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El bancal, de Angelillo de Uixó




    El bancal – Monografias.com

    El bancal

    de Angelillo de Uixó.

    Quiebro de un sendero musulmán del
    folclórico pueblo de la Vall d´Uixó. Entre
    calizas y aligas un pequeño paso no más ancho que
    una sandalia entre unas piedras de un bancal hace de escalones
    para subir a el.

    El lucero vespertino se sumerge
    desapareciendo entre el mar y el colmo del cerro que corona el
    espinoso barrio marginal de texas. La luna se vuelve transparente
    con la luz del sol avergonzada al contemplar la humanidad agotada
    tras las orgías y crímenes de la noche. Huye. Unas
    alpargatas madrugadoras trepan entre la piedra. Y dejando caer un
    matojo de espinacas, un azadón,un chusco de pan, declina
    la figura de Ecoastro entre las sombras de un algarrobo moribundo
    apunto de caer :

    -Oh dime, piedras del bancal arrancadas de
    la pared por la mano del batueco de nuestra tierra que pone con
    su acción de eminente insuficiente la supervivencia de
    nuestra glorioso patrimonio realizado por los descendiente de la
    raza de los nobles beduinos y bereberes del desierto que cabalgan
    el camello, y tanto espanto crearon a nuestras tropas que
    cabalgaban asnos y cabras cuando nos conquistaron. Oh losas,
    destinadas a proteger mi cuerpo de las escarchas y lluvias del
    invierno en vida y cubriéndolo en la muerte, cuando mi
    alma se reencarne en oruga . ¿ Quien os ha arrojado al
    suelo? Quizás el codicioso cazador por que un concejo
    buscaba protección de su jauría de perros entre
    vosotras. El roedor habrá encontrado a estas horas la
    sepultura- lamentos de Ecoastro tocando las piedras. Busca de
    rodillas restos de sangre– Hoy no vale la ley que en los viejos
    tiempos se respetaba, al uso del derecho de asilo en las iglesia.
    Si llegaba el animal al bancal quedaba bajo la protección
    de este. Eso fueron tiempos de ayer. Ahora el cazador derriba el
    bancal y masacra al animal indefenso en su agujero- viendo falta
    de sangre en las piedras cubiertas de polvo reciente, se
    interroga Ecoastro: Quizás os haya derribado la mano de un
    deficiente chonis que pasaba destrozando ribazos para tirarse con
    la bicicleta de descenso, o el no menos faccioso motorista de
    trial. Oh piedras, todos ellos tendrá su castigo por el
    gran mal causado- Ecoastro mira a su alrededor. El pueblo queda
    al fondo, en el horizonte lejano, sobre una cumbre de
    Alfondegilla, vislumbra el castillo de Castro a su oeste, al este
    corona las murallas el de Vall d´Uixó. Junto a
    él se sucede un paisaje yermo de bancales abandonados
    repletos de huecos. Las piedras, cómo meteoritos dispersas
    entre la avena silvestre y la jara. Un viejo refugio de labriegos
    construido con piedra seca cubierto con una bizarra cúpula
    semejante a Santa Sofía de Estambul yace derribado en
    medio del bancal.- Para mi no hay ayuda cómo a la gente
    que desahucian. A ellos acude la plataforma de stoop desahucios,
    sin embargo a los que deseamos vivir más humildemente, no
    hay ayuda ni comprensión. Nadie grita conmigo stoop
    derribos de bancales, stoop de apropiación indebida por
    parte de motorista, ciclistas, cazadores, de nuestra cultura, de
    nuestro patrimonio, de nuestras tradiciones – La figura
    hierática de Ecoastro semeja a un serafín que vaga
    por el cosmos conquistando nuevos mundos repletos de herejes. La
    soledad del misterio del aire con el que habla Ecoastro es roto
    por el chirriar del grillo y el ladrido de sus perros que
    aburridos se han enroscado. Besa la tierra con sus manos y se
    yergue a dos patas, posición características de los
    homínidos. Observa de nuevo de forma morbosa el paisaje
    con sus ojos oscuros. Siente repulsión, y una
    sensación incomprensible hacia la calamidad que ha hecho
    alguien en el camino de Peña Creus a San Antonio
    destrozando bancales, derribando casetas de piedra secas. Muchas
    de ellas sin catalogar por los rumís power flower del
    Ayuntamiento que pasan largas horas en los almuerzos hablando de
    sus sentimientos heridos por la infidelidades de sus power
    parejas, de los consejos que les dictan sus psicólogos o
    gimnofilósofos hindúes, y de las editoriales del
    ABC que les causan escándalo porque Cataluña se
    quiera independizar de España.

    Cruje una rama repleta de nidos de
    gorriones. Da un eructo el árbol y el último pio
    pio los pajaritos. Los metros que quedan de bancal, solidarios
    con el divorcio de sus centenarias compañeras, se tiran
    rodando al vacío. Se forma una nube de polvo donde se
    difumina una garrofera, un olivo, romeros, laureles silvestres.
    Ecoastro esquiva las piedras y troncos de un eco salto evitando
    que su pie dañe unas matas de manzanilla. Y tras el
    desmoronamiento del orden que custodia el bancal, semejante al de
    los tronos a las dominaciones, llega el silencio y la lluvia de
    lagrimas que resbalan por las mejillas morenas del
    príncipe de los bancales y la agroecología al
    contemplar el estropicio.

    -Oh madre tierra ¿ de que
    está sirviendo la crisis económica que ha arruinado
    a muchos empresarios cómo los hermanos ventura y a sus
    abyectos trabajadores que ahora sin motivo se quejan del
    desempleo y los excesos? Ayer estos esclavos judíos del
    sistema andaban tirando ribazos a dos dracmas o dos euros la hora
    . Veo que para nada es buena la crisis. El mundo, el valle,
    está lleno de cretinos que habría que eliminar, y
    no solo con corridas de toros por las calles- capotea el aire
    repleto de moscas blancas que se espantan, una libélula
    roja tiene que hacer una aterrizaje de emergencia en la barrera
    de una zarzaparrilla . ¿ Por qué madre moldeaste
    barro del humus para hacer seres tan viles? ¿ No hubiera
    sido mejor para tu creación que hubieras amasado anguilas
    pensantes en vez de personas?

    Un ladrido rotundo hace que deje Ecoastro
    sus abluciones para prestar atención a la
    señal.

    ¿Donde está la presa noble
    Aquiles, donde está el culpable, dime amigo, el más
    grande y noble de los animales, primo sanguíneo del lobo
    que desciende de la corona de los grandes monarcas del reino
    animal junto el jaguar y el león.

    El gran pastor alemán bramando entre
    el aullido y el ladrido señala alargando el cuello, con el
    lomo erizado, hacia unas sombras que se mueven. Avisa tan bien
    cómo aquellos antepasados suyos que servían para
    custodiar a los judíos circuncisos que tras la verja por
    sus muchos pecados de usura eran prisioneros merecidos en
    Auschwitz, y no se queda atrás Aquiles ladrando
    cómo sus abuelos que en esas fría noches sobre el
    muro del telón de acero acompañaban a un agente la
    stasi para vigilar y poner a salvo la República
    Democrática Alemana de los anti comunistas. Loor a ti
    Stalin y Pol Pot que mantuvisteis el orden del mundo en vuestros
    titánicos hombros a través de la sangre de esos
    salvajes burgueses que no merecen otra cosa que ser encerrados en
    grandes rascacielos y luego derribarlos.

    Un arco iris formado por camisas amarillas,
    rojas, blancas, azules, se acercan al bancal formando un
    trío humano difuso. Cantan y sonríen bajo un cielo
    grisáceo que presagia frío a los animales y a los
    pobres desahuciados. Avanzan hacia Ecoastro por la agreste
    floresta de aliagas y tupidos matorrales del monte de Vall
    d´Uixó.

    – Amigo Aquiles, con la iglesia o algo peor
    hemos topado- exclama Ecoastro mirando por donde puede escapar de
    los ecologistas perroflautas. El pastor alemán mete el
    rabo entre sus piernas.

    -Buenos días Pibe- dice un ser de
    luz rastafari vestido a semejanza de un vagabundo. Hace el saludo
    Zen mientras sus dos compañeras se tiran al cuello del
    pastor alemán, y le dan besos y masajes.

    -¿Que hacéis por
    aquí?- le pregunta de forma tajante y fría
    Ecoastro.

    -Hemos venido a ver el destrozo causado en
    los ribazos y hacer fotos. Luego haremos un almuerzo con el
    alcalde, los de medio ambiente, los forestales, la policía
    local, los bomberos, y el colectivo de feministas que celebran la
    castración de un violador. Rezaremos para que el mundo
    cambie y las personas tengan conciencia de que tirar ribazos
    está mal. ¿Vendrás?- le pregunta la
    bellísima HazdeLuz.

    -Ni loco iría con vosotros.
    Estáis cómo una cabra. Sois colaboradores del
    sistema al proteger la vida humana- mira con desdén
    Ecoastro a HazdeLuz que se siente intimidada. Con la miranda
    busca una explicación y Ecoastro se la da: -Se que
    criticáis mis teorías del exterminio de la
    humanidad. Y sabéis de sobra que es la única
    oportunidad que tiene la vida vegetal y animal, los anfibios, las
    aves y los peces de seguir existiendo. Cualquier otra
    acción es demagogia. Exterminio humano y ecología.
    Vuelva el mundo a su edad de oro sin nosotros, Ea- exclama
    panfletario Ecoastro descargando su rabia.

    – Mira Ecoastro, nosotros no te censuramos,
    respetamos todas las opiniones, incluso la tuya- HazdeLuz se toca
    el pecho turgente en señal de honestidad– Estamos abiertos
    a todo el mundo. Cómo prueba de ello si quieres venir esta
    tarde vienes, y si no quieres venir, no vengas. Tu te lo pierdes-
    cambia HazdeLuz bipolar la actitud de la acritud al polo de la
    conciliación sensual. Entorna los ojos brillantes
    cómo estrellas en la oscura noche- Tenia reservado para ti
    una sorpresa entre mis cojines y mi alfombra africana- coloca los
    brazos HazdeLuz en sus caderas que mueve cómo una virgen.
    Sus rubios cabellos tan dorados cómo el maíz maduro
    le cuelgan hasta sus turgentes pechos redondos y suaves que
    sobresalen de su túnica transparente. Ecoastro siente el
    puñal del deseo. Los labios carnales y gruesos de HazdeLuz
    transmiten la pasión arrebatada de las mujeres alocadas
    que llevan a la perdición a los hombres tanto cómo
    las sirenas a los marineros. Ecoastro, el Ulises de la
    agroecología, conocedor por experiencia del peligro de la
    biferina, retrocede de la lagarta sin importarle clavarse los
    espinos que tiene detrás. Cómo la lengua de
    Hazdeluz no consigue derribar la voluntad de Ecoastro, intenta
    tocar con su mano suave y cálida su cuerpo. Pero este
    consigue esquivar a la tentadora metiéndose entre una mata
    punzante de zarza mora. HazdeLuz, cuya piel es demasiado fina
    para penetrar los espinos se queda fuera
    llamándolo:

    Ecoastro, Ecoastro.

    – Aparta Hazdeluz- grita protegido por la
    zarza mora- no necesito de tu falso cariño que hoy me das
    y mañana me quitas con el cambio de horóscopo. Yo
    solo necesito para vivir decentemente lechugas, acelgas y mi
    chusco de pan. El resto me sobra, no quiero formar parte de
    vuestro banquete. Vade retro mujer seductora.

    -Parece Pibe, hermano que vive entre perros
    y cómo un perro que fuera tuyo el bancal. No puedes
    tirarnos.- sarcástico mirando lujurioso a las doncellas
    cómo un gallo de corral, el rastafari más semejante
    a un perro de nieves argentinea ante las damas. El soberbio
    perroflauta con cara de cuervo adornado su cráneo lanudo
    de rizos increpa el honor del virtuoso Ecoastro.

    -Por supuesto Parua que el bancal no es
    mio, ni tuyo- sale del zarzal con sangre hispana goteando por las
    sienes de varias punzadas de las plantas-Estoy aquí para
    plantar unas espinacas y a okupar la caseta de aperos. Ayer
    estaba entera- señala triste las piedras Ecoastro y se
    revuelve furioso al argentino-Si quieres Parua puedes ayudarme a
    reconstruirla, a plantar las espinacas, y quitarte esa fama de
    que nunca has hecho un caballón recto. Y lo que dicen de
    ti a tus espaldas tras recitar de memoria el apoyo Mutuo del
    príncipe Kropotkin y lanzar mensaje de solidaridad con
    todos los oprimidos del mundo a través de facebook y tu
    blog para ligar con féminas superficiales de la facultad
    de humanidades. En verdad rey de los perros Argentinos, nadie te
    ha visto nunca ayudar a hacer un eco ribazo, ni reconstruir un
    bancal, ni plantar una acelga. Solo nos llegan a nuestros
    oídos tus hazañas panfletarias de la defensa de los
    pigmeos, raza que creo que ni existe. Cómo la de los elfos
    del bosque a la cual me convenciste para darte mis últimos
    100 euros porque decías que la monsanto los iba a
    genocidar. Arremangate Parua, y agarra esa piedra- Señala
    Ecoastro una gran losa de cerca de 100 kilos.

    Rechinan los dientes de Parua, las aletas
    de sus nariz ganchuda se dilatan a intervalos bilicos. Su cara
    huesuda de argentino se sonroja. Las mozas que juegan con los
    perros ríen. El habito de piadoso que cubre su cuerpo de
    percha sudamericana se mece al compás de sus caderas
    femeninas dispuesto a saltar sobre el buen Ecoastro.

    HazdeLuz a cuatro patas jugando con el
    pastor alemán se levanta. Sus pechos grandes y redondos
    aun se agitan del bamboleo del movimiento. El pastor
    alemán se aupá y agarra a HazdeLuz del brazo y se
    frota con fuerza sacando la lengua. Ella sonriendo lo aparta.
    Moviendo sus caderas seductoras se mete entre el bueno de
    Ecoastro y el malvado y vago del indígena argentino
    Parua.

    -Ecoastro, debes dejar tu actitud hostil
    hacia la gente e ir cómo todos nosotros al
    psicólogo. Te hará mucho bien y te mostrará
    pautas de conducta para llevar una vida ordenada y
    armónica. Venga, dale la patita a Parua que es muy chico-
    HazdeLuz armoniza las diferentes opiniones en eco
    conflicto.

    -¿ Sabes que Parua ha dirigido un
    corto sobre los pobres Españoles que viven entre cartones
    en la calle? En Argentina se lo han comprado y lo pasan en todos
    los cines. Es un éxito de taquilla, les encanta- Claro de
    luna devota y fan de cualquiera que hace un documental sobre
    etnias y animales urbanos, con cuyos directores underground
    establece la típica relación ninfomaniaca de
    universitarias, apunta la información besando los cabellos
    rastas del argenindigena Parua.

    Ecoastro sube los hombros en ademan de
    indiferencia clavando violento su mirada en los ojos verdes de
    repollo de Parua. Se niega a pedir disculpas si antes no lo hace
    el causante de los agravios:

    -Ha empezado él, que me pida
    disculpas primero- sugiere a HazdeLuz.

    -Dale la mano para que reine el karma en
    este lugar destrozado- solicita a Parua mesando los cabellos del
    rastafari Claro de luna. La cara redonda y simpática de
    Claro de luna junto con el guiño de ojos hacia su Rodolfo
    Valentino obran en el superficial, egoísta, vago, golfo,
    hipócrita Argentino un cambio muy característico de
    está raza femenina que desconoce el honor y la
    honra.

    – Pibe, Yo sentir mucho si os agravie a
    vos, venga a mi brazos- y forman sus brazos una cruz enganchando
    a Ecoastro que le abraza de mala gana.

    Las chicas aplauden y dan saltitos al
    confirmar sus teorías de que con amor se puede evitar los
    navajazos, así cómo que los argentinos son
    más civilizados y mejores amantes que los
    Españoles. Entonan un occidentalizado hare krishna, y se
    van tras hacer dos fotos en las que posan sonriendo.

    Ecoastro toma asiento para pensar sobre un
    piedra donde descansa una lagartija que sale corriendo en zig zag
    hasta meterse en un pequeño agujero. Se recoge para
    planificar la reconstrucción del refugio y de la huerta.
    La luz baña las gotas de roció de la red de la
    tarántula, calienta los huesos de los animales, las ramas
    coscojas, y las conchas de los caracoles.

    – Hare krishna, hare, hare, hare krishna-
    se abren paso los seres de luz entre el romero, el tomillo, la
    ajedrea, cómo antaño hicieran los santones
    hindú en la selva de bengala. Hoy más sensatos los
    santones se dedican a trabajar en las factorías de la
    Tata, y fabricando ordenadores para apple. Haciendo que la India
    sea una gran potencia a la que envidiar, imitar y
    destruir.

    – Mirar troncos, grapas, grapas, van por el
    barranco cantando, seguro que son unas guarras-desde el cerro de
    San Antonio donde la mano de un beato hace más de un siglo
    decidió construir una ermita para santificar a un humano
    llamado San Antonio que vivió en Egipto en el siglo III de
    nuestras era. En ese momento el lugar es profanado por chonis
    ciclistas de descenso. Una pandilla de mal rapados cráneos
    acabados en cresta de gallo, adornados los cuellos con colgante
    de oro con el cabezón de cristo , planean un gran salto
    para publicar en youtube con agravante de ataque religioso,
    medioambiental, patrimonial. Delitos que les hará
    más populares a ojos de otros batuecos que
    responderán al desafío rompiendo otra parte del
    pueblo.

    A los gritos del lenteja que hace de
    centinela mientras el resto arranca piedras, corta pinos que
    estorban en el descenso, acude la piara de chonis formada por 10
    individuos, aunque es cómo si acudiera uno solo. Tal es la
    uniformidad de su aspecto : cresta por doquier, caras huesudas y
    amenazadoras de perdona vidas, tatuajes facciosos, rostro
    alargado con mandíbula cuadrada, y nariz chata de moro.
    Sus pellejos: morenos y agitanados. Su idioma el dialecto jergal
    calorro, y el pensamiento aplanado y unificado. Los chonis son
    cómo los chinos: visto uno, visto todos.

    -A ver, a ver- grita eufórico el
    coro de batuecos asomando sus rostros cobrizos. Sus ojos de
    hienas de estirpe andaluza brillan cómo estrellas
    luminosas en una noche de cometas. El ardor de sus partes que a
    todas horas se tocan les produce un gran escozor al contemplar
    por el barranco el rostro de HazdeLuz y Claro de luna.

    – Si serán putas las chonis grapas,
    van cantando- exclaman asombrados al unisono las 10
    gargantas.

    – ¿Que te parece Alfardo Gimeno si
    saltamos desde aquí y las atrapamos antes de que salgan al
    camino? – pregunta el kepsu dominado por la
    pasión.

    La pendiente aparece a los ojos de la
    manada iluminada entre los amarillos de la luz del sol que
    alimentan las perfumadas lavandas, y la oscuridad que hace brotar
    las setas a causa de un vértice saliente de la mole rocosa
    del cerro de la cova en cuya cara este se queda el sol. El camino
    surge siniestro. Luz y sombra en la pendiente de roca y arena.
    Misterios de la madre naturaleza. La cruz del techo de la ermita
    situada a sus espaldas llega a sus pies diciendo: No lo
    hagáis, ser buenos muchachos. Pero los pies de los
    descreídos chonis que le cantan a Cristo pero adoran a
    satanás cómo los herejes rumís y
    judíos, chafan los mandamientos del señor que le
    entrego al jardinero Adán: No destrozaras los bancales, ni
    las plantas del bosque, el resto: libre albedrío. La
    pendiente de San Antonio que se ha conseguido vencer gracias a la
    ciclópeo trabajo de quienes hicieron bancales ! muchos
    siglos antes de la feliz época actual del neoliberalismo y
    la cultura del esfuerzo!, surge desafiante, hechizante,
    embrujada, a la mente de los batuecos que piensa: El salto
    perfecto. Los hare krishna suenan chamánicos y
    eróticos entre el eco de las rocas lanzando un mensaje
    subliminal de: tomarnos chonis, tomarnos. Somos niñatas
    perracas rototombera y golfas de barrio marginal.

    – Ea, a mi los terratremolls, a por las
    muchachas cantarinas. Yo me pido la del pelo rastafari- exclama
    Alfardo. Corren hacia sus bicis. Se enfundan el casco, cierran la
    visera. El sonido de los cascos suena cómo un golpe en la
    cara de una mujer. Seducidos por el canto, los marginales sobre
    el sillín bajan la pierna girando el pedal derecho que
    mueve la correa que se desliza por el piño y gira mientras
    el pedal izquierdo hace su recorrido. Del hemisferio sur llega al
    hemisferio norte donde baja impulsado por la pierna izquierda. Se
    vuelve a repetir el acción mecánica avanzando cada
    vez más rápido bajo la mirada de San Antonio
    dibujado en el pórtico de la ermita junto sus cerditos.
    Avanzan los chonis en formación de uve. El lenteja y el
    kepsu cuya pedaleada ya es veloz toman asiento. Dejan de mover
    las piernas y la bicicleta empieza a descender vertical en
    picado. Pequeñas piedras saltan. Dan el primer salto y
    caen al siguiente bancal.

    – Ciclistas, ciclistas, corred que nos
    violaran- grita Parua al ver a los ciclistas. Abandona a las
    doncellas a su suerte. Las muchachas empieza a correr por el
    barranco mirando el culo endemoniado y prieto del argentino, que
    aunque carece de tridente y rabo, huele a azufre. Suenan la
    melodía metálica, estridente y fúnebres de
    los cascabeles de las doncellas, hasta los vaginales. La campana
    de San Antonio dobla réquiem movida por la mano del Santo
    que odia a los chonis.

    El kepsu queda a dos bancales de distancia
    de Claro de Luna. Percibe hasta su tanga cuando gracias a la
    madre tierra y la mano de San Antonio una rama de pino afilada se
    cruza en su camino. La rama atraviesa la visera del casco, y el
    Kepsu mete su ojo izquierdo en la afilada punta quedándose
    el parpado pegado mientras la cuenca de su ojo avanza por la
    rama. El lenteja sale despedido de un bancal y sobre pasa el
    siguiente cayendo al vacío. Sobrevuela las cabezas de los
    seres de luz. Unas piedras le hacen descansar a sus huesos que
    estallan cómo un cañón al disparar. El golpe
    le astilla por dentro dejándolo tetrapléjico al
    instante.

    El resto de chonis consigue frenar a mitad
    descenso al ver la suerte de sus compañeros. Los seres de
    Luz salen al camino. Huyen alegrándose por dentro de la
    muerte de los chonis, aunque por fuera no lo muestran al prohibir
    su religión festejar la muerte de algo viviente.
    Cómo mucho se pueden alegrar si es un gurú que va a
    abandonar este mundo para reencarnarse en tortuga en la
    próxima vida, porque se entiende que va a ser más
    dichoso.

    Ecoastro levanta de la piedra. Sin ganas
    empieza a reconstruir el viejo refugio. Las piedras las va
    trabando, realizando el milagro que el altísimo nos
    entrego a los hombres para nuestro bien: la traba. Método
    Capaz de levantar catedrales, mezquitas, centrales nucleares,
    incluso graneros, talleres de coches, y cosas menos útiles
    cómo mercadonas y sinagogas.

    Martillazos, sonido del material de
    construcción cayendo, jadeos por le esfuerzo, sudor,
    gritos. En la ladera de enfrente de donde se encuentra Ecoastro
    observando movimientos. Son las casetas de San Antonio donde
    tiene la vivienda oficial Ecoastro. Observa a unos étnicos
    subidos con mucho ingenio, gracia y duende a un techo para robar
    unas vigas. Dan golpes secos y rotundos delante de sus pies
    desnudos para sacar la viga. La hacen caer junto al techo y a
    ellos mismos. Ecoastro ríe al ver la polvareda que se
    traga los cuerpos. Luego el silencio, el humo que desaparece, al
    cuarto de hora las sirenas de la policía. Llegan sin
    prisas, muy profesionales. Aparcan, observan y sacan dos bolsas
    de basura donde enfundan a los finados.

    Charly- dice un agente a su
    compañero tirando los cuerpos de los adolescente al
    maletero- Menuda tarde nos espera. Son quinquis, el Fresita y el
    Garrofera. Y yo que tenían entradas para el fútbol
    ademán de fastidio del agente, muestra indicios de burnout
    laboral– Cuando se enteren sus familiares vendrán en
    bandada cómo los cuervos a los cadáveres a velar a
    los primos a la morgue y armarán el mismo jaleo que
    provocan todos los días en los guetos . El cabo nos
    mandará intervenir para que se tranquilicen. Todos los
    días es igual. Me estoy cansando de esto.

    -No lo tomes a mal Charly, el negocio es el
    negocio. Son horas extras- responde Pacheco limpiándose
    las manos en el uniforme y subiendo al coche.

    -¿ Lo que yo no entiendo es por
    qué debemos proteger a los blancos en la morgue, y sin
    embargo en barrio cómo el de texas tenemos orden de no
    atacar, ni golpear con el peso que nos otorga la ley a los
    calorros aunque se pasen el día molestando, extorsionando,
    robando a los blancos de Vall d´Uixó?- pregunta
    charly rascándose con sus largas uñas el cogote
    bajo la gorra.

    – Croack, croack,Yo que se charly. Yo solo
    obedezco.¿ No te pagan bien?. La orden es en el gueto de
    San Antonio y Texas no actuar jamás, croack- rompe la
    conversación croando molesto con tanta demagogia de su
    compañero. Charly comprende y calla. Pasa el coche
    discreto por el gueto que es animado por su feroz fauna. Caminan
    los pendejos dando golpes a los contenedores de basura,
    traficando con drogas, cantado la música de la
    delincuencia: el flamenco. Las amas de casa gitanas reciben los
    insultos de sus marido que tumbados desde el sofá les
    amenazan con ensalada de ostias porque las croquetas de la comida
    no ha sido de su agrado. Se escucha desde la calle los insultos
    provocando la risa entre los paseantes que produce un efecto
    bufonesco y circense en el gitano. Para divertir a los paseantes
    insulta más a la mujer.- Pegale Josele, pegale a la
    pendeja- gritan los paseantes riendo- paf, pum, pim, la gitanaca
    recibe dos ostias. Llora, y la gente que lo escucha ríe.
    Algunas chicas, las de las primeras fincas se prostituyen para
    pagarse el vicio de las drogas. Los clientes salen discretos.
    Varios perros son torturados para divertirse los niños que
    ya llevan la malformación de satanás no solo
    gravada en el color de su piel y su herencia genética, si
    no en el alma, que solo la santísima inquisición
    sería capaz de erradicar. O quizás que los
    rumís alcanzaran conciencia de que viven cómo
    animales en Texas. Se encararan primero contra sus patriarcas y
    pastores evangelistas colgándolos de los cables de la luz.
    Luego reflexionaran sobre sus costumbres para abolirlas. Pasando
    finalmente al ataque contra el PP fascista que les ha metido en
    un gueto.

    Nuevos cascotes de la casa embargada por el
    banco en San Antonio caen con estruendo sin que nadie lo oiga.
    Ecoastro observa el paisaje de la desolación: bancales
    rotos, casas destrozadas, árboles talados, animales
    afinados en corrales. Se regocija cómo un idiota lanzando
    una gran carcajada histérica contra un mundo sin
    arreglo.

    -Oh mama pacha que bien he hecho
    renunciando al mundo, convirtiéndome en un ser
    autosuficiente alejado de mis semejantes, plantando espinacas y
    lechugas cómo las gentes de la edad dorada del mundo.
    Sintiendo la comunión de las plantas florecer bajo mis
    cuidados. Oh eso es el amor puro, el mismo que hace que aun no me
    extinga alejado de mis semejantes, aunque me aburra cómo
    un oso.- Y tras hacer sus abluciones mientras llegan los primeros
    gritos de dolor en Texas por el anuncio de la muerte de los
    quinquis. Ecoastro besa la tierra cogida entre sus manos. Nota
    entre la tierra que hay unas bolitas de excremento de conejo.
    Raudo las escupe tras adivinar que el conejo ha comido
    escaramujo.

    -La coneja debería andar constipada,
    por eso ha comido escaramujo- exclama orgulloso y pecando de
    vanidad y soberbia por la viveza de sus sentidos y la agilidad
    detectivesca de su mente . Escupe de sus labios las bolitas que
    mezcladas con su saliva al caer al hoyo empiezan a germinar unas
    matas de escaramujo. Y la tierra perpetua su ciclo: Loor a ti
    madre tierra.

    Sobre bancales aun vírgenes de una
    cara de la ladera de San Antonio , una cresta de gallo con
    piercing en las cejas, chándal de adidas, y agarrado a la
    bicicleta del manillar clama filantrópico cómo un
    lobo a sus camaradas que sudorosos jadean por el esfuerzo y sus
    ánimos desfallecen atrapados entre esparragueras y
    zarzales:

    – ¿No deberíamos acercanos a
    ver cómo se encuentra el kepsu y el lenteja? Tienen mala
    pinta, no se mueven- les dice.

    -Que hubieran frenado- responde
    mesándose la cresta vaquilla y lanzando una mirada unos
    metros abajo donde se encuentra el lenteja.

    -Van de listos, ya se apañaran-
    contesta Alfardo Gimeno contrayendo el vientre. De repente un
    terremoto seguido de un mal olor invade el bancal, y los chonis
    de la agrupación terratremolls se tapan la nariz, y
    ríen cómo benditos inocentes.

    – Menudo cuesco¿ Que has comido
    alfardo?- pregunta el pollo estrábico.

    – No es lo que pensáis. Que picor,
    que picor- grita metiendo los dedos por el ano. Salta en esa
    posición a lo largo del bancal. Y entonces aliviado y
    pedorreándose un poco más saca los dedos negros del
    ano con una enorme bola de hachis cubierta por un plástico
    con el dibujo algo manchado de Son Goku haciendo un Kame- Kame.
    Sobre el bancal los inferiores empiezan a votar al uso de los
    negros africanos en sus orgías en torno a la hoguera. Se
    agitan frenéticos entre la maleza angustiosa que incita la
    violencia y al crimen.

    ¿Repartirás verdad?- pregunta
    el pollo.

    -Aquí no se da nada. Sacad la
    cartera y repartiré- les responde Alfardo Gimeno. Los
    chonis buscan entre sus riñoneras. El pollo que va pelado
    anda hacia el cadáver clavado en el pino del lenteja. Le
    roba sutilmente la riñonera.

    -¿ No te importa verdad lenteja? le
    pregunta sin que responda. Luego hace lo mismo al kepsus que se
    arrastra tetrapléjico.

    -Pollo, ayudame, ayudame por favor-
    balbucea-te daré a mi hermana menor para que te la folles
    si me ayudas.

    -No te muevas que ahora te ayudo ¿
    donde tienes la riñonera?

    El kepsu señala al abdomen. El pollo
    lo gira segándole del bamboleo la médula espinal.
    Recoge la riñonera y se va silbando.

    -Es de primera- exclama mascando el hachis
    el Pescadilla.

    Los chonis toman asiento en torno a un
    hueco algarrobo. A Gimeno empiezan a dilatarse las pupilas. El
    pollo empieza a temblar, el vaquilla suda, el resto balbucea
    babeantes.

    – Iré a por leña y haremos
    una hoguera- sugiere el pollo que siente escalofríos.
    Reptando cómo una culebra con la mente borrosa empieza a
    amontonar panocha, pequeñas ramas, piedras que confunde
    con troncos. Setas- exclama el engendro al ver cerca de un charco
    varias setas amarillas que empieza a mascar. Un prodigioso ataque
    epiléptico se apodera del Pollo causándole
    convulsiones y erección de pene. Imagina que esta haciendo
    el amor con la bella HazdeLuz.

    -Mirad lo que hace el Pollo, se corre por
    la boca. So cerdo- gritan riéndose sus compañeros.
    Y al cerdo masturbador le tiran piedras, y recibe su castigo por
    sus muchos males causados. El deficiente escupe babas y espuma
    por la boca cómo un cangrejo vicioso. De una pedrada le
    rompen al ingenuo los dientes. Poseído por el vicio es
    indiferente al golpe. Sonríe pensando que esta follando
    con HazdeLuz. El viento mueve unas ramas verdes de
    llentiscle.

    – Ye muchachos, mirad la guardia civil-
    grita Alfardo que imagina que las ramas son beneméritos.
    Echa a correr con todas sus fuerzas tropezando y cayendo por los
    bancales. No me cogeréis con vida- grita estrangulando
    unas aliagas.

    El resto de chonis huye sintiéndose
    perseguidos por la guardia civil. En su retirada el vaquilla tira
    el porro para que no le denuncie la policía sobre la
    panocha apilada por el Pollo que expira.

    – No llevo nada, no llevo nada- levanta las
    manos el vaquilla fuera de si. Su mirada perdida y confusa
    orientada al cosmos no termina de encontrar al duende. Frente a
    unas matas de llentiscles se rinde ante la guardia civil con las
    pupilas cómo platos y la boca seca. La panocha empieza a
    arder a sus pies.

    EL medio día que precede a la tarde
    llega pronto a primeros de diciembre, cómo los bombarderos
    judíos sobre palestina. La sombras se envuelven de
    humedad, escarcha y frío. El esforzado Ecoastro feliz por
    la restauración de su refugio aplaude. Los perros le
    felicitan ladrando. Mete las manos en sus agujereados bolsillos y
    maldice de pronto la existencia:

    – Me cago en la puta, siempre igual.
    ¿Aquiles, Meidei, Careto, habéis visto el
    mechero?

    Los perros ladran moviendo el rabo: guau,
    guau.

    -No, guau, guau, no. Buscar el mechero
    coño que se me ha caído del bolsillo- dice a sus
    fieles canes que se tumban en la hierba y juegan
    indisciplinados.

    -Vamos a casa a por un mechero- ordena. Los
    perros haciendo el paso de la oca van tras él hacia las
    casetas de San Antonio. Descienden entre entre los ribazos
    destrozados.

    -El diablo ronda este lugar Alfardo- le
    dice el vaquilla con las pupilas dilatadas, la mirada borrosa, y
    el pensamiento embotado. Masca para tranquilizar las
    palpitaciones de su corazón otro trozo de
    hachis.

    – Eh ¿ Que pasa? ¿Donde
    estamos?- pregunta aturdido y con palpitaciones Alfardo.
    Contempla los restos de los bancales rotos, las ramas
    esqueléticas del monte que parecen dedos de
    cadáveres señalando el refugio
    reconstruido.

    -Vaquilla, Pescadilla, chanquete,
    piraña, alfardo, lute, chilindrón, aquí
    estuvimos esta mañana destrozando este refugio, y ahora
    está de nuevo reconstruido. Esto es obra de
    satanás- sobrecogido por la observación se abraza
    al lute el pescadilla cuya cara es la de un puerco a las puertas
    del matadero. Gime de pánico. Sus ojos de borrego miran a
    todos lados. Su cuerpo sucio de mugre, sudores, se estremece por
    las palpitaciones causadas por los psicotrópicos y la
    amenaza de las fuerzas oscuras. Una coz precedida de un rebuzno
    de Alfardo Gimeno hace que caigan varias piedras. Por inercia el
    resto de la pandilla pasan del miedo a las risas. Seguidas de
    mitos, chillidos, y una diarrea del piraña.
    Realizan tan tremendo estropicio . No dejan piedra sobre piedra,
    cuando terminan los atilas drogados continúan su rosario
    de destrozos hasta llegar a texas, el barrio madre de todo
    criminal de Vall d´ Uixó, donde el delito no se
    castiga. La ley y el orden allí no existe, porque
    así se ha decidido en el cónclave de la guardia
    civil, policía local y el alcalde Lelo
    Clavelitos.

    Los chonis llegan a sus hogares tras beber
    cómo camellos agua de la fuente oxidada del parque. Sus
    padres desempleados, la mayoría rumís andaluces que
    trabajaban para los caciques Hermanos Ventura, ríen ante
    las evidentes muestras de drogodependencia de sus hijos que
    están en la edad de oro en la vida de un futuro
    proletario. La adolescencia: tiempo de amigos, pandillas, toros,
    verbenas, drogas, alcohol. Las madres les preguntan tiernas,
    sumisas, con hematomas del amor pasional de los andaluces en el
    rostro maquillado de funeral para que no cante bulerias en el
    barrio:

    -¿ Quieres hijo mio un tazón
    de leche con cola cao?

    -Vete a la mierda puta , dame 10 euros-
    responden cada uno de los chonis a sus respectivas. Los padres,
    que no van a castrar el único tiempo feliz en la vida de
    sus hijos, ya que a sus hijos les depara un futuro similar al
    suyo de trabajo, desempleo, y otros horrores cómo
    matrimonio e hijos. Se los dan junto una cariñosa palmada
    para que disfruten de una vida que ellos ya odian.

    – Oh señor del infierno, en que poca
    estima me tenéis. Satanás, soy Ecoastro. Escuchame
    padre, soy fiel seguidor tuyo. Hasta realizo ritos en tu honor.
    Oh Hades, señor de los infiernos, hermano y esposo de
    madre tierra. ¿ Por qué me has abandonado?-
    Ecoastro entre las ruinas del refugio, con la luna de nuevo en el
    firmamento dispuesta a acompañar a las miles de
    violaciones, crímenes, tiroteos y genocidios que
    cubrirán el mundo con la oscuridad, contempla feliz los
    lamentos de Ecoastro.

    -¿Quien habrá sido
    está vez el que ha derribado el refugio? parece un
    terremoto, no me extrañaría que los terratremol
    hubieran sido los culpables. Hay restos de huellas de
    bicicleta.

    Ecoastro camina por los caballones mirando
    espinacas pisoteadas. Se inclina hacia las hojas vencidas por la
    suela de acero y fascista del choni. Son regadas por la lagrimas
    de Ecoastro. Nota a su espalda sobresaltándose una
    cálida caricia. Se vuelve y ve a un hombre semejante a
    Papa Noel, de cara redonda, gafas de culo de vaso, barriga
    prominente. Su rostro sonrosado cómo los
    porcinos.

    Y educado le pregunta:

    -¿ Por qué lloras hijo mio?
    ¿ has perdido tu hogar?

    Ecoastro mirando desde su humillante
    posición de rodillas al hombre santo le
    pregunta:

    -¿Eres Papa Noel?

    No- responde riendo el hombre– soy el
    psicólogo municipal. ¿ Vives aquí?- con
    interés policial le pregunta al buen Ecoastro.

    -No, todavía no, iba a hacerlo.
    Deseo vivir en un bancal.

    -¿No tienes casa?- pregunta el
    psicólogo.

    -Si, de 450 metros, libre de hipoteca- le
    responde Ecoastro al psicólogo que se asombra de la
    respuesta. Esta allí- le dice señalando la caseta
    que se ve desde esa ladera junto con otras de San
    Antonio.

    -Tu estas muy mal. Ven conmigo- y tiende el
    psicólogo la mano a Ecoastro que se levanta. Caminan
    juntos por el sendero, ya a oscuras. El psicólogo ilumina
    con una linterna el camino y ejercita sus músculos
    sedentarios de pasar la mañana escuchando a los
    locos.

    -¿ Los perros son tuyos?- pregunta
    el psicólogo viendo a tres perros que les
    siguen.

    -Son mi familia– le dice

    El psicólogo mueve la cabeza
    exclamando : Un caso grave.

    Gracias la psicólogo, varios
    psiquiatras, jueces, trabajadores sociales y la perrera,
    consiguen el milagro de que Ecoastro vuelva a su casa, se olvide
    de los bancales, encuentre un trabajo, una chica elegante, guapa,
    limpia, del partido socialista, y viva cómo una persona
    normal.

    De Angelillo de Uixó.

     

     

    Autor:

    Ángel Blasco
    Giménez

     

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