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Tratado de numerología sagrada del Nuevo Testamento



Partes: 1, 2

  1. Prólogo
  2. El Número
    Catorce
  3. El Número
    Nueve
  4. El Número
    Ocho. Y el Diecisiete
  5. El Número
    Siete
  6. El Número
    Doce
  7. El Número
    Cuatro
  8. El Número
    Tres
  9. El Número
    Uno
  10. Bibliografía
    fundamental

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ESTE ES EL CUADRADO MAGICO DE ANTONIO GAUDI, SUMA 33 POR
TODOS SUS LADOS. Se muestra en la fachada de la iglesia de la
Sagrada Familia de Barcelona.

Prólogo

En la actualidad se observa un notable interés en
la cuestión de la Numerología en los grupos de la
Nueva Era, como en ambientes de iglesias cristianas. Pero la
información que circula es muy vaga, imprecisa y poco
orgánica, con el defecto adicional que se apoya demasiado
en datos extra-bíblicos, y en especulaciones poco
fundadas.

En el presente tratado se hará un estudio
completo de la numerología sagrada del Nuevo Testamento.
Se expondrán las raíces hebraicas o del Antiguo
Testamento, conocidas como Gematría o aritmosofía
kabalística, y su conexión con la
numerología griega, con sus raíces
pitagóricas, que se han insertado en la redacción
de los Evangelios y del Apocalipsis.

El enfoque que usaremos tenderá a reforzar el
mensaje cristiano y a profundizar en la teología del Nuevo
Testamento, pues la intención de los Hagiógrafos
del Nuevo Testamento es demostrar algo más que un mero
catecismo moral y piadoso de iglesia. Ellos trataron de mostrar
una grandiosa doctrina esotérica, que concordaba, tanto
con sus propios orígenes judíos, como con el
universo conceptual filosófico y numerológico del
mundo pagano, greco-latino y egipcio, en el cual la nueva fe
debía irradiarse y encarnarse.

Utilizaremos la palabra esotérico en su sentido
original griego, como derivada de "esoterós", es decir, lo
más interior de una casa o de un tema espiritual. Y el de
"eisoteo", o "yo hago entrar" al interior de una
habitación o doctrina de conocimiento. De esa manera nos
acercaremos al concepto pitagórico de las doctrinas
esotéricas, a diferencia de las llamadas
"exotéricas", o destinadas al público no
iniciado.

Al hacer esa distinción de dos niveles de
enseñanza o de doctrina sólo estamos aplicando
rigurosamente el mismo pensamiento de Jesús de Nazaret,
expuesto en Marcos 4,11 y en otros textos análogos, y poco
destacados, de Lucas 8,16 y 11,33.

Y LES DIJO: A VOSOTROS OS ES DADO SABER EL MISTERIO DEL
REINO DE DIOS, MÁS A LOS QUE ESTÁN FUERA, POR
PARÁBOLAS TODAS LAS COSAS. Y agrega: NADIE ENCIENDE UNA
LUZ Y LA CUBRE CON UNA VASIJA, NI LA PONE DEBAJO DE LA CAMA, SINO
QUE LA PONE EN UN CANDELABRO PARA QUE "LOS QUE ENTRAN" VEAN LA
LUZ. ("los que entran" = eisoteo).

Por lo tanto, asumiremos, como dice la Epístola a
los Hebreos, que el pueblo cristiano de hoy ya ha bebido
demasiada leche catequística básica, y necesita
alimento sólido. De lo contrario los hombres
contemporáneos se irán en busca de ese alimento
robusto a otros horizontes religiosos y culturales y
abandonarán el cristianismo, creyendo encontrar mejor
comida en la India, o en la China, o en herejías
modernistas peligrosas para sus almas y tortuosas para sus
entendimientos.

Al hacer este enfoque no pretendemos en absoluto
violentar el espíritu y los propósitos de los
Evangelistas y de los Apóstoles. Muy al contrario,
pretendemos mostrar con una clara y potente luz aquello que
siempre ha estado allí, pero que ha sido pasado por alto o
poco profundizado. Es claro que en un mundo donde la gente maneja
computadoras y maneja matemáticas prácticas muy
superiores a las que usaba en la Edad Media, se le debe dar un
alimento concordante con el cosmos exacto en el que se mueve. Por
algo San Agustín de Hipona dijo: CREO PARA ENTENDER Y
ENTIENDO PARA CREER, pues el uso del intelecto no es
contradictorio con la fe ni con las virtudes del
corazón.

El propio Señor Jesucristo, al exponernos los
mandamientos de Moisés, en los que debíamos Amar al
Señor con todo el corazón, con toda el alma y con
toda nuestra fuerza, también agregó que
debíamos amar al Señor con todo nuestro
entendimiento, o con toda nuestra mente. (Ver Mateo 2,37 ; Marcos
12,30 ).

Y el propio Jesús expresó su molestia
divina a los escribas respecto de las claves secretas del
conocimiento, en el Evangelio de Lucas, diciéndoles: HAY
DE VOSOTROS, INTERPRETES DE LA LEY, PORQUE HABEIS QUITADO LAS
LLAVES DE LA CIENCIA, VOSOTROS MISMOS NO ENTRASTEIS Y A LOS QUE
ENTRABAN SE LO IMPEDISTEIS. ( Lucas, 11,52 ).

Ciencia es sinónimo de Conocimiento y
también es un equivalente de la Gnosis, o del Gnana Yoga
de los Hindúes. Los "Ay" de Jesús indican que se
trata de un pecado, que será debidamente castigado por
Dios. El conocimiento de Dios es indispensable para la salud
social, psico-mental y para la salvación eterna de la
humanidad, según el decir de los profetas del Antiguo
Testamento. (Ver Oseas, cap. 4, vers. 1 al 6.).

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ESTE ES EL CUADRADO MAGICO DE JÚPITER. SUMA 34
POR TODOS SUS LADOS. MUY VALORADO POR LA ESCUELA
PITAGÓRICA. Es la cifra de EL AB o Dios Padre en hebreo,
que suma 34. (Alef 1 + Lamed 30 + Alef 1 + Bet 2 = 34). Es el
Cuadrado Mágico de Dios Padre de todos. (Efesios
4,6).

Bien, basta de prólogo, y entremos en
materia:

El Número
Catorce

Al abrir el primer capítulo del Evangelio de san
Mateo ya nos encontramos con datos numerológicos
interesantes: Se nos habla de 42 generaciones de patriarcas,
desde Abraham, divididos en tres generaciones de 14 en 14. En
realidad, aunque el hagiógrafo omitió alguna
persona en una de las nóminas, sumando 14 + 14 + 14 =
42.

Lo que el autor sagrado quiere decir es que se han
cumplido los tiempos de Dios para el advenimiento del
Mesías esperado y prometido por los profetas. En
teología se habla de Kairos, un tiempo de gracia, no de
cronos, un mero tiempo humano. Kairos es tiempo de giro
histórico, en que la voluntad de Dios se cumple en la
tierra, o en la historia de la salvación de los pueblos.
Cielo y tierra se besan en los tiempos sagrados o kairos. Lo
Eterno se manifiesta dentro del tiempo. Y lo hace por amor a su
pueblo. Kairos es un gozne o bisagra en el tiempo de la
salvación, y los números 14, o de un doble siete,
sirven para señalarlos o marcarlos.

Justamente en esta secuencia de personajes se nombra a
uno que es la clave o llave principal, el rey David. En hebreo
David se escribía originalmente sin vocales con tres
consonantes: D V D .

En Hebreo cada letra vale un número, por lo
tanto: D = 4 : V = 6 : D = 4 . Es decir, 4 + 6 + 4 = 14
.-

Y David significa AMADO, entonces, tres tiempos de amor
se han cumplido. Es la hora cósmica de que Dios mismo, que
es el Amor en persona, baje a la tierra que lo necesita. El 14
también está vinculado al nombre de Dios ELOHIM,
que en hebreo tiene cinco letras que suman 86, y como se ve estas
dos cifras al volver a sumarlas nos dan 14.

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Aleph= 1 , Lamed= 30 , He= 5 , Yod= 10 , Mem= 40 . Es
decir, 1 + 30 + 5 + 10 + 40 = 86 ; 8 + 6 = 14. Y Abraham en
hebreo es 248, es decir, 14.

Y hay más. En este mismo primer capítulo
de Mateo es cuando se nombra por única vez en todo el
Nuevo Testamento el nombre de EMMANUEL. Ese nombre, escrito en
idioma griego, en el cual también las letras tienen valor
numérico propio, tiene nueve letras, las que sumadas nos
da 644, y por lo tanto, igual que con David, nos da 14 al
sumarlas.

El desglose de las nueve letras griegas de Emmanouel (
que para nosotros en español parece tener solo ocho
letras) es así: e = 5 ; m = 40 ; m = 40 ; a = 1 : n = 50 ;
o = 70 ; u = 400 ; Eta o E larga = 8 y L = 30 : total = 644. (Las
mismas cifras de David que al sumarlas nos dan 14 en otro orden
).

IMANUEL es la forma de escribir EN HEBREO esa bendita
palabra, que, como todos saben, significa textualmente CON
NOSOTROS, DIOS. Si, Señor lector, comienza con "i" no con
"e", como se traduce erróneamente en nuestras biblias
modernas. Si se la quisiera cantar como un mantram o una palabra
de poder se deben alargar las vocales:
IIIIIMMMMMAAANNUUUEEEELL.

Este énfasis en la "i" y no en la "e" se debe a
que el tetragrama de Yahveh comienza con "i" o con iod, la
décima letra del alfabeto hebraico. Y al hecho de que la
palabra Imanuel en el texto de Isaías se compone de seis
letras que suman 8 en una tercera suma reductora. Y ocho es la
suma del nombre de Yahvéh. Véase la forma hebrea de
escribir la palabra imnuel de derecha a izquierda en el diagrama
siguiente y su transcripción española
debajo.

Veamos en detalle la cuestión;

Las letras hebreas de imanuel son: Ayin = 70 , Mem = 40
, Nun = 50 , Vau = 6 , Aleph = 1 , Lamed = 30 = 197 . Y al
efectuar la segunda adición gemátrica 1 + 9 + 7 =
17. Entonces se hace una segunda reducción por
adición: 1 + 7 = 8.

En el caso de Yahveh, las letras hebraicas son IOD = 10
, HE = 5 , VAU = 6 , HE = 5 : Total 26, cifras que al sumarse de
nuevo dan 8. Lo mismo que en el caso de Imanuel. Los kabalistas
dicen que la semejanza en los valores numéricos de una
palabra del hebreo indica semejanza en poder y en cualidades
divinas. Y en el caso de la cifras de algunos nombres de demonios
son equilibrados por nombres de ángeles que tienen el
mismo valor cuantitativo.

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Ahora bien, si uno escribe el nombre de Jesús en
griego, surge un nombre algo raro para un lector latino: IESOUS.
Y si escribe ese nombre en letras griegas mayúsculas se ve
más raro aún IHSOYS.

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Cuando uno convierte estas seis letras griegas del
nombre de Iesous en cifras nos da 888. Es decir, tres veces
Yahvéh y tres veces imanuel.

Y si uno multiplica 8 x 8 x 8 = 512, cifra que se vuelve
a desglosar y a sumar 5 + 1 + 2 = 8.

Es decir, numerológicamente las verdades
teológicas de que Jesús es Dios encarnado, o
Yahvéh hecho Hombre quedan demostradas.

Para que no quede duda alguna y hagamos otras relaciones
con otras partes del Nuevo Testamento desglosaremos las letras
griegas del nombre de Iesous.

Iota = 10 , E larga o Eta = 8 , S o sigma = 200 ,
omicron = 70 , upsilon = 400 , sigma = 200.

10 + 8 + 200 + 70 + 400 + 200 = 888 .-

Al sumar los tres ochos tenemos 24. Cifra interesante
por ser el doble de doce, y por relacionarse con los veinticuatro
ancianos crísticos o sacerdotales coronados del
capítulo 4 del Apocalipsis, que se sientan en 24
tronos.

Además es la suma total de las letras del
alfabeto griego, respecto del cual el mismo Jesús,
hablando con San Juan en visión , le dijo que él
era LA ALFA Y LA OMEGA, la primera y la última letra del
alfabeto griego, pues en rigor así debe ser, pues nuestro
Señor es el Logos Divino, la Palabra de Dios hecha hombre,
según afirma el Primer Capítulo del Evangelio de
San Juan. Y lo dice en el versículo 1 y en el 14. Curioso
es que nos aparezca de nuevo el número catorce.

El Número
Nueve

Pasemos ahora del Evangelio de Mateo al de Juan.
Aquí la numerología está planteada de un
modo muy sutil. Por ejemplo, en vez de prodigar decenas de
milagros de todo tipo, como hacen los escritores de los
Sinópticos, para vigorizar la fe de los creyentes
recién ingresados a la iglesia, Juan selecciona solo nueve
milagros de alta significación, pues es la
intención del Discípulo Amado hacer un paralelismo
entre los nueve atributos del ser divino de Cristo con esos nueve
prodigios.

Veamos los Nueve YO SOY de Cristo y que se encuentran en
su mayoría vinculados a sus milagros.

Yo soy La Luz, Yo soy la Vida, Yo soy el Pan de la Vida,
Yo soy la Resurrección, Yo soy el buen Pastor, Yo soy la
Puerta, Yo soy la Vid, Yo soy la Verdad, Yo soy el
Camino.

Desde luego que al leerlos directamente en el Evangelio
de Juan estos nueve yo soy o atributos del Ser eterno de Cristo
aparecen agrupados en siete frases solemnes de diversa longitud.
Todo estudiante de la Biblia los conoce, como la
declaración del cap. 14,6 : Yo soy el camino, la Verdad y
la Vida, nadie viene al Padre sino por mi.

Los nueve milagros o prodigios que seleccionó el
Apóstol Juan son:

1.- La transformación del Agua en Vino, en las
Bodas de Caná. (Cap. 2,1-11).

2.- Sanación a distancia del hijo de un oficial
del rey que estaba enfermo.(Cap. 4, 46 -54)

3.- Sanación del Paralítico del estanque
de Betesda. (Cap. 5, 1-18).

4.- Multiplicación de los panes para alimentar a
cinco mil personas.

5.- Jesús camina sobre las aguas del mar de
galilea. (cap. 6, 16-21).

6.- Curación del ciego de nacimiento. (cap. 9
completo).

7.-Resurreción de Lázaro. (Cap. 11, 1 –
44).

8.-Resurrección del propio Jesús tras su
crucifixión. (Cap. 20 completo).

9.-Pesca milagrosa de 153 peces en favor de siete de sus
discípulos. (Cap. 21, 1 – 14).

Existe una correlación entre varios de estos
milagros y las nueve afirmaciones de su Yo Divino. Por ejemplo,
Yo soy el pan de la vida y la multiplicación de los panes.
O Yo soy la Resurrección y la Vida con la
resurrección de Lázaro. O cómo la
relación entre decir Yo soy la Luz del Mundo, del cap.
Octavo, y la curación de un ciego de nacimiento, en el
cap. Noveno.

Otras relaciones son más globales y
teológicas en alto grado, como ser la
transformación del agua en vino, que Juan omite
profundizar. Pero que algunos Padres de la Iglesia comentan. Por
ejemplo. San Clemente de Alejandría nos dice que las seis
tinajas de agua que se transformaron en vino dulce tienen un
significado nupcial. Seis es el número del
Matrimonio.

Por lo tanto, Cristo-Dios, esposo de Israel, hizo un
pacto de amor conyugal con su pueblo a través de
Moisés. Eso se simboliza con las seis tinajas de agua y
con un vino agotado. Y ahora el esposo viene personalmente a
renovar y a vivificar ese pacto de amor con su presencia
física, y con su sangre, simbolizada en el vino. Agua y
Vino en las bodas de Caná, y Agua y Sangre brotan del
pecho de Cristo atravesado por la lanza del centurión, al
final de su ruta apostólica terrenal.

Y si relacionamos a la naturaleza humana con el agua y
al vino con una naturaleza humana transmutada y unificada con
Cristo, veríamos que en esa transformación de
moléculas se simboliza la transformación de los
discípulos en Cristo, o la mera obediencia jurídica
de la letra del pacto antiguo, convertida en una dulce obediencia
de Amor.

Ese seis matrimonial se simboliza también en la
Estrella de David, que tiene seis puntas. Un triángulo de
fuego se fusiona con un triángulo de agua. El de fuego
tiene una punta hacia arriba y el de agua tiene una punta hacia
abajo. El fuego es masculino y el agua femenino. Su unión
en la Estrella de David es lo mismo que el símbolo del
Ying y del Yang unidos en la iconografía del
Taoísmo.

Y, desde luego que el nombre de Iesous en griego, que
suma 888, y 24 por la adición de los ochos, se relaciona
con el seis, pues 2 + 4 = 6. La perfecta unión de lo
humano con lo divino se puede representar por una Estrella de
David y cada una de las puntas de la estrella puede llevar
inscrita una de las seis letras del nombre de Iesous. Como
también cada una de las seis letras del nombre hebreo
imánuel.

Retornemos al número 9 enfatizado por el
Evangelio de San Juan.

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ESTE ES EL CUADRADO MAGICO DE SATURNO, SUMA QUINCE POR
TODOS SUS LADOS. Y TIENE UNA RELACIÓN CON LA NUEVA
JERUSALEN.

Ya tenemos nueve milagros o prodigios. Y nueve
identificaciones o cualidades del Yo Soy. Pero, además,
los peces extraídos del mar de Galilea por los siete
apóstoles en sus redes eran 153. Al sumar las tres cifras
nos da otra vez Nueve. Como los apóstoles tienen por
misión pescar hombres o almas de hombres podemos
perfectamente relacionar esos peces con seres humanos rescatados
del mar del pecado y de la ignorancia y llevados a la Orilla del
Reino de Dios, delante de Cristo Resucitado. Sin embargo,
aún podríamos dudar de que nuestra
interpretación es meramente alegórica o
metafórica. Pero allí viene a ayudarnos la
Gematría Kabalística.

El nombre de Adam en hebreo se dice A D M . Y como cada
letra hebrea vale un número tenemos que A es 1 , D es 4 y
M es 40 = 45. El nombre de Adam es 45, y si yo sumo las dos
cifras del 45 me da 9. (4 + 5 = 9). Es decir, por razones
numerológicas esos 153 peces son la imagen del Adam
colectivo rescatado del pecado y de la muerte por la sangre de
Jesucristo y las faenas de predicación del Evangelio
efectuadas por la iglesia a través de los
siglos.

El Número
Ocho. Y el Diecisiete

Y también, este par de cifras, el 1 de Cristo
más el 7 de los apóstoles en la barca nos dan una
curiosa clave del número 17, pues si yo divido 153 : 17 me
da 9.

Además, tenemos aquí a siete
apóstoles y a su maestro: Ocho personas en total, igual
que las Ocho personas salvadas del Diluvio en el Arca de
Noé. Acá el Arca es la Barca de Pedro.

También debemos recordar que el Ocho está
vinculado a la resurrección de Cristo, quien salió
de la tumba UN DIA DESPUES DEL SEPTIMO DIA JUDIACO, O AL OCTAVO
DIA, O EL PRIMER DIA DE LA SEMANA SIGUIENTE. La idea del Ocho nos
conduce AL DIA ETERNO QUE NOS ESPERA DESPUES DE LA VIDA TEMPORAL,
REPRESENTADA POR EL SIETE DE LA SEMANA JUDIA. Un ocho
trascendente, una trascendencia más allá del
tiempo. La semana siguiente representa el nuevo tiempo, tanto en
sentido terrenal como en el sentido de la eternidad más
allá del tiempo. Y es Cristo quien inaugura esos dos
tiempos nuevos. Ocho es la suma de las cifra del Tetragrama de
Yahvé, pues 26 = 8.

En esas ocho personas esta el Immanuel, o si se quiere
más exactitud, el Dios Viviente. Lo decimos pues Immanuel
en hebreo es 197 = 17 ; es decir Uno y Siete, el Maestro y Siete
Apóstoles. Interesante, ¿Verdad?. Dios está
en ellos y ellos en Dios. Además el nombre de Yeshua en
hebreo, con las letras Yod(10) – Shin(300) – Vau(6)
– Ayin(70) nos da 386 al sumar sus cifras hebreas
correspondientes. Y al volver a sumar las tres cifras 3 + 8 + 6 =
17.

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Pero además, debemos examinar la cantidad total
de peces. Decíamos que eran 153, pero eso no es exacto.
Son 154 en total, pues dice el mismo texto de Juan dice que
Jesús estaba asando otro pez más al fuego.
Precisamente este número es la cifra kabalística de
Elohim Jayim, que significa Dios Viviente en hebreo. Elohim es 86
y Jayim es 68. Hacemos la adición y nos resulta 154.
(Jayim es Het = 8 ; Yod = 10 ; Yod = 10 ; Mem = 40 .
Adición 68 .)

Es decir todos esos peces, que en realidad son seres
humanos salvados, HAN PASADO DE MUERTE A VIDA, y se han unificado
con el Dios Viviente. Recordemos que Pedro en el Evangelio de
Juan, cap. 6,69 llama a Jesús el Hijo del Dios Viviente.
Lo mismo sucede en Mateo 16,16. (En griego Uios tou Theou tou
Zontás.).

Esta unificación es la meta última del
cristianismo, de acuerdo al cap. 17,21 al 24 del mismo Evangelio
de San Juan. Y de acuerdo al Apocalipsis 3,21.

Y ya que mencionamos el Apocalipsis debemos decir que
también está escrito en clave de Nueve, sin
desmerecer al número 7, del cual hablaremos más
adelante.

Los famosos 144.000 escogidos se derivan APARENTEMENTE
de la multiplicación de 12.000 por doce, como dice el
texto mismo. Pero esa cifra se repite en las medidas del muro de
la Nueva Jerusalén, expresada en 144 codos, eliminando los
ceros. (Apoc. 21,17).

En ambos casos la suma es nueve, pues representa a la
humanidad redimida por la sangre del Cordero de Dios que quita el
pecado del mundo. Obsérvese que las letra hebreas de A D M
son, precisamente 1-4-40, las mismas cifras que se usan para
mencionar a los 1 4 40 00 escogidos. Los dos ceros que se
agregaron representan la multiplicidad de los rescatados, la
condición de un Adam colectivo. Y para confirmar el dato y
la interpretación que hacemos el versículo 18 del
cap. 17 del cap. 21 del Apocalipsis, dice que esos 144 codos SON
MEDIDA DE HOMBRE, la cual es de Ángel.

Es decir, la medida del Adam, 45, o 1440. Y al mencionar
al hombre también como medida de ángel, no hace
sino confirmar lo que dice Jesús en los Evangelios, al
decir, comentando la condición de los hombres en el reino
de Dios, reino de vivos y no de muertos, después de la
resurrección, SERAN COMO LOS ANGELES que están en
los cielos.(Marcos, 12, 25 – 27).

Similitud de medidas o de números entre hombres y
ángeles es similitud de naturaleza o similitud de
esencias.

En el Apocalipsis se menciona un atributo de Dios y de
Cristo que en español es traducido como TODOPODEROSO, y
que en griego es PANTOKRATOR. Bien, esa hermosa y poderosa
cualidad divina se menciona NUEVE veces en el texto del libro de
Revelaciones, palabra castellana que significa
Apocalipsis.

Otro aspecto del nueve en el libro de Revelaciones tiene
relación con el número de la Bestia, el famoso 666,
que suma 18, y en una nueva reducción nos da 9. El texto
nos aclara que es número de hombre. (Apocalipsis cap.
13,18). Y que se debe tener entendimiento para contar
correctamente.

Esa interesante cifra del 666 tiene relación con
dos palabras hebraicas, de tres y cuatro letras, en total 7, que
dicen CESAR NERON, las letras son COF – SAMEJ – RESH
(César) y NUN – RESH – VAU – NUN
(Nerón). Las cifras respectivas letra por letra son 100 +
60 + 200 + 50 + 200 + 6 + 50 = 666.-

Y en realidad César Nerón es el modelo
perfecto del Anticristo en todas las épocas. Un personaje
cruel, inhumano, desequilibrado, pasional e ignorante, que se
alza contra la humanidad, contra Dios y contra Cristo y su
iglesia.

Es el prototipo de las sangrientas tiranías
laico-marxistas del siglo XX de México, Rusia, de los
Republicanos españoles y de Fidel Castro, y de la
tiranía Nazi de Hitler, como también la
tiranía de Polpot en Camboya.- En el siglo XX las iglesias
católica, ortodoxa y protestante tuvieron varios millones
de mártires muertos que lamentar y llorar, igual que en
tiempos de Nerón. Y sin contar el Holocausto de los
judíos.

Cerremos el número Nueve de nuestro tratado
vinculando éste con el Alfa y la Omega, pues Jesús
varias veces se revela a san Juan en el Apocalipsis como que El
es la Alfa y la Omega del alfabeto griego, reforzado con el
concepto de que El es el Primero y el Ultimo, el Principio y el
Fin, siguiendo fielmente la palabras de Isaías. Como Omega
vale 800 y Alfa vale 1 en las letras griegas, sumamos y nos da
801. Volvemos a hacer la adición y nos da NUEVE. (8 + 0 +
1 = 9 .).

Finalmente, esta convergencia del nueve con Jesucristo
tiene que ver con la Verdad. Cristo dijo en el Ev. De Juan 14,6,
que El es LA VERDAD. En hebreo la palabra Verdad es EMET. Y se
escribe con tres letras: Alef = 1 ; Mem = 40 ; y Tav = 400 . Al
sumar las tres cifras nos da 441. Y si las volvemos a sumar como
hicimos con los 144 codos de las murallas de la Nueva
Jerusalén, nos da 9. La Verdad Viviente y eterna que es
Jesucristo es nueve, igual que la suma del Alfa y la Omega. Y es
el mismo número de letras griegas que tiene la palabra
EMMANOUEL, CON NOSOTROS DIOS.

También Jesús dice que Él es La LUZ
del Mundo, en el Ev. De Juan 8,12. Y en la Primera
Epístola de Juan, en el cap. 1,5 se enseña que Dios
es Luz y que no hay tinieblas en él. Pues bien, en hebreo
la palabra LUZ se dice AUR u OR uniendo la A con la U. Alef es 1
, Vau (o la U) es 6, y Resh es 200. Sumo y me da 207. Lo cual
vuelvo a sumar y me resulta NUEVE. Jesús es la Verdad y es
la Luz, y ambas palabras en hebreo nos dan Nueve.

El Número
Siete

Vamos ahora tras el número Siete, o el
número virginal de los pitagóricos. Pues no es el
producto de la multiplicación de ningún par, sino
sólo del agregado de uno en uno, o de la suma de 4+3 o de
5+2 o de 6+1. También es llamado el número de
Atenea. Datos de Plutarco en Isis y Osiris.

Toda la Biblia está llena de referencias del
número siete o del séptimo mes, a los años
séptimos, o del séptimo día. Pero nos
centraremos en los sietes del Nuevo Testamento y nada
más.

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Ya en Mateo nos encontramos con el doble siete cuando
analizamos el número 14, pero este Evangelio tiene otros
sietes que destacar. Por ejemplo, la oración del
Señor, conocida como el Padre Nuestro, tiene SIETE
PETICIONES. En el capítulo 7 versículo 7 tiene una
TRIPLE AFIRMACION, de gran trascendencia como promesa del
Señor: PEDID Y SE OS DARA, BUSCAD Y HALLAREIS, LLAMAD Y SE
OS ABRIRÁ. Una hermosa vinculación del siete con el
tres, dos cifras sagradas en toda la Biblia. En el
capítulo 7 versículo 21, que es tres veces siete,
del mismo Mateo, el Señor nos dice: NO TODO AQUEL QUE ME
DICE: SEÑOR, SEÑOR, ENTRARA EN EL REINO DE LOS
CIELOS, SINO EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE MI PADRE QUE ESTA EN LOS
CIELOS. Esa es una importantísima doctrina, de enorme
valor para todos los tiempos.

En el Evangelio de San Marcos se menciona una segunda
multiplicación de los panes, en que se usaron SIETE PANES
y algunos peces para alimentar a 4000 personas, y cuando
terminaron de comer sobraron SIETE CANASTAS DE PAN. (Cap. 8) Y
Mateo había mencionado una multiplicación de 5
panes y 2 peces, en total 7 elementos, que se multiplicaron para
alimentar a 5000 personas.

Obsérvese que el total de personas alimentadas
son 9000. Otra vez el 9. Otra vez el 4 en los 4000 y el 5 en los
5000. Otra vez el famoso 45 de Adam que fue analizado antes. Y
que sobran Doce canastas más siete canastas. Es decir, el
pan de la vida es para las doce tribus de la Nueva Israel, la
Iglesia, y para los siete días de la semana. Es el
maná para los caminantes dentro del tiempo, que van en
busca de la Tierra Prometida, de la vida eterna en Dios, en la
Nueva Jerusalén. Yahvéh, el Dios de Moisés,
nuevamente está en medio de su Pueblo otorgando el
maná en el desierto árido de la vida
terrenal.

Siete es el número de la plenitud de las
bendiciones divinas, el número de la obra perfecta de la
creación. Número de consagración a Dios, de
reposo en El, y de entrega y de servicio a El.

Por eso en Marcos 16,9 se nos dice que a María
Magdalena Jesús le había expulsado 7 demonios. Es
decir, tras la posesión demoníaca y la
expulsión de los entes perversos que habitaban en la
Magdalena, Jesús había operado en ella una COMPLETA
REGENERACIÓN, ERA UNA NUEVA CREATURA. Una nueva mujer,
renacida para ser la primera en ver la Resurrección del
Señor, la primera en ver los rayos del nuevo amanecer de
una humanidad nueva.

Cristo, desde la Cruz pronuncia Siete Palabras o frases
significativas. Las que, desde luego, deben recopilarse de los
cuatro Evangelios. Esas Siete Palabras son:

ELI, ELI, LAMA SABACTANI. (Dios mío, Dios
mío, por qué me has abandonado) Es una clara
alusión al salmo 22 que predice con exactitud todos los
detalles de la crucifixión del Señor. Y que fue
escrito 1000 años antes de Cristo por el rey David. (Mateo
27,46). Marcos reitera las mismas palabras y no agrega ninguna
más. Jesucristo se sabía de memoria los salmos, por
tanto repite este en particular porque en este mismo momento la
palabra profética que el Espíritu Santo
había revelado a David estaba siendo cumplida.

PADRE, PERDONALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN. (Lucas
23,34).

DE CIERTO TE DIGO QUE HOY ESTARAS CONMIGO EN EL
PARAÍSO. (Lucas 23,43).

PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPIRITU. Es un texto
tomado del Salmo 31,5. (Lucas 23,46).

MUJER, HE AHÍ A TU HIJO. HE AHÍ A TU
MADRE. Palabras que el Señor dirige a María y a san
Juan, pues su madre iba a quedar desamparada, sin marido y sin
hijos. (Evangelio de Juan 19,26-27).

TENGO SED. (Ev. De Juan 19,28).

CONSUMADO ES. (Ev. De Juan 19,30).

Es decir, la obra de la redención de Jesucristo
por los pecados de los hombres estaba terminada.

A los ojos de Cristo el lanzazo final después de
fallecido era sólo el cumplimiento de aquella antigua
profecía de Zacarías 12,10, que decía
"MIRARAN A MI, A QUIEN TRASPASARON".

Vamos ahora a los Sietes mencionados en el
Apocalipsis.

Cuando Juan tiene la primera visión de Cristo en
su Gloria Divina lo ve de pie en medio de siete candelabros de
oro y tiene en su diestra siete estrellas. Le ordena escribir lo
que ve, y le agrega una explicación: EL MISTERIO DE LAS
SIETE ESTRELLAS QUE HAS VISTO EN MI DIESTRA Y DE LOS SIETE
CANDELABROS DE ORO ES QUE LAS SIETE ESTRELLAS SON LOS ANGELES DE
LAS SIETE IGLESIAS, Y LOS SIETE CANDELABROS SON LAS SIETE
IGLESIAS. (De Asia menor. Apoc. 1, 10 al 20).

Es propio del pensamiento religioso judío el
vincular las estrellas del cielo con los ángeles, ellos
son el Ejército del Señor, por eso es llamado
Yahveh Tzabaot, Señor de los Ejércitos, el tres
veces santo. Ese ejército tiene cuatro sentidos en las
Escrituras, primero es el conjunto de estrellas concretas del
firmamento. Segundo son los Ángeles en cuanto son
Espíritus ministradores al Servicio de Dios y de los
hombres, como agentes ejecutores de su voluntad. Tercero, ese
ejército es el mismo pueblo de Israel, consagrado al
servicio de Dios en el mundo. Y en un cuarto significado son los
obispos y los profetas, como Mensajeros de Dios, pues la palabra
Ángel en griego es sinónimo de mensajero. Y hay un
profeta del Antiguo Testamento que se llama Malaquías. Ese
nombre hebreo significa Mensajero de Yahvéh.

El que las iglesias se representen como Candeleros o
Candelabros es muy propio de la función iluminadora de las
iglesias. Cada comunidad religiosa es una casa de luz, en medio
de la oscuridad de un mundo pecador e ignorante, tal como ya se
explicó antes con ocasión de la palabra Eisoteo, y
la luz que se enciende dentro de una casa para que todos los que
entran vean la luz.

Respecto de las siete iglesias de Asia que aparecen en
el Apocalipsis: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira,
Sardis, Filadelfia, y Laodicea, cuyos mensajes aparecen en los
capítulos dos y tres de Revelación, han sido
muchísimos los que las han relacionado con ciclos
históricos, o etapas del desarrollo del Cristianismo de
Occidente, o más modernamente con los siete chakras de la
tradición hinduista. Como existe mucha literatura sobre el
tema, no agregaré más que una sola cosa, en la cual
nadie hasta ahora ha reparado.

Y es que cuando uno observa la ubicación de las
siete iglesias en el mapa de Asia menor, y las une con una
línea en el orden que nos da san Juan, LAS IGLESIAS
APUNTAN HACIA CIUDAD DE JERUSALEN EN PALESTINA. Exactamente como
escribe Juan su famoso libro, que culmina con una
descripción de la Nueva Jerusalén que baja del
cielo. Las siete iglesias físicas apuntan, entonces, hacia
el Ombligo del Mundo de la Tradición Judía, su
centro espiritual, el punto de manifestación de Dios en la
tierra, la Shejináh, el Monte de Sion.

Y los masones que construyeron las principales
catedrales de Europa también siguieron el mismo criterio.
Están orientadas hacia Jerusalén.

El Apocalipsis nos habla acerca de Siete Sellos puestos
sobre un libro que estaba en la mano derecha de Dios Padre. El
libro estaba escrito por dentro y por fuera, pero nadie lo
podía leer, excepto el León de la Tribu de
Judá, Jesucristo. Este León resultaba ser un
Cordero, que tenía siete cuernos y siete ojos, los cuales
son los siete espíritus de Dios enviados por toda la
tierra. Y este Cordero-León tomó de la diestra del
Padre el gran libro escrito por dentro y por fuera y sellado por
siete sellos.

Y los ángeles, y los seres gloriosos, el
ejército de los santos, los 24 ancianos, cantaron un
cántico nuevo, donde se aclama a Cristo como el
dueño de SIETE DIGNIDADES O DERECHOS: el Poder, las
Riquezas, la Sabiduría, la Fortaleza, la Honra, la Gloria
y la Alabanza. (Apocalipsis cap. Cinco.).

Eso es el cumplimiento de las palabras de Jesucristo
dichas en la famosa plegaria de la última cena, en la que
Jesús se dirige al Padre y le dice: AHORA, PUES, PADRE,
GLORIFICAME TU AL LADO TUYO, CON AQUELLA GLORIA QUE TUVE CONTIGO
ANTES QUE EL MUNDO FUESE. (Evangelio de Juan 17,5). …
PORQUE ME HAS AMADO DESDE ANTES DE LA FUNDACIÓN DEL MUNDO.
(Cap. 17,24.).

En realidad esos siete atributos mencionados en
Apocalipsis 5,12 SOLO PERTENECEN A DIOS, Y NO A UN HOMBRE DE
CARNE. Por eso Juan insiste, en todos sus escritos, que
Jesús es Dios hecho hombre. Dios es el Verbo que se hizo
carne. (Evangelio de Juan cap. 1,1 y vers. 14).

La Palabra de Dios que se hizo hombre Se compone de
LETRAS. El Universo ha sido hecho por las letras de la Palabra de
Dios. El universo creado tiene un aspecto interior y otro
exterior, por eso el rollo o libro siete veces sellado tiene
letras por dentro y por fuera.(Comparar con Ezequiel 2,9-10). Esa
es la idea de la Kabalah hebrea. Unos años después
del Apocalipsis surgió en la literatura espiritual
judía el famoso Sepher Yetziráh. Y allí se
desarrolla ampliamente la doctrina de Juan, y en realidad de toda
la Biblia, de que Dios creó el mundo con su palabra, y que
cada creatura del universo es una letra vibrante que palpita
delante de Dios en su mente infinita. Y cada letra de ese
alfabeto misterioso es también un
número.

Los kabalistas dicen que conociendo las letras del gran
libro de Dios se conocen los secretos del la voluntad de Dios,
los decretos del Destino de los pueblos y de las personas. Eso
es, precisamente, lo que está en el fondo del libro de
Revelaciones. Juan penetra en algunos aspectos de estos
misterios, por la Gracia de Dios, pero en algunos casos se le
dice que no diga nada de lo que escuchó en el Reino de los
Cielos. (Ejemplo en Apocalipsis 10,4).

Los siete ángeles que llevan las copas de la ira
de Dios para derramarlas sobre las naciones nos indica la
acción de Dios DENTRO DEL TIEMPO, pues dentro del tiempo,
marcado por las semanas de siete días, el hombre sufre las
consecuencias de sus pecados. Es lo que los orientales llaman el
Karma de los Pueblos. Si los hombres obedecieran los mandamientos
de Dios y escucharan la voz del Verbo Divino para hacer su
voluntad, esas copas de la ira no serían enviadas sobre la
humanidad.

La idea de los siete sellos que el Cordero puede abrir
para leer el libro de la Vida, tiene relación con los
diversos sentidos o significados de los textos de las sagradas
escrituras. Según las capacidades del entendimiento de las
personas y según el grado y calidad de la
información que maneja el buscador de la Verdad, puede
abrir, uno, dos o tres sellos de los misterios de Dios, pero
sólo los grandes iluminados pueden desentrañar
completamente o plenamente los siete sentidos o siete
significados de las Escrituras.

Por eso los antiguos Padres de la Iglesia hablaban del
sentido literal, del sentido moral, y del sentido
alegórico de los textos, o también agregaban el
sentido místico, y otros mencionaban el significado
anagógico de las palabras de los libros sagrados. En
verdad sólo los más ignorantes entre los hombres se
quedan con el puro sentido literal y el meramente moral de los
textos sagrados. Esa es la superficie de la palabra de Dios. Pero
hay que ir mucho más al interior de la Escritura. Por eso
se habla de lo esotérico o de lo alegórico o de lo
simbólico de la Biblia. Entender sólo el texto como
mero documento histórico y apenas moralizante es apenas
abrir uno de los sellos de los siete que encubren los secretos de
la Sagrada Escritura.

Como el siete es la plenitud de las cosas, se puede
interpretar que aquel que rompe o abre el 7° sello es el
místico que alcanza la visión beatífica o el
conocimiento directo de Dios, más allá de lo
escrito en los pergaminos o en el papel material de los libros
sagrados. Ve a Dios cara a cara, como el Jesús hombre o
como Moisés, Henóc, San Juan, el Águila de
Patmos, o Elías Tisbita. O cómo lo hacen algunos
grandes místicos de la India. Es el logro de los grandes
contemplativos cristianos, como San Benito, San Antonio Abad, san
Francisco de Asis, San Atanasio de Athos, Santa Hildegarda de
Bingen, santa Catalina de Siena, etc.

Para ir cerrando lo del número siete recordemos
de paso que los doce apóstoles en el Libro de Hechos,
nombraron a Siete Diáconos, para complementar y ayudar su
trabajo de servicio a las personas, en su parte más
material, y así poder preocuparse de la parte más
espiritual del oficio apostólico. Se nota que para Cristo
y para los apóstoles es importante respetar las leyes
numerológicas, pues ellas expresan cierto modo de Pensar
de la Mente de Dios, como se verá un poco más
adelante, al comentar el número doce.

Desde luego, el siete, por su vinculación con el
sabath, el séptimo día, indica el descanso del
hombre en el seno de Dios, su punto o centro de equlibrio, en el
mismo sentido que es representado por el eje vertical del
candelabro de siete luces de las sinagogas, o
Menoráh.

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El Número
Doce

Vamos ahora al número DOCE:

Se nota en la mente de Cristo la intención de
utilizar el número doce de la tradición patriarcal
para organizar a sus discípulos, al elegir a los doce
principales, de entre los muchos que le seguían. Los doce
apóstoles son el núcleo que él
utilizará para fundar su iglesia. La palabra griega
Apóstolos significa, además de Enviados, como
ordinariamente se traduce, EMBAJADORES, lo cual tiene directa y
lógica relación con Un Rey y un Reino. El
Apóstol es un Embajador del Reino de Cristo, no
sólo un Enviado. Un Representante de la Autoridad
Máxima de un país o Estado. Lo que se le haga al
Embajador se le hace a la Persona del Mismo Rey o Presidente. Es
una prolongación o irradiación del Sol Central del
Universo Espiritual. O una Arteria del Corazón del Cuerpo
Místico de Jesucristo.

El arquetipo geométrico de los doce
apóstoles es el DODECAEDRO. Es decir, un cuerpo
geométrico de Doce lados Pentagonales. Un cuerpo cercano a
la Esfera, símbolo de la Perfección
Divina.

Monografias.com

La idea es que cada hombre escogido como
apóstol es un pentágono, que proyecta la influencia
del sol divino en el mundo, y al mismo tiempo sirve de puerta de
entrada al reino espiritual o a la esfera divina del ser. Por eso
es que la Nueva Jerusalén que describe san Juan en el
Apocalipsis tiene doce puertas, y en cada puerta una perla y el
nombre de uno de los doce patriarcas o jefes de las doce tribus
de la nueva Israel. Apocalipsis 21, vers. 12 al 14. Y en Mateo
19,28. Lo normal es que los jefes de las doce tribus son los
jueces de las mismas tribus. Por eso dice Cristo, en Mateo 19,28:
" …en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se
siente en su trono de gloria, vosotros…os sentareis sobre
doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel".

Esta palingenesia o re-generación está
representada por la Nueva Jerusalén. Los apóstoles
son los doce cimientos muralla de la ciudad de oro, y al mismo
tiempo son las doce puertas. La idea de las doce perlas tiene
relación con la luna, pues la perla es una joya lunar en
el simbolismo tradicional, es decir, los doce nuevos patriarcas o
los doce apóstoles REFLEJAN, COMO HACE LA LUNA, LA LUZ DEL
SOL DIVINO, a quienes van entrando a la ciudad, desde el mundo de
la oscuridad temporal y del pecado.

El número doce aparece también en una de
las multiplicaciones de los panes, siguiendo el mismo arquetipo
matemático de cinco y doce mencionado con ocasión
del dodecaedro. En esa ocasión Jesucristo
multiplicó 5 panes y 2 peces para alimentar a 5000
personas, y sobraron 12 canastas llenas. Obsérvese los
números con atención. Dos veces el 5 y una vez el
12. Y dos peces que también se multiplicaron. Las cifras
apuntan al dodecaedro. Pero, si uno las multiplica todas nos da
600.000 .- (5 x 2 = 10 x 5000 = 50.000 x 12 = 600.000
).

A un estudiante común de la Biblia esa cifra no
le dice nada. Sin embargo, ese número APUNTA HACIA EL
EXODO. Precisamente al capítulo 12 vers. 37 , DONDE SE NOS
INFORMA QUE LAS PERSONAS LIBERADAS DE LA ESCLAVITUD Y DE LA
IDOLATRIA DEL PECADO DE EGIPTO POR LA ACCION DE DIOS ATRAVES DE
MOISES FUERON 600.000 .-

La cifra es divisible por doce. Y por cinco. Es decir,
el milagro de la multiplicación de los panes nos
está transmitiendo un mensaje múltiple. Por un lado
nos muestra la misericordia del Señor por las muchedumbres
hambrientas por falta de comida material y espiritual. Por otro
lado nos conecta con un nuevo éxodo y un nuevo
Moisés, que conduce a su pueblo hacia una tierra prometida
de eternidad. Y al final nos dice que los milagros tienen un
arquetipo matemático exacto, pues es la mente de Dios la
que está configurando el prodigio.

Ya al hablar de doce perlas que son lunas, el
Apocalipsis nos va dirigiendo los ojos al cielo. Y justamente en
el capítulo 12 del mismo libro nos describe a una
misteriosa mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una
corona de 12 estrellas sobre su cabeza. La mujer clama con los
dolores de un parto.

Van apareciendo símbolos del mundo celeste: El
sol en los ropajes de la mujer. La luna a los pies de ella. Y las
doce estrellas alrededor de su cabeza.

Partes: 1, 2

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