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Valores en el libro de proverbios




Enviado por joel ching Meletz



  1. Introducción
  2. Sabiduría
  3. Ley
  4. Mandamientos
  5. Preceptos
  6. Enseñanza –
    pedagógica
  7. Finanzas
  8. Dominio
    propio
  9. Planeación
    efectiva
  10. Elogio a la
    mujer

Introducción

AUTOR: SALOMON

LIBRO DE PROVERBIO: Proverbios, libro del Antiguo
Testamento pletórico de expresiones de sabiduría y
experiencia. Es uno de los libros que forman la tercera parte,
los Hagiográficos, del canon hebreo. Los comentaristas y
especialistas lo consideran como uno de los ejemplos de la
literatura sapiencial del Antiguo Testamento. La tradición
ha adjudicado la obra entera al rey hebreo Salomón, de
cuya sabiduría se decía que 'era mayor que la
sabiduría de todos los hijos de Oriente y que toda la
sabiduría de Egipto' (1 Re. 5,10).

Sin embargo, en la actualidad esta tradición se
reconoce como ejemplo de una antigua costumbre de rendir tributo
a personajes famosos y atraer para las nuevas obras el prestigio
atribuido a los grandes nombres. Los proverbios son una
colección de breves proverbios morales compuestos o
compilados por una serie de personas anónimas. La
opinión más generalizada es que estas personas eran
sabios que ofrecían instrucción moral y religiosa a
los jóvenes judíos de la clase alta. Aunque parte
del material contenido en los Proverbios se remonta tal vez a la
época salomónica, e incluso a la pre
salomónica, lo más probable es que la
colección íntegra adquiriese su forma actual
durante el siglo V o IV a.C.

Según el encabezado textual, Proverbios consta de
las ocho secciones siguientes: 1,1-9,18, 'proverbios de
Salomón, hijo de David, Rey de Israel'; 10,1-22-16,
'proverbios de Salomón'; 22,17-24,22, 'las palabras de los
sabios'; 24,23-34, texto que también 'pertenece a los
sabios'; 25,1-29,27, 'proverbios de Salomón, transcritos
por los hombres de Ezequías, rey de Judá';
capítulo 30, 'palabras de Agur, hijo de Yaqué';
31,1-9, 'palabras de Lemuel, rey de Massá'; y 31,10-31,
alabanza de 'la mujer completa'.

La primera sección incluye una breve
introducción (1,1-6), donde se expone el título y
el objeto de la obra. De esta sección, considerada por
numerosos especialistas como el material más tardío
del libro, se cree que es obra de un maestro del siglo IV a.C.,
quien quizá compilase también el libro
íntegro para su uso educativo. Sus dos personificaciones
de la sabiduría (1,20-33; 8,1-36) han sido propuestas como
el origen de la doctrina del Logos, o Verbo, en el Evangelio de
Juan.

La segunda y quinta secciones constan de dichos
proverbiales atribuidos a Salomón. Con escasas
excepciones, cada proverbio es una línea poética
separada, cuyas dos mitades se equilibran. Los proverbios se
refieren a diversas virtudes y vicios, y a sus consecuencias. En
cuanto a la segunda sección, se piensa que contiene el
material más antiguo del libro. El modelo de la tercera
sección se basa en gran medida en la Sabiduría de
Amenemope, obra egipcia cuya datación es objeto de
polémica entre los especialistas, que la sitúan
entre el 1000 y el 600 a.C. La sección contiene 30
máximas y consejos referidos a la conducta personal,
también escritos en líneas poéticas
equilibradas. La cuarta sección, de fecha indeterminada,
es similar a la tercera tanto en su contenido como en su
forma.

Las secciones sexta y séptima quizá fueran
escritas por dos personas, que no se identifican pero que es
posible que pertenecieran a los pueblos cananeos vecinos. La
sexta sección consta de un diálogo que recuerda
bastante a los más prolongados diálogos
escépticos del libro de Job, y de una colección de
proverbios numéricos. Un ejemplo de este tipo de proverbio
es el 30,29-31. La octava sección es una
descripción poética de la esposa ideal. En hebreo,
esta última sección es un poema acróstico de
22 líneas, cada una de las cuales comienza por una letra
sucesiva del alfabeto hebreo.

Proverbios, libro del Antiguo Testamento
pletórico de expresiones de sabiduría y
experiencia. Es uno de los libros que forman la tercera parte,
los Hagiográficos, del canon hebreo. Los comentaristas y
especialistas lo consideran como uno de los ejemplos de la
literatura sapiencial del Antiguo Testamento. La tradición
ha adjudicado la obra entera al rey hebreo Salomón, de
cuya sabiduría se decía que 'era mayor que la
sabiduría de todos los hijos de Oriente y que toda la
sabiduría de Egipto' (1 Re. 5,10).

Sin embargo, en la actualidad esta tradición se
reconoce como ejemplo de una antigua costumbre de rendir tributo
a personajes famosos y atraer para las nuevas obras el prestigio
atribuido a los grandes nombres. Los proverbios son una
colección de breves proverbios morales compuestos o
compilados por una serie de personas anónimas. La
opinión más generalizada es que estas personas eran
sabios que ofrecían instrucción moral y religiosa a
los jóvenes judíos de la clase alta. Aunque parte
del material contenido en los Proverbios se remonta tal vez a la
época salomónica, e incluso a la pre
salomónica, lo más probable es que la
colección íntegra adquiriese su forma actual
durante el siglo V o IV a.C.

Según el encabezado textual, Proverbios consta de
las ocho secciones siguientes: 1,1-9,18, 'proverbios de
Salomón, hijo de David, Rey de Israel'; 10,1-22-16,
'proverbios de Salomón'; 22,17-24,22, 'las palabras de los
sabios'; 24,23-34, texto que también 'pertenece a los
sabios'; 25,1-29,27, 'proverbios de Salomón, transcritos
por los hombres de Ezequías, rey de Judá';
capítulo 30, 'palabras de Agur, hijo de Yaqué';
31,1-9, 'palabras de Lemuel, rey de Massá'; y 31,10-31,
alabanza de 'la mujer completa'.

La primera sección incluye una breve
introducción (1,1-6), donde se expone el título y
el objeto de la obra. De esta sección, considerada por
numerosos especialistas como el material más tardío
del libro, se cree que es obra de un maestro del siglo IV a.C.,
quien quizá compilase también el libro
íntegro para su uso educativo. Sus dos personificaciones
de la sabiduría (1,20-33; 8,1-36) han sido propuestas como
el origen de la doctrina del Logos, o Verbo, en el Evangelio de
Juan.

La segunda y quinta secciones constan de dichos
proverbiales atribuidos a Salomón. Con escasas
excepciones, cada proverbio es una línea poética
separada, cuyas dos mitades se equilibran. Los proverbios se
refieren a diversas virtudes y vicios, y a sus consecuencias. En
cuanto a la segunda sección, se piensa que contiene el
material más antiguo del libro. El modelo de la tercera
sección se basa en gran medida en la Sabiduría de
Amenemope, obra egipcia cuya datación es objeto de
polémica entre los especialistas, que la sitúan
entre el 1000 y el 600 a.C. La sección contiene 30
máximas y consejos referidos a la conducta personal,
también escritos en líneas poéticas
equilibradas. La cuarta sección, de fecha indeterminada,
es similar a la tercera tanto en su contenido como en su
forma.

Las secciones sexta y séptima quizá fueran
escritas por dos personas, que no se identifican pero que es
posible que pertenecieran a los pueblos cananeos vecinos. La
sexta sección consta de un diálogo que recuerda
bastante a los más prolongados diálogos
escépticos del libro de Job, y de una colección de
proverbios numéricos. Un ejemplo de este tipo de proverbio
es el 30,29-31. La octava sección es una
descripción poética de la esposa ideal. En hebreo,
esta última sección es un poema acróstico de
22 líneas, cada una de las cuales comienza por una letra
sucesiva del alfabeto hebreo.

Sabiduría

Sabiduría (texto
sagrado), libro del Antiguo Testamento
incluido en las versiones de la Biblia posteriores a la
Septuaginta griega (por lo general, versiones católicas y
ortodoxas). No aparece en la Biblia hebrea. Es uno de los libros
deuterocanónicos de la Biblia católica, en tanto
que los protestantes lo incluyen entre los
apócrifos.

El libro pretende ser un trabajo del rey hebreo
Salomón, aunque desde hace mucho tiempo que los
especialistas dudan de ello. Sobre el sustrato de las pruebas
internas, en la actualidad muchos consideran que el libro es obra
de un judío desconocido, tal vez asentado en la ciudad
greco-egipcia de Alejandría, durante la segunda mitad del
siglo I a.C. La opinión generalizada es que el idioma del
original era el griego. Es posible que el autor haya utilizado
fuentes palestinas y greco-egipcias, incluyendo materiales
originales en hebreo. Al parecer, escribió para los
judíos educados en la lengua griega.

Los primeros cinco capítulos del libro instan al
lector a amar la rectitud y a buscar a Dios, ya que sólo
así alcanzarán la sabiduría y la
inmortalidad. Se compara el miserable sino de los impíos
—es decir, los necios— con la esperada
santificación de los justos. Los capítulos 6 al 9
representan una nueva alabanza del conocimiento como guía
de la humanidad. Se describe la naturaleza de la
sabiduría, su importancia, la forma de adquirirla y en
primera persona, al parecer Salomón, describe su propia
búsqueda de la sabiduría. En los primeros 10
capítulos la sabiduría suele personificarse como
una mujer.

Sin embargo, en el resto del libro la palabra
sabiduría apenas aparece, y su concepto resulta
bastante abstracto. Los capítulos 10 al 19, los
últimos del libro, describen cómo Israel y sus
antepasados fueron salvados merced a la sabiduría.
Así, los capítulos 10 al 12 ilustran el poder
salvador de la sabiduría desde los tiempos del legendario
padre de la humanidad, Adán, hasta la época de
Moisés; los capítulos 16 al 19 ejemplifican la
importancia de conducirse con sabiduría y piedad,
describiendo el diferente trato que Dios dispensó a
egipcios e israelitas. Los capítulos 13 al 15, una
digresión, reflexionan sobre el origen y la insensatez de
las diversas formas de idolatría. El libro parece acabar
de forma abrupta. Es posible que se haya acabado la
inspiración del autor o que se haya perdido el desenlace
original del libro.

Ley

Ley, término que posee una gama plural de
significados, como lo demuestra su frecuente uso en las ciencias
experimentales (ley de la gravedad, leyes químicas, entre
otros ejemplos) y en tantos otros órdenes (leyes
religiosas o morales, leyes económicas) para designar toda
norma o regla a la que deben someterse o ajustarse los hechos de
que trata su objeto.

Ni siquiera en Derecho el vocablo ley posee un
significado único. En un sentido amplio, equivale a norma
jurídica, ya derive de los órganos del Estado, de
la costumbre, o de cualquier otra fuente a la que el ordenamiento
jurídico atribuya poder de dictar o crear normas. Ello sin
excluir a la propia libertad de pactos (es así como se
dice de forma taxativa que "el contrato es ley entre las partes
que lo suscriben" o que "el testamento es la ley de la
sucesión mortis causa").

En sentido material, ley significa norma jurídica
escrita emanada de aquellos órganos a los que el Estado
atribuye fuerza normativa creadora. Desde este punto de vista, es
también ley la norma que dicta desde un determinado
ministerio u órgano del gobierno o del poder ejecutivo,
hasta un ayuntamiento o municipalidad (a través de los
reglamentos u ordenanzas municipales). No lo es en cambio la
costumbre, que emana de forma directa y con un impulso
espontáneo del pueblo.

En sentido estricto y formal, sólo es ley la
norma jurídica escrita que emana del poder legislativo. De
esta forma, no son leyes todas y cada una de las normas que se
dictan en un Estado, sino sólo las promulgadas por los
órganos a los que cada constitución otorga la
competencia para crearlas, que, en los sistemas
democráticos, no son otros que los parlamentos.

Como características generales de la ley, se
puede decir que son normas de carácter general y abstracto
que regulan una serie de supuestos o relaciones indefinidas,
conteniendo un efecto jurídico concreto para todos y cada
uno de los supuestos a los que la propia ley se refiere; son
normas escritas que para tener eficacia deben ser promulgadas,
publicadas en el boletín diario, gaceta o periódico
oficial que existe al efecto (Boletín Oficial del Estado,
Gaceta Oficial), y aprobadas con arreglo al procedimiento formal
de elaboración previsto para ello (principio de
legalidad). Según la tradición se entendía
que un requisito de la ley, para que pueda cumplir su finalidad
de ir dirigida al bien común es el de su justicia interna,
pero se trata más de una tendencia deseable que de un
requisito inexcusable, pues de lo contrario las leyes injustas no
serían leyes.

En la tipología o conjunto de leyes de un Estado
debe observarse el principio de jerarquía normativa:
así, una ley no puede oponerse a lo que dice la
constitución, entendida ésta como ley suprema, ni
un reglamento debe contradecir lo que dispone una ley, por tener
ésta un rango superior.

Mandamientos

Diez Mandamientos, denominación de los preceptos
que, según el Antiguo Testamento, fueron entregados por
Dios a Moisés en el monte Sinaí. De acuerdo con
Éxodo (31,18) fueron grabados por el propio Dios sobre dos
tablas de piedra. Es probable que se tratara de tablas de
arcilla, del tipo utilizado en la escritura cuneiforme.
Más tarde, Moisés destruyó las tablas,
enojado porque su pueblo había abandonado su fe. Dios le
ordenó entonces labrar nuevas tablas, que fueron
depositadas en el Arca de la Alianza.

En Éxodo (20,1-17) y en Deuteronomio (5,6-21)
aparecen dos versiones diferentes de los mandamientos, aunque en
ambas el espíritu es el mismo. La versión del
Éxodo difiere de la del Deuteronomio en dos elementos:
proporciona un motivo religioso, en lugar de humanitario,
respecto a la observancia del sábado; y, al prohibir la
codicia, incluye a la mujer del prójimo junto con el resto
de sus propiedades, en lugar de hacerlo por separado.

Por tradición, los mandamientos han sido
enumerados de acuerdo con tres criterios. La mayoría de
los cristianos protestantes y ortodoxos dividen y enumeran los
mandamientos del siguiente modo: (1) prohibición de adorar
a cualquier divinidad que no sea Dios; (2) prohibición de
la idolatría; (3) prohibición de tomar el nombre de
Dios en vano; (4) observancia del sábado; (5) honrar a los
padres; (6) prohibición de matar; (7) prohibición
del adulterio; (8) prohibición de robar; (9)
prohibición de prestar falso testimonio; (10)
prohibición de codiciar la propiedad o desear a la mujer
del prójimo.

Los católicos y los luteranos siguen la
división utilizada por san Agustín de Hipona (siglo
IV). El prólogo y las dos primeras prohibiciones
están combinados, y el último mandamiento se divide
en dos prohibiciones: desear a la mujer del prójimo y
codiciar los bienes ajenos. Por ello, la enumeración de
los demás mandamientos difiere en un número. En la
tradición de la iglesia católica Romana, los
mandamientos rezan así:

  • Amarás a Dios sobre todas las
    cosas.

  • No tomarás el nombre de Dios en
    vano.

  • Santificarás las
    fiestas.

  • Honrarás a tu padre y a tu
    madre.

  • No matarás.

  • No cometerás actos
    impuros.

  • No robarás.

  • No dirás falso testimonio ni
    mentirás. }

  • No consentirás pensamientos ni
    deseos impuros.

  • No codiciarás los bienes
    ajenos.

En la tradición judía el prólogo es
considerado el primer mandamiento, las dos primeras prohibiciones
se conjuran como segundo mandamiento, y el resto sigue el mismo
orden que las tradiciones protestante y ortodoxa.

En realidad, los Diez Mandamientos engloban los
principios comunes para toda la humanidad. Los filósofos y
teólogos escolásticos del medioevo, como santo
Tomás de Aquino y san Buenaventura, sostienen que todos
los mandamientos son parte de la ley natural y, por consiguiente,
aprehensibles para todos los seres racionales. Ambos alegaron que
Dios reveló los mandamientos a Moisés para recordar
a la humanidad sus obligaciones, olvidadas con facilidad por
causa del pecado original.

En realidad, se hacían eco de una idea similar
expresada por los primeros padres de la Iglesia, como Tertuliano
y Agustino, que manifestaron que los mandamientos ya
habían sido grabados en el corazón humano antes de
ser escritos sobre tablas de piedra. Es posible hallar amplias
secciones del Decálogo en las leyes de otros pueblos de la
antigüedad. Por ejemplo, en la religión egipcia, eran
de obligado cumplimiento determinados preceptos (las
prohibiciones de robar, matar y comportarse de forma injusta)
para entrar en el templo de Osiris, diosa y sacerdotisa de los
muertos.

Preceptos

1 Ahora bien, si habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas que son de arriba, donde Cristo está
sentado a la diestra de Dios Padre:

2 saboreaos en las cosas del cielo, no en las de la
tierra.

3 Porque muertos estáis ya, y vuestra vida
está escondida con Cristo en Dios.

4 Cuando aparezca Cristo, que es vuestra vida, entonces
apareceréis también vosotros con él
gloriosos.

5 Haced morir, pues, los miembros del hombre terreno,
que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, las
pasiones deshonestas, la concupiscencia desordenada y la
avaricia, que viene a ser una idolatría:

6 por las cuales cosas descarga la ira de Dios sobre los
incrédulos:

7 y en las cuales anduvisteis también vosotros en
otro tiempo, pasando en aquellos desórdenes vuestra
vida.

8 Mas ahora dad ya de mano a todas esas cosas: a la
cólera, al enojo, a la malicia, a la maledicencia, y lejos
de vuestra boca toda palabra deshonesta.

9 No mintáis los unos a los otros, en
suma
, desnudaos del hombre viejo con sus
acciones,

10 y vestíos del nuevo, de aquel que por el
conocimiento de la fe se renueva según la imagen
del que te crió:

11 para con el cual no hay distinción de gentil y
judío, de circunciso y no circunciso, de bárbaro y
escita, de esclavo y libre: sino que Cristo es todo, y
está en todos.

12 Revestíos, pues, como escogidos que sois de
Dios, santos, y amados, revestíos de
entrañas de compasión, de benignidad, de humildad,
de modestia, de paciencia:

13 sufriéndoos los unos a los otros, y
perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra
otro: así como el Señor os ha perdonado, así
lo habéis de hacer también vosotros.

14 Pero sobre todo, mantened la caridad, la cual es el
vínculo de la perfección:

15 y la paz de Cristo triunfe en vuestros corazones, a
la cual fuisteis asimismo llamados para formar un solo cuerpo: y
sed agradecidos.

16 La palabra de Cristo tenga en abundancia su morada
entre vosotros, con toda sabiduría,
enseñándoos, y animándoos unos a otros, con
salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando de
corazón, con gracia o edificación las
alabanzas a Dios.

17 Todo cuanto hacéis, sea de palabra o de obra,
hacedlo todo en nombre de nuestro Señor Jesucristo, dando
por medio de él gracias a Dios Padre.

18 Mujeres, estad sujetas a los maridos, como es debido,
en lo que es según el Señor.

19 Maridos, amad a vuestras mujeres, y no las
tratéis con aspereza.

20 Hijos, obedeced a vuestros padres en todo: porque
esto es agradable al Señor. 21 Padres, no
provoquéis a ira a vuestros hijos con excesiva
severidad
, para que no se hagan
pusilánimes.

22 Siervos, obedeced en todo a vuestros amos temporales,
no sirviéndolos sólo mientras tienen la vista sobre
vosotros, como si no deseaseis más que complacer a los
hombres, sino con sencillez de corazón, y temor de
Dios.

23 Todo lo que hagáis, hacedlo de buena gana,
como quien sirve a Dios, y no a hombres:

24 sabiendo que recibiréis del Señor la
herencia del cielo por galardón: a Cristo
nuestro Señor es a quien
servís:

25 más el que obra mal llevará el pago de
su injusticia: porque en Dios no hay acepción de
personas.

Fuente: Col. 3:1-25. Sagrada Biblia. Traducida
al castellano por Félix Torres Amat. Madrid: Apostolado de
la Prensa, 1928.

Enseñanza –
pedagógica

Enseñanza o Educación, presentación
sistemática de hechos, ideas, habilidades y
técnicas a los estudiantes. A pesar de que los seres
humanos han sobrevivido y evolucionado como especie por su
capacidad para transmitir conocimiento, la enseñanza
(entendida como una profesión) no aparece hasta tiempos
relativamente recientes. Las sociedades que en la antigüedad
hicieron avances sustanciales en el conocimiento del mundo que
nos rodea y en la organización social fueron sólo
aquellas en las que personas especialmente designadas
asumían la responsabilidad de educar a los
jóvenes.

En la India antigua, en China, en Egipto o en Judea la
enseñanza solía ser impartida por un sacerdote. El
profesor gozaba de un elevado prestigio así como de
privilegios. A los niños judíos se les
enseñaba a honrar a sus profesores aún más
que a sus padres, dado que el profesor era considerado el
guía para la salvación.

Los antiguos griegos, cuyo amor por aprender es evidente
en sus manifestaciones artísticas, literarias,
políticas o filosóficas, dieron un gran valor a la
educación de los niños. Los más ricos
mantenían entre sus sirvientes a profesores que eran a
menudo esclavos de pueblos conquistados. Algunos siglos
después, cuando Roma estaba en toda la plenitud del
Imperio, sus ciudadanos continuaron con esta práctica de
acoger a profesores entre sus esclavos, normalmente griegos,
integrados en el personal de sus casas.

En la edad media la Iglesia asumió la
responsabilidad de la educación, que se realizaba en los
monasterios o en centros de aprendizaje que gradualmente
evolucionaron hasta convertirse en grandes universidades como la
de París (Francia) y Bolonia (Italia). En los
siglos XVII y XVIII hubo un renovado interés por la
educación infantil y el conocimiento sobre los
métodos de enseñanza se incrementó. El
clérigo francés y educador Juan Bautista de la
Salle, y posteriormente el pedagogo suizo Johann Pestalozzi,
fundaron escuelas modelo para niños y jóvenes
(véase Pedagogía). Fue a partir de la
segunda mitad del siglo XIX cuando se organizaron los
primeros sistemas nacionales de educación, principalmente
en Europa y Estados Unidos. Véase Historia de la
educación.

Finanzas

"El sabio ahorra para el futuro pero el necio
derrocha cuando obtiene"

Proverbios 21: 20

Finanzas, término aplicado en
economía al conjunto de operaciones de compra-venta de
instrumentos legales, cuyos propietarios tienen ciertos derechos
para percibir, en el futuro, una determinada cantidad monetaria.
Estos instrumentos legales se denominan activos financieros o
títulos valores e incluyen bonos, acciones y
préstamos otorgados por instituciones
financieras.

El primer emisor de un título
valor se denomina prestatario, mientras que a la persona que
compra el título valor se la conoce como prestamista. Los
prestatarios necesitan dinero en efectivo, mientras que a los
prestamistas les sobra liquidez. Cuando un prestatario emite un
título valor que adquiere un prestamista, ambas partes se
ven beneficiadas; el prestatario obtiene el efectivo que
necesita

Años atrás era tonto ser conocido como un
derrochador, un centavo ahorrado era un centavo ganado. Las
personas compraban solo cuando tenían el dinero. Ahorraban
para lo que querían y e aseguraban de dejar algo para el
futuro. El carácter de una persona era juzgado por su
habilidad para ahorrar y proteger un conjunto de valores ya
fueran materiales o morales. La gente entendían la
sabidurías de "ahorrar para el futuro" El principio del
ahorro desarrolla una actitud valiosa.

Nuestros pensamientos estarán en preservar las
cosas, hacerla que duren más tiempo, mantenerla en buen
estado y darle mas uso Eso hará que paremos de gastar
precipitadamente y nos obliguemos a pensar en la calidad y en el
valor del producto, al punto que cambiara nuestros pensamientos
¿Qué más puedo comprar? A "Gracias Dios
mió por lo que tengo" No es malo pensar en lo que nos
gustaría tener, i esta controlado por un sistema de valore
profundo. Nos ahorraremos muchas frustraciones si nos detenemos y
nos preguntamos los siguientes antes de gastar:

  • ¿lo necesito?

  • ¿tengo dinero para comprarlo al
    contado?

  • ¿Por qué lo quiero?

  • ¿Cuándo lo puedo
    comprar?

Hemos desarrollado una sociedad desechable de
autoservicios y estamos programados para pensar: "si lo quiero lo
comprare, me lo merezco ahora, lo pagare con las tarjetas de
crédito y haré fáciles pagos mensuales".
Gastamos y gastamos tratando de satisfacernos a nosotros mism0s y
estar a ritmo de los demás. Tontamente gastamos no solo lo
que tenemos, sino además lo que no tenemos.

Dominio
propio

Aunque la lengua e un momento pequeño de nuestro
cuerpo, e muy difícil de controlar y puede creamos mucho
problema. Podemos usarla para insultar, criticar difamar y
destruir, o la podemos usar para bendecir, reconfortar y edificar
a otros. E importante entender que cualquier cosa que digamos,
regresara hacia nosotros. Lo que hablamos se nos devuelve, por
que las palabras poderosas y pueden causar la ruina o traer
soluciones.

Somos juzgados por lo que sale de nuestra boca. "De la
abundancia del corazón habla la boca" (Lucas 6:45) La
lengua tiene mas que ver con la ley de siembra y cosecha que
cualquier otro miembro de nuestro cuerpo Proverbios 21:23 "Ten la
boca cerrada y te libraras de muchos problemas" Este es un buen
consejo; pues si no callamos o la controlamos se multiplicara
nuestros problemas. A veces cuando hablamos demasiado nos podemos
en ridícula y la gente nos juzgara por habladores, flojos
o chismosos. Y luego trataremos de justificarlo o negarlo,
agravando nuestros problemas. Una vez que mentimos tratamos de
salvamos, se nos convierte en argumentos vicios que no tiene un
buen final. Siempre es bueno ser amigable y sociable pero debemos
disciplinar nuestra lengua cuando e trata de alardear exagerar, o
habla de otros. No todo lo que bienes a nuestra mente tiene que
ser dicho.

Cuantas veces nos hemos metido en problemas por hablar
más de la cuenta, chismosear y regar rumores crea todo
tipo de peleas que no separan de los miembros. De nuestra familia
y amigos después de que se aclara la verdad, usualmente
señalaremos aquellos que no controlan su lengua. Como una
persona de negocio es importante que nuestra palabra muestre el
control que tenemos y no la imposibilidad de nuestra lengua
existen tres clases de personas que son cuidadosas con su
lengua.

  • 1. El hombre sabio: el entiende lo esencial de
    mantener un secreto.

  • 2. El hombre integro: Nunca compromete sus
    principios con sus palabras.

  • 3. El hombre inteligente: es lo suficiente
    humilde para saber que no sabe y no se expone abriendo su
    boca.

Si queremos tener una vida buena debemos para o
controlar el flujo emocional de las palabras. El dominio propio
debe controlar nuestra lengua debemos usarla para decir palabras
que edifican es como sembrar bienes emillas que darán un
fruto y un destino positivo no únicamente para nosotros
mismos sino para potros también. Dios entiende el poder de
las palabras, el creo el mundo hablando. Dios nos ha dado el
poder y la habilidad de crear el bien o el mal por el poder de
nuestras palabras. Luego sea cuidadoso con su lengua pues es
futuro puede depender de ella.

Planeación
efectiva

(Debemos hacer planes, confiando en que Dios nos
dirija) Proverbios 16.9

Planear puede ser una meta por si misma pero las metas
son principalmente estrategias establecidas dentro de un plan a
largo o corto plazo. El plan es la primera gran imagen de los
objetivo a largo plazo o de lo que queremos y las metas a coto
plazo son como punto en el camino de las estrategia que
utilizaremos para llegar allí. Cualquier cosa que hagamos
en la vida debe ser hecho basándonos en un objetivo. I no
sino tenemos una meta, entonces no tendremos instrucciones para
nuestra vida y no convertiremos en parte del plan de
otro.

Debemos entender que las cosas no pasan solas. Podemos
soñar con posibilidades y con el futuro pero no para nada,
a menos que hagamos un plan con metas para la semana o para el
mes y como lograrlas. Siempre deberíamos trabajar con una
agenda diaria o con una lista escrita de las cosas que tenemos
que hacer diario y semanalmente. Esto nos dará una vida y
un futuro emocionalmente pues estaremos progresando al hacer las
cosas. Sin planeación y sin metas respondemos a las
circunstancias como van llegando lo que no deja el sentimiento de
que la vida esta llena de nada más que
circunstancias.

Para logra hacer algo en la vida, se empieza
por:

  • Saber donde estamos (conocimiento)

  • Tener la visión (el sueño)

  • Saber lo que queremos (las metas)

  • Tener un plan para llegar (una
    estrategia)

El 90% de nuestras vidas puede llegara a ser lo que
nosotros queremos, si tenemos metas y seguimos trabajando en
nuestro plan. Cuando planeamos nuestras actividades y alcanzamos
los objetivo que establecimos para nosotros mimos tendremos un
sentimiento grandioso de satisfacción no habremos
convertido en vencedores. Debemos preguntarnos a nosotros
mismos.

Elogio a la
mujer

1 Los dichos del rey Lemuel. Oráculo
mediante el cual[1] su madre lo instruyó:

2 "¿Qué pasa, hijo
mío?

¿Qué pasa, hijo de mis
entrañas?

¿Qué pasa, fruto de mis
votos[2] al Señor?

3 No gastes tu vigor en las
mujeres,

ni tu fuerza[3] en las que arruinan a los
reyes.

4 "No conviene que los reyes, oh
Lemuel,

no conviene que los reyes se den al
vino,

ni que los gobernantes se entreguen al
licor,

5 no sea que al beber se olviden de lo que
la *ley ordena

y priven de sus derechos a todos los
oprimidos.

6 Dales licor a los que están por
morir,

y vino a los amargados;

7 ¡que beban y se olviden de su
pobreza!

¡que no vuelvan a acordarse de sus
penas!

8 "¡Levanta la voz por los que no
tienen voz!

¡Defiende los derechos de los
desposeídos!

9 ¡Levanta la voz, y hazles
*justicia!

¡Defiende a los pobres y
necesitados!"

Epílogo: Acróstico a la mujer
ejemplar

10 [4]  Álef – Mujer
ejemplar,[5] ¿dónde se hallará?

¡Es más valiosa que las
piedras preciosas!

11 Bet – Su esposo confía
plenamente en ella

y no necesita de ganancias mal
habidas.

12 Guímel – Ella le es
fuente de bien, no de mal,

todos los días de su
vida.

13 Dálet – Anda en busca de
lana y de lino,

y gustosa trabaja con sus manos.

14 He – Es como los barcos
mercantes,

que traen de muy lejos su
alimento.

15 Vav – Se levanta de
madrugada,

da de comer[6] a su familia

y asigna tareas a sus criadas.

16 Zayin – Calcula el valor de un
campo y lo compra;

con sus ganancias[7] planta un
viñedo.

Jet – Decidida se ciñe la
cintura[8]

y se apresta para el trabajo.

18 Tet – Se complace en la
prosperidad de sus negocios,

y no se apaga su lámpara en la
noche.

19 Yod – Con una mano sostiene el
huso

y con la otra tuerce el hilo.

20 Caf – Tiende la mano al
pobre,

y con ella sostiene al
necesitado.

21 Lámed – Si nieva, no
tiene que preocuparse de su familia,

pues todos están bien
abrigados.

22 Mem – Las colchas las cose ella
misma,

y se viste de púrpura y lino
fino.

23 Nun – Su esposo es respetado en
la comunidad;[9]

ocupa un puesto entre las autoridades del
lugar.

24 Sámej – Confecciona ropa
de lino y la vende;

provee cinturones a los
comerciantes.

25 Ayin – Se reviste de fuerza y
dignidad,

y afronta segura el porvenir.

26 Pe – Cuando habla, lo hace con
sabiduría;

cuando instruye, lo hace con
amor.

27 Tsade – Está atenta a la
marcha de su hogar,

y el pan que come no es fruto del
ocio.

28 Qof – Sus hijos se levantan y
la felicitan;

también su esposo la
alaba:

29 Resh – "Muchas mujeres han
realizado proezas,

pero tú las superas a
todas."

30 Shin – Engañoso es el
encanto y pasajera la belleza;

la mujer que teme al Señor es digna
de alabanza.

31 Tav – ¡Sean
reconocidos[10] sus logros,

y públicamente[11] alabadas sus
obras!

 

 

Autor:

Joel Ching Meletz

(Jeshrum)

LA BELLA GUATEMALA 2012

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