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El maltrato infantil




Enviado por Fabian Moreira



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Abordaje
  3. Entre  el castigo y la
    agresividad
  4. Diferenciando maltrato y
    castigo
  5. Maltrato infantil
  6. Tipos
    de maltrato
  7. Signos
    para sospechar maltrato infantil
  8. Intervención
  9. Prevención
  10. Conclusiones generales
  11. Anexos
  12. Referencias
    bibliográficas

CAPITULO 1

"Aquel docente concientizado de la relevancia de su rol
y formado como agente de cambio, forma niños y
niñas para el cambio de la ideología del
maltrato".

El objetivo principal de esta ponencia es proporcionar
información básica sobre el maltrato infantil, su
abordaje, intervención y prevención, y a su vez
comprometer a todos los actores del proceso educativo en la
definición de estrategias de trabajo que apoyen, faciliten
y dinamicen una mejor convivencia. En relación al
abordaje, de tan complejo problema y en el entendido de
ser útiles en la tarea de prevención, adoptamos una
definición y varias categorías analíticas
que comprenden el maltrato a los niños. En cuanto a la
intervención enfatizamos que para actuar con
absoluta responsabilidad, seriedad y compromiso es fundamental el
inhibir cualquier impulso de intervención antes de recibir
asesoramiento por profesionales o docentes capacitados. Y con
relación a la prevención, analizamos los
niveles de prevención (primaria, secundaria, terciaria),
las redes comunitarias, la importancia de la responsabilidad
ciudadana, los proyectos locales de prevención y el rol de
los agentes de cambio (maestros y maestras de nivel primario). El
desglose de estas dimensiones de la problemática abordada
nos llevará al eje central de nuestra pretensión,
constituido por la explicitación de la problemática
del maltrato en todas sus formas, que sin duda permitirán
un rápido y adecuado tratamiento y/o prevención de
los casos detectados en el ámbito escolar.

Ahora bien, antes de profundizar en el tema, es
importante que señalemos que en relación al
maltrato infantil existen ciertos mitos o creencias que se basan
en la consideración de que:

  • Los casos de maltrato infantil son escasos, no
    representan un problema grave. Esto es inexacto, se calcula
    que alrededor del 50% de las familias sufren algún
    tipo de violencia.

  • El maltrato infantil se produce más
    frecuentemente en familias que atraviesan situaciones de
    pobreza. No es cierto, se da en todos los estratos
    sociales; lo que sucede es que en algunos hay más
    recursos para ocultarlos.

  • Es mayor el número de casos en los cuales el
    agresor es el padrastro y/o madrastra, comparado con el
    número de casos en que el agresor es el padre y/o la
    madre biológicos.

  • Los padres y/o madres que maltratan a sus hijos/as
    son personas que padecen cuadros psicológicos o
    psiquiátricos graves. Al respecto, se ha comprobado
    que es muy bajo el índice de problemas
    psicopatológicos; debería conceptualizarse como
    enfermedad social.

  • No es posible la coexistencia del amor y del
    maltrato en una familia.

  • La historia se repetirá, es decir que todo/a
    niño/a que haya sido víctima de maltrato,
    generará en el futuro actitudes mal tratantes con sus
    hijos/as. Pero hay niños al que la bibliografía
    mundial denomina "residentes" que poseen
    características que les permiten superar este
    obstáculo.

  • El maltrato infantil se produce más
    frecuentemente en familias numerosas que conviven en espacios
    físicos de pequeñas dimensiones.

  • La violencia es algo innato, no es
    así, es una conducta aprendida de modelos familiares y
    sociales y tomada como recurso para resolver
    situaciones.

El maltrato infantil aún hoy sigue siendo un
problema que se genera en el ámbito privado y que si bien
ha pasado al ámbito público, no se han tomado las
decisiones adecuadas para resolverlo.

Por otro lado, también, existe una serie de
limitaciones que influyen en la respuesta que el
ámbito educativo puede brindar al problema del maltrato
infantil, y que podrían salvarse teniendo en cuenta los
siguientes aspectos:

  • Se requiere una normativa más
    específica para el abordaje del problema del maltrato
    infantil, indicando claramente el papel que el sector escolar
    debe asumir.

  • Dicha normativa debe incluir especialmente la
    cobertura de los aspectos relativos a la confidencialidad y
    el anonimato cuando la situación así lo
    requiera.

  • Extender la formación y el entrenamiento
    específico de todas las personas que se
    desempeñan en las tareas educativas.

  • Determinar las responsabilidades de cada persona:
    maestro o profesor, director, maestros especiales, equipo de
    apoyo escolar.

  • Contar con instrumentos adecuados para el
    relevamiento de datos, protocolos para los informes,
    cuestionarios, entrevistas para una primera detección
    y diagnóstico.

  • Orientar y apoyar a los docentes en situaciones tan
    críticas que llevan a no presentar los casos de malos
    tratos que detectan, a) como temor a enfrentar a padres
    agresivos o violentos; b) inseguridad con respecto al
    respaldo del sistema educativo; c) dudas en la
    realización de un diagnóstico adecuado; d)
    temor a implicaciones legales; e) desconocimiento de lo que
    ocurrirá cuando presente su informe, etc.

Ciertamente, las razones por las cuales el
fenómeno de la violencia aparece oculto son porque se
interrelacionan una cantidad de mitos y
limitaciones respecto de este tema.

CAPITULO 2

QUÉ ES EL MALTRATO
INFANTIL?

La ley considera niño a todo menor de 18
años, cuando este es maltratado o abusado, cuando su salud
física o mental o su seguridad están en peligro, ya
sea por acciones u omisiones llevadas a cabo por la madre o el
padre u otras personas responsables de sus cuidados, se produce
maltrato por acción, omisión o negligencia. Se
trata de un problema social, con bases culturales y
psicológicas, se produce en cualquier nivel
económico o cultural. Viola los derechos fundamentales de
los menores, implicando lo anterior que debe hacerse lo posible
por detenerlo.

La crueldad hacia los niños puede ser dividida en
cuatro categorías:

1. – Conceptos exagerados de disciplina aplicados por
sujetos profundamente inadecuados e irresponsables.

2. – Actos de violencia o negligencia cometidos por
padres o adultos ejerciendo rígidas interpretaciones de la
autoridad, de normas y reglas de conducta.

3. – Patológica cuyos orígenes se
consideran psicopatológicos y difíciles de
identificar y tratar.

4. – La crueldad más intangible de todas, la
crueldad oficial o la organizada, aquella que se comete por
ignorancia, por insensibilidad o por omisión en la forma
de falta de legislación o de cumplimiento de la misma que
proteja adecuadamente al menor.

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El castigo como instrumento de corrección y
estrategia de formación moral, aparece como la primera y
más persistente justificación del daño que
padres y  madres maltratadores causan a sus hijos. La
repetición de los actos de crueldad y de dureza se
presentan como acto de corrección. 

Frente al agresor y al agredido el concepto de castigo
opera como excusa. Algunos agresores niegan  la frecuencia,
la intensidad y la desproporción del daño
denunciado, mostrando en ese ocultamiento que entienden la
arbitrariedad y el exceso al que recurren. En otros casos los
maltratadores defienden el exceso y su repetición, por el
beneficio que el abuso genera para modificar las conductas que
según ellos ofenden. En general, la justificación
de los padres, busca mostrar el abuso como pedagogía que
se utiliza por el bien del menor y que, mostrado con objetivos
educativos y de ideales sociales, normaliza el daño
físico o psicológico producido. 

Se encuentra que estos padres no quieren encontrar
formas diferentes al castigo corporal y al maltrato
psicológico. Evitan asistir a consulta para hablar de lo
que sucede en su relación con sus hijos. Sólo la
obligación legal aplicada por las instituciones logra que
en algunos casos estos asistan a tratamiento.

Escudándose en el deber de corregir a sus
hijos,  los padres ejercen una coacción que presentan
como necesaria, es al interior de la familia que se presentan los
mayores abusos en la aplicación de la ley.

Identificar el maltrato como violencia sobre los hijos,
implica diferenciarlo del castigo, como acción
correctiva,  que en la familia se relaciona con intenciones
educativas y formativas, y que es permitido socialmente para
generar y lograr interiorizar en el niño regulaciones
sociales que le permitan y faciliten su
socialización

El castigo como reparación, es parte de la
cultura, de ideales sociales, de creencias que desde los
principios éticos y morales de una cultura  regulan
el empuje a la propia satisfacción de los impulsos
sexuales y agresivos, como tendencias comunes que exponen la vida
social. Desde esta concepción, el castigo es violencia
simbólica, en tanto evita la repetición de actos
que sin los límites impuestos, precipitarían al
niño y más tarde al adulto a la consecución
de un goce inútil.

Si el castigo es ejercido sin crueldad, sin sadismo, sin
deseos de venganza, y se  basa en el amor, tendrá un
efecto protector para el niño y le permitirá 
aceptar las renuncias que sus padres le imponen. La subjetividad
del agresor debe ser considerada. El niño/a como parte de
lo íntimo en la familia, es un objeto interno, es decir,
representa para los padres atributos, defectos, deseos,
aspiraciones, edificados a lo largo de la historia de ambos. La
valoración facilitara identificar repeticiones o
formaciones reactivas de experiencias vividas por el agresor con
aquellos que forman parte de su propia historia, y que permiten,
por imitación, una definición de la ofensa y de la
reparación.

Los padres deben hacer del castigo un reclamo, una
comunicación, o un acto de pacificación, que
comporta en su ejercicio la posibilidad  de un pacto, de una
transacción o de una cesión, que permita al
niño enfrentarse a una ley que admite circunstancias
atenuantes externas y subjetivas al cometerse una falta.
Aquí la acción del padre que sigue la ley que
él mismo quiere hacer respetar puede presentada como un
acto de amor.

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Cuando lo ilógico, lo absurdo aparecen, lo
simbólico del acto de castigar desaparece en el actuar del
padre, haciéndose visible la agresividad que existe en el
maltrato. Cuando  los seres de los que se depende se
convierten en persecutores, y el niño no encuentra su
puesto en la casa  ni en el amor de los padres, estamos ante
el maltrato infantil. 

El maltrato se identifica por su desproporción,
por no tener justificación, por el exceso y la
repetición. El niño se convierte en objeto de una
descarga incomprensible de la cual se le hace responsable,
denigrándolo, acusándolo y sobredimensionando la
falta que cometió. Esto se escucha en las primeras
entrevistas de tratamiento. Se evidencia rabia, hostilidad,
rechazo, desprecio, decepción como sentimientos que 
sostienen la relación con el menor abusado. En el amor
ambivalente predominan los afectos negativos. El amor como
resultado de la decepción, se degradan, generando el
castigar con crueldad aquello que en el niño falla.
 

Quien maltrata parte de la insatisfacción con el
menor, del que quiere obtener reparación por algo que cree
merecer, y a la vez, el maltratado reclama para sí bienes,
afectos, tratos que hagan manifiesto el amor. Sin embargo, aunque
el reclamo y las demandas de reconocimiento que se dirigen al
menor, se sostienen en la frustración, en el maltrato
físico y psicológico, generaran también
carencia de afecto que producirá diferentes efectos en
cada niño.

"Estoy convencido que la manera en que tratamos a
los
animales es un muy buen indicador de la
compasión que somos capaces de sentir por la niñez,
futuros líderes de nuestro país, y este
sentimiento, a su vez, permitirnos comprender a la humanidad
toda".

Para poder abordar tan complejo problema, y en el
entendido de ser útiles en la tarea de prevención,
es urgente y necesario adoptar una definición y varias
categorías analíticas que faciliten la clara
comprensión del fenómeno. Entonces, es primordial
determinar lo que entendemos por maltrato infantil; es así
que lo podemos definir como "cualquier daño
físico o psicológico producido de forma no
accidental ocasionado por sus padres o cuidadores que ocurre como
resultado de acciones físicas, sexuales o emocionales de
acción u omisión y que amenazan el desarrollo
normal tanto físico, psicológico y emocional del
niño" (Martínez y De Paul,
1993).

Definir y conceptuar la palabra maltrato es
difícil, eso lo tenemos claro, y este es en parte, porque
estamos tratando con conductas que caen dentro del complejo campo
de las relaciones personales y las que se suponen deberían
ser de afecto, respeto y bienestar (Infante, 1997). Porque,
también, estamos hablando de diferentes clases de malos
tratos, cada uno de los cuales es distinto de los demás y,
a su vez, presenta características diferenciadas. Por
ello, el maltrato puede abordarse desde diferentes
perspectivas:

  • Maltrato físico

  • Maltrato emocional

  • Por su expresión o
    comportamiento:

  • Por acción (activo): cuando se lesiona al
    niño física, psíquica y/o
    sexualmente.

  • Por omisión (pasivo): cuando se dejan de
    atender las necesidades básicas de los
    niños.

  • Por el ámbito de
    ocurrencia:

  • Familiar: se produce en el ámbito familiar
    (padre, madre, hermanos, familia extensa: tíos,
    abuelos…).

  • Extra familiar: se produce por personas que no
    forman parten de la familia del niño, por determinadas
    instituciones o por la misma sociedad.

  • Factores de riesgo

Las investigaciones realizadas en los últimos
treinta años han permitido identificar los factores de
riesgo y los procesos relevantes en la dinámica del
maltrato infantil. En efecto, el maltrato infantil no se explica
sólo en función del ambiente sociocultural, de las
características de los padres y de las situaciones
estresantes concretas que lo desencadenan, sino también en
función de las características del propio
niño (Véase Cuadro 1). De esta
dinámica, se crea un verdadero círculo vicioso de
influencias mutuas entre factores que se potencian entre
sí. Por lo tanto, esto explica que, a mayor cantidad de
factores de riesgo mayor probabilidad de desencadenamiento del
maltrato

Factores de riesgo del maltrato
infantil

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Como podemos observar, Belsky, desde una perspectiva
ecológica, propone que no nos podemos limitar a una sola
causa del maltrato infantil, sino que debemos contemplar
diferentes aspectos relacionados con el desarrollo del individuo
en cuanto a su historia personal, su microsistema
(características y relaciones familiares), su ecosistema
(trabajo, clase social y vecindad) y su macro sistema
considerando las características culturales. Por
consiguiente, la respuesta de abuso sería una consecuencia
tanto de la propia historia de la infancia de los padres, como de
los valores y prácticas de crianza infantil que
caracterizan a la sociedad o subcultura en la cual el individuo,
la familia y la comunidad se encuentran inmersos.

Ahora bien, en el siguiente cuadro vamos a ver las
diferentes formas en que pueden ser maltratados los niños.
El esquema se basa en las subdivisiones: activo/pasivo y
físico/emocional. El maltrato activo se debe a cualquier
tipo de intervención de la persona que maltrata provocando
un daño físico o emocional. El maltrato pasivo es
aquel que se produce cuando se dejan de atender las necesidades
básicas de los niños.

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ABUSO SEXUAL

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A continuación, vamos a definir cada uno de los
tipos de maltrato infantil señalados, aludiendo a las
distintas formas que presentan, sus indicadores y a los posibles
efectos que pueden producir en los niños:

  • Maltrato físico: comprende los actos
    cometidos por padres o adultos cuidadores contra niños
    y niñas que les generan lesiones físicas
    temporales o permanentes; causados con diversos objetos
    (cinturones, cables de luz, palos, cigarrillos, diversas
    sustancias, etc.).

  • Maltrato emocional: que implica las actitudes
    de indiferencia, insultos, ofensas, y/o desprecios,
    producidos por los padre o adultos cuidadores y que los/as
    dañan en su esfera emocional (generándoles
    sentimientos de desvalorización, baja autoestima e
    inseguridad personal).

  • Abuso sexual: comprende las acciones
    recíprocas entre un niño/a y un adulto, en los
    que el niño/a está siendo usado para
    gratificación sexual del adulto y frente a las cuales
    no puede dar un consentimiento informado. Puede incluir desde
    la exposición de los genitales por parte del adulto
    hasta la violación del niño/a.

  • Abandono físico: comprendido por
    aquellas situaciones de omisión producidas por los
    padres o adultos cuidadores y en las cuales no se dio
    respuesta a las necesidades básicas de niños y
    niñas (alimentación, vestimenta, higiene,
    protección, educación y cuidados sanitarios),
    siendo que se podía haber respondido.

  • Abandono emocional: situaciones de
    omisión producidos por los padres o los adultos
    cuidadores que implican la no respuesta de los mismos a la
    satisfacción de las necesidades emocionales
    básicas de niños y niñas,
    habiéndose podido responder a las mismas.

  • Maltrato prenatal: falta de cuidado, por
    acción u omisión, del cuerpo de la futura madre
    o el auto suministro de sustancias o drogas que, de una
    manera consciente o inconsciente, perjudican al feto del que
    es portadora.

  • Explotación laboral:
    situación donde determinadas personas asignan al
    niño con carácter obligatorio la
    realización continuada de trabajos (domésticos
    o no) que exceden los límites de lo habitual, que
    deberían ser realizados por adultos, y que interfieren
    de manera clara en las actividades y necesidades sociales y/o
    escolares del niño, y que son asignados al niño
    con el objeto de obtener un beneficio
    económico.

  • Mendicidad: actividades o acciones, llevada a
    cabo por un menor, consistente en demandas o pedir dinero en
    la vía pública (explotación de
    menores).

  • Corrupción: conductas de los adultos
    que impiden la normal integración social del
    niño y que promueven pautas de conducta antisocial o
    desviada (como premiar al niño por robar, alentar el
    consumo de drogas y/o alcohol, etc.).

  • Síndrome del bebé zarandeado:
    se produce por una violenta sacudida del cuerpo del lactante
    con el objeto de callar su llanto; se caracteriza por
    hemorragia retiniana, hemorragia cerebral: hemorragia
    subdural o subaracnoidea y ausencia de trauma craneal
    externo.

  • Síndrome de Münchhausen por
    poderes:
    situaciones en el que el padre/ madre
    (principalmente) someten al niño a continuos ingresos
    y exámenes médicos, alegando síntomas
    físicos patológicos, ficticios o generados de
    forma activa por el padre /madre.

  • Maltrato institucional: cualquier
    legislación, procedimiento, actuación u
    omisión procedente de los poderes públicos o
    bien derivados de la actuación individual del
    profesional que comporte abuso, negligencia, detrimento de la
    salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar
    físico, la correcta maduración o que viole los
    derechos básicos del niño. En realidad, los
    protagonistas de este maltrato son las personas responsables
    de la atención, protección y educación
    del niño, así como los responsables de los
    diferentes políticas aplicables a la
    infancia.

EN EL NIÑO/A:

  • Muestra repentinos cambios en el comportamiento o en
    su rendimiento habitual.

  • Presenta problemas físicos o médicos
    que no reciben atención de sus padres.

  • Muestra problemas de aprendizaje que no pueden
    atribuirse a causas físicas o
    neurológicas.

  • Siempre está "expectante", como preparado
    para que algo malo ocurra.

  • Se evidencia que falta supervisión de los
    adultos.

  • Es sumamente hiperactivo o por el contrario
    excesivamente responsable.

  • Llega temprano al colegio y se va tarde o no quiere
    irse a su casa.

  • Falta en forma reiterada a la escuela.

MALTRATO ESCOLAR
INFANTIL

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EN LA FAMILIA:

  • Dan muestras de no preocuparse por el hijo;
    raramente responden a los llamados de la escuela o al
    cuaderno de citaciones.

  • Niegan que el niño tenga problemas, tanto en
    la escuela como en el hogar, o por el contrario maldicen al
    niño por su conducta.

  • Por su propia voluntad autorizan a que la maestra
    emplee "mano dura" o incluso algún sacudón si
    su hijo se porta mal.

  • Cuestionan todo lo que hace su hijo, se burlan o
    hablan mal de él ante los maestros.

  • Demandan de su hijo un nivel de perfección
    académica o un rendimiento físico que es
    inalcanzable para el niño .

EN LOS PADRES E HIJOS:

  • Rara vez miran a la cara o tienen contacto
    físico con otra persona.

  • Consideran que la relación con su hijo es
    totalmente negativa.

  • Demuestran que casi nadie les cae bien.

  • Tienen una actitud recíproca de permanente
    tensión.

SIGNOS DE ABUSO FÍSICO

Considere la posibilidad de maltrato físico en el
niño cuando estén presentes:

  • Quemaduras, mordeduras, fracturas, ojos morados, o
    dolores en el niño que aparecen bruscamente y no
    tienen una explicación convincente.

  • Hematomas u otras marcas evidentes luego de haber
    faltado a clases.

  • Parece temerle a sus padres y protesta o llora
    cuando es hora de dejar el colegio para ir a su
    casa.

  • Le teme al acercamiento o contacto de otros
    mayores.

  • Nos dice que le han pegado en su casa.

Considere la posibilidad de abuso físico cuando
los padres o tutores:

  • Ante una lesión o traumatismo evidente en el
    niño/a no brindan una explicación convincente o
    se enojan ante la pregunta de lo ocurrido.

  • Frecuentemente se refieren a su hijo/a como "un
    demonio" o en alguna otra manera despectiva.

  • Es frecuente ver que tratan al niño/a con
    disciplina física muy dura.

  • Sus padres tienen antecedentes de haber sido
    niños maltratados o abandonados.

  • Existe el antecedente de que la madre a sido
    golpeada.

  • Es frecuente que la madre del niño concurra
    con algún moretón.

SIGNOS DE NEGLIGENCIA

Considere la posibilidad de negligencia o abandono
cuando el niño:

  • Falta frecuentemente a la escuela.

  • Pide o roba plata u otros objetos a
    compañeros de escuela.

  • Tiene serios problemas dentales o visuales y no
    recibe tratamiento acorde.

  • Es habitual que concurra a clases sucio, o con ropa
    inadecuada para la estación, sin que la
    condición de sus padres sea la de pobreza
    extrema.

  • Hay antecedentes de alcoholismo o consumo de drogas
    en el niño o la familia.

  • El niño/a comenta que frecuentemente se queda
    solo en casa o al cuidado de otro menor.

Considere la posibilidad de negligencia o abandono
cuando sus padres o mayores a cargo:

  • Se muestran indiferentes a lo que los docentes dicen
    del niño/a.

  • Su comportamiento en relación al
    niño/a o la institución es
    irracional.

  • Padecen de alcoholismo u otra
    dependencia.

  • Tienen una situación socio económica
    que no explica el descuido en la higiene, el uso de
    vestimenta inadecuada para la estación, o la
    imposibilidad de solución de algunos de sus problemas
    de salud que presenta el niño/a.

SIGNOS DE ABUSO SEXUAL

Es necesario remarcar que el grado de afectación
o impacto sobre la niña/o depende de varios factores como
quien perpetró el abuso, la cronicidad del hecho, la
utilización de fuerza, la personalidad particular de la
niña/o abusada/o, su edad o sexo, etc. Es por ello que la
niña/o abusada/o puede responder de variadas formas.
Teniendo en cuenta ello, considere la posibilidad de abuso sexual
cuando el niño/a:

  • Tiene dificultades para sentarse o
    caminar.

  • Repentinamente no quiere hacer ejercicios
    físicos.

  • Demuestra comportamientos o conocimientos sexuales
    inusuales o sofisticados para la edad.

  • Tiene o simula tener actividad sexual con otros
    compañeros menores o de la misma edad.

  • Queda embarazada o contrae enfermedades de
    transmisión sexual antes de los 14
    años.

  • Hay antecedentes de haber huido de la
    casa.

  • Dice que fue objeto de abuso sexual por parte de
    parientes o personas a su cuidado.

Considere la posibilidad de abuso sexual cuando los
padres o tutores:

  • Son extremadamente protectores del
    niño/a.

  • Limitan al extremo el contacto de su hijo/a con
    otros niños, en especial si son del sexo
    opuesto.

Ninguno de estos signos por si solo demuestra o prueba
que el maltrato físico está presente en la casa de
este niño. Alguno de estos signos suelen hallarse en
algún momento, en algún niño o familiar.
Cuando los mismos aparecen en forma repetida o se combinan entre
sí, es necesario que el docente considere la posibilidad
que este niño este sufriendo algún tipo de maltrato
e intente algún acercamiento más íntimo con
él y su situación.

SIGNOS DE MALTRATO EMOCIONAL

Considere la posibilidad de maltrato emocional cuando el
niño/a:

  • Muestra comportamientos extremos, algunas veces una
    conducta que requiere llamados de atención y otras
    pasividad extrema.

  • Asume tanto roles o actitudes de "adulto", como por
    ejemplo cuidar de otros niños, como otras demasiado
    infantiles para su edad.

  • Muestra un desarrollo físico o emocional
    retrasado.

  • Ha tenido intentos de suicidio.

Considere la posibilidad de maltrato emocional cuando
sus padres o tutores:

  • Constantemente menosprecian, o culpan al
    niño/a.

  • No les importa lo que pasa o les dicen los maestros
    acerca del niño, o se niegan a considerar la ayuda que
    le ofrecen para superar los problemas del niño en la
    escuela.

  • Abiertamente rechazan al niño/a.

  • Consecuencias del maltrato
    infantil

Cuando una persona fue maltratada durante la infancia,
en su vida de adulto persisten las consecuencias de esos malos
tratos. Entre los efectos de las experiencias vividas se incluyen
normalmente algunos de los siguientes:

  • Baja autoestima.

  • Acciones violentas o destructivas.

  • Consumo excesivo de drogas o alcohol.

  • Matrimonios conflictivos.

  • Problemas en la crianza de sus hijos.

  • Problemas en el trabajo.

  • Pensamientos de suicidio.

  • Desarreglos alimentarios.

  • Problemas sexuales.

  • Problemas de sueños.

  • Depresión.

  • Ansiedad generalizada.

Muchos de los adultos que se enfrentan a estos problemas
no saben que la causa de estos puede ser el trato que sufrieron
en la infancia. Algunos han quedado bloqueados y no recuerdan las
situaciones de malos tratos, otros sí la recuerdan pero,
sin embargo, no admiten su existencia ni las consecuencias que
tienen todavía en sus vidas.

CUADROS ESTADISTICOS

Encuesta a niños de 9 a 11
años de edad sobre maltrato y castigos
recibidos:

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CAPITULO 3

"A la pregunta de mis estudiantes: ¿por
qué se produce el maltrato?, la respuesta que
suelo
dar es por la incapacidad de comunicarse adecuadamente. En
nuestra sociedad se "habla a golpes", en vez de conversar y
entender las necesidades, capacidades y potencialidades de los
otros".

La escuela, por el rol fundamental e indelegable que
desempeña en la vida infantil, es el lugar privilegiado
para promover la defensa y la vigencia de los derechos de la
infancia, como así también para detectar su posible
vulneración (Bringiotti, 2000). El papel de la escuela en
relación con la detección del maltrato infantil se
considera fundamental ya que podría permitir un abordaje
precoz que favoreciera una evaluación de la
situación y de los daños que ella implica,
posibilitando un trabajo que podría modificar la
situación del maltrato.

Sin embargo, existen distintas "miradas" o "lecturas"
respecto a la violencia contra los niños, especialmente
cuando es originada por sus padres, cuidadores o tutores, las
respuestas pueden ser variadas:

  • Negar el problema: "No creo que sea
    cierto".

  • El problema existe, pero no es de nuestra
    incumbencia:
    "Es un delito de instancia
    privada".

  • Justificarlo: "Se lo merece por cómo
    es".

  • Minimizarlo: "No es tan grave como para
    exigir alguna intervención"

  • Paralizarse: "No se puede hacer nada; hacer
    algo es peor".

Estas respuestas, si bien normales y esperables en
función del impacto que provoca en los profesores el tomar
conocimiento del maltrato infantil llevado a cabo por los padres,
obstaculizan la posibilidad de pensar en cada caso algunas
estrategias posibles, que intenten un diagnóstico de la
situación y favorezcan estrategias de
intervención.

La conducta del profesor respecto de la
verbalización de los niños en relación con
situaciones de abuso y maltrato debería ser responsable,
seria y comprometida, por ello es importante:

  • Creer siempre en lo que el niño/a
    manifiesta.

  • Contribuir a atenuar el sentimiento de
    culpabilidad que los niños sienten ante el abuso o
    maltrato.

  • Buscar siempre el asesoramiento de
    profesionales o docentes capacitados tanto para abordar el
    tema como para decidir los pasos a seguir.

  • Realizar la comunicación del hecho a
    los organismos pertinentes a la brevedad posible, si esta
    decisión surgiera del asesoramiento.

PASOS A SEGUIR

  • Las autoridades escolares deben transformarse en
    participantes activos en la prevención del abuso
    infantil en cualquiera de sus formas. Es por ello que todos
    aquellos actores involucrados más directamente con el
    cuidado y tutela del niño (docentes comunes y de
    escuelas especiales, personal de guarderías o jardines
    de infantes, personal de salud, institutos de
    rehabilitación para niños con discapacidades
    físicas, asistentes sociales de organismos oficiales,
    etc.) deben recibir capacitación adecuada para cumplir
    con su obligación de desarrollar tareas de
    prevención, identificación y
    comunicación o denuncia del maltrato infantil en
    cualquiera de sus formas.

  • Identificación

El siguiente paso ante la sospecha o evidencia de un
incidente de maltrato es su comunicación o denuncia ante
los organismos oficiales pertinentes. El maltrato a un
niño está penalizado por la ley (Código del
niño, niña y adolescente) y el comunicarlo a la
autoridad es un derecho para el ciudadano común y una
obligación para los empleados públicos en general y
maestros, docentes, médicos, enfermeras, asistentes
sociales, en particular, por las características de su
trabajo. El denunciante no tiene que probar el maltrato, ni
cómo o cuándo sucedió el mismo ni por
qué investigar; una vez hecha la comunicación,
será la justicia quien lo haga.

  • Denuncia o comunicación

Una vez hecha la denuncia o comunicación, el
juzgado civil está automáticamente involucrado en
su seguimiento. Formulada por cualquier medio la denuncia, el
juez, al tomar conocimiento de los hechos que motivaron la
denuncia, podrá ordenar la exclusión del autor del
maltrato, de la vivienda donde habita el grupo familiar,
prohibiendo el acceso de éste al domicilio del
damnificado, como a los lugares de trabajo o estudio y decretar
provisoriamente alimentos, tenencia y derecho de
comunicación con los hijos.

  • Evaluación inicial e
    investigación

Es extremadamente perturbador para un docente el tomar
conocimiento o simplemente sospechar que un colega puede estar
maltratando a un alumno. A pesar de ello esto puede ocurrir y en
estos casos el niño maltratado requiere una
protección especial. No olvidar que el niño/a
está hablando de un hecho que lo perturba, le genera culpa
e involucra a alguien que tiene poder sobre él.

Cuando "la escuela" sospecha que uno de los suyos es un
abusador, mas aún en aquellos casos en que se trata de un
empleado de larga trayectoria, una respuesta puede ser que se
niegue o ignore lo sucedido. Antes de cualquier
intervención se deberá solicitar el asesoramiento
de profesionales y/o docentes capacitados en el abordaje de esta
problemática.

  • Maltrato infantil en la escuela

QUÉ HACER

QUÉ NO HACER

– Asegurarse que quien interrogue sea alguien en
quien el niño confíe.

– Asegurarse que el docente que lleve a cabo el
interrogatorio sea el más capacitado para esta
tarea.

– Asegurarse que el interrogatorio se haga en un
lugar tranquilo y privado.

– Sentarse al lado del niño, no en frente
de él.

– Decirle al niño que esta
conversación es privada y muy personal pero por
tratarse de un problema serio la escuela deberá
denunciar lo ocurrido a la justicia.

– Realizar las preguntas y mantener una
conversación en el lenguaje más comprensible
al niño.

– Si algún termino o palabra no se
entiende, pedir al niño que trate de
clarificarlo.

– Si de las respuestas surgiera que se
deberán cumplimentarse otras instancias, explicarlo
claramente.

– Manifestar que hablarán del "problema",
"la falta".

– Descalificar o criticar las palabras que usa el
niño en el relato de lo sucedido.

– Sugerir las respuestas.

– Presionar si es que no responde a algunas
preguntas.

– Dejar translucir que nos impresionamos por lo
sucedido, por su conducta, o la de sus padres.

– Presionar o forzar al niño para que se
quite sus ropas.

– Realizar el interrogatorio con otros
docentes.

– Dejar al niño solo en
compañía de un extraño.

  • INTERROGATORIO EN LA ESCUELA

  • CUANDO HABLEMOS CON LOS PADRES

QUÉ HACER

QUÉ NO HACER

– Elegir la persona más apropiada para esta
situación.

– Mantener la charla en un lugar
privado.

– Explicar el motivo del encuentro previo a
cualquier interrogatorio.

– Ser lo más directo, honesto y profesional
posible.

– Avisar a los padres que la escuela, por su
obligación a hecho o deberá hacer la
denuncia.

 

– Tratar de probar que hubo maltrato; esta no es
función del docente.

– Demostrar angustia, horror o
desaprobación ante la situación, o hacia las
manifestaciones del niño o familiares.

– Hacer juicios sobre el niño sus tutores o
su relación.

– Interrogar sobre asuntos familiares que no
tengan que ver con la situación
específica.

CAPITULO 4

"La comunicación es prevención porque
posibilita encontrar un espacio, ser protagonistas, aprender a
respetar al otro, a formar espíritu crítico,
aceptar el error como incentivo para la búsqueda de otras
alternativas y ayuda a superar las dificultades porque la carga
se reparte".

Se debe entender como prevención
"aquellas acciones que se disponen y ejecutan con
anticipación para evitar que un hecho suceda o, de haberse
producido, para evitar que el daño que causa el mismo
continúe" (DNA, 1999).

Partes: 1, 2

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