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Conocer que factores intervienen en la deserción escolar de la educación media superior (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4

Enseñanza grupal –>
individualizada

Énfasis en la enseñanza –> en el
aprendizaje

Etiquetas por diferencias –> aceptación de
diferencias en aprendizaje

Oportunidades limitadas por exclusión –>
Igualdad de oportunidades por integrar

Metas de la integración
escolar

  • Exponer a un mayor número de oportunidades de
    aprendizaje.

  • Compartir ambientes de retos

  • Normalizar la visión de su vida presente y
    futura

  • Abrir la gama de actividades normalizantes: en lo
    deportivo, cultural, recreativo y social

  • Aprender a convivir con la diferencia y lograr una
    aceptación cotidiana

  • Impulsar la cultura de la
    diversidad (De la Peña, Alicia.
    2001)

Iniciarse en el conocimiento de la educación
integral conduce a defender y a argumentar el siguiente
principio: Todos los niños tienen derecho a aprender
juntos.

Una de las razones más poderosas para considerar
verdadera esta afirmación, y el derecho de las personas
con discapacidad de instruirse en la misma escuela que los
alumnos «normales», se sostiene en que los
niños con discapacidad no pueden ni deben ser excluidas de
su comunidad. Con o sin discapacidad, los niños
requieren ser respetados en sus derechos
, educarse es uno de
ellos. Aprender juntos es otro derecho que reivindica la
inclusión
, la igualdad entre los seres humanos y el
respeto a las diferencias.

Acceder a una escuela común permite a las
personas con discapacidad aprender a vivir en el mundo de todos,
necesitan una educación que los ayude a desarrollar las
relaciones sociales y los prepare para vivir en el seno de sus
sociedades. No se puede continuar con la práctica de
esconder a los niños o negar la discapacidad que tienen.
Asistir a una escuela común es el inicio para superar esta
tendencia.

De igual modo, la estancia de un niño
discapacitado en las escuelas comunes permitirá disminuir
o erradicar el temor que su presencia puede producir para los
otros, debido a la ignorancia o a prejuicios que el mundo adulto
ha creado respecto a ellos y que los otros niños asumen
como verdad. Defender el derecho de las personas con discapacidad
a aprender con los estudiantes que gozan de salud es avalar el
respeto, la comprensión y el compañerismo entre las
personas, evitando la segregación, el temor y la
ignorancia hacia los otros que son diferentes, física y/o
intelectualmente, a la mayoría.

La educación integral se propone defender la
calidad en la educación donde dos valores son requeridos:
la dignidad del alumno y su autoestima. Entendiendo que
la persona debe ser reconocida como es y no por lo que nos
gustaría que fuese
, así como permitirle
confiar en sus posibilidades de aprendizaje y habilidades,
gracias a que los demás confiamos en ellos.

Los niños con necesidades educativas especiales
plantean retos que el profesor debe enfrentar en su actividad
educativa aunque no sea un educador especializado en los
problemas de salud de su(s) alumno(s).

Por ejemplo, el docente al evaluar al estudiante debe
conocer los datos personales, familiares y de salud del
niño o niña, identificando fortalezas y
debilidades, capacidades y necesidades del alumno.

Otros aspectos a considerar, por parte del profesor en
el aprendizaje de sus alumnos con necesidades educativas
especiales, se concentran en analizar el ambiente y situaciones
de la clase, los tiempos y movimientos, adaptar los contenidos de
clase con materiales didácticos adecuados, su estilo de
enseñanza y sistema de evaluación a las necesidades
de estos alumnos.

Los Valores morales en la educación
integral

Regularmente existen dos posturas extremas para no
asumir la teoría y práctica de la educación
integral.

  • «Soy muy sensible.» «Me parte el
    alma ver a esa personitas.»

  • «No es mi función, no soy profesor
    especializado en estrategias para personas enfermas.»
    «Ya bastante tenemos con los flojos normales para
    acrecentar nuestros problemas en el aula aceptando a
    niños discapacitados.»

Alguna de estas posturas, con menor o mayor
énfasis, hemos escuchado o expresado cuando se habla de la
educación integral o se nos propone trabajar con alumnos
con necesidades educativas especiales.

Ser sensible a las discapacidades que tiene un
estudiante no debe ser un impedimento para enfrentar el reto de
educarlo, sería análoga esta postura a la de los
médicos que no atienden a sus pacientes porque se
reconocen susceptibles al dolor que la enfermedad
produce.

Por otra parte, si verdaderamente somos profesores no
podemos elegir educar sólo a los alumnos que presentan la
mejor disposición al estudio. Una actitud así
sería tan absurda como la de aceptar ser padre o madre
siempre y cuando nuestro hijo corresponda al ideal que nos
hacemos de él.

Cualquiera de estas consideraciones para negar la
posibilidad de educar a niños discapacitados dentro de la
comunidad, con los «normales», responde a los valores
morales que poseemos como docentes y personas, al sentido y
finalidad que asumimos tiene la práctica
educativa.

Los invito a acercarse al complejo panorama de los
valores que la mayoría de nosotros tenemos.

Para ciertas personas el valor de la salud es
el valor máximo, tener salud permitirá desear y
alcanzar cualquier otro valor.

Para otras, el mayor valor es el saber, el desarrollo de
la capacidad intelectual que permite hacer del ser humano una
persona culta.

Otros asumen que el valor máximo es el poder
(económico, político) el éxito o
reconocimiento social.

Los valores morales se confinan al plano familiar, otras
veces se confunde lo moral con el trato social, las buenas
costumbres, las creencias religiosas. Pocas veces se asume que
los valores morales pueden ser mucho más importantes que
los valores anteriormente mencionados y que la moralidad se ponen
en práctica en el ejercicio profesional, en la actividad
docente.

Me propongo explicar los valores morales que
están presentes al aceptar o rechazar a una persona
discapacitada desde la perspectiva ética de la
responsabilidad
. Precisando que posee responsabilidad quien
tiene poder para actuar, se tiene responsabilidad por lo
que se hace, quien no puede hacer nada, no tiene que
responsabilizarse de nada.

Ser responsables es una actitud que pone en evidencia la
calidad moral que poseemos.

Una persona es responsable cuando la acción es
acometida y realizada de modo consciente, con intención de
promover o aniquilar un valor…La responsabilidad de cada uno
está en proporción al poder que tiene…De nuestras
acciones somos responsables en cuanto repercuten en el bienestar,
en el interés o en el futuro de los otros. En cuanto los
otros están bajo el influjo del poder de mi acción,
estoy obligado con ellos. (Escámez, 2001)

Por ende, habría que cuestionarse: qué
responsabilidad se asume, cuáles son las cualidades
morales que tenemos, si nos negamos a educar a personas que no
poseen el valor de la salud y/o el de la inteligencia, porque no
cuentan con la capacidad física e intelectual que
nosotros.

Como adultos podemos mantenernos en la misma
apreciación que tenemos sobre las demás personas,
considerando que ya estamos formados moralmente y que no vamos a
cambiar. Ninguna teoría, mandato jurídico o
acción loable que otros realicen alterará nuestra
forma de pensar. Se puede llegar a asumir que quien tiene una
discapacidad intelectual, ceguera, sordera o problemas motores,
es inferior a nosotros. Pretender ayudarla a obtener
conocimientos es perdida de tiempo, tal vez sólo es una
acción con buenas intenciones pero no así con
buenos resultados.

Esta postura, aunque matizada, es la actitud que
está presente al negarnos a educar a personas con
necesidades educativas especiales.

Mi propuesta es cuestionar diversos aspectos:

  • ¿No podemos cambiar nuestra
    apreciación respecto a las personas discapacitadas?
    Poseer salud física y mental ¿es requisito
    imprescindible para establecer relaciones entre
    iguales?

  • Quienes poseemos salud física y mental
    ¿no seremos capaces de vislumbrar que existan otros
    valores a defender en la vida, por lo que ésta vale la
    pena, y estos valores son dignos de cultivarse para quienes
    no poseen salud, y de respeto por parte de los
    demás?

  • Como educadores que somos, ¿cuál es
    nuestra responsabilidad al establecer una relación de
    enseñanza aprendizaje? ¿Es más
    importante cumplir con la programación, de acuerdo al
    currículo, que educar a una persona
    discapacitada?

  • ¿Has intentado ponerte en el lugar de otros,
    en el lugar de la familia o de la persona que está
    discapacitada? ¿Qué esperarías de las
    personas capacitadas si tú estuvieras en el lugar de
    una persona con necesidades educativas especiales?

A manera de respuesta.

1.- Considero viable que las personas, utilizando su
sensibilidad y razonamiento, puedan superar su postura de
lástima o de rechazo ante las personas discapacitadas a
través de una información precisa respecto de los
planteamientos de la educación integral. El conocimiento
es una fuente de poder que permitiría modificar nuestra
postura ante las personas con discapacidad.

Para propiciar el cambio de actitud hacia una persona
con discapacidad no debe utilizarse el chantaje moral, presionar
al otro argumentando que nada garantiza que siempre posea la
salud. El respeto y dignidad que merece una persona con
necesidades educativas especiales es una verdadera razón
para considerar posible modificar la apreciación que
tenemos sobre ella.

Por otra parte, uno de los valores básicos para
establecer relaciones entre iguales, pareciera contradictorio, es
aceptar las diferencias.

En estas diferencias también existen
distinciones. Tenemos las diferencias por naturaleza: la raza, la
salud, el temperamento, la edad, la complexión
física, el sexo o preferencia sexual, etc.

Otras diferencias son aquellas que se van estableciendo
socialmente: la fama, el poder, la posición
económica, los grados en el estudio.

Es de seres civilizados, con aprecio al ser humano, a su
historicidad y desarrollo cultural así como moral,
entender que ninguna de estas diferencias otorga a nadie el
derecho a humillar o la obligación de aceptarse inferior a
los que no tienen las mismas condiciones de naturaleza, de
prestigio social, político, económico o intelectual
que el del otro.

Como lo afirma Alain Touraine:

Somos todos iguales en la medida que buscamos construir
nuestra individuación, nuestras acciones nos hacen
diferentes… Somos iguales porque somos diferentes…No somos
iguales por ser hijos de Dios…No es conveniente definir la
igualdad a partir de creencias comunes ya que advertiremos,
más tarde o temprano, la existencia de minorías y
las valoraciones de inferior y superior… como tampoco somos
iguales en base al uso de la razón, somos desiguales en la
capacidad de razonar…(Es necesario) Reconocer al otro o que
éste me reconozca, no significa descubrir un Sujeto
Universal ni aceptar sus diferencias, significa reconocer que
aquello que hacemos, en situaciones y sobre materiales
diferentes, es el mismo tipo de esfuerzo (lo que nos hace
iguales) para conjugar instrumentalidad (lo que hacemos y nos
hace diferentes) e identidad (lo que somos) (Touraine,
1998)

2.- La forma de jerarquizar nuestros valores depende en
gran parte de las condiciones de vida de las que partimos y en
las que nos movemos.

Si bien, para la mayoría de los seres humanos, la
salud ocupa el lugar básico del cual ascendemos para
proponer otros valores, podemos y debemos entender que no todos
partimos de esta premisa y debido a que las condiciones iniciales
de vida son distintas a las de la mayoría, el valor
fundamental tiene que ser otro, por ejemplo: la
dignidad.

Kant empleó el término
«dignidad» para designar la condición de
agentes racionales, capaces de dirigir su vida por medio de
principios morales. Esa capacidad es compartida, al menos
potencialmente, por todos los seres humanos. Tal potencial, y no
lo que cada persona haya hecho de él, es lo que merece
respeto aún en aquellas personas que, debido a algunas
circunstancias, son incapaces de gobernarse a sí mismas,
como es el caso de los bebes o de personas con ciertas
minusvalías o los enfermos en estado de coma.
(Escámez 2001)

El valor de la dignidad, de dirigir la vida por medio de
principios morales, es lo que merece respeto, ese potencial que
tenemos todos los seres humanos y que las personas con
discapacidad también poseen y requieren que les sea
respetado, exige ser considerado el valor básico del cual
partir para luchar y merecer otros valores.

La dignidad conlleva a

el reconocimiento a toda persona de la condición
de fin en sí mismo, implica la exigencia de respetar su
conciencia, su intimidad y su diferencia respecto a los
demás, así como el rechazo a toda forma de
violencia sobre ella. (Escámez, 2001)

3.- Una de las preocupaciones con

Stantes del docente es cumplir con lo que marca el
programa. Los inspectores tienen una función importante
para corroborar esta situación. De ahí que para la
mayoría de los docentes es más fácil asumir
que debe cumplirse el programa de estudios, independientemente de
las características de los alumnos, de las exigencias
sociales, económicas, culturales que se modifican mucho
antes que la teoría. No hacerlo supondría que no se
es buen docente.

Pareciera que al profesor sólo le compete llevar
a la práctica las propuestas curriculares oficiales, lo
más apegado a sus indicaciones: cómo y
cuándo enseñar, qué medios se pueden
utilizar para apoyar la enseñanza y el aprendizaje,
cuándo y cómo evaluar.

Tales supuestos se han ido modificando, afortunadamente,
en tanto que las tendencias actuales en la investigación
educativa proponen

romper con la dependencia irrestricta hacia los planes y
programas de estudio, entendidos como una forma de
prescripción de lo que debe ser el trabajo docente, por lo
que el concepto de currículo puede ser más
conveniente al significar la importancia de la labor del maestro
como parte primordial para el desarrollo de la experiencia
curricular y considerar los planes y programas de estudio como
una propuesta de trabajo…El currículo se considera, en
la actualidad, como un factor que permite organizar racionalmente
la actividad escolar, los contenidos de la enseñanza y el
trabajo del maestro…Es visto como un proceso que se construye
en la práctica, como una hipótesis de trabajo que
se somete a prueba permanentemente, de acuerdo con los resultados
de la experiencia escolar misma. (García, I., Escalante,
I., Escandón, M., Fernández, L., Mustri, A., Puga,
I. 2000)

La existencia de planes y programas de estudio no debe
ser un obstáculo para educar a los alumnos, o para
rechazar a otros que, si se aceptaran,
«estropearían» su realización. Los
docentes debemos saber la importancia que tenemos en la
modificación del currículum, la responsabilidad que
se nos otorga de orientar nuestra actividad según los
programas, pero éstos no deben encarcelar nuestra
creatividad y responsabilidad docente.

Concuerdo con Fernando Savater al afirmar que el ideal
básico, el valor principal, de la educación es su
universalidad, posibilitar el saber para todos, lo que significa
no excluir a nadie. Durante siglos la enseñanza ha servido
para discriminar unos grupos humanos frente a otros, por ejemplo:
a los hombres frente a las mujeres, a los pudientes frente a los
menesterosos, a los citadinos frente a los campesinos, a los
«civilizados» frente a los «salvajes», a
los «listos» frente a los «tontos». El
valor actual de la educación está en ser un derecho
para todos. Y como responsables de esta labor, los docentes
debemos tener claro este valor de universalidad.

Universalizar la educación consiste en acabar con
tales manejos discriminadores; aunque las etapas más
avanzadas de la enseñanza puedan ser selectivas y
favorezcan la especialización, el aprendizaje
básico no debe regatearse a nadie ni ha de dar por
supuesto de antemano que se ha «nacido» para mucho,
para poco o para nada. ..Cada cual es lo que demuestra ser con su
empeño y habilidad, no lo que su cuna -esa cuna
biológica, racial, cultural, nacional, de clase social,
etc.- le predestina a ser según la jerarquía de
oportunidades establecidas por otros… El esfuerzo educativo es
siempre rebelión contra el destino, sublevación
contra el fatum: la educación es la antifatalidad, no el
acomodo programado a ella. (Savater, 1997)

4.- Es una buena campaña publicitaria la que
realiza la Secretaria de Gobernación, en la
televisión, para pedir el respeto a las personas con
discapacidad, donde el slogan del comercial afirma: «su
discapacidad no los limita, no lo hagas
tú.»

Aún es un camino largo el que se deberá
andar para evitar que se limiten las potencialidades de una
persona discapacitada. Es un avance la existencia de este tipo de
publicidad y se darán pasos más firmes cuando el
respeto y la ayuda que requieren las personas discapacitadas
vayan de la mano de una virtud moral: aprender a ponerse en el
lugar de otro.

Ponerse en el lugar de otro, como lo afirma Fernando
Savater, en Ética para Amador, es el comienzo de toda
comunicación, se trata de tomar en cuenta sus derechos, de
entender lo que hace y lo que siente, comprenderle desde dentro,
tomarlo en serio. Tiene que ver con la habilidad y el esfuerzo
que debemos hacer cada uno por entender lo que nuestros
semejantes pueden esperar de nosotros.

Se trata de desarrollar la cualidad de
empatía:

la actitud de ponerse en el lugar del otro,
de entrar en su estado de ánimo y de situarse en su
perspectiva, desarrollando un grado intenso de
comprensión. Tal comprensión sirve de premisa para
prestar apoyo y ayuda en las dificultades…A desarrollar nuestra
empatía nos puede ayudar: Imaginarse a sí mismo en
la situación del otro, recordar situaciones personales
análogas, escuchar activa y atentamente.(Escámez,
2001)

Y si somos moralmente responsables de nuestras acciones,
como adultos y docentes que habremos de educar a una persona
discapacitada debemos asumir en qué consiste esta
responsabilidad.

Nuestra responsabilidad consiste en permitirle acceder
al mundo de la cultura, del conocimiento, contribuir a conformar
una visión del mundo y de su persona donde la vida tenga
un sentido, la dignidad y autoestima que él o ella
adquieran a través del conocimiento valga el esfuerzo de
estar en una institución educativa.

Ser responsable consiste en aprender a ponerse en el
lugar de los otros, lo que permitirá vislumbrar sus
virtudes y debilidades, sus miedos y esperanzas para que,
regresando a nuestra tarea de educador, le proporcionemos las
mejores técnicas y materiales didácticos que le
permitan acceder a la información y al saber.

Ser educador, profesor, docente, es una tarea
satisfactoria en tanto que consideremos sustento del quehacer
educativo los valores morales de la dignidad y el respeto por los
demás, en las diferencias, permitiéndole al alumno
formarse una concepción del mundo, un sentido de la vida,
a través del saber y la sensibilidad que surge de la buena
convivencia.

Bibliografía

De la Peña, Alicia. Apuntes para el Curso
«Una escuela para todos: Actualización e
Integración EscolarMéxico. UNAM. Facultad
de Filosofía y Letras. 2001.

Escamez, Juan y Gil, Ramón. La educación
en la responsabilidad. Barcelona. Paidos. 2001.

García, I., Escalante, I., Escandón, M.,
Fernández, L., Mustri, A., Puga, I. ¿Qué
entendemos por Currículo? en Materiales de trabajo del
Seminario de actualización para profesores de
educación especial y regular. México. SEP,
2000.

Touraine, Alaine. Igualdad y diversidad. Las nuevas
tareas de la democracia. Buenos Aires. FCE. 1998.

Savater, Fernando. Ética para Amador. Barcelona,
Ariel, 1991.

Savater, Fernando, El valor de educar. México,
Instituto de Estudios Educativos de América.
1997.

Articulo publicado en la Revista Xictli de la Unidad
UPN 094 D.F. Centro, México. Se permite su uso citando la
fuente. Dirección www.unidad094.upn.mx

TESIS

PARA OBTENER EL GRADO
DE:

MAESTER EN PEDAGOGÍA Y
PRÁCTICA DOCENTE

 

 

Autor:

Víctor Manuel Martínez
Jiménez

SECRETARÍA DE
EDUCACIÓNUNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

UNIDAD UPN – 042

CIUDAD DEL CARMEN, CAMPECHE JULIO DE
2011

Partes: 1, 2, 3, 4
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