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Un ciudadano común. Relatos y odiseas en tiempos de corrupción



    PARTE I

    RELATOS Y ODISEAS
    DE UN
    SERVIDOR PÚBLICO.

    PROLOGO

    "El secreto de la humanidad está
    en el vínculo entre personas y sucesos. Las personas
    ocasionan los sucesos y los sucesos forman a las
    personas
    ".

    RALPH W. EMERSON,

    La conducta de la vida,
    1860
    .

    Sin pretender ocupar el sitial que
    corresponde a los escritores, políticos de
    ocupación, legisladores y otros pensadores que hacen de
    las escrituras su modus vivendis y en cumplimiento de los
    derechos conferidos a su simple condición de nacional del
    País, no conforme con los abusados derechos y deberes
    ciudadanos, Pedro pretende presentar al amigo lector un relato de
    las experiencias adquiridas y vividas por un ciudadano
    común en su condición de Servidor Público,
    espacio en que tuvo la oportunidad de laborar en tres
    Instituciones del Estado y compartir de manera coyuntural
    con personas de diferentes niveles e intereses.

    Para quien no ha tenido la suerte de
    laborar en el Sector Público, tal vez resulte irrisoria la
    manera en que se conducen las relaciones laborales en dicho
    Sector, pues sólo conocen de éstas por los
    comentarios, algunas veces, de periodistas que informan o
    desinforman acerca de las diferencias existentes entre los
    funcionarios, así como los niveles salariales entre
    partidarios de los Gobiernos de turno y los Servidores que han
    acumulado cierto tiempo en el desempeño de sus labores
    cotidianas, o de los escándalos causados por los fraudes y
    otros tipos de delitos que a diario se llevan a cabo en una u
    otra Institución del Estado, sin que las autoridades tomen
    cartas en estos asuntos.

    Si grande es la odisea de poder acceder a
    una posición en calidad de Servidor Público, mayor
    será la lucha por mantener la misma, fruto de los
    constantes embates producidos por las diferencias de criterios
    entre compañeros de trabajo y aún militantes y
    simpatizantes de partidos políticos que se enfrentan a
    diario en una lucha silenciosa por mantener el dominio y los
    beneficios de las posiciones que ostentan.

    En lo particular, Pedro considera a los
    Servidores Públicos como valientes corceles que se
    mantienen erguidos en sus posiciones, aún en contra de
    situaciones desfavorables para su propia condición de vida
    y dignidad humana, a pesar de los altos niveles de stress
    emocional que produce la inseguridad de mantener un empleo
    estable con el cual poder llevar a casa el sustento de la
    familia.

    En lo más profundo de su alma cada
    ciudadano anhela el momento en que las Instituciones
    públicas se conduzcan por un sendero estable y armonioso,
    en que a cada Servidor Público se le reconozcan los
    valores y virtudes que le adornan, ese ser que ha dejado lo
    más preciado de su vida en pos de servir, en el mayor de
    los casos, a la causa del Estado.

    Pedro aspira a que un día no muy
    lejano, las posiciones de Servidor Público sean elegibles
    por concurso libre y contradictorio, en que la decisión de
    seleccionar a cada uno sea tomada a partir de las cualidades y
    aptitudes que para el puesto posea cada oponente, entonces,
    podremos decir con orgullo que disponemos de Servidores con la
    capacidad de brindar un servicio al Público con la
    calidad, eficacia y la eficiencia que requieren los
    tiempos.

    Los personajes y ambientes recreados en
    éste pequeño relato son ficticios, aunque con
    cierto parecido a la realidad que viven hoy en día miles
    de personas que comparten la posición de Servidor
    Público y que han podido sobrevivir al empuje del
    egoísmo, la envidia y las apetencias políticas de
    los partidos gobernantes, que han encontrado en las cancelaciones
    de empleados una herramienta de política económica
    efectiva para redistribuir los recursos del Estado, cambiando de
    casa, de plato y de mesa, el hambre cada Cuatro
    años.

    Pedro utiliza éste medio para
    invitar al amable lector a recorrer junto a él y los
    demás personajes, los senderos transitados por un Servidor
    Público, compartir sus sueños e interactuar en la
    odisea de lograr el sueño de todo
    ciudadano…mantener el sustento de la familia, aún a
    costa de la integridad personal y el sacrificio de los valores
    morales heredados de sus forjadores.

    Deja entender por anticipado que no ha
    pretendido presentar una historia pormenorizada de los hechos, ya
    que por razones legales tendría necesariamente que
    identificar las generales de ley de cada uno de los personajes
    que han participado en este relato, los cuales aún viven y
    algunos laboran en las Instituciones del Estado.

    Pedro, un ciudadano común, por no
    identificar el gentilicio que nos agrupa como Nación, tal
    vez afectado por la vagancia que produce su condición
    actual de médico social y desempleo temprano, o por el
    efecto de la crisis global que se vislumbra, fruto de los
    desaciertos económicos de los Países Desarrollados
    y al no disponer de elementos de blindaje de su economía
    familiar; hace una invitación a leer cuidadosamente los
    distintos pasajes que se presentan, teniendo en cuenta que
    algún día ésta puede ser su propia historia,
    o la de un amigo o familiar cercano.

    P. Ramírez Gamboa

    El Autor.

    CAPÍTULO I.

    A pesar de la
    aridez del Suroeste… ¡Se puede
    soñar!

    CAPITULO I.

    "El dolor, por fuerte que sea, se hace
    más llevadero si uno está convencido de que con el
    tiempo se curará. La peor calamidad es tolerable si uno
    cree que pasará. La angustia más penosa se alivia
    tan pronto como la tranquilidad está al alcance de la
    vista".

    BRUNO BETTELHEIM,

    Sobrevivir, 1976.

    Transcurría el año 1978,
    Pedro con apenas Catorce años, delgado, de abundante
    melena, camina cargado de sueños por las ardientes
    callejuelas de un pueblo del lejano Suroeste. Con su mochila de
    un verde olivo marchito por el tiempo terciada a la espalda,
    recorría a diario cerca de Cuatro kilómetros que lo
    separaban de su casa a la escuela.

    Había crecido en un campito de
    aproximadamente sesenta casas, en su mayoría de madera,
    con piso de tierra. El pueblito desentona con el paisaje agreste
    del Suroeste, era para él su pequeño
    paraíso, rodeado de cocos, palmas, platanales y un
    arroyuelo, al que los compueblanos llaman "Noria o
    Furnia
    ", la que cuidaban con esmero y prodigaban la limpieza
    necesaria cada cierto tiempo en brigadas de trabajo…
    ¡Que sabrosa era el agua que brotaba de la fuente!
    parecía tener un dulce suave y natural.

    Como la gran mayoría de los
    niños del campo, Pedro pertenece a una familia numerosa,
    conformada por hembras y varones, sus padres, aunque campesinos,
    son de formación regia, quemados al fragor del
    trabajo…a decir de su padre–"No coge fíao para
    que nadie vaya a tocar su puerta
    ".

    De ellos aprendió Pedro a valorar
    las cosas, tener amor al trabajo, a los estudios y recibir el
    debido castigo cuando algo no estaba dentro de las reglas
    establecidas.

    Recuerda que le guardaban las
    "Pelas" por dos o más días como castigo
    por alguna falta cometida y ante cualquier chisme de la vecina,
    la jefa del hogar no vacilaba en dejar sin ramas las matitas de
    rosas del improvisado jardín, perfumando la espalda del
    delgado Pedro con sus golpes correctores. Se aplicaba en esos
    tiempos la receta psicológica de la correa como mejor
    formador de la conducta.

    En sus momentos de descanso, se juntaba con
    los amiguitos del pueblo para compartir sus sueños, le
    gustaría en un futuro ser arquitecto, esto por lo general,
    despertaba las risitas maliciosas de sus compañeros de
    infancia; ¡Que distante a su edad se ven los
    sueños
    ! Juntos improvisaban carritos de tallos de
    plátano, con ruedas de jabillas, los que cargaban con
    semillas de mango, imitando los camiones que recogían el
    carbón extraído de la madera de
    Bayahonda.

    A su corta edad, ya participaba en las
    actividades de los clubes juveniles de moda en ese tiempo, por lo
    que se le entendía como comunista, lo cual
    equivalía a una ficha policial por la política de
    limpieza llevada a cabo por recomendación del gran amo del
    Norte.

    En esos momentos vivía el
    País un clima de lucha política que concluyó
    con la salida del Doctor, último remanente de la herencia
    de los treinta años del Tirano Rafael Leónidas
    Trujillo, quien por espacio de Doce años y con el apoyo
    del Gran País del Norte cubrió la Nación con
    su negro manto.

    Al no disponer su pueblito de
    energía eléctrica, por lo general, Pedro se
    trasladaba al Distrito Municipal cercano, ya fuese en la casa de
    una profesora o en la pulpería, disfrutaba del sabroso
    Mabí de Limón o de Bejuco Indio, que
    acompañaba del tradicional Conconete, era un gran seguidor
    de las series televisivas de la época, como: "Dos
    contra el Mundo, Sam Kun kai, La Isla de la
    Fantasía
    ", era conocida su afición por las
    novelas radiales como: "Kalimán el hombre
    increíble, El príncipe Sandú, Cazam el
    Cazador
    ", después de todo esto regresaba a su casa a
    la hora acordada, no más de las diez de la noche, para no
    enfrentar los reclamos de la jefa del rebaño…su
    madre.

    Pedro mostraba predilección por los
    estudios, era muy aplicado, como si fuera hoy en día,
    recuerda que le gustaba aprender y enseñar,
    mantenía una especial competencia con sus
    compañeros de clase, en particular con Cristobal–Su
    mejor amigo
    —con quien preparaba las tareas aunque no
    estuvieran asignados para el careo correspondiente a ese
    día, sólo con el afán de hacer pasar un mal
    rato a sus compañeros con sus acostumbradas preguntas, por
    lo cual ganaban la aprobación de sus
    profesores.

    Al tiempo que asistía a las clases,
    Pedro no descuidaba su trabajo, con lo que se permitía
    comprar sus ropas y cuadernos, por su formación no le era
    posible pedir a sus padres…a su decir: "No sabe ni
    pedir bola cuando va hacía la escuela
    ".

    A Pedro le encantaba participar en las
    jornadas de siembra de arroz en los campos de Güaragüao
    y Charco Largo, para lo cual su padre organizaba el tradicional
    convite que agilizaba el trabajo. A la hora de la comida eran
    típicas las habichuelas con dulce, las marquetas de coco,
    la raspadura en yagua producida de la caña de
    azúcar en la Loma de Majagüal y nunca podían
    faltar los Dos Galones de Ron
    Triculís…¡Cuántas
    añoranzas
    !

    A la altura del Segundo año de
    Bachillerato participó en un concurso llevado a cabo en la
    capital de su provincia, con el tuvo la oportunidad de cursar
    estudios técnicos en una Escuela Superior de Agricultura
    en la Zona Norte. Esto produjo un gran cambio en su vida al pasar
    de un campo del lejano Suroeste a la que era para aquellos
    tiempos la Ciudad más bella y limpia del
    País… ¡Cuánta nostalgia le
    causó el observar la Ciudad desde el monumento a los
    Héroes de la Restauración, cuánto verdor en
    sus campos! Pero mayor efecto causó en él la
    hermosura natural de la mujer de la Ciudad
    Corazón.

    Recuerda que su inseparable amigo
    había aprobado las evaluaciones, pero fue posteriormente
    separado como elegible por haber tomado las pruebas por otro
    compañero, pasando éste luego a estudiar en otra
    Escuela Agrícola de la Zona Sur.

    Pedro pasó cerca de tres años
    de ardua lucha por mantener la competencia exigida por la
    Institución técnica, con una jornada de trabajo y
    de estudios que para él eran totalmente diferentes a su
    ritmo de vida.

    Tomaba en cuenta que debía pasar
    cerca de Once meses alejado de su familia, debido a la distancia
    que lo separaba del Suroeste, trataba por todos los medios de
    mantenerse ocupado visitando el Estadio de Baseball y caminar por
    los verdes campos perteneciente a la escuela y en ocasiones,
    visitaba los pueblos de la Zona del Cibao con algún
    compañero de estudio.

    Aun con la distancia y el tiempo, recuerda
    con añoranza la hermosa Ciudad que cautivó sus
    sueños de adolescente, el suave embeleso que le
    producía Mariana, su Profesora de Inglés, joven
    perteneciente a una prestigiosa familia, quien por aquella
    época había sido finalista en un Concurso de
    Belleza Nacional…"Ciertamente, todos los
    compañeros tenían poco tiempo para dedicar al
    aprendizaje ante tal beldad
    ".

    Para esos tiempos recuerda con terror la
    lucha que le tocó vivir durante los Tres días de la
    Huelga del 24 Abril del 1984, en que por finalizar el receso de
    fin de semana tuvo que regresar de la Capital a la Ciudad
    Corazón con todo el riesgo que implicaba para él la
    famosa poblada y así evitar ser expulsado de la Escuela
    Agrícola. Con los ojos ardientes por el efecto de los
    gases lacrimógenos, caminó muchos kilómetros
    a pies, compensado tan solo por no haber pagado los Dos Pesos con
    Cincuenta Centavos que era el costo del pasaje.

    Sus sueños de convertirse en un
    Técnico Agrícola llegaron a su fin con una rara
    combinación de enfermedad, nostalgia y mala suerte,
    impidiendo a Pedro concluir su sueño, con lo cual, a
    partir del año 1986 se hubiera permitido pasear por los
    campos de su provincia o de otros pueblos del País,
    disfrutando del adormecedor efecto que causa la gasolina en la
    jóvenes adolescentes. Pide disculpas por adelantado a las
    malas interpretaciones y es que para Pedro, el Agrónomo
    era una representación del Don Juan moderno que no
    tenía más trabajo que el de cumplir con el figureo
    vespertino, por la política llevada a cabo por los
    Gobiernos de turno al no proporcionar las herramientas necesarias
    para el cumplimiento de las labores de los orientadores
    agrícola.

    Ese mismo año ya Pedro había
    completado sus estudios de bachillerato, fruto de la
    convalidación aprobada por la Secretaría de
    Educación, en poco más de un mes recibía en
    condición de estudiante libre las pocas asignaturas que le
    restaban, de ahí que constantemente diga que no conoce
    nada de Francés o de Trigonotría, al no cursarla de
    forma regular.

    Para sus estudios buscaba la tranquilidad
    del cementerio del pueblo, pues los moradores de ese remanso de
    paz duermen el descanso del sueño eterno que dicta la
    naturaleza y él no estaba dispuesto a abandonar sus
    aspiraciones de convertirse en profesional.

    Una tarde, mientras ayudaba en las labores
    de cobijar con hojas de palmas el techo de la casa de una de sus
    hermanas, Pedro externó a su madre la necesidad de
    inscribirse en la Universidad, a lo que May–Como le dicen
    todos los hijos
    –contestó que– Tenía una
    madrina de origen haitiano en la provincia cercana, en donde
    podía dormir y a la vez, estudiar en el centro
    regional
    –, a lo que Pedro contestó–No, pues
    él no conocía a esa Señora y no le
    tenía la confianza necesaria
    .

    Con la ayuda de Ulpino–Un
    cuñado
    –y con el gran capital de Veinte Pesos en los
    bolsillos, con su maleta cargada de sueños, Pedro
    partió con rumbo a la Gran Ciudad, iba con la idea de
    ingresar en la Universidad Estatal, a cursar los estudios
    requeridos para una carrera profesional que le permitiera
    realizar sus sueños de ciudadano común.

    En la Ciudad Capital recibió la
    ayuda económica de sus hermanas, Dos de ellas le brindaron
    alojamiento, las otras Dos, el dinero necesario para la compra de
    los útiles escolares y el pago de la matriculación.
    Pedro era para familia el primero de diez hermanos que llegaba a
    la Universidad.

    Rápidamente se adaptó a la
    vida de Ciudad, conoció las rutas de guaguas "Maika y
    Onatrate
    " que lo llevaban de regreso a casa de su hermana,
    aunque admite que conoció el Sector de Sabana Perdida,
    precisamente perdido, en uno de los tradicionales cambios de la
    ruta de transporte antes de la nueve de la mañana, por los
    controles establecidos en el histórico Puente
    Duarte.

    Pedro aprendió a dormir en "Cama
    Sandwish
    " en la sala de la casa, a ser el último en
    acostarse y el primero en levantarse, a soportar los constantes y
    naturales resabios del jefe de la casa–Su
    cuñado
    — pues siempre se ha creído que el que
    más gasta en la casa es el arrimado.

    Cuántas veces recorrió a pie
    la distancia que lo separaba del Río Ozama a la
    Universidad, con su inocencia de campo, caminaba en vía
    contraria porque no se permitía a sí mismo pedir
    bola o un pasaje.

    De manera oportuna, conoció que en
    la Universidad se facilitan becas a través de la Editora
    Universitaria o de los grupos estudiantiles, además del
    crédito educativo para estudiantes de bajos recursos como
    parte de la política de bienestar estudiantil, de
    ahí en adelante, Pedro participó en actividades de
    un frente estudiantil, del cual entendió en poco tiempo
    que sólo servía como brazo político de un
    pequeño partido de izquierda, que en la mayoría de
    los casos, retrasaban las aspiraciones de los estudiantes de
    poder finalizar sus carreras en el tiempo requerido, o en dado
    caso, le sirven de soporte a los dirigentes acceder a posiciones
    como funcionarios en el Estado o en la misma
    Universidad.

    Gozaba de un Crédito Educativo desde
    su segundo período de estudio en la Universidad, lo que le
    permitió comprar los materiales de apoyo en el Economato,
    prestar libros a las compañeras y pagar los pasajes de
    lugar.

    Al finalizar el Colegio Universitario
    llegó el momento de ingresar a la Carrera,
    ¡Cuánta indecisión! Como requisito
    debió pasar al Centro de Orientación, distinguir de
    Tres posibles Carreras Universitarias la que mejor se ajustaba a
    los indicadores académicos identificados por los
    Psicólogos. Pedro estaba consciente de que las condiciones
    no eran muy favorables para cursar la Carrera de
    Agronomía, por la situación de abandono existente
    en el Sector Agropecuario a nivel de Gobierno en esos momentos,
    además, de la distancia del Campo Experimental de la
    Universidad, se decidió por colocar en orden de
    prioridades: Economía, Derecho, Agronomía, dejando
    de lado la posibilidad de estudiar una Carrera en la que
    tendría mayor facilidad de adaptación por la
    experiencia previamente adquirida.

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