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Análisis del libro Crisis Financieras de Alicia Girón González



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Crisis
    financieras: causas y efectos
  3. El
    mercado financiero global
  4. La
    primera crisis del siglo XXI
  5. La
    quiebra del Long-Term Capital Management: Hedge
    Fund
  6. "La
    Nueva Economía", recesión
    inevitable
  7. Conclusiones
  8. Bibliografía

Introducción

Durante las últimas tres décadas, las
crisis financieras han ocasionado turbulencias en los mercados
financieros. El impacto ha sido devastador en muchas
economías. Los problemas de deuda externa, de las bolsas
de valores, de quiebras bancarias, hiperinflaciones y volatilidad
de los tipos de cambio han sido comunes no sólo en los
países emergentes sino también en países
como Estados Unidos, Japón y Europa. Los desajustes en la
esfera de la producción y circulación se
manifiestan con profundidad a raíz de la ruptura del
sistema monetario internacional establecido en Bretton Woods en
1944. Las crisis se enmarcan en la era posterior a Bretton Woods,
que se inicia en agosto de 1971, cuando el entonces presidente de
EUA Richard Nixon puso fin al vínculo que existía
entre el dólar y el oro, en proporción de 35
dólares por onza de oro fino, dejando al mundo inundado de
dólares sin respaldo alguno.

Jan Toporowsky define estos años como la "era
financiera", donde lo financiero toma el liderazgo del desarrollo
del capi tal ismo, por encima de las empresas industriales. El
objetivo de este breve texto es demostrar cómo a
raíz del proceso de desregulación y
liberalización financiera los agentes económicos
sufren cambios que permiten la integración de los mercados
financieros nacionales en un mercado financiero global que
funciona las 24 horas del día y cuya característica
fundamental es la innovación
tecnológica.

En este trabajo se hace una revisión de las
crisis financieras, las cuales pueden ir precedidas de crisis
monetarias, crisis de endeudamiento externo, crisis
bursátiles y crisis bancarias

Crisis
financieras: causas y efectos

Charles Kindleberger señala que de 1618 a 1929
hubo un sinnúmero de crisis financieras. Por mencionar
sólo algunas: la de los tulipanes (1636-1640), la de las
compañías de oriente a fines del siglo XVIII, la
caída de los títulos ferrocarrileros (siglo XIX) y
la caída en menos de dos horas del 75 por ciento de los
títulos de RCA (25 de octubre de 1929); en los años
30 más de mil bancos estadounidenses se declararon en
quiebra.

El colapso de grandes, medianos y pequeños bancos
tiene una significación muy importante en el campo de la
teoría económica, en el ciclo económico, en
la competencia entre los mercados financieros nacionales y entre
las diversas regiones del mundo.

El estudio de las crisis bancarias que desembocan en
crisis financieras debe enmarcarse en el proceso de
desregulación y liberalización de los sistemas
financieros nacionales, que consiste en la eliminación, a
través de las fronteras, de las limitaciones al
otorgamiento o prestación de servicios financieros
(créditos e inversiones fundamentalmente). "Una
integración financiera que hace imposible desvincular los
distintos mercados financieros y que debe acompañarse de
una creciente armonización de los distintos marcos
regulatorios financieros de las economías capitalistas
desarrolladas, apuntando en el sentido de buscar ordenar,
garantizar y consolidar la integración financiera, y
propiamente la globalización económica" (Correa,
1998 , p . 167 ) .

La competencia de los bancos con otros intermediarios
financieros y la pérdida de importancia del papel que la
banca comercial había desempeñado tradicionalmente,
el incremento de las operaciones fuera de balance (of f
-balance-sheet
) amén de la participación de
nuevos instrumentos financieros, es decir, nuevas modalidades de
inversión, están l levando a cuestionar si la banca
comercial está en declive o están cambiando sus
funciones, como resultado de la innovación financiera y de
la emergencia de nuevos productos, de la integración, de
la globalización y del papel creciente de los mecanismos
de mercado en la determinación de los precios y de la
distribución.

En realidad, las crisis bancarias son resultado de la
mayor competitividad de los servicios que ofrecen los
intermediarios financieros en mercados altamente integrados a
escala mundial, así como de la participación de los
intermediarios no bancarios. Es importante mencionar que el
proceso de desintermediación inducido por la competencia
ha provocado una tendencia a la ". . . disminución de
operaciones tradicionales que integran los balances de los
bancos, los recortes de costos y la consolidación de las
operaciones bancarias mayoristas, así como a la
expansión de las actividades bancarias que no figuran en
sus balances.

Según el Banco de Pagos Internacionales (BPI) las
operaciones en instrumentos derivados ascendían a 9 887 mi
les de millones de dólares a fines de 1996. El crecimiento
porcentual del total de ese tipo de instrumentos fue de 1500%
entre 1986 y 1996.

La expansión de la actividad bancaria a
áreas no tradicionales, ocurre al tiempo de un desarrollo
extraordinario de otras empresas financieras y no financieras,
las cuales han venido proveyendo servicios de tipo bancario y
formando "bancos que no son bancos". La

Institucionalización de los mercados financieros
ha avanzado también con rapidez, incrementando el
refinanciamiento y el profesional ismo de todos los
participantes. Inversionistas y prestatarios actúan cada
vez más en el mercado como instituciones, con todas las
ventajas que él lo involucra. Esta tendencia tiene
implicaciones importantes para los mercados financieros (Itzhak y
Topf, 1993, p. 383).

La solidez de un sistema bancario es resultado de
políticas macroeconómicas y estructurales que
permiten una estrecha correlación con el sistema
financiero. En América Latina los procesos de
desregulación financiera no han sido muy exitosos,
precisamente porque no se ha tenido la visión para
establecer una política económica que posibilite la
liberalización del sector financiero sin desestructurar el
sistema bancario.

Por él lo, en América Latina, se admite
que independientemente de si los sistemas bancarios están
o no adecuadamente reglamentados y supervisados, siempre
serán vulnerables a los shocks macroeconómicos.
Éstos afectarán adversamente la demanda de moneda
nacional o la afluencia de capi tal internacional, pudiendo
socavar la capacidad de los bancos nacionales para financiar sus
compromisos de préstamos, conduciendo a una crisis a
través de otras vías. Un incremento inesperado de
depósitos bancarios o una afluencia de capital extranjero
puede desencadenar una bonanza de las actividades crediticias de
los bancos, al final de la cual éstos pueden encontrarse
con la falta de pago de muchos préstamos, lo que hace al
sistema muy vulnerable a un shock pequeño (Gavin y
Hausmann, 1997, pp. 32 -33).

La menor importancia relativa de la banca comercial en
la oferta de créditos, es resultado de una mayor
participación de los mercados de valores y de los
servicios de corretaje en el proceso de financiamiento. Durante
los últimos años de la década de los noventa
se observan gran número de fusiones entre los grandes
bancos comerciales principalmente en Estados Unidos. En Alemania
también han ocurrido fusiones bancarias como la de
Deutsche Bank y Dresdner Bank.

La nueva estructura del poder financiero se caracteriza
por la desintermediación en los mercados financieros, la
desregulación financiera en escala mundial y la
competencia entre las instituciones financieras. Por otra parte,
la disminución de la deuda contratada con la banca
comercial internacional y el aumento de los créditos
vía la emisión de valores promueven la
modificación de los métodos tradicionales de
financiamiento.

La afluencia de capi tal de corto plazo a los mercados
emergentes creció de manera extraordinaria desde fines de
la década de los ochenta hasta mediados de los noventa.
Estos mercados se constituyeron en destinos de inversión
por sus atractivos rendimientos, gran liquidez, oportunidades de
arbitraje y la diversificación de los portafolios de
inversionistas institucionales.

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El costo fiscal de los rescates bancarios que siguen a
las crisis, ha sido altísimo. En Colombia
representó de 5 a 6 por ciento del producto interno bruto
(PIB), en Japón 3%, en España de 15 a 17 % y en
México entre 12 y 15 por ciento del PIB. Los costos de una
crisis financiera son amplios, al costo fiscal y cuasi – fiscal
de la reestructuración del sector financiero se agregan el
efecto de ésta en el nivel de la actividad
económica y la incapacidad de los mercados financieros de
funcionar eficientemente.

El problema de selección adversa ocurre cuando
existe información asimétrica o incompleta, y los
bancos otorgan créditos que en el futuro no pueden
recuperar debido a que no seleccionaron adecuadamente a sus
clientes; el riesgo moral aparece cuando el préstamo
otorgado por un banco es ut i l izado por el prestatario en algo
más riesgoso que lo planteado al solicitar el
crédito.

El llamado "efecto dominó" se produce cuando la
quiebra de un intermediario financiero genera un desequilibrio en
todo el mercado de capital. El riesgo sistémico tiene tres
causas: cambios abruptos en el 16 precio de los activos,
interconexiones entre los intermediarios, y ataques especulativos
(Naranjo, 1995, pp. 6 -7).

En la gestación de las crisis financieras de los
noventa han intervenido varias circunstancias:

  • a. Después de una severa
    reducción de los préstamos internacionales a
    raíz de la crisis de la deuda externa en los
    años ochenta, los países emergentes recurrieron
    al financiamiento externo vía los mercados
    bursátiles a través de instrumentos
    financieros de mayor riesgo
    . El crédito
    internacional otorgado por la banca comercial paulatinamente
    pasó a intermediarios financieros vía los
    mercados bursátiles; dicha transformación se
    real izó con base a la legislación interna de
    los Estados Unidos, la MacFadden Act y la Glass Steagal l Act
    (Gi rón,1994). Las entradas netas de capital hacia
    América Latina provenientes de los flujos de capital
    fueron sorprendentemente altas a partir de 1991-1994 con un
    crecimiento real anual del 3.9 por ciento del PIB, en tanto
    que durante 1995-1996 la tasa de crecimiento de las entradas
    netas fue de 5.2 por ciento por arriba de la tasa de
    crecimiento del PIB de la región. La
    desregulación y liberalización financiera en
    los diferentes sistemas financieros nacionales fue
    consecuencia de la necesidad de hacer más competitivos
    los márgenes de intermediación bancaria de la
    banca comercial ocasionando diferentes cambios en la
    legislación bancaria de EUA; posteriormente, las leyes
    bancarias internas buscaron en las operaciones fuera de
    balance obtener mayores ganancias.

  • b. El ritmo de crecimiento de los flujos de
    capi tal externo por medio de los mercados de valores y la
    inversión extranjera de cartera superó con
    amplitud el del PIB nacional, sobre todo en los mercados
    emergentes, gestándose una asimetría entre la
    tasa del crecimiento económico general y la del
    aumento de los recursos financieros disponibles para el
    desarrollo.

c. La relación entre el crecimiento
económico y su financiamiento no necesariamente es
simétrica. Tanto en el caso de México como en el
caso de Tailandia, Indonesia, Corea del Sur y el propio
Japón la inestabilidad en la actividad económica
fue precedida de crisis bancarias, observando
características muy semejantes. Entre éstas destaca
el enorme f lujo de capi tales a escalas internacionales
generadas por las operaciones fuera de balance de los bancos, que
buscan en los mercados emergentes mayores oportunidades de
rentabilidad.

  • d. La integración y globalización
    financieras hacia un mercado único, homogéneo,
    permanente e ininterrumpido de 24 horas al día, son
    resultado de la revolución tecnológica en las
    comunicaciones pero tienen sus orígenes desde la
    creación del sistema monetario de Bretton Woods, en el
    cual se homologó la política monetaria de los
    países. Con el paso del tiempo se han ido conformando
    embrionarias zonas monetarias, de las cuales
    únicamente la Unión Europea (UE) tiene un alto
    grado de avance, evidenciado por el lanzamiento (1 de enero
    de 1999) de su moneda única, el euro, bajo el control
    del Banco Central Europeo.

  • e. Las últimas experiencias de las
    crisis financieras, muestran al menos dos lineamientos en
    común:

  • 1. El sistema bancario no puede quebrar tan
    fácilmente como una industria en
    bancarrota.

  • 2. El sistema financiero de un país
    representa el ahorro de una sociedad y el crecimiento
    económico a futuro de al menos una
    generación.

Después de la experiencia de 1997, la
política monetaria y financiera de los Estados Unidos ha
consistido en dar diferentes soluciones a las crisis bancarias,
donde la participación del banco central de EUA como
prestamista de última instancia, ha sido fundamental. Sin
embargo, el inicio de la deflación en Estados Unidos, un
año después de las manifestaciones de la crisis
asiática, y las caídas abruptas de las bolsas de
valores a nivel mundial, así como las drásticas
devaluaciones de las monedas asiáticas y latinoamericanas
cuestionan tanto las medidas de solución como la propia
crisis financiera.

  • f. Otro elemento que debe ser analizado es la
    creciente participación de China en el mercado
    internacional. Su producto interno bruto fue de 900 mil
    millones de dólares en 1997 y el ingreso
    per-cápita de 724 dólares; desde 1986 ha tenido
    un crecimiento del diez por ciento anual.

A partir de 1993, China ha recibido una gran cantidad de
flujos de capital, sobre todo en la forma de inversión
extranjera directa. El superávit en cuenta corriente fue
de 8.3 mil millones de dólares en 1994; un año
antes había registrado un déficit de 10.7 mil
millones de dólares. En 1995 el superávit fue de 18
mil millones de dólares y creció a 46.2 mil
millones en 1997. Si bien es cierto que las importaciones
crecieron de 95.3 mil millones de dólares en 1994 a 136.5
mil millones de dólares en 1997, las exportaciones
tuvieron un incremento aun mayor al pasar de 103.6 mil millones
de dólares en 1994 a 182.7 mil millones de dólares
en 1997.

  • g. El impacto de los flujos de capital a escala
    internacional en las economías emergentes y el
    comportamiento de la inversión extranjera directa en
    dichas economías, distorsionan las estructuras
    productivas internas en la fase donde los sistemas
    económicos inician su integración al proceso
    global. En la medida en que la tasa de crecimiento de la
    inversión extranjera indirecta crece de manera
    más acelerada que la inversión extranjera
    directa hay un impacto en las estructuras productivas
    dónde el financiamiento del desarrollo se
    distorsiona.

Por lo anterior, la hipótesis central para poder
entender las crisis financieras es no sólo el impacto de
los flujos de capital internacional en los países
emergentes sino también cómo la inversión
extranjera directa se comporta en esas naciones.

El mercado
financiero global

El mercado financiero dejó de ser desde hace un
par de décadas un mercado segmentado y nacional, como se
describe en seguida: ". . . d e Bangkok a Seúl, de Hong
Kong a Frankfurt, París, Londres y New York, de
México a Río y Buenos Aires, los mercados
financieros globales han guiado su artillería a las
capitales de este asiático. En el camino, el los han
incidido en tasas de interés al tas, sistemas bancarios
frágiles y economías débiles, ocasionando
desestabilizar monedas que en periodos previos habían sido
estables. Todo ello a partir del segundo semestre de 1997. Esta
devastación sugiere que han emergido mercados financieros
mundiales como una forma de gobiernos supranacionales para el
siglo XXI. . . virtualmente, todas las naciones conjuntan la
economía global, sus finanzas están sujetas a los
mercados imperantes" (Girón y Correa, 1998). Por ello, no
es una casualidad que los mercados financieros nacionales se
encuentren integrados a un único mercado, pues no
sólo poseen características semejantes, sino que
responden en su desempeño a las variaciones de tasas de
interés y tipos de cambio internacionales, así como
a los lineamientos de política monetaria y financiera
hegemónicos. Cuando analizamos las recientes crisis
bancarias y financieras en el marco de la globalización
financiera resultado de la desregulación y
liberalización de los sistemas financieros nacionales y el
incremento de los intermediarios no bancarios, así como el
elevado número de operaciones fuera de balance a
través de las operaciones con instrumentos financieros
derivados (opciones, futuros y swaps) y de los asientos
electrónicos, ocurre preguntar ¿qué pasa con
los mercados financieros nacionales?

Para poder entender las mutaciones del mercado
financiero es importante profundizar en las teorías
neoclásicas y llegar a las aportaciones
contemporáneas de los economistas postkeynesianos. Es
importante desde una visión evolucionista de la
economía observar la estrecha relación entre los
cambios tecnológicos y las instituciones para prevenir las
futuras crisis financieras.

La primera crisis
del siglo XXI

Michael Camdessus, director gerente del FMI hasta fines
de los 90, expresó en 1995 que México era el primer
país en el contexto de la mundialización de los
mercados financieros que presentaba una crisis de tal
magnitud.

La crisis bancaria mexicana que desembocó en una
crisis financiera con efectos en otros países
latinoamericanos fue la pauta para nuevos programa de
estabilización del FMI y la alternativa para otros
países que cayeron en situación similar.

4.1 El entorno de la crisis, el rescate y la
extranjerización

Los cambios que se presentaron en la reforma financiera
en México fueron acompañados por las modificaciones
en el perfil y la organización de la producción,
desde la privatización de los bancos hasta la actividad
económica en general. Por otro lado, la
renegociación de la deuda externa en el marco del Plan
Brady y las expectativas de la firma del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN), permitieron que
México pudiera volver a obtener créditos en el
mercado internacional de capi tales.

La banca mexicana a pesar de un entorno favorable
presentaba ciertos desajustes; la cartera vencida (los
préstamos impagados) de los bancos creció a una
tasa mayor que el PIB en el periodo de 1990 -1994. Los problemas
de capitalización se agudizaron y existía un alto
nivel de endeudamiento en empresas privadas, bancos comerciales y
banca de desarrollo.

El año 1994 fue muy difícil, pues a las
circunstancias señaladas se sumaron los aumentos
significativos en la tasa de interés de Estados Unidos, la
disminución de los flujos de capital hacia México,
la necesidad de lograr financiamiento a través de los
tesobonos captando el dinero de los fondos mutualistas. Por otra
parte, hubo una difícil transición sexenal y las
reservas del Banco de México se fueron agotando, con la
consiguiente depreciación del peso mexicano, que
profundizó la complejidad de la crisis
bancaria.

La crisis financiera, particularmente en el sector
bancario se manifestó en el crecimiento de la cartera
vencida, en las dificultades para constituir reservas preventivas
y en los problemas de capitalización del sistema bancario.
Desde entonces se ha registrado una mayor presencia de filiales
de intermediarios financieros extranjeros, alianzas
estratégicas y fusiones, como opción para enfrentar
la competencia y las necesidades de
recapitalización.

4.1.1 Primera etapa (1989-1994)

En el entorno de la transformación financiera, la
problemática de la banca se ha expresado en problemas de
capitalización y de carteras vencidas, así como en
altos niveles de endeudamiento de las empresas, de los
particulares y de los propios bancos comerciales y de desarrollo.
Por su complejidad, la crisis bancaria en México es, sin
duda, reflejo de la creciente integración y de las
innovaciones de productos financieros en las operaciones de
crédito y préstamos en los mercados financieros, de
la conversión de activos bancarios en valores, llamada
también "titularización", cuya regulación y
supervisión deben ser más
específicas.

La industrialización ha sufrido rupturas ante el
proceso de apertura hacia el exterior que resultó tan
negativo para la pequeña y mediana industria, provocando,
antes y después de la crisis de 1994, el problema de las
carteras vencidas. La crisis mexicana, caracterizada por la
"crisis de los tesobonos" o "crisis de la deuda interna",
acompañada de la insolvencia de las empresas, la banca
comercial y la banca de desarrollo, se suma a las crisis de los
ochenta: deuda externa, crisis bancaria, crisis bursátil,
inestabilidad y devaluación cambiaria, las cuales son un
reflejo en gran parte de la reestructuración del sistema
financiero nacional en el marco de los cambios en los mercados
internacionales de capital (Culpeper 1997). Sin embargo, la
crisis bancaria, cuya solución ha incluido programas de
rescate, ha tenido un costo social muy elevado, se profundiza y
parece difícil salir de ella.

La volatilidad financiera, el entorno recesivo, la
política monetaria restrictiva, el repunte inflacionario,
la falta de liquidez, el incremento de los márgenes de
intermediación, el sobreendeudamiento de empresas y
particulares con la banca comercial y la deuda externa de
ésta, son los factores que explican la grave crisis
bancaria que se precipitó después de la
devaluación de diciembre de 1994. Todo lo anterior
aceleró el deterioro de los balances y de los activos
bancarios de la cartera crediticia (créditos al consumo,
corporativos e hipotecarios) y los niveles de
capitalización (Girón, 1994).

El Banco de México, destaca la posición
neta acreedora o deudora de los agentes económicos
respecto del sistema financiero interno. Así, según
esa institución la posición neta acreedora de las
familias es negativa de 1993 a 1995; la posición negativa
de las empresas empieza en 1992, llegando a un nivel
máximo en marzo de 1995: a menos 10.7 como porcentaje del
PIB. A partir de 1996 se observa un cambio positivo y se mantiene
en crecimiento constante hasta 1999. En el caso de las empresas,
el incremento que se observó a fines de 1994 en su saldo
neto deudor se vio muy influido por el efecto de la
devaluación en sus pasivos en moneda
extranjera.

Por otra parte, los activos bancarios luego de un
importante incremento en términos reales entre 1989 y
1994, se contrajeron 14.8% hasta el tercer trimestre de 1995, a
pesar del establecimiento de nuevas instituciones
bancarias.

Esta etapa de la crisis estuvo caracterizada por la
ampliación de la competencia del sistema bancario mexicano
asociada al auge crediticio que tuvo lugar en ese período.
Asimismo, al agravamiento del problema de las carteras vencidas,
se sumó la incertidumbre prevaleciente en 1994;
además, los aumentos de las tasas de interés en
Estados Unidos a partir de febrero de 1994, hicieron más
atractivo invertir en activos de ese país que en activos
de los mercados emergentes.

Fondo Bancario de Protección al Ahorro
(Fobaproa) fue un fondo de contingencia creado en 1990 por
el gobierno mexicano en conjunto con la totalidad de los partidos
políticos dominantes en aquel entonces, PRI, para
enfrentar posibles problemas financieros extraordinarios. En
diciembre de 1998 fue sustituido por el Instituto para la
Protección al Ahorro Bancario

(IPAB).

Con el antecedente de sucesivas crisis económicas
que, entre otros efectos, llevaba a la falta de liquidez del
sistema bancario, en 1990 se crea el Fobaproa. Ante posibles
crisis financieras que propiciaran la insolvencia de los
Bancos por el incumplimiento de los deudores con la banca y el
retiro masivo de depósitos, el Fobaproa serviría
para asumir las carteras vencidas y capitalizar a las
instituciones financieras. En los años siguientes el
Fobaproa, su concepción, implementación y el
quienes fueron los principales beneficiarios del mismo se
convirtieron en uno de los temas más polémicos de
la política mexicana, debido al endeudamiento estatal a
largo plazo que conlleva.

Uno de los problemas que enfrentó la banca
mexicana a partir de la crisis de 1994 y principios de 1995 es la
modificación en el crédito a los diferentes
sectores. Los créditos al sector privado descendieron
entre los años 1994 – 1998. Cabe recalcar que al
instrumentarse el Fobaproa y las medidas de rescate
bancario que permitieron capitalizar a los bancos y sanear sus
carteras vencidas al excluir los créditos insalvables o
estos fondos atribuibles al rescate, la caída en el
financiamiento fue de 37.4% en 1995; en diciembre de 1996 y de
1997 las variaciones negativas fueron de 35.5% y 12.9%,
respectivamente. El panorama en 1998 y 1999 fue similar, dado que
en términos reales hubo una variación de
–4.6% y –9.7%, respectivamente, y no existen
aún signos de que el sistema bancario vaya a aumentar el
financiamiento al sector privado.

En las encuestas de evaluación coyuntural del
mercado crediticio se obtuvieron los siguientes
resultados:

  • a) La gran mayoría de las empresas
    (62.7% en promedio anual) no utilizaron crédito
    durante 1998.

  • b) La disponibilidad de crédito parece
    haber aumentado durante el primer semestre, para caer
    posteriormente, sobre todo en el tercer trimestre.

  • c) Las principales razones que adujeron las
    empresas para no utilizar financiamiento, por orden de
    importancia, fueron

  • El nivel de las tasas de interés.

  • La reticencia exhibida por la banca a extender
    crédito.

  • La incertidumbre sobre la situación
    económica.

  • d) Las empresas que obtuvieron crédito
    durante 1998, lo destinaron principalmente a financiar capi
    tal de trabajo (más del 50%), a la
    restructuración de pasivos, y a la inversión,
    ye La principal fuente de financiamiento de las empresas
    fueron sus proveedores, seguida por la banca comercial.
    (Banco de México, 1998, p. 152 y 153).

Resulta interesante destacar que el promedio del margen
financiero de la banca mexicana (5.8) es muy cercano al de la
estadounidense (5.96); el de Canadá es de sólo 3.9.
Cabe señalar que en 1990 los activos de la banca comercial
de México ascendían a 72.212 millones de
dólares, cifra apenas cercana al quinto banco más
grande de Estados Unidos (estarían entre las del Security
Pacific Bank y el Bankers Trust Corp.) y ligeramente por encima
de los del Bank of Montreal, que ocupa el Tercer lugar"
(Girón, 1994). En el periodo 1994-2000 las ganancias netas
frente a fondos propios Cayeron al pasar de 12.6% a 9.69%; por
otra par te, las ganancias netas frente a activos totales, con
excepción de 1996, se han mantenido igual y el ingreso
operacional frente a los activos totales subió de 4.10% en
diciembre de 1994 a 5.66% en diciembre de 1999 (Girón,
1994, pp.1068-10069).

¿Qué significado tienen estos
porcentajes si, como se vio, el crédito bancario ha
disminuido?

  • a) Los servicios bancarios son una fuente de
    recursos que los bancos han incrementado de manera
    notable.

  • b) El saneamiento de la cartera ha contribuido
    en gran medida a mejorar el balance de los bancos.

  • c) Un componente importante del activo de los
    bancos es el pagaré gubernamental que respalda los
    pasivos vendidos al Fobaproa.

  • d) Las fusiones han contribuido a mejorar su
    capitalización y esto se refleja en los indicadores de
    productividad, como son la reingeniería financiera de
    los mismos y el ajuste de personal.

¿La solvencia y la capitalización
pueden considerarse como un saneamiento real de la banca a pesar
del rescate de que fue objeto?

En el per iodo de 1994-2000 el cociente de
capitalización pasó de 9.8% a 17.7%; la
relación capi tal a activos totales pasó de 5.50%
en 1994 a 9.56% en el 2000; la cartera vencida en relación
a la cartera total pasó de 7.3% a 5.81% en un periodo de
seis años. Por o ro lado, las reservas en relación
con cartera vencida pasó de 42.78% a 82.87% sin embargo,
los activos corrientes en relación a los pasivos
corrientes permanecieron casi constante, todo esto en el periodo
1994 -2000.

El crecimiento de la cartera vencida con respecto a la
cartera total, o coeficiente de cartera vencida de la banca
comercial, así como las dificultades tanto para constituir
reservas preventivas como para la capitalización, hicieron
necesaria la intervención del gobierno, que hizo
intervenir al Fobaproa y al Procapte. El primero actuó
como una ventanilla de créditos para que los bancos con
problemas en su posición financiera pudieran solventar sus
obligaciones financieras de corto plazo. El Procapte, orientado a
apoyar a las instituciones con problemas temporales de
capitalización (índices inferiores a 8% de sus
activos en riesgo), tiene por objeto garantizar su solvencia.
Así, los bancos se obligan a entregar al Fobaproa
obligaciones emitidas por el los, subordinadas y convertibles. En
este proceso, y como parte de los apoyos de los programas
referidos, la carga de la deuda externa privada, de la banca
comercial y de los grandes consorcios industriales, es uno de los
factores de la inestabilidad financiera desde 1995.

Al cierre de junio de 1995 los recursos del Fobaproa
comprometidos con la banca comercial ascendían a 21.478
millones de nuevos pesos (1.517 millones de
dólares).

La desregulación financiera iniciada a finales de
los ochenta, la privatización de la banca, la venta de
bancos rentables y la constitución de grupos financieros
no permitieron mejorar la competitividad en el mercado interno,
pues a finales de 1994 sus márgenes de
intermediación superaron los indicadores de los bancos
canadienses y estadounidenses. Si bien la industria bancaria se
resquebrajó después de la crisis, desde antes
registraba un crecimiento paulatino de las carteras vencidas, el
cual se aceleró con la devaluación; el coeficiente
de cartera vencida de la banca comercial pasó de 8.7% en
diciembre de 1994 a su nivel más alto de 17.1% en
noviembre de 1995. Aunque el banco central intervino para salvar
la situación lo hizo sin duda a un costo económico,
político y social muy alto. El proceso de alianzas
estratégicas entre grupos financieros y bancos extranjeros
ha sido muy lento.

En efecto, sólo en 1998 se avanzó en la
adquisición accionaria mayoritaria, cerca del 70% del
grupo mercantil Probursa por parte del Banco Bilbao-Vizcaya; en
tanto que el Banco de Nueva Escocia adquirió 55% de la
participación accionaria de Inverlat. Por su parte, el
Banco Central Hispanoamericano y el Central Portugués
tienen participación en Bi tal; Santander adquirió
el Banco Mexicano, y posteriormente se fusionó con Banca
Ser fin; Ci t i Bank compró Banca Confía; en marzo
del 2000 Bancomer se fusionó con el Banco Bilbao Vizcaya;
Citigroup adquirió Banamex en julio del 2001 por un monto
de 12, 500 millones de dólares. La última alianza
fue la adquisición de Bancrecer por parte de Banorte en
septiembre de 2001, que representó 165 millones de
dólares. Durante el 2002 se espera la fusión de Bi
tal y Atlántico.

Fusiones, adquisiciones y
extranjerización

Monografias.com

En respuesta a las crisis bancarias de los años
70 y para lograr "una mejor coordinación de la vigilancia
Ejercida por las autoridades nacionales sobre el sistema bancario
internacional…" en 1974 fue creado, en el marco del Banco de
Pagos Internacionales, el Comité de Supervisión
Bancaria de Basilea (conocido simplemente como Comité de
Basilea), integrado por funcionarios de alto nivel,
especializados en supervisión de bancos, pertenecientes al
Grupo de los diez, Luxemburgo y Suiza. Desde su creación
dicho Comité ha ido creando normas comunes a nivel
internacional para valorar el capital de los bancos. En 1997 se
establecieron los Principios Básicos de Basilea,
consistentes en 25 líneas directrices, que constituyen los
"requerimientos mínimos" aplicables para la
supervisión de los bancos en los mercados emergentes. La
actuación más reciente del Comité (16 de
enero de 2001) fue la publicación de varios documentos
consultivos sobre las normas de capitalización bancaria
(Chapoy, 2002).

Es indudable que a partir de los cambios que produjo la
privatización de la banca en 1991 se está
conformando la nueva estructura bancaria mexicana para el siglo
XXI. Con la crisis bancaria se han delineado dos tipos de bancos:
por una parte, los de participación extranjera y los
nacionales que se han ido fusionando a lo largo de sus propias
crisis de capitalización, y por otra, la banca de
desarrollo, que también ha presentado elevados
índices de morosidad y ha tenido que ser rescatada por el
gobierno federal. Así, la banca de desarrollo se ha ido
acoplando a las necesidades de inserción de la
política económica del país en un modelo
exportador y necesitado de divisas, pero su participación
en el mercado declina. Es muy probable que continúe tanto
la fusión de bancos como su rescate. Lo acontecido en
México a partir de 1994 -1995 hace que surja el
interrogante de sí realmente el Fondo Banca rio de
Protección al Ahorro, el Acuerdo para Deudores, el
Programa de Capitalización Temporal y el Instituto para la
Protección del Ahorro Bancario han cumplido con su
objetivo. Ante el proceso general izado de racionalización
del sistema, caracterizado por el ingreso y la mayor presencia de
filiales de intermediarios extranjeros, las alianzas
estratégicas y fusiones constituyen una opción para
enfrentarse a las condiciones de la nueva competencia, así
como a las necesidades de recapitalización. Ello
además de la intervención gerencial de algunos
bancos: Unión, Cremi, Obrero, Banpaís,
Interestatal, Cent ro y Banorte, cuyos quebrantos ascienden
aproximadamente a 14 600 millones de pesos (cerca de 2000
millones de dólares).

La crisis financiera del sudeste asiático es la
expresión de la nueva estructura productiva y financiera
al inicio del milenio, que definirán dos potencias:
Estados Unidos y China, dada la creciente participación de
ésta en el mercado mundial. Por otra parte, las
megafusiones de los bancos estadounidenses con activos de
2.692.057 millones de dólares en un mercado financiero
integrado y mundial permearán las estructuras
económicas y financieras de los países con
recientes crisis bancarias. China enfrenta una
transformación histórica, en la medida en que las
reformas de mercado y la integración a la economía
mundial ayudan al crecimiento de la producción y se
incrementan el comercio y la inversión, factores decisivos
en la economía mundial. El mercado financiero ha dejando
de ser desde hace un par de décadas un mercado segmentado
y nacional. Una de las particularidades de la crisis
asiática es que". . . contrariamente a l o sucedido en l a
crisis del a deuda de los años ochenta, en que las
dificultades fueron casi exclusivamente macroeconómicas,
en general los problemas de Asia fueron precedidos por una larga
gestión exitosa." (FMI, 1 de junio de 1998, p . 157 ).La
crisis económica de la región impactó los
diversos ámbitos del sistema financiero y particularmente
el sector bancario de estos países, donde los graves
problemas de liquidez han implicado que los gobiernos y el FMI
inyecten recursos de salvamento.

Hasta antes de la crisis, las tasas de intercambio fijas
y cuasi fijas permitieron el desarrollo de Asia a costa de un
dólar débil entre 1990 y 1995, logrando así
un rápido crecimiento en las exportaciones y el comercio
intraregional. Tailandia, Malasia e Indonesia fueron los mayores
beneficiarios. A fines de 1995 el dólar empezó a
fortalecerse frente al yen japonés, coincidiendo con una
expansión continua de la demanda interna y crecientes
presiones inflacionarias en el sudeste de Asia. Países
como Indonesia, Malasia y Tailandia, cuyos tipos de cambio eran
muy cercanos al dólar, comenzaron a experimentar un agudo
incremento en sus tasas efectivas reales de intercambio, trayendo
consigo un descenso abrupto de las exportaciones. Países
como Corea sufrieron severos golpes en su relación de
intercambio, tal como una sobre-oferta que condujo a una
drástica caída en el precio de los semiconductores.
En Tailandia, en un marco de rápido crecimiento
económico, el agudo incremento en la demanda interna
incrementó las importaciones, lo que se reflejó en
déficit en cuenta corriente de casi 7% del PIB en el
periodo 1990-1996.

Dinero fácil y cuentas de capi tal abiertas
generaron un incremento en la inversión extranjera que fue
at raída por al tas tasas de interés internas,
mientras las empresas domésticas y grupos financieros
fueron impulsados a endeudarse en el mercado interno. El impacto
fue muy pronunciado en Tailandia y Malasia. Tailandia
agotó sus reservas internacionales, defendiendo un tipo de
cambio fijo. Si examinamos el monto de las deudas externas y los
porcentajes del servicio de deuda en la región, Tailandia
no fue el país más vulnerable a pesar de tener un
creciente déficit en cuenta corriente (7% del PIB en 1990
-1996). Indonesia estaba en una situación más
débil. Sin embargo, fue la forma del financiamiento
externo tailandés la que dejó a ese país muy
expuesto a cambios en el comportamiento del mercado

Tailandia y Corea fueron los países más
afectados por la crisis del sudeste asiático. En Asia, el
financiamiento interno se canalizo principalmente al sistema
bancario interno.

En abril de 1998, los organismos financieros
internacionales realizaron un foro económico sobre Asia.
Una de las conclusiones era, que a pesar de la crisis financiera
había fallas estructurales porque el sector financiero
carecía de normas de prudencia y supervisión
adecuada.

De Rusia a Argentina pasando por Brasil y
Turquía

  • Rusia

Los bancos rusos presentaron dificultades al inicio de
la transición de bancos estatales a bancos privados. Ya
que, el sistema bancario tenía regulaciones muy
débiles y la cantidad y calidad de la información
era muy variable. La desinformación retraso la legalidad a
raíz de que los accionistas pequeños y medianos
eran cambiantes. Según la Agencia calificadora de riesgo
más reconocida a nivel internacional, International
Bank and Credit Análisis

Uno de los principales problemas de los bancos rusos, es
la relación con las empresas industriales. Un ejemplo de
ello es el banco Menatep que forma parte del grupo Rosprom, sus
principales préstamos han sido ofrecidos a una de las
compañías más grandes que concentra todo lo
relacionado con el petróleo, Yukos, a través de
préstamos colaterales.

El problema de la crisis financiera en un Rusia fue
causada por la falta de la regulación en sus
instituciones, a pesar de la transición de una
economía centralizada a una economía de
mercado.

La devaluación del rublo, el 17 de agosto de
1998, marco el fin de la estabilidad rusa y de un nuevo programa
de estabilización. Así como la necesidad de
incrementar la recaudación fiscal por parte del estado. La
incertidumbre acelero con el descenso del precio del
petróleo y esto ayudo a debilitar la moneda, la fuga de
capital era de 4.000 millones de dólares. Posteriormente
la economía rusa tuvo crecimientos superiores a las del
periodo que precedió a la crisis.

  • Brasil

La liberación de la cuenta capital y el cambio de
políticas ortodoxas a políticas de corte heterodoxo
cuya finalidad es la restricción monetaria y una
política fiscal que recurra a financiamientos
externos.

Partes: 1, 2

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