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Violencia infantil




    Violencia infantil – Monografias.com

    Violencia infantil

    A pesar de iniciar el nuevo milenio con grandes avances
    en la ciencia y en la tecnología, los seres humanos, como
    sociedad, no hemos podido resolver muchos de los grandes y graves
    problemas que nos aquejan, como por ejemplo la pobreza extrema y
    la violencia de diferentes tipos.

    Todos los días leemos en los periódicos y
    escuchamos en el radio o en la televisión, noticias acerca
    de las guerras en diversas partes del mundo que acaban con
    poblaciones enteras; acerca de la lucha para obtener o mantener
    un derecho; sobre la violencia en las ciudades; sobre las miles
    de personas que mueren por falta de alimentos. Estas noticias, de
    una u otra manera nos están indicando el grado de
    violencia que nos rodea.

    Probablemente hemos sido testigos de algún tipo
    de violencia muy cerca de nosotros, en nuestra comunidad o
    barrio, ya sea entre personas, familias o grupos, por diversas
    causas, como robos, pleitos por alguna pertenencia, terreno o
    territorio, o simplemente una discusión que de pronto se
    vuelve incontrolable.

    Tal vez también hemos estado en alguna
    situación como víctimas de la violencia, por
    ejemplo cuando nos han gritado, insultado, amenazado o golpeado;
    o bien, hemos sido nosotros los violentos cuando le gritamos a
    otra persona, la insultamos, la amenazamos o la
    golpeamos.

    ¿Tú cómo has visto que se
    manifiesta la violencia en tu comunidad, colonia o
    barrio?

    Como podemos ver, aunque se expresa de muchas maneras,
    la violencia es cualquier acto que atenta contra los derechos, la
    voluntad y la integridad física y emocional de las
    personas, o que afecta a sus relaciones sociales. También
    puede ser el obligar a los otros a hacer lo que nosotros
    queremos.

    Hay otras formas de violencia que, aunque no se vean
    tanto, son igual de graves! Imagínate! En el mundo tres de
    cada cuatro mujeres, sufren diversos tipos de agresiones dentro
    del hogar principalmente a manos de los hombres de la familia. En
    México, cada año miles de niños son
    atendidos en los hospitales porque han sido víctimas de
    maltrato por parte de sus padres o algún otro
    familiar.

    Este tipo de violencia muchas veces no se considera como
    tal, porque mujeres y hombres, ya sea como hijos, esposos,
    esposas, pareja o padres y madres de familia, creen que los
    golpes, gritos y las amenazas son una forma "natural" de
    "corregir" o "educar".

    Sin embargo, cuando se dan conductas agresivas dentro
    del hogar, que dañan el cuerpo, alteran las emociones, el
    bienestar personal o la libertad de cualquiera de los integrantes
    de la familia! Sí existe violencia! Se llama violencia
    intrafamiliar.

    Este tipo de violencia se manifiesta principalmente de
    los hombres adultos hacia las mujeres en primer lugar y, en
    segundo, hacia los niños, los ancianos y las personas con
    alguna discapacidad física o mental. Cuando es la mujer
    quien agrede, la violencia la dirige principalmente hacia sus
    hijos e hijas.

    Las formas que puede tomar la violencia dentro del hogar
    son muchas, por ejemplo:

    Acciones aparentemente sin importancia como empujones,
    pero que, conforme la situación se complica, se convierten
    en lesiones cada vez más graves: golpes en el cuerpo, en
    la cara, en la boca, en la cabeza; golpes en el vientre durante
    el embarazo, encierro forzoso, encadenamiento o privación
    de alimentos. Es violencia física.

    Gritos, insultos y amenazas de golpes o castigos. Es
    violencia verbal.

    Indiferencia, amenazas de separación o abandono,
    de causar daño a los hijos o seres queridos, actitudes de
    desprecio, limitación del gasto para cubrir las
    necesidades más elementales, ofensas acerca del cuerpo y
    humillaciones. Es violencia psicológica o
    emocional.

    Abuso o acoso sexual, es decir, desde tocamientos,
    miradas, caricias que quien recibe no desea; continuas
    insinuaciones o peticiones sexuales, hasta violación o sea
    la consumación del acto sexual por la fuerza. Es violencia
    sexual.

    Este ejercicio es para que reflexiones y compartas tus
    opiniones con tus compañeros:

    ¿Tú sabías que las manifestaciones
    de violencia que leímos, como por ejemplo los golpes y las
    amenazas de abandono o separación, son formas de maltrato
    físico y/o emocional?

    ¿Podrías mencionar otras formas de
    violencia?

    ¿Crees que la violencia dentro de la familia es
    necesaria? ¿Por qué?

    Lo que hay que tener en cuenta es que la violencia, sea
    cual sea la forma en que se manifiesta, siempre tiene
    consecuencias. Éstas pueden ser sobre la salud
    física y mental, o sobre el bienestar material de la
    familia.

    ¿Conoces a alguien que padezca la violencia en su
    hogar? Piensa en esa persona, ¿cómo es?
    ¿Cómo se siente? Quienes viven la violencia, al
    mismo tiempo que sufren consecuencias sobre su salud
    física, también ven disminuida su autoestima; Su
    capacidad para relacionarse con otras personas; su confianza en
    sí mismos y en los demás, y su
    creatividad.

    Los niños y las niñas se vuelven tristes y
    agresivos, no pueden asumir responsabilidades dentro de la
    familia o en la escuela -no se asean, no estudian, no son
    respetuosos- y se van refugiando en amistades que tienen
    conductas peligrosas para ellos mismos y reprobadas por la ley
    como el alcoholismo, la drogadicción y la delincuencia.
    Además, esos niños y niñas se van
    convirtiendo en los futuros agresores de sus hijos, porque es la
    única manera que conocen de convivir y de
    relacionarse.

    También, dentro de las consecuencias más
    frecuentes están la desintegración de la familia y
    la huida de los niños y de las niñas del hogar,
    quienes entonces toman la calle como casa y son víctimas
    de nuevas formas de violencia, esta vez por parte de las
    autoridades o de las personas que sienten rechazo por
    ellos.

    Pero, ¿de dónde viene la violencia
    intrafamiliar? ¿Por qué las principales
    víctimas de ella son las mujeres y los
    niños?

    Este punto, aunque no lo parezca, tiene mucha
    relación con la manera en que se nos educa a los hombres y
    a las mujeres.

    Para los bisabuelos, los abuelos y tal vez nuestros
    padres, ser hombre significaba tradicionalmente tener la
    autoridad, "ser el que manda"; tener el poder para hacer y
    decidir; ser el proveedor económico de la familia con un
    trabajo más duro, arriesgado y peligroso que el de
    cualquier mujer en su casa; Tener un desempeño sexual muy
    alto, es decir, "siempre estar dispuesto con las mujeres", y
    reprimir la expresión de emociones, sentimientos y
    afectos.

    Para nuestras bisabuelas, abuelas y tal vez nuestras
    madres, ser mujer significaba tradicionalmente casarse, tener
    hijos, dedicarse al hogar el resto de la vida, "cumpliendo la
    función para la que nacieron", siempre sirviendo y
    atendiendo a padres, hermanos, esposos, hijos y
    nietos.

    Aunque en la actualidad el concepto de lo que deben ser
    un hombre y una mujer ha cambiado, y en la realidad
    muchísimas mujeres son las que encabezan su hogar y hacen
    frente a todas las responsabilidades, en general, se les sigue
    educando para que se comporten pasivamente y para que acepten la
    dependencia emocional, y también la violencia en su
    contra.

    A los hombres, en cambio, se les educa en un
    comportamiento activo, de ejercicio del poder aunque sea a
    través de la violencia. Se espera de nosotros autoridad,
    conquista y represión de nuestras necesidades de amor,
    afecto y emociones.

    Si lo piensas con calma, verás que todo esto que
    a los hombres se les enseña y exige, es muy violento para
    nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras emociones, aunque no nos
    demos cuenta. Es como forzarnos continuamente a ser, y parecer
    algo que, a veces no queremos. Es como obligarnos a no ser
    humanos.

    Los hijos al crecer cuestionan y buscan definirse como
    individuos con pensamientos propios, diferentes de los de sus
    padres. Los padres no sabemos cómo responder ante nuestros
    hijos, es frecuente que recordemos lo que fuimos o quisimos ser y
    nos encontremos confundidos. Surgen así la competencia, la
    envidia y, generalmente, la lucha por el poder de dos
    generaciones, provocando situaciones violentas en la
    familia.

    Así, la violencia con la que hemos sido formados
    y con la que hemos aprendido a convivir, en ocasiones nos lleva a
    hacer cosas que:

    Afectan nuestra salud y nuestra vida.

    Un ejemplo de esto lo encontramos en el uso de drogas y
    en el abuso del alcohol que utilizamos muchas veces "para darnos
    valor" o para olvidar.

    Ponen en riesgo nuestro vida a través de
    conductas imprudentes y arriesgadas "nomás porque
    sí".

    Afectan a otros hombres, como son pleitos con armas o
    sin ellas, golpizas, etc., que pueden llegar hasta provocar la
    muerte.

    Se dirigen contra las mujeres u otras personas a las que
    más débiles, como es el caso de la violencia
    intrafamiliar.

    Nos conducen o pueden conducir a la muerte, como son el
    suicidio, los accidentes automovilísticos o la
    provocación a pelear con armas.

    El suicidio, por ejemplo, es un acto intencional que
    busca producir la propia muerte. El incremento de los suicidios
    entre los jóvenes en los últimos años es un
    hecho en el que necesitamos reflexionar.

    ¿Sabías que la principal causa de muerte
    en México, de personas entre 15 y 24 años, es por
    accidentes de vehículos de motor, que la segunda causa de
    muerte en estas edades es por homicidio y la cuarta por
    suicidio?

    Comparte con tus amistades

    1. ¿Qué piensas sobre las principales
    causas de muerte entre jóvenes?

    2. Hasta donde tú sabes,
    ¿cuál de ellas es más frecuente en tu
    comunidad? ¿Tiene que ver con la violencia?

    3. ¿Qué piensas acerca del
    suicidio?

    4. ¿Cómo podrías ayudar a un amigo
    que te comentara que piensa o desea tomar esa
    decisión?

    Si bien los sentimientos de odio, coraje, rencor, forman
    parte de la naturaleza humana, no es válido que se
    expresen con conductas violentas que afecten a otros. Por eso, no
    debemos olvidar que podemos reconocer estos sentimientos en
    nosotros mismos y aprender a manejarlos y canalizarlos
    constructivamente sin llegar a dañar a nadie.

    Para poder manejar la violencia, la que ejercemos en
    contra de nosotros mismos y la que podríamos ejercer
    contra los demás, conviene que nos analicemos y, en
    nuestro interior, pensemos en nuestros deseos, valores y en
    nuestras acciones, así como en lo que vivimos cuando
    éramos niños.

    En la búsqueda de lo que significa el ser humano
    están presentes nuestros valores. Cuando nos "metemos" en
    ese lugar que hay en el fondo de nosotros mismos, donde surgen
    las preguntas sobre el sentido de la vida, podemos construir las
    respuestas que nos permiten vivir la libertad de una manera
    más responsable y más agradable.

    Nuestros valores son las guías o los carriles que
    tomamos para dar orientación a nuestra conducta en la
    vida. Cuando nos enfrentamos a problemas grandes o
    pequeños, tenemos que tomar decisiones, lo hacemos de
    acuerdo con esos valores, pero cuando no los tenemos
    suficientemente claros, podemos experimentar una gran
    confusión y actuar haciendo daño a los demás
    o a nosotros mismos.

    Si uno de nuestros objetivos máximos, por
    ejemplo, es tener poder a toda costa, seguramente no pensaremos
    ni en las consecuencias de nuestros actos, ni en cómo
    afectamos a los demás. El deseo de poder es una de las
    principales razones por las que se recurre a la
    violencia.

    Todas las personas tenemos valores; valores que nos
    fueron inculcados cuando éramos niños y que hemos
    ido transformando en el transcurso de nuestra vida. Si aclaramos
    que son para nosotros valores como: autoestima, respeto,
    tolerancia, responsabilidad, libertad, democracia, igualdad y
    paz, podemos ir viendo por dónde está la clase de
    vida que deseamos y qué podemos hacer para lograrla.
    Podemos ir cambiando nuestros valores para aprender a vivir con
    mayor tranquilidad, alegría y felicidad.

    Cuando nos encontramos en situaciones en donde predomina
    la violencia es importante recordar cuáles son los valores
    que queremos conservar para no provocarla o ser víctimas
    de ella.

    Aprender a manejar la violencia también requiere
    conocer nuestros derechos, como personas y como jóvenes, y
    saber cómo hacerlos efectivos.

    Las siguientes preguntas son para que te las contestes
    tú mismo. No es necesario que compartas tus
    respuestas.

    1. ¿Qué opinas sobre la relación
    entre la forma en que hemos sido educados y la
    violencia?

    2. Haz una lista de los valores que forman parte de tu
    vida:

    ¿Te interesa echar un vistazo a la manera en que
    te relacionas con tu pareja y en tu hogar? ¿Deseas saber
    qué tanta tendencia tienes para controlarte o ser violento
    o violenta? Si deseas hacer una exploración real de tu
    comportamiento contesta honestamente y sólo para ti, las
    siguientes preguntas:

    1. ¿Consideras que tu pareja te
    pertenece y que es lógico que tú seas el que mande
    y ella la que obedezca?

    Sí ? No ?

    2. ¿Buscas los defectos de tu
    pareja, te burlas de ella, de su físico, su familia u
    otros aspectos de su persona?

    Sí ? No ?

    3. ¿Te molestas cuando no te dan la
    razón, no ganas en una discusión o contradicen tus
    opiniones?

    Sí ? No ?

    4. ¿Has denigrado o insultado a tu
    pareja o a otros familiares llamándolos con apodos
    groseros, ignorándolos, menospreciando sus opiniones y
    sentimientos?

    Sí ? No ?

    5. ¿Tienes tendencia a amenazar e
    intimidar a tu pareja o a otros familiares con actitudes
    prepotentes como: miradas, tonos de voz, fintas agresivas,
    amenazas de abandono o golpes si no hacen lo que
    quieres?

    Sí ? No ?

    6. ¿Te crees el campeón en
    todo, te sientes superior a los demás como "sabelotodo" y
    les pones demasiada "crema a tus tacos"?

    Sí ? No ?

    7. ¿Culpas a los demás por
    todo lo malo que sucede? ¿Te cuesta trabajo reconocer tus
    errores o darles a otros la razón?

    Sí ? No ?

    8. Cuando te disgustas, ¿te vuelves
    agresivo, insultas, rompes objetos de la casa, maldices,
    amenazas, actúas poniéndote a ti o a los
    demás en situaciones peligrosas?

    Sí ? No ?

    9. ¿Has golpeado, encerrado,
    amenazado con un arma u objeto o forzado a tener relaciones
    sexuales a alguien?

    Sí ? No ?

    10. ¿Eres de los exigen mucho, pero
    no te comprometes al cuidado de los hijos o a cooperar en la
    casa?

    Sí ? No ?

    11. ¿Te gusta ordenar pero no te gusta hacer las
    cosas?

    Sí ? No ?

    12. Cuando te critican, ¿te enojas y contestas"
    ¿y?" o "¿y qué?"?

    Sí ? No ?

    13. ¿Frecuentemente estás a la defensiva y
    te enojas de cualquier cosa?

    Sí ? No ?

    14. ¿Recurres frecuentemente a los
    celos o el chantaje? ¿Eres de los que dicen "te
    prohíbo que…"?

    Sí ? No ?

    Si contestas sinceramente y más de
    tres respuestas fueron afirmativas, conviene que reflexiones
    sobre tu forma de ser.

    Si respondes que sí a cinco o
    más preguntas, es importante que busques apoyo para
    controlar tu agresividad.

    *Preguntas elaboradas con base en un
    cuestionario del Colectivo de Hombres por Relaciones
    Igualitarias, a. C.

    Las alternativas para no caer en la
    violencia están dentro de ti mismo, aprendamos a decir lo
    que nos pasa con confianza y seguridad; escuchar las necesidades
    de los demás;

    Tener responsabilidad de las consecuencias
    de nuestros actos; comprender y tolerar a los otros.

    La violencia dentro de la familia es un
    círculo vicioso que provoca infelicidad en todos los que
    la sufren: tanto en las víctimas como en los agresores;
    por eso, cuando una persona siente que vive esta clase de
    violencia, puede buscar ayuda!

    Pedir o buscar ayuda no es falta de cariño o
    lealtad a la familia, tampoco un motivo de vergüenza. Todos
    estamos, como sociedad, en la responsabilidad de apoyar en la
    solución de este problema.

    Para evitar la violencia dentro de la familia es
    importante procurar que todos sus integrantes reciban los mismos
    derechos de alimentación, salud, educación y sobre
    todo de afecto, comprensión y respeto. También
    debemos crear y fortalecer los lazos de apoyo, y solidaridad
    entre todos los integrantes de la familia.

    ¿Dónde encontrar ayuda?

    Si vives un caso de violencia intrafamiliar o conoces a
    alguien que sufra, puedes acudir a:

    Las oficinas de DIF que existan en tu localidad o en la
    capital de tu estado.

    Las agencias del Ministerio Público.

    La Comisión Nacional o las Comisiones Estatales
    de Derechos Humanos.

    El apoyo que ésta y otras instituciones y
    asociaciones pueden brindar, es tanto para los que sufren la
    violencia como para quienes son agresores y quieren dejar de
    serlo.

    Todos los seres humanos nacemos libres e iguales en
    dignidad. Esto ha sido aceptado por los países del mundo
    en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Por
    lo tanto, aunque tenemos diferencias debidas, entre otras
    razones, a nuestra edad y nuestro sexo, ninguno de nosotros es
    inferior, ni siquiera cuando a causa de esas diferencias sea
    más débil o vulnerable.

    Como jóvenes, hombres, mujeres, niños,
    ancianos o discapacitados tenemos derecho a vivir en una familia
    donde:

    Se respete nuestra integridad física y
    emocional;

    Se nos escuche y trate con respeto, dignidad y
    cariño;

    Se nos permita elegir libremente sobre
    nuestra sexualidad sin forzar a nadie a tener prácticas
    que no desea;

    Compartamos decisiones que tengan que ver
    con nuestro bienestar y vida en común;

    Se nos apoye y apoyemos para la
    satisfacción de nuestras necesidades básicas y nos
    protejamos unos a otros;

    Se atiendan las necesidades especiales que implique
    nuestra condición;

    Tengamos libertad de expresión, vivamos sin miedo
    y en paz.

    * Algunos de los textos presentados en este folleto
    fueron elaborados a partir de diversos documentos de la
    Comisión Nacional de Derechos Humanos.

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    Autor:

    Dr. Alejandro Barba
    Carrazco

     

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