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Los nuevos agujeros en el centro del sol



Partes: 1, 2

  1. Sin
    previo aviso
  2. Nassim
    Haramein
  3. Agujeros negros en todos los
    átomos
  4. Captan
    explosión en agujero negro gigante en el centro de la
    galaxia
  5. Nuestro sistema solar
  6. Nuestra Vía
    Láctea
  7. El
    Cosmos y el Universo
  8. El
    Espacio Infinito
  9. Referencias

Día 18/01/2011 – 13.08h

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NASA

Descubren dos nuevos agujeros en el centro
del Sol

La sonda de la NASA denominada Observatorio de
Dinámica Solar (SDO), por sus siglas en inglés) ha
descubierto dos nuevos agujeros en el centro de la corona solar.
Estos agujeros son las «fuentes energéticas»
que pueden originar uno de los fenómenos cósmicos
más espectaculares y temidos por su violencia, una
tormenta solar. Si se producen con la suficiente fuerza, las
erupciones cósmicas son capaces dañar nuestras
redes de energía y desbaratar los sistemas de
comunicación por satélite. De momento, los dos
nuevos agujeros detectados no parecen suponer una amenaza tan
grave, pero muy pronto tendrán consecuencias en la Tierra
en forma de auroras boreales.

Las imágenes de la pareja de agujeros solares
fueron obtenidas del 9 al 12 de enero por un instrumento de la
nave de la NASA que trabaja en el extremo ultravioleta. Nuevas
imágenes del fenómeno, que también puede
verse en un vídeo en dos y tres dimensiones -para el
segundo hacen falta gafas especiales-, se repitieron el 10 de
enero. Uno de los agujeros se encuentra bajo el ecuador de
nuestra estrella, y el otro se sitúa por
encima.

Sin previo
aviso

Los agujeros de la coronal solar son vastas regiones
menos densas y más frías que las áreas que
las rodean. En ellos, el campo magnético se abre y permite
que el viento solar cargado de partículas escape a gran
velocidad hacia el espacio, a alrededor de 800 kilómetros
por segundo. Después de viajar por el espacio durante
días y recorrer 150 millones de kilómetros de
distancia, las partículas del viento solar impactan contra
la Tierra y producen magníficas auroras boreales, un
espectáculo que pocos privilegiados pueden
observar.

La comprensión de cómo se forman estos
agujeros solares es muy importante para los científicos,
ya que estos campos son los causantes de las tormentas solares.
Nuevas investigaciones sugieren que, de momento, no somos capaces
de prevenir todos y cada uno de estos arranques solares. Una de
cada tres erupciones surge sin previo aviso, lo que
prácticamente nos impediría protegernos a tiempo.
Además, los tsunamis solares pueden ser tan gigantescos
que envuelvan casi por completo toda la superficie del
Sol.

Teoría: Naves gigantes usarían al Sol como
portal dimensional

El Sol, además de proporcionarnos luz y calor y
de esta manera, hacer posible la vida en la Tierra,
también tendría portales dimensionales en su
superficie, los cuales serían usados por seres de otras
civilizaciones para acortar tiempo y espacio en sus viajes por el
Universo. Al menos, eso es lo que cree un científico
autodidacta (sin estudios universitarios).

Nassim
Haramein

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Foto: Losovnisddt.blogspot.com

Supuestas naves gigantescas cerca del
Sol.

Este hombre, nacido en Suiza en 1962, es
aficionado a la astrofísica y ha realizado durante toda su
vida la búsqueda y construcción de una
teoría unificada de la estructura del Universo. Si bien
sus detractores le critican el hecho de no haber cursado la
educación superior, él ha trabajado de la mano
Elizabeth Raushcher, una respetada física, que ha
contribuido al estudio de los agujeros negros durante los
años 70'.

Agujeros negros
en todos los átomos

Haramein describe al núcleo de un
átomo como un mini agujero negro, donde los protones y
neutrones se atraen entre sí por la gravedad en lugar de
usar la interacción fuerte. De esta forma, se produce
energía en cada una de nuestras células. Esto mismo
él lo lleva a los objetos de gran masa como una estrella o
el conjunto de ellas, que conforma una galaxia. Justamente, fue
uno de los primeros en asegurar que en el centro de todas las
galaxias había un agujero negro súper masivo, antes
que esta idea fuera reconocida por la comunidad científica
internacional.

Ahora bien, él señala que la
física de los agujeros negros presentes en las estrellas
es un tanto diferente a los convencionales que lo destruyen todo.
Este tipo de agujeros más bien se comportarían como
"agujeros de gusano", donde todo lo que pase por ellos viaja
íntegramente hacia otro lugar del Cosmos,
convirtiéndose en un verdadero "atajo" para posibles naves
espaciales. Algo similar pasaría a menor escala, en los
volcanes terrestres que serían utilizados por los ovnis
más pequeños para llegar rápidamente hasta
este rincón de la Vía Láctea.

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Foto: Youtube

Nassim Haramein

Nassim Haramein es un convencido que
hay vida inteligente en otros planetas y que seres inteligentes
nos visitan diariamente, no sólo desde ahora, sino que
desde hace miles de años. En sus conferencias efectuadas
en varios países, siempre muestra videos de la propia NASA
donde se ven ciertas anomalías cercanas al Sol que
él no duda en describir como naves enormes, tomando en
consideración el tamaño de la Tierra con respecto a
nuestra estrella. La mayoría de las imágenes
provienen de la sonda Soho,que vigila la actividad solar y han
sido subidas a la página web del organismo espacial
estadounidense sin mayores reparos de los
científicos.

Captan
explosión en agujero negro gigante en el centro de la
galaxia

El telescopio Nuclear Espectroscópico, o NuSTAR
(por su sigla en inglés) realizó su primera
observación para la NASA: un gigantesco agujero negro
situado en el centro de nuestra galaxia.

Las imágenes captadas por el sofisticado aparato
muestran que el fenómeno se encuentra en el centro de una
etapa de actividad. Sus características sorprendieron a
los investigadores de la NASA.

"Tenemos la suerte de haber capturado una
explosión de un agujero negro durante nuestra
campaña de observación", señaló Fiona
Harrison, investigadora principal de la misión en el
Instituto de Tecnología de California en
Pasadena. 

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 "Estos datos nos ayudarán a
entender mejor a este gigante que está en el centro de
nuestra galaxia y por qué a veces su actividad se
recrudece durante unas horas y luego vuelve a dormir",
añadió en un comunicado.

La imagen del destello, tomada en luz infrarroja,
muestra la ubicación del agujero negro gigantesco en la
Vía Láctea. El extraño objeto fue denominado
Sagitario A.

Rayos X de alta energía

NuSTAR es el único telescopio capaz de producir
imágenes enfocadas de rayos X de alta energía, lo
que da a los astrónomos una nueva herramienta para sondear
objetos como los agujeros negros.

El aparato fue lanzado el pasado 13 de junio. Durante
los próximos dos años, buscará gigantescos
agujeros negros y otros fenómenos en la Vía
Láctea y en otras galaxias.

Su meta científica es una observación
profunda del espacio en busca de agujeros negros miles de
millones más grandes que el Sol y un entendimiento mejor
de la forma en que las partículas se aceleran en las
galaxias activas.

Nuestro sistema
solar

El Sistema Solar es un conjunto formado por
el Sol y los cuerpos celestes que orbitan a su alrededor.
Está integrado el Sol y una serie de cuerpos que
están ligados gravitacionalmente con este astro: nueve
grandes planetas (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter,
Saturno, Urano, Neptuno, y Plutón), junto con sus
satélites, planetas menores y asteroides, los cometas,
polvo y gas interestelar.Pertenece a la galaxia llamada
Vía Láctea, que esta formada por unos cientos de
miles de millones de estrellas que se extienden a lo largo de un
disco plano de 100.000 años luz.El Sistema Solar
está situado en uno de los tres brazos en espiral de esta
galaxia llamado Orión, a unos 32.000 años luz del
núcleo, alrededor del cual gira a la velocidad de 250 km
por segundo, empleando 225 millones de años en dar una
vuelta completa, lo que se denomina año cósmico.Los
astronomos clasifican los planetas y otros cuerpos en nuestro
Sistema Solar en tres categorías:Primera categoría:
Un planeta es un cuerpo celeste que está en órbita
alrededor del Sol, que tiene suficiente masa para tener gravedad
propia para superar las fuerzas rígidas de un cuerpo de
manera que asuma una forma equilibrada hidrostática, es
decir, redonda, y que ha despejado las inmediaciones de su
órbita.Segunda categoría: Un planeta enano es un
cuerpo celeste que está en órbita alrededor del
Sol, que tiene suficiente masa para tener gravedad propia para
superar las fuerzas rígidas de un cuerpo de manera que
asuma una forma equilibrada hidrostática, es decir,
redonda; que no ha despejado las inmediaciones de su
órbita y que no es un satélite.Tercera
categoría: Todos los demás objetos que orbitan
alrededor del Sol son considerados colectivamente como "cuerpos
pequeños del Sistema Solar".

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Características del Sistema Solar: El
Sistema Solar está formado por una estrella central, el
Sol, los cuerpos que le acompañan y el espacio

Formación del Sistema Solar: Es
difícil precisar el origen del Sistema Solar. Los
científicos creen que puede situarse hace unos 4.650
millones de años

El Sol: El Sol es la estrella más cercana
a la Tierra y el mayor elemento del Sistema Solar. Las estrellas
son los únicos cuerpos del Universo que emiten
luz

Estructura y composición del Sol: Desde la
Tierra sólo vemos la capa exterior. Se llama
fotosfera

Actividad solar: Las manchas solares tienen una
parte central obscura conocida como umbra, rodeada de una
región más clara llamada penumbra

Los Planetas: Los planetas giran alrededor del
Sol. No tienen luz propia, sino que reflejan la luz solar. Los
planetas tienen diversos movimientos

Nuestra
Vía Láctea

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La Vía Láctea, llamada
también La Galaxia, es un gran agrupamiento de estrellas,
al que pertenece nuestro sistema planetario el Sistema Solar. Su
nombre proviene del latín y representa la expresión
"Camino de Leche", una forma por medio de la cual los romanos
definían la llamativa franja blanca que atraviesa el cielo
por las noches, compuesta por una gran aglomeración de
estrellas.

La Vía Láctea, es una galaxia
en espiral, en uno de cuyos brazos, denominado como brazo de
Orión, a unos 30.000 años luz del centro y unos
20.000 del extremo, se ubica el Sistema Solar. El sol
sería tan sólo uno entre 100.000 millones de
estrellas, calculándose el diámetro de la galaxia
en unos 160.000 años luz con un grosor de 2000 años
luz en la periferia y de 6500 años luz en su parte
central.

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El sistema solar orbita en torno al centro
de la galaxia a una velocidad de 270 km. por segundo, tardando
unos 225 millones de años en completar un giro.

La Vía Láctea tiene forma de
lente convexa. El núcleo tiene una zona central de forma
elíptica y unos 8.000 años luz de diámetro.
Las estrellas del núcleo están más agrupadas
que las de los brazos. A su alrededor hay una nube de
hidrógeno, algunas estrellas y cúmulos
estelares.

En la Vía Láctea encontramos
estrellas de tipo I, que son estrellas azules y brillantes, como
estrellas del tipo II, gigantes rojas. La región central
de la Vía Láctea y el halo están compuestos
por estrellas del tipo II. La mayor parte de la región se
oculta tras nubes de polvo que impiden la observación
visual. Rodeando la región central hay un disco bastante
achatado que comprende estrellas de ambos tipos, I y II; los
miembros más brillantes de la primera categoría son
luminosos, supergigantes azules. Incrustados en el disco y
surgiendo de los lados opuestos de la región central,
están los brazos espirales, que contienen una
mayoría de población I, junto con mucho polvo
interestelar y gas. Un brazo pasa por las proximidades del Sol e
incluye a la gran nebulosa de Orión.

El núcleo de la Vía
Láctea, presenta una zona muy intensa de actividad de
radio, Los científicos han postulado que se
trataría de un disco de acreción constituido por
gas incandescente que rodea un agujero negro masivo.

La Vía Láctea, junto a la
galaxias de Andrómeda (M31) y del Triángulo (M33),
las Nubes de Magallanes (satélites de la Vía
Láctea), las galaxias M32 y M110 (satélites de
Andrómeda), galaxias y nebulosas más
pequeñas y otros sistemas menores, forman un grupo
vinculado por la gravedad denominado Grupo Local de Galaxias con
unas 33 galaxias en total. El cual orbita a su vez alrededor del
gran cúmulo de galaxias de Virgo, a unos 50 millones de
años luz.

El Cosmos y el
Universo

Desde sus orígenes, la especie humana ha
observado el cielo. Primero, directamente, después con
instrumentos cada vez más potentes.Las antiguas
civilizaciones agrupaban las estrellas formando figuras. Nuestras
constelaciones se inventaron en el Mediterráneo oriental
hace unos 2.500 años. Representan animales y mitos del
lugar y la época. La gente creía que los cuerpos
del cielo influían la vida de reyes y súbditos. El
estudio de los astros se mezclaba con supersticiones y
rituales.Las constelaciones que acompañan la trayectoria
del Sol, la Luna y los planetas, en la franja llamada
zodíaco, nos resultan familiares: Aries, Tauro,
Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra,
Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis.A
principios del siglo XVII se inventó el telescopio.
Primero se utilizaron lentes, después espejos,
también combinaciones de ambos. Actualmente hay
telescopios de muy alta resolución, como el VLT, formado
por cuatro telescopios sincronizados.El telescopio espacial
Hubble (HST), situado en órbita, captura y envía
imágenes y datos sin la distorsión provocada por la
atmósfera.Los radiotelescopios detectan radiaciones de muy
diferentes longitudes de onda. Trabajan en grupos utilizando una
técnica llamada interferometría.La
fotografía, la informática, las comunicaciones y,
en general, los avances técnicos de los últimos
años han ayudado muchísimo a la
astronomía.Gracias a los espectros (descomposición
de la luz) podemos conocer información detallada sobre la
composición química de un objeto. También se
aplica al conocimiento del Universo.Un hallazgo reciente, las
lentes gravitacionales, aprovechan el hecho de que los objetos
con masa pueden desviar los rayos de luz. Si se localiza un grupo
de cuerpos con la configuración apropiada, actúa
como una lente potentísima y muestra, en el centro,
objetos distantes que no podríamos ver.El Universo es
todo, sin excepciones.Materia, energía, espacio y tiempo,
todo lo que existe forma parte del Universo. Es muy grande, pero
no infinito. Si lo fuera, habría infinita materia en
infinitas estrellas, y no es así. En cuanto a la materia,
el universo es, sobre todo, espacio vacío.El Universo
contiene galaxias, cúmulos de galaxias y estructuras de
mayor tamaño llamadas supercúmulos, además
de materia intergaláctica. Todavía no sabemos con
exactitud la magnitud del Universo, a pesar de la avanzada
tecnología disponible en la actualidad.La materia no se
distribuye de manera uniforme, sino que se concentra en lugares
concretos: galaxias, estrellas, planetas … Sin embargo, el 90%
del Universo es una masa oscura, que no podemos observar. Por
cada millón de átomos de hidrógeno los 10
elementos más abundantes son:

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El Espacio
Infinito

¿Es el universo realmente infinito o
sólo es muy grande? Y, ¿es perdurable o sólo
tendrá una vida muy larga? ¿Cómo
podrían nuestras mentes finitas comprender un universo
infinito? ¿No resulta presuntuoso hacernos siquiera este
propósito? ¿Nos arriesgamos a sufrir el destino de
Prometeo, que según la mitología clásica
robó el fuego de Zeus para que lo utilizaran los humanos y
fue castigado por esta temeridad a ser encadenado a una roca
donde un águila venía a devorarle el hígado?
A pesar de todas estas precauciones, creo que podemos y debemos
intentar comprender el universo. Ya hemos hecho notables
progresos en la comprensión del cosmos, particularmente en
los últimos pocos años. Aunque no tenemos una
imagen completa, podría ser que ésta no estuviera
lejana. Resulta obvio que el espacio se prolonga indefinidamente.
Ello ha sido confirmado por instrumentos modernos, como el
telescopio Hubble, que nos permite sondear las profundidades del
espacio Lo que vernos son miles de millones de galaxias de
diversas formas y tamaños. Cada galaxia contiene
incontables millones de estrellas, muchas de las cuales
están rodeadas por planetas. Vivimos en un planeta que
gira alrededor de una estrella en un brazo exterior de la galaxia
espiral de la Vía Láctea. El polvo de los brazos
espirales nos impide ver el universo en el plano de la galaxia,
pero a cada lado de éste tenemos haces cónicos de
líneas de buena visibilidad y podemos representar las
posiciones de las galaxias. Hallamos que éstas
están distribuidas en el espacio de manera aproximadamente
uniforme, con algunas concentraciones y vacíos locales. La
densidad de galaxias parece decrecer a distancias muy grandes,
pero creemos que ello se debe a que son tan lejanas y tenues que
no las podemos observar. Por lo que sabemos, el universo se
prolonga sin fin en el espacio. Aunque el universo parece tener
el mismo aspecto por doquier, cambia decididamente con el tiempo.
Ello no fue advertido hasta los primeros años del siglo
XX. Hasta entonces, se creía que el universo era
esencialmente constante en el tiempo. Podría haber
existido durante un tiempo infinito, pero ello parecía
conducir a conclusiones absurdas. Si las estrellas hubieran
estado radiando durante un tiempo infinito, habrían
calentado todo el universo hasta su temperatura. Incluso de
noche, todo el universo sería tan brillante como el Sol,
porque cada línea de visión terminaría en
una estrella o en una nube de polvo que habría sido
calentada hasta la temperatura de las estrellas.

La observación, tan familiar, de que
el cielo nocturno es oscuro, es muy importante. Implica que el
universo no puede haber existido siempre en el estado que lo
vemos hoy. Algo debió ocurrir, hace un tiempo finito, que
encendiera las estrellas, lo cual significa que la luz de las
estrellas muy distantes todavía no ha tenido tiempo de
llegarnos. Ello explicaría por qué el cielo no
brilla en la noche en todas direcciones. Si las estrellas
hubieran estado siempre ahí, ¿por qué se
encendieron de repente hace unos pocos miles de millones de
años? ¿Qué reloj les dijo que se
tenían que poner a brillar? Como hemos dicho, esto
intrigó a muchos filósofos, como Immanuel Kant, que
creían que el universo había existido siempre. Pero
para la mayoría de la gente, ello resultaba consistente
con la idea de que el universo había sido creado,
más o menos en su estado actual, hace tan sólo unos
pocos miles de años. Sin embargo, las observaciones de
Vesto Slipher y Edwin Hubble en la segunda década del
siglo XX empezaron a desvelar discrepancias respecto de esta
idea.

En 1923, Hubble descubrió que muchas
tenues manchas luminosas, llamadas nebulosas, eran en realidad
galaxias, grandes conjuntos de estrellas como el Sol pero a gran
distancia de nosotros. Para que nos parezcan tan pequeñas
y débiles, las distancias habían de ser tan grandes
que la luz procedente de ellas habría tardado millones o
incluso miles de millones de años en llegarnos. Ello
indicaba que el comienzo del universo no podía haberse
producido hace tan sólo unos pocos miles de años.
Pero la segunda cosa que Hubble descubrió aún
resultaba más sorprendente. Los astrónomos
habían aprendido que, mediante el análisis de la
luz de las otras galaxias, podemos averiguar si éstas se
están acercando o alejando. Hallaron, estupefactos, que
casi todas las galaxias se están alejando. Además,
cuanto más lejos están, con mayor velocidad parecen
estar alejándose. Fue Hubble quien se dio cuenta de las
implicaciones espectaculares de este descubrimiento: a gran
escala, todas las galaxias se están alejando de todas las
demás galaxias. El universo se está expandiendo. El
descubrimiento de la expansión del universo fue una de las
grandes revoluciones intelectuales del siglo XX.
Constituyó una sorpresa radical y modificó
completamente las discusiones sobre el origen del universo. Si
las galaxias se están separando, debieron estar más
juntas en el pasado. A partir de la tasa actual de
expansión, podemos evaluar que, efectivamente, estuvieron
muy próximas las unas a las otras hace unos diez o quince
mil millones de años.

Como dije en el capítulo anterior,
Roger Penrose y yo conseguimos demostrar que la teoría
general de la relatividad de Einstein implica que el universo
debió comenzar en una tremenda explosión.
Aquí estaba la explicación de porqué el
cielo nocturno es oscuro: ninguna estrella podría haber
estado brillando más de diez o quince mil millones de
años, el tiempo transcurrido desde la gran
explosión. Estamos acostumbrados a la idea de que los
acontecimientos están causados por acontecimientos
anteriores, los cuales, a su vez, están provocados por
acontecimientos aún más anteriores. Esta cadena de
causalidad se estira hasta el pasado infinito.

Pero supongamos que esta cadena tuvo un
comienzo. Admitamos que hubo un primer acontecimiento.
¿Cuál fue su causa? No es ésta una pregunta
que muchos científicos quisieran tratar, sino que
intentaban evitarla, ya fuera pretendiendo, como los rusos, que
el universo no había tenido comienzo, o manteniendo que el
origen del universo no pertenece al dominio de la ciencia, sino a
la metafísica o la religión. En mi opinión,
esta posición no debería ser adoptada por los
verdaderos científicos. Si las leyes de la ciencia se
suspendieran en el comienzo del universo, ¿no
podrían fallar también en otras ocasiones? Una ley
no es una ley si sólo se cumple a veces. Debemos intentar
comprender el comienzo del universo a partir de bases
científicas. Puede Que sea una tarea más
allá de nuestras capacidades, pero al menos
deberíamos intentarlo. Pese a que los teoremas que Penrose
y yo habíamos demostrado indicaban que el universo
debía haber tenido un comienzo, no suministraban mucha
información sobre la naturaleza de dicho inicio. Indicaban
que el universo comenzó en una gran explosión, un
punto en que todo el universo, y todo lo que contiene, estaba
apretujado en un solo punto de densidad infinita. En dicho punto,
la teoría general de la relatividad de Einstein
debería dejar de ser válida, por lo cual no puede
ser utilizada para averiguar cómo empezó el
universo.

Aparentemente, el origen del universo queda
más allá del alcance de la ciencia. No es
ésta una conclusión que deba alegrar a los
científicos. Como indican los Capítulos 1 y 2, la
razón por la cual la relatividad general deja de valer
cerca de la gran explosión es que no incorpora el
principio de incertidumbre, el elemento aleatorio de la
teoría cuántica que Einstein había rechazado
desde la idea de que Dios no juega a los dados. Sin embargo,
todas las evidencias indican que Dios es un jugador impenitente.
Podemos considerar el universo como un gran casino, en que los
dados son lanzados a cada instante y las ruletas giran sin cesar.
Podemos pensar que regentar un casino es un negocio muy
arriesgado, porque nos exponemos a perder dinero cada vez que se
lanzan los dados o la ruleta se pone a girar. Pero en un
número grande de apuestas, las ganancias y las
pérdidas dan como promedio un resultado que puede ser
predicho, aunque no lo pueda ser el resultado de cada apuesta
particular. Los propietarios de los casinos se aseguran de que la
suerte se promedie a favor suyo. Por esto son tan
ricos.

La única posibilidad de ganarles es
apostar contra ellos todo el dinero en unos pocos lanzamientos de
dados o vueltas de la ruleta. Lo mismo ocurre con el universo.
Cuando éste es grande, como en la actualidad, hay un
número muy elevado de lanzamientos de dados, y los
resultados se promedian a algo que podemos predecir. Por esto las
leyes clásicas funcionan en los sistemas grandes. Pero
cuando el universo es muy pequeño, como lo era en los
tiempos próximos a la gran explosión, sólo
hay un pequeño número de lanzamientos de dados y el
principio de incertidumbre resulta muy importante. Corno el
universo va lanzando los dados para ver qué pasará
a continuación, no tiene una sola historia, como se
podría esperar, sino que debe tener todas las historias
posibles, cada una de ellas con su propia probabilidad. Debe
haber una historia del universo en que Belice ganara todas las
medallas de oro en los Juegos Olímpicos, aunque
quizás la probabilidad de ello sea muy baja.

La idea de que el universo tiene
múltiples historias puede sonar a ciencia ficción,
pero actualmente es aceptada como un hecho científico. Fue
formulada por Richard Feynman, que era un gran físico y
todo un personaje. Ahora trabajamos para combinar la
teoría general de la relatividad de Einstein y la idea de
Feynman de las historias múltiples en una teoría
unificada que describa todo lo que ocurre en el universo. Tal
teoría nos permitirá calcular cómo se
desarrollará el universo si conocemos cómo
empezaron las historias. Pero la teoría unificada no nos
dice cómo empezó el universo ni cuál fue su
estado inicial. Para ello, necesitamos lo que se llama
condiciones de contorno, reglas que nos dicen qué ocurre
en las fronteras del universo, los bordes del espacio y el
tiempo. Si la frontera del universo fuera un simple punto normal
del espacio y el tiempo, podríamos atravesarlo y pretender
que el territorio más allá de él
también forma parte del universo. En cambio, si el
contorno del universo fuera un borde muy irregular en que espacio
y tiempo estuvieran apretujados y la densidad fuera infinita,
resultaría muy difícil definir condiciones de
contorno razonables. Sin embargo, un colega llamado Jim Hartle y
yo nos dimos cuenta de que hay una tercera posibilidad.
Quizás el universo no tenga fronteras en el espacio ni en
el tiempo.

A primera vista, ello parece entrar en
flagrante contradicción con los teoremas que Penrose y yo
habíamos demostrado, que indicaban que el universo debe
haber tenido un comienzo, es decir, una frontera en el tiempo.
Pero, como expliqué en el Capítulo 2, hay otro tipo
de tiempo, llamado tiempo imaginario, que es ortogonal al tiempo
real ordinario que sentimos pasar. La historia del universo en el
tiempo real determina su historia en el tiempo imaginario, y
viceversa, pero los dos tipos de historia pueden ser muy
diferentes. En particular, en el tiempo imaginario no es
necesario que el universo haya tenido un comienzo. El tiempo
imaginario se comporta como otra dirección espacial
más. Así, las historias del universo en el tiempo
imaginario pueden ser representadas como superficies curvadas,
como por ejemplo una pelota, un plano o una silla de montar, pero
con cuatro dimensiones en lugar de dos. Si las historias del
universo se prolongaran hasta el infinito, como una silla de
montar o un plano, se nos plantearía el problema de
especificar cuáles son sus condiciones de contorno en el
infinito. Pero podemos evitar tener que especificar ninguna
condición de contorno si las historias del universo en
tiempo imaginario son superficies cerradas, como la superficie de
la Tierra.

La superficie terrestre no tiene fronteras
ni bordes. No hay noticias fiables de personas que hayan
caído de la Tierra. Si las historias del Universo en
tiempo imaginario son efectivamente superficies cerradas, tal
como Hartle y yo hemos propuesto, ello podría tener
consecuencias fundamentales para la filosofía y para
nuestra imagen de dónde venimos. El universo
estaría completamente autocontenido; no necesitaría
nada fuera de sí para darle cuerda y poner en marcha sus
mecanismos, sino que, en él, todo estaría
determinado por las leyes de la ciencia y por lanzamientos de
dados dentro del universo. Puede parecer presuntuoso, pero es lo
que yo y muchos otros científicos creemos. Incluso si la
condición de contorno del universo es la ausencia de
contornos, el universo no tendría una sola historia, sino
múltiples, como lo había sugerido Feynman. En
tiempo imaginario, a cada posible superficie cerrada le
correspondería una historia, y cada historia en el tiempo
imaginario determinaría una historia en el tiempo real.
Habría, pues, una superabundancia de posibilidades para el
universo. ¿Qué selecciona, de entre todos los
universos posibles, el universo particular en que vivimos?
Podemos constatar que muchas de las posibles historias del
universo no pasan por la secuencia de formar galaxias y
estrellas, que resulta tan esencial para nuestro desarrollo.
Aunque podría ser que se desarrollasen seres inteligentes
incluso en ausencia de galaxias y estrellas, ello parece muy
improbable. Así, el mismo hecho de que existamos como
seres capaces de preguntarse «¿por qué el
universo es como es?», ya constituye una restricción
sobre la historia en que vivimos. Esto implica que nuestro
universo pertenece a la minoría de historias que contienen
galaxias y estrellas, lo cual es un ejemplo de lo que se conoce
como principio antrópico. Este principio afirma que el
universo debe ser más o menos como lo vemos, porque si
fuera diferente, no existiría nadie para
observarlo.

A muchos científicos les desagrada
el principio antrópico, porque tiene aspecto muy impreciso
y parece carecer de poder predictivo. Pero es posible darle una
formulación precisa, y parece resultar esencial en el
análisis del origen del universo. La teoría M,
descrita en el Capítulo 2, permite un número muy
grande de posibles historias del universo. La mayoría de
ellas no resultan adecuadas para el desarrollo de vida
inteligente: o bien corresponden a universos vacíos, o
duran demasiado poco tiempo, o están demasiado curvadas, o
resultan insatisfactorias en un sentido u otro. Pese a ello,
según la idea de Richard Feynman de múltiples
historias, estas historias deshabitadas pueden tener una
probabilidad considerablemente elevada. De hecho, no nos importa
realmente cuántas historias pueda haber que no contengan
seres inteligentes. Sólo estamos interesados en el
subconjunto de historias en que se desarrolle vida inteligente.
Esta no tiene porqué ser parecida a los humanos:
pequeños extraterrestres verdes servirían
igualmente. La especie humana no brilla demasiado por su conducta
inteligente.

Como ejemplo del poder del principio
antrópico, consideremos el número de direcciones en
el espacio. Es un hecho de experiencia común que vivimos
en un espacio tridimensional. Es decir, podemos representar la
posición de un punto en el espacio mediante tres
números, por ejemplo latitud, longitud y altura sobre el
nivel del mar. Pero, ¿por qué el espacio es
tridimensional? ¿Por qué no tiene dos dimensiones,
o cuatro, o cualquier otro número, tal como en la ciencia
ficción?

En la teoría M, el espacio tiene
nueve o diez dimensiones, pero se cree que seis o siete de ellas
están enrolladas con radios de curvatura muy
pequeños, y sólo quedan tres dimensiones grandes y
relativamente planas. ¿Por qué no vivimos en una
historia en que ocho de las dimensiones estén enrolladas
en radios muy pequeños, y haya tan sólo dos
dimensiones observables? A un animal bidimensional le
resultaría muy difícil la digestión. Si lo
atravesara un tubo digestivo, lo dividiría en dos y la
pobre criatura caería en pedazos. Por lo tanto, dos
dimensiones planas no bastan para algo tan complejo como la vida
inteligente. Por otro lado, si hubiera cuatro o más
dimensiones aproximadamente planas, la fuerza gravitatoria entre
dos cuerpos crecería más rápidamente cuando
se aproximaran entre sí. Ello significaría que los
planetas no tendrían órbitas estables alrededor de
sus soles: o bien caerían hacia el sol o bien se
escaparían a la oscuridad y el frío exteriores.
Análogamente, tampoco serían estables las
órbitas de los electrones en los átomos, de manera
que no existiría la materia tal como la conocemos.
Así pues, aunque la idea de múltiples historias
admite en principio cualquier número de dimensiones
relativamente planas, sólo las historias con tres de estas
dimensiones podrán contener seres inteligentes.
Sólo en tales historias será formulada la pregunta
de «¿por qué el espacio tiene tres
dimensiones?». La historia más sencilla del universo
en tiempo imaginario es una esfera lisa, como la superficie de la
Tierra, pero con dos dimensiones más. Ésta
determina en el tiempo real una historia del universo, en la cual
éste es homogéneo y se expande con el tiempo. En
estos aspectos, se comporta como el universo en que vivimos, pero
su tasa de expansión es muy rápida, y cada vez se
acelera más. La expansión acelerada se denomina
inflación, porque se parece al crecimiento cada vez
más rápido de los precios en algunas
épocas.

Generalmente se considera que la
inflación de los precios es indeseable, pero en el caso
del universo la inflación resulta muy beneficiosa. La gran
expansión suaviza las irregularidades que pueda haber
habido en el universo primitivo. A medida que el universo se
expande, toma prestada energía del campo gravitatorio para
crear más materia. La energía positiva de la
materia es cancelada exactamente por la energía negativa
de la gravitación, de manera que la energía total
es nula. Cuando el tamaño del universo se duplica, las
energías de la materia y de la gravitación se
duplican, pero dos por cero sigue siendo cero.
¡Ojalá el mundo de las finanzas resultara tan
sencillo! Si la historia del universo en tiempo imaginario fuera
una esfera perfectamente redonda, la historia correspondiente en
tiempo real sería un universo que se seguiría
expandiendo indefinidamente de manera inflacionaria.

Mientras el universo se expande de forma
inflacionaria, la materia no puede aglomerarse para formar
galaxias y estrellas, y por lo tanto no se podría
desarrollar vida, ni mucho menos vida inteligente tal como la
conocemos. Así pues, aunque en el tiempo imaginario las
historias del universo correspondientes a esferas perfectamente
redondas son permitidas por la noción de múltiples
historias, no resultan excesivamente interesantes. En cambio, las
historias en tiempo imaginario que son como esferas ligeramente
aplanadas en el polo sur son mucho más relevantes. En este
caso, la historia correspondiente en tiempo real se
expandiría al principio de manera acelerada,
inflacionaria. Pero después la expansión
comenzaría a frenarse, y se podrían formar
galaxias. Para que se pudiera desarrollar vida inteligente, el
aplanamiento en el polo Sur debería ser muy ligero. Ello
significaría que inicialmente el universo se
expandiría mucho. El nivel récord de
inflación monetaria tuvo lugar en Alemania entre las
guerras mundiales, cuando los precios subieron miles de millones
de veces. Pero la magnitud de la inflación que debe haber
habido en el universo es al menos mil billones de billones de
veces esta cantidad. Debido al principio de incertidumbre, no
habría sólo una historia del universo que
contuviera vida inteligente, sino que tales historias
constituirían, en el tiempo imaginario, una familia
completa de esferas ligeramente deformadas, cada una de las
cuales correspondería en el tiempo real a una historia en
que el universo se expande de manera inflacionaria durante un
tiempo largo pero no indefinidamente.

Nos podemos preguntar cuáles de
estas historias permitidas son las más probables. Resulta
que las más probables no son las historias completamente
lisas, sino las que tienen ligeras protuberancias y depresiones.
Las arrugas en las historias más probables son
minúsculas: corresponden a perturbaciones de
aproximadamente una parte en cien mil. Sin embargo, aunque son
tan pequeñas, hemos conseguido observarlas como
pequeñas variaciones en las microondas procedentes de
diferentes direcciones del espacio.

El satélite COBE (Cosmic Background
Explorer), lanzado el 1989, consiguió cartografiar el
contenido de microondas del firmamento. Los diferentes colores
indican diferentes temperaturas, pero el intervalo total del rojo
al azul corresponde tan sólo a una diezmilésima de
grado. Aún así, esta variación entre las
diferentes regiones del universo primitivo es suficiente para que
la atracción gravitatoria adicional de las regiones
más densas consiga detener su expansión y las haga
colapsar de nuevo bajo su propia gravedad para formar galaxias y
estrellas. Así pues, al menos en principio, el mapa del
COBE es como el plano de todas las estructuras del universo.
¿Cuál será el comportamiento futuro de las
historias más probables del universo compatibles con la
aparición de seres inteligentes? Parece haber varias
posibilidades, según la cantidad de materia en el
universo. Si ésta supera un cierto valor crítico,
la atracción gravitatoria entre las galaxias las
irá frenando hasta detenerlas. Entonces, empezarán
a caer de nuevo las unas hacia las otras y chocarán con un
gran crujido ( big crunch ) que será el fin de la
historia del universo en tiempo real. Si la densidad del universo
es inferior al valor crítico, la gravedad es demasiado
débil para detener la separación de las galaxias.
Todas las estrellas se consumirán, y el universo
será cada vez más frío y vacío.
Así, de nuevo, todo llegará a un final, pero de una
manera menos espectacular. De cualquier modo, el universo tiene
aún unos cuantos miles de millones de años por
delante. Además de la materia, el universo puede contener
lo que se llama «energía del vacío»,
energía que está presente incluso en un espacio
aparentemente vacío. Según la famosa
ecuación de Einstein, E = mc2, esta energía de
vacío tiene masa. Ello significa que ejerce un efecto
gravitatorio sobre la expansión del universo. Pero,
curiosamente, el efecto de la energía del vacío es
opuesto al de la materia. Esta hace que la expansión se
vaya frenando y puede llegar a detenerla e invertirla. En cambio,
la energía del vacío hace que la expansión
se acelere, como ocurre en la inflación. De hecho, la
energía del vacío actúa como la constante
cosmológica mencionada en el Capítulo 1, que
Einstein añadió a sus ecuaciones originales en
1917, cuando cayó en la cuenta de que no admitían
ninguna solución que representara un universo
estático. Tras el descubrimiento de Hubble de la
expansión del universo, esta motivación para
añadir un término a las ecuaciones
desapareció, y Einstein abjuró de la constante
cosmológica como si hubiera sido un gran error. Sin
embargo, podría no haberse tratado de un error. Como
dijimos en el capítulo 2, sabemos ahora que la
teoría cuántica implica que el espacio-tiempo
está lleno de fluctuaciones cuánticas.

Partes: 1, 2

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