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La crisis económica de la Unión Europea: ¿Complejo de Saturno o Síndrome de Estocolmo? Parte I (página 4)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Apoyado por la situación de las revueltas en
Oriente Medio (Mubarak abandona el poder) y en el Norte de
África, el precio del crudo Brent llega a los 100
dólares/barril, lo que alimenta el miedo a los riesgos
inflacionarios e intensifica la tendencia a subir tipos por parte
de los bancos centrales (China, Indonesia, Rusia, Chile, Suecia).
Axel Weber, que estaba llamado a suceder a Jean Claude Trichet,
se aparta de la sucesión por sus discrepancias,
sonadamente públicas, con las compras de bonos por parte
del BCE (en esa fecha las compras ascendían a 77.000
millones de euros). Los gobiernos europeos anuncian a bombo y
platillo y adelantan los preparativos de la cumbre a celebrarse
el 24 de marzo, que habría de resolver definitivamente la
crisis europea. Se empieza a hablar de la posibilidad de u
rescate internacional a Portugal (Grecia e Irlanda habían
sido rescatados con 110.000 y 68.000 millones de euros en mayo y
noviembre de 2010 respectivamente).

Marzo: Terremoto en Japón, también
económico

El 11 de Marzo un trágico terremoto sacude la
costa japonesa y provoca un tsunami que daña seriamente
las instalaciones nucleares en Fukushima, afectando al suministro
eléctrico y a toda la cadena de producción
industrial a nivel global, que se paraliza en sectores como la
automoción. Japón cae en recesión y el Banco
Central de Japón interviene de manera coordinada con otros
bancos centrales para depreciar el Yen. En Europa Trichet
sorprende al anunciar una subida de tipos para el mes de
Abril.

Las primas de riesgo se disparan en Grecia (dudas sobre
su solvencia y utilidad del rescate), Irlanda
(recapitalización de su sistema bancario) y Portugal
(rebaja de calificación y anuncio de convocatoria de
elecciones), al tiempo que la cumbre del 24 de marzo decepciona a
pesar del incremento de la capacidad del EFSF y el anuncio del
ESM para 2013. Las tensiones sobre el precio del crudo se
acentúan con el inicio de la intervención militar
en Libia y en Estados Unidos sube la intensidad del debate sobre
el techo de gasto.

Abril: Portugal solicita ayuda internacional

Los datos macroeconómicos comienzan a adelantar
de cierto deterioro de la economía y el Congreso de
Estados Unidos logra in extremis un compromiso para evitar el
impago por el gobierno, pero no impide que S&P coloque su
rating en revisión, con perspectiva negativa. En Europa se
intensifican los rumores sobre un potencial default griego y
Portugal e Irlanda ven rebajada su calificación.
Finalmente Portugal solicita ayuda internacional a la UE y al
FMI. Trichet sube tipos en 25 puntos básicos.
También los bancos centrales de Suecia, China, Brasil,
Chile y Polonia elevan sus tipos de interés.

Mayo: primeros datos negativos

Aunque los precios del crudo descienden y se alejan de
los niveles máximos alcanzados previamente, sus efectos se
han trasladado a la economía real, aunque la tendencia a
nivel global sigue siendo combatir la inflación y elevar
tipos de interés. La FED descarta un nuevo plan de
estimulo cuantitativo, mientras que el QE2 se acerca a su fecha
de finalización. El 18 de mayo Estados Unidos alcanza el
techo de gasto, mientras que en Europa se intensifican las
discrepancias en entre los socios sobre el modo de afrontar el
empeoramiento de la crisis de deuda. Se anuncia una nueva cumbre
para el 24 de junio.

Junio: testosterona y FMI

En Estados Unidos los índices de actividad
manufacturera se estancan, la creación de empleo se
paraliza, la economía se frena, el Congreso no avanza en
su debate fiscal y la FED revisa a la baja sus previsiones como
consecuencia del terremoto en Japón y los elevados precios
del crudo durante los meses previos. La OPEP y la Agencia
Internacional de la Energía mantienen un pulso en el que
los primeros se niegan a elevar las cuotas de producción
mientras que la AIE moviliza las reservas estratégicas
para forzar una bajada en los precios de los
combustibles.

Tras un aceptable primer trimestre, la confianza
desciende en todas las zonas geográficas, cae
preocupantemente el consumo en Francia y Alemania. La
situación de Grecia empeora y las posturas enfrentadas de
Alemania y BCE impiden completar con éxito la cumbre del
día 24, en la que se acuerda la participación de
los acreedores privados en un segundo rescate. El italiano Mario
Draghi es elegido para sustituir a Trichet a partir de Noviembre,
y la francesa Christine Lagarde pasa a dirigir el FMI tras el
escándalo y dimisión de Dominique
Strauss-Kahn

Julio: segundo rescate a Grecia

El principal riesgo pasa a ser político a ambos
lados del Atlántico.

En Estados Unidos Demócratas y Republicanos
acuerdan elevar el techo de gasto en un pacto de compromiso que
no convence a nadie, mientras que en Europa se negocia un segundo
paquete de rescate a Grecia, concretado sobre el papel en el
Consejo del 21 de julio, pero cuya ejecución se pospone
hasta después del verano, en una estrategia de ganar
tiempo y evitar el inevitable contagio.

Agosto: Estados Unidos pierde la triple A

Tres días después de la votación
del acuerdo fiscal en Estados Unidos, S&P retira a Estados
Unidos la máxima calificación. Reacciones
desordenadas y sensación de descoordinación a nivel
global, los inversores huyen de los activos de riesgo, la FED
anuncia el mantenimiento de los tipos de interés al 0%
hasta 2013; en Europa ante los signos de contagio el BCE se ve
obligado a reiniciar las compras de deuda, incluyendo en esta
ocasión a España e Italia; Francia presenta un plan
de austeridad ante los intensos rumores sobre la próxima
pérdida de su triple A; el FMI alerta de la insuficiente
capitalización de la banca europea; Brasil es el primero
de los países emergentes en cambiar su política
monetaria y baja sus tipos de interés.

Septiembre: operación Twist

Los países de la Eurozona van aprobando uno a uno
la ampliación del EFSF (no sin algún sobresalto:
Eslovaquia, Finlandia), mientras que la crisis europea escapa de
control y se ve agravada por las discrepancias internas. Nueva
dimisión en el BCE, donde no hay unanimidad sobre las
compras de bonos periféricos. Circulan propuestas de lo
más peregrinas para tratar de apalancar y aumentar la
capacidad del EFSF con el fin de atajar la crisis que ya se
extiende a toda la periferia y el FMI amenaza con descolgarse del
rescate a Grecia si no se cumplen los objetivos acordados,
país en el que estalla la violencia social. En Estados
Unidos se estabilizan los indicadores de sentimiento
económico y la FED lanza la operación
Twist.

Octubre: nadie echará de menos a
Trichet

A pesar del empeoramiento del clima económico en
Europa y riesgo de credit crunch, en su última
reunión con Trichet al frente del BCE, no se acuerda una
bajada de tipos, aunque se implementan otras medidas de
estabilización. En la cumbre del 27 de octubre se llega a
un acuerdo que por primera vez parece incorporar a la
solución los elementos necesarios para ser definitiva,
solamente se echa en falta la implicación del BCE (a lo
que se opone frontalmente Alemania). Las nuevas rebajas de
calificación (Italia, España) y advertencia expresa
a Francia sobre su triple A, coinciden con la aprobación
de nuevas medidas de austeridad en numerosos países
europeos.

Noviembre: Papandreu… Berlusconi…
(tarjetas rojas)

Cuando Europa parece estar en vías de solucionar
la crisis de deuda el primer ministro griego, Papandreu,
sorprende a todos al anunciar un referéndum sobre el
último plan de rescate, que da al traste con lo acordado
en la última cumbre. Se habla abiertamente de la ruptura
de la Eurozona y posible abandono de la misma por parte de
Grecia. A partir de la cumbre del G20 del día 3 de
noviembre se ha intensificado la presión sobre Papandreu y
Berlusconi, que finalmente se ven forzados a dimitir y sus
gobiernos son sustituidos por tecnócratas. Nuevos
gobiernos también en Bélgica y España.
Francia anuncia un nuevo plan de rescate orientado a conservar la
máxima calificación crediticia del país. En
su primera reunión con Mario Draghi al frente, el BCE
rebaja los tipos de interés, en línea con la
tendencia general de relajación de la política
monetaria (Brasil, Tailandia, Indonesia, China, Australia). El 30
de noviembre los principales bancos centrales ponen en marcha una
acción coordinada para facilitar la financiación en
dólares, en un movimiento similar al realizado en 2008
como consecuencia de la quiebra de Lehman Brothers.

Diciembre: Europa a dos velocidades

El mes comienza con la advertencia el día 5 por
parte de S&P de rebajar de manera masiva y generalizada el
rating de todos los países europeos, una decisión
que se conocerá de manera efectiva en enero. El BCE vuelve
a rebajar los tipos de interés en 25 puntos
básicos, adicionalmente a una batería de medidas
encaminadas a facilitar la financiación interbancaria que
emborracha de liquidez el sistema, aunque no está claro
que el medio billón de euros puesto en circulación
se traslade a la economía real. Una nueva cumbre implica
al FMI para articular la ayuda a la Eurozona, con una estrategia
más inmediata y operativa que las anteriores y sin la
participación de todos los socios europeos (Reino
Unido).

Nombres como Merkel, Sarkozy, Trichet, Lagarde,
Berlusconi y Papandreu son algunos de los que han protagonizado
los acontecimientos más relevantes durante estos meses
para la economía real y financiera, y que sin duda
también han condicionado lo que está por venir, en
términos de riesgo y oportunidad, en 2012.

Anexo I: Un regalo de Reyes del "amigo americano" (para
no olvidar lo inolvidable)

Un material periodístico de gran interés
para "lectores conspirativos de la historia", que permite
constatar (en su caso) la batalla de la triple A que se libra
entre EEUU y el Reino Unido, en contra de los países
miembros de la Unión Europea, instigada por The Wall
Street Journal y Financial Times (tanto monta, monta tanto).
¡Así, se la gozan!

– La (des)Unión Europea: cómo se
globalizó la crisis (The Wall Street Journal –
6/1/12)

(Por Charles Forelle y Marcus Walker)

Durante una reunión a puertas cerradas en
Washington el 14 de abril, el esfuerzo de Europa por contener su
crisis de deuda comenzó a desmoronarse.

En la mansión de 19 dormitorios del embajador
francés, ministros de Finanzas y presidentes de bancos
centrales de las mayores economías del mundo escucharon a
Dominique Strauss-Khan, entonces cabeza del Fondo Monetario
Internacional, lanzar un ultimátum.

Grecia, el país que desató la crisis de
deuda, necesitaría un rescate mucho mayor al planeado,
indicó Strauss-Khan. A no ser que Europa aportara
más efectivo, el FMI, que un año antes había
acordado compartir la carga con los países europeos, no
entregaría más ayuda para Atenas.

La advertencia causó una división entre
los representantes de la zona euro sobre quién
debería pagar para salvar a Grecia de la mayor bancarrota
nacional de la historia. ¿Sólo los contribuyentes
europeos? ¿O los bancos que le habían prestado a
Grecia demasiado durante la burbuja de crédito global
también deberían sufrir las
consecuencias?

Al FMI no le importaba cómo, mientras todo
quedara resuelto para mediados de año. "Necesitamos una
decisión", afirmó Strauss-Khan.

Iba a ser un período
fatídico para Europa. Una investigación de The Wall
Street Journal, basada en más de dos decenas de
entrevistas con autoridades de la zona euro, reveló la
forma en que la unión monetaria cayó en la
indecisión y no logró hacer frente ni a las
preocupaciones inmediatas de los inversionistas ni a la debilidad
fundamental que socavaba al euro. La consecuencia fue que una
crisis en unas pocas economías pequeñas se
convirtió en una amenaza para la supervivencia de la
moneda común de Europa y un peligro para la
economía global.

En abril, tras un año de drama y rescates, la
zona euro parecía haber contenido la crisis inmediata a
Grecia y otros países pequeños. De forma crucial,
economías del bloque como España e Italia
habían evitado la fuga desesperada de
capitales.

Pero para julio, la división entre líderes
de la zona sobre quién debía soportar la carga de
la deuda de Grecia había llevado a los inversionistas a
rehuir todos los países del euro con finanzas
frágiles. Como un incendio fuera de control, la creciente
incertidumbre amenazaba con envolver a todo el sur endeudado de
Europa, arrasar con los recursos de su norte más rico y
destruir el símbolo del sueño europeo de unidad, su
moneda común.

Ahora, cuando los líderes del
bloque se apresuran a labrar una alianza política
más cercana, la lección de ese período se
amplifica. La confianza del inversionista en la deuda
pública es parte del cimiento del que dependen todos los
estados. Y en la moneda común europea -un experimento
único con el sustento de 330 millones de personas- los
países ganarán o perderán esa confianza
juntos.

La disputa en la reunión de Washington
dividió a dos de los grandes hombres del continente, ambos
nacidos en 1942 y ambos entre los padres del euro.

Wolfgang Schäuble, el ascético e irascible
ministro de Finanzas de Alemania, comprendió el
ultimátum del FMI. La zona euro debía idear un
segundo paquete de rescate para Grecia para mediados de
año, justo un año después de acordar un
préstamo por 110.000 millones de euros, o US$ 140.000
millones.

Pero entonces, afirmó Schäuble: "No podemos
simplemente comprar la parte de los inversionistas privados" con
dinero de los contribuyentes. Los tenedores de bonos de Grecia
tendrían que prestar más dinero, propuso
Schäuble, en vez de tomar el pago por los bonos cuando
venzan.

Jean-Claude Trichet, el cortés presidente
francés del Banco Central Europeo, advirtió que no
era conveniente obligar a los bonistas a aportar más
dinero, lo que definitivamente retrasaría el pago. "Los
inversionistas evitarían todos los bonos de la zona euro",
dijo.

La reunión de abril terminó sin
conclusiones.

El debate sobre obligar a los bonistas a contribuir al
nuevo rescate para Grecia -conocido como involucramiento del
sector privado- dividió a los países de la zona
euro.

Alemania tenía aliados. En Holanda y Finlandia,
gobiernos nuevos les habían prometido a los votantes que
no pagarían por los problemas en países
mediterráneos menos frugales. Romper esas promesas
podría causar rebeliones en el Parlamento.

Pero Francia se sumó al BCE a la hora de
resistirse a compartir la carga con los tenedores de
bonos.

Tres semanas después de la reunión en
Washington, el viernes 6 de mayo, irrumpió el
pánico. El semanario alemán Der Spiegel
reportó que Grecia pensaba abandonar la zona euro, y que
las autoridades sostendrían una reunión secreta esa
noche en Luxemburgo. El informe era cierto a medias. Hubo una
reunión, pero Grecia no iba a marcharse.

Dentro de una casa de campo, altos funcionarios de la
zona euro le dijeron al ministro de Finanzas de Grecia que
esperaban más austeridad y reformas más
rápidas a cambio de un nuevo paquete de ayuda.

Entonces Schäuble dijo que quería hablar
sobre cómo funcionaría compartir la carga con los
bonistas. Trichet, habitualmente de modales serenos,
perdió la paciencia. "Quiero dejar sentada mi
posición", insistió. "No estoy de acuerdo con que
se involucre el sector privado, así que no tomaré
parte en una discusión sobre los detalles
prácticos".

La determinación de Trichet
fue vital. Si el BCE dejaba de aceptar los bonos griegos como
garantía por sus préstamos a bancos debido a que
los bonos estaban en cesación, entonces los bancos
griegos, que estaban llenos de los bonos de su gobierno, se
quedarían rápidamente sin efectivo y
colapsarían. Eso aumentaría radicalmente el costo
de un rescate.

En Grecia, se iniciaba una nueva ola de huelgas y
protestas masivas. Los manifestantes, enojados sobre la
imposición europea de más recortes del gasto y
aumentos de impuestos, chocaron con la policía frente al
Parlamento de Atenas en las protestas más extensas y
violentas en un año.

El jefe del FMI debía hablar del tema con la
canciller alemana, Angela Merkel, en Berlín el 15 de mayo,
y con ministros de la zona euro en Bruselas al día
siguiente.

Strauss-Khan no pudo asistir. La policía de Nueva
York lo sacó del avión con destino a París
en el que se encontraba y lo acusó de atacar sexualmente a
una mucama de hotel. (Los cargos fueron retirados luego, y los
fiscales afirmaron que dudaban de la confiabilidad de la
mucama).

El FMI envió a Bruselas un funcionario de menor
rango, quien no tenía peso para apartarse del plazo
impuesto por el Fondo.

El 1 de junio, el segundo de Schäuble, Jörg
Asmussen, presentó un plan alemán durante una
reunión de autoridades de Finanzas en Viena, en el palacio
de Hofburg. Implicaba presionar a los bonistas griegos para que
canjearan su deuda griega por nuevos bonos que vencerían
mucho más adelante. Eso recortaría la cantidad de
financiación que Grecia necesitaría de los
contribuyentes europeos.

Grecia se sumergía en el caos. La exigua
mayoría del acorralado primer ministro, George Papandreu,
se desgastaba. El 15 de junio, una manifestación en la
plaza central de Atenas se salió de cauce.

Solo en su oficina, Papandreu llamó al
líder de la oposición parlamentaria y
ofreció abrir el camino hacia un gobierno de unidad
nacional. Las conversaciones fracasaron, y el gobierno griego
siguió adelante muy debilitado.

Incluso Merkel tenía algunas dudas sobre la
férrea insistencia de su ministro de Finanzas en que los
bonistas griegos soportaran pérdidas. El 17 de junio,
conversó sobre un plan más suave con el presidente
francés Nicolás Sarkozy: un acuerdo de caballeros
por el cual los bonos griegos serían pagados pero los
bonistas se ofrecerían a comprar otros nuevos.

Schäuble se plantó. El veterano
político conservador era el mayor partidario en
Berlín del sueño europeo, pero también era
el guardián de las finanzas de Alemania.

Cuando los ministros de Finanzas se
volvieron a reunir el 20 de junio, Schäuble fue más
allá. Debería decírseles a los bonistas
griegos que no sólo deben aceptar un retraso en el pago,
sostuvo, sino también perdonar parte de la deuda
griega.

A medida que la economía griega avanzaba hacia
una caída libre, sus deudas aumentaban más
allá de la capacidad del país de pagar, sostuvieron
los alemanes y sus aliados del Norte. Trichet y los países
del Sur se resistieron. Las conversaciones se prolongaron durante
horas. Los ministros sabían que no podían irse sin
lograr algún tipo de acuerdo.

El Parlamento griego debatió las medidas de
austeridad adicionales que pedía Europa.

Europa no había resuelto cómo mantener a
flote a Grecia. El FMI -cuya demanda de una decisión
había desatado toda la discusión- suavizó su
ultimátum. Funcionarios del Fondo sostuvieron que estaban
satisfechos con que Europa ideara algún tipo de rescate
nuevo, y le envió a Grecia su ayuda el 8 de
julio.

No fue suficiente para calmar a los mercados. La venta
generalizada en los mercados de bonos obligó a los
líderes a convocar a una cumbre de emergencia el 21 de
julio.

Decidida a no permitir que la cumbre culminara sin un
acuerdo, Merkel invitó a Berlín a Sarkozy, quien se
oponía a la propuesta alemana sobre pérdidas para
los bonistas.

Finalmente, Sarkozy afirmó que aceptaría
que se involucrara el sector privado, si Merkel dejaba de
oponerse a darle al fondo de rescate de la zona euro amplios
poderes para comprar deuda de países débiles
directamente y tomar medidas para proteger a países como
España e Italia contra el contagio en el mercado de bonos.
Merkel accedió.

A regañadientes, Trichet dio
su aprobación. Pero fijó condiciones. Los gobiernos
deberían asegurar los bonos griegos contra cesación
de pagos para que el BCE pudiera continuar aceptándolos
como colateral. Y deberían dejar en claro que
ningún otro país excepto Grecia podría
reestructurar su deuda.

Cuando los líderes de reunieron en la cumbre,
Merkel admitió que el fantasma de las pérdidas para
los bonistas estaba causando agitación en los mercados.
Pero, indicó, reducir parte de la deuda griega era
esencial.

Los 17 países del euro debieron acordar la
participación del sector privado. Pero ante los
cálculos de que el plan reduciría la deuda griega
en sólo 19.000 millones de euros sobre más de
350.000 millones de euros en total, el primer ministro
holandés, Mark Rutte, no quiso seguir adelante.

Horas más tarde, los líderes emitieron un
comunicado. Para apaciguar a los que se resistían,
mencionó los puntos clave de forma amplia y sin expresar
compromiso; ofrecía la posibilidad de garantías
para Finlandia (que quería más colateral a cambio
de más crédito para Grecia) y describía el
complejo acuerdo sobre bonistas en unas pocas oraciones y un
lenguaje vago que le traería problemas al bloque
más adelante.

Funcionarios tuvieron problemas para explicar el nuevo
rescate griego y las pérdidas para bonistas. Analistas
bancarios emitieron informes imprecisos.

La confianza de los inversionistas
tambaleó cuando se hizo evidente que el compromiso
alcanzado por Europa incluía lo peor de ambos mundos
.
Grecia sería empujada a un incumplimiento
histórico: la primera vez en casi 60 años que un
país desarrollado de Occidente no podía pagar sus
deudas. Pero la cesación era tan pequeña que a
Grecia aún se quedaba con una agobiante carga de
deuda.

Y luego los funcionarios europeos se
fueron de vacaciones. Los bonistas no. Huyeron en
masa.

Paper – El dilema del 2012: Recortes o crecimiento
(¿y por qué no, las dos cosas?) Parte I (Mayo
2012)

Promulgar nuevas medidas para impulsar el crecimiento
o centrarse en reducir el déficit público
(¿cómo se "pagan" mejor la "deuda" soberana
y… la "deuda" social?)

Vergüenza de ser europeo: los "vigilantes de los
bonos" marcan el camino de la UE

"La zona euro necesita un prestamista de
último recurso para apoyar a los países que son
solventes pero que potencialmente carecen liquidez, como
España e Italia, dijo el director de ratings soberanos de
Fitch"…
Fitch propone que el BCE actúe como la Fed
y el Banco de Inglaterra (El Economista –
21/10/11)

¿Comienza la mano de Draghi a "mecer la cuna"?
(Goldman Sachs "dictat")

En Europa se debate sobre las mayores o menores
necesidades de capital, pero ya no sobre posibles problemas de
liquidez del sistema financiero en el medio plazo, pese a los
elevados vencimientos que debe afrontar la banca el año
que viene y la situación actual en la que se encuentran
los mercados mayoristas de financiación. La razón:
el Banco Central Europeo (BCE) ha puesto en marcha nuevas medidas
que evitarán cualquier problema en este
sentido.

Las subastas

– El BCE ha inyectado dinero tradicionalmente a plazos
de entre una semana y tres meses, pero de forma
limitada.

– Con la crisis, a partir de finales de 2008, el BCE
abrió la barra libre de liquidez y prestaba a tipo fijo
todo el dinero que le pedía la banca.

– Además, aumentó los plazos de las
subastas, a seis y doce meses. En 2009, celebró tres a 12
meses.

– De nuevo, ha tenido que prestar dinero a seis meses
-lo hizo en agosto 2011- y a doce meses -el 19 de octubre y el 21
de diciembre-.

– El BCE mantendrá la barra libre hasta, al
menos, junio de 2012.

El BCE retoma así la estrategia que puso en
marcha tras la quiebra de Lehman Brothers y con la que
evitó un colapso de liquidez. En 2009, el BCE
celebró tres subastas a doce meses. En la primera, en
junio de ese año, prestó un récord de
442.240 millones de euros a 1.121 firmas. Después,
realizó otras dos subastas a ese plazo, aunque con menos
demanda. Y, debido a la mejora del mercado durante 2010, fue
retirando esas medidas que la institución ha calificado de
"extraordinarias".

Estas nuevas subastas beneficiarán a toda la
banca europea, que recibirá el dinero que pidan, a cambio
de un activo que pongan como garantía, normalmente deuda
pública.

Además de celebrar nuevas subastas a un plazo de
doce meses, el BCE retomará la compra de covered bonds.
Invertirá 40.000 millones tanto en el mercado primario
como secundario entre noviembre de este año y octubre de
2012. Cuando aplicó esta medida entre mayo de 2009 y junio
de 2010, las entidades financieras pudieron volver a emitir
cédulas a unos costes más bajos.

Los bancos europeos pueden acudir a las subastas si a
cambio otorgan un activo que actúa como aval o
garantía. El BCE aplica una penalización o haircut
a estos activos en función de su calidad. La deuda
pública se encuentra en el grupo de la mejor valorada y la
penalización se reduce a en torno el 10,5% según el
rating.

Es decir, si un banco pide 100 millones en la subasta y
usa deuda pública como aval, el BCE le presta en torno a
89,5 millones. No ocurre así con las cédulas ni
mucho menos con otros activos, como las titulizaciones o fondos
que emiten deuda respaldada por un paquete de préstamos.
Sin embargo, la institución monetaria va a rebajar la
penalización que aplica a las titulizaciones en las
subastas desde el 16% actual (octubre 2011), según informa
Bloomberg. Eso sí, a cambio, las entidades deberán
proporcionar información más detallada de los
préstamos que avalan la deuda de esas
titulizaciones.

El mercado de titulizaciones es uno de los que
más han sufrido desde el estallido de la crisis financiera
en el verano de 2007. Se trataba de una de las vías
más usadas en España para financiar el crecimiento
del crédito, pero, desde esa fecha, todo lo que ha emitido
la banca se lo ha quedado en balance para usarlo como
garantía en las subasta del BCE, y apenas han conseguido
colocar este tipo de deuda entre inversores.

Las cifras del salvataje a los bancos (el dinero
público lanzado desde el helicóptero)

Los datos recopilados y puestos a disposición del
público por la agencia de noticias Bloomberg, que
llevó a juicio (y ganó) a la Reserva Federal para
tener acceso a los mismos, dicen lo siguiente:

En total, 407 entidades financieras de todo el mundo
acudieron a siete programas distintos de crédito. En el
punto más alto de la demanda de crédito, el 5 de
diciembre de 2008, las entidades llegaron a pedir 1,2 billones de
dólares a la Reserva Federal.

Bloomberg añade que la cantidad máxima de
fondos que la Fed llegó a comprometer fue de 7,7 billones
de dólares.

En respuesta a la pregunta más votada por los
internautas, acerca del dinero que se ha gastado Europa para
rescatar bancos desde 2008, Barroso afirmó que la UE ha
invertido al menos 500.000 millones de euros de manera directa
para salvar entidades y garantizar las inversiones y ahorros de
los ciudadanos.

Además, apuntó que el montante asciende a
un billón de euros si se tienen en cuenta las
garantías, y cuatro billones contando todo el conjunto de
medidas puesto en marcha para encarrilar la economía
europea, un dinero que han pagado los contribuyentes.

Estado de situación (informe forense): "Hay
bancos insolventes que respaldan a países insolventes que,
a su vez, respaldan a bancos insolventes"… (begin the
beguine).

Europa en la UVI, el sacerdote al pié de la cama,
y los "cinco sabios" visten de luto…

"Lo acaban de decir los "cinco sabios alemanes" en
un documento que este miércoles entregaron a Ángela
Merkel. Europa se enfrenta sin armas suficientes al
"círculo vicioso" de una deuda soberana sin control y una
crisis bancaria que está lejos de resolverse. Y la
solución que aportan es sugerente: crear un fondo de
amortización de deuda a escala europea dotado con 2,3
billones de euros"…
Europa, al borde del K.O. (El
Confidencial – 10/11/11)

Monografias.com

Su función sería adquirir toda la deuda
pública superior al 60% del PIB de cada país, el
umbral que se considera sostenible. Como contrapartida, sus
gobiernos se comprometerían a asumir un plan de austeridad
fiscal destinado amortizar esa deuda "sobrante" en un plazo de 20
o 25 años. Pasado ese tiempo, y una vez que se hayan
reducido los niveles de endeudamiento hasta unos niveles
manejables, el fondo se disolvería.

¿Y cómo se financiaría? Cada
país afectado aportaría como garantía parte
de sus reservas de oro y de la recaudación obtenida a
través de una sobretasa aplicada a nivel nacional, bien
sobre el IVA o el Impuesto sobre la Renta. El programa de compra
de bonos sería garantizado por el conjunto de la UE en
función del tamaño de cada país. Italia
tendría el mayor porcentaje, el 41%, y Alemania el 25%,
según Financial Times.

La solución, según los "cinco sabios
alemanes", no pasa por acelerar la compra de bonos por parte del
BCE, la reivindicación permanente de los
periféricos. "El programa de compra de bonos desmantela la
disciplina de los mercados sin haber fijado previamente ninguna
alternativa disciplinaria en su lugar", señalan los
economistas germanos, que al tiempo hacen una advertencia,
según Europa Press. El Banco Central Europeo de
Mario Draghi "está traicionando su credibilidad al caer
bajo la sospecha de estar monetizando la deuda
soberana".

La propuesta de los cinco sabios -el consejo de
economistas que asesora a la canciller- está ya sobre la
mesa de Merkel, pero nada indica que vaya a salir adelante. De
hecho, el 9/10, la canciller dijo la propuesta de "colectivizar"
las deudas que están por encima del 60% del PIB choca
contra las constituciones nacionales y los tratados
europeos.

Y no saldrá, además, en un contexto como
el actual, en el que los gobiernos están desbordados por
los acontecimientos. La cumbre del G20 de la primera semana de
noviembre en Cannes forma parte ya del pleistoceno, y la amenaza
real ahora es la ruptura descontrolada del euro en un contexto
macroeconómico dramático. Como sostiene el
periodista italiano Paolo Messa, Grecia puede ser el fusible,
pero es Italia la bomba que puede hacer explotar el euro y
quizá toda la Unión Europea.

Hasta ahora se consideraba que la ruptura del euro no
formaba parte de la agenda, pero ahora lo que preocupa es que se
haga de forma caótica y desordenada habida cuenta de que
si algo está claro es que Italia (550 puntos de
diferencial con Alemania) y España (412 puntos) son
irrescatables. El 20,6% de la deuda pública
española vence en el año 2012 (unos 150.000
millones de euros incorporando el déficit previsto) y el
23,5% de la italiana habrá que renegociarla en 2012 (por
encima de los 400.000 millones de euros).

No es de extrañar, por eso, que, según
Reuters, Francia y Alemania estén explorando ya la
posibilidad de una Europa "a dos velocidades" la vieja amenaza
para los países periféricos que se planteó
al comienzo del euro. Y que no se plasmó, precisamente,
porque los periféricos, y de forma sorprendente,
cumplieron las condiciones de Maastricht. Fuentes oficiales de
Bruselas situaron esas discusiones "a nivel intelectual", pero en
ningún caso se han constituido grupos de trabajo. En todo
caso, lo que está claro es que hasta hace bien poco esta
posibilidad era un ejercicio de política ficción, y
ahora es real.

En la práctica, esa Europa a "dos velocidades" ya
existe en términos de financiación de los tesoros
nacionales. El 7/11, Alemania pudo emitir bonos a seis meses a un
increíble 0,08%, mientras que el bono alemán a diez
años se encuentra en el 1,8%, cerca de su mínimo
histórico. La situación de su tesorería es
tan holgada que en 2012 únicamente tendrá que
renegociar el 1,5% de su deuda, la mitad que
España.

La situación es tan crítica, que el
especulador y filántropo George Soros habla ya de que la
crisis de deuda soberana conduce al mundo a otra Gran
Depresión. Mientras que Christine Lagarde, la directora
gerente del FMI, habla ya sin tapujos de que Europa se enfrenta
ya a una "década perdida", similar a la latinoamericana
durante los años 90.

Sobre todo si se tiene en cuenta que, en paralelo a la
crisis de deuda soberana, continúa sin resolverse el
problema de la solvencia bancaria. Y hay que tener en cuenta que,
según un informe de Credit Suisse, 16 grandes bancos
europeos tienen en sus balances activos inmobiliarios
"potencialmente sospechosos" por valor de 386.000 millones de
euros, incluso por encima de los 339.000 millones que poseen en
deuda periférica (España, Portugal, Grecia e
Irlanda). Los bancos alemanes, franceses y británicos,
pese a que han reducido su exposición entre un 30% y un
50%, son los más expuestos.

El gran reto en tres gráficos

Monografias.com

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El "cuento
moralista" de los austeros alemanes ("Das mädchen" Angie y
los cinco sabios)

(Medicina medieval. Hay que sangrar al paciente para que
se cure. Que los gastadores paguen por sus excesos con dolor y
sacrificio. La "ley seca" de la Unión Europea)

(Febrero de 2011) Merkel lanza su "Pacto de
Competitividad" para los E.U. de Europa

"Angela Merkel ha dejado claro este jueves, durante
su visita a Madrid con motivo de la Cumbre Bilateral
Hispano-Germana, que su objetivo no es sólo solucionar la
situación actual, en la que la estabilidad del euro
peligra como consecuencia del comportamiento de algunos de los
países del área (Grecia, Irlanda, Portugal,
España…). La finalidad de la canciller alemana es salir
de esta crisis con un conjunto de normas completamente renovado
que impidan la repetición de las turbulencias de los
últimos meses"…
Merkel avanza en Madrid su plan
para crear los 'Estados Unidos de Europa' (Libertad Digital –
4/2/11)

La Europa de Merkel: queda prohibido traspasar el
déficit estructural del 0,5%

"El comunicado conjunto de los jefes de Estado de la
zona euro consagra la prohibición de que los países
no puedan traspasar el umbral del 0,5% de déficit
estructural y advierte que habrá "consecuencias
automáticas" para aquellos que superen el 3% de
déficit presupuestario. Los líderes apoyan
introducir la regla de oro sobre equilibrio presupuestario en las
constituciones y crear un mecanismo de corrección
automática para casos de desviación"…
El
déficit estructural no podrá superar el 0,5% (Cinco
Días – 9/12/11)

Paper – El dilema del 2012: Recortes o crecimiento
(¿y por qué no, las dos cosas?) Parte II (Junio
2012)

Promulgar nuevas medidas para impulsar el crecimiento
o centrarse en reducir el déficit público
(¿cómo se "pagan" mejor la "deuda" soberana
y… la "deuda" social?)

Recuperar el crecimiento

(Agosto 2011) Los líderes políticos
insisten en que el crecimiento económico aliviará
el dolor causado por el ajuste fiscal y por las medidas de
austeridad que conlleva. Pero esta afirmación se basa
más en la esperanza que en la confianza, ya que el
crecimiento económico prácticamente ha desaparecido
en todo el mundo desarrollado. El segundo trimestre del
año (2011) ha sido horrible para los países
(anteriormente) ricos.

Las tasas de crecimiento anualizado del PIB -1,3% en
EEUU, 0,8% en la eurozona y el Reino Unido, 0,5% en Alemania, 0%
en Francia y -1,2% en Japón- son muy inferiores al
crecimiento del 1,5%-3% considerado como una tasa sostenible a
largo plazo.

Este estancamiento todavía es peor si se tiene en
cuenta el contexto histórico. Después de una
recesión profunda debería tener lugar una
recuperación fuerte, al utilizar la mano de obra y el
capital que no se emplearon durante los años de vacas
flacas. Pero esto no está sucediendo.

Un periodo de cuatro años sin crecimiento
económico se considera una Depresión Menor. Para
los gobiernos con una deuda excesiva esta situación crea
una paradoja dolorosa. Las reducciones del gasto y las subidas de
impuestos reducen los déficits, pero también
reducen el crecimiento, lo que hace que los déficits
aumenten. Este último efecto ha predominado sobre el
primero en Japón.

Los grandes déficits fiscales que tuvo el
país en los años posteriores a su crisis financiera
dieron lugar a mayores déficits a medio y largo plazo.
Ahora, más de 20 años después, la deuda
japonesa sigue aumentando y el crecimiento continúa siendo
bajo.

La paradoja es especialmente peligrosa para la eurozona,
en la que el bajo crecimiento económico se añade a
la dificultad de resolver la crisis de la deuda soberana. Debido
a la falta de crecimiento, es probable que Alemania y otros
países acreedores sean aún más reacios a
continuar rescatando a Grecia y a otros países con
problemas de deuda.

El bajo crecimiento complica la crisis fiscal de la zona
euro (una paradoja dolorosa)

Monografias.com

Pero todos los países ricos se enfrentan
más o menos al mismo dilema. La adición de
más deuda gubernamental debido a los estímulos a
corto plazo podría prolongar sus Depresiones
Menores.

Si el crecimiento no repunta de manera fuerte bastante
pronto, podría ser necesario empezar a pensar en adoptar
medidas de reajuste financiero más radicales, como una
mayor inflación o una mayor cancelación de la
deuda. Estas políticas son desagradables y arriesgadas,
pero las alternativas podrían ser todavía
peores.

¿Cuáles son las medidas necesarias para
recuperar el crecimiento económico?

(Enero 2011) En el comienzo de un ejercicio que se
prevé complicado, Saxo Bank ha lanzado sus previsiones
para 2011. La firma de análisis cree que lo más
probable es que continúe la recuperación
relativamente débil durante este año en las
principales economías y se muestra preocupada por la
posibilidad de que esta recuperación siga
cimentándose sobre unas bases poco saludables como son una
deuda pública inmensa y un sustento artificial
suministrado por las imprentas de los bancos centrales y las
argucias contables.

Por este motivo, Saxo Bank ha presentado un
decálogo con los diez pasos necesarios para que las
principales economías desarrolladas recuperen una senda
saludable. La casa de análisis considera que un movimiento
en esta dirección al comenzar el año sería
una gran victoria para la economía. Las diez medidas
son:

1. Todos los activos bancarios deben valorarse a precios
de mercado.

2. Los bancos que al valorarse a precios de mercado
resultaran ser insolventes deberían liquidarse a
través de un proceso concursal clásico. En el caso
de que fueran demasiado grandes para caer, deberían ser
nacionalizados para posteriormente amortizar todas las
participaciones de los accionistas, dejar que los titulares de
bonos se anoten pérdidas, convertir los bonos en acciones
y después reflotar el banco con nuevas
acciones.

3. Deberían eliminarse todas las garantías
gubernamentales a favor del sector financiero.

4. El consejo de administración de los bancos
debería responder personalmente si el banco que gestiona
resulta ser insolvente.

5. Todos los presupuestos estatales deberían
equilibrarse inmediatamente como mínimo a base de recortes
en el gasto.

6. Los gobiernos deberían realizar recortes
fiscales drásticos a dos años vista.

7. Los bancos centrales deberían endurecer las
políticas monetarias para estimular el ahorro y desalentar
la financiación mediante deuda.

8. Los gastos por intereses no deberían ser
deducibles fiscalmente, para no fomentar el exceso de
financiación a través del
crédito.

9. Cualquier deflación resultante debería
ser una buena noticia, al constituir una forma de obtener
productos más baratos y restaurar la competitividad de las
exportaciones.

10. También se debería permitir la bajada
de salarios, porque los costes laborales unitarios son demasiado
elevados en el mundo occidental.

(Febrero de 2011) Gordon Brown, que fue Primer Ministro
(2007-2010) y ministro de Hacienda (1997-2007) del Reino Unido.
Autor de Beyond the Crash: Overcoming the First Crisis of
Globalisation ("Más allá del desplome. La
superación de la primera crisis de la
mundialización"), decía en un artículo
publicado por Project Syndicate, el 3/2/11:

"Con el plan de inversiones de Obama se pondría
la primera piedra para un acuerdo mundial oficial que brinde
altos niveles de crecimiento a todos los confines del mundo y
cree millones de nuevos puestos de trabajo. Conforme a dicho
acuerdo, Europa se uniría a los EEUU para aumentar los
niveles de inversión, complementando la iniciativa del
"lanzamiento de un cohete lunar" por parte de los Estados Unidos
con un programa de reforma estructural encaminado a crear una
economía digital, verde, energéticamente eficiente
y competitiva, mientras que China desempeñaría su
papel aumentando su consumo. Creo que semejante acuerdo
podría incrementar la economía mundial en un 3 por
ciento, aproximadamente, de aquí a 2014… y sacar a cien
millones de personas de la pobreza

Occidente debe proponer que, si el consumo de China
aumenta en entre dos y cuatro puntos porcentuales de su PIB
durante los tres próximos años (cosa enteramente
posible, al ampliar su red de seguridad social, reducir los
impuestos y poner al alcance de sus ciudadanos de a pie la
propiedad de una vivienda), los Estados Unidos y Europa
incrementarán su inversión pública en
cantidades similares. Si otros países asiáticos
hacen lo propio y acuerdan crear un campo de juego igual para
todos los exportadores, podríamos crear unos 50 millones
de puestos de trabajo suplementarios…

Mí extrapolación del modelo del FMI
muestra que los países occidentales pueden incrementar en
gran medida su crecimiento del PIB a largo plazo aumentando sus
niveles de inversiones de capital a lo largo de un período
de tres años. Un estímulo anual equivalente a tan
sólo el 0,3 por ciento del PIB rendiría un
beneficio en los EE.UU. de 0,8 por ciento en crecimiento
económico en su punto máximo en 2013 y de 0,4 en
Europa"…

(Julio 2011) Lawrence Summers, que fue Secretario del
Tesoro de la Administración Clinton, asesor
económico del presidente Obama de 2009 a 2010,
catedrático de económicas en Harvard, decía
en un artículo publicado por Project Syndicate, el
6/7/11):

"¿Qué hacemos pues? No hay tiempo para
fatalismos ni para programas políticos tradicionales. La
ironía capital de la crisis económica es que aunque
provocada por un exceso de confianza, un endeudamiento y un
préstamo relajados, y un gasto importante, sólo se
resolverá mediante mejoras paulatinas de la confianza, el
endeudamiento y el préstamo, y el gasto.

Constituye mala política económica aplazar
el mantenimiento de las infraestructuras cuando los tipos a 10
años están por debajo del 3% y el paro en la
construcción roza el 20%.

La legislación en otros terrenos debería
tener en cuenta la falta de demanda que es el rasgo definitorio
de nuestra economía. La administración Obama
está llevando a cabo una labor importante modernizando el
control de las exportaciones, promoviendo en el extranjero los
productos estadounidenses y dialogando y constituyendo acuerdos
comerciales.

Mucho más se podría lograr a través
de cambios en la política de inmigración, por
ejemplo, para promover el turismo en la misma medida que la
educación y los servicios sanitarios. Los recientes
decretos presidenciales con respecto a la relajación de
marcos de regulación inútiles deberían ser
implantados rigurosamente para respaldar la confianza.

La mayor amenaza a la valoración crediticia del
país es un periodo prolongado de crecimiento lento que, al
igual que en el sur de Europa, hace que se disparen los cocientes
de deuda en relación al PIB. El debate en torno a las
medidas a medio plazo encaminadas a contener el gasto y elevar la
recaudación ha de acompañarse del hincapié
en el crecimiento a corto plazo"…

(Julio 2011) Luis Garicano, catedrático de
Economía y Estrategia, en el Departamento de Empresas y
Economía, en la London School of Economics y Director de
la Cátedra FEDEA McKinsey, decía en un
artículo publicado por Fedea el 28/7/11:

"El crecimiento económico engrasa las
interacciones políticas. Sin crecimiento económico,
estamos en un mundo de suma cero, en el que lo que yo gano es lo
que tú pierdes. El compromiso en tal mundo es muy
difícil, y los conflictos son recurrentes y cada vez
más violentos. Esta falta de crecimiento está
detrás, en mi opinión, de los crecientes problemas
de reparto en la EEUU, en la UE, y de los de nuestro estado de
las autonomías…

El mundo occidental, o al menos buena parte de él
(EEUU, RU, Zona Euro) están experimentando las
consecuencias de un período de estancamiento que empieza a
ser prolongado. Y el resultado es que la política puede
parecerse demasiado a la de la edad media, si lo que unos ganan
es lo que les quitan a los otros, entonces mejor juntarme con los
míos y defender lo mío a muerte.

En el caso de EEUU, el conflicto distribucional es entre
los que pagan impuestos y los que reciben gasto social. Reducir
la deuda es tratar de distribuir el peso entre unos y otros, y de
momento ambos se niegan en redondo a ser los paganos.

En la Unión Europea, se trata igualmente de ver
quién va a pagar la factura elevada de un endeudamiento
excesivo, pero el reparto es geográfico, no social: el
reparto debe incluir a los ciudadanos de la periferia (de
momento, Grecia, Portugal e Irlanda), los bancos de la EZ, y los
ciudadanos del Norte.

Si no conseguimos poner de nuevo relativamente deprisa a
occidente en una senda de crecimiento, nos podemos sorprender de
la velocidad con la que el barniz de civilización y de
diálogo que damos por hecho desaparece en nuestros
países y es reemplazado por tribalismo, nacionalismo, y
populismo".

(Septiembre 2011) Michael Spence, premio Nobel de
Economía, profesor de Economía en la Escuela de
Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, miembro visitante
distinguido del Consejo de Relaciones Exteriores, e investigador
superior en el Instituto Hoover de la Universidad de Stanford. Su
último libro es The Next Convergence – The Future of
Economic Growth in a Multispeed World (La próxima
convergencia: el futuro del crecimiento económico en un
mundo de diferentes velocidades), decía en un
artículo publicado por Project Syndicate el
21/9/11:

"A medida que la economía estadounidense
continúa chisporroteando tres años después
de que erupcionó la crisis financiera global, algo va
quedando en claro: los Estados Unidos no puede generar mayores
tasas de crecimiento del PIB y del empleo sin que exista un
cambio en la mezcla de los componentes de la economía
domésticos y aquellos orientados a la exportación.
Por encima de todo, esto requerirá de un cambio
estructural y de mayor competitividad en un sector transable
ampliado…

De hecho, la evolución estructural de la
economía de EE.UU. durante las últimas dos
décadas ha hecho que la demanda externa sea más
inaccesible sino se amplía el alcance del sector
transable. El exceso de demanda interna que sustentó esta
evolución ya desapareció, de manera permanente.
Cuando se complete el desapalancamiento en el sector hogares, el
gasto interno puede recuperarse, pero la tasa de ahorro no
volverá y no debería volver a
cero…

¿Qué ajustes estructurales son necesarios
y cómo se producirán? El ritmo y la eficacia de la
adaptación estructural serán determinados no
sólo por los incentivos para el sector privado y las
fuerzas del mercado, sino también por la reforma del
gobierno y la inversión.

Con altas tasas de desempleo en muchas partes del
mercado de trabajo, la presión a la baja sobre los
salarios agravará aún más la ya desigual
distribución del ingreso. Los mercados de trabajo con el
transcurso del tiempo se despejarán, pero esto
sucederá de forma lenta y dolorosa, debido al vacío
en capacidades y otros desajustes de corto plazo.

El gobierno no puede resolver el problema por sí
solo, ni mucho menos hacer que el problema desaparezca de la
noche a la mañana. Pero el gobierno puede tomar medidas
que mejoren la productividad, los rendimientos de las
inversiones, y las condiciones para la innovación, a
través de lo cual se incremente el ritmo y se mejoren los
resultados a largo plazo del ajuste estructural.

Para ser viables, las medidas de política deben
incluir una reforma tributaria integral, un programa de
reducción de déficit equilibrado; inversión
en educación, mejora de capacidades, infraestructura, y
tecnología; y una política energética
plenamente desarrollada que prevea el aumento relativo de los
precios de energía a medida que el crecimiento de los
mercados emergentes haga crecer la economía global a tres
veces su tamaño actual durante el próximo cuarto de
siglo.

Para lograr el máximo impacto, la
selección de algunas de estas inversiones deberá
llevarse a cabo en colaboración con el sector privado
(empresas y trabajadores). Al fin de cuentas, en ellos es donde
más a menudo se encuentra conocimientos relevantes sobre
las mejores oportunidades"…

(Septiembre de 2011) Tim Jackson de la Universidad de
Surrey, decía en un artículo publicado por
BBCMundo, el 29/9/11:

"La crisis económica se nos presenta como una
oportunidad única para invertir en el cambio, barrer las
creencias en el beneficio a corto plazo que fueron una plaga
durante décadas. Y para el compromiso, por ejemplo, en una
reforma radical de las disfuncionales instituciones de los
mercados de capitales.

La especulación sin trabas en materias primas y
derivados financieros, llevaron al mundo financiero al filo del
colapso hace tres años. Es necesario que sea remplazado
por un más duradero y lento sentido de las finanzas:
inversión sólida en activos productivos, en
tecnologías limpias de bajas emisiones de carbono, en
salud y educación, en viviendas de calidad y en sistema de
transporte eficientes, en espacios públicos abiertos. Es
decir, inversión en el futuro de las
comunidades.

El empresariado también debe ser revisado.
Obtener beneficios a expensas de los contribuyentes es inmoral.
La mano invisible del mercado debe ser domesticada y puesta al
servicio del pueblo. Los ejecutivos más previsores de las
empresas más visionarias ya entienden estas demandas. La
empresa social está comenzando a prosperar en la
economía post-crisis.

Arreglar la economía es sólo parte de la
batalla. También tenemos que confrontar la lógica
del consumismo. Los días de gastar dinero que no tenemos
en cosas que no necesitamos para impresionar a personas que no
nos importan deben terminar. Vivir bien es buena
nutrición, un hogar decente, buenos servicios
públicos, comunidad estable y un empleo
satisfactorio.

La prosperidad, en todos los sentidos de la palabra,
trasciende las preocupaciones materiales, reside en el amor de
nuestras familias, el apoyo de nuestros amigos y la fuerza de
nuestras comunidades, en nuestra capacidad para participar en la
vida en sociedad, en tener un propósito para darle sentido
a la vida. El desafío para nuestra sociedad es crear las
condiciones para que hacer esto posible".

(Octubre 2011) Jomo Kwame Sundaram, subsecretario
general para el desarrollo económico en las Naciones
Unidas, galardonado en 2007 con el premio Wassily Leontief por
sus trabajos en pro de la ampliación de las fronteras del
pensamiento económico, decía en un artículo
publicado por Project Syndicate, el 20/10/11:

"Hasta ahora, la comunidad internacional no ha
conseguido encontrar arreglos eficaces y equitativos para la
reestructuración de las deudas soberanas, a pesar de las
consecuencias claramente problemáticas e inhabilitantes de
las crisis de deuda pública del pasado. Esto impide
aplicar medidas de alivio oportunas para los problemas de
endeudamiento y pone trabas a la recuperación.

Los altos niveles de deuda pública también
se emplean en muchos países desarrollados como argumento
para justificar una mayor austeridad fiscal. Pero en vez de
ayudar, este ímpetu en recortar presupuestos está
revirtiendo los esfuerzos de recuperación anteriores. En
un momento en que la demanda del sector privado todavía es
débil, la austeridad no sirve para acelerar la
recuperación, sino que la frena, y de hecho ya produjo una
reducción del crecimiento y del empleo. Y aunque los
mercados financieros insistan en reducir el déficit, la
reciente desvalorización de acciones y bonos (que es
reflejo de una falta de confianza) sugiere que los mercados
también son conscientes de lo perjudicial que es llevar a
cabo una consolidación fiscal en épocas de
insuficiencia de la demanda privada.

Quienes se oponen a las políticas de
estímulo fiscal aducen, cínicamente, que cualquier
iniciativa similar está destinada al fracaso, y para
demostrarlo presentan como prueba… ¡los recortes
impositivos aplicados por el ex presidente de los Estados Unidos,
George W. Bush! Otros señalan que los intentos de la
Reserva Federal de los Estados Unidos de lograr un "alivio
cuantitativo" no han tenido demasiado resultado. Se dice ahora
que los "estabilizadores automáticos" de Europa (que sin
duda mitigan el impacto de la crisis) alcanzarán para
garantizar la recuperación, a pesar de que existen pruebas
concluyentes en sentido contrario.

Un crecimiento más lento implica caída de
los ingresos y una aceleración de la espiral descendente.
El déficit actual de la mayoría de los
países desarrollados refleja la reciente merma de la
recaudación impositiva que siguió a la
disminución del crecimiento, así como el alto costo
de los paquetes de rescate destinados al sector
financiero"…

Por desgracia, las políticas actuales se
justifican diciendo que son alternativas "promercado", aunque en
realidad terminan siendo procíclicas. Pero lo que se
necesita con urgencia son medidas, instituciones e instrumentos
anticíclicos.

Los líderes mundiales parecen estar prisioneros
de los intereses financieros y de sus socios, medios de prensa,
ideólogos y magnates con suficiente influencia
política para asegurarse más rentas con menos pago
de impuestos: difícilmente pueda haber un círculo
más vicioso. De hecho, el peor peligro que se nos presenta
ahora no es ni la deuda pública ni la inflación,
sino que se produzca una espiral económica descendente
cada vez más difícil de revertir".

Sigue el "cambio de piel" en el FMI (ahora con los
"controles de capital")

""Quién te ha visto y quién te ve"
pensarán algunos del cambio que estamos viendo en el FMI.
No sabemos si es fruto de la insostenibilidad de las viejas
recetas o de la conciencia, esa que dice que algo malo pasa
cuando los incentivos no se ponen al servicio de crear algo mejor
en este mundo. Y es que no vamos a negar que para muchas
personas, e independientemente de su ideología
económica y política, este organismo internacional
no ha conseguido solucionar todo lo bien que debería su
cometido. De hecho la crisis que atravesamos es la más
grave desde su creación allá por los años
cuarenta en el período final de la destructiva Segunda
Guerra Mundial y está directamente relacionada con algunos
de sus ámbitos de actuación, por lo que
podríamos dar rienda suelta a la crítica. No
obstante han sido tantos los errores, tantas las conductas
"grises" de muchos, que el FMI no deja de ser un velero en medio
de un tsunami"…
El FMI "se cae del guindo"; los controles
de capital son aceptables (El Confidencial –
7/4/11)

Su pasado es como mínimo controvertido, acusados
de estar al servicio de Estados Unidos o de aplicar medidas,
especialmente en países pobres, que difícilmente
pueden calificarse de beneficiosas para el porvenir del enfermo.
¿Confianza ciega en el dogma o simples intermediarios de
intereses más elevados?

Podrían darse buenos argumentos en ambos
sentidos, pero aún resultando muy interesante dicho debate
(tratado extensamente en anteriores oportunidades), lo destacable
en la actualidad (abril 2011) es que se perciben ciertos
cambios.

Un ejemplo claro son las directrices que el organismo ha
lanzado el 5/4 para controlar los flujos de capital por parte de
los gobiernos, algo otrora impensable y en donde se ha
posicionado en contra durante casi setenta años. Lo
comenta el FT:

The guidelines -which are not yet official Fund policy-
say that countries can control capital inflows when their
currency is not undervalued, when they already have enough
foreign exchange reserves, and when they are unable to use
monetary or fiscal policy instead.

Los flujos internacionales pueden ser muy beneficiosos y
en muchos casos lo son, llevan fondos de donde hay excedentes a
donde son necesarios, si se invierten bien crearán
prosperidad y todo el mundo saldrá ganando. En caso
contrario, si el país receptor no consigue la rentabilidad
necesaria para pagar lo que debe, empezarán los problemas
¿Pero han tenido la oportunidad y de eso se trata, no? Esa
idea era la mayoritaria y por tanto existía una voz
oficialista que defendía la libertad de flujos como
positiva y justa, voz que defendían entre otros organismos
como el FMI.

Es posible que fuese así, como tantas otras cosas
del liberalismo dogmático que fallan en la vida real, si
el sistema no estuviese de alguna forma "pervertido". En este
mundo real en el que vivimos las cosas no son idílicas, en
el caso que tratamos existe una cantidad inmensa de liquidez que
corre por el mundo adelante, una cantidad tan ingente y
volátil que en lugar de ayudar consigue empobrecer
aún más a quien la sufre.

En resumen estamos ante cuantiosos fondos que se mueven
sin pensárselo demasiado, que provocan burbujas y errores
de inversión por su volumen e inmediatez y que un
día se van de repente dando la puntilla y dejando a la
economía endeudada y tocada.

Por si fuese poco tenemos la "Paradoja de Lucas" que
dice que por alguna extraña razón el dinero no se
mueve de ricos a pobres, y cuando esto pasa el pobre sale
perdiendo según algunos estudios.

El gráfico que sigue no es de ninguna web
conspiracionista sino del FMI, que lleva tiempo dándose
cuenta de que algo falla en la teoría porque no se ajusta
a la práctica. Quizá el mayor problema esté
ahora en determinar en qué casos existe un exceso de "hot
money" y en qué casos se produce una simple mala
gestión por parte del país.

Para poder aplicar controles de capital el FMI se centra
en tres condiciones, son países que: no tienen su divisa
devaluada, consiguen almacenar reservas y la política
monetaria o fiscal no funciona. Por supuesto las medidas deben
ser de corto plazo y no destinadas a bloquear fondos a largo
plazo.

 Monografias.com

El procedimiento sería el siguiente, en un primer
momento el país debe dejar su tipo de cambio subir (que
normalmente no funcionará casi nunca bajo mi punto de
vista) o expandir su política monetaria y endurecer su
política fiscal (lo que resulta "neutro" para el
país pero desincentivará a los inversores
foráneos por los menores tipos, luego creo que es la
opción adecuada). En caso de no funcionar se admiten los
controles de capital, siempre que no sean
discriminatorios.

Surge inmediatamente el debate sobre lo hecho por
Brasil, el imponer una tasa del 6% a la adquisición de
deuda por parte de extranjeros, lo que según el FMI "debe
ser la última línea de defensa". A
regañadientes pero parece que lo aceptan, lo comparto y
así lo manifesté en su momento. Más
controvertidas son aún sus nuevas medidas, idéntica
actuación pero ahora con préstamos foráneos,
y van más allá subiendo los aranceles a China.
¿Dónde acabarán?

Es difícil sobrevivir en un mundo con
quantitative easing, carry trade feroz y dumping comercial, hemos
tenido que llegar a esto para que el FMI se diese cuenta, pero
rectificar es de sabios. Por si alguien cree que van de farol, lo
cual es debatible como siempre, lean también su
última propuesta, Basilea III no es suficiente hay que
cobrar impuestos por los riesgos. Dará que hablar, o al
menos esperemos que así sea y no haga falta otro desastre
para darse cuenta que lo de ahora no puede seguir
así.

¿Estaremos
ante el final (anunciado) del fetichismo económico? (el
día de la víctima)

"La aplicación de recetas mágicas para
controlar los ciclos, defendida por los expertos hasta 2007, se
ha revelado inútil en la actual crisis"…

Adiós a la "economía vudú": las medidas
clásicas no sirven (El Economista –
23/4/11)

En la película "Todo en un día", un
profesor de economía, interpretado por Ben Stein, se lanza
a un soliloquio improvisado. "¿Alguien sabe qué es
esto Chicos? ¿Nadie lo sabe? ¿Nadie lo ha visto
antes? Es la curva de Laffer. ¿Alguien sabe lo que
significa? Significa que, en este punto de la curva de ingresos,
obtenemos exactamente la misma cantidad de ingresos que en este
otro punto. Es muy controvertido. ¿Alguien sabe
cómo lo llamó el vicepresidente Bush en 1980?
¿Nadie? Economía vudú".

En el siglo pasado, Ronald Reagan descubrió la
economía vudú aunque, en sus respuestas
políticas a la crisis financiera internacional, los
banqueros centrales y gobiernos han adoptado formas más
exóticas de vudú. Desde principios del siglo XX, a
la economía le ha preocupado el ciclo empresarial.
Economistas como John Maynard Keynes o Milton Friedman han
desarrollado teorías que explican los ciclos de altibajos.
Y, lo que es más importante, trataron de desarrollar
herramientas para manejar los ciclos, fomentando el progreso y la
creación de la riqueza mientras reducían los
trastornos y el elevado coste de las crisis
periódicas.

Pese a sus complejas distinciones doctrinales, los
seguidores de Keynes y Friedman creían que las medidas
políticas "correctas" permiten un alto grado de control
sobre las economías. Durante la belle époque de
finales de los años ochenta hasta 2007 más o menos,
los economistas y políticos se han deleitado con la
creencia de que casi todos los grandes problemas de la
economía y la gestión económica eran
perfectamente comprensibles, por no decir del todo previsibles y
controlables. Pero la crisis financiera internacional sacó
a la luz las grandes lagunas del conocimiento económico
humano y la incapacidad para controlar los
acontecimientos.

Economía "sine qua non"

Los políticos cuentan con dos grandes mecanismos
para influir en la economía. Mediante la política
fiscal, los gobiernos pueden ajustar el nivel de gasto relativo a
los flujos de impuestos. Con la política monetaria, los
estados o, en los últimos tiempos, los bancos centrales
"independientes" pueden ajustar los tipos de interés y la
oferta del dinero para gestionar la disponibilidad y el coste del
crédito, además de la inflación. En
último término, ambos mecanismos están
pensados para influir sobre el grado de la demanda de la
economía, creando un nirvana económico sobre el
nivel "correcto" del crecimiento, el paro y la
inflación.

Al inicio de la crisis financiera internacional, los
políticos recurrieron a antiguos remedios, aumentando los
déficits presupuestarios y recortando los tipos de
interés. La única salida al problema del exceso de
deuda era un crecimiento sólido e
inflación.

El crecimiento aumentaría los ingresos y los
flujos de efectivo de los ciudadanos, empresas y países
endeudados, permitiéndoles pagar las deudas con mayor
facilidad. La inflación ayudaría a reembolsar la
deuda, reforzando un aumento en los ingresos y los flujos de
efectivo, al menos en términos nominales. La
inflación también reduciría el nivel real
(con ajuste de la inflación y el poder de compra) de los
créditos, reduciendo el grado de apalancamiento dentro del
sistema financiero.

Era la solución menos dolorosa. Los bancos e
inversores que habían prestado imprudentemente no se
verían penalizados. Los prestatarios que habían
aceptado más deuda de la que eran capaces de devolver,
serían recompensados. Los ahorradores prudentes
perderían, ya que el valor de sus ahorros caería en
poder de compra. Pese a reconocer que los niveles de consumo
tenían que reducirse para aumentar los ahorros y rebajar
la dependencia de los préstamos, se apuntalaría el
gasto para restaurar el crecimiento económico.

No se debatieron la moralidad y la ética a largo
plazo de las medidas y sus efectos. Se impusieron las exigencias
del corto plazo mientras los políticos invocaban conjuros
económicos conocidos como que no hay otra alternativa o
cualquier alternativa es peor.

Por desgracia, tres años después, la
apuesta heroica del crecimiento y la inflación no parece
estar funcionando. Un crecimiento letárgico y unos
índices bajos de inflación, sobre todo si no se
tienen en cuenta los precios de los alimentos y la
energía, prolongan el ajuste y retrasan la
recuperación prevista de la prosperidad
precrisis.

Estímulos limitados

Ahora, las opciones políticas económicas
son limitadas. La política fiscal implica gravar y gastar
o pedir prestado y gastar. A medida que los ingresos fiscales
caían a resultas de una actividad económica
ralentizada, casi todos los gobiernos recurrieron en un principio
a los préstamos para financiar sus amplios déficits
fiscales. La crisis de la deuda europea subrayó los
límites de la capacidad de los gobiernos para pedir
prestado y gastar. Los tipos oficiales de interés,
rondando el cero en Estados Unidos, la zona euro y Japón,
limitan la capacidad para estimular la economía mediante
la política monetaria.

Los políticos han recurrido a medidas nada
ortodoxas, siguiendo los consejos del escritor inglés de
ciencia ficción Arthur C. Clarke, que decía que
"los límites de lo posible sólo se definen
traspasándolos hacia lo imposible". Un elemento clave de
esta estrategia es la facilitación cuantitativa, otra
clase de economía vudú. No obstante, la
facilitación cuantitativa podría no tener
más éxito que las estrategias previas y plantear
otros riesgos.

Alquimia cuantitativa

La facilitación cuantitativa suele describirse
como la impresión de dinero pero, en realidad, es algo
más compleja.

Normalmente, los bancos centrales regulan la cantidad de
dinero de una economía cambiando los tipos de
interés, o el precio del dinero. Esos cambios de los tipos
deben afectar a la demanda del crédito y la oferta de
dinero. Cuando los tipos de interés ya están cerca
del cero, hacen falta otros medios para aumentar la oferta de
dinero en la economía.

Si la economía estuviera basada totalmente en el
efectivo, significaría sólo imprimir más
dinero. En la Alemania de Weimar, el gobierno se apoderó
de las imprentas de los periódicos para imprimir
más dinero, dada la demanda de billetes.

En una economía moderna, basada en los
créditos, los bancos centrales compran bonos del estado,
que se mantienen en la hoja de balance de la entidad. El efectivo
pagado por los bonos, por lo general en reservas o
depósitos con un tipo de interés bajo o cero en el
banco central, puede intercambiarse por los bancos para obtener
activos de mayor rendimiento, como préstamos a los
clientes. Las compras también aumentan el precio de los
bonos del estado, reduciendo los tipos de interés. En
teoría, la facilitación cuantitativa reduce el
coste de tomar prestado y crea liquidez, aumentando la oferta de
dinero y, con un poco de suerte, también estimula la
demanda y la inflación.

La facilitación cuantitativa se puede producir de
cuatro formas distintas. Puede implicar que el banco central
amplíe su hoja de balance, compre bonos del estado,
modifique sus criterios de adquirir títulos menos
líquidos y más arriesgados, o una
combinación. En todas sus formas, la preocupación
subyacente es la monetización de la deuda, es decir, que
el banco central compre bonos del estado con dinero creado
artificialmente para financiar recortes fiscales o gasto del
gobierno, provocando una hiperinflación.

Medidas desesperadas

A finales de los años treinta, Japón
echó mano de la facilitación cuantitativa a una
escala considerable, en un intento de revivir su economía
estancada. Con los tipos de interés a cero desde 1999, el
Banco de Japón empleó la facilitación
cuantitativa (ryoteki kinyu kanwa en japonés) para ofrecer
más dinero a los bancos comerciales para préstamos
privados. Desde 2007, Estados Unidos, el Reino Unido y la zona
euro han recurrido, todos ellos, a estrategias
similares.

El Banco de Inglaterra adquirió 175.000 millones
de libras en activos a finales de octubre de 2010, principalmente
de títulos del estado británico y pequeñas
cantidades de deuda de alta calidad del sector privado. En
noviembre de 2010, el Comité británico de
Política Monetaria (MPC) votó a favor de
incrementar el total de compras de activos a 200.000 millones de
libras. El Banco Central Europeo (BCE) se ha servido de
operaciones de financiación (una forma de
facilitación cuantitativa) para inyectar efectivo en las
economías de la zona euro. Ha ampliado los activos que
pueden usar los bancos como colateral en préstamos
denominados en euros del BCE.

La Reserva Federal (Fed) estadounidense ha sido la
más agresiva a la hora de emplear la facilitación
cuantitativa, lanzando varias series de compras. La escala de la
operación del Fed puede calcularse a partir del incremento
en tamaño del porfolio. De 700.000/800.000 millones de
dólares de notas del Tesoro en 2007, el Fed aumentó
el tamaño de su cartera de títulos a 2,1 billones
de dólares en junio de 2010. Los pronósticos
actuales indican que seguirá incrementándolo hasta
llegar a casi 2,5 billones de dólares.

Entre noviembre de 2008 y marzo de 2010, el Fed
compró alrededor de 1,25 billones de dólares en
deuda bancaria, títulos respaldados por hipotecas (MBS) y
notas del Tesoro. Tras un breve descanso, reanudó las
compras en agosto de 2010, cuando el crecimiento económico
cayó por debajo de las expectativas. En un principio, el
Fed se comprometió a reinvertir los reembolsos de su
cartera MBS en facilitación cuantitativa, por un valor
aproximado de 30.000 millones de dólares al mes. En
noviembre de 2010, el Fed anunció más medidas de
facilitación cuantitativa, comprometiéndose a
comprar 600.000 millones de dólares en títulos del
Tesoro antes de finales del segundo trimestre de 2011.

Su presidente, Ben Bernanke, ha intentado en repetidas
ocasiones diferenciar entre las medidas del Fed y la
facilitación cuantitativa, prefiriendo referirse a ellas
como "facilitación crediticia". En defensa de su
política, sobre todo en un artículo de
opinión publicado en Washington Post, ha asegurado a los
críticos que la facilitación cuantitativa no es
inusual y encaja perfectamente en la serie de medidas
políticas a la disposición de los bancos centrales.
Como respuesta, una serie de economistas de renombre publicaron
una carta abierta en la que instaban al Fed a reconsiderar y
suspender sus planes de compra de activos a gran
escala.

Los peligros de estas medidas

Los defensores de la facilitación cuantitativa
creen que rebajará los tipos de interés,
fomentará el gasto y el crecimiento, y recortará el
paro. Sostienen que, además, la facilitación
cuantitativa permite a los bancos aumentar los préstamos,
reduce los tipos hipotecarios, animando a la
refinanciación, e impulsa los precios de los activos,
fomentando todavía más el gasto gracias al efecto
de una mayor riqueza.

En realidad, sin embargo, sus ventajas podrían
ser inaprensibles puesto que, de por sí, unos tipos
más bajos y una mayor oferta de dinero podrían no
impulsar la actividad económica.

En Estados Unidos, muchos hogares están
paralizados por los altos niveles actuales de deuda, bajos
precios de la vivienda, perspectivas laborales inciertas y
salarios estancados. Por ello, recortan los préstamos, y
no al contrario. Para las empresas, la ausencia de demanda y, en
algunos casos, el exceso de capacidad hace improbable que los
tipos bajos de interés fomenten los préstamos y las
inversiones.

En lugar de prestar a los clientes, las reservas creadas
por la facilitación cuantitativa han permanecido
directamente en las hojas de balance de los bancos o se han
reciclado en títulos del estado. Las entidades comerciales
estadounidenses disponen de unos volúmenes de efectivo y
títulos del estado que superan los préstamos a los
clientes. Y eso fue, precisamente, lo que se observó
Japón cuando se implantó la facilitación
cuantitativa.

Una liquidez mal gestionada

El crecimiento esclerótico de los créditos
refleja las restricciones de capital de los bancos en diversos
grados, por las pérdidas y también incrementos
previstos de los requisitos oficiales de reservas de capital. El
sistema financiero frágil y el riesgo de conmociones de
financiación implican que los bancos estén
gestionando bien la liquidez. Las previsiones económicas
inciertas también han vuelto a los bancos más
precavidos a la hora de ofrecer crédito a las entidades,
aparte de los bancos "demasiado grandes para quebrar".

Los efectos generales sobre la actividad
económica real han sido limitados. Hasta la fecha, los
programas de facilitación cuantitativa del Fed han
reducido los tipos de interés a largo plazo pero el
crédito bancario se ha contraído, el mercado
inmobiliario sigue débil y la recuperación
económica, vacilante. La experiencia coincide con la de
Japón, donde un periodo prolongado de facilitación
cuantitativa no resultó en la recuperación
económica, el crecimiento ni la reducción del paro
o la inflación.

Cambio de rumbo del FMI
(¿será por qué la crisis le tocó a
"uno(s) de los nuestros"?)

En un discurso ante el Parlamento el mes de noviembre
(2011), el primer ministro británico, David Cameron,
planteó una pregunta retórica: "¿Hay un
sólo partido dominante en Europa que piense que la
respuesta al problema de la deuda debe ser más gasto y
más endeudamiento?"

Cameron trataba de vituperar a los partidos
socialdemócratas de Europa, incidiendo en el hecho de que
carecen de la facultad de aplicar el tipo de programa que les
gustaría.

Pero sorprendentemente (vista la historia reciente) es
el FMI quien ha retomado la senda del keynesianismo, ante la
huida de la escena de los gobiernos en la actual crisis
financiera europea

Es cierto que en múltiples ocasiones en los
últimos dos años ha obligado a Europa a emprender
medidas de austeridad, pero lo ha hecho a cambio de conceder
grandes sumas de dinero a los países en problemas y
más forzado de lo que quisiera por sus socios del Banco
Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea.

"Ha hecho un montón de enemigos, pero
también ha ayudado a evitar una catástrofe", apunta
Jarad Vady de The New Republic.

El rol del FMI en las distintas
crisis

Ahora bien, no siempre ha sido un abanderado del
keynesianismo. Recuerda Joseph Stiglitz, Nobel de
Economía, que el FMI, en su concepción original,
fue creado para presionar a los países para que aplicaran
políticas más expansivas de las que
escogerían por sí solos.

En sus primeros años cumplió a rajatabla
con su mandato. En la década de los cuarenta
trabajó para mantener un alto nivel de empleo y de
ingresos reales. Pero 40 años después la
globalización financiera liberó a las
economías ricas de la necesidad del dinero del FMI. Y el
organismo se deslizó desde la flexibilidad keynesiana
hacia la ortodoxia de la Escuela de Chicago. Fue la época
en que las grandes crisis golpearon América Latina
(década de 1980), México de nuevo en 1994-1995, los
tigres asiáticos en 1997 y Rusia, Brasil, Argentina y
Turquía en los siguientes cinco años.

Jacob Kirkegaard, investigador senior del Instituto
Peterson, recuerda: "El FMI creció muy apegado a la idea
de la austeridad presupuestaria. No importaba cuál fuera
el problema", dice Kirkegaard, porque "el FMI siempre
decía lo mismo: recortar el presupuesto".

Pero dos eventos en los años más recientes
hicieron volver al FMI a sus orígenes keynesianos: la
crisis financiera de 2008 y la llegada de un director nuevo,
Dominique Strauss-Kahn. Bajo el liderazgo de Strauss-Kahn, el FMI
se convirtió en un baluarte contra el cuidado y la
ortodoxia alemana. "Realmente cambió las cosas", apunta
Jack Boorman, ex asesor especial del director gerente del FMI
desde 2003 a 2007.

Claro que, a ojos del Bundesbank, Strauss-Kahn era un
socialista francés en quien no se podía confiar,
explica Kinkegaard. Los ánimos se calentaron aún
más cuando en febrero de 2010 el economista jefe del FMI,
Olivier Blanchard, dijo que los bancos centrales podrían
prevenir futuras crisis persiguiendo una tasa de inflación
algo más elevada.

Mientras los líderes ortodoxos de Europa abogaron
por la austeridad, el FMI luchó para que los países
pusieran el pie en el pedal del keynesianismo. En abril de 2010,
cuando se aprobó el primer rescate a Grecia, los
economistas del Fondo presionaron para conceder al país
heleno una ayuda más generosa de la que finalmente se
aprobó, pero se encontraron con la resistencia de la
Comisión Europea y el BCE.

Según Boorman, el rescate hubiera sido muy
diferente si el FMI hubiera estado al mando. Los economistas del
Fondo sólo pudieron advertir de que las hipótesis y
las previsiones económicas de sus socios -BCE y UE- eran
demasiado optimistas.

"Empíricamente se ha demostrado que tenía
razón", apunta Kirkegaard. "Lo que dijo que
ocurriría en Grecia, ha ocurrido". La austeridad ha hecho
más difícil que el país heleno cumpla con
los objetivos de déficit. Y eso ha impulsado la
credibilidad del fondo.

Cuando llegó el momento de diseñar el
rescate a Irlanda y posteriormente el de Portugal, el FMI dispuso
de mayor libertad para fijar las condiciones del
rescate.

El freno de Alemania y las limitaciones del
FMI

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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