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La crisis económica de la Unión Europea: ¿Complejo de Saturno o Síndrome de Estocolmo? Parte I (página 3)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

La mayor recesión de la posguerra se ha cebado
con las cuentas públicas europeas. La caída de la
recaudación asociada al deterioro económico, el
coste de las prestaciones por el creciente desempleo y los
ingentes programas de gasto para contener la caída, han
llevado a una situación cercana a la emergencia en un buen
número de países. Las cuentas cerradas de 2009
arrojan en la mayoría de los casos niveles récord
de déficit presupuestario. Son especialmente sonados los
casos de Grecia, España e Irlanda, con desfases superiores
al 11% del PIB, que, entre otros factores, les han llevado al
foco de los ataques de los mercados. Pero igualmente lacerante es
el 12,6% que sufre Reino Unido, otrora guardián de la
estabilidad. Con esas referencias, el descuadre de Francia (7,9%)
parece casi una situación desahogada, pero refleja un
deterioro financiero preocupante.

La Comisión Europea se ha mostrado comprensiva
con lo extraordinario de la situación y ha extendido hasta
2013 el plazo máximo para regresar al umbral del 3% del
PIB que marca el Plan de Estabilidad y Crecimiento. Conscientes
de las consecuencias financieras asociadas a la falta de
credibilidad (extremo en el que Grecia ofrece un triste ejemplo),
los Gobiernos europeos se han apresurado a presentar severos
programas de ajuste encaminados a volver a la ortodoxia marcada
por Maastricht.

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Recuadro I: El "Círculo de Fuego" (EEUU + GB:
padre y madre del tsunami financiero)

El gran agujero
fiscal de EEUU

En 2001, Bill Clinton dejó la Presidencia de
Estados Unidos sin déficit fiscal y la Oficina
Presupuestaria del Congreso proyectaba un superávit de US$
800.000 millones por año entre 2009 y 2012.

Hoy, la deuda pública federal estadounidense se
acerca a los US$ 2 billones y el pago de sus intereses se ha
convertido en uno de los cuatro grandes gastos gubernamentales.
(BBCMundo – 1/2/10)

¿Qué pasó en estos años?
¿Cuánto de esta deuda se debe a las dos
presidencias de George W. Bush? ¿Cuánto a las
recesiones económicas (2001-2002, 2008-2009)?
¿Cuánto a los rescates de los bancos y a la
inyección fiscal a una economía
moribunda?

Según Josh Bevins, investigador del Economic
Policy Institute de Washington, la mayor parte de este
déficit se debió a decisiones
políticas.

"En el período 2001-2008, el deterioro del
déficit se debió a la política de
reducción impositiva de 2001 y 2003 que explica un 50% del
deterioro fiscal. Las guerras en Irak y Afganistán son una
cuarta parte del déficit. En 2008-2009, el gran
responsable es la recesión", le indicó Bevins a BBC
Mundo.

La recesión produjo una caída de la
recaudación por menor actividad económica
equivalente a unos US$ 800.000 millones.

A esto hay que sumar el paquete de estímulo
fiscal de US$ 700.000 millones y el mega rescate de los bancos,
cuyo costo final aún está siendo calculado, pero
que Bevins estima en unos US$ 120.000 millones.

Escalera al infierno

Más allá del debate político, lo
cierto es que la deuda que financia este déficit es un
espiral ascendente que puede terminar en un infierno.

El pago de intereses se ha convertido en el cuarto rubro
del gasto federal estadounidense después de Defensa,
Seguridad Social y Atención Médica.

Esto, en momentos en que las tasas de interés
están en un mínimo histórico amortiguando el
impacto en las cuentas fiscales, un alza en las tasas
cambiaría esta ecuación.

En un estudio muy debatido en EEUU, Alan J. Auerbach, de
la Universidad de California, Berkeley, coincide con Bevins en
que el origen del problema es la presidencia de Bush, pero
señala que Barack Obama puede agravar la
situación.

"Bush fue extremadamente irresponsable durante ocho
años. Es injusto achacarle a Barack Obama el problema. Por
otra parte, no lo está solucionando. Si no lo soluciona lo
empeora", opina Auerbach.

Según Bevins, del Economic Policy Institute, el
problema del déficit es a mediano plazo y depende
enteramente de la recuperación económica y del
nivel de empleo.

"El gran problema es el empleo. Si logramos el pleno
empleo en 2015 habría que plantear allí una
reducción del déficit fiscal. Pero esto no
está garantizado", le señala Bevins a BBC
Mundo.

El dilema de Obama es que, si la economía deja de
crecer, la deuda aumentará porque habrá menos
recaudación y más gasto social, pero si no hace
nada, el peso mismo de la deuda puede resultar
abrumador.

Obama bate el récord histórico de gasto y
déficit público de EEUU

Obama persiste en su receta de estimular la
economía con dinero público. El presupuesto del
año 2010 llega a los 3,8 billones de dólares, un
nuevo récord que hace aumentar el déficit.
(Libertad Digital – 1/2/10)

El crecimiento del 5,7% en el último cuatrimestre
de 2009, que probablemente se deba a un espejismo provocado por
la reposición de inventarios en la industria, ha animado
al presidente Barack Obama a abrir la espita del gasto en un
año decisivo para la recuperación económica
mundial.

El presidente enviará a las cámaras un
presupuesto federal de 3,8 billones de dólares. Obama
sigue empeñado en medidas de estímulo
económico para salir de la crisis. La principal
preocupación en Estados Unidos actualmente son las
alarmantes cifras de desempleo, que ha superado la barrera
psicológica del 10% por vez primera desde 1983.

Gasto en Defensa, empleo y sanidad

Casi la mitad de los parados norteamericanos han
engrosado las listas del desempleo en los últimos dos
años, en los que se han destruido siete millones de
puestos de trabajo. Obama va a destinar a ayudas a la
contratación cerca de 100.000 millones de dólares,
que se suman a los 800.000 millones que el Estado dedicó
en 2009 para paliar el desempleo. Sin efecto alguno, tal y como
se ha podido comprobar.

El paquete de incentivos al empleo que pretende sacar
adelante Obama incluye una ayuda de 5.000 dólares por
empleado contratado a las pequeñas empresas. Este programa
tiene una dotación de 33.000 millones de dólares,
que saldrán íntegramente del Gobierno
federal.

Algo menos, 25.000 millones de dólares,
irán destinados a los estados para que financien los
gastos del programa de asistencia Medicaid, destinado a la gente
de bajos recursos.

La parte del león se la lleva el gasto militar.
Para 2010 Estados Unidos dedicará 708.000 millones de
dólares en sufragar los cuantiosos gastos de sus Fuerzas
Armadas. 161.000 millones se irán directos a las guerras
de Irak y Afganistán de donde, a pesar de las promesas
electorales del entonces candidato Obama, los soldados
norteamericanos no van a retirarse. En términos relativos,
el presupuesto de defensa básica crece un 1,8%, mientras
que el departamento de seguridad interna (Homeland security)
crece un 2%.

Subida de Impuestos

Un ritmo de gasto semejante precisa de mucha gasolina
fiscal. Las bajada de impuestos que George Bush aplicó a
las rentas superiores a 250.000 dólares (170.000 euros) se
acaba y, según Obama, eso reportará a las arcas
estatales 678.000 millones frescos. Una nueva tasa que
gravará a las firmas financieras conseguirá
arrancar otros 90.000 millones, y la eliminación de las
reducciones fiscales a la industria del carbón y el
petróleo otros 40.000 millones más.

Congelación de gastos

A cambio, y para cubrir esa riada de dinero
público que va a derramarse sobre la economía en
ese año (2010), la administración propone congelar
el gasto durante los tres próximos años en algunos
programas gubernamentales. Esto le ahorrará al Estado
15.000 millones de dólares durante este
año.

Una miseria en comparación con el creciente
capítulo de gasto. En 2009 el gasto no militar
ascendió un 5%, este año lo hará un 7%. Eso
sin incluir los paquetes de estímulo. Incluyéndolos
el incremento de gasto se iría al 17% este año y un
11% el año pasado.

El gasto público en Estados Unidos se ha
duplicado en sólo nueve años. De los 1,8 billones
que se gastaron en 2001 a los 3,8 que muy probablemente se
gastarán en este ejercicio fiscal.

Más déficit

Con la propuesta de gasto en la mano, la
administración Obama espera llevar el déficit
público hasta los 1.6 billones de dólares,
complicando aún más la pesada carga de la deuda
soberana, que supera ya los 12 billones de dólares, es
decir, el 90% del PIB, una cifra histórica sobrepasada
sólo durante la 2ª Guerra Mundial.

El plan de Obama es empezar a reducir déficit a
partir de 2011, cuando espera dejarlo en "sólo" 1,3
billones, que irán a engrosar la abultada deuda
pública estadounidense, la mayor del planeta.

La Casa Blanca prevé un déficit para el
año fiscal 2011 de US$ 1,267 billones

Estados Unidos registrará un déficit
presupuestario de US$ 1,267 billones (millones de millones) en el
año fiscal 2011, señaló el lunes la Casa
Blanca, en un presupuesto de US$ 3,834 billones que busca
alcanzar un equilibrio entre fomentar la creación de
empleo en el corto plazo y hacer frente a los problemas fiscales
de la nación durante la próxima década. (The
Wall Street Journal – 1/2/10)

La solicitud de presupuesto del gobierno de Obama,
contempla una reducción del déficit de US$ 1,2
billones durante los próximos 10 años, en gran
parte a través de la aplicación de un impuesto a
los grandes bancos, la eliminación de preferencias
tributarias para las empresas de petróleo, gas y
carbón, un congelamiento de tres años al gasto
discrecional no relacionado con la seguridad y el término
de reducciones de impuestos para las familias más ricas
que datan del Gobierno de Bush.

En el actual año fiscal, que culmina en
septiembre, la Casa Blanca proyecta un déficit
presupuestario de US$ 1,556 billones, lo que equivale al 10,6%
del producto interno bruto. Esa cifra es levemente mayor que el
déficit de US$ 1,502 billones que el Gobierno
estimó en agosto para el año fiscal 2010. En el
año fiscal 2009, el déficit fue de US$1,413
billones, o un 9,9% del PIB.

El próximo año, el déficit de US$
1,267 billones sería equivalente al 8,3% del PIB, nivel
que la Casa Blanca prevé declinará gradualmente al
3,9% para el año fiscal 2014. El déficit no
disminuirá hacia la meta del presidente Barack Obama del
3% del PIB para fines de su mandato, pero cumpliría otra
meta de reducir a la mitad la brecha que existía cuando
Obama asumió la presidencia.

Se prevé que el déficit se reducirá
a US$ 706.000 millones en 2014 antes de comenzar a crecer
nuevamente para alcanzar los US$ 1,003 billones en el año
fiscal 2020. En los próximos 10 años, el
déficit sumaría un total de US$ 8,532
billones.

EEUU difiere el ajuste a 2011

Tampoco la primera potencia del planeta se
librará de un plan de ajuste severo, aunque la
Administración Obama apurará todavía este
año los impulsos presupuestarios. El objetivo: apuntalar
la recuperación económica de un país en el
que el paro se ha doblado desde el inicio de la crisis y ya ronda
el 10% de la población activa.

El proyecto de presupuestos para el año fiscal
que comienza en octubre, presentado la semana pasada, incluye un
incremento del gasto público del 5,7%, hasta alcanzar los
2,7 billones de euros. Por su parte, el déficit
presupuestado alcanzaría el nivel récord del 10,6%
del PIB. Obama pretende recortar esa cifra hasta el 4% en 2013,
mediante la eliminación de programas de gasto
público obsoletos y por la mayor recaudación
esperada de la recuperación económica. De momento,
la prioridad es el paro.

Cincuenta Grecias

Es probable que en la Roma de Nueva York, en la Atenas
de Georgia y en el Madrid de Iowa no reine la sensación de
crisis presupuestaria que últimamente domina a sus
homónimas europeas, pero los estados y los municipios de
EEUU podrían acabar teniendo problemas igualmente graves.
(Financial Times – 11/2/10)

Al igual que los miembros de la eurozona, los estados de
EEUU no tienen la posibilidad de devaluar su moneda y tienen que
hacer un esfuerzo por mantener buenas relaciones con los
sindicatos del sector público, por un lado, y con a los
airados contribuyentes, por otro.

Y, al igual que los que ponían en entredicho el
futuro del euro prestaron demasiada atención a la
evolución de sus centros financieros sin percatarse de las
debilidades de la periferia, los problemas presupuestarios de los
50 estados de EEUU y de sus 52.000 ciudades suelen pasar
desapercibidos. Aunque no han despilfarrado al mismo ritmo que
algunas economías del sur de Europa, los estados de EEUU
gastaron a su antojo antes de la recesión.

En las tres décadas anteriores a 2008, el gasto
creció a una media anual del 6,7%, muy por encima de la
inflación. Incluso después de recortar
aproximadamente 256.000 millones de dólares de sus
presupuestos entre 2009 y 2011, varios estados registran brechas
importantes. Pero el problema no queda ahí, ya que los
expertos han detectado además déficit en los
sistemas de pensiones que ascienden a los 3 billones de
dólares, cifra que duplica su gasto anual.

Al igual que en Europa existe la "cláusula de no
rescate", en EEUU hablar de una intervención federal es
tabú, aunque los estados dependan de Washington. El
presupuesto federal de 2011 contempla 646.000 millones de
dólares de subvenciones estatales, y 85.000 millones de
dólares más para el programa sanitario
Medicare.

Los mercados de deuda locales también se
benefician de una exención fiscal. Pero pronto se
retirarán los estímulos adicionales que han
cubierto los déficits, dejando unos agujeros
presupuestarios que podrían inducir a las ciudades a
acogerse al Capítulo 9 de la Ley de Quiebras.

Ante la libertad de las empresas y los residentes para
trasladarse a cualquier otro estado, existe un límite para
los recortes de servicios o las subidas de impuestos antes de que
esta opción gane atractivo. Hace poco (enero 2010),
Timothy Geithner, el secretario del Tesoro estadounidense, se
tomó a risa la posibilidad de que EEUU perdiera su rating
AAA, pero la mayoría de sus estados ya lo han hecho, y
algunos podrían encontrarse pronto en situación de
impago.

– El "Circulo de Fuego" de Pimco – Japón,
Francia, Reino Unido, EEUU y PIIGS, los más vulnerables
(Libertad Digital – 13/2/10) Lectura
recomendada

Pimco, el mayor gestor de fondos
soberanos, cree que hay que tener "cuidado" con los países
del "Círculo de Fuego". A saber, Japón, Italia,
Grecia, Francia, EEUU, Reino Unido, Irlanda y España. Su
abultada deuda pública y privada reducirá su
crecimiento potencial. Son "los más vulnerables en
2010".

(Por M. Llamas)

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"¡Cuidado con el Círculo de
Fuego!". Ésta es la advertencia que lanza a sus clientes
Bill Gross, director ejecutivo de PIMCO, el mayor gestor de
fondos soberanos del mundo, en su carta de febrero dirigida a los
inversores. Gross señala que la recuperación
económica será muy distinta, según los
países. Son varias las alertas que lanza el prestigioso
inversor de bonos.

En primer lugar, prevé un alto crecimiento
económico durante los próximos años en los
países emergentes, mientras que algunas de las
economías más desarrolladas del mundo se enfrentan
a un período de exiguo crecimiento potencial.

En concreto, PIMCO recomienda no invertir en las
potencias que incluye su particular "Círculo de Fuego",
por el siguiente orden: Japón, Italia, Grecia, Francia,
EEUU, Reino Unido, Irlanda y España. Es decir, potencias
del G-20 más los conocidos PIIGS (Portugal, Italia,
Irlanda, Grecia y España), a excepción de Portugal
que no aparece en el "Círculo" debido a su escaso
tamaño.

Y ello, debido al espectacular aumento de los
desequilibrios fiscales que presentan estos países
así como al todavía abultado apalancamiento de sus
economías.

Ha habido numerosas bolas con efecto y bolas curvas en
los mercados financieros durante los últimos 15 meses
aproximadamente (…) Ahora que se ha impartido una apariencia de
estabilidad a la economía y a sus mercados, están
en marcha el intento de desintoxicación y el
desapalancamiento del sector privado.

Habiendo sobrevivido gracias a una dosis constante por
parte del gobierno de dos billones de dólares o más
(…), algunos esperan que el sector privado global se
desintoxique y vuelva a su agenda cíclica normal donde los
instintos y la disposición a tomar riesgos tomen la
delantera y el centro. Sin embargo, hay un problema.

Mientras que las corporaciones quizás avancen en
esa dirección debido a las curvas de rendimiento en picado
y a los cheques extendidos por el gobierno para parcialmente sus
balances generales, sus clientes (los consumidores) permanecen
totalmente apalancados y descapitalizados, con poca esperanza de
escapar mientras el desempleo permanezca en tasas del 10-20% en
todo el mundo.

En su análisis, señala que vale la pena
los ejemplos históricos donde, tras el estallido de una
crisis financiera, confluyen el "desapalancamiento" y la
"reregulación". Para ello, toma como referencia "dos
excelentes estudios".

Por un lado, un estudio de ocho siglos
de crisis financieras de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff
titulado "This Time is Different" (Esta Vez es Diferente), y el
informe del McKinsey Global Institute sobre "Debt and
deleveraging: The global credit bubble and its economic
consequences" (La deuda y el desapalancamiento: La burbuja del
crédito global y sus consecuencias
económicas).

De ambos se pueden extraer conclusiones valiosas,
según Gross:

1) El verdadero legado de las crisis bancarias es un
mayor endeudamiento público, mucho mayor que el coste de
los paquetes de rescate iniciales. En promedio, la deuda
pendiente de pago de un país casi se duplica en los tres
años siguientes a la crisis.

2) Las secuelas de las crisis bancarias están
asociadas con un incremento medio de siete puntos porcentuales en
el desempleo, que se mantiene elevado durante cinco
años.

3) Una vez que la deuda pública de un país
excede el 90% del PIB, la tasa de crecimiento económico
disminuye en un 1%.

El gestor de PIMCO señala que "a las crisis
bancarias les sigue un desapalancamiento del sector privado"
gracias a la sustitución de la deuda privada por una
creciente deuda pública. ¿Problema? El mayor peso
del Estado disminuye a su vez el crecimiento económico y,
como resultado, "bajan las rentabilidades de las inversiones y
los activos financieros".

Los países más vulnerables en 2010 se
muestran en el gráfico de PIMCO "El Círculo de
Fuego". Los países de la zona roja tienen el potencial de
que su deuda pública supere el 90% del PIB en el plazo de
unos pocos años, lo que ralentizaría el crecimiento
del PIB en un 1% o más. Las áreas amarilla y verde
se consideran las más conservadoras y potencialmente
más solventes, con un mayor crecimiento
potencial.

Otro estudio diferente realizado por el
Grupo McKinsey analiza el apalancamiento actual en la
economía total (la deuda doméstica, la corporativa
y la estatal) y revisa la historia para encontrar 32 ejemplos de
desapalancamiento sostenido en el período posterior a una
crisis financiera. Concluye lo siguiente:

1) Normalmente, el desapalancamiento comienza dos
años después del inicio de la crisis (2008 en este
caso) y dura unos seis a siete años.

2) En el 50% de los casos aproximadamente, el
desapalancamiento provoca un período prolongado de ajuste
que ejerce un efecto negativo importante sobre el crecimiento del
PIB. En el resto, el desapalancamiento se traduce directamente en
default (quiebras) corporativos (empresas) y soberanos
(países), o bien en una inflación acelerada, todos
anatemas para el inversor.

3) Las condiciones iniciales son importantes. El nivel
bruto de deuda pública y privada se muestra en el
siguiente gráfico (Sixtin Tons).

Gross indica que la capacidad de un
país de responder a una crisis financiera está
relacionada con el "peso de su deuda existente", ya que marca "el
futuro potencial de su financiación".

De ahí, precisamente, que "China,
India, Brasil y otras economías en vías de
desarrollo hayan salido mucho mejor paradas que los
inquebrantables del G-7", destaca.

Y, en este sentido, los países
desarrollados se enfrentan a altos niveles de deuda
pública en los próximos años, tal y como
revela el Fondo Monetario Internacional (FMI).

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Ahora le toca a EEUU y Reino Unido

Los mercados financieros son un juego de espejos.
Reflejan tanto las impurezas como el atractivo y el potencial de
una economía, de su Gobierno, de sus gentes. El problema
es que a veces los espejos deforman, distorsionan: los mercados
llevan semanas mostrando las miserias de la eurozona, la crisis
fiscal griega y su veloz contagio por el Mediterráneo, los
agujeros institucionales de una Unión Monetaria desigual,
las carencias del euro. Ese relato, convertido en la
penúltima obsesión de las Bolsas y del mundillo
económico, es el gran quebradero de cabeza de Bruselas, de
Atenas, de Berlín y de Madrid. De toda Europa. Las cifras
cuentan otra historia interesante que apenas sale en la imagen:
atendiendo sólo a los números -nada menos que a los
números-, la situación fiscal de EEUU y de Reino
Unido es tan mala como la de Europa. O peor. Hasta el punto de
que alguna casa de análisis busca la forma de incluir las
iniciales de Estados Unidos y Reino Unido en el acrónimo
PIGS (cerdos, en inglés), que en tono despectivo se usa
para ilustrar los problemas fiscales de Portugal, Irlanda (o
Italia, tanto monta), Grecia y España.

"El perfil de la deuda británica y estadounidense
es tremendo, insostenible. El mercado ha puesto el foco en Grecia
y por extensión en la eurozona, pero California y otros
lugares de EEUU están como Grecia. Tal vez eso acabe
siendo una ventaja para Europa, que parece iniciar el camino de
una inusual disciplina fiscal: ¿EEUU necesita un susto
así para enterarse del problema?", se pregunta Carmen
Reinhart, de la Universidad de Maryland. (El País –
21/2/10)

Hay muchos indicadores de riesgo soberano, pero por
encima de todos destacan el déficit y la deuda
pública. Y en ambos casos las dos grandes potencias
anglosajonas -así como Japón- presentan cifras tan
sombrías como las de la eurozona en conjunto, y en algunos
casos a la altura de los países más vulnerables del
euro. "Voy a sorprenderles", desafiaba recientemente a la prensa
(febrero 2010) el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, para
establecer la comparación: el déficit de la UEM es
del 6%, la mitad que en EEUU y Reino Unido, que presentan cifras
similares a las de Grecia y superiores a las de España. La
deuda europea no alcanza el 80% del PIB, en el entorno en el que
se mueven la británica y la estadounidense. Y lo
más importante: el perfil de la deuda de esos dos
países a largo plazo es terrible, peor que el del bloque
europeo en conjunto, según las proyecciones del
prestigioso Banco Internacional de Pagos de Basilea, una especie
de banco central de bancos centrales.

Los mercados calibran también otros datos,
aparentemente menos trascendentales pero capaces de tumbar
países. Varios miembros de la eurozona están peor
que EEUU y Reino Unido en los seguros de impago de la deuda. En
otros indicadores, como la rentabilidad de la deuda, hay nubes y
claros: los países sureños de Europa han recibido
un severo castigo, y sin embargo el rendimiento medio de los
bonos de la eurozona evoluciona mejor que el de los
norteamericanos.

Los datos son importantes; a veces demasiado. Pero ni
siquiera para los mercados las matemáticas lo explican
todo: "Londres y Washington tienen un historial de credibilidad
intachable y un banco central poderoso, dispuesto a barrer a
quien apueste en su contra. Y los mercados conocen esas armas de
disuasión, la vertiente política de la
situación fiscal", declara Luis Garicano, de la London
School of Economics. "Sobre el papel, la situación de la
zona euro no es peor que la de otros grandes. El problema es el
riesgo político: poca gente duda de que, llegado el
momento, EEUU tomará medidas para mantener la solvencia:
recortar gasto, subir impuestos. Sobre Europa, en especial sobre
algunos países, hay cada vez más dudas", abunda
Jesús Fernández-Villaverde, de la Universidad de
Pensilvania.

Los mercados son así: se obcecan con una
historia. "Muchas, si no todas las crisis, se basan en
profecías autocumplidas a causa de esa vena obsesiva: los
ataques sobre el sistema monetario europeo en 1993, México
en 1995, Corea en 1998. Y ahora otra vez. ¿Por qué
Grecia y por qué ahora si la deuda griega es la mitad que
la de Japón y sólo algo superior a la
británica? La respuesta es esa obsesión, que puede
rendir grandes beneficios a unos pocos y es un auténtico
problema para el que no hay solución conocida", dice
Charles Wyplosz, del Graduate Institute de Ginebra.

La situación actual está preñada de
paradojas. Los mercados examinan a los Gobiernos y
prácticamente dictan las políticas fiscales, cuando
fue la crisis financiera desatada por los propios mercados la que
obligó a los Ejecutivos a intervenir masivamente, a
embalsar enormes déficits para evitar una debacle, como
reivindicó Barack Obama hace unos meses en pleno Wall
Street. Y como advirtió Nicolas Sarkozy en Davos en enero,
y hasta José Luis Rodríguez Zapatero en Londres el
pasado 19 de febrero. Aún así no hay más
remedio que volver a la disciplina fiscal ante la amenaza de
incendio en las Bolsas, aunque sólo sea con promesas:
"Aunque ésta sea una crisis fiscal artificiosa, casi
inventada, los mercados obligan a tener una estrategia de salida;
de lo contrario, acabarán atacando. Pero es que
además en la mayoría de los casos es mejor anunciar
los planes y dejarlos para más adelante, ante el peligro
de truncar la recuperación", explica Juan Ignacio Crespo,
de Thomson Reuters.

Tanta contradicción deja la salida de la crisis
cubierta de niebla. En Londres, 60 economistas (encabezados por
el Nobel Joseph Stiglitz) respaldan la política del
Gobierno laborista, partidario de no aplicar aún la dura
medicina de las subidas de impuestos; pero una veintena de
expertos reclama justo lo contrario. En EEUU no hay plan: Obama
ha delegado en una comisión que aportará ideas ante
la guerra abierta entre republicanos (en contra de las subidas
fiscales y a favor de recortar gastos) y demócratas
(partidarios de la receta contraria, grosso modo). "EEUU y Reino
Unido deben anunciar ya sus planes para conseguir un perfil
fiscal más amable, aunque no sea inmediatamente, para no
quebrar la reactivación: uno nunca sabe cuándo va a
llamar a su puerta el lobo", avisa Reinhart aludiendo a la
posibilidad de un ataque especulativo como el sufrido por la
eurozona.

Europa ha empezado a transitar por esa senda, aunque sea
a base de sustos. "Los mercados han sido injustos; los
anglosajones tienen los mismos problemas fiscales y nadie parece
reparar en ello", admite un portavoz de la Comisión
Europea. Pero a renglón seguido añade que
sería "un error imperdonable" caer en la tentación
de olvidar que Grecia "está en una situación de
alto riesgo" y que la crisis fiscal "es el primer test
fundamental" para el euro.

No hay economía sin política. Y ahora
más que nunca no se hace política sin
economía: los mercados ponen a prueba la idea del euro
tras 10 años de vino y rosas. "Puede que haya cierta
sobrerreacción y comportamiento rebaño, pero los
mecanismos de decisión de la eurozona son más
lentos que los de EEUU y las armas de las que dispone
también son menores y se han probado poco o nada
anteriormente. Además, las Bolsas consideran que las
economías de EEUU y Reino Unido son más flexibles,
y esa percepción no va a cambiar de un día para
otro", sostiene Tomás Baliño, ex subdirector del
FMI.

Las aguas parecen haberse calmado con la decisión
de Bruselas de rescatar a Grecia si es necesario, pero la
tormenta volverá a acechar tarde o temprano a los
países más vulnerables o a los que no hagan los
deberes fiscales. "En caso de crisis, el papel de un banco
central propio es clave", explica el economista Daniel Gros. "Los
bancos centrales anglosajones no van a dudar a la hora de
imprimir billetes para salir del paso si ven acercarse una crisis
fiscal", añade Paul de Grauwe, de la Universidad de
Lovaina.

En el fondo, el euro siempre se vio con recelos desde la
costa oeste del Atlántico, incluso desde el otro lado del
canal de la Mancha. Martin Feldstein, de Harvard, llegó a
afirmar poco antes de que la moneda única viera la luz que
si el euro salía bien la UE se convertiría en un
super-Estado e iría a la guerra con EEUU; y que si
salía mal habría una guerra civil en Europa. No
parece que la sangre vaya a llegar al río, aunque por el
camino algunos inversores, algunos medios y las agencias de
calificación -de marcada raíz anglosajona- se
empeñen en reflejar en el espejo imperfecto de los
mercados más impurezas en unos lugares que en
otros.

EEUU no está a salvo del mal griego

Grecia es el canario en la mina de la deuda soberana, al
que todo el mundo vigila, por si se asfixia. Pero sus males son
comunes entre las economías desarrolladas. Estados Unidos
no es una excepción. El déficit y la deuda
están a niveles que no se veían desde la II Guerra
Mundial. El presupuesto para 2011 puso el foco en la cantidad y
en la manera en la que la mayor economía del mundo gasta,
y en analizar de dónde llegan los 3,8 billones de
dólares (2,8 billones de euros) que lo nutren. Para ese
ejercicio -que arranca en octubre- el déficit se proyecta
en 1,4 billones un (9,9% del PIB), por debajo del récord
de 1,6 billones para 2010 (10,6% del PIB). El problema es que se
mantendrá cercano al billón durante la
próxima década y seguirá alimentando una
deuda nacional que toca ya los 12,4 billones de dólares
(85% del PIB).

La deuda estadounidense tocará el 110% del PIB en
2015. Por si no bastara, EEUU está altamente hipotecada
con el exterior. Su deuda pública neta se cifra en unos
7,5 billones, equivalente al 53% del PIB. De esa cantidad,
más de la mitad en manos extranjeras, con China como
principal banquero, lo que le coloca en una posición de
debilidad. "EEUU no es Grecia", señalan desde la
Fundación Peter Peterson. Pero advierten de que
"acabará teniendo los mismos problemas" si en los
próximos dos años no se demuestra que puede
controlar sus cuentas públicas. Los operadores de bonos en
Chicago piden también que "no se tape" el problema. Si no,
dicen, "habrá una crisis de confianza". La deuda,
advierten desde el Cato Institute, "crece más que la
economía". Analistas liberales y conservadores coinciden
que elevar el gasto es necesario en tiempos de debilidad. Pero
¿cuánto más? Kenneth Rogoff, de la
Universidad de Harvard, pone el techo en el 90% del
PIB.

Warren Buffett también alza la voz de alarma.
Más pronto que tarde, dice, habrá que hacer frente
a los efectos de la enorme dosis de medicina monetaria
suministrada a la economía. Le preocupa que si no se
actúa, EEUU acabe perdiendo su reputación. "Tan
pronto como la recuperación gane tracción, debe
hacerse lo posible para mantener las obligaciones en línea
con los recursos".

Moody's advirtió que EEUU puede perder la "triple
A" si sus finanzas no mejoran, lo que disparará el coste
de la deuda. Dicho de otra manera, el Gobierno no puede continuar
gastando como si el déficit no tuviera consecuencias. Y le
invita básicamente a hacer lo mismo que las familias:
buscar ahorros para poder vivir con sus propios
medios.

Si Washington afronta el reto, ¿debe recortar el
gasto o elevar impuestos? Para los observadores, hay que
distinguir los factores que están detrás del alza
del déficit a corto plazo -las guerras en Irak y
Afganistán- y el rescate económico.

El presidente Barack Obama es consciente del problema.
La respuesta, sin embargo, puede tener un alto precio
político en las legislativas de noviembre (2010). Para
repartir responsabilidades, acaba de crear una comisión
fiscal bipartidista que ofrezca soluciones. Pero la fuerte
división ideológica en el Capitolio amenaza con
complicar que se adopten medidas.

Hemeroteca: la opinión de los "grandes
bonetes"

"La Gran Recesión del período
2008-2009 fue desencadenada por una excesiva acumulación
de deuda y apalancamiento por parte de las familias, las
entidades financieras e, incluso, el sector empresarial en muchas
economías avanzadas. Mientras que se habla mucho de
desapalancamiento a medida que la crisis va remitiendo, la
realidad es que la deuda del sector privado se ha estabilizado en
niveles muy altos"…
Estados de riesgo (Nouriel Roubini –
Expansión – 17/3/10)

"Más leña al fuego. Tras las
advertencias del Nobel Paul Krugman y el economista Nouriel
Roubini, ahora es Kenneth Rogoff, ex economista jefe del FMI, el
que avanza una "probable" oleada de quiebras y rescates
soberanos. Grecia no lo va a tener "fácil"…

Rogoff ve "probable" una ola de quiebras soberanas y rescates del
FMI (Libertad Digital – 4/4/10)

"La reciente saga griega es la punta de un iceberg
que refleja los graves problemas de sostenibilidad de deuda
pública a los que muchas economías avanzadas -y no
sólo los PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y
España)- se enfrentarán en los próximos
años. La OCDE prevé que los índices de deuda
pública/PIB en economías avanzadas aumenten hasta
una media del cien por cien del PIB"…
Nouriel Roubini: La
tragedia griega de los "PIIGS" (I) (El Economista –
23/4/10)

"Vistas las dificultades de Grecia, los demás
PIIGS buscan sus propias soluciones, pero siguen soportando
graves problemas de sostenibilidad de deuda pública y
pérdida de competitividad. Italia está ahora -en
términos relativos- en mejor forma que el resto de PIIGS.
Aunque el índice de la deuda italiana respecto al PIB es
alto -por encima del cien por cien-, su déficit fiscal se
contuvo al 5 por ciento en 2009. Las autoridades italianas
sólo permitieron que los estabilizadores
automáticos aumentaran el déficit y se
prestó muy poco al estímulo fiscal
contra-cíclico. Además, Italia ha llegado mucho
más lejos que Grecia y España en la
implementación de las reformas necesarias para
contrarrestar el pasivo no financiado inminente de los sistemas
de Seguridad Social"…
Nouriel Roubini: La tragedia griega
de los "PIIGS" (II) (El Economista – 24/4/10)

"Las políticas de Obama están
convirtiendo los Estados Unidos en otra Argentina. Hace un siglo,
los argentinos gozaban del cuarto ingreso per cápita
más alto del mundo porque en su país funcionaba una
economía de libre mercado y se respetaban los derechos de
propiedad. Hoy, el crédito de Argentina está en el
penúltimo lugar (sólo el de Venezuela es peor), y
el Gobierno se niega a pagar a quienes adquirieron sus
bonos"…
Obama nos está convirtiendo en Argentina
(Richard W. Rahn – Libertad Digital – 29/4/10)

De regreso a Europa: del "Círculo de Fuego" al
"virus del Ébola"

La gran banca pide a la UE un plan de rescate masivo
para los PIIGS

Los acontecimientos se suceden a una velocidad de
vértigo. El problema ya no es sólo Grecia sino el
efecto contagio que puede provocar la quiebra del país
heleno. El riesgo país se extiende por la zona euro. El
secretario general de la OCDE (que agrupa a los países
más desarrollados del planeta) advierte de que la crisis
de deuda se puede extender como el "virus del Ébola" hacia
las economías más débiles de la Unión
Monetaria.

Por ello, los economistas de JP Morgan y Royal Bank of
Scotland (RBS) señalan que es posible que Bruselas precise
poner en marcha un plan masivo para rescatar a los denominados
PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España),
similar al TARP (Plan Paulson) que aplicó el Gobierno de
EEUU para salvar a su sistema financiero del colapso (más
de 700.000 millones de dólares). (Libertad Digital –
29/4/10)

– El BCE admite que la zona euro estuvo al borde del
colapso el 7 de mayo (Libertad Digital –
1/7/10)

(Por M. Llamas) Lectura recomendada

La primera semana de mayo el grifo de la
financiación se cerró para algunos países,
incluida España, poniendo en un brete al sistema
financiero y a la solvencia misma del país. Ya no
sólo se trataba de Grecia, España también
"estaba quebrada el 7 de mayo", lo cual tambaleó los
cimientos mismos de la zona euro y del conjunto de la
economía mundial. Ante tal situación, Bruselas y el
Banco Central Europeo (BCE) se reunieron de urgencia el fin de
semana del 8 y 9 de mayo para pone en marcha el mayor plan de
rescate público en la historia de la
Unión.

El dramatismo de la situación tan sólo fue
reconocida de forma oficial, aunque no de forma clara, a
posteriori. El 15 de mayo, el presidente del BCE, Jean Claude
Trichet, reconocía que durante esa semana "los mercados
dejaron de funcionar, fue casi como tras la quiebra de Lehman en
septiembre de 2008". Y añadía: "Hemos pasado y
seguimos pasando tiempos dramáticos, sin duda la
situación más difícil desde la Segunda
Guerra Mundial, sino incluso desde la Primera".

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel,
advertía poco después, el 19 de mayo que el euro
"está en peligro" y que este desafío, el mayor al
que se ha enfrentado Europa en décadas, supone una amenaza
de consecuencias "incalculables" si los estados no están a
la altura de la situación, puesto que "si cae el euro,
Europa cae".

El último boletín mensual del BCE,
correspondiente al mes de junio, dedica un amplio apartado a esos
días de tensión máxima y riesgo real de
colapso a nivel comunitario. En esencia, el organismo monetario
explica que la quiebra de Grecia y su contagio a otros
países periféricos de la zona, tales como
"Portugal, Irlanda, España e Italia", provocó la
congelación del mercado interbancario (donde los bancos se
prestan dinero entre sí).

Monografias.com

De hecho, el indicador de riesgo sistémico del
BCE se disparó de forma brusca hasta un máximo
histórico el 7 de mayo, superando incluso los niveles
alcanzados en los dramáticos días en que
aconteció la quiebra del banco de inversión
estadounidense Lehman Brothers (septiembre de 2008), según
los indicadores derivados mercado monetario europeo: Eonia (tipo
de interés del interbancario a un día) y Euribor (a
más de un día).

El BCE prácticamente sintetiza la
situación vivida en una sola frase: "Ciertamente, la
probabilidad de impago simultáneo de dos o más
grupos bancarios grandes y complejos de la zona del euro, medida
por el indicador de riesgo sistémico [ver gráfico],
se incrementó de manera acusada el 7 de mayo, alcanzando
valores superiores a los registrados tras la quiebra de Lehman
Brothers". El documento no especifica, sin embargo, las entidades
afectadas.

Los días 6 y 7 de mayo 2010 (…) fueron una
respuesta a una serie de perturbaciones distintas de las que
condujeron a la agudización de las tensiones observada en
octubre de 2008 tras la quiebra de Lehman Brothers en Estados
Unidos", pero "los acontecimientos de esos días fueron
comparables.

El organismo señala (a partir de la página
34 de su boletín) la sucesión de los hechos
acaecidos durante esa semana, aunque en su tradicional lenguaje
falto de concreción.

En esencia, la crisis de deuda soberana se
transmitió a la ya de por sí delicada solvencia
financiera de la zona euro, de tal forma que el riesgo de colapso
sistémico estuvo servido.

En los últimos días de abril, la crisis de
confianza en la sostenibilidad de las finanzas públicas
griegas se intensificó y los desplazamientos de carteras
hacia activos de más calidad, que supusieron una
importante reasignación de fondos hacia bonos con
calificación AAA de la zona del euro (Alemania) y de
Estados Unidos, ejercieron presiones a la baja sobre el
rendimiento de la deuda pública a diez años de la
zona del euro.

En la zona del euro, los diferenciales de la deuda
soberana (frente a Alemania) se ampliaron considerablemente el 6
de mayo, especialmente en el caso de Grecia (ver gráfico).
El posible contagio a otros emisores soberanos de la zona, en
particular a Portugal e Irlanda y, en menor medida, a
España e Italia, fue objeto de creciente atención
entre los analistas de los mercados.

El 7 de mayo, los diferenciales de la deuda soberana a
diez años registraron máximos históricos, y
la volatilidad de los mercados de renta fija experimentó
un aumento muy pronunciado como consecuencia de la
búsqueda de activos de mejor calidad por parte de los
inversores (…) En consecuencia, las condiciones de
liquidez en los mercados de deuda soberana de varios
países de la zona del euro se deterioraron de forma muy
acusada y la liquidez se agotó casi completamente en el
caso de Grecia.

Monografias.com

Los días 6 y 7 de mayo, las tensiones registradas
en algunos mercados de deuda soberana de la zona del euro se
propagaron a los mercados financieros en general. La volatilidad
de los tipos a un día se acentuó, la liquidez
disminuyó y el funcionamiento de algunos segmentos de los
mercados financieros empeoró notablemente (…) El
funcionamiento de varios segmentos de los mercados financieros se
vio seriamente obstaculizado.

Los días 6 y 7 de mayo, los mercados financieros
resultaron contagiados por las turbulencias registradas en los
mercados de deuda soberana, como consecuencia de un acusado
aumento de la incertidumbre asociada al riesgo de contraparte
[riesgo de países]. La liquidez también pasó
a ser escasa en los mercados monetarios
interbancarios.

El mercado interbancario se secó.
Los bancos dejaron de prestarse dinero entre sí ni
siquiera a un día (Eonia).

La liquidez en el mercado de operaciones de
préstamo sin garantías empeoró no
sólo en el caso de los plazos de vencimiento largos, sino
también en el mercado a un día (…) Al mismo
tiempo, el acceso de las entidades de crédito de la zona
del euro a la financiación en dólares
estadounidenses también empeoró (…) Por
tanto, los fallos observados en el funcionamiento del mercado a
un día el 6 y el 7 de mayo fueron motivo de especial
preocupación.

Monografias.com

El índice iTraxx senior
financials, una especie de seguro para cubrir el riesgo de
crédito, se disparó "alcanzando valores superiores
a los registrados tras la quiebra de Lehman Brothers". Hasta tal
punto esto es así que el propio BCE señala lo
siguiente:

El acusado incremento del índice
observado el 7 de mayo indicaría un aumento de la
preocupación acerca de la probabilidad de impago de
algunas instituciones financieras europeas. Ciertamente, la
probabilidad de impago simultáneo de dos o más
grupos bancarios grandes y complejos de la zona del euro, medida
por el indicador de riesgo sistémico que se muestra en el
gráfico E, se incrementó de manera acusada el 7 de
mayo.

UE, FMI y BCE, al rescate

El informe admite así la encrucijada a la que se
enfrentó la zona euro: posible insolvencia de grandes
bancos europeos que, ante la imposibilidad de ser rescatados por
sus propios gobiernos (crisis de deuda pública)
escenificaron la posibilidad real de originar una crisis
sistémica (colapso de la zona euro).

En resumen, el BCE explica que "las tensiones que se
observaron en los mercados de deuda soberana de algunos
países de la zona del euro los días 6 y 7 de mayo
se propagaron a otros segmentos de los mercados
financieros".

Fue entonces cuando se decidió
intervenir. La UE, junto al Fondo Monetario Internacional (FMI),
y el BCE aprobaron un mega plan de rescate, tanto de
países (750.000 millones de euros), como de entidades
(extensiones de las líneas de liquidez y compra directa de
la deuda pública que acumulan en sus balances las
entidades financieras de la zona euro).

El 10 de mayo, el Banco Central Europeo, con el fin de
restablecer las condiciones necesarias para una aplicación
efectiva de la política monetaria orientada hacia la
estabilidad de precios a medio plazo, y en particular para
ofrecer apoyo al mecanismo de transmisión de la
política monetaria, anunció la introducción
de varias medidas que incluían intervenciones en los
mercados de renta fija pública y privada de la zona del
euro (en el marco del Programa para los Mercados de Valores), la
reactivación de las líneas swap con la Reserva
Federal y la introducción de operaciones adicionales de
inyección de liquidez. Tras el anuncio de estas medidas,
las tensiones en los mercados financieros se redujeron
sensiblemente, aunque no desaparecieron totalmente.

Global Ranking a julio de 2010 (para echarse a
temblar)

(Fuente: Libertad Digital – 5/7/10)

Monografias.com

(Fuente: Libertad Digital – 6/7/10)

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Decía al final del Acto I, una imagen vale
más que mil palabras, y en el ámbito
económico un gráfico puede valer más que mil
datos… Este método sirve también para cerrar
el Acto II. Como habrán podido comprobar, la deuda y el
déficit público se han disparado desde 2008, hasta
llegar a niveles insostenibles. Esto confirma el riesgo de
solvencia asumido por los países desarrollados para salvar
su banca. Estos son los lodos (Acto II) que vinieron de aquellos
polvos (Acto I). Después que los "hipócritas de
todos los países, se unieron" (Acto I), sólo queda
"la canción del lamento" (Acto II). En esas
estamos…

Paper – La era de la austeridad ("double" Keynes o
"full" Weber… ¿qué les apetece?) (II)
(Diciembre 2010)

Vivimos un tiempo de requiebros, mitos y
mentiras… ¿A quién le interesa conocer la
realidad?

-Intermezzo: El guadañazo
fiscal

Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el
Banco de Pagos Internacional han sacado a la luz sendos
análisis acerca de la sostenibilidad de las cuentas
públicas de los países industrializados -agrupados
en la OCDE- en las próximas dos décadas. (Libertad
Digital – 29/6/10)

En el informe del FMI, tal y como explica Vicente Esteve
en su blog, se muestra un gráfico en forma de eje de
ordenadas en la que se distribuyen los países en base a
dos parámetros: el ajuste fiscal necesario en
términos de reducción del saldo primario (necesidad
de reducción del gasto público o incremento de los
ingresos respecto de la situación actual) y el aumento
previsto relacionado con el envejecimiento de la
población.

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Pues bien, sólo hay que mirar el cuadro para
darse cuenta de que España está en una de las
peores situaciones posibles: un nivel de déficit que hace
necesario un fuerte ajuste fiscal (el FMI lo cuantifica en un
9,2% del PIB), unido a unas perspectivas de envejecimiento
poblacional (4,3% de incremento de aquí a 2030) que
harán mucho más difícil este ajuste.
Sólo EEUU está en una situación claramente
más desventajosa, y tan sólo Irlanda y el Reino
Unido, entre los países de la UE, se acercan a la
posición española.

EL BPI: "Una senda insostenible"

Aquellos que piensen que el FMI es alarmista
deberían leer el informe publicado el 28/6 por el Banco de
Pagos Internacionales. Porque las conclusiones de uno y otro, a
pesar de que enfocan el asunto desde perspectivas diferentes, no
pueden ser más parecidas. Y de nuevo, en mitad de un
análisis general sobre las economías occidentales,
destaca la situación española por su particular
dificultad.

Los autores del estudio del BPI destacan que en el
conjunto de las economías avanzadas la deuda
pública ha pasado del 76% al 100% en menos de cuatro
años, lo que plantea "riesgos sustanciales para la
economía mundial". Este incremento sólo es
comparable "al observado durante las dos guerras
mundiales".

En este sentido, destacan que el nivel de deuda estatal
"continuará por una senda insostenible" a menos que "se
reduzcan los elevados déficits" y se contenga el gasto
relacionado "con la edad de la población".

El problema es que dentro de este preocupante panorama
para las economías más avanzadas, España
posee todos los elementos que el estudio señala como
más peligrosos para asegurar la viabilidad de las cuentas
públicas. En primer lugar, la deuda del Tesoro
Público ha sido la que más ha crecido
porcentualmente desde 2007 con la excepción de Irlanda. La
deuda pública nacional pasará del 42% al 78% del
PIB (una subida del 85%) en cuatro años.

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En segundo lugar, el BPI destaca el riesgo asociado al
desconocimiento del coste de "poner orden en el sistema
financiero", puesto que en algunos países "los bancos
todavía son frágiles"; algo que en las
últimas semanas se está poniendo de manifiesto en
España, uno de los últimos países en
afrontar una reorganización bancaria.

Y por último, el informe alerta sobre los riesgos
potenciales asociados a una proporción creciente de
población anciana que provocarán que el gasto de
las políticas públicas asociadas a este grupo
aumente en "varios puntos porcentuales" de aquí a 2050. De
nuevo, España aparece en los primeros lugares de la
preocupante clasificación.

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Con este panorama, no es de extrañar que los
autores alerten al final sobre el riesgo asociado a España
y Portugal, dos países que, aunque están "mejor que
Grecia", se enfrentan a perspectivas de crecimiento muy
débiles y a abultados déficits comerciales, y no
tienen la posibilidad de reaccionar devaluando su moneda". Una
dinámica adversa que es "mayor en países con una
baja tasa de ahorro que les obliga a depender de las entradas de
capital extranjero". Y, otra vez, aparece España en los
primeros lugares de la lista.

Algo de optimismo

Al menos, el informe del BPI deja un margen para el
optimismo al final del texto cuando expone las posibles
soluciones para los países en dificultades y recuerda
otros ejemplos que la historia ha ofrecido de fuertes reducciones
del déficit público. En el capítulo de las
medidas, se ofrecen dos alternativas: "un aumento de la
productividad general" que lleve aparejado un incremento del PIB
potencial y una "ampliación de la población
activa".

Para el primero de los objetivos son necesarias reformas
estructurales, en los "mercados laborales, de bienes y de
servicios" que ayuden a las empresas españolas a reforzar
la confianza de los inversores y, así, mantener
también bajas las tasas de interés. Respecto a la
segunda cuestión, los autores piden una "mayor
incorporación de la mujer", favorecer la
inmigración hacia los países con un rápido
incremento de la población anciana y el alargamiento de la
vida laboral.

Pero quizás el aspecto en el que los
españoles más pueden confiar está en su
propio pasado. El BPI incluye una tabla con algunos "ejemplos de
éxito en grandes ajustes fiscales". Y el conseguido por
España entre 1995 y 2006 está en los primeros
lugares de la lista. Ya se sabe dónde está el
camino, sólo hay que recorrerlo de nuevo.

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– ¿Y si colapsa la deuda pública?
"Hiperinflación, ley marcial y guerras" (Libertad
Digital – 28/5/10) Lectura recomendada

Destacados economistas reunidos el
pasado fin de semana en Nueva York advirtieron de que la deuda
pública occidental sólo podrá ser financiada
mediante la impresión de dinero a gran escala, lo que
desencadenará una oleada inflacionaria que causará
revueltas sociales, proteccionismo económico y
guerras.

(Por Daniel Luna / Nueva York)

"Compre oro y márchese a vivir a una casa en el
campo, donde no van a caer bombas". Ésta es la
recomendación de Marc Faber, el inversor que
anticipó tanto la crisis actual como la de 1987, cuando
avisó a sus clientes de que vendieran las acciones de Wall
Street días antes del Lunes Negro. "Los Gobiernos
están al borde de la bancarrota y harán cualquier
cosa para sobrevivir: primero imprimirán dinero, y cuando
esto no funcione recurrirán a la guerra".

Faber, autor del boletín mensual The Boom, Gloom
and Doom Report, y conocido también como Doctor Doom
(muerte, fatalidad) por sus lúgubres predicciones,
habló el fin de semana pasado en el foro económico
Mises Circle, organizado por el Instituto Ludwig von Mises en
Nueva York para analizar la situación de los mercados
financieros y la responsabilidad de los bancos centrales en la
actual crisis económica.

"Entre 2000 y 2007, Greenspan y Bernanke aumentaron el
crédito en Estados Unidos cinco veces por encima de lo que
creció el PIB, una expansión mayor que la que
precedió a la Gran Depresión de 1929",
explicó Faber. "La Reserva Federal ya nunca volverá
a políticas restrictivas porque para esta economía
adicta al crédito eso sería un veneno, así
que van a mantener los tipos al 0% durante mucho
tiempo".

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Fuente: previsiones oficiales del Gobierno Federal (en
ausencia de reformas)

Esta política expansiva, sumada a la lista de
obligaciones asumidas por el Gobierno Federal para las que no
existen recursos (Seguridad Social, Medicaid, Medicare, rescates
bancarios, etc.), llevará al país a la
hiperinflación.

Y es que, "si se cuentan esas obligaciones la deuda del
país supone el 800% de su PIB. Los Gobiernos occidentales
han crecido como un cáncer y no pueden pagar, pero antes
de reconocerlo oficialmente imprimirán dinero de forma
masiva porque es lo más fácil. Así se aplaza
el problema para el que llegue después, y al final se crea
una crisis todavía mayor. En el 2008 cayeron los mercados
financieros; el próximo episodio será la
caída de los Gobiernos".

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Según Faber, cuando eso suceda
iremos a la guerra: "Y si usted vive en una ciudad, en la
próxima guerra le envenenarán el agua, le
cortarán la electricidad y su tarjeta de crédito y
su transporte no funcionarán. Ni siquiera podrá
volver a casa. Así que váyanse a vivir al campo, en
el medio de la nada, lejos del peligro", aconseja. No todos los
participantes en el Mises Circle fueron tan pesimistas, pero la
convicción de que la inflación está a la
vuelta de la esquina fue unánime.

El inversor Christopher Whalen, editor del
boletín The Institutional Risk Analysis, cree que
llegará tras el rescate de los estados europeos: "La
Reserva Federal ha reanudado su programa para proveer de liquidez
a la UE (con el objetivo de) rescatarla de un colapso
deflacionario, pero la dimensión de su endeudamiento hace
ese rescate inviable. Los políticos han utilizado la deuda
para evitar subir impuestos y reducir gastos; ahora los Gobiernos
europeos están arruinados y el momento de la verdad se
acerca".

Sólo quedan dos opciones, según Whalen:
"Aplicar las recetas necesarias, que traerán una fuerte
contracción económica y muchos conflictos, o
imprimir dinero. Lo primero no lo quiere hacer nadie, ni en
Estados Unidos ni en Europa, porque es muy doloroso".

El escenario que prevé el autor
del Institutional Risk Analysis es el de una inflación
alta, "de dos dígitos", que se prolongará varios
años, cortará de raíz cualquier amago de
crecimiento económico y resucitará el
proteccionismo: "La era de la globalización y el libre
comercio está llegando a su fin. Con la caída del
dólar otros países asumirán nuevos
beneficios y responsabilidades y darán prioridad a sus
mercados nacionales. Tendremos más impuestos y nuevas
tarifas a la importación".

¿Cuánto tardaremos en verlo? No
habrá que esperar mucho: "El proceso comenzará este
mismo año en EE.UU. con el impuesto nacional a las ventas
(IVA) con el que Obama planea reducir el déficit", dice
Whalen. Su recomendación es invertir en activos sin
conexión con la economía financiera: "Oro,
propiedades inmobiliarias y cobre, cosas reales que no
están ligadas al dinero fiat".

Precisamente, es el dinero fiat, es decir, creado por
decreto y sin respaldo de riqueza real, lo que está en la
base del desbarajuste que atraviesa la economía
internacional. "El sistema está a punto de colapsar porque
desde que se desligó el dólar del oro (en 1971) no
existe un mecanismo auto-regulatorio de mercado", afirmó
en su intervención Lawrence Parks, director de la
Fundación para el Avance de la Educación Monetaria
(FAME).

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"El dinero fiat no es real, es una
ilusión. Se impuso mediante la fuerza, se mantiene
mediante el fraude y puede desaparecer en cualquier momento".
Parks apeló al pasado para predecir el futuro: "El valor
del dinero fiat siempre ha terminado por caer hacia su coste de
producción: cero. Históricamente no existen
excepciones al respecto, y las actuales monedas tampoco lo
serán".

¿Qué consecuencias tendrá el fin
del dólar?

Parks coincide con Faber en el
pronóstico sobre la guerra y añade otro no menos
inquietante: "La hiperinflación es inevitable, y para
combatir las revueltas sociales que se sucederán el
Gobierno preparó hace tiempo la legislación que
permite declarar la Ley Marcial". Parks se refiere a una serie de
medidas aprobadas en los años 30, 50 y 70, al parecer
todavía en vigor, que permiten al presidente, en caso de
emergencia, confiscar cualquier propiedad, intervenir las
comunicaciones y transportes y dirigir todos los aspectos
públicos y privados de la economía.

Junto a la denuncia del dinero "falso",
en el Mises Circle se atacó la teoría de que la
causa de la crisis fue una insuficiente regulación. Kevin
Duffy, fundador de Bearing Asset Management, uno de los fondos
más exitosos desde su creación en el año
2002, recordó que fueron precisamente las instituciones
más reguladas, como los bancos, y no otras áreas
con menor regulación como los hedge funds, las que
estuvieron en el centro de la crisis.

Marc Faber resumió las conclusiones y el estado
de ánimo del Mises Circle de la siguiente forma: "Es un
tremendo sofisma económico la idea de que imprimiendo
dinero y emitiendo deuda se puede conseguir prosperidad. Si fuese
así, el país más rico del mundo sería
Zimbabwe". Y, para deleite de su auditorio, añadió:
"Por cierto, un país gobernado por Robert Mugabe, el
mentor económico de Ben Bernanke".

Rescate de la Eurozona: ganan los bancos

Los bancos europeos son los grandes ganadores del
paquete de 750.000 millones de euros de la eurozona y el FMI.
(BBCMundo – 10/5/10)

A primera vista los estados con una situación
fiscal más delicada y expuesta al contagio griego
-Portugal, España, Italia y la República de
Irlanda- son los principales beneficiarios. Mirado más de
cerca, se ve el papel central de los bancos.

La crisis griega y el contagio a otras naciones de la
eurozona es un peligro para una serie de bancos europeos por la
acumulación de bonos soberanos en su cartera.

Según el Banco Internacional de Pagos (Banco
central de los bancos centrales del mundo) las entidades europeas
tienen más de U$S 2,8 billones (millones de millones) de
deuda soberana de Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y
España (los famoso PIIGS).

Los cálculos varían, pero se estima que
los bancos alemanes tienen bonos soberanos de Grecia, Portugal y
España que superan los U$S 300.000 millones. Por su parte,
los bonos de estos tres países en manos de los bancos
británicos sumarían más de U$S140.000
millones.

Una salida posible de la situación griega y, por
contagio, de la del resto de los PIGGS era la
reestructuración de la deuda. La reestructuración
es un paso previo a la cesación de pagos: el país
deudor pide una reducción del monto de la deuda y un
estiramiento de los vencimientos de deuda como para tener
más tiempo para pagar.

Según algunas estimaciones, en algunos
países de los PIIGS la quita de la deuda podía
rondar el 50%. De ahí el suspiro de alivio de los grandes
centros bancarios de Europa con este rescate que saldrá
del bolsillo del contribuyente.

Ganadores y perdedores

Como en todo hecho político-económico, el
rescate conjunto de los países de la eurozona tiene
ganadores y perdedores.

Entre los ganadores se encuentran el FMI que con la
crisis griega ha recuperado un lugar político central en
un sistema financiero internacional inestable y atribulado, y los
especuladores que apostaron y se retiraron a tiempo, haciendo
fuertes ganancias con las penurias de Grecia y otros deudores
europeos.

Los PIIGS y los otros países de la eurozona
podrán respirar más tranquilos frente a una crisis
que empezaba a cuestionar el pivote central de su existencia: el
euro.

Pero este respiro ha tenido un costo político. La
eurozona y, en particular, el gobierno alemán salen con la
reputación golpeada de una crisis en cámara lenta
que se desató a principios de año y se
profundizó hasta alcanzar un ritmo vertiginoso en las
últimas semanas.

Sólo ante la inminencia del abismo, pudo acordar
una intervención que, de haber llegado antes,
habría ahorrado miles de millones de euros.

La canciller alemana Angela Merkel ya está
pagando el precio a su impericia política con la derrota
que sufrió el domingo 9 de mayo (2010) en las elecciones
regionales en Renania del Norte-Westfalia, perdiendo la
mayoría que gozaba su coalición en la cámara
alta del Parlamento federal.

¿Y la gente?

El gran enigma es si los habitantes de la eurozona son
ganadores o perdedores de la crisis. En lo inmediato se salvan de
la inestabilidad que ha acarreado consigo la tragedia griega. A
mediano plazo, todo dependerá de si esta
intervención sirve para que los 16 países de la
eurozona consigan finalmente recuperarse del cimbronazo que
causó el estallido financiero mundial de septiembre de
2008.

Sin crecimiento económico no se acaba la crisis y
uno de los problemas es que cualquier intervención
concreta de este fondo de garantía estará atada a
drásticos planes de ajuste que no suelen tener un impacto
favorable en el crecimiento.

La regla elemental formulada por el economista
británico John Maynard Keynes en el siglo pasado establece
que a más ajuste en medio de una recesión, menos
crecimiento y mayor crisis fiscal. De ser así, se
habrá salvado el euro y se habrá calmado a los
mercados, pero no se hará gran cosa por la economía
real.

El peligro de drásticos ajustes con mayor
desempleo y pobreza no es sólo el sufrimiento de la
población y su dudosa viabilidad política: es
también que el horizonte presentará los mismos
problemas fiscales que se intenta solucionar debido a la menor
recaudación por la caída de la actividad
económica.

Hemeroteca: a vueltas con los "gurús
mediáticos"

"Cueste lo que cueste" no es un mal lema en la lucha
por salvar a la eurozona. Lo mismo puede decirse del nuevo fondo
de estabilidad europeo, que compensaría el enorme abismo
del tejido institucional de la zona euro.

Pero, para que esto funcione, necesitamos saber con
claridad cuáles son las batallas que hay que librar y
qué inestabilidad hay que estabilizar. Y es en este
sentido donde las reformas propuestas seguramente acaben
fracasando…

A menos que la eurozona asuma sus responsabilidades
y opte por atajar estos problemas concretos, reformando
simultáneamente su sistema de gobierno, acabará
disolviéndose. Hay rumores que apuntan a que todo esto
forma parte de una estrategia de Alemania para crear una
"pequeña Europa" con Alemania a la cabeza. No estoy seguro
de si esto es cierto pero, ya se trate de una idea premeditada o
de algo puramente casual, los daños derivados de su puesta
en práctica serían irreparables. Espero que los
líderes de la UE elijan la integración, no la
división, pero sus mensajes no parecen encajar con mis
esperanzas. "Cueste lo que cueste" suena bien, pero me temo que
es una falacia".
O la eurozona asume sus responsabilidades,
o acabará disolviéndose (Wolfgang Münchau –
Expansión – 10/5/10)

"Entre los presidentes de bancos centrales hay un
viejo dicho que sostiene que la credibilidad se gana con
años de trabajo duro, pero que puede perderse de la noche
a la mañana. Cuando acordó comprar bonos de los
países en problemas de la zona euro, el BCE pudo haberse
despedido de su credibilidad. Lo que arroja una oscura sombra
sobre el paquete de estabilidad de 750.000 millones de euros de
la eurozona, que estaba pensado para impresionar, y que por un
momento parecía funcionar"…
El BCE puede
despedirse de la credibilidad (D. Gros/T. Mayer – El Economista –
17/5/10)

"Una interpretación de las crisis financieras
es la de que son, en palabras de Nasim Taleb, acontecimientos del
estilo de un "cisne negro" (es decir, fuera de lo habitual):
sucesos no planificados ni previsibles que cambian el curso de la
Historia. Pero, en mi nuevo libro sobre las crisis financieras,
Crisis Economics ("La economía de las crisis"), que versa
no sólo sobre la crisis reciente, sino también
sobre docenas de otras a lo largo de la Historia y tanto en
economías avanzadas como en las de mercados en ascenso,
muestro que las crisis financieras son, en cambio,
acontecimientos del estilo de los "cisnes blancos", es decir,
previsibles. Lo que está sucediendo ahora -la segunda fase
de la crisis financiera mundial- no era menos
previsible.

Las crisis son el resultado inevitable de una
acumulación de riesgos y vulnerabilidades
macroeconómicos, financieros y de políticas:
burbujas de activos financieros, asunción de riesgo
excesivo y apalancamiento, auges crediticios, relajación
monetaria, falta de supervisión y regulación
apropiadas del sistema financiero, codicia e inversiones
arriesgadas por parte de los bancos y otras entidades
financieras"…
Regreso al abismo (Nouriel Roubini –
Expansión – 18/5/10)

"¿Quieren escuchar la teoría de los
optimistas sobre el futuro de la eurozona? Los programas de
austeridad unidos a un euro más débil
podrían salvarla. El argumento que exponen es que la
indisciplina fiscal ha provocado la crisis.

Por lo tanto, la austeridad debe solucionarla. Un
euro débil y la recuperación global
amortiguarían el impacto de las medidas de austeridad.
Además, las garantías financieras y las
prohibiciones a las ventas cortas ahuyentarían a los
especuladores. Fin de la crisis"…
La falsa pista de la
austeridad y un euro débil (Wolfgang Münchau –
Expansión – 31/5/10)

"¿Cuál es la mayor amenaza para
nuestra todavía frágil recuperación
económica? Los peligros no escasean, desde luego. Pero lo
que actualmente encuentro más amenazador es la
propagación de una idea destructiva: la opinión de
que ahora, cuando hace menos de un año que empezamos a
recuperarnos débilmente de la peor recesión desde
la Segunda Guerra Mundial, es el momento de que los responsables
políticos dejen de ayudar a los parados y empiecen a
infligir dolor"…
La camarilla del dolor (Paul Krugman – El
País – 6/6/10)

"La opinión informada está
marcadamente dividida respecto de cómo se
desarrollarán los próximos 12 meses para la
economía global. Quienes se concentran en los mercados
emergentes destacan un crecimiento acelerado, con algunos
pronósticos que proyectan un incremento del 5% en la
producción mundial. Otros, preocupados por los problemas
en Europa y Estados Unidos, siguen mostrándose más
pesimistas, con proyecciones de crecimiento cercanas al 4% -y
algunos incluso son proclives a pronosticar una posible
recesión de "doble caída"…
Creando la
próxima crisis (Simon Johnson – Project Syndicate –
15/6/10)

"De repente, crear empleo no está de moda,
pero infligir dolor sí lo está. Condenar los
déficits y negarse a apoyar una economía
todavía convaleciente se ha convertido en la nueva
tendencia en todas partes, incluido EEUU, donde 52 senadores han
votado en contra de ampliar la ayuda a los desempleados a pesar
de tener la tasa más alta de desempleo a largo plazo que
ha habido desde los años treinta.

Muchos economistas, entre los que me incluyo,
consideramos que este giro hacia la austeridad es un tremendo
error. Trae recuerdos de 1937, cuando el intento prematuro de
Franklin D. Roosevelt de equilibrar el presupuesto
contribuyó a hundir de nuevo en una grave recesión
a una economía que empezaba a recuperarse. Y en Alemania,
donde me encuentro, unos cuantos académicos ven
paralelismos con las políticas de Heinrich Brüning,
canciller entre 1930 y 1932, cuya devoción por la
ortodoxia financiera terminó por sellar el funesto destino
de la República de Weimar"…
Esa sensación de
los años treinta (Paul Krugman – El País –
20/6/10)

Juegos de salón: la pirotecnia académica
(¿y dónde está la gente?)

No hay punto medio. El debate académico y
analítico de junio (2010) gira alrededor de dos posturas
antagónicas, surgidas al calor de los planes de austeridad
anunciados por numerosos países europeos y reclamados para
Estados Unidos por el presidente de la Reserva Federal, Ben
Bernanke (a buena hora, mangas verdes…). Para algunos
autores, como el Nobel Paul Krugman, Martin Wolf o John Mauldin,
se trata de algo contraproducente en el momento del ciclo en el
que nos encontramos. No traería tras de sí
más que mayor desaceleración económica y el
fantasma de la deflación. Para otros como Jim Rogers y, en
general, los integrantes de la Escuela Austriaca de
Economía, el ajuste es imprescindible ya que, de lo
contrario, el aumento de la deuda soberana en circulación
y su imposible repago conducirían a un fenómeno
hiperinflacionista de dramáticas consecuencias
sociales.

Es innegable que ambas tesis tienen su parte de verdad y
probablemente en ese punto medio, yermo de defensores a
día de hoy, se encuentre la virtud. De hecho, hay una
confusión de partida que, en cierto modo, deslegitima las
reclamaciones de los defensores de la actuación del Estado
más allá de los estabilizadores automáticos
de índole presupuestaria. Y es que, en general, lo que
propugnan sus contrincantes ideológicos no es menos
Administración sino mejor Administración en tres
frentes distintos: adelgazamiento del sector público para
ajustarlo a la nueva realidad económica; adecuación
de las prestaciones asistenciales a necesidades ciertas de los
ciudadanos con especial énfasis en la lucha contra el
abuso y el fraude; predominio del componente productivo frente al
social en las políticas públicas de modo tal que no
se expulse al sector privado de la economía.

Por ir a lo concreto, a la argumentación de
permanencia de tales políticas en tanto se produce el
desapalancamiento de particulares y empresas -defendida por
Martin Wolf-, cabe oponer dos réplicas inmediatas: una, el
papel del Estado ha de ser de tutela del proceso de
reducción del endeudamiento, no de auspiciar su retraso; y
dos, ninguna acción estatal tendrá efectividad
plena en tanto no haya un ajuste de la oferta a esa demanda que
se pretende estimular y eso sólo se logra mediante una
corrección de excesos pasados. Cabe pensar que un proceso
de reducción del PIB acompañado de una
deflación moderada es imprescindible para eliminar el
espejismo de riqueza que se gestó durante la crisis y que,
cuanto antes se produzca, mejor. Probablemente es en el escenario
de política monetaria en el que se ha de materializar esta
corrección donde se encuentran las mayores dificultades
para su concreción, vista la experiencia reciente de
naciones como Japón.

Es verdad que no sólo han sido los Estados sino
también los Bancos Centrales los que han decidido echarse
la crisis a las espaldas, ante la necesidad de rescatar la
economía financiera de modo paralelo a la real. El
resultado ha sido una burbuja de liquidez sin precedentes que
amenaza traer bajo el brazo los peores temores inflacionistas. De
hecho la dualidad inflación emergente, deflación
desarrollada comienza a ser una realidad. Al final, la
imposibilidad de que muchos gobiernos puedan hacer frente a sus
compromisos de pago, hará que el fenómeno de subida
de precios se extienda con fuerza a naciones como Estados Unidos
o Reino Unido, por poner sólo dos ejemplos, como
única vía de minorar el importe de lo adeudado. El
dinero fiduciario, arguyen los defensores de este mecanismo de
transmisión, valdrá como papel higiénico, el
oro y los activos físicos se convertirán en la
mejor alternativa inversora, y la hegemonía mundial
terminará pasando de América a Asia gracias,
precisamente, a la ventajosa situación de partida de
China.

Sin embargo, tales miedos y cambios, como
reconocía el propio Rogers, tardarán tiempo en
convertirse en realidad ya que el gigante asiático
aún no es una alternativa cierta a la hegemonía
estadounidense y la candidatura europea ha quedado descartada. No
en vano, con algo más del 4,5% de la población del
planeta, Estados Unidos genera anualmente el 25% de su riqueza
superando Japón, China y Alemania juntos. Produce
más que ningún otro país, es el mayor
exportador de bienes y servicios con un 10% de cuota total, ha
recibido en la última década tres veces más
de inversión directa extranjera que China con un destino
mucho más racional de la misma, sigue siendo el
líder mundial en innovación, tecnología y
emprendimiento, seis de las mejores universidades del mundo
están situadas en el país -y 32 de las primeras
100- siendo la opción preferida de los estudiantes
extranjeros, su población es notablemente más joven
que la alemana o la japonesa y el dólar supone el 62% de
las reservas internacionales de divisas. ¿Alguien da
más? Resulta difícil pensar que no se beneficie de
cualquier tipo de recuperación global para corregir sus
finanzas públicas o que, sensu contrario, el mundo pueda
progresar con un colapso estadounidense (Datos tomados de Go long
America by Joseph Quinlan en Barron´s).

Es precisamente por eso que Krugman se equivoca. Es
necesaria una racionalización de la acción
pública, evitando su carácter asistencial, que en
muchos casos actúa como un incentivo para la inactividad,
para centrarla en aquellos elementos que permiten
acompañar al sector privado en el liderazgo de la
recuperación. Su sombría advertencia de que los
recortes pueden conducir a una nueva Gran Depresión,
olvidan el carácter global de la economía mundial y
el papel que en ella juega Estados Unidos, por lo que a este
país se refiere. En cuanto a Alemania, citada expresamente
por él como ejemplo de lo que no hay que hacer, parece
olvidar que está actuando como un gestor responsable en la
crisis, aprovechando la coyuntura para acometer ajustes que, de
otro modo, serían inviables socialmente hablando;
ajustando la competitividad de la Administración a la de
ciudadanos y compañías; y sentando las bases para
que las condiciones que provocaron el fiasco de la
República de Weimar primero y el nazismo después no
se materialicen, oponiendo deflación interna a la
inflación que puede venir de fuera. Señalar con el
dedo al líder europeo sin tener en cuenta su historia y su
objetivo como nación, parece aventurado. ¿No
creen?

Paper –
Economías fallidas (variaciones sobre la "
danza macabra"
entre los "cándidos" adictos al crédito y los
"pícaros" traficantes de dinero) (Abril
2012)

¿Nuevos paradigmas? Un modelo insostenible (el
daño autoinfligido): tenemos que continuar corriendo, como
ardillas enjauladas. ¿Por cuánto tiempo? Mientras
podamos…

Del Sputnik a la Europa de dos velocidades (hace ahora
un año…)

El pronóstico para 2011 seguía el
guión previsto hasta el verano, cuando la revisión
a la baja del crecimiento de la economía estadounidense,
exceptuando épocas de recesión, lo colocaba en su
peor registro desde 1945. Al mismo tiempo Europa apuntaba a la
recesión en una sucesión de cumbres inoperantes y
los países emergentes, desde China hasta Brasil
veían como sus economías perdían velocidad y
los bancos centrales de medio mundo se veían forzados a
cambiar el rumbo de su política monetaria.

Enero: momento Sputnik

Recuperados del bache sufrido en el verano de 2010, el
sentimiento y confianza empresarial vuelven a dar signos
alentadores sobre la marcha de la economía, siendo la
principal preocupación la creciente inflación, como
consecuencia del sostenido incremento de los precios de las
materias primas (especialmente del crudo) y a la resaca del
segundo plan de estímulo cuantitativo de la FED. Tan bueno
es el ánimo sobre la marcha de la economía que
Obama se refiere en su discurso a la nación a la buena
perspectiva económica comparando la situación con
el "momento Sputnik".

Mientras tanto, en Europa el EFSF completa
satisfactoriamente su primera emisión de deuda, y
Japón ve rebajada su calificación crediticia por
parte de S&P. En los países emergentes la tendencia es
a subir tipos de interés (India, Corea del Sur, Brasil,
Polonia…) y a frenar la entrada de capital extranjero que
aprecia sus divisas. En el mes de enero el principal riesgo y
preocupación se centra en las consecuencias que la
Primavera Árabe puede tener sobre los precios del
petróleo.

Febrero: la inflación preocupa

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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