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El turismo comunitario como una alternativa para disminuir la brecha social




Enviado por manuel yanez



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Turismo Comunitario y Turismo
    Rural
  4. Principios del turismo comunitario
    sostenible
  5. Los
    modelos de desarrollo turístico
  6. Consideraciones para una estrategia de
    intervención del Turismo
    Comunitario
  7. Conclusiones
  8. Bibliografía

Resumen

En vista del creciente interés que se está
prestando al desarrollo de actividades turísticas y
aprovechando que la provincia cuenta con envidiables zonas
naturales que van desde el paramo andino hasta las cálidas
tierras subtropicales, se propone al turismo comunitario como una
nueva alternativa complementaria a las labores agrícolas
para generar ingresos económicos que permitan satisfacer
las necesidades insatisfechas de las poblaciones rurales de la
Provincia Bolívar. La preocupación por la
situación de desarrollo en la provincia bolívar
apunta a buscar nuevas alternativas de desarrollo, y el turismo
comunitario es la mejor alternativa en la que se ejerza una
gestión socio-productiva a nivel de una o varias
comunidades en las que además del aspecto productivo se
fortalezcan las redes y las relaciones sociales de ese espacio,
El desarrollo sostenible comunitario responde a una visión
holística y de largo plazo. Su pensamiento integra tanto
las necesidades de la generación actual como sus
responsabilidades respecto de las futuras generaciones.
Además, incorpora las dimensiones cultural y ambiental del
desarrollo, sin descuidar los objetivos económicos y
sociales; siendo fundamentales e indisociables para el desarrollo
sostenible, sobre todo en el caso de comunidades que operan como
micro sociedades

PALABRAS CLAVES: Turismo, economía,
brecha social, alternativa, desarrollo, sostenibilidad

Introducción

El Turismo Comunitario, debe asumir una nueva
concepción de territorio en el que se ejerza una
gestión socio-productiva a nivel de una o varias
comunidades, en la que además del aspecto productivo, se
fortalezcan las redes y las relaciones sociales de ese espacio.
Es decir, no una visión meramente productivista y
mercantil, sino también una visión que considere un
manejo razonable de los recursos, que sea respetuosa del medio
ambiente y responsable con el entorno social. El turismo
comunitario es una buena alternativa para esta nueva mirada del
territorio, en donde los recursos pueden ser mucho mejor
manejados en forma colectiva que individual, pues, a
través de la gestión comunitaria se puede ejercer
un mayor "control social" sobre su uso. No obstante, se debe
asumir con suma responsabilidad el desafío de que la
comunidad sea más eficiente en la gestión del
proceso de desarrollo del turismo comunitario, que se traduzca en
una mayor eficacia en la toma de decisiones, una mayor
responsabilidad al momento de ejecutar lo que se planifica, y en
un seguimiento constante y evaluación periódica del
trabajo realizado, de este modo, el turismo comunitario debe ser
capaz de promover un desarrollo integral para las comunidades,
mitigando la pobreza (material) a través de la
generación de empleo e ingresos económicos
complementarios, evitando la migración de su
población, fomentando una distribución justa de los
ingresos y contribuyendo a la conservación del medio
ambiente. El desarrollo sostenible comunitario responde a una
visión holística y de largo plazo. Su pensamiento
integra tanto las necesidades de la generación actual como
sus responsabilidades respecto de las futuras generaciones.
Además, incorpora las dimensiones cultural y ambiental del
desarrollo, sin descuidar los objetivos económicos y
sociales; siendo fundamentales e indisociables para el desarrollo
sostenible, sobre todo en el caso de comunidades que operan como
micro sociedades.

DESARROLLO.

Turismo
Comunitario y Turismo Rural

El concepto de turismo comunitario se encuentra
posicionado en el Ecuador, gracias a la organización y
gestión de sus pueblos y nacionalidades, que en la
actualidad se encuentran agrupados en la FEPTCE, y al
reconocimiento del turismo comunitario como uno de los programas
a desarrollar en el Plan Estratégico de Desarrollo
Turístico Sostenible del Ecuador, PLANDETUR 2020,
herramienta de planificación diseñada, en forma
participativa, por el MINTUR.

De igual forma, la participación de la
población local es un elemento de primera importancia en
el Turismo Rural, pero es en el Turismo Comunitario donde alcanza
su máxima expresión, pues éste no
sólo considera la participación comunitaria o la
generación de beneficios para las poblaciones locales
(como se considera, por ejemplo, en las definiciones más
actualizadas de ecoturismo), sino que también, y como
aspecto fundamental, la autogestión y el control local
directo por parte de las comunidades local de la o las
iniciativas turísticas que han decidido desarrollar, donde
la idea de una iniciativa turística puede originarse en la
propia comunidad, aunque muchas veces son los organismos externos
los que sugieren la implantación de alguna iniciativa en
este ultima caso, lo importante es que la idea sea una sugerencia
y no una imposición, además de que sea apropiada
por la comunidad.

El Turismo Comunitario, bajo esta línea, debe
asumir una nueva concepción de territorio en el que se
ejerza una gestión socio-productiva a nivel de una o
varias comunidades, en la que además del aspecto
productivo, se fortalezcan las redes y las relaciones sociales de
ese espacio. Es decir, no una visión meramente
productivista y mercantil, sino también una visión
que considere un manejo razonable de los recursos, que sea
respetuosa del medio ambiente y responsable con el entorno social
(Kay, C. 2007).

Sin embargo, el turismo comunitario resulta ajeno en
otros países de América Latina como Chile y
Argentina, en donde más bien se ha desarrollado el
concepto de turismo rural y agroturismo, que se
entiende como cualquier actividad turística desarrollada
en el medio rural, independiente a quien la gestione, sea una
empresa privada o alguna organización campesina sin fines
de lucro. Sin desmedro de lo anterior, se asume al turismo
comunitario como una modalidad que forma parte del turismo rural,
pues el turismo comunitario se desarrolla en el medio rural a
través de diferentes servicios turísticos, pero con
la especificidad de ser gestionado bajo modelos de gestión
comunitaria, lo que significa que son las asambleas de las
organizaciones campesinas o Indígenas quienes toman las
decisiones, entre ellas, el cómo se reparten las
utilidades de la actividad turística.

El turismo comunitario es una buena alternativa para
esta nueva mirada del territorio, en donde los recursos pueden
ser mucho mejor manejados en forma colectiva que individual,
pues, a través de la gestión comunitaria se puede
ejercer un mayor "control social" sobre su uso. No obstante, se
debe asumir con suma responsabilidad el desafío de que la
comunidad sea más eficiente en la gestión del
proceso de desarrollo del turismo comunitario, que se traduzca en
una mayor eficacia en la toma de decisiones, una mayor
responsabilidad al momento de ejecutar lo que se planifica, y en
un seguimiento constante y evaluación periódica del
trabajo realizado.

De este modo, el turismo comunitario debe ser capaz de
promover un desarrollo integral para las comunidades, mitigando
la pobreza (material) a través de la generación de
empleo e ingresos económicos complementarios, evitando la
migración de su población, fomentando una
distribución justa de los ingresos y contribuyendo a la
conservación del medio ambiente.

Se define al turismo comunitario como "una actividad
económica solidaria que interrelaciona a la comunidad con
los visitantes, con participación consensuada de sus
miembros, propendiendo al manejo adecuado de los recursos
naturales y la valoración del patrimonio cultural, basados
en un principio de equidad en la distribución de los
beneficios
"

Por su naturaleza y temporalidad, el turismo comunitario
debe ser considerado en las zonas rurales donde habitan sectores
vulnerables de la población, como una actividad
complementaria a las actividades productivas tradicionales como
la agrícola, pecuaria y artesanal, para generar bienestar
y fuentes de trabajo.

El concepto del desarrollo sostenible comunitario
responde a una visión holística y de largo plazo.
Su pensamiento integra tanto las necesidades de la
generación actual como sus responsabilidades respecto de
las futuras generaciones. Además, incorpora las
dimensiones cultural y ambiental del desarrollo, sin descuidar
los objetivos económicos y sociales; siendo fundamentales
e indisociables para el desarrollo sostenible, sobre todo en el
caso de comunidades que operan como micro
sociedades
.

Principios del
turismo comunitario sostenible

Socialmente solidario: Promueve una efectiva
cooperación entre los miembros de la comunidad y entre
comunidades, en un marco de distribución equitativa de las
oportunidades y los beneficios que genera la actividad
turística.

Ambientalmente responsable: Fomenta una
conciencia respetuosa y formas de gestión sostenible de
los recursos naturales y de la biodiversidad,
vinculándolas a la defensa de los derechos a la tierra y a
los territorios ancestrales.

Económicamente viable: Incorpora objetivos
e instrumentos de gestión eficientes en el uso y
valoración de los recursos que se movilizan, buscando
beneficios que permitan remunerar convenientemente el trabajo y
las inversiones realizadas.

Culturalmente enriquecedor: Propicia experiencias
y encuentros interculturales de calidad entre los visitantes y
las comunidades anfitrionas, respetando las expresiones de la
identidad cultural.

En la medida en que se cumplan estos principios y
condiciones, el turismo de base comunitaria puede contribuir a
los siguientes objetivos globales:

  • Al entendimiento y la paz entre los pueblos que
    buscan un nuevo orden universal basado en la justicia social
    y la solidaridad;

  • A la preservación de los recursos naturales y
    ambientales del planeta, en toda su riqueza y diversidad,
    para el disfrute de la presente y las futuras
    generaciones;

  • Al fortalecimiento de la diversidad étnica y
    cultural, fuente de identidad y riqueza de los
    pueblos;

  • Al desarrollo económico y la mejora de las
    condiciones de vida y de trabajo de las comunidades que
    sufren de los estigmas de la pobreza.

En esencia, el turismo comunitario relaciona en forma
dinámica y sinérgica los principios de la
perennidad de los ecosistemas, de los que depende nuestra
existencia como especie; un equilibrio crítico entre
viabilidad de las iniciativas económicas y la
responsabilidad social y ambiental; y un concepto de calidad que
trasciende la capacidad de satisfacción del
huésped-consumidor, englobando el carácter
sostenible del destino turístico en su totalidad: la
naturaleza y sus recursos, las personas y sus derechos, la
comunidad y su cohesión social.

La cuestión laboral constituye un referente
obligado en los objetivos que persigue el turismo comunitario,
ello entraña la generación de oportunidades de
ocupación productivas y libremente elegidas, en
condiciones de dignidad, seguridad y equidad para hombres y
mujeres. La calidad del empleo es sinónimo de respeto de
los derechos fundamentales en el trabajo, es decir, condiciones
de trabajo decentes (seguridad e higiene), protección
social, diálogo social entre las comunidades y los agentes
públicos y privados que regulan, promueven y desarrollan
la actividad turística.

Los modelos de
desarrollo turístico

Se entiende por Modelo Turístico a: "…la
forma generalizada de resolver tanto el comportamiento
turístico como la oferta que lo acompaña en un
destino o región determinada. La presencia repetitiva de
ofertas similares, así como la evidencia de
comportamientos similares de numerosos turistas, induce a
plantear que se está en presencia de un patrón o
modelo".

En el caso del turismo, se pueden identificar
básicamente dos modelos totalmente opuestos entre
sí. El primero de ellos corresponde a un Modelo
Segregado
, o más conocido como Turismo de
"enclaves", derivado de otras experiencias productivas, como las
maquilas, los cultivos de banano, café y cacao, asociado
básicamente a un turismo masivo que encuentra su
más clara expresión en el denominado "turismo de
sol y playa". En este modelo la población local se
convierte en mano de obra poco calificada, con remuneraciones
mínimas, ocupando los cargos de más baja
jerarquía. La gran infraestructura hotelera
predominantemente está en manos extranjeras y es la gran
empresa transnacional o nacional la figura que sobresale. La
experiencia turística no se vincula con el medio ni menos
con la población local

En el Modelo Segregado se aplican al pie de la letra los
principios de Taylor y Ford, en cuanto a la división
moderna del trabajo y la producción en serie
(economías de escala) respectivamente, en donde a mayor
producción menor costo, por lo que los destinos, gracias a
sus bajos precios, se vuelven alcanzables para un amplio segmento
de personas (turismo masivo).

Un ejemplo clásico del principio Taylorino
aplicados a la hotelería y a otros servicios
turísticos, lo constituye Cancún, en el caribe
mexicano

Las grandes Operadoras han logrado diseñar, de
este modo, paquetes de servicios comercializables a bajo costo,
vendiendo en forma más o menos organizada y coherente, la
transportación, el alojamiento, la alimentación y
los diversos servicios recreativos. Hoy en día, resulta
más barato adquirir un paquete todo incluido en un
Resort de una playa del caribe que adquirir un paquete
de ecoturismo enclavado en la región amazónica del
Ecuador. Dicha industria es bastante competitiva, y de hecho, en
la actualidad, los flujos turísticos e ingresos
económicos que genera el turismo bajo este modelo son los
más significativos a nivel mundial, quedándose, por
cierto, la mayor parte de las ganancias en manos de las
Operadoras y las grandes empresas.

El otro modelo que se puede identificar es el
Modelo Integrado, que se asocia generalmente a
las pequeñas y medianas empresas. La existencia de un
fuerte capital social, entendido este como las relaciones
sociales que se dan en un territorio determinado, en las cuales
se combinan actitudes de confianza con conductas de reciprocidad
y cooperación (Durston, J. 2001) sería un elemento
coadyuvante que favorecería el surgimiento y desarrollo de
esta forma empresarial. También, se da una
vinculación de la experiencia turística con el
medio ambiente y la población local, en donde la comunidad
participa en la planificación y gestión de la
oferta turística. Las poblaciones no sólo entran
como asalariadas sino como portadoras de determinadas ideas
turísticas expresadas en distintas iniciativas.

Un modelo intermedio corresponde al Modelo
relativamente Integrado
, el cual recoge elementos de los
dos anteriores. Combina la gran empresa nacional y extranjera con
las pequeñas empresas nacionales y extranjeras. La
mayoría de las experiencias centroamericanas y a nivel
latinoamericano corresponden a este tipo de Modelo

Se puede decir, entonces, que en el Turismo Comunitario
el modelo fordista no encaja, pues el turismo comunitario exige
una experiencia turística más exclusiva, menos
masiva y enfocada hacia destinos emergentes, procurando una
cantidad limitada de productos dispersos en el territorio.
Además, en el turismo masivo (de sol y playa generalmente)
el turista busca la "evasión", mientras que en el turismo
comunitario el turista busca la "integración", para lo
cual resulta fundamental el contacto directo, genuino y sincero
entre el turista y el habitante local, lo que supone una cierta
sensibilidad del visitante por la particular cultura y modo de
vida de las comunidades receptoras. El Turismo Comunitario, de
este modo, se enmarca en un modelo integrado de desarrollo, pero
considerando no sólo la participación comunitaria
sino más bien el control directo de la comunidad en la
planificación y gestión de las iniciativas,
además de constituirse en la propietaria del negocio
turístico.

Consideraciones
para una
estrategia de intervención del Turismo
Comunitario

Turismo Comunitario y Desarrollo
Rural.

Un primer aspecto que se debe considerar es que el
desarrollo de la actividad turística debe estar
subordinado a un modelo de desarrollo rural y no al revés.
El turismo en el medio rural debe ser entendido como parte del
conjunto de actividades productivas que se llevan a cabo en las
localidades campesinas, llegando a ser un importante factor
diversificador de la tradicional y dominante economía
agraria. Bajo esta lógica, el turismo no se puede
convertir en la única fuente de rentas para las familias
campesinas. Si lo anterior se produjese, se estaría
contraviniendo la tradicional estrategia de
diversificación productiva de los campesinos, gracias a la
cual han logrado sostenerse a lo largo de la historia. Es por eso
que los Tratados de Libre Comercio imperantes en América
Latina, en relación a la agricultura, no consideran al
sector campesino, pues asumen como estrategia de desarrollo el
fomento de monocultivos y no la diversificación
productiva.

Precisamente, el contar con diferentes productos
agrícolas (papas, quinuas, hortalizas, entre otros),
además de criar animales de pastoreo y especies menores,
ha permitido al campesino la subsistencia y reproducción
de su grupo familiar por generaciones.

Ahora bien, la desintegración familiar de las
comunidades causada por el fenómeno de la
migración, los bajos precios y la falta de mercado para
los productos agropecuarios, las condiciones precarias e
insuficiencia de la infraestructura, hacen que la vulnerabilidad
social de los sectores campesinos e indígenas sea
evidente. En este sentido, en el turismo comunitario no se deben
hacer montajes, si el visitante se encuentra con pobreza, es
porque lamentablemente existe; no se debe hacer creer al turista
que Latinoamérica es sólo un "edén"
prodigioso de naturaleza y manifestaciones culturales; es
también tierra de pueblos y nacionalidades
indígenas, de agricultores campesinos que atraviesan por
serios problemas que dificultan su bien vivir ("sumak kawsay"
en el idioma kichwa del Ecuador),
principalmente debido a la
falta de servicios básicos (agua, salud, educación,
caminos).

Así, el turismo en el medio rural debe sortear
una serie de obstáculos, como lo es la infraestructura
(caminos, agua potable y entubada, comunicaciones, electricidad,
recolección de basura, bomberos y policías,
hospitales y equipos de emergencia médica) que es
generalmente precaria o inexistente. Otro obstáculo es la
falta de personal calificado para todo tipo de actividades
turísticas y el insuficiente apoyo institucional al
desarrollo y la promoción del turismo (políticas,
planes, regulaciones). A su vez, existe por parte de las
Operadoras de turismo una falta de preparación y a veces
de interés en promover y vender productos de turismo rural
(Schaerer, J, Sirven, M. 2001).

Todos los inconvenientes descritos anteriormente, hacen
necesario clarificar lo siguiente: "la calidad en el
servicio turístico exige que haya una buena calidad de
vida en el territorio donde se da la oferta, por lo que es
indudable que se debe avanzar en la mejora de las condiciones de
vida de la población local para que el visitante tenga una
buena experiencia turística".

El segundo elemento clave a considerar es que se debe
crear una cultura de protección y uso razonable de los
recursos naturales y culturales. Sólo aquellos actores y
comunidades que identifiquen y valoren los recursos que poseen,
podrán desarrollar esta actividad con posibilidades de
futuro, puesto que uno de los principales atributos que el
visitante quiere conocer es un medio natural bien conservado en
un contexto cultural único y diferente (Inostroza, G.
2000). Sin embargo, tanto la naturaleza como la cultura, que son
el soporte de la actividad turística, se encuentran en una
situación de extrema fragilidad. La naturaleza está
siendo sometida a una explotación sin control y sin normas
que permitan un uso duradero, ante lo cual, se debe reconocer que
las comunidades campesinas e indígenas han demostrado
poseer una cultura de prácticas tradicionales mucho
más sostenibles del territorio que las grandes empresas
transnacionales, como las plantas de celulosa (fábricas de
papel) y la producción de salmón en Chile o la
producción de soya en Bolivia (Kay, C, Breton, V. 2007).
Entonces cabe preguntar si será posible un turismo
comunitario en un territorio que en lo productivo no está
siendo sustentable.

Ahí hay una tensión insalvable que si no
se enfrenta desde una perspectiva global, que tiene que ver con
políticas públicas más amplias, será
muy difícil cumplir con el desarrollo de un turismo
comunitario sustentable.

A su vez, desde un enfoque esencialista de la cultura,
frecuentemente utilizado por los planificadores y gestores del
turismo para capitalizar a la cultura como recurso
turístico (Ypeij, A. et alt. 2006), no da mucho
espacio al cambio cultural, pues concibe a la cultura como un
objeto fijo y acabado, cuyos rasgos han sido desarrollados en el
pasado, las diversas expresiones de la cultura local se
encuentran en franco retroceso frente a valores culturales
diferentes que amenazan la identidad tan propia de las
comunidades campesinas e indígenas de Latinoamérica
y el Caribe. La visión rural que buscarán los
sectores urbanos, de donde provienen la mayor parte de los
turistas, será aquella que claramente conserve rasgos
históricos fundamentales de la vida rural (Inostroza, G.
2000).

El tercer aspecto es que los grupos campesinos e
indígenas deberán tener la habilidad de captar las
motivaciones y resolver oportunamente las necesidades de los
diversos sectores que componen el universo de visitantes. El
turismo exige tener consciencia del "otro", de sus necesidades,
de sus expectativas y anhelos. Un buen prestador de servicio sabe
"ver" al "otro" y atender en el momento preciso sus
requerimientos. En esta dirección es razonable pensar que
la sociedad urbana, cada vez más inmersa en ambientes
contaminados y con un alto grado de mecanización de todos
los procesos, sometida a crisis con respecto a la seguridad de
los alimentos que consume (el "mal vivir", en
contraposición al sumak kawsay -"bien vivir"-
promovido por las comunidades Kichwas que desarrollan el turismo
comunitario en el Ecuador), requerirá tener la
opción de visitar lugares en que el medio ambiente se
conserve sano, en que lo procesos productivos estén
realizados en gran parte por una acción directa del hombre
y en donde exista certeza de una alimentación
saludable.

La mejor experiencia turística se dará en
aquellas comunidades o grupos de campesinos que puedan mostrar
claramente un proyecto de desarrollo en movimiento. Se requiere,
por tanto, enriquecer la experiencia turística con
ejemplos de producción sana de alimentos, con novedosas
iniciativas de manejo predial, con grupos campesinos organizados
que den valor agregado a la producción, con una
acción sistemática de revalorización de los
oficios tradicionales, con la permanencia de modalidades
solidarias de organización del trabajo y con agricultores
que puedan sostener una relación de educación mutua
con los visitantes (Inostroza, G. 2000).

La articulación y coordinación
entre los distintos actores de un territorio.

El Desarrollo Económico Local exige la confianza
entre los actores para que lleguen a comprometerse en forma
conjunta con una visión común y consensuada de
desarrollo. Esto requiere de la coordinación y
articulación de las diferentes instituciones (sector
público, privado, comunitario y la sociedad civil en
general) que tienen que ver con el desarrollo turístico de
un territorio, en donde cada actor tiene un rol que cumplir y un
cierto Know How que es necesario aprovechar. Por
ejemplo, la Operadora de turismo para atraer turistas y hacer del
turismo un negocio rentable, y la ONG para formular proyectos en
función del desarrollo integral de la
comunidad.

Ahora bien, ¿quien debiera liderar el proceso de
coordinación? Se sostiene que quien lidera el proceso no
tiene por qué ser el gobierno local o alguna
institución pública; perfectamente puede ser el
sector privado o las organizaciones comunitarias.

Sin embargo, es el sector público quien debe
primeramente promover la asociatividad de la sociedad civil y del
sector privado, para luego propiciar espacios de
coordinación interinstitucional, en el marco de las
directrices (políticas) de desarrollo establecidas por el
Estado.

A su vez, la asociatividad entre diferentes
organizaciones de Turismo Comunitario es absolutamente necesaria,
no sólo para trabajar conjuntamente aspectos de
comercialización turística, formalización de
los emprendimientos, capacitación o asistencia
técnica, disminuyendo con esto los altos costos de
transacción que generalmente se dan en el sector rural
campesino, sino que también para ejercer una sana
presión sobre los organismos públicos locales,
provinciales y nacionales, para que éstos faciliten de
manera responsable los procesos de desarrollo local.

Se puede decir que, en el ámbito del desarrollo
local, la institucionalidad pública en los espacios de
coordinación se debe manejar en un "perfil" más
bien bajo, con el objeto de contribuir al posicionamiento del
sector privado y de la sociedad civil en el proceso de
desarrollo, sin olvidar, eso sí, que el rol del sector
público es fundamental para orientar y facilitar dicho
proceso.

Actualmente en Ecuador la confianza entre las
instituciones del sector público, privado y de la sociedad
civil se encuentra bastante deteriorada. En los espacios de
coordinación que pretenden crearse más bien es el
sector público quien quiere obtener un rol
protagónico, con un mayor control de los espacios. A su
vez, el sector privado y la sociedad civil aún no tienen
la madurez suficiente para empoderarse de dichos
espacios.

Todavía se asume al Estado como un "Padre", en el
cual recae la responsabilidad plena del proceso de
planificación del desarrollo, el que diseña las
políticas que simplemente hay que ejecutar y respetar.
Esto conlleva a la probabilidad de que en estos espacios se
generen situaciones de clientelismo político, en donde es
el Estado quien coopta la iniciativa privada y de la sociedad
civil, y lo que es peor, con la anuencia de estos
últimos.

También es importante que el espacio de
coordinación que se genere, tal como una "Mesa o Consejo
de Turismo Territorial", se visibilice tanto en el ámbito
técnico como en el ámbito
político-institucional. Al respecto, debe existir un
reconocimiento político de dicho espacio, pero debe ser
gestionado desde una perspectiva técnica.

Además, es importante que en su funcionamiento
adquiera formalidad, para lo cual se debe contar con un plan de
trabajo, una identificación clara de sus integrantes, una
directiva que la represente política e institucionalmente,
un reglamento interno de funcionamiento y una secretaría
técnica-ejecutiva que operativice todo el sistema,
organizando las reuniones, diseñando el plan de
acción y propuestas que promuevan el desarrollo
turístico del territorio. Es sumamente importante que en
este espacio se adopten decisiones concretas en pro del
desarrollo turístico del territorio, y que sean todos los
sectores (asamblea en pleno) quienes tengan participación
en la toma de decisiones. Un reglamento interno debiera dilucidar
esta cuestión, en el sentido de definir quienes son los
actores y quiénes son los que tienen derecho a decidir, en
donde evidentemente se debe garantizar la paridad de votos entre
el sector público, el sector privado y la sociedad
civil.

También, es de vital importancia que la Mesa
cuente con recursos, no sólo económicos, sino que
también humanos y logísticos, provenientes de sus
mismos integrantes, para concretar la misión de desarrollo
turístico y el plan de acción que se propongan.
Asimismo, la Mesa o Consejo, a través de su
secretaría técnica y directiva, debe tener la
capacidad de apalancar nuevos recursos, provenientes tanto del
sector público, privado como de la cooperación
internacional.

El costo de este modus operandi es el tiempo,
pues sin duda que llegar a acuerdos y consensos entre los actores
hace que el proceso de desarrollo sea más lento. Pero el
beneficio de la coordinación es mayor a su costo, pues no
sólo se evitarían dobles financiamientos o dobles
esfuerzos institucionales totalmente innecesarios, sino que
también se promueve, a través de la
discusión y el debate, que las decisiones se adopten con
un mayor grado de razonabilidad y que los impactos positivos que
se generen por las intervenciones sean mucho más
contundentes. Todas las iniciativas o proyectos con
relación al turismo que se realicen en el territorio,
debieran analizarse y discutirse en el espacio de
coordinación correspondiente.

Los espacios de coordinación se deben gestar en
primer lugar en base a la voluntad de sus actores (no debe ser
algo impositivo), para luego ir trabajando en que el espacio en
cuestión sea reconocido en el contexto
político-institucional. Además, las organizaciones
comunitarias deben aprovechar estos espacios de
coordinación para establecer relaciones con instituciones
gremiales mejor posicionadas, tales como municipios, consejos
provinciales, ministerios, cámaras de turismo y comercio,
activando lo que Durston (2001) denomina el capital social de
puente. Asimismo, no se debe descuidar que el proceso de
empoderamiento de las organizaciones debe desarrollarse
también al interior de la misma comunidad, revalidando el
rol de la mujer, de los ancianos y de los jóvenes en las
instancias comunitarias de participación y de toma de
decisiones.

De este modo, la participación de la comunidad en
los espacios de coordinación será mucho más
integral y representativa.

Conclusiones

El turismo comunitario es una alternativa
eficiente para generar fuentes de trabajo para la
población Bolivarense que nos ayude a mitigar el
desempleo, la migración hacia las grandes ciudades del
Ecuador lo que genera la desintegración familiar y agranda
la brecha de pobreza

Bibliografía

[1] SAPAG CHAIN, Nassir y SAPAG CHAIN, Reinaldo.
Preparación y Evaluación de Proyectos. Cuarta
Edición. Mc Graw Hill Interamericana, Chile,
2000

[2] DOUGLAS R. EMERY, JOHN D. FINNERTY.
Administración Financiera Corporativa. Prentice
Hall.

[3] CAMARA PROVINCIAL DEL TURISMO DEL GUAYAS, Libro
sobre Restaurantes y Hoteles (Manual legal de turismo)

 

 

Autor:

Ing. Manuel Yánez
Borja

MINISTERIO COORDINADOR DE DESARROLLO
SOCIAl,

Calle 10 de Agosto y Coronel García
edf. IESS primer piso

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