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La calidad, la excelencia y el Modelo EFQM




    El modelo EFQM, la calidad y la estrategia
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    El modelo EFQM, la calidad y la
    estrategia

    Desde hace un tiempo, la calidad se ha
    dado la mano con la excelencia, de manera que no se
    concibe a una separada de la otra, es decir, está asumido
    que el camino a la excelencia transita a través de la
    calidad. En el marco de la férrea competencia que
    caracteriza al mercado en general, es algo que se ha hecho
    extremadamente necesario e imprescindible, aunque no todo lo que
    se pretenda hacer llegar al consumidor sea de calidad ni se dejen
    de utilizar ciertos mecanismos para atraer el interés de
    los consumidores y buscar la manera de fidelizarlos.

    El desarrollo económico alcanzado en las
    últimas décadas del siglo pasado, unido al auge del
    comercio internacional y lo que se ha definido como
    globalización, impulsó a un primer plano el tema de
    la calidad. Los japoneses han sido considerados como los
    promotores de éste concepto, que en relativamente poco
    tiempo trascendió fronteras hasta llegar a lo que se
    denominó como cero defectos y posteriormente a
    la certificación de
    calidad, 
    algo que se ha estado convirtiendo en una
    exigencia para las empresas que desean expandirse y posicionarse
    en determinados mercados, como si de una moderna patente de corso
    de tratara Sin embargo, la calidad no debe
    verse asociada únicamente al producto o servicio que se
    oferta, pues ésta es una forma muy estrecha y parcializada
    de concebirla que a la postre puede conducir a errores. Si bien
    es cierto que el fin último de la calidad se materializa
    en el producto o servicio, en la actualidad hay muchos más
    elementos asociadas a éste concepto, cosa ésta que
    ha contribuido a enriquecerlo aun más. Phillip B. Crosby,
    autor de la teoría de "cero defectos", consideraba
    que la calidad es el resultado del trabajo conjunto de todos los
    factores que intervienen en la producción, tanto los
    empleados, la dirección como los proveedores. Actualmente
    no basta con que un bien se presente con determinadas
    características y atributos para que obtenga el necesario
    reconocimiento que viene avalado por la calidad. Desde la
    organización interna, la atención al cliente, el
    servicio postventa, la garantía, los recursos humanos,
    hasta el marketing, forman parte del concepto amplio de calidad.
    Es precisamente en éste contexto de integridad que se
    puede asociar la calidad con la excelencia.

    Partiendo de éste punto haré referencia a
    la calidad no como concepto asociado a los atributos y
    propiedades que intrínseca y extrínsecamente debe
    tener un bien, sino como se ha mencionado antes, a la
    relación que ésta tiene con la excelencia, al papel
    que desempeña en el proceso estratégico de cara a
    la posición que debe buscar una empresa en el duro
    escenario de la competencia que caracteriza al sector en el cual
    se desarrolla. Es una realidad que tanto el fenómeno
    conocido como globalización o la
    internacionalización de los mercados y el aumento de la
    competencia que la acompaña, ha propiciado que en las
    empresas haya surgido el interés por la calidad desde el
    punto de vista del proceso de certificación a
    través de las normas ISO. La certificación de la
    calidad es una buena carta de presentación al lanzarse a
    la conquista de nuevos mercados, sobre todo en los más
    exigentes.

    Parece interesante entonces saber qué se entiende
    por excelencia. Según el Diccionario de la Real Academia
    de la Lengua Española, la excelencia se define
    como "superior calidad o bondad que hace digno de
    singular aprecio y estimación algo". 
    Si
    analizamos ésta definición, encontraremos que
    apunta a un estadio en el nivel de desarrollo, el cual a la vez
    conduce a un valor tan importante como lo es el reconocimiento,
    algo que no se logra de forma expedita, porque requiere de
    esfuerzo, trabajo y sobre todo, constancia. En resumen, desde el
    punto de vista empresarial la excelencia se traduce en la mejor
    forma posible de hacer.

    Si bien la excelencia es importante, necesaria y puede
    que hasta imprescindible, alcanzar la misma depende
    únicamente de las empresas, de su actuación
    consciente y de saber hacer. Se convierte en definitivas en una
    suerte de filosofía empresarial en la que la
    organización se supera a sí misma como un mero ente
    destinado a ofrecer un bien o servicio con tal de generar
    ingresos. Directamente nadie les exige o les obliga, por lo tanto
    son éstas las que tienen la responsabilidad de definir si
    están interesadas en trabajar en pos de alcanzarla, porque
    evidentemente implica un determinado esfuerzo, no solo en cuanto
    a recursos, sino también en superación y trabajo,
    en cambio de mentalidad, que pasa incluso por cambiar conceptos.
    Por supuesto que el esfuerzo puede tener su recompensa, que se
    traducirá obviamente en aspectos cuantitativos, por
    ejemplo, la reducción de costos, el aumento de las ventas
    o de la cuota de mercado; y también cualitativos, tales
    como el reconocimiento y fidelidad por parte de los clientes. En
    la actualidad la fidelidad de marca es uno de los atributos
    más importantes de que disponen las empresas, precisamente
    porque con los años se ha asumido que los productos de una
    determinada marca (Sony, Nestlé, Coca Cola, Nokia, Apple,
    Toyota, Wolksvagen, Rolex, Mercedes Benz, etcétera) son
    sinónimo algunos de ellos no solo de prestancia, sino
    también de una buena calidad, ofreciendo una mayor
    satisfacción a los consumidores.

    En la práctica, como se ha subrayado antes, el
    imperativo de la competencia obliga cada vez más a las
    empresas a apostar por la calidad y la excelencia,
    independientemente del sector de actividad en el cual se
    desarrollan, de su tamaño o del volumen de beneficios que
    obtienen. En principio ninguna empresa está imposibilitada
    o excluida de un proceso que se vincula con su propia existencia
    y que a la postre reportará beneficios. Una vez que se
    asume la necesidad de lograr la excelencia, el
    siguiente paso es plantear o definir el plan de acción que
    se debe seguir, en función de la situación interna
    y externa que esté presente en cada caso, porque
    alcanzarla parte de superar los problemas (Debilidades),
    potenciando las Fortalezas y reduciendo, siempre que sea posible,
    el impacto de las Amenazas del entorno, aunque éste
    también puede ofrecer posibilidades (Oportunidades) que
    sabiéndolas identificar adecuadamente estarán a
    favor de la empresa.

    Precisamente el Modelo EFQM o Modelo Europeo de
    Excelencia Empresarial
    , sirve para analizar y evaluar de
    forma integral, la situación y el funcionamiento que
    presenta en un momento dado una determinada organización
    de cara a la excelencia. EFQM son las siglas en inglés de
    la Fundación Europea para la Gestión de la
    Calidad
    , organización no gubernamental que fue creada
    a finales de la década del ochenta del siglo pasado con el
    objetivo expreso de impulsar el trabajo en pos de la calidad en
    el marco europeo. La fundación otorga anualmente premios
    que reconocen el trabajo realizado por las empresas, para lo cual
    se basa en el empleo del modelo que se reconoce con las mismas
    siglas de la organización.

    El Modelo establece un conjunto de criterios que sirven
    de guía para medir cómo está la empresa y a
    partir de aquí establecer las medidas -o lo que se conoce
    técnicamente como Planes de Mejora– que
    serán necesarias implementar en función de los
    objetivos y de la estrategia definida. El Modelo contempla
    aspectos de índole cualitativa y cuantitativa, a
    saber:

    • Liderazgo: en la actualidad no se concibe una
      buena organización que no disponga de capacidad de
      liderazgo, no solo desde el punto de vista individual, es
      decir, que exista una persona que tenga la autoridad y el
      prestigio suficiente para que sea reconocido por parte del
      colectivo que dirige como líder, y que esas cualidades
      le permitan dirigir eficazmente a la organización,
      sino incluso que exista un liderazgo colectivo, que resulta
      mucho más abarcador y ambicioso. Un colectivo o una
      organización tienen la posibilidad de ser
      líderes cuando son capaces de convertirse en un
      referente, no solo para las otras empresas, sino para el
      conjunto de las fuerzas y factores que interactúan en
      el escenario económico (proveedores, clientes, medios
      de comunicación). Cuando se analiza el impacto que en
      los últimos años ha sido capaz de imponer Apple
      en el escenario empresarial, se puede observar que
      independientemente a la fuerte competencia que caracteriza al
      sector, existe un amplio reconocimiento a su labor de
      innovación, cambio e impacto socio-económico.
      Apple ha marcado una pauta que ha obligado a todos a
      observarla y a muchos, incluso a admirarla.

    • Personal: parte importante en el éxito
      de una organización lo tiene el personal que la
      integra, no solo por su nivel de conocimientos, experiencia y
      calificación, sino por su motivación,
      dedicación, identificación y entrega. Un
      colectivo cohesionado y comprometido con la
      organización es una garantía segura de
      éxito. Estudiar la composición del colectivo
      humano, sus intereses, problemas y aspiraciones, es una parte
      esencial del diseño de una buena estrategia. El
      personal tiene que estar bien entrenado y conocer exactamente
      lo que tiene que hacer.

    • Política y Estrategia: se supone que
      todas las empresas, independientemente a su tamaño,
      potencial y organización tenga una determinada
      estrategia, más o menos elaborada y estructurada, sin
      embargo, para las que apuesten por la calidad y por la
      excelencia, el Plan Estratégico y la política a
      seguir se hace imprescindible.

    • Recursos: los recursos disponibles (o
      necesarios) son los que determinan que los objetivos
      estratégicos propuestos se puedan alcanzar. Realizar
      planes ambiciosos sin que estén sustentados en la
      realidad de la disponibilidad de recursos es una
      utopía o en el peor de los casos una verdadera
      pérdida de tiempo. Por supuesto, el uso racional y
      eficiente de los mismos, la explotación de las
      reservas, el empleo de recursos alternativos, forma parte de
      éste importante aspecto. En esto la teoría del
      "Cero defecto" vuelve a imponerse, toda vez que la
      reducción de los fallos contribuye al uso más
      eficiente de los recursos, eliminando gastos de
      reprocesamiento o por pérdida total de productos
      inservibles.

    • Procesos: toda organización sustenta
      su funcionamiento en procesos, los cuales pueden ser de
      índole productiva (tecnológica),
      administrativa, logística, comerciales, de
      capacitación, de control, etcétera. La correcta
      definición de los procesos contribuye a una mejor
      organización interna y redunda en una mayor
      eficiencia.

    • Resultados: en personal, clientes, inversores
      y sociedad. En definitivas toda empresa trabaja para ofrecer
      un resultado que repercute en varias direcciones. Sin dudas
      lo más importante (en las empresas con fines de lucro)
      es la venta, los ingresos y los márgenes de beneficio
      que se alcancen, pero esto no lo es todo. Este es tal vez el
      resultado más evidente o generalizador, pero en medio
      o alrededor están otros aspectos a
      considerar.

    • El nivel de satisfacción de los clientes con
      el producto o servicio, tanto en el uso como en las
      garantías que recibe al adquirirlo. A los clientes se
      les puede engañar durante un tiempo, pero no todo el
      tiempo. El cliente satisfecho se hará fiel, pero eso
      dependerá de que se sienta que es importante para la
      empresa que ofrece el producto o servicio.

    • El grado de satisfacción de los trabajadores
      con la organización se mide en aspectos cualitativos
      como el ambiente laboral, la protección y seguridad
      del trabajo, la relación con los jefes, el nivel de
      comunicación existente, entre otros; así como
      por aspectos cuantitativos como la remuneración y los
      beneficios que recibe, porque en definitivas tiene intereses
      personales que necesita y desea satisfacer. El trabajador
      estará interesado en que la empresa mejore y prospere
      en la misma medida en que esa prosperidad le repercuta
      positivamente.

    • A los inversores y accionistas les interesa los
      resultados tangibles en términos monetarios, porque
      necesitan que se cumplan sus expectativas desde el punto de
      vista de rentabilidad.

    • La sociedad en su conjunto se debe sentir
      beneficiada y nunca perjudicada por la actividad de la
      empresa. Las empresas que contaminan, que producen ruido, que
      no se integran con la comunidad, que dificultan el buen
      funcionamiento de la sociedad, terminan siendo nocivas. Por
      suerte la tendencia es a que cada vez más se
      establezcan normas y regulaciones dirigidas a evitar que las
      empresas afecten el entorno de forma indiscriminada y con
      impunidad.

    • Los proveedores son una parte importante en el
      sistema empresarial. Sin ellos sería imposible que
      estas pudiesen desarrollar su actividad. Si bien los
      proveedores tienen obligaciones con la empresa ésta a
      su vez la tiene con los proveedores, sobre todo en cuanto al
      cumplimiento de las obligaciones de pago y la necesaria
      comunicación que debe existir. Los proveedores son
      también empresas que tienen sus intereses, pero esto
      no debe conducir al error de considerarlos como
      enemigos.

    • Rendimiento: el rendimiento va más
      allá del resultado. El rendimiento expresa una
      cualidad, mide cómo han sido empleados los recursos.
      Es sinónimo de eficiencia. Por lo general se basa en
      el empleo de indicadores, muchos de ellos conocidos
      (Productividad, Gasto de Salario o Material por Unidad
      Monetaria, Beneficio por Acción, Promedio de
      Calificación por Estudiante, Gasto Médico por
      paciente, etcétera) y otros que son elaborados en base
      al contenido de las tareas establecidas.

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    Obviamente el resultado es lo que le garantiza a la
    empresa la estabilidad y permanencia, pero para que estos se
    concreten, antes hay que transitar por un conjunto de fases en la
    que intervienen diferentes aspectos, factores y elementos, que
    son los que permiten la concreción de la actividad en
    forma de resultados, que en éste caso no se refiere
    únicamente a cuánto se ha ingresado o ganado, sino
    al impacto que la acción de la empresa tiene en los
    trabajadores, en los clientes (para los cuales se trabaja), en
    los que han invertido sus recursos en la misma y en la
    sociedad.

    El Modelo EFQM es una forma de apostar por la calidad y
    sirve en principio para que las organizaciones que opten por esto
    revisen y dictaminen su situación interna y externa. Del
    resultado que se obtenga se puede saber no solo cómo se
    está, sino que será posible establecer las
    líneas de acción a desarrollar en función de
    los objetivos que se deseen alcanzar, delimitados estos en plazos
    de tiempo.

    Para adoptar el Modelo EFQM hay que tener en
    cuenta cuatro premisas fundamentales:

    • Su carácter sistémico, a partir
      de que cada uno de los aspectos que lo integran están
      interrelacionados entre sí, puestos en función
      de uno o varios objetivos. En definitivas la empresa es un
      sistema, formado por un conjunto de eslabones o elementos que
      con funciones y tareas específicas están
      orientados todos a garantizar la producción o la
      prestación de un servicio. Cuando por alguna
      razón no se logra el correcto funcionamiento
      sistémico el resultado no puede ser bueno, incluso
      cuando se logren cumplir los objetivos de venta previstos. De
      alguna manera se producirán desequilibrios que afectan
      la eficiencia.

    • Su carácter permanente, porque no es
      un trabajo para un momento, no es para resolver un problema
      puntual, se debe adoptar como una forma de trabajo. Los
      continuos adelantos científico-técnicos y las
      innovaciones imponen una dinámica de cambio constante,
      que se hace más pronunciada en unos sectores y menos
      en otros, pero que de una u otra forma no deja de estar
      presente.

    • Su carácter dialéctico,
      determinado por la impronta del entorno y la dinámica
      de la propia organización, que hace que se produzcan
      constantes cambios que deberán ser tenidos en cuenta.
      Lo que sirve para hoy puede perder su efectividad
      mañana. Ejemplos hay de sólidas empresas, con
      una trayectoria envidiable y con reconocidas marcas que se
      han visto prácticamente al borde la quiebra. Se me
      ocurre mencionar al gigante Kodak
      (http://www.empresayestrategia.com/2012/02/kodak-y-la-innovacion-tecnologica.html)
      como un ejemplo evidente de ello, que ha visto como otros
      productores superaron su innegable experiencia y saber
      hacer.

    • Como todo proceso, requiere de un control
      sistemático
      , que es quien garantiza poder realizar
      las correcciones que a la luz de los acontecimientos se hagan
      necesarias. La comprobación de lo previsto respecto a
      lo real, es la base de la efectividad del Modelo, de lo
      contrario su utilidad será prácticamente
      nula. 

    El control es la función de la
    gestión que certifica cuánto y en qué medida
    lo que se ha hecho se corresponde con lo planificado. Como se
    sustenta en la comprobación, se hace imprescindible contar
    con un Sistema de Indicadores a través de
    los cuales poder ejecutar en cada momento las mediciones. En
    ocasiones se convierte en algo complicado, más que todo
    porque no se diseña correctamente, pero que no puede
    pasarse por alto, porque es la única forma de evitar
    pérdida de tiempo, de recursos y desviación en las
    metas. Es garantía de la retroalimentación para
    dictaminar cómo van las cosas y si es necesario
    cambiar.

    No estaría mal que todas las empresas se
    planteasen la posibilidad de adoptara éste u otro de los
    modelos que existen (ejemplo, el Modelo Malcom Baldrige)
    vinculados a la excelencia, no por aspirar a un premio tan
    prestigioso como el que otorgan las organización
    especializadas, sino porque en definitiva les sirve para saber
    cómo están y qué será necesario hacer
    en función de la situación existente y de las
    aspiraciones que se tengan. Significa lo mismo que disponer de
    una estrategia más elaborada, con un conocimiento
    detallado de la posición que tienen en un momento
    determinado, con un estudio de las posibilidades de que disponen
    y de las dificultades a las que se enfrenta.

    Finalmente hay que subrayar que el Modelo EFQM (que no
    es el único que existe para el tema de la excelencia) se
    asocia con el Plan Estratégico y con el Plan de Mejora,
    porque sirve para definir qué se debe hacer en base a los
    objetivos propuestos. De la conjugación adecuada
    entre ellos depende que la empresa pueda avanzar en el largo
    camino de la excelencia. 

     

     

    Autor:

    Fidel Francisco Alvarez
    Gainza

     

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