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Capitulo 1 – Zacatollan, una historia (página 2)



Partes: 1, 2, 3

Arqueólogos
distinguidos en México

"DON ANTONIO DE LEÓN Y GAMA (1735 – 1802).
Nació nuestro sabio en la ciudad de México en 1735.
Su principal interés se dirigió a los estudios
matemáticos y a los de astronomía, en los que
destacó de manera notable, a grado tal que los
especialistas europeos reconocieron sus aportes a esas
disciplinas."

"El virrey Manuel Flores lo hizo su confidente y
Revillagigedo lo nombró socio de los trabajos de
Malaspina. Para la arqueología resulta de fundamental
importancia, pues a él se debe el primer estudio de los
monolitos encontrados en la Plaza Mayor de México. La
publicación se hizo en 1792, siendo el primer tratado de
monumentos antiguos que dará pie a subsecuentes estudios
mexicas."

"Otro sabio de la época, don Antonio Alzate, no
está de acuerdo con lo dicho por nuestro erudito y se
enfrascan en discusiones. Para contestarle, León y Gama
prepara una ampliación de su obra que sería
publicada después de su muerte, ocurrida el 12 de
septiembre de 1802."

"El tiempo daría la razón a León y
Gama. Es importante señalar cómo en esa segunda
edición el autor realiza un verdadero rescate
arqueológico al reseñar las piezas que por entonces
se veían aún en calles y zaguanes de la
capital."

"La segunda edición se hizo en 1832 por
recomendación del diputado Carlos María Bustamante,
quien dice así en la carta que dirige a don Lucas
Alamán, secretario del Despacho y Relaciones: …el
Gobierno general tiene un derecho claro, y una acción
expedita para que la nación no carezca de tan bellas
producciones, que la ilustren en la parte que más lo
necesite, y en un ramo de ciencias tan poco cultivado.

Se refiere desde luego, a la arqueología." (Eduardo Matos
Moctezuma, Arqueología Mexicana, marzo –
abril 1998; 20).

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Fig. 2. Don José Antonio Alzate y
Ramírez. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril,
1998: 24).

"JOSÉ ANTONIO ALZATE Y RAMÍREZ (1737 –
1799).
Emparentado con Sor Juana Inés de la Cruz y
ascendiente de Pío Baroja, este ilustre científico,
además de mostrar su inclinación por la
física, las matemáticas, la astronomía y las
ciencias naturales, se adentró en la arqueología e
hizo descripciones y observaciones con verdadero rigor
científico. Como resultado de sus incursiones en la
física se sabe que, al experimentar con la electricidad y
tratar de construir un pararrayos, estuvo a punto de perder la
vida; de su entusiasmo por la astronomía, se mencionan sus
ascensos al Iztaccíhuatl para hacer observaciones
científicas; y de su interés por las ciencias
naturales, se conocen sus aplicaciones prácticas en la
agricultura. Para divulgar sus trabajos y polemizar con sus
colegas, editó las revistas El Diario (1768 –
1772) y La Gaceta de Literatura (1788 – 1795),

trabajos que le merecieron galardones de las autoridades
virreinales y el ser nombrado miembro de la Academia de Ciencias
de París."

"Precisamente a ese científico y defensor del
mundo prehispánico se debe la primera descripción
que se conoce de Xochicalco como ciudad prehispánica y de
su maravillosa Pirámide de las Serpientes
Emplumadas."

"Es también en esa descripción en la que
se proyecta su inclinación por la igualdad racial y
social, así como su lucha por mostrar al mundo que la
nación de los mexicanos no era, como entonces se
decía, sólo de hombres
rústicos, como los querían ver,
pues los habían reducido a plebe sin educación
porque, como dice: Si el celo indiscreto de algunos, y la
codiciosa ignorancia de otros, no hubiesen destruido los
Monumentos Mexicanos, se podría colectar una gran
porción de antigüedades con que averiguar el
legítimo origen de los Indios, sus costumbres, su
legislación, el carácter de sus Monarcas, su
comercio, y finalmente se haría patente el que era una
Nación de las más poderosas del Orbe."

(Silvia Garza Tarazona y Norberto González Crespo,
Arqueología Mexicana, marzo – abril 1998;
24).

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Fig. 3. Don Manuel Gamio.
("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
32).

"MANUEL GAMIO (1883 – 1960). El interés de
Manuel Gamio por la arqueología se manifestó desde
su juventud y lo llevó a tomar cursos en el Museo
Nacional, única institución del país que
impartía los conocimientos en la materia. En ese lugar se
relacionó con los intelectuales más destacados de
principios de siglo, pues ahí daban clases y realizaban
investigaciones y publicaciones."

"El joven Gamio destacaba por su talento y entusiasmo,
lo que llevó a que, aún siendo estudiante, se le
encomendaran trabajos de exploración, el primero de ellos
en Chalchihuites. Lo anterior lo narra el propio Gamio en un
informe publicado en 1920 en los Anales del
citado museo."

"Los resultados completos de la investigación,
considerados de enorme valor por la misma institución,
representaron a México en el XVII Congreso Internacional
de Americanistas, celebrado en 1910 en la capital de la
República."

"El escrito es tan elocuente que vale la pena
reproducirlo: Conversando en una ocasión con el Sr.
Lic. D. Genaro García, director del Museo Nacional de
Arqueología, Historia y Etnología de México,
sobre la escasez de datos arqueológicos que se nota en la
parte septentrional de la República, particularmente en
las regiones de Zacatecas y Durango, dicho señor
determinó que se efectuara una exploración, bajo
los auspicios de aquella institución. Habiéndoseme
bondadosamente encargado el desempeño de esa
comisión, partí de la capital en el mes de agosto
de 1908, con rumbo a la Villa de Chalchihuites, Estado de
Zacatecas, a fin de comenzar mis trabajos en los alrededores de
ella, pues por su posición intermedia entre zonas de
cultura indígena, aparentemente distinta, ofrecía
especial interés. La duración de la
expedición fue de tres meses, habiéndose dedicado
parte de ese tiempo a observar los vestigios que aparecían
a flor de tierra […] después fueron descubiertas las
ruinas de Alta Vista, cuya descripción constituye el
capítulo principal de este informe que incluye lo ya
conocido y lo recién descubierto, así, como el
estudio que hice de los diferentes aspectos…"

(Ángeles González Gamio, Arqueología
Mexicana,
marzo – abril, 1998; 32).

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Fig. 4. Don Ignacio Bernal.
("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
28).

"IGNACIO BERNAL Y GARCÍA PIMENTEL (1910 –
1991).
Gracias a su capacidad para combinar con eficacia las
labores propias de su profesión, la de arqueólogo,
con las de la función pública; Ignacio Bernal es
uno de los contribuyentes más sólidos y
prolíficos al desarrollo de la arqueología en
México. Autor de una basta obra, que comprende alrededor
de 267 títulos, entre libros y artículos,
desempeñó además diversos cargos
administrativos, desde los cuales contribuyó a consolidar
el quehacer institucional de la antropología en nuestro
país."

"Así, entre otros puestos, fue Director de
Monumentos Prehispánicos, del Museo Nacional de
Antropología y del Instituto Nacional de
Antropología e Historia. Si bien el escenario de la
mayoría de sus investigaciones arqueológicas fue
Oaxaca – en Monte Albán, junto con Alfonso Caso,
llevó a cabo sus primeros trabajos de campo -,
también realizó estudios en Guerrero y
Teotihuacán."

"En este último sitio dirigió, entre 1962
y 1964, un proyecto que, aunque inmerso en la preocupación
por explicar el desarrollo histórico y cultural de la
ciudad, contaba entre sus objetivos la habilitación para
visita pública de varios monumentos de la zona central.
Por ello, no es exagerado afirmar que buena parte de lo que
observa ahora el visitante de la zona arqueológica de
Teotihuacán es producto de las excavaciones y
restauraciones llevadas a cabo bajo la dirección de
Bernal."

"Durante el proyecto de 1962 – 1964, se exploraron
varios edificios ubicados a lo largo de la Calle de los Muertos –
desde la pirámide de La Luna, en su límite norte,
hasta la Ciudadela, en el sur -, además de algunos
complejos habitacionales que resultaron fundamentales por la
riqueza de la pintura mural descubierta por ellos."

"Como consecuencia de los trabajos realizados en la zona
arqueológica de Teotihuacán, además de las
contribuciones de otros miembros del proyecto, entre las que se
encuentra la primera cronología cerámica del sitio,
elaborada por Florencia Muller, Bernal produjo obras como
Teotihuacán: descubrimientos, reconstrucciones y El
Estado Teotihuacano,
entre otras".
(Arqueología Mexicana, marzo – abril,
1998; 28).

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Fig. 5. Byron Cummings.
("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
36).

"BYRON CUMMINGS (1860 – 1954). Byron Cummings,
mejor conocido como el Decano Cummings, fue uno
de los precursores de la arqueología en
Norteamérica. De formación autodidacta en el
trabajo de campo, reconoció la necesidad de orientar
académicamente sus exploraciones, por lo que, en 1910,
estudió arqueología durante un año en la
Universidad de Berlín. En 1915, adscrito a la Universidad
de Arizona, fundó el Departamento de Arqueología
para respaldar formalmente el trabajo de campo. De 1922 a 1925,
se hace cargo de las excavaciones en Cuicuilco como parte de un
convenio para el intercambio de técnicas y métodos
de exploración de monumentos arqueológicos. En esa
época, la Dirección de Antropología de
México promovía un programa de investigación
sobre la cultura arcaica."

"En 1923, Cummings publica sus resultados preliminares
en revistas de divulgación, como Ethnos.
En ellos describe las culturas del periodo Arcaico como
portadoras de un avanzado desarrollo de las instituciones
sociopolíticas por el enorme esfuerzo de
organización que implicó la construcción de
la Pirámide de Cuicuilco. A partir de ese momento, la
cultura material del periodo Arcaico dejó de
caracterizarse sólo por sus utensilios de cerámica
y piedra. En 1933 aparece su monografía más
completa sobre las exploraciones de Cuicuilco, con los datos de
campo que le permiten sustentar un horizonte temporal muy amplio
para el desarrollo de las culturas del arcaico en el sur de la
Cuenca de México. Tal horizonte era expresión de
diferentes eventos culturales y naturales inferidos del gran
depósito acumulado en la base de la Pirámide de
Cuicuilco, el cual fue sellado por lo sedimentos
volcánicos y por la lava."

"Como resultado de ese análisis, Cummings propuso
tres periodos de cultura arcaica. En tal esquema, la
mayoría de las caracterizaciones previas de esa cultura
representaban el último estadio de ocupación antes
de la formación del pedregal y, en el lado opuesto de la
escala, varios siglos atrás, se encuentran los
constructores de la Pirámide de Cuicuilco, cuyos rasgos
faciales plasmados en las figurillas no estaban documentados
previamente. A más de tres cuartos de siglo de ese trabajo
pionero en nuestro país, las reflexiones de Cummings sobre
Cuicuilco como escenario de procesos culturales y naturales
desarrollados durante siglos deben de tomarse en cuenta a efecto
de reevaluar el Preclásico en la Cuenca de México.
De hecho, las investigaciones de esta segunda mitad del siglo en
Cuicuilco, apoyadas en fechamientos por radio carbono y en
tipologías cerámicas más refinadas, apuntan
en la dirección que él marcó." (Javier
López Camacho, Arqueología
Mexicana,
marzo – abril de 1998; 36).

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Fig. 6. Kart Ruppert.
("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
40).

"KARL RUPPERT (1895 – 1960). Los proyectos
desarrollados por la Carnegie Institution en el Área Maya
contribuyeron de manera importante a la modernización de
la arqueología mesoamericana."

"Entre el amplio grupo de investigadores que formaron
parte del proyecto Chichén Itzá encabezado por el
Dr. Sylvanus G. Morley, se encuentra Karl Rupper, a quien se
encomendó la excavación del edificio conocido como
el Caracol. La actividad desarrollada por el investigador en el
sitio fue sobresaliente, ya que además del edificio arriba
mencionado trabajó en el Templo de los Tableros Esculpidos
(1931), en el Mercado (1943) y recopiló y organizó
dibujos e información arquitectónica del sitio que
fueron publicados bajo el título de Chichén
Itzá: Arquitectural Notes and Planes

(1952)."

"La amplitud de sus trabajos y los criterios
técnicos aplicados justifican que se le pueda considerar
como representante del enfoque y objetivos que la Carnegie
Institution aplicó en sus proyectos. La selección
del Caracol como una de las primeras restauraciones en el sitio
se basó en tres consideraciones:1) era la mejor conservada
de las estructuras redondas que se conocían en el
Área Maya; 2) sus características visibles
sugerían una función como observatorio
astronómico; 3) el edificio se encontraba cercano al
colapso y requería de una intervención inmediata.
Los trabajos de Ruppert en el Caracol se extendieron cuatro
temporadas, entre 1927 y 1931, y sus resultados fueron notables,
dado que se logró combinar con claridad el registro
gráfico y de información durante el proceso de
trabajo con una visión didáctica que
permitió al edificio "hablar" – en palabras del propio
Ruppert – al visitante, mostrando las diversas etapas
constructivas, reintegrando elementos arquitectónicos
cuando se tuvo la certeza de su posición original y
consolidando una porción de la bóveda que al
derrumbarse muestra claramente el sistema
constructivo."

"Con una perspectiva de varios decenios desde su
restauración. Al recorrer ahora Chichén Itzá
no podemos dejar de visitar, aunque sea brevemente, ese magnifico
edificio, el cual nos muestra cómo el arqueólogo
puede restaurar sin reconstruir, mostrar sin deformar, respetar
un edificio, dejándonos ver la habilidad de sus
constructores, y preservarlo para que las futuras generaciones
puedan disfrutarlo." (Agustín Peña Castillo,
Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998;
40.)

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Fig. 7. Don Alfonso Caso y Andrade.
("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
44).

"ALFONSO CASO Y ANDRADE (1896 – 1970). Alfonso
Caso y Andrade nació en la ciudad de México en el
seno de una notable familia de abolengo y tradición
científica que le inculcó el amor por los libros y
la inquietud por descubrir la razón de la existencia de
las cosas. Educado como abogado en la Universidad Nacional,
formó parte de un grupo de brillantes estudiantes conocido
como los siete sabios, cuya preocupación
fue la de prepararse, debatir y alcanzar la excelencia en sus
estudios; sin embargo, su interés por el entendimiento de
los jeroglíficos lo encaminó hacia el mundo de la
arqueología. Para lo que se inscribió en los cursos
que se impartían en el antiguo Museo de
Antropología de la ciudad de México y que fueron el
inicio de una sólida formación como
académico. Aunque a Caso lo identificamos por sus
contribuciones a la arqueología, también se
distinguió como un excelente servidor público en el
ámbito de la cultura y fundó y formó
instituciones aún vigentes en el presente."

"En 1928 fue director de la Escuela Nacional
Preparatoria, en 1933, director del Museo Nacional de
Arqueología, Historia y Etnografía y, en 1939,
fundador y director del INAH, así como cofundador de la
ENAH. Entre 1944 y 1945, fundó el Instituto Nacional
Indigenista, del que fue director hasta el momento de su muerte,
en 1970. En 1931 fue nombrado director de los trabajos
arqueológicos en Monte Albán, Oaxaca, que
incluyeron 18 temporadas de campo. El meticuloso análisis
de los materiales cerámicos procedentes de las diferentes
áreas del sitio le permitió plantear la secuencia
cultural del Valle de Oaxaca, así como producir una gran
cantidad de publicaciones."

"Sin duda, el hallazgo que colocó a Caso en el
centro de la atención pública fue el de la tumba 7,
efectuado en los primeros días de 1932. Ese hallazgo,
junto con su gran tesoro y las extraordinarias reconstrucciones
de los edificios que rodean la plaza principal, la
exploración y recuperación de la misma, así
como la identificación étnica de los zapotecos y
mixtecos prehispánicos, forma parte de una imagen de la
arqueología de Oaxaca que quedó ligada para siempre
de Alfonso Caso."

"El gran tesoro de la tumba no sólo fue
catalogado así por su innegable estética sino,
fundamentalmente, porque mostró la complejidad de la
cultura mixteca, basada en el refinamiento de sus técnicas
de lapidaria, orfebrería, cerámica policroma, talla
en hueso y ornamentación con turquesa. La importancia de
ese tesoro sólo se percibe completa con la
interpretación hecha por Caso, quien encontró que
la tumba, originalmente zapoteca, fue reutilizada en tiempos
tardíos por habitantes mixtecos, así como que una
variedad de las piezas de ofrenda representaban verdaderos textos
narrativos de diferentes aspectos de la vida de la élite
mexica. La prolífica obra editorial de Caso abarcó
más de 200 títulos entre libros, ensayos,
artículos, etc., todos con el objetivo de interpretar la
sociedad prehispánica y descifrar el significado de los
jeroglíficos zapotecos y mixtecos presentes en unas
estelas, urnas, cerámica, huesos labrados, joyas, y
códices prehispánicos. Su extensa obra, al igual
que su vida, obedeció a un principio básico que
él mismo refirió como no eres un
héroe, ni un santo, ni un político, eres un hombre
de ciencia y tu obligación es decir la verdad
siempre."
(Nelly Robles García,
Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998;
44).

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Fig. 8. Matthew William Stirling.
("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
48).

"MATTHEW WILLIAMS STIRLING (1896 – 1975). En su
tiempo, Mattew W. Stirling fue conocido como "Mr. Olmec", apodo
que no era gratuito. Su filiación, por llamarle de alguna
manera, con la civilización olmeca fue intensa y
fructífera. Él inició y dio un gran
ímpetu a la primera era de investigaciones
arqueológicas en la Costa del Golfo y dejó una
amplia bibliografía científica y de
difusión, al igual que una primera generación de
investigadores olmequistas. Mattew Stirling nació en
Salinas, California. Estudió antropología en la
Universidad de California, en Berkeley, de la que se
graduó en 1920, y obtuvo el título de
maestría en la Universidad George Washington, en 1922. Su
asociación profesional con el U.S. National Museum, de la
Smithsonian Institution, se inició en 1920, como asistente
curador en etnología, y llegó a ser director del
Bureau of American Etnology en 1928, puesto que ejerció
durante 30 años. En 1933 se casó con Marion Illig,
su compañera y colaboradora hasta que él
murió."

"Las investigaciones de campo de Stirling en el
área olmeca se concentraron entre 1939 y 1946.
Realizó excavaciones en Tres Zapotes, La Venta, Cerro de
las Mesas y San Lorenzo, con el generoso apoyo de la National
Geographic Society, a la que estuvo estrechamente asociado y en
la que fungió como miembro de su Committee for Research
and Exploration. Asimismo, fue asesor en la formación de
la colección de arte prehispánico del señor
Robert Wood Bliss, ahora perteneciente a la Dumbarton Oaks de
Washington. Su pericia profesional fue realmente extensa, pues
realizó investigaciones arqueológicas y
etnográficas en varias regiones de Estados Unidos y
México, al igual que en Perú, Ecuador,
Panamá, Costa Rica y Nueva Guinea Holandesa. Además
de los espectaculares hallazgos en La Venta y otros sitios
olmecas, una de las contribuciones más importantes de
Stirling fue el descubrimiento en 1939 de la estela C de Tres
Zapotes, con su fecha maya de 31 antes de Cristo. En su momento,
ese hallazgo fue extremadamente polémico, dado que la
antigüedad de la civilización olmeca estaba sujeta a
una fuerte controversia. Más de diez años
después, con la utilización de fechamientos por
radio – carbono en la arqueología, la lectura de Stirling
fue reivindicada." (Rebecca B. González Lauk,
Arqueología Mexicana, marzo – abril 1998;
48.)

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Fig. 9. Agustín Villagra Caleti.
("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
52).

"AGUSTÍN VILLAGRA CALETI (1907 – 1985). La
profesión de dibujante, no siempre justamente valorada, ha
estado tradicionalmente asociada a la arqueología
mexicana. Durante el siglo pasado, el dibujo era una de las
formas comunes de ilustración de trabajos
arqueológicos debido a que representaba la posibilidad no
sólo de interpretar lo dibujado, sino también de
expresar una síntesis de los elementos que lo componen,
algo distinto a una simple técnica de reproducción.
En ese contexto es que destaca la labor de Agustín
Villagra Caleti. Este gran dibujante nació en
México el 29 de abril de 1907. Inició su actividad
profesional en la Secretaría de Educación
Pública, en 1929, en el Departamento de Bellas
Artes."

"En 1932, ocupó el puesto de ayudante en el
Departamento de Monumentos Coloniales y al año siguiente
en el Museo Nacional. Participó también en el INAH,
en el Departamento de Monumentos Prehispánicos. En el
terreno arqueológico, dentro de la amplia gama de
elementos que abarca el mundo prehispánico, abordó
el estudio de un aspecto susceptible de considerarse como una
especialidad: la pintura mural, en particular la de
Teotihuacán y Bonampak. Su preocupación e
interés por esta manifestación cultural va
más allá de la adecuada y precisa
reproducción; por tal motivo su trabajo, junto con el de
otros técnicos, puede ser calificado como pionero de la
conservación, aunque, tal como él lo expresó
en un artículo de 1951, no haya sido un proceso
afortunado."

"Al respecto, el periodista Francisco Javier
Hernández, amigo de Villagra Caleti, señala:
Villagra tenía un gran conocimiento de la técnica
pictórica y de los colores y materiales que usaron los
tlacuilos indígenas. Hizo los primeros dibujos de los
Danzantes de Monte Albán (más de doscientos
según me dijo) y también realizó, gracias a
sus conocimientos y paciencia, la reconstrucción del mural
del Tlalocan de Teotihuacán. Cuando lo veía
realizar su difícil tarea, me imaginaba una especie de
mago tratando de resolver un intrincado
rompecabezas."

"Por su calidad y monumentalidad, su labor sobre los
murales de Bonampak, realizada en fecha cercana a su
descubrimiento, sirve no sólo como documento del estado en
que se encontraron, sino también como la base de un
sinnúmero de publicaciones que, apoyadas en esta
documentación, permitió a los especialistas avanzar
en la interpretación y conocimiento de las culturas
prehispánicas." (Tomado de Roberto García Moll,
"Agustín Villagra Caletí", en La
antropología en México. Panorama Histórico,
11, Los Protagonistas,
INAH
, México, 1998 pp. 505
– 507. / y reproducido en Arqueología
Mexicana,
marzo – abril 1998; 52).

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Fig. 10. Don Pablo Martínez del
Río. ("Arqueología Mexicana". marzo-abril,
1998:56).

"PABLO MARTÍNEZ DEL RÍO (1892 –
1923).
Don Pablo Martínez del Río nació
en la ciudad de México el 10 de mayo de 1892, descendiente
de antepasados colombianos, cubanos, españoles y
franceses. Los primeros estudios, de carácter privado, los
realizó en México, pero pronto los continuó
en Estados Unidos y, después, en Inglaterra, donde
ingresó al colegio jesuita de Stonyhurst, donde
recibió una educación clásica y se
concentró también en la lengua inglesa. Una vez
concluidos sus estudios en Stonyhurst, ingreso al colegio Oriel
de la Universidad de Oxford, donde estuvo de 1910 a 1914; se
dedicó sobre todo al estudio de las lenguas y las culturas
de Oriente, de la antigüedad clásica y la historia y
geografía del Viejo Mundo."

"En 1914, ante la amenaza de la primera guerra mundial y
también como resultado de los reveses en las fortunas de
su familia, relacionados con el desarrollo de la
Revolución, regresó a México. Su padre
había muerto hacía algunos años y don Pablo,
como primogénito, se hizo cargo de su madre y de sus
hermanos menores. En 1922, regresó a España, donde
ya había estado anteriormente, y allí se caso con
doña María Josefa Fernández de Henestroza y
Gayozo de los Cobos, marquesa de Cilleruelo. La vida
académica fue una gran atracción para don Pablo, lo
que, aunado a sus amplios, conocimientos, le valió que, a
partir de 1929, fue profesor de varias instituciones."

"En 1939 se estableció el Departamento de
Antropología de la Escuela Nacional de Ciencias
Biológicas del Instituto Politécnico Nacional y don
Pablo ingresó en él como profesor de prehistoria y
protohistoria. Al pasar al Departamento a formar parte del
Instituto Nacional de Antropología e Historia,
continuó impartiendo sus clases en ella y fue nombrado
director de la misma en 1944. En 1945, junto con don Rafael
García Granados, fue fundador del Instituto de Historia de
la Universidad Nacional Autónoma de México, del que
también fue nombrado director en 1956. Su amplia
producción científica se centra en dos temas
principales: la prehistoria y la arqueología y las lenguas
clásicas. Su obra más reconocida fue Los
Orígenes Americanos
,
que tuvo tres ediciones
(1936, 1943 y 1952), cada una de ellas prácticamente un
nuevo libro. Además de ser académico, don Pablo
Martínez del Río fue también banquero:
durante muchos años fue director de la sucursal Alameda
del Banco Nacional de México. Su forma de vestir,
aún en las excavaciones, iba de acuerdo con esa
ocupación." (Joaquín García –
Bárcena, Arqueología Mexicana,
marzo – abril, 1998: 56).

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Fig. 11. Alberto Ruz Lhuillier.
("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
60).

"ALBERTO RUZ LHUILLIER (1906 – 1979). Mexicano
por vocación y por adopción, Alberto Ruz se
enraizaba en el amor por la cultura universal con la sangre
francesa de su madre y dirigía su emoción a los
pueblos indígenas americanos con la sangre latina de su
padre cubano. Convencido de las ideas de cambio y luchador social
contra las dictaduras de Gerardo Machado y de Fulgencio Batista
en Cuba, su juventud se desarrolló en un mundo de
militancia política. Emigrado a México en 1939,
decidió estudiar antropología, carrera que
concluyó en la ENAH, y fue el primer arqueólogo
graduado en esa especialidad (1945). Estudiar la
arqueología de Campeche y de Yucatán definió
su vocación por la cultura maya y lo impulsó a
conocer más de su pasado y presente. Para él, el
papel de la arqueología no sólo era un estudio
perse de los restos materiales del pasado, sino
una valiosa fuente para conocer la historia del hombre y de sus
creaciones culturales; el pueblo maya era un pueblo vivo,
dinámico, al que había que reintegrarle su ser
cultural y tratar de resolver sus problemas sociales, respetando
su dignidad."

"Asimismo, vislumbró que el trabajo
interdisciplinario y multidisciplinario era el camino de la nueva
ciencia. Aunque el descubrimiento de la tumba del Templo de las
Inscripciones de Palenque le dio fama universal, realizó
otras aportaciones relevantes. Destaca su descubrimiento del
Templo I en Uxmal, y su definición de la secuencia
cronológica de Edzná, más allá del
año 1000, lo que añadió argumentos a su
fundada crítica del esquema de Morley sobre los
imperios".

"En Chichen Itzá descubrió las murallas y
fue relevante su labor de reconstrucción en Uxmal,
Edzná, Kabah y Palenque, que sirvió para restituir
el patrimonio maya. Su primera etapa de trabajo en el INAH (1940
– 1959) produjo más de sesenta artículos y una
primera síntesis sobre el mundo maya. Ya en la UNAM,
fundó Estudios de Cultura Maya (1963), y
el Centro de Estudios Maya (1970); ahí su labor editorial
fue intensa: dio continuidad a la serie Cuadernos
y publicó monografías temáticas. Ya mayor,
sintetizó todo lo aprendido en El Pueblo Maya de
Ayer y de Hoy
. Además, promovió,
sobre todo, el respeto, la admiración y el amor al pueblo
maya, lamentablemente hoy sumido en una grave crisis de
violencia." (Ana Luisa Izquierdo, Arqueología
Mexicana,
marzo – abril, 1998; 60).

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Fig. 12. Walter W.
Taylor.("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
64).

"WALTER W. TAYLOR (1913 – 1997). Uno de los
arqueólogos más destacados como teórico y,
también, por su trabajo de campo y análisis de
material arqueológico del desierto del norte centro de
México fue el norteamericano Walter W. Taylor. Su trabajo
más relevante fue el realizado en Coahuila (1937 – 1947),
el cual consistió en una extensa prospección de
superficie que se concentró en las zonas
montañosas, particularmente en las cañadas, donde,
descubrió una gran cantidad de sitios
arqueológicos. Además, excavó una serie de
cuevas habitación ubicadas en el área de Cuatro
Ciénegas, Coahuila, de las que las más conocidas
son la Cueva de La Espantosa, la del Burro Gordo y la del Nopal,
de donde obtuvo un material muy variado y abundante."

"Su acucioso y rigurosos registro de las excavaciones,
tanto de la estratigrafía y de cada uno de los elementos y
artefactos encontrados, así como de su contexto natural,
puede considerarse como un modelo para su época. Supo
relacionar los datos obtenidos del variado material
arqueológico que encontró (redes, petates, tejidos
de fibra de agave, artefactos de madera como arcos, flechas,
átlatl, palos escarbadores, instrumentos de hueso como
agujas, puntas de proyectil, raspadores, etc.), como un buen
número de fechas obtenidas por medio de la técnica
del carbono 14 y con los estratos naturales y culturales de sus
excavaciones y propuso para la región una
cronología tentativa que abarca desde hace 10 000
años hasta el año 100 después de Cristo,
aproximadamente, en torno a cuatro complejos, a los cuales
denominó: a) Complejo Ciénegas; b) Complejo
Coahuila; c) Complejo Jora, y d) Complejo
Mayrán."

"Durante ese largo tiempo, la forma preponderante de
organización social y trabajo de las poblaciones
prehispánicas de la región fue como recolectores y
cazadores. En los años sesenta, Taylor desarrolló
varias hipótesis sobre las formas de organización
de los cazadores – recolectores que habitaron ese estado y, en
general, el norte árido de México y las
presentó en dos de sus artículos más
importantes: Tethered Nomadism and Water Territoriality:
An Hypothesis, de 1964, y Archaic Cultures Adjacent to the
Northeastern Frontiers of Mesoamerica
de
1966."

"Sus hipótesis son los suficientemente generales
como para ser aplicadas a todo el norte árido de
México y como punto de partida de otros proyectos
arqueológicos. Su libro Contributions to Coahuila
Archaeology,
terminado en 1960, se publicó hasta
1988. En su tesis de doctorado (1941), planteó una
revolucionaria aproximación a la arqueología, la
cual sintetizó bajo el nombre de teoría
conjuntiva,
de tal manera que, a pesar de su aislamiento
de la comunidad arqueológica, su teoría, definida y
ejemplificada en su tesis y libro posterior, A Study of
Archaeology (1948),
fue revalorada en los años
sesenta por los propios arqueólogos norteamericanos
(particularmente de la escuela conocida como nueva
arqueología)
y él mismo fue reconocido
como uno de los más importantes teóricos de este
siglo." (Leticia González Arratia,
Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998;
64).

Monografias.com

Fig.13. Don Francisco de la Maza.
("Arqueología Mexicana". marzo-abril, 1998:
68).

"FRANCISCO DE LA MAZA (1913 – 1972). El Dr.
Francisco de la Maza era un maestro extraordinario
carismático, poseedor de unos hermosos e inquisitivos ojos
oscuros. Para Teresa del Conde, el libro más suelto,
interesante y divertido del Dr. De la Maza es Cartas
barrocas desde Castilla y Andalucía
;
además, destaca su buen tino para tratar temas
supuestamente ajenos a la historia del arte mexicano.

A De la Maza lo mismo le apasionaba el mundo antiguo que
el moderno, el clasicismo que el barroco, la escultura, la
arquitectura, la pintura y la arqueología de cualquier
época y lugar. Se maravillaba con los frescos de Bonampak,
El Castillo de Chichén Itzá y los relieves de
Palenque; lo mismo con las esculturas y los relieves de Miguel
Ángel que con la arquitectura art
nouveau
. Como estudioso de la Colonia – rama
principal de sus investigaciones – fue un profundo conocedor de
la iconografía cristiana. Tuvo un seguidor recalcitrante
en uno de sus principales discípulos, el Arq. Manuel
González Galván, quien lo recuerda acucioso
y gambusino de áureas novedades en muchas áreas del
pensamiento."

"Don Antonio Castro Leal dice que De la Maza
poseía una inclinación hacia lo superlativo y que
tal inclinación se debía a su vocación de
escritor: El tema enciende al comentador y a veces lo
abrasa.
Su amor por el arte despertó y
creó vocaciones; indujo en quienes lo escucharon un
aprecio y un goce estéticos, sobre todo del arte religioso
y, en especial, del arte colonial.

A todos, terminaba por ponerlos de acuerdo y de su lado:
escribía como hablaba, con un dominio elegante y
brillante del idioma. Xavier
Moyssén, quien lo
visitaba con frecuencia antes de su muerte, acaecida en 1972,
cuenta de su afianzamiento al placer, que lo llevaba a recibir a
todos sus amigos y discípulos, pese al estado de gravedad
en que se encontraba."

"Conviene resaltar sus acciones como defensor del
patrimonio cultural; sus valientes y justificadas intervenciones
resultaron en el rescate y salvaguardar de buena parte de nuestra
riqueza monumental. Tales son los casos del Convento de
Bethlemitas y el claustro de San Jerónimo. Dice
González Galván que: con inteligencia y gran
agudeza esgrimía razones, las que a todos
convencían."
(Tessa Corona del Conde,
Arqueología Mexicana, marzo – abril, 1998;
68).

Investigadores,
organizaciones y trabajos de rescate arqueológico en el
medio y bajo balsas, costa de Michoacán y parte colindante
de la Costa Grande de Guerrero

El lector debe conocer todos los pasos que se necesitan
para poder descifrar los datos históricos que se
encuentran en todas y cada una de las piezas arqueológicas
que se han encontrado durante más de un siglo en nuestro
país y en esta región.

De la misma manera, en esta obra de consulta exigimos un
mayor interés en promover, por parte de las autoridades
municipales, estatales y federales, el rescate e
investigación arqueológica de todos los
asentamientos prehispánicos de esta costa del
Pacífico michoacano.

"Si el celo indiscreto de algunos, y la codiciosa
ignorancia de otros, no hubiesen destruido los Monumentos
Mexicanos, se podría colectar una gran porción de
antigüedades con que averiguar el legítimo origen de
los Indios, sus costumbres, su legislación, el
carácter de sus Monarcas, su comercio, y finalmente se
haría patente el que era una Nación de las
más poderosas del Orbe
-"(JOSÉ ANTONIO ALZATE
Y RAMÍREZ, 1737 – 1799).

Son muchas preguntas las que nos hacemos los habitantes
de esta zona, sobre los primeros habitantes en la Costa del
Pacífico michoacano: ¿Por dónde llegaron?
¿Qué buscaban? ¿Por qué decidieron
asentarse en este territorio? ¿Siguieron esos primeros
hombres la ruta del Río Coahuayana y del Río de las
Balsas para llegar al centro de Michoacán? ¿A
qué cultura pertenecían? ¿Desde qué
época se desarrollaron? ¿Recibieron influencia
cultural de Centro y Sudamérica y, viceversa, por una
probable ruta marítima? ¿Hasta donde llegó
la influencia de los tarascos y aztecas con los habitantes del
Reino de Zacatollan, antes de la llegada de los españoles?
y ¿ Por qué desaparecieron ?

En la antigüedad, se incorporaron inversiones de
trabajo comunal, trabajo religioso y trabajo de seguridad global,
que sirvió para construir espacios habitacionales, donde
la actividad humana hiciera posible el desarrollo de estos
centros de población prehispánica. La
historiografía michoacana y guerrerense se mezclan en la
Desembocadura del Río de las Balsas. A pesar de las pocas
investigaciones que se han desarrollado durante más de un
siglo en esta zona, no se ha descubierto la totalidad de los
misterios que se esconden en sus espacios arqueológicos,
ni las relaciones que mantuvieron con otras culturas de
Mesoamérica, además de Centro y
Sudamérica.

EL OCCIDENTE DE MÉXICO. El Occidente de
México se estudió sistemáticamente a partir
del año de 1935 y de 1945, aunque existen algunas
excepciones previas importantes. Se avanzó mayormente a
partir del año de 1960, y sobre todo a partir de la
formación de los Centros Regionales del Instituto Nacional
de Antropología e Historia. En el año de 1992 dos
estudiosos del Occidente Mexicano (Otto Schöndube y
Ladrón de Guevara), se refieren al trabajo hecho hasta
esta fecha en el Occidente, en una bibliografía donde en
114 páginas exponen 1 222 fichas.

Un estudio muy generalizado del Occidente de
México es el trabajo del arqueólogo Otto
Schöndube B. Codirector del Proyecto Arqueológico
Sayula, Jalisco, expuesto en la revista "Arqueología
Mexicana" de los meses de Agosto – Septiembre de 1994, volumen II
– número 9, de donde transcribo lo siguiente:

"La subárea mesoamericana conocida como el
Occidente de México está conformada por una enorme
extensión territorial que abarca casi en su totalidad los
estados de Nayarit, Colima, Jalisco, Sinaloa y Michoacán:
algunos investigadores también incluyen en ella porciones
de Guanajuato, Aguascalientes y Querétaro. Otros
más consideran a todo el estado de Guerrero dentro del
Occidente; sin embargo, por su problemática
arqueológica, Guerrero es difícil de encasillar en
los marcos de clasificación existentes."

"El gran tamaño del Occidente mesoamericano puede
también captarse si imaginamos que en forma general estuvo
constituido por lo que en la época colonial se
denominó Nueva Galicia, más la porción
noroccidental de la Nueva España que al momento de la
conquista española se encontraba bajo la hegemonía
o en la esfera de influencia directa de los tarascos. En este
espacio el paisaje es muy variado: sierras, valles y barrancas;
montañas y mesetas; ríos, lagos, marismas y
esteros; costa, altiplano; bosques tropicales y bosques de
altura; pastizales y nopaleras, ambientes naturales que en
cabalgata continua se suceden unos a otros. En fin, tierras ricas
y tierras pobres, contrastes que en sus facetas recientes, y en
un ámbito más pequeño, inspiraron a don
Agustín Yánez a plasmar con su pluma el retrato de
los dos Jaliscos; La Tierra Pródiga y las Tierras
Flacas."

"Sobre este escenario natural se impone el ser humano
que, con sus acciones, lo transforma al buscar sus satisfactores;
pero al mismo tiempo el medio ambiente, con sus retos, marca su
impronta en los hombres que lo habitan. Siendo los nichos
naturales del Occidente tan numerosos y variados, es
lógico que este quehacer doble hombre-naturaleza y
naturaleza-hombre haya propiciado el surgimiento de diversas
formas de ser, es decir, de múltiples culturas. Evidencias
de esta diversidad cultural nos son dadas por el gran
número de lenguas indígenas, que eran habladas en
el poniente mexicano al momento de la Conquista, así como,
en un plano más propio de la arqueología, por la
diversidad que muestran los restos de la cultura material
encontrados hasta ahora en las investigaciones."

"La diversidad cultural es propiciada además por
las relaciones entre culturas tanto en el interior del propio
Occidente, como las de otras áreas mesoamericanas, o con
los grupos más o menos nómadas del Norte de
México, con los que comparte largas fronteras. Cabe
indicar aquí que la peculiar configuración del
Occidente y su ubicación le otorgan un papel importante
como un corredor a través del cual se difundieron ideas
(incluso al sudoeste de Estados Unidos), por el que movieron
bienes materiales como la turquesa y el metal, y por el que
también se desplazaron algunos grupos en sus migraciones,
transformando las formas previas de vida. En términos
generales, el patrón de asentamiento en el Occidente es
disperso y sin grandes concentraciones humanas que
pudiéramos llamar ciudades en un sentido estricto. El
hombre se asentó junto a los recursos que necesitaba, y
conformó unidades político – sociales que
controlaban territorios no demasiados amplios. Sin embargo, la
población fue abundante si consideramos la suma de todas
las unidades menores. Así Sauer opina que la densidad de
población que tenía Colima al momento de la
conquista no se recuperó hasta 1945."

"En el Occidente es escasa la presencia de obras
monumentales o de arquitectura preciosista que implicaría
mucha mano de obra, como la de la zona maya y de sitios como
Teotihuacan o Monte Albán. El Occidente más bien
destaca en la producción de obras dentro de las llamadas
artes menores, por ejemplo en cerámica,
metalurgia, plumaria y lítica, incluyendo también
ornamentos en piedras duras y concha. Por ello la
arqueología del Occidente es más conocida para el
público en general por las piezas que se encuentran en los
museos, que por las visitas a los sitios arqueológicos
mismos, que no son tan aparentes como los de otros lugares de
Mesoamérica."

"Las evidencias arqueológicas e históricas
nos dicen que salvo una que otra excepción (entre las que
se cuentan los tarascos), no se dio en el Occidente la existencia
de verdaderos estados, y que sus sociedades estaban organizadas
más bien en el nivel de cacicazgos. Hasta hace no mucho
tiempo se consideraba al Occidente un área marginal, con
un desarrollo cultural tardío y como una región que
había recibido, más que dado, los rasgos que en
ella se encuentran: es decir, se la veía como un
área carente de raíces propias. Esta forma de
apreciar la situación se debió en gran medida al
desconocimiento existente y a que fue vista desde un
ángulo extremadamente centralista."

"Los estudios actuales nos dan otro panorama y nos
muestran que esta región tiene raíces propias y muy
antiguas; así tenemos hallazgos que, cuando menos,
remontan la presencia humana al Cenolítico Inferior, con
puntas de proyectil acanaladas procedentes de Sinaloa, así
como de la cuenca de Zacoalco y de la zona huichola en Jalisco.
Sin fechas precisas, pero posiblemente más antiguas, se
conocen artefactos: anzuelos, agujas, punzones, etc., hechos con
huesos de animales extintos. Los huesos fosilizados de mamut,
mastodonte, gliptodonte, caballo prehistórico y otros
animales pleistocénicos son abundantes en diversas
localidades y nos hacen patente la rica fauna con la que
convivió el hombre en su etapa
pre-agrícola."

"En la costa abundan los concheros,
montículos formados por miles de cubiertas
calcáreas de los vivadlos que el hombre extrajo de esteros
y marismas para su consumo; algunos de ellos datan de antes de la
era cristiana, pero la mayoría son más recientes e
incluso los hay de la época colonial, puesto que las
fuentes históricas narran cómo los navíos
españoles se surtían de este producto. El
conchero. pirámide más
impresionante por su tamaño en México es conocido
con el nombre de El Calón en las marismas
nacionales."

"Para la etapa cerámica tenemos una de las fechas
más tempranas en Mesoamérica, 2400 a. C., y se
aplica a la llamada cerámica Pox de Puerto Marqués,
Guerrero. Vendrán después las culturas o complejos
de Capacha y El Opeño en Colima y Michoacán,
respectivamente, con cerámica elaboradas y ejemplos de
ritos funerarios complejos, que se ubican alrededor del siglo XVI
a. C."

"El Formativo Temprano y Medio, ejemplificados con estas
culturas, nos muestran un panorama bastante diferente al del
mundo olmeca, pero tanto o más antiguo que éste. Lo
olmeca en el occidente aparece casi exclusivamente en Guerrero,
territorio de donde se proveían de piedras finas y donde,
entre otras evidencias, los olmecas dejaron las pinturas de
Juxtlahuaca y Oxtotitlán, así como las esculturas y
restos arquitectónicos descubiertos recientemente en
Teopantecuanitlán."

"Capacha se caracteriza por peculiares vasijas
acinturadas o con asas de estribo; El Opeño nos
proporciona cámaras funerarias a manera de sótanos,
con entierros múltiples, antecedentes directos de las
posteriores tumbas de tiro que aparecen en Jalisco, Colima y
Nayarit durante el Clásico Temprano. El Opeño nos
da también, en un conjunto de figurillas, la evidencia
más antigua del juego de pelota."

Monografias.com

Fig. 14. Vasijas tipo
"Capacha".

(Fotos: Ignacio Guevara.,"
Arqueología Mexicana", .Agosto y Septiembre, 1994;
39-41).

"Desde estas fechas tempranas se presumen relaciones con
Sudamérica, en especial con Ecuador y Colombia, que
algunos proponen como producto de contactos marinos; sin negar
que los hubiera, me pregunto si estas semejanzas puedan deberse a
desarrollos paralelos independientes, pero con una raíz
común compartida por los grupos que desde temprano
migraron a lo largo de la costa pacífica."

Para el Formativo Tardío, en la cuenca del Lerma
y con su riñón principal en Guanajuato, se tiene la
cultura Chupícuaro, caracterizada por una alfarería
prodigiosa en sus formas, acabado y decoración
geométrica. Elementos Chupícuaro aparecen en el
Valle de México en sitios como Cuiculco, e inclusive en
los niveles tempranos de Teotihuacan; a la vez es
Chupícuaro el que sienta las bases para las etapas
posteriores en el norcentro de México. Por ello, el
profesor Jiménez Moreno consideraba que si a la cultura
olmeca se le daba el título de Cultura
Madre,
a la de Chupícuaro le
correspondería por derecho el calificativo de
Cultura Padre, al menos para los desarrollos de
la Mesoamérica semiárida."

"Es entre los primeros siglos anteriores a la era
cristiana y el siglo VI d. C., cuando las llamadas culturas de
las tumbas de tiro alcanzan su apogeo. Son llamadas así
porque su elemento distintivo son las profundas cámaras
funerarias, a las que se accede por un pozo vertical. Dentro de
ellas se colocaba, de acuerdo con el rango de los difuntos, una
serie de ofrendas que normalmente reproducen en esculturas
cerámicas la forma de vivir de aquellos tiempos. En
figuras huecas de tamaño medio o en las pequeñas
figurillas sólidas aparecen caciques en literas,
guerreros, shamanes, acróbatas, enfermos, mujeres con sus
hijos, etc., en sinnúmero de posiciones y actividades. La
flora y la fauna también están presentes,
destacando las figuras de Colima de pericos, patos y perros
cebados. Especial lugar ocupan las maquetas que nos indican
cómo eran sus casas, sus templos e inclusive el juego de
pelota, lo mismo que los conjuntos de figurillas que sobre una
plancha de barro representan tanto festividades como juegos,
danzas y escenas de la vida diaria. Con razón, y a falta
de códices, muchos han llamado a este arte su sustituto en
forma tridimensional."

"Hasta ahora se han encontrado muy pocos restos de la
arquitectura de esos grupos, con la excepción de un
área alrededor del cerro de Tequila, donde se
desarrolló una particular tradición
arquitectónica que sigue patrones circulares y a la que se
conocen con el nombre de Teuchitlán. La ausencia de estos
restos en otros lugares hace suponer, tal y como lo muestran las
maquetas, que la mayoría de las construcciones se
hacían en materiales perecederos. La tumba más
compleja que se conoce es la llamada tumba de El Arenal; tiene un
tiro de 16 m de profundidad y está provista de tres
cámaras funerarias. Otra tumba importante es la que se
acaba de descubrir en Huitzilapa, Jalisco, con cerca de 8 m de
profundidad y dos cámaras con ricas ofrendas que no
habían sido profanadas."

"Mientras se desarrollan estas culturas en la parte
más occidental, hacia el norte de Jalisco, en la llamada
región Cazcana y en la costa de Sinaloa, otras culturas
evolucionan en medios más agresivos que condicionan su
carácter belicoso. En las barrancas y sierras de la zona
Cazcana aparece una arquitectura de carácter defensivo y
una serie de restos que implican un culto a deidades guerreras.
Así, empiezan aquí a concretarse formas de ser
propias del periodo Posclásico que más tarde
llegarán al centro de México en las invasiones
conocidas como tolteca-chichimecas. Por ello no debe de
extrañarnos que algunos investigadores hablen de una
presencia tolteca en Occidente y en el norcentro durante la
época Clásica."

"Durante su etapa tardía, la región de
nuestro interés va a compartir de manera más
afín, en especial con el centro de México, una
tradición común, propia del Posclásico
mesoamericano y a la que, siguiendo a León Portilla,
podríamos denominar la Toltecáyotl. Con su
aparición, muchas de las formas antiguas desaparecen, como
son las tumbas de tiro y sus peculiares representaciones en barro
de la vida diaria. Ahora tendremos formas cerámicas
más simples y utilitarias, entre las que predominan los
cajetes con fondo estriado y soportes trípodes de tipo
sonaja. En esta época se hace énfasis en la
decoración pintada, usando motivos abstractos y
simbólicos como grecas escalonadas, plumas, chalchihuites,
elementos serpentinos, etcétera."

"En esta época surge en el Occidente el uso de
los metales: cobre, oro y plata, con los que elaboraron no
sólo objetos ornamentales, sino también
múltiples instrumentos; en este quehacer, uno de los
grupos más destacados fue el de los tarascos. Es
también en este momento cuando las evidencias de
arquitectura en superficies se hacen más palpables en
pirámides, plazas y habitaciones. Sin embargo, cabe
mencionar que las técnicas y materiales usados son muy
diversos de acuerdo con los recursos de las distintas
áreas: piedra laja, cantos rodados, adobe,
etcétera.; los recubrimientos casi siempre fueron hechos
en aplanados de lodo, y muy pocos sitios presentan el uso de
estuco."

"Otras características que se dan son la
cerámica decorada al cloisonné, el
uso de pipas, la obsidiana pulida, los bezotes, abundancia de
petroglifos y las representaciones esquemáticas en piedras
de tipo ídolo. También es cuando tenemos
imágenes reconocibles de deidades del panteón
mesoamericano, tales como Tláloc, Xipe y
Quetzalcóatl."

"Una de las culturas más importantes en la
época Posclásica Temprana del Occidente es la
llamada cultura Aztatlán, la cual se extiende a lo largo
de la costa desde las tierras de Sinaloa hasta territorio
jaliciense. En ella podemos encontrar la mayor parte de los
rasgos mencionados, destacando sobre todo sus cerámicas
bicromas y policromas con motivos que algunos comparan con los de
tradición mixteca."

"Para la parte final del Posclásico, la
arqueología y la historia nos muestran un panorama
político múltiple de señoríos en
luchas constantes. Quizás ésta sea la razón
por lo que la conquista española del Occidente haya sido
tan sangrienta, puesto que la gente de Cortés y de
Nuño de Guzmán tuvo que tumbar varias cabezas para
hacerse de los territorios."

"Mención especial merecen los tarascos, pueblo
que, al igual que los mexicas, controló en épocas
tardías un extenso territorio y pueblos diversos. El
señor unificador del grupo es Tariácuri, y sus
sucesores, en especial Tzitzipandácuare, serán los
que extenderán el poder, llegando a enfrentarse inclusive
a los mexicas, los cuales jamás los
derrotaron."

"Esperamos que este breve esquema del Occidente de
México haya dejado clara la importancia que tuvo el
devenir y ser de Mesoamérica, entidad que no es
sólo el producto de los grupos poderosos del centro de
México, sino la conjunción de participaciones e
interrelaciones de todos los pueblos que la conformaron." ( Otto
Schöndube, Arqueología Mexicana,
agosto y septiembre, 1994:18 al 23).

"EL OCCIDENTE EN NÚMEROS. Para un área
tan amplia y compleja es difícil dar datos
numéricos precisos: sin embargo, esperamos que las cifras
que se presentan den una imagen que ayude a comprender la
magnitud e importancia de la región. El occidente abarca
al menos 8 estados de la república, lo que equivale casi
al 44 % de la llamada Mesoamérica mexicana y ha sido
dividido en 25 áreas culturales. Según fuentes
escritas, en el momento de la conquista se hablaban en su
territorio 44 lenguas diferentes; de éstas 26
desaparecieron casi de inmediato, y por lo mismo son lenguas no
clasificadas. Actualmente las lenguas que sobreviven son
fundamentalmente el tarasco, el nahua y el cora-huichol. dadas
las características de sus zonas arqueológicas,
pocas han sido acondicionadas para ser visitadas por el turismo,
y entre ellas tenemos a Tzintzuntzan e Ihuatzio en
Michoacán, Ixtlán en Nayarit, y el modesto
Iztépete en Jalisco."

"En el salvamento arqueológico de Infiernillo
(Michoacán y Guerrero) se localizaron 104 sitios
arqueológicos, de los que se exploraron 19; se excavaron
120 estructuras y 290 entierros humanos, y se recuperaron para su
estudio 600 000 tepalcates."

"En el salvamento arqueológico del vaso y zona de
riego de la presa de Cajón de Peñas,
Tomatlán, Jalisco, se recorrió un área
aproximada de 50 000 ha; se localizaron 165 sitios, en 40 de los
cuales se ubicaron 747 rocas con petroglifos; de ellos se
registraron solamente 399, con un total de 12 104 motivos (cabe
aclarar que el registro individual de algunas de estas rocas
llevó hasta 12 horas de trabajo)."

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Fig. 15. Occidente de México.

(Ilustración: Magda Juárez.
Información: Otto Schöndube, "Arqueología
Mexicana", agosto-septiembre, 1994: 21).

"La doctora Isabel Kelly, pionera de la
investigación en el Occidente, informó que para
establecer las provincias cerámicas por ella definidas
tuvo que recolectar y estudiar entre 8 y 10 toneladas de
tepalcates."

"El trabajo sistemático en el Occidente de
México es relativamente reciente, y podemos fijar sus
inicios entre los años de 1936 y 1945, aunque hay algunas
excepciones previas importantes. Avances mayores se han tenido a
partir de 1960, y sobre todo a partir de la formación de
Centros Regionales del Instituto Nacional de Antropología
e Historia."

"Sirva de ejemplo que, en la bibliografía de
Ignacio Bernal (1960), de las 346 páginas que la componen,
solo 24 están dedicadas al Occidente, mientras que una
bibliografía de 1992 (Ladrón de Guevara y
Schöndube), un total de 1 222 fichas en 114 páginas
dan de manera más o menos completa lo hecho hasta la
fecha." (Otto Schöndube, Arqueología
Mexicana,
agosto y septiembre, 1994: 58).

Estudios
arqueológicos en la costa michoacana y en la desembocadura
del río de las Balsas

Algunos estudiosos de la arqueología local nos
afirman que durante la época prehispánica, la Costa
de Michoacán recibió a diferentes grupos humanos,
prueba de ello son la multitud de pequeños sitios
arqueológicos distribuidos a lo largo del litoral desde
Colima hasta la amplia zona de influencia del Delta del
Río de las Balsas, donde se han encontrado infinidad de
restos arqueológicos con características especiales
de diferentes culturas asentadas en Mesoamérica, de Centro
y Sudamérica.

Por lo que suponen los científicos, que esta
área fue un lugar donde existió, probablemente, una
migración individual o de pequeños grupos que se
desplazaban para comerciar directa o indirectamente, contactos
ideológicos, migraciones de grupos enteros o de segmentos
de una población (jefes militares o políticos,
sacerdotes misioneros, artesanos, etc.).

Esas migraciones pudieron lograrse por la Cuenca del
Río de las Balsas, que debió de ser un camino
natural para llegar al centro de Mesoamérica y viceversa.
Algunos historiadores afirman que esta región
sirvió de puerto de llegada y salida de migrantes hacia el
centro y sur de nuestra América, quienes, probablemente,
viajaban en grandes canoas siguiendo las costas del Océano
Pacífico.

De manera muy especial, voy a referirme a los autores de
los estudios arqueológicos desarrollados en diferentes
épocas en esta zona de la costa michoacana. Los
especialistas en la materia nos aseguran las evidencias palpables
de ocupación humana en esta zona, reafirmados por
documentos históricos que se ocupan de la región a
partir del siglo XVI.

Norberto González Crespo en el documento titulado
Patrón de Asentamiento Prehispánico en la
parte central del Bajo Balsas,
nos dice lo siguiente:
"En el área de embalse nunca se habían
realizado excavaciones arqueológicas, sin embargo, ha sido
objeto de numerosos recorridos para la localización de
sitios; algunos viajeros mencionan y describen lugares que
presentan restos del pasado; así mismo, en los trabajos
arqueológicos realizados en las proximidades de esta
área, se mencionan algunos sitios dentro del embalse; a
los nombres de los sitios mencionados por estos autores se les
añadió la clave-letra y número- establecida
en el recorrido de localización efectuada por el personal
del Departamento de Prehistoria en 1963."

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Fig. 16. Localización de sitios
arqueológicos. (Norberto González Crespo, 1979;
23).

"En forma esquemática y en orden
cronológico mencionaremos lo que sobre la región
han escrito los investigadores y viajeros que la han recorrido:
En primer lugar tenemos un mecanoscrito de Emilio
Nolte
(1926: 25-26), en el cual hace referencia a la
existencia de ayácatas, pirámides,…grandes
terrazas y plataformas
en la cuenca del Río
Balsas; muchos de los sitios que él menciona se encuentran
dentro del área de embalse, tales como Tzentzenguaro
(B52), El Melonar (B58), Tamarindo (B63), Cofradía (B11),
Hacienda Las Balsas (B7), Huacatzio Hacienda Nueva (B27), Sinagua
(B37), Organal (B34), Nopales (B5) y Pinzandarán
(B84)."

"En 1923 Donald Brand y su grupo
hicieron un reconocimiento geográfico-arqueológico
y algunas excavaciones en la Cuenca del Río Balsas (Brand,
1942) En su escrito, al mencionar los sitios arqueológicos
más importantes, habla de San Jerónimo (B42), el
cual es el único que queda dentro de los límites
del embalse, y no proporciona informes en relación a las
excavaciones."

"En 1944 Pedro Armillas, junto con otros
investigadores, hizo un recorrido de localización desde
Arcelia hasta Zacatula, vía Río Balsas; del
itinerario de viaje y de las descripciones de los sitios
visitados existe un mecanoescrito en forma de diario (Armillas,
1944), en el que se mencionan siete sitios dentro del embalse,
pero ninguno de ellos fue excavado; estos sitios son: San
Jerónimo (B42), Ziricicuaro (B48), Churumuco (B53),
Cuachalalate (B63), La Soledad (B14). La Cofradía (B11),
Las Balsas (B7) y Pinzandarán (B84). Posteriormente este
investigador (1945) publicó un artículo en el cual
hace referencia al recorrido efectuado en 1944; en dicho
artículo el área está dividida en zonas y la
descripción de los sitios es más detallada. El
área de embalse se encuentra dentro de las zonas que
Armillas denomina IV, V y VI, las cuales se caracterizan por su
pobreza en restos arqueológicos.

"Pedro Hendrichs, miembro del grupo de
Armillas, en el segundo volumen de su obra trata diferentes
aspectos de la zona, principalmente los etnológicos, pero
también menciona algunos sitios arqueológicos
localizados en su recorrido. (Hendriichs, op.cit.). Este autor
es. Sin lugar a dudas, el que mayor número de datos ha
aportado para el estudio del área en
cuestión".

"En 1946 John Webber hace un viaje de
recreo por el Río Balsas, desde la Estación del
Balsas hasta la hacienda del mismo nombre, mencionando algunos
sitios arqueológicos que quedan dentro del área de
embalse, tales como: San Jerónimo (B42), Hacienda Vieja
(B47), El Tamarindo (B63), y Las Balsas (B7)."

"Robert Lister realiza en 1947 un
estudio arqueológico de la cuenca media del Balsas,
diciendo que en muchas de las colinas y acantilados a lo largo
del Río Balsas fueron localizadas terrazas,
montículos, plataformas y pirámides. Entre los
sitios con tales características se encuentra San
Jerónimo (B42), el cual es el lugar más occidental
visitado por Lister y se localiza en el extremo más
alejado del embalse hacia el este."

"En un manuscrito de Pareyón (op.
cit.), se hace referencia al viaje que hizo al lugar donde se
construía la cortina de la presa y describe un sitio
llamado Pinzandarán (B84), que queda dentro del embalse, y
dice que es una ciudad muy importante, con gran densidad de
población y probablemente de la época
tolteca."

"Finalmente, de 1959 a 1961 se realizó un estudio
socioeconómico titulado Estudio para el
aprovechamiento de los Recursos de la Cuenca del Río
Balsas,
auspiciado por la Secretaría de Recursos
Hidráulicos y que consta de tres tomos y un Atlas.
Desgraciadamente para nosotros, se trata de un estudio global que
abarca toda la cuenca y son pocos los datos que podemos usar para
el área en estudio."

"Por otro lado tenemos algunas publicaciones que
mencionan varios lugares dentro del área de embalse, o
hacen referencia a Tierra Caliente en forma general. Algunos de
los autores que sobre esto escriben, han estado en el
área, otros se basan en trabajos anteriores o en las
fuentes históricas. Al referirnos a estos autores
seguiremos el orden cronológico en que aparecieron sus
publicaciones."

"Pérez Hernández, en su
Geografía del Estado de Michoacán
publicada en 1872, habla de la existencia de minas de cobre en
Churumuco, especificando que de aquí se extraía el
metal, pero que se fundía en Santiago Ario de
Rosales."

"Nicolás León, en la
segunda parte de su estudio sobre los tarascos, al hablar de los
ritos y ceremonias dice: Los dioses Virabencha o de la
mano izquierda, recibían culto entre los habitantes de la
Tierra Caliente, o sea los del sur de Michoacán.

(Nicolás León, 1903:394)."

"Ruíz (1940), siguiendo
tradiciones y leyendas, escribe una historia de los tarascos,
mencionando en diversas ocasiones algunos sitios dentro del
área de embalse y a la Tierra Caliente en general. Es
desde luego un libro sentimental basado en leyendas y se le puede
considerar como una entretenida novela."

"Arriaga (1941), hablando de
mutilaciones dentarias, nos informa que ha observado numerosos
cráneos en Tierra Caliente y que muy pocos presentan
mutilaciones dentarias."

"Stanislawsky (1947), basándose
en las fuentes, dice que los asentamientos tarascos en Tierra
Caliente estaban limitados a Sinagua y Churumuco en el Occidente
y que los de mayor importancia estaban en el sureste del Balsas
hasta Oztumba."

"West (1948), también sobre las
fuentes y datos de un recorrido que realizó por el
Tepalcatepec, nos habla de la economía de la
región, diciendo que el origen de las lacas debe ser la
Cuenca del Tepalcatepec y la del Balsas. También menciona
el uso de utensilios agrícolas de cobre en Sinagua antes
de la conquista."

"Brand (1952), es de la idea de que los
tarascos llegaron a Michoacán siguiendo la ruta de los
Ríos Balsas-Tepalcatepec-Marqués; sin embargo
aclara que no hay suficientes datos para afirmarlo. Además
hace un estudio de la extensión del reino tarasco,
estableciendo por el sur los límites de éste hasta
el estado de Guerrero, es decir pasando el Río Balsas."
(Norberto González Crespo, 1979, 22,23 y 24).

REGIÓN DE LA COSTA. Angelina Macías
Goytia en su trabajo "La Arqueología en
Michoacán",
se refiere a los arqueólogos
que han trabajado en la región de la Costa, en la Sierra
de Coalcomán, y en la Depresión del Balsas o Tierra
Caliente, aparte de otras zonas de investigación
arqueológica en el Estado de Michoacán. En este
trabajo de recopilación, mencionaremos todas las
exploraciones de las cuales tenemos conocimiento, y de las que se
desarrollaron en las regiones colindantes a la desembocadura del
Río de las Balsas.

Monografias.com

Fig. 17. Los municipios de Coahuayana,
Aquila y Lázaro Cárdenas forman la Costa de
Michoacán.

(Monografía Estatal de
Michoacán, SEP, 1996: 14.)

"Características geográficas:
está formada principalmente por los municipios de
Coahuayana, Aquila y Lázaro Cárdenas. Predomina un
clima tropical con lluvias de verano (Aw) y un suelo café
grisáceo de montaña y pradera de montaña. Su
vegetación es el bosque tropical con árboles de
parota, cueramo, ceiba, zapote, mango y palmas, entre otros; en
su fauna predominan nutria, venado, conejo, mapache, coyote,
armadillo, jabalí, ocelote, puma, aves de plumaje
multicolor, como la guacamaya, peces y tortugas."

"Orografía: Sierra Madre del Sur y
planicie costera con las sierras de Maquili, Cachán y
Parota, cerros San Juan Alima, Bufa, Guayabera,
Chuntitlan."

"Hidrografía: ríos Ostula, El
Aguila, Cachán, Cuilala y Guagua, Coahuayana, Balsas y
Chuta."

"Entre las aportaciones al conocimiento
arqueológico de la región tenemos la
información de varios reconocimientos del área;
entre los más significativos hay que mencionar los
siguientes: en 1944 Armillas, Hendrichs y Bernal
recorrieron la cuenca del río Balsas desde Tetela del
Río hasta su desembocadura en el Pacífico y de
ahí costearon hasta Zihuatanejo; Pedro
Armillas
reportó el hallazgo de zonas
arqueológicas con grandes monumentos; entre estos sitios
sobresalen Mexiquito, Guerrero y Santiago Huetamo."

Monografias.com

Fig. 18. El arqueólogo Pedro
Armillas, ca. 1950.

(http://swadesh.unam.mx)

"En el mismo año, Henry Lechman
realizó en la desembocadura del Balsas un recorrido de
inspección buscando datos que le permitieran establecer
una relación cultural entre el occidente de
Mesoamérica y Sudamérica. Recorrió dos
regiones además del delta del Balsas; Petatlán, en
Guerrero, y Niexpa (Nexpa) y Tiolán en Michoacán,
cerca de la Bahía de Petacalco."

"En 1948 Barlow hizo un recorrido
similar viajando desde Acapulco, Guerrero, hasta Pichilinguillo,
en Michoacán; identificó tres complejos
cerámicos a base de materiales de colecciones particulares
y de recolección de superficie en la zona de Teloloapan,
Cocula y Tepecoacuilco: trípodes con soportes en forma de
serpientes con la boca abierta, con baño deleznable
blanco, con baño naranja, rojo o negro. Desafortunadamente
no dio mayores datos en cuanto a la presencia de otros materiales
como lítico, ni establece cronologías."

"En 1950, Corona Núñez
recorrió y recogió materiales en Coahuayana, San
Vicente, Ticuiz, Ojo de Agua de san Telmo, La Placita de Morelos,
Rancho del Otro Lado y Rancho La Cofradía. Analizó
los materiales obtenidos y escribió una detallada
descripción tanto de la arquitectura como de la
lítica, concha y cerámica y con base en esto dio
los lugares antes mencionados una cronología relativa muy
tardía, situándolos en el Posclásico, aunque
no menciona a que cultura en particular
pertenecieron."

"Auspiciado por la Universidad de California, H.
B. Nicholson
en 1963 realizó una
investigación cuya principal finalidad fue la de probar la
existencia de relaciones culturales sobre la zona costera del
Pacífico desde etapas muy antiguas. Esta
investigación se basó en la recolección de
materiales de superficie y algunos pozos estratigráficos
tanto en el delta del Balsas como en la zona arqueológica
de Melchor Ocampo y en general, en la región costera. Los
materiales que obtuvo no le dieron a Nicholson la respuesta que
esperaba, ya que, según sus conclusiones, existe una
fuerte deposición de rellenos aluviales que sin duda
cubrieron todo vestigio antiguo, además de la continua
fluctuación de los brazos del delta."

"Uno de los investigadores que más se han
interesado en esta área es sin duda Donald
Brand,
quien ha aportado datos de gran interés
para conocer la historia prehispánica de la región
al trabajar con materiales recolectados en superficie en toda la
zona costera de Michoacán y Guerrero, muy especialmente en
la desembocadura del Balsas y en la Sierra de
Coalcomán."

"Si bien estos trabajos de reconocimiento y el
análisis de los materiales obtenidos aportaron pocos datos
sobre las culturas ahí asentadas, si pusieron de
manifiesto la necesidad de explorar el área con
investigaciones sistemáticas para conocerlas mejor y
detectar semejanzas con otras regiones. Cabe recordar que se ha
planteado la posibilidad de que la franja costera sirviera de
corredor a través del cual se conectaran las culturas
mesoamericanas y andinas."

Monografias.com

Fig. 19. Arqueólogo José
Luís Lorenzo Bautista, ca. 1980.

(http://swadesh.iia.unam.mx)

"Un gran proyecto de investigación del INAH que
le da a la zona su justa importancia se plantea como un rescate
con motivo de la construcción de la presa La Villita en la
desembocadura del río Balsas, región que se
encuentra en la confluencia de los estado de Guerrero y
Michoacán. Los trabajos dirigidos por el arqueólogo
José L. Lorenzo los realizaron
investigadores del Departamento de Prehistoria y Monumentos
Prehispánicos con el auxilio de pasantes de la
ENAH."

Monografias.com

Fig. 20. Arqueólogo Jaime
Litvak,ca. 2000.( www.jornada.unam.mx)

"Después de un recorrido de superficie llevado a
cabo por González Crespo y Medina Viga,
durante el que se recogió material y se localizaron cerca
de 80 sitios, se inician en 1967, bajo la supervisión del
arqueólogo Jaime Litvak, los trabajos de
excavación en los que participaron Gerardo Zepeda,
Robert Chadwich, Aldir González, Miguel Medina, Raziel
Mora, Héctor Moya, Louis Paré, Benet Simmons y
Rubén Cabrera Castro."

Monografias.com

Fig. 21. Arqueólogo Rubén
Cabrera Castro.

(Foto: Marco Antonio Pacheco /
Raíces, "Arqueología Mexicana", Vol. XII-
Núm. 71, enero – febrero 2005).

" Rubén Cabrera Castro
elaboró su tesis profesional sobre estos estudios para
optar al título de arqueólogo con el grado
académico de maestría. En ella, además de
los datos generales del área en estudio, describe las
técnicas empleadas en el rescate arqueológico y los
elementos culturales obtenidos como características de los
sistemas de enterramiento, de la cerámica, la
lítica y en general de los materiales rescatados. Fue
indispensable excavar seis sitios, cuatro de ellos en
Michoacán, que se encontraban en las zonas de embalse de
la presa. De los demás yacimientos se hicieron
levantamientos topográficos y se tomaron muestras del
material de superficie. Con el análisis de estos
materiales se estableció una secuencia cultural que abarca
desde los primeros agricultores sedentarios hasta la época
colonial, ininterrumpidamente. "

"Preclásico. Fase Infiernillo: predominio
de cerámica baya y rojiza con decoración de raspado
por zonas, huellas de uva, impresión de textiles e inciso,
entre otras. Cuencos hemisféricos y ollas globulares. Los
entierros generalmente están extendidos y
acompañados de collares."

"Clásico. Fase Ojo de Agua:
cerámica muy pulida con decoraciones excavada. Forma
cilíndrico-hemisféricas."

"Posclásico Temprano. Fase El Remanense:
cerámica rojisa y cafetosa con predominio de formas
globulares; soportes zoomorfos. Entierros secundarios en ollas.
Figurillas semejantes a los tipos de mazapa. Hay metalurgia, pero
muy escasa."

"Posclásico Tardío. Fase Poche:
predominio de cerámica roja con formas ovoidales. Metal
poco abundante, entierros en ollas. En arquitectura, los
edificios están revestidos de cantos rodados con escaleras
al frente y banqueta alrededor."

"Colonial. Fase Los Ciruelos: abundante
metalurgia y cerámica poshispánica."

"Además de los datos antes mencionados y de
aportaciones sobre las características de hornos para
elaborar cerámica, patrón de asentamiento y
densidad de población, entre otros de este proyecto se
obtuvieron varias soluciones para los problemas
metodológicos que se plantean en los trabajos con estas
características de arqueología de salvamento
(Litvak, 1967: 29): 1. Análisis del aprovechamiento de los
recursos humanos y económicos en una excavación; 2.
Muestreo de los materiales obtenidos para la aplicación de
técnicas estadísticas, ya que en la
arqueología de salvamento es imposible rescatar la
totalidad del material; 3.- Elaboración de los datos de
campo a través de computadoras para lograr una
periodificación, entre otros requerimientos; 4.-
Aplicación de técnicas de precisión en la
excavación y en la obtención de materiales: control
tridimensional de los hallazgos aplicación de
estratigrafía natural, marcando y preclasificando para
lograr elementos diagnósticos en los materiales; 5.-
Preparación del material para su estudio en gabinete,
aplicando las técnicas específicas; 6.- Por
último, control del movimiento del personal, manual,
técnico y de investigación para un rendimiento
óptimo. Había que cubrir un área determinada
por un tiempo limitado."

"LA SIERRA DE COALCOMÁN.
Características geográficas: Se encuentra en esta
zona el municipio del mismo nombre y parte de los de Aguililla y
Tumbiscatío. Su clima es templado con lluvias en verano
(Aw) con un suelo que contiene grandes proporciones de cenizas y
litosal, de color café grisáceo o rojizo, amarillo
del bosque y el de pradera de montaña en las zonas altas.
La vegetación está representada por el bosque mixto
con pinos, encinos y cedros aunque aún continúan
especies costeras como la parota, la ceiba y el zapote. Entre la
fauna predominante se encuentra zorro, zorrillo, ocelote,
ardilla, tlacuache, conejo, gato montés, armadillo y puma,
además de aves comestibles como el pato y la guilota. Su
orografía está representada por la Sierra Madre del
Sur y los principales cerros son el Cabeza de Vaca, el Tejocote,
de Guzmán, del Laurel, Encinas, El Gallo; principales
ríos: El Mamey, Coalcomán y Nexpa."

"En Agosto de 1950, Donald Brand
acompañado de José Corona
Núñez
realizaron un recorrido de
superficie por esta región, visitando Coalcomán
donde recolectaron el siguiente material: 32 lacas de obsidiana,
soportes cónicos sólidos o huecos y zoomorfos, una
figurilla de color café claro sin pulir, hecha con molde
con rasgos de pastillaje, malacates esféricos y
bicónicos, esgrafiados y numerosos tepalcates con
decoración blanca sobre roja."

"En formas cerámicas se identificaron cajetes de
paredes recto-divergentes y fondo plano y de silueta compuesta.
Es evidente que es una región donde es imprescindible
realizar estudios sistemáticos de su
arqueología."

"DEPRESIÓN DEL BALSAS O TIERRA CALIENTE. Esta
provincia geológica está formada por los municipios
de Tepalcatepec, Buena Vista, Apatzingán, Múgica,
Arteaga, La Huacana y Churumuco, entre otros."

"Su clima es tropical con lluvias en verano (Aw) y seco
estepario con lluvias escasas en verano (Bs). Su suelo es
podzólico y de pradera castaño o amarillo de bosque
y de Chesnut."

Partes: 1, 2, 3
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