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Aproximación a la obra escrita en décimas del poeta cubano Gonzalez Sanchez (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Precedidos por un poema escrito en verso libre, con la
excepción del capítulo IV que es una décima
en prosa la que da paso a lo demás, la concepción
de este libro parte de los mismos orígenes de la
creación, especie de referencia bíblica al
surgimiento de los seres y a la vez señal de lo que una
vez exánime requiere la presencia del aliento vital para
regresar a la dinámica de la existencia, el poema
iniciático y la décima que inaugura "Nueva
estación" dan fe de un conjunto de ideas que resulta
alegórico respecto a la escritura cubana en
décimas: lo que necesariamente tiene que transformarse
para evitar su aniquilación. Así queda enunciado en
los casi enigmáticos versos […] epifanía.
pulso de un reino que se acaba/ justo en la gran caída
[…] reino de argonautas, / de uno sostenido por la
poesía escrita sobre puertas, sobre la piel,/ como una
honda sajadura. viene la voz que esquiva los objetos/
raídos: multitud de volúmenes para burlar el
hambre/ ancestral, hambre ontológica, hambre
mimética,/ elemental de la ceniza, cicatriz,
tránsito del abandono/ al abandono, tejido de oposiciones,
raíz de la totalidad/ que en vano sugiere interpretar
alquimias, momentos/ de la fecundación. / y, seguidamente,
por una décima acerca de la muerte, reflexión en
torno a lo inevitable de la trayectoria de los seres y, a la vez,
velada preocupación por el estado en que se encuentra la
poesía.

Los textos que siguen en este capítulo
están marcados por la presencia devastadora de la muerte
(tanto la natural como la muerte provocada) y enuncian,
después de una lectura y comprensión en
profundidad, además de sucesos de índole
biográfica del autor, relacionados con familiares muy
cercanos (la madre y el abuelo), un contrapunteo
filosófico, utilizando variaciones de puntos de vista de
los personajes, acerca de motivos tan controversiales como el
crimen, la soledad, el abandono, la culpa, la piedad, la tortura
física y sicológica, la derrota y, finalmente, el
suicidio, no sólo individual sino el que atañe a
los creadores a lo largo de la historia literaria, expresa
conexión de este corpus poético con el entramado de
lo universal.

La segunda sección de este libro, titulada
"Médulas que han gloriosamente ardido", un verso del
clásico soneto "Amor constante más allá de
la muerte", del poeta español Francisco de Quevedo y
Villegas, da continuidad al descendimiento si se quiere dantesco
del poeta en los primeros capítulos del decimario.
Precisamente los versos que preceden a estos nuevos poemas
afirman: " Descender/ en travesía invisible/ a la infinita
celeridad? / al orden?/ […] entrañarse en la
intemperie/ como el que paga un precio/ por anteriores
existencias/ entrañarse/ orfeo / heráclito / dante
/ sin transfiguraciones." (p. 39) Lógica sucesión
de desvalimientos que conectan esta nueva etapa creativa de
González Sánchez con la anterior y que, en este
caso, asume diversos tópicos como son la sobriedad, la
identificación del poeta con la visión perturbada
del ebrio que ha perdido todos los asideros con la existencia
(Textos titulados "Elogio de la sobriedad" y "De codos en el
puente", éste último intertextualidad
explícita con un poema muy conocido del cubano José
Jacinto Milanés); el amor efímero, incompleto y
desolador (décimas "Médulas que han gloriosamente
ardido" que dan título a este apartado significacional del
libro); el desarraigo (poemas titulados "¿Qué hago
yo aquí?, referencia a un verso del poema "El gigante" del
cubano "Rubén Martínez Villena y "Al partir", verso
del soneto del mismo título de Gertrudis Gómez de
Avellaneda) y finalmente un poema que se corresponde con
sentimientos de filiación religiosa o, mejor, de francas
búsquedas ontológicas relacionadas con el
ámbito espiritual: "Carta de un beodo a Pierre Kirilovich
Bezujov", personaje de la trascendental novela La guerra y la
paz,
de León Tolstoi, que vivía
contradicciones parecidas a las que evidencia el sujeto
lírico de este libro.

La tercera sección de
Atormentado… se titula "Apropiarse de todo" y
viene precedida por versos que dan sentido al capítulo:
"descentrar el vacío ontológico/ que condena a los
entes a ser entes/ y no su anulación / mediante el
macrotexto/ edificante / el espasmo global / la sacudida
[…] (p. 61) o sea, el poeta propone, a partir de la
apropiación, concepto muy manejado por los postmodernos,
propiciar una razonamiento diferente y, como resultado, la
sacudida, el nuevo estremecimiento, no la adjudicación
vacía de elementos establecidos sino la
reformulación para propiciar el surgimiento de nuevos
sentidos.

Ahora dos textos escritos utilizando el
endecasílabo "Autodefensa de Cayo Mecenas" e "Historia de
cruzados", reflexiones acerca de la amistad, el desengaño,
la traición y la guerra, funcionan como un gozne entre los
capítulos anteriores y los que siguen, para dar entrada al
tema de la hermenéutica de la estrofa y el estudio de su
devenir.

"Diatriba contra la décima", cuarto
capítulo del poemario, es el más extenso del libro
y el que complica su estructura y la recepción de los
poemas por el amplio registro de resonancias cubanas y
universales que convoca y posee.

En el primer poema, titulado con una aseveración
del gran poeta español de la generación del 98,
Antonio Machado, tomada de su ensayo "Reflexiones sobre la
lírica" (Machado, Antonio; FALTA EL AÑO: 328.) "Lo
peor para un poeta es meterse en casa de la pureza, la
perfección, la eternidad y el infinito. También el
arte se ahoga entre superlativos" (p. 73), el hablante
lírico parte de enunciar la plena conciencia de los poetas
del siglo XXI de una "era intelectiva" opuesta a "la
ínsula intuitiva y errática del comienzo" de la
creación poética para, desde presupuestos caros al
existencialismo insistir en el lugar que ocupa el hombre, y el
poeta en particular, en el cosmos; la visión postmoderna
del creador como una sumatoria de inquietudes del pasado que, a
la vez, con su desaparición abre nuevas interrogantes para
los autores del porvenir:

Dominante dominado

por una trama de citas

sin notas, retomo escritas

frases por mí, en el
pasado.

Soy todos los que han
quedado

vivos en páginas
muertas.

Soy sus odios, sus
inciertas

interrogaciones mudas

y abandonaré esas
dudas

clavadas en otras puertas. (p.
74)

El texto siguiente "El abuso de la literatura" (tomado
de un verso del soneto "J.M" del argentino Jorge Luis Borges)
insiste en el papel del creador ante su época, en su
necesidad de "Fundar una resistencia/ sobre las ruinas del orbe/
[…] para que el inmarcesible/paraninfo escritural/
más que exceso de lo Real/ sea carne de lo invisible." (p.
76) pese a las valoraciones contemporáneas que lo reducen
a un simple buscador o cazador de "intertextos", un pueril
hacedor de "inventarios de olvidadas escrituras".

El próximo poema es todo un estudio escrito en
décimas: "Diatriba contra la décima; ensayo de
reinterpretación" (pp. 77-83), poema donde el autor valora
la historia de la estrofa desde su surgimiento hasta las
tendencias expresivas más recientes. Para ello R.G. lo
hace empleando no sólo la estructura del ensayo literario
con una introducción, un desarrollo, unas consideraciones
finales y una bibliografía acerca del tema, sino que
despliega para nada gratuitas referencias a pie de página
que puntualizan tópicos como el de la recepción del
discurso octosilábico en Cuba, la importancia de la obra
en décimas de José Lezama Lima, poeta mal estudiado
en el ámbito decimístico insular, y para
caracterizar objetivamente los rasgos de la décima escrita
desde finales del siglo XX y principios del XXI. Este texto
culmina con una verdadera declaración de lo que considera
el poeta debe ser la décima del futuro y cómo su
asunción creativa:

La realidad debe ser tornada espíritu. El dolmen
ha de sentir que lo colmen nuestros responsos. Volver a lo
cerrado, acceder enardecidos, no obstante.

Enfrentar el verso errante a la incertidumbre
tétrica, y devolver a la métrica su plenitud
irradiante. (González Sánchez, Ronel;
2007:80.)

El resto de los poemas en décimas de este
capítulo ("Materia cognoscente", "Sobre casas de muertos"
-verso de Fina García Marruz- "Génesis", "Conceptos
por transcodificar", "Taumaturgia", "Anagnórisis",
"Hermetismo suprasensorial", "Confinamientos",
Deconstrucción", "Demiurgo", "Toda perfección es
solitaria", Un promontorio oscuro", "Lápida", "Fundar
sobre la arena movediza", "La ingrávida estructura",
"Deligth", otro texto titulado "Sobre casa de muertos", "Los
viejos mitos" y "La angustia de las intertextualidades"),
amplifican las temáticas enunciadas en los citados al
inicio de la sección y se concentran en torno a
exploraciones propias del estado y el ente postmoderno: la muerte
de los paradigmas, la incertidumbre teórica, la sospecha
ontológica y creacional acerca de que todo ha sido dicho o
revisitado, los problemas provenientes de la misma
epistemología, o sea, de la ciencia de conocimiento; la
visión del fenómeno de la postmodernidad desde los
llamados países periféricos, la refundación
y resemantización poética, la deconstrucción
proveniente del pensamiento estructuralista y semiótico,
y, finalmente, la aparente incapacidad del poeta para instaurar
un nuevo orden espiritual en medio de un caos informativo y
cultural que conspira a favor de la anulación de la
espiritualidad del ser humano.

La última sección del libro de R.G. es la
que precisamente le da título: "Atormentado de sentido",
continuidad de la idea del descendimiento dantesco del poeta para
luego salir a la luz portando los frutos de la plena
realización, tal y como afirma en los versos preliminares
del capítulo: "descender / discurrir/ en lo solar / en el
desierto / entre las sombras/ transitivas que acedan las palabras
/ el ámbito/de y contra lo brumoso/ perceptible en
legiones de espejismos / para sostener/el candelabro/ la rosa de
wells/ el graal." (p.115)

En los poemas titulados "Discurso periférico",
"Espacio interior" y "Atormentado de sentido", el poeta intenta
resolver o al menos plantearse las grandes inquietudes de una
época desde la perspectiva de la fe en que la
creación resulta inevitable y que muchas de las
teorías y formulaciones del momento a la larga
serán abolidos.

En oposición a criterios de estudiosos como el
filósofo francés, representante del posmodernismo,
Jean-François Lyotard, el autor insiste en el sinsentido
de continuar erigiendo paradigmas y en el creciente aburrimiento
de la humanidad ante la avalancha de doctrinas que no resuelven
sus problemas puntuales y, acto seguido, plantea la necesidad de
ahondar en el espectro espiritual, en ese "espacio interior"
largamente pospuesto, dejando sin respuesta un sinnúmero
de eternas interrogantes:

¿Qué es lo profundo?
¿La audacia

aparente o el dominio

ulterior del raciocinio?

¿Qué es lo profundo?
¿La Gracia

concedida o la falacia

del hombre
contemporáneo?

¿El asombro
momentáneo

que nos produce un
requiebro?

¿El corazón?
¿El cerebro?

¿La eternidad? ¿Lo
instantáneo? (p. 121)

Finalmente el libro concluye con una extensa, intensa y
angustiosa visión de conceptos y temas que agobian
profundamente al poeta: la indagación permanente en los
vericuetos que significan los sentidos de su obra y su
estadía en el mundo, su incapacidad para comprender las
esencias que conforman y mueven el universo, tanto el
físico como el creativo; la imposibilidad de desterrar el
dolor, el cinismo de los gobiernos que fingen representar a las
personas desde una perspectiva justa; la casi inexplicable
insistencia del hombre en continuar interrogándose acerca
de peliagudos asuntos existenciales, la presencia
inexcluíble de la muerte física y espiritual y el
hecho de aspirar a una infundada posteridad; el cuestionamiento
de detalles intrínsecos de la obra artística como
la sintaxis, el discurso mismo, el estilo, etc.; la
aspiración a redescubrir y resemantizar lo novedoso y lo
que puede parecer perfecto; la insistente e inútil mirada
del hombre hacia lo que considera erudito, cuando se debe
enfrentar a asuntos de mayor desvelo como es la misma
supervivencia de la especie; las influencias literarias;
cuestiones difíciles del mismo entramado de la obra como
son los signos lingüísticos, las estructuras visibles
y profundas, las sonoridades y rimas y nuevamente el obstinado
acaecer del creador que, en medio del entorpecedor cúmulo
de ideas de una época sigue aspirando a lo imposible.
Véanse las estrofas conclusivas del poema "Atormentado de
sentido" como un resumen de lo anterior, citadas in
extenso
, debido a su importancia para reforzar los
planteamientos de este estudio:

Retórica,
estilística,
hermenéutica:

esdrújulas
semánticas oscuras.

Idiotizada por las
escrituras,

engendra la creación su
terapéutica.

Subsume el esplendor de la
mayéutica,

al hierógrafo, en vanos
tecnicismos.

El texto es un desborde de
guarismos

y el intérprete un reo de
la alquimia.

¿Para qué
pretender una obra eximia

si la saludarán con
eufemismos?

El poeta de hoy siembra
fronteras

que transmutan la
hybris en pastiche

y el crítico en la rima
ve un fetiche

donde ya no susurran las
esferas.

¡Nuevas estrofas para
nuevas eras!

– proclaman adversarios de lo
retro -.

La estanza, ciertamente, no es
un cetro

que el poema total a erigir
vaya,

pero, aunque tenga fin la
ciencia gaya,

a nadie extrañará
que vuelva el metro.

Preguntas. Apotegmas. Signos.
Temas.

Escritura. Traición.
Poder. Psicosis.

Fértil, por obra y gracia
de la gnosis,

el hombre colecciona
epifonemas.

No resuelven sus íntimos
problemas

las palabras, desastres
fugitivos.

De tránsito en el bodrio
de los vivos,

la realidad le dicta que
proteste,

y morirá por ella, aunque
le cueste

abjurar de sus hábitos
gnosivos.

Es el neologismo gnosivos,
precisamente, conjunción de gnosis con nocivo,
quizás el término que mejor resume esta obra por la
bidireccionalidad del discurso, digamos la presencia de lo humano
y lo divino, lo que es obra del conocimiento y a la vez
síntoma de su propia aniquilación, lo que a ciencia
cierta no sabemos si es valioso para el hombre.

Atormentado de sentido; para una hermenéutica
de la metadécima
, finaliza con un poema escrito en
verso libre que guarda estrecha relación con el resto de
los que aparecen en el poemario y remite simbólicamente a
los orígenes, gran metáfora que busca el poeta para
aspirar a la plenitud, al parecer inalcanzable cuando se trata de
la escritura poética.

Al decir del poeta y crítico Roberto Manzano, en
el prólogo de este valioso decimario:

Ronel González es ya conocido entre nosotros por
una abundante producción, de calidad creciente y
renovadora. Con este libro añade una nueva cota a esa
producción, y ofrece un servicio artístico
indudable a la tradición, al entrar a ella con absoluto
desembarazo. […]

La actitud estética presente en este libro ya
tiene cultores de mérito, y está alcanzando a lo
largo del país notables resultados. Él se inscribe
con todo derecho como una de sus piezas más
representativas. (Manzano, Roberto; 2007:11.)

Opinión especializada que resulta esclarecedora y
meridiana en el estudio de este libro y su significación
para la historia de la décima cubana.

Embalaje para enseres standard
(2012)

En la línea ascendente de continuidad y ruptura
que es la obra en décimas de Ronel González
Sánchez, uno de los momentos más significativos lo
representa su poemario Embalaje para enseres
standard.

Inquietante y desestabilizador, como su anterior
volumen, éste libro también está dividido en
cuatro secciones, tituladas "En el Alto cae nieve", "La vuelta en
U", "Estructuras de poder" y "Atmósfera saturada de
solemnidad de la liturgia colectiva" y anuncia la expresa
intención de ruptura desde la inclusión a modo de
preámbulo de una cita del dadaísta francés
Marcel Duchamp que afirma: "Ya es hora de deshacer las
formas… desde lo formal intelectivo." Y tal como notifica
la selección del texto duchampiano, González
Sánchez se dedica a implotar la estrofa, a reescribirla
deformándola y, para decirlo con un término que al
autor le resulta más adecuado, a resemantizarla, al grado
extremo que en Embalaje… no aparece jamás
la estructura tradicional de la estrofa de los diez versos, hasta
el punto de que hace dudar al lector si realmente se encuentra
ante un libro de décimas, independientemente de que el
autor lo presente como perteneciente a este subgénero de
la poesía.

Especie de híbrido, de mixtura de versos rimados,
versos libres, prosas poéticas (y antipoéticas) y
estrofas descolocadas de cualquier clasificación, la idea
rectora del libro parece ser la situada en el primer poema:
"Escribir contra la ruina dogmática./ Clausurar un
ámbito./ Atravesar la enajenante hornacina /que precede a
la neblina creacional./ […] Diluir el trillo
estrófico: carne de antífona en marcha.", enunciado
de una actitud estética que sugiere finiquitar una manera
expresiva y la persistencia dentro de los cotos de la estrofa
para emprender de inmediato otros rumbos
poéticos.

El primer capítulo, "En el Alto cae nieve",
remite hacia los senderos literarios descaminados por el autor,
puesto que los poemas incluidos están muy emparentados con
temas y tonos anteriores. "La olla de leche en el tejado", por
ejemplo, maridaje de verso libre y rimado, establece una
conexión inmediata con elementos biográficos del
poeta, que rememora los tópicos de La furiosa
eternidad,
y de la primera parte de Atormentado de
sentido.
De modo similar ocurre con "Transfiguración
del judío errante" que, independientemente que el sujeto
lírico intenta asumir la personalidad del Premio Nobel de
origen polaco, Czeslaw Milosz, para tratar el tema del exilio y
las vicisitudes que debe enfrentar un transterrado, nos remite al
texto "Al partir" de su libro anterior.

"Otras crónicas del sur", el poema siguiente, si
se lee detenidamente tiene un tono similar al de poemas amatorios
suyos ya conocidos como son "La que soñó, la que
fue soñada" de La furiosa… y
"Médulas que han gloriosamente ardido" de
Atormentado…, con resultados diferentes, claro
está, pero con atributos muy personales del poeta,
evidencia de la conformación de un reconocible estilo en
el panorama de la décima cubana.

"Magnas aberraciones en El Alto", último poema
del capítulo, insiste en el tema del exilio y en las
desgarraduras que éste produce en el poeta. El relato
velado de vivencias muy personales del poeta durante su
participación en la Feria Internacional del Libro de La
Paz, Bolivia, en agosto de 2004, subyace en este texto que
reflexiona acerca de las encrucijadas que debe enfrentar un
creador y un ser humano que emprende el camino de abandonar su
tierra natal, al margen de que las motivaciones estén
relacionadas con el amor. "La nación está en
fragmentos,/ desnuda,/ sobre la cama/ y yo calibro la trama/
carnal de mis argumentos." Poeta que sopesa dos realidades: el
cuerpo de la amada y el abandono de su país,
independientemente de que al final decida, dicho con elegancia y
hondura, sin "regalar" la decisión del hablante
lírico, regresar al sitio de origen. "Ave de nieve, / ave
errante./ Ambivalente sintagma./ La lejanía es un magma
críptico y enajenante./ La lejanía mutante./
Antitético concilio. / Cuerpos que piden auxilio/ cuando
la Paz queda muda. / Y yo, / destierro la duda,/ en las aguas/
del exilio.

"La vuelta en U", sección segunda del libro es
quizás donde el autor se exige mayor "desobediencia" a la
tradicional escritura decimística, porque sólo
aspira a conservar los diez versos de la estrofa (en la
mayoría de los casos ni siquiera conserva la cantidad) y
como indica el título que remite al movimiento de viraje
realizado por un automóvil, representa una bien razonada
infracción del discurso de la décima.

Desde el texto inicial que es una explícita
declaración o toma de posición del poeta respecto a
la frecuente actitud de "hurtar" o de tomar abiertamente versos,
frases e incluso párrafos, porque se trata de un gesto
"postmoderno" aunque contraproducente, en relación con los
modos tradicionales de concebir el poema, "Graffiti bocetado en
la arena por un gladiador" es una referencia o intertextualidad
con las "Palabras escritas en la arena por un inocente" de
Gastón Baquero, y a la vez una especie de caja de
herramientas o texto-guía del resto de los poemas que
integran la sección, asunto que queda contenido en el
subtítulo: "Pre canción de trabajo".

Como figuras u objetos encadenados se van elaborando los
constructos o artefactos que amplían el cuerpo referencial
hacia el tratamiento del arte como serialización y, por
consiguiente, como objetos kitsch o antiartísticos,
elementos vistos por el sujeto lírico como parte
indubitable de la aniquilación del hombre y, por ende, de
la derrota humana ("Testifican paisajes opulentos").

Semejantes a "enseres" exhibidos en una feria de
artesanía, muestra el poeta sus criaturas o artificios que
disponen sus estrategias para la supervivencia, los asesinos en
serie que "Ante el escándalo de la pantalla táctil
ya no consiguen impresionar a nadie." ("Futurist asylum"), los
poetas que urden la obra destinada al consumo como una
mercancía más ("Oda a José Ángel
Buesa"), los frívolos y oportunistas métodos
empleados por algunos para fabricar poemas a tono con sectores
light del público lector de la crítica
contemporánea; los escritores que se aferran a la idea de
intentar no provocar ningún tipo de emoción en sus
destinatarios; la conciliación o paralelismo de
ámbitos donde interactúan artistas "de clase" con
vagabundos (sin privilegiar a ninguno), la reflexión
cínica acerca de una realidad que se indefine y es
entrepretada de acuerdo con la sedimentación cultural que
posean los espectadores, la ambigüedad de circunstancias que
pueden desequilibrar o perjudicar permanentemente al
sujeto-objeto de encontrarse sencillamente en el sitio
equivocado; el hermetismo de las falsas apariencias, las cosas
que parecen o se empeñan significar lo que en realidad no
son; el entrecruzamiento referencial de la obra artística
visual y el relato del proceso de montaje; el inmovilismo de
personajes y situaciones desagradables que aparentan otros
sentidos; la formulación o comprensión de lo real
como posibilidad artística permanente para ser
transformado en cualquier tipo de obra sin que sea determinante
el género; el vademécum contentivo de los pasos a
seguir para fabricar una estructura sólida como son un
puente o un rascacielos; las instrucciones un tanto absurdas para
proceder al desmontaje de una torre (en este caso la
invención del pintor y escultor ruso Vladímir
Tatlin); nuevamente el paralelismo entre la obra de un artista
plástico universal y otro desconocido que debe apelar a la
comercialización de obras serializadas como medio de vida;
la minuciosa descripción de los procedimientos para
degollar una res; la reflexión puntual acerca de la
cría del ganado porcino como opción de
supervivencia; el tratamiento del tema del dolor desde la
perspectiva de las ciencias médicas; la observación
de una enfermedad específica (sialorrea o
hipersalivación) y, finalmente, la concordia entre el
eterno tema de la creación con una teoría
proveniente de la física y la cosmología
("Predicciones clave de la Cosmología del Estado
Estacionario de Bondi, Gold y Hoyle").

El tercer capítulo de Embalaje…
es el titulado "Estructuras de poder" y acoge un extenso poema
dividido en XXII apartados o cantos, acerca de múltiples
tópicos que subrayan el distanciamiento cada vez mayor del
hablante respecto al mundo estructural de la décima que le
había sido cotidiano.

Texto que se va armando en fragmentos de diez versos sin
rima, enuncia el concepto del "Poema Estado", especie de
organismo viviente capaz de contener al Todo y a la vez de
atomizarlo: "En el Poema Estado/ incesantes reflejos inmovilizan/
la autonomía del lenguaje./ La quietud transubstancia
referencias/ que emergen irrestrictas/ y se explayan hacia la
confusión simbólica." Expresión cercana a
autores que aspiran a que toda su obra integre un cuerpo
único, donde cada partícula cumpla una
función y sea insustituible para la comprensión de
la totalidad que es la poética del autor.

"Estructuras de poder" remite al orbe ideológico
del filósofo Michel Foucault y a la recurrente
reinvención poética del universo, obsesiva idea de
los creadores de poesía que también ocupa un sitio
privilegiado en la cosmovisión de Ronel González, y
en la que insiste en este libro maduro y tenazmente reformulador
como se lee en los versos del quinto apartado del fragmento XV:
"Urdir los misteriosos artefactos/ con el desamparo del primer
alquimista. / Aspirar a un sentido/ hasta en la necedad/ de
disponer los espacios en blanco. / Devolver el logos al origen/
sin culpabilidad. / Viajar hacia la noche/ para intuir el salmo/
que despierte a la esfinge".

La cuarta y última sección del libro,
titulada "Atmósfera saturada de solemnidad de la liturgia
colectiva", es un planteamiento aparentemente sin relación
con los textos que integran el capítulo, sin embargo en
ese distanciamiento virtual del sujeto lírico, en ese
extrañamiento, radica la intencionalidad del autor, que se
sitúa ante los procesos y fenómenos del ambiente
con la actitud del demiurgo que nombra, fija y establece sus
cotos de comunicación, como si constantemente emitiera sus
juicios desde afuera de la condición lírica, desde
la frialdad de un observador que simula no
involucrarse.

Tanto en este apartado significacional como en la
mayoría de los textos que conforman el libro, según
el poeta y crítico Roberto Manzano:

Hay, extrañamente, como una actitud
antilírica, que es paradójica. Se ponen en solfa
algunos dioses poéticos. Se revierte el lenguaje de la
contracultura metropolitana. Hay rupturas, superposiciones,
simultaneísmos, promiscuidades de lenguajes. Siempre se
huye del sentido de la belleza, y triunfa la cultura escrita
sobre la oral. Las palabras ya han perdido su brevedad originaria
-como en pan, sol, luz, mar-: son parasintéticas, de
múltiples raíces, fuertes articulatoriamente,
largos conceptos comprimidos. La relatividad, en todos los
sentidos, alcanza una apoteosis. Hay una estética
implícita contra la estética del cuerpo, el
realismo visceral de hoy. (Manzano, Roberto;
2012.).

En esta sección nuevamente se asiste a la
visión del surgimiento de la creación
poética, tema reiterativo en este poemario que funciona
como una especie de leit motiv. Desde "Un enrarecimiento
desvelante que llega sin palabras. /Un prosódico desdecir/
que libera el sobrescripto/ sin haber cometido la escritura." del
poema inicial "The nullity: círculos de diálogo",
que culmina "para que, al embestir contra sus límites,/ lo
inesencial encarne en permanencia."

Poemas escritos en endecasílabos blancos, aunque
ocultando la métrica detrás de una estructura que
se ofrece al modo del verso libre o poemas en prosa como en el
caso de "Deshacer escritura", "Fractales: esquemas del caos" y
"Lectura posmétrica de la ensoñación",
modulan la intensidad expresiva, insisten en la idea de la
disolución estrófica y son el preámbulo del
extenso poema final.

Por su parte "Calle Real" es un extraño
compendio, que a veces roza el hermetismo, de las principales
ideas de Embalaje para enseres standard, y como un
megamanifiesto poético y decimístico que combina
versos rimados y libres, en sus tres partes "Antífona
individida: doctrina gálica", "Claudicación de la
Escuela de Nápoles" y "El Lébano. Métrica en
relatividad especial", traza y define los senderos más
hondos de la obra de R.G.

Este texto discurre a partir del relato de la personal
asunción de la historia de las estrofas con una
incorporación de elementos biográficos, ideas
generales acerca de la génesis de la obra y concepciones
acerca de cómo estima el autor que ha de ser el verdadero
acto creativo, sin contraproducentes inclinaciones hacia la
subjetividad, como ocurría, por ejemplo en La furiosa
eternidad
. Ahora el poeta, en una nueva apreciación
del arte y de la poesía, se replantea la totalidad desde
otra perspectiva: "Anular el yo sombrío y ser ente
visionario/ que, bajo un risco precario, advierte el cauce del
río. / Privarle al estrellerío, no su índole
anchurosa,/ sino la menesterosa brizna,/ y ponerla a oscilar/ en
el sereno telar de la energía misteriosa.

La segunda parte "Claudicación…" retoma
los rumbos trazados por el criollismo decimonónico de las
letras insulares y la tradición del canto a la naturaleza
para reelaborar conceptual y lingüísticamente tales
preceptos, en franca actitud reescritural y negadora de una
sedimentación que no siempre fue auténtica ni
valedera desde el punto de vista artístico.

"Claudicación…" entraña una actitud
dual: propone airear una zona importante de la poesía
escrita en Cuba y, a la vez, el destierro, la anulación
definitiva de la misma. Utilizando el lenguaje de esa
poética socorrida por dignos representantes como
José Fornaris, Juan Cristóbal Nápoles
Fajardo (El Cucalambé), Joaquín Lorenzo
Luaces, José Jacinto Milanés y otros continuadores
del siglo XX como Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí)
el autor sobrecarga sus versos de tropos, figuras literarias y
neologismos, y pasa conscientemente del ditirambo de una
práctica literaria a la hiperbolización de la misma
de lo que resulta un enrarecido y desestabilizador entramado que
conceptualmente se clarifica en las estrofas finales:

Hierve, expresión sibilina,
adénsate lengua ubicua

que no truecas por oblicua la
incognitez de la ruina.

Prepostera la hornacina en su
pabellón enteco,

y extrae del recoveco anodino la
mayólica

que centuplica, simbólica,
las magnas cifras del eco.

Cuerpo poemático, aleja lo
que busca historizarse,

lo que se delata al darse, lo que,
en dejadez, no deja.

Si el páramo se refleja en
ti, que se desconcierte;

y que, de una vez, deserte el
íntimo anecdotario

que entraña el itinerario
discursivo de la muerte.

La tercera y última sección
"El Lébano. Métrica en relatividad especial", al
decir de su autor:

Es simplemente el final del viaje, un camino recorrido
al revés, desde el orden hasta el caos, un
metafórico trayecto en sentido contrario a la
lógica y al génesis bíblico, especie de zoom
back expresivo desde lo existente hacia el minuto anterior al big
bang. Esto es una reformulación de la totalidad para
volver a los orígenes, como han aspirado los poetas de
siempre, para tornar a un estado de inocencia precreativa donde
el hombre vuelve a realizarse las más grandes preguntas
respecto al lugar que ocupa en el cosmos y el sentido
íntimo de las cosas. (Salazar Rodríguez, Saily;
2012.)

Incluido en la selección Cuba y la noche;
antología de poesía cubana,
publicada en
INTERNET por Patricia Mc Cain y Orlando Desiré, "Calle
real" es uno de los poemas más representativos de la obra
de R.G. escrita en los últimos años. (Mc Cain,
Patricia y Orlando Desiré; 2012)

A modo de resumen, según palabras del poeta
Roberto Manzano:

La obra poético-decimística de Ronel
González ha incorporado ganancias temáticas y
estilísticas que han de ser referidas por su indudable
contribución. La primera de ellas, entre otras, es la
deformación topológica del poema-décima para
que penetre en zonas desconocidas, actitud de búsqueda que
contribuye a probar las posibilidades de los bordes, área
especial donde los sistemas se definen. Al ser la décima
juzgada como artefacto periférico desde los espacios de
poesía que se consideran ellos mismos canónicos, la
rebeldía intrínseca de Ronel González
acentúa su enriquecimiento con experiencias
disímiles, algunas de ellas con frutos que ya resultan
evidentes. Junto a otros creadores de energía,
emancipadores de la escritura en décimas -por
consiguiente, de todo el campo escritural, que entonces resulta
más extenso-, ha cumplido su faena instrumental desde una
gran marginalidad axiológica. Los resultados se encuentran
a la vista de quien desee contemplarlos en la rica secuencia de
sus libros. (Manzano, Roberto; 2012.)

CAPÍTULO 2:

Estudio de la
creación en décimas para
niños de Ronel
Gonzalez Sanchez

Uno de los llamados subgéneros literarios es la
literatura para niños y jóvenes, creación
que, si bien durante un tiempo fue minimizada o vista al margen
de la literatura escrita para adultos, ya desde finales del siglo
XX y principios del XXI ha ido ocupando un lugar de preferencia
tanto por escritores como especialistas y lectores en
general.

Una de las vertientes de la creación dedicada al
público infantil es la poesía para niños,
especie de "subgénero de subgénero" que en Cuba ha
tenido ilustres representantes a partir de la obra de José
Martí Pérez (1853-1895) quien sin dudas es la voz
más importante del siglo XIX cubano.

Autor del Ismaelillo (1882), la revista La
Edad de Oro,
publicada en Nueva York, entre julio y octubre
de 1889 y de Versos sencillos (Nueva York, 1891), este
último un libro que no fue pensado para los niños,
pero que a la larga se convirtió, junto a La Edad de
Oro,
en el libro infantil por excelencia de la
creación martiana, el Maestro señala en la Isla el
nacimiento de la poesía dedicada a los más
pequeños, sobre todo por sus textos "Dos milagros", al
decir de Ronel González en el artículo
"Aproximación al cuento en versos para niños: una
mirada desde Cuba":

[…] uno de los cuentipoemas más
breves de la literatura cubana, "Los dos príncipes" y "La
perla de la mora", [que ] pueden citarse como el gran nacimiento
del cuento en verso cubano para niños, aunque sin dudas el
texto más representativo de ese momento iniciático
lo es el monumental "Los zapaticos de rosa", incluido en el No. 3
de la revista, correspondiente al año 1889.
(González Sánchez, Ronel; 2012.)

Precisamente dentro del panorama de la poesía
para niños cubana se incluye la obra de Ronel
González Sánchez, quien ha unido su conocimiento de
la décima y en general de las estrofas clásicas a
la praxis de la creación poética y a su
concepción de la literatura hasta ser uno de los
más connotados artífices en la escritura y la
investigación de la estrofa nacional.

2.1. Antecedentes y entorno de la poesía para
niños en Cuba y en Holguín

El siglo XX y, en particular, el período que
comenzó en 1959 con el triunfo de la Revolución
Cubana es el más fértil en la creación
poética para niños.

A grandes rasgos los autores más significativos
de esta época, según el propio González
Sánchez, en su artículo citado "Aproximación
al cuento en versos para niños: una mirada desde Cuba"
(González Sánchez, Ronel; 2012.) son: el Poeta
Nacional Nicolás Cristóbal Guillén Batista
(1902- 1989), autor de Por el mar de las Antillas anda un
barco de papel
(1977); Adolfo Menéndez Alberdi
(1906-1987), autor de Juegos de Islasol (1974),
Libro de las jueguinvenciones (1974), Zona del
canto
(1980) y Como el aire de luz (1980), la muy
conocida Dora Alonso (1910- 2001), la autora cubana para
niños más traducida y publicada en el extranjero y
la que cuenta con mayor número de ejemplares. Dora Alonso
dio a conocer el clásico poemario Palomar (1979),
uno de los libros para niños más significativos de
nuestra literatura; otra autora significativa es la poetisa,
crítico y ensayista Mirta Aguirre Carreras (1912- 1980) a
quien debemos el poemario para niños Juegos y otros
poemas
(1974) que cuenta con varias reediciones; el gran
poeta cubano, miembro del Grupo Orígenes (1944-1956)
Eliseo Diego (1920- 1994) autor del espléndido cuaderno
Soñar despierto (1988); Adolfo Martí
Fuentes (1922- 2002), quien publicó en 1985 Libro de
Gabriela;
David Fernández Chericián
(1940-2002), quien dio a conocer varios poemarios entre los que
resaltan Caminito del monte (1979),
Dindorolindo (1980), Uno, dos y tres (1984),
Rueda la ronda (1985) y ABC (1987); Julia Lydia
Calzadilla Núñez (1943) autora de Cantares de
la América Latina y el Caribe
(1981) y Los
Pequeños Poemas de Abuelo Cantarín
(1989);
Excilia Saldaña Molina (1946- 1999) autora, entre otros,
del muy conocido libro de poesía y prosa poética
para niños La noche (1989); el poeta e
investigador Emilio de Armas (1946), autor de Junto al
álamo de los sinsontes
(1989); Waldo González
López (1946), autor de Donde cantan los
niños
(1983), Jinetes del viento (1989),
Libro de Darío Damián (1995) y Voces
de la querencia,
2004; Aramís Quintero (1948), quien
ha dado a conocer hasta la fecha numerosos libros para
niños entre los que se mencionan los poemarios
Días de aire (1982), Maíz regado
(1983), Fábulas y estampas (1987),
Imágenes (1997), Oh tiempo (1998) y
Rimas de sol y sal (2002); Antonio Orlando
Rodríguez (1956) el autor de Mi bicicleta es un hada y
otros secretos por el estilo
(1993, 1997, 2000) y El
rock de la momia y otros versos diversos
(2005).

Otros autores recientes significativos del panorama de
la poesía para niños en Cuba son Erick
González Conde (1961) autor de Machacando
almendras
(2007); el pinareño Nelson Simón
González (1965) autor de En el cofre de un pirata
(1996) y Maíz desgranado (2003) y el matancero
José Manuel Espino (1966) autor de Barco de
sueños
(1991, 1995), El cartero llama tres
veces
(1992, 1996), Laberinto (1998), El libro
de Nunca-Jamás
(2003), etc.

Holguín también ha sido un territorio
fértil para la poesía para niños,
destacándose, en orden cronológico, los autores
Carmen del Pilar Serrano Coello, una holguinera nacida en Sagua
de Tánamo en 1939, radicada en la capital del país
y autora de Una paloma de espuma (2008); Arsenio
Valdés Bruceta (Gibara, 1946), autor de Una historia
por contar
(Eds. Holguín, Col. Antología
mínima, 1991 y Col. Comunidad, 2001); Luis Caissés
Sánchez (1951), quien ha publicado Cuentos como flores
y cantos para raíces
(1994) y De pan y
canela
(2010); Claudio Concepción Pérez
(Banes, 1947), autor de Los motivos de mi canto (Eds.
Holguín, 2003); Quintín Ochoa Romero
(Holguín, 1952), autor de Cofre de estrellas
(1992); Fernando Félix Doimeadiós Cuenca
(Holguín, 1952) quien ha publicado hasta la fecha el
poemario para niños Juguetes de niños que
sueñan despiertos
(2007); Germán David
Fournier Cuesta (Guantánamo, 1953) quien publicó
Acuarela de las nubes en el 2002; la santiaguera
radicada en Velasco desde hace muchos años Miriam
Peña Leyva (1956), autora del folleto Mar de
sueños
(2007); Agustín Ramón Serrano
Santiesteban (Velasco, 1958), quien ha publicado hasta ahora el
poemario para niños Había otra vez (2001);
Alberto Lauro-Pino Escalante (Holguín, 1959) autor de
Los tesoros del duende (1987) y Acuarelas
(1990); María Luisa Pérez López de Queralta
(Guantánamo, 1967) autora de Los viajes del
velero
(2001); Freddy Camilo Morffe Fuentes (Holguín,
1969) autor de me lo contó el duendecillo (2008)
y, finalmente, César Ohílder García
Ávila (Holguín, 1969), autor de En el carrusel
de los sueños
(2003).

Las características de la poesía para
niños que a la altura del siglo XXI se escribe en Cuba,
según los resultados de investigaciones de Ronel
González que dio a conocer en la localidad tunera de
Puerto Padre en su conferencia ""La poesía para
niños en Cuba en el nuevo milenio", son:

1.- Empleo de intertextualidades a partir de la misma
literatura para niños u otros temas del arte y la cultura
en general. La mirada del poeta para niños se abre hacia
zonas poco exploradas de la realidad, la cultura y la ciencia
como los descubrimientos científicos, las computadoras, la
era de INTERNET, el correo electrónico, los videojuegos,
etc.

2.- Uso frecuente del humor y el absurdo, y
énfasis en el sentido lúdico de la obra de arte, a
partir de búsquedas semánticas,
lingüísticas y estructurales.

3.- Apertura temática hacia tópicos que no
eran frecuentes en el discurso tradicional sino más bien
provenientes de la narrativa, el teatro y el cine: conflictos
familiares, inadaptación social, la soledad, la muerte,
etc.

4.- Menor recurrencia al lirismo, propio de la
poesía para niños de décadas
anteriores.

5.- Despego en buena medida del sentido moralizante de
gran parte de la poesía para niños precedente
(décadas del 60, el 70 y parte de la del 80 del siglo XX).
No se obvia la función educativo-formativa de la
poesía para niños, pero ésta se vuelve menos
explícita en el discurso, queda más velada en el
entramado formal y contenidista de la obra, más disimulada
por la estética y la expresividad del texto.

6.- Manifiesta voluntad de ruptura respecto a los modos
tradicionales de concebir la poesía para niños,
fundamentalmente relacionados con la forma.

7.- Reincorporación consciente y creativa del
imaginario universal de la poesía para niños al
contexto cubano: brujas, duendes, hadas, seres
mitológicos, criaturas folklóricas, etc.

8.- Empeño en aproximar la poesía para
niños al discurso secuencial, lógico, fabular de la
narrativa. Reaparición del cuento en versos con elementos
bien definidos del texto en prosa y más alejados de la
estructura y la expresividad poéticas.

9.- Interés creciente de los creadores de
literatura para niños por el fenómeno del mercado
internacional de este género, aunque en general es
tímida esa visión, debido a la escasez de puntos de
contacto con el movimiento literario extranjero y a la
desinformación. (González Sánchez, Ronel;
2012.)

2.2. La poesía para niños de Ronel
González Sánchez.

Precisamente en la poesía para niños
obtuvo el poeta el primer resultado relevante de su trayectoria
artística al recibir Primera Mención en el evento
provincial "Literatura 86", antesala del premio de la provincia
Holguín. Con un cuaderno sin título, según
consta en la información publicada en el periódico
¡Ahora! (Otorgan premios…; 1986: 1) de ese
año, la obra de R.G., quien sólo tenía
quince años, fue superada por el cuaderno de Luis
Caissés Sánchez (1951) titulado El
Pintorcillo,
libro que se convirtió en referencia de
las letras holguineras dedicadas al público
infantil.

También en 1986 el joven autor sorprendió
al obtener Primera Mención en el XIII Encuentro- debate
Nacional de Talleres Literarios que se celebró en
Manzanillo, provincia de Granma con un poema titulado "El sol",
que luego se publicó en el libro Talleres literarios
1986
(González Sánchez, Ronel; 1987: 194), y
obtuvo Mención en el importante Concurso Ismaelillo de la
Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) (Premios
UNEAC; 1986: 4.) con un poemario titulado "Sueños" que
algún tiempo después destruyó.

En 1987 R.G., a la edad de 16 años, volvió
a obtener Mención en el Concurso Ismaelillo (Johoy,
Silvia; 1987: 12.), esta vez con un cuaderno titulado Flor de
invierno,
que tampoco llegó a publicar, aunque
algunos textos de aquella obra iniciática luego integraron
Un país increíble, su primer libro de
literatura para niños publicado y por el que obtuvo el
Premio de la Ciudad de Holguín en 1992.

Escrito antes de cumplir los veinte años,
refiriéndose al libro, el jurado integrado por los
escritores y poetas Excilia Saldaña, David
Chericián y Luis Caissés, destacó en el
acta:

[Se] reconoce la validez de una voluntad de estilo cuya
propuesta une la magia inmarcesible de la poesía, la
cubanía de la décima y el universal goce
lúdicro del absurdo. Verso y prosa poética celebran
nupcias en este libro. Una nueva generación acaba de
llegar a la poesía infantil con Ronel González,
estamos seguros que su búsqueda de un lenguaje nuevo
hallará su respuesta. Desde aquí le damos la
bienvenida. (González Sánchez, Ronel; 1992:
5.)

Opinión muy válida debido al prestigio de
los escritores que emitieron el criterio, al hecho de que el
libro realmente marcó el inicio de una trayectoria
significativa dentro del panorama de la literatura infantil
cubana y sentó las bases para la obra posterior de
González Sánchez.

Siete años después de la
publicación del poemario, un colectivo de
profesoras del Instituto Superior Pedagógico José
de la Luz y Caballero de Holguín publicó el volumen
Flores y ensueños; diez años de literatura
infantil holguinera,
que recibió el Premio de la
Ciudad en ensayo, y en él aparece la valoración
siguiente: "Un país increíble posee un
estimable valor literario, fundamentalmente por la belleza del
lenguaje y el manejo de la fantasía en aras de lograr que
el niño la recree y se eduque". (Colectivo; 1996:
37.)

Razones que, entre otras, influyeron para que,
años después, la obra de Ronel González
apareciera valorada en el epígrafe "Panorama de la
literatura para niños" del tomo III del volumen
Historia de la literatura cubana; la Revolución
(1959-1988)
(Colectivo; 2008: 666-673.) lo cual da
crédito de la importancia de la obra para niños del
poeta.

Conjunción de verso libre, poesía rimada y
prosa poética, Un país increíble
mostró tempranamente las dotes líricas del poeta,
su conocimiento y dominio de las estrofas y su voluntad de
búsqueda y renovación del habitual discurso de la
poesía para niños cubana. Fantasía y
sensibilidad hicieron posible que Ronel González llamara
la atención de creadores y estudiosos como los ya
mencionados y un especialista en estos temas como es el escritor
y crítico capitalino Omar Felipe Mauri quien hizo
alusión a la obra de R.G. en su volumen Perfil de la
literatura infantil cubana en vísperas de un nuevo
milenio
(2001) quien ubicó esta incipiente
creación entre la de los autores más prometedores
de la década del 90 del siglo XX.

En Un país… su autor
incluyó cinco décimas bajo los títulos "Para
continuar soñando", "Yo pongo" y "Fiesta nupcial", poemas
de excelente factura y donde sobresale el cuidado de la forma y
la expresión poética.

Nueve años después de la
publicación de su libro, la Editorial Oriente dio a
conocer uno de los poemarios para niños más
importantes de finales del siglo XX y principios del XXI en Cuba:
El Arca de No Sé (Editorial Oriente, 2001), el
primer título que trató con elevada intensidad la
problematización de la niñez. Antes lo había
insinuado una autora capitalina, aunque con proyección
poética e intensidades diferentes: Excilia Saldaña
(1946- 1999) en su hermoso y memorable volumen La noche
(1989), que se imprimió en la entonces República
Democrática Alemana

El Arca de No Sé, conformado por poemas
escritos en fecha cercana al 2000 y otros que habían
integrado un volumen con el que su autor obtuvo Primera
Mención en el Concurso La Edad de Oro 1995, fue saludado
favorablemente en por el narrador y periodista Rogelio
Riverón, quien señaló en el periódico
Granma:

Sutilmente signado por el paso del tiempo El arca de
No Sé
(2001) es un comentario fabulado de la familia
y de los sueños de cualquier niño, pero Ronel
González lo dota de un lirismo lúcido y puntual. No
escojo los adjetivos a la deriva, al menos en este caso. Me
gustaría hacer notar la manera en que este libro roza el
tema del dolor, sin regodeos innecesarios, pero sin risibles
omisiones.

El arca de no sé […] es capaz de dejar
que sus personajes hablen sin grandilocuencia y con seriedad;
jocosos o esperanzados, y en este juego de circunstancias
fantasiosas o palpables está siempre la imagen, lo que,
tras las palabras, sigue sonando. (Riverón, Rogelio; 2002:
6.)

Este libro de R.G. mostró la solidez de su
discurso poético para niños y atrajo la
admiración de jóvenes creadores como Eduard Encina
(Santiago de Cuba, 1973) y de Jorge Luis Peña Reyes
(Puerto Padre, Las Tunas, 1977), quienes no dejaron de reconocer
los valores y a la vez las influencias del poemario de El
Arca de No Sé
entre los creadores del nuevo milenio.
El silencio de los peces (2002) de Encina y
¿Oíste hablar del miedo? (2007) de
Peña Reyes, son prueba fehaciente de ello, puesto que
subrayaron las perspectivas de exploración estética
y las intensidades alcanzadas por R.G en su libro de
2001.

En su elogiosa reseña "Salvarnos en el Arca",
publicada en las revistas Ámbito, de
Holguín, y SIC, de Santiago de Cuba, Encina
Ramírez destacó los valores del libro de Ronel
González del siguiente modo:

Rico en variedad temática y formal; sin embargo,
unido por un lenguaje nada común, que reclama de un
receptor capaz de sumergirse en los vaivenes escriturales que el
autor propone, convencido de que no subestima la
percepción y la imaginación de su destinatario. Lo
cotidiano nos parece virgen. Temas como la ciudad, la muerte, el
racismo, el sexo, la violencia, el alcoholismo, entre otros, se
van tejiendo hasta formar u cuerpo que revela una profunda y
humanizante experiencia. […] La soledad, el desamparo,
también van a encontrar asidero a algunos de sus versos,
acompañados de sugerentes imágenes que logran
armonizar los conceptos que maneja el libro, hacia una
poética que intenta transgredir la anécdota y
movilizar los estratos más sensibles de la
psicología infantil […] Estamos frente a una obra de
madurez, signada por un profundo aliento de crear su propio
espacio dentro de imágenes que conquistan autonomía
y carácter. Así nos llega El Arca de No
Sé,
como un agua pensativa que va a salvarnos y a
salvarse cuando se interne en el tiempo. (Encina Ramírez,
Eduard; 2002: 7)

También en El Arca… se aprecia la
pluralidad en el uso de las estrofas de la lengua española
y la profundidad de poemas que pueden integrar cualquier
antología de la poesía en general de R.G. Textos
como "El viaje de abuela", "Desde mi balcón" y "Mi
hermana" son poemas a la altura de lo más significativo de
la creación para niños cubana y no pasará el
tiempo para que sean reconocidos como merecen.

En este nuevo poemario, quizás para dejar
constancia de su recurrencia a la estrofa, el autor
incluyó una sola décima, la titulada "¿Por
qué?", dedicada al tema del alcoholismo y la visión
que pueden tener algunos niños acerca de esa
problemática.

El último libro de poesía para
niños publicado por R.G. es la compilación de sus
textos aparecidos entre 1992 y 2008 titulada En
compañía de adultos
(Ediciones Holguín,
2010).

Distribuidos en cuatro secciones, los poemas de este
volumen da la idea de constituir un nuevo libro, aunque lo es de
cierta forma al responder a una idea de organicidad
diferente.

La inclusión de 18 décimas en el "Libro de
las imágenes", sección final del volumen, es una de
las características más notables de este libro
desde el punto de vista formal, además de la efectiva
combinación de textos e ilustraciones y de algunas notas
de humor en una obra sólida, pluritemática y de
inusual hondura en el panorama de las letras cubanas para
niños.

El principal atractivo de estas décimas es que se
hace difícil descubrirlas en los poemas debido a su
distribución a la manera de la prosa y, además,
como elemento de formación de las figuras, además
del adecuado uso del lenguaje y la ingeniosidad con que fueron
escritas.

En las palabras de contracubierta de este libro el
destacado escritor para niños Luis Cabrera Delgado,
señaló:

Como un conjuro mágico, si se une talento y
sensibilidad, habilidad y amor en lo que se hace, se va a obtener
un libro semejante a este, pues como su autor dice en uno de los
poemas que aquí aparecen, refiriéndose a su oficio,
"es el de los hombres que buscan maravillas". En este
volumen se ha recogido la obra de un peta que sabe combinar las
palabras, a veces por su significado y otras por su sonoridad;
que gusta jugar con cosas tan serias como la rima de los versos y
el ritmo de la prosa poética para transmitirnos de las
cosas más sencillas a las más profundas; de las que
se ven con los ojos y de las que se sienten con el
corazón. (Cabrera Delgado; 2010.)

Revisados y fijados definitivamente, los poemas de
En compañía… que su autor ve como
el cierre de una primera etapa creativa, sin dudas elevan el
sentido de la dedicación con que R.G. ha asumido el reto
de escribir para niños con una visión
estética y ética diferente respecto al concierto
cubano. A la solidez expresiva de los ya citados poemas que
integran El Arca de No Sé se incorporan el
desgarrador y luminoso "Sombra" dedicado al abuelo, "Mi padre",
texto acerca de la visión que puede tener un niño
acerca del tema del divorcio; "La silla mágica", otro
devastador poema, pero esta vez acerca de las limitaciones
físicas de algunas personas; el magistral "Las personas
mayores", poema donde el sujeto lírico dirige su mirada
hacia los adultos de la llamada tercera edad que casi no pueden
valerse por sí mismos y el extraño y a la vez
contenido sentido del humor presente en "El poema escondido",
divertimento ubicado en la página 75 que, además de
combinar ingeniosamente texto e imagen, asume las esperanzas de
los individuos, pero vistos desde la personificación de la
misma estrofa:

Yo quiero, cuando sea
grande,

convertirme en una
décima

o ser un soneto
clásico

que tiene rimas
perfectas.

Al decir de su autor:

En compañía de adultos no
constituye un "antojo" o una "imperiosa necesidad de republicar"
la mayoría de los poemas conocidos sino saldar las cuentas
con una etapa creativa y conciertos temas que espero no volver a
tropezarme en mi tránsito creacional. Los tópicos
aquí reunidos responden a mi visión del mundo, de
ciertas zonas nebulosas de la infancia y de mi propia
biografía, pero no pretendo insistir, al menos ex
profeso
, en temáticas tan engorrosas. Espero que el
humor se encargue de abrir nuevos ámbitos donde vayan
apareciendo mis libros posteriores, quizás más
próximos al sentido lúdico de la vida y más
ávidos de fantasía y de invención
permanente. (Salazar Rodríguez, Saily; 2012.)

Muestra del cada vez más intenso y abarcador
trabajo de Ronel González en el ámbito de la
literatura para niños fue su obtención en enero de
2012 del Gran Premio en los géneros de poesía y
cuento en el Primer Concurso Internacional de Literatura Infantil
"Los zapaticos de rosa" convocado por la casa editorial Voces de
Hoy de Estados Unidos. (Pérez Santiesteban, Pedro Pablo;
2012.)

Refiriéndose a sus cuadernos galardonados en el
certamen el jurado expresó en el acta:

Por la riqueza temática y expresiva, en donde se
aprecia un lirismo propio, rico en musicalidad y una universal
ars poética, digna de la gran poesía, sin
que tenga que hablarse de una serie literaria infantil o adulta,
sino solo de buena literatura, con letras mayúsculas. Su
autor parece dominar un amplio registro argumental y
métrico, además de una peculiar gama de asuntos,
amplificados con tonos y tratamientos especiales, que denotan una
voz peculiar, dotada de gran fuerza y originalidad.

Igualmente, este autor presenta un cuento novelado, que
aparece inmerso en lo mejor de la narrativa infantil
contemporánea, y aunque explora en temáticas ya
transitadas, lo hace con un lenguaje personal y sugerente,
aprovechando los hallazgos del realismo mágico y el boom
latinoamericano, de modo que aporta una nueva visión para
el entorno infantil, en contraste con el adulto, y es capaz de
generar una postura crítica en torno a temáticas
esenciales de la realidad más cotidiana.

En espera del cuarto poemario para niños de R.G.,
titulado Los hechiceros de Brujanamá, proyecto
por el que obtuvo el Premio nacional Dador 2010 que otorga el
Centro Dulce María Loynaz de Ciudad de La Habana y que
debe publicar la Editorial Oriente de Santiago de Cuba en 2013,
reúne una trilogía de breves cuadernos donde su
autor pretende ofrecernos una imagen metamorfoseada del tema del
clásico personaje de la bruja, empleando
intertextualidades provenientes de obras tan conocidas como los
cuentos de Charles Perrault e incluso la conocida saga de Harry
Potter de la británica Joanne Kathleen Rowling.

La obra de R.G. se integra con fuerza al selecto grupo
de los más significativos cultores literatura infantil
cubana y muestra piezas de indudables valores, al igual que su
extenso cuaderno inédito Para entender el vuelo del
turpial,
dedicado a los niños latinoamericanos,
fundamentalmente venezolanos y cubanos, que concibió en
Venezuela cuando formó parte de la Misión Cultura
Corazón Adentro entre los años 2010 y
2011.

2.3. Estudio de los cuentos en verso para
niños de Ronel González
Sánchez.

Una modalidad de la creación para niños en
la que se ha destacado Ronel González Sánchez es en
la escritura de cuentos en verso y la hemos seleccionado en esta
investigación debido a la especificidad de que la
mayoría de sus textos los ha escrito precisamente en
décimas.

En consonancia con lo definido por el propio Ronel en su
artículo publicado en INTERNET: "Aproximación al
cuento en verso para niños; una mirada desde Cuba en 2012"
(González Sánchez, Ronel; 2012.), aceptamos su
definición de las características de este
subgénero de subgénero.

Al decir de R.G. el cuento en verso:

1.- Debe respetar los requerimientos técnicos del
cuento en prosa, pero su estructura y lenguaje serán
sencillos para permitir la fácil
comprensión.

2.- Al utilizar la métrica y la rima de la
poesía rimada, no debe pasar por alto esas exigencias
formales que tienen en cuenta las características del
verso y la estrofa: sílabas métricas, rima, ritmo,
empleo de consonantes o asonantes (o alternancia de ambos) aunque
las estrofas utilizadas deben estar en función de la
historia narrada más aún que de una "elevada
expresión poética" que resta, por supuesto,
comunicación con el lector.

3.- El cuento en verso, por su sonoridad, posibilidades
lingüísticas, semánticas, fácil
memorización y la posibilidad de la escenificación,
puede ser mejor comprendido y es una obra o vehículo
expresivo idóneo para narrar, por lo que exige al autor un
máximo de creatividad, de conocimiento y dominio de la
poesía rimada tradicional y de las complejidades de la
narrativa. Los temas o historias clásicas de la literatura
para niños pueden aparecer como cuentos en verso, pero no
deben ser "meras adaptaciones estróficas" sino
recreaciones, aunque se valore mejor no regirse por
tópicos preconcebidos y ofrecer cuentos capaces de
impactar por su "original" escritura y tratamiento
temático.

4.- En el ámbito de las narraciones en verso por
supuesto no se excluye la novela para niños, aunque las
exigencias al escritor y a la obra, tratándose de un texto
más extenso y complejo son, por consiguiente, mayores. No
está comprobado, claro está, el hecho de que una
extensa novela en verso para niños logre despertar el
mismo interés que la novela tradicional escrita en prosa.
Las opciones más atendibles quizás radican en una
novela corta, noveleta o cuento largo, escritos con ingeniosidad
o elevado sentido del humor para contar una historia (o
sucesión de ellas) que resulte (n) extremadamente
atractiva (s).

Precisamente los cuentos en verso escritos hasta la
fecha por el autor, incluidos en su libro Cuando los cuentos
narrados se volvieron rimados
, responden a lo enunciado en
su artículo, obviamente escrito a partir de la experiencia
adquirida mediante la praxis continuada de este
subgénero que está a medio camino entre la
poesía y el cuento para niños.

Constituido por 15 cuentos de los que 12 están
escritos utilizando el molde de la décima, el libro de
R.G. constituye una verdadera rareza en la literatura cubana para
niños puesto que todas las historias son de la
autoría del poeta, a diferencia de lo que había
hecho antes Alexis Díaz Pimienta (La Habana, 1966) al
publicar Cuentos clásicos en verso (1998, 2000),
quien se basó en historias ya asentadas en la
tradición universal de la literatura para preparar su
libro.

El primer texto del volumen citado de R.G. es el
titulado "El cuento más tonto del mundo", especie de
planteamiento estético o enunciación
iniciática acerca de cuáles serán los rumbos
a recorrer en el libro, puesto que a partir de una historia
lineal, sencilla, un lenguaje directo y de fácil
comprensión, el autor transforma al mismo cuento en el
personaje protagónico, personificándolo como un ser
indeseable al describirlo como "peludo, malcriado y desobediente,
insolente y testarudo" con el añadido "que una
monería indecente ofrecía por saludo".

En sólo tres décimas, ubicadas en la
página a la manera de la prosa narrativa, el autor
presenta el orbe de la creación, del mismo acto anterior
al nacimiento de la obra cuando hace obvia referencia al escritor
que "salva al cuento de su tonta rebeldía" y lo nombra
como "un viejo que hacía historias en
aislamiento".

Aunque más allá de cualquier
interpretación "El cuento más tonto…" es una
parodia de muchos textos de la narrativa para adultos que llevan
por título "El cuento más triste del mundo", "El
cuento más hermoso…", etc., juego por lo tanto con
los códigos de la postmodernidad y la intertextualidad,
divertimento para atraer al niño lector hacia el resto de
los cuentos donde la historia, la elección del
protagonista, el empleo estrófico, el fino sentido del
humor, el conflicto y el desenlace están en función
de la búsqueda de coherencia y unidad de la obra total, y
personifican la aspiración del escritor de que su obra
también pueda ser un clásico.

El segundo cuento, titulado "El ranacimiento" es una de
las piezas más sobresalientes del libro.

Resemantización de un movimiento artístico
que a su vez se corresponde con una época de esplendor del
arte y la cultura: el Renacimiento; en esta obra, premiada como
versión radial en un festival de la radio en la provincia
de Holguín y completamente ilustrada como
libro-álbum por la artista Dayamí Pupo
Ávila, es una historia muy sencilla cuyo conflicto ocurre
a partir de la llegada de una rana vaca a la charca Brincotillo,
de la tribu Guaca Guaca, localizada en Gritarrana, el reino de
las ranas toros. El rey Sapo, quien al principio niega la
existencia de semejante animal, al comprobar por sí mismo
la noticia que le lleva un mensajero, no sólo la ratifica
sino que termina enamorándose, en una historia que
concluye con el casamiento de ambos y la celebración de la
luna de miel en los charcos de Croacia.

A través de constantes juegos lexicales y
semánticos, el narrador de la historia, en este caso la
rana vaca, detalle que sólo será descubierto al
final de la lectura, da sentido a la sucesión de
acontecimientos contados en décima.

Aparentemente movido por el humor y la
"construcción" sonora y rítmica de la obra, el
texto funciona como una alegoría del sentido de la
justicia, la honestidad, el respeto, la amabilidad y, por
supuesto, el amor, mensaje que queda implícito en una
narración tierna y simpática, escrita con pleno
conocimiento del mundo de las primeras edades.

El tercer "cuento", titulado "Mono fuera de control", es
una breve y jovial historia escrita utilizando la estructura del
soneto para narrar los percances de un simio que, después
de haber ido a una fiesta en la que se embriagó con jugo
de piña fermentada, realizó tantos destrozos que
terminó durmiendo en un hormiguero.

En este ingenioso texto, el autor emplea frases hechas y
pertenecientes al lenguaje común que por supuesto rozan lo
antipoético como "darle un teque", "se lo pegó al
hombro" y "dormir la mona" para lograr sus propósitos de
hacer reír, y lo logra utilizando además los juegos
de palabras y la sonoridad puesta en función del
contenido.

El próximo cuento es el titulado "El gorro del
abejorro" y en él nuevamente el autor hace gala de sus
conocimientos y habilidades para trabajar el verso. A partir del
empleo hábil de palabras, los rejuegos lexicales y
sonoros, la presencia del equívoco, el uso inteligente de
las rimas y el ritmo, González Sánchez nos
introduce en el mundo de un jardín en el que viven
diminutos personajes como es el caso del protagonista el abejorro
Modorro, quien asiste a un festín en el Club Carapacho,
luego de adquirir un gorro en la tienda "El Estropajo" y pierde
su adquisición durante la fiesta.

La historia cuenta las peripecias del personaje
protagónico para localizar su prenda, una vez que acude a
visitar a la jicotea para pedirle consejo acerca de sus males.
Del encuentro con la sabia "Jico" saldrán las deducciones
que deberá hacer el abejorro hasta descubrir que su
búsqueda concluirá en casa de la babosa Babosa
quien, al no poseer vivienda, se ´había visto en la
necesidad de "tomar prestado" el gorro el día de la fiesta
en el Club.

Como en el cuento "El ranacimiento", esta es una
historia para niños pequeños, independientemente de
que el autor no descuide el lenguaje y a veces emplee
términos de difícil recepción, con la idea
de que puedan ser explicados por los adultos que lean los textos
a los niños de menor edad.

Implícito, como siempre se propone el autor en
sus cuentos, queda el mensaje que funciona como un
pronunciamiento contra el tomar pertenencias de otros sin
pedirlas y, por supuesto, contra el robo, tema complejo que el
narrador enuncia sin emitir juicios moralizantes.

El quinto cuento es el titulado "Lechuza inconforme",
otra muy breve narración que utiliza en su desarrollo la
estructura del soneto para tratar el tema de la amistad y, sobre
todo el de la creación poética, puesta en boca de
personajes como una lechuza y un búho.

La próxima narración es "La animalada",
divertido cuento que vuelve a utilizar la decima (21 estrofas
como en "El ranacimiento" y "El gorro del abejorro") y, en
síntesis, cuenta las aventuras de un grupo de animales
pertenecientes a las regiones polares, que un día deciden
emprender viaje hacia el Ecuador a bordo de una pequeña
embarcación y llegan a una playa del Caribe, donde al
principio todo es sorpresa y deleite, y luego las altas
temperaturas les juegan una mala pasada, provocando su retorno a
las heladas zonas.

En esta como en otras historias nada es fortuito. El
empleo de las rimas, de la sonoridad del verso transformado en
prosa, los mismos parlamentos de los animales, en una
alegoría acerca de la aceptación y el amor al lugar
de pertenencia de cada cual. Véase este fragmento como
ejemplo de lo anterior:

-Aunque ha sido tormentoso este largo recorrido, yo no
estoy arrepentido ni molesto-dijo el oso. El trópico es
delicioso y lo afirmo sin recelo. Aquí corre el arroyuelo,
hay arboledas y flores, aromas, cantos, colores… pero lo
mío es el hielo.

Tampoco se excluyen los guiños a la
comercialización artística, por supuesto a la
cubanía (las frutas y bebidas del trópico, y el sol
que sale a la rivera a despedir a las criaturas polares y para
ese momento decisivo viste de guayabera) y funciona
también como un canto a las esperanzas, sobre todo en el
párrafo final cuando el oso, quizás a manera de
recordación de la estancia caribeña, siembra un
cocotero sobre un iglú con fe en que el árbol
nazca, pese al embate inmisericorde de las inclemencias
polares.

El séptimo cuento es el titulado "El tren que no
podía dormir", 21 décimas con una estrofa que
constituye la nota aclaratoria del texto.

Similar a la construcción del anterior cuento, en
éste el lector participa en el viaje que realiza un grupo
de animales para asistir a la fiesta de cumpleaños del
piojo, travesía que resultará muy compleja, sobre
todo para la locomotora y, por extensión, el mismo
tren.

Los juegos de palabras y onomatopeyas, recurso
artístico utilizado con gracia e inteligencia por su autor
a lo largo del libro, aquí son presencia insoslayable
(Toros que hacían "torismo", vacas que vaca-cionaban,
bibijaguas que via-jaban pese al
triqui-tra-cionismo… o como sucede en este caso:
– Esto, triqui-trac, no es cierto. ¡Paren el necio desfile,
antes que me descarrile en medio del desconcierto! -Aulló
el tren).

Como en otros cuentos de este libro, en este
también sobresale el empleo de elementos que identifican
el entorno cubano: el pato Huyuyo, el aura tiñosa, la
bijirita, la tojosa, el guarapo de caña, el azúcar,
la raspadura, el imaginario pueblo Guayabales… y
personajes y situaciones típicas de la insularidad: los
vendedores que suben al tren y van hasta el cabú
ofreciendo insólitas mercancías, aunque a tono con
la naturaleza y apetencias de los viajeros: "Papel, madera,
tela, cartón, y una estera con frutas de otras regiones
vendían, y los pregones sonaban simpatiquísimos,
entre los dulces riquísimos que llenaban los
vagones."

En entrevista realizada al autor, éste
refirió:

"El tren que no podía dormir" es una
reconstrucción humorística de circunstancias que
viví en mi pueblo natal, desde la referencia a la
estación de madera -que en la realidad un incendio
convirtió en cenizas- hasta los innumerables viajes que
hice en tren, tanto a la capital del país como a la
Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, están
detrás de esa obrita que, por demás, pretende ser
un homenaje a los animalitos que observaba meticulosamente en mi
infancia y a los cuentos clásicos, aquellos que
concluían "y todos fueron muy felices". (Salazar
Rodríguez, Saily; 2012.)

Un elemento que tampoco pasa por alto el narrador es la
presencia de los avances tecnológicos, y así lo
hace saber en una pequeña reunión que ocurre a
bordo del tren para determinar quién se encargará
de llevar al piojo en la cabeza como regalo de
cumpleaños:

La bijirita propuso, para evitar el recelo, no decidir
porque el pelo fuera precario o profuso.

-Mejor olvidar -dispuso el pájaro en miniatura-
la amenazante estatura del tema obviamente malo. Sugiero hacerle
un regalo que tenga otra envergadura. Hablé raro, no lo
niego. -Prosiguió el animalillo-. Y lo diré
más sencillo, con sensatez y sosiego. Regálenle un
videojuego, donde la naturaleza muestre toda su belleza, y el
piojo lo va a pensar si se quisiera posar de nuevo en una
cabeza.

Elementos que otorgan contemporaneidad a la
narración y, a la vez, acentúan el humor
permanente.

El texto subsiguiente es "La canción de
Ciempiés González" y narra los avatares del
protagonista en aras de obtener una canción, debido a que
todos los animales que habitan en el basurero Hediondo tienen,
excepto él, sus propias melodías.

Contraria a la idea general acerca de la peligrosidad
del ciempiés, el personaje del cuento de González
Sánchez es una personificación de la bondad y el
amor que deberá entrevistar a varios personajes con el fin
de saber cómo obtuvieron sus canciones, situación
que introduce intertextualidades provenientes de la música
infantil, específicamente de los títulos
"Hormiguita retozona", "El ratoncito Miguel" y
"Vinagrito".

Similar en su estructura a "El tren que no podía
dormir": 21 décimas más una que funciona como
segundo final, en alusión directa a los famosos
Cuentos para jugar (1963) del italiano Gianni Rodari
(1920-1980), Premio Hans Christian Andersen de las letras para
niños en 1970, valiéndose como en la mayoría
de los textos de un narrador omnisciente en tercera persona del
singular y de una historia muy sencilla que avanza linealmente,
este cuento maneja de modo implícito la idea de la
comprensión y aceptación del sitio que ocupa cada
cual en el mundo:

Mas, cada roedor o insecto es según lo que le
toca, sea ciempiés u hormiga loca, ocupa el lugar
correcto. Cada animal es perfecto, inspire miedo o encante y, si
bien es importante que hasta el viento se transforme, no siempre
ser inconforme es una actitud brillante.

El cuento concluye con el personaje protagónico
escribiendo su propia canción después de un breve
diálogo con una abeja que le hace ver sus propias
virtudes, en lugar de ir a buscarlas en otro individuo.
Ciempiés se dedica entonces a escribir poemas a los que
luego la abeja le pone música y, entre muchos textos,
logra escribir uno que verdaderamente satisface sus expectativas:
"Las cien patas del patojo", canción que se hará
muy popular gracias a "un afamado ratón intérprete"
y a "un gorgojo alquilado en un matojo, en vídeo clips
competente", aunque el narrador nos hace saber que la
grabación luego se daña debido a un terremoto que
sacude al basurero y que lamentablemente apenas logra
distinguirse la letra.

La novena historia es quizás la más
simpática de las que conforman el libro y lleva por
título "El karaoke de la oca loca", 37 décimas
más otra como apéndice-resumen que, en su
versión radial le valió al autor el Primer Premio
en la especialidad de guión de programas musicales
infantiles y el Segundo Premio en la especialidad colectiva de
programas musicales infantiles en el Festival Nacional de la
Radio celebrado en la provincia de Matanzas entre febrero y marzo
del año 2010.

Esta especie de historia policial trata acerca de las
contradicciones que tienen que enfrentar los personajes que
habitan en Corralón del Cacareo una vez que la oca decide
celebrar el cumpleaños del oco trayendo un
karaoke.

Partes: 1, 2, 3
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