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Facundo, civilización y barbarie o la pulsión de vida y muerte




Enviado por José Carrera Núñez



  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Conclusión
  4. Bibliografía

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ABSTRACT

This research pretends to be a theoric essay about the
two first chapters of Domingo Faustino Sarmiento"s book:
"Facundo, Civilization and Barbarism", which propelled the
post colonial literature in Latin American.

Facundo"s biography is the excuse that Sarmiento set to
show in "the gaucho"s" spirit and praxis, as a son of nature and
as barbarian, you can identify the elements that limited the
modernity on the civilization in Argentina in the middle of the
19th century.

Introducción

Este trabajo pretende ser un ejercicio, fundamentalmente
teórico, sobre los dos primeros capítulos de la
obra de Domingo Faustino Sarmiento, FACUNDO,
CIVILIZACIÓN Y BARBARIE
, trabajo fundacional de la
narrativa latinoamericana post proceso de
Independencia.

La biografía de Facundo es el pretexto que
establece Sarmiento para establecer ante el lector, que en el
espíritu y praxis del gaucho, como hijo de la naturaleza y
representante de la barbarie, se encuentran los elementos que
impiden la modernidad o civilización en la Argentina de
mediados del siglo XIX.

En su desarrollo nos hemos centrado en algunos elementos
relevantes, como por ejemplo, que se trata de una obra de
difícil clasificación y que no se puede dejar de
reconocer la relación con el contexto del autor (aunque
sea de soslayo). Además, revisar las partes en las cuales
está compuesto el discurso narrativo donde tres relatos
constituyen una historia inteligible y, dentro de ella la
importancia que tiene la naturaleza, y su representante el
gaucho, en una suerte de flirteo antitético con lo que
podría ofrecer el mundo citadino de la ciudad como
representante del progreso.

Para concluir en un intento de análisis del
antagonismo entre dos ideas contrapuestas como son la
civilización y la barbarie, las que se ponen en la balanza
como estructuras de crecimiento y de destrucción de la
obra humana. Centrándonos más en el análisis
discursivo que en el histórico, como ejercicio
práctico de transdisciplinariedad.

Desarrollo

FACUNDO, CIVILIZACIÓN Y
BARBARIE.

O LA PULSIÓN DE VIDA Y
MUERTE

Ir tras la huella de Facundo, Civilización y
Barbarie requiere de un ejercicio más profundo que la
simple interpretación literal, es una narración y
relato difícil de clasificar, como obra literaria o
histórica, discurso que oscila entre lo verosímil y
lo ficcional por cuanto nos habla de una naturaleza y de un tipo
de hombre sumergido en medio de ella. Tal vez lo más
cercano a una clasificación es afirmar que resulta ser un
poco de todo: panfleto, anecdotario, descripción
geográfica[1]historia, biografía,
sociología, psicología, profetización (en
cuanto a la visión futura de Argentina y América),
y costumbrista, entre otros aspectos que trata.

Originalmente no fue escrito como libro, Domingo
Faustino Sarmiento (1811-1888) lo publicó por entrega en
el diario "El Progreso" de Santiago, a mediados de 1845, con el
título de "Civilización y Barbarie. Vida de Juan
Facundo Quiroga y aspecto físico, costumbres y
hábitos de la República Argentina
", cuando el
autor estaba refugiado en nuestro país. La historia cuenta
que accedió a la invitación que le formulara su
amigo, el ministro Manuel Montt, como una forma de defensa ante
sus enemigos políticos. Esto significa que Sarmiento ya a
esas alturas tiene que haber sido medianamente conocido como
líder político, periodista y escritor. Por tales
razones, aunque podamos preguntarnos si cuanto plantea el autor
es la verdad, o si corresponde su historicidad como
fenómeno cultural, y quede la incertidumbre por cuanto se
utilizan palabras que han existido prácticamente desde
siempre, la reconocida existencia del autor y el ambiente en que
se desarrolla el discurso nos hace inclinarnos por su
verosimilitud.

Por otra parte, aunque Faucoult sostenga que el eje
central, más que las personas y los hechos, lo constituye
el lenguaje y la comunicación, en una primera
aproximación no podemos relativizar al autor, ni menos
negar su importancia. Facundo surge dentro de un contexto de
organización de los estados latinoamericanos que han
nacido del proceso de emancipación en los inicios del
siglo XIX. Proceso que se da a partir de la aplicación de
las ideas liberales de los pensadores ingleses y franceses del
siglo XVIII, que dieron como resultado la Revolución
Francesa, y que emanciparon a nuestra América
española, aunque no se pueda asegurar con certeza si en la
mente de dichos pensadores liberales se encontraban los
habitantes de las colonias. Sarmiento era un destacado
político representante del bando unitario que se enfrenta
con los federales en las luchas internas que azotaron Argentina
con posterioridad al proceso de independencia. No está
demás recordar que Domingo Faustino, con posterioridad se
convirtió en Presidente de esa vecina República,
cuyo gobierno se caracterizó por el apoyo a la
educación, la ciencia, la cultura y a la
inmigración de población europea.

Facundo es un texto que desborda pasión, producto
psíquico estructurado por un lenguaje que ha sido
predeterminado por una cantidad de signos, y cuyo contenido
está formado por tres narraciones complementarias, por lo
tanto constituye un relato polifónico, cuya lectura no
deja indiferente y, por lo tanto, no puede ser neutral. A
saber:

A) lo mesológico, es decir aquello que podemos
establecer como lo concreto, resulta ser la descripción de
la Pampa y de su habitante más característico, como
lo es el gaucho y su medio social y cultural, y en esta lucha
antitética de ciudad y campo, de bien y mal, se ha
construido la República Argentina,

B) lo histórico, que se refleja a través
de las páginas dedicadas al caudillo y tirano provincial
como fue Juan Facundo Quiroga y,

C) lo ensayístico, una suerte de visión
profética de una Argentina que vive en democracia su
estado de civilización (única forma de poder salir
de la dependencia y de alcanzar el progreso).

En ella subyacen los tres elementos culturales del
tiempo histórico; además, en sentido
isomórfico, está presente el lenguaje (o signo), el
pensamiento (sentido) y la realidad (como referente). Un pasado
que ha formado un estado de cosas y que se convierte en una
herencia de la que se no se puede eludir (como el sentido
mesológico de naturaleza y su habitante natural), la
historia que se hace presente en cuanto a realidad existencial de
lucha entre federales y unitarios, y un futuro proyectado por una
visión del porvenir. En síntesis, un pasado que es
y que no se puede cambiar, un presente que resulta ser
caótico y un futuro que se puede construir si se deja
atrás la actividad de los caudillos. De allí su
complementariedad. En un momento de la historia de la humanidad
donde avanzan no sólo las ideas liberales sino
también la práctica económica liberal a
través de la Revolución Industrial, Sarmiento
postula la civilización material como garante de la
felicidad y el progreso como sinónimo una vida
mejor.

No es un tema nuevo dentro del discurso cultural
occidental. Ya los romanos nombraban como bárbaros
aquellos pueblos que no vivían como ellos, por supuesto
civilizados. Aún más, pareciera que la luminosidad
de nuestra América aborigen y mestiza sólo puede
concebirse por los estadios de civilización que traen
consigno el elemento blanco europeo, allí radica la
felicidad y progreso humano. Se ha afirmado que el bárbaro
no tendría sentido despectivo, tal vez sólo como el
buen salvaje que espera ser cristianizado (o civilizado, que
parecieran ser conceptos tomados como sinónimos, aunque en
estricto rigor no lo sean). Pero de todos modos subyace la idea
de una estructura lingüística que asume un doble
sentido semántico en el que se reproducen algunos
antagonismos: campo/ciudad, unitarismo/federalismo, costumbres e
instituciones extranjeras/las tradiciones heredadas de
generación en generación, bien/mal, lo que permite
vivir/los mecanismos del atraso que conlleva la
autodestrucción. Se escribe desde una forma gramatical que
no queda encerrada en un formulismo estructural, va más
allá por cuanto pretende la valoración del elemento
lector como sujeto, que enuncia y descifra el lenguaje. En otras
palabras, la narración temporal, desde una perspectiva
cultural, cumple el objetivo de explicación que debe
realizar el lector, y al darle secuencia lógica y
contextual lo hace convertirse en un relato
histórico.

La libertad que se ha alcanzado con la Independencia es
un medio para conseguir el fin inmediato que viene a significar
la civilización. Su otro polo, la barbarie, lo asocia a
una vida errante y sin destino como lo deja entrever al describir
al gaucho. Contradictoriamente, el autor que adhiere a los
postulados franceses del liberalismo y de respeto a la
condición humana no ve en este personaje típico (y
que de una u otra forma cada país latinoamericano tiene)
ninguna virtud, negando tal vez lo más importante en
él como lo es su vivencia del sentido de libertad,
traducida en una concreta praxis, más que una
retórica libresca. Y la historia de los países
latinoamericanos está llenos de estas contradicciones,
como por ejemplo una independencia que surge bajo los principios
liberales, pero que al fin de cuentas se organizaron por la
vía conservadora. Sarmiento no escapa a esto,
profundamente liberal, pero que a su vez quiere construir un
Estado – Nación fuerte, seguramente porque en su
momento era la única posibilidad de detener el caudillismo
galopante.

Según Goic, la obra estudiada forma parte del
Romanticismo hispanoamericano, caracterizado por la
politización de la realidad, que con Sarmiento y su
antítesis alcanzará su elaboración
teórica más elevada. "El narrador se conduce como
un auténtico intérprete de la sociedad, como un
crítico o un reformador, y como un satirizador que impone
una imagen correctiva al mundo extraviado o ignorante. Su
perspectiva iluminista lo convierte en un intérprete
eminentemente moral y político confiado, con un
determinismo optimista, en el poder de la educación para
conquistar la felicidad y la dignidad
sociales"[2].

En la obra todo surge a partir del carácter
dominante de la naturaleza, cuya presencia resulta absorbente en
el desarrollo de la historia. En este caso el terruño como
nido de lo gauchesco, pero lo vital no es aquello sino el
porvenir de felicidad a la cual está destinada dicha
tierra y sus habitantes, siempre y cuando hagan posible la vida
civilizada entre ellos, que no se concibe en el medio rural, sino
más bien se da en la ciudad. Y esto ocurre porque en su
contexto, la obra literaria no es sólo una ficción,
más bien se centra y fundamenta en un proceso
histórico y sirve de apoyo a los proyectos
históricos imperantes en la época de
publicación del texto. Al respecto podemos recurrir a
Roland Barthes[3]y afirmar que las fuentes de
Sarmiento son "tal como lo ha oído", porque en el momento
de escribir su obra aún no conocía la
Pampa.

La naturaleza se convierte en el arquetipo de la muerte,
la que reproduce todos los males que se dan en Argentina, a
través de sus hijos naturales, que en este caso vienen e
constituirse los caudillos (como lo es Facundo Quiroga). "El mal
que aqueja a la República Argentina es la
extensión, el desierto la rodea por todas partes, se le
insinúa en las entrañas; la soledad, sin una
habitación humana, son por lo general los límites
incuestionables entre unas y otras provincias. Allí, la
inmensidad por todas partes; inmensa la llanura, inmensos los
bosques, inmensos los ríos, el horizonte siempre incierto,
siempre confundiéndose con la tierra entre celajes y
vapores tenues que no dejan en la lejana perspectiva
señalar el punto en que el mundo acaba y principia el
cielo. Al Sur y al Norte, acéchanla los salvajes que
aguardan la noche de luna para caer, cual enjambre de hienas,
sobre los ganados que pacen en los campos y en las indefensas
poblaciones. En la solitaria caravana de carretas que atraviesa
pesadamente las pampas, y que se detiene a reposar por momentos,
la población reunida en torno al escaso fuego, vuelve
maquinalmente la vista al sur al más ligero susurro del
viento que agita las hierbas secas, para hundir sus miradas en
las tinieblas profundas de la noche, en busca de los bultos
siniestros de la horda salvaje que puede sorprenderla
desapercibida de un momento a otro"[4]

Con esta cita queremos demostrar que la Pampa se
caracteriza por su radical persistencia, reflejada en la
inmensidad invariable de su aspecto. Es un mar de tierra y pasto
el cual al recorrerlo el gaucho tenía la sensación
de que su entorno vital no cambiaba, y de lo cual podemos extraer
una primera consecuencia: entre el personaje y el contexto
aparece una cultura peculiar que refleja la reacción del
hombre ante el mundo en que vive: aislamiento, soledad,
introversión, parquedad, sentido de libertad, entre otras
características.

Una suerte de existencia vital en medio del aire libre,
tal vez sin los elementos que la modernidad ofrece en las
ciudades (civilización), con muchas carencias… pero
profundamente libre. Este ir y venir a través de la
inmensidad, marcada por la dispersión, favorecen el
fracaso de todo sistema político, porque inhibe el proceso
educativo de la población, es el triunfo de la muerte en
comparación con lo que la concentración urbana
puede ofrecer. En la pampa no hay educación formal ni
democracia posible, el barbarismo asume un rol dirigente ante la
ausencia de otras situaciones benefactoras.

Y, ¿Quién es el gaucho?
¿Cuál es el origen de la palabra? Los
investigadores hablan de una oscura etimología de su
nombre. Para algunos está referido al
gauderío como antepasado de los habitantes
dedicados a la crianza de ganado en la pampa argentina durante el
período colonial, donde el concepto se origina de una
derivación del portugués gaudeo que
significa gozar al aire libre, vivir en medio de la naturaleza.
Otros lo relacionan al vocablo quechua huacho,
huérfano, abandonado o errante. Pero también se le
designa como palabra mapuche gatchu, que significa
compañero. Y están también aquellos que
asocian la palabra gaucho con el araucano – quechua
relacionándolo con el de huaso o campesino. Las
diversas acepciones reflejan una suerte de anonimia, paradoja del
ser individual que se diluye en medio de la colectividad que
representa, y que junto con Sarmiento también lo estudian
Hernández (Martín Fierro) y Guiraldes (Don Segundo
Sombra).

Por otra parte, se ha escrito mucho sobre su origen
racial, donde se le asocia al mestizo producto del cruce entre
español y aborigen. Pero lo más interesante no
resulta del fenotipo sino más bien del mestizaje cultural
que el representa. Personaje que se adaptó a la Pampa, se
indigenizó, adaptando mucho de su vocablo, técnicas
y costumbres. Así, tanto la Pampa como los
indígenas produjeron en el una configuración
sicológica y cultural particular, que dio vida a un hombre
marginado económica y socialmente de la comunidad regional
dominada por el oligarca local dueño de la tierra, de la
justicia y de la verdad. Es un descendiente de español que
se caracteriza por ser rústico, de pocas palabras,
rudimentario en su organización económica, de
hablar sincrético entre el mapuche y el español.
Pero notable en el uso de palabras que tratan de técnicas
ganaderas y de historias costumbristas.

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* MERGEFORMATINET

Sarmiento lo describe así: "Los niños
ejercitan su fuerza y se adiestran por placer en el manejo del
lazo y de las boleadoras, con que molestan y persiguen sin
descanso a las terneras y cabras, cuando son jinetes, y esto
sucede luego de aprender a caminar, sirven a caballo en algunos
quehaceres; más tarde, y cuando ya son fuertes, recorren
los campos cayendo y levantando, rodando a designio de las
vizcacheras, salvando precipicios y adiestrándose en el
manejo del caballo; cuando la pubertad asoma, se consagran a
domar potros salvajes y la muerte es el castigo menor que les
aguarda; si un momento les faltan las fuerzas o el coraje. Con la
juventud primera viene la completa independencia y la
desocupación. Aquí principia la vida
pública, diré del gaucho, pues que su
educación ya está terminada. Es preciso ver a estos
españoles, por el idioma únicamente y por las
confusas nociones religiosas que conservan, para saber apreciar
los caracteres indómitos y altivos que nacen de esta lucha
del hombre aislado con la naturaleza salvaje, el racional con el
bruto; es preciso ver estas caras cerradas de barba, estos
semblantes graves y serios, como los de los árabes,
asiáticos, para juzgar del compasivo desdén que les
inspira la vista del hombre sedentario de las ciudades, que puede
haber leído muchos libros, pero que no sabe aterrar un
toro bravío y darle muerte, que no sabrá proveerse
de caballo a campo abierto, a pie y sin auxilio de nadie, nunca
ha parado un tigre, recibiéndolo con el puñal en
una mano y el poncho envuelto en la otra, para meterlo en el
hocico mientras le traspasa el corazón y lo deja tendido a
sus pies. Este hábito de triunfar de las resistencias, de
mostrarse siempre superior a la naturaleza, de desafiarla y
vencerla, desenvuelve prodigiosamente el sentimiento de la
importancia individual y de la
superioridad"[5].

Entonces, el relato está referido a un personaje
nómade pero no infante, su vida es el caballo, representa
la Civilización del Cuero y también la
Civilización del Caballo. A caballo viaja, trabaja,
combate, a pie siente que nada vale. De allí que los
trabajos agrícolas suele mirarlos con desprecio, por eso
su hábitat normalmente fue el de un rancherío
paupérrimo. Su vida era el caballo y su trabajo (cuando
trabajaba) la ganadería: el arreo, la hierra y la matanza.
Bueno con el lazo y con el facón, con el cual se desgracia
en algún mal encuentro en la pulpería. Para
Sarmiento, es el arquetipo de la barbarie en
contraposición de lo que es Buenos Aires, hija de la
fecunda Europa y su civilización liberal. En la
práctica son dos tipos contrapuestos de vida, de
técnica y de ideas que conviven en una misma sociedad que
intenta convertirse en un Estado – Nación.
Lamentablemente en esta lucha asimétrica no se toman en
cuenta las bondades de cada sector, como por ejemplo que el
interior del país trasandino es el sustento
económico del estado mismo.

Este vivir montado a caballo resulta tan
paradójico, que en su lenguaje tiene muy pocas palabras
para describir productos de la naturaleza: pasto (que designa la
vegetación herbácea útil para el ganado),
yuyo (plantas inútiles para la ganadería), cardo
(vegetación que puede servir potencialmente de
leña) y, yerba (el mate como bebida de toda
ocasión). En cambio, una amplitud léxica para
denominar y diferenciar los colores, pelaje, tamaño,
andadura y otras características del ganado.

De todas formas, el gaucho refleja al vagabundo, a los
desertores, al marginado, maleante, libertino, que es incapaz de
convertirse en un citadino. Su vida tiene doble camino: o aceptar
el sometimiento al orden legal establecido y convertirse en un
peón de estancia asalariado, sedentario y rutinario, o ir
tras su independencia personal, llevando una vida errante de
trabajador trashumante de estancia en estancia, viviendo en la
extrema miseria, convirtiéndose muchas veces en desertor
del ejército nacional o de las montoneras caudillescas.
Es, en el fondo, más que un hijo del despojo, una
víctima de un estado injusto. Jamás tuvo nada,
más aún, no se le reconocieron derechos ni pudo
compartir los beneficios de su trabajo o de la llamada
"civilización". Por tanto no podríamos calificarlo
de héroe o villano, más bien hombre de su tiempo
que vivió en función de su medio.

El autor construye una clasificación del gaucho,
una suerte de especialidades de la
Pampa[6]

* El RASTREADOR: "el más conspicuo de
todos, el más extraordinario, es el rastreador. Todos los
gauchos del interior son rastreadores. En llanuras tan dilatadas
en donde las sendas y caminos se cruzan en todas direcciones, y
los campos en que pacen y transitan las bestias son abiertos, es
preciso saber las huellas de un animal, y distinguirlas de entre
mil; conocer si va despacio o ligero, suelto o tirado, cargado o
de vacío".

* El BAQUIANO: "personaje eminente y que tiene en
sus manos la suerte de los particulares de la provincia. El
baquiano es un gaucho grave y reservado, que conoce a palmo
veinte mil leguas cuadradas de llanura, bosques y
montañas. Es el topógrafo más completo; es
el único mapa que lleva un general para dirigir los
movimientos de su campaña. El baquiano va siempre a su
lado. Modesto y reservado como una tapia; está en todos
los secretos de la campaña; la suerte del ejército,
el éxito de una batalla, la conquista de una provincia,
todo depende de él".

* El CANTOR: "aquí tenéis la
idealización de aquella vida de revueltas, de
civilización, de barbarie y de peligros. El gaucho cantor
es el mismo bardo, el vate, el trovador de la Edad Media, que se
mueve en la misma escena, entre las luchas de las ciudades y del
feudalismo de los campos, entre la vida que se va y la vida que
se acerca. El cantor anda de pago en pago, "de tapera en
galpón", cantando sus héroes de la pampa
perseguidos por la justicia, los llantos de la viuda a quienes
los indios robaron sus hijos en un malón reciente…
el cantor no tiene residencia fija; su morada está donde
la noche lo sorprende; su fortuna en sus versos y en su
voz".

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* El GAUCHO MALO: "la justicia lo persigue desde
muchos años; su nombre es temido, pronunciado en voz baja,
pero sin odio y casi con respeto. Es un personaje misterioso,
mora en la pampa, son su albergue los cardales; vive de perdices
y mulitas; si alguna vez quiere regalarse con una lengua, enlaza
una vaca, la voltea solo, la mata, saca su bocado predilecto, y
abandona lo demás a las aves montecinas. De repente, se
presenta el Gaucho Malo en un pago de donde la partida acaba de
salir; conversa pacíficamente con los buenos gauchos, que
lo rodean y lo admiran, se provee de los vicios, y si divisa la
partida, monta tranquilamente en su caballo y lo apunta
hacia el desierto, sin prisa, sin aparato, desdeñando
volver la cabeza".

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Ahora bien, podríamos establecer una suerte de
idealización de su vida errante y libertaria, pero si lo
analizamos con mayor atención nos daremos cuenta que era
un hombre dependiente, cuya única posibilidad de vida fue
el convertirse en asalariado, de lo contrario sería un
eterno vagabundo de la pampa con una vida absolutamente azarosa.
Y, precisamente, este personaje de enorme peso histórico
fue superado socialmente por la civilización que trajo
consigo el progreso.

Seguramente Sarmiento en su momento (1845) no
alcanzó a vislumbrar con mayor amplitud el antagonismo
entre el caos y el cosmos, ambos términos absolutos que no
aceptan intermediaciones. Y la verdad es que ambos mundos no son
perfectos y no constituyen paraísos ni infiernos
terrenales.

Entonces, conviene preguntarse si esta antítesis
tendrá validez como elemento analítico,
especialmente si tomamos en cuenta que es un momento de
construcción, donde la única realidad posible era
el futuro nacional.

Por otro lado, ¿es una utopía? No cabe
duda, en esta tesis liberal de civilización y barbarie
subyace la idea hegeliana de la historia como una suerte de
caminata progresiva a mundos perfectibles, donde el
espíritu humano gozará de realización y
libertad. En este caso, la tierra y la naturaleza americana que
la habita se convierte en un cuerpo que será
"espiritualizado" por la Europa civilizada.

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A estas alturas uno debe preguntarse si se trata de
¿historia, novela o novela histórica? No es una
pugna de pareceres, más bien es síntesis narrativa
que trabaja con las dimensiones tempoespacial de la historia
(pasado, presente y futuro) que, a partir de lo que es, busca
establecer un camino de superación a una
problemática contemporánea. Se comete un error al
tratar de encasillarla con parámetros modernos y no
respetar su contexto, por cuanto los modelos analíticos
normalmente son absolutamente transitorios, al punto que
rápidamente sus mismos representantes van cambiando de
postura con el evolucionar de sus pensamientos y teorizaciones,
dando paso así a nuevas escuelas de análisis.
Podríamos decir que es un discurso narrativo, tan propio
de la novela, que contiene un producto histórico, ya que
es un acontecimiento contextualizado
socioculturalmente.

A Sarmiento, junto con Nicolás Palacios y
Lastarria, se le ha considerado como autor prototipo del siglo
XIX, constituye un texto fundacional "porque desarrollan un
proceso de resignificación cultural, un imperio del
significante, de la misma forma como en el caso europeo van a
representar la racionalidad autores como Rousseau. Estos autores
componen para Latinoamérica un tipo de concepto y de
conceptualización respecto de la diversidad cultural o de
la diferencia cultural que, sin duda, va a tener una notable
influencia en la constitución del pensamiento social
posterior en el siglo XIX"[7]. Aún
más, su obra es considerada como la primera
"interpretación auténtica de la vida argentina", y
a su autor como "místico de la patria… tuvo una
concepción genial de la educación. Se
enamoró del rumbo democrático de los Estados
Unidos. Execrado y alabado, a la vez, representa una voz de la
naturaleza americana y el pensamiento más auténtico
del continente[8]A través de su relato el
lenguaje se convierte en esa caja de herramientas tan necesaria
para establecer el conjunto de alegorías que le
dará significado al mundo estudiado.

Por otra parte, la historia cultural ha hecho una
separación, ficticia desde mi posición, en cuanto a
lo que es una obra literaria y un libro. Desde la perspectiva de
los enfoques semióticos y pragmáticos se ha dicho
que la obra literaria resulta ser un objeto invisible en
contraposición al libro que es tangible. A la
semiótica le interesa la entidad ideal que constituye la
obra literaria, esta "existe fuera del tiempo y del espacio
porque, siempre y en todas partes, permanece idéntica a
sí misma"[9]. Facundo hay uno solo, sin
embargo editado y publicado en varios libros. Además, en
la obra existen dos personas: un narrador que realiza el relato
de la historia y un lector que es capaz de descifrar los signos e
interpretar dicha historia. Entre uno y otro está la
propia obra que permite el encuentro entre ambos, así
naturaleza, gaucho, vida de Facundo Quiroga y discurso proyectivo
se convierten en artefactos de estudio del enfoque
semiótico (significados); en cambio, las cosas y acciones
son tratadas por el enfoque pragmático.

En el fondo, al adentrarnos en la lectura de Facundo
realizamos conjuntamente un doble camino: por una parte, vamos
tras la huella de una narración (o historia) que se
establece en un contexto temporal y espacial y, por otra,
descifrando los signos, símbolos y señales que se
establecen en el lenguaje, ya que este está formado por
palabras y letras que tienen dos aspectos inseparables:
significante y significado[10]En este caso el
gaucho, la pampa y la figura de Facundo vienen a constituir el
significante o imagen gráfica del relato, y el significado
de dichos elementos gráficos son el contenido o la idea
representadas por dichas imágenes, que en este caso viene
a ser la conveniencia para el desarrollo de la República
Argentina del progreso en los términos que lo ha realizado
la Europa afrancesada.

En otras palabras y en perspectiva diacrónica,
como fenómeno en el tiempo, el Facundo de Sarmiento, como
toda obra literaria, puede ser estudiado como representante de
una época, como repertorio de palabras, como competencia
sintáctica y como instrumento de comunicación en un
contexto social, constituyéndose así una acertada
posibilidad de análisis más transdisciplinario que
interdisciplinario como lo establecen los cánones
modernos.

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Conclusión

No cabe duda que el texto de Sarmiento "pone a prueba la
capacidad de selección y de organización del
lenguaje mismo, cuando éste se ordena en esas unidades de
discurso más largas que la frase a las que podemos llamar
textos"[11]. Donde el acto de narrar está
marcado por su carácter temporal, se desarrolla en el
tiempo y bajo un contexto: el territorio de la pampa argentina
que ocupa las dos quintas partes del territorio nacional, donde
naturaleza y hombre (el gaucho) representan todo lo contrario a
lo que la ciudad puede ofrecer, a mediados del siglo
XIX.

Civilización y barbarie, en este caso, son
experiencias que tienen como referente común la historia y
la ficción centralizadas básicamente en un solo
problema, el de la ficción, el de la historia y el del
tiempo. En el relato las acciones de naturaleza y gaucho no son
fines en sí mismo, sino como referentes para explicar el
retraso que puede enfrentar la República Argentina para
anidar los preceptos de la modernidad. Esta es la raíz de
inteligibilidad de la obra literaria, donde el discurso narrativo
establece los acontecimientos de la acción, y estos, a su
vez, se desarrollan en un marco configurativo. Vida y
narración como elementos complementarios que permiten
comprender mucho más intensa y claramente la comunidad
productora y la comunidad receptora en el texto estudiado, y la
voluntad de verdad que el contiene.

Bibliografía

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