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El menemismo




Enviado por Matías López



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Génesis del menemismo: "Del triunfo
    eleccionario al Swiftgate" (1988-1991)
  3. Auge
    del menemismo: "de la convertibilidad a la reelección"
    (1991-1995)
  4. Final
    del menemismo: "segundo período presidencial"
    (1995-1999)
  5. Conclusión
  6. Anexo
  7. Bibliografía

Introducción

Desde que era chico, siempre estuve interesado en
conocer, en entender, lo sucedido en la década de 1990.
Tal vez porque nací en ella, tal vez porque crecí
en una sociedad que fue resultado de esta. Sin tener claro el
porqué, me decidí a averiguar lo acontecido. Es
así que al presentárseme la posibilidad de realizar
este trabajo monográfico sobre ella, no tuve duda alguna,
éste era el tema sobre el cual quería
realizarla.

Durante este trabajo monográfico contaremos y
trataremos de encontrar una explicación a los sucesos
políticos, sociales y económicos ocurridos durante
su presidencia (1989-1999). Una vez explicados, buscaremos probar
cómo la aplicación del modelo neoliberal en su
más perfecta forma, cumpliendo con todos los planteos
realizados por los economistas, políticos y empresarios
para formarla, dieron como resultado la destrucción del
aparato productivo del país, un endeudamiento
crónico y, fundamentalmente, la marginación de los
sectores populares, alcanzando niveles de pobreza y desempleo
nunca antes vistos en la historia de nuestro
país.

No nos cabe ninguna duda de que estos fueron ciertos,
pero lo importante de la cuestión es el cómo.
También debemos entender que Menem fue el primer
presidente constitucional desde Perón en lograr ser electo
en dos períodos de forma consecutiva. ¿Cómo
fue posible su reelección con estos hechos planteados
anteriormente? Las miserias del país existieron durante
toda su presidencia, o solo formaron parte del final. Son hechos
discutibles. Sin embargo, aquí intentaremos explicar, bajo
nuestro punto de vista, por qué llegamos realmente a esa
situación.

Siguiendo con la temática de demostrar
cómo el país quedo sumido en la miseria, haremos en
el final del trabajo una pequeña síntesis, ya que
se aparta de nuestro tema de origen, de la caída del
sucesor de Menem, Fernando De la Rúa. ¿Era posible
en el momento en que asumió dar un giro a la
situación que se veía venir? ¿Quién
tiene un mayor grado de responsabilidad en la agitación
social que se vivió en diciembre de 2001, el que
generó el problema? ¿O el que no supo, no pudo o
bien no quiso cambiar la situación? Sabemos que no es el
tema central de este trabajo, pero sería interesante ver
la caída de este modelo y no sólo su
inicio.

CAPÍTULO 1

Génesis
del menemismo: "Del triunfo eleccionario al Swiftgate"
(1988-1991)

LLEGADA DE MENEM AL
PODER

Si bien había muchos posibles comienzos para esta
monografía, hemos decidido comenzar por el año
1988. En este contexto encontramos al Gobierno de Raúl
Alfonsín debilitado, por un lado por su falta de
acción (las medidas que intentó llevar a cabo
fueron votadas en contra en la Cámara de Diputados, donde
había perdido la mayoría luego de las elecciones de
septiembre del año anterior), y por el proceso
inflacionario cada vez mayor que se estaba viviendo.

La mayor fuerza opositora al Gobierno de turno era la
del Partido Justicialista, liderado por el jefe del partido,
Antonio Cafiero, quien junto a otros diputados había
formado el "Peronismo renovador", una rama del peronismo que
tenía como objetivo readecuarlo a la nueva realidad
histórica y al nuevo contexto democrático. Es
decir, planteando un modelo estricto respecto a la
institucionalidad republicana y de distanciamiento de las grandes
corporaciones (o grupos económicos).

En julio de 1988 se realizaron las elecciones internas
del PJ, en ellas confrontaron el ya mencionado Cafiero, y el
gobernador de La Rioja, Carlos Menem (quien también
formaba parte del grupo renovador, pero con tendencias mucho
más conservadoras). Para triunfar en las elecciones, Menem
tejió alianzas con diversos sectores del partido, que iban
desde el sindicalismo hasta antiguos militares de tendencias de
extrema izquierda o derecha. Estos grupos, que habían sido
dejados de lado por Cafiero, le permitieron a Menem el triunfo,
por lo cual fue consagrado candidato a Presidente de la
Nación.

El año 1989 fue bastante particular para el
país, por un lado, había un clima de enorme
expectativa por las elecciones que se realizarían en el
mes de mayo, para elegir al sucesor del Gobierno, ya totalmente
desacreditado de Alfonsín. El otro aspecto clave fue la
hiperinflación, que se desató luego de la
devaluación del Austral (la moneda del país durante
el período comprendido entre los años 1985-1991),
realizada en febrero de ese año, y que supuso la
pérdida del poder adquisitivo para aquellos ahorristas que
habían invertido en el sistema financiero utilizando la
moneda local (por ejemplo en el caso de los plazos fijos). Esto
además supuso un período de aumentos
drásticos del dólar y consecuentemente de los
precios. Esta situación llevó a la economía
a su descontrol, ya que los índices inflacionarios se
dispararon. Llegando en el mes en el que se desarrolló el
acto eleccionario ser del 78,4%[1] .

Este contexto, en el cual la pérdida del poder
adquisitivo de los trabajadores hacía crecer la pobreza,
le permitió a Menem triunfar en los sufragios obteniendo
el 47,49%[2]. Cabe destacar que el eje de la
campaña del hasta entonces gobernador de La Rioja fue la
promesa de un salariazo acompañado de un proceso de
revolución productiva.

El traspaso presidencial estaba previsto para el 10 de
diciembre de ese año, sin embargo ante los problemas de
conflictividad social (ola delictiva, saqueos, etc.),
Alfonsín no tuvo otra alternativa que adelantar el cambio
de mando, por lo que este se produjo el 9 de julio.

MENEM EN LA PRESIDENCIA, PRIMEROS
AÑOS E INFLUENCIA EXTERNA

Aquí haremos una pausa en el relato
cronológico de los hechos sucedidos, y retrocederemos
nuevamente a comienzos del año "89, ya que es este el
punto que nos permitirá entender las políticas
llevadas a cabo por el gobierno argentino durante toda la
década.

Como dijimos, nos ubicamos a principios del "89, el
lugar: Washington D.C., capital de los Estados Unidos.
Aquí se reunieron los representantes del Departamento de
Estado del país norteamericano, del Banco Mundial, del
Fondo Monetario Internacional (FMI de aquí en más),
los ministros del en ese entonces llamado G-7 (Estados Unidos,
Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Italia y
Francia), y los presidentes de los bancos privados más
poderosos del Mundo. Estos llegaron a un acuerdo conocido como
"Consenso de Washington". Este establecía:

Estas "sugerencias" fueron conocidas como "postulados
del Consenso de Washington", y aquellos países que no
cumpliesen con estos aspectos, no recibirían ayuda de los
organismos internacionales de crédito. Estas ideas,
además, eran la síntesis de la llamada
"Economía de libre mercado" o neoliberalismo
económico.

Volviendo al ámbito local, nos situamos
nuevamente en el traspaso de poderes. Menem asumió en un
contexto desastroso: inflación mensual de tres
dígitos, cambio compulsivo de dólares por
australes, saqueos, salarios reales bajísimos, violencia
social y niveles record de pobreza. Ante este contexto, y con la
necesidad de un cambio urgente, Menem aprovechó su
oportunidad, y aduciendo que la única posibilidad de
mejorar la situación era entrar en "la economía
popular de mercado", avalando la apertura del país hacia
el Nuevo Mundo Globalizado, y pregonando las privatizaciones como
la manera de terminar con el déficit fiscal. En otras
palabras, comenzó a hacer suyas las políticas
sugeridas en el consenso de Washington. De esta manera, Menem
designó sucesivamente en el Ministerio de Economía,
a dos de los más importantes ejecutivos de Bunge y
Born[3]Miguel Roig (quien falleció a poco
de asumir en su cargo), y Néstor Rapanelli. A su vez
tejió alianzas con Álvaro y María Julia
Alsogaray, quienes durante años habían pregonado
una política privatista.

De esta manera, poco a poco, Menem se iba apartando de
sus promesas electorales de campaña,
características del peronismo tradicional. A su vez, Menem
también designó a alguien que resultaría
clave en los años posteriores, Domingo Cavallo
asumió como Canciller. Cavallo era uno de los hombres
clave en el gobierno; su presencia era vital en el gabinete, ya
que contaba con una imagen muy favorable entre los bancos y el
FMI tras haber estatizado la deuda privada en tiempos de la
dictadura militar. De hecho, había sido el propio Cavallo
quien había sugerido a los organismos internacionales de
crédito que limitaran sus préstamos al por entonces
gobierno de Raúl Alfonsin.

Los dos años iniciales en la gestión Menem
tuvieron el claro objetivo de sacar al país de la crisis
inflacionaria y de inestabilidad. Para ello, y ante la falta de
oposición del radicalismo en el congreso, Menem
envió los proyectos de ley de Emergencia Económica
(que contemplaba una serie de recortes en el gasto público
y permitía despedir empleados estatales) y Reforma del
Estado (que establecía la metodología con la que se
transferirían las empresas estatales a grupos privados). A
su vez, a través de Rapanelli, se impusieron una serie de
ajustes y congelamiento de precios y una devaluación.
Estas medidas en conjunto resultaron de "shock" y permitieron
palear la inflación por un lapso muy breve. Sin embargo al
poco tiempo los precios se dispararon nuevamente, y se
entró en una nueva hiperinflación (que duró
hasta marzo de 1990), y que supuso el fin del plan
BB[4]y la asunción de un tercer ministro de
economía en tan solo (seis) meses: Erman
González.

El nuevo ministro, anunció la eliminación
en las restricciones cambiarias, la suspensión en los
controles de precios y la creación del llamado "Plan
BONEX" que consistió en el canje de los plazos fijos a
bonos con fecha de vencimiento en 1999, a un valor
muchísimo menor que lo que había sido depositado.
Esta medida perjudicó en gran forma a los pequeños
y medianos ahorristas, y además provocó una fuerte
recesión que incluyó la cancelación de los
créditos bancarios, y una serie de medidas restrictivas
por parte del Estado.

Paralelamente a estas medidas, se produjeron las
primeras ventas y concesiones de empresas estatales al sector
privado. Estas fueron las de ENTEL, Aerolíneas Argentinas,
los canales de televisión, los ferrocarriles y la
concesión de áreas para la explotación
petrolera de empresas multinacionales.

Luego del final de la hiperinflación, hubo un
cierto período de calma con índices no mayores al
15% mensual. Sin embargo, el precio del dólar que
había sido liberado, comenzó a declinar, y el
déficit aumentó, obteniendo como resultado una
corrida contra el austral a principios de 1991.

En medio de todos estos hechos, el 3 de diciembre de
1990 se produjo el último alzamiento militar
"carapintada". Durante el cual los rebeldes tomaron numerosos
objetivos, incluso el Edificio Libertador, lugar donde opera el
Estado Mayor del ejército. Menem, aprovechando la
posibilidad para demostrar que no iba dar lugar a las
negociaciones como sí había hecho su predecesor,
ordenó reprimir a los sediciosos. Orden que fue llevada a
cabo por quien luego sería el Jefe del Ejército,
Martín Balza. Si bien hasta hoy no están del todo
claras las razones por las cuales se produjo el alzamiento,
muchos especulan con que se debía a la visita de George
Bush al país para incluir a Argentina dentro del modelo
neoliberal, ya que los carapintadas tenían una tendencia
nacionalista, y no estaban de acuerdo en incluir a Argentina en
el proceso de Globalización, querían evitar que
esto sucediera.

Sumado a este hecho, semanas más tarde, el 28 de
diciembre, Menem dictó el indulto a las cúpulas de
las Fuerzas Armadas que se encontraban en prisión por los
crímenes cometidos durante la última Dictadura
militar.

Con la visita de Bush se confirmaba la política
de total subordinación a la potencia mundial, algo que
según quien sería Canciller a partir de 1991
serían "relaciones carnales". Mediante esta idea, Menem
rompió con la histórica neutralidad Argentina, y
envió fragatas que sirvieron como sustento
logístico en el Conflicto del Golfo
Pérsico.

Durante este tiempo cobró notoriedad el primer
hecho de corrupción, de los tantos que se harían
públicos durante la década. El hecho conocido como
"Swiftgate" o caso Swift consistió en un pedido de coimas
por parte de funcionarios argentinos a la empresa norteamericana,
que recurrió al embajador estadounidense Todman y que
movilizó al presidente de dicho país George Bush,
quien como ya mencionamos, había visitado el país
pocos días antes. Este hecho hizo que el presidente Menem,
de relación cercana al país norteamericano,
generase una renovación en su gabinete. En este contexto,
Cavallo asumió el rol de Ministro de Economía, y
Guido di Tella en el de Relaciones Exteriores.

Este sería el comienzo de la
profundización del modelo neoliberal y del fin del
problema inflacionario en el país.

CAPÍTULO 2

Auge del
menemismo: "de la
convertibilidad a la reelección"
(1991-1995)

EL REACTIVAMIENTO
ECONÓMICO

Nos encontramos en 1991. Con el cambio de gabinete,
resultante del primer hecho de corrupción que saliera a la
luz durante el gobierno de Menem, el ya mencionado Domingo
Cavallo había sido nombrado Ministro de Economía.
Su objetivo principal debía ser terminar con la
inflación, y a partir de ese momento, comenzar con la
apertura económica pregonada por el gobierno. Por otro
lado, el nuevo Canciller sería Guido Di Tella, quien
intentaría mostrar una imagen de Argentina como
"país de Primer Mundo", con una política de
subordinación total a las naciones potencia, y en especial
a los Estados Unidos.

Enfocándonos en el plano económico, una de
las primeras medidas tomadas por el nuevo ministro fue enviar al
Congreso de la Nación la llamada Ley de Convertibilidad.
Esta establecía que el cambio oficial sería de diez
mil Australes equivalentes a un Dólar. Además, a
partir de 1992 comenzaría a circular el peso convertible
(llamado así por la ley), una nueva moneda que constaba de
la quita de cuatro ceros. Es decir, que la paridad cambiaria
pasaría a ser de un peso convertible igual a un
dólar estadounidense. Para que esto fuese posible, sin
embargo, debían existir igual cantidad de pesos en
circulación que dólares en las reservas del Banco
Central. De este modo, el Estado perdía la capacidad de
emitir moneda, herramienta que le había permitido en
décadas anteriores reducir su déficit.

Sin embargo, la medida tuvo un éxito inmediato;
la inflación, salvo en un cierto comienzo, se frenó
totalmente, y creció el consumo, gracias a que la clase
media empezó a obtener financiamiento en cuotas a bajas
tasas de interés, algo que se era imposible en tiempos de
hiperinflación[5]Además, el Estado
gozó de algunos años de superávit fiscal,
producto tanto de un aumento de la recaudación impositiva,
así como también de las privatizaciones.

Todos estos efectos llevaron a que el desempleo cayera
un 2% entre mayo de 1990 y el mismo mes del año
siguiente[6]A su vez, la pobreza se redujo
sensiblemente; (en mayo del 90 era del 42,5%, y en el mismo mes
del año 94 había llegado al
16,1%[7]. Durante este lapso, además, el
Producto bruto interno (PBI), creció entre 1991 y 1994 en
valores inusuales[8]El propio ministro Cavallo
llegó a comunicar a través de la Cadena Nacional,
que Argentina había conseguido el "tercer crecimiento
más alto del Mundo"[9]. Todo esto
llevó a que se considerara a este proceso como el "milagro
argentino".

En el plano de las políticas internacionales, la
total subordinación del país hacia Estados Unidos
llevó a la participación de Argentina en el
conflicto del Golfo Pérsico. Para esto fueron enviadas dos
fragatas, que sirvieron como apoyo logístico para el
ejército norteamericano. Esta intervención
rompió con la histórica neutralidad del Estado
argentino en conflictos bélicos que no eran de su
competencia.

Además, se cree que esta fue la causa por la cual
se registraron dos atentados terroristas de carácter
antisemita: el primero a la embajada de Israel (1992), y el
segundo a la AMIA (1994). Entre ambos ataques se registraron en
total 115 muertos[10][11]Estos
ataques fueron llevados a cabo por grupos islámicos,
según se cree como represalia por haber intervenido en el
Golfo Pérsico. De todas maneras, hoy en día la
justicia no ha dado su veredicto sobre estos casos, por lo que no
se puede aun establecer quiénes fueron los reales
responsables del gravísimo hecho.

A partir del año 1993 comenzaron los problemas
para el gobierno menemista. Durante los años previos, la
apertura económica y la sobrevaluación del peso
generaron una situación en la cual los productos de origen
nacional no podían competir en el mercado con los
importados, que resultaban mucho más baratos, ya que se
producían a bajo costo, y pagaban aranceles muy bajos.
Situación similar a la que se había vivido durante
la última dictadura militar. La consecuencia de esto fue
el comienzo del cierre de fábricas en el país. De
este modo, el desempleo superó el 10%, un hecho sin
precedentes hasta ese entonces. Lo extraño de este proceso
es que sucedió en el contexto de un crecimiento
económico y de reducción de la pobreza.

Otro motivo del aumento del desempleo fueron claramente
las privatizaciones. La mayoría de las empresas vendidas
por el Estado a grupos privados, eran de carácter
deficitario. Para solucionar este problema, las nuevas
compañías (como por ejemplo las de
teléfonos: Telefónica y Telecom) optaron por tomar
la solución más sencilla: el despido masivo de
personal, como método de reducción de costos. En un
primer momento, sin embargo, no hubo demasiados inconvenientes
con esta situación, ya que el cobro de indemnizaciones les
permitió mantener sus condiciones de vida sin demasiado
perjuicio; lo que explica el hecho del tan marcado aumento del
desempleo sin modificar el índice de pobreza.

Ante esta situación, lo ideal hubiese sido optar
por una devaluación gradual de la moneada, como
método para potenciar la competitividad de la industria
local, sin perder la estabilidad económica
lograda.

Otro problema que comenzaba a aparecer era el del
déficit. El Estado importaba (gracias a la apertura
económica ya mencionada) más de lo que importaba, y
había gastado el dinero ganado a través de las
privatizaciones. Esto generaba una pérdida de divisas, y
por ende una reducción de las reservas. Como era
indispensable mantener a estas para la aplicación de la
convertibilidad, se procedió a pedir préstamos
internacionales a los organismos internacionales de
crédito, y particularmente al FMI. De esta manera, a
partir de este año y hasta el final de la convertibilidad,
se comenzó a pedir préstamos, que se otorgaban a
altas tasas de interés, con el fin en primer lugar, de
mantener el déficit en cero, y en segundo lugar, de pagar
préstamos anteriores.

LA REELECCIÓN Y EL COMIENZO DE
LA CRISIS

En el plano político, la victoria en las
elecciones legislativas, con la cual el PJ aumentó el
número de diputados, le sirvió a Menem para medir
el apoyo con el que contaba. A partir de ello, empezó a
analizar la posibilidad de presentar una reforma constitucional
para lograr la reelección. Para ello, negoció con
la UCR, principal fuerza opositora, el denominado "Pacto de
Olivos".

Mediante este, el radicalismo aceptaba una reforma con
la cual los mandatos se acortaban de seis a cuatro años, y
permitían un segundo período consecutivo,
además de la instauración de un sistema de
elección directa y utilizar un sistema de segunda vuelta
(ballotage). A cambio de esto el peronismo aceptó una
serie de reformas tales como la autonomía de la Capital
Federal (que pasaría a llamarse Ciudad Autónoma de
Buenos Aires)[12], la creación del consejo
de la magistratura, la presencia de un senador por la
minoría, la inclusión de tratados internacionales y
de los derechos humanos, ente otros.

Si bien lo negociado en el pacto permitía incluir
aspectos positivos, que ayudasen a la división de poderes,
el sector de la sociedad que era opositor al gobierno de turno se
sintió traicionado, y el radicalismo (la segunda fuerza
del país hasta ese entonces), perdió un gran caudal
de votos.

Durante el año 1994 se dio lugar al llamado
Congreso General Constituyente, reunido en la ciudad de
Paraná, y que aprobó la reforma constitucional. A
su vez, diversas provincias hicieron lo propio con sus
constituciones locales, propuestas por los gobernadores,
también con el objetivo de lograr sus propias
reelecciones.

Manteniéndonos en el plano político, en
las elecciones de representantes del Congreso Constituyente, ante
la caída del radicalismo, surgió una nueva fuerza
que pasaría a ser la principal oposición de
aquí en más: el denominado "Frente Grande". Un
partido compuesto por socialistas, peronistas disidentes y
demócratas cristianos, entre otros. Sus principales
integrantes, que años más tarde formarían
parte del gobierno de la Alianza, eran Carlos "Chacho"
Álvarez, y Graciela Fernández Meijide.

En el aspecto social, la situación comenzaba a
tornarse preocupante. Si bien seguía reduciéndose
la pobreza, el desempleo seguía aumentando. De todas
maneras, las fuertes sumas de dinero pagadas a modo de
indemnizaciones, permitían a las familias desempleadas
mantener en cierta forma, su nivel de vida.

En lo económico, la situación comenzaba a
verse complicada. A partir de febrero de ese año, y por
consejo de la Reserva Federal de los Estados Unidos, las bancas
privadas y los organismos de crédito, habían
aumentado notoriamente las tasas de interés. Para
contrarrestar la situación, Cavallo lanzó un severo
plan de ajuste, que se conoció como "Segunda reforma del
Estado". Esta consistió en privatizar los últimos
servicios del Estado (como por ejemplo el Correo), y la
distribución de ciertos gastos a los distritos
provinciales.

A fines del 94, se desató el "Efecto
tequila"[13], la incertidumbre que causó, y
la desconfianza de los inversores internacionales, desató
una fuerte corrida bancaria en el país. Como consecuencia,
la economía mostró su vulnerabilidad; se
agravó el déficit fiscal y la desocupación
aumentó de manera drástica (ya en el 95
llegó al 22%[14]). De este modo, se
desató la primera recesión desde el comienzo de la
convertibilidad.

Para solucionar la crisis, el gobierno menemista
recurrió a lo que comúnmente se conocen como
"recetas ortodoxas"[15], estas consistieron en una
reducción del presupuesto nacional, recortes en los
salarios públicos, aumento de la recaudación
impositiva y una serie de préstamos del FMI y el Banco
Mundial. De esta manera, el país salió de la
recesión a finales de año. Sin embargo en el
aspecto social la situación se mantuvo en decaimiento. A
esta altura, tanto el desempleo como la pobreza se mantuvieron en
ascenso, hasta el final del gobierno de Menem.

En las elecciones de 1995, Menem llegó
fortalecido; el haber salido de la crisis le permitió dar
una imagen fuerte ante la opinión pública. Esto le
permitió ganar las elecciones por un amplio margen, con el
49,94%[16] de los votos. Cabe destacar que en
segundo lugar terminó el FrePaSo (partido de
coalición formado principalmente por miembros del Frente
Grande).

Otro fenómeno que habría acentuado el
triunfo electoral fue el fenómeno conocido como "voto
cuota". Este tenía que ver con la incertidumbre de la
clase media a que sucedería si llegase un nuevo presidente
al poder, ya que una gran cantidad de gente había
contraído deudas en dólares (en su mayoría
producto de la compra en cuotas, de allí el nombre, de
productos), favoreciéndose por la
convertibilidad.

Si bien Menem cerró 1995 con un triunfo
rutilante, a partir de los meses siguientes, se haría
notorio el declive de su gobierno.

CAPÍTULO 3

Final del
menemismo: "segundo período presidencial"
(1995-1999)

EL SEGUNDO MENEMISMO

Para 1996, la crisis generada por el "efecto tequila" ya
había terminado. Sin embargo, se habían fugado al
exterior grandes cantidades de divisas, y el PBI había
caído un 2,8%[17] el año anterior. A
partir de ese año, sin embargo, comenzaría un nuevo
período de crecimiento, aunque no tan fuerte como el de
comienzos de la década.

Pese a la recuperación del crecimiento, el
desempleo se mantuvo elevado, y la pobreza alcanzó el
26,7%[18]. A su vez, el endeudamiento en el
exterior había crecido fuertemente, llegando a ser a esa
altura, superior a los noventa y nueve mil millones de
dólares[19]

El fuerte impacto de esta coyuntura, fue aun mayor para
Cavallo, que se encontraba fuertemente presionado por las medidas
de ajuste que había decretado, y era el apuntado como
consecuencia del malestar social que vivía la
población. Tampoco era apoyado por los gobiernos de las
provincias, ni siquiera los peronistas, ya que las fuertes
políticas de recorte habían impactado duramente en
las economías regionales, obligando a estos gobiernos a
reducir sus gastos, a través de la privatización de
bancos locales o bien transfiriendo las jubilaciones al Estado
Nacional.

A su vez, el ministro perdía respaldo dentro del
propio gobierno, ya que en ciertas medidas que intentó
aplicar, debió confrontar con grupos dentro del
círculo del presidente, que veían perjudicados sus
intereses. Finalmente, en el mes de julio, tras denunciar entre
otros al poderoso empresario Alfredo Yabrán y al ministro
del interior, Carlos Corach, Menem decidió relevarlo de su
cargo. De esta manera asumió un nuevo ministro, hasta ese
momento presidente del Banco Central, Roque
Fernández.

El nuevo ministro, de clara tendencia liberal, tuvo como
único objetivo durante su permanencia en el cargo, ajustar
las cuentas fiscales. Para ello tomó medidas como la suba
del IVA al 21%, reducción de empleados públicos y
recortes al presupuesto nacional. También procedió
a la privatización de los últimos bienes en
propiedad del estado, como eran los aeropuertos o el Banco
Hipotecario.

El conjunto de estas medidas, afectaron seriamente la
popularidad del presidente, quien buscaba mantener el caudal de
votos recibidos el año anterior para las elecciones
legislativas de 1997.

Párrafo aparte merecen las nuevas formas de
protestas que aparecieron durante el año. La primera fue
la "carpa blanca" que docentes afiliados a distintos gremios
instalaron frente al Congreso en forma de protesta, reclamando un
aumento de los fondos destinados a la educación.
Además, los maestros que se encontraran en la carpa
estaban en ayuno. La medida fue muy popular, tanto así que
durante los más de tres años que la carpa estuvo
instalada, los docentes recibieron más de tres millones de
visitas, y apoyo público de personalidades que apoyaban
las ideas de centro izquierda, como Eduardo Galeano o León
Gieco, entre otros.

Otro de los nuevos métodos fue el
piquete[20]Esta forma de protesta, que se utiliza
hasta hoy en día, comenzó a utilizarse tras una
pueblada en la ciudad neuquina de Cutral Có. Los reclamos
eran realizados por antiguos empleados de la petrolera YPF, que
tras su privatización, comenzó a despedir al
personal, dejando a gran parte del pueblo sin trabajo.
Rápidamente, y ante la atención brindada por los
medios de comunicación, este tipo de protesta se
extendió por todo el país. Los reclamos de los
piqueteros solían ser sencillos: no exigían
más que ropa, alimentos y en algunos casos trabajo; en
síntesis, ayuda para poder salir de la grave
situación en que se encontraban.

En medio del clima de conflictividad social reinante,
Menem enfrentó un problema de carácter
político. Sustentándose en la notoria debilidad del
gobierno, Eduardo Duhalde, vicepresidente de Menem durante su
primer mandato y gobernador de la Provincia de Buenos Aires entre
1991 y 1995, lanzó su candidatura presidencial. Para
lograr apoyo, empezó a utilizar un discurso con el cual se
distanciaba del gobierno actual, realizaba viajes en busca de
apoyo a los Estados Unidos y Europa, y comenzó a anunciar
planes de gobierno.

Menem tampoco pasaba por su mejor momento en lo
referente a la opinión pública. Los medios de
comunicación mostraban continuamente informes sobre
negocios ilícitos, que generalmente relacionaban a altos
funcionarios o gente cercana al presidente. Muchas de estas
denuncias, además, eran hechas por Cavallo, quien
secretamente utilizaba este método para lograr popularidad
con el objetivo final de ser electo presidente en el año
1999. Tal vez el caso más famoso que saliera a la luz fue
la venta clandestina de armas a Croacia y a Ecuador, en la cual
no solo resultaban implicados varios ministros, sino
también el propio presidente, y el jefe del
Ejército Gral. Martin Balza (quien había llegado al
cargo tras lograr el apoyo del mandatario durante el
último alzamiento carapintada).

Lo que agravó aún más la venta de
armas fue que en el conflicto bélico entre Ecuador y
Perú de 1995, Argentina había sido elegida como
garante de la paz entre ambas naciones.

Curiosamente, semanas después de revelado este
hecho, se produjo una explosión en la fábrica de
armas ubicada en la ciudad cordobesa de Río Tercero. Si
bien nunca se logró comprobar de forma fehaciente, se cree
que la explosión habría sido causada de manera
intencional, como manera de destruir pruebas.

Poco a poco Menem perdía su respaldo. En lo
económico el país si bien había recuperado
en crecimiento del PBI, sufría de un endeudamiento
crónico, causado por el déficit fiscal y por la
necesidad de hacer frente a los compromisos adquiridos ante los
organismos de crédito. En lo social se vivía un
contexto de conflictividad, sumado al creciente desempleo y el
aumento del índice de pobreza. Políticamente ya ni
siquiera contaba con el apoyo dentro de su propio partido, que se
había volcado a favor de Duhalde y de su objetivo de ser
el presidente a partir del año 1999.

Aprovechando el contexto de deterioro del gobierno de
turno, las dos principales fuerzas opositoras, el FrePaSo (Frente
País Solidario) y la UCR conformaron la llamada "Alianza
por el trabajo, la justicia y la educación". Un partido
que uniría a ambas fuerzas con el objetivo de desplazar al
justicialismo del poder.

Así fue como en las elecciones legislativas de
1997, la Alianza triunfó ampliamente, obteniendo el
46,97%[21] del total de los votos, y superando por
casi dos millones de votos al PJ. Esta elección supuso la
primera derrota del justicialismo desde el año 1985.
También sirvió para demostrar la marcada
pérdida de poder que sufría a estas alturas el
gobierno menemista.

Sin embargo, el resultado de las elecciones no fueron
totalmente negativos para Menem, ya que su opositor, y probable
candidato a las futuras elecciones, Eduardo Duhalde había
resultado debilitado luego de la derrota. Con este resultado, el
presidente empezó a hacer notoria su intención de
lograr un tercer mandato consecutivo.

El año 1998 fue también bastante duro en
el aspecto económico, ya que el país entro
nuevamente en recesión. Muchos de los factores tuvieron
que ver con causas externas, tales como la suba de las tasas de
interés, la falta de créditos internacionales, la
baja del precio de los productos agrícolas en el mercado
mundial y principalmente el derrumbamiento de la economía
de Brasil, que devaluó el Real. El contexto interno
tampoco resultaba favorable, ya que a partir de esta crisis se
vivió un proceso de transnacionalización de las
grandes empresas, como fue el caso del gran grupo
económico Bunge y Born, que decidió la venta de
todas sus empresas locales y se retiró del país.
Por ese entonces además, la Argentina tenía una
deuda que duplicaba a la existente apenas cuatro años
antes, en 1994.

La gestión Menem entraba en el año 1999
más débil que nunca, sin embargo, el presidente no
renunció a sus deseos de lograr otro mandato si no hasta
que la justicia lo declaró ilegal. Sin embargo, durante
los meses previos no había hecho otra cosa que atacar a
Duhalde, el candidato de su partido, por lo que el PJ llegaba
terriblemente debilitado a las elecciones de 1999.

Por el lado de la oposición, el candidato de la
Alianza sería el hasta entonces jefe de gobierno de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fernando De la
Rúa, quien se había impuesto en las elecciones
internas de la Alianza por sobre Fernández
Meijide.

La campaña realizada para las elecciones fue
aún más fortalecedora para la Alianza, que tras
prometer mantener la paridad cambiaria (por esos días ya
estaba latente el temor de una devaluación) logró
convencer a la clase media, y sumó adeptos al criticar
fuertemente los hechos de corrupción, utilizándolos
como eje central de los anuncios publicitarios. También
postulaban ideas de centro izquierda, y prometían crear
puestos de empleo, lo que generaba una gran ilusión en la
población.

Para el PJ la cosa no fue fácil, Duhalde se vio
obligado a presentarse como el candidato que seguiría las
políticas de Menem, hecho que le hizo perder credibilidad.
Además, no mostraba una imagen sana, ya que al haber
pertenecido al gobierno durante el primer mandato, la
población lo interpretaba como "más de lo
mismo".

Finalmente, en las elecciones celebradas el 24 de
octubre de 1999, se impuso con el 48,37%[22] de
los votos la fórmula Fernando De la Rúa –
Carlos "Chacho" Álvarez, que el 10 de diciembre
asumían rodeados de un clima de enorme expectativa
popular. Así se ponía fin a una década de
gobierno menemista, que había dejado al país en una
crisis severa, con niveles record de desempleo, altísima
pobreza, endeudamiento escandaloso y una sensación de
impunidad reinante.

Conclusión

Durante este trabajo hemos repasado los principales
hechos del gobierno menemista, hemos tratado de hacer un
análisis de ellos, y hemos llegado a determinar la
situación destructiva en la que acabó el
país al finalizar el mandato de Menem.

Al analizar la información, me resultó
chocante ver la poca importancia que se le dio desde el gobierno
a la situación social, que se encontraba en una creciente
desmejora.

Si bien es inobjetable que las medidas tomadas por el
gobierno de Menem detuvieron casi de forma total la
inflación, que era el principal problema que había
afectado a la clase media argentina durante toda la década
de 1980, las consecuencias fueron fatales. La paridad cambiaria,
que dio una sensación de riqueza irreal en un principio,
terminó por generar una situación explosiva, ya que
el Estado carecía de la posibilidad de emitir moneda, con
lo que solucionar el problema de la falta de dinero, y
además se veía continuamente obligado a financiarse
a través de créditos internacionales que dieron
como resultado el colapso económico apenas 2 años
después de terminado el período.

Como ya hemos planteado antes, la solución ideal
hubiese sido una devaluación gradual de la moneda, que le
permitiese a la industria nacional poder ser competitiva en el
mercado, ya que había en un principio, logrado un fuerte
aumento de su capacidad de producción y de la calidad de
los productos, gracias a las importaciones de maquinarias que se
hicieron con la convertibilidad.

Como mencionamos en la introducción, ahora
haremos una breve conclusión sobre el colapso de este
proceso, que sucedió en el 2001. Aquí dejaré
de lado la formalidad de la escritura en plural, y haré
una conclusión bien personal respecto a este
tema.

Es claro que en el 2001 vivimos el final de un proceso
neoliberal que dejó como resultado la destrucción
total del aparato productivo del país, y una deuda externa
tan grande que la única posibilidad fue declarar el
default.

Cabe aclarar que esta es una interpretación
exclusivamente económica, para analizar lo social, que es
aún más importante no me siento totalmente
capacitado, pero yo calificaría la situación vivida
durante esos años y que explotó en 2001 como algo
inmoral. No parece creíble que en un país donde lo
único que se siguió produciendo luego de las
privatizaciones y el cierre de empresas sean alimentos, la
población haya pasado hambre durante los meses previos al
colapso económico.

El desempleo y la pobreza masiva son factores graves,
pero la indigencia ya es algo que afecta a la dignidad
humana.

Al comenzar a escribir esta monografía dije que
al finalizarla diría quien tuvo un mayor grado de culpa en
la Crisis del 2001, si Menem o De la Rúa. Sería
simplista si dijese que Menem fue el generador de esta y De la
Rúa no supo cómo solucionarla. De la Rúa,
por más que sea discutida su idoneidad para haber ejercido
el cargo de presidente, sabía muy bien que la salida
tenía que ser la devaluación monetaria, sin
embargo, se negó sistemáticamente a llevar a cabo
esta medida para no ir en contra de lo prometido en su
campaña. Las consecuencias de no hacerlo fueron
gravísimas como se pudo ver durante el 19 y 20 de
diciembre del año 2001. De todas maneras, creo yo que
Menem tuvo el mayor grado de responsabilidad en el triste
desenlace.

Anexo

Monografias.com

Cuadro que muestra la evolución de la pobreza y
el desempleo desde mayo de 1989 (mes en que Menem gana las
elecciones) hasta el mismo mes de 2002.

Bibliografía

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  • Romero, Luis Alberto. Breve historia
    contemporánea de la Argentina. Bs. As. FCE.
    2001.

  • Novaro, Marcos. Argentina en el fin de silgo.
    Democracia, mercado y nación (1983-2001). Bs. As.
    Paidós. 2009

  • Partes: 1, 2

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