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Leyenda del Mayabeque



Partes: 1, 2

  1. Presentación
  2. Leyenda del Mayabeque
  3. Costumbres agrosexuales de los indocubanos del
    Mayabeque
  4. Problemas ecológicos del
    Mayabeque
  5. Desastre ecológico en el
    Mayabeque
  6. El
    Mayabeque y su comunidad de regantes
  7. El
    comité regional clandestino "Mayabeque" del Partido
    Socialista Popular
  8. La
    región Mayabeque entre 1963-1975
  9. Nuestra provincia Mayabeque
  10. ¡Soy mayabequino!
  11. Acerca de la identidad
    mayabequina
  12. Conclusiones
  13. Datos
    generales de la provincia
  14. Referencias
    bibliográficas

Presentación

La historia política, económica y cultural
güinera han sido durante siglos reconocidas como una de las
más ricas de Cuba, tanto por su abundante
hechografía, como por el número de ilustres
lugareños que en ellas ha participado y está
marcada por acontecimientos que han dejado su huella entre las
pasadas y presentes generaciones de hijos de esta otrora
exuberante Villa de San Julián de los
Güines.

La recopilación que se nos presenta hoy y que es
el resultado de muchos años de investigación y
dedicación al trabajo del Licenciado Abilio
González, quien celebra sus cuarenta años de vida
profesional, dedicados casi por entero al ejercicio de escribir
la Historia de Güines y de enriquecer el acervo cultural del
güinero, abarca todo un amplio período del desarrollo
güinero que vas desde el siglo XVI hasta nuestros
tiempos.

Al tener en tus manos esta genuina obra, hija del
tesón y la cultura local, podrás enterarte de
primera manos de disímiles hechos y acontecimientos que
han ido conformando la historia de una región, hoy
devenida en provincia, que empieza a marcar los hitos de los
mayabequinos, ya sean estos de Güines, San Nicolás,
Madruga, Melenas del Sur, Quivicán, Santa Cruz, la propia
y nueva capital San José de las Lajas, o de cualquiera del
resto de los once municipios que la integran y la harán
trascender.

Conocer más de la historia y cultura de esta
privilegiada provincia, partiendo de los estudios locales de sus
pueblos, es reconocer nuestro acervo histórico y dejar un
legado necesario a nuestros descendientes. Sirva al avezado
lector esta recopilación para tales fines.

Ing. Noel Ascanio Montero.

Pdte. Sección de Base de la UNHIC.

Centro Universitario Municipal-Guines.

Leyenda del
Mayabeque

El tiempo histórico real se acrecienta y es
enriquecido por la cultura popular tradicional, con una amplia
amalgama de hechos del imaginario basada en lo ficticio, con sus
mitos y leyendas que se eternizan por y con amplia
transmisión repetitiva.

En el amplio territorio mayabequino del sureste
habanero, los comarcanos han grabado con fijación en su
cognoscibilidad, de generación en generación,
mediante la transmisión oral, y desde añejos
tiempos, la leyenda en la cual se sustenta o argumenta acerca de
cómo surgió el toponímico
Mayabeque.

No obstante, al ser tal el cúmulo de
interpretaciones individuales, han surgido y tomado fuerza una
amplia variedad de muy diversas versiones, en que de una forma u
otra se crea un ajiaco en que se entremezclan fundamentalmente un
dúo de nombres de sitios o lugares y de personas que se
imbrican a los originales aborígenes siboneyes que
poblaban estas bendecidas tierras muy fértiles, con clima
benigno, población laboriosa y amplísimos caudales
de aguas de la red conformada por la cuenca hidrográfica
del hoy llamado río Mayabeque, nombre que en realidad le
impusieron en tiempos más contemporáneos, tomados
de la playa y el hato donde geográfica e
históricamente desembocaba.

En el cuento se habla y menciona a Guini u Oni, casado y
comprometido con Cajina o Caginal. Hay quienes discrepan y
plantean que quienes se enlazan son la bella Maya con el joven
Beque.

Como podemos apreciar hay referencias al original y
primigenio apelativo del río, que en diversos documentos
aparece con variedad de formas en su escritura y como es
lógico en su pronunciación: en su prefijo o
apócope unas veces aparece "Guini" y en otras "Oni" ; la
antepenúltima sílaba la encontramos a veces con la
letra "g", otras con "j", y en ocasiones con "x"; y la
última sílaba a veces termina en "l" y en otras no,
y hay quienes le dan el sonido tónico a la misma mientras
otros no lo hacen.

Cuentan que en los tiempos precolombinos,
existían dos jóvenes siboneyes y dos ríos,
que se conocían desde pequeños ya que se visitaban
mutuamente, ambos disfrutaban de la naturaleza y se
bañaban mutuamente con sus aguas, en Catalina y
Güines. Uno de ellos preguntó acerca del secreto del
verdor de uno de los campos, y el otro le explicó que
muchas veces se desbordaba para anegar las tierras; ambos pues
decidieron enlazar ambos ríos en señal de amor
fructífero para toda una eternidad.

Otra versión manifiesta que deseaban contraer
nupcias, casarse, y tener descendencia, pero los padres se
oponían negándoles ese derecho porque los
consideraban aún muy jóvenes; hay quien dice que
uno de ellos decidió suicidarse y el otro comenzó a
llorar, y otros manifiestan que ambos comenzaron a lanzar
lágrimas, lo que hizo que sus caudales se derramaran y
ocurriera una llamada creciente, y así quedaran unidos
conformando la amplia cuenca hidrográfica que hoy ocupan
ellos y las aguas de los afluentes y efluentes.

Costumbres
agrosexuales de los indocubanos del Mayabeque

"El culto es una necesidad de los pueblos".

José Martí.

Desde que el ser humano apareció sobre la faz de
la tierra y comenzó su intercambio con la Naturaleza,
precisó explicar aquellos fenómenos que escapaban a
su dominio y ante la imposibilidad de una interpretación
cercana a su experiencia vivencial, acudió a su
fértil imaginación. Surgió así una
concepción sacro-mágica del universo, mezcla de
superstición e ignorancia, pero a la vez, poética
de individuos que para vivir requerían de algo más
que alimentos, vestiduras y reproducción.

Precisamente la procreación en su sentido
más amplio, acaparó la atención de los
diseñadores de la mentalidad religiosa del hombre
primitivo. De esa voluntad especulativa nacieron, entre otros,
los cultos agrosexuales, fálicos en caso de predominio de
la línea patriarcal o a través de representaciones
femeninas en dependencia del predominio del
matriarcado.

Las acciones mágicas y animistas fueron
también el basamento ideológico de los primeros
habitantes antillanos y, por consiguiente, de los cubanos. Tal
como plantean Tabío-Rey en su Prehistoria de Cuba, ante su
indefensión, los aborígenes se enfrentaron a la
vida cotidiana mediante los instrumentos y medios técnicos
a su exiguo alcance, y con sus acciones mágicas y
animistas". Sus rituales mágico-religiosos eran, por
tanto, una especie de técnica, a través de la cual
el indocubano creía poder influir de modo
fantástico sobre la Naturaleza.

Dacal y Rivero en Arqueología Aborigen de Cuba
han destacado que al igual que en otras zonas habitadas por
pueblos de la familia lingüística aruaca, en la mayor
de Las Antillas, existía la costumbre de enterrar
ídolos o cemíes en los conucos, para de esta manera
contribuir a la obtención de una buena cosecha. La
presencia de marcados rasgos femeninos en estas figurinas y
muñequinas autorizan a imaginar una estrecha
relación entre la fertilidad de la mujer y la tierra en la
ritualidad aborigen.

Este tipo de escultura, más bien mobiliaria que
monumental, fue propia no sólo de los pueblos
agroalfareros, de mayor nivel de desarrollo, sino también
de los grupos subtaínos, de los que también se han
recolectado idolillos de piedra. En estos casos los trebejos
presentan figuraciones antropomórficas o
antrozoomórficas, predominando las primeras, casi siempre
representando lo humano.

Una pieza de este corte fue encontrada recientemente por
el Grupo de Espeleoarqueología Alejandría, del
municipio Güines. El hallazgo tuvo lugar en un sitio de
estacionamiento de aborígenes ubicado en la cueva "La
Palma", o "Pequeña Diago", a unos kilómetros de la
cabecera municipal.

El escenario del descubrimiento es un interesante
complejo espeleoarqueológico, formado por varios
cuévanos, entre otros "Ayúa", "García
Robiau", "Perros Jíbaros" y la ya mencionada
"Pequeña Diago". En total, el sitio cubre un espacio
aproximado de dos kilómetros cuadrados.

En las paredes y techos de esas cuevas menudean las
pictografías, llamando la atención la pluralidad de
formas, pues hay ideogramas zoomórficos, castilliformes,
herraduriformes, angulares y geométricos.

En la espelunca conocida como "Ayúa" fue
encontrado un microfalo, mientras que en la cueva "García
Robiau" aparece una pictografía que representa una pareja
de grillos copulando. Ambos residuos prueban la existencia de un
pensamiento sacromágico con respecto a la
reproducción agrosexual, señal muy importante para
evaluar la estatuilla encontrada en la "Pequeña Diago",
móvil de estos tanteos primarios.

Por las características del sitio
arqueológico, el ajuar y otros residuales encontrados en
el mismo lugar, se puede considerar que el trabajo analizado
perteneció a un grupo aborigen que practicaba la
economía de apropiación, más
específicamente al grupo llamado Guayabo Blanco, por
reunir características similares al encontrado por
Cosculluela en el Cayo homónimo de la Ciénaga de
Zapata.

El idolillo está confeccionado con hueso,
probablemente de una zona calcárea, donde el material
óseo es muy fuerte. Tiene 43 milímetros de altura,
un ancho de base de 20,5 milímetros y una anchura en el
extremo opuesto de l8 milímetros.

El vórtice superior del amuleto es faloforme,
mientras que el extremo inferior muestra una ranura en forma de
vulva, y diseñado sumamente curioso, por cuanto dota a la
pieza de carácter bisexual. No obstante, es justo
consignar que predominan otros rasgos femeninos. Toda la mitad
inferior de la pieza resulta más ancha por corresponder a
la zona pélvica, los glúteos y el vientre materno,
este último abultado, anunciador de próxima
maternidad. Una escisión curvilínea, muy
típica en la escultura aruaca, marca las formas
antedichas, tanto en el anverso como en el reverso de la figura.
En la zona del vientre, muestra una horadación
minúscula, presumiblemente el ombligo.

Resulta significativa la bisexualidad de la figurilla,
que obedece, en nuestra opinión, a encontrarse este grupo
aborigen en una etapa gentilicia en vías de
descomposición, es decir, en tránsito hacia la
etapa patriarcal.

Sendas perforaciones circulares presenta la pieza, una
en cada cara, que remite en este tipo de plástica
figurativa, a la vida (mayor diámetro) y a la muerte
(menor diámetro), extremos opuestos pero interconectados
del ciclo total de la reproducción.

Como se sabe, todo hallazgo trae implícito una
magnitud de interrogantes y sugerencias tales, que sólo
una acuciosa labor de gabinete puede poner en su justo lugar. El
idolillo de Güïnes no es una excepción, pues ha
desatado una ola de inquietudes más que
esclarecimientos.

En realidad, es poco lo que se sabe de los cultos
sacromágicos de los indocubanos y es obligado seguir
profundizando en el tema. Por otra parte, esta es la primera y
única pieza de este tipo encontrada en los linderos del
sur habanero, por lo que pudiera licitar la hipótesis de
que no es genuinamente autóctona de la zona, sino fruto de
un intercambio intergrupal o un residuo del fruto
migratorio.

Confiamos en que los estudios que desate el objeto,
contribuyan a revelar nuevos secretos acerca de los ingeniosos,
artísticos y poéticos pobladores del Mayabeque
primitivo.

Problemas
ecológicos del Mayabeque

No deseo inculpar ni justificar, sino argumentar con
breves apuntes, los pasos pragmáticos y utilitarios que
desde añejos tiempos, desde la conquista y
colonización-, y hasta la contemporaneidad, la actividad
humana o el trabajo del hombre han ejecutado en nuestro entorno
cercano o de mayor inmediatez espacial.

A la llegada de los hispanos al encuentro de nuestras
tierras e iniciar su ocupación, talaron y quemaron sus
bosques muy ricos en variedades de maderas preciosas y
empobrecieron sus suelos con grave daño a la foresta, e
incluso, -y por supuesto-, a su exuberante fauna, pero
desconformes debido a las ansias ambiciosas de riqueza y poder,
descontentos aún, presionaron al máximo a la
población autóctona y provocaron un genocidio tal
que muy rápidamente cercenaron y eliminaron su
universo.

De forma intensiva labraron nuestras tierras de gran
feracidad, primero como de consumo para la auto-subsistencia y
posteriormente en escala intensiva y comercial, lo que ha
provocado que de hecho muchas zonas estén empobrecidas de
nutrientes, cansadas o agotadas. Esto trajo además, por
consecuencia, que tras medio milenio de labores se trastocaran
los niveles horizontales de los suelos y el subsuelo, escondiendo
o mezclando entre sus diversas capas, los muy posibles valores
patrimoniales arqueológicos que conformaban parte del
ajuar de la vida cotidiana de la cultura de nuestros
aborígenes.

Este "inmigración", provocó la entrada de
múltiples nacionalidades y etnias, e introdujeron
múltiples variedades foráneas de vida además
de la humana, lo que enriqueció la variedad de animales,
vectores, enfermedades, plantas, y hasta costumbres y tradiciones
ajenas, además de múltiples enfermedades hasta
entonces desconocidas. Españoles de todas las regiones y
canarios, europeos de diversas zonas, yucatecos y personas de
varios sitios de América, esclavos negros africanos
procedentes de enorme cantidad de etnias y rincones de
África, y chinos, entre otros, nutrieron el ya de por
sí rico acerbo cultural.

Por su parte, tormentas, ciclones y huracanes se
encargaban de cumplir sus aberrantes tareas
destructivas.

Después, el llamado, conocido, controvertido y
famoso "contrapunteo del tabaco y el azúcar", como lo
llamó nuestro sabio Segundo Descubridor de Cuba Don
Fernando Ortiz, que fue realmente cruel en detrimento de nuestros
labradores y cultivadores vegueros, quienes muy pocos
sobrevivieron y pasaron al cultivo intensivo de la caña de
azúcar para producir azúcar de caña, y
muchos fueron los que quedaron desposeídos, en la ruina, y
pasando una angustiosa hambre en compañía de su
prole.

Después, tras azotes de contrabandistas y
bandidos por la costa sureña, entre 1821-23, el gobernador
y capitán general de la isla, -Francisco Dionisio Vives-,
como medida defensiva decidió ordenar el cierre de todas
las bocas o desembocaduras de todos los ríos comprendidos
entre los actuales municipios de San Nicolás y Melena del
Sur, lo que provocó el encharcamiento y el consiguiente
crecimiento de las zonas pantanosas creándose verdaderos y
genuinos humerales del ya de por sí bajo litoral,
realizándose así una gran hecatombe
ecológica y medioambiental, a pesar de los ya ocurridos en
la pequeña historia insular.

Se creó un envidiable y famosa Comunidad de
Regantes al servicio de los productores azucareros y
agropecuarios. Gran polución se conducía en forma
constante y cotidiana hacia los mares, mediante y a través
de las numerosas venas y arterias de afluentes y efluentes de la
amplia red hidrográfica del río Mayabeque.
Cachazas, desechos y desperdicios de todo tipo pululaban en viaje
fatal hacia las costas en detrimento de las múltiples
especies marinas; pero un problema quizás más agudo
aún fue el de las discordias y problemas provocados en el
seno de los productores, -que hasta muertos provocó-, en
su lucha por obtener los necesarios caudales de agua para que
prosperaran sus cosechas o para que molieran sus ingenios. El
mismo Francisco de Arango y Parreño, el marqués de
la Gratitud, con fuertes intereses en el territorio, lanzó
varias protestas y denuncias debido a las necesidades y problemas
provocados por las necesidades de la utilización de las
aguas.

El criminal Valeriano Weyler y Nicolau, celebre
marqués de Tenerife, dictaba en 1896 sus terribles Bandos
de Reconcentración para evitar el apoyo y ayuda de las
zonas rurales y sus vecinos al Ejército Libertador;
concentró a toda la población, por la fuerza en las
zonas urbanas, provocando un genuino Apocalipsis en que
fallecieron miles de personas por inanición, y surgieron
enfermedades de todo tipo, además de los abusos y
crímenes, de la destrucción de todas las cosechas y
la desarticulación de la ya fuerte economía rural
existente en aquella época.

Aumentó el gran número de
sembradíos de arroz, se incrementó el uso de
productos como plaguicidas, pesticidas, fungicidas, insecticidas,
nutrientes y abonos químicos, y la tierra empobreciendo y
la población de mangles a disminuir en merma considerable,
todo lo cual iba en medro de la autóctona flora y la fauna
costera.

Con el llamado "sistema de corte australiano" que fue
utilizado durante las zafras azucareras, consistentes en dar
candela o fuego a los cañaverales para facilitar el corte
de las cañas de azúcar, los terrenos aptos para
facilitar las labores de siembra se empobrecieron al destruirse
sus nutrientes.

Se crearon muchas micropresas y presas para embalsar las
aguas del río y controlar sus caudales, tan necesarios
para las épocas de sequía.

El hombre, irresponsablemente ha creado vertederos o
basureros donde se acumulan las basuras o desechos, los cuales ,
faltos de higiene, además de los malos olores que emiten,
provocan la existencia de vectores que pueden propagar desde
moderadas hasta fatales enfermedades, tales como roedores: ratas
y ratones, e insectos como moscas, mosquitos, y
cucarachas…

¡Ay de nuestras gentes, de sus aguas, la
vegetación, sus suelos, de la actividad humana y de su
futuro. Es un deber de todos cuidar nuestro entorno cercano;
luchemos para que en el futuro inmediato o lejano, no se quejen
las generaciones dueñas de su presente de nuestra
actuación presente: Nuestra casa y planeta verdiazul y
común, la Pacha Mama de todos, debe mantenerse a toda
costa.

Desastre
ecológico en el Mayabeque

…Un desarrollo que satisface las necesidades del
presente, sin poner en peligro la posibilidad de que las
generaciones futuras satisfagan las suyas…

(Del Informe Brundtland, Nuestro futuro en común,
1987).

I. Introducción:

Desde tiempos prehistóricos la cuenca
hidrográfica del Mayabeque ha sido fundamental para la
subsistencia de sus moradores.

Sus caudalosos ríos y sus múltiples
afluentes y efluentes son de una envergadura realmente notable en
la provincia habanera.

Acorde con la historia, los aborígenes siboneyes
lo bautizaron con el apelativo de Guinicaginal, y apareció
escrito y pronunciado de diferentes formas: con x, con j, y con
g, unas veces terminando o no con la letra l, y en ocasiones
ubicándole el sonido tónico en la última o
en la penúltima sílaba, y se ha afirmado que el
prefijo era Oni en vez de Güini.

De todas formas, existen tres hipótesis acerca
del nombre de Guines: una con relación a los guanines o
güinines, otra vinculada a las cañas de Castilla, y
la tercera versión expresa o manifiesta que el prefijo o
apócope de Güinicagina, fue quien dio lugar al
bautizo del corral primero y villa y partido y
jurisdicción después, y posteriormente al municipio
y actual ciudad de Güines, proveniente del nombre
autóctono del río.

No obstante es justo aclarar que como su caudal
desemboca en la costa sur, y exactamente en la playa de
Mayabeque, en Melena del Sur. Este nombre: Mayabeque, se
generalizó en toda la cartografía a través
de los anos.

Es necesario agregar que a lo largo de un poco
más de cinco siglos de historia, la toponimia ha dado
lugar a múltiples confusiones, ya que acorde con el lugar,
hato, corral, asiento o finca por donde se deslizan sus
corrientes permanentes o intermitentes, ha sido bautizado y ha
tomado diferentes nombres, como Catalina, Güines, Bija o
Vija, Bayamo, Culebra, Yamaraguas, Mal Potón o
Maspotón, etc.

En 1767 se proyectó construir un canal a un costo
de 1.200,000 pesos fuertes, el cual utilizaría las aguas
del río Mayabeque para que entroncara con el de La
Chorrera para transportar azúcar, tabaco, maderas, frutos
y otros productos. En noviembre de 1795 la Real Junta de Fomento
y Navegación, a petición de Arango y
Parreño, inició un expediente para ejecutar el
abandonado proyecto de los hermanos constructores franceses
Francisco y Félix Lemaur, el cual fue aprobado por Real
Orden de 1796, en que se reconsideró la
construcción del Canal de Los Güines para enlazar
este territorio con la capital. En febrero de 1797 se dispuso que
el Conde de Mompox y Jaruco y el Príncipe de La Paz, se
pusieran de acuerdo para presupuestar la obra en l.500, 000
pesos. En 1798 el Conde de Macuriges se interesó en
construir un canal acorde con el proyecto presentado por el
constructor, y también francés, Julián
Lardiere quien pretendía unir Guines con
Batabanó.

De todas formas, se calculaba que además de los
productos antes mencionados, por cualquier canal a partir de
Güines, también pasarían enormes cantidades de
azúcar, melazas, alcoholes, aguardientes, ron,
café, etc.

Los anteriores proyectos no tomaron importancia, ya que
las aguas mayabequinas eran imprescindibles para hacer mover el
enorme collar de ingenios que desde Güines se controlaban en
todo su territorio.

Las luchas por el control, tenencia y obtención
de las aguas y su fuerza fueron múltiples. Funcionarios
capitalinos, el Cabildo local, propietarios y vecinos, se vieron
envueltos en múltiples preocupaciones, y trifulcas, y
hasta el propio Arango denunció esta
contradicción.

Para acelerar los males, las autoridades coloniales
tomaron un grupo de medidas que provocó la
disminución del suministro del preciado líquido en
contraposición a su alta demanda. El propio Arango se
interesó por este asunto.

II. Desarrollo:

En noviembre de 1821 las Actas Capitulares dan cuenta y
se refieren a reiterados avisos enviados por vecinos
próximos a los embarcaderos de la costa sur, por Rosario y
Caimito, los cuales plantean haberse avistado barcos sospechosos
con decidido ánimo de desembarque y propinar danos, por lo
que se propone que deben disponerse destacamentos como se ha
hecho en otras ocasiones, en tanto se disponga de una
cañonera o baterías en cada sitio. A los dos
días, el 18, expresa el Jefe Superior Político,
Nicolás Mahy, que mediante las milicias locales se cuiden
las costas del Mayabeque, El Rosario y Guanamón, de
día y de noche, para impedir desembarcos, y ordena la
detención de todo extranjero sin pasaporte y de
españoles sin licencia, y añade que recibió
noticias de que los insurgentes desembarcan en estas costas desde
la Isla de Santo Domingo.

En la sesión del día 29 manifestó
que el Surgidero de Mayabeque corresponde al pueblo de Melena y
acordaron pedir refuerzos al piquete de Dragones existente en
esta Villa de Güines

En la reunión del Cabildo del 12 de junio de 1823
se dio a conocer que en el mes anterior, es decir, el 3 de mayo,
ocurrió un importante hecho en el territorio, que
motivó que el Comandante de Armas de Güines le
escribiera el día l3 al Capitán General de la Isla,
y el 24, éste personalmente respondiera. Se presentaron
dos barcos, (velas), por Punta Gorda, y se mantuvieron hasta la
noche.

Al otro día no estaban, y se desconoce si eran
piratas o no, y argumentan que existía gran
preocupación por no contar con las suficientes fuerzas
militares. Exponen que cuando se retiró la fuerza del
Caimito, no tardaron los piratas poco más de un mes de
robar los esclavos del ingenio nombrado El Bello Indio. Aclaran
que es necesario un mayor número de tropas y un corneta,
ya que no es posible remitir las que se solicitan por no
haberlas.

El oficio firmado en La Habana el 24 de mayo de 1823 por
el Capitán General Francisco Dionisio Vives, se encuentra
en el tomo V que incluye las Actas Capitulares de Güines, de
los años 1823 y 1824 y entre sus aspectos más
sobresalientes expresa:

"…El Partido es muy dilatado por la costa del sur
lleno de playas de desembarque y ríos navegables hasta
alguna parte de lo interior…" y,

"…Dispuso el cerrar los ríos más
peligrosos, y entre ellos el de Mayabeque, el de El Rosario, el
de Guanamón, Caimito, y otros que
subsistieran…

III. Conclusiones:

El río Mayabeque y su cuenca poseen gran
importancia para la historia y la cultura del
territorio.

Sus caudales de agua han beneficiado el desarrollo y la
prosperidad de la región.

El Gobernador y Capitán General de la Isla de
Cuba Francisco Dionisio Vives, al mandar a cerrar los ríos
de la cuenca del Mayabeque, durante el final del primer cuarto
del siglo XIX, provocó un verdadero desastre
medioambiental y ecológico, afectando la geografía,
hidrografía, topografía, la línea costera, y
el ecosistema

de toda la zona de la cuenca y su entorno, favoreciendo
el encharcamiento sobresaturado y desmedido con el consiguiente
incremento de ciénagas y pantanos.

IV-.Recomendaciones:

Divulgar el presente trabajo que expone la base
histórica del desastre provocado por el Capitán
General Vives entre 1821-1823, y que en lo futuro esta
experiencia negativa no se repita.

Es necesario, además, conocer y tener bien claro,
el concepto de DESARROLLO SOSTENIBLE, para que el mismo sea
llevado a la práctica y no se convierta en simple
teorización.

El Mayabeque y su
comunidad de regantes

Desde 1798 se concedió al Real Consulado de La
Habana la facultad para distribuir las aguas de Güines, y se
estableció un plan de regadío por el método
de represa que si bien no era de una perfección
técnica, fue el primero que se implantó con el
objetivo de lograr un equitativo intento "científico" para
la distribución del riego. Lo cierto es que la Comunidad
de Regantes del río de Güines o Mayabeque no se
fundó legalmente hasta el 1º de enero de 1884, al
amparo de la Ley de Aguas de 1866. Su primer presidente fue don
Manuel Alfonso Idaboy. A pesar de que su constitución tuvo
lugar en la fecha antes citada, la aprobación de ella y
concesión del disfrute de las aguas no se obtuvo del
gobierno de España hasta el 26 de diciembre del propio
año 1884. Estaba integrada la Comunidad por todos los
usufructuarios de las aguas del río Mayabeque y constaba
de tres organismos: La Junta General, el Sindicato y el Jurado de
Riego. La Junta General era la Comunidad propiamente dicha, se
reunía ordinariamente una vez al año, y en ella
intervenían todos los miembros, y en los aspectos
generales de elección, cada uno votaba por finca, no
pudiendo ejercitarse más de diez votos si se
poseían varias fincas. El Sindicato tenía la
representación y régimen de la Comunidad, y el
Jurado de Riego era quien conocía de las cuestiones de
hechos que se suscitaban entre los regantes, así como de
las infracciones cometidas por éstos. Los acuerdos del
Sindicato y de la Comunidad eran apelables ante el Gobernador de
la Provincia, cuya decisión era final. Cada miembro pagaba
una cuota anual por cada acción de riego que disfrutaba, y
la recaudación se aplicaba para pagar al Secretario,
atender la oficina de la Comunidad que tenía edificio
propio situado en la calle General Asbert #109, (antigua calle
Concha), así como para pagar los salarios del Capataz de
Riego y los empleados, y la reparación de compartidores y
presas existentes, limpieza de zanjas y acequias, y otros gastos
que ocurrían. Utilizaban las aguas de la Comunidad de
Regantes los centrales Amistad y Providencia, así como la
fábrica de hielo, la máquina de descascarar arroz,
los Ferrocarriles Unidos, y otras industrias y negocios de
Guines.

El comité
regional clandestino "Mayabeque" del Partido Socialista
Popular

Durante el desgobierno del presidente de
turno Carlos Prío Socarrás, -1948-1952,
representante del malllamado "Partido Revolucionario Cubano,
-auténtico-", se efectuó en Cuba una
política de real "guerra fría", saturada de
acciones contra el progreso, represión al movimiento
obrero y comunista, además de la malversación y
negocios turbios, aunados a las drogadicción y el
gansterismo.

El 25 de junio de 1950 el imperialismo
yanqui inició su agresión a la península de
Corea, y le solicitó ayuda a los gobiernos
latinoamericanos; en el caso de nuestra Patria pidió la
cantidad de 25,000 hombres.

Por su parte la llamada sindical bautizada
por el pueblo como CTK, dirigida por los testaferros Eusebio
Mujal y Ángel Cofiño, al servicio de las patronales
y propietarios ricos de la burguesía terrateniente
criolla, -que con su política servil había logrado
la ilegalización de la revolucionaria CTC-, le
pedía al gobierno la ilegalización que unía
mediante el Partido Socialista Popular -PSP- a los comunistas
cubanos, a la par que exigía que se realizara la ruptura
de relaciones con la Unión Soviética
-URSS.

El abogado y militante del PSP Arnaldo
Escalona, logra conocer acerca de los planes proyectados, los
cuales estaban en documentos colocados encima del buró del
presidente Prío, y rápidamente informó al
Partido.

La organización prosiguió
funcionando normalmente como siempre, pero de inmediato la
dirección nacional partidista, en forma preventiva,
trazó sus planes y la estrategia de crear en ese
año 1950, -cosa que se hizo-, una estructura clandestina
para por si acaso el gobierno determinara tomar las medidas
represivas planificadas.

Surgieron así los COMITÉS
REGIONALES CLANDESTINOS en nuestro país, y entre ellos el
que tomó el nombre de MAYABEQUE, rectorado este por dos
dirigentes enviados desde la capital: José Pego Barranco
como presidente, y el compañero Julio Machado.

El Comité Regional Clandestino
Mayabeque agrupaba a 4 municipios: Armando Díaz Cantelar
por Guines, y Cecilia García por Melena del Sur, -ambos
vivos-, y Asterio Alfonso por San Nicolás, y Juan Macola
por Nueva Paz, -fallecidos estos dos últimos.

Estos Comités que se organizaron,
estuvieron preparados y alertas desde 1950 hasta el 10 de marzo
de 1952 cuando se produce al artero golpe de estado propinado por
el dictador Fulgencio Batista, en que se activaron con toda
efectividad.

Fuentes: Entrevistas realizadas a Armando
Díaz Cantelar y Juan Carlos Travieso.

La región
Mayabeque entre 1963-1975

El territorio mayabequino, en 1963, poseía un
área de 1,137 kilómetros cuadrados, que
comprendían los municipios de Güines, Madruga,
Melena, Nueva Paz, San Nicolás, con una población
cercana a los 93,000 habitantes. Aún predominaba la
propiedad privada sobre las tierras, en aproximadamente 60 %, de
las cuales, el 37 % estaba en manos de la burguesía rural
y propietarios con más de 5 caballerías. En el
comercio y la pequeña industria, existía una
situación similar, por lo que la pequeña
burguesía poseía alguna influencia. Por ejemplo, en
Catalina de Güines había 108 comercios, de los cuales
98 se encontraban en manos particulares. Lo mismo sucedía
en pequeños y medianos talleres de costura y
confección textil, los cuales estaban a cargo de
dueños privados.

En Marzo de 1963 se creó un Plan Piloto y
surgió la Región Mayabeque compuesta de cinco
municipios; Güines que se dividió en tres:
Güines, Catalina, y Osvaldo Sánchez, además de
Melena y San Nicolás; división política que
perduró hasta octubre de este mismo año 1963,
cuando a la anterior estructura regional llamada Mayabeque se
integraron tres municipios más: Los Palos, Madruga y Nueva
Paz, es decir, 8 municipios en total.

La agrupación de granjas se creó a partir
de la II Ley de Reforma Agraria, y el área bajo control
estatal fue de 4,322.5 caballerías, realizándose
reestructuraciones que culminaron con la creación de
planes vianderos, hortícolas y cañeros.

En Marzo de 1970 se reordena la división
política creándose dos regiones: el Regional
Güines integrado por Güines, Catalina y Osvaldo
Sánchez además de Melena, es decir con cuatro
municipios; y surgió el Regional San Nicolás
integrado por tres municipios: Nueva Paz, Palos y San
Nicolás. Y en este año 1970, en el mes de julio, se
crea el Regional Güines compuesto por los diferentes planes
económicos de los municipios Guines, Catalina y Osvaldo
Sánchez; de Güines: los Planes Cangre, Caña
Amistad, Vianda Güines y Vianda Río Seco, más
el centro urbano; de Catalina los Planes Caña, Vianda y
Núcleo Urbano; y de Osvaldo Sánchez los Planes
Caña, Arroz, el Central y su núcleo
urbano.

En Enero de 1972 el Regional Mayabeque estuvo integrado
por siete municipios: Güines, Catalina, Melena, Nueva Paz,
Osvaldo Sánchez Palos y San Nicolás; y se
aprobó en diciembre del 75 la nueva DPA por lo que en
Julio de 1976 desaparece la región surgiendo acorde con la
Nueva División Político Administrativa del
país, (N. D. P. A.), el municipio de Güines
(integrado por Güines, Catalina y Osvaldo Sánchez), y
a su vez se independizan los municipios de Melena, Nueva Paz y
San Nicolás. En 1966 el municipio de Güines
poseía una población aproximada a los 49,209
habitantes, de los cuales, 38,252 residían en la zona
urbana, y 10,957 en la rural, y su extensión territorial
era de 175 kilómetros cuadrados. El gobierno local
administraba 107 unidades de comercios y de servicios, y
pequeñas industrias con un total de 877 trabajadores.
Había 65 unidades de comercio: bodegas, tiendas de ropas,
peleterías, ferreterías, granjas y
carnicerías; el sector de servicios tenía 25
unidades entre restaurantes, comedores, cafeterías y
peluquerías; y las 17 unidades industriales
correspondían panaderías, dulcerías,
fábricas de vino y de vinagre, bloques, hielo, cal,
masilla, imprenta y otras. La recaudación de impuestos a
la nación con la que Güines contribuyó fue de
$ 2.378,651 (pesos).

Entre 1969-70 se orienta y ejecuta la creación de
la Provincia Habana Interior, y se conformó la llamada
estructura intermedia entre ésta y los municipios; los
Regionales, que surgieron fueron 7: Ariguanabo, Artemisa, Bauta,
Camilo Cienfuegos, Mayabeque, Quivicán, y San
José.

Tras marzo de 1970, nuestra REGIÓN MAYABEQUE
agrupó a Melena, Güines, Catalina, Osvaldo
Sánchez, San Nicolás, Nueva Paz y Los Palos,
contando con su centro en Güines. Contenía toda una
población de 110,473 habitantes, en 26,780 viviendas, en
1,254.2 Km. Cuadrados; la densidad era de 413 viviendas y 88
habitantes por Km. Cuadrado. La producción principal era
de caña, viandas, vegetales, arroz, y cinco centrales
azucareros: "Gregorio Arlee Mañalich" (antiguo Merceditas)
en Melena del Sur, "Amistad" en Güines, el "Osvaldo
Sánchez" en Osvaldo Sánchez y hoy de Güines,
"Héctor Molina" en San Nicolás, y el "Manuel Isla"
en Palos. Poseía 1,185 centros laborales, con 28,014
trabajadores: 2,227 industriales, 3,531 azucareros, 11,721
agropecuarios, 5,357 de servicios, 1,293 de transportes, y 1,805
en educación. Tenía 165 Núcleos del PCC con
11,771 militantes, 128 Comités de Base de la UJC que
agrupaban a 1,191 compañeros, 107 Bases Campesinas de la
ANAP con 3,855 miembros, 14,470 Federadas y 33,871 Cederistas.
Contaba con 187 escuelas primarias, 7 de secundaria
básica, 1 preuniversitario, 5 círculos infantiles y
7 jardines de la infancia

A partir de 1975, Güines, Osvaldo Sánchez y
Catalina se unieron en un solo municipio con la Nueva
División Político-Administrativa del País al
suprimirse el escalón regional. Por su parte, aunque la
división económica y administrativa del Cangre le
correspondía siempre a Güines, habían dos
zonas del mismo que políticamente le correspondían
a San Nicolás y a Madruga. La porción de San
Nicolás tenía 321 habitantes ubicados en 155
caballerías y contaba con 3 militantes del PCC y 1 de la
UJC; y la correspondiente a Madruga era de 342 caballerías
con 1,668 moradores. Y en el municipal Triángulo, de San
José de las Lajas, existía una zona del Instituto
de Ciencia Animal (ICA), y una porción del Plan Mayabeque
que se administraban desde Güines, dedicadas en lo
fundamental a la ganadería y la producción de
leche. La franja del Plan Mayabeque tenía 972 habitantes
en 249 caballerías, así como 14 militantes del PCC
y 8 de la UJC

En 1970 se constituyeron planes vianderos que se
independizaron de la Granja Güines; surge el plan de
Catalina y el Río Seco, quedándose la
producción del plan cañero de Amistad, y una
producción lechera en menor cuantía. Comenzó
a desarrollarse la Empresa Pecuaria El Cangre, a través de
la cual se intensificó la integración de los
campesinos a las nuevas formas de producción socialista de
la agricultura.

Tras la aprobación del Primer Congreso del
Partido, se comenzó a estructurar la Nueva División
Política Administrativa del País, tras haberse
realizado los estudios pertinentes por parte de la
Comisión de Implantación; se suprimió el
eslabón de dirección a nivel regional, y se
reestructuraron los municipios, reintegrándose a
Güines los territorios de Osvaldo Sánchez y Catalina,
y algunas zonas rurales de San Nicolás y San José.
Quedó Güines dividido por 69 circunscripciones
electorales en sus 447 Km. cuadrados, y con una población
bastante amplia con una alta densidad

Región Mayabeque

Nuestra provincia
Mayabeque

Nombres aborígenes abundan en nuestro territorio:
Bija o Vija, Cajunagua, Garaguasí o Guaraguasi,
Guanamón, Guara, Jacán, Jaguey, Omoa o Umoa,
Yamaraguas o Yaguaramas, y otros como
Mayabeque…

Muy acertada la designación de este
toponímico acordado por la dirección de la
revolución para identificar y nombrar la provincia
Mayabeque; se basa en justas y muy merecidas razones
geográficas, culturales e históricas.

Sabido es que nuestro territorio, originalmente
aborigen, fue "invadido", -tras el proceso de descubrimiento,
conquista y colonización-, por los peninsulares
ibéricos.

Entre 1514-1519, la primigenia Villa de San
Cristóbal de La Habana estuvo ubicada en la desembocadura
del hoy denominado río Mayabeque; en su fundación
participó Diego Velázquez acompañado de un
grupo de sus acólitos pertrechados con los siguientes
apellidos: Mejías, Rojas, Melena, Julián, Alvarez o
Álvarez, Angulo, Ávila, Ayala, Bazán,
Borroto, Caro, Castañeda, Cantelar o Castelar, Cepero,
Cuba, Flores, Gómez, González, Hernández,
Herrera, Ledesma, Lovera o Llovera, Maldonado, Martel,
Martín, Martínez, Nieto, Pacheco, Pérez,
Pineda, Quesada, Ramírez, Reina, Rodríguez,
Sánchez, Soria, Sosa, Soto, de la Torre, Vargas, Villaroel
o Villareal, y Zamora, y ninguno de los individuos llevaba el
patronímico "Mayabeque"; la nacida exigua población
fue trasladada en 1519 hacia la amplia bahía de bolsa
llamada hoy de La Habana, que se encuentra al norte.

Es de suponer que al ocurrir el traslado, el mismo no
haya ocurrido en su totalidad, ya que partieron los
representantes más destacados, significativos y necesarios
en el orden jerárquico, militar y administrativo; por
supuesto, los copartícipes, ayudantes y peones, más
los que sencillamente no quisieron irse, quedaron al resguardo de
la ocupación de sus propiedades.

En 1515 los piratas atacaron La Habana norteña,
dañando vidas y haciendas, y destruyendo una amplia
documentación, entre ellas las inscripciones o registros
de propiedades.

Las Actas Capitulares nos informan acerca de la
mercedación del primer hato y corral ocupado en los
terrenos que originalmente fueron pobladas, exactamente por la
desembocadura del río, en la sureña Playa del
Mayabeque; el mismo fue reinscrito o entregado a don
Bartolomé Cepero y Francisco de Ávalos o Avalos, el
8 de marzo de 1559, y tomaba por nombre, -como era usual acorde
con las costumbres de la época-, bautizarlo con el
apelativo del amplio "santoral" católico, y en este caso:
San Pedro; así surgió la denominación de
"San Pedro del Mayabeque" o "de Mayabeque".

Muchos patronímicos de los que llegaron junto a
Velásquez, aparecen después como propietarios de
los terrenos colindantes, tales como: Agama o de la Gama, Cepero,
Hernández, Hevia, López, Martín, Osorio,
Pimienta, de la Rivera, Rojas, Soto, y otros…

A continuación, en el territorio prosiguió
la entrega de otras propiedades en forma de corrales durante el
transcurso del siglo XVI: en 1569 se mercedaron dos: el
Yamaraguas a Diego Hernández, que pasó a
Sebastián Hevia en 1573, y el Bija o Vija, de Juan
Bautista Rojas, que en 1588 pasó a Bartolomé
López. En 1587 el Nuestra Señora del Rosario se le
entregó a Francisco Martín. El corral Los
Güines, fue adquirido por Diego de la Rivera el 22 de
octubre de 1598,

Partes: 1, 2

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