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Fenotipo y Arquetipo en el Ecuador (página 2)



Partes: 1, 2

Medir en centímetros, el largo de la pierna derecha, desde la cadera hasta la base del pie.

Largo del tronco: Medir en centímetros, el largo del tronco, desde la cadera hasta la base del cuello o parte superior del esternón.

3. PIEL

3.1. Color:

Tomar el color de la piel en el rostro de los hombres y en las manos o la parte del cuello de las mujeres (sector sin maquillaje). Determinar si la piel de la persona bajo observación es blanca, trigueña (morena) o negra. Registrar otras opciones.

4. PELO

4.1. Forma:

Determinar si la forma del cabello es hirsuto o ensortijado, ondulado o crespo, lacio o lizo. Si se han alisado u ondulado el cabello, preguntar por la forma original.

4.2. Grosor:

Determinar, aproximadamente, el grosor del cabello. Registrarlo bajo las categorías fino, medio o grueso.

4.3. Color:

Utilizando contra-luz, determinar el color predominante del cabello en personas que no usan tintes. Los colores anotados en el instrumento son el café, el negro, el rojo y el amarillo. Si usan colorantes, preguntar por el color original, verificando en las raíces del pelo.

4.4. Tono:

Determinado el color del cabello, anotar si ese color tiene un tono oscuro, medio o claro.

4.5. Condición:

Determinar si el pelo o cabello de la persona bajo observación es seco, normal o graso; registrar los casos de calvicie.

5. SEROLOGÍA

5.1. Tipo ABO:

Averiguar por el tipo sanguíneo A, B, AB u O de la persona bajo observación, incluyendo el factor Rhesus (positivo o negativo).

5.2. Presión:

Registrar el nivel de la presión sanguínea en la persona bajo medición. Anotar si es baja, normal o alta

6. MISCELÁNEOS

6.1. Uso de las manos:

Registrar si la persona bajo medición, emplea habitualmente la mano derecha, la mano izquierda o ambas manos (ambidiestro).

6.2. Defectos cutáneos:

Tienen que ver con probables defectos de la piel como en el caso de los albinos o si presentan lunares, manchas, forúnculos o espinillas.

Observaciones y/o dibujos

Información escrita o gráfica adicional, que pueda aclarar algún punto oscuro proveniente de la información registrada. Si no existe necesidad de aclaración, no utilice este espacio

Si bien es cierto que las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, el Ministerio de Salud Pública, el Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos o las Concentraciones Deportivas provinciales llevan a cabo mediciones antropométricas, no lo hacen bajo un interés académico. Su meta es conocer qué personas son aptas para ser enroladas en las fuerzas de seguridad del Estado, detectar enfermedades o malformaciones, conocer el tipo de población asentada en tal o cual jurisdicción o llegar a determinar la capacidad física de los potenciales deportistas.

A nivel universitario en el Ecuador, el problema nutricional, dental o de diseño, por ejemplo, ha llevado a la investigación antropométrica. Aquí, por justicia y honestidad académica, debemos mencionar que antes de nosotros se llevaron a cabo las observaciones antropométricas del Dr. Antonio Santiana a mediados de la década de 1950, para la Universidad Central del Ecuador; la experiencia de los Ingenieros Fernando Moreno y Luis Horna en 1992, para la Escuela Politécnica Nacional o las Tesis de Grado de inquietos jóvenes universitarios como ha sido el caso de las Señoritas Verónica Jácome y Rosa Bustamante en octubre de 2004, para la UTE; del Señor Juan Carlos Cisneros en febrero de 2008, para la USFQ; además de las Tesis de Grado contemporáneas a nuestro estudio, de la Señorita María Luz Álvarez en mayo de 2011, para la ESPOCH (Chimborazo) o la de la Señorita Lorena Frías Meza de 2011, para la ESPOL (Guayas). Esta es información recogida en el internet; si se nos escaparon otros casos, pedimos las debidas disculpas.

En nuestro caso, sin embargo, es la primera vez que una universidad ecuatoriana se interesa -en profundidad- por las medidas humanas, con la intención de determinar, académicamente, si nuestro pueblo es multiétnico o uniétnico; en segundo término y lateralmente, queremos recabar información que ayude a las Escuelas de la Universidad Cristiana Latinoamericana a desarrollar planes de estudio acordes con la realidad física de los ecuatorianos. Este solo hecho demanda de nosotros seriedad y veracidad en el proceso de obtención, tabulación e interpretación de los resultados obtenidos. El avance del conocimiento en este tema, evadido por otros, está en nuestras manos.

3.1.2. Cuestionario Cultural:

A continuación, la descripción física del instrumento. Incluye cinco variables independientes y doce preguntas –algunas subliminales- con tres opciones de respuesta para que el encuestado seleccione una de ellas.

DATOS GENERALES

Lugar y fecha…………………………………………. Código…………………………

Sexo masculino… femenino… Instrucción: N…. P….. S….. T …. U …PG…..

Lugar y fecha de nacimiento………………………………………………………………

Profesión – ocupación…………………………………………………………………….

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3.2. Procedimientos.-

Para alcanzar los objetivos propuestos, se aplican mediciones a través de instrumentos y cuestionarios, previamente, diseñados. Para su aplicación efectiva, el Instituto de Investigación, Ciencia & Innovación Tecnológica de la Universidad Cristiana Latinoamericana, solicita el apoyo a un grupo de estudiantes de Enfermería que toman cursos, temporalmente, con nosotros y aplican sus conocimientos en la Clínica del Día de nuestra Universidad Cristiana. Este apoyo es invalorable y siempre estaremos en deuda con este ágil equipo. Las personas a ser medidas, suman 130 y serán reclutadas voluntariamente de entre los alumnos de la Universidad; recuérdese siempre que esta investigación es preliminar y que, por ahora, solo busca determinar la aplicabilidad del instrumento y del cuestionario, a la par de comenzar a descubrir algunas tendencias ecuatorianas en lo biológico y en lo cultural. Finalmente y como lo exige el método científico, los resultados se interpretarán a través del lenguaje estadístico.

Resultados

4.1. Resultados de la Medición Antropométrica (2011).-

De la muestra de 130 personas, 105 entregaron información respecto de su origen y el de sus padres y abuelos, así como el de parientes consanguíneos o políticos nacidos en el extranjero. De estas 105 personas, el 39.05% son hombres y el 60.95% corresponde a mujeres. Entre los hombres, el 70.73% son quiteños y el 29.27% son afuereños (Guayaquil, Santo Domingo, Babahoyo, Machachi, Guayllabamba, Latacunga, Salcedo, interior de la Provincia de Bolívar, Riobamba, Pallatanga, Cuenca y Tena); entre las mujeres, el 65.62% son quiteñas y el 34.38% son afuereñas (Quinindé, interior de la Provincia de Manabí, interior de la Provincia del Guayas, interior de la Provincia del Carchi, Ibarra, interior de la Provincia del Pichincha, Machachi, Alóag, Conocoto, Yaruquí, Latacunga, Salcedo, Ambato, Cuenca y Loja). Regionalmente, los hombres se distribuyen en costeños 25.00%, serranos 66.67% y amazónicos 8.33%; entre las mujeres, costeñas son el 18.18% y serranas el 81.82%.

En lo que concierne a los hombres de la muestra, las cifras siguen las siguientes tendencias:

Los padres de los hombres de la muestra son: quiteños 30.00%, no quiteños 70.00%. De la costa viene el 5.00%, de la sierra procede el 92.50% y de la amazonía el 2.50%. Las provincias y poblaciones que más padres aportan son Ibarra, Machachi, Guaranda, Cuenca y Loja, entregando el 32.50% de los padres no quiteños. Los restantes lugares de origen son interior de la Provincia de Manabí, Babahoyo, Cayambe, Sangolquí, Santa Rosa de Cusubamba, Píntag, Puellaro, interior de la Provincia del Cotopaxi, Latacunga, Salcedo, interior de la Provincia de Bolívar, Riobamba y Tena.

Las madres de los hombres de la muestra son: quiteñas 30.23%, no quiteñas 69.77%. De la costa viene el 11.63%, de la sierra procede el 86.05% y de la amazonía el 2.32%. Las provincias y poblaciones que más madres aportan son interior de la Provincia de Manabí, Guayaquil, Machachi, interior de la Provincia del Cotopaxi, Ambato, Guaranda, Cuenca y Loja, entregando el 44.18% de las madres no quiteñas. Los restantes lugares de origen son Babahoyo, interior de la Provincia del Carchi, Ibarra, Sangolquí, Santa Rosa de Cusubamba, Nanegalito, Salcedo, interior de la Provincia de Bolívar, Pallatanga, interior de la Provincia de Cañar y Tena.

Los abuelos paternos de los hombres de la muestra son: quiteños 25.64%, no quiteños 74.36%. De la costa viene el 7.69%, de la sierra procede el 89.67%% y de la amazonía el 2.64%. Las provincias y poblaciones que más abuelos paternos aportan son Ibarra, Machachi, interior de la Provincia del Cotopaxi, Ambato, Guaranda, Cuenca y Loja, entregando el 43.59% de los abuelos paternos no quiteños. Los restantes lugares de origen son Montalvo, Cayambe, Sangolquí, Santa Rosa de Cusubamba, Puellaro, Salcedo, interior de la Provincia de Bolívar, Echeandía, interior de la Provincia del Chimborazo, Alausí y Tena.

Las abuelas paternas de los hombres de la muestra son: quiteñas 36.36%, no quiteñas 63.64%. De la costa viene el 6.06% y de la sierra procede el 93.94%. Las poblaciones que más aportan son Ibarra, Cuenca y Loja, entregando el 27.27% de las abuelas paternas no quiteñas. Los restantes lugares de origen son el interior de la Provincia de Manabí, Babahoyo, Otavalo, Machachi, Sangolquí, Santa Rosa de Cusubamba, Píntag, Puellaro, Latacunga, Salcedo, Guaranda y Alausí.

Los abuelos maternos de los hombres de la muestra son: quiteños 17.95%, no quiteños 82.05%. De la costa viene el 12.82%, de la sierra procede el 84.62% y del oriente llega el 2.56%. Las provincias y poblaciones que más aportan son el interior de la Provincia de Manabí, Ibarra, Machachi, Cuenca y Loja. Los restantes lugares de origen son Guayaquil, Montalvo, interior de la Provincia del Carchi, Otavalo, Santa Rosa de Cusubamba, Píntag, interior de la Provincia del Cotopaxi a más de las poblaciones de Latacunga y Salcedo, el interior del Provincia de Bolívar a más de las poblaciones de Guaranda y Echeandía, Riobamba, Pallatanga, interior de la Provincia del Cañar y Tena

Las abuelas maternas de los hombres de la muestra son: quiteñas 25.00% y no quiteñas 75.00%. De la costa viene el 13.89% y de la sierra procede el 86.11%. Las provincias y poblaciones que más aportan son el interior de la Provincia de Manabí, Cuenca y Loja, entregando el 33.33% de las abuelas maternas no quiteñas. Los restantes lugares de origen son Guayaquil, Babahoyo, interior de la Provincia del Carchi, Ibarra, Machachi, Sangolquí, Santa Rosa de Cusubamba, interior de la Provincia del Cotopaxi a más de las poblaciones de Latacunga y Salcedo, Ambato, Píllaro, Guaranda, Echeandía y Pallatanga.

En lo que concierne a las mujeres de la muestra, las cifras siguen las siguientes tendencias:

Los padres de las mujeres de la muestra son: quiteños 52.46%, no quiteños 47.54%. De la costa viene el 8.20% y de la sierra procede el 91.80%. Las provincias y poblaciones que más padres aportan son interior de la Provincia de Manabí, interior de la Provincia del Guayas, interior de la Provincia de Imbabura, Ibarra, Machachi, Latacunga, Ambato, Riobamba y Loja, entregando el 39.34% de los padres no quiteños. Los restantes lugares de origen son Calceta, Alóag, Salcedo, interior de la Provincia del Tungurahua y Cuenca.

Las madres de las mujeres de la muestra son: quiteñas 34.38%, no quiteñas 65.62%. De la costa viene el 7.81% y de la sierra procede el 92.19%. Las provincias y poblaciones que más madres aportan son interior de la Provincia de Manabí, Ibarra, Machachi, Latacunga, interior de la Provincia del Tungurahua, Ambato, Ambato, Riobamba, Cuenca y Loja, entregando el 51.56%% de las madres no quiteñas. Los restantes lugares de origen son La Maná, interior de la Provincia del Carchi, interior de la Provincia de Imbabura, Otavalo, Alóag, interior de la Provincia del Cotopaxi, Salcedo y Guaranda.

Los abuelos paternos de las mujeres de la muestra son: quiteños 44.07%%, no quiteños 55.93%. De la costa viene el 8.47%% y de la sierra procede el 91.53%. Las provincias y poblaciones que más abuelos paternos aportan son interior de las Provincias de Manabí y el Guayas, interior de la Provincia de Imbabura, Ibarra, Machachi, Latacunga, Ambato, Riobamba, Cuenca y Loja, entregando el 49.15% de los abuelos paternos no quiteños. Los restantes lugares de origen son Cayambe, Alóag, Salcedo e interior de la Provincia del Tungurahua.

Las abuelas paternas de las mujeres de la muestra son: quiteñas 44.64%, no quiteñas 55.36%. De la costa viene el 7.14% y de la sierra procede el 92.86%. Las provincias y poblaciones que más aportan son del interior de las Provincias de Manabí e Imbabura, Ibarra, Machachi, Latacunga, interior de la Provincia del Tungurahua, Ambato, Riobamba, Cuenca y Loja, entregando el 50.00% de las abuelas paternas no quiteñas. Los restantes lugares de origen son el interior de la Provincia del Guayas, Alóag y Salcedo.

Los abuelos maternos de las mujeres de la muestra son: quiteños 38.98%, no quiteños 61.02%. De la costa viene el 6.78% y de la sierra procede el 93.22%. Las provincias y poblaciones que más aportan son el interior de la Provincia de Manabí, Machachi, interior de la Provincia del Cotopaxi, Latacunga, interior de la Provincia del Tungurahua, Ambato, Riobamba, Cuenca y Loja. Los restantes lugares de origen son del interior de la Provincia del Guayas, interior de las Provincias del Carchi e Imbabura, Ibarra, Otavalo, Cayambe, Alóag y Salcedo.

Las abuelas maternas de las mujeres de la muestra son: quiteñas 36.00% y no quiteñas 64.00%. De la costa viene el 8.00% y de la sierra procede el 92.00%. Las provincias y poblaciones que más aportan son el interior de la Provincia de Manabí, Ibarra, interior de la Provincia del Cotopaxi, Latacunga, interior de la Provincia del Tungurahua, Ambato, Cuenca y Loja, entregando el 52.00% de las abuelas maternas no quiteñas. Los restantes lugares de origen son el interior de las Provincias del Guayas, Carchi e Imbabura, Salcedo, Guaranda y Riobamba.

El 19.04% de las personas bajo medición, declaran tener parientes extranjeros. Se mencionan la familia de parte del padre, bisabuelos, abuelos, tíos, primos, sobrinos, amén de un padre, una hermana y una hija. Entre los hombres, hay un 8.57% del total de la muestra, que declaran tener bisabuelos en Argentina, abuelos en Argentina y España, primos en Canadá, USA, Colombia y Australia y una hermana en Italia. Entre las mujeres, hay un 10.47% del total de la muestra, que declaran, asimismo, tener bisabuela, abuela, padre, tía y familia paterna en Colombia, tío y sobrinos en USA, primos en Canadá y España y una hija en Italia.

Al margen de la procedencia, el total de la muestra esta integrada o se descompone en un 40.91% de hombres y en un 59.09% de mujeres.

En la forma del cráneo, el 66.67% de los hombres medidos son braquicéfalos, el 24.07% son dolicocéfalos y el 9.26% corresponden a braquidolicocéfalos. El 80.77% de las mujeres son braquicéfalas, el 16.66% son dolicocéfalas y el 2.57% son braquidolicocéfalas.

En las medidas de la faz, entre el mentón y las cejas, los hombres presentan un promedio de 14.86 cms. La faz de las mujeres, entre el mentón y las cejas, promedia 14.49 cms. Entre las cejas y la línea del cabello, los hombres presentan un promedio 7.09 cms. Las mujeres promedian 6.92 cms. La distancia entre los pómulos registra para los hombres, un promedio de 16.28 cms., mientras que en las mujeres este promedio es de 14.42 cms.

Las formas de la faz entre los hombres arrojan las siguientes cifras: pentagonal 29.63%, ovoide 46.29%, esferoide 14.82% y cuadrangular 9.26%. Entre las mujeres, los rostros pentagonales suman el 16.66%, los rostros ovoides son el 55.14%, los rostros esferoides arrojan el 24.36% y los cuadrangulares son el 3.84%.

Las formas de los ojos entre los hombres registran las siguientes cifras: ojos abiertos con lagrimal descubierto 63.83% y ojos oblicuos con lagrimal cubierto 36.17%. Entre las mujeres los ojos abiertos con lagrimal descubierto suman 77.65% y los ojos oblicuos con lagrimal cubierto están presentes en el 22.35% de los casos.

Las formas de los párpados se distribuyen de la siguiente manera: entre los hombres los párpados adiposos suman el 35.19% y los no adiposos el 64.81%. Entre las mujeres los párpados adiposos suman el 46.15% mientras que los no adiposos registran el 53.85% de los casos observados.

Los porcentajes para la conjuntiva se distribuyen de la siguiente manera: entre los hombres, el 51.85% tiene color perla, el 25.93% es de color amarillento y el 22.22% es sanguíneo. Entre las mujeres, el 64.10% es perla, el 26.92% es amarillento y 8.98% es sanguíneo.

El color de los ojos presenta las siguientes cifras: entre los hombres, el 24.07% es de color negro, el 74.08% es de color café y el 1.85% es de color verde. Entre las mujeres, el 21.80% es de color negro, el 74.36% es café, el 2.56% es verde y el 1.28% es azul.

La forma de la nariz vista de frente, arroja las siguientes cifras: entre los hombres, la nariz estrecha está presente en el 25.93% de los casos, la nariz mediana está presente en el 62.96% de los individuos y la nariz aplastada en el 11.11% de los casos. Entre las mujeres, el 23.08% tiene nariz estrecha, el 70.51% tiene nariz mediana y el 6.41% tiene nariz aplastada.

La forma de la nariz vista de perfil, presenta los siguientes rangos: entre los hombres, la nariz recta se presenta en el 37.04% de los casos, la nariz cóncava se halla en el 25.92%, la convexa está presente en el 27.78% y la arqueada está presente en el 9.26%. Entre las mujeres, la nariz recta representa el 37.18% de la muestra, la cóncava se halla en el 34.61%, la convexa está en el 21.80% de los casos, la arqueada aparece en el 5.13% y la ondulada en el 1.28% de los casos registrados.

Para la mandíbula, los hombres presentan un 64.82% sin prognatía y un 35.18% de prognatía de origen dental. Entre las mujeres, las cifras se distribuyen así: aprognáticas con el 64.10% y prognatodentales con el 35.90% de los casos.

La forma de los labios registra los siguientes porcentajes: entre los hombres, el 50.00% tiene labios biselados, el 38.89% los tiene gruesos y el 11.11% tiene labios voluminosos. Entre las mujeres, el 58.97% tiene labios biselados, el 38.46% tiene labios gruesos y el 2.57% los tiene voluminosos.

La forma de las orejas registra las siguientes cifras: entre los hombres, el 35.19% las tiene circulares y el 64.81% las tiene alargadas. Entre las mujeres, el 33.33% las tiene circulares y el 66.67% las tiene alargadas.

En cuanto a la talla, los hombres registran un promedio de 1.67 cms., mientras que las mujeres alcanzan un promedio de 1.57 cms.

En lo que respecta al peso, los hombres registran un promedio de 147.79 libras (67.18 kilos) y las mujeres promedian 131.75 libras (59.89 kilos).

En los hombres de la muestra, el alto del cuello tiene un promedio de 9.48 cms. y el grosor promedia 37.15 cms. En las mujeres los promedios se muestran así: el alto del cuello es de 8.92 cms. y su grosor de 34.27 cms.

En los hombres registrados, el promedio del diámetro del tórax es de 103.02 cms., el diámetro de la cintura es de 89.40 cms. y el diámetro de la cadera es de 93.10 cms. En las mujeres bajo observación, las medidas son: tórax 94.96 cms, cintura 67.90 cms. y cadera 93.12 cms.

El largo de la mano derecha desde el nudillo de la muñeca hasta el extremo del dedo central, registra las siguientes medidas: en los hombres, el promedio es de 17.90 cms. y en las mujeres es de 16.43 cms.

El largo del pie derecho desde el talón hasta el extremo del dedo interno, promedia las siguientes cifras: para los hombres es de 26.96 cms. y para las mujeres es de 23 cms.

El largo del brazo derecho registra las cifras siguientes: hombres 61.54 cms. y mujeres 55.79 cms.

El largo de la pierna derecha da un promedio para los hombres de 90.35 cms. y para las mujeres de la muestra 84.58 cms.

El promedio del alto del tronco entre los hombres es de 54.74 cms. y entre las mujeres es de 44.44 cms.

En lo que concierne al color de la piel, entre los hombres el 20.37% es de color blanca, el 1.85% es de color negra y el 77.78% es trigueña. Entre las mujeres, la piel blanca se presenta en el 24.68% de los casos, la piel negra en el 2.60% y la piel trigueña en el 72.72% de los casos.

El pelo entre los hombres, es hirsuto en el 3.70% de los casos, ondulado en el 37.04% y lacio en el 59.26%. En las mujeres, el cabello hirsuto o motoso está presente en el 5.19%, el cabello ondulado o crespo en el 42.86% y el cabello lacio en el 51.95% de los casos registrados.

En cuanto al grosor del pelo, los hombres lo tienen fino en un 24.08%, medio en 53.70% y grueso en un 22.22% de los casos. Las mujeres tienen cabello fino en el 50.65% de los casos, medio en el 37.66% y grueso en el 11.69% de los casos.

En el color del cabello, las cifras se muestran así: los hombres de cabello café suman el 20.37%, los de cabello negro el 77.78% y los de cabello cano el 1.85%. Entre las mujeres hay un 29.87% de cabello café, un 68.83% de cabello negro y un 1.30% de cabello rubio.

En el tono del pelo, el 62.96% de los hombres lo tiene oscuro, el 35.19% los tiene medio y el 1.85% lo tiene claro. Entre las mujeres, el tono oscuro suma el 57.14%, el tono medio registra el 35.06% y el tono claro alcanza 7.80% de los casos bajo registro.

En la condición del pelo, se descubre que el 9.26% de los hombres lo tiene seco, el 70.37% normal y el 20.37% lo tiene graso. Entre las mujeres, las cifras muestran un 14.29% de cabellos secos, un 71.43% de cabellos normales y un 14.28% de cabellos grasos.

En lo que respecta a la serología, el tipo ABO se distribuye de la siguiente manera: entre los hombres, las cifras se muestran de la siguiente manera: A+ 9.26%, A- 3.70%; B+ 3.70%, B- 00%; AB+ 3.70%, AB- 1.85%; 0+ 68.53%, 0- 9.26%. Entre las mujeres de la muestra, las cifras se distribuyen de la siguiente manera: A+ 18.18%, A- 00%; B+ 7.79%, B- 2.60%; AB+ 6.49%, AB- 1.30%, 0+ 54.55%, 0- 9.09% de los casos.

En lo que corresponde a la presión sanguínea, entre los hombres, el 5.55% la tiene baja, el 90.75% la tiene normal y el 3.70% la tiene alta. Entre las mujeres, el 2.60% la tiene baja, el 93.50% la tiene normal y el 3.90% la tiene alta.

Entre los hombres de la muestra, el 90.75% usa la mano derecha, el 5.55% usa la mano izquierda y el 3.70% se declara ambidiestro. Entre las mujeres de la muestra, el 90.90% usan la mano derecha, el 7.80% usan la mano izquierda y el 1.30% son ambidiestras.

Finalmente, en lo que concierne a los defectos cutáneos, entre los hombres aparecen los lunares, las manchas, los forúnculos y las espinillas. Entre las mujeres, se suman a los anteriores problemas, las pecas.

4.2. Resultados de la Medición Antropométrica a Figurinas Arqueológicas (2013).-

A continuación, presentamos las medidas corporales aproximadas tomadas en una muestra de figurinas antropomorfas de cinco manifestaciones culturales del litoral ecuatoriano (Valdivia, Bahía, Jama-Coaque, La Tolita y Manteña), elaboradas en distintos momentos, entre los años 4000 antes de Cristo y 1500 después de Cristo. Esta muestra de piezas arqueológicas hace parte de la Colección del Museo de Arte Precolombino CARLOS ZEVALLOS MENÉNDEZ de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas. Cuando me desempeñé como Curador, primero, y Director, después, de su preciosa colección arqueológica, me permití solicitar a la Licenciada Gisella Peña Jarrín –museógrafa de la Colección- seleccione al azar para medición, aquellas figurinas que enteras, posan erectas (en éstas, sus proporciones son más regulares). La medición se efectuó durante el proceso de catalogación de los objetos de la mencionada muestra, durante el año 2013. Nos adelantamos a las conclusiones al decir que las proporciones del largo del tórax y el largo de las piernas de los figurines cerámicos coinciden con las proporciones de los mismos segmentos de los cuerpos modernos medidos el año 2011, en la Universidad Cristiana Latinoamericana. Esto es que, en su gran mayoría, el largo de las piernas no alcanza a doblar el largo del tórax Este detalle nos proyecta la estimulante idea de que nuestras antiguas alfareras más que aquello, eran verdaderas artistas y escultoras, con conocimientos de anatomía; pero, sobre todo, nos insinúa que desde hace milenios, el cuerpo de los ecuatorianos mantiene proporciones uniformes y similares, no solo entre las distintas localidades que conforman la Unión, sino y más estimulante aún, entre las diferentes épocas del desenvolvimiento cultural.

Según los promedios que nos interesa comparar con las figurinas antropomorfas y que se obtuvieron de los hombres y las mujeres de la muestra de 130 individuos medidos en la Clínica del Día de la Universidad Cristiana Latinoamericana en Quito, allá en 2011, se tiene que:

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Poco más o menos, hombres y mujeres guardan proporciones anatómicas similares sin desmerecer por ello, los atributos propios del cuerpo de cada género.

A continuación, se publican las medidas totales y parciales de una muestra de 26 figurinas antropomorfas estudiadas en el Laboratorio de las instalaciones del Museo de Arte Precolombino Carlos Zevallos Menéndez de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, durante el año 2013. En los dos Cuadros que siguen, separadas por su género, las figurinas aportan los siguientes datos: el Código del Museo (MUS) registrado en 1994, la manifestación cultural a la que pertenece el objeto, la talla o altura total de la pieza y las medidas de los segmentos que dentro de la figurita, representan la cabeza, el tronco y las piernas. Aquí también, las medidas deben asumirse aproximadas:

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Al margen de estas cifras, añadiremos solamente que en todas las piezas destaca la cabeza sobre el resto de las secciones de la figura; inclusive, su tamaño es exageradamente grande en relación al resto del cuerpo. En ella hemos podido apreciar la forma circular de las orejas, los ojos, mayoritariamente almendrados y grandes, la boca rectangular en inequívoca expresión de la prognatía dental, la nariz de perfil aguileño y frente delgado, el rostro oval-esferoide y la cabeza achatada que nos sugiere no solo la deformación craneana sino, además, la representación de nuestra marcada braquicefalia. En el resto del cuerpo, además del largo de las piernas que, en la mayoría de los casos, no llega a ser dos veces el largo del tronco, hemos visto algunas representaciones de hombros elevados, brazos cayendo más abajo de la cintura (como enmarcando las caderas), glúteos planos (bastante comunes en la población que habita actualmente la región andina), tórax cuadrangulares y pies altos con dedos cortados a escuadra. No hace falta insistir en que estas características son visibles en un determinante porcentaje de la actual población ecuatoriana.

4.3. Resultados de la Medición Cultural (2011).-

En la primera pregunta, qué color prefiere, la muestra de 130 personas respondió del modo siguiente: amarillo 15.22%, azul 53.62% y rojo 31.16%.

En la segunda pregunta, qué significa la sangre, las respuestas se distribuyeron así: líquido 27.74%, muerte 13.14% y vida 59.12%.

En la tercera pregunta, qué representa el rojo, la muestra declaró de la siguiente manera: pintura 27.74%, calor 64.96% y sol 7.30%.

En la cuarta pregunta, qué línea prefiere, la horizontal registró el 32.84%, la diagonal el 25.55% y la vertical el 41.61%.

En la quinta pregunta, qué escena prefiere, cielo obtuvo el 32.12%, montañas el 31.38% y el mar 36.50%.

En la sexta pregunta, qué figura prefiere, por el triángulo estuvo el 22.63%, por el cuadrado el 31.38%, por el óvalo el 8.03% y por el círculo el 37.96% de los encuestados.

En la séptima pregunta, qué significa tierra, las preferencias se mostraron así: suciedad el 8.03%, madre el 62.77% y esfera el 29.20%.

En la octava pregunta, qué animal le llama más la atención, el cóndor registró el 40.88%, la culebra el 18.98% y el puma el 40.14% de las opiniones.

En la novena pregunta, qué representa la Virgen del Panecillo, madre protectora el 55.00%, Ecuador el 33.57% y mujer voladora el 11.43%.

En la décima pregunta, qué tiempo le gusta más, el pasado convocó al 11.68%, el presente al 70.80% y el futuro al 17.52%.

En la undécima pregunta, qué representa el día, el 5.11% opinó que trece horas, el 35.03% dijo que claridad en medio de la noche y el 59.86% anotó que es el tiempo de trabajo.

Finalmente, en la duodécima pregunta, qué le recuerda una cruz, el 80.29% anotó que una iglesia, el 5.84% registró el medio y el 13.87% dijo que dos líneas.

V. DISCUSIÓN

A la vista de los resultados expuestos en el capítulo anterior, en éste se discutirá acerca de la validez o no de las hipótesis planteadas y que fueron presentadas en la Introducción de este documento.

En lo que concierne a la primera hipótesis en la que se dice que el instrumento antropométrico y el cuestionario cultural, son herramientas validas y aplicables en el caso de estudios antropológicos, en sus áreas Física y Cultural, debemos decir que nuestro planteamiento es válido. Las pruebas piloto que se llevaron a efecto antes de la aplicación definitiva del instrumento antropométrico y del cuestionario cultural, nos permitieron detectar unos pocos problemas de forma que fueron corregidos en el prototipo. Este ejercicio, totalmente válido y adecuado en una investigación científica como lo es ésta, nos permitió realizar rectificaciones que hicieron fluir la aplicación de estas herramientas al momento de efectuar la medición definitiva. Estas correcciones, sumadas a la experiencia de los encuestadores (personas expeditas en el campo de la Enfermería), permitió una correcta utilización de los instrumentos, sobre todo con aquel que tiene que ver con las medidas del cuerpo humano. En tratándose de una encuesta cerrada, la aplicación del cuestionario cultural tampoco presentó inconvenientes. Posteriormente, concluida ya la etapa de recolección de la información y durante el proceso de tabulación de los resultados, las herramientas entregaron toda la información que necesitábamos para traducirla al lenguaje estadístico. Este informe se sustenta en esa lectura. Por todo lo expuesto, nuestra primera hipótesis se valida sin necesidad de modificación alguna.

En lo tocante a la segunda hipótesis en la que se menciona que después de un largo proceso de mestizaje y adaptación al medio, los ecuatorianos presentamos una configuración biológica que nos hace diferentes a los súbditos de las sociedades no ecuatorianas, debemos anotar, con mucho tino por lo preliminar de los resultados de este estudio, que nuestro planteamiento, al menos por ahora, no se invalida. Efectivamente, revisando los resultados obtenidos de las preguntas que tocan a las variables relativas a la procedencia de los miembros de la muestra y sus parientes cercanos, encontramos que la combinación genética entre los ecuatorianos de las diferentes regiones, provincias y poblaciones del país, es elevada; casi todos los miembros de la muestra tienen ancestros no quiteños (lugar donde se tomó la muestra). No ocurre lo mismo con los parientes extranjeros; su presencia alcanza al 19.04% de los encuestados. Evidentemente, estas combinaciones genéticas intensas entre ecuatorianos de distintas localidades que no son exclusivas del presente período histórico, determinan un alto grado de mestizaje entre nosotros. Es cierto que existe aporte genético extranjero, pero el mayor componente de esta contribución biológica proviene del interior del país. En 10.000 años, el mestizaje biológico de los ecuatorianos está garantizado. Este mestizaje es perceptible en la conformación física de los individuos. Al ser medidos, minuciosamente, los cuerpos de los encuestados, mostraron más similitudes que diferencias entre sí. La forma del cráneo es mayoritariamente braquicéfala. Los rostros ovales promedian el 50.00% de los casos. Los ojos abiertos, no almendrados, superan los dos tercios de la muestra. La conjuntiva color perla, supera el 50.00% en los individuos medidos. Tres cuartos de la muestra tienen ojos color café; más del 90.00% registran ojos oscuros, muy de acuerdo con la luminosidad ecuatorial. La nariz tiende a ser de perfil recto y anchura media. La talla masculina arroja un promedio de 167 centímetros y la femenina alcanza los 157 centímetros. El peso promedio entre los hombres es de casi 148 libras mientras que entre las mujeres la cifra promedio es de menos de 132 libras. En relación al alto del tronco, las piernas no llegan a doblar la cifra. La piel trigueña cubre las tres cuartas partes de la muestra. El promedio del cabello lacio pasa del 50.00% de los casos bajo estudio, mientras que el grosor del pelo es mediano en alrededor del 45.00% de la muestra. El tipo sanguíneo 0+ está presente en el 61.54% de los casos. Finalmente, más del 90.00% de las personas medidas, es diestra. Para terminar con esta discusión, diremos que este conjunto de rasgos predominantes en el fenotipo de estos ecuatorianos, nos obligan a aceptar, preliminarmente, nuestra segunda hipótesis. Algunas de estas características están representadas en las figurinas antropomorfas precolombinas del litoral ecuatoriano. Por ejemplo, la forma redonda del cráneo, la forma oval de las caras, los brazos largos o las piernas cortas, son evidentes en las figuritas de arcilla de la Era Aborigen, anterior a los incas.

En lo concerniente a la tercera hipótesis en la que decimos que algunos de los elementos que conforman la cultura ecuatoriana contemporánea, entierran sus raíces en antiguas ideas o modelos ejemplares que se instalaron en el subconsciente colectivo de nuestros antepasados y de nosotros mismos, una vez engendrados en el territorio ecuatorial y occidental de la América del Sur, la damos por válida, aunque sea preliminarmente, dados los primeros resultados obtenidos por nuestra encuesta relativa a los arquetipos dominantes entre nosotros. En cuanto al color, más del 50.00% prefiere el azul; el rojo le sigue con una importante presencia: uno de cada tres lo escoge. Como posible extensión de lo último, más del 59.00% ve en la sangre el color de la vida; en adición, el rojo equivale a calor para las dos terceras partes de la muestra. En lo que concierne al gusto por las líneas, más del 41.00% muestra preferencia por la vertical. Sin embargo de lo anterior, más del 58.00% se pronuncian por las líneas diagonal y horizontal. Como consecuencia de lo dicho, los perfiles de las montañas –diagonal- y el mar –horizontal- atraen a menos del 68.00% de los consultados. Más del 32.00% prefiere la sensación de verticalidad que nos brinda el cielo. Son cifras bastante cercanas a las respuestas de la anterior pregunta relativa a las líneas.

En las figuras geométricas con ángulos –triángulo y cuadrado- se detiene el 54.01% de la muestra, contra el 45.99% que prefiere las figuras geométricas de línea continua –óvalos y círculos. Dos de cada tres encuestados miran a la tierra como una madre. Si el cóndor acogió a más del 40.00% de los informantes, dos animales de carácter mítico y mágico para los antiguos ecuatorianos –la culebra y el puma-, recogieron más del 59.00% de las preferencias. La Virgen alada del Panecillo quiteño, es vista como una madre protectora por el 55.00% de los encuestados y como el Ecuador para más del 33.00% de ellos. Casi el 71.00% de los informantes prefiere vivir el presente, mientras que más del 17.00% quiere proyectarse hacia el futuro. Para más del 59.00%, el día equivale al tiempo de trabajo. Finalmente, un alto 80.00% de los encuestados ve en la cruz, una iglesia. Después de una revisión detenida de estos resultados, no cabe más que señalar que también en lo cultural, en lo aprendido, existe coherencia de criterios; sin embargo de lo cual, en no pocos casos, las preferencias culturales se inclinan, marcadamente, hacia una de las opciones, mostrando unidad de criterio entre las preferencias de los ecuatorianos encuestados. Después de lo expuesto, solo resta decir que en el subconsciente colectivo nacional, viven arquetipos o modelos ejemplares muy antiguos, que mantienen cohesionada a la colectividad. Sin ellos, la sociedad se disolvería; quiere decir esto, que el Ecuador se asienta en una sola Cultura. De lo contrario, hace mucho tiempo ya que el país se hubiera fraccionado en convulsionada y dolorosa secesión. Por todo lo expuesto y ante los resultados obtenidos en esta primera etapa de nuestra investigación, nos vemos encaminados a confirmar, tentativamente, nuestra tercera hipótesis.

La confirmación de nuestras hipótesis nos obliga a realizar una serie de conclusiones y, sobre todo, recomendaciones que nos ayuden a ampliar nuestra visión respecto del problema concreto que tratamos de resolver. Vayan ellas en los siguientes acápites de nuestra tesis.

Conclusiones & recomendaciones

6.1. Conclusiones.-

En lo que respecta al lugar de origen de los encuestados, destaca el hecho de que a pesar de que el 68.17% (hombres 70.73% y mujeres 65.62%) son nacidos en la ciudad de Quito, buena parte de sus ancestros proceden de regiones, provincias y localidades no quiteñas. Este solo hecho confirma los datos arqueológicos e históricos que nos hablan de un pueblo en permanente movimiento y, por supuesto, mestizaje, a través de los siglos y los milenios. Volviendo a nuestro tiempo, sin embargo, hay que subrayar el hecho de que las regiones que destacan en movimiento migratorio y aporte genético son la costa central y la sierra austral; Manabí, Azuay y Loja, tienen los puntajes más altos.

No obstante, la sierra central y la septentrional también juegan un importante rol en esta entrega. También vale mencionar que si bien los hombres de la muestra son en número, mucho menos que las mujeres, el aporte de los ancestros por género, corre bastante parejo. Por ejemplo, entre los padres y las madres de los individuos medidos, hay un 30/70 por ciento entre los quiteños y los no quiteños. Entre los abuelos y las abuelas de los hombres de la muestra, tan solo el 26.23% son nacidos en Quito, el resto procede, básicamente, de la región andina y del litoral central. Entre los mismos parientes de las mujeres de la muestra, el 40.92% son quiteños. En este punto, vale la pena hacer notar que entre los hombres y las mujeres de la muestra hay una diferencia de 5 puntos a favor de los hombres quiteños (70.73% contra el 65.62% de mujeres quiteñas). Hacemos ver estos porcentajes porque entre el lugar de procedencia quiteño y no quiteño de los abuelos de los dos géneros, también hay diferencia: 14.69% a favor de las mujeres de la muestra. Es importante indicar que siendo el grupo de las mujeres donde existe un mayor número de afuereñas, es también donde aparece mayor número de ancestros quiteños.

Este hecho podría explicarse por la migración de quiteños a otras regiones del país, durante la primera mitad del siglo XX; por ejemplo, el ferrocarril y las carreteras debieron acelerar los movimientos migratorios hacia el litoral tras del cultivo del cacao o al oriente tras la colonización. A este contingente genético hay que sumar aquel que procede del extranjero; una descontrolada e irresponsable política migratoria, la tentadora dolarización y la apertura de nuevas plazas de trabajo en la industria, el comercio y la agricultura, han convertido al Ecuador en un nuevo "país de las oportunidades", provocando la llegada de decenas y centenas de miles de hambrientos y sin-techo que, querámoslo o no, se mestizarán con la población ecuatoriana.

En lo que concierne al aspecto físico de las personas medidas, tenemos que el 66.67% de los hombres y el 80.77% de las mujeres, son braquicéfalos o de cabeza redonda. La faz de los hombres promedia los 21.95 cms., mientras que entre las mujeres este promedio es de 21.41 cms.; el ancho de la cara entre los pómulos, es para los hombres de 16.28 cms. y de 14.42 cms. para las mujeres. De lo anterior se desprende que los rostros son básicamente ovoides: 46.29% para los hombres y 55.14% para las mujeres de la muestra. Si a lo anterior se suma un importante 39.18% de rostros esferoides entre los dos géneros, veremos que tienen concordancia con las medidas de alto y ancho de la faz de estos seres humanos. Los ojos abiertos con lagrimal descubierto son, así mismo, predominantes entre los hombres (63.83%) y las mujeres (77.65%); estos ojos están acompañados de párpados no adiposos en un 64.81% para los hombres y en un 53.85% para las mujeres.

La conjuntiva color perla es también preponderante, con un 51.85% para los hombres y un 64.10% para las mujeres. Entre los hombres, los ojos oscuros suman el 98.15% de la muestra, mientras que entre las mujeres este porcentaje alcanza el 96.16%; el ojo café acoge un importante 74.08% entre los varones y un destacado 74.36% entre las damas. Sin duda, la localización ecuatorial del país tiene mucho que ver con estos porcentajes: el color oscuro garantiza una mayor protección contra la luminosidad solar. En los hombres de la muestra, la nariz mediana –ni ancha ni angosta- registra el 62.96% de los casos y en las mujeres el porcentaje llega al 70.51% de la muestra. Vista de perfil, la nariz se muestra recta en el 37.11% de los casos, cóncava en el 30.26% de los individuos, convexa en el 24.79%, arqueada en el 7.20% y ondulada en el 0.64% de los medidos. En cuanto a la mandíbula, hombres aprognáticos, el 64.82% y prognatodentales, el 35.18%; mujeres aprognáticas, el 64.10% y prognatodentales, el 35.90%. Entre los hombres y en las mujeres de la muestra, los labios biselados superan el 54.00% de los casos. Las orejas de pabellón alargado superan el 65.00% de los casos observados. En cuanto a la talla, los hombres descalzos promedian el 1.67 metros de altura y las mujeres, así mismo, descalzas, el 1.57 metros de altura. Estas cifras coinciden bastante bien con las personas que fueron observadas entre los años 2003 y 2006; la diferencia radica en que aquellas estaban calzadas (1.69 para los hombres y 1.61 para las mujeres).

El peso de los hombres alcanza un promedio de 147.79 libras mientras que las mujeres promedian las 131.75 libras. Hemos sostenido en nuestra cátedra de Identidad Nacional, que el volumen de los ecuatorianos es de los más adecuados para que un individuo de cualquiera de los dos géneros, pueda moverse en un terreno vertical y accidentado como el que caracteriza al territorio del país. Un cuerpo alto y pesado tendría serias dificultades para transitar por un paisaje atiborrado de sierras, quebradas, arenales, humedales, bosques y ríos caudalosos. En lo que corresponde al cuello, el alto no llega a los 10 cms. y el grosor supera, ligeramente, el tercio de un metro; un cuello fuerte y corto para soportar mejor el bamboleo de la cabeza del individuo, al caminar por terrenos irregulares. En lo que respecta al tronco, lo notamos amplio como para dar cabida a pulmones amplios; más de 1.03 metros para el hombre y casi 95 cms. para la mujer, es un promedio significativo. La rareza del aire en las alturas andinas podría explicar, en parte, este diseño. Al contar con antepasados serranos, los costeños y los amazónicos no estarían excluidos de esta norma. Los brazos son más largos que el tórax; casi 7 cms. en los hombres y más de 11 cms. en las mujeres. Las manos también son largas; casi 18 cms. en los varones y más de 16 cms. en las damas.

En un paisaje tan dueño de irregularidades, brazos largos y manos fuertes ayudan para asirse mejor y afirmar al cuerpo en esos terrenos. En oposición, las piernas lucen cortas y fuertes, dotadas de pies grandes; en hombres y mujeres, las piernas no llegan a doblar el largo del tronco pero los pies alcanzan los 26.96 cms. en los hombres y los 23 cms. en las mujeres de la muestra. Las piernas cortas y firmes, dotadas de pies grandes, pueden ayudar a sustentar el cuerpo en terrenos irregulares. En lo que corresponde al color de la piel, hallamos otra similitud con lo encontrado entre los años 2003 y 2006, o sea, que el trigueño o cobrizo es predominante entre nosotros: 77.78% para los hombres y 72.72% para las mujeres observadas. El cabello lacio cubre al 59.26% de los hombres y al 51.95% de las mujeres. En los hombres, el 53.70% tiene el pelo de un grosor medio mientras que entre las mujeres, el cabello fino se presenta en el 50.65% de los casos registrados. Los cabellos son oscuros con tendencia al negro-café; aquí también nos acercamos a las cifras obtenidas entre el 2003 y el 2006: hombres con cabello oscuro son el 98.15% y mujeres con igual carácter suman el 98.70%. Al igual que el color de los ojos, la piel y el pelo son predominantemente oscuros; sin duda, este porcentaje elevado tiene que ver con la radiación solar.

Los caracteres oscuros protegen mejor al individuo de las inclemencias del sol. En el tipo sanguíneo predomina el tipo O, como lo habían hallado nuestros alumnos, los años antes mencionados. Si bien es cierto que este tipo sanguíneo es predominante entre los asiáticos y de ellos venimos nosotros, también es cierto que ese aporte oriental ocurrió hace muchos miles de años. Posiblemente, este tipo sanguíneo predominante entre los ecuatorianos tiene otra razón para seguir reinando entre nosotros: ¿será que maneja mejor el oxígeno en la sangre de las personas de altura y sus descendientes? Esta es una hipótesis interesante que debe ser despejada. Las personas de la muestra tienen una presión normal, pero presentan problemas cutáneos. Finalmente, más del 90.00% son diestros o emplean la mano derecha. Visto todo lo anterior, es notorio que entre los miembros de la muestra medida en los laboratorios de la Clínica del Día de la Universidad Cristiana Latinoamericana, existen más similitudes que diferencias en lo que corresponde al fenotipo. Después de siglos y milenios de un mestizaje que no ha concluido y de una eficiente adaptación física al medio ecuatoriano, es lógico suponer que pertenecemos a una comunidad uniétnica.

Nuestros resultados estarían en concordancia con los datos obtenidos por el eminente investigador Antonio Santiana cuando, a mediados del siglo XX, nos daba las siguientes cifras respecto de los tipos sanguíneos del centro y del norte de la República:

Monografias.com

Así también, de otros caracteres antropofísicos cuando, en 1960, el Doctor Santiana volvió a observar -no medir- a una muestra de pobladores de las regiones de Cayambe, Calderón, El Quinche, Quito, Machachi y Santo Domingo de los Tsáchilas. Nos dice el curioso observador que estas personas son ÁNDIDOS. Predominan entre los observados, individuos de tórax normal, dorso curvado, cuello corto y grueso, débil prominencia laríngea; abdomen recto. Pantorrilla y pierna de mediano grosor; pie alto, con dedos separados y el segundo sobrepasando al dedo grueso. Cabello liso, ligeramente duro, negro en los hombres y café negruzco en las mujeres. Piel café clara en los serranos de Pichincha y café puro entre los Tsáchilas del litoral. Iris castaño y café negruzco; esclerótica o conjuntiva mayoritariamente amarillenta (en nuestra muestra, este factor apareció en el 26.42% de los casos medidos). Finalmente, frente vertical y cara plana, de ancho y altura medianos (Santiana, 1960: 164-174).

En el otro aspecto medido, o sea, lo tocante al modo de ser cultural, encontramos bastantes concordancias entre las preferencias de los encuestados. Más de la mitad gustó del color azul, seguido por un importante 31.16% de simpatizantes por el rojo. Cuando penetramos el subconsciente con preguntas subliminales, hallamos que la sangre (rojo) es sinónimo de "vida" para más del 59.00% de las personas medidas y el rojo, como tal, es expresión de "calor" para casi el 65.00% de los individuos de la muestra. Nos detenemos en este punto para hacer notar al lector, que el rojo es de aquellos colores que se aprecia de distintas maneras en diferentes áreas culturales; por ejemplo, para algunos pueblos asiáticos, el rojo representa sabiduría, mientras que para algunos pueblos europeos, es equivalente a autoridad. Parece que entre los ecuatorianos, este color está asociado con la ternura y la protección. Por eso, no nos llama la atención que para las dos terceras partes de la muestra, este color simbolice vida y calor y que uno de cada tres lo prefiera sobre el azul o el amarillo.

No olvidemos que para las mal llamadas "culturas" ecuatorianas, el rojo es considerado color de protección; sino es así, ¿de qué otra manera pueden explicar el hilo rojo en la frente de los niños pequeños, las pulseras rojas entre las mujeres de Otavalo, los pies pintados de rojo entre los huaorani, las pinturas faciales rojas de los guerreros shuar, el poncho rojo de las comunidades andinas de ancestro ecuatoriano o el cabello pintado de rojo de los hombres adultos entre los Tsáchila? Más aun, ¿cómo interpretar el alto porcentaje de pintura roja en la decoración de la cerámica anterior a los incas o los huesos pintados con ocre de los hombres de la manifestación cultural Vegas, en Santa Elena y Guayas, hace diez milenios? Cada cultura es única y sus arquetipos lo son para ella. En la preferencia por las líneas "horizontal", "diagonal" y "vertical", encontramos una distribución del gusto, bastante equitativa, lo mismo que en la predilección por los diferentes paisajes. Observemos que el "mar" es horizontal, las "montañas" diagonales y el "cielo" vertical.

Las formas angulares ("cuadrado" y "triángulo"), son las preferidas por el 54.01% de los encuestados contra el 45.99% que prefiere las formas continuas ("círculo" y "óvalo"); en la arquitectura ecuatoriana anterior a los incas, sobresalen las estructuras rectangulares y horizontales, afirmadas sobre el terreno (Borja-Minda, Sangay-Huapula, pucaráes y pirámides caranquis, San Sebastián de Guano o Agua Blanca en Manabí, son buenos ejemplos de lo dicho). Por el contrario, el óvalo recibe un último lugar en las preferencias, con tan solo el 8.03% de los votos (no hay que olvidar el diseño básico del Escudo Nacional). La tierra es "madre" para las dos terceras partes de la muestra, así como la Virgen del Panecillo es "madre protectora" y el "Ecuador" para el 88.57% de las preferencias; no cabe duda de que las personas encuestadas mantienen una fuerte vinculación con el carácter femenino de nuestra Cultura, ancestralmente matriarcal. Dos animales deificados en la antigüedad ecuatoriana –la "culebra" y el "puma"-, suman el 59.12% de las preferencias entre los miembros de nuestra muestra. En relación al tiempo, el "presente" y el "trabajo diario", son elementos que no se le escapan al 70.00% y al 60.00% de los encuestados, respectivamente. No cabe duda de que el ecuatoriano es pueblo trabajador que vive el día tras día, con la esperanza de un futuro mejor.

Finalmente, el colonialismo europeo implantó en el consciente de las personas encuestadas la idea de que la cruz es sinónimo de "iglesia"; así lo manifestó más del 80.00% de los consultados. Después de lo dicho, dos elementos destacan de la lectura: en algunas preguntas, las respuestas se reparten con bastante equidad: la cuarta, la quinta, la sexta y la octava, son buenos ejemplos de lo anotado; en las restantes ocho preguntas, las preferencias se inclinan por una opción, llevándola más allá del 50.00%, en todos los casos. Todo esto revela unidad de criterios entre los encuestados. Si nos basamos en estos resultados, podemos afirmar, muy preliminarmente, que existe comunión de arquetipos obrando en el subconsciente colectivo ecuatoriano; esto es, que existe una sola Cultura en el Ecuador contemporáneo.

6.2. Recomendaciones.-

Ante los resultados obtenidos, no cabe más recomendación que continuar con estos estudios y observaciones. Para toda sociedad, es fundamental conocer las características y los componentes de la cultura propia y sus expresiones y manifestaciones conscientes y subconscientes, a través de la identidad nacional. Este tipo de investigación le entregará al pueblo ecuatoriano, elementos científicamente probados de su modo de ser genético y cultural. No podemos dejar esta tarea delicada en manos de políticos irresponsables y mediocres que solo buscan su beneficio personal.

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Autor:

Mauricio Naranjo Gomezjurado

Partes: 1, 2
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