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¿La juventud ha perdido el respeto a los profesores y adultos?




Enviado por Anabel Amadeo



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. La indisciplina
  4. Conclusión
  5. Referencias
    bibliográficas
  6. Anexos

Introducción

¿El Por Qué del
Título?

Cada vez se escuchan más casos de alumnos que han
insultado, humillado o incluso pegado a sus profesores. En las
aulas reina la indiferencia. Antes esto era impensable puesto que
aunque no aguantaras al profesor tenías un respeto hacia
él ¿Es cierto esto? ¿De quién es la
culpa? ¿Cada vez hay menos educación?

A través de este trabajo intento reflexionar
sobre lo que pude ver durante los días que conviví
con los alumnos del secundario y determinar cuál es la
relación actual del alumno con el docente y si los
adolescentes han perdido el respeto a los profesores. Noté
mucha indiferencia hacia los profesores en todos los cursos que
observé, salvo en algunos casos que luego
analizaré.

Reflexionar sobre la manera como se relacionan los
docentes con los alumnos, es un tema muy interesante y pertinente
en los actuales momentos que se intentan cambios en todos los
aspectos de la humanidad, especialmente en lo que a
educación se refiere. Esta inquietud la tuve desde el
primer día de clases y voy a tratar de desarrollarla
durante este trabajo. Para ello, leí el material brindado
en clases, sobre formación docente, busqué
información a través de internet sobre el tema,
realicé observaciones en dos institutos educativos,
visitando a cursos de secundario, a un 5to, un 4to y dos 3eros.
de un colegio privado y a dos 1eros de una escuela
pública, donde pude vivenciar durante dos semanas lo que
sucede dentro del aula y realicé encuestas a docentes y
alumnos con preguntas que creí pertinentes para recabar
más información sobre el tema.

Pero… ¿La juventud ha perdido el respeto a
los profesores? Hoy el adolescente vive en una crisis continua,
es inseguro, en búsqueda continua de su identidad, es
idealista, rebelde, utilizando esta rebeldía como una
necesidad de diferenciarse, de ser originales, pero no creo que
haya perdido el respeto sino como lo dijo una profesora de las
tantas que observé, el alumno hoy pide a gritos que se le
pongan límites y realmente es lo que falta dentro de las
aulas.

La autoridad docente parece haberse
destruido o está pasando por una grave crisis. Pero
¿cuáles podrían ser las causas? ¿A
qué se debe la pérdida de autoridad?
¿Qué sucedió? Tratare de analizarlo en el
siguiente trabajo.

Temas a tratar durante el desarrollo del
trabajo:

  • Interacción, la comunicación en la
    relación docente – alumno y cual es el papel de la
    familia en dicha relación.

  • Disciplina con amor: Poner límites sin
    ahogarse en la culpa.

  • Autoridad moral – autoritarismo.

  • ¿El docente debe ser amigo de sus
    alumnos?

  • Educación permisiva.

  • Falta de respeto a los docentes.

  • La indisciplina. Sus causas analizadas por los
    alumnos.

  • Crisis de autoridad. Aulas
    violentas.

  • Uso de la palabra "Usted" como sinónimo
    de respeto.

  • Origen de la falta de orden.

  • La docencia como una profesión de
    riesgo.

  • Relación docente – alumno – redes
    sociales en Internet.

  • Informe: Valorar al profesor.

  • Relato de un docente
    anónimo.

  • Entrevistas a alumnos y docentes. Tabulaciones y
    gráficos.

  • Conclusiones y recomendaciones.

Desarrollo

Hace unos años, los investigadores se dedicaron a
estudiar lo que realmente ocurre en los salones de clases. Es a
partir del inicio de los años sesenta que se le da mayor
importancia a las investigaciones sobre las interacciones. En la
actualidad continúa vigente el interés en
investigar la interacción entre
alumno-profesor.

En "La Republica", Sócrates llama a su alumno
"amigo", y mediante sus preguntas pone a prueba, tanto los
conocimientos adquiridos como las convicciones morales y
emocionales. Platón a través de sus escritos,
propone al maestro ideal, Sócrates, que no enseña,
sino que guía hacia la verdad, trata a sus alumnos como a
un igual, a un amigo.

A partir de enfoques teóricos como el de
enseñanza, quien concede a las relaciones interpersonales
un lugar destacado para el logro del aprendizaje, así como
la aparición del constructivismo, (corriente constituida
por la convergencia de varios enfoques psicológicos: el
psicogenético de Piaget, la teoría del aprendizaje
significativo de Ausubel, la sociocultural de Vygotsky) se pone
de relieve la importancia de una buena relación entre
docentes y alumnos, fundamentada en los postulados que sostienen
que el conocimiento proviene de las interacciones de los
individuos.

¿Qué se entiende por
interacción?

De acuerdo al diccionario, se define como
la acción recíproca que se ejerce entre los
agentes. Ubicándonos en el contexto educativo los agentes
obviamente serían el docente y los alumnos. Otra
definición la conceptualiza como las acciones verbales o
no que se producen entre dos o más personas relacionadas
entre sí. Se observa que ambas definiciones lejos de
rechazarse se complementan. Trasladándonos al aula de
clases, podemos afirmar con base a la experiencia, que la forma
de interacción más ampliamente utilizada es la
comunicación oral.La comunicación es un aspecto
fundamental en la vida del ser humano, a tal punto, que ha sido
considerada como la necesidad más básica
además de la supervivencia física . Dice Freire,
"El hombre fue creado para comunicarse con otros
hombres".
Cree que la educación es un acto de amor,
de coraje, es una práctica de la libertad dirigida hacia
la realidad, buscando transformarla. Ella está presente en
todos los aspectos del hombre, siendo esencial para muchas
profesiones, especialmente en la de educador.En el proceso
educativo, la comunicación constituye parte importante,
necesita que surjan entre los docentes y sus alumnos, relaciones
interactivas.

Las relaciones interactivas docente-alumno
se producirán de manera favorable en la medida en que
entre ellos fluya una comunicación efectiva
recíproca. Por esta razón, merece especial
atención la consideración de la comunicación
como parte de los elementos básicos que permiten entender
los procesos de interacción alumno-profesor.

En el aula de clases, los contextos de
interacción se construyen en la medida en que tanto
alumnos como profesores van participando e interactuando
conjuntamente, es decir, van poniéndose de acuerdo en
cuanto a la forma de participación que les corresponde.El
salón de clases constituye un espacio donde la
comunicación se establece bajo una serie de reglas cuyo
cumplimiento hace posible que alumnos y profesores puedan
comunicarse recíprocamente.

Pero… ¿es tan sencillo
lograr esta interacción entre docente y
alumno?

La Tarea de Educar es por encima de todo una labor
humana, una Tarea que debe realizar el educador. Es una
transmisión de conocimientos pedagógicos,
personales, morales, éticos…, que debe asumir todo
educador que se precie, pero hay días en los que muchos de
los docentes, salen de la clase, con una sensación
semejante a lo que sería volver del campo de
batalla.

"Un día, mientras trataba de dictar mi clase
a un grupo particularmente difícil, me invadió la
sensación de que habían seleccionado a los
jóvenes más terribles de la ciudad y los juntaron
en el grupo a mi cargo con el único propósito de
hacerme la vida de cuadritos"
, comentó Inés,
docente de Inglés, les aseguro que no es alejado de la
realidad este comentario, las conductas que observé en los
alumnos eran de chicos rebeldes, totalmente alejados a la
realidad que viví en mi etapa de alumna de escuela
secundaria.

Pareciera que su trabajo, ligado a los procesos de
enseñanza-aprendizaje, quedó en un segundo plano y
a lo largo de la jornada quedan enfrascados en enfrentamientos de
más o menos intensidad con el grupo de alumnos. En lugar
de propiciar procesos académicos, lo que se siente es que
han dedicado el día a presionar, convencer,
regañar, castigar y forzar para conseguir un ambiente
propicio al trabajo escolar. Perciben también que los
alumnos han hecho su esfuerzo… pero en sentido
contrario.

Un diario chileno titula: "El 67% de los maestros
chilenos considera que sus alumnos le han faltado el respeto".
Esta realidad no dista mucho de lo que sucede en muchas aulas del
mundo, muchos menos de nuestro país.

Aunque se quiera argumentar lo contrario, esta
situación trae como consecuencia un menor aprendizaje
porque si no existe un ambiente de estudio con una disciplina
adecuada, difícilmente los alumnos lograrán prestar
atención a la explicación del profesor. El clima
del aula, con un silencio prudente influye mucho a la hora de
captar los conocimientos que el profesor ayuda a descubrir. Sin
embargo, no todos los profesores saben manejar con entereza este
clima de aprendizaje, razón suficiente para incluirlo en
su formación.

Hoy el profesor no es el único mediador de
conocimientos, también lo son la radio, la
televisión, los periódicos, el cine y sobre todo
Internet. El profesor debe estar preparado para luchar contra
todo eso. Un estudiante le dijo a su maestro: "Disculpe, pero
en la época de Internet, usted, ¿para qué
sirve?"
(Citado en "¿De qué sirve el
profesor?". Humberto Eco. La Nación de Argentina.
21.05.07). Precisamente la autoridad del profesor no viene solo
de lo que sabe, sino de lo que es capaz de dejar impregnado en el
espíritu del alumno, me refiero al buen ejemplo, a la
transmisión de virtudes, de actitudes éticas y
espirituales. Como lo decía el célebre Albert
Einstein, "Educación es lo que queda después de
olvidar lo que se ha aprendido en la escuela".

Para Erick Erickson, autor de "Identidad,
juventud y crisis
", el adolescente, es alguien que busca su
identidad, ¿quién soy? ¿cómo el
adolescente puede encontrarse? Él dice (…) el
adulto es el frontón necesario para que el joven tenista
haga sus prácticas, se probará, probará los
golpes, mejorará sus tiros y resultará, no sin
desgaste para el frontón, un adulto hecho y derecho, es
decir un buen jugador.
Es por ello que el alumno está
continuamente revelándose, cuestionando al docente y
mostrándose rebelde para llamar la atención.
Rebelarse, confrontar, buscar su propia síntesis es la
tarea del adolescente. A través de este proceso, va
construyendo su personalidad madura e intenta lograr su
independencia. Es un momento de grandes cambios, es entendible
que se comporten de esta forma.

Dentro de este proceso de pensar el futuro, el
adolescente se plantea el problema ético, busca nuevos
ideales y lucha por conseguirlos. Louise Kaplan presenta
a los adolescentes como seres esencialmente éticos,
ávidos buscadores de autenticidad moral, rebeldes,
apasionados e impulsivos.

Para Francoise Dolto esta rebeldía que
plantea Kaplan, ha sido suplantada por indiferencia, por
incomunicación, el adolescente se muestra, muchas veces
totalmente ajeno a la clase.

Pero este comportamiento en las aulas es un reflejo del
comportamiento de la sociedad. Quizás la escuela no
esté preparada para asumir tantos cambios en tan poco
tiempo. A los alumnos les faltan modelos, referentes sociales,
diálogo… Hay que ayudarles a pensar, a ponerle freno a
determinadas actitudes. Los profesores tienen demasiada
responsabilidad, aunque a veces también tienen que hacer
autocrítica y ver si las clases conectan con los intereses
de los estudiantes. No es fácil.

" Hoy noto en los jóvenes cierta falta de
interés en las cosas."
Dice Inés,
profesora.

Además, lo que vale en casa no siempre vale en la
escuela. Parece que nada les emociona, pero no es cierto,
sí hay cosas que les gustan. Hay que buscar la manera de
que se interesen. Portarse mal en clase y faltar al respeto es
una señal de rebeldía, de falta de afecto. Muchos
padres también tienen miedo y no saben cómo
reconducir la actitud de los chicos. Pero también es
cierto que hay padres que los ven como enemigos, se enfrentan al
profesor en la defensa de sus hijos y eso no lleva a
ningún lado. Puede ser para justificar sus propios
fracasos en la educación de los hijos, por el ritmo de
vida.

¿Cuál es el papel de la
familia ante la falta de disciplina y el poder recuperar el
respeto en las clases?

"Si me expulsas te denuncio". Diez años
atrás sería impensable dirigirse a un profesor con
semejante dureza. Hoy, el entorno escolar se ha vuelto más
hostil y el comportamiento de algunos alumnos y alumnas, sobre
todo en secundaria, es "incontrolable" y entorpece continuamente
el desarrollo de una clase y, en definitiva, el fin último
de la educación: enseñar y aprender. En mis
observaciones pude ver que los alumnos no respetan la entrada del
profesor al salón, en mi época, la presencia del
docente en el aula era sinónimo de quietud, de respeto y
de organización. Los alumnos continúan deambulando
por la clase, siguen charlando, hablan de sus salidas, entran y
salen de la clase como si no existiera el docente.
¿Cómo impartir los conocimientos en este
ámbito? Lo peor es que las familias están al tanto
de lo que sucede pero no hacen o quizás no pueden hacer
nada.

Los docentes perciben "una fractura social". Muchos
profesores se sienten "desamparados y desprotegidos" al
enfrentarse a un aula conflictiva. Hoy un alumno insulta o
violenta al docente y éste debe pensar dos veces antes de
reprimirlo por temor a lo que puede originar esta
situación. ¿Los docentes le tienen temor a los
padres? ¿O temen por la continuidad laboral?
¿Será por ello que muchas veces hacen oídos
sordos y trabajan con quienes realmente quieren estudiar? La
verdad convivir en situaciones tan problemáticas es
desgastador y será por eso que tantos docentes solicitan
licencia médica y la mayoría de las veces por casos
de stress.

Las faltas de respeto crecieron. A muchos estudiantes no
les importa su futuro, tienen de todo, sólo quieren
trabajar. Cuando las faltas de respeto van más
allá, ¿qué puede hacer un profesor?,
¿cómo defenderse?, ¿a quién
acudir?

Hay alumnos que faltan continuamente al respeto en clase
al profesor. También hay padres que lo hacen y no
están de acuerdo con nada, sólo protegen a sus
hijos. Hoy los alumnos no tienen sentimiento de culpa ni de
arrepentimiento ante una falta de disciplina, y mucho menos si
son enviados a casa. Al contrario, se alegran por los días
libres sin tener que ir al colegio. Yo apuesto por dialogar antes
de llegar más allá, ¿no?

Antiguamente un maestro tenía autoridad porque la
propia sociedad se la otorgaba. Lo que decía o
hacía un maestro era realzado por los padres y aceptado
por los niños. Hoy en día no es así, se pone
en tela de juicio todo lo que el docente hace y dice.

Mucha culpa del comportamiento de ciertos alumnos la
tienen los padres, por no asumir la parte que les toca en la
educación de los hijos. La educación empieza en la
cuna y no podemos responsabilizar a los profesores y a la escuela
de una educación que ha de ser compartida. Desde mi punto
de vista, la justicia es la última vía. Y hay miles
de caminos, trabajando en programas de convivencia, para evitar
llegar a agresiones. Quiero precisar que tampoco hay que alarmar.
Las agresiones aquí son muy escasas, no pasa tanto por la
violencia sino más bien por el respeto, estamos en una
ciudad donde los adolescentes están más contenidos,
nuestra sociedad es menos violenta pero de igual manera los
docentes no están tan valorados. ¿Cómo
lograr el respeto de los alumnos a los profesores, si muchas
veces los padres no lo tienen?

Si se desautoriza al profesor y la figura del saber del
maestro es destituida, ya sea por los padres o por la sociedad
¿Cuál sería la consecuencia para nuestros
adolescentes? ¿Cuál sería su futuro, o mejor
dicho, nuestro futuro?

Disciplina con amor: Poner
límites sin ahogarse en la culpa.

Buen clima de aula: un desafío
clase a clase

La adolescencia es una etapa difícil, llena de
cambios y descubrimientos y tanto los padres como los maestros
son una columna importante en el crecimiento y desarrollo de los
jóvenes. Es por esto, que se debe de tener en cuenta
ciertos factores importantes al momento de impartir la
enseñanza, de manera que el docente no sea considerado un
enemigo a vencer, sino una figura de consejo y
experiencia.

El adolescente empieza a desarrollar una actitud de
rebeldía, tanto con sus padres como con sus profesores,
por eso es importante siempre hacerle saber que dentro del
salón de clases, el docente es la autoridad pero sin
llegar a crear enemistad.

Conviene recordar que el maestro es un apoyo no un
látigo, por lo tanto es recomendable tener una
relación cordial que invite al alumno a abrirse y no
exista un ambiente de tensión en el aula. "Lo
importante es que nos vean como un ser con el que pueden
contar
", comenta una docente encuestada.

Otro de los docentes encuestados, considera que la
relación deber ser amistosa pero conservando el lugar de
profesor – alumno
.

"Hay que tener muy claro cual es el rol del docente
y no confundir cayendo en el amiguismo",
responde una
docente al consultarle sobre si se deben tener reservas en las
relaciones con los alumnos.

El profesor tiene varias funciones primero es cuidador,
después educador y por último si las circunstancias
se lo permiten puede enseñar. Por supuesto que él
puede propiciar el aprendizaje buscando nuevos métodos y
miles de recursos que le ayuden a él y a sus alumnos a
sentirse motivados pero muchas veces y a su pesar, tiene que
sancionar y poner límites para que se pueda proseguir el
aprendizaje.

La pedagogía se basa en la relación, y
requiere por tanto el dialogo.

Disciplina ¿Autoridad moral o
autoritarismo?

¿Que debe hace el docente para
hacerse respetar por los alumnos?

A la eterna pregunta sobre si el docente debe
presentarse como amigo u adversario, la solución para
situaciones conflictivas es que demuestre autoridad moral, no
creo que el autoritarismo sirva para solucionar ciertos tipos de
conducta. El profesor tiene que ser capaz de trasladar al alumno,
cuál es el rol que cada uno tiene que adoptar. El problema
llega cuando un profesor se presenta a través de una
comunicación de "amiguismo", de ser uno más en la
clase, porque lo que hace es que pierde su autoridad moral. Hay
que trabajar con los alumnos de igual a igual, de una forma
horizontal que haga que los escuchen. Sin embargo, sé que
esto no siempre es fácil, la teoría está muy
bien, pero hay que conocer una serie de técnicas para
tratar al alumno.

Es el primer día de clase, el profesor llega al
aula, escribe en el pizarrón su nombre y escucha por
detrás: "¿Y este tipo?". En la mayoría de
las ocasiones está incluso más nervioso que los
alumnos. ¿Cómo debe reaccionar ante esos
comentarios?

A mi criterio, estos son los consejos a seguir para
afrontar situaciones conflictivas en las clases:

1. Dejar claro el rol de cada uno: evitar el
"amiguismo" y establecer la autoridad moral.

2. Evitar el enfrentamiento abierto con el
alumno, buscar la comunicación escrita y dirigirse a una
instancia superior de ser necesario.

3. Establecer normas claras acordándolas
junto a los alumnos y anunciar cuáles serán las
sanciones desde el primer momento. "Falta sobre todo
información, porque en el cole aún no nos han dicho
nada de las sanciones y no se explican bien las cosas
",
asegura. Fernanda alumna de 2do año

4. Solicitar al alumno que se retire de la clase
o sacarle los aparatos electrónicos si es
necesario.

5. Evitar el contacto físico innecesario
con los alumnos.

Es común que cuando el profesor está
constantemente diciéndole cállate, el alumno
volverá a repetir y repetir y repetir, está
comprobado, la mayoría de las veces el docente opta por
ignorarlo y seguir trabajando con el resto de la clase, ahora
bien, si el comportamiento del alumno se hace más violento
y llega a romper una mesa, tirar una silla, etc., la
acción que se debe realizar no es sólo de aula sino
también del centro educativo.

Es necesario llegar a un acuerdo con los alumnos, es
importante que se le recuerden al alumno las normas del colegio,
pero sobre todo "se deben acordar con la clase cuáles va a
ser las normas de funcionamiento del aula de manera que todos
determinen qué tipo de castigo, o sanción,
tendrá el alumno si no cumple con las normas
establecidas". Esto consigue que los alumnos se impliquen y sean
capaces de analizar sus responsabilidades dentro del aula,
incluso muchos llaman la atención al compañero que
rompe las normas que han sido establecidas por todos".

El cómo de nuestra relación con
los alumnos puede y debe incidir positivamente tanto en su
aprendizaje, y no sólo en las materias que impartimos,
como en nuestra propia satisfacción personal y
profesional, porque nuestra relación con los alumnos hay
que verla como una relación profesional.
Precisamente porque nuestra tarea es una tarea profesional, no
podemos dejar de lado un aspecto que afecta directamente a la
eficacia de lo que hacemos (Morales, 1998:
5).

Hoy no podemos pasar del autoritarismo a la
relajación total. De una situación en que los
profesores pegaban a los niños se ha pasado a alumnos que
agreden a los docentes, pero… ¿no es posible lograr
un punto intermedio? ¿cómo poner límites de
una manera adecuada?

A veces, algunos docentes temen caer en posiciones
autoritarias confundiendo autoritarismo con autoridad. Sin
embargo el autoritarismo se manifiesta como defecto en el
ejercicio del poder, porque se basa en un poder arbitrario donde
alguien se erige en el lugar de la ley. El docente autoritario
sitúa su práctica en el eje
dominación-omnipotencia, es decir, intenta dirigir
esperando solo sumisión y obediencia. Uno de los recursos
más utilizado por un docente autoritario suele ser la
intimidación que puede generar tanto, miedo a la
sanción disciplinaria, a repetir de grado, como por el
contrario, generar ira, desobediencias o actos de
violencia.

La Disciplina es la capacidad de actuar ordenada y
perseverantemente para conseguir un bien. Exige un orden y unos
lineamientos para poder lograr más rápidamente los
objetivos deseados, soportando las molestias que esto ocasiona.
La principal necesidad para adquirir este valor es la
Auto-exigencia; es decir, la capacidad de pedirnos a nosotros
mismos un esfuerzo "extra" para ir haciendo las cosas de la mejor
manera. El que se sabe exigir a sí mismo se hace
comprensivo con los demás y aprende a trabajar y a darle
sentido a todo lo que hace.

Este valor es fundamental y básico para poder
desarrollar muchas otras virtudes, sin la disciplina es
prácticamente imposible tener fortaleza y templanza ante
las adversidades que se presentan día a
día.

En una institución educativa la disciplina puede
ser expresada como un comportamiento en el cual el alumno se rige
a las leyes del respeto hacia el profesor y con y para los
compañeros del aula.

La disciplina en el curso es la forma por la cual el
estudiante en cierta forma "entrega" respeto al profesor y los
compañeros, aunque más se da el caso hacia el
profesor ya que la disciplina la hace el curso entero y por lo
tanto entendemos que la INDISCIPLINA ES LA FALTA DE DISCIPLINA
por la cual se lleva a la violación de la regla de oro que
es dar respeto y atención al educador en la
institución.

Tanto el educador como el educando se merecen respeto,
que en este caso pasaría a ser disciplina.

En conclusión para que haya disciplina en una
institución educativa (que en este caso pasaría a
ser el aula de un curso) tanto el educador como el educando deben
respetar la libertad del otro y por lo tanto entre los dos debe
haber un mutuo respeto.

Recuerdo el cariño que le
teníamos con mis compañeras de secundaria a los
profesores y lo que el libro de disciplinas o el parte de
amonestaciones significaba en manos del preceptor o el profesor,
atemorizaban solo con nombrarlos! Hoy, aunque el cariño
con algunos docentes se mantiene, no pasa lo mismo con las
sanciones, hablar de amonestaciones colectivas es sinónimo
de la consecuencia por haber hecho algo divertido en el curso y,
las individuales, de rebeldía, nada mal visto entre sus
compañeros… si hasta toman en gracia, el contar las
que les retan antes de que los expulsen y llegar al límite
con ellas es síntoma de viveza…
¿adónde hemos llegado, no?La buena relación
entre el docente y el alumno requiere esfuerzo. Esfuerzo de los
docentes para desempeñar su rol con seguridad, creatividad
y coherencia, convirtiendo su desempeño profesional en
actos de autoridad moral y modelo de ciudadanía. Esfuerzo
de los alumnos para aceptar la disciplina del estudio y la
convivencia democrática. Esfuerzo de las familias para
confiar y respetar la escuela, acudiendo a ella para colaborar y
para lograr la satisfacción de saber que sus hijos
están en buenas manos. (Rosario Ortega –
catedrática de Psicología de la Universidad de
Córdoba)

La disciplina es importante, porque si no hay orden en
la clase no se puede trabajar con normalidad. ¿Cómo
conseguirla? En principio luchando todos los días. No
dejar pasar faltas pequeñas; pedir ayuda a otros
profesores; hablar con los padres y mucha paciencia.

Alguien escribió: "Sólo por el respeto
de uno mismo se logra el respeto de los demás. Recordemos
una idea básica de la democracia: mis derechos terminan
donde comienzan los derechos de los
demás".

¿Los alumnos y maestros van a
la escuela a lo mismo?

En principio parecería que sí, mismo
objetivo, mismo trabajo y mismo ambiente. Sin embargo, de entrada
hay una diferencia fundamental. Tratándose de procesos de
enseñanza-aprendizaje, el sitio ocupado por el docente y
el ocupado por sus alumnos, es diferente.

De alguna manera, la escuela como institución
considera que el docente ha concluido una formación, y
considera que su papel en la sociedad es ya el de ayudar a otros
—los alumnos— en el avance de su propio
proceso.

En lo que se refiere a los estudiantes, se asume que su
formación es incipiente y requieren por tanto de ayuda: la
que brinda el profesor. Por lo tanto, algo que debe quedarnos
suficientemente claro es que, los docentes, no son amigos ni
compañeros: son maestros y ellos alumnos.

Pero… ¿hoy, esta
diferencia está del todo clara?

En el pasado la sola presencia de los padres o de los
educadores imponía silencio, respeto, admiración,
reconocimiento, orden, control, cumplimiento y se descontaba que
estaban para reprender, disciplinar, enseñar. Pero a su
vez, en la familia, ser padre o ser madre implicaba un rango,
una  capacidad de ser tal, así como los maestros o
los profesores enseñaban porque sabían,
sabían mucho más que lo que transmitían,
disponían de un cuerpo de saberes indiscutibles y
demandaban naturalmente – como forma de respuesta y de respeto –
el aprendizaje de los alumnos. Es decir que – en el pasado, tanto
en la familia como en la escuela – la autoridad formaba parte de
una habilitación natural y cada uno estaba en el lugar
indicado, haciendo con responsabilidad lo que le
correspondía y siendo reconocido como tal.

Hoy hablamos de habilitación, de
construcción de la autoridad, tanto de los padres como de
los docentes, porque los adolescentes van habilitando a quienes
están con o frente a ellos.  Habilitar viene de
"volver hábil" e implica hacer apto o capaz para una cosa
determinada. Dar a alguien el capital necesario para que pueda
negociar y desempeñarse por sí mismo: capacitar,
facultar, conceder, delegar, acreditar.

Los alumnos han tomado por costumbre "habilitar" a los
docentes y a los adultos. Nadie es reconocido sólo por
ocupar un lugar o cumplir una función. Los padres ejercen
su rol y funcionan como tales, solamente si sus hijos "los
habilitan como padres" (entonces los escuchan, los consultan, los
tienen en cuenta); de lo contrario los ignoran, los desconocen, y
a veces, los subestiman. Y con los profesores pasa lo mismo: el
maestro en el aula, el preceptor en el patio o el director en la
institución son "habilitados" como autoridad, reconocidos
como tales. En estos casos, los alumnos los estudian, miden sus
conocimientos, sus cualidades, su capacidad de
relación… y, si lo creen oportuno, "los habilitan"
para atenderlos, obedecerlos, registrar sus mandatos, estudiar y
aprender. En este sentido, son variadas las experiencias que
viven, disfrutan o padecen los docentes cuando ingresan por
primera vez en un curso, en diversos momentos del año
(principalmente al iniciarse el año escolar). El docente
habilitado es quien recibe implícitamente la
aprobación del grupo, de los interlocutores: ellos se
comentan, "sabe, puede enseñarnos, seguramente
podremos aprender con él".
El maestro (o el profesor)
habilitado es el que logrará desencadenar verdaderos
aprendizajes.  Y lo logrará más si dispone de
un repertorio de estrategias para conseguir los fines
establecidos…

¿Cómo hacer para no sobrepasar la
línea y que se transforme en una educación
permisiva?

Comprender a los jóvenes no significa dejarlos
hacer lo que ellos quieran, la conducta del adolescente debe ser
normada, sobre todo dentro de una escuela; conocí un
alumno que se empeñaba en usar dentro del salón de
clases una gorra, cuando una profesora le pedía que se la
quitara se negaba a hacerlo, su argumento era que "no lo dejaban
ser"; con paciencia le hicieron ver que él podía
"ser" todo lo que quisiera siempre y cuando respetara las normas
establecidas, al cabo de un rato él solo se quitó
la gorra y no volvió a usarla en el aula.

Inmerso en la maraña de batallas que día a
día el adolescente enfrenta consigo mismo, se encuentra un
ser perdido, carente de identidad, sin un criterio propio; ya que
el alumno no sabe quién es, debe al menos saber lo que se
espera de él, y es la normatividad escolar la que debe
marcar los parámetros que le indiquen claramente que
procesos serán los que juzguen determinada conducta o bien
bajo que parámetros será evaluado un trabajo
escolar.

En una de las clases que observé del 5to
año, los alumnos manifestaron, ante un episodio similar al
de la gorra, que no veían la norma escrita sobre la
prohibición de utilizar esta prenda dentro de la clase y,
a raíz de la explicación sobre una norma general de
buenos modales implícita en la escuela, los alumnos
objetaron a la profesora de Derecho, diciendo que lo que no
está escrito no es ley… buena respuesta a mi
criterio.

Pero, ¿qué piensan los
adolescentes sobre la causa de irrespeto a los
docentes?

"Cambiaron algunos valores. Se perdió
bastante el respeto a la autoridad. Y es que los chicos nos
encontramos con una realidad muy dura en la calle, hay mucho
alcohol, y se busca la identidad en tribus urbanas". ¿Y el
estudio? Eso depende de cada uno y de la familia. Pero es cierto
que ahora repetir se toma hasta con cierta naturalidad
",
dice Virginia, alumna de 3er. año.

Otra causa del irrespeto hacia el profesor la
encontramos en la permisividad de parte de los padres e incluso
de quienes dirigen los colegios, unos por no perder el
cariño y otros por no perder al cliente, terminan cediendo
a los caprichos y actitudes irrespetuosas de los alumnos. Educar
hoy es muy difícil. Si un padre no tiene autoridad, es
imposible que la tenga el profesor.

El "déjalo hacer", no se puede constituir como
autoridad, es promotor de situaciones de desorden, apatía
y violencia. El exceso de permisividad cuando no se toma en
cuenta una ley que organice lugares, marque diferencias, pueda
llevar a naturalizar cualquier situación. Es por ello que
en el aula de 5to, era natural que los chicos no tuvieran
carpetas, comieran en el aula, se recostaran o colocaran los pies
sobre los bancos, una falta total de organización del
lugar.

Coincido con quienes piensan que la actual
generación de padres permisivos, está maleducando a
una generación de hijos consentidos. Pero no es cierto que
los padres permisivos de hoy, son el fruto de la reacción
contra el autoritarismo de nuestros padres de ayer.

Estoy totalmente de acuerdo cuando se precisa que lo
ideal es conseguir un punto intermedio entre el autoritarismo y
el permisivismo, ejerciendo una autoridad afectuosa y tolerante.
Generando la cercanía, pero a la vez el
respeto.

El profesor de hoy debe convertirse en un experto al
momento de dar confianza a sus alumnos, pero demarcando
claramente el límite del respeto.

"Yo en clase me limito a enseñar; con los
alumnos me relaciono fuera de clase
…", dijo Patricia,
profesora de 1er año.

"…en mi caso me ha resultado la
táctica de hacerme su amiga, me he ganado su respeto y
confianza, que siento que es un elemento muy importante, ya que
muchas veces la figura que tienen en casa de autoridad no es la
mejor y les ayuda tener esa figura en la escuela."
comenta
Mara, docente de 1er. grado.

Los vínculos entre docentes y alumnos aparecen
como claves en la construcción de un "clima nutritivo" en
el aula y decisivo para la motivación y el aprendizaje de
los alumnos.

Según las encuestas realizadas los estudiantes
reconocen un buen clima social de aula cuando la relación
entre profesor y alumno origina un "clima nutritivo", donde se
sienten respetados como sujetos con opinión y
conocimientos, identifican al profesor como una autoridad que
confía en ellos y se sienten con libertad para participar
y crecer en el aprendizaje (asistir a sus clases, tomar apuntes,
concentrarse en el aula, participar, etc.).

Al contrario, una mala relación entre ambos
favorece un clima tenso que enturbia la convivencia. Al charlar
con los alumnos me comentaron que, algunas veces, en ciertas
ocasiones o con ciertos profesores, perciben poco interés
de ellos por conocer y vincularse con sus estudiantes, lo
catalogan como lejanos, soberbios y poco afectivos, algunas veces
con tendencia a abusar del poder de su posición,
autoritario y descalificador. Con otros, tienen muy buena
relación, a tal punto de hacerles bromas, saber sobre sus
intereses y contarles sus problemas e inquietudes. Pero
¿en cuál de los dos casos, se logra una mayor
atención para lograr el aprendizaje?

La indisciplina

  Se consideran actos de indisciplina todas las
acciones, palabras, actitudes, gestos y reacciones que
contrarían las normas disciplinarias vigentes en un centro
de enseñanza, o que representan atentados contra la moral,
la autoridad, el orden, el espíritu y las tradiciones de
la institución.

La falta de conformidad con las normas de disciplina
vigentes en los colegios se puede atribuir también, en
muchos casos, a la inmadurez de los alumnos: su inteligencia no
está todavía en condiciones de comprender las
razones más profundas que dictan las normas vigentes; su
poca experiencia no les permite aún prever y calcular las
consecuencias de todas sus palabras, actos y actitudes; su poca
edad no les hace posible todavía desarrollar el control
mental necesario para una conducta reglada y satisfactoria.
Solamente el tiempo, la experiencia, el ambiente educativo y la
aclaración progresiva de los hechos por la
comprensión y por la reflexión podrán
engendrar en su mente inmadura ese control reflexivo e interior
que facilita una conducta consciente y disciplinada. Corresponde
a la escuela favorecer y estimular esa progresiva
maduración interior de los alumnos, sin perjudicar la
evolución sana y normal de su personalidad.

En mis observaciones he visto que en un grupo de
estudiantes un poco indisciplinado, con el cual la mayoría
de docentes presentan grandes dificultades, he podido observar
que cuando a los chicos se les señala de una manera
agresiva o haciendo la observación delante de los
demás, ellos se vuelven más irreverentes, otra cosa
que observé fue que si no existe una gran diferencia de
edad entre el profesor y sus alumnos puede darse una mejor
relación porque el docente puede llegar un poco mejor a
los estudiantes, los ven más cercanos y les resultan menos
autoritarios.

"Ahora hay otro trato con los profesores, más
de igual a igual, pero hay que entender que el respeto no pasa
por una cuestión de edad, aunque generalmente con los
más jóvenes tenemos una relación más
cercana
", comenta Agustina, alumna de 5to.
Año.

AL CONSULTAR A UN GRUPO DE ALUMNOS SOBRE
QUE ES LO QUE CAUSA LA INDISCIPLINA EN EL CURSO
RESPONDIERON:

  • Que los alumnos regresen de tener varias horas
    libres, y que luego de tener una conducta alterada, llegan y
    hay una clase súper aburrida.

  • Que los profesores causen risa en el curso haciendo
    un chiste y cuando los alumnos se ríen no saben en
    qué momento parar.

  • Que el profesor siempre enseñe de la misma
    forma entonces hace que el alumno se sienta aburrido y haga
    lo posible por alejarse del aburrimiento.

  • Que los profesores lleguen enojados e intenten
    enseñar en una hora cosas que deberían
    aprenderse en un mes.

  • Que después de venir de los recreos y tener
    el desgaste físico se produzca un desgaste intelectual
    ocasionando que la siguiente hora de clase tengan ganas de
    descansar.

  • Que los profesores den de corrido a veces dos horas
    sin descansar.

  • Que a la salida cuando los alumnos ya quieren irse a
    casa haya una clase aburrida y larguísima donde lo
    único que hacen los alumnos es intentar aprender
    pensando solo en la hora de irse.

  • Que los profesores lleguen tarde a la clase
    ocasionando que los alumnos hagan lo que quieran hasta que
    llegue el profesor.

  • Que cuando los profesores están entregando
    notas dejen que los alumnos hagan lo que les da la
    gana.

  • Que los profesores den la clase muy rápido
    ocasionando que el alumno se canse.

  • Cuando los alumnos están haciendo cualquier
    cosa y el profesor no hace nada para que se
    calmen.

  • Que los profesores al llegar a la clase no digan a
    los alumnos si deben sentarse o quedarse parados ocasionando
    que algunos se sienten y otros se paren.

  • Que los alumnos abusen de la confianza del profesor
    haciendo cualquier cosa mientras los profesores dan la
    clase.

¿Aulas violentas?
¿Crisis de autoridad?

Los ejemplos se suceden. Imágenes de alumnos
haciendo gestos obscenos a una profesora o intentando quemarle el
pelo. Videos de adolescentes divirtiéndose mientras le
sacuden el polvo de tiza en la cabeza a una docente o le acercan
un preservativo. Grabaciones que entretienen mostrando escenas de
agresión entre los mismos alumnos. ¿La violencia
ganó el ámbito educativo? ¿Los estudiantes
se tornaron incontrolables o los docentes abandonaron la tarea de
disciplinarlos? ¿Crisis de autoridad? Los adultos tienen
dificultades para asumir un rol jerarquizado sobre los
adolescentes, en momentos en que las relaciones tienden a ser
cada vez más horizontales entre padres e hijos.

¿Las
generaciones jóvenes han perdido el hábito de
usar el usted como señal de respeto en el trato con
personas de mayor edad?

No creo que pase por eso el problema, un "Usted", no es
sinónimo de respeto, muchas veces puede ser el precedente
a una frase despectiva hacia el docente. El "tuteo" es algo
normal entre los adolescentes, implica cierto acercamiento hacia
la persona mayor y un poco más de confianza.
¿está mal que un alumno tutee a su docente? No lo
pienso así, en mi vida cotidiana utilizo esa manera de
relacionarme con la gente y no me considero una persona
irrespetuosa. Lo que no se puede permitir es un insulto, un
puñetazo, un pinchazo de la rueda de un auto, una silla
lanzada por la ventana, las tizas arrojadas contra el
pizarrón estando presente el profesor, la presión
que sufren para modificar las calificaciones, las amenazas por
parte de padres, las burlas, las risas y los atropellos morales
¿esto qué es?, ¿no serán llamadas de
atención?, ¿qué querrán decirnos con
eso los alumnos? Investiguemos y lo descubriremos, falta de
estímulos, aburrimiento, sensación de perder los
nervios, personalidad inmadura y llena de contradicciones,
escasez de diálogo y comunicación en sus casas,
demanda de valores y de algo por lo que luchar…

Partes: 1, 2

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