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La ecología, condicionada por la racionalidad del sistema económico




Enviado por DAIJOKA SEVILLA



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. La
    economización del mundo y el desarrollo
    sustentable
  4. La
    prohibición de las bolsas de polietileno: El caso de
    análisis
  5. Tensiones y
    contradicciones: El desarrollo sustentable en las
    lógicas de la economización del
    mundo
  6. Bibliografía

Resumen

El siguiente trabajo busca analizar la Resolución
Municipal 1481-I-2012; que prohíbe la entrega de bolsas de
polietileno en los supermercados de San Carlos de Bariloche. La
misma puede ser considerada como una política de
desarrollo sustentable para proteger al medio ambiente y a los
recursos naturales. Sin embargo, se intentará demostrar
cómo estas políticas sustentables, que son
promovidas desde la racionalidad económica capitalista,
delimitan lo que se entiende por naturaleza, medio ambiente y las
relaciones hacia ambos. El objetivo será indagar, a partir
de este caso particular, las tensiones y contradicciones que
existen entre la racionalidad económica capitalista y los
proyectos sustentables que ésta misma propone.

Introducción

El 3 de Julio del año 2012 fue aprobada la
Resolución Municipal 1481-I-2012 mediante la cual se
promulga la Ordenanza del Concejo Deliberante Municipal y la
aplicación de la Ley Provincial 4417/2009 que
prohíbe la entrega de bolsas de polietileno en
supermercados. La misma fue considerada una acción que
apunta "directamente a la protección del medio ambiente y
fomenta la preservación de los irremplazables recursos
naturales" (resolución municipal 1481-I-2012 )

Esta medida parece enmarcarse en las políticas de
sustentabilidad que actualmente se encuentra desarrollando el
municipio y la provincia como forma de prevenir la
destrucción del medio ambiente y la protección de
éste.

Desde una perspectiva ecológica política
(Leff 2005, 2010; Escobar 2010), me propongo analizar a partir de
discursos elaborados por instituciones estatales (leyes,
ordenanzas, resoluciones, discursos públicos en los
medios) acerca de esta medida en particular, las tensiones que la
misma genera entre una racionalidad económica particular y
las propuestas de sustentabilidad que esta racionalidad fomenta.
Estas definiciones impartidas desde el Estado -el cual es
condicionado, indudablemente, por el sistema económico-
fijan lo que implica el "medio ambiente", los "recursos
naturales", pero principalmente la "naturaleza" y el
"desarrollo". Me interesa indagar la forma en la que estas
tensiones son reflejadas en las contradicciones que plantea esta
resolución –y su aplicación– entre los discursos
que la enmarcan y las prácticas que la misma
abarca.

A su vez, la prohibición de las bolsas
plásticas como medida que ha sido parte de una
visión del desarrollo sustentable (Martens 2001) no puede
dejar de ser analizada en el marco de un proceso de
economización del mundo (Leff 2005). Es por esta
razón que intentaré ver la forma en que esta medida
y las definiciones de naturaleza y desarrollo que tensiona se
enmarcan en procesos de distribución desigual
económica, ecológica y cultural (Escobar
2005).

La
economización del mundo y el desarrollo
sustentable

Enrique Leff, en su trabajo "La Geopolítica de la
Biodiversidad y el Desarrollo Sustentable: economización
del mundo, racionalidad ambiental y reapropiación social
de la naturaleza" (2005) caracteriza a un proceso que él
ha denominado como "economización del mundo", el cual
muestra el avance desde hace cinco siglos del sistema
económico capitalista, así como de los sistemas
políticos y culturales que lo han sostenido a lo largo del
tiempo. Desde la perspectiva del autor, la economización
del mundo ha inducido "una homogeneización de los patrones
de producción y de consumo, contra una sustentabilidad
planetaria fundada en la diversidad ecológica y cultural"
(Leff 2005: 1). Esta homogenización de conceptos,
definiciones y prácticas fue dejando de lado otras
definiciones y formas posibles o alternativas de pensar y
construir, a la "naturaleza", al "medio ambiente" e incluso al
"hombre", construyendo a las posibilidades de "sustentabilidad"
de acuerdo a las posibilidades que el sistema económico
brinda.

A pesar de esto, desde la década del 70 a nivel
internacional se iniciaron una serie de tratados proteccionistas
del "medio ambiente", que incentivaron al desarrollo sustentable
y a la creación de políticas y medidas para
sostenerlo1. El Tratado de Kyoto, del año 1992, generado a
partir del diagnóstico del cambio climático, tuvo
como objetivo moderar las emisiones de gases que afectan la
atmósfera. A nivel regional, mediante el Acuerdo Marco
sobre Medio Ambiente del Mercosur, los países
comprometidos en este tratado, "resaltando la necesidad de
cooperar para la protección del medio ambiente y la
utilización sustentable de los recursos naturales, con
vistas a alcanzar una mejor calidad de vida y un desarrollo
económico, social y ambiental sustentable", se comprometen
a generar acciones para la promoción del medio ambiente y
del desarrollo sustentable, acordando una internalización
de los costos ambientales mediante el uso de instrumentos
económicos y regulatorios de gestión, es decir,
responsabilizándose por los efectos contraproducentes de
la producción.

Estos tratados fueron ratificados a nivel nacional2. En
el año 1994, con la reforma constitucional, se incorpora
mediante el artículo 41 la preocupación nacional
por la protección del "medio ambiente". Según este
artículo todos los habitantes del territorio nacional
tienen derecho a un ambiente sano, equilibrado y apto para el
desarrollo humano. Este compromiso implica una visión
sustentable de la relación con el ambiente, proponiendo
que las actividades productivas deben satisfacer las necesidades
presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y
tienen el deber de preservarlo, así como recomponer el
daño ambiental. El Estado debe entonces proveer la
protección y la utilización racional de los
recursos naturales, la preservación del patrimonio
natural, cultural y de la diversidad biológica.

Dadas las "pérdidas medioambientales" generadas
por los embates de la economía capitalista, se
inició un proceso de valorización del medio
ambiente. Es así que el desarrollo sustentable, entendido
como "la satisfacción de las necesidades del presente sin
que se comprometa la capacidad de las generaciones futuras para
satisfacer sus propias necesidades" (Marten 2001:5), se presenta
como un requerimiento necesario para implementar cualquier
actividad futura y como vía para solucionar o prevenir
estos problemas.

Ahora bien, en este mismo contexto de
valorización de la "biodiversidad" y de la sustentabilidad
como el núcleo de prácticas que piensan en los
compromisos futuros del medio ambiente, se ha producido el
fortalecimiento del capitalismo, tanto a niveles de
expansión transnacional como tecnológica. Este
fortalecimiento es, de alguna manera, la condición para la
"economización del mundo". Por esta razón, resulta
paradójico que en medio de este proceso se inicien estas
políticas sustentables.

Gerard Marten (2001) explica que todas las culturas,
así como los individuos que se sienten parte de las
mismas, tienen percepciones distintas acerca de cómo
funcionan los ecosistemas y cómo responden a las acciones
humanas. Estas percepciones se relacionan a las visiones de la
naturaleza. Sin embargo, desde la perspectiva de Leff (2005) no
podemos dejar de encuadrar a estas percepciones en sistemas de
poder tanto políticos, como económicos y
culturales. Dentro de la economización del mundo, la
visión capitalista acerca de la relación con el
ecosistema se impone sobre otras lógicas. En este
contexto, parece difícil encontrar una adaptación
de la racionalidad económica capitalista al desarrollo de
estrategias sustentables a nivel ecológico.

A nivel mundial, los países que controlan la
mayor cantidad de capitales y centralizan la producción
son a la vez los que definen las concepciones del desarrollo
sustentable y de la naturaleza que el mismo implica, es decir,
condicionan las relaciones con el ecosistema. Desde esta
perspectiva, la geopolítica de la sustentabilidad
–es decir, las distribuciones geográficas y
espaciales para determinar y desarrollar estos proyectos- "se
configura en el contexto de una globalización
económica que, al tiempo que lleva a la
desnaturalización de la naturaleza, con el discurso del
desarrollo sostenible promueve una estrategia de
apropiación que busca "naturalizar" a la
mercantilización de la naturaleza. En esa
perversión de "lo natural" se juegan las controversias
entre la economización de la naturaleza y la
ecologización de la economía" (Leff 2005:
3).

La propuesta de este trabajo es analizar desde estos
marcos teóricos que se encuadran dentro de la
ecología política (Leff 2005, 2010, Escobar 2010)
disciplina orientada desde la ecología y la
economía política, que hace énfasis en los
sistemas de poder y la relación entre ambiente,
desarrollo, el capital, la naturaleza y la cultura (Escobar
2010)– los marcos legislativos que proponen un "desarrollo
sustentable". En particular, me centraré en la
prohibición de entrega de bolsas en la ciudad de San
Carlos de Bariloche, la cual voy a utilizar como un caso
microscópico (Geertz 1987) para reflexionar sobre las
contradicciones entre el modelo económico capitalista y la
propuesta ecológica que genera, así como en la
definición de naturaleza que impone.

La
prohibición de las bolsas de polietileno: El caso de
análisis

La ecología humana se basa en las relaciones
entre los seres humanos y el medio ambiente (Marten 2001). Dado
este principio, las actividades llevadas a cabo por las personas
suelen generar una cadena de efectos en el entorno los cuales
desencadenan de manera irreversible daños en un
ecosistema, es decir, en un área determinada. Si
consideramos a la ciudad de Bariloche, Río Negro, como un
ecosistema, entendemos que desde principios del siglo XXI se han
puesto en práctica ciertas políticas para la
"protección" al "medio ambiente" y los "recursos
naturales".

En particular me interesa centrarme en una
política implementada en el año 2012. Me refiero a
la resolución municipal que prohíbe la entrega de
bolsas de polietileno en los supermercados en la ciudad de
Bariloche (1481-I-2012) fue aprobada en el mes de julio del
corriente año, como parte de la aprobación de una
Ordenanza del Concejo Deliberante Municipal que prohíbe la
entrega gratuita de bolsas de polietileno, polipropileno u otra
clase de material no biodegradable al aplicar la ley provincial
4417/2009. En la Ley 4417 se Instituye el Programa Provincial de
Reducción y Sustitución Progresiva de las bolsas no
biodegradables, cuyo objetivo es lograr la disminución
paulatina del uso de este tipo de bolsas, hasta su total
reemplazo por otras hechas de materiales biodegradables, que en
principio, no afecten el medio ambiente y así
también la calidad de vida de la población y los
recursos naturales de la provincia.

 En el caso de Bariloche se ha ido llevando a cabo
la disminución de entrega de este tipo de bolsas,
principalmente en los supermercados, desde los meses de
septiembre hasta noviembre y en el mes de diciembre se
prevé prohibir la entrega de las mismas. A
continuación, me propongo desarrollar las diversas causas
que fundamentan esta medida.

3.1. Las causas de la
resolución

El material plástico del cual están hechas
las diversas bolsas que utilizamos de manera cotidiana difiere en
su proceso de fabricación y, a su vez, en el proceso de
reciclado utilizado para cada uno de estos materiales.
Principalmente, los tipos de plástico que se encuentran
usados en nuestro entorno están formados por un compuesto
que se denomina Polietileno. Éste, a su vez, puede ser
catalogado como polietileno de alta densidad (PEAD) o polietileno
de baja densidad (PEBD) (Clean up the world 2006).

El PEAD es utilizado por lo general en productos que
necesitan mayor resistencia; se suele encontrar en contenedores
de basura, artículos para el hogar, envases de alimentos,
medicamentos, juguetes, etc. A su vez el PEBD suele estar
presente en las bolsas plásticas que son entregadas en los
supermercados, verdulerías, en las bolsas de pan, en las
farmacias, entre otros. Cabe recalcar que ambos materiales son
muy dañinos para el ambiente dado que no son
biodegradables, y por lo tanto su descomposición es lenta.
Se calcula que estos plásticos, encontrados principalmente
en las bolsas, tardan 200 años para ser degradados,
presentando un daño irreversible al planeta. Entonces, por
un lado, la lentitud de la degradación del polietileno es
una de las bases de esta medida.

Por otro lado, la mayoría de bolsas que
utilizamos en nuestra vida diaria, están formadas por
PEBD, es decir tienen un peso liviano, característica por
la cual pueden volarse afectando los diversos cursos de agua,
provocando inundaciones y también pueden llegar a obstruir
las diferentes cañerías que se encuentran en los
ecosistemas urbanos, afectando el sistema de drenaje y
alcantarillado. A su vez, presentan un riesgo para diversas
especies de animales, es decir que afectan la flora y fauna del
entorno y de los alrededores, generando también un impacto
visual negativo en el medio ambiente.

En el siguiente apartado, entonces, caracterizaré
los antecedentes legales de resolución, que pueden
entenderse como bases en las que se apoya la legislación
actual.

3.2. Los antecedentes legales en los que se sostiene
la resolución

La resolución ministerial se encuentra
justificada en el artículo 41 de la Constitución
Nacional, el artículo 84 de la Constitución
Rionegrina y en la Ley provincial 4417/2009. Con estos
antecedentes legales se evidencia que la resolución, como
ha sido mencionado en la introducción, busca la
protección directa del medio ambiente y a fomentar la
preservación de los recursos naturales.

Tanto el artículo 41, que ya ha sido mencionado,
como el 84 aseguran que los habitantes del territorio nacional en
general, y provincial, en particular, tienen el derecho a un
ambiente sano y apto para el desarrollo humano. El Estado debe
comprometerse a garantizar que se cumplan las actividades
productivas de manera sustentable, es decir, evaluando los costos
medioambientales, y debe prevenir la contaminación del
aire, agua y suelo, manteniendo el equilibrio ecológico a
partir de la conservación de la flora, fauna y la
subsistencia de especies autóctonas.

Siguiendo estas leyes, desde esta perspectiva de
preservación, y retomando lo mencionado en el apartado
anterior, el PEBD por ser un material volátil y con lenta
degradación evita la posibilidad de un ambiente sano,
generando así aspectos nocivos para la salud y para la
conservación de la flora, fauna, el agua, aire y suelo.
Por ello el desarrollo de esta política de desarrollo
sustentable que buscan evitar estos efectos.

Sin embargo, aún cuando esta resolución se
corresponde con los artículos que cita como referentes,
hay varias cuestiones que ponen en tensión esta medida
particular: ¿Qué pasa con los sitios que entregan
bolsas y no son considerados supermercados? ¿Cuáles
son las políticas de reciclaje adjuntas?
¿Cuál es la situación del vertedero
municipal?

3.3. La implementación de la resolución
en la ciudad de Bariloche

En el mes de septiembre, como parte de la Carta
Orgánica de la implementación municipal que
planificaba la disminución de la entrega de estas bolsas,
comenzaron en los supermercados de la ciudad de Bariloche (Todo,
La Anónima, Carrefour, Uno, entre otros) a entregarse
cuatro bolsas por compra. Como ya ha sido mencionado al describir
las causas de la resolución, la cantidad de las mismas fue
disminuyendo con el correr de los meses hasta que, en el mes de
diciembre, se prohibirá por completo la entrega de las
mismas.

Un dato paradójico es que, en estos mismos
supermercados en que se ha prohibido la entrega y, en particular,
en las verdulerías que se encuentran en los mismos
continúan entregándose y poniéndose a
disposición de los compradores sin ningún criterio
de control rollos gigantescos de bolsas – polietileno de
baja densidad- para cargar la verdura. Por esta razón
mucha gente ha empezado a tomar más bolsas disponibles en
el sector de la verdulería. En otros comercios
–más allá de los supermercados—estas
bolsas continúan entregándose y en el packaging de
los productos comercializados en los supermercados los empaques
de polietileno continúan siendo los más utilizados.
Según el art.6 de la Ley 4417/2009, ésta no se
aplica a las compañías o fábricas que
ofrecen sus productos, las cuales pueden aún utilizar
bolsas contaminantes para el ecosistema ya que "quedan
exceptuados de los alcances de esta ley las bolsas o elementos de
embalaje de alimentos o insumos húmedos, naturales,
elaborados o preelaborados, los que podrán seguir
comercializando como continente o envase materiales no
biodegradables" (Ley 4417/2009)

Por otra parte, tras la aprobación de la
resolución, los representantes de los supermercados se
reunieron y acordaron con el municipio determinadas pautas de
implementación de la medida. Producto de ese acuerdo, en
el Anexo I de dicha Ordenanza encontramos una "Carta de
Intención" en la que se da a conocer el compromiso de
estos representantes al pautar acciones que llevarán
adelante para concientizar a las personas.

Un dato relevante es que en el apartado II y III de esta
carta articulan una solución para los desechos
domiciliarios marcando una alternativa para los recipientes
(bolsas) en los que deberán efectuarse. Mencionan
allí que, por un lado, serán entregadas dos bolsas
de rápida biodegradación –no especifican el
material– de diferentes colores para los residuos domiciliarios
con una compra superior a los cien pesos. De acuerdo con esta
medida, los individuos tienen que hacerse de bolsas para desechar
sus residuos, lo que genera un mayor gasto económico a los
ciudadanos para deshacerse de los mismos.

Por otro lado, que por cada compra superior a
trescientos pesos será dada una bolsa de tela para hacer
las compras (estas bolsas de tela se encuentran a la venta en los
supermercados por un valor que ronda los siete pesos hace
más de un año). De esta manera, si las compras no
ascienden a los 300 pesos –ya que no se entregarán
más bolsas no biodegradables– cada individuo tiene que
hacerse de una bolsa ecológica para llevar los productos
que consume, volviéndose responsable de forma directa por
los problemas de contaminación al medio
ambiente.

Tanto en uno, como en otro caso, se pone en manos del
consumidor-ciudadano la responsabilidad acerca de los residuos.
Es así que estos deben acatar esta medida ya sea mediante
sus gastos en la compra en el supermercado o al comprar las
bolsas de tela o de residuos.

Si el Estado nacional, complementado con el provincial y
local, de acuerdo a lo anteriormente citado en el artículo
41 de la Constitución, es el encargado de dictar las
normas que contengan los presupuestos mínimos de
protección al medio ambiente, ¿Esto no
involucraría proveer a los ciudadanos de los medios
necesarios para el reciclaje en origen y así
también para que puedan optar por bolsas ecológicas
sin cargo alguno? Pero, al mismo tiempo, la pregunta sería
¿Cuáles, más allá de estas
políticas, son las que el Estado provincial está
desarrollando en cuanto al reciclaje? ¿De qué
manera están pensando el largo plazo de esta medida
particular?

3.4. El Estado y las políticas de
reciclaje

En este apartado me interesa revisar la
resolución 2312 a la luz de la existencia de
políticas –o no– por parte del Estado municipal que
continúen con la propuesta de la misma. En particular me
interesa centrarme en las políticas de reciclaje y
tratamiento de la basura.

En primer lugar, como ya hemos mencionado, en el
artículo I de la carta orgánica se promueve la
entrega en compras mayores a cien pesos de bolsas de dos colores
diferentes. El propósito de esta diferenciación es
que cada bolsa debe corresponder al tipo de basura que en las
mismas se va a arrojar (orgánica e inorgánica). Los
supermercados se han comprometido a la difusión de un
abordaje integral de la problemática de la basura (Carta
de Intención) y del cuidado del medio ambiente
(resolución 2312-cm-2012). Como parte de esta toma de
conciencia, se prevé la capacitación de los
ciudadanos sobre el modo en que se pueden desechar y separar los
residuos en origen.

Sin embargo, desde las políticas municipales
–y provinciales—no se ha generado la infraestructura
necesaria para continuar con lo que esta política de
prohibición ha iniciado. Si bien se plantea la idea de
separar los residuos, no existe infraestructura (camiones
diferenciados, tachos comunales diferenciados) para recibir estos
desechos separados.

Por otra parte, siguiendo con el rol del Estado, las
políticas de "reciclaje" en la ciudad, están
principalmente a cargo de la Asociación de Recicladores de
Bariloche (ARB). Esta Asociación está conformada
por un grupo de vecinos de la ciudad que en el año 2001,
por la crisis económica que se estaba desarrollando en el
país –altos índices de desempleo,
recesión- y dada su necesidad de subsistencia, comenzaron
un trabajo de recuperación de materiales reciclables en el
vertedero municipal. Este grupo de personas que trabajaban en el
vertedero en el año 2003 se conformaron como cooperativa,
recibiendo en diferentes períodos apoyos del gobierno
municipal, fueron designados por el gobierno mediante un convenio
como el grupo encargado del trabajo de recuperación, la
venta de los materiales recuperados y el ingreso de personas al
vertedero municipal. La ARB cuenta con infraestructura
(camión, galpón, máquina enfardadora)
mediante la cual trabaja recuperando plásticos,
cartón, papel, vidrio, metales, los que son vendidos y
cuya ganancia es repartida entre todos los asociados.

La actividad de la ARB es para Bariloche la única
política de recuperación existente, la cual
también es obra de un grupo de ciudadanos que se han unido
para enfrentar el desempleo, los cuales si bien reciben
algún subsidio municipal para compra de guantes y trajes
(del 5% de manera intermitente), no perciben sueldo alguno de
esta institución, sino del producto del trabajo
cooperativo. La resolución de prohibición de bolsas
y, como mencionamos en este apartado, la posible división
de la materia desechada permitirá a los recicladores
separar los materiales con mayor facilidad.

Sin embargo, hay otras cuestiones que parecen no estar
resueltas –y que contradicen la prohibición de las
bolsas. No ha habido una respuesta clara del municipio al pedido
desde hace varias décadas del traslado del vertedero
municipal, instalado de manera colindante con los Barrios Pilar I
y Pilar II dentro del ejido urbano de la ciudad de San Carlos de
Bariloche. Si bien las bolsas apaciguarán parte de la
contaminación, no solucionarán ni la
contaminación de las napas ni de los barrios vecinos. El
pedido del traslado fue previo a la medida de las bolsas pero
recién en la actualidad está comenzando a tratarse
los acuerdos para el traslado del vertedero y para la
constitución de una planta de tratamiento de residuos
sólidos –también una iniciativa
principalmente movilizada por los habitantes de la
zona.

Por otra parte, no existe tampoco una política de
reciclado local, más allá de la ARB. Si la ARB
sólo recupera y son los compradores los que se encargan de
las tareas de reciclado3, no existe una política local de
reciclaje ya que no hay plantas de reciclaje en Bariloche.
Según el "Observatorio Nacional Para la Gestión de
Residuos Sólidos Urbanos", el listado de empresas
recicladoras en Argentina a la fecha de febrero del 2011 son 72,
de las cuales 67 se encuentran en la provincia de Buenos Aires.
Estos números muestran, por un lado, la centralidad de las
plantas en la provincia de Buenos Aires, pero por otro lado, la
falta de inversión en reciclaje tanto provincial en
Río Negro y local en Bariloche. Estas políticas no
sólo favorecerían al tratamiento de la basura, si
no que permitirían generar ganancias en la
reutilización de los materiales reciclados.

Desde esta perspectiva, las contradicciones internas de
esta propuesta podrían entonces englobarse en tres grupos:
La venta de otros empaques de polietileno que no han sido
exceptuados, la responsabilización de los ciudadanos
respecto a la consumación de la medida (venta de bolsas) y
las nulas propuestas estatales para empezar un proceso de
reciclado y un nuevo ordenamiento de zonas de desecho. Como
veremos a continuación, estas contradicciones ponen en
evidencia tensiones entre propuestas que buscan preservar el
medio ambiente con visiones del mundo y la economía que
buscan generar beneficios como prioridad.

Tensiones y
contradicciones: El desarrollo sustentable en las lógicas
de la economización del mundo

Como he planteado en un inicio, la economización
del mundo (Leff 2005) ha supuesto, paralelamente al avance del
capitalismo, sus formas desiguales de distribución y sus
discursos, una preocupación por la protección de la
"naturaleza" a partir de la noción de "desarrollo
sustentable". El desarrollo capitalista entonces, que ha previsto
una lógica de avance continuo, propone así una
visión del desarrollo sustentable que implicaría
tomar un compromiso acerca de los efectos que este avance del
desarrollo económico generó sobre el ecosistema,
pero sin parar con el avance del capitalismo.

La implementación de la prohibición de la
entrega de bolsas de polietileno sólo en el supermercado
pareciera dar cuenta de estas tensiones entre un modelo
económico y la definición dentro de este modelo de
los parámetros de lo que es el desarrollo sustentable y la
naturaleza.

Arturo Escobar en su libro "Más allá del
Tercer Mundo. Globalización y Diferencia" (2005), describe
que los conflictos de distribución pueden caracterizarse a
partir de tres ejes, los conflictos económicos, los
ecológicos y los culturales. La distribución
económica desigual condiciona una distribución
ecológica desigual (los recursos y el poder sobre los
recursos termina siendo determinado por los sectores de mayor
poder económico), pero, y principalmente, por los
conflictos de distribución cultural desigual. Los sectores
de poder político y económico son los que tienen el
poder de definir qué es un recurso y qué no,
qué es la naturaleza y qué no lo es.

Para este autor, el sistema económico capitalista
concibe a la naturaleza como: "una fuente externa a los humanos y
de la que éstos (los hombres) se pueden apropiar de
cualquier forma que los satisfaga" (Descola y Pálsson 1996
en Escobar 2005:127). La naturaleza, y los recursos naturales,
desde esta perspectiva se consideran como un "recurso" externo al
cual es necesario intervenir para preservar y regular: "La
economía afirma el sentido del mundo en la
producción; la naturaleza es cosificada, desnaturalizada
de su complejidad ecológica y convertida en materia prima
de un proceso económico; los recursos naturales se vuelven
simples objetos para la explotación del capital" (Leff
2005: 1y 2).

Desde dentro de la economización del mundo y de
la geopolítica de la sostenibilidad, las políticas
de desarrollo sustentable –como la prohibición de
las bolsas– son medidas que actúan como parches pero que
permiten continuar con el modelo económico sin variar sus
fundamentos, es decir, sin modificar el hecho de generar siempre
mayores ganancias con menores costos, desconociendo los efectos
de la actividad económica bajo esta racionalidad que ha
desconocido los efectos medioambientales durante siglos. Se trata
de medidas que siguen considerando a la naturaleza como algo
posible de ser alcanzado y transformado o guardado (como esta
medida apunta a la preservación del medio ambiente y los
recursos naturales) en acciones concretas y puntuales (como
prohibir bolsas), pero que no ven a la naturaleza ni al medio
ambiente en el desarrollo total de la actividad económica
(por ejemplo, en todo lo que hace a la producción, o
puntualmente en este caso, cuando no se prohíbe el
packaging de otros productos o las bolsas de verdulería, o
con los productos en el vertedero y los efectos sobre la vida de
los vecinos o más allá de la ARB). Es decir,
dividen cuándo está presente la naturaleza y
cuándo no lo está, y está presente la
economía.

Si bien es cierto que estas políticas pueden
llegar a concientizar al ciudadano para de esta manera ayudar en
el reciclaje y evitar deterioros, también es cierto que
son medidas a corta escala, que deberían estar
profundizadas a nivel nacional, lo cual implicaría un gran
consumo energético y económico por parte del
Estado.

La "naturaleza" objetivada se corresponde a
lógicas de un determinado tipo de desarrollo. La
única solución para comenzar una nueva
relación –no exteriorizada—sería
deconstruir la racionalidad económica y construir una
nueva modificando sus lógicas internas (Leff 2005) donde
los recursos naturales no sean medidos mediante las
lógicas económicas como
mercancías.

Más allá de lo lejos, o no, que se
encuentran estas posibilidades de cambio, lo importante de seguir
discutiendo las políticas de la sustentabilidad es que las
mismas permiten reabrir "el debate sobre los presupuestos con los
cuales opera la economía, cuestionando el funcionamiento y
cumplimiento de sus principios individualistas y mecanicistas: la
utilidad marginal, la optimización en la asignación
de recursos escasos y agotables a diferentes fines" (Leff 2005:
3), así como el rol que esta lógica de mercado
imprime "sobre los procesos de significación de la
naturaleza y sus formas" (Leff 2010: 3).

Notas

1 Algunos ejemplos son la convención sobre el
Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora
Silvestres (CITES); el Convenio Marco sobre la Diversidad
Biológica; el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la
Biotecnología; el Foro Intergubernamental de Bosques; Foro
Intergubernamental de Bosques; el Protocolo de Montreal relativo
a las sustancias que agotan la capa de ozono; el Tratado
internacional sobre recursos genéticos de plantas para la
alimentación y la agricultura. Para mayor
información, visitar:
http://www.ecoestrategia.com/articulos/convenios/articulos/convenio14.html

2 Entre otros tratados, la Argentina ratificó a
la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio
Climático (mediante la Ley 24.295); el Protocolo de Kyoto
(Ley 25.438); la Convención de las Naciones Unidas sobre
la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural
(Ley 21.836); y el Acuerdo Marco sobre Medioambiente del MERCOSUR
(Ley 25.841);

3 Para mayor información visitar
http://www.reciclarbariloche.com.ar/

Bibliografía

Clean up the world (2006) A limpiar el mundo. Bolsas
de Plástico.
Documento de difusión.

Escobar, A. (2005) Más allá del Tercer
Mundo. Globalización y Diferencia. 

Bogotá: Universidad del Cauca.

Escobar, A. (2010) Ecologías Políticas
Postconstructivistas. Revista Sustentabilidad(es)
2.

Geertz, C. (1987) La interpretación de las
culturas
, México: Gedisa.

Leff, E. (2005) La Geopolítica de la
Biodiversidad y el Desarrollo Sustentable: economización
del mundo, racionalidad ambiental y reapropiación social
de la naturaleza. En: Semináro Internacional REG
GEN: Alternativas Globalização
. Rio de
Janeiro, Brasil UNESCO, Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura.

Leff, E. (2010) Economía Ecológica,
Racionalidad Ambiental y Sustentabilidad. Revista
Sustentabilidad(es)
2.

MARTEN, Gerald 2001 Ecología Humana:
Conceptos Básicos para el Desarrollo Sustentable
.
Londres: Earthscan Publications.

 

 

Autor:

Sebastián Rodas*

"DAIJOKA"

 

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