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Bases teóricas de la evaluación



  1. Introducción
  2. Evolución del concepto de
    evaluación
  3. Concepto de
    evaluación
  4. Tipologías de la
    evaluación
  5. Preguntas que responden a la
    evaluación
  6. Conclusión

Introducción

La evaluación se ha ido transformando y de esta
manera ha ido incorporando nuevos elementos a su
definición, esta aparece por primera vez en el campo
laboral.

En el campo educativo se pretende medir el progreso de
los alumnos cuantificando lo aprendido y en la actualidad el
concepto de evaluación se maneja a nivel teórico y
la practica real de las aulas, no se enseña para aprobar
se enseña y se aprende para alcanzar una plena e integral
formación como persona

A su vez la forma como se evalúa a los
estudiantes, es de gran importancia puesto que depende del
resultado de la misma si verdaderamente en si se ha obtenido el
objetivo propuestos por los docentes y así detectar el
error de aprendizaje en el momento en que se produce, de manera
que surta efectos para la aclaración de determinadas
cuestiones no comprendidas adecuadamente y el alumno pueda
continuar avanzando en su formación sin rémoras por
conceptos mal adquiridos, procedimientos no utilizados o
actitudes negativas en el grupo o frente al trabajo.

Evolución del
concepto de evaluación

Los antecedentes de la evaluación están
relacionados al desarrollo del conocimiento
científico.

La evaluación educativa surgió antes que
las concepciones modernas de evaluación en las
organizaciones sociales. Desde siempre se ha evaluado no
sólo el aprendizaje, sino también los componentes
del sistema educativo y de la institución. Sin embargo, ha
cambiado la forma de poner este proceso en práctica, es
decir ha evolucionado.

Desde sus comienzos, la evaluación aparece
influida por su procedencia del campo empresarial. Por eso, al
igual que los empresarios miden cuantitativamente los resultados
de su producción, en el campo educativo se
pretendió medir el progreso del alumno cuantificando lo
aprendido. Ello hace que se equipare a "medida" y que durante
muchos años (demasiados, ya que en ocasiones llega hasta
nuestros días) lo que se intente al evaluar es medir la
cantidad de conocimientos dominados por los alumnos. Las cabezas
bien llenas a las que aludía Montaigne han resultado
objeto principal de la evaluación de
aprendizajes.

La aparición de los tests y las escalas graduadas
a principios del presente siglo, absolutamente cuantificadas y
automáticamente aplicables, contribuyeron a dar carta de
naturaleza a esta concepción evaluadora, Pedagogos
prestigiados y con una absoluta profesionalidad y
categoría educativa, adoptan durante largo tiempo este
concepto, aun intentando claramente que su incidencia no
resultara negativa para la formación de los niños o
jóvenes, ya que el examen como única prueba y el
número como expresión del resultado se prestan, sin
duda, a numerosas arbitrariedades y a faltas de rigor en su
aplicación; amparándose, además, en la
aparente objetividad del número para encubrir su
improcedente modo de valorar.

Concepto de
evaluación

Consiste en un proceso sistemático y riguroso de
obtención de datos, incorporado al proceso educativo desde
su comienzo, de manera que se posible disponer información
continua y significativa para conocer la situación, formar
juicios de valor con respecto a ella y tomar las decisiones
adecuadas para proseguir la actividad educativa,
mejorándola progresivamente.

Tipologías de
la evaluación

3.1 La evaluación según su
funcionalidad

Las funciones que se asignan o se pueden asignar a la
evaluación son diversas. Algunos autores distinguen un
buen número de finalidades que es posible alcanzar
mediante su aplicación, y de acuerdo con ellas determinan
para la evaluación funciones tales como la predictiva, de
regulación, formativa, prospectiva, de control de calidad,
descriptiva, de verificación, de desarrollo,
etc.

3.1.1 La función sumativa de la
evaluación

Resulta apropiada para la valoración de productos
o procesos que se consideran terminados, con realizaciones o
consecuciones concretas y valorables. Su finalidad es determinar
el valor de ese producto final (sea un objeto o un grado de
aprendizaje), decidir si el resultado es positivo o negativo, si
es válido para lo que se ha hecho o resulta inútil
y hay que desecharlo. No se pretende mejorar nada con esta
evaluación de forma inmediata -en sentido estricto, ya no
es posible-, sino valorar definitivamente. Se aplica en un
momento concreto, final, cuando es preciso tomar una
decisión en algún sentido.

3.1.2 Función formativa de la
evaluación

La evaluación con funcionalidad formativa se
utiliza en la valoración de procesos (de funcionamiento
general, de enseñanza, de aprendizaje…) y supone, por lo
tanto, la obtención rigurosa de datos a lo largo de ese
mismo proceso, de modo que en todo momento se posea el
conocimiento apropiado de la situación evaluada que
permita tomar las decisiones necesarias de forma inmediata. Su
finalidad, consecuentemente y como indica su propia
denominación, es mejorar o perfeccionar el proceso que se
evalúa.

Evaluación
formativa

Evaluación
sumativa

Es aplicable a la evaluación de
procesos.

Es aplicable a la evaluación de productos
terminados.

Se debe incorporar al mismo proceso de
funcionamiento como un elemento integrante del
mismo.

Se sitúa puntualmente al final de un
proceso, cuando éste se considera
acabado.

Su finalidad es la mejora del proceso
evaluado.

Su finalidad es determinar el grado en que se han
alcanzado los objetivos previstos y valorar positiva o
negativamente el producto evaluado.

Permite tomar medidas de carácter
inmediato.

Permite tomar medidas a medio y largo
plazo.

3.2 La evaluación según su
normotipo

El normotipo es el referente que tomamos para evaluar un
objeto/sujeto. Según este referente sea externo o interno
al sujeto -en nuestro caso concreto de evaluación de
aprendizajes en el alumnado-, la evaluación se denomina
nomotética o ideográfica,
respectivamente.

3.2.1 Evaluación
nomotética

Dentro de la evaluación nomotética podemos
distinguir dos tipos de referentes externos, que nos llevan a
considerar la evaluación normativa y la Evaluación
criterial.

3.2.1.1 La evaluación normativa

Supone la valoración de un sujeto en
función del nivel del grupo en el que se halla integrado.
Es decir, que si el nivel de los alumnos de un grupo es elevado,
un alumno con un nivel medio puede resultar evaluado
negativamente o, al menos, por debajo de lo que lo sería
si estuviera en un grupo de nivel general más bajo. A la
inversa, un alumno de tipo medio resulta evaluado de forma
altamente positiva en un grupo donde el nivel general es bajo,
cuando esta valoración no responde con exactitud a sus
posibilidades reales frente a los referentes externos marcados
por el sistema educativo.

3.2.1.2 La evaluación criterial

Precisamente, intenta corregir el fallo que plantea la
evaluación normativa, y propone la fijación de unos
criterios externos, bien formulados, concretos, claros, para
proceder a evaluar un aprendizaje tomando como punto de
referencia el criterio marcado y/o las fases en que éste
se haya podido desglosar. Fue propuesta por Popham, J.W. (1980),
a la vista de las disfunciones que, permanentemente, se
producían en la valoración del alumnado por la
influencia, ya descrita, del nivel general del grupo en la
valoración de cada uno de sus miembros.

En palabras de Popham, "una prueba que hace referencia a
un criterio es la que se emplea para averiguar la
situación de un individuo con respecto a un campo de
conducta bien definido" (1980, 147-148). El mismo autor
señala que lo fundamental en la evaluación
criterial se basa en:

1) La delimitación de un campo de conductas bien
explicitado.

2) La determinación de la actuación del
individuo en relación con ese campo" (1980,
151).

3.2.2 Evaluación
ideográfica

Cuando el referente evaluador son las capacidades que el
alumno posee y sus posibilidades de desarrollo en función
de sus circunstancias particulares, es decir, un referente
absolutamente interno a la propia persona evaluada, la
evaluación se denomina ideográfica.

El realizarla supone la valoración
psicopedagógica inicial de esas capacidades y
posibilidades del alumno o alumna, y la estimación de los
aprendizajes que puede alcanzar a lo largo de un periodo de
tiempo determinado (un curso, un ciclo). De acuerdo con esa
valoración y estimación realizadas, el alumno va
siendo evaluado durante su proceso e, igualmente, se valora el
rendimiento final alcanzado. Si éstos coinciden, al menos,
con lo estimado, se considera el rendimiento satisfactorio; de lo
contrario, el rendimiento sería insatisfactorio, si bien
puede estar ocasionado por diversas causas, incluso ajenas a la
voluntad del alumno evaluado.

Este tipo de evaluación es positivo
individualmente porque se centra totalmente en cada sujeto y
valora, sobre todo, su esfuerzo, la voluntad que pone en aprender
y formarse. Evalúa, en síntesis, lo más
importante en la educación personal: las actitudes. Pero
choca con los planteamientos sociales de todo sistema educativo
en los países del mundo desarrollado.

3.3 La evaluación según sus
Momentos

De acuerdo con los momentos en que se aplique la
evaluación, ésta puede ser inicial, procesual o
final.

3.3.1 Evaluación inicial

La evaluación inicial es aquella que se aplica al
comienzo de un proceso evaluador, en nuestro caso referido a la
enseñanza y aprendizaje. De esta forma se detecta la
situación de partida de los sujetos que posteriormente van
a seguir su formación y, por lo tanto, otros procesos de
evaluación adecuados a los diversos momentos por los que
pasen. Tal situación de partida puede
presentarse:

a) Cuando un alumno llega por primera vez a un centro,
bien para comenzar su escolaridad, bien para continuarla. En el
primer caso, será necesario realizar una amplia captura de
datos para precisar del mejor modo las características de
todo tipo del alumno (personales, familiares, sociales, etc.).
Esta primera evaluación tiene una función
eminentemente diagnóstica, pues servirá para
conocer a ese alumno y poder adaptar al máximo, desde el
primer momento, la actuación del profesor y del centro a
sus peculiaridades. En el segundo caso, es de suponer que el
alumno aporte su expediente escolar, de manera que la
evaluación inicial estaría en función de los
datos ya poseído y de los que falten para completar los
necesarios en el nuevo centro. Para cualquiera de las dos
situaciones se cuenta, habitualmente, con registros diversos
-oficiales y particulares de cada centro- en los que anotar los
datos recogidos (Knapp, R.H.: 1983).

b) Cuando se comienza un proceso de aprendizaje
concreto, como puede ser el trabajo con una unidad
didáctica. En esta situación la evaluación
inicial resultará útil para detectar las ideas
previas que el alumnado posee en relación con el tema que
se va a tratar. Igualmente, se pondrán de manifiesto las
actitudes hacia la temática -en su caso- y el mayor o
menor dominio de los procedimientos que van a ser necesarios para
su desarrollo. Los medios para conseguir estos datos son
variados: un coloquio, un debate, la realización de unos
trabajos preparatorios…, pueden ser idóneos para su
obtención. A partir de la información conseguida,
se adaptará convenientemente el principio de la unidad
didáctica programada, para adecuarla a los conocimientos
generales del grupo. Mediante el desarrollo oportuno se
intentará que todos alcancen los objetivos básicos
e imprescindibles para poder seguir adelante en el proceso de
aprendizaje subsiguiente.

3.3.2 Evaluación procesual

La evaluación procesual es aquella que consiste
en la valoración continua del aprendizaje del alumnado y
de la enseñanza del profesor, mediante la obtención
sistemática de datos, análisis de los mismos y toma
de decisiones oportuna mientras tiene lugar el propio
proceso.

La evaluación procesual es la netamente
formativa, pues al favorecer la toma continua de datos, permite
la adopción de decisiones "sobre la marcha", que es lo que
más interesa al docente para no dilatar en el tiempo la
resolución de las dificultades presentadas por sus
alumnos. Aparece un "error" que no usará para sancionar ni
para calificar negativamente, sino que será útil
para detectar el problema de aprendizaje que ha puesto de
manifiesto; se resuelve mediante la adecuación de unas
determinadas actividades o las explicaciones oportunas y se
continúa el proceso de aprendizaje. Con este modo de
actuar, será más fácil que la mayoría
de los alumnos y alumnas lleguen a alcanzar los objetivos
básicos propuestos para todos. Si el profesorado no posee
estos datos hasta que ha transcurrido un mes, la oportunidad de
subsanar las dificultades presentadas, que así es
relativamente sencillo brindar a los alumnos, se hace
prácticamente imposible. Cuando se ofrece, ya suele ser
tarde: el alumno ha perdido el interés o no puede combinar
varios aprendizajes simultáneos para continuar al mismo
ritmo del grupo.

Del mismo modo, llevar a cabo rigurosamente la
evaluación procesual es lo único que permite
mejorar el proceso de enseñanza, pues es durante el tiempo
en que tiene lugar cuando se pueden comprobar los fallos y los
elementos que están funcionando positivamente, para -si es
posible- subsanarlos o reforzarlos, respectivamente, de inmediato
y, en un momento posterior, confirmar o reformular las
líneas de programación con las que se
trabaja.

3.3.3 Evaluación final

La evaluación final es aquella que se realiza al
terminar un proceso -en nuestro caso, de enseñanza y
aprendizaje-, aunque éste sea parcial. Una
evaluación final puede estar referida al fin de un ciclo,
curso o etapa educativa, pero también al término
del desarrollo de una unidad didáctica o del proceso
habido a lo largo de un trimestre. En definitiva, supone un
momento de reflexión en torno a lo alcanzado
después de un plazo establecido para llevar a cabo
determinadas actividades y aprendizajes. Es una evaluación
en la que se comprueban los resultados obtenidos, aunque es
necesario advertir que no por ello debe tener funcionalidad
sumativa. Si coincide con una situación en la que tiene
que decidirse definitivamente acerca de la obtención de un
título, por ejemplo, será final y sumativa; pero si
se sitúa al terminar el trabajo con una unidad
didáctica, resultará simplemente final e inicial
del trabajo que se va a realizar al día siguiente. Por
ello, la evaluación final puede adoptar las dos funciones
descritas anteriormente para la evaluación: formativa y
sumativa. Servirá, así, en su función
formativa, bien para continuar adecuando la enseñanza al
modo de aprendizaje del alumno, bien para retroalimentar la
programación del profesor, quien, a la vista de lo
conseguido, tomará las decisiones oportunas para mejorar
el proceso de enseñanza en la unidad siguiente. En su
función sumativa, resultará imprescindible para
tomar la decisión última sobre el grado de lo
alcanzado por un alumno y obrar en consecuencia. Los resultados
de la evaluación final, por otra parte, pueden analizarse
e interpretarse con tres referentes distintos:

a) En relación con los objetivos y los criterios
de evaluación establecidos para la unidad
didáctica, el final del trimestre, curso o ciclo, de
manera que se determine la situación de cada alumno en
relación con los aprendizajes que institucionalmente se
encuentran establecidos para ser conseguidos por todo estudiante
al que haya que dar un título que avale su
superación. Se tratará en este caso, por lo tanto,
de una evaluación nomotética criterial.

b) En relación con la evaluación inicial
realizada a cada alumno y las posibilidades de desarrollo y
aprendizaje que se estimaron podía alcanzar. Se
determinará así lo satisfactorio o insatisfactorio
de su rendimiento y se estará realizando, en consecuencia,
una evaluación idiográfica.

c) En relación con los resultados alcanzados por
el resto del grupo o, incluso, del conjunto del grupo en
comparación con otros grupos de alumnos del mismo curso o
ciclo en el centro o de distintos centros. En este caso se
estará llevando a cabo una evaluación
nomotética normativa que, si bien creo que no
debería llegar al alumno o grupo particular, sí
puede resultar interesante e ilustrativo para el profesorado y
para el centro, pues le sirve de referente para conocer su
situación y valorar la calidad educativa que está
ofreciendo a su comunidad.

3.4 La evaluación según
sus agentes

De acuerdo con las personas que en cada
caso realizan la evaluación, se dan procesos de
autoevaluación, coevaluación y
heteroevaluación.

3.4.1 Autoevaluación

La autoevaluación se produce cuando el sujeto
evalúa sus propias actuaciones. Por tanto, el agente de la
evaluación y su objeto se identifican. Es un tipo de
evaluación que toda persona realiza de forma permanente a
lo largo de su vida, ya que continuamente se toman decisiones en
función de la valoración positiva o negativa de una
actuación específica, una relación tenida,
un trabajo llevado a cabo, etc.

Al tratar la autoevaluación en el terreno
profesional, hay que considerar la conveniencia, primeramente, de
introducir su práctica de modo habitual entre los alumnos
y alumnas. Con diferentes grados de complejidad, según las
edades a las que nos refiramos, el alumnado es perfectamente
capaz de valorar su propia labor y el grado de
satisfacción que le produce. Simplemente hay que darle
pautas para que haga con seriedad y con corrección -no
arbitrariamente ni por juego-, y que sepa la influencia que su
juicio va a tener en la valoración global que se realice
posteriormente sobre su actuación y progresos. Al comenzar
el desarrollo de una unidad didáctica, se
facilitará a los alumnos la información detallada
acerca de los aspectos que deben autoevaluar, para que puedan
autoobservarse y examinar su trabajo continuo y, así,
llegar a conclusiones rigurosas al final del proceso.

3.4.2 Coevaluación

La coevaluación consiste en la evaluación
mutua, conjunta, de una actividad o un trabajo determinado
realizado entre varios. En este caso, tras la práctica de
una serie de actividades o al finalizar una unidad
didáctica, alumnos y profesor o profesores pueden evaluar
ciertos aspectos que resulte interesante destacar. Tras un
trabajo en equipos, cada uno valora lo que le ha parecido
más interesante de los otros, por ejemplo. En un coloquio,
se valora conjuntamente el interés de las actividades, el
contenido de los trabajos, los objetivos alcanzados, la
suficiencia de los recursos, actuaciones especialmente destacadas
de algunos alumnos, etc. Es posible, igualmente, pasar un
cuestionario -anónimo- a los alumnos, para que opinen con
absoluta independencia sobre lo realizado, y contrastar
así con lo percibido por el profesor o
profesora.

3.4.3 Heteroevaluación

La heteroevaluación consiste en la
evaluación que realiza una persona sobre otra: su trabajo,
su actuación, su rendimiento, etc. Es la evaluación
que habitualmente lleva a cabo el profesor con los alumnos, y a
cuyo proceso se dirigen principalmente las páginas de esta
obra.

Es un proceso importante dentro de la enseñanza
-como ya ha quedado puesto de manifiesto-, rico por los datos y
posibilidades que ofrece y complejo por las dificultades que
supone el enjuiciar las actuaciones de otras personas, más
aún cuando éstas se encuentran en momentos
evolutivos delicados en los que un juicio equívoco,
"injusto", poco sopesado…, puede crear actitudes de rechazo
(hacia el estudio, hacia la sociedad) en ese niño,
adolescente o joven que se educa.

Preguntas que
responden a la evaluación

¿Qué evaluar?Debemos
evaluar:

Contenido: hechos, conceptos principios y
procedimientos

Operaciones mentales: recordar, comprender,
predecir, aplicar, valorar o evaluar

¿Cuándo
evaluar?

  • Al inicio del año escolar
    (realizando una evaluación
    diagnóstica).

  • Durante el desarrollo de la actividades
    (evaluación formativa).

  • Al culminar un lapso (evaluación
    final).

¿Cómo evaluar?Se debe
evaluar utilizando técnicas e Instrumentos
como:

  • La Observación: Casual,
    Deliberada naturalista, Focalizada, Participativa, No
    Participativa, individual o grupal, Directa o
    indirecta.

  • La Entrevista: Estructurada y
    Semiestructurada.

¿Con qué
evaluar?

  • 1. Registros diarios de
    anécdotas acumulativas.

  • 2. Hojas de
    observación.

  • 3. Escalas de
    estimación.

  • 4. Ficha de
    inscripción.

  • 5. Boletines.

¿Para qué
evaluamos?

Evaluamos para: Corregir, Controlar,
Seleccionar, Tomar decisiones, Controlar disciplina, Provocar
cambios

¿A quiénes
evaluar?

Alumnos, docentes, directores, padres de
familia y centros escolares de educación preescolar,
primaria, secundaria y bachillerato. 

Conclusión

Es de gran importancia reconocer la evolución del
concepto de evaluación, puesto que a medida que lo
estudiemos nosotros los que vamos a estar relacionados con
él nos damos cuenta cómo aplicar este proceso y
mejorar cualquier falla que tengamos, además el concepto
en si tal y como lo definen ciertos autores nos ayudada a tener
más claridad de ¿el que evaluar?,
¿cómo evaluar? ,etc.

Las tipologías de la evaluación son
válidas para presentar claramente las virtualidades que
ofrece la evaluación desde diferentes enfoques o
perspectivas, pero en la práctica, en su aplicación
al quehacer diario pueden darse mezclados algunos de los tipos
descritos y, sobre todo, se conjuga su funcionalidad para
conseguir la meta común: la mejor formación de los
alumnos.

Así, tanto la evaluación inicial como la
final pueden ser, a la vez, formativas o sumativas según
la funcionalidad con la que se apliquen, lo mismo ocurre con la
autoevaluación o coevaluación, que, además,
pueden ser iniciales, procesuales o finales. La evaluación
criterial o la ideográfica se aplicarán para
perfeccionar o para seleccionar, al principio, durante o al final
de un proceso e incorporando a ellas autoevaluaciones o
evaluaciones del propio alumnado.

La acción educativa es variada y requiere
soluciones diversificadas que permitan que la enseñanza de
un profesor y el aprendizaje de un alumno caminen hacia la misma
dirección.

La ordenación de la labor entre docente y
discente se realizará seleccionando el tipo de
evaluación más adecuado para cada situación
y los objetivos que se pretendan con ella, eligiendo
técnicas e instrumentos para llevarla a cabo y
poniéndola en práctica, colegiadamente, del mejor
modo posible.

Conceptualización

Características

Ventajas

debilidades

Evaluación tradicional:

La evaluación constituye uno de los
elementos curriculares de gran significado en la
acción pedagógica, donde el docente confronta
mayores dificultades al realizarla. Usualmente, el
tratamiento que se da a la misma, está inscrito en
la medición y la calificación.
Se percibía la
evaluación como la aplicación de
métodos e instrumentos para obtener y analizar
datos relacionados con la cantidad de conocimiento
que los estudiantes han adquirido.

Hace hincapié en el conocimiento
memorístico. Enfatiza en el producto del aprendizaje
"lo observable". No a los procesos 
"razonamiento, estrategias, habilidades, capacidades"
Evaluación cuantitativa el principal instrumento el
examen de lápiz y papel. Se basa
en normas y algunas veces en criterios para asignar
una calificación. Énfasis en la
función social de la evaluación:
evaluación sumativa. Se evalúa el aprendizaje
de los alumnos y no de la enseñanza.
El docente define la situación evaluativa; a vecesautoritaria.Puede
moldear lo que ha de ser enseñado. Considera
que la transferencia y/o generalización
de saberes es espontánea, por lo que escogen para
los exámenes ejercicios nunca revisados.

1. Medición a exactitud de todos
los alcances del proceso de enseñanza
aprendizaje.

2. Solo  se  centraba la
atención en el producto de la enseñanza y en
que el proceso fuera lo más recto y
rígido posible para  evitar  Fallos e
improvisaciones.

3. De ella se originaron muchos profesionales
academicistas que en
su praxis profesional neta  demuestran
competencias.

4. Como eje del proceso de
enseñanza daba las pautas de lo que se
quería obtener, dejando
aspectos humanos de un lado.

1. No veía al estudiante como un
todo integrado, con debilidades, fortalezas, destrezas que
lo ayudan en su avance académico y como ser
humano.

2. No tomaba en cuanta al sujeto dentro de su
contexto sino ajeno a él.

3. La norma era enseñar para una
praxis, no hay conexión entre lo aprendido, la
realidad y los problemas que afectan a la misma.

4. Es holística, humanística. Se
toma en cuenta el proceso, el producto y todos los agentes
y factores que inciden a lo largo del proceso

Evaluación alternativa: La
práctica pedagógica y la evaluativa se dan de
manera integrada, como un proceso más justo,
humanístico, que permite la cohesión y la
comunicación entre los participantes, la
representación de una realidad, que considere el
acervo cultural de cada sujeto, la actuación
del docente como generadora de
experiencias provocadoras que incite
al trabajo interdisciplinario, que
permita abordar la enseñanza-aprendizaje-evaluación de manera
integral.  

Énfasis en la evaluación de
los procesos de aprendizaje. Evalúa la
significatividad de los aprendizajes. Le interesa la
funcionalidad de los aprendizajes. Busca que el alumno
sea responsable y controle el proceso
enseñanza – aprendizaje. Evaluación y
regulación de la enseñanza. La
autoevaluación del alumno. Evaluación
diferencial de los contenidos de aprendizaje.
Coherencia entre
las situaciones de evaluación
y el progreso de la enseñanza-aprendizaje.
Considerar los aspectos cognitivos y afectivos que los
estudiantes utilizan durante el proceso de
construcción de los aprendizajes, por ejemplo: Las
capacidades generales involucradas. Metas que persigue el
estudiante. Los conocimientos previos del estudiante.
Las estrategias cognitivas y meta cognitivas que utiliza.
Eisner (1993, pp 226-232).

Para él, la evaluación debe:
Reflejar las necesidades del mundo real, aumentando las
habilidades de resolución de problemas y deconstrucción de significado.

Permitir contar con más de una manera de
hacer las cosas, ya que las situaciones de la vida real
raramente tienen solamente una alternativa
correcta.

Reflejar los valores de la comunidad intelectual.
No debe ser limitada a ejecución individual
ya que la vida requiere de la habilidad de
trabajo en equipo.

1. Valora todo el proceso en todo su dinamismo,
utilizando diversas estrategias y técnicas
evaluativas

2. tomar en cuenta el proceso de
construcción de actividades de planeación, de
enseñanza y evaluativas así como el contexto
y el alumno de manera global.

3. El interés del profesor al evaluar los
aprendizaje son en qué grado los alumnos han
construido interpretaciones significativas y valiosas
de los contenidos revisados, debido a la
ayuda pedagógica recibida y a sus propios recursos
cognitivos. En qué grado los alumnos han sido
capaces de atribuir un valor funcional a las
interpretaciones significativas de los contenidos. El
interés del profesor al evaluar los
aprendizajes son: Seleccionar muy bien las tareas o
instrumentos de evaluación pertinentes y acordes con
los indicadores. Una de sus realidades está
vinculada al como el estudiante se ve reflejado a lo largo
de toda su adquisición de conocimientos.

De alguna manera las desventajas
dependerán del fin de la enseñanza en un
entorno específico La evaluación
alternativa es abierta y acepta 
cambios constantes adaptados a las necesidades del contexto
educativo y de sus actores
que constantemente están produciendo
conocimientos sintéticos, producto de
susinteracciones y de sus constantesindagaciones a la enseñanza que serecibe
y al aprendizaje aplicado a cada
una de sus realidades; está muy
vinculada
al como el estudiante se ve
reflejado a lo largo de toda su adquisición de
conocimientos.

 

 

Autor:

Angel Garcia Sanjur

Franklin Castillo

PROFESOR :

ALONSO NAVARRO

REPÚBLICA DE
PANAMÁ

UNIVERSIDAD ESPECIALIZADA DE LAS
AMERICAS

EXTENSION UNIVERSITARIA EN
VERAGUAS

PROFESORADO DE SEGUNDA
ENSEÑANZA

MATERIA:

EVALUACIÓN

I SEMESTRE

2013.

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