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Algunas biografías de hombres de fe



Partes: 1, 2

  1. Carlos
    Finney (1792-1875)
  2. John
    Wesley
  3. George
    Whitefield
  4. Girolamo o Jerónimo
    Savonarola
  5. Martín Lutero
  6. Juan
    Bunyan (1628-1688)
  7. Enrique Martyn
  8. Christmas Evans
  9. Guillermo Carey

Carlos Finney
(1792-1875)

Cerca de la aldea de New York Mills, había una
fábrica de tejidos en el siglo 19. Cierta mañana
dos operarios conversaban sobre el culto de la noche pasada. Un
joven alto y atlético entró en la fábrica.
Al verlo los operarios tenían gran dificultad para
trabajar. Al pasar el predicador cerca de unas muchachas que
trabajaban en la fábrica una de ellas cayó al suelo
llorando con una fuerte convicción. En unos minutos el
avivamiento estaba en toda la fábrica.

Este es uno de los episodios de la vida de Carlos Finney.
Quien impulsó grandes avivamientos por toda la
Unión Americana.

Finney nació en una familia que no conocía la
fe. Era abogado. Entre los libros que tenía se encontraba
una Biblia que compró debido a que hallaba muchas citas de
ésta en los libros de jurisprudencia. De ahí
nació su interés en el culto de los creyentes.

En su autobiografía dice que empezó a asistir a
los cultos de los creyentes y quedó sorprendido porque
semana tras semana los creyentes oraban por lo mismo y
testificaban que sus oraciones no habían sido escuchadas.
Encontró en la Biblia la necesidad de pedir con fe y esto
le hizo confirmar que la Biblia era verdadera y que los creyentes
no recibían lo que pedían porque no tenían
fe.

Cuenta Finney en su autobiografía que un domingo de
1821 resolvió arreglar su situación con Dios.
Había decidido encontrar la salvación de su alma.
Quiso orar en su oficina pero no pudo a pesar de haber tapado el
agujero de la cerradura. En esos últimos días se
avergonzaba de que alguien lo encontrara leyendo la Biblia a
pesar de que antes no era así.

Pasaron el Lunes y Martes sin que pudiera orar y su
corazón lo quemaba con una necesidad tan grande y
apremiante que se empezó a sentirse desesperado. El
miércoles mientras iba a su oficina le fue revelado que
Cristo había hecho todo el sacrificio por él y dijo
en su interior -Lo aceptaré hoy o me esforzaré
hasta morir-. Se dirigió al bosque para orar y
prometió -Entregaré a Dios hoy mi corazón o
no saldré de aquí-. Sin embargo no pudo orar.
Estaba tan desesperado que sintió que su corazón
estaba muerto y Dios lo había abandonado. Sentía el
peso de sus pecados tan infinito que empezó a desfallecer.
Cuando intentaba orar se detenía pensando que alguien
pudiera estar cerca y oírlo.

De repente le fue revelado que era su orgullo lo que lo
detenía y gritó -¡Vaya! Un vil pecador como
yo se avergüenza de que otro pecador como yo me encuentre de
rodillas reconciliándome con mi Dios-. Fue cuando
empezó a orar sin saber cuánto tiempo y le
prometió a Dios que si se convertía iba a predicar
el Evangelio.

Al regresar sentía una paz tan grande que perdió
el apetito. En su oficina tocó un himno en el contrabajo
como de costumbre y dice -mi corazón parecía
derretirse, y solo podía llorar…- Después de
esto le pareció ver al Señor Jesucristo y no pudo
dejar de llorar en voz alta. Finalmente fue bautizado con el
Espíritu Santo. Finney comentó que sintió
como ondas eléctricas que lo pasaban de un lado a otro,
como si fuera amor líquido. Dijo -¡Moriré si
estas ondas continúan pasando sobre mí!
¡Señor no soporto más!-

En la noche el director del coro de la iglesia lo
encontró en ese estado de llanto y gritos, y fue a llamar
a un anciano de la iglesia y un joven. El joven al ver lo que
sucedía cayó de rodillas angustiado y clamando
-¡Oren por mí!-.

Al día siguiente la gente no dejaba de comentar la
conversión del abogado y se congregó en la iglesia
para escuchar lo que había sucedido, a pesar de que no era
día de culto.

Poco tiempo después fue a visitar a sus padres. Su
padre lo recibió en la puerta y le dijo
-¿Cómo estás Carlos?- y Finney le
respondió -Bien, padre mío, tanto de cuerpo como de
alma. Pero, papá, tú ya estás entrado en
años; todos tus hijos ya son adultos y están
casados; sin embargo, nunca oí a nadie orar en tu casa- su
padre bajó la cabeza y comenzó a llorar diciendo
-Es verdad, Carlos; entra y ora tú mismo. Desde ese tiempo
empezó un gran avivamiento que se extendió por los
Estados Unidos de Norteamérica.

Finney decía que el secreto de los avivamientos se
encontraba en la oración.

De 1851 a 1866 fue director del colegio de Oberlin.
Escribió libros entre los cuales los más conocidos
son: "Autobiografía", "Discursos a los creyentes" y
"Teología sistemática".

El domingo 16 de Agosto de 1875 predicó su
último sermón. No asistió al culto de la
noche, sin embargo al escuchar cantar a los creyentes
"Jesús, amante de mi alma, déjame volar a tu
regazo", salió de su casa y cantó con ellos. A
media noche se despertó sintiendo dolores punzantes en el
pecho. Al amanecer, se durmió en la tierra, para despertar
en la gloria de los cielos, trece días antes de cumplir
los 83 años.

 John
Wesley

Nació en la rectoría de
Epworth, Lincolnshire, el 17 de junio de 1703, decimoquinto hijo
del clérigo Samuel Wesley y su madre Susana, quienes
tuvieron diecinueve hijos. A la edad de 5 años escapa de
un incendio que se produce en casa de padre y en donde de igual
forma Hetty su hermana se salva de morir quemada al caer
escombros de llamas sobre su cama.  En una de sus
publicaciones posteriores del propio John, aparece el relato al
pie del mismo se aprecia la ilustración de una casa
ardiendo y junto a ella la siguiente inscripción: "No es
éste un tizón arrebatado del incendio"
Zacarías 3:2.  Desde muy pequeño en el hogar
se Samuel Wesley y su esposa, aprendieron el valor que tiene la
observación fiel de los cultos.Después del
espectacular salvamento de Juan del incendio, su madre,
profundamente convencida de que Dios tenía grandes planes
para su hijo, resolvió firmemente educarlo para servir y
ser útil en la obra de Cristo.  La familia del pastor
Samuel Wesley era muy pobre, pero mediante la influencia del
Duque de Duckingham, consiguieron un lugar para Juan en la
escuela de Londres.

  Estudió en el colegio
Charterhouse y en Christ Church, Universidad de Oxford. En 1725
se ordenó diácono y tres años después
pasó a formar parte del clero de la Iglesia de Inglaterra.
Fue coadjutor de su padre hasta que en 1729 se trasladó a
Oxford como miembro de la junta directora del Lincoln College;
comenzó a reconocer que el corazón es la fuente de
la religión verdadera y reservaba dos horas cada
día para quedarse a solas con Dios, se esforzaba para
levantarse diariamente a las cuatro de la mañana.
Allí fundó con su hermano Charles el Holy Club, en
el que ingresó también George Whitefield, futuro
fundador del metodismo calvinista. Los miembros del club
debían cumplir con rigor y método los preceptos y
prácticas religiosas, entre ellas visitar prisiones y
confortar a los enfermos, por lo que sus compañeros de
universidad los llamaron "metodistas" de una forma
irónica.En 1735 viajó a Estados Unidos como
misionero anglicano en donde permaneció cerca de dos
años.

En el barco a Savannah, Georgia,
conoció a unos alemanes de Moravia cuya sencilla
devoción evangélica le impresionó. Durante
su estancia en Georgia siguió tratándolos y tradujo
algunos de sus himnos al inglés. Excepto por esta
relación, su experiencia americana fue un fracaso. Su
ritmo de vida era levantarse a las cuatro de la mañana y
se acostaba después de las nueve.  Las tres primeras
horas del día las dedicaba a la oración y al
estudio de las Escrituras. En 1738 volvió a Inglaterra y
el 24 de mayo, mientras esperaba un encuentro con los moravos en
la calle Aldersgate, en Londres, experimentó un despertar
religioso que le convenció de que cualquier persona
podía alcanzar la salvación sólo con tener
fe en Jesucristo.En marzo de 1739, George Whitefield, entonces
famoso predicador en Bristol, lo llamó para que unieran
sus esfuerzos. A pesar de su rechazo inicial a predicar fuera de
las iglesias, la entusiasta reacción de la audiencia tras
el sermón que pronunció el 2 de abril al aire libre
lo convenció de que era la forma más efectiva de
llegar a las masas. En cualquier caso, pocos púlpitos
estarían abiertos para él, pues la Iglesia
anglicana no aprobaba el evangelismo.

Desde el mismo comienzo de su carrera
evangélica, Wesley convocó enormes muchedumbres. Su
éxito se explica, en parte, debido a que en aquel momento
Inglaterra estaba preparada para su doctrina, pues la Iglesia
anglicana era incapaz de ofrecer la clase de fe personal que la
gente ansiaba. El énfasis de Wesley en la religión
personal y su seguridad de que todos eran aceptados como hijos de
Dios tuvo una tremenda repercusión popular.El 1 de mayo de
1739 Wesley y un grupo de sus seguidores se reunieron en Londres
en un local de la calle West para crear la primera
congregación metodista. Dos organizaciones similares se
fundaron en Bristol ese mismo mes. A finales de 1739 la sociedad
londinense empezó a congregarse en un edificio llamado The
Foundry (La Fundición) que durante muchos años fue
el cuartel general del metodismo.Al crecer el movimiento
metodista se hizo acuciante la necesidad de una
organización más sólida. En 1742 las
sociedades estaban divididas en grupos dirigidos por un
líder, lo que contribuyó en gran medida al
éxito del movimiento; estos líderes, muchos de los
cuales fueron designados por Wesley como predicadores laicos,
tuvieron gran importancia. En 1744 convocó la primera
conferencia de líderes metodistas, que desde entonces se
celebraron cada año.

En 1751, a los 48 años, se
casó con Mary Vazeille, una viuda con cuatro hijos, pero
el matrimonio fue un fracaso y ella lo abandonó. Wesley no
tuvo descendencia.Organizador y predicador infatigable,
viajó cerca de 8.000 kilómetros al año
pronunciando cuatro o cinco sermones al día sin dejar de
fundar nuevas congregaciones. En 1740 se separó de los
moravos por desacuerdos doctrinales y rechazó la doctrina
calvinista de la predestinación, rompiendo así con
Whitefield. También se deshizo de muchos principios de la
Iglesia anglicana, como el de la sucesión
apostólica (el mantenimiento de una misma línea de
sucesión episcopal iniciada con san Pedro), y, aunque
nunca expresó intención alguna de establecer el
movimiento como una nueva iglesia, sus actividades hicieron
inevitable la separación.

En 1784 publicó una
declaración en la que se establecían las normas y
las reglas que debían servir de guía a las
congregaciones metodistas y encargó a su ayudante, Thomas
Coke, un clérigo anglicano, la organización
metodista en Estados Unidos, otorgándole poderes para
administrar los sacramentos. Aunque la separación con la
Iglesia anglicana no se produjo hasta después de su
muerte, estas ordenaciones implicaban un paso decisivo hacia la
ruptura.Wesley se preocupó por el bienestar intelectual,
económico y físico de las masas. También
escribió sobre diversos temas históricos y
religiosos y vendió sus libros muy baratos para que hasta
los pobres pudieran comprarlos, contribuyendo así a
fomentar los hábitos de lectura del público en
general. Además de fundar dispensarios médicos,
ayudó a los que tenían deudas y a los que
querían establecer un negocio. Se opuso a la esclavitud y
se interesó por diversos movimientos de reforma social. Su
influencia en el pueblo inglés fue tal que se cree que el
metodismo evitó una revolución en Inglaterra en el
siglo XIX. Wesley reunió 23 colecciones de himnos,
editó una revista mensual, tradujo obras del griego,
latín y hebreo, y editó con el título de El
modelo cristiano, el famoso devocionario medieval De Imitatione
Christi (La imitación de Cristo), atribuido al
eclesiástico alemán Tomás de
Kempis.

Su Diario (1735-1790) destaca por la
exposición franca de su evolución
espiritual.Durante los últimos años de su vida fue
un hombre muy admirado; en esta época la hostilidad de la
Iglesia anglicana hacia el metodismo desapareció en la
práctica. Un pastor en ese tiempo, predicaba un promedio
de cien veces por año, pero el promedio de Juan Wesley fue
de 780 veces por año durante 54 años; Juan no solo
excedía en predicaciones a sus consiervos sino que
además iba de casa en casa exhortando y consolando a los
creyentes cuyo promedio era de 7 kilómetros por año
para llegar a los lugares donde tenía que predicar. 
Tenía características físicas cuya altura no
sobrepasaba un metro sesenta y seis centímetros y su peso
era de menos de 70 kilogramos.  Murió el 2 de marzo
de 1791, cuando casi iba a cumplir los 88 años, dio fin a
su carrera terrestre, durante toda la noche no cesó de
pronunciar palabras de adoración y alabanzas, a las 10 de
la mañana mientras los creyentes rodeaban el lecho orando
el dijo "Adiós"; fue enterrado en el cementerio de City
Road Chapel, en Londres. En la abadía de Westminster hay
una placa con su nombre, se calcula que diez mil personas
desfilaron frente a su ataúd para ver el rostro que
tenía una sonrisa celestial. 

George
Whitefield

Nació en Gloucester en el año
de 1714 en una taberna de bebidas alcohólicas y antes de
cumplir 3 años su padre falleció. Su madre se
casó nuevamente. En la pensión de su madre
él hacia la limpieza de los cuartos, lavaba la ropa y
vendía bebidas en el bar.  Por extraño que
parezca, a pesar de no ser aún salvo, Jorge se interesaba
grandemente en la lectura de las Escrituras, leyendo la Biblia
hasta altas horas de la noche y preparando sermones.  En la
Escuela se le conocía como orador, su elocuencia era
natural y espontánea. Estudió en Pembroke College,
Universidad de Oxford, donde se costeó sus propios
estudios, sirviendo como mesero en un hotel.  Durante sus
días de estudiante universitario conoció a John y
Charles Wesley e ingresó en el Holy Club cuyos miembros
eran metodistas. En 1736 fue ordenado diácono de la
Iglesia anglicana y dos años después
acompañó como misionero a los hermanos Wesley a
Savannah, Georgia, en Estados Unidos. Al poco tiempo
volvió a Inglaterra y se ordenó sacerdote, pero le
fueron vedados muchos púlpitos de la Iglesia anglicana por
su forma poco convencional de predicar y dirigir los oficios.
Comenzó entonces su predicación al aire libre y
atrajo con su elocuencia enormes muchedumbres. En 1739
volvió a América y participó con el
clérigo congregacionalista estadounidense Jonathan Edwards
en la fundación del movimiento evangelista que más
tarde pasó a llamarse Gran Despertar.

En 1741 siguió predicando en
Inglaterra, y extendió su trabajo evangélico a
Escocia y Gales. En 1741 rompió con John Wesley por sus
diferencias respecto a la predestinación aunque siguieron
siendo amigos. Tras esta ruptura fue reconocido como cabeza de
los metodistas calvinistas.Jorge Whitefield predicaba en forma
tan vívida que parecía casi sobrenatural, se dice
que pronunció más de 18.000 sermones; la forma que
contaba sus escenas eran tan naturales que muchos de sus oyentes
reaccionaban con expresiones o gestos.  Sin embargo, el
secreto de la gran cosecha de almas salvas no era su maravillosa
voz, ni su gran elocuencia.  Tampoco se debía a que
la gente tuviese el corazón abierto para recibir el
evangelio, porque ése era un tiempo de gran decadencia
espiritual entre los creyentes.   Tampoco fue porque le
faltase oposición; repetidas veces Whitefield
predicó en los campos porque las iglesias le habían
cerrado las puertas.   A veces ni los hoteles
querían aceptarlo como huésped.   En
Basingstoke fue agredido a palos.  En Staffordshire le
tiraron terrones de tierra.  En Moorfield destruyeron la
mesa que le servía de púlpito y le arrojaron la
basura de la feria.  En Evesham las autoridades, antes de su
sermón, lo amenazaron con prenderlo si predicaba.  En
Exeter, mientras predicada ante un auditorio de diez mil
personas, fue apedreado de tal modo que llegó a pensar que
le había llegado su hora y en otro lugar lo apedrearon
nuevamente hasta dejarlo cubierto de sangre; verdaderamente llevo
en su cuerpo las marcas de Jesús.  Pero su gran
secreto para obtener esos grandes resultados de almas salvadas
fue el amor a Jesús.

En 1744 volvió a las colonias de
Norteamericana arrastró a muchedumbres entusiastas. A su
regreso a Inglaterra en 1748 se convirtió en
capellán de la lidereza religiosa Selina Hastings, condesa
de Huntington, que financió sus actividades
evangélicas y le permitió acceder a numerosos
miembros de la nobleza británica. A partir de 1751
predicó por toda Gran Bretaña e Irlanda y en
América. También encontró tiempo para
recopilar un libro de himnos que apareció en 1753.
Atravesó el Atlántico tres veces, visitó
Escocia catorce veces, fue a Gales varias veces, estuvo en
Holanda, pasó cuatro meses en Portugal, en las Bermudas
ganó muchas almas para Cristo.

La extraordinaria influencia que
ejerció durante su vida es atribuible sobre todo a su
habilidad oratoria. Sus obras reunidas se publicaron
después de su muerte (7 volúmenes,
1771-1772).  Se le considera como un gran predicador
inglés y merecedor del título de príncipe de
los predicadores al aire libre donde predicó un promedio
de diez veces por semana durante un período de treinta y
cuatro años, la mayoría de las veces bajo el techo
construido por Dios que es el cielo y fundador de los metodistas
calvinistas.

Después del sermón que
predicó en Exeter, fue a Newburyport para pasar la noche
en la casa del pastor.  A las dos de la mañana se
despertó, le faltaba la respiración y le dijo a su
compañero sus últimas palabras que pronunció
en la tierra: "Me estoy muriendo".

Muere en el año de 1770 y en su
entierro, las campanas de las Iglesias en Newburyport doblaron y
las banderas quedaron a media asta.  Ministros de todas
partes vinieron a sus funerales y millares de personas no
consiguieron acercarse a la puerta de la Iglesia debido a la
inmensa multitud.  Cumpliendo su petición fue
enterrado bajo el púlpito de la Iglesia.
 

Girolamo o
Jerónimo Savonarola

Nació el 21 de septiembre de 1452,
tercero de siete hijos de una familia noble en Ferrara, Italia.
Sus padres eran personas cultas y mundanas, y gozaban de mucha
influencia, su abuelo paterno era un famoso médico de la
corte del Duque de Ferrara, y los padres de Jerónimo
deseaban que su hijo llegase a ocupar el lugar de su
abuelo.  En el colegio fue un alumno que se
distinguió por su aplicación.Es muy probable que
una desilusión con una joven  florentina, fuera la
causa que lo hicieran abrazar la vida
monástica. 

En 1474 ingresó en la orden de los
dominicos, en Bolonia. Después de pasar 7 años en
Bolonia, Fray Jerónimo fue para el convento de San Marcos,
en Florencia en donde vio con desilusión que el pueblo
florentino era tan depravado como cualquier otro lugar.Hizo su
primera aparición como predicador en 1482, en el priorato
de San Marcos, la casa dominica de Florencia. Sus sermones se
centraron cada vez más sobre el pecado de la sociedad, y
atacó de forma abierta la corrupción y a los
partidarios aristocráticos de los Medici.En 1493 el papa
Alejandro VI, que le nombró su primer vicario general,
aprobó su propuesta de reformar la orden dominica en
Toscana. Entonces sus sermones se hicieron políticos. En
uno de sus discursos, señaló con claridad la
próxima llegada de los franceses dirigidos por el rey
Carlos VIII. Cuando esta predicción se cumplió con
la aparición de las fuerzas francesas invasoras en 1494,
ayudó a recibir a Carlos en Florencia. Cuando los
franceses abandonaron la ciudad, se había creado una
república de la que fueron excluidos los Medici, y
él se convirtió, aunque sin funciones
políticas, en su guía y espíritu animador.Ni
siquiera el papa Alejandro VI se vio libre de sus denuncias.
Éstas, junto con la atribución de un don
sobrenatural de profecía y su interpretación
extravagante de las Sagradas Escrituras, disgustaron a Roma; y en
1495 fue acusado de herejía. Al no presentarse en Roma, se
le prohibió predicar, y se revocó el expediente
mediante el cual la rama florentina de su orden (dominica) obtuvo
la independencia. Rechazó los intentos de
conciliación del papa con indignación, y de nuevo
se le prohibió predicar, aunque ignoró esta
orden.

Mientras tanto, las dificultades comenzaron
a intensificarse en su patria. Las medidas de la nueva
república resultaron impracticables. El partido de los
Medici, llamado de los arrabbiati (en italiano, "enfurecido"),
comenzó a recuperar terreno, y se formó una
conspiración para apoyarles. Se ejecutó a cinco de
los conspiradores, lo que sólo sirvió para acelerar
la reacción contra Savonarola, ya que más tarde fue
acusado de ello. En el punto crítico de la lucha, en 1497,
llegó una condena de excomunión de Roma. La
declaró nula públicamente y se negó a
someterse a ella. Durante la epidemia de peste, a pesar de no
poder administrar los santos óleos por estar excomulgado,
se dedicó con entusiasmo a atender a los monjes enfermos.
Durante su corta influencia, el predicador fue amenazado;
excomulgado y en 1498, fue declarado culpable de herejía y
enseñanza sediciosa, y condenado a muerte. El 23 de mayo
de 1498, fue ejecutado (ahorcado) y luego su cuerpo fue quemado
en la plaza pública. El Predicador y reformista
italiano, cuyo intento entusiasta de eliminar la
corrupción terminó en martirio, se le recuerda como
uno que dejó en los márgenes de las páginas
de su Biblia notas escritas mientras meditaba en las
Escrituras.  Conocía de memoria una gran parte de la
Biblia y podía abrir el libro y hallar al instante
cualquier texto bíblico.   Pasaba noches enteras
en oración; dentro de sus libros se encuentran "La
Humildad", "La Oración", "El
Amor". 

Martín
Lutero

Nació en Eisleben, Alemania. Era una época
oscura para la Iglesia verdadera. Cerca de un millón de
albigenses habían muerto en Francia por orden del Papa. Su
delito era tratar de vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Juan
Huss había muerto en la hoguera en Bohemia suplicando por
sus perseguidores. La misma suerte correría
Jerónimo de Praga, su discípulo, quien muere en las
llamas cantando himnos hasta su último suspiro. Juan
Wessel, notable predicador de Erfurt, muere en la cárcel
por predicar que la salvación se obtiene por gracia.
Savonarola, predicador y fiel siervo de Dios es reducido a
cenizas en Italia por orden de la Iglesia.

Martín Lutero nace de una familia pobre. El
solía decir "mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo fueron
verdaderos campesinos". Su padre era minero, y su madre
además de los quehaceres del hogar acarreaba leña
desde el bosque.

Su madre le enseño la religión católica
tal como era observada en aquellos tiempos. Su imagen de Dios era
la de un Juez colérico enfurecido con los hombres a quien
era muy difícil de obedecer. El castigo del infierno era
tan real para él y tan terrible que temblaba al pensar en
ellos.

Su padre lo mandó a estudiar a Magdeburgo y
después a Einsenach en donde tuvo que pedir limosna para
subsistir cantando canciones como lo hacían la
mayoría de los estudiantes. Su suerte cambió cuando
Doña Úrsula Cota lo recibe en su casa
atraída por su humildad y devoción. En su casa
recibe el trato de hijo y esto le ayuda para adelantar de manera
significativa sus estudios. Doña Úrsula dijo a la
hora de su muerte que su hogar había sido grandemente
bendecido con la llegada de Lutero.

Un tiempo después su padre había prosperado
algo, trabajando en la fundición de cobre y había
sido nombrado concejal de su ciudad. Su padre tenía
puestas las ilusiones en Martín deseando que estudiara y
se convirtiera en un abogado de renombre. Por esto lo
envía a Erfurt, en donde Martín a los 21
años obtiene el título de doctor en
filosofía.

Sin embargo, el alma de Lutero se encuentra muy intranquila e
incidentes que ocurren lo hacen pensar en su situación
espiritual. Durante sus estudios enferma gravemente y tiempo
después recibe dos golpes de espada en uno de sus viajes.
Uno de sus amigos íntimos de la universidad muere
asesinado y entonces Lutero exclama "¿Que haría yo
si fuese llamado a la otra vida de una manera tan repentina?".
Esta situación culmina cuando en una tormenta
eléctrica durante un viaje, cae un rayo cerca de él
y en su terror hace un voto a Santa Ana para hacerse monje.
Entonces entra al convento de los agustinos a pesar de la
protesta de sus amigos de la universidad y la decepción de
su padre.

A pesar de su continua búsqueda de la paz para su alma
a través de ayunos, sacrificios etc. No consigue lo que
tanto anhela. Algunos monjes le hacen ver que Dios no solo juzga
sino perdona pero Lutero no puede creer que Dios le puede
perdonar puesto que el no puede amar a Dios.

Se dedica a la lectura de la Biblia. Tiempo después es
nombrado sacerdote y obtiene el grado de bachiller en Biblia. A
los veinticinco años de edad es enviado a Wittenberg como
maestro de filosofía. Ya entonces destaca como notable
predicador.

Un punto culminante de su vida es cuando se le envía a
Roma. Su corazón alegre al estar en la santa ciudad se
entrega a efectuar las peregrinaciones acostumbradas y visitar
los lugares sagrados. Sin embargo termina horrorizado al ver la
corrupción generalizada que se vivía en Roma.

Tiempo después obtiene el título de doctor en
teología. Además adelanta mucho en cuanto al
reconocimiento de su capacidad y devoción. Es entonces
cuando halla la tan ansiada paz de su alma al apropiarse de las
palabras del apóstol Pablo: "Mas el justo por la fe
vivirá". Encuentra un gozo indescriptible y más
decidido que nunca se dedica a la enseñanza y
predicación de las escrituras.

El mes de octubre de 1517 pega en la puerta de la iglesia de
Wittenberg las 95 tesis contra el valor de la indulgencias. En
este documento proclama que el hombre es salvado por Dios de
manera gratuita por la fe en su Hijo Jesucristo. A pesar de no
tener previsto que su proposición tendría mucho
efecto, esta inunda Europa y poco tiempo después hace
temblar los cimientos de Roma.

Al realizarse algunos debates con autoridades reconocidas de
la época como el doctor Juan Eck, se notó que la
ideas que exponía Lutero no eran simples diferencias de
doctrinas sino que removían los cimientos en los cuales se
basaba la iglesia católica para afirmar su derecho de
gobernar las almas y cuerpos del mundo entero. Además
sacaban a la luz verdades tan importantes que hacían la
diferencia entre un cristiano y un pagano o apóstata.. Las
consecuencias de esto sería el reconocimiento de la verdad
divina expresada en las escrituras.

Lutero fue excomulgado por el Papa León X y el
emperador Carlos V le impuso un edicto de pena de muerte el cual
nunca llegó a cumplirse por la protección de Dios y
la ayuda de algunos amigos como el elector Federico de
Sajonia.

Escribió aproximadamente 180 libros. Tradujo la Biblia
al alemán. Y como predicador destacó notablemente.
En Zwiekau predicó a un auditorio de 25 mil personas.

Se casó con Catalina de Bora a quien amaba
profundamente. Tuvo tres hijos.

A los sesenta y dos años predicó su
último sermón sobre el texto: "Escondiste estas
cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los
niños". Ese mismo día le escribió a su
querida esposa Catalina: "Echa tu carga sobre el Señor, y
el te sustentará. Amén."

Sus últimas palabras fueron: "voy a entregar mi
espíritu". Luego alabó a Dios en voz alta:
"¡Oh, mi Padre Celestial! Dios mío, Padre de nuestro
Señor Jesucristo, en quien creo, a quien prediqué y
a quien confesé, amé y alabé… Oh, mi
querido Señor Jesucristo, a ti encomiendo mi pobre alma.
¡Oh, mi Padre Celestial! En breve tiempo tengo que
abandonar este cuerpo, pero sé que permaneceré
eternamente contigo y ¡que nadie podrá arrebatarme
de tus manos!" Luego después de recitar tres veces Juan
3:16 dijo: "Padre, en tus manos entrego mi espíritu, pues
tú me rescataste, Dios fiel", entonces cerró los
ojos y durmió.

Fue sepultado en la iglesia de Wittenberg en donde
había predicado durante tantos años. Su amigo
Felipe Melancton y el pastor Bugenhagen, pronunciaron sendos
discursos.   

Juan
Bunyan (1628-1688)

"Caminando por el desierto de este mundo,
paré en un sitio donde había una caverna;
allí me acosté para descansar. Pronto me
quedé dormido y tuve un sueño. Vi a un hombre
cubierto de andrajos, de pie y dando la espalda a su
habitación, que llevaba una pesada carga sobre los hombros
y en las manos un libro".

A pesar de que sus padres eran muy pobres, consiguieron que
aprendiera a leer y a escribir. El mismo se llamó "el
principal de los pecadores".

Se casó con una joven cuya familia entera eran
cristianos fervorosos. Bunyan era hojalatero y por lo tanto
pobrísimo. Ella no poseía ni un plato, ni una
cuchara, solamente tenía dos libros: "El camino al Cielo
para el hombre sencillo" y "La práctica de la piedad",
obras que le dejó su padre al fallecer. Bunyan solo
encontró en los cultos la convicción de ir camino
al infierno.

Había leído una obra de los "Ranters" y entonces
cuenta que oró fervorosamente: "Oh Señor, no
sé juzgar entre el error y la verdad. Señor, no me
dejes solo en esto de aceptar o rechazar esta doctrina
ciegamente; si es de Dios, no me dejes despreciarla; si es obra
del diablo, no me dejes abrazarla"- y alabado sea Dios por
haberme guiado a clamar desconfiando de mi propia
sabiduría, y por haberme guardado del error de los
"Ranters"-.

Bunyan cuenta por sí mismo lo siguiente:

"Durante el tiempo en que me sentí condenado a las
penas eternas, me admiraba de cómo los hombres se
esforzaban por conseguir los bienes terrenales, como si esperasen
vivir aquí eternamente… Si yo hubiese tenido la
seguridad de la salvación de mi alma, cómo me
sentiría eternamente rico, aun cuando no tuviese para
comer más que frijoles".

"Busqué al Señor, orando y llorando, y desde el
fondo de mi alma clamé: 'Oh Señor,
muéstrame, te ruego, que me amas con amor eterno'.
Entonces escuché repetidas mis palabras, como en un eco:
'Yo te amo con amor eterno'. Me acosté y, al despertarme
al día siguiente, la misma paz inundaba mi alma. El
Señor me aseguró: 'Te amé cuando
vivías en pecado; te amé antes, te amo
después y te amaré siempre'.

"Cierta mañana, mientras yo oraba temblando porque
pensaba que no obtendría una palabra de Dios para
consolarme, El me dio esta frase: 'Te basta mi gracia'.

"Mi entendimiento se llenó de tanta claridad, como si
el Señor Jesús me hubiese estado mirando desde el
cielo a través del tejado de la casa y me hubiese dirigido
esas palabras. Volví a mi casa llorando, transportado de
gozo, y humillado hasta el polvo".

"Sin embargo, cierto día, mientras caminaba por el
campo, con mi conciencia intranquila, repentinamente estas
palabras se apoderaron de mi alma: 'Tu justicia está en
los cielos'. Con los ojos del alma me pareció ver a
Jesucristo sentado a la diestra de Dios, que permanecía
allí como mi justicia… Además vi que no es mi
buen corazón lo que mejora mi justicia, ni lo que tampoco
la perjudica; porque mi justicia es el propio Cristo, el mismo
ayer, hoy y para siempre. Entonces las cadenas cayeron de mis
tobillos: quedé libre de mis angustias y las tentaciones
que me acechaban perdieron su vigor; dejé de sentir temor
por la severidad de Dios y regresé a casa
regocijándome con la gracia y el amor de Dios. No
encontré en la Biblia la frase: 'Tu justicia está
en los cielos', pero hallé: 'El cual nos ha sido hecho por
Dios sabiduría, justificación, santificación
y redención' (1 Corintios 1:30), y vi que la otra frase
era verdad".

"Mientras así meditaba, la siguiente porción de
las Escrituras penetró con poder en mi espíritu:
'Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros
hubiéramos hecho, sino por su misericordia'. Así
fui levantado a las alturas y me hallé en los brazos de la
gracia y de la misericordia. Antes temía a la muerte, pero
después clamé: 'Quiero morir'. La muerte se
volvió para mí una cosa deseable. No se vive
verdaderamente antes de pasar a la otra vida. ¡Oh, pensaba
yo, 'esta vida es apenas un sueño en comparación
con la otra!'.

Después de su conversión sintió un deseo
grande de predicar el evangelio a todos los hombres necesitados,
pues había comprendido el gran valor de los tesoros que
Dios les ofrece a los hombres a través de su gracia.

En su ministerio empezó a cosechar éxitos y sus
problemas con el enemigo de nuestras almas comenzaron, primero al
atacarlo con la tentación de la vanagloria y al no dar
resultado estos ataques se empezaron a esparcir rumores por todo
el país de que Bunyan era un hechicero, jesuita y
contrabandista, y además que vivía con una amante y
tenía dos mujeres y que sus hijos eran
ilegítimos.

A pesar de estos grandes ataques Bunyan no desistió de
la predicación del evangelio y la búsqueda de la
salvación de los hombres. Entonces inició el ataque
más fuerte del maligno. Bunyan fue acusado de no observar
los reglamentos de la iglesia oficial. Debido a esto las
autoridades civiles de Inglaterra lo sentenciaron a
prisión perpetua, hasta que jurase que no volvería
a predicar nunca más.

Un año antes de caer preso Bunyan hizo su
oración principal: "Fui guiado a orar, a pedirle a Dios
que me fortaleciese 'con todo poder, conforme a la potencia de su
gloria, para toda paciencia y longanimidad, con gozo dando
gracias al Padre'. Además fue llevado a considerar
seriamente el pasaje "Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia
de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos,
sino en Dios que resucita a los muertos".

En la prisión se fortaleció en el poder de Dios
de manera que estaba dispuesto a sufrir cualquier castigo por la
causa de Cristo. Veía que con toda probabilidad que en
cualquier momento podía ser azotado o torturado en una
picota. Temía el destierro, que lo llevaría a ser
separado de sus seres queridos; su esposa y sus hijos.
Especialmente sufría por la suerte que correría su
hijita ciega.

A pesar de todo meditaba en el horror del castigo eterno que
correrían aquellos que se negaran a glorificar a Cristo y
de su deber de dar testimonio de Cristo a pesar de todo.
Más pensaba en la gloria que Cristo prepara para aquellos
que con amor, fe y paciencia daban testimonio de Él.
Cuando le ofrecían su libertad a cambio de que nunca
volviera a predicar el contestaba: "Si hoy saliese de la
prisión, mañana comenzaría a predicar, con
la ayuda de Dios".

Bunyan pasó 12 años en la cárcel. Un
cuáquero llamado Whitehead consiguió que lo
liberaran con la ayuda de Dios, Después de ser liberado
continuó predicando con gran éxito en varias
ciudades de Inglaterra. Continuó su ministerio fielmente
hasta la edad de sesenta años, cuando fue atacado de
fiebre y murió.

Algunas de sus obras escritas son las siguientes: "Gracia
abundante para el principal de los pecadores", "Llamado al
ministerio", "La conducta del creyente", "La gloria del templo",
"El pecador de Jerusalén es salvo", "Las guerras de la
ciudad de Alma humana", "Vida y muerte del hombre malo", "El
sermón del monte", "La higuera estéril", "Discursos
sobre la oración", "El viajero celestial", "Gemidos de un
alma en el infierno", "La justificación es imputada" y el
libro más vendido después de la Biblia "El
peregrino".

Enrique
Martyn

Luz usada enteramente por Dios
(1781    - 1812) 

Arrodillado en una playa de la India,
Enrique Martyn derramaba su alma ante el Maestro y oraba:
"Amado Señor, yo también andaba en el
país lejano; mi vida ardía en el pecado…quisiste
que yo regresase, ya no más un tizón para extender
la destrucción, sino una antorcha que resplandezca por ti
(Zacarías 3:2) ¡Heme aquí entre las
tinieblas más densas, salvajes y opresivas del
paganismo.  Ahora, Señor quiero arder hasta
consumirme enteramente por ti
!"

El intenso ardor de aquel día
siempre motivó la vida de ese joven. Se dice que su nombre
es: "el nombre más heroico que adorna la historia de
la Iglesia de Inglaterra, desde los tiempos de la reina
Isabel
".  Sin embargo, aun entre sus compatriotas,
él no es muy conocido.

Su padre era de físico
endeble.  Después que él murió, los
cuatro hijos, incluyendo Enrique, no tardaron en contraer la
misma enfermedad de su padre, la tuberculosis.

Con la muerte de su padre, Enrique
perdió el intenso interés que tenía por las
matemáticas y más bien se interesó
grandemente en la lectura de la Biblia.  Se graduó
con honores más altos de todos los de su clase.  Sin
embargo, el Espíritu Santo habló a su alma:
"Buscas grandes cosas para ti, pues no las
busques." 
Acerca de sus estudios testificó:
"Alcancé lo más grande que anhelaba, pero luego
me desilusioné al ver que sólo había
conseguido una sombra."

Tenía por costumbre levantarse de
madrugada y salir a caminar solo por los campos para gozar de la
comunión íntima con Dios.  El resultado fue
que abandonó para siempre sus planes de ser abogado, un
plan que todavía seguía porque "no podía
consentir en ser pobre por el amor de Cristo".

Al escuchar un sermón sobre
"El estado perdido de los paganos",
resolvió entregarse a la vida misionera. Al conocer la
vida abnegada del misionero Guillermo Carey, dedicaba a su
gran obra en la India, se sintió guiado a trabajar en el
mismo país.

El deseo de llevar el mensaje de
salvación a los pueblos que no conocían a Cristo,
se convirtió en un fuego inextinguible en su alma
después que leyó la biografía de David
Brainerd, quien murió siendo aún muy joven, a la
edad de veintinueve años.  Brainerd consumió
toda su vida en el servicio del amor intenso que profesaba a los
pieles rojas de la América del Norte.  Enrique
Martín se dio cuenta de que, como David Brainerd,
él también disponía de poco tiempo de vida
para llevar a cabo su obra, y se encendió en él la
misma pasión de gastarse enteramente por Cristo en el
breve espacio de tiempo que le restaba.  Sus sermones no
consistían en palabras de sabiduría humana, sino
que siempre se dirigía a la gente, como "un moribundo,
predicando a los moribundos".

A Enrique Martyn se le presentó un
gran problema cuando la madre de su novia, Lidia Grenfel, no
consentía en el casamiento porque él deseaba llevar
a su esposa al extranjero.  Enrique amaba a Lidia y su mayor
deseo terrenal era establecer un hogar y trabajar junto con ella
en la mies del Señor.  Acerca de esto él
escribió en su diario lo siguiente: "Estuve orando
durante hora y media, luchando contra lo que me ataba…Cada vez
que estaba a punto de ganar la victoria, mi corazón
regresaba a su ídolo y, finalmente, me acosté
sintiendo una gran pena."  

Entonces se acordó de David
Brainerd, el cual se negaba a si mismo todas la comodidades de la
civilización, caminaba grandes distancias solo en la
floresta, pasaba días sin comer, y después de
esforzarse así durante cinco años volvió,
tuberculoso, para fallecer en los brazos de su novia, Jerusha,
hija de Jonatán Edwards.

Por fin que Enrique Martyn también
ganó la victoria, obedeciendo al llamado a sacrificarse
por la salvación de los perdidos.  Al embarcarse, en
1805, para la India, escribió: "Si vivo o muero, que
Cristo sea glorificado por la cosecha de multitudes para
EL"   

Partes: 1, 2

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