Qué es
FARMS
(The Foundation for Ancient Research and
Mormon Studies) (Grupo Dotado para Investigaciones
de Antigüedades y Estudios Mormones)
FARMS situado en La Universidad de Brigham Young, con el
propósito de investigación y publicación, sin
fines de lucros. La organización fomenta y apoya
investigaciones doctos del Libro de Mormón, la Biblia, y
otras escrituras antiguas junto con sus temas relacionadas.
Publica los resultados de estas y otras investigaciones para
estudiantes y el publico en general. También apoya los
esfuerzos de preservar electrónicamente documentos
religiosos antiguos, a través de su subsidiario, el Centro
para la Preservación de Textos Religiosos Antiguos
(CPART).
Se estableció en 1979, con intereses principales de
investigar las escrituras incluye; la historia antigua, los
idiomas, la literatura, la cultura, la geografía, la
política, la religión, y las leyes. Aunque
investigaciones de tales temas es de importancia segundero,
cuando se compara con los mensajes espirituales y eternos de las
escrituras. Investigaciones sólidas y perspectivas
académicas pueden proveer cierto tipo de información
útil. Esto sucede, aunque sea solamente tentativa, en cuanto
a muchas preguntas significantes e interesantes, de los
antecedentes antiguos, los orígenes, la composición y
el sentido de las escrituras.
En cuanto a sus investigaciones El Grupo trabaja, con el
fin de hacer reportes interinos y finales disponibles a todos, y
hacerlo con rapidez y economía. Esto como un servicio a los
maestros y estudiantes de las escrituras, y los resultados son
distribuidos en formatos para ambos lectores. Se espera que esta
información será de ayuda, para toda la gente
interesada, en comprender y tomar más en serio las
escrituras antiguas.
"Tanto por el estudio como por la
fe."
Desde que se fundó, FARMS ha usado este pasaje de
Doctrina y Convenios 88:118 con su lema. El lema es para que
todos los que estén asociados con FARMS, se acuerdan que su
meta es de estudios fidedignos — La combinación de estudio
y fe.
El trabajo del Grupo se apoya en la premisa que el Libro
de Mormón y otras escrituras fueron escritos por profetas de
Dios. Creer en esta premisa, la divinidad de la escritura, es un
asunto de la fe. Verdades religiosos requieren comprobación
divina(testimonio) para establecer la fe del creyente. Mientras
que las investigaciones escolásticas no pueden reemplazar
ese testimonio, tales estudios si pueden reforzar y alentar
testimonios individuales. Esto se hace a través de fomentar
entendimiento y aprecio de la escrituras, ayudando a otros a
"venir a Cristo" (Jacob 1:7). FARMS defina su labor como el de
apoyar "estudios fidedignos" en cuanto a escrituras antiguas y
temas relacionados. Es decir, anima y apoya el trabajo de
investigadores y otros quienes hacen sus trabajos, abrazando y
adhiriendo se a las tenencias y enseñanzas de la Iglesia de
Jesucristo de Los Santos de Los Ultimos Días. Al mismo
tiempo FARMS está cometido a proyectos y a publicar trabajos
que están cuidadosamente revisados por peritos y que se
conforman a las más altas normas de estudios.
El Libro de Mormón: Otro
testamento de Jesucristo
por John A. Tvedtnes1
Uno de los libros más populares del
mundo, después de la Biblia, es el Libro de
Mormón. Desde que saliera a la luz, por vez primera,
en 1830, se han publicado unos 78 millones de
ejemplares en 94 idiomas; tan sólo en 1997 se distribuyeron
más de cuatro millones de ejemplares.
La historia del Libro de Mormón comenzó en la
primavera de 1820, cuando un muchacho estadounidense de catorce
años llamado José Smith fue a orar a un bosque que se
encontraba cerca de la granja de su familia, en el estado de
Nueva York, en Estados Unidos. Él explicó cómo
Dios el Padre y su hijo Jesucristo se le aparecieron y dieron
respuesta a las preguntas que tenía en lo tocante al tema de
la religión. Este fue el principio de su llamamiento como
profeta contemporáneo.
Tres años después, se encontraba de nuevo
orando cuando recibió la visita de un ángel que le dijo
que se llamaba Moroni. "Dijo que se hallaba depositado un libro,"
escribió José Smith más adelante, "escrito sobre
planchas de oro, el cual daba una relación de los antiguos
habitantes de este continente [americano], así como del
origen de su procedencia. También declaró que en
él se encontraba la plenitud del evangelio eterno el cual el
Salvador lo había comunicado a los antiguos habitantes.
(José Smith- Historia 1:34)
Se le dijo que las planchas de oro estaban escritas en
egipcio reformado y que las habían escondido y enterrado en
la ladera de una colina que se encontraba cerca del hogar de
José, en una caja cuadrada de piedra cubierta por otra
piedra redonda más grande. Con el registro se encontraba un
antiguo pectoral que contenía dos piedras llamadas Urim y
Tumim, que el Señor había preparado para ayudar a
José Smith a traducir el antiguo registro. (En la época
de la Biblia, los israelitas recibían revelación de
Dios mediante el Urim y el Tumim, que el sumo sacerdote llevaba
sujetos a un pectoral; cf. Éxodo 28:30. Números
27:21).
Los escritos que se encontraban en las planchas de oro
narraban la historia de un antiguo profeta israelita llamado
Lehi, que vivió en Jerusalén seiscientos años
antes de Cristo. Dios avisó a Lehi de que se aproximaba la
destrucción de la ciudad a manos de los babilonios y le dijo
que se marchara con su familia y algunos amigos.
Vivieron en tierras deshabitadas por las que viajaron
durante ocho años. Cuando llegaron al mar, probablemente en
la costa sur de la Península Arábica, el Señor les
mandó que construyeran un barco en el cual navegaron hasta
las Américas. La mayor parte de los estudiosos que aceptan
el Libro de Mormón creen que ellos y sus descendientes
habitaron principalmente en lo que actualmente es el sur de
México y Guatemala.
Una vez en el Nuevo Mundo, este grupo no tardó
mucho en dividirse en dos naciones: una de ellas se llamó
nefita, en honor del nombre de Nefi, uno de los hijos de
Lehi; la otra se denominó lamanita, por ser
seguidores de Lamán, hermano de Nefi. Durante los siglos
posteriores se produjeron muchas disputas entre ambas naciones.
La mayor parte del tiempo los nefitas fueron justos y escucharon
a una serie de profetas que predijeron la venida de
Cristo y que explicaron detalladamente la Expiación que
Él llevaría a cabo. Durante la mayor parte de su
historia, los lamanitas no creyeron en Cristo, mientras que los
nefitas guardaron por escrito su historia y sus creencias
religiosas. El Libro de Mormón contiene un compendio de
dichos escritos. Es debido a sus comentarios doctrinales acerca
de la Expiación de Jesucristo por lo que se dice que el
Libro de Mormón contiene "la plenitud del evangelio"
(José Smith- Historia 1:34; Doctrina y Convenios 20:9; 27:5;
42:12; 135:3).
De las muchas historias de las que habla el Libro de
Mormón, la más importante trata de cómo Cristo se
apareció a su pueblo del continente americano después
de su resurrección y ascensión a los cielos. Les
enseñó los mismos principios que había
enseñado a sus discípulos judíos del Viejo Mundo y
organizó la iglesia entre ellos, eligiendo a doce
discípulos, los cuales, según Él dijo, iban a ser
juzgados, en los últimos días, por los doce
apóstoles que Él había elegido durante su
ministerio mortal en Tierra Santa. Aún antes de volver a su
Padre, Jesús continuó revelando sus deseos a los
discípulos nefitas. A su visita le siguió una era de
paz durante la cual nefitas y lamanitas vivieron unos doscientos
años como un solo pueblo.
Finalmente, la paz se vio quebrantada por el pecado y
antes del cuarto siglo después de Cristo, volvieron a
producirse nuevas guerras entre las dos naciones. Sabiendo que su
pueblo iba a ser destruido pronto por los lamanitas, un profeta
nefita llamado Mormón preparó un compendio de los
anales sagrados de su pueblo y los dejó en las manos de su
hijo Moroni para que los enterrara en un lugar donde Dios los
preservaría hasta que otro profeta fuera llamado para
traducirlos. Este era el mismo Moroni que, como ángel de
Dios, se le apareció a José Smith 1.400 años
después.
Los profetas que guardaron los anales que luego se
convertirían en el Libro de Mormón testificaban de
Cristo tanto antes como después de su venida. El primero de
ellos, Nefi, escribió: "Y ahora bien, mis amados hermanos, y
también vosotros los judíos y todos los extremos de la
tierra, escuchad estas palabras y creed en Cristo; y si no
creéis estas palabras, creed en Cristo. Y si creéis en
Cristo, creeréis en estas palabras, porque son las palabras
de Cristo, y él me las ha dado, y enseñan a todos los
hombres que deben hacer lo bueno" (2 Nefi 33:10). Cien años
después, en su prefacio, Mormón escribió que el
propósito de este libro era "convencer al judío y al
gentil de que Jesús es el Cristo, el eterno Dios, que se
manifiesta a sí mismo a todas las naciones." Por esta
razón en 1987, se le dio al Libro de Mormón el
subtítulo de "Otro Testamento de Jesucristo."
Las planchas de las que se tradujo el Libro de
Mormón fueron devueltas al ángel antes de que se
publicara la traducción en inglés. Pero varias personas
más las vieron y las tocaron. Entre estas personas hubo tres
testigos, Oliverio Cowdery, David Whitmer y Martín Harris,
que dieron testimonio de que el ángel Moroni les había
enseñado las planchas y el pectoral con el Urim y el Tumim;
testificaron que el ángel había pasado las hojas una a
una para que pudieran ver los grabados que había en ellas;
también declararon que habían oído la voz de Dios,
proveniente del cielo, que les dijo que la traducción del
registro era correcta. En otra ocasión, José Smith
llevó a un grupo de otros ocho hombres al bosque, donde les
enseñó las planchas y les permitió cogerlas y
pasar las páginas. Todos estos hombres hicieron un relato
escrito de sus experiencias, que aparece al comienzo del Libro de
Mormón. Aunque, más tarde, algunos de ellos se alejaron
de José Smith y ya no le apoyaron más, nunca negaron su
testimonio, y muchos de ellos continuaron reafirmándolo
hasta su muerte.
Durante el transcurso de la traducción del Libro de
Mormón, José Smith y su escriba, Oliverio Cowdery,
oraron en cuanto a algunas de las cosas que encontraron en el
texto, como por ejemplo la necesidad de un bautismo realizado por
la autoridad apropiada del sacerdocio. A José se le
había dicho, en su visión de 1820, que esta autoridad
se había perdido en la tierra, pero que sería
restaurada en un futuro próximo. El 15 de Mayo de 1829,
cuando estaban orando en el bosque, al lado del río
Susquehanna, cerca de Harmony, Pennsylvania, José y Oliverio
recibieron la visita de Juan el Bautista, ahora resucitado, quien
había bautizado a Cristo unos dieciocho siglos antes. Juan
puso sus manos sobre sus cabezas y les ordenó al Sacerdocio
Aarónico, confiriéndoles así autoridad para
bautizar. En el transcurso de algunas semanas después de
este suceso, tres apóstoles de la antigüedad, Pedro,
Santiago y Juan, vinieron y ordenaron a los jóvenes al
Sacerdocio de Melquisedec, lo que les daba autoridad para imponer
las manos y otorgar el don del Espíritu Santo, así como
para volver a organizar la Iglesia de la
antigüedad.
El seis de abril de 1830, se organizó oficialmente
la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días en Fayette, Nueva York, reconociéndose a José
Smith como profeta de Dios. Durante los años siguientes la
iglesia creció y se restauraron varios oficios del
sacerdocio; entre éstos se incluían los de
apóstol, setenta, patriarca, obispo, élder,
presbítero, maestro y diácono, todos los cuales se
conocían en la antigua Iglesia Cristiana.
A partir de este pequeño comienzo, la Iglesia ha
crecido hasta tener más de diez millones de miembros en
más de 200 países. Casi la mitad de ellos se encuentran
en América Latina y en las naciones que bordean al
Océano Pacífico. Una cuarta parte de los miembros de la
Iglesia son de habla hispana y se espera que, con el rápido
crecimiento en la América Latina, el español
llegará a ser algún día la lengua fundamental de
la Iglesia. El portugués, el tercer idioma más
utilizado entre los Santos de los Últimos Días,
sólo se habla por uno de cada diecisiete
miembros.
Frecuentemente a los miembros de la Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se les
llama incorrectamente "mormones" porque creen en el Libro de
Mormón; pero son seguidores de Jesucristo, no de Mormón
que fue un siervo de Cristo. Aceptan tanto la Biblia como el
Libro de Mormón, pero también creen en la
revelación moderna. El octavo artículo de fe de la
iglesia declara: "Creemos que la Biblia es la palabra de Dios
hasta donde este traducida correctamente: también creemos
que el Libro de Mormón es la palabra de Dios." El noveno
artículo declara: "Creemos todo lo que Dios ha revelado,
todo lo que actualmente revela y creemos que aún
revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes
al reino de Dios."
Durante los próximos meses, examinaremos algunos de
los contenidos del Libro de Mormón y los compararemos con lo
que se conoce de la Biblia y con los descubrimientos
históricos y arqueológicos que se han producido desde
la época de José Smith. Comenzaremos viendo cómo
el Libro de Mormón nos ayuda a entender la Biblia como
registro histórico y como la palabra de Dios. Después
de esto, estudiaremos el origen del Libro de Mormón, que
compararemos con el de otros documentos antiguos que han sido
descubiertos a lo largo del último siglo, como es el caso de
los rollos de pergamino del Mar Muerto. Después examinaremos
varios aspectos de las investigaciones actuales que se están
haciendo sobre el Libro de Mormón, incluyendo sus
orígenes lingüísticos y su relación con el
antiguo Israel.
El Libro de Mormón nos ayuda
a entender la Biblia
por John A. Tvedtnes
Uno de los propósitos del Libro de Mormón es
prestar apoyo a la Biblia. Unos cuatro siglos después de la
visita de Jesucristo a los nefitas en el Nuevo Mundo, Mormón
escribió: "Porque he aquí, se escriben éstos
[estos anales, es decir, el Libro de Mormón] con el fin de
que creáis en aquéllos [aquellos anales, es decir, la
Biblia]; y si creéis en aquéllos, también
creeréis en éstos […]" (Mormón 7: 9).
En el presente artículo examinaremos
algunas de las formas en que el Libro de Mormón
nos ayuda a entender la Biblia.
Jesús es el Hijo de
Dios
La primera forma en que el Libro de Mormón apoya a
la Biblia es testificando que la declaración que se halla en
la misma de que Jesús es el Hijo de Dios y el Salvador del
mundo es correcta. Nefi, quien había llegado de
Jerusalén a las Américas seis siglos antes de Cristo,
escribió que "según las palabras de los profetas, el
Mesías viene seiscientos años a partir de la
ocasión en que mi padre salió de Jerusalén; y
según las palabras de los profetas, y también la
palabra del ángel de Dios, su nombre será Jesucristo,
el Hijo de Dios" (2 Nefi 25: 19). Más de cuatro siglos
después, uno de los descendientes de Nefi, un rey llamado
Benjamín, profetizó en cuanto a la venida del Salvador:
"Y se llamará Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre del
cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el
principio; y su madre se llamará María" (Mosíah
3: 8). Alma, un profeta de la siguiente
generación, también declaró que "el Hijo de Dios
viene sobre la faz de la tierra. Y he aquí, nacerá de
María, en Jerusalén, que es la tierra de nuestros
antepasados, y siendo ella virgen, un vaso precioso y escogido, a
quien se hará sombra y concebirá por el poder del
Espíritu Santo, dará a luz un hijo, sí, aun el
Hijo de Dios" (Alma 7: 9-10). Cuatro siglos después que
Cristo viniera a enseñar a los nefitas, Mormón
escribió: "Sabed que debéis llegar al conocimiento de
vuestros padres, y a arrepentiros de todos vuestros pecados e
iniquidades, y creer en Jesucristo, que él es el Hijo de
Dios" (Mormón 7: 5).
El Libro de Mormón deja claro que la profecía
del siervo de Dios, que se encuentra en Isaías 53, se
refiere a Jesucristo (ver Mosíah 14-15). También nos
dice que cuando Abraham fue "obediente a los mandamientos de Dios
al ofrecer a su hijo Isaac", esto era "una semejanza de Dios y de
su Hijo Unigénito" (Jacob 4: 5).
Profetas que no se mencionan en la
Biblia
El profeta Helamán, del Libro de Mormón,
escribió que "todos los santos profetas" de los tiempos
antiguos habían testificado que Cristo vendría
(Helamán 8: 16). Menciona a los profetas bíblicos
Abraham, Moisés, Isaías y Jeremías, y también
a otros profetas llamados Zenós, Zenoc, Neum (Helamán
8: 17-20). Hay varios pasajes en la Biblia que mencionan a
profetas cuyos escritos se perdieron en la antigüedad
(1
Crónicas 29: 29; 2 Crónicas 9: 29; 12: 15; 13:
22; 20: 34; 26: 22; 33: 18-19). Gracias al Libro de Mormón,
sabemos que hubo otros profetas cuyos escritos ya no existen.
Esto concuerda con lo que dicen algunos de los primeros Padres de
la Iglesia de los primeros siglos después de Cristo, tales
como Eusebio, Agustín, Irineo, Clemente de
Alejandría y Justino Mártir, quienes a veces
citaron libros proféticos que ya no aparecen en nuestra
Biblia moderna.
Las "otras ovejas" de
Jesús
Mientras se encontraba en Jerusalén, Jesús
dijo a sus discípulos: "Yo soy el buen pastor, y conozco a
mis ovejas, y las mías me conocen" (Juan 10: 14). Asimismo
declaró: "También tengo otras ovejas que no son de este
redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi
voz; y habrá un rebaño, y un pastor" (Juan 10: 16). El
Libro de Mormón nos informa que estas otras ovejas fueron
los nefitas, cuyos antepasados habían llegado de
Jerusalén seiscientos años antes de Cristo. Cuando se
apareció a los nefitas tras su resurrección, Jesús
les dijo: "Y de cierto os digo que vosotros sois aquellos de
quienes dije: Tengo otras ovejas que no son de este redil;
aquéllas también debo yo traer, y oirán mi voz; y
habrá un rebaño y un pastor" (3 Nefi 15:
21).
El Sermón del monte
Uno de los sermones más conocidos de Cristo, el
Sermón del monte, se encuentra en Mateo, capítulos 5-7.
Según el Libro de Mormón, dio este mismo mensaje a los
nefitas en el Nuevo Mundo, si bien con unos pocos cambios (ver 3
Nefi, capítulos 12-14). Estos cambios nos
proporcionan una mejor comprensión del significado de sus
enseñanzas. Uno de ellos se encuentra en las
bienaventuranzas. En Mateo 5: 6, Cristo dice a sus
discípulos: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia, porque ellos serán saciados". La versión del
Libro de Mormón dice: "porque ellos serán llenos del
Espíritu Santo".
Tras efectuar algunas advertencias sobre
las tentaciones sexuales en Mateo 5: 27-28, los
versículos 29-30 contienen unas declaraciones
enigmáticas, según las que uno debe 'sacarse el ojo
derecho' o 'cortarse la mano derecha' si le son ocasión de
caer. Estas expresiones pueden haber sido idiomáticas o
simbólicas y así haber tenido un sentido
específico para los que escuchaban a Jesús, pero no son
fácilmente inteligibles hoy en día. De manera similar,
estas expresiones probablemente no habrían tenido mucho
significado para los nefitas que vivían al otro lado del
mundo. En el Libro de Mormón, Cristo dijo algo diferente:
"He aquí, os doy el mandamiento de que no permitáis que
ninguna de estas cosas [tentaciones] entre en vuestro
corazón, porque mejor es que os privéis de estas cosas,
tomando así vuestra cruz, que ser arrojados en el infierno"
(3 Nefi 12: 29-30). Así, aprendemos que Cristo estaba
enseñando que deberíamos resistir las malas
tentaciones.
En Mateo 6: 25-34, Cristo manifiesta no estar preocupado
por qué comer, qué vestir o dónde cobijarse.
Éste es un consejo extraño para las madres y padres que
tienen que cuidar no sólo de sí mismos, sino
también de sus hijos. ¿Quería realmente el
Salvador decir que no debemos salir a buscar trabajo y procurar
por las necesidades de la vida? De nuevo, el Libro de Mormón
clarifica esta situación al explicar que Jesús
dirigió estas palabras en específico a un grupo selecto
de doce discípulos, a quienes iba a enviar a predicar el
evangelio (ver 3 Nefi 13: 25-54). A la luz de esto, es probable
que las palabras del capítulo 6 de Mateo estuvieran
sólo dirigidas a los doce apóstoles, no a todos los
seguidores de Cristo. Era mientras viajaban al servicio de Dios
cuando los doce no debían preocuparse por los asuntos
mundanos, sino por edificar el reino de Dios1.
Textos de Isaías
El Libro de Mormón contiene casi 500
versículos citados del profeta bíblico Isaías.
Unos 70 de éstos son paráfrasis; del resto, la mitad
coincide con el texto bíblico y la otra mitad contiene
variantes. Mientras que algunas de estas diferencias son
insignificantes, hay 234 que mejoran nuestra comprensión de
la Biblia. Muchas de éstas encuentran apoyo en diversos
manuscritos hebreos de la Biblia (incluyendo los Rollos del Mar
Muerto) o en traducciones muy tempranas de la misma, como es el
caso de la Septuaginta, que es una versión en griego del
Antiguo Testamento elaborada en el siglo II antes de
Cristo.
Por ejemplo, Isaías 2: 16 contiene las palabras "y
sobre todas las naves de Tarsis", mientras que el Libro de
Mormón, al citar este pasaje, dice "y sobre todos los barcos
del mar, y sobre toda nave de Tarsis" (2 Nefi 12: 16). La
porción adicional no se encuentra en el texto hebreo de
Isaías. Pero en la Septuaginta leemos: "y sobre todo barco
del mar" en vez de "y sobre todas las naves de Tarsis". El Libro
de Mormón preserva la lectura tanto del texto hebreo como
del griego, lo que sugiere que el hebreo podría haber
perdido una porción mientras que el griego habría
perdido la otra. Las dos juntas forman un paralelismo, figura
poética que abunda en la Biblia y, de forma muy especial, en
los escritos del profeta Isaías.
Cuando en 2 Nefi 23: 22 se cita Isaías 12: 22,
añade la siguiente frase al final del versículo: "Pues
la destruiré prestamente; sí, porque tendré
compasión de mi pueblo, mas los impíos perecerán".
Las diferentes versiones prestan parcialmente apoyo a la
adición del Libro de Mormón. La Septuaginta añade
"será hecho rápidamente, y no con retraso", mientras
que uno de los Rollos del Mar Muerto (1QIsa) añade "más
(todavía, aún)". Es posible que esta pérdida en el
texto hebreo común se produjera debido a un proceso que se
conoce como haplografía. El trozo que se añade en el
pasaje del Libro de Mormón probablemente comenzaba con la
palabra hebrea KY, "pues", que casualmente es la palabra con la
que se inicia el siguiente versículo (Isaías 14: 1 =
2 Nefi 24: 1). Es evidente que alguno de los
primeros copistas del texto en hebreo saltó inadvertidamente
con la vista de la primera aparición de esta palabra a la
segunda, omitiendo así todo el pasaje, que sí se
mantuvo en la versión del Libro de Mormón. Además,
Isaías 14: 1 no constituye una continuación lógica
de Isaías 13: 22, a no ser que intervenga el trozo
añadido por el Libro de Mormón, que introduce el tema
de la misericordia de Dios hacia Israel.
Hay otros muchos ejemplos de variantes de este tipo en
el texto de Isaías que se clarifican por medio de las citas
de Isaías del Libro de Mormón, pero éstos
serán suficientes para demostrar que a veces se puede usar
un texto antiguo de escritura para ayudar a comprender otro
texto2.
Leyes mayores y menores
El apóstol Pablo escribió a los Gálatas:
"Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a
causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a
quien fue hecha la promesa" (Gálatas 3: 19). Esto sugiere
que la ley de Moisés fue superpuesta por encima de algo
distinto que los israelitas habían recibido de Dios,
probablemente algo que era parte de una ley mayor. Debido a que
los diez mandamientos se citan con autoridad como la palabra de
Dios en el Antiguo y el Nuevo Testamento, así como en el
Libro de Mormón, deben ser parte de la ley mayor que
permaneció incluso bajo el convenio hecho en
Sinaí. Por tanto, no constituirían parte del "acta de
los decretos", que, como dijo Pablo, Cristo quitó "de en
medio […] clavándola en la cruz" (Colosenses
2: 14).
Cristo dijo a los nefitas: "en mí se ha cumplido la
ley de Moisés" (3 Nefi 9: 17; véase también 3 Nefi
12: 18-19, 46; 15: 4-5, 8). Pero, al parecer, estaba sugiriendo
que sólo se había cumplido la parte menor de dicha ley
cuando dijo: "He aquí, tenéis los mandamientos ante
vosotros, y la ley se ha cumplido" (3 Nefi 12: 19). El profeta
Abinadí, del Libro de Mormón, si bien señaló
que la salvación no viene por la ley de Moisés, no
obstante, indicó que era importante guardar los mandamientos
que eran parte de dicha ley (Mosíah 12: 31-33; 13: 27-30;
ver también Alma 25: 16).
Para entender esta cuestión, debemos señalar
que la ley de Moisés comprendía tres divisiones: los
mandamientos (que a veces se denominaban "ley" o "testimonios"),
los estatutos (que a veces se denominaban "ordenanzas"), y los
juicios3. Estas mismas tres divisiones de la ley aparecen en el
Libro de Mormón, donde en ocasiones se utiliza la palabra
"prácticas" por "juicios"4. Gracias a algunos pasajes del Libro de
Mormón (Alma 30:3; 2 Nefi 25: 24-25, 30; 4 Nefi 1:12),
sabemos que eran los estatutos y juicios (u ordenanzas y
prácticas) los que iban a ser eliminados con Cristo,
mientras que los mandamientos permanecerían como parte de la
ley mayor que Cristo reveló durante su ministerio. Así,
el Libro de Mormón explica qué parte de la ley de
Moisés es la que se añadió, como dice Pablo, a
causa de que los israelitas pecaron.
Conclusiones
A partir de las cuestiones que hemos tratado, puede
verse que el Libro de Mormón presta apoyo a la Biblia y nos
ayuda a entender algunos pasajes difíciles de ésta.
Debido a la brevedad de este artículo, sólo hemos
podido prestar atención a unos pocos de dichos
pasajes.
El Libro de Mormón también señala que la
Biblia no es el único volumen de escrituras inspirado por
Dios. A través del profeta Nefi, el Señor nos
habló en estos últimos días: "Así que no por
tener una Biblia, debéis suponer que contiene todas mis
palabras; ni tampoco debéis suponer que no he hecho escribir
otras más" (2 Nefi 29: 10). El Libro de
Mormón es uno de los otros libros que Dios nos ha dado para
ayudarnos a entender su voluntad.
El Lenguaje del Libro de
Mormón
por John A. Tvedtnes
Moroni, el último de los profetas que se hizo cargo
del documento que conocemos como el Libro de Mormón,
escribió: "hemos escrito estos anales según nuestro
conocimiento, en los caracteres que entre nosotros se llaman
egipcio reformado; y los hemos transmitido y alterado conforme a
nuestra manera de hablar. Y si nuestras planchas hubiesen sido
suficientemente amplias, habríamos escrito en hebreo; pero
también hemos alterado el hebreo" (Mormón 9:
32-33).
Esto sugiere que, aunque los nefitas emplearon
caracteres egipcios, el hebreo siguió siendo su lengua
nativa mil años después de que sus antepasados hubieran
salido de Jerusalén para asentarse en el Nuevo Mundo. En el
artículo anterior, sugerí que probablemente escribieron
un texto hebreo haciendo uso de caracteres egipcios, y
mostré ejemplos de tales textos procedentes del antiguo
Cercano Oriente. Siendo así, no nos debería
extrañar que se encontraran indicios del original en hebreo
en la traducción al inglés del Libro de Mormón.
Uno de tales indicios se advierte en el uso de consonantes en los
nombre del Libro de Mormón, las cuales coinciden con las
usadas en hebreo1.
Modismos hebreos
Algunas expresiones de las que se utilizan en el Libro
de Mormón deben de haber parecido extrañas cuando se
publicó en 1830, porque no están en buen inglés.
Sin embargo, son expresiones válidas en hebreo, lo que nos
da una idea de la lengua a partir de la cual tradujo José
Smith.
Un ejemplo es lo que se denomina el "estado de
construcción", en el que encontramos dos nombres hebreos,
uno tras otro, con una estrecha relación gramatical. Por
ejemplo, en inglés, se dice stone altar (lit.
piedra altar, 'altar de piedra'), si bien en hebreo
sería "altar piedra". Pero para poder reflejar, de manera
correcta, la relación entre los dos nombres hebreos, es
necesario decir "altar de piedra", aunque la palabra "de" no
existe en el hebreo bíblico. Cuando el Libro de Mormón
utiliza expresiones tales como plates of brass (lit.
planchas de bronce) en vez de brass plates
(lit. bronce planchas, 'planchas de bronce'), y mist
of darkness (lit. niebla de oscuridad) en vez de
dark mist (lit. oscura niebla), no hace sino
reflejar el orden de palabras hebreo.
El acusativo cognato es un modismo hebreo en el que un
verbo va acompañado de un objeto directo (acusativo) que se
deriva de la misma raíz que el verbo. Algunos ejemplos del
Libro de Mormón son: I dreamed a dream (lit.
soñé un sueño), cursed with a sore
cursing (lit. maldecidos con una grave
maldición) (en vez de cursed sorely, lit.
gravemente maldecidos), work all manner of fine
work (lit. trabajaran toda clase de finos trabajos)
(en vez de work well, lit. trabajaran bien), y
judge righteous judgment (lit. juzgasen juicios
justos) (en vez de judge righteously, lit.
juzgasen justamente). Las expresiones de este tipo son
redundantes en inglés, pero necesarias en hebreo.
Palabras con significado
hebreo
Algunas de las palabras que se emplean en la
traducción al inglés del Libro de Mormón reflejan
un significado hebreo. Por ejemplo, Alma 49: 22 habla de "las
piedras y flechas que les arrojaron". Mientras que el
verbo "arrojar" tiene sentido en el caso de las piedras, para las
flechas se utilizaría el verbo "lanzar". De hecho, el verbo
hebreo yrh, que significa "arrojar" (por ej. piedras,
como en Números 21: 30; Job 38: 6), también significa
"lanzar" cuando se trata de flechas (ej. Éxodo 19: 13; 1
Samuel 20: 11; 20; 36-37; 2 Reyes 13: 17; 19:
32).
En 1 Nefi 1: 6, leemos que mientras Lehi "estaba orando
al Señor, apareció una columna de fuego y
habitó [dwelt] sobre una roca ante
él". El término inglés dwelt normalmente
implica mucho tiempo, por lo que habría sido mejor usar
sat (lit. 'se sentó') o rested (lit.
'descansó'). Es significativo que el verbo hebreo
ysb tiene ambos significados, "morar/habitar" y
"sentarse". Por ejemplo, los hijos de Jacob "se sentaron a comer"
(Génesis 37: 25), pero "Israel habitó en aquella
tierra" (Génesis 35: 22). En ambos pasajes se usa el mismo
verbo.
En Alma 13: 18, leemos que Melquisedec "era rey de
Salem; y reinó bajo su padre". Para una mente
inglesa, esto implicaría que Melquisedec gobernaba a la vez
que su padre mientras éste todavía vivía. Pero no
ocurre así en hebreo, en el que la palabra que significa
"debajo" también quiere decir "en lugar de", como en
Génesis 4: 25, donde Dios da a Eva otro hijo "en lugar de
Abel, a quien Caín mató", o en Génesis 22:
13, donde Dios proporcionó a Abraham un carnero para
sacrificarlo "en el lugar de su hijo" Isaac. En varios pasajes,
se usa esta palabra para referirse a alguien que sirvió como
rey en sustitución de su predecesor (1 Reyes 3: 7; 2 Reyes
14: 21; Jeremías 22: 11; 37: 1), igual que
sucede en el pasaje del Libro de Mormón.
El primero de los que escribió el Libro de
Mormón, Nefi, cuenta cómo obtuvo un documento, escrito
sobre planchas de bronce, de una "tesorería" de
Jerusalén (1 Nefi 4: 20, 24). Para el lector
moderno, puede parecer extraño que se guardasen libros en
una tesorería en vez de una biblioteca. Parecería
más lógico guardar los libros en una biblioteca que en
una tesorería. Sin embargo, los pueblos antiguos guardaban
con frecuencia documentos en las tesorerías. Un solo pasaje
bíblico, Ezra 5: 17-6:2, habla de una "casa del tesoro" que
contenía documentos escritos. La palabra que se usa en
arameo para "tesoro" en este pasaje es ginzayyâ, de
la raíz que significa "guardar, ocultar" tanto en hebreo
como en arameo. De la misma raíz es el término hebreo
mishnaico gnîzah, que designa un depósito para
rollos de sinagoga deteriorados, y gannaz, "archivero" o
encargado de registros. La práctica de depositar rollos
deteriorados en la tesorería de una sinagoga continúa
en el judaísmo hasta hoy. Algunos pueblos antiguos,
incluidos los griegos, guardaban documentos en sus
tesorerías.
En el capítulo quinto de su libro, Jacob, hermano
de Nefi, narra una parábola sobre un olivo plantado en un
"viñedo". Lo más lógico sería que un olivo
estuviera en un huerto y las vides en un viñedo. Pero de
nuevo encontramos referencias antiguas según las que se
plantaban árboles en los viñedos. El rey israelita Ahab
le pidió a Naboth: "Dame tu viñedo, que yo lo pueda
tener como jardín de hierbas (verduras)" (1
Reyes 21: 2). De manera similar, en los Cantares de
Salomón 8: 11-13, el viñedo se considera como un
jardín. Un capítulo antes, leemos que las granadas
crecían en el viñedo junto con las uvas (Cantares 7:
12). En Lucas 13: 6-9, se habla de una higuera plantada en un
viñedo. En la Mishnah judía (Zeraim 4: 1-8:1),
leemos que los rabíes de hace dos mil años
discutían sobre qué otras cosas se podían cultivar
en un viñedo sin quebrantar la ley mosaica
sobre las diversas especies. La mayoría pensaba que en un
viñedo se podían plantar verduras, granos, y flores,
con tal que hubiera suficiente espacio entre las varias especies.
También trataban la cuestión de si se debían
dedicar más cuidados a las vides que a los árboles,
fueran frutales o no; a este respecto, mencionan tanto el olivo
como la higuera (Zeraim 4: 1-8:1). La palabra que se
usaba en egipcio antiguo para "viñedo" también
significa "jardín", que unas veces se escribe con el
determinante ideográfico de vid y otras con el de
árbol. El escriba egipcio Any menciona doce vides que
él plantó en su jardín, junto con 100 higueras,
170 datileras, y otras plantas.
Juegos de palabras
hebreos
En ocasiones, hay pasajes del Libro de Mormón que
tienen más sentido cuando nos damos cuenta de que en hebreo
habría en ellos juegos de palabras. Uno de los más
conocidos se encuentra en la historia de unos conversos
lamanitas, a quienes los nefitas permitieron habitar la tierra
llamada Jersón (ingl. Jershon). Este nombre, aunque
no se documenta en la Biblia, posee un auténtico origen
hebreo: la raíz yrs significa
'heredar', y el sufijo –ôn es un
toponímico2. Es teniendo esto en mente como debemos
interpretar las palabras de Alma 27: 22 ("y esta tierra de
Jersón es la que daremos a nuestros hermanos por
herencia"), Alma 27: 24 ("para que hereden la
tierra de Jersón"), y Alma 35: 14 ("tienen tierras
para su herencia en la tierra de
Jersón").
Encontramos otro juego de palabras en 1 Nefi 16: 34,
donde leemos "que murió Ismael, y fue enterrado en el lugar
llamado Nahom. Y sucedió que las hijas de Ismael se
lamentaron sobremanera a causa de la muerte de su
padre". El nombre Nahom deriva, como resulta evidente, de la
raíz hebrea nh.m, 'lamentarse,
consolar'.
Nombres del Libro de
Mormón
Algunos eruditos han investigado los nombres del Libro
de Mormón y han señalado que muchos de ellos poseen
etimología hebrea, incluso en los casos en que no aparecen
en la Biblia. Así, por ejemplo, el nombre de Zarahemla, la
capital nefita, procede del hebreo zerac-h.emlah,
'semilla/simiente de compasión'.
Ciertos nombres del Libro de Mormón hacen uso del
gentilicio hebreo, que denota origen étnico o
geográfico. En hebreo, –î es el sufijo
gentilicio en masculino singular. En el Libro de Mormón se
encuentra en nombres como Moroni ('moronita, de la tierra de
Morón'), Lamoni ('lamanita'), y Muloki ('mulekita'). Mulek
fue hijo de Sedequías, el último rey de Judá, por
lo que es muy significativo que su nombre se derive de la
raíz hebrea para "rey".
Hay unos pocos nombres en el Libro de Mormón, tales
como Nefi, Paanchi, y Pahorán, que son de origen egipcio, y
reflejan el hecho de que el libro se escribió originalmente
con caracteres egipcios.
Formas poéticas
hebreas
En el Libro de Mormón también se encuentran
estructuras poéticas hebreas. Las dos formas más
frecuentes son el paralelismo y el quiasmo. El paralelismo
consiste en la repetición de un verso, a menudo sustituyendo
elementos clave del mismo, mientras que el quiasmo (nombre que
procede de la letra xi, X) es un paralelismo invertido,
en el que el segundo verso se construye en orden
inverso en relación con el primero. Veamos unos ejemplos de
ambas estructuras, tomados de Isaías 2: 2-3:
El monte de la casa del
Señor
–será establecido en lo alto de
los montes,
–y será exaltado por encima de
las colinas;
–Y todas las naciones correrán a
él.
–Y muchas personas irán y
dirán, Venid, y subamos
–al monte del Señor,
–a la casa del Dios de
Jacob;
–y nos enseñará sus
caminos,
–y caminaremos por sus
senderos;
–porque de Sión saldrá la
ley,
–y la palabra del Señor de
Jerusalén.
Cada par de versos numerados contiene una
construcción paralela. Así, en a-a', "será
establecido" se corresponde con "será exaltado", y "lo alto
de los montes" con "por encima de las colinas". En b-b',
"naciones" se relaciona con "personas" y "correrán" con
"irán". En c-c', "monte del Señor" tiene como correlato
"casa de Dios". En d-d', "nos enseñará" está en
relación con "caminaremos" y "sus caminos" con "sus
senderos". Los versos e-e' constituyen estructuras
quiásticas; en ellos, "de Sión", al principio de e, se
corresponde con "de Jerusalén", al final de e', mientras que
"la ley", que está al término del verso e, se halla en
relación con "la palabra de Dios", que está al comienzo
de e'.
El Libro de Mormón hace uso de estas dos antiguas
formas poéticas y a veces sus quiasmos son bastante
complejos. Seguidamente reproducimos uno de los ejemplos más
sencillos de quiasmo, tomado del relato de la señal del
nacimiento de Cristo que se encuentra en 3 Nefi 1: 15:
–porque he aquí, a la puesta
del sol
–no hubo
obscuridad;
–y el pueblo comenzó a
asombrarse
–porque no hubo
obscuridad
–al caer la
noche.
En la época en que José Smith tradujo el Libro
de Mormón, apenas se acababa de descubrir la presencia de
quiasmos en la Biblia; de hecho, la mayoría de los eruditos
en cuestiones bíblicas la desconocían, y no digamos la
gente corriente. José Smith no sabía hebreo por aquel
entonces; no obstante, su traducción al inglés refleja
la estructura de la lengua hebrea. ¿Cómo es posible
esto? Mientras que los no creyentes podrían atribuirlo a una
mera coincidencia, los que aceptan la autenticidad del Libro de
Mormón como un texto israelita antiguo también aceptan
el testimonio, dado por José Smith, de que fue a través
de la inspiración divina como sacó a la luz el Libro de
Mormón para la gente de nuestra época.
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