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Estudio psicoanalítico de los refranes, conclusiones



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    Estudio psicoanalítico de los refranes,
    conclusiones – Monografias.com

    Estudio psicoanalítico de los
    refranes, conclusiones

    Su pan es alimento de maldad,

    y vino de violencia es su
    bebida.

    Proverbios 4:17

    Un refrán dice: "Dineros de
    sacristán, cantando vienen y cantando se van", y, a su
    favor, en tanto que denuncia a los curas "dinereros", tanto como
    a los "sacristanes", que no necesariamente curas, y que "Se van
    sobre la lana", existe otro refrán al mismo
    propósito que versa: "El justo peca en el arca abierta",
    para ello y siendo justo, sólo hace falta que tenga
    hambre, que esté mal pagado o que se entere de los lujos
    que, de limosnas, se da el párroco para que se le dispare
    la envidia. Así es la política, y la "cabeza",
    siempre "Da línea".

    El pueblo lo sabe: "La política es
    una vieja cochina" "y chismosa", el jerarca marca el camino como
    el animal su territorio. Y a propósito de la línea
    y del lío públicamente ventilado que se tuvieron el
    ex-procurador Carpizo y el Cardenal Sandoval Iñiguez,
    aprovecho, pues como hemos visto sirve de mucho el sentido del
    humor, utilizarlo como pretexto para incluir algunos refranes con
    el deseo auténtico de saber la verdad y poder contar con
    la oportunidad de, no ya digamos corregir, sino simplemente
    enriquecernos por la experiencia; incluyamos entonces
    también el deseo de que se repitan estos dimes y diretes,
    para que sepamos las verdades. Después de todo, dice la
    sabiduría popular que "Zozobra la verdad, mas no se
    ahoga".

    En otro refrán se observa que:
    "Peleénse las comadres, y salen las verdades". Pobreza y
    corrupción, caldo de cultivo para la delincuencia, parecen
    no haber dejado "Títere con cabeza", como que ya no hay
    ninguna institución sin infiltrar. Por ejemplo, y a
    propósito de la Iglesia, para el pueblo "Detrás de
    la cruz está el diablo".

    Siendo así, una sugerencia aunque
    sea "Por pena ajena", también el pueblo la tiene:
    "¿Pá qué tanto brinco estando el suelo tan
    parejo?". O sea, tan infiltradas las instituciones de Estado como
    las de la Iglesia. Es claro que, en realidad, el pueblo lo
    registra todo. Otro refrán dice: "Entre broma y broma, la
    verdad se asoma". Un buen estudio, con conocimiento y profundidad
    de las instituciones sociales en general, ya es urgente y
    constituye una labor titánica. Pero es una necesidad,
    ocurre, en efecto, que para la sabiduría popular, nada
    pasa desapercibido. Y es que es imposible, porque somos
    precisamente el pueblo quienes los mantenemos y pagamos las
    consecuencias. Aunque también jugamos nuestro papel al
    tolerar tanta mentira. La situación tal cual, corrompe
    porque resulta que, "Nos dan atole con el dedo" y en tanto que
    "Ya se acabaron los indios que tiraban con tamales" y la
    costumbre de "Amarrar a los perros con longaniza", nosotros lo
    hemos permitido porque hay ciertas ventajas en la
    corrupción.

    Por ejemplo, cuando en alguna
    ocasión fui a contratar la luz para mi primer consultorio
    rentado y por fin me tocó turno dos horas más
    tarde, el funcionario que me atendió me dijo que
    tenía que revisar si no había un adeudo del
    anterior consumidor, porque si lo había yo tenía
    que liquidarlo. Pensé como en un viejo chiste de cuando
    era niño "¡Ah chingá, chingá!, y yo
    ¿por qué?". Se fue, se tardó como quince
    minutos, y aquello estaba lleno de gente. Por fin me dice, "Pues
    si, hay un adeudo… y es de dos millones ochocientos mil
    pesos… (Digamos… algo así como 2800 de hoy)
    ¿Usted renta ahí?, porque le puede decir al
    dueño que lo pague él". Le dije que no creía
    que lo hiciera. "Pues tiene que pagar… digo, si es que quiere
    luz". Le dije que se me hacía algo totalmente injusto. Y
    él simplemente contestaba que lo entendía. De
    repente me dijo "Déjeme hablar con el gerente a ver que me
    dice" y se volvió a ir otros quince minutos más o
    menos. Se acercó uno de los de la cola, seguramente que
    desesperado por mi falta de experiencia, y me dijo: "Le
    está diciendo que hay un adeudo que usted tiene que
    cubrir, ¿verdad?" le dije que sí. Me
    preguntó entonces: "¿Qué nunca había
    hecho un contrato de luz?". Y pues no. Yo, personalmente nunca lo
    había hecho. Entonces me dijo: "No se va a librar de
    pagar. Lo que más le conviene es negociar.
    ¿Cuánto dice que tiene que pagar?" le dije cuanto y
    me dijo que le ofreciera quinientos. Me sentía enojado por
    el hecho y harto, por el tiempo que ya llevaba ahí. Cuando
    regresó el funcionario aparentemente, me ahorró
    parte de la indignación que me iba a tener que tragar
    porque resulta que –"Me doró la píldora"- me
    dijo: "Ya hablé con el jefe y no quiere aflojar. Pero,
    mire yo le voy a ayudar, págueme aquí quinientos,
    porque eso es lo que quiere el jefe, y yo le hago el recibo de su
    medidor y eso ya lo paga usté en la caja".

    Con molestia y todo, acúsome de que
    me tuve que tragar el resto. Me hizo mi recibo,
    pagué y me fui con sentimientos encontrados, por un lado
    me sentía como contento de poder retirarme y de haber
    logrado un trámite que nunca había hecho, y por
    otro lado, sintiéndome robado. Ahora que lo escribo,
    pienso en por qué, no obstante, la privatización
    tampoco sería una solución plena y rotunda, amenaza
    tanto al SME como a los políticos de la escuela
    priísta y se van a defender… "Como gatos boca
    arriba". Y si, cuando finalmente desapareció el gobierno
    Luz y fuerza del centro, lo tuvo que hacer el PAN y el PRD les
    estuvo tolerando desmán y medio a los del SME.

    Llegando al consultorio me esperaba un
    amigo, abogado de profesión. Le comenté mi
    indignación por lo ocurrido. Y él me dijo que, en
    realidad, tenía una ventaja y una desventaja. Que de
    alguna manera era tranquilizador que en México "todo" se
    pudiera arreglar con dinero. Que las instituciones de Estado en
    nuestro país, eran "para hacer negocios". Que lo viera
    así. Luego me explicó algo que de alguna manera si
    sabia: "Para cualquier trámite o proceso que tengo que
    realizar, necesito llevar dinero porque son cincuenta para el MP,
    diez o veinte para la secretaria del MP, diez para el de la
    Oficialía de Partes, diez para el mensajero que notifica,
    etc. Y en los Juzgados es más porque es más larga
    la jerarquía y tiene que llegarle hasta al Juez,
    dependiendo del caso". ¿Tendrá remedio?

    La técnica de interpretación
    psicoanalítica ha evolucionado desde la forma como Freud
    la concibió inicialmente, (del alemán "Deutung" que
    significa interpretación; y, como observara en 1915, se
    interpreta con la finalidad de llegar a la "Bedeutung" o
    significación), lo mismo que ha evolucionado la
    teoría en general, merced a los varios "desarrollos"
    sistemáticos. Laplanche y Pontalis (1968), definen la
    interpretación en su "Diccionario de
    Psicoanálisis", como "… la puesta en evidencia del
    sentido latente de un material". En efecto, todo el modelo
    teórico psicoanalítico, se observa actualmente muy
    enriquecido por una gran cantidad de nuevos aportes. En la
    premisa final: "Lo que ello era, yo deberá devenir",
    más que con la precedente: "Hacer consciente lo
    inconsciente", influida por la primera tópica, Freud se
    ocupó, además, de aplicar los hallazgos de la
    segunda tópica, de proponer medidas inspiradas por la
    preocupación de que los analistas nóveles, pudieran
    cometer errores. Desde ahí se puede entender la
    rígida y fría, "abstinencia y neutralidad" que
    exige la "ortodoxia" de la Psicología
    Psicoanalítica del Yo y que aconseja que las
    interpretaciones "deben" ser breves, concisas y completas: tocar
    la resistencia y la defensa en relación con la
    transferencia y develar el contenido profundo inconsciente y no
    "reflejar" sino lo que el paciente refiere.

    Hoy día, como no sea en
    "análisis didácticos", lo típico son las
    formas de interpretación que lo "vincular"
    característico de los enfoques objetales han promovido.
    Esta forma de interpretación está,
    prácticamente, cimentada en las tempranas y muy criticadas
    propuestas de Sandor Ferenczi (1921-1924-1926), y, actualmente
    también se observan influidas por la "Psicología
    psicoanalítica del Self" (Kohut, 1984) La
    intención: proponerse ante el paciente como un "objeto
    suficientemente bueno" y "empático" para el vínculo
    transferencial, con la intención de proveerle de una
    "experiencia emocional correctiva". La "actitud empática"
    (Kohut, 1971-1977) debe regular el contenido y la forma de
    interpretar.

    Los equipamientos
    temperamental-instintivos, y las experiencias tempranas tanto del
    sujeto como del objeto en relación, es lo que, a mi
    entender, hoy se propone como los espacios "intrasubjetivo",
    "intersubjetivo" y transubjetivo" (Laks Eizirik, 2002), la mayor
    parte de los cuales, es inconsciente. Pero no veo como
    podríamos deslindar entre lo que pudiera corresponder al
    "inconsciente originario", al "inconsciente reprimido", al
    "inconsciente no-reprimido" o al "inconsciente colectivo". En tal
    caso, quizás lo importante, por lo menos
    clínicamente, sería percatarnos que lo
    traumático y los traumatismos en general, -por no
    simbolizados, por constituir modelos patológicos de
    relación o por ser vivencias de contenidos no
    representados, o mejor dicho, si representados pero
    distorsionados- se ubican justamente en el espacio intrasubjetivo
    e influyen al ínter y al transubjetivo. Quedan registrados
    en el tipo de "memoria no declarativa" (Bleichmar, 2001;
    Díaz Benjumea, 2002), pero a través del
    análisis contemporáneo, puede, como observan los
    Botella (2001) hacerse algo como para que, al menos se
    figurabilicen ciertos contenidos y se estimule que puedan llegar
    a ser "declarativos" y con ello curativos.

    Santiago Ramírez decía que la
    situación analítica implicaba un vínculo.
    Que había que establecer un diálogo con el
    paciente, entrar en confianza y platicar. Relacionarse con
    él. (Testimonio verbal del Dr. Javier Romero. Facultad de
    Psicología, UIC. México, 1988) La
    interpretación, entonces y en esos términos, es el
    resultado del intercambio en diálogo.

    Evidentemente que no es "una charla de
    café". El paciente está ahí porque le
    aquejan dificultades y éstas le provocan sufrimiento. Y el
    analista es un profesional. Cuenta con una formación
    completa, larga y difícil. Su participación en el
    diálogo no es meramente espontánea e informal.
    Escucha, piensa, siente, recuerda, pregunta, asocia, pondera;
    propone posibles significados a nivel de hipótesis, y, por
    último, interpreta; con base en el conocimiento de las
    teorías con las cuales comulga y contemplando una amplia
    gama de "desarrollos" con los que cuenta el Psicoanálisis
    actual. Pero también, y resulta no menos importante, con
    base en la relación que ha establecido con su paciente.
    Éste ha compartido con él su historia. Y sabemos
    que ocurre dentro de una dinámica de intercambios.
    También el analista siente y recuerda. Es una
    dinámica amplia y compleja, tanto en contenidos como en
    emociones. La habilidad para construir un ámbito en el
    cual pueda fluir, lo más libre y espontáneamente
    posible la comunicación y las emociones entre un analista
    y su paciente, es lo que podríamos denominar
    "empatía" (Kohut, 1971-1977) Y siendo un "método de
    investigación" (Testimonio verbal del Dr. Antonio
    Santamaría. Facultad de Psicología, UIC.
    México. 1989), no puede sino ser el resultado del
    entrenamiento y la práctica clínica. Es decir, de
    la experiencia.

    En "La estructura de la magia" Richard
    Bandler y John Grinder (1975), antes de verse tan brutalmente
    absorbidos por la ideología mercantilista norteamericana,
    sugerían preguntar cuantas veces fuera necesario y luego
    recapitular lo hablado con el paciente, hasta entender y
    corroborar cuál era su problemática. En el proceso,
    el mismo paciente se aclaraba en mucho, a fuerza de escucharse a
    sí mismo. Y, por otro lado, permitía al
    clínico comprender y ratificar que, en efecto, estaba
    entendiendo lo mismo que el paciente quería comunicarle.
    La "receta" es válida, aunque puede resultar aburrida o
    molesta para algunos pacientes, pues es una estrategia que se
    basa en la repetitividad. Y precisamente, en base a la
    repetitividad, no de lo que le pide uno al paciente que repita,
    sino de las conductas y reacciones, y sus consecuencias, pues
    bueno, lo que se ataca es justamente la "compulsión a la
    repetición" ("Wiederholungszwang" y
    "Schickslszwang" o compulsión de
    destino. Freud, 1897-1920-1938)

    El trabajo vinculándose y el
    conocimiento teórico, facultan al analista no sólo
    para comprender e interpretar, sino para utilizar sus propias
    emociones en la tarea. Por eso es que un adecuado análisis
    didáctico resulta fundamental para no contaminar los
    procesos.

    El enfoque vincular de las teorías
    de las relaciones objetales, orilla al analista para que, a
    manera de los entrenamientos antiguos a que eran sometidos los
    samurais, y que se les sugería "olvidar"
    estratégicamente sus conocimientos técnicos, en
    aras del desarrollo del "hábito" para las respuestas
    automáticas, el analista también "olvida" en la
    clínica la teoría y la técnica, para poder
    establecer una relación auténtica y empática
    con su paciente. De hecho, se dice desde esta forma de abordar la
    clínica, que el paciente se "cura por el vínculo".
    Es evidente que hay algo más en esta perspectiva, e
    incluso, en la forma de decirlo, que en el original "Hacer
    consciente lo inconsciente" (Freud, 1894) de la primera
    tópica o la posterior basada en la segunda: "Lo que ello
    era yo deberá devenir" (Freud, 1923) En ambas, pero
    principalmente en la segunda, se sobrevalora el aspecto
    intelectual por encima del vivencial. Y esto es consecuencia
    lógica del tiempo en que surge el Psicoanálisis:
    las Ciencias Naturales y el Método Experimental estaban
    causando revuelo. La ideología positivista
    entronizó el "Método Científico": y
    éste aconsejaba deslindar todo tipo de emociones del
    trabajo intelectual.

    Probablemente a eso se deba que la
    técnica clásica tenga muchas limitaciones para
    abordar clínicamente los "estados psicóticos" y, en
    general, el trastorno severo o la regresión
    psicosomática. Estos son trastornos cuya etiología
    se remonta a períodos de la vida en los cuales el
    bebé no accedía aún a la palabra o a los
    cuales regresa por la misma enfermedad. En esos momentos tan
    tempranos y/ o primitivos lo principal al servicio de la
    supervivencia sucede dentro del ámbito afectivo-intuitivo.
    De ahí que entre 1921 y 1924 con su propuesta de "La
    terapia activa", Ferenczi hubiera propuesto que los pacientes
    podrían resolver más rápido sus conflictos
    al develar los traumatismos que los sustentaban mediante la
    facilitación de una especie de "transferencia
    materna".

    Los procesos cognoscitivos son de un
    desarrollo más lento que los afectivos. Que un paciente
    pueda acceder a comprender por qué tiende a ciertas
    dificultades y a develar qué puede haber en el fondo de
    algunas de sus reacciones irracionales, es muy importante. Con la
    forma clásica de interpretar se estimula, en efecto, la
    consciencia de responsabilidad y se "ajustan" las simbolizaciones
    incompletas o distorsionadas. Significa que no se puede
    prescindir de ella. Pero cuando los, ya no conflictos sino
    traumas, se remontan a épocas anteriores a las del
    desarrollo de la capacidad de simbolización: desde la
    experiencia del parto y durante todo el primer año de vida
    principalmente, pero que se prolonga hasta que se consolidan el
    lenguaje y el proceso mahleriano de
    "separación-individuación" (Mahler, 1968-1972),
    resulta limitada la interpretación que "apuesta" al
    intelecto.

    En el origen de la capacidad consciente de
    pensar, el proceso de pensamiento, debió haber sido el
    resultado de la consolidación del nivel de
    organización emocional y coordinación
    sensoriomotriz. La actividad representacional previa habrá
    sido del tipo de "representaciones primarias" de Leslie (1987) o
    de "modelo único" de Perner (1988) La intuición,
    como lo plantea Piaget para el período de entre los 2 y
    los 7 años del niño, en realidad está
    presente desde que ocurre la forma de representación del
    tipo "modelo único", desde el nacimiento, y se traslapa
    con la forma de "representación de modelos
    múltiples", sólo que su eficiencia mayor parece
    alcanzarse cuando se optimiza la forma intuitiva de inteligencia:
    alrededor de los 3 años, cuando el paso inmediato
    siguiente es conquistar la capacidad "metarrepresentacional". En
    ese sentido, el nivel "prelógico" de actividad mental,
    parece mucho más temprano que como lo plantea Piaget.
    Probablemente, empieza antes de alcanzar una eficiencia
    muscular-corporal, inmediatamente posterior al inicio de la
    "conquista" del medio circundante, merced a la eficiencia motriz
    que también se traslapa con la veloz aceleración de
    los procesos del pensamiento. El desarrollo del lenguaje y el
    cambio de la comunicación cuasi-telepática
    madre-hijo hacia la forma de comunicación verbal,
    consolida la capacidad de "diálogo interior". Y el
    pensamiento evoluciona. Sin duda asociado con las acciones y la
    posibilidad para el niño, de hacer cosas por él y
    para sí mismo en la recuperación de equilibrios,
    sin depender totalmente de los grandes: la madre y el
    padre.

    El analista tiene que comprometerse, de
    hecho, profundamente en el proceso cuando su paciente no puede
    evolucionar, y con más razón cuando éste no
    cuenta con elementos experiencial-cognitivos contiguos a una
    experiencia traumática, de manera que una
    interpretación clásica le permitiera simbolizarla.
    Winocur (1999) observa que esta limitación obedece al
    hecho de que el trauma es producto o resultado de "experiencias
    irrepresentadas". Cesar y Sara Botella (2001) proponen mejor
    denominarlas "hoyos en el continuo de las representaciones" y
    ésta forma de decirlo, es más apropiada y completa.
    Porque de acuerdo con lo previsto por Freud en el "Proyecto"
    (1895); las teorías cognitivas de la representación
    (Leslie, 1987); (Perner, 1988) y de la memoria (Ruiz Vargas,
    1994), así como los trabajos de integración con el
    Psicoanálisis contemporáneo (Bleichmar,
    1997-1999-2000-2001-2002-2003), el ser humano empieza a
    "registrar" en forma de "representaciones", información y
    experiencias sentidas ("sentimientos del self"), desde el momento
    mismo del nacimiento.

    Según los Botella, el analista debe
    "permitirse hacer una regresión formal" para imaginar lo
    que pudiera figurabilizar "algo", aquello que resultó
    traumático y, entonces, "brincó" dejando "un hoyo"
    en el "continuo de las representaciones". Lo que se imagine el
    analista como susceptible de "rellenar" dicho "hoyo",
    deberá proponerlo a su paciente como una hipótesis
    tentativa, no de interpretación, sino como un elemento
    potencial de continuidad. La posibilidad de acercamiento en lo
    que hubiera propuesto, estimulará para que el paciente
    complemente, de manera que entre ambos, puedan desarrollar una
    especie de "guión representacional" coherente con el
    concepto de "Construcciones en el análisis" (Freud,
    1909-1937) pero al margen de la ortodoxia que aconseja la
    "neutralidad" y la "abstinencia".

    La simbolización es un producto del
    desarrollo de la capacidad de representación, la cual,
    pasando al menos por dos niveles previos, cristaliza en capacidad
    para la metarrepresentación. Y sólo después
    de establecida ésta, se puede acceder a la
    simbolización. Si otorgamos crédito a Perner
    (1988), esto ocurre alrededor del cuarto año, cuando el
    niño es capaz de percatarse de que piensa y que pensar es
    algo intrasubjetivo, "reversible" y muy diferente que "actuar" o
    "hacer". Es algo que, por íntimo, no acarrea consecuencias
    directas. Algo que puede hacer, sin "meterse" en conflicto con
    los demás. Y lo sorprendentemente agradable es que
    coincide con la observación que hiciera Freud, (1923) en
    términos de que el Superyó es "El heredero del
    complejo de Edipo", porque esa es una forma simbólica de
    decirlo que da tiempo al niño para la renuncia del deseo
    incestuoso y de la fantasía de actuación del
    impulso.

    Un símbolo es una estructura en la
    cual un importante montante de emoción es reprimido a un
    "bajo costo" energético, merced al papel que
    desempeña el pensamiento lógico y procesos como la
    figurabilidad, la condensación, el desplazamiento y la
    proyección, entre otros. Es decir, sin detrimento o con un
    mínimo detrimento de la energía necesaria para las
    funciones mentales que demanda la vida
    psíquica.

    El ser humano cuenta con una gran cantidad
    de símbolos, la mayoría de los cuales operan desde
    el inconsciente o del preconsciente, a fuerza de ser "bagaje de
    la humanidad". Asimismo, inconscientemente, los puede utilizar en
    infinidad de situaciones. Tanto la invención de refranes
    como su empleo en el discurso, son formas en que, evidentemente,
    se ha empleado ese recurso. Si es así, no hemos errado el
    camino al espontáneamente haberlos empleado en la
    clínica. Sobre todo los símbolos universales,
    podrían ser ubicados como cercanos a la "Autonomía
    relativa primaria" y, después utilizados desde las
    funciones al servicio de la sublimación (Hartmann,
    1939-1964), muy cercana a la creación
    artística.

    Lo que me ocupó en este trabajo, fue
    demostrar que refranes y proverbios son formas de construcciones
    que se encargan de simbolizar una serie de experiencias,
    más o menos traumáticas, para no tener que,
    simplemente reprimirlas, pues la inversión
    energética en el símbolo es considerablemente menor
    que la que requiere la represión como defensa. Dicho sea
    de paso, en 1915, el mismo Sandor Ferenczi se sintió
    atraído por un proverbio, el cual se contentó
    sólo ubicándolo como de naturaleza
    erótico-anal: un paciente de Transilvania le dijo que en
    su país solía decírsele a alguien con mucha
    suerte: "Tiene tanta suerte como el que hubiera comido mierda en
    su infancia". Y en 1916 hace un breve análisis del
    proverbio "El silencio es oro" a propósito de un paciente
    "parco en palabras y muy inhibido en cuanto a sus asociaciones"
    el cual, no obstante, un día llegó muy
    comunicativo. Ferenczi le hizo ver ese hecho y el paciente le
    contestó con el refrán. A grandes rasgos, Ferenczi
    maneja esta observación como un recurso al servicio del
    diagnóstico: el obsesivo, finalmente, también
    pretende "economizar" sus palabras. Pero como se pudo comprobar
    que los refranes, además, permiten una descarga
    sustitutiva, disminuyen la tensión interna producto de la
    pulsión y procuran un "pequeño" placer de descarga.
    Por lo demás, sin detrimento de la necesidad y pertinencia
    del control que la realidad demanda contra la forma de reaccionar
    impulsivamente. Porque el sujeto "verbaliza", y así ni
    somatiza ni pasa al acto.

    Desde la perspectiva técnica
    kleiniana, la interpretación tiene como una de sus
    premisas principales, y a partir de las primeras
    representaciones, simbolizar lo no simbolizado. Porque la
    experiencia que enferma, según este modelo teórico,
    es diferente, más temprana y precaria que la expuesta en
    el conflicto edípico freudiano. Las neurosis, en efecto,
    giran al rededor del "complejo edípico no resuelto". Y
    entre neuróticos, la capacidad para simbolizar está
    preservada. Al neurótico la situación
    triádica edípica se le convirtió en un
    complejo por conflictos improcesables. Pero no trastocó su
    capacidad para simbolizar. Sus traumatismos preverbales no son
    tan severos.

    A lo largo del trabajo se demuestra que, a
    juzgar por los contenidos y significados simbolizados en los
    refranes, se deduce que la gente "sabe" más de lo que
    tiene consciencia de saber respecto de situaciones conflictivas
    comunes. Algunos refranes, incluso, pudieron ser empleados para
    fundamentar conceptos psicoanalíticos, perspectiva desde
    la cual se pudo explicar a qué se refiere el pueblo cuando
    aplica, a manera de "denuncia", ese tipo de construcciones. Poco
    les falta para ser verdaderas interpretaciones analíticas
    de una situación, un deseo, un rasgo, una reacción,
    un impulso o una fantasía. Además, no fue
    difícil observar que las energías en juego,
    oscilaban entre las del tipo libidinal y las agresivas, en
    ocasiones desentreveradas.

    Igualmente se comprobó que los
    refranes guardan una relación íntima con la forma
    del chiste. Me siento facultado para aseverar que todo lo dicho
    por Freud en "El chiste y su relación con el inconsciente"
    (1905), es aplicable a los refranes, y algo más, porque
    son de un nivel de construcción cuasi artística. Es
    decir, más cercanos a la sublimación propiamente
    tal.

    El acercamiento, a manera de
    "análisis aplicado", no obstante lo "desprestigiado" que
    pudiera estar ese término, para interpretar situaciones
    sociales, políticas y religiosas en relación con
    las figuras protagónicas involucradas y complementando las
    interpretaciones con las teorías psicoanalíticas,
    también fue algo probado. Por ejemplo, permitió
    deducir que hay una relación estrecha entre la
    corrupción de autoridades e instituciones, la pobreza y la
    injusticia social, para entender el fenómeno de la
    delincuencia y de la violencia en general. Después de
    todo, poco se puede esperar de la "Ley" porque los abogados "Son
    personas que cobran por hacer la ley como acordeón", al
    menos, eso se dice en "El periquillo sarniento". Es decir, los
    abogados cobran por retorcer, encoger y estirar la
    ley.

    A propósito de la facilidad con que
    se enferma el que busca el poder, los políticos nos evocan
    un dicho que dice: "¡Válgame san Juan Bautista, /
    también San Judas Tadeo!/ ¡No sé qué
    tengo en la vista/ que puros cabritos veo!".

    Que algunos pacientes incluyan por
    sí mismos ciertos refranes, en función de la
    cultura y gracias a las "asociaciones libres", demuestra lo dicho
    por Freud (1900) respecto de los sueños, en
    términos de que el contenido manifiesto es ya una
    "interpretación" que el paciente hace inconscientemente de
    ellos, durante y a través de lo que él llamó
    la "elaboración secundaria" con el afán de
    figurabilizar y darles una secuencia lógica y entendible a
    los contenidos latentes representados pero no adecuada y/ o
    necesariamente simbolizados. En otras palabras, los contenidos
    manifiestos son simbolizaciones al servicio de la
    metabolización de contenidos representacionales latentes.
    Por tanto, la buena habilidad para develar los significados de
    los símbolos, es fundamental para interpretar los
    sueños. Por otro lado, también confirma lo
    observado por los Botella (2001) pues en los sueños se
    hace evidente la emergencia de contenidos que tienen que ver con
    verdaderos "núcleos actuales" que siempre quedan en toda
    estructura intrapsíquica "normal". A partir de
    éstos, un traumatismo puede ser "absorbido" por el "campo
    magnético" de un "hoyo" en el continuo de las
    representaciones, acrecentando la posibilidad de que se
    manifieste de manera "inentendible", en lo consciente, en forma
    de reacción y/ o potenciando un proceso
    psicosomático. Y un proceso como este, de "potencial"
    manifestación consciente de un contenido inconsciente,
    independientemente de que fuera "enfermo" o no, lo planteó
    Jung con su concepto del "complejo", el cual como contenido en
    una "red de vasos comunicantes", puede "crecer" al atraer
    energía de contenidos "contiguos" o de paso y emerger
    rumbo a la consciencia. Ya sea desde algún nivel de
    profundidad del "inconsciente colectivo", pasando a "arrastrar"
    otros contenidos del "inconsciente personal", o directamente
    desde éste último. (Jung,
    1926-1945-1958-1964)

    Cuando la persona no puede simbolizar algo,
    tampoco puede incluir en su discurso un refrán ad-hoc,
    porque éste es una simbolización. El paciente de
    Ferenczi, ese día "andaba generoso". Cuando Ferenczi
    (1916) le relacionó el significado de su refrán con
    el comportamiento intestinal, éste complementó
    informando que generalmente padecía de
    estreñimiento y que, curiosamente, ese día
    había hecho una deposición abundante. Sin embargo,
    puede haber simbolizaciones distorsionadas, "desviadas" o
    "pervertidas", por la existencia de "patrones aprendidos", formas
    de relación (espacios íntra e ínter
    subjetivos) que al último fueron catalogados como
    "normales".

    En el WAIS se incluye, dentro de los tests
    verbales, algún refrán como parte de la
    medición de la inteligencia verbal. Tal vez sería
    pertinente, también con fines diagnósticos,
    investigar si la incapacidad para entender el significado de
    algunos refranes, informa sobre una determinada patología
    o si podría ser útil para predecir personalidades
    pre-psicosomáticas, e incluso, el órgano de
    inervación potencial.

    Podría ser que parte de la
    problemática actual de violencia intrafamiliar, y contra
    la mujer en particular, pudiera pensarse mejor a través
    del análisis de refranes que se refieren a la mujer y la
    relación de pareja. La intención es que resulta
    factible, asimismo, diseñar formas de intervención
    como para que los "golpeadores" de mujeres y las mujeres
    golpeadas, pudieran resignificar esos contenidos; pues parecen
    asociados con una especie de "patrones" de formas de
    relación impresas en sus sistemas representacionales, como
    algo "normal". De no ser así no podrían haber sido
    creados esos refranes. Quienes los inventaron, con cierta culpa
    pero, parecen haber racionalizado que era lo "normal". Tan es
    así que muchas mujeres terminaban peleando con alguien que
    se metiera a defenderlas: "Usté no se meta, por algo es mi
    marido". De hecho, también un viejo chiste se basaba en
    ello: aquella mujer que reclama a su marido que ya no la quiere
    porque ya no le pega.

    Tanto para uno como para la otra, los
    refranes denuncian que hubo un tiempo en que era vivido como algo
    totalmente "normal". O peor aún, como si fuese una
    manifestación de "amor". Asimismo, se requerirá que
    la mujer también tome consciencia respecto de esos
    patrones inscritos en sus espacios íntra e
    íntersubjetivos. Habría que estimular en ambos,
    mujeres y hombres, la reflexión en relación con
    contenidos inconscientes que preservan esa forma de
    relación. El hecho de que ocurran simbolizaciones
    perversas, hace más probable que evolucionen en enfermedad
    intrapsíquica y de las relaciones. Lo delicado de esto es
    que, preservada la capacidad simbólica, también se
    preserva la inteligencia, y esto torna más peligroso al
    agresor. El problema pasa por un ámbito moral. Pero las
    contradicciones en general son consecuencia de la natural "lucha
    de contrarios" que ha hecho posible el desarrollo de la
    inteligencia humana y la organización social. Y la moral,
    función del superyó, es una de las funciones del
    más alto nivel sublimatorio. Por eso es que ahí
    precisamente se pueden encontrar las fallas más
    frecuentes.

    Groserías y palabras fuertes, por
    razones obvias, no tuvieron remedio. Pero como en alguna
    ocasión dijera Octavio Paz, si mal no recuerdo, "Las
    groserías son las únicas palabras vivas en un
    idioma de vocablos muertos".

    Me quiero despedir con una frase de Alfred
    Tennyson (1809/1892) que, en Psicoanálisis, nos evoca la
    terminación de un proceso terapéutico:

    "Cuando ya haya cruzado la
    barrera,

    Espero ver a mi Piloto cara a
    cara".

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