Monografias.com > Economía
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero (1936)



Partes: 1, 2

  1. John
    Maynard Keynes
  2. Los
    Post-Keynesianos
  3. El
    crack de 1929 y la gran depresión
  4. Biografía de Lord
    Keynes
  5. El
    legado de Lord Keynes
  6. Referencias

John Maynard
Keynes

Keynes desarrolla toda su teoría en el marco de
una economía monetaria. " Una economía monetaria
es,

esencialmente, una en la cual cambios sobre los puntos
de vistas acerca del futuro son capaces de influenciar la
cantidad de empleo y no sólo su dirección" (Keynes
1936:VII). En ella las transacciones y los contratos se pautan en
términos monetarios. En esta manera, las firmas tratan de
controlar sus costos de producción, y donde sean posible
sus ingresos por ventas, en un mundo donde el conocimiento de las
condiciones futuras es incierto. El dinero no se mantiene solo
como medio de cambio – facilitar las transacciones-, sino
también como almacén de valor, como uno de los
activos financieros en los que puede mantenerse la
riqueza.

Cumple con esta función aunque devengue muy poco
interés o ninguno, porque hay ventajas por
mantener

parte de la riqueza en dinero o cuasi-dinero (ya
señaladas). Esto es así porque como estamos en una
economía monetaria, los contratos están pactados en
términos nominales, siempre que el poder de compra del
dinero se espera sea relativamente estable. El precio que pueda
obtenerse por la venta de activos financieros o reales, si
debieran ser vendidos en el futuro, no puede ser conocido debido
a la incertidumbre inevitable sobre las condiciones que
prevalecerán en el futuro.

El equilibrio en el mercado monetario, en cualquier
período de tiempo, depende de que los precios nominales de
los activos financieros sean tales que los agentes individuales
tomadores de decisiones en la economía estén
dispuestos a mantener un mix de activos financieros y dinero.
Esto último, hace referencia a que la(s) tasa(s) de
interés de equilibrio (de corto plazo) están
determinadas por los stocks de demanda y oferta de dinero, donde
el termino preferencia por la liquidez fue usado por Keynes para
representar la demanda de dinero. Alternativamente, el
análisis puede ser efectuado aludiendo al mercado de
bonos, donde en este caso la (o el conjunto de) tasa(s) de
interés (de largo plazo) de equilibrio que iguala la
demanda y la oferta de bonos. En este caso, es la actitud de la
gente a mantener bonos (o dinero) la que determina las tasas de
interés.

El foco de atención al stock de demanda para
mantener dinero en la Teoría General, es el resultado
lógico de desarrollar un modelo histórico temporal,
donde el conocimiento incierto sobre las condiciones futuras
no

puede ser ignorado, y el dinero puede ser utilizado como
reserva de valor. De esta forma, Keynes niega el

postulado clave de la teoría clásica1,
según el cual la tasa de interés de equilibrio
está determinada por la

demanda y la oferta de ahorro corriente. De esta manera,
el ahorro y la inversión están en función de
la tasa

de interés, la cual se ajustaría para
garantizar su igualdad. Así, aumentos en el ahorro llevan
a una baja en la tasa de interés, debido a la mayor oferta
de flujos disponibles para la inversión, lo que
estimularía el

incremento de la inversión eliminando el exceso
de oferta de ahorro; y viceversa. Para los clásicos,
constituía un elemento importante como argumento
analítico que pondrían en movimiento las fuerzas
que devuelven a la economía hacia el pleno empleo. En
cambio, la tasa de interés determinada por el mercado
monetario, independientemente del nivel de inversión y
ahorro corriente, constituye las bases para que esas mismas
fuerzas que llevan a la economía al único
equilibrio posible (el de pleno empleo), la alejen del pleno
empleo hacia un equilibrio (que se mantiene en el tiempo) con
desempleo. En cambio la igualdad entre el ahorro y la
inversión dependerán de las variaciones del
producto.

En la Teoría General, Keynes supone (sólo
para simplificar la cuestión y no porque así lo
pensara) que la

oferta de dinero está exógenamente
determinada por la autoridad monetaria. La cantidad de dinero no
está

determinada por el público (consumidores y
firmas). Este supuesto es contrario al manifestado por Keynes en
el Treatise on Money, donde la autoridad bancaria estaba muy
influenciada por los individuos y en el cuál la
porción de depósitos de dinero estaba en
función de la atracción comparativa, de acuerdo a
las valoraciones subjetivas de los depositantes, con bonos
alternativos. En cambio, en los papers de Keynes posteriores a la
Teoría General, dio gran importancia como determinante de
la oferta monetaria a las demandas de las firmas para financiar
sus planes de inversión. En este caso, la oferta monetaria
es endógena y está determinada por las firmas.
Ideas que van a ser desarrollada por los post-keynesianos (entre
los norteamericanos encontramos a Shackle, Davidson, Minsky y
entre los de Cambridge de Inglaterra Nicholas Kaldor) de la
teoría de la oferta monetaria endógena, en la cual
la oferta de dinero es solo el residuo que queda al completarse
el proceso productivo (producción, distribución y
consumo). El banco central no tiene poder alguno para fijar la
oferta de dinero, y por lo tanto el tipo de interés. La
autoridad monetaria es pasiva.

La demanda de dinero

El modelo planteado en la Teoría General contiene
un sistema bancario, supervisado por un banco central,

que maneja la oferta de dinero de la economía,
incluyendo dentro de la denominación de dinero a
los

depósitos bancarios.

Una persona que mantiene una suma de dinero tiene un
comando inmediato sobre los bienes igual al poder de
compra de dicha suma. Un individuo que mantiene otros activos
financieros (bonos) o físicos (edificios) tiene un
comando potencial sobre los bienes, que no es inmediato
porque los activos (financieros o físicos) primero deben
ser vendidos con el fin de obtener ese comando inmediato. Keynes
utiliza el término "líquido" para significar
"inmediato". De esta forma escribe que un individuo que ahorra
puede decidir si quiere o no mantener parte de su ahorro en la
forma de comando inmediato, líquido. A fin de no mal
interpretar sus líneas Keynes establece las diferencias
entre inmediato e instantáneo y entre dinero y deudas
(bonos y todo activo financiero que devengue un interés)
incluyendo en la categoría económica de dinero a
los depósitos a plazo.

Luego de ello, Keynes pasa a desarrollar la demanda de
dinero o de liquidez (en sus propios términos),

analizándola en términos de la preferencia
por la liquidez.

Para Keynes, la demanda de dinero depende del nivel de
ingreso y de la tasa de interés. La tasa de
interés

puede ser vista como el costo de oportunidad de mantener
dinero, mientras que el nivel de ingreso indica la

demanda de dinero con el propósito de efectuar
transacciones. Siempre es conveniente mantener dinero para
gastos personales y de negocios. La necesidad de conservar
disponibilidades en efectivo con el fin de cubrir la brecha
existente entre los ingresos y los gastos corrientes planeados.
Esto último fue denominado por Keynes como " motivo
transacciones "
para mantener dinero.

La incertidumbre sobre las condiciones futuras – una
incertidumbre doble, que involucra tanto, la
posibilidad

de necesitar dinero adicional en cualquier momento, como
las tasas de interés que prevalecerán en
el

momento de la venta – nos lleva al " motivo
precaución"
para mantener dinero. Que hace referencia
al

hecho de mantener dinero como almacén de riqueza,
una demanda cuya causa se debe a la existencia de

incertidumbre sobre las condiciones que
prevalecerán en el futuro. Un individuo que cambia parte
de sus

tenencias en dinero a bonos ganará ingresos en
concepto de interés, pero si antes de que madure el
bono,

dicho individuo necesita dinero adicional (comando
inmediato) para realizar una determinada
transacción,

entonces el individuo deberá vender sus bonos
antes de tiempo. Si las tasas de interés se incrementaron
en el intervalo, el precio que obtenga por su venta será
lo suficientemente bajo2 para haber hecho de la tenencia de
dinero (liquidez) un curso de acción preferible.
También podemos decidir mantener dinero por motivo
precaución, para atender aquella clase de pagos que no se
pueden considerar como regulares y planeados, tales como el pago
de una factura inesperada, situaciones de emergencia debida a
enfermedades o accidentes, en el caso de que no fuera posible la
realización de otros activos con la rapidez suficiente
para poder utilizarlos en el momento adecuado.

El propio Keynes no era partidario de considerar que la
demanda de dinero por el motivo transacciones y por el motivo
precaución estuviera, en cierto sentido, fijada
técnicamente respecto al nivel de ingreso, pues
advirtió que la conveniencia que se pueda mantener
dinero se podría compensar con los ingresos de
otros activos. Consideró que la demanda de
dinero para transacciones y precaución era función
del tipo de interés.

Sin embargo, en su análisis no insistió en
este punto, debido a que al respecto puso énfasis en el
motivo que Keynes denominó " motivo
especulativo".
Keynes otorga una importancia
particular a la incertidumbre sobre las condiciones futuras que
lleva a diferentes puntos de vista sobre el
comportamiento de las tasas de interés. Los Individuos que
tienen expectativas sobre las tasas de
interés futuras que difieren de aquellas que se reflejan
en los precios corrientes de los bonos, dejarán de
mantener bonos y pasarán a mantener dinero, y viceversa,
dependiendo de cómo difieran sus expectativas. Si esperan
que las tasas de interés futuras sean elevadas ( y por
ende el precio de los bonos sean bajos) que aquellos que son
asumidos por el mercado (que se reflejan en el precio corriente
del bono), tendrán incentivos para vender los bonos y
mantener dinero, evitando las pérdidas de capital. Por el
contrario, si los individuos esperan que las tasas futuras
caerán ( y los precios de los bonos subirán),
tendrán incentivos a pedir prestado fondos de corto plazo
y comprarán bonos. Esto último es lo que Keynes
denominó " motivo especulativo" para mantener
dinero, la ganancia o premio que se obtiene por saber mejor que
el mercado, lo que traerá el futuro.

Conviene aclarar que cuando Keynes habla de tasa de
interés (de largo plazo)
sin ningún adjetivo,
habla del complejo de varias tasas de interés corrientes
referidas a diferentes períodos, por ejemplo para deudas
de diferentes maduraciones Todas estas son tasas de
interés de largo plazo y dependen del plazo de los bonos
que los individuos mantienen. La estructura de tasas de
interés pueden variar, al variar la demanda de
bonos.

Mientras que cuando se refiere a las tasas de
interés de corto plazo
son las que resultan del
mercado monetario y las que pueden ser controladas
fácilmente por la autoridad monetaria.

En la Teoría General, Keynes combina el motivo
precaución con el motivo transacciones en una sola
función dependiendo solo del nivel de ingreso. Sin embargo
en papers posteriores afirma " nuestro deseo de
mantener dinero como almacén de riqueza es un
barómetro del grado de nuestra desconfianza
sobre
nuestros propios cálculos y
convenciones concerniente al futuro" (Keynes 1937),
pone
dudas sobre la afirmación anterior ya que el
motivo precaución no dependería solamente del nivel
de ingresos3. La demanda de dinero para satisfacer cada uno de
los tres motivos mencionados está relacionada inversamente
con la tasa de interés, dadas las expectativas y el nivel
de ingreso. Cuanto más elevada sea la tasa de
interés mayor será el costo de oportunidad de
demandar dinero por motivo transacciones. También
sucederá lo mismo con el motivo precaución cuando
costo de mantener dinero con dicho fin es mayor a un determinado
grado de incertidumbre; o cuando las expectativas sobre las tasas
de interés futuras permanecen invariables aunque las tasas
de interés corrientes se eleven. Sin embargo, Keynes
centra toda su atención en la relación tasa de
interés-dinero en el motivo especulativo. " La
experiencia indica que la demanda agregada de dinero para
satisfacer el motivo especulativo generalmente muestra una
respuesta continua a cambios graduales en la tasa de
interés " (Keynes 1936
). Esta afirmación se
refiere a la situación donde no hay cambios en las
expectativas de largo plazo. Los cambios graduales en la tasa de
interés, digamos que cae, significa que menos personas
ahora esperan una nueva caída, mientras que más
personas esperan que la tasa se eleve.

Como consecuencia la demanda especulativa de dinero se
elevará ( para evitar pérdidas de capital
provocadas por las caídas en el precio de los bonos).
Aquellos individuos que esperan que la tasa de interés
seguirá cayendo ( por ende el precio de los bonos
continuaran con su tendencia a la suba) fueron denominados, por
Keynes (en su Treatise on Money de 1930), "toros".
Mientras aquellos individuos que esperaban subas en la tasa de
interés ( por ende baja en el precio de los bonos) fueron
denominados "osos". En el equilibrio, la tasa de
interés es tal que los dos puntos de vista conflictivos,
aquel de los toros y el de los osos, se compensan uno con otro.
" El precio de mercado (de los bonos) será fijado en
el punto en el cual las ventas de los "osos" y las compras de los
" toros" se compensan" (Keynes 1936).

La trampa de la liquidez

Keynes señaló que a un nivel bajo de tasa
de interés, los pequeños ingresos que se ganan por
mantener bonos serían compensados por los miedos de sufrir
grandes pérdidas de capital (es decir, que el precio de
los bonos se desplomen). En este caso, la preferencia por la
liquidez se vuelve virtualmente absoluta (TG: Cap XIII,
Sección II, página 155) en el sentido de que casi
todos prefieren dinero que activos financieros. En estos casos,
la autoridad monetaria pierde el control efectivo sobre la tasa
de interés.

Este caso es una situación particular, que se
produce cuando la economía atraviesa una gran
depresión y la tasa de interés es muy
baja, tanto que no hay expectativas de que siga bajando. Esto
desemboca en lo que se llama trampa de liquidez. Bajo este
contexto, ( una curva LM totalmente plana), la incertidumbre de
la crisis provoca especulaciones respecto al largo plazo. La tasa
de interés muy baja implica una preferencia por liquidez
abundante, se produce una retirada del dinero de los bancos
porque se piensa que en el largo plazo la tasa de interés
empezará a aumentar. En esta situación, si el
gobierno quisiera aumentar la cantidad de dinero buscando reducir
aún más la tasa de interés ya deprimida,
dada tal indiferencia, los agentes privados la absorberán
como saldo especulativo o transaccional y no lo aplicarán
en la adquisición de bonos, por lo que no aumenta la
demanda de los mismos, no aumenta su precio y por lo tanto no
disminuye la tasa de interés.

( Recuérdese que si aumenta el precio de los
bonos disminuye la tasa de interés). A pesar de que la
trampa de la liquidez está presente en la
bibliografía keynesiana, no fue considerada por Keynes en
su análisis.

La tasa de interés de equilibrio en la
teoría de Keynes está determinada por la
intersección de la demanda y la oferta monetaria. La tasa
de interés es el " precio" que equilibra el deseo de
mantener la riqueza en la forma de dinero de acuerdo a la
cantidad de dinero disponible en la economía.

La ambivalencia del análisis de Keynes – el
desarrollo de una forma estructural, y luego las
observaciones hechas por el propio Keynes lo ponen
en duda – también se da en lo relativo a la
inversión, llevando a diferentes
interpretaciones de su análisis. La interpretación
de Hicks y su modelo IS-LM se concentra en las
posibles soluciones de equilibrio, basando toda su
interpretación en funciones estables. En realidad Sir
J Hicks, al igual que todos aquellos pertenecientes
a la síntesis neoclásica de Keynes (Sir J. Hicks,
Don Patinkin, Franco Modigliani, Hansen, Paul
Samuelson, Klein, J. Tobin, W. Baumol, J. E. Meade, J
Duesenberry, Robert Solow entre otros.), busca reducir todo
el análisis de Keynes a una caso particular de la
teoría neoclásica (ponerle a la teoría
neoclásica el parche del caso de equilibrio con
desempleo), demostrando de esta manera que la de Keynes no era
una Teoría General. De más está decir que
este grupo de economistas constituiría el núcleo
fundamental de la ortodoxia económica de la segunda
posguerra.

Muchos definieron de manera errónea a este
enfoque de los problemas macroeconómicos como "neo
keynesiano" . Por su parte el post keynesiano de Cambridge Joan
Robinson los denominó "keynesianos bastardos",
término fuerte pero ilustrativo desde el punto de vista de
su fidelidad al pensamiento de Keynes.
Pero si el foco de
análisis se concentra en la importancia de las
"expectativas fluctuantes que caracteriza a la inversión",
expectativas que no pueden ser explicada en este tipo de modelos,
entonces hay importanteslímites para el desarrollo de un
análisis formal de la inversión. Es necesario que
los economistas presten mayor atención al marco
histórico, social e institucional en el cual las
decisiones de inversión se toman y las tasas de
interés se determinan.

La teoría clásica del
Interés

Como afirmamos al principio, en los clásicos la
tasa de interés estaba determinada por la demanda y la
oferta de ahorro corriente, por la demanda de inversión
(inversamente relacionada con la tasa de interés) y la
oferta de ahorro (positivamente relacionada con la tasa de
interés). Para ellos, el interés era una variable
real, es decir, dependiente e la tecnología y se determina
como el precio del ahorro. En equilibrio, permite igualar los
ahorros y las inversiones.

Keynes critica a la teoría clásica de la
tasa de interés, sosteniendo que la intersección de
dichas curvas no puede determinar la tasa de
interés, ya que la inversión y el ahorro no se
determinan de manera independiente. La oferta de ahorro depende
del nivel de ingreso, que a su vez es una función de la
inversión.

Cambios en la demanda de inversión
causarán cambios en la oferta de ahorro. Keynes considera
que la teoría clásica está sub determinada
porque hay dos variables endógenas (que se resuelven en el
modelo), el nivel de ingreso y la tasa de interés, y solo
una ecuación que muestra la igualdad entre el ahorro y la
inversión4. Así, Keynes apela a su función
de preferencia por la liquidez para completar su
sistema.

De esta manera, en la Teoría General, Keynes
objeta la teoría de lo clásicos por señalar
erróneamente como determinantes de la tasa de
interés los flujos corrientes de ahorro e
inversión. Señala como determinante de la tasa de
interés al stock de dinero en existencia, y en plazos a
los cuales el público está deseoso de mantener sus
stocks de dinero ( o alternativamente, stocks de bonos y plazos a
los cuales el público está deseoso de mantener sus
stocks de bonos). La tasa de interés que puede se
puede obtener por ahorro o aquella que debe ser pagada por la
emisión de bonos para financiar inversiones, depende de
estos flujos solo de manera indirecta, a través de sus
efectos sobre el nivel de ingreso o las expectativas de largo
plazo, y sobre la demanda de dinero.
Así, para Keynes
el ahorro se ajusta a la inversión, no por la tasa de
interés, sino por medio de las variaciones de la renta
generadas por las propias inversiones. Contrario a los
clásicos, en este proceso el interés no
desempeña ningún papel.

Si bien Keynes no expresó las diferencias
fundamentales entre su teoría y la de los clásicos,
señala que el error de estos últimos
se debe a que consideran al interés como una recompensa
por esperar (por no consumir hoy. Al igual que Senior y su
teoría de la abstinencia de 1836), en vez de considerarla
como un premio por no atesorar el dinero. Para Keynes la tasa de
interés es una variable monetaria.

La tasa de interés " segura" o
"convencional"

Una vez más debemos recordar que la teoría
de Keynes no puede ser fácilmente entendida si no
hacemos referencia al tiempo histórico. Las
expectativas y valoraciones sobre el futuro no pueden ser
conocidas, tienen un rol central en la demanda de dinero por
motivos precaución y especulativo y se encuentran
afectadas por los detalles de las experiencias pasadas. La
función de preferencia por la liquidez se encuentra
influenciada por la historia reciente.

Keynes expresa este última afirmación de
acuerdo a los puntos de vista de los individuos sobre los
niveles seguros (safe) o convencionales
(conventional) de la tasa de interés, puntos de vistas que
dependen de la experiencia pasada. Al explicar el
motivo especulativo para mantener dinero, Keynes escribe " lo
que
importa no es el nivel de tasa de
interés absoluta ( i ), sino del grado de
divergencia con lo que es
considerado un
nivel seguro de i "
. Este nivel, suele explicar por
qué la autoridad monetaria experimenta
dificultades al tratar de bajar de manera substancial las
tasas de interés de largo plazo, en contraste con
su habilidad para controlar las de corto plazo.
" Pero la tasa de largo plazo será mas recalcitrante
cuando, una
vez que ha caído a un
nivel que de acuerdo con la experiencia pasada, las expectativas
presentes sobre la
política
monetaria en el futuro, es considerado "inseguro" (" unsafe" )
por la opinión representativa".

En la opinión de Keynes, el nivel de tasa de
interés segura o convencional constituye el ancla de la
función de preferencia por la liquidez. " Cualquier
nivel de interés que sea aceptado con suficiente
convicción como el probable nivel que prevalecerá
en el tiempo, será el que prevalezca en el tiempo; sujeto,
en una sociedad
cambiante, a fluctuaciones
por muchas razones en torno al nivel normal esperado
".
Entonces, en el análisis de Keynes el valor
para dicho nivel de tasa de interés permanece de manera
subjetiva y susceptible a los cambios de
opinión de los agentes. De esta manera, Keynes explica por
qué la tasa de interés natural de
Wicksell, o la versión que aparecía en su
Treatise on Money (expuesta previamente), no puede servir
como ancla para la función de preferencia por
la liquidez.

Diferentes niveles de equilibrio de corto plazo se
caracterizan por diferencias en los niveles de tasa de
interés, como de empleo. Dada la función de consumo
y la eficiencia marginal del capital, podemos denominar a un
nivel particular de tasa de interés como la tasa de
interés "natural "
para su correspondiente nivel de
equilibrio del empleo. Pero cada tasa de interés
podría ser considerada, bajo estas condiciones, una tasa
natural para sus niveles asociados de inversión y empleo:
" para cada tasa de interés hay un nivel de empleo
para el cual la tasa de interés es la tasa natural; en el
sentido de que el sistema permanecerá en equilibrio con
esa tasa de interés y ese nivel de empleo".
Si una de
estas tasas naturales de interés se encuentra asociada con
un nivel de empleo que coincide con el nivel de pleno empleo,
siguiendo el análisis de Keynes, dicha tasa natural
podría ser denominada tasa " neutral" de
interés
. Pero dado que su análisis nos lleva a
la conclusión de que la posición de pleno empleo es
solo una de las tantas posiciones de equilibrio, no hay
razón para que las expectativas se centren en la tasa "
neutral" como tasa " natural" de interés.

La tasa de interés y el empleo. La
eficiencia marginal del capital

Para Keynes los niveles de actividad y de empleo
dependen de las decisiones de inversión. Esta
afirmación tiene dos implicaciones
teóricas. La primera es que, si el nivel de empleo depende
del nivel de inversiones más que de su
composición, el mecanismo neoclásico – para el cual
se lograba el pleno empleo mediante el cambio de los
precios relativos de los factores y la consecuente
variación de las demandas relativas- quedaba despojado de
validez teórica. Sin embargo, Keynes lo percibe
tardíamente tal implicación ( Relative movement of
real wages and output, 1939) y ni siquiera le dio una excesiva
importancia. Sin embargo, durante los debates de los 50 y 60
dicha implicancia teórica se convertirá en un
factor diferencial fundamental entre la escuela
post-keynesiana y la neoclásica.

La segunda implicación se refiere a la
explicación de la inestabilidad del capitalismo. El
problema en el que Keynes concentró sus
esfuerzos es el de la razón por la que las inversiones no
logran fijarse a un nivel que garantice el pleno
empleo. Las inversiones dependen de la eficiencia marginal del
capital, que es una estimación de la
rentabilidad de la inversión. Los empresarios formulan una
estimación de los rendimientos futuros – Rt
(t = 0,1,…, n) de sus inversiones. La eficiencia marginal del
capital, r, se calcula como el tipo de

descuento que iguala el valor actual de dichos
rendimientos al coste de los bienes del capital, K:

Monografias.com

Cuanto más altos son los rendimeintos esperados
por una determinada inversión, más alta es la
eficiencia marginal del capital. Keynes supuso que,
para un determinado nivel de expectativas, la eficiencia
marginal del capital disminuye al aumentar las
inversiones. Por lo tanto, para determinar el importe de las
inversiones será suficiente conocer el tipo
de interés, i, que se toma como un indicador del costo de
la financiación ( para el costo de K). Pero
el problema es que los rendimientos de las inversiones, sobre
cuya base se calcula la eficiencia marginal del
capital, no son elementos concretos, sino variables
psicológicas que dependen de las expectativas
de los empresarios respecto a la tendencia futura de la
economía. Sin embargo, el futuro es incierto.
Los estados de ánimo, la confianza, los animals
spirits
de los empresarios: todo ello desempeña
un papel esencial a la hora de determinar sus expectativas, y por
ende sus decisiones de inversión. De esta
manera, los niveles de actividad y de empleo pasan a
depender de un factor psicológico imponderable,
incontrolable, sobre todo inestable. Todo esto
debería bastar para entender la profunda diferencia que
existe entre el concepto de eficiencia marginal del capital y el
de productividad marginal del capital.

La tasa de interés, determinada por las
condiciones de la demanda y la oferta de dinero, no tiene
porque tomar, dada la eficiencia marginal del
capital, un nivel consistente con el nivel de inversión
que garantice el pleno empleo. Ni siquiera se
podría utilizar la política monetaria para producir
cambios en la tasa de interés que lleven a
mayores niveles de inversión y de empleo, debido a
posibles efectos adversos en las expectativas de
largo plazo5. Es probable que el nivel de inversión
fluctúe como resultado directo de la variabilidad
de dichas expectativas, y no hay nada en el
funcionamiento de la economía capitalista que permita
mantener anclada en valores consistentes con el
pleno empleo a las fluctuaciones en la
inversión.

Los
Post-Keynesianos

El término economía postkeynesiana (PKE de
aquí en adelante) se refiere a un grupo que comparte los
siguientes temas: un grado de pesimismo respecto al
funcionamiento de los mercados, especialmente el de trabajo; la
insuficiencia de la demanda agregada para mantener el pleno
empleo; un importante énfasis sobre la incertidumbre y el
papel que desempeña el tiempo en la toma de decisiones
económicas; un reconocimiento de que los factores
monetarios pueden causar perturbaciones económicas reales;
una aceptación de que los precios se determinan por las
grandes empresas y otros temas. Desde la perspectiva
metodológica, la incertidumbre, la irreversibilidad del
tiempo y el comportamiento de los agentes, como miembros de los
grupos sociales más que el de los individuos,significan
que los acontecimientos no convergen automáticamente hacia
«el equilibrio». Es más, la perspectiva
convencional según la cual cada hipótesis tiene que
proceder de un supuesto de comportamiento racional y maximizador
de los individuos en todo momento y lugar (y estar luego sujeto a
la comprobación econométrica) resulta demasiado
reducida.Por lo tanto, en gran parte de las aportaciones de los
postkeynesianos (PK) se puede observar una conciencia deliberada
histórica, sociológica y cultural.Como tal, puede
considerarse que la PKE ofrece una crítica de la
economía convencional u ortodoxa (neoclásica) y por
ello se la alinea con otras escuelas de pensamiento heterodoxas,
en concreto con los institucionalistas,pero también, en lo
que se refiere en algunos temas, con la economía
marxista.

Esta percepción respecto a la PKE tiende a situar
su punto de partida en algún lugar a comienzos de la
década de los años setenta del pasado siglo cuando
aparece un grupo de estudiosos de los PK1. Sin embargo, esta es
solo una de las perspectivas de la PKE, propiciada probablemente
por los economistas ortodoxos para situar la PKE fuera de las
corrientes principales y mostrarla de una forma negativa, como
una fuente objeto principalmente de crítica. Existe otra
perspectiva, recogida por John King en su History of Post
Keynesian Economics
(2003). Sitúa el origen de la PKE
en 1936, año en el que Keynes publica su Teoría
General,
y la contempla como un intento de desarrollar un
cuerpo coherente de teoría económica a la luz de
sus ideas, más que como un oferente oportunista de
críticas a la economía ortodoxa.De esta perspectiva
se desprende que la PKE es una representación y un
desarrollo más fiel de las ideas de Keynes que la que se
ncuentra en las escuelas neokeynesianas o newkeynesian.
Un efecto obvio de situar los orígenes de la PKE en la
propia Teoría General es reconocer las
contribuciones de los primeros estudiosos (algunos de los cuales
fueron contemporáneos e incluso colegas del propio
Keynes). Los más importantes fueron Joan Robinson y Michel
Kalecki.Con cualquiera de las posturas que se tome de la PKE
(«crítica» o «desarrollo») resulta
claro que las ideas de los PK se pueden encontrar
inconfundiblemente en los ámbitos más
especializados de la economía.Llevar a cabo una
revisión de todas ellas en un breve artículo
resulta imposible. Por tanto, en los apartados siguientes
mostraremos el pensamiento de los postkenesianos referente a la
fijación de precios, expectativas e incertidumbre, el
mercado de trabajo y el dinero2. Considerados conjuntamente,
estos temas soportan la propoestos temas soportan la
proposición central de la economía postkeynesiana,
según la cual la producción está sujeta a
una inestabilidad considerable y, puesto que los mercados no se
equilibran automáticamente,se necesita una gestión
activa de la demanda para alcanzar el pleno empleo. Comenzamos
con la fijación de precios, ya que en ella la
aportación de los PK proporciona un número de
características de las que acabamos de
señalar.

La fijación de precios3

En las principales corrientes económicas se
supone,generalmente, que las empresas operan en un entorno
competitivo, siendo su único (o al menos principal)
objetivo la maximización de beneficios. Este objetivo
universal origina la regla según la cual el coste marginal
(CM) tiene que ser igual al ingreso marginal (IM). En mercados
perfectamente competitivos, el precio que la empresa puede
establecer cuando se sigue esta regla viene dado (y de hecho
coincide con el CM y el IM). En el caso de un monopolista, la
situación es un poco más compleja.La regla CM=IM
tiene aún que satisfacerse, pero el precio que la empresa
puede establecer en este punto (el ingreso medio que puede ganar)
se observa en la curva de demanda, y normalmente será
mayor que el CM y el IM proporcionando más beneficios al
monopolio.Nótese que se supone que las empresas se
comportan de una forma independiente unas de otras y que no hay
problemas respecto a la información a la hora de tomar una
decisión sobre la fijación de precios. Es
más,una vez que se establece el precio, este equilibra el
mercado. No hay exceso de oferta o de demanda.Para los PK esta
explicación presenta algunos problemas.En primer lugar, la
empresa típica dispone de información imperfecta,
especialmente sobre su curva de demanda (AR). Esta
información resulta costosa de obtener y puede estar
sujeta a cambios frecuentes (si es que no son continuos). Una
razón que explica esto es el comportamiento de otras
empresas cuyas decisiones sobre la fijación de precios y
anuncios afectarán a menudo a sus rivales. Esto se produce
porque las estructuras modernas de los mercados no son
habitualmente competitivas, sino que más bien, en cierto
grado, son oligopolísticas. En segundo lugar, estos
problemas sobre la información hacen que la
maximización de beneficios sea un objetivo improbable para
la empresa. Es más importante la ganancia de un nivel
estable y adecuado de beneficio, por lo que es necesario ejercer
algún tipo de influencia sobre el entorno en el que la
empresa lleva a cabo su actividad. Esto es especialmente cierto
para las grandes empresas en las que la propiedad y el control
están separados. Las estructuras oligopolísticas
del mercado proporcionan un cierto grado de control. Finalmente,
estas dificultades en cuanto a la información significan
que probablemente están basadas en bastantes reglas
empíricas simples, que aseguran que los precios se
establecen en un nivel en el que mantienen a la empresa «a
salvo», pero que pueden no proporcionar el máximo
beneficio.

La regla básica de la economía
postkeynesiana sobre fijación de precios se inicia con sus
costes de producción (sobre los que tienen una
información razonablemente buena) y fijando el precio que
les permita cubrir estos costes y conseguir un nivel de
beneficios adecuado.El principio es conocido como fijación
del precio según el coste total (cost-plus
pricing).
Los análisis de los PK centran su
atención en qué parte de los costes corresponde al
fundamento o base de cálculo y, cuando se excluyen algunos
costes, qué es lo que determina el tamaño del
margen de beneficios aplicado a la base para cubrir los costes
excluidos. Como veremos seguidamente existen diversas
posibilidades.

1 Véase por ejemplo LEE (2000) y
HOLT y PRESSMAN (2001, página 2).
También EICHNER y KREGEL (1975).

2 Si se tuviera más espacio se
habría incluido un análisis sobre la
metodología. Sin embargo, algunos de sus aspectos
distintivos, insinuados anteriormente,
surgirán en el análisis de los temas

importantes. Para más detalles
véase DOW (1990 y 2011).

3 Exposiciones útiles sobre las
teorías postkeynesianas sobre la
fijación de precios se pueden encontrar en LAVOIE
(2001) y DOWNWARD (2000).

Sin embargo, antes tenemos que señalar algunas de
las implicaciones que tiene para el mercado esta
aproximación a la fijación de precios. El primer
aspecto a señalar es que para el caso de la empresa
típica, que es prudente respecto al nivel de
producción, los costes medios variables de
producción son estables a lo largo de una amplia cantidad
de producto. Por tanto, la respuesta a las fluctuaciones de la
demanda en el mercado generalmente supone un ajuste en la
cantidad ofertada más que en el precio. En segundo lugar,
en los mercados en los que la oferta puede ajustarse
rápidamente (como no ocurre, por ejemplo, en los mercados
de productos básicos o agrícolas) los precios
reflejan más bien los costes de producción que la
escasez. En tercer lugar, los costes medios totales a menudo se
reducen conforme la producción aumenta, proporcionando
otro incentivo a las grandes empresas y a la creación de
estructuras oligopolísticas en el mercado. Es bastante
habitual que en dichas estructuras una empresa actúe como
líder en materia de precios, mientras que el resto ajusta
su margen sobre el coste para igualar al líder.

Una de las aportaciones más simples referentes a
la fijación del precio según el coste total es la
de Michel Kalecki y se conoce como «la aportación
kaleckiana del margen de beneficios». Supone que los
precios se determinan a través de «costes unitarios
directos» (o costes directos), que son los costes del
trabajo, los bienes intermedios y las materias primas. Como hemos
indicado anteriormente, para muchas empresas son casi constantes
en una gran cantidad de producción, por debajo de la plena
capacidad y por tanto importa poco el nivel de producción
al que se calculan estos costes.Desde un punto de vista formal:
P DC Q _ (1- _). Donde: P es el precio, ??es el
beneficio bruto, DC son los costes directos y Q
es el nivel de producción. Kalecki fue el primero en
desarrollar estas ideas a finales de los años treinta del
pasado siglo, pero siguió perfeccionando los detalles
algunos años después4. Nótese que Kalecki no
contempla los costes fijos, incluyendo el coste de capital, que
tiene que venir acompañado de un margen de beneficios.
Más adelante nos referiremos a los determinantes de este
margen.Se propuso una aportación alternativa, la de Hall y
Hitch (1939), conocida como fijación de precios
según el coste total, casi al mismo tiempo en que Kalecki
comenzó a considerar el tema. Como se desprende del
término, la base de cálculo supone contemplar todos
los costes unitarios, incluyendo los gastos generales, no solo
los costes directos.

4 KALECKI (1954, cap. 2). Para un examen
detallado de la teoría de Kalecki sobre la
fijación de precios véase BASILE y SALVADORI
(1984).

Según la perspectiva de Lavoie, «la
mayoría de los macroeconomistas [PK] prefieren el
planteamiento del margen de beneficios porque su simplicidad les
permite abordar complejas cuestiones macro sin que las
matemáticas se vean perjudicadas por un complicado
procedimiento de fijación de precios» (Lavoie, 2001,
página 24). Esta preferencia por parte de los economistas
PK no descarta la posibilidad de que distintas empresas,en
diferentes sectores de la economía, adopten diversas
reglas de fijación de precios, la mayor parte o todos de
los que hemos expuesto han sido utilizados en algún
momento (Lee, 1998, capágina 12). Dada la popularidad de
la fijación del precio según el margen de
beneficios,en la que el beneficio bruto se aplica a los costes
directos unitarios, nos centramos ahora en los determinantes de
ese margen de beneficios.

Lógicamente la fijación de precios
según el margen de beneficios no descarta la
maximización de beneficios:se puede establecer el margen
de beneficios con esa intención. Sin embargo existe una
dificultad ya que hay evidencia empírica (por ejemplo,
Koutsoyiannis,1984) que sugiere que en muchos mercados la
elasticidad-precio de la demanda es menor que uno. Esto
implica que el ingreso marginal es negativo, ya que
la venta de producción adicional supone una caída
del precio suficiente como para que la empresa obtenga menos
ingresos en total. Por ello, parece que las empresas, como regla
general, no pueden ser maximizadoras de beneficios, se adopte o
no la fijación de precios según el margen de
beneficios. ¿Cuál es la alternativa?

Recuérdese que estamos suponiendo que las
empresas eligen aplicar un margen bruto sobre los costes
directos. De ello se deriva que para conseguir cualquier nivel de
beneficios y un rendimiento positivo del capital, el margen de
beneficios tiene que ser suficiente para cubrir los costes fijos
y, por tanto, variará positivamente con el nivel de costes
fijos unitarios, repartiendo estos costes en gastos de mano de
obra y costes de capital. Los determinantes de estos
últimos son los más controvertidos. En primer
lugar, el elemento capital de los costes fijos tiene que depender
de la cantidad de capital utilizado en los niveles de
producción que la empresa considera como normales. Cuanto
mayor sea esta ratio mayores serán el coste fijo de
capital y el margen de beneficios. El elemento capital de los
costes fijos tiene que depender también de la tasa de
retorno que se quiere obtener, y parte del razonamiento indica
que dicha tasa dependerá del grado de competencia
existente en la industria (más elevada en un monopolio) y
que puede medirse mediante el coeficiente de concentración
de la industria. El mismo razonamiento añade que
dependerá de la fortaleza sindical a la hora de llevar a
cabo la negociación colectiva —algo que es bastante
difícil de medir—Otro argumento plausible es que el
coste fijo unitario atribuible al capital dependa de la
relación capital-capacidad (como antes), pero esta vez la
tasa de beneficios que se quiere conseguir está
determinada por el nivel de los tipos de interés, que
dependerá de las actuaciones de política monetaria
por parte del Banco Central.

Desde esta perspectiva, la acción política
establece la tasa libre de riesgo y las empresas imponen entonces
lo que podría denominarse una prima empresarial para
cubrir los riesgos comerciales, los de liquidez y otros riesgos
La prima variará según las industrias y el margen
cambiará en cada caso con las actuaciones del Banco
Central. Desde luego estas prácticas no tienen que
ser necesariamente exclusivas.

Hemos tratado de proporcionar una idea de lo que
constituye la Economía Poskeynesiana.

Nos hemos referido a su escepticismo acerca del vaciado
de mercados, y en particular a la posibilidad de que la
economía se sitúe de forma natural en el pleno
empleo.

Partes: 1, 2

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter