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Aproximación a la obra escrita en décimas del poeta cubano Gonzalez Sanchez



Partes: 1, 2, 3

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. La obra en
    décimas de Ronel Gonzalez Sanchez
  4. Estudio de la
    creación en décimas para niños de Ronel
    Gonzalez Sanchez
  5. Conclusiones
  6. Recomendaciones
  7. Bibliografía
  8. Anexos

Resumen

El Trabajo de diploma "Aproximación a la obra
escrita en décimas del poeta cubano Ronel González
Sánchez" es un estudio literario acerca de la obra en
décimas de uno de los autores más significativos de
la literatura escrita en la provincia de
Holguín.

En esta investigación se realiza una
síntesis de la historia de la décima escrita en
Holguín en el período que comienza en 1986,
año que señala el inicio de un verdadero movimiento
poético, se realiza un estudio detallado de cada uno de
los libros de décimas publicados por el poeta y se estudia
su creación poética para niños en la que
utiliza décimas, así como se profundiza en sus
cuentos en verso.

La contradicción fundamental que moviliza la
indagación científica radica en que pese al
reconocimiento social y especializado de la obra de Ronel
González Sánchez, no se conocen los rasgos de su
obra en décima, tanto para adultos como niños, ni
se han valorado los aportes de su obra al panorama
decimístico cubano.

Para dar solución al problema científico
planteado se propone un acercamiento a todos los libros de
décimas publicados por el autor a partir del año
1991, haciendo énfasis en su primera antología
aparecida en el año 2000, su libro Premio Iberoamericano
Cucalambé 1996 y un volumen inédito; así
como el estudio de su poesía para niños contenida
en libros de 1992, 2001, 2010 y 2012.

SUMMARY

The Work "Approach to the work written in
décima (classic strophe of the literature
in Spanish) by the Cuban poet Ronel Gonzalez Sánchez" is a
literary study about the work of one of the most significant
authors in the literature written in the county of
Holguín, Cuba.

In this investigation it has been done a synthesis of
the history of the décima written in Holguín
in the period that begins in 1986, year that points out the
beginning of a true poetic movement. It is a detailed study of
each one of the books of Ronel Gonzalez that contained
décimas, and It is also an study of his poetic
creation for children in which he uses décima, and
his short stories in verse.

The fundamental contradiction that motivates this
scientific inquiry consists in that although is significant the
social and specialized recognition of the work of Ronel Gonzalez
Sánchez, the features of its work in décima
are not known, including his works for adults and children,
neither the contributions of his work are known in the panorama
of Cuban décima.

To solve the scientific problem profiled in this
investigation intends an approach to all the books of
décimas published by the author starting from the
year 1991, making emphasis in his first anthology appeared in the
year 2000, his book winning of Ibero-American Prize
Cucalambé 1996 and an unpublished volume; as well as the
study of his poetry for children contained in books of 1992,
2001, 2010 and 2012.

Introducción

Ronel González Sánchez (Cacocum,
Holguín, 1971) es uno de los autores que más amplia
variedad de temas, tonos, vertientes expresivas ha cultivado en
la décima escrita en Cuba en los finales del siglo XX y
principios del XXI. Desde la estrofa intensa y conmovedora de
motivos líricos hasta la rigurosamente intelectiva,
meditada, sobria envoltura de sus presupuestos teóricos;
la ingeniosa y traviesa décima para niños y la que
entraña el desenfado del humorismo; el poeta,
además de impulsar el movimiento creativo de la
décima en su provincia con su propia obra y su incansable
quehacer promocional, ha dotado a Holguín de un cuerpo
teórico que incluye el estudio de las voces
poéticas del territorio, el trazado de una coherente
periodización y; asimismo ha aportado una
exploración del panorama decimístico nacional e
iberoamericano del proceso de expansión
estrófico.

Adolfo Martí Fuentes

Dentro de los estudios literarios cubanos no abundan las
aproximaciones al devenir de la décima como estrofa
nacional ni los acercamientos a obras y autores
específicos de relevancia para el país.

La décima, al margen de clasificaciones como
espinela, malara, naharra, etc. en su acepción más
reciente es la estrofa de diez versos octosílabos, con
rima consonante, pausa en el cuarto verso, distribución de
rimas abbaaccddc, distingue una pluralidad de textos y
autores que muestra la riqueza expresiva de una estrofa
privilegiada por los poetas cubanos, fundamentalmente desde el
siglo XIX hasta los años que corren de la centuria
XXI.

Hasta la fecha en que se propone esta
aproximación a la obra escrita en décimas del poeta
cubano Ronel González Sánchez (Cacocum,
Holguín, 1971), los estudios más significativos de
la estrofa realizados en nuestro país son la
antología La décima culta en Cuba,
publicada en 1963 por el poeta y folklorista Samuel
Feijóo; las investigaciones La décima
escrita
(1986) del poeta Adolfo Menéndez Alberdi;
La décima; panorama breve de la décima
cubana
(1995), Décima e identidad; siglos
XVIII y XIX (1997); La décima constante (1999) y
Métrica, verso libre y poesía experimental de
la lengua Española
(2008) del Doctor en Ciencias
Filológicas Virgilio López Lemus; diversas
antologías publicadas por los poetas e investigadores
Waldo González López y Mayra Hernández
Menéndez y, en el caso de los estudios emprendidos desde
Holguín, las investigaciones emprendidas por Ronel
González, fundamentalmente: La noche
octosilábica; historia de la décima escrita en
Holguín (1862-2003
(2004); la multimedia La
décima espinela
(2005); Alegoría y
transfiguración. La décima en Orígenes

(2007) y Árbol de la esperanza. Antología de
décimas hispanoamericanas
(2008).

Acerca de la obra en décimas de Ronel
González Sánchez, autor que al realizar la
exégesis del movimiento decimístico holguinero
entre 1862 y el año 2003 quedó fuera de esa
importante valoración, el gran poeta cubano Jesús
Orta Ruiz (Indio Naborí)
señaló:

…figura entre los jóvenes poetas
más descollantes de Cuba, no tanto por las irregularidades
estróficas, modernistas ni por las pretendidas
innovaciones extrínsecas de la Vanguardia, como por su
entrada triunfal en ese mundo abstracto y mágico que es la
poesía. Sus imágenes visionarias, que nos revelan
una madurez precoz, no salen del cráneo frío sino
del corazón caliente. Conmueven sus poemas, incluso sus
décimas cuando el poder transformador de la emoción
recordada sustituye e individualiza los significados, cumpliendo
así la ley intrínseca de la expresión
poética. (Orta Ruiz, Jesús; 2000)

Por su parte, Virgilio López Lemus destacó
en el prólogo de La furiosa eternidad:

La virtud esencial de las décimas de Ronel
consiste en mostrar que el artista de la palabra no se conforma
con el sonsonete rítmico y de la rima, para buscar y
hallar expresión, anchura de sentidos y diversidades
temáticas. Sabe imprimirle al impersonal octosílabo
el registro de su personalidad poética, lo que, en Cuba,
tiene en el José Martí de los Versos sencillos al
maestro más consumado. (López Lemus, Virgilio;
2000: 10.)

Hasta la fecha, refiriéndose a la creación
de R.G. se localiza el ya mencionado prólogo de
López Lemus escrito a sus volúmenes La furiosa
eternidad
(2000), las notas de los importantes poetas
cubanos Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí) y
Adolfo Martí Fuentes, varios artículos de los
poetas e investigadores Waldo González López y
Pedro Péglez, el prólogo del poeta Roberto Manzano
a su libro Atormentado de sentido; para una
hermenéutica de la metadécima
(2007), otro
trabajo inédito del propio Manzano a su volumen
Embalaje para enseres standard, en proceso de
análisis en la Editorial Letras Cubanas, y el trabajo de
diploma Ronel González; un poeta entre la ciudad y la
nostalgia,
de un colectivo de estudiantes de la Facultad de
Español y Literatura del Instituto Superior
Pedagógico de Holguín "José de la Luz y
Caballero" que se enfocó en la reseña de sus libros
con el objetivo de incorporar su obra a los planes de estudio del
ISPH y que además sólo analizó su obra en
décimas hasta 1998, primera etapa en la creación
poética de González Sánchez. Es necesario
destacar también que, acerca de la obra de R.G. se han
realizado estudios que tienen en cuenta su creación
dedicada a los niños y otras vertientes expresivas de su
obra: en el 2001 su poética fue incluida en la tesis
doctoral "Estrategia para el tratamiento pedagógico de la
poesía de la localidad: experiencias en el nivel
preuniversitario en Holguín" de la profesora María
Elena Infante Miranda; en 2004 la licenciada Ángela
Cimarro López defendió la tesis de Maestría
en Historia y Cultura en Cuba "La lírica holguinera para
niños de la etapa revolucionaria (1959-2000):
Valorización y difusión.", en la que estudió
su creación poética para niños hasta el
año 2000, en el 2006, su obra también
apareció incluida en un trabajo de diploma acerca de tres
poetas holguineros, por una estudiante de la carrera de Estudios
Socioculturales de la Universidad Oscar Lucero Moya de
Holguín; en 2004 un colectivo de profesoras del ISPH
José de la Luz y Caballero publicó el
artículo "La literatura infantil holguinera de la
Revolución: Una hermosa realidad" que menciona a R.G. como
"uno de los más importantes escritores para niños
en Holguín" (Colectivo; 2004: 68.) en 2007 la entonces
Máster Ana María Osorio Salermo y la licenciada
Nancy Guerrero Rodríguez presentaron en el evento
Pedagogía 2007 la ponencia titulada: "Literatura infantil
holguinera: una alternativa para que despierte el león
noble y caigan pensamientos como copos de oro" que estudia
brevemente sus libros publicados hasta la fecha; luego la propia
Ana María publicó en INTERNET el artículo:
"Medio siglo de literatura infantil holguinera: 1959-2009", que
también se aproxima a su obra para niños, luego
discutió su tesis doctoral acerca de la literatura para
niños en el territorio holguinero y, en 2011, ya graduada
como doctora, reseñó su libro En
compañía de adultos
en la revista
Diéresis en el artículo
"Sí, ¿pero de cuáles?". (Osorio
Salermo, Ana María; 2011: 42-44.)

De modo que ya resulta obvia la importancia de la
poética de este autor que aparece en el tomo III de la
Historia de la literatura cubana, publicada por la
Editorial Letras Cubanas en el 2008 y que recoge las
investigaciones realizadas por un colectivo de especialistas del
Instituto de Literatura y Lingüística, sin embargo no
se ha definido o estudiado la significación real de su
obra para el contexto de las letras holguineras y
cubanas.

CAPÍTULO 1:

La obra en
décimas de Ronel Gonzalez Sanchez

  • Inserción de la obra decimística de
    Ronel González en el panorama
    poético

holguinero en relación con el contexto
nacional.

Ronel González Sánchez (Cacocum, 1971)
comienza a ser reconocido en el panorama cubano de la
décima a mediados de la década del 80 del siglo XX.
Miembro del movimiento de los talleres literarios, inicia su
trayectoria decimística en 1983 a la edad de doce
años aunque escribía poesía desde los
ocho.

En 1985 recibió Primera Mención en el XII
Encuentro-debate Provincial de Talleres Literarios y sumados a
otros premios que recibió durante ese período en
festivales pioneriles primero y eventos de la Enseñanza
Media (FEEM) obtuvo menciones en los encuentros-debates
nacionales celebrados en Pinar del Rio (1987), Playa
Girón, Matanzas (1988) y Primera Mención en 1989,
año en que el evento se efectuó en la provincia de
Camagüey y donde recibió, además, el Premio de
poesía.

Por esos años el movimiento de los talleres
literarios vivía uno de sus momentos más
significativos y un gran número de escritores y poetas que
entonces participaban como talleristas o jurados, poco tiempo
después formaría parte de un gran grupo de
creadores que participarían de los principales rumbos
estéticos de la literatura cubana.

En relación con el movimiento nacional de la
décima escrita (González Sánchez, Ronel;
2010.) la obra de Ronel González mostró
tempranamente sus nexos con una avanzada de jóvenes que se
planteó desde el principio revertir las maneras de asumir
la estrofa por autores de generaciones anteriores como
Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí) (1922-
2005), Samuel Feijóo (1914- 1992), Raúl Ferrer
(1915- 1993), Ángel Augier (1910-2009) y Adolfo
Martí Fuentes (1922-2002) e, incluso, pese a la
cercanía expresiva con autores nacidos en las
décadas del 30, 40 y el 50 como David Chericián
(1940-2002), Waldo Leyva Portal (1943), Renael González
Batista (1944), Osvaldo Navarro (1946-¿?), Waldo
González López (1946), Alberto Serret (1947-2000);
Rodolfo de la Fuente Escalona (1954), Ricardo Riverón
Rojas (1949) y José Luis Rodríguez Alba (1932), la
promoción a la que pertenece Ronel González
(nacidos en las décadas del 60 y el 70) trajo las
inquietudes lógicas de su generación y más
en sintonía con tópicos del devenir cultural y
provenientes de una comprensión mucho más
abarcadora de la postmodernidad, debido a la sólida
formación intelectual de la mayoría de los autores
del momento. Universitarios casi en su totalidad y con un amplio
espectro creativo, los autores de esta promoción en la que
sobresalen Arístides Valdés Guillermo (1960);
Carlos Téllez Espino (1960), Domingo Mesa Acosta (1961);
Alberto Peraza Ceballos (1961), Antonio Borrego Aguilera (1962);
Jorge Luis Mederos (1963), Daer Pozo Ramírez (1965);
Jesús David Curbelo (1965), José Manuel Espino
(1966), Alexis Díaz Pimienta (1966), Alberto Garrido
Rodríguez (1966), Carlos Esquivel Guerra (1968),
María de la Nieves Morales (1969), Odalis Leyva Rosabal
(1969), Yamil Díaz Gómez (1971) y José Luis
Serrano (1971).

Respecto al movimiento poético gestado en la
provincia de Holguín se puede afirmar que éste
ganó en organicidad a partir de la creación por el
Sectorial Municipal de Cultura del Premio de la Ciudad en 1986,
el trabajo de difusión de la obra de autores locales
realizado por las revistas Ámbito y
Diéresis, la fundación del Centro
Provincial del Libro y la Literatura en 1990 y luego en el
año 2000 de la Promotora Literaria Pedro Ortiz en honor al
escritor holguinero y la cohesión, por esos años,
del movimiento de talleres literarios.

Posterior a 1986 se hizo visible un núcleo de
decimistas en el que fueron descollando los nombres de Gilberto
Cruz Rodríguez (Velasco, 1937), autor de Sobre un
viento de recuerdos
(1990), del sonetario
Vibraciones (1990) y de Transeúntes del
tiempo
(1992), un poeta que señaló el
nacimiento de ese instante cristalizador con su cuaderno
Motivos (1988); Francisco García Benítez
(Holguín, 1913-1988), autor del volumen
Minidiccionario en décimas, también
publicado en 1988; Orlando Carballosa Román (1940-1988)
quien no llegó a publicar libros pero recibió
Primera Mención en el Concurso territorial
Cucalambé en 1988; José Luis Moreno del Toro
(1943), autor de Violeta ya no vive aquí (2003);
Ramón Acosta Almaguer (Buena-ventura, 1944), quien ha
publicado Con permiso de Dios (2003); Arsenio
Valdés Bruceta (Gibara, 1946), autor de A la vuelta
del tiempo
(1988) y Una historia por contar (1991);
Claudio Concepción Pérez (Banes, 1947), quien ha
publicado El camino de Teseo (2001) y Los motivos de
mi canto
(2003); Reina Sánchez Corrales (San
Germán, 1949), autora de Una mujer terrible
(1992); Luis Caissés Sánchez (Holguín, 1951)
quien ha incluido décimas en su obra para niños,
como en el volumen titulado Cuentos como flores y cantos para
raíces
(1994); Ramón M. Rodríguez
(Buenaventura, 1952), autor de En el lugar de los que
aman
(1990); Quintín Ochoa Romero (Holguín,
1952), autor del decimario inédito Desfamilia;
Germán David Fournier Cuesta
(Guantánamo,
1953), autor Acuarela de las nubes (2002); María
Josefa Reyes Hidalgo (Velasco, 1954), autora de Vuelo de
guitarras
, Mención en el Premio de la Ciudad de 1993,
que se publicó en la antología Fiesta de
espinelas
(1993); Miriam Peña Leyva (Santiago de
Cuba, 1956) autora de Mar de sueños (2007);
Agustín Serrano Santiesteban (Velasco, 1958), quien
publicó, en 1995, su antología mínima:
Instantes en la memoria y recibió el Premio
Nacional Cucalambé 1996 por su libro Sitios de la
voz
(1997); Rolando Bellido Aguilera (Báguanos,
1958), autor del cuaderno de décimas Sencillas
reincidencias (s.f);
Alberto Lauro Pino (Holguín,
1959), autor de los libros para niños que incluyen
décimas Los tesoros del duende (1987) y
Acuarela (1990); Miguel Ángel Martínez
Sarduy (Mayarí, 1961), quien publicó el poemario
Los miedos en el aire (2002); Agustín Labrada
Aguilera, (Holguín, 1964), autor del decimario Viajero
del asombro
(1991); Roberto Frutos Rojas (Holguín,
1964) poeta interesante que no ha publicado aún libros de
décimas; el ya mencionado Daer Pozo (Buenaventura, 1965)
autor de Memoria y paisaje (1990), Elogio del
caminante
(Premio de la Ciudad, 1990) y Testamento,
cuaderno del que se publicó una selección en
Fiesta de espinelas; Alberto Enrique Figueiras (Banes,
1967), poeta que ha aparecido en varias antologías pero
tampoco ha publicado décimas; Freddy Camilo Morffe Fuentes
(Holguín, 1969), autor de En la catedral del
tiempo
(1994), Arpa y hoguera (1999),
Antología cósmica de Freddy Camilo Morffe
(2000) y me lo contó un duendecillo (2008);
César Ohílder García Ávila (Janata,
1969), autor de En el carrusel de los sueños
(2003); José Luis Serrano Serrano (Uñas, 1971),
autor de El mundo tiene la razón (1996) en
coautoría con Ronel González, Bufón de
Dios
(1997); Aneurisma (1999); Examen de
fe
(2002), La resaca de todo lo sufrido (2003)
también en coautoría con Ronel González,
Los inquilinos de la Casa Usher (2005), El yo
profundo
. (2005) y Tráfico de influencias
(2012).

Otros autores del movimiento decimístico
holguinero de los últimos años son: Yunior Felipe
Figueroa (Cacocum, 1977), autor de Con esta leve
oscilación del péndulo
(2000), El
difícil color de la inocencia
(2004) y Escritos
demenciales
(2005); Kiuder Yero Torres (Santiago de Cuba,
1977), autor de Toda la sombra (2005); son Karina Mora
Sánchez (Nicaro, 1985) quien publicó en 2011 el
folleto de décimas Palabra oscura (2011) y
Elizabeth Reinosa Aliaga (Bayamo, 1988), autora de de En la
punta del iceberg
(2011).

En sentido general, los rasgos de la décima que
actualmente se escribe en Cuba, según las investigaciones
realizadas por el propio Ronel González, y aceptadas por
algunos poetas y estudiosos de esta variante poética,
pueden definirse del modo siguiente:

  • Ruptura respecto a la tradición del canto a
    la naturaleza cubana.

  • Intelectualización del discurso.

  • Profuso empleo de encabalgamientos.

  • Manifiesta voluntad de renovación en lo
    referido al par dialéctico contenido /
    forma.

  • Preocupación por eliminar virtuales fronteras
    entre el verso libre y el rimado.

  • Búsqueda de elevadas intensidades
    líricas.

  • Subrayado interés por reflejar las
    circunstancias sociohistóricas del país con una
    visión totalmente desprejuiciada. (González
    Sánchez, Ronel; 2004: 73-112.)

Por tales razones, la obra de Ronel González
Sánchez no puede verse fuera de esos senderos
estéticos porque además se trata de una de las
voces más representativas.

Según Roberto Manzano, en el prólogo
inédito a su último libro titulado Embalaje
para enseres estándard:

Ronel González tiende a priorizar la palabra
antes que la imagen: […] el gusto por la palabra alcanza
un verdadero festejo. La esdrújula, el neologismo, el
epíteto conceptual, el vocablo acarreado de zonas
élites, la enfática enunciación se
incrementan y realzan. El lenguaje oculta reminiscencias
estilísticas de cierta estirpe cubana y latinoamericana, y
cruzan por el fondo los espectros de Boti, Herrera y Reissig,
Lugones, León de Greiff… Escapa al galope de la
décima ortodoxa, torna aceleradamente a sus ocho decenas
silábicas, calienta sus contornos con fuelles
polimétricos, los sincopa con duras pinzas: el lector
entrenado capta que lo compositivo palpita con sístoles y
diástoles dinámicos. A pesar de las violencias, no
hay brincos en la velocidad de consumo. Son naturales ya en sus
piezas los rozamientos entre lo métrico y lo oracional que
se inauguraron en los finales de los ochenta y principios de los
noventa. (Manzano, Roberto; 2012)

Definiciones y comprensión puntual de su obra en
décimas que involucran la creación del poeta con
una ferviente invasión en el campo de la escritura rimada
llevada a cabo por la hornada más reciente de decimistas y
en general de poetas de la Isla.

1.2.- Estudio de la creación en décimas
de Ronel González.

Después de haber comenzado a escribir
poesía a la edad de ocho, cuando cursaba el tercer grado
en la Escuela "Expedicionarios del Corinthia" del municipio de
Cacocum se incorporó en 1984 al taller literario municipal
"Miguel González Miranda" que funcionaba en la biblioteca
de la localidad.

Sus primeras décimas aparecieron en boletines
mimeografiados que lamentablemente no se conservan, de la casa de
la cultura Gilberto González Rojas y la primera estrofa
octosilábica suya que consta en publicaciones nacionales
es la titulada "Guardafronteras", que apareció en la
revista habanera Verde Olivo, correspondiente al 30 de
octubre de 1986, aunque la que verdaderamente llamó la
atención de poetas y estudiosos fue la titulada
"Infidelidades", publicada en su libro Todos los signos del
hombre
y después en su antología La
furiosa eternidad.

A partir de la publicación de "Guardafronteras"
la obra en décimas del poeta comenzó a aparecer con
frecuencia en numerosas publicaciones seriadas y en libros, como
consta en su biobibliografía "Vivir en la literatura",
preparada por la licenciada Ana Li Pérez (Pérez
Pérez, Ana Li; 2012.); sin embargo un estudio coherente de
esa vertiente principal de su creación no podemos
realizarla hasta la publicación de Algunas
instrucciones para salir del sueño
(Premio de la
Ciudad de Holguín 1991), Todos los signos del
hombre
(Premio de la Ciudad 1992), Dictado del
corazón
(Premio de la Ciudad 1993), Rehén
del polvo
(Premio de la Ciudad 1994), Incendio y otras
historias
(libro de poesía que también
contiene décimas y que recibió el Premio de la
Ciudad 1994) y El mundo tiene la razón (Premio
Nacional Cucalambé 1995, coescrito con el poeta
José Luis Serrano y publicado en 1996).

La furiosa eternidad (2000)

Selección de sus décimas escritas entre
1985 y 1995, con este volumen Ronel González fijó
el texto correspondiente a su primera etapa creativa, que
incluyó no sólo la publicación de cinco
libros, sino la anterior escritura de cientos de estrofas en
libretas colegiales eliminadas por el poeta al ir a vivir a la
ciudad de Holguín el 10 de octubre de 1992, de manera que
la mayor parte de las décimas que hizo en el
período nacieron en Cacocum, su pueblo natal, y en la
ciudad de Santiago de Cuba, donde estudió la licenciatura
en Historia del Arte entre 1989 y 1994.

Poetas e investigadores como Adolfo Martí
Fuentes, Virgilio López Lemus, Nieves Rodríguez
Gómez, José Luis Rodríguez Alba, Gilberto
Cruz Rodríguez, Eugenio Marrón Casanova, Renael
González Batista, Gilberto Cruz Rodríguez, Carlos
Jesús García, José Luis Moreno del Toro,
Waldo González López y Jesús Fuentes Guerra,
habían sido miembros de los jurados del género
décima en el Premio de la Ciudad de Holguín que
habían reconocido los cinco títulos de
González Sánchez, y Waldo González
López, nuevamente Virgilio López Lemus y
Jesús Fuentes Guerra formaron parte del jurado que
otorgó en 1995 el Premio Nacional Cucalambé a su
sexto libro de décimas, nombres de prestigio en las letras
nacionales que contribuyeron con el conocimiento y reconocimiento
de la obra del poeta antes de la publicación de su volumen
de aparición tardía en el año
2000.

Por esta época las características
más sobresalientes de las décimas de R.G.
están relacionadas con una voluntad de renovación
que no abandonará su producción poética
posterior, búsquedas de índole formal y conceptual,
experimentaciones con los encabalgamientos, las separaciones
estróficas, la diversidad métrica, la
puntuación, los juegos lexicales, el empleo de los tropos
y las figuras retóricas y, por supuesto, la creciente la
inclusión de referencias culturales en consonancia con los
estudios y las lecturas realizadas por el joven artista de la
palabra.

Tempranamente influido por la gran poesía
española y la literatura en general, el cine, el teatro,
las artes plásticas universales, sus lecturas iniciales de
libros filosóficos, las canciones de la trova tradicional
y la nueva trova cubanas, el poeta que publica en el 2000 La
furiosa eternidad
, es un autor que ya está en pleno
dominio de la estrofa y en sintonía con los resortes
líricos de la Isla, con una sustancia poética que
invoca la gran tradición insular de la elegía,
donde los nombres de José María Heredia, Luisa
Pérez de Zambrana, Julián del Casal, José
Martí, Manuel Navarro Luna, Jesús Orta Ruiz, entre
otros, le han permitido identificarse con un modo
auténtico de decir, en una estrofa donde resulta
difícil poseer lo que se llama en literatura el estilo
poético.

Desde la décima seleccionada como pórtico
de La furiosa… titulada "Muchacho, tú no
eres yo", el autor deja entrever su identificación con las
tendencias clásicas de la poesía lírica que
denotan la interiorización del yo y el hecho de dar rienda
suelta al caudal de los sentimientos y las reflexiones. A partir
de esta estrofa se crean nexos directos con un sentimiento de
índole nihilista, negador de la plenitud de la existencia,
emoción que acompaña de una manera u otra la mayor
parte de los textos escritos en esta etapa por R.G.

Muchacho, tú no eres yo.

A mí nadie me conoce.

Yo soy de la luz un roce

confundido que invadió

tu mirada pero no

pudo salvarte.

Yo era

tu sombra gritando fuera

de espacio y tiempo.

Yo vine

pero la vida es un cine

cerrado ¡y de qué
manera!

Es notable la pesadumbre que acompaña al sujeto
lírico a lo largo del libro. A partir de una visión
polémica, inculpadora de los efectos que produce la
realidad sobre el individuo, esta poesía es resultado de
la incidencia incompleta y negativa de una personal
cosmovisión que se desborda en el texto escrito para
ofrecer al lector un caprichoso lienzo en el que las esperanzas
del hombre son una idea totalmente excluida.

La infancia, el amor, la fe y la muerte son los
tópicos sobresalientes de La furiosa eternidad,
que a su vez se subdivide en cuatro secciones o capítulos
para acoger las elecciones realizadas por el autor en
función de su posicionamiento estético.

Aquí es evidente la relación
autodestructiva del sujeto lírico con los objetos y
situaciones que crean los estados anímicos y sentimientos,
y en aras de amplificar esas conexiones, el hablante escoge un
tono confesional próximo a las resonancias del libro
Los heraldos negros, de un poeta inexcluíble en
el diapasón de influencias del joven autor como es el
peruano César Vallejo. Veamos el caso del texto titulado
"El asesino" (p. 20)

Después de todo no
aguardo

al niño que entró una
vez

y vio a su madre en la tez

del crimen. Yo me acobardo

cuando me sorprende el tardo

presentimiento. Su cara

resplandece en la mampara

de nuevo, de nuevo.

Estoy

apuñalándola. Soy

espía, verdugo, rara

ensoñación que
dejara

huellas en mí. La
asesino.

Ella cae. Yo adivino

su perfil. Ella se aclara

en la memoria, dispara

dardos al sueño. Delira.

-Yo no la maté. Mentira.

  • ¿Madre, por favor qué
    hora

es? No lo digas ¡
traidora!.

Mi madre ha muerto y me mira.

Elementos de profundo valor simbólico e
imágenes que acentúan el dramatismo del sujeto
lírico dan crédito de la concisión expresiva
del autor, propia de la concentración confidencial
impulsada por lo eminentemente autobiográfico, rasgos
acentuados en esta primera época del poeta debido a
situaciones complejas y en algunos casos devastadoras, vividas
por R.G., relacionadas con su formación como individuo y
con inesperadas circunstancias de su trayectoria
vital.

Al margen de esas características de la
individual manera de decir del poeta y de sus vínculos con
la realidad, en La furiosa eternidad sobresalen poemas
en décimas como "Inventario de carencias", "Mi casa se
halla entre el día y el sueño", "Infidelidades",
"Treno", "La que soñó, la que fue soñada",
los textos escritos en endecasílabos de la orgánica
sección "la oscuridad es un jardín redondo" y los
muy amargas décimas finales "Todo pensamiento lanza un
golpe de dados", "Yo suponía un país" y
"Letanía para un perseguido" que se contraponen a los
criterios emitidos en el prólogo por Virgilio López
Lemus acerca de la relación agónica del sujeto
lirico con temas y motivos, puesto que en el cuerpo
poemático donde el estudioso no ve desgarraduras es
precisamente donde queda plasmada con mayor fuerza el desamparo
del hablante. Veamos las palabras de López
Lemus:

Hay décimas bellas; otras de motivos literarios;
algunas son de experiencia; las más de la
imaginación y del tejido artístico o de
reflexión o divisa filosófica; otras alaban a la
ciudad o son autodefiniciones del ser del poeta… No hay graves
conflictos. No hay elegía, tristeza excesiva,
desgarraduras. Ronel González no disimula su juventud:
canta al amor, que a veces es pleno y otras sufriente, pero sin
borrasca; no ha vivido la angustia, ¿por qué
habría de cantarla…? (López Lemus, Virgilio;
2000: 12).

Inexplicable resulta la valoración del
crítico cuando en realidad se trata de un conjunto de
poemas en los que precisamente quedan resumidos los más
grandes dilemas que vivía el autor: la inadaptación
al medio, el peso demoledor de una infancia poco gratificante, su
relación dificultosa con los seres queridos y el resto de
las personas, su aproximación y enfrentamiento complejo al
tema del amor, las infidelidades, los entresijos de la fe y la
espiritualidad, el suicidio y la permanente
autodestrucción.

¡Cuánto/ morir nos cura el espanto/ de
estar vivos todavía!, se lee en la décima titulada
"Cortos son los momentos de verdadera felicidad en este mundo y
aún les damos el nombre de ilusión y mentira"
(p.79), en franca alusión al Fausto de Goethe, y
en estos versos quedan resumidas las inquietudes fundamentales de
un autor que aspira a la realización expresiva y por otro
es resultado de incapacidades para rebasar la
conflictuación a la que se enfrenta, y contra la que solo
puede blandir las herramientas de su oficio, sin embargo no se
debe obviar que en este nuevo y verdadero "nacimiento"
poético que es La furiosa eternidad, debido a las
intenciones expresas del poeta de que este libro sea visto por
los estudiosos como una especie de libro total de su primera
etapa, quedan señalados los rumbos de la poesía y
la décima futura de Ronel González Sánchez:
una sedimentación expresiva de índole por momentos
escéptica y nihilista ante los fenómenos y procesos
de la realidad y la misma cultura, un hondo sentido introspectivo
y una búsqueda a toda costa de la autorrenovación
contenidista y formal.

En lo que si coincidimos con el prologuista del libro de
R.G. es en el afán del poeta de superar elementos de la
décima que ya estaban inscritos en la tradición de
la escritura estrófica.

Rebasar sin traicionar es una noble misión. Ronel
no lo hace por festinado estilo a la móde, sino
por responsabilidad artística de exploración, de
búsquedas de nuevos senderos, necesarios a toda labor de
poeta legítimo. No quiere ser leído de la forma
tradicional, sino que interpone obstáculos formales para
que el lector entre al texto divisando primero diferencias
estructurales con la décima tradicional vinculada al
empleo popular cubano; en seguida el mismo lector
encontrará que, en esencia, el poeta no fuerza una
"originalidad" a ultranza. Y se descubre que nos enfrentamos a un
"juego", porque al poeta le gusta jugar, como lo hace [en el
texto incluido en Rehén del polvo] "Ciudad de la
nostalgia", que pudo ser escrito por cierto surrealista, que pudo
ser deleite de un autor de un autor de la línea de
Apollinaire, que pudo inspirarse en los poemas estructurales de
raíces mallarmeanas, pero que en fin plantea juegos
combinatorios de las formas; por ejemplo, la estrofa VII requiere
tres páginas para consumarse y rompe en su conjunto con la
fórmula espineliana. (López Lemus, Virgilio; 2000:
12).

La furiosa eternidad responde a las
interrogantes y posibilidades escriturales de un autor que en
breve sería uno de los decimistas cubanos más
notables y también uno de los más
polifacéticos intelectuales de la Isla de la
promoción de poetas nacida posterior a 1960.

Atormentado de sentido. Para una
hermenéutica de la metadécima

(2007)

No hay que temer a ello, ni evadir el riesgo.
Digámoslo sin ambages: Atormentado de sentido. Para
una hermenéutica de la metadécima
es un
poemario difícil, como corresponde a un asunto sumamente
complejo, cuya abundancia de sinuosidades revela, precisamente,
la contemporánea magnitud de sus alcances: los
desafíos del actual momento de la poesía cubana
escrita en estrofas de diez versos.

(Péglez González, Pedro;
2008: 10)

Este es, sin dudas, el libro de décimas de mayor
complejidad desde el punto de vista conceptual, el de mayor
aliento postmoderno y también el más extenso de los
premios iberoamericanos Cucalambé de Cuba.

Dividido en cinco secciones, e integrado por 190
estrofas -excluyendo los poemas en verso libre que inauguran
algunas secciones- el discurso múltiple del hablante
lirico evoluciona desde un autoprólogo del autor para
rebatir la ubicación de su obra como "neomodernista", al
decir del también poeta y crítico Jesús
David Curbelo en un extenso artículo utilizado como
prólogo del decimario Toque de queda, del tunero
Carlos Esquivel Guerra (Curbelo, Jesús David; 2006:12.),
hacia una deliberada diversidad de tonos, temas y formas que
hacen de este libro uno de los más interesantes, incluso
entre los volúmenes de poesía publicados en las
últimas décadas.

Atormentado de sentido; para una hermenéutica
de la metadécima
, parte de un verso de la
transgresora canción "Al lado del camino" del cantautor
argentino Fito Páez, como un ejemplo inaugural de
intertextualidad con otros discursos de las artes y para proponer
la idea del poeta como un ser en persistente búsqueda de
sentidos, comprensiones, significados, etc. que ha llegado al
zenit de sus razonamientos respecto al mundo y a la obra
literaria como totalidad, y que, acosado por sus propias
percepciones, necesita comunicar sus inquietudes, rozando la
propuesta de un manifiesto poético.

Luego, en la enunciación titular del personal
concepto metadécima, paráfrasis y
también ironía respecto a la llamada
metapoesía, o sea, un discurso
octosilábico que es su propio referente, una especie de
décima de la misma décima, un texto que intenta
explicarse desde dentro, que formula una poética
autoexplicativa, sobre todo por el añadido del
término hermenéutica, que es el arte de
interpretar textos para fijar su verdadero sentido, construye y
propone un poemario que muestra cómo también en
décimas se puede llegar a un grado sumo de
experimentación, a una expresión coherente de
conceptos y referencias culturales y, en esencia, a un
conocimiento esencial de la literatura y de la teoría que
la genera.

Valiéndose de los presupuestos de la
ensayística y de sus estudios de la hermenéutica
para su aplicación a la valoración de la
décima, R.G. permite que su libro fluya desde
temáticas inherentes al tránsito vital del hombre y
a la madurez con que se perciben por el poeta. No por casualidad
la propia dedicatoria del decimario a teóricos de la
postmodernidad resulta sintomática (el filósofo
francés Michel Foucault, quien puso en tela tela de juicio
la influencia de Carlos Marx y del psicoanalista Sigmund Freud;
el crítico y semiólogo francés, autor del
Grado cero de la escritura, Roland Barthes, quien
intentó construir una filosofía de la
semiótica; el filósofo francés Jacques
Derrida, acoplado fundamentalmente a la idea de la
deconstrucción textual en estrecha relación con el
estructuralismo; el crítico estadounidense Harold Bloom,
autor del archicitado volumen La angustia de las
influencias
, quien planteó la idea de la obra como un
tejido comunicante e intercomunicante con obras anteriores; y el
escritor y profesor universitario italiano Umberto Eco, famoso
por sus estudios semióticos de los signos y los
significados) es un gesto conectivo de las ideas fundamentales a
desarrollar por el poeta en el volumen y el tópico de los
estudios literarios, críticos, filosóficos que
algunas veces en los textos funcionará como simple
referencia o especie de paráfrasis y, en otras
oportunidades será una parodia, una ironía, una
burla.

La cita del libro, escogida hábilmente y en
función de la idea fundamental, pertenece a la
revolucionaria novela Ulises, del irlandés James
Joyce: "El arte tiene que revelarnos ideas, /esencias
espirituales sin forma. /La cuestión suprema sobre una
obra de arte/ es desde qué profundidad de vida emerge."
Aseveración que da preeminencia a las ideas, a los
contenidos, por encima de las formas y, sobre todo, al hecho de
que éstos conceptos, estas esencias deben provenir de una
relación intensa del creador con lo vital, de
gnoseológicas inmersiones permanentes y bien meditadas a
lo largo de su vida. O sea, R. G. desde el principio insiste en
que la obra, en este caso literaria, y el cuerpo
ideotemático que desarrolle, no nace de la casualidad sino
de las búsquedas constantes y de la reflexión en
aras de rebasar lo establecido, de dar un paso más hacia
la transgresión como sentido de rebasamiento, de necesario
avance, de quiebra de normas y códigos en una actitud
típicamente postmoderna de asunción creativa para
que la décima no siga reducida a la idea de una estrofa
detenida en el exteriorismo del canto a la naturaleza y del
campesino como individuo ancestralmente apegado a la
tierra.

Partes: 1, 2, 3

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