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El Diluvio bíblico




Enviado por PERCY ZAPATA MENDO



  1. Lo que
    refiere la Biblia
  2. Historicidad del diluvio
  3. ¿Fue universal el
    diluvio?
  4. Temas
    colaterales
  5. Bibliografía

Antes del desarrollo de la geología
científica y de la aparición de las teorías
de la evolución, en el siglo XIX, solía pensarse
que el Diluvio bíblico fue un acontecimiento
histórico (se creía que se habían conservado
como reliquias fragmentos del arca), aunque los estudios
comparativos de la mitología mundial han manifestado la
existencia de numerosos mitos que hablan de la destrucción
de la antigua sociedad humana por un diluvio, y de la
preservación de determinadas criaturas escogidas en una
nave similar al arca.

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Ilustración 1 EL
DILUVIO.

El antecedente más evidente del mito
bíblico es la narración sumeria del diluvio, que
existe en diversas versiones en la mitología
mesopotámica. Una característica común es
que un hombre —que según la versión se llama
rey Ziusudra, Atrahasis o Utnapishtim— es advertido de la
intención de los dioses y construye una nave para
sobrevivir. En la mitología griega, quien construye el
arca es Deucalión, en tanto que en la India, es el
antepasado de la humanidad, Manu, quien, guiado por un pez al que
había salvado, construye un arca en el que se puede
conservar la semilla de todas las cosas. Tras el diluvio, el arca
se posa en lo alto de una cima montañosa, Agri Dagi,
denominada Ararat en la Biblia, y Parnaso, Etna u otros en la
mitología griega. Los pasajeros humanos y animales
desembarcan, una vez cumplido el propósito del
navío.

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Ilustración 2 UTNAPISHTIM O EL
NOÉ BABILÓNICO

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Ilustración 3 NOÉ
CONSTRUYENDO EL ARCA.

En el presente artículo consideraremos el tema
descrito en Génesis 6,1 – 9,19, y a la que se alude en los
siguientes pasajes de la Sagrada Escritura: Sab. 10,4; 14,6-7;
Eclo. 16,8; 44,17-19; Isaías 54,9; Mt. 24,37-39; Lc.
17,26-27; Heb. 11,7; 1 Pedro 3,20-21; 2 Ped. 2, bajo los
siguientes títulos:

Lo que refiere la
Biblia

El Libro del Génesis da la siguiente breve
reseña del Diluvio: Dios ve la maldad de los hombres, y
determina destruirlos con excepción de Noé y su
familia (6,1-8). Le revela su decreto a Noé y le indica
cómo puede salvarse a sí mismo y la semilla de toda
vida animal por medio de un arca que debe construir de acuerdo a
ciertas dimensiones (6,9-22). Siete días antes del
Diluvio, Dios manda al patriarca a entrar al arca (7,1-5).
Noé completa su entrada al arca el mismo día que
comienza el Diluvio; la lluvia cae durante cuarenta días y
noches; todos los seres vivos fuera del arca son destruidos; las
aguas prevalecen sobre la tierra ciento cincuenta días
(7,6-24). Las aguas disminuyen, la tierra se seca; Noé
comprueba su condición por medio de un cuervo y una paloma
enviados fuera del arca (8,1-14). Noé obedece la orden
divina de salir del arca, construye un altar, ofrece un
sacrificio, hace un pacto con Dios y comienza a ser un labrador
(9,1-27).

Tan simple como este relato parece ser, los
críticos bíblicos sostienen que es un mosaico
compuesto de dos historias del Diluvio, que difieren en la
autoría y en su contenido. Le atribuyen una al escritor
yahvista, usualmente designado por la letra J; y el
otro, al escritor sacerdotal post-exílico,
generalmente conocido como P. Según Kautzsch, las
secciones 6,1-8; 7,1-5.7-10.12.16b-17.22-23;
8,2b-3a.6-12.13b.20-22; 9,18-27, pertenecen a J, mientras que le
asignan a P 6,9-22; 7,6.11.13-16a.18-21; 7,24 – 8,2a;
8,3b-5.13a.14-19; 9,1-17. Esta división del texto se basa
en los siguientes motivos:

1. J utiliza el nombre divino Yahveh, mientras que P
emplea Elohim;

2. J y P narran la misma serie de eventos,

3. J y P se diferencian en el idioma;

4. J y P no están de acuerdo en sus
declaraciones.

El carácter compuesto de la historia del Diluvio
no entra en conflicto con la autoría de Moisés. El
estudiante de la Biblia más conservador admitirá
que Moisés no fue un testigo ocular del Diluvio.
Prescindiendo de la revelación divina, debe haber obtenido
su información sobre el evento ya sea de la
tradición o de documentos escritos. Si la crítica
bíblica ha tenido éxito en la restauración
de las principales fuentes utilizadas por Moisés en su
historia del Diluvio, ha hecho el servicio más insigne a
la exégesis bíblica. Afortunadamente, estamos en
posición de poder controlar el valor de las conclusiones
críticas por medio del relato babilónico o acadio
del Diluvio. Sin detenernos sobre su forma según aparece
en los fragmentos de Beroso, que son de fecha relativamente
reciente, encontramos que la versión que figura en una
inscripción cuneiforme en tablillas conservadas en el
Museo Británico, y descifradas por primera vez por George
Smith en 1872, contiene una combinación de los elementos
de P y J del relato del Diluvio. Los expertos dicen que esta
versión se remonta al menos a cerca de 3,000 a.C. Es
cierto, por lo tanto, que los llamados documentos P y J
reconstruidos por los críticos se combinaron mucho antes
de que el texto bíblico se pusiera por escrito. Este hecho
es confirmado por una historia del Diluvio que figura en el
fragmento recién descubierto por Scheil, que no puede ser
de fecha muy posterior a 2,140 a.C. Los críticos ya no
pueden negar la existencia de una tradición del Diluvio
similar a la historia contenida en el Libro del Génesis,
anterior a nuestro relato bíblico. A fin de defender su
división del texto inspirado en los llamados documentos J
y P, sostienen que la historia acadia se copió
parcialmente en los documentos J y P, y que el "redactor"
bíblico reunió estos dos relatos parciales en uno
solo. Esta serie de suposiciones, sin embargo, es a lo mejor un
torpe intento de explicar un hecho que está en el camino
de su teoría. Pero estamos dispuestos a admitir la
división crítica del relato del Diluvio, a pesar de
su desacuerdo con los resultados de los descubrimientos
más recientes, si los argumentos críticos son
realmente convincentes.

1.1.- Se nos dice que J usa el nombre divino Yahveh,
mientas que P utiliza Elohim.

Pero se deben tener en mente las siguientes
consideraciones: Primero, estamos apenas suficientemente seguros
del uso de los nombres divinos en los textos inspirados
primitivos para construir un argumento sólido sobre su
ocurrencia en la forma actual del texto. En segundo lugar, en la
forma actual del texto Elohim aparece dos veces en el documento
yahvista, 6,2, y 7,9. En tercer lugar, seis pasajes en la
sección 7,16 – 8,20 se asignan al escritor yahvista,
aunque el nombre de Yahveh no aparece ni una sola vez. En cuarto
lugar, la variación de los nombres divinos en la historia
del Diluvio puede explicarse satisfactoriamente sin recurrir a la
acción violenta de dividir el texto entre dos escritores
distintos.

1.2.- Se alega que J y P informan los mismos
hechos.

Si examinamos los dos documentos según
reconstruidos por los críticos, a la luz de este
argumento, encontramos que son fragmentarios y que no contienen
dos series de eventos. J pasa de la determinación de Dios
de destruir el mundo (6,1-8) al mandato divino a Noé para
que entre al arca sin decirle dónde encontrar o
cómo conseguir un arca (7,1-5). Noé construye un
altar y ofrece holocaustos sin salir del arca (8,20). P no nos
informa de la verdadera naturaleza de la corrupción de
toda carne (6,9-12); él sabe de la orden de Dios para
salvar a los animales, pero no sabe nada de la orden de Dios
sobre Noé y su familia (6,17-22; 7,13); incluso once meses
después del inicio del Diluvio y dos meses después
de la aparición de las cimas de las montañas,
él no conoce de ningún intento por parte de
Noé para determinar la condición de la tierra (8,13
ss.); finalmente, no da ningún motivo ético para la
bendición divina otorgada a Noé (9,1 ss.). Los
críticos están conscientes de estas lagunas en los
dos documentos, y los explican con la suposición de que el
"redactor", que tenía ante sí las historias
originales del Diluvio, no insertó su texto completo en el
relato bíblico. Pero si el "redactor" omitió
ciertas partes de los documentos originales a fin de evitar
repeticiones, ¿por qué no omitió las
repeticiones descubiertas por los críticos? ¿O
vamos a suponer que presenta algunas repeticiones, mientras que
cuidadosamente evitó las demás? ¿No es
más probable que él consideró las
repeticiones alegadas por los críticos como meros recursos
retóricos, como transiciones resumidas, por ejemplo,
(6,9-12), o gradaciones (7,17-20; 7,21-23), o amplificaciones
(7,7.13-16a)?

1.3.- Se dice que J y P difieren en el
lenguaje;

Pero siendo la división crítica lo que es,
sería extraño si los documentos no difirieran en
lenguaje. Las secciones que contienen material
cronológico, sistemático y científico son
atribuidas a P, el resto se deja a J. ¿No es sorprendente
que J no describe las medidas del arca, viendo que los
críticos no le dan ningún arca que describir?
¿O es notable que P carece del estilo poético que
se halla en la descripción del cuervo y la paloma en J, ya
que no se le asigna ninguna sección, que admita tal
tratamiento? El cuidado con que sólo se asigna a J y P
respectivamente temas establecidos y expresiones determinadas
está bien ilustrado por el hecho de que a pesar de su
minuciosa disección de la historia del Diluvio, la
crítica debe eliminar del documento J parte de 6,7;
7,3.7.17.22.23; 9,18.22.23.26, y 7,8.9 completo; y del documento
P parte de 6,17, 7,6; 9,4, a fin de no permitir inconsistencias
en sus fuentes.

1.4.- Por último, se dice que J y P no
concuerdan respecto a los animales que se llevarían en el
arca,

En cuanto a la duración del Diluvio y en cuanto
al comportamiento de Dios hacia el hombre después del
diluvio. En 6,19, de hecho, P registra el mandato de Dios, "de
toda carne meterías en el arca una pareja"; pero
¿es incompatible con esto, si 120 años
después, cuando Noé está a punto de entrar
al arca, J relata una especificación divina más
exacta, "de todos los animales puros tomarás para ti siete
parejas… y de todos los animales que no son puros, una
pareja" (7,2-3)? No se puede decir que el cumplimiento muestra
que al arca se llevaron sólo dos de cada especie, tanto
7,9 como 7,15-16 leen "sendas parejas de cada especie", de modo
que expresan las parejas aptas para la generación,
más que cualquier número absoluto. La discrepancia
en cuanto a la cronología entre J y P es más
artificial que real; no hay incoherencia en la cronología
del relato bíblico del Diluvio, por lo que la discrepancia
entre los documentos, si alguna, es de fabricación
crítica. Además, una simple lectura del documento
J, tomado por separado, muestra que su cronología no es
satisfactoria. Por último, si en 9,15 P sabe de una
alianza divina que, de acuerdo a J, es el resultado de la
auto-reflexión de Yahveh en consecuencia del sacrificio
del patriarca (8,21-22), los dos documentos son más bien
complementarios que contradictorios, J proporciona la
motivación ética de la acción de Dios tal
como es descrita por P.

Historicidad del
diluvio

Se ha argumentado que la historia bíblica del
Diluvio y las leyendas del diluvio de otros pueblos, miradas
desde un punto de vista meramente histórico, descansan
sobre una base similar, siendo el relato bíblico una mera
variante tardía de uno de ellos. Y al investigar su
origen, encontramos que se han propuesto cuatro
teorías:

2.1. La historia del Diluvio es un mero producto
de la fantasía. Esta teoría contradice la
analogía de leyendas similares entre todos los
pueblos.

2.2. Otros consideran la historia del diluvio
como un mito de la naturaleza, y que representa el
fenómeno del invierno que en Babilonia, en particular, es
el tiempo de la lluvia. De nuevo, otros escritores creen que este
mito de la naturaleza se desarrolló a partir de un mito
"éter" arcaico, según el cual se imaginaban al sol
como un hombre que navegaban en un barco en el mar celestial. El
hecho de que el mar se encontraba en la tierra, y no en el cielo,
y los daños causados por la incesante lluvia invernal y la
inundación de los grandes ríos, transfirió
el mito del cielo a la tierra, cambiando el mito éter en
un mito de la naturaleza. Pero también esta teoría
deja de lado las historias de numerosos Diluvios existentes entre
muchas naciones, que no se prestan a una explicación
similar.

2.3. Relacionada con la teoría anterior es
la explicación que convierte la historia del diluvio en
una fábula cosmogónica. Se ha visto que el
héroe rescatado en el barco debe haber sido el dios-sol
(ver el mito éter). Así, el diluvio se convierte
esencialmente en una variante del mito babilónico de la
creación. Es por esta razón que el texto
mitológico publicado por Peiser llama al tiempo del
Diluvio "el año de la gran serpiente". Pues esta "gran
serpiente" es el océano personificado que en los viejos
mapas rodea a Babilonia, así como Leviatán es el
océano que rodea al mundo personificado como una
serpiente; es el mismo monstruo que es una figura central en la
historia de la creación. No es necesario añadir que
esta teoría, también, deja inexplicadas la mayor
parte de las tradiciones del Diluvio existentes.

2.4. Se ha inferido a partir de la improbabilidad
de las teorías anteriores, que la historia del Diluvio
debe ser una presentación poética o legendaria de
algún acontecimiento natural. Por otra parte, se sostiene
que la base inmediata de la leyenda es una perturbación
local. Puede haber sido una gran inundación causada por un
desbordamiento de los ríos Tigris y Éufrates, o la
incursión de un maremoto como consecuencia de un terremoto
al sur de la boca de los dos ríos. Pero por terrible que
fuera la ruina provocada por tales inundaciones, esta
teoría no explica la universalidad de la tradición
del Diluvio, a menos que supongamos que la ruina afectó a
todos los antepasados de todas las razas humanas.

Hasta aquí hemos considerado la historia
bíblica del Diluvio desde un punto de vista meramente
histórico. Pero el que cree en la inspiración de la
Biblia y admite el valor de la tradición en su
exégesis apenas puede quedar satisfecho con los resultados
obtenidos hasta la fecha. Ni siquiera será suficiente
aceptar que la antigua leyenda del Diluvio se convirtió en
el vehículo de la verdad religiosa y espiritual por medio
de un sentimiento religioso guiado por la divinidad y la
intuición del escritor inspirado. El Diluvio es mencionado
en varios pasajes de la Escritura como un hecho histórico;
los Padres en sus escritos consideran el evento bajo la misma
luz, y esta opinión del asunto es confirmada por numerosas
variantes bajo las cuales la tradición del Diluvio vive en
las más distantes naciones de la tierra.

(a) Los siguientes son algunos de los pasajes del
Nuevo Testamento que implican que el Diluvio fue un evento
histórico real: "Como en los días de Noé,
así será la venida del Hijo del Hombre. Porque como
en los días que precedieron al Diluvio, comían,
bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que
entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta
que vino el Diluvio y los arrastró a todos; así
será también la venida del Hijo del Hombre." (Mt.
24,37-39). En estas palabras Cristo se refiere al Diluvio con sus
circunstancias como no menos real que lo que serán los
últimos días de los que habla en el pasaje.
Él implica la misma opinión sobre el Diluvio en
Lucas 17,26-27. En la Epístola a los Hebreos (11,7), el
escritor inspirado no es menos claro sobre la historicidad del
Diluvio: "Por la fe, Noé, advertido por Dios de lo que
aún no se veía, con religioso temor
construyó un arca para salvar a su familia; por la fe
condenó al mundo y llegó a ser heredero de la
justicia según la fe." San Pedro (1 Pedro 3,20)
también se refiere al arca y al Diluvio como datos
históricos: "cuando les esperaba la paciencia de Dios, en
los días en que Noé construía el arca, en la
que unos pocos, es decir ocho personas fueron salvados, a
través del agua". Regresa a la misma enseñanza en 2
Pedro 2,5. Podemos apelar a Is. 54,9; Nahúm 1,8; Ezequiel
14,14; Eclo. 44,18 ss.; Sal. 29(28) ,10; 32(31) ,6; pero lo que
se ha dicho muestra suficientemente que la Biblia impulsa la
historicidad de la historia del Diluvio.

(b) En cuanto a la opinión de la
tradición cristiana, es suficiente apelar aquí a
las palabras del Padre Zorell, quien sostiene que ningún
escritor católico ha explicado ni comprendido la historia
bíblica sobre el Diluvio en ningún sentido que no
sea el verdaderamente histórico (cf. Hagen, Lexicon
Biblicum). Sería inútil el trabajo y
excedería el ámbito del presente artículo
enumerar la larga lista de Padres y teólogos
escolásticos que se han referido al asunto. Las pocas
voces discordantes aisladas pertenecientes a los últimos
quince o veinte años simplemente se ahogaron en este coro
unánime de la tradición cristiana.

(c) La historicidad del relato bíblico del
Diluvio es confirmada por la tradición existente en todos
los lugares y en todo momento en cuanto a la ocurrencia de una
catástrofe similar. F. von Schwarz (Sintfluth und
Volkerwanderungen, págs. 8-48) enumera sesenta y tres de
tales historias, que son en su opinión independientes del
relato bíblico. R. Andree R. (Die Flutsagen ethnographisch
betrachtet) discute ochenta y ocho diferentes historias del
Diluvio, y considera a sesenta y dos de ellas como independientes
de las tradiciones caldea y hebrea. Por otra parte, estas
historias se extienden a través de todas las razas de la
tierra, salvo los africanos, a los cuales se exceptúan, no
porque no posean ningunas tradiciones sobre el Diluvio, sino
porque sus tradiciones aún no han sido suficientemente
investigadas. Lenormant declara la historia del Diluvio como la
tradición más universal en la historia del hombre
primitivo, y Franz Delitzsch opinaba que también
podríamos considerar como un mito la historia de Alejandro
Magno, como para llamar la tradición del Diluvio una
fábula. Sería, en efecto, un milagro mayor que el
del Diluvio mismo, si las diversas y diferentes condiciones que
rodean las varias naciones de la tierra hubiesen producido entre
ellos una tradición prácticamente idéntica.
Causas opuestas habrían producido el mismo
efecto.

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Ilustración 4 ICONOGRAFÍA
MEDIEVAL DEL DILUVIO

¿Fue
universal el diluvio?

El relato bíblico le adscribe una especie de
universalidad al Diluvio; pero puede haber sido
geográficamente universal, o puede haber sido sólo
antropológicamente universal. En otras palabras, el
Diluvio puede haber cubierto toda la tierra, o puede haber
destruido a toda la humanidad, cubriendo sólo cierta parte
de la tierra. Hasta alrededor del siglo XVII, se creía
generalmente que el Diluvio había sido
geográficamente universal, y esta opinión es
defendida, incluso en nuestros días, por algunos eruditos
conservadores (cf. Kaulen en Kirchenlexikon). Sin embargo,
doscientos años de estudios teológicos y
científicos dedicados al asunto han arrojado mucha luz
sobre él, de modo que ahora podemos defender las
siguientes conclusiones:

3.1.- La universalidad geográfica del Diluvio
puede ser abandonada seguramente:

Ni la Sagrada Escritura, ni la tradición
eclesiástica universal, ni tampoco las consideraciones
científicas, hacen aconsejable adherirse a la
opinión de que el Diluvio cubrió toda la superficie
de la tierra. Las palabras del texto original, traducidas como
"tierra" en nuestra versión, significa "región"
así como "tierra"; de hecho, "la región" parece
haber sido su significado principal, el cual se ajusta
admirablemente a los capítulos 4, 5 y 10 del
Génesis; ¿por qué no adherirse a este
significado también en Gén. 6 – 9, o la historia
del Diluvio? ¿Por qué no leer, las aguas "llenaron
todo sobre la faz de toda la región", "fue destruida toda
la carne que se movía sobre la región", "murieron
todas las cosas en que había un aliento de vida en la
región", "quedaron cubiertos todos los montes altos bajo
el cielo (correspondiente a la región)"? El significado
principal del texto inspirado propone una universalidad del
Diluvio que cubre todo el país o región en que
vivió Noé, pero no toda la tierra.

En cuanto a la contundencia de la prueba a partir de la
tradición para la universalidad geográfica del
Diluvio, se debe recordar que muy pocos de los Padres se
refirieron a esta cuestión ex professo. Entre los que lo
hacen hay algunos que restringen el Diluvio a ciertas partes de
la superficie de la tierra, sin incurrir en la culpa de atentar
contra la tradición, como por ejemplo:

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Ilustración 5 LA FURIA DEL
DILUVIO

Muchos exceptuaron el paraíso terrenal,
independientemente de su ubicación, en la cima de una
montaña o en otro lugar;

Y lo mismo debe decirse del lugar en el que debió
haber vivido Matusalén durante el Diluvio de acuerdo a la
variante de los Setenta;

San Agustín sabía de escritores que
eximieron del Diluvio al monte Olimpo, aunque él mismo no
está de acuerdo con ellos;

Pseudo-Justino rechaza con duda la opinión de los
que restringen el Diluvio a las partes de la tierra realmente
habitadas por los hombres;

Cayetano revivió la opinión que el Diluvio
no cubrió el Olimpo y otras montañas altas,
creyendo que el Génesis hablaba sólo de las
montañas bajo el cielo aéreo;

Tostato ve una figura retórica en la
expresión bíblica que implica la universalidad del
Diluvio; en todo caso, exime el paraíso terrenal puesto
que Henoc tenía que ser salvado.

Si los Padres hubiesen considerado la universalidad del
Diluvio como parte del cuerpo de la tradición
eclesiástica, o del depósito de la fe, la hubiesen
defendido más vigorosamente. Es cierto que la
Congregación del índice condenó el tratado
de Vossius "De Septuaginta Interpretibus" en el que
defendía, entre otras doctrinas, la opinión de que
el Diluvio cubrió solamente la parte habitada de la
tierra, pero teólogos de gran autoridad afirman que la
obra fue condenada debido a su autor protestante, y no debido a
su doctrina.

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Ilustración 6 EXTERMINIO
DE LOS QUE SE BURLARON DE NOÉ Y SU ARCA.

También hay ciertas consideraciones
científicas que se oponen a la opinión de que el
diluvio fue geográficamente universal. No es que la
ciencia se oponga a cualquier dificultad insuperable para el
poder de Dios, pero llama la atención a un número
extraordinario de fenómenos muy extraordinarios, si no
milagrosos, envueltos en la admisión de un diluvio
geográficamente universal.

En primer lugar, no se han hallado huellas
geológicas como las que deberían haber sido dejadas
por un diluvio universal; pues la catástrofe relacionada
con el comienzo de la era glacial, o el diluvio geológico,
no debe estar conectado con la Biblia.

En segundo lugar, la cantidad de agua requerida por un
diluvio universal, como se describe en la Biblia, no puede ser
explicada por los datos suministrados en el relato
bíblico. Si la superficie de la tierra, en números
redondos, equivale a 510.000.000 kilómetros cuadrados, y
si la elevación de las montañas más altas
llega a unos 7000 metros, el agua requerida por el Diluvio
bíblico, si fue universal, es de alrededor de 3, 570,
000,000 kilómetros cúbicos. Ahora bien, una lluvia
de cuarenta días, diez veces más copiosas que las
precipitaciones más violentas conocidas por nosotros,
elevaría el nivel del mar a una altura de más de
800 metros; puesto que la altura que debe alcanzar es de unos
7000 metros, todavía hay una brecha a ser llenada por
fuentes desconocidas ascendiente a una altura de más de
6000 metros, a fin de elevar el agua hasta el nivel de las
montañas más altas.

En tercer lugar, si el diluvio bíblico fue
geográficamente universal, el agua de mar y el agua dulce
se mezclarían hasta tal punto que ni los animales marinos
ni los animales de agua dulce podrían haber vivido en la
mezcla sin un milagro.

En cuarto lugar, hay dificultades graves relacionadas
con los animales en el arca, si el diluvio fue
geográficamente universal: ¿Cómo fueron
llevados a Noé desde las regiones remotas de la tierra en
que vivían? ¿Cómo podrían ocho
personas cuidar de tal variedad de bestias? ¿De
dónde obtuvieron el alimento necesario para todos los
animales? ¿Cómo pudieron los animales del
Ártico vivir con los de la zona tórrida durante
todo un año y bajo el mismo techo?

Es más, hay huellas en la historia bíblica
del Diluvio que favorecen un limitado alcance de la
catástrofe: Noé pudo haber conocido la
universalidad geográfica del diluvio sólo por
revelación; aun cuando el relato bíblico parece
haber sido escrito por un testigo presencial. Si el diluvio
hubiese sido universal, el agua tendría que haber
caído desde lo alto de las montañas de la India al
nivel de las de Armenia, en las que descansó el arca, es
decir, cerca de 3.500 metros sobre el nivel del mar, en el
espacio de pocos días. El hecho de que la paloma
encontró "las aguas… sobre toda la tierra", y que
Noé "vio que la faz de la tierra se secó", deja la
impresión de que el escritor inspirado utiliza la palabra
"tierra" en el sentido restringido de "región".
También se ha llamado la atención a "la rama de un
olivo, de hojas verdes" cargada por la paloma en su boca en su
segundo regreso al arca.

3.2.- El Diluvio debió haber sido
antropológicamente universal, es decir, debió haber
destruido toda la raza humana:

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Ilustración 7 NOÉ
ALBERGANDO A LOS ANIMALES

Después de limitar el alcance del Diluvio a una
parte de la tierra, nos preguntamos naturalmente si vivía
algún hombre fuera de la región cubierta por sus
aguas. Se ha sostenido que no todos los hombres pueden haber
perecido en el Diluvio por las siguientes razones: tribus que sin
duda surgieron de Noé fueron precedida en sus primeros
asentamientos por otras tribus cuyos origen se desconoce: las
tribus dravídicas precedieron a los arios en la India; los
proto-medios precedieron a los medos, los acadios precedieron a
los etíopes y a los semitas en Caldea; los cananeos fueron
precedidos en Palestina por otras razas. Además, los
más antiguos monumentos egipcios presentan la raza negra
igual que la encontramos hoy día, de modo que, incluso en
esa época remota, era totalmente diferente de la raza
caucásica. Una vez más, se dice que las lenguas de
las razas que surgieron de Noé están en un estado
de desarrollo diferente de aquel que encontramos en las lenguas
de los pueblos de origen desconocido. Por último, se dice
que el relato bíblico del diluvio admite una
restricción de su universalidad antropológica tan
fácilmente como una limitación de su integridad
geográfica; pues si "tierra" se sustituye en nuestra
traducción por "región", el Libro del
Génesis, al hablar de las víctimas de las aguas,
habla sólo de los hombres que habitan en un distrito
determinado, y no de los hombres de toda la tierra.
Consideraciones como éstas han inducido a varios
escritores católicos a considerar como muy sostenible la
opinión de que el diluvio no destruyó a todos los
hombres fuera del arca.

Pero si se examina debidamente las razones esgrimidas
para limitar el Diluvio a una parte determinada de la raza
humana, se encuentra que son más engañosas que
ciertas. Los argumentos científicos anteriores no son
favorables a una destrucción parcial de la raza humana en
absoluto, sino sólo en la medida en que la existencia
ininterrumpida de las distintas razas en cuestión les da
más tiempo para el desarrollo racial y los datos
históricos que deben ser armonizados con el texto del
Génesis. Quienes impulsan estos argumentos aceptan, por lo
tanto, implícitamente, que la asignación de una
longitud adecuada de tiempo explicará los hechos en los
que se basan sus argumentos. Como no hay nada en la
enseñanza de la Biblia que nos impida asignarle al Diluvio
una fecha mucho más temprana que la que generalmente se le
ha dado, las dificultades presentadas por la ciencia contra la
universalidad antropológica del Diluvio pueden ser
fácilmente eludidas. Tampoco se puede apelar a la
distribución de las naciones como se describe en el
capítulo 10 del Génesis, puesto que dicha
sección no enumera todas las razas de la tierra, sino que
se limita probablemente a la raza caucásica.

Por lo tanto, la ciencia puede exigir una fecha temprana
para el diluvio, pero no necesita una limitación del
Diluvio a ciertas partes de la raza humana. La cuestión de
si todos los hombres perecieron en el Diluvio debe ser decidida
por la enseñanza de la Biblia y de su intérprete
autorizado.

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Ilustración 8 EL
DILUVIO

En cuanto a las enseñanzas de la Biblia, si se
toma por sí mismo el pasaje que trata ex profeso sobre el
Diluvio (Génesis 6 – 9), puede ser interpretado como una
destrucción parcial del hombre; insiste en el hecho de que
todos los habitantes de la "región", no de la "tierra",
murieron en las aguas del diluvio, y no nos dice
explícitamente si todos los hombres vivían en la
"región". También se pueden conceder que los
pasajes que se refieren incidentalmente al Diluvio, Sab. 10,4;
14,6; Eclo 44,17 ss.; y Mt. 24,37 ss., pueden ser explicados,
más o menos satisfactoriamente, por una destrucción
parcial de la raza humana debido a la inundación del
Diluvio; pero nadie puede negar que el significado prima facie de
1 Pedro 3,20 ss.; 2 Ped. 2,4-9, y 2 Ped. 3,5 ss., se refieren a
la muerte de todos los hombres que no estaban en el arca. Las
explicaciones de estos pasajes, ofrecido por los opositores de la
universalidad antropológica del diluvio, son apenas
suficientes para eliminar toda duda razonable. Pasamos, por
tanto, a la autoridad, a fin de llegar a una solución
definitiva de la cuestión. Aquí nos enfrentamos, en
breve, con los siguientes hechos: Hasta los siglos XVI y XVII, la
creencia en la universalidad antropológica del diluvio era
general. Por otra parte, los Padres consideran el arca y el
diluvio como los tipos del bautismo y de la Iglesia; cuya
opinión no tenida como una privada, sino como un
desarrollo de la doctrina contenida en 1 Pedro 3,20 ss. Por lo
tanto, el carácter típico de ambos, el arca y el
Diluvio, pertenece a la "materia de fe y de moral» en las
que los Concilio de Trento y Vaticano I obligan a todos los
católicos a seguir la interpretación de la
Iglesia.

Monografias.com

Ilustración 9 EL ARCA Y EL
CUERVO

Temas
colaterales

Éstos pueden reducirse a la época del
Diluvio, su lugar y sus causas naturales.

4.1.- Época del Diluvio:

El Génesis sitúa el Diluvio cuando
Noé tenía seiscientos años; el texto
masorético lo asigna al año 1656 después de
la creación; el samaritano al 1307; los Setenta al 2242,
Flavio Josefo, al 2256. Una vez más, el texto
masorético lo coloca en 2,350 a.C. (Klaproth) o 2253
(Lüken), el samaritano, en 2903, los Setenta, en 3134.
Según las tradiciones antiguas (Lüken), los asirios
colocaban el Diluvio en 2,234 o 2,316 a.C., los griegos en 2,300,
los egipcios en 2,600, los fenicios en el 2,700, los mexicanos en
2,900, los indios en 3,100, los chinos en 2,297, mientras que los
armenios sitúan la construcción de la Torre de
Babel en alrededor del 2200 a.C. Pero, como hemos visto, debemos
estar preparados para asignar fechas anteriores a estos
acontecimientos.

Ahora de vuelta a nuestro problema. Como nuestro punto
de partida tomaremos el nacimiento de Cristo. Es improbable que
alguien dispute que Cristo nació hace aproximadamente 2016
años (esto fue escrito en 2013). Puesto que se
registró a Cristo refiriéndose al Diluvio de
Noé como un evento pasado debería ser obvio que
necesitamos datos que nos lleven más allá de 2000
años.

La siguiente fecha que podemos poner con certeza es 935
AC o hace 2980 años. Esta es la fecha en que
Salomón puso el fundamento del templo (ver Reyes 6:1).
Para aquellos que están interesados en evidencia detallada
de por qué este evento puede ser ubicado en el 967 AC los
referiré a la obra del Profesor Edwin Thiele "Los
Misteriosos números de los Reyes Hebreos" Su obra puede
resumirse en la frase que tanto las cronologías de la
Antigua Cultura Asiria y el registro Bíblico apuntan a esa
fecha. El primer verso de Reyes capítulo 6 es
también útil en que nos dice que hubo un espacio de
tiempo de 480 años desde que Israel salió de Egipto
(el Éxodo) hasta que Salomón comenzó a
construir el Templo.

El Éxodo ocurrió entonces hace apenas 2013
+ 935 + 480* años o hace 2996 años o 983 AC +- 1
año. ¿Por qué digo +/- 1
año?

Al comparar el cronologista las genealogías
familiares o cronologías en la Biblia, es interesante
notar que estas listas usan sólo años enteros (p.e.
Gen. 11). Ahora si una persona es listada como teniendo 44
años de edad cuando su hijo nació, pudieron haber
sido apenas 44 o casi 45. En cualquier parte de este periodo de
12 meses todavía tienen 44. Esto introduce un margen de
error de hasta 12 meses o 1 año para cada persona o evento
en tal lista.

Como la Biblia registra el diluvio un tiempo
significativo anterior al Éxodo, examinemos datos que nos
lleven antes de este evento.

Pablo, un Judío entrenado en la universidad,
bastante docto en la lengua Hebrea, la religión de los
Judíos y los escritos de Moisés, escribió en
los primeros años de la era Cristiana, una carta a una
iglesia en Galacia (Gálatas 3: 17). Él
afirmó que los Israelitas dejaron Egipto para regresar a
la tierra prometida 430 años después que Dios le
dio la promesa a Abraham, el fundador de la raza
Judía.

Según Hechos 7:14 y Génesis 12:1-4,
Abraham tenía 75 años cuando Dios le dio la promesa
y en el mismo año su padre Taré tenía 205
años y Abraham nació cuando Taré
tenía 130 años de edad. (Gen. 11:2~33).

Las declaraciones de Genealogía en Génesis
capítulo 11:10-26, son declaraciones padre-hijo y unen a
Abraham al hijo de Noé, Sem. Las declaraciones listan a
las personas por nombre. Su año de nacimiento en
relación con la edad de su padre se lista y su padre es
nombrado. Estas cronologías no tienen generaciones
perdidas, no hay brechas.

Si añadimos las cifras mencionadas entre el
año 100 de Sem (Gen. 11:10) y Abraham (Gen. 11:26) nos da
350 años. Puesto que 9 nombres son mencionados son 350
años ~ 9 (9 márgenes de error de 1 año cada
una aproximadamente).

Génesis 11: 10 nos dice que Sem tenía 100
años, 2 años después que el Diluvio
terminó. ¿Cuándo ocurrió el diluvio
de Noé? 2013 años hasta O DC más 935
años hasta la fundación del templo de
Salomón más 480 años hasta el final del
Éxodo más 430 años hasta la promesa a
Abraham más 75 años hasta el nacimiento de Abraham
más 350 años hasta el cumpleaños 100 de Sem
más 2 años hasta el Diluvio. Los datos
Bíblicos ubican el Diluvio en 2272 AC +/- 11 años;
o lo que es lo mismo, hace 4285 años +/- 11 años de
margen de error.

Esta fecha está, como se esperaba, en conflicto
con la arqueología secular que trata el Diluvio como local
o un mito y las cronologías Bíblicas como
irrelevantes o inadecuadas.

4.2.- Lugar del Diluvio:

La Biblia sólo enseña que el arca
descansó en una montaña en Armenia. Por lo tanto,
el Diluvio debió haber ocurrido en un lugar desde donde el
arca pudiese ser llevada hacia esa montaña. La
tradición babilónica sitúa el Diluvio en el
valle inferior del Tigris y el Éufrates.

4.3.- Causas Naturales del Diluvio:

La Escritura asigna como las causas del Diluvio las
fuertes lluvias durante cuarenta días, la ruptura de las
fuentes del gran abismo, y la apertura de las compuertas de los
cielos. Esto no excluye la opinión de que ciertas fuerzas
naturales entraron en juego en la catástrofe. Se ha
sugerido que el eje de la tierra se desplazó a causa de la
colisión de la Tierra con un cometa, o que poderosas
erupciones volcánicas levantaron nuevas montañas en
el mar, o que un sismo causó un maremoto para cubrir
ciertas partes de las tierras secas. Así, Suss habla de la
frecuencia de los terremotos y tormentas en el Golfo de Persia,
pero esto sería incluir el Diluvio dentro de
límites demasiado estrechos, tanto de espacio como de
tiempo. Von Schwartz ha propuesto otra conjetura, la cual supone
que un mar interior de Mongolia, de tamaño casi igual al
Mediterráneo, situado a una altura de unos 2.000 metros
sobre el nivel del mar y a 1500 metros sobre la circundante
llanura Aralo Caspiana, en el momento de un terremoto se
rompió en uno de sus muros, y envió sus 3.000.000
de kilómetros cúbicos de agua a la región
norte de Persia, Armenia y el Cáucaso, cubriendo
así toda la llanura, hasta que las aguas fueron drenadas
por el camino del Mar Negro y el Mediterráneo en el
Océano Atlántico.

Aquí tenemos la ruptura de los lazos de un gran
abismo, tenemos una salida de agua que dura varios meses, y
encontramos que el arca debió haber sido llevada hacia el
oeste por la tendencia general de las aguas hasta que
descansó sobre las montañas de Armenia. Pero sin
mencionar la improbabilidad de la suposición presentada
por varios científicos, no entendemos por qué las
cimas de las montañas no fueron visibles incluso
después del amarre del arca. Se han propuesto un
sinnúmero de otras hipótesis para explicar por
causas naturales los fenómenos implícitos en el
relato bíblico del Diluvio, pero hasta ahora éstos
no han satisfecho los diversos detalles que figuran en el libro
del Génesis.

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Ilustración 10 EL ARCA ENCALLADA
EN EL MONTE ARARAT

Bibliografía

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(París, 1895);

2.- MANGENOT en Vig., Dict. de la Bible (Paris 1899)
II;

3.- CORNELY, Introductio (2da ed. París, 1887),
II, Pt. I, 161;

4.- HAGEN, Lexicum Biblicum (París, 1907), II; DE
RÉGNON, Le déluge biblique et les races
antédiluviennes;

5. – SCHÖPFER, Geschichte d. A. T. (3ra. ed.
Brixen, 1902);

6. – WOODS, Dict. of the Bible (Nueva York, 1900),
II;

7. – LÜKEN, Die Traditionen des Menschengeschlechts
(Münster, 1869);

8. – ANDREE, Die Flutsagen ethnographisch betrachtet
(Brunswick, 1891);

9. – VON SCHWARZ, Sintfluth und Völkerwanderungen
(Stuttgart. 1894);

10. – PRESTWICH, On Certain Phenomena Belonging to the
Close of the Last Geological Period (Nueva York,
1895);

11.- SÜSS, Das Antlitz der Erde (Prague,
1883);

12.- MILLER, Testimony of the Rocks, 1858;

13. – KAULEN in Kirchenlexikon;

14. – REUSCH, Bibel und Natur (4ta. ed., Bonn, 1876);
The Tablet (Londres, 1884), flles.

 

 

Autor:

Percy Zapata Mendo

 

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