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La educación y las tecnologías en el contexto de la globalización



    Globalización, identidad cultural y
    procesos de conflictos étnicos en el escenario global.
    César Pérez Ortiz.

    El objetivo de este trabajo es analizar las
    articulaciones entre las sociedades regionales, las identidades y
    conflictos étnicos y su conexión desde los
    escenarios de la civilización con la globalización,
    mediante la sociedad red; en dicha retícula abordamos la
    problemática de la relación entre cultura regional,
    etnicidad con la globalización. En este caso proponemos
    una serie de reflexiones teóricas para abordar cierta
    problemática.

    Desde una perspectiva antropológica el reciente
    libro de (Ted Lewellen, 2008), aborda el estudio de la
    globalización y nos señala en el marco
    teórico, que dentro de la problemática a abordar en
    el modelo del paradigma global circunscrito, se localiza un
    diálogo y un ensamble de las problemáticas entre
    cultura, civilización y globalización; otros
    autores como (Ikenberry, 2008), a partir del paradigma de la
    globalización y de sus conexiones con la
    geopolítica y la geoeconomía, van mas allá
    del paradigma transformacionalista de la globalización. A
    su vez el enfoque de las sociedades regionales de (Lomnitz,
    1995), permite analizar la relación entre globalidad y
    etnicidad y como operan las adaptaciones glocales de las
    sociedades regionales a frente a la globalización; las
    sociedades locales generan en la cultura local, paradigmas emic
    que opera como una cosmovisión de comunidad
    idiográfica e ideográfica imaginada a partir de
    mitos fundacionales- que es un efecto de la interrelación
    sistémica entre las culturas íntimas de clase, las
    cultura de relaciones sociales, la ideología localista y
    la coherencia emic, interrelaciones en las que se construye la
    identidad étnica; a su vez dichos fenómenos
    regionales generan el contexto para la interconexión
    global (mediante la sociedad red) que genera nuevos
    mestizajes emic y nuevas etnicidades mediante una nueva
    criollización y relectura local glocales, recreando nuevas
    comunidades imaginadas con rasgos nuevos escenarios culturales
    anacionales, postnacionales y supraterritoriales. En concreto la
    etnicidad crea nuevas identidades fragmentadas, muchas de ellas
    nacionales, otras anacionales por un lado y nuevas etnicidades
    postnacionales (todas supraterritoriales) por el otro,
    dependiendo del nuevo contexto regional en que se incrusten o
    conecten, que pueden ser bilingües biculturales como punto
    de partida.

    La construcción y configuración de las
    nuevas identidades culturales étnicas a nivel global,
    están determinadas por las políticas de
    movilización social inspiradas en una ideología
    política mundial de respeto a las diferencias de
    identidades culturales étnicas; destaca un reconocimiento
    de los derechos de los pueblos indios y a las autonomías
    culturales étnicas, un complejo escenario que, muchas de
    las veces, genera múltiples situaciones de conflictos y
    violencias étnicas impredecibles. Específicamente,
    el tipo de identidad cultural étnica al que se
    aludirá en esta lectura donde se pretende explorar la
    utilidad teórica de analizar los sentidos
    contextuales-socioculturales del término
    movilización étnica en contextos globales
    supranacionales así como su posible aplicación
    metodológica en investigaciones etnográficas
    comparadas. En múltiples niveles, tanto de análisis
    como físico-geográfico-ecológicos,
    denominado "movilización étnica" que
    adquiere otros significados que son muy distintos de aquellos que
    se emplean en el uso de está categoría, como
    sinónimo de confrontación violenta
    multiétnica, siempre en contextos de sociedades
    regionales, muchas de ellas con enclaves civilizatorios (Zelinsky
    y Lee: 1998), (Boggs: 2004), (Englund y J. Leach: 2004),
    (Sökefeld: 1999).

    A su vez la sociedad regional, es una adaptación
    de la cultura local a la globalización, entre la cual la
    sociedad regional transfronteriza y de espacios transregional
    resulta estratégica; las nuevas comunidades étnicas
    imaginadas multilingües son y operan como regiones abiertas
    transfronterizas y supraterritoriales. Paradójicamente las
    nuevas cosmogonías de comunidades imaginadas, manejan
    nuevos universos simbólicos en el contexto de una nueva
    criollización y relectura local, con mestizajes emic que
    vean mas allá del enfoque monolingüe, ya las
    cosmovisiones regionales se expresan en varias lenguas. Pero
    dichos mestizajes y etnicidades se constituyen a partir de la
    circulación regional de símbolos e
    información, que se enmarca en los paradigmas culturales
    locales o cosmovisiones regionales generadas por las plataformas
    configuracionales de las cosmologías o cosmogonías
    civilizatorias, plasmadas en mitos fundacionales emic, así
    como en las religiones universales que al ser universos
    simbólicos son interpretadas doctrinal e
    interpretativamente por las esferas locales en las culturas
    regionales, creando a su vez una nueva criollización y
    relectura local, con nuevos mestizajes emic enmarcados en
    procesos glocales que a su vez, generan transgeneracionalmente
    nuevas identidades étnicas glocales muchas veces
    contraculturales antisistémicas, contracivilizatorias,
    antiglobales; algunas de ellas con características de
    revitalizaciones etnocéntricas fundamentalistas
    transfronterizas y supraterritoriales.

    Samuel Huntington en su obra Choque de
    Civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial

    señala que las civilizaciones -como redes de
    culturas- culturalmente subyacen a la globalización, la
    cual sería superficial, epidérmica y/o
    cosmética. En este sentido las civilizaciones son las
    constelaciones cosmológicas y cosmogónicas que
    operan en las estructuras profundas y que enmarcan
    mediante cosmovisiones y paradigmas emic las culturas de las
    periferias, semiperiferias y núcleos del moderno sistema
    mundial. Ello quiere decir que las nuevas culturas regionales
    (sociedades regionales abiertas transfronterizas y
    supranacionales) reinterpretan mediante la criollización,
    mestizajes emic y relecturas locales y glocales, las
    cosmologías y cosmogonías civilizatorias y en el
    ensamble con la sociedad red se generan las revitalizaciones
    étnicas, muchas veces movimientos sociales
    antisistémicos, en los contextos de las sociedades
    regionales. Nuestro enfoque difiere de los modelos culturalistas,
    relativistas, indigenistas etnicistas encriptados que abordan la
    etnicidad como algo dado a priori, sin ver que son efectos de
    sociedades regionales, al permanecer anclados teóricamente
    en el particuralismo relativista norteamericano, o en el
    culturalismo indigenista. Ante las transformaciones globales las
    sociedades regionales son la plataforma para las
    reconfiguraciones regionales globales, contextos abiertos de
    revitalizaciones étnicas que son una respuesta a las redes
    de la globalización, que se generan a niveles locales y
    regionales, a partir de las cosmovisiones emic, reinterpretadas
    de las cosmologías civilizatorias, a veces
    situacionalmente confrontadas con otras cosmovisiones
    civilizatorias o glocales. Dicha globalización con su
    orden y desorden cíclico en las olas de ascenso emanadas
    de los núcleos diamante y descenso en crisis generan en
    las culturas regionales revitalizaciones étnicas que en
    muchas casos son fundamentalismos etnocéntricos y racistas
    frente al subyugamiento que hacen las tranformaciones globales
    mediante la sociedad red en los contextos de las sociedades
    regionales a las etnicidades generadas en las culturas locales,
    en este proceso se concretan campos y arenas donde se expresan
    múltiples dimensiones de movilización y conflicto
    étnico.

    Una de las dimensiones socioculturales más
    importantes de estas categorías
    movilización y conflicto
    étnico
    – es aquella que tiene que ver con la
    construcción transnacional de identidades culturales
    regionales que se configuran y concretan en nuevas sociedades
    regionales supraterritoriales. La movilización
    étnica de estas identidades culturales regionales tiene
    que ver con la capacidad que tienen los distintos miembros de las
    culturas regionales para promover y desenvolver políticas
    culturales que les permitan defender, valorar y difundir su
    cultura más allá de su espacio sociocultural de
    pertenencia territorial. Este es un proceso social donde la
    movilización étnica recurre a diferentes recursos
    de intelectualidad orgánica localista para trabajar una
    historia cultural emic que valide, en los niveles
    supraterritoriales de la región cultural, la autenticidad
    de la cultura de pertenecimiento territorial. Dicho territorio
    como fuente de identidad emic, está ligado a estructuras
    mitológicas fundacionales, ligadas a configuraciones
    civilizatorias, para legitimar la ideología local,
    aún en contextos supranacionales, al operar como una
    cosmovisión local y a la vez paradigma emic
    supraterritorial, en medio del desorden global. Para el caso de
    México, las características importantes de este
    tipo de movilización étnica, se configuran y se han
    originado por el incremento constante de los flujos migratorios
    principalmente hacia los Estados Unidos y Canadá. En
    combinación con los flujos migratorios de Europa, estas
    dinámicas de movimientos de población, concretaron,
    de un modo desigual, la estructura económica,
    política, sociocultural y espacial de muchas regiones
    metropolitanas de los Estados Unidos y Europa (Pandit y Holloway:
    2006).

    En este sentido, las civilizaciones son también
    plataformas geopolíticas, enmarcadas en el moderno sistema
    mundial, que engloban redes de cosmovisiones frente a la sociedad
    red y la globalización supraterritorial
    homogeneizante, a partir de áreas globales y hemisferios
    geopolíticos, enclavadas en zonas diamante. El resultado
    son movimientos de revitalización étnica que
    situacionalmente hacen alianzas geopolíticas, anacionales,
    civilizatorias frente a las civilizaciones supraterritoriales
    homogeneizante que se irradian desde el núcleo global de
    la sociedad-red. Por ello resulta estratégico estudiar las
    conexiones entre lo étnico y lo civilizatorio en los
    ensambles regionales y en sus procesos glocales en una nueva
    criollización y relectura local frente a las
    transformaciones globales supraterritoriales. Por lo tanto las
    nuevas etnicidades se transforman revitalizadas por las
    cosmovisiones regionales glocales frente a las cosmologías
    y cosmogonías civilizatorias y la globalización
    supraterritorial descontextualizante homogeneizante. Ello quiere
    decir que los procesos de identidad local son a su vez parte de
    las reconfiguraciones civilizatorias frente a la
    globalización. Frente a las constelaciones globales
    supraterritoriales se generan nuevas configuraciones
    civilizatorias, que se revitalizan en las sociedades regionales
    transfronterizas y a su vez se revitalizan las etnicidades
    glocales de las culturas regionales como espacios abiertos. El
    resultado es el crepúsculo del estadonación como
    comunidad imaginada y la reconfiguración civilizatoria de
    las civilizaciones núcleo debido a la
    revitalización de las constelaciones globales enmarcadas
    en nuevos núcleos de redes económicas,
    políticas y civilizatorias regionales como América
    del Norte, Japón, China y la Unión Europea. El
    desorden global tiene la particularidad de revitalizar de manera
    suave o de manera dura las identidades étnicas mediante
    complejos procesos de glocalización -nueva
    criollización y relectura local- que en realidad son
    irradiaciones globales supraterritoriales homogeneizantes del
    núcleo sistémico que se irradia desde
    la sociedad red y la nueva economía de redes.

    La idea principal que manejamos es que las
    revitalizaciones étnicas se reconfiguran glocalmente, por
    las constelaciones civilizatorias frente a las transformaciones
    globales supraterritoriales homogeneizantes que se conectan con
    lo regional en el ensamble regional reconfigurando las culturas
    locales, o frente a nuevas reconfiguraciones civilizatorias. Ello
    quiere decir que la revitalizaciones étnicas operan como
    transformaciones estructurales, –nueva criollización
    glocal y relectura local– de las redes civilizatorias frente a
    las oscilaciones sistémicas de las constelaciones globales
    irradiándose supraterritorialemente, mediante la sociedad
    red. El desorden global permite la revitalización
    étnica ante el debilitamiento del estado-nación
    pero la reconfiguración cultural regional que genera
    fundamentalismo étnico es producto de sociedades
    regionales políticas frente a la globalización en
    el contexto de revitalización civilizatoria, frente a la
    propia globalización y otras civilizaciones. Ello quiere
    decir que los modelos de región política de
    (Fábregas y De la Peña, 2007) conjuntamente con los
    enfoques regionales de Lomnitz permiten generar un escenario
    territorial de revitalización étnica frente a la
    sociedad red y la globalización, pero con conexiones
    civilizatorias de revitalización fundamentalista. Estos
    procesos de revitalización étnica pasan por los
    campos regionales y arenas locales de la política informal
    con facciones, cuasigrupos locales y coaliciones regionales que
    tienen objetivos públicos de renacimiento civilizatorio
    plasmados en la revitalización étnica
    fundamentalista de una nueva criollización glocal y
    relectura local; dicha revitalización va acompañada
    de movilizaciones populistas en estados etnicistas o populistas
    generados en las crisis globales. Véase el caso de
    revitalización étnica en Bolivia y de los pueblos
    originarios de

    Sudamerica así como el subcomandate Marcos y el
    EZLN y otras revitalizaciones. El mismo día que
    México se articuló con la globalización se
    generó la respuesta de la revitalización
    étnico-populista en Chiapas.

    Retomando como punto de partida el modelo
    antropológico propuesto por Jonathan Friedman para
    estudiar el sistema global (Friedman: 2004), es posible
    aproximarse a diferentes enfoques y abordajes de las
    movilizaciones étnicas si se teoriza a partir de la
    interacción existente entre fuerzas globales de
    integración y la movilización política de la
    etnicidad. Para referirse a la situación
    contemporánea de fragmentación y
    globalización, Jonathan Friedman argumenta lo siguiente:
    la transformación del sistema global es un cambio en
    el cual hay combinación de polarización vertical y
    horizontal, polarización entre clases, y la
    fragmentación de pueblos dentro de identidades
    culturalmente definidas y defendidas
    (Friedman, Ibid: 69).
    Dentro de esta perspectiva global, no existen muchos desacuerdos
    con respecto al hecho de que el mundo está impregnado por
    una plétora de estrategias políticas culturales de
    grupos de indígenas, migrantes, "minorías",
    "marginales
    "; que aspiran a un tipo de liberación
    cultural de las fuerzas homogenizantes del estado, todo ello a
    partir de sociedades regionales y sus revitalizaciones
    étnicas. De este modo, el resurgimiento de los movimientos
    indígenas es parte de este proceso sistémico total,
    el cual, por decirlo de alguna manera, no es el resultado de un
    movimiento mecánico determinista. Aunque relacionados
    entre si, existen dos aspectos completamente diferentes de este
    proceso, uno que es social, y otro derivado del disenso
    sociocultural acerca de la concepción-aplicación
    universal de los derechos humanos, este último aspecto ha
    dado origen a una serie diversa de conflictos étnicos al
    rededor del mundo. El proceso social consiste en la
    desintegración de los procesos de homogenización
    que fueron el soporte principal del
    estado-nación. Esto dio origen al incremento de conflictos
    acerca de la concepción universalista del derecho y los
    derechos de pueblos particulares, un conflicto real entre los
    derechos particulares y los colectivos, y lo nacional versus lo
    étnico.

    En general, las políticas culturales son
    políticas de la diferencia, una transformación de
    la diferencia en reclamos colocados en la esfera pública,
    para el reconocimiento de la identidad cultural, por el control y
    manejo los recursos ecológico energéticos
    significativos, por los usos y tenencias de la tierra. Pero estas
    diferencias son a su vez diferenciadas en importantes e
    interesantes maneras, no únicamente en relación a
    estructuras existentes de identificación. Tanto las
    identidades indígenas como las identidades de las
    sociedades regionales, (niveles de identidad), reclaman al
    estado-nación, una identidad que está basada en la
    idea de una "aboriginalidad" auténtica (Friedman:
    Ibid). Son reclamos sobre la territorialidad como tal, y esos
    reclamos están basados en una situación contraria a
    la que es definida como productos de conquista y neocolonialidad
    (Ashcroft: 2006). Las raíces aquí están
    localizadas en un paisaje particular. La movilización
    étnica, en las geografías globales, puede definirse
    como la eficacia del potencial político que manejan los
    grupos étnicos para vincularse, representarse y moverse en
    arenas y campos políticos que trascienden el nivel de la
    villa y/o la comunidad local/regional; espacios donde pueden
    viabilizar y operacionalizar sus procesos de
    reivindicación de su vieja nueva identidad
    socioterritorial, ecológica y étnica-cultural a
    partir de las ideologías locales y las culturas
    íntimas de clase regionales, de proyección
    supraterritorial. Paradójicamente, dicha
    reterritorialización opera sociedad abierta
    supraterritorial

    Las nuevas identidades étnicas en la escena
    local, en las sociedades regionales implican las redes de
    culturas de relaciones sociales que ensamblan y
    articulan las culturas íntimas de clase, mediante la
    coherencia local y el mestizaje, que dan como resultado la
    identidad étnica glocal, reordenado las configuraciones
    civilizatorias (como cosmologías y cosmogonías),
    plasmadas en cosmovisiones. Las constelaciones globales
    supraterritoriales homogeneizantes que se irradian desde los
    núcleos diamante de las ciudades del Moderno Sistema
    Mundial, como Londres, Los Angeles, Nueva York, a las sociedades
    regionales del mismo núcleo y hacia las sociedades
    regionales de la semiperiferia y la periferia, implican culturas
    descontextualizadas homogeneizantes de masas, frente a las
    sociedades regionales enmarcadas en la cultura popular, heredera
    de la cultura vernácula folk, que contiene los elementos
    de una subcultura generacional étnica, con potenciales
    rasgos glocales de contracultura global y anticultura
    sistémica, materializada en múltiples estrategias
    situacionales de identidad étnica. La cultura
    vernácula y/o folklórica y/o étnica y/o
    indígena, es la fuente de la identidad étnica,
    mediante la tradición y la costumbre; que tiene sedimento
    vernáculo irreductible cultural local profundo, en las
    múltiples escenas y sociedades regionales, génesis
    de movimientos de revitalización étnica. En
    periplos metodológicos, culturalmente estamos hablando de
    la plataforma ideográfica e ideográfica
    civilizatoria anclada en sociedades regionales (con sociedad
    civil, y con estructuras de un mercado), que genera nuevos
    procesos de cultura local, cultura regional, cultura popular, y
    cultura urbana.

    Pero las constelaciones globales y configuraciones
    civilizatorias operan desde las sociedades regionales abiertas
    transfronterizas multiculturales del Núcleo del Moderno
    Sistema Mundial al transcultural mediante la sociedad-red (a las
    sociedades regionales a distancia, tanto urbanas como su
    hinterland rural), primeramente dentro del nivel nacional
    y posteriormente internacional o civilizatorio,
    mediante configuraciones interculturales, para posteriormente
    irradiar globalmente mediante firmas transnacionales,
    multinacionales, a todo el planeta, generando nuevos y
    permanentes procesos de descontextualización aterritorial
    global homogeneizante, todo ello en un nuevo proceso de
    enculturación (a través de una amplia variedad de
    prácticas sociales) o socialización generacional en
    trayectos segmentados de vida, poniendo énfasis en las
    etapas de adolescencia, juventud y adultez temprana, creando una
    nueva criollización y relectura glocal, mediante la
    apropiación sincrética o
    "reterritorialización local cultural" en las cultura
    regionales reconstruyendo idiográficamente e
    ideográficamente, en nuevas combinatorias de
    constelaciones locales imaginarias y múltiples
    configuraciones culturales regionales sin fin, como plataformas
    de las nuevas identidades étnicas, raciales o nacionales,
    o subculturas postétnicas, postraciales o postnacionales.
    Dichas identidades étnicas se materializan y se
    representan situacionalmente en estrategias de política
    informal y subpolítica, como facciones, cuasigrupos y
    coaliciones, así como redes clientelares egocentradas y
    manejos de las webs en la sociedad red.

    La representación que se configura en estos
    espacios globales, es un modo de representación cuya
    lógica está organizada por el núcleo
    estructural de la nacionalidad, una relación entre
    identidad cultural y territorio, elementos opuestos a la
    territorialidad del estado, el cual, en la memoria
    histórica de los pueblos indios, está asociado con
    las dinámicas históricas de conquista,
    ocupación y usurpación. Este tipo de estructuras
    emerge en condiciones en las cuales el estado es claramente no
    representativo de los intereses del pueblo, o de los intereses de
    las grandes mayorías de los sectores que conforman el
    pueblo. Dichas condiciones también son variables en el
    tiempo y en el espacio. La lógica que vincula
    pueblerismo regional e indianidad a la
    constitución del estado-nación, es la misma
    lógica de las estructuras de oposición (Friedman:
    Ibidem). La distinción entre estado y nación, es
    una variante importante de los procesos de formación de
    los estados-nación contemporáneos; donde diferentes
    identidades culturales y etnicidades de sociedades regionales y
    pueblos indios, se identifican como segmentos subordinados y
    separados del estado, el cual se percibe como un agente externo y
    extraño. Muchas veces hacen referencias mitos
    fundacionales enmarcados en cosmovisiones civilizatorias, muchas
    veces legitimadores de nuevas identidades. De hecho, este
    sería el arquetipo de las relaciones
    coloniales.

    El proceso para tener eficacias en las secuencias
    posteriores implica sincretizar y neoculturar regionalmente
    mediante nuevas configuraciones étnicas y civilizatorias
    reapropiación/consumo mediante la apropiación
    multicultural y el recontextualizar
    interculturalmente mediante una nueva criollización y
    relectura local, y la apropiación sincrética o
    "reterritorialización regional cultural", reeleborando,
    reconstruyendo idiográficamente e ideográficamente,
    en nuevas combinatorias de constelaciones imaginarias y
    múltiples configuraciones culturales sin fin, frente a los
    nuevos y permanentes procesos de de transculturacion
    homogeneizante y descontextualización aterritorial global,
    todo ello en proceso de enculturación. Ello sucede porque
    la relaciones interculturales en los contextos
    culturales no operan mediante la hibridación y en realidad
    operan sociedades plurales con minorías étnicas,
    raciales y o nacionales, más que contextos
    multiculturales. Implica consumo/apropiación regional de
    la cultura popular que descontextualizada homogeneizante
    aterritorialmente por la sociedad red se vuelve de masas, pero
    que desde la cultura local se asimila y se integra
    localmente desde la fragmentación, a partir
    de la ideología local. Opera en los núcleos
    regionales de la semiperiferia y periferia, en la esfera del
    consumo/apropiación, supuestamente multiculturales, pero a
    lo sumo multicéntricas. Ello va reconfigurando las nuevas
    constelaciones identitarias desde la sociedad regional
    supranacional y supraterritorial.

    En muchas de estas situaciones, la indianidad
    únicamente se fragmenta cuando opera como una identidad
    separada del estado. Es por ello que "los pueblos
    indios
    ", como una forma de intencionalidad,
    únicamente se concretan mediante las políticas
    culturales de defensa del "arraigamiento aborigen
    original
    ", éstas políticas culturales como
    ideologías etnopolíticas, en ciertas condiciones,
    puede producir nacionalismos extremos contra el estado, con
    proyección supraterritorial. Sin embargo, no existe
    lógica alguna de que los estados-nación y los
    movimientos étnicos puedan coexistir sin cambios en la
    estructura total del estado mismo, o por el establecimiento de
    compromisos que sencillamente acentúan la ambivalencia en
    esta situación, generada por nuevos contextos glocales
    regionales, en conexión multicéntrica con la
    sociedad red.

    Las sociedades regionales glocalizan
    multicéntricamente mediante nuevas configuraciones
    étnicas regionales, los nuevos procesos locales y
    étnicos, cuando hay globalización en crisis,
    mediante fenómenos de reapropiación/consumo,
    mediante procesos nuevos de criollización y de relectura
    culturales, y de apropiación sincrética glocal o
    "reterritorialización cultural", reeleboran, y
    reconstruyen idiográficamente e ideográficamente en
    nuevas combinatorias de constelaciones imaginarias y
    múltiples configuraciones culturales sin fin, frente a los
    nuevos y permanentes procesos de descontextualización
    homogeneizante aterritorial global, mediante firmas globales
    operando en la sociedad-red. Todo ello en un nuevo proceso de
    enculturación (a través de una amplia
    variedad de prácticas sociales) o socialización
    transgeneracional en trayectos segmentados de vida, poniendo
    énfasis en las etapas de adolescencia, juventud y adultez
    temprana, como fuente de identidad. La cultura popular reproduce
    regionalmente universos simbólicos, cosmologías,
    cosmogonías y cosmovisiones; la contracultura local genera
    universos simbólicos, nuevas cosmologías,
    cosmogonías y cosmovisiones alternativas; la cultura de
    masas las vuelve mercancías mediante el uso instrumental
    de la razón práctica. Cultura popular es el
    patrimonio intangible transgeneracional, aunque pase por las
    industrias culturales globales. Implica
    consumo/apropiación regional de la cultura popular que
    descontextualizada aterritorialmente se vuelve de masas, pero que
    desde la cultura local se asimila y se integra localmente desde
    la fragmentación, a partir de la ideología local,
    en el proceso de reproducción cultural regional,
    dándole coherencia ideográfica, desde una
    perspectiva, a partir de nuevas escenas y subculturas, en un
    contexto glocal dialéctico. Ello es el contexto de
    reconstrucción de las nuevas identidades étnicas
    supraterritoriales.

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