.m., la sobrecarga parecía haber
pasado factura al sistema de negociaciones electrónicas
Arca, del NYSE. En ese momento, su rival, el Nasdaq,
detectó en los datos lo que consideró
información dudosa, y envió un mensaje diciendo que
ya no enviaría cotizaciones al Arca.

Para un crucial grupo de fondos de cobertura
especializados en operaciones de alta frecuencia, toda esta
agitación era demasiado arriesgada. Uno de los temores que
terminaría materializándose es que en los altibajos
extremos, algunas -si bien no todas- operaciones serían
canceladas posteriormente, dejándoles colgados con
posiciones no deseadas.

Con estos fondos o vendiendo o retirándose del
mercado, las firmas de corretaje de Wall Street retrocediendo y
el NYSE suspendiendo temporalmente la compraventa de algunas
acciones, las ofertas de compra desaparecieron del
mercado.

Alrededor de las 3:00 p.m., la presión de venta
disminuyó. De igual manera que descendió,
recuperó terreno. Según los operadores, uno de los
factores que estuvieron detrás de esta recuperación
fueron los fondos que usaron los sistemas informáticos y
fórmulas para detectar las ofertas en el mercado. Estos
fondos se lanzaron a por cientos de acciones baratas, ayudando a
hacer subir los mercados.

La SEC, hace "experimentos" para frenar el "flash crash"
(cuidado con la velocidad)

"El regulador del mercado de EEUU, SEC, va a imponer
de forma experimental nuevos frenos automáticos para
frenar la volatilidad con la que pueden cotizar los
títulos en toda la red de mercados electrónicos del
país, una situación que se experimentó con
toda su crudeza el pasado 6 de mayo"…
La SEC propone
medidas experimentales para evitar un crac (Cinco Días –
19/5/10)

El regulador del mercado de EEUU, SEC, va a imponer de
forma experimental nuevos frenos automáticos para frenar
la volatilidad con la que pueden cotizar los títulos en
toda la red de mercados electrónicos del país, una
situación que se experimentó con toda su crudeza el
pasado 6 de mayo.

La SEC propuso que la intermediación se pare en
ciertas cotizaciones si el precio se mueve más de un 10%
en un periodo de cinco minutos. De momento esta propuesta se va a
aplicar desde el 14 de junio hasta finales de año. Si se
hace permanente se cambiará en la forma en la que han
venido operando unas plataformas de intermediación
electrónica intensamente conectadas pero no armonizadas en
su regulación o funcionamiento. Habrá más
restricciones con el objetivo de rebajar la volatilidad de unos
mercados muy automatizados en los que se contagian fuertes
vaivenes en un momento en el que ni la economía ni la
Bolsa se ha recuperado de la crisis financiera que empezó
a mostrar su fuerza ya en 2007.

Las nuevas reglas llegan de forma experimental cuando ni
la SEC ni la Comisión de Intermediación de Futuros,
CFTC, tienen una conclusión definitiva de qué
ocurrió ese día extraordinario en los mercados
aunque hay varias sospechas sobre lo que eliminó de
repente la liquidez del mercado. Se está investigando el
comportamiento de cotizaciones indexadas como un E-Mini S&P
500 del Mercado de futuros de Chicago o un ETFs que
podrían haber sido la primera de las piezas en
caer.

La mayoría de los protagonistas del mercado
admite que tal y como está este estructurado en estos
momentos, con un elevado porcentaje de automatización, lo
ocurrido el pasado día 6, algo que desató las
alarmas también en la Casa Blanca, puede volver a pasar en
cualquier momento. La SEC hizo público este informe no
concluyente pero si anticipado desde principio de semana horas
después del cierre de los mercados.

Buscando los "culpables" del "flash crash" (la
investigación sigue su curso)

Wanted (I): Apple tiene bastantes "papeletas"

Primero fueron los errores ortográficos (el
equívoco con una tecla), que ya desmintió Citi,
después cobró fuerza la teoría de los fallos
técnicos, los programas de trading automático,
siempre con las acciones de Procter & Gamble como
telón de fondo.

Pero en contra de lo que se pensaba, esos títulos
no fueron los verdaderos responsables del "flash crash" (el crash
relámpago, tal y como lo han denominado los
investigadores) del pasado 6 de mayo, que en cuestión de
15 minutos provocó una situación de pánico
en la bolsa de Nueva York, que llevó al S&P a caer
más de un 8% en un momento de la sesión, aunque
posteriormente redujo su caída al 4%.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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