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José Martí. Su faceta antimperialista



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusiones
  5. Notas
  6. Referencias
    Bibliográficas

Resumen

El estudio del antimperialismo martiano adquiere gran
relevancia para el presente y futuro de la Revolución
Cubana; aún más, para comprender la urgencia de la
unidad latinoamericana y los principios que deben ser rectores de
ésta. Sin descubrir los determinantes del fenómeno
imperialista avizora sus peligros y aboga por la oposición
mediante la lucha de los pueblos desde el Río Bravo hasta
la Patagonia. José Martí ha legado, a través
de su ideario y su praxis, una concepción antimperialista
que tiene aún mucho que aportar tanto para Nuestra
América como para la Otra América. El objetivo que
se plantea cumplir el presente trabajo es comprender, a
través del análisis del pensamiento
económico martiano y la evolución de su ideario, el
antimperialismo en José Martí; esencialmente, con
sus propuestas de desarrollo para América Latina,
contrarias al modelo imperialista que comenzaba a emerger de las
entrañas del capitalismo en los Estados Unidos de
América.

Introducción

La faceta antimperialista en el ideario martiano
está presente en los discursos, en los textos y en la
propia trayectoria de la vida del apóstol. Martí
ejerció su antimperialismo para oponerse a la
ocupación norteamericana del territorio latinoamericano no
solo en forma física, sino también en defensa de
los valores, tradiciones e historia de Nuestra América.
Desde muy joven sufre el dominio extranjero de su amada Patria,
lo que considera una ofensa al decoro nacional.

Sobre las raíces del pensamiento
antimperialista de José Martí
, título
de la última conferencia de Juan Marinello (27 de enero de
1977 en el Liceo de Guanabacoa), parte una interrogante esencial
que también se toma como punto de partida en el presente
trabajo: "¿cómo es posible que un meditador
confesadamente idealista llegue a ser en su tiempo, por encima de
todos los pensadores americanos de la época, un
antimperialista sincero, fervoroso y
consecuente?"

Elementos de tipo objetivo y de orden subjetivo han de
ser explicativos, de lo que Marinello denominaría las
fuentes y las raíces del pensamiento antimperialista de
José Martí.
Como elementos objetivos
más directos señala el hecho de que sea
Martí, de todos los pensadores y libertadores americanos
de su tiempo, quien tiene oportunidad de conocer más
profundamente la realidad americana, especialmente la de
México, la de Venezuela, la de Guatemala y la antillana
integrantes de lo que denominará Nuestra
América
.

Durante doce años en la otra América, los
Estados Unidos, alcanza la madurez de su pensamiento
antimperialista mediante el estudio de la historia y del sistema
político estadounidenses, así como su
economía y la sociedad en su conjunto. Descubre que la
injusticia al interior de la sociedad norteamericana hacia la
masa negra, india o china, es una actitud que se expande hacia el
exterior del propio país en el desprecio y odio hacia los
pueblos latinoamericanos, convirtiéndose así en una
amenaza directa y abierta.

Aún más determinante en su
condición de precursor de la lucha antimperialista es el
ser el primero que entiende de manera distinta el destino y la
integración del hombre latinoamericano, el cual
debe ser estimado independientemente de su raza y su origen. Es
el primero que da importancia y relieve al aporte cultural,
especialmente literario, de las razas autóctonas de
América.

"La historia de América, de los incas
acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se
enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es
preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más
necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a
los políticos exóticos. Injértese en
nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el
de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no
hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en
nuestras dolorosas repúblicas americanas".

(Martí, J. "Nuestra América")

También encontramos el hecho de que desde muy
joven Martí es un defensor de lo que él llama la
unidad y la universalidad del hombre.

"Peca contra la Humanidad el que fomente y propague
la oposición y el odio de las razas".
(Martí,
J. Obras Completas, tomo 6, p.22)

Para el Apóstol la unidad del hombre, su libertad
y su universalidad deben ser defendidas a toda costa y frente a
todo enemigo, determinantes subjetivos e idealistas en el
desarrollo de su pensamiento antimperialista, puesto que el
imperialismo es al mismo tiempo un agresor de estas tres
condiciones esenciales.

Es también el precursor del establecimiento de la
necesaria diferencia y augurar el conflicto entre las dos
porciones en que divide el continente señalando la esfera
económica como el factor que acrecentará esta
división. Avizora, de esta manera, el establecimiento de
una dependencia al poder económico de los Estados Unidos
de la América nuestra y comprende los resultados negativos
que esto lleva implícito.

"…cuando un pueblo fuerte da de comer a otro,
se hace servir de él
". (Martí, J. Obras
Completas, tomo 6, p.160)

Desarrollo

En 1875 José Martí manifestaba la
necesidad de buscar en cada situación y tiempo
histórico, las leyes de su desarrollo cuando
planteaba:

"…cada país crea su especial
Economía. Esta ciencia no es más que el conjunto de
soluciones a distinto conflictos entre el trabajo y la riqueza:
no tiene leyes inmortales: sus leyes han de ser, y son,
reformables por esencia. Tienen en cada país especial
historia el capital y el trabajo… A propia historia,
soluciones propias".
[1]

Para Martí el desequilibrio económico es
la base de todos los desequilibrios sociales, así lo hace
saber en el "Boletín" de la Revista Universal cuando
plantea:

"se estanca la riqueza y se aumenta este
desequilibrio económico de las fortunas mexicanas:
excesivamente ricos los unos, los otros excesivamente
pobres".
[2]

Otros aspectos de gran importancia son sus
críticas a la corrupción y al afán de
riquezas y de obtener dinero fácil, al respecto
planteó:

"debiera sin dudas negarse consideración
social y mirarse como a solapados enemigos del
país…a los que practican o favorecen el culto a la
riqueza: pues así como es gloria acumularla con un trabajo
franco y brioso, así es prueba palpable de incapacidad y
desvergüenza, y delito merecedor de pena escrita, el
fomentarla por métodos violentos o escondidos, que
deshonra al que los emplea, y corrompen la nación en que
se practican".
[3]

La esencia del pensamiento económico martiano en
relación con la evolución de su pensamiento
antimperialista puede resumirse en las ideas expuestas a
continuación.

Plantea tres medios para el fomento económico
nacional: la agricultura, el comercio y la industria:

En el artículo Progreso de Córdova 9
señala las bases de la descolonización
económica de América Latina como complemento de la
independencia política, señala la agricultura como
base para el desarrollo de una industria nacional. Este
análisis responde a las características de la
región en aquella etapa y no a influencias
fisiócratas en el pensamiento martiano ya que él
consideraba imposible el desarrollo agrícola sin el
desarrollo industrial que condujera a un comercio próspero
de los productos industriales.

Crítica al proteccionismo y al liberalismo
económico:

El profundo sentido ético de su crítica al
proteccionismo se pone de relieve en estas palabras:

"…la tarifa proteccionista…favorece
una industria ambiciosa, y por sustentar los falsos beneficios de
un reducido número de empresarios mantiene la vida cara,
las fábricas sin trabajo suficiente, el comercio
desigual…y el desasosiego que precede a las guerras."

[4]

Hace evidente el desmedido afán de riquezas de
los capitalistas que hasta nuestros días han continuado
utilizando medidas proteccionistas como parte de su estrategia
para el intercambio desigual entre los pueblos. Martí,
consideraba el libre cambio no en el sentido liberal:

"El libre cambio es la prenda de amistad entre los
pueblos, como las reciprocidades entre ellos la garantía
de la justicia".
(Martí, J. Obras Completas, tomo
6)

Abogó por ampliar y multiplicar el comercio
exterior sobre la base del intercambio equivalente, digno, sano e
inteligente, que favoreciera las inversiones extranjeras sin que
ello implicara la penetración política.

Plantea la unidad de lo económico, lo
político y la ética:

La dialéctica entre lo económico y lo
político alcanza su más alta expresión en su
accionar en la Conferencia Monetaria de las Repúblicas
Americanas de 1891, en cuyo informe plantea: "quien dice
unión económica, dice unión
política"
para referirse a las pretensiones
norteamericanas de unidad monetaria, en este evento su actividad
política y militante alcanza un alto sentido
patriótico, independentista y latinoamericanista.
Además considera necesario hacer más morales y
seguras las relaciones económicas, articulando así
en su pensamiento estos elementos.

Plantea la unidad del desarrollo económico y la
justicia social y la responsabilidad del Estado para asumir tales
propósitos:

Para Martí la utilidad de la virtud en el
desarrollo social y el mejoramiento humano, implica que se
aprenda la virtud en la historia de la humanidad, las relaciones
sociales y la cultura heredada. Abogó además por la
distribución equitativa y justa de las riquezas, en los
documentos del Partido Revolucionario Cubano
planteó:

"ancha en la tierra en Cuba inculta y clara es la
justicia de abrirla a quien la emplee…Cuba tendrá
casa para mucho hombre bueno, equilibrio para los problemas
sociales y raíz para una república, que más
de disputas y de nombres, debe ser de empresa y trabajo".

[5]

Sabía que el desarrollo económico y la
justicia social no podían ser espontáneos y que el
Estado debía asumir la responsabilidad de tales
propósitos, esta concepción martiana superó
el liberalismo económico que primaba como ideal en sus
tiempos.

"Las riquezas injustas…que excitan la ira de
los necesitados, de los defraudados, viven siempre del goce del
privilegio sobre las propiedades naturales…"

(Martí, J. Obras Completas, tomo 12)

"Todo acto equitativo en provecho de la masa
laboriosa contribuye a afirmar la seguridad pública".

(Martí, J. Obras Completas, tomo 6, p.151)

Aboga por la racionalidad en el consumo como factor
indispensable para el logro del equilibrio económico entre
las naciones y en los pueblos:

Martí asiste al nacimiento de una nueva cultura
económica capitalista basada en el consumismo, son muchos
sus trabajos y crónicas acerca de la cotidianidad que
marca este comienzo, sobre todo basado en las exposiciones
universales que revelan todas las posibilidades que tiene el
consumidor, en sus obras plantea el advenimiento de un nuevo modo
de distribución y consumo con el consecuente cambio de
patrones y estilos de vida.

Propone una estrategia de desarrollo económico
para América Latina unida:

Denota la comprensión de la necesidad y el
carácter histórico y evolutivo de un proceso que
conoceríamos como globalización; sin que baste para
ello solo el aspecto económico, sino la valoración
del ser humano sin diferencias ni discriminaciones al
plantear:

"los pueblos todos deben reunirse en amistad y con
la mayor frecuencia dable, para ir remplazando, con el sistema de
acercamiento universal, por sobre la lengua de los istmos y la
barrera de los mares, el sistema muerto para siempre, de
dinastías y grupos".
[6]

En el presente, la globalización capitalista y
neoliberal impone modelos económicos a los países
subdesarrollados que distan de promover la unidad, amistad y la
eliminación de las desigualdades. Sin embargo, en la
esencia del pensamiento martiano es la unidad latinoamericana la
clave para el progreso de la América nuestra y la
trinchera para promover nuevos y más justos modelos de
desarrollo económico.

"…de la nulidad que éramos, y de los
vicios e incapacidad de un pueblo criado a lomo de hombre,
volveremos ya diestros en el arte de poblar, de crear por la
asociación, de levantar entre todos, y para todos, lo que
sólo vale por el esfuerzo de todos…"

(Martí, J. Obras Completas, tomo 2, p.290)

En el libro titulado "Guatemala", escrito y publicado en
México en 1878 insiste en la necesidad de la unión
entre los países latinoamericanos para enfrentar la
ambición del vecino del norte.

"Los pueblos que no se conocen han de darse prisa
por conocerse, como quienes van a pelear juntos… los
árboles se han de poner en fila para que no pase el
gigante de las siete leguas. Es la hora del recuento y de la
marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado como la plata
en las raíces de los Andes".

"Nuestra Patria es una, empieza en el Río
Grande, y va a parar en los montes de la Patagonia"

(Martí, J. Cuadernos Martianos, Nuestra América)

Para Nuestra América Martí proyecta un
modelo de progreso económico que chocaría con los
procesos políticos que a finales del siglo XIX y
principios del siglo XX llevaron el capitalismo mercantil
colonial al capitalismo subdesarrollado latinoamericano.

La política desarrollada en México,
Guatemala y Venezuela (estando en estos países entre los
años 1875 y 1876, 1877 y 1878, y la primera mitad del
año 1881, respectivamente), es analizada por el
apóstol con la certeza de que representa un
obstáculo para el progreso económico.

El caudillismo, mal enraizado con posterioridad a la
separación de la metrópoli, es encarnado en la
figura de Porfirio Díaz en México; gobierno que
abre el camino a un sector de la burguesía mexicana
plegado a los intereses norteamericanos. En sus artículos
"Alea jacta est", "La situación" y
"Extranjero", publicados el 7, el 10 y el 16 de
diciembre de 1876 respectivamente rechaza la dictadura
establecida, señala el peligro que representa y la
necesidad de enfrentarla:

"Es que una facción quiere a toda costa
levantar a su caudillo a la presidencia definitiva de la
república; es que una falange de partidarios azuza a su
jefe y le extravía; es que un grupo de voluntades
desordenadas han hecho garra en el corazón destrozado del
país"
("Alea jacta est", p.98).

"…ese militarismo nos irrita: esa falta de
respecto a la patria exalta nuestra indignación. Tenemos
leyes hechas, caminos precisos, vías directas para venir
al Gobierno de la patria: como los grandes afectos, nuestro amor
a la ley no se ha hecho sentir aquí sino en el momento en
que la hemos visto irrespetada y vulnerada: cada hombre es un
sacerdote de esa religión que no hemos querido
respetar".
(Obra citada, p.99)

"Una revolución es necesaria todavía:
la que no haga Presidente a su caudillo, la revolución
contra todas las revoluciones: el levantamiento de todos los
hombres pacíficos, una vez soldados, para que ni ellos ni
nadie vuelvan a serlo jamás".
(Obra citada,
p.99)

"Se levanta un hombre solo sobre la gran voluntad
múltiple de todos los hombres; mi voluntad ingobernable se
ve gobernada por una altanera voluntad; mi espíritu
libérrimo siente contenidos todos sus derechos de libre
movimiento y pensamiento; la sangre de mi alma se detiene
obstruida en su curso por la sonrisa satisfecha de un jinete
feliz y vencedor".
(Extranjero, p.101)

"…leí aquel decreto inolvidable en que un
hombre se declara, por su exclusiva voluntad, señor de
hombres…"
(Obra citada, p.102)

En el período en el que se encuentra en
Guatemala, Martí, quien se desempeñaba como
profesor, es visto por los sectores conservadores del país
como un enemigo. Esto se debe a su pensamiento y
enseñanzas de conjunto con su condena al intento golpista
de la reacción contra el presidente y caudillo Justo
Rufino Barrios.

En carta a Valero Pujol con fecha del 27 de noviembre de
1877, se refiriere a su situación política en
Guatemala:

"Vivir humilde, trabajar mucho, engrandecer a
América, estudiar sus fuerzas y revelárselas, pagar
a los pueblos el bien que me hacen: éste es mi
oficio".
(Martí, J. Obras Completas, tomo 7, p.
112)

En 1878 por la hostilidad y arbitrariedades del
presidente guatemalteco decide abandonar el país.
Venezuela es gobernada, de igual manera, por un caudillo: el
general presidente Antonio Guzmán Blanco. El 21 de julio
de 1881 publica en la Revista Venezolana un elogioso trabajo
dedicado a Cecilio Acosta, quien se caracterizaba por su
oposición a Guzmán Blanco. Para el día 27 se
le comunica que debe abandonar el país.

Se conforma de esta manera en el pensamiento de
José Martí el modelo del caudillo dictador que tan
amargas páginas escribirá en la historia de
América. José Martí elabora una estrategia
de desarrollo para América Latina que parte de la
necesidad de la independencia económica. El centro de su
estrategia es un modelo agroindustrial y el convencimiento de que
sin una adecuada infraestructura educacional y científico
– técnica no era posible alcanzar el
desarrollo.

Critica el monopolio:

"…el monopolio está sentado, como un
gigante implacable, a la puerta de todos los pobres del
mundo".
(Martí, J. Obras Completas, tomo 10, p.
84)

Nadie como él, describió y criticó
la sociedad norteamericana puérpera del
imperialismo
; en Escenas Norteamericanas caracteriza el
surgimiento de los monopolios como un gigante implacable que
aplasta a los pobres y amenaza la independencia de Nuestra
América, el surgimiento de una nueva oligarquía que
pretende devorar las riquezas de los pueblos mediante la
exportación de capitales.

En los años consecutivos a 1881 la idea del
progreso económico en Martí adquirirá tres
importantes cualidades según Rafael Almanza: su
condición de instrumento de lucha contra el colonialismo
económico imperialista; su visión pos-liberal de
las relaciones económicas internacionales, que le
convierten en precursor del Nuevo Orden Económico
Internacional; y lo que es decisivo, la vinculación
definitiva del progreso económico con la justicia social y
su alianza estratégica con el proletariado
económico. No habría independencia verdadera
sin progreso económico.
El proyecto que propone para
Latinoamérica, además de estar en oposición
a los designios del imperialismo y ser un arma contra él,
tenía un carácter intrínsecamente distinto
al del desarrollo norteamericano y europeo: la abundancia
debía estar equitativamente distribuida y la libertad
debía ser real, no meramente jurídica.
[7]

Su proyección sienta sus bases, en cierta medida,
en las concepciones reformistas y críticas de Henry
George, quien en su obra Progress and Poverty (1879), declaraba
que todo hombre tiene derecho material a aplicar su trabajo
al cultivo de la tierra, mientras que la propiedad privada
monopolista de la tierra anula ese derecho, pues cada año
los terratenientes aumentan de manera injusta sus ingresos en
forma de renta, lo que trae como consecuencia un mayor dominio
entre los ricos y los pobres, ya que la renta se eleva con el
progreso de la sociedad y los ingresos del obrero disminuyen
relativamente.
(Citado de Sánchez Garrido,
Maithe. La República Martiana) Sobre éste
expresa Martí:

"Solo Darwin en las ciencias naturales ha dejado en
nuestros tiempos una huella comparable a la de George en la
ciencia de la sociedad".
(Martí, J. Obras Completas,
tomo 11, p. 146)

Dos razones, fundamentalmente, llevan a Martí a
aceptar el georgismo. Primeramente el haber provocado un gran
movimiento reformador entre las masas trabajadoras en Estados
Unidos. En segundo lugar, uno de los problemas más graves
que padecía América Latina era la
explotación monopolista de la tierra; el convencimiento de
que la tierra era la fuente original de toda riqueza lo lleva a
proclamarse contra el latifundio.

La reflexión económica de José
Martí lo conduce hacia una posición antimperialista
militante. Rafael Almanza define cuatro momentos en el
pensamiento antimperialista martiano:

  • 1. Correspondiente a los años 1882-1885,
    en el que aparecen sus dos vertientes principales: la
    crítica de las proyecciones internacionales del
    imperialismo y de la tiranía de los monopolios dentro
    de Estados Unidos. Martí comprende las consecuencias
    que se derivarían del tratado de reciprocidad
    proyectado entre Estados Unidos y México; luego, en
    1885, denuncia abiertamente la táctica de estos
    tratados como un nuevo método de colonización,
    esta vez económico. Al mismo tiempo, en 1884,
    "descubre" el monopolio y los cambios que introduce en la
    economía y la vida social y política
    norteamericana: constata el fin de la libre concurrencia y la
    creciente esclavización del obrero y del
    ciudadano.

  • 2. Correspondiente al año 1888 siendo
    esencial la denuncia de la subida al poder de la
    oligarquía financiera y el descubrimiento de que la
    política proteccionista, a la que se atribuyen los
    males económicos de la nación, simple
    instrumento de los monopolios: a partir de ese momento el
    liberalismo económico de Martí retrocede, pasa
    a tercer plano, y prevalece en él la proyección
    popular y antimonopolista.

  • 3. Correspondiente a los años de 1889 a
    1891 el que se distingue porque en el anterior prima la
    denuncia de la vertiente interna del imperialismo y en
    éste, la internacional. Retoma su preocupación
    sobre la penetración colonialista en Asia y
    África, erigiendo, en contraste, a
    Latinoamérica como la vanguardia de los pueblos pobres
    del mundo en trance de liberación y de progreso. En
    los artículos, cartas y documentos sobre la
    Conferencia Internacional Americana y la Conferencia
    Monetaria Internacional expone su nueva visión acerca
    de las relaciones económicas internacionales, propone
    una política económica internacional
    antimperialista y precisa los peligros que significa para
    América Latina la unión económica con
    Estados Unidos, establece nexos dialécticos entre
    economía y política. Al mismo tiempo, se
    solidariza con la lucha obrera antimonopolista en Estados
    Unidos, y se adhiere a la idea de las nacionalizaciones,
    refiriendo con simpatía la posibilidad de la
    estatificación de las industrias
    monopolizadas.

  • 4. Correspondiente a los años de 1892 a
    1894, propone el desarrollo cubano como instrumento de lucha
    contra el imperialismo y por el equilibrio económico y
    político mundial. Publica dos artículos en
    Patria que serían sus últimas reflexiones sobre
    la economía norteamericana:

"El Norte ha sido injusto y codicioso ha pensado
más en asegurar a unos pocos la fortuna que en crear un
pueblo para el bien de todos: ha mudado a la tierra nueva
americana los odios todos y todos los problemas de las antiguas
monarquías…"
(Martí, J. Obras Completas,
tomo 2, p.367)

Estos cuatro momentos permiten comprender que el
análisis martiano del imperialismo naciente tiene como
objetivo supremo servir de instrumento a la elaboración de
una estrategia de lucha contra el colonialismo español y
contra el peligro que ya se advertía, el neocolonialismo
norteamericano. Además de la presencia en Martí de
la conciencia de lo que representaba, desde el punto de vista
económico, el fenómeno imperialista para
Latinoamérica y las formas de enfrentar este proceso desde
estos países, en especial desde Cuba. Propone el
desarrollo cubano como instrumento de lucha contra el
imperialismo y por el equilibrio económico y
político mundial.

"Los pueblos  de América son más
libres y prósperos a medida que más se apartan de
los Estados Unidos".
(Martí, J. Obras Completas, tomo
6, p.27)

Sus reflexiones sobre la "otra" América, las
huelgas obreras en el país norteño, y sus
relaciones con la nuestra son expuestas en las crónicas
que escribiera desde Nueva York para La Opinión Nacional,
de Caracas y se recogen en las Escenas Norteamericanas en sus
Obras Completas, donde analiza el advenimiento del imperialismo
norteamericano.

"El desdén del vecino formidable, que no la
conoce, es el peligro mayor de nuestra América; y urge,
porque el día de la visita está próximo, que
el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la
desdeñe. Por el respeto, luego que la conociese,
sacaría de ella las manos. Se ha de tener fe en lo mejor
del hombre y desconfiar de lo peor de él. Hay que dar
ocasión a lo mejor para que se revele y prevalezca sobre
lo peor".
(Martí, J. Cuadernos Martianos, Nuestra
América)

En el texto "Salvar el honor de la América
inglesa. Estados Unidos dentro del programa revolucionario de
José Martí", parte de su libro "Las dos
Américas" Pedro Pablo Rodríguez señala:
"[…] no parece aventurado afirmar que la estrategia
revolucionaria trazada por Martí no solo quería
impulsar la salvación de nuestra América sino
también la de Estados Unidos, en la misma medida en que la
estrategia trataba de evitar la materialización de los
rasgos imperialistas en ese país, su transformación
en la Roma americana. Para el cubano no se trataba solamente de
salvar a nuestra América de ser absorbida por la
expansión imperialista sino de salvar también a la
propia república norteamericana del dominio sobre ella de
tales intereses".

"Ni ha de suponerse, por antipatía de aldea,
una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del
continente, porque no habla nuestro idioma, ni ve la casa como
nosotros la vemos, ni se nos parece en sus lacras
políticas, que son diferentes de las nuestras; ni tiene en
mucho a los hombres biliosos y trigueños, ni mira
caritativo, desde su eminencia aún mal segura, a los que,
con menos favor de la Historia, suben a tramos heroicos la
vía de las repúblicas; ni se han de esconder los
datos patentes del problema que puede resolverse, para la paz de
los siglos, con el estudio oportuno y la unión
tácita y urgente del alma continental.
(Martí,
J. Cuadernos Martianos, Nuestra América)

El testamento político de José
Martí, por tanto, inevitablemente debía tener un
marcado carácter antimperialista. En carta inconclusa a su
amigo Manuel Mercado escribe (Martí, J. Cuadernos
Martianos, Nuestra América)"…ya estoy todos los
días en peligro de dar mi vida por mi país, y por
mi deber (…) de impedir a tiempo con la independencia de
Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y
caigan con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de
América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso
(…) de la anexión de los pueblos de nuestra
América, al Norte revuelto y brutal que los desprecia.
(…) "Viví en el monstruo y le conozco las
entrañas…"

Conclusiones

José Martí no descubrió, pues no
era posible que ocurriera aún, las bases determinantes del
fenómeno imperialista; tarea que correspondió a
Lenin a la luz de los hechos. El gran mérito de
Martí está en que, sin conocer el origen del hecho,
por sus experiencias, le da universalidad a sus peligros, y llama
a los pueblos americanos a pelear contra su acción
.
Lo que le gana la denominación de idealista
práctico
, cualidad que le convierte en una figura
orientadora de su tiempo y del nuestro "…testigo de su
época y adivinador de la época futura (…) un
hombre que ve el futuro de una manera tan aguda que descubre
realidades que han de seguir a su muerte, realidades de sentido
histórico innegables"
(Citado de Marinello, Juan:
Sobre las raíces del pensamiento antimperialista de
José Martí).

Su advertencia del futuro, que señala y orienta
el porvenir de su patria y de toda la América, y en cierto
momento de un modo universal también se constituye en
enlace de su pensamiento con el pensamiento marxista-leninista,
sin que se llegue a catalogar a Martí como un
marxista:

"Con los pobres de la
tierra

Quiero yo mi suerte
echar"

No reconoce la existencia de la lucha de clases;
pero advierte sin embargo que la razón está de
parte de los oprimidos del mundo
(Obra citada).

"La esclavitud de los
hombres

Es la gran pena del
mundo"

Está diciendo para su tiempo, y sobre todo
para el nuestro, que estamos en el deber de terminar la
esclavitud de los hombres
(Obra citada).

El alcance universal del pensamiento económico
martiano se expresa en su capacidad para captar las tendencias
del desarrollo de la época que le tocó vivir y su
vigencia en los momentos actuales. Es el antimperialismo la
expresión del sentido ético más profundo del
pensamiento económico martiano.

Sin dudas un referente obligado para el trabajo de
formación de valores espirituales relacionados con la
sociedad socialista, ya que sin haber planteado la necesidad de
una nueva sociedad impulsó la lucha cubana y
latinoamericana para lograr la emancipación e
independencia para el bien de todos.

El ideario martiano encontró realización
práctica, nuevamente, en el año del centenario de
su natalicio, 1953, mediante el accionar de una nueva
generación de cubanos encabezados por Fidel Castro. La
Revolución Cubana al conectar el pensamiento martiano con
el marxista, como elementos brinda a Cuba la oportunidad de haber
dado la revolución más profunda, más
trascendente y más radical de toda la historia
americana
(Obra citada).

El pensamiento revolucionario y antimperialista avanzado
de José Martí ha servido de soporte para la lucha
del pueblo cubano y de todos aquellos que se han sumado a la
batalla por la definitiva independencia de los pueblos de
América. Su legado antimperialista tiene vigencia ideal y
práctica para la realización de procesos
revolucionarios tanto al sur como al norte del
continente.

Notas

1 Martí, J. Boletín.
Revista Universal de México. 14 de agosto de 1875. En
Martí en la Universidad IV. Ed. pueblo y Educación
1997, pp. 303 citado en Cabrera Elejalde, Olga Rosa. (2012)
Valores y cultura económica en la obra martiana

2 Martí, J. Progreso de
Córdoba. Revista Universal de México, octubre 21 de
1875. En Obras Completas. Ed. Nacional de Cuba. La Habana 1963T
6, pp. 348

3 Martí, J. La
religión en los Estados Unidos. La Nación, Buenos
Aires, 17 de mayo de 1888. OC. T 11, p 426.

4 Martí, J. La Nación.
Buenos Aires (4 – 5 – 1887) O.C. T. 11, p
173

5 Martí J. El Partido
Revolucionario Cubano. Editorial Ciencias Sociales. La Habana.
1975. pp. 98.

6 Martí, J. Informe a la
Conferencia Monetaria de la Repúblicas Americanas. OC. T
6, p 151.

7Almanza, Rafael. En torno al pensamiento
económico de José Martí, Editorial de
Ciencias Sociales. La Habana, 1990, p. 411

Referencias
Bibliográficas

Almanza, R. (1990). En torno al pensamiento
económico de José Martí. La Habana:
Editorial de Ciencias Sociales.

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Autor:

Diana Rosa Rodríguez
González

Tercer Año de
Psicología

Grupo 2

Facultad de Psicología

2012-2013

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