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El Atlántico Bananero. Otro frente de luchas obreras 1960-1980



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. El
    retorno de las transnacionales bananeras
  3. Las
    relaciones laborales
  4. Conflictividad y nuevas normas de
    trabajo
  5. Complemento final
  6. Bibliografía

Introducción

La imagen de Centroamérica como una suma de
"repúblicas bananeras", fue elaborada a finales del siglo
XIX por la mentalidad neocolonial norteamericana y en estos
países solo ha tenido históricamente un
contestatario consecuente: el movimiento obrero y campesino de
los litorales plataneros del Istmo. La apariencia de las zonas
bananeras como áreas culturales silvestres, civilizadas
por "la ayuda" del capital monopólico y el progreso
burgués capitalista, fue reafirmada cuando emergieron unos
cuantos productores de la fruta paradisíaca al alero de
las corporaciones multinacionales.

Este artículo retoma el filón de los
conflictos entre el capital extranjero y nacional, y el
trabajador de la región bananera atlántica de Costa
Rica. Realza la formación y desarrollo de un frente de
lucha obrera y proletaria en esas plantaciones y fincas privadas,
entre 1960 y 1980. Acentúa el relieve de esas luchas en la
reconfiguración del movimiento obrero y popular. En el
nivel regional, después de la gran huelga bananera de
1934. En el ámbito nacional, luego de la
ilegalización de la Confederación de Trabajadores
de Costa Rica, como parte de la estrategia de dominación
de los triunfadores en la Guerra Civil de 1948.

El texto persigue los siguientes objetivos.

  • 1) Conocer la instalación y las
    estrategias productivas de las compañías
    bananeras multinacionales en la región
    atlántica para apreciar la historia de luchas del
    movimiento obrero costarricense.

  • 2) Explicar el renacer del sindicalismo
    bananero en relación con los conflictos
    obrero-patronales y sus desenlaces en la forma de diversas
    protestas y nuevas normas laborales.

  • 3) Ordenar hechos y acontecimientos de la
    historia de los trabajadores bananeros para comprender el
    desarrollo desigual, regional y nacional, de la sociedad
    costarricense.

El retorno de las
transnacionales bananeras

Unos años antes del vencimiento del Contrato
Soto-Keith de 1884, la United Fruit Co. (UFCo), firmó con
el Poder Ejecutivo tres nuevos convenios que le facilitaron
invertir ventajosamente en el Pacífico Sur entre 1930 y
1938. La transnacional mantuvo el cultivo de cacao en
Limón y fincas de banano en Valle la Estrella y Sixaola.
Controlaba también la Northern Railway Co. y el muelle, e
inversiones en el comercio, la banca y los servicios.

Su mayor competidora, Standard Fruit Co., (SFCO) estaba
radicada en Honduras desde 1899 e inició operaciones en
1907. Un año antes firmó otro acuerdo con el
gobierno de Nicaragua por medio de la subsidiaria Bluefields
Stemship Co., y debido a la crisis política de 1909 y la
intervención de los marines norteamericanos, se
trasladó a las cercanías de Puerto Cabezas. En esas
plantaciones explotó hombres, tierras, aguas y bosques,
hasta 1935. En 1940 compró a la UFCo, en Costa Rica, 3.000
Has en el Valle la Estrella y 1.400 en Línea Vieja.
(Viales, R. 1998:139).

La reapertura del mercado europeo y la nueva
configuración empresarial burguesa de los Estados en
Centroamérica después de la guerra mundial,
favorecieron la reactivación de la producción
bananera en las regiones atlánticas del Istmo. El 26 de
julio de 1956 se aprobó en Costa Rica la ley No. 2038 para
fomentar las inversiones extranjeras y el 19 de agosto la SFCo
expuso al gobierno la intención de invertir en
Limón. Poco antes había comprado tierras a la
Northern Raiway Co., negoció la reparación de las
líneas del ferrocarril abandonadas y construyó
otros ramales con cargo financiero a la cuenta de fletes por
pagar a la empresa ferroviaria.

La SFCo innovó en dos áreas.
Cultivó semilleros de la variedad de banano Giant
Cavendish, resistente al "Mal de Panamá", en terrenos de
la empresa Sasso-Pirie, en Santa Clara. En 1963
diseñó el empaque de fruta en cajas de
cartón para 40 libras e instaló la fábrica
en las plantaciones. Con ello revolucionó el transporte y
mercadeo, extendió el consumo por varios países y
la técnica de empaque se generalizó.
www.flacso.org.ec/biblio/shared/exist_view.php?bibid. En
tercer término, la SFCo inició operaciones mediante
la firma de contratos de compra de banano a medianos finqueros.
Esa práctica ya existía. En 1932 unos 2.000
productores del Atlántico le vendían fruta a la
UFCo., sin contratos fijos. La cifra bajó desde que "la
Yunai" se trasladó al Pacífico Sur.
http://163.178.170.74/wp-content/revistas/19-20/valverde.pdf

El retorno de las multinacionales se produjo como parte
de los procesos de concentración y fusión de
capitales en el mercado de la postguerra. Entre 1964 y 1968
Standard Fruit Co. se convirtió en filial de la Castle and
Cooke Inc.: una corporación establecida en Hawai desde
1894, que opera en 30 países y en 1978 tenía el
control del 39% del comercio mundial de banano. En los
años ochenta, SFCo tenía en Costa Rica 20 empresas
bananeras subsidiarias, otras en textiles, finanzas y
fumigación aérea. En 1966 produjo bananos en 2.168
has y compraba lo que cultivaban particulares en otras 2.252 Has.
En esos contratos, mantuvo el 80 o 90% de las acciones de
capital.

Poco después compró tierras al noroeste de
Limón, en Guapiles. Hacia 1967 abrió semilleros en
Finca 7 de Río Frío, Horquetas de Sarapiquí,
e inició los cultivos en Finca 4 en 1969. Al año
siguiente tenía cultivadas 4.700 Has y compraba la fruta
de finqueros locales, en otras 5.000 Has. (Ellis, F. 1983:119) El
17 de abril del 2002, SFCo. cédula jurídica No.
3-101-105-181, inscribió 52.753.285 has en el Distrito 3
Horquetas, Cantón 10 de Sarapiquí por un valor
fiscal de ¢ 300.867.384 millones, según Registro
Público N. 501-04-952. Por esos años a lo sumo
tenía cultivadas 4.000 hectáreas.

Además de la SFCo. hacia 1965 confluyeron en la
región atlántica otras compañías
transnacionales.

  • 1) La corporación Del Monte, una firma
    californiana dedicada a inversiones en frutas frescas con
    énfasis en piña. En 1967 entró al
    negocio bananero, al absorber a la West Indies Co. de Mami y
    su filial BANDECO que operaba en Guápiles y Siquirres.
    Dos años después, la Del Monte le vendió
    BANDECO a la UFCo. En 1978 R.J. Reynolds Industries Inc
    compró Del Monte en $ 621 millones.

  • 2) La United Brands se constituyó en
    1969 por la fusión de la UFCo., conocida como la
    Compañía Bananera de Costa Rica desde 1930 y la
    Cía. Bananera Atlántica (COBAL), propiedad de
    la Afrikanische Frucht-Compagnie Laeisz. Sólo la UFCo.
    comercializó en el nivel mundial el 33% del banano en
    1977. Esa suma significó para la U.B. el 30% de $ 2
    billones de ingresos por ventas y el 70% de las ganancias
    totales.
    http://163.178.170.74/wp-content/revistas/19-20/valverde.pdf
    ; (Ellis, F. 1983:120)

BANDECO y COBAL se instalaron en CR en el apogeo del
Mercado Común Centroamericano. En la misma perspectiva
agroindustrial, los empresarios Edmundo Taylor y Carlos M. Rojas
abrieron en 1963 las fincas "Vesta" y "Bremen" respectivamente.
Su éxito hasta 1969, despertó una "fiebre
bananera". El Banco Central de Costa Rica financió a los
nuevos productores la preparación de terrenos, siembra de
semillas, gastos operativos y control de enfermedades. Las
transnacionales por su parte, les compraban la fruta y les
vendían asistencia técnica. En 1970, las
exportaciones de banano rebasaron las ventas de
café.

Pero los bananeros entraron en crisis financiera en
1969-70. En seis años de operación no pudieron
pagar las deudas bancarias, al parecer, porque trabajaban con
grandes deficiencias técnicas: "Sistemas de cable
vía mal diseñados o deteriorados, empacadoras en
pésimas condiciones, deficiencias en los sistemas de de
agua y patios de fruta, drenajes mal construidos, deplorables
plantas eléctricas, bombas de agua y vehículos de
transporte, y carencia de viviendas y local administrativo. En
esas condiciones, formaron la Cámara Nacional de
Bananeros, integrada además con las transnacionales SFCo.
BANDECO y COBAL".
www.flacso.org.ec/biblio/shared/exist_view.php?bibid…tab

En 1971, la Cámara propuso a la Asamblea
Legislativa la creación de la Asociación Nacional
de Bananeros, ASBANA. En las gestiones parlamentarias
concurrieron el Ministro de Agricultura y empresario bananero,
Claudio Alpízar Vargas y los diputados –productores
de banano- Teodorico Quirós y Moisés Soto. En las
discusiones de la Comisión de Asuntos Económicos
participaron los inversionistas bananeros Fernando Batalla
Esquive y Rodolfo Gurdián Montealegre, El proyecto fue
defendido con ardor por el diputado Luis Alberto Monge
Álvarez, en abierta confrontación con el Presidente
de la Comisión y copartidario, Genaro Valverde
Marín. El 26 de octubre de 1971 se aprobó la ley
4895 que creó ASBANA y en 1974 se emitió la Ley de
Fomento Bananero para financiar las siembras de los empresarios
nacionales. (Asamblea Legislativa. Expediente No. 4677. En:
Abarca V., 2005: 98-102).

En 1971 surgió una tercera compañía
exportadora, la Tica Bananera S.A. TICABAN. Funcionó de
manera independiente hasta 1973, año en que BANDECO le
compró toda la producción y expandió los
contratos con los finqueros bananeros. Pero en 1974 redujo las
compras a los productores de Pococí y Siquirres, y
amplió sus propios cultivos. En 1976 "eran cultivadas
3.211 has por 17 productores en fincas de 265 has promedio, pero
la corporación poseía 9 propiedades y solo una
medía 959 Has. (Ellis, 1983:125)

Esa generación de productores criollos
formó un empresariado agrícola capitalista por el
tipo de inversión, organización técnica,
administrativa y división del trabajo. Empleaban gerentes,
abogados, jefaturas de operaciones, capataces y gran cantidad de
fuerza asalariada. El 93.6% estaba en el Atlántico y el
6.4% en el Pacífico Sur. Entre 1972 y 1977 participaron
con el 40% de las exportaciones de banano, a través de las
transnacionales. La cifra bajó al 17% en 1976 y al 11.3%
en 1977. De los 47 productores, 13 vendían la fruta a
BANDECO, 16 a SFCo. 15 a COBAL y 3 a UFCO. La mayoría
poseía fincas entre 50 y 500 has.

Según ASBANA, en 1978 el área plantada en
el país era 25.213 hectáreas y el 40% representaba
a los productores locales. Pero la SFCo tenía 10.000 Has.
en descanso, mientras que los finqueros particulares utilizaban
al máximo el área con altos costos y bajos
rendimientos. La reserva de tierras de BANDECO era de 3.000 has.
La UFCO poseía 67.712 has. en 1974 y sembraba con banano
unas 6.800 has. El número de productores pasó de 61
en 1974, a 47 en 1978. "En 1983 existen 57 empresas de ASBANA que
acaparan 40.704 Has pero siembran alrededor de 18.000 y emplean
más de 15.000 trabajadores", publicó el abogado
Arturo Fournier en la Revista Trabajo No. 17 de ese
año. (Bermúdez, G. 2000:27).

Los suelos se agotaron y las tierras fueron vendidas a
las corporaciones. Las ganancias acumuladas las trasladaron a
inversiones inmobiliarias urbanas y la compra de tierras de valor
turístico potencial.
http://www.solidarismoenaccion.com/libros/Bananeros1.pdf Durante
quince años estos productores se habían
desarrollado en relaciones de dependencia con las
multinacionales. En particular, no establecieron vínculos
directos con el mercado mundial debido a su funcionamiento
monopolista. En consecuencia, fueron forzados a vender la fruta a
esas empresas y a comprarles tecnología mediante contratos
que les restaron toda autonomía empresarial.

No podían vender las tierras, sembrar otras
variedades, ni extender el área cultivada, hasta ciertos
topes. No se les permitía usar las empacadoras para fines
distintos al quehacer bananero, ni usar la semilla a su
conveniencia. Eran objeto de inspección técnica y
la empresa extranjera tenía acceso a sus medios de
comunicación, incluso en sus mismas oficinas. Si
abrían fincas, debían dar exclusividad de compra a
la corporación, la cual se reservó el criterio de
rechazar o adquirir todo o parte de la fruta de la nueva
área. Estaban obligados jurídicamente a que el
Estado exonerara de impuestos los insumos para bajar los costos
de producción, con lo cual las multinacionales maniobraban
para bajar los precios de compra de la fruta. Debían usar
los medios de transporte y de estiba de esas empresas.
http://163.178.170.74/wp-content/revistas/19-20/valverde.pdf

Las relaciones
laborales

El futuro económico de la región
atlántica se percibía muy sombrío entre 1940
y 1955. El cierre del ciclo bananero que explotó la UFCo.
de 1890 a 1938 trajo desocupación, abandono de fincas,
cierre de comisariatos, dispensarios médicos, fondas y
líneas ferroviarias; contracción de las
importaciones y de la producción e intercambios locales
que dependían del enclave. El cacao, hule y abacá
tuvieron dinamismo en la Segunda Guerra Mundial. El cacao
subsistió, igual que el latifundio ganadero. La
producción mercantil campesina se generalizó con la
abras de inmigrantes que poblaron tierras baldías u
ocuparon en precario partes de las propiedades desasistidas por
la empresa monopólica.

El 26 de julio de 1956 la Asamblea aprobó la Ley
No. 2038 para fomentar las inversiones extranjeras.
Exoneró de impuestos y otorgó concesiones
cambiarias a las operaciones internacionales en dólares.
Al poco tiempo nuevos capitales norteamericanos propusieron
renovar la producción de banano, la actividad ferroviaria
y portuaria. En 1963 el Estado creó la Junta
Administradora y Portuaria de la Vertiente Atlántica,
JAPDEVA. Conjuntamente con los asentamientos agrarios del
Instituto de Tierras y Colonización ITCO y el ingreso del
país al Mercado Común Centroamericano, se
logró que la región experimentara una activa
reproducción del capitalismo. En 1965 en Valle la Estrella
había más un millar de trabajadores. (Libertad,
20-11-1965:7). Ocho años después, "la Unión
General de Trabajadores de Limón, UTRAL, estimó en
más de 30.000 la cifra de asalariados en las plantaciones
del Atlántico". (Aguilar, M. 1989:158)

Pero los rasgos dominantes eran la inestabilidad y
cesantía. El riesgo de despido dependía de
caprichosas decisiones de mandadores, capataces y contratistas.
Los superintendentes y gerentes estaban atentos al clima de
simpatías unionistas y a los indicios de
organización sindical. El despido aumentaba en
relación con los pliegos de demandas, o los
trámites legales para abrir un conflicto colectivo,
realizar una huelga o firmar una convención colectiva de
trabajo. El desempleo asomaba con crudeza al cierre de las fincas
bananeras o cuando la empresa consideraba necesario bajar los
enganches. La tecnificación tuvo poca incidencia en la
demanda de fuerza de trabajo. No así el clima de lucha
laboral, ni las políticas económicas de
Estado.

Entre el 5 y el 8 de marzo de 1974 los gobiernos de
Panamá, Honduras y Costa Rica impulsaron la Unión
de Países Exportadores de Banano. El convenio entró
en vigencia al adherirse Ecuador y Nicaragua. Se trataba de
resarcir el descenso en los términos de intercambio,
originado en el alza en los precios del petróleo y la
crisis de 1973, mediante la aplicación de un impuesto de $
1.00 por caja de exportación. En Costa Rica el tributo se
aprobó por Ley No. 5515 de 1974.

Las transnacionales reaccionaron. Declararon una guerra
de producción y precios: una forma de combate contra el
proteccionismo económico como recurso del Estado. La
ofensiva de los monopolios apuntó directo a la
autonomía de las naciones y al dogma y los valores
asociados con la "libre competencia". En Río Frío,
Valle la Estrella y Siquirres, la SFCo. y BANDECO inyectaron
tóxicos a las plantas, botaron matas en estado de
maduración, suspendieron fumigaciones y rebajaron las
cuotas y precios de compra de fruta a los proveedores criollos.
(Libertad 22-6-1974: 2 y 17-8-1974:1)

Y ello, en coyuntura de crisis en la reproducción
del capital. La tasa de desempleo pasó de 7.2% en 1963 –
agravada por las erupciones del volcán Irazú- a 8%
entre 1973-1975. Ascendió al 9% en la depresión
siguiente, de 1979-1983. (Donato y Rojas 18). El desempleo
repercutió en el precio de la fuerza de trabajo. Los
salarios se congelaron o descendieron. Pero el administrador del
comisariato, la fonda, la cantina y el lupanar, tanto como el
usurero, eran insensibles a los ritmos de la devaluación,
el empleo y los salarios.

Diez años después de la huelga de 1934, el
Código de Trabajo había establecido dos formas de
convenir los salarios en tareas colectivas: el Arreglo Directo y
el Conflicto Económico Social. El primero no requiere que
haya sindicatos. El segundo, sí. Además, en 1964 se
incluyó en el Código la figura de la
Convención Colectiva. En ésta se reconoce al
sindicato como único interlocutor con personería
jurídica para plantear demandas laborales, y los acuerdos
entre empresa y sindicato se acogen con carácter de ley
laboral.

Algunos gobiernos levantaron censos de salarios y
precios en las zonas bananeras. En Costa Rica se creó el
Consejo Nacional de Salarios en 1949 y el contrato bananero de
ese año, estableció que los salarios se
fijarían según los índices de precios, pero
sin tomar en cuenta los climas o las diferencias regionales que
repercuten en los trabajos y el nivel de vida. No obstante, como
logro de la huelga bananera del Pacífico Sur de 1953, el
Presidente Figueres Ferrer decretó que los salarios
pagados en la UFCo serían superiores en un 50% a los
precios que fijara el Consejo. No hay certeza de que ese criterio
se aplicara en la década del sesenta en las bananeras del
Atlántico.

El periódico Libertad ofrece retratos y
escenas discontinuas de las condiciones de trabajo en las
empresas fruteras. La ausencia de sindicatos en casi todo el
decenio 55-65, mantuvo indefensos a los trabajadores en
áreas sensibles como el tiempo y los salarios según
la variedad de ocupaciones y faenas agrícolas o
industriales. El salario mínimo era más la
excepción que lo habitual. Había retrasos. Era
obligaba trabajar a precios normales, los domingos y feriados;
los contratistas ofrecían pago por horas pero lo
hacían efectivo por pieza. No había pago de
vacaciones, ni de aguinaldos.

Lo ilustra esta gacetilla. "En Finca la Fortuna, ramal
de la Estrella, los trabajadores se desgastan para ganar entre
¢ 3.00 y ¢ 5.00 por día. El trabajo de corta
comienza a las 5 a.m. y concluye a las 6 p.m. Si la Standard
pagara legalmente el salario mínimo, debería
hacerlo a ¢ 28.90. Pero la represión de la empresa
impide la organización sindical". (Libertad 8-7-1962:3). Y
los capataces controlaban los rendimientos por hora. "…En
la tarea "carguero de banano" se arrastra hasta 25 racimos en
rodillos jalados por medio de una cincha atada al pecho a
través de grandes distancias y si el obrero no da
rendimiento se le despide. (Libertad 10-4-1962:4)

En las bananeras el alojamiento de los trabajadores fue
un problema durante todo el período. En Valle la Estrella,
la Standard adquirió viejos barracones de la UFCo. y en
los cuadrantes de las fincas usó los baches colectivos y
viviendas en casos de trabajadores con esposa e hijos. Pocas
familias tenían ese hospedaje. En los barracones las
condiciones sanitarias e higiénicas eran de mínima
calidad. Los obreros dormían sobre camalotes en
habitaciones estrechas compartidas hasta por 8 trabajadores en
unos pabellones llamados baches, habitados por 20 o más
obreros. El suministro de luz eléctrica y agua era
racionado porque estaban conectados al sistema de tuberías
y cables de la finca y las empacadoras. Los obreros no
podían convivir libremente con mujeres de la zona en las
propiedades de la empresa. Los días de pago llegaban a los
bananales hasta 200 mujeres que trabajaban como prostitutas en
lupanares o "donde hubiera lugar".
http://www.solidarismoenaccion.com/libros/Bananeros1.pdf

En los agudos inviernos con ciclos de inundaciones en
los cuadrantes, en las fincas se vivían días y
noches de angustias y zozobra. "En el Valle de la Estrella, en
Fortuna de Limón, los bananales se llenaron de agua, los
caseríos se inundaron en todas las fincas sin
excepción y los trabajadores y sus familias no tienen
donde refugiarse. Faltó el agua de las
cañerías y no había ni para cocinar. En el
Valle no hay sitios en donde la gente pueda refugiarse. Los jefes
de la Standard viven en La Loma, en Pandora este. Están a
salvo de las llenas, mientras que los obreros y sus hijos no
tienen protección alguna". Esa situación
afectó ese año a más de 500 trabajadores.
(Libertad 17-1-1970:10)

Las condiciones de trabajo en las fincas de los
productores del país eran peores. Carecían de
vivienda fija o no había suficientes habitaciones, no los
cubría el seguro de accidentes de trabajo, tampoco
recibían aguinaldo completo, ni asistencia médica
permanente. Los salarios eran más bajos que los pagados
por las transnacionales. Los despidos eran frecuentes cuando se
abrían procesos de negociación y conflictos
económico-sociales. La oferta de brazos era pues muy
inestable. (Aguilar, M. 1989:67)

El contrato bananero según el Decreto No. 30 del
15 de diciembre de 1934 estableció que la UFCo.
debía rebajar el 1% del valor de las compras de banano a
finqueros particulares para depositarlo al Estado y destinarlo a
atención hospitalaria. Pero no había centros
médicos estatales y la empresa deducía a los
trabajadores ese porcentaje para dar atención en sus
dispensarios. (La Voz del Atlántico 2-2-1935:1). En
febrero de 1964 se inauguró en Pandora, ramal del Valle la
Estrella, el primer hospital de la CCSS. Los sindicatos
apreciaron la obra, porque "las empresas se despreocupan por la
salud de los trabajadores que dejan su juventud en los bananales.
Aunque sólo hay un médico que no da abasto ni para
la población en edad infantil".

Desde 1970 aumentó el número de
médicos y con ese criterio se repartían 30 citas
por cada uno, cada 15 días. "Gran cantidad de personas y
trabajadores llegan a los dispensarios después de recorrer
kilómetros, con fuertes gastos por transporte y
alimentación, y no son atendidos porque el médico
ya cumplió la cuota de servicio". El STAPPG logró
que los accidentes cubiertos por pólizas del INS,
éste pagara hospedaje, pasaje y alimentación en San
José; pero los dineros no se depositaban
oportunamente.

En setiembre de 1981, el SITAGAH denunció que
médicos de la CCSS y del INS escamoteaban el seguro de
riesgos profesionales. "Las incapacidades por accidentes menores
no se extienden, o postergan, y los obreros las necesitan para
pedir a la empresa que los reubiquen en otras tareas. Ha habido
casos en que la empresa fuerza la renuncia del trabajador, con
pérdida de derechos laborales". (Libertad
28-9-1981:6)

En julio de 1981 un centenar de obreros del Valle la
Estrella firmaron una carta para que se destituyera a una
doctora. "En actitud servil con la Standard, se niega a dar
incapacidades, presta mala atención y trata de que los
obreros no abandonen el trabajo por razones de salud. Tampoco ha
tomado las medidas necesarias en relación a hechos
deshonestos que el personal a su cargo comete contra las esposas
e hijas de los trabajadores". La profesional rehusó
dialogar con los sindicatos y el memorial fue enviado al Director
de la CCSS.

Desde 1978 comenzaron las quejas por las intoxicaciones
y supuesta esterilidad que provocaban unos productos
químicos usados en sanidad vegetal. En 1979 el Ministerio
de Salud prohibió el "Nemagón" utilizado para
fumigar. La empresa se negó a referir a los afectados a
exámenes médicos. "Algunos trabajadores
reaccionaron con la amenaza de no salir a fumigar. Denunciaron el
efecto tóxico sobre la fauna y el sindicato
solicitó la intervención del Dpto. de Sanidad del
Ministerio de Agricultura. (Libertad 5-6-1981:6;
16-7-1981:5)

La Compañía siguió usando los
tóxicos. Amenazó con despedir a los se negaran a
fumigar e influyó en el personal médico y sanitario
para desestimar incapacidades por supuesta intoxicación.
"Son muchos los trabajadores que afrontan enfermedades como
alergias, dolores estomacales y náuseas. A todo eso
contribuye el riego aéreo para controlar la sigatoka y
otras plagas. Fumigan sobre los cuadrantes donde viven
trabajadores y familias". (Bermúdez, U. 2000:85) El
Sindicato incluyó la demanda en el trámite de la V
Convención Colectiva.

El NEMAGON causó estragos. El 5 de noviembre de
2007 un jurado de Los Ángeles condenó a la
SFCo.

(Dole Fresh Fruit Co.) a pagar altas sumas por
indemnización a trabajadores esterilizados por el uso del
nematicida DBCP. Después de la sentencia los sindicatos
costarricenses tramitaron alrededor de 2.300 denuncias en el
Bufete Provost & Umphrey, California.
http://tlc-no.blogspot.com/2007/11/triunfo-histrico-de-los-afectados-de.htm
Según trabajadores de Río Frío, la cifra de
los afectados es superior a los 15.000 hombres.

Conflictividad y
nuevas normas de trabajo

El 23 de agosto de 1934 el periódico La
Información
de Bluefield denunció que 45
trabajadores nicaragüenses fueron expulsados desde Costa
Rica en una acción dirigida por el Coronel Ricardo Monge,
al mando de 200 militares. Los rechazados vivían en la
zona varios años atrás, algunos eran hijos de
madres costarricenses y padres nicas, otros nacieron en
Guanacaste y emigraron a la zona bananera. Los militares llegaron
a La Línea para proteger la propiedad, amenazada por una
"turba de huelguistas". Se les acusó de incitar a la
revuelta y de destruir propiedades. (La Voz del Atlántico
5-11-1934:1-5). La mayoría de esos trabajadores
habían sido liberados de la prisión por gestiones
del PCCR. (Trabajo 7-10-1934:1)

Al mes siguiente se formó el Partido
Anticomunista de Limón, según manifiesto del grupo
firmado por 101 ciudadanos. Tenían 22 miembros en el
Comité de Guápiles y 36 en el de Siquirres. (La Voz
del Atlántico 15-9-1934:1-5). En San José se
formó la Liga Anticomunista con las secciones conocidas
como "Los Vigilantes". Se dedicaban a espiar los movimientos de
los dirigentes comunistas. Estaba dirigido por Jorge y Roberto
Zeledón, Ramón Madrigal, Víctor Guardia
Quirós, Lucas Raúl Chacón y un sujeto de
apellidos Albertazzi Avendaño. (Trabajo 14-10-1934:1).
Esas condiciones no favorecían la reorganización
sindical después que el gobierno reprimió la huelga
de 1934.

La conflictividad y organización sindical en el
Atlántico descendió entre 1935 y 1939. Durante la
crisis de la Segunda Guerra Mundial el desempleo, escases,
especulación y alza en el precio de artículos
importados y de consumo interno; así como la
aprobación del Código de Trabajo en 1943,
estimularon el clima pasivo y consensual que promovió en
aquellos años el Partido Comunista. De 1940 a 1947 se
organizaron 13 sindicatos en Limón: 4 en fincas bananeras,
1 en plantaciones de abacá y 2 federaciones. Actuaban en
el sector de Guácimo, Siquirres, Pococí. En
Siquirres el sindicato tenía representantes de las fincas
bananeras San Alberto, Canadá, La Esperanza,
Cultivés (abacá) y Las Indias. (Libertad. Varios
números)

El evento relevante fue la creación de la
Federación de Trabajadores de Limón, FETRAL, el 2
de octubre de 1944, presidida por el Secretario General,
Joaquín Hernández P. y afiliada a la CTCR. En ella
figuraban los dirigentes Federico Picado Sáenz e
Isaías Marchena Moraga. Picado fue vilmente asesinado en
diciembre de 1949 junto a otros cuatro dirigentes del Partido
Vanguardia Popular. El suceso es recordado con referencia a "los
mártires de Codo del Diablo". Isaías Marchena fue
otro gran dirigente que dedicó su vida al movimiento
obrero del Pacífico Sur. (Trabajo 7-10-1944:1). La FETRAL
fue disuelta de hecho al fragor de la crisis política y
militar de 1948.

Al año de la Guerra Civil se creó la
Comisión Obrera Sindical COS. Nació con el objetivo
de presionar para que las Garantías Sociales fueran
incluidas en la Asamblea Constituyente "dado que no se
contemplan" en el proyecto. La COS reorganizó 29
sindicatos entre 1949 y 1952. En ellos, el Sindicato de
Trabajadores del Cacao de Sixaola. Además, de 1950 a 1962
se involucró en cuatro huelgas en la región
atlántica, 2 de obreros ferroviarios y dos en fincas de
cacao y abacá. En enero y agosto de 1956 hubo dos paros
parciales de bananeros, y otro en junio del 57. Se paralizaron 4
fincas de la UFCo., en Sixaola.

Otras dos huelgas ocurrieron en diciembre de 1958. Una
en la Northern Railway Co. y otra en las fincas de la UFCo. La
huelga de los trabajadores de cacao fue dirigida por la CCTRN y
surgió por la negativa de la empresa a discutir un
conflicto colectivo económico-social. Las demandas
cubrían las fincas San Alberto, Indiana 2 y 3, Brand Star,
Bees Line, Bristol, Zent, Búfalo, Strafford, Liverpool y
el Toro. El "sindicato democrático" planteó alza de
salarios, reducción de jornadas, eliminar el destajo en el
riego de "spray", aumentar y mejorar los baches y viviendas,
aumentar el fluido eléctrico, dar mantenimiento a
servicios sanitarios y garantías sindicales. Participaron
550 trabajadores. El conflicto tuvo apoyo de 334, el 62% del
total de empleados; pero los jueces negaron el derecho de huelga.
Durante la huelga de hecho, los trabajadores se organizaron en
comisiones de vigilancia, financiamiento y alimentación.
Resistieron 12 días. (Abarca, 1978:129)

La UTRAL convocó a un mini congreso de
trabajadores bananeros en diciembre de 1964, con el objetivo de
"luchar por el restablecimiento de las libertades sindicales". El
10 de octubre de 1965 la CGTC realizó una
concentración de trabajadores en la Finca "Ley River", en
Fortuna de Limón. Poco después hubo otro mitin en
el sector de Atalanta bajo resolución del Juez Penal,
indicando a los personeros de Standard y a la policía que
era ilegal obstaculizar el libre tránsito de los
trabajadores por las fincas y propiedades. (Libertad 6-11-1965:5)
A pesar de eso fueron detenidos varios dirigentes sindicales de
UTRAL y de la FUNATRAFOPA. El acto represivo acicateó la
voluntad de lucha y organización. El 26 de octubre de 1966
se realizó la Asamblea General de UTRAL en Fca. La Fortuna
a pesar de que la empresa boicoteó con un campeonato
relámpago de futbol.

La SFCo. tuvo éxito en neutralizar e impedir la
afiliación sindical, entre 1962 y 1968 la SFCo.
Tenía el apoyo de los agentes de policía quienes
impedían que los trabajadores se movilizaran entre los
bananales para asistir a las actividades sindicales. En 1962 fue
arrestado el activista de la CGTC, Rodrigo Paniagua. En 1964
fueron apresados cinco trabajadores nicaragüenses con el
cargo de estar ilegales en el país. Los jueces denegaron
un recurso de Hábeas Corpus que se interpuso con el
criterio de que tenían cónyuges e hijos
costarricenses. (Libertad 29-3-1964:6). Pasado un tiempo, hubo
sentencia judicial contra la norma de la empresa que
prohibía el uso público de las trochas y veredas de
sus propiedades. En noviembre de 1965 fueron detenidos los
sindicalistas Juan Rafael Solís Barboza, Rodrigo Paniagua
y Wright Lindo. Estuvieron 10 días en la cárcel de
Finca 6 de Río Frío (Libertad
25-12-1965:5)

"El sindicato llegó entre el 68 y el 69. Le
decían a uno que la Compañía tenía
que hacerle unos papeles para tener derechos. Llegaban de noche y
le dejaban un papelito para que lo estudiara; o el sábado
que uno andaba en la calle o en los "refuegos", llegaban y debajo
de la puerta del bache le metían un papelito y cuando uno
abría se encontraba con ese papel diciéndole lo que
tenía que hacer y dándole valor, que no tuviera
miedo, porque si la Compañía se daba cuenta que uno
leía eso lo votaban. La Compañía no
quería al sindicato porque sabía que iban a pedir
muchas cosas para el trabajador, cómo le dijera, derechos.
Los del sindicato nos decían estudien, analicen entre los
mismos compañeros y el día que dicen me quiero
afiliar, que nos afiliemos toda una finca y casi toda la gente de
otra finca para que cuando la Compañía quiera votar
a un trabajador, que le digan no, tiene que votarnos a todos
porque ya todos estamos afiliados. Bueno. Así se
comenzó.

El sindicato entró más de lleno,
más en lleno y de un pronto a otro había de cada
finca más o menos el 80% ya afiliado. Uno pagaba a
escondidas un tiquetillo. Era poco lo que pagaba… La
Compañía creía que eran comunistas. Pero
ellos no le hablaban a uno de comunismo, sino nada más de
los derechos que uno tenía como trabajador. Era nada
más para que uno, pues, se defendiera. Mucha gente se
sindicalizó y un día se paró la
Compañía. ¡Juepuña! ¡Los
trabajadores la paramos! Yo duré como tres años
ahí. Me vine para Guápiles al final del 69,
trabajando siempre en banano en el mismo Standard, pero en Santa
Clara de Guápiles, una finca de otra persona pero que era
como de la Standard". (Flores V. Manuel. Entrevista.)

Las actividades con miras a la Primera Convención
Colectiva de Trabajo a La SFCO, desplegaron a partir de abril de
1969. El 19 hubo un mitin en Finca 5 del Valle la Estrella con
asistencia de 300 obreros. Se entregó a la empresa un
pliego de peticiones y el gerente lo rechazó. Con ello
abrió la vía conciliatoria administrativa, previa
acción judicial.

Entre 1965 y 1981 los sindicatos recurrieron en 27
ocasiones, en situación de conflicto, a diversos
trámites y procesos administrativos o jurídicos de
conciliación laboral con la Standard. En tres de ellas
mediaron representantes de instancias como el ICE, CNP y el MEP.
En casos de quejas y memoriales el MTSS actuaba de interlocutor.
La UTRAL y SITAGAH dirigieron 25 de esas acciones y actuaron en
forma unitaria a partir de 1972.

Entre 1965 y 1969 los sindicatos litigaron tres
Conflictos Colectivos y un Arreglo Directo. De 1970 a 1981
firmaron cinco Convenciones Colectivas, únicamente con
SFCo. "En el sector bananero, sólo en 1971 los
trabajadores plantearon 9 de las 15 Convenciones tramitadas".
(Donato E, y M. Rojas 1987:53). Durante los plazos de
aceptación o no de las convenciones entre octubre de 1969
y noviembre de 1980, se realizaron 50 gestiones administrativas
y/o jurídicas: 14 Conflictos Colectivos, 21 Convenciones
Colectivas en fincas de productores del país, un Arreglo
Directo y 14 resoluciones administrativas

Esos procesos fueron precedidos de diálogos
tripartitos: empresa, sindicatos y Ministerio de Trabajo. Se
planteaban en torno a pliegos de demandas acerca de condiciones
laborales, quejas por incumplimiento de acuerdos, querellas sobre
relaciones interpersonales o para convenir en temas como
salarios, despidos u obstrucción de la labor sindical.
Pero no siempre hubo conciliación entre las partes.
Tampoco la mediación política del Estado
logró impedir las huelgas.

Sólo en la SFCo., en Valle de la Estrella y/o
Río Frío, entre 1969 y 1981 se produjeron 12
huelgas y paros de corta duración; cifra que representa el
31% en un total de 39 movimientos que ocurrieron esos años
en la región bananera. De las restantes 27 huelgas o
paros, 2 se suscitaron contra la Northern Raiway Co. y 25 en las
fincas de los productores del país. La cifra total de 39
protestas se distribuye por años, así: 10 entre
1950-1969, 20 de 1970 a 1979, 9 entre 1980-1981. Pero sólo
en la década 71-81, hubo 17 huelgas y 9 paros en las
fincas de BANDECO y de los empresarios criollos las cuales
surgieron en el trámite de negociaciones de Conflictos
Colectivos y Convenciones de Trabajo.

En síntesis, en las plantaciones de banano del
Atlántico propiedades de SFCo., BANDECO y COBAL, y de
empresarios del país, se presentaron 37 huelgas y/o paros
de corta duración, 17 Conflictos Colectivos
Económicos Sociales, 2 Arreglos Directos 25 Convenciones
Colectivas y 41 gestiones administrativas sindicales.

La primera huelga contra SFCo ocurrió en mayo de
1969. Durante tres días, en la zona bananera
atlántica hubo un ambiente tirante, de demostración
de fuerza. Los trabajadores lograron que se reconociera la
personería jurídica de UTRAL como entidad
interlocutora. Aumento general de salarios, estabilidad para los
huelguistas, reducción de la jornada a 7 horas, mejoras en
los baches y construcción de más viviendas
familiares. En febrero de 1970 se produjo la segunda huelga
realizada por más de 2.000 obreros. La causa fue el
incumplimiento del convenio que puso fin a la huelga del 69.
Duró 9 días y la empresa aceptó la primera
Convención Colectiva, firmada en octubre de ese
año.

A calor de estas luchas se fundó el Sindicato de
Trabajadores de las Plantaciones de Siquirres, SITRAP, y el
Sindicato de Trabajadores Agrícolas de las Plantaciones de
Pococí y Guápiles, STAPPG. El Sindicato Industrial
de Trabajadores Agrícolas, Ganaderos y Anexos de Heredia,
SITAGAH logró mayor libertad de acción. Esas
instituciones de los trabajadores retomaron la lucha por firmar
convenciones colectivas. "A principios de los años 70, de
las 57 fincas que había en la zona Atlántica, en 53
de ellas las relaciones obrero patronales se regulaban por
convenciones colectivas que fueron logradas mediante paros y
huelgas sucesivas". (Aguilar H., 1989:158-159)

Otra huelga de mucho impacto, estalló en las
plantaciones ASBANA-BANDECO en 1978. Los sindicatos pedían
40% de alza salarial. No tuvieron éxito, pues
"significó la disolución del sindicato con
pérdidas registradas en 39 fincas". La huelga de agosto de
1979 contra varias fincas privadas fue dirigida por la
recién creada FETRAL. "Desarrolló amplia
solidaridad en el frente comunal y sindical bananero;
legitimó la solidaridad en el Valle Central.
Soportó alto grado de represión y coacción y
por ello los sindicatos no lograron hacer cumplir posteriormente
los acuerdos. La huelga contra la SFCo., de diciembre 1979-enero
1980, suscitó gran apoyo entre los trabajadores de las
fincas particulares y hubo huelgas de solidaridad en
Guápiles, Siquirres, Bataán, Valle la Estrella y
Río Frío. En ella participaron SITAGAH, UTRAL,
STAPPG Y SITRAP. (Smith y Rivera. 1988:53)

Complemento
final

El aspecto sistémico, multisectorial y
multifacético que mostró la crisis capitalista de
1979-1983, animó la transición del capitalismo
industrial de la postguerra a un modo de dominación
planetario e imperialista. En América Latina, las agencias
financieras internacionales exigieron, no sólo el pago de
la deuda externa; también, el desmantelamiento de las
bases sociales que indujeron desde 1930 un período de
desarrollo con alguna dosis de estatismo, reformas sociales,
avances en las libertades y auge de la democracia burguesa
representativa.

La historia del movimiento obrero y popular; de las
luchas gremiales, sindicales, cívicas y comunales que se
forjaron en Centroamérica y el Caribe entre 1960 y 1980,
exhibe al menos dos aristas. Por un lado la renuencia de las
clases asalariadas a soportar pacientes un modelo desenfrenado de
acumulación de la riqueza y de disfrute del progreso
cultural, alcanzados por el desarrollo de las fuerzas sociales
productivas. Por otra parte, excitó el rencoroso
enfrentamiento del capital y de sus expresiones estatales contra
el avance de las libertades. En particular, contra el derecho de
las clases asalariadas y sectores medios a organizarse para
luchar, en el marco de la legislación laboral, por la
defensa de sus condiciones de trabajo y un nivel mejor de
vida.

Dos décadas de lucha del proletariado y la clase
obrera bananera, culminaron en Costa Rica en la derrota
política de las organizaciones sindicales de las regiones
bananeras en el Pacífico Sur y el Atlántico. En
esta zona "desde 1980 hasta 1990, solamente quedó en
funcionando un sindicato bananero", según el dirigente
Gilberth Bermúdez. Al anularse las convenciones
colectivas, las corporaciones transnacionales y los empresarios
agrícolas amparados por el Estado y la dirigencia de
Iglesia Católica, retrocedieron a la figura
jurídica de los Arreglos Directos. En las fincas y
plantaciones, las coaliciones de trabajadores y las Asociaciones
Solidaristas sustituyeron a los sindicatos, desde 1983. Eran los
tiempos del "consenso de Washington" y el "Plan para la Cuenca
del Caribe" orquestados por la diplomacia y el garrote
anglosajón.

Bibliografía

Abarca V. Carlos. El movimiento
huelguístico en Costa Rica 1950-1960.
Tesis. UCR.
1978

Obreros de la Yunai. Editor Carlos
Abarca. Servicios Gráficos Z. San José,

2005. P. 454

Aguilar Hernández, Marielos.
Clase trabajadora y organización sindical en Costa
Rica. 1943-1971.
Editorial Porvenir, FLACSO e ICES. San
José. 1989. P. 203

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