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La izquierda que nunca estuvo unida



  1. Carta de
    fundación
  2. Divergencias
    ideológicas
  3. Dogmatismo
    exacerbado – Lenin: ¿Qué
    hacer?
  4. El Papel de Patria
    Roja
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía

Carta de
fundación

Con la publicación del interesante libro de
análisis de Alberto Adrianzen sobre la situación de
la izquierda peruana, un análisis histórico y el
contexto de su desarrollo nacional e internacional, se abre un
debate en el escenario político nacional, producto del
cual seguramente saldrán muchos aportes, ideas y luces del
fenómeno señalado. Decimos situación de la
izquierda peruana como si se tratara del enfermo terminal,
después de tantos experimentos para poder entenderla en
primer lugar, embarcarla en un proyecto nacional de transformar
la realidad mediante la toma del poder por la vía de las
elecciones, en segundo lugar; y después, intentar unirla a
inicios de los ochenta en medio de las luchas de concepciones
mismas de la ideología y de la realidad
nacional.

Predominaron para ello, diversos criterios
ideológicos, cada uno presumiéndose más
certero que otro de tener la verdad de su lado, que al final
dispararon el pensamiento en todas direcciones,
inoculándola de ideas propias, hasta provocar
metástasis que acabó con el cuerpo nacido
enfermo.

En la carta de fundación del 12 de setiembre de
1980, la Izquierda Unida se planteó como misión "la
destrucción del Estado burgués y la conquista de un
gobierno surgido de la acción revolucionaria de las
masas". Mucha gente, jóvenes especialmente, vieron en ella
las verdaderas aspiraciones de sus luchas y sueños por
construir un país justo y unido, donde los derechos de los
trabajadores se respeten finalmente, para lo cual estaban llanos
y dispuestos a iniciar la lucha en todos sus niveles y
modalidades.

Nos hemos planteado en el presente trabajo, dos puntos
como los principales para poder entender el fenómeno
ocurrido. El primero de ellos relacionado a la discrepancia
ideológica y el segundo a un dogmatismo filosófico
exacerbado.

Divergencias
ideológicas

Concebir una ideología en un país
culturalmente en desarrollo y pluridiverso, significó que
igualmente se multiplicara en innumerables tendencias y
movimientos, cada uno capaz de lograr un entendimiento supremo,
el cual se debía aceptar y poner en práctica de
manera categórica. Y como se trataba de corrientes
fundamentalistas y dogmáticas, absolutistas en su
pensamiento, aumentaba la calidad o el gozo de ser patrones y
amos de la verdad, con la clara intención de instituir el
reino del comunismo y degenerar fácilmente en la amenaza a
aquellos que no aceptaban los postulados. La "dictadura del
proletariado" se trata precisamente de aceptar la voluntad de la
línea ideológica del partido; y en el Perú
se agregó la voluntad de sus fundadores y
dirigentes.

Así tenemos, el análisis que hiciera
Fernando Iwasaki en su libro "Sendero Luminoso, un caso de
amaestramiento terrorista" (1):

Las discusiones acerca del modo de producción
dominante en el Perú (si asiático, feudal o
capitalista); sobre la composición del proletariado
peruano (si campesino, minero o pescador); en torno al itinerario
de la revolución (si del campo a la ciudad o de la ciudad
al campo); así como la devoción por algunos modelos
concretos del socialismo real (si chino, albanés, rumano,
yugoslavo, etc) contribuyeron a la progresiva atomización
de la izquierda peruana. Así a mediados de los setenta
llegaron a existir en el Perú 74 partidos
marxistas-leninistas, genuina constelación de todas las
corrientes internacionales y vernaculares del marxismo. Por haber
había hasta un partido trostkista de inspiración
argentina, cuyo fundador -Carlos Posadas- proponía apoyar
a los extraterrestres en caso de invasión
galáctica, porque a la vista de su desarrollo industrial
los compañeros de otros planetas tenían que haber
llegado al socialismo. Uno de esos partidos minúsculos y
rocambolescos era el Partido Comunista del Perú "por el
Sendero Luminoso de Mariátegui, fundado por Abimael
Guzmán en 1969.

A pesar de ello, para 1983 se tenía una izquierda
más o menos fortalecida, al menos lo simularon en las
elecciones de ese año y que ciertamente obtuvieron buena
parte de alcaldías en el país y conquistaron la
capital con Alfonso Barrantes a la cabeza. Poco duraría la
primavera socialista, lejos de consolidar el movimiento, con
apenas tres años de fundación, empezaron a
perturbarse unos a otros y seguir en prácticas sectarias.
Entre ellas, la principal con Henry Pease, teniente alcalde de
Lima, frente a Alfonso Barrantes, el alcalde, sin encontrar
respuestas.

El 19 de enero de 1989 comenzó en Huampaní
el I Congreso Nacional, para debatir la democratización y
unidad del movimiento. Las bases, especialmente la de Barranco, a
cargo del secretario general Víctor Dávila,
plantearon la necesidad de que los cargos partidarios:
secretarias distritales, provinciales y nacionales y los
candidatos al congreso, se elijan en elecciones universales de un
militante un voto, porque todos ellos eran elegidos a dedo por el
Comando Ejecutivo Nacional (CEN). La propuesta fue aprobada
mayoritariamente, pero en la implementación surgieron
muchas discrepancias, la intervención de dirigentes como
Javier Diez Canseco, Edmundo Murrugara, Santiago Pedraglio,
Enrique Bernales reclamando la retención del 10% de los
cargos fue el detonante lamentable para marcar diferencias
definitorias y ahondar los problemas. Barrantes abandonó
el plenario junto a miembros del Partido Socialista
Revolucionario (PSR), el Partido Comunista Revolucionario (PCR),
los disidentes del Partido Unificado Mariateguista (PUM)
encabezados por Carlos Tapia, los No Partidarizados liderados por
Edmundo Murrugarra y otras figuras autónomas.
Equivocadamente el ex alcalde de Lima creyó que al irse
los votos se irían con él y sus simpatizantes. Como
era de esperarse, al año siguiente Barrantes y Pease, en
nombre de la izquierda socialista, encabezarían dos
facciones a la presidencia de la república. Lo más
sui generis de este hecho que ambos líderes no
representaban a las izquierdas más radicales, aquellos que
reclamaban el control del CEN y propugnaban acciones violentistas
para iniciar el cambio revolucionario. En la década
precedente, con los estrepitosos fracasos electorales de
Barrantes y Pease se sucedieron una serie de individualismos,
disputas y tergiversaciones que terminaron por liquidar el
intento de unirla y lograr una representación nacional,
llevándolo a su extinción.

Uno de los militantes de aquellos años, el
escritor Dante Castro, comentó que la lucha
ideológica había polarizado tanto los criterios y
fundamentos, que la nueva camada se sentía absorta y
confundida. Atrapados en esa vorágine fundamentalista y
dogmática de que "si no estás conmigo estás
contra mi". Muchos fueron empujados a la subversión, otros
cayeron víctimas del soplonaje, acogidos por la
policía y algunos más, en venganza, se convirtieron
en agentes serviles de los servicios de inteligencia.

Si se trata de buscar responsabilidades o encontrar
culpas de lo ocurrido debemos sindicar sin ánimo de "hacer
leña del árbol caído" en los dirigentes, que
no aceptaron democratizar el partido, que no supieron interpretar
la ideología, plantear un norte y sólido
análisis de la realidad peruana, de la realidad que
representaba la izquierda, de sus potencialidades que
ofrecían y podían alcanzar. Pero sobre todo
entender qué era realmente la izquierda peruana, que no se
trataba de una copia extranjera, sino tenía su propio
modelo de desarrollo. Fueron víctimas de sus propios
errores y que con los años tampoco se ha superado.
Distancia insalvable domina la alta dirigencia y las bases, entre
los líderes y los militantes, generando exclusión,
autoritarismo, dogmatismo exacerbado, fundamentalismo irracional,
falencias camufladas que nadie puede o quiere
afrontar.

Deben responder aquellos como Javier Diez Canseco,
Carlos Tapia, Henry Pease, Rolando Breña, Ricardo Letts,
Santiago Pedraglio, Genaro Ledesma, que aglutinaron a los
estudiantes, encender sus discursos y convocar a la
revolución. Revolución a la que efectivamente nadie
fue. En sus publicaciones los senderistas se burlaban de ellos,
porque la mayoría llevaba décadas con la misma
prédica, engañándose y engañando a la
masa izquierdista, jubilados en levantar conciencias, exacerbar
ánimos, envenenar almas. El Partido Unificado
Mariateguista (PUM) de Javier Diez Canseco, desplegó un
discurso radical asignándose consignas revolucionarias y
la necesidad de iniciar la lucha armada, de "preparar las fuerzas
para la confrontación revolucionaria". Lucha al que por su
puesto su líder tampoco acudió. Quizás los
llamados a propalar este manifiesto debieron ser la matriz el PCR
y el PSR, pero estaban alejados del violentismo verbal y mucho
más de la lucha armada. Conscientes sin lugar a dudas que
ello no estaba en lo posible.

Y no se podía dar entre muchas cosas porque la
reforma agraria le había quitado justificación,
entregando tierras a los campesinos a nivel nacional. Es como si
el agua se habría envenenado y los peces ya no
tendrían a donde ir. En el libro de análisis
político "Vladimiro Montesinos y el Poder Político
en el mandato de Alberto Fujimori" de la Editorial San Marcos.
(2), se puede encontrar lo siguiente:

Todavía no está establecido como una
teoría aceptada, pero se le puede reconocer en la medida
que aún no ha surgido otra interpretación
más valedera, en el sentido que las reformas de Velasco,
salvaron al país que años después Sendero
Luminoso tomase el poder. Vale decir, si este movimiento
terrorista hubiese encontrado a un campesino sin tierras o
parcelas no reconocidas por el Estado, el apoyo hacia su lucha
armada se habría dado con mayor claridad y
disposición. Por suerte para el país, Sendero
Luminoso encontró una clase campesina dueña de
extensas tierras, por lo tanto le hicieron un favor flaco y nada
significativo cuando las huestes de Abimael Guzmán los
visitaron buscando apoyo o sumisión, surgiendo una lucha
de intereses y dominios en sus propias tierras. En países
como Colombia no es desacertado decir que gran parte del largo
periodo de existencia de las FARC, se debe al apoyo del
campesinado, que son la base social de su lucha. Algo que Sendero
nunca lo tuvo, por ello, al no recibir el favor popular,
degeneró en el amedrentamiento y el asesinato de
autoridades y campesinos inocentes.

Quizás el mejor aporte social y económico
que el presidente Velasco diera al Perú, sin
proponérselo, siguiendo ciegamente las directrices de la
CEPAL. Los velasquistas debieran sentirse orgullosos y relucirlo
en todo debate. Puesto que sus otras medidas fueron cuestionadas,
negadas por la economía y borradas por los sucesivos
gobiernos.

Creo es más certero decir que las discusiones
ardorosas, la necesidad de tomar el poder mediante la violencia,
se incentivaba en periodos electorales porque muchos de sus
dirigentes ocupaban alcaldías, regidurías y puestos
gubernamentales, dando paso a una lucha sin cuartel por seguir
ocupándolo o llegar al parlamento nacional. Un doble
discurso sin lugar a dudas.

En ese remolino de debates y discursos llegaron a
conclusión la necesidad de plantear una "tercera
vía" de negación de la violencia senderista como de
las fuerzas armadas, impulsando la organización campesina
de rondas de autodefensa para enfrentarla, la que por su puesto
tampoco pudieron organizar. El gobierno de Fujimori
implementó y combatió eficazmente. Fujimori
usó con éxito la idea izquierdista, como
también sería usado Alfonso Barrantes por Alan
García cada vez que necesitaba acercar su discurso a las
izquierdas, el ex alcalde, un líder muy allegado a la
derecha peruana, a la burguesía, que lo había
adoptado; un líder que indudablemente necesitaban para
combatirlo eficazmente.

Podemos decir que la falta de directriz articulada y
definida, agravada por la inercia, inoperancia, miopía y
atraso histórico de sus máximos dirigentes, fueron
determinantes para ser consumidos por sus propias decisiones
erráticas; así tampoco lograron sacudirse de
crónicos vicios interpretativos que defendían. Ni
de la influencia marcada del APRA (Barrantes tenía
formación aprista y en el tiempo que estuvo al frente de
la Izquierda Unida, manejó los comités a nivel
nacional con el molde que aprendiera de Haya de la Torre. Luego
tuvo un acercamiento lamentable con Alan García en su
primer gobierno) y de la presión de Sendero Luminoso y el
MRTA que no supieron deslindar a tiempo.

Dogmatismo
exacerbado – Lenin: ¿Qué hacer?

En el desarrollo internacional del comunismo, se observa
el aporte de Mao Tse Tung con muchos seguidores en el
Perú, como es Sendero Luminoso y sus incursiones armadas
en pueblos de la serranía y atentados con explosivos en
zonas urbanas. Aunque también se precisa que Mao no hizo
un aporte significativo, filósofico, al desarrollo
histórico. Su contribución es más que todo
militar, lo que no es suficiente para equiparar a Marx y Lenin.
Por ello, decir que Mao es la tercera espada es una
exageración y contrasentido que lleva al error, al
genocidio de Sendero Luminoso de Abimael
Guzmán.

Razón de porqué la izquierda peruana no
siguiera al Maoismo y defendido la línea del Marxismo y
Leninismo fundamental. Marcados fuertemente por el libro de
Lenin. Dominados por el dogmatismo de sus concepciones del
"¿Qué hacer?", entendida como la única forma
organizativa partidaria universal. Los dirigentes vivían
convencidos que sus ideas, dogmas y principios eran la verdad, la
que siempre esperó el proletariado para liquidar a la
burguesía en su desarrollo de explotación. Seguros
y convencidos del carácter científico de sus
razonamientos y enfoques. Una equivocación ciertamente,
porque en el Perú la base social no es la masa proletaria
como señala Marx y Lenin, sino el campesinado que es
más pobre, arraigado en el ande, en el Perú
profundo, por donde debe empezar cualquier revolución que
se preste y digne de histórica y exitosa, así como
lo señaló José Carlos Mariátegui.
Haya de la Torre planteó otro punto de vista, que la
revolución debía empezar por los trabajadores
Manuales e Intelectuales, masa instruida capaz de llevarla
adelante.

Las ideas izquierdistas no tuvieron la respuesta que
tuvieron otras agrupaciones como el APRA, AP o PPC,
fundamentalmente porque el pueblo cree que sus postulados, tesis
e ideologías vienen de afuera, de los países
comunistas; por eso su voz y propuesta no suena propia ni
original, más bien un calco o copia que nada tiene que ver
con la realidad histórica nacional. Esto provocó la
decepción de muchos militantes que vieron el proyecto como
propio y una alternativa de cambio a la situación de
oprobio que vivía el pueblo peruano, no pocos pasaron a
engrosar las filas de Sendero Luminoso y el MRTA. Estaba
condenado a no cuajar en el imaginario popular, a no tener
asidero en el desarrollo social y tampoco la fuerza suficiente de
plantear una alternativa a las concepciones capitalistas, cada
vez más radicales y obsecuentes en sus políticas de
mercado, llegando a adoptar el libre mercado y las
políticas neoliberales. El mundo estaba siendo forzado a
cambiar y uno de los pilares era la caída del muro de
Berlín, el fin de las ideologías.

Rodrigo Montoya en su libro "A propósito del
Carácter Predominantemente Capitalista de la
Economía Peruana Actual" 1970 (3) nos habla:

La formación social peruana presenta en su
estructura económica un conjunto de diferentes Modos de
producción de bienes materiales: capitalista, servil, de
aparcería y parcelario (…) Dentro de esta
combinación, de diferentes Modos de producción de
bienes materiales, el Modo de producción capitalista es el
dominante. En otros términos, la clase dominante del modo
de producción capitalista es la clase dominante del
conjunto del país. Las reglas de juego del sistema
económico del país son capitalistas. Al ser
dominante el capitalismo subordina a sus propios intereses la
mantención o extinción de los otros modos de
producción.

Aporte que sociólogos, el pueblo informado y la
sociedad en su conjunto, y sobre todo los políticos que
quieren proponer y ejecutar un plan social de revertir la
situación de crisis que vive el pueblo, deben tenerlo en
cuenta. De manera que ninguna lucha social puede pasar por alto
esta realidad de reconocer que el sistema capitalista domina
nuestras formas de producción desde las más
precarias, mínimas y locales que se dan en las comunidades
campesinas, hasta las más complejas que se dan en las
grandes ciudades. El Perú es marcadamente capitalista,
siempre lo ha sido y como tal sigue su desarrollo que con los
años se ha acrecentado y ampliado.

Sendero Luminoso nunca aceptó esta forma de
producción, razón por la cual quiso someter a las
comunidades del ande a intereses propios, que en todos los casos
degeneró en muerte y genocidio. Sendero Luminoso no
entendió que para acercarse al campesino primero se debe
entender su modo de producción capitalista y aunque ello
genera otros modos de explotación precarios, cambiarlo no
es una tarea corta o de mediano plazo.

El Papel de
Patria Roja

Merecería un capítulo aparte en el
presente trabajo y en la historia oficial de la Izquierda Peruana
que algún día debe escribirse, el papel de Patria
Roja; aquella agencia servil del imperialismo yanqui, como sus
detractores sindicaron en múltiples oportunidades.
Útiles al trabajo, que siguiendo las directrices de la CIA
intervinieron en las ideas izquierdistas y populares, infiltrando
movimientos subversivos, comprando dirigentes y planes, con las
políticas estatales jugaron el doble discurso, fomentando
el terrorismo de ambos bandos, para neutralizar a la
población, a las ideas socialistas que ciertamente estaban
en crecimiento; de esta forma los empujaron a verse entre dos
fuegos y el peligro de caer en una de ellas. Recordemos para
empezar el papel que jugaron en los años finales del
gobierno de Velasco, prestándose y siendo parte en la
organización de la huelga general del año 1977. Su
lema que el "poder nace del fusil" ha servido como propaganda
para llamar y convocar a cuantos incautos. Han contribuido
aquello que Mirko Lauer señala en su artículo
"Cinco Izquierdas de esta Hora" (4) que "la izquierda sea una
palabra complicada. Casi no tiene que ver con partidos
pequeños o medianos, y de apariencia permanente, como en
tiempos de la IU, sino ahora con personas o movimientos de
protesta más bien efímeros. El denominador
más amplio es la insatisfacción
(…)".

Actualmente trafican de manera ineficiente con la
educación peruana, imponiendo sus costumbres sectarias y
vegetando de ella. Sus máximos dirigentes como Auris
Olmedo deberían empezar a contar o rendir cuentas de su
pase por el SUTEP, otra agencia que a la luz de los hechos ha
sido servil del subdesarrollo y defendiendo la mediocridad de sus
afiliados. Para muestras los altos índices de
analfabetismo intelectual y profesional que presentan los
docentes, que por años han traído miseria y atraso
a sus estudiantes. Dinosaurios que nada aportaron a la historia
de la educación peruana, que sin embargo manejan agencias
capitalistas como la Derrama Magisterial.

Existe un trabajo publicado en internet "Historia de la
Educación peruana. Crisis y contradicciones. Enero 2008
(5), donde se estudia cuál ha sido el papel que ha jugado
el SUTEP con la educación y la responsabilidad que
conlleva en su atraso.

En el Perú el tema de la Educación es
un problema permanente de hace más de cuarenta
años. Y no sería así, si amplios sectores de
la sociedad, incluyendo el Estado y la dirigencia magisterial,
hubieran hecho realmente poco o nada para solucionar este mal.
Entre estos dos sectores existe una continua lucha en sindicar
culpabilidad, mientras los alumnos ingresan cada mañana y
tarde a las aulas a aprender poco o a desaprender lo que
sacrificadamente recibieron de sus padres. (…) el
sindicato docente se ha acostumbrado a implementar una serie de
reclamos para así supervivir en el tiempo, que cada vez le
es más esquivo, porque el país no puede soportar
más una educación que deforma a sus hijos.
(…) Para entrar en materia, es importante destacar,
primero, la profunda división al interior del sindicato,
tanto que departamentos completos del sur y centro del
país desconocen y rechazan la dirigencia perpetua
encabezada por gente de ese minúsculo movimiento llamado
Patria roja, de los cuales muchos de ellos están a punto
de jubilarse como meros dirigentes, siendo un hecho que
sólo algunos han sido docentes de aula. (…) La
competitividad educativa empeoró aún más no
sólo con relación a 1977, cuando los militares en
el gobierno reforzaron el desprestigio para
sistemáticamente hacerlos ver ante la población
como un sector conflictivo y peligroso, idoneidad degenerada al
nivel que se aplicaba en Colombia, Chile o Argentina. No
está demás decir que estos países nos llevan
en calidad y asistencia educativa más de 20 años. Y
claro está, el Sutep vio en esto un sabroso caldo de
cultivo para reafirmar sus propuestas y extenderla a todo la
población magisterial, ya de por si ganada por la
marginalidad. A la luz de esto, es fácil entender porque
la mayoría de docentes han aceptado los postulados del
Sutep que no es otra cosa que la plataforma de Patria Roja, aquel
minúsculo grupo de oportunistas que predican aun mundo
mejor mediante el anarquismo y líneas cercanas a la
subversión, y que, al igual que el sindicato aparentemente
son financiados por la Derrama Magisterial (mantenido con el
aporte económico mensual de cerca de trescientos mil
docentes), perfilándose como arma contra el gobierno de
turno para mantenerse con vigencia
política.

La única y verdadera lucha es mantener la
predominancia del sindicato magisterial, vivir de ella y
mantenerse permanentemente en el escenario político, hacer
frente al gobierno de turno para luego negociar sin haber
conseguido nada significativo y recibir prebendas, vender y
traicionar sus propias huelgas que convocaban. Desde finales del
año 2009 han perdido el manejo del magisterio y cayeron en
desprestigio ante la población por oponerse a la
creación de la Ley de Carrera Pública Magisterial
(CPM), que posibilitó a los maestros acceder a mejores
niveles de trabajo y obtener mejores sueldos mediante la
Meritocracia. El SUTEP exige la derogatoria de la Ley con los
intereses que ya todos conocemos.

Conclusiones

  • 1. La izquierda unida peruana se
    consideró una alternativa de cambio a la
    situación de oprobio que vivía el pueblo
    peruano. Mucha gente, jóvenes especialmente, vieron
    con legítimo derecho que sus alcances y luchas
    servirían para cambiar la situación de crisis
    política y social.

  • 2. Hubiese sido muy interesante que la
    izquierda siguiera unida para hacer un contrapeso
    legítimo a la situación neoliberal que vive la
    economía actualmente, que la depreda impunemente con
    sus aliados bancarios e industriales y el propio Estado
    maniqueado y chantajeado, en contra de la sociedad en su
    conjunto.

  • 3. El trabajo reconoce que sus dirigentes
    estaban demasiados ideologizados y que sus pensamientos se
    tomaban como ciencia y doctrina exacta y absoluta. Craso
    error. Pensar en una sola dirección, no sólo
    fue la caída y principal fundamento para que la
    izquierda se rompiera; no olvidemos que Rusia y sus
    países aliados también cayeron por las mismas
    razones: pretender dominar y controlar las leyes del mercado,
    de la sociedad y del pensamiento individual. La libertad a
    fin de cuentas.

  • 4. No reconocen los dirigentes peruanos las
    innumerables veces que cedieron intencionalmente a
    intervenciones foráneas, como en aquellas que se
    hacían llamar "la verdadera izquierda pensante", "un
    nuevo modelo de hacer revolución" preferentemente de
    los llamados "caviares" ligados a la universidad la
    católica, pequeños burgueses infiltrados por la
    CIA.

  • 5. La izquierda nunca tuvo líderes. Ni
    uno solo de los nombres equivale a ese nivel; sólo
    meros dirigentes que pugnaban por prevalencias personales o
    de su minúsculo movimiento. Actualmente afronta nuevos
    problemas, y siguen renuentes a buscar alternativas de
    solución, como también se niegan a mirar casos
    de éxito contemporáneo en la izquierda
    latinoamericana y también en partidos peruanos de otra
    tendencia ideológica.

Bibliografía

  • 1. Tomado de La Cuarta Espada de Santiago
    Roncagliolo. Debate 2008. Pág 62

  • 2.  Vladimiro Montesinos y el Poder
    Político en el mandato de Alberto Fujimori. Editorial
    San Marcos. 2007. Pág 68.

  • 3. A propósito del Carácter
    Predominantemente Capitalista de la Economía Peruana
    Actual de Rodrigo Montoya. Ediciones Teoría y
    Realidad. 1970.

  • 4.  Cinco izquierdas de esta hora. La
    República 28.03.12

  • 5.  "Historia de la Educación peruana.
    Crisis y contradicciones. Enero 2008

http://www.monografias.com/trabajos54/historia-educacion-peruana/historia-educacion-peruana.

 

 

Autor:

Iván Rodríguez
Alegre

 

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