Monografias.com > Política
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

El cuarto poder: análisis de la influencia mediática en el desarrollo de los procesos políticos




Enviado por Roberto Rodríguez



  1. Introducción
  2. La
    política vs medios de comunicación de
    masas
  3. Medios: ¿Los abogados del
    diablo?
  4. "El
    silencio de los medios…"
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía

Cuando Theodore Roosevelt y sus
soldados desembarcaron en Cuba

dispuestos a ser los ganadores
absolutos de la Guerra de Independencia contra
España,

antes de desembarcar cañones y
fusiles

bajaron una de las primeras
cámaras de cine fabricadas en el mundo.

Todavía hoy pueden verse a los
aguerridos ¨rangers de Teddy¨ tomando la loma de San
Juan,

no en imágenes
verídicas, sino en una representación de aires
operísticos

donde los soldados simulan caer
heridos, mientras clavan su bandera en la cima
conquistada.

Rolando Pérez
Betancourt,

¨Jessica y el
cine¨.
Granma, 1 de mayo del
2007.

Introducción

El creciente desarrollo de los medios
tecnológicos de comunicación masiva ha conllevado
que vivamos inmersos en una cultura mediática que se nos
presenta tanto en las relaciones sociales que establecemos en
nuestra vida en sociedad, como en acciones más
específicas que rigen y controlan nuestro orden social,
dígase la Política, posibilitando en mayor medida
la manipulación de elementos de la subjetividad social con
finalidades políticas para influir en un nivel donde se
entrelazan lo psicológico-cotidiano y lo
teórico-ideológico en la conciencia
social.

Los sistemas de comunicación e información
han privilegiado a los medios masivos de comunicación en
este empeño, los que tienen como uno de sus objetivos ya
no sólo manipular a las masas, sino también
fabricar la opinión pública en función de
los intereses hegemónicos de las clases
dominantes.

La imposición de ideas a través de los
medios de comunicación (radio, vídeo,
televisión, prensa, comunicación
electrónica), realmente no responde a niveles
éticos y de objetividad, ni tratan de mostrar diversas
posiciones y tendencias sobre determinados problemas, sino que
revelan una porción de la realidad y es sobre esta imagen
mediática sobre la que actúan los políticos
y los diversos actores sociales.

Hoy, a diferencia de hace apenas algunos años,
los medios de comunicación son reconocidos como factor de
primera importancia en la lucha política, no sólo
por los partidos, sino ya también por grupos sociales que
antiguamente no percibían como hoy, la dimensión de
los medios en el contexto de dicha
confrontación.

El objetivo de este trabajo radica en realizar un
acercamiento a los efectos producidos por los medios de
comunicación de masas en el desarrollo de los procesos
políticos a nivel internacional, haciendo una
revisión entorno a la evolución histórica
que han tenido las investigaciones sobre este tema a partir del
análisis de un conjunto de teorías y autores que se
han pronunciado al respecto.

La
política vs medios de comunicación de
masas

La comunicación de masas forma parte de un
proceso realmente importante de la sociedad moderna. Los medios
hacen algo más que entretener; ejercen una función
en la educación política, ideológica y
cultural de la población y nos aportan un flujo de
información que es esencial para nuestro sistema social y
político, las instituciones económicas, los estilos
de vida cotidiana, el relacionamiento social e incluso para
nuestras formas de expresión y comportamiento social, es
decir, el modo de concebir el mundo y construir nuestra realidad
social.

Ante un fenómeno como la información y
unos medios como la televisión, la radio, la prensa y
demás instrumentos informativos con una acción
pública tan amplia, el conocimiento científico se
impone con el fin de tener un conocimiento adecuado del papel que
la información desempeña en la vida humana y social
en donde se evidencia la importancia de los medios de
comunicación de masas como transmisores de mensajes que
llegan a un extenso público y pueden, a partir de
él, construir (reconociéndose como agentes de
socialización del individuo) y transformar su
ideología o modo de concebir el mundo que les
rodea.

La política y los medios de comunicación
de masas como elementos esenciales dentro de toda sociedad poseen
objetivos o metas aparentemente desiguales: mientras que la
política puede definirse como aquel fenómeno de
carácter histórico-social que se mueve alrededor
del arte de gobernar las sociedades humanas, la teoría del
Estado o la doctrina del derecho; los medios de
comunicación constituyen aquellas instituciones que se
encargan de la selección, organización, y
presentación de un conjunto de informaciones que se
consideren relevantes a un grupo de individuos.

En el análisis anterior podemos dilucidar que
ambos elementos, a pesar de tener labores diferentes, no
constituyen en lo absoluto elementos independientes, pues los une
su carácter público, y por ende la necesidad de
fundamentarse en bases éticas que rijan su funcionamiento
y ejecución, bases muchas veces olvidadas en la
práctica cotidiana.[1]

Los mass media se ubican como poseedores de
poder simbólico o cultural, que es aquel que procede de la
actividad productiva transmisora y receptora de formas
simbólicas significativas.[2] Los
individuos están constantemente dedicados a la actividad
de expresarse y de interpretar las expresiones de los otros;
están constantemente comprometidos en la comunidad e
intercambiando información y contenido simbólico,
(a lo cual Bourdieu denomina capital cultural), para lo cual
emplean determinados recursos entre los que podemos encontrar los
medios de comunicación.

Al producir formas simbólicas, los individuos
emplean estos y otros recursos con el fin de llevar a cabo
acciones que podrían interferir en el curso de los
acontecimientos y desencadenar consecuencias tales como el
incremento de determinadas reacciones, la respuesta o
actuación ante determinado fenómeno, el
otorgamiento de preferencias a un tipo de acción, la
reafirmación o apoyo a determinada situación o
simplemente el rechazo; constituyendo esto, por tanto, un asunto
de creciente interés para los gobiernos que procuran
incluir como punto esencial de su agenda de trabajo el control
mediático como estrategia perseguida para cultivar o
sostener una creencia en la legitimidad del poder
político, reforzar determinados estados de opinión
sobre algún candidato o partido político, o
simplemente, controlar la información que es emitida
diariamente a los ciudadanos para garantizar así su
posición en el poder.

Y es precisamente este poder de influencia y
transformación sobre la realidad social que poseen y son
conscientes, tanto los que ejercen la política, como los
que manejan y controlan los medios de comunicación que a
lo largo de la historia los gobiernos, no necesariamente
totalitarios o dictatoriales como puede fácilmente
llegarse a pensar, sino también aquellos
democráticos, se han vinculado con los medios de
comunicación convirtiéndolos en aparatos
ideológicos del Estado y monopolizándolos como
mecanismos de dominación y alienación
social.

Un término que podría asociarse a un campo
común entre ambas disciplinas es el de
Comunicación Política. El estudio de la
comunicación política tiene unos orígenes
muy recientes, aunque pensadores de la antigua Grecia como
Aristóteles se interesaban por ella. La misma puede
definirse como ¨el tipo particular de mensajes -y de
informaciones- que circulan dentro del sistema político y
que son indispensables para su funcionamiento, ya que condicionan
toda su actividad, desde la formación de las demandas
hasta los procesos de conversión, y las respuestas del
mismo sistema¨ (Panebianco,
1982)[3]

Existen un conjunto de fenómenos que
podrían asociarse al objeto de estudio de la
Comunicación Política, entre los que encontramos,
la opinión pública, propaganda política,
políticas de comunicación e incluso democracia, los
que serán abordados de una u otra manera en nuestro
trabajo. Aunque consideramos que el mejor modo de definir la
comunicación política es a través de los
niveles o facetas en los que se apoya Miguel de Moragas para su
distinción y ellos son:

  • 1. Sistemas de comunicación como
    instrumentos, no propagandísticos, sino organizativos
    de la actividad política y administrativa.

  • 2. Utilización política de la
    industria cultural, es decir, uso y fines políticos de
    la cultura de masas.

  • 3. Comunicación masiva y su papel en
    orden a mantener una conducta adecuada al status quo
    político y económico.

  • 4. Recursos comunicativos como sistema de
    oposición al poder establecido
    (contrainformación, comunicación de
    resistencia, comunicación alternativa).

  • 5. Procesos concretos de persuasión
    política (referéndums, elecciones,
    campañas de sensibilización,
    etc.)[4]

La Comunicación Política es un
ámbito de estudio que ha captado la atención de
numerosos politólogos, sociólogos y comunicadores
sociales, constituyendo un espacio tentador de análisis,
aquellos mecanismos o canales que utilizan los gobiernos para que
sus intereses sean tomados en cuenta, entre los que podemos
encontrar como protagónicos a los medios de
comunicación o como les llamaría Karl Deutsch,
los nervios del gobierno.

Medios:
¿Los abogados del diablo?

La evolución histórica que han tenido
estos estudios podría dividirse en cuatro momentos
trascendentales. Un primer momento apunta al estudio y
análisis de los procesos comunicativos vinculados a la
política y a los efectos políticos que los medios
de comunicación podían producir en una masa
(consideraba como aislada, atomizada y pasiva a los mensajes que
les eran emitidos) a partir de la labor de propaganda y
contrapropaganda, procedimientos persuasivos en boga durante ese
período. El concepto de propaganda política engloba
aquellas acciones organizadas de persuasión que aparecen
con el advenimiento de la sociedad industrial y los medios de
comunicación de masas, fundamentalmente con la
aparición de la radio.[5]

Autores como Lazarsfeld, Merton o Klapper plantean que
el monopolio de la propaganda favorece a ciertos valores
culturales que pretenden reforzar continuamente las actitudes que
favorecen el mantenimiento del sistema vigente, a la vez que
dificulta el nacimiento y difusión de ideas o
comportamientos contrarios a la ideología que
defienden.

Este primer momento se encuentra reflejado en el
contexto de la Primera Guerra Mundial, y específicamente
en los EUA, donde en 1916, Woodrow Wilson logró el triunfo
presidencial a partir de una campaña
propagandística bajo el eslogan ¨Paz sin victoria¨
que combinaba diversas técnicas publicitarias con estudios
psicológicos relacionados con comportamientos colectivos;
presidencia que tuvo el posterior respaldo en el llamado Comite
on Public Information que se conocería posteriormente como
Comision Creel. Esta comisión gubernamental se encontraba
formada por un grupo de intelectuales, hombres de negocios y
otros líderes de opinión que mediante la
persuasión y el discurso provocador lograron transformar
la mentalidad citadina en belicista, exaltando su fanatismo
patriótico y llevando de esta forma a la nación a
una guerra sin justificación.[6]

Dicha propaganda, al decir de Walter Lippman,
partía de fabricar un consenso popular sobre la
aceptación de una idea inicialmente no deseada a partir de
la selección de una reducida élite intelectual que
inducía al resto del ¨rebaño desconcertado¨
a cumplir con el ¨interés nacional
común¨[7]; lo que también Noam
Chomsky en su libro ¨El control de nuestras vidas¨,
enunciaría como ¨democracia del
espectador
¨.

La obra de Vladimir I. Lenin, una de las primeras y
más completas elaboraciones de la teoría de la
Comunicación Política, también se pronuncia
al respecto al abarcar la pluralidad de funciones de la
acción informativa. Para Lenin la información es
una condición indispensable para la acción
política revolucionaria, la cual precisa de una
coordinación capaz de conectar las consignas de
planificación política con la acción de
masas, quedando al margen la improvisación. Para ello
Lenin amplia su definición apoyándose en
términos como agitación y propaganda, los que
considera recursos comunicativos esenciales para la
persuasión política.

Pero no sería hasta 1948 que aparecería la
obra del comunicólogo norteamericano Harold Laswell, uno
de los pioneros en el estudio y delimitación del objeto de
estudio de la comunicación política y su propuesta
del paradigma quien dice qué, a través de
qué canal, a quién y con qué efecto,

marcando junto a Charles Wright Mills un nuevo período en
estos estudios.

Un segundo momento en dichos estudios se centra en el
análisis de la influencia mediática y su
vinculación con el desarrollo y éxito de las
campañas electorales, la cual desde el punto de vista de
las teorías de la comunicación, se encuentra
orientada por dos coordenadas fundamentales de
investigación: la Teoría Psicológica o de la
Persuasión y el Paradigma de Usos y Gratificaciones de los
medios, propuesta significativamente influenciada por la
teoría funcionalista de Talcott Parsons y Robert
Merton.

La Teoría de la Persuasión, a manos de su
principal representante Carl Hovland, engloba aquellas
investigaciones acerca de la influencia de las diferentes
características individuales de los destinatarios del
mensaje y otras variables referidas a la fuente, los mensajes y
el medio, como mediadores entre la estructuración del
mensaje y los fines persuasivos logrados con el mismo. De esta
manera se identifican como factores que influyen en el proceso
persuasivo que dependen de las características de los
destinatarios el interés por adquirir información,
la exposición selectiva a los medios y la recepción
y memorización selectiva de los mensajes; y otras que
están determinadas por las formas de estructuración
de los mensajes como la credibilidad del comunicador, la
unilateralidad o bilateralidad y orden de las argumentaciones y
el predominio racional y emocional de los mensajes.

Por su parte, el Paradigma de Usos y Gratificaciones, el
primer modelo centrado específicamente en el proceso de
recepción, se basa en entender las gratificaciones que los
individuos reciben a través de los usos que le confieren a
las funciones de los medios, expuestas en el modelo presentado
por el sociólogo norteamericano Charles Wright Mills
(1959), en donde manifiesta como una de las funciones de los
media la regulación de las normas sociales y la
¨vigilancia¨ de la sociedad. Wright Mills expone que las
informaciones de los medios de comunicación de masas
refuerzan el control social en las grandes sociedades
urbanizadas, en las que el anonimato de las ciudades ha
debilitado los mecanismos de control de comportamientos cara a
cara. Por su parte dentro de este enfoque podemos encontrar
también la perspectiva de E. Katz y J. G. Blumler referida
a que ¨los efectos de las campañas sobre los votantes
son vistos como derivados principalmente de las interacciones
basadas entre las necesidades y disposiciones previas de los
votantes y las formas cómo los medios y los otros agentes
de comunicación los
utilizan.¨[8]

Estos estudios, realizados mayoritariamente en los
Estados Unidos, estaban destinados a proporcionar datos a los
organismos empresariales, políticos y militares acerca del
impacto de los medios en la opinión pública, con el
objetivo de procurar un mejor manejo de los medios de
estimulación de los productos industriales, en la
cooperación de masas de electores o en la defensa externa
o interna de las instituciones democráticas.

A la obra de estos autores se le suman, como trabajos
más representativos de este momento, los estudios
realizados por Paul Lazarsfeld sobre la influencia de los medios
en el comportamiento electoral; los de B. Berelson y Gaudet, que
dan como resultado que ¨los media en lugar de producir nuevas
actitudes refuerzan aparentemente las ya existentes en el
público¨[9] y los de Kurt y Gladys
Engel Lang, los que enuncian en su artículo ¨Los
mass media y las elecciones
¨ publicado en 1955, que
más que una conversión del voto, los media
refuerzan las predisposiciones existentes contra los postulantes,
siendo entonces la decisión de sufragio una consecuencia
de la interinfluencia de los líderes de opinión o
del grupo de iguales sobre los individuos, más que el
resultado de una influencia puntual del acto
comunicativo.

Estas ideas que fueron expresadas desde los estudios
realizados por Lazarsfeld en los años 40 sobre las
elecciones presidenciales norteamericanas, permanecen como el
paradigma sobre el cual se han edificado las investigaciones de
la influencia mediática en los procesos electorales y sus
votantes. El autor señala, al igual que los hermanos Lang,
que los medios de comunicación, más que provocar
conversiones y cambios, lo que hacen es cristalizar y reforzar
las ideas preexistentes debido al llamado mecanismo de
protección de la percepción selectiva, limitante de
los efectos de los media sobre el cambio de
opinión.[10]

En el devenir de estos años también la
Escuela de Frankfurt se pronuncia acerca de los efectos de los
medios de comunicación sobre la cultura, reconociendo el
vinculo que se ha logrado establecer entre el poder y la
conciencia por medio de los mensajes emitidos por los medios de
comunicación masiva. Esta industria cultural, genera
entonces fenómenos como el establecimiento de una "pseudo
cultura" (término utilizado por Th. Adorno), la
destrucción de la formación humanística y
racional, pero principalmente la generación de una cultura
donde el hombre consume ideologías sin ningún tipo
de razón crítica, las que son promovidas con el fin
llenar las expectativas del mercado.

La aparición de la televisión como el
más revolucionario de todos los medios de
comunicación de masas y primera fuente de
transmisión noticiosa sobre política y gobierno
para el público, constituyó un cambio en el
tratamiento audiovisual de las campañas y propagandas
electorales por una parte, y la transformación de los
partidos políticos y sus líderes por
otra.

En efecto, la televisión es un medio que se
encuentra a disposición de los candidatos y de los
partidos políticos y que ha reemplazado a la
afiliación, como vía fundamental de
transmisión de mensajes políticos de los partidos,
y otras actividades tradicionales de movilización y
propaganda como mítines y asambleas locales, los que han
entrado inevitablemente en decadencia, por las más
modernas y efectivas técnicas de propaganda colectiva que
se emiten a amplias masas de electores en las sociedades educadas
y urbanizadas de nuestra
época.[11]

Pero la irrupción de la televisión fue
sólo uno de los factores que se añadían a
una larga lista de acontecimientos que propiciaron el auge y
desarrollo de los estudios que, sobre los mass media y
su influencia en los procesos políticos, se realizaban. La
victoria de la Revolución de Octubre, la expansión
de los medios que siguió a la gran Crisis Económica
Internacional de 1929, el ascenso del Fascismo y del Nazismo y la
puesta en marcha de la política del New Deal de Th.
Roosevelt en 1933, fueron eventos que marcaron de manera
decisiva, la dirección que tomaría la Ciencia
Política como disciplina autónoma y el desarrollo
de un conjunto de investigaciones científicas sobre el
tema; siendo predominante en dichos estudios, como ya se
habrá podido apreciar, una constante centralidad en el
análisis del modelo de comunicación norteamericano
y sus efectos, en el desarrollo de los procesos políticos
de esa nación, dado en la circunstancias de que cuatro de
cada cinco mensajes emitidos y distribuidos en el planeta se
producen en los EUA, donde las principales corporaciones de la
comunicación social facturaron el pasado año la
tentativa cifra de 280 000 millones en publicidad
comercial.[12]

Un tercer momento a analizar en la evolución
histórica de la Comunicación Política, bien
relacionado además con los dos momentos anteriores, es el
estudio del uso que, un significativo grupo de gobiernos
dictatoriales fascistas, como el caso de Adolfo Hitler
(Alemania), Benito Mussolini (Italia) y Francisco Franco
(España), hacían de la propaganda política
tanto para el acceso al poder como para la proyección
psicológica de la guerra.

Para los regímenes dictatoriales es esencial
contar con un sistema de comunicación bien planeado y de
funcionamiento óptimo que transmita eficazmente la
información previamente seleccionada y controlada por los
funcionarios gubernamentales ya que es una forma que los mismos
tienen de asegurar la permanencia del gobierno en el poder y la
aplicación y el apoyo a las normas públicas
establecidas. Respecto a estas ideas, Antonio Gramsci,
filósofo italiano de principios del siglo XX afirmaba que
¨el Estado gobierna con el consentimiento de los gobernados,
pero con el consentimiento organizado, no genérico y vago
(…) El Estado tiene y pide el consentimiento pero
también lo ¨educa¨ igualmente por organismos
privados.[13]

La persuasión juega acá también un
rol protagónico que se traduce no sólo en el
convencimiento a la población de un motivo para impulsar
la campaña belicista, sino también en la
búsqueda de obtener el máximo apoyo popular ante
las numerosas adversidades o circunstancias que puedan surgir
como contratiempos para poner en peligro la veracidad del
discurso político, dígase opinión
pública internacional o propios errores del sistema en
vigor; algo muy similar a la situación actual del gobierno
norteamericano producto de su intervención militar en
Irak, justificada en los supuestos depósitos de armas
biológicas y químicas que este país
poseía y que podrían desembocar en una futura
agresión a la potencia imperialista; o el propio caso del
empleo de la figura de Osama Bin Laden con fines de elevar los
niveles de aceptación electoral de Bush hijo durante la
campaña del 2004.

Procesos similares a este han venido ocurriendo a lo
largo de toda la historia de la política mundial, como en
el caso de los gobiernos fascistas mencionados anteriormente los
que desataron el miedo en la población alemana, en el caso
de Hitler, sobre la población judía y la amenaza
roja; o ya en períodos más actuales, la
búsqueda de figuras que pueden atentar contra el orden
social y la seguridad nacional.

A esto se puede añadir la constante
manipulación y distorsión de la información
que va tocando el plano de lo emocional, o la emisión de
propaganda subversiva a través de emisoras radiales o
propios canales televisivos locales que difunden algunos
gobiernos, entre ellos los EUA, con el objetivo de destruir
gobiernos socialistas o de izquierda, como el actual caso de
Venezuela y también nuestro propio país.

"El silencio de
los medios…"

Los planteamientos anteriores denotan los procedimientos
que ejecutan los Estados conjuntamente con las grandes
corporaciones de la información en la producción y
construcción de los mensajes, los que presumen de divulgar
a las masas la ¨verdad absoluta¨ cuando es en realidad
sólo un determinado enfoque de los sucesos acontecidos, o
aquella porción de la realidad que es más
conveniente difundir, la que es transmitida por los medios;
información que es previamente seleccionada (de acuerdo a
determinados estándares preestablecidos), controlada,
censurada y filtrada por la subjetividad del comunicador y de los
gobiernos en el poder[14]Existen un conjunto de
teorías sobre las comunicaciones de masas que centran su
objeto de estudio en el análisis de los procedimientos
rutinarios que realiza el emisor en la construcción del
mensaje, entre ellas encontramos la teoría de la
construcción de la noticia o más conocida por
Newsmaking, la llamada Agenda Setting, la
Espiral del Silencio, entre otras, las que pertenecen a
los estudios sobre los efectos cognitivos de los
medios.

Y es precisamente de análisis como este de los
que se nutre el cuarto momento en los estudios sobre la
Comunicación Política, al examinar el papel de la
televisión, Internet y otros medios de expresión de
la comunicación política en los procesos
políticos de la sociedad actual.

El Estado, como organismo rector de las decisiones en la
sociedad, puede condicionar las organizaciones mediáticas
no sólo a través de formas de censura y control,
sino también de modos más sutiles entre los que
podemos encontrar la creciente dependencia que poseen las
organizaciones mediáticas para su continuidad, de las
acciones gubernamentales por un lado, y del sector comercial por
otro, para su éxito financiero.

Otros factores que podrían vincularse a esto,
independientemente de los ya mencionados intereses
políticos que se encuentran de trasfondo en los medios,
podrían ser la especularidad y la búsqueda de
sensacionalismo a toda costa que pueden llevar, incluso a los
propios ¨hacedores de mensajes¨, a la aberración,
el trucaje y la mentira en la información que los medios
nos transmiten a diario; encontrando una politización en
elementos comunicativos tan cotidianos como los patrones del
vestir, las preferencias musicales y por supuesto, los seriados y
filmes que pretender dominar constantemente nuestras mentes e
imaginario con el ¨ideal¨ american way of life o
american dream, dejando de lado cualquier intento de
trascender las banalidades de la vida cotidiana, como expusiera
Goebbels ¨los medios ya no se dirigen a nosotros para
transmitirnos informaciones objetivas, sino para conquistar
nuestras mentes¨[15]

La política y los medios de comunicación,
al tener una base social tan amplia y utilitaria deben responder
a las necesidades y demandas que imperen en la colectividad,
siendo uno de los valores indispensables, como fundamento
ético de estos elementos, la veracidad, tanto de las
palabras, como de las actitudes que manifiesten los
representantes de los organismos mediáticos. Su deber ser
radica en la credibilidad y la responsabilidad que deben asumir
los mass media en su quehacer cotidiano, evitando la
distorsión y la parcialidad en el discurso siendo este
representativo de los intereses e inquietudes de las masas.Los
planteamientos del filósofo alemán Jürgen
Habermas, son esenciales para entender cuál es ese deber
ser, tanto de la política como de los medios. La
filosofía política de Habermas plantea una
relación clave entre política y comunicación
a través de su teoría de la acción
comunicativa, de la cual se desprende la ética discursiva
o comunicativa como fundamento para lograr el desarrollo de la
sociedad. Para ello, una relación entre política y
medios dentro de un contexto ético, debe responder a las
necesidades de progreso de la sociedad, en los cuales se incluye
el respeto por las diferencia y por ende, el reconocimiento
intersubjetivo.Los contenidos del código internacional de
ética periodística son muy explícitos sobre
la responsabilidad y rol de los periodistas en el desarrollo de
sus funciones. Estos códigos, también aplicable al
compromiso ético del ejercicio político, establecen
que aquellos que se desenvuelven en el campo de la
comunicación social deben apasionarse por ¨la defensa
de los valores universales del humanismo como la paz, la
democracia, los derechos del hombre y el progreso social
respetando las diferencias de cada cultura; donde además
deben ser partícipes de las transformaciones sociales que
van en orden al desarrollo democrático a través del
diálogo y el entendimiento entre los
ciudadanos.¨[16]

Con el desarrollo de la comercialización de las
instituciones informativas, los ideales morales y
políticos sostenidos por algunos de los primeros
emprendedores mediáticos fueron progresivamente
desplazados por los criterios de eficiencia y rentabilidad
económica y el auge de los mismos no fue, precisamente,
una buena noticia para la ética. Los productos
mediáticos, o los argumentos que de él se derivan,
han sido paulatinamente estandarizados y estereotipados,
continuamente trivializados y frívolamente reiterados por
lo que se impone inminentemente el cumplimiento de los
fundamentos éticos planteados para ambos ámbitos,
llevando a la práctica las teorizaciones o reflexiones
sobre el deber ser y hacerlas entonces, una vivencia y
actuación constante para la construcción de una
cultura ciudadana y por ende, el logro de una mejor
sociedad.

Conclusiones

En contexto histórico, político,
económico y cultural actual, los medios no pueden ser
pensados como meras cadenas de difusión. Si en otros
momentos la comunicación política tenía en
los medios una herramienta, en los inicios del siglo XXI ellos se
transforman en la arena en la que la hegemonía
pujará por construir y acumular su poder. Los medios de
comunicación masiva y comercial, como integrantes de los
grupos que lideran este proceso, son actores clave en el
funcionamiento social y en la constitución de la
dinámica que da sentido y entidad al campo
político.

Así pues, la situación de cambio
político que está viviendo el mundo está
reclamando nuevas exigencias a los medios, cuya actividad
profesional debiera estar más apegada al tratamiento
informativo amplio, diverso, con profundidad, que permita a los
públicos formarse un punto de vista propio y fundamentado;
para ello se requiere de medios que funcionen con objetivos que
coincidan con los intereses de una sociedad involucrada en la
búsqueda de un proyecto comunicativo hacia la democracia,
lo que requiere que los medios realicen la actividad informativa
con un alto sentido de profesionalismo y de acuerdo a las
demandas e intereses de las mayorías, lo que se relaciona
justamente con las nociones de equidad y veracidad, pero
también con principios éticos, cuya insuficiencia
ha estado empañando la eficacia de la labor
informativa.

No obstante, ello exige al Estado, a los partidos
políticos y otros organismos gubernamentales una postura
responsable sobre la labor específica de cada uno de los
mismos en la redefinición de las tareas de los medios de
comunicación. Por eso, los retos no son sólo para
los medios, sino también para la sociedad en su
conjunto.

Bibliografía

  • Alva de la Selva, Alma Rosa. Medios de
    comunicación, transición política y
    democracia
    . En: Revista Razón y Palabra, No 17,
    Feb-Abril 200. www.razonypalabra.org.mx

  • Bustos, Mario. La política en los medios
    de comunicación
    . Boletín ICCI-ARY Rimay,
    Año 4, No. 40, julio del 2002.

  • Cabrera, Carlos. Aproximación al
    análisis del papel de la comunicación y la
    información en los conflictos armados
    . (material
    impreso).

  • Cabrera Rodríguez, Carlos (comp.).
    Sociología Política. Selección de
    Lecturas. Tomo I y II. Editorial Félix Varela, La
    Habana, 2004.

  • Colectivo de Autores. Una Ciencia Política
    desde el «Sur».
    Editorial Félix
    Varela, La Habana, 2004.

  • Colome, G. Política y medios de
    comunicación: una aproximación
    teórica
    . Working Papers, Barcelona, 1994.

  • Kraus, Sydney y Dennis Davis. Comunicación
    masiva. Sus efectos en el comportamiento político.

    Editorial Trillas: SIGMA, México, 1991.

  • Luchessi, Lila y Maria Graciela R. Fronteras
    globales. Cultura política y medios de
    comunicación
    . Ediciones La Crujía, Buenos
    Aires, 2007. (Articulo de Internet).

  • Mockus, Antanas: Política y medios de
    comunicación: ¿elementos aislados o
    vinculados?
    (Articulo de Internet).

  • Moragas Spá, Miguel. Sociología de
    la Comunicación de masas. Tomo III
    . Propaganda
    política y opinión pública
    .
    Editorial G. Gili, Barcelona, 1986.

  • Musa, Arnaldo. El imperio de la
    desinformación
    . Periódico Granma, La
    Habana, 23 de mayo del 2007.

  • Ramonet, Ignacio. Propaganda silenciosa.
    Instituto Cubano del Libro, La Habana, 2002.

  • Swanson, David L. El campo de la
    comunicación política. La democracia centrada
    en los medios
    . En: Muñoz-Alonso, Alejandro y Juan
    Ignacio Rospir. Comunicación política,
    Editorial Universitas. Capítulo 1.

  • Thompson, John B. Los media y la modernidad. Una
    teoría de los medios de comunicación
    .
    Editorial Paidós Comunicación. España,
    1998.

  • Zillmann, Dolf y Bryant Jennings (compiladores).
    Los efectos de los medios de comunicación.
    Investigaciones y teorías
    . Editorial
    Paidós, Barcelona, 1996

 

 

Autor:

Lic. Roberto Rodríguez
Hernández

La Habana, 20 de marzo de 2013

[1] Mockus, Antanas: Política y medios
de comunicación: ¿elementos aislados o
vinculados? Artículo de Internet.

[2] Thompson, John B.: Los media y la
modernidad. Una teoría de los medios de
comunicación. Paidós Comunicación,
España, 1998. p. 32

[3] En: Colome, G.: Política y medios
de comunicación: una aproximación teórica
Working Papers, Barcelona, 1994. p.5

[4] Ídem. p.6

[5] Moragas Spá, Miguel:
Sociología de la Comunicación de masas. Tomo III.
Propaganda política y opinión pública.
Editorial G. Gili, Barcelona, 1986. pp. 1.

[6] Cabrera, Carlos: Aproximación al
análisis de papel de la comunicación y la
información en los conflictos armados. (Fotocopia).

[7] Ídem.

[8] Colome, G.: Política y medios de
comunicación: una aproximación teórica
Working Papers, Barcelona, 1994. pp. 18

[9] Petty, Richard y Joseph Priester: Cambio
de actitud de los mass media: implicaciones del modelo de
persuasión de elaboración probable. En: Bryant
Jennings y Dolf Zillmann (compiladores). Los efectos de los
medios de comunicación. Investigaciones y
teorías. Editorial Paidós, Barcelona, 1996,
pp.128.

[10] Colome, G.: Política y medios de
comunicación: una aproximación teórica
Working Papers, Barcelona, 1994. pp.13

[11] S. Bartolini (1980). En: Colome, G.:
Política y medios de comunicación: una
aproximación teórica Working Papers, Barcelona,
1994. pp. 24.

[12] Cifras obtenidas en Musa, Arnaldo. El
imperio de la desinformación. Periódico Granma,
La Habana, 23 de mayo del 2007.

[13] En: Colome, G.: Política y medios
de comunicación: una aproximación teórica
Working Papers, Barcelona, 1994. pp.12

[14] Cabrera, Carlos. Aproximación al
análisis del papel de la comunicación y la
información en los conflictos armados. (material
impreso).

[15] Ramonet, Ignacio: Propaganda Silenciosa.
Instituto Cubano del Libro, La Habana, 2002. pp.

[16] Mockus, Antanas: Política y
medios de comunicación: ¿elementos aislados o
vinculados? Artículo de Internet.

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter