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Informacion sobre la varicela




Enviado por gaby



  1. Historia
  2. Epidemiología
  3. Etiología
  4. Patogenia
  5. Cuadro
    clínico
  6. Contagio
  7. La
    varicela y el embarazo
  8. Diagnóstico
  9. Tratamiento
  10. Complicaciones
  11. Prevención

La varicela es una enfermedad
contagiosa causada por el virus varicela-zóster, un virus
de la familia de los herpesvirus que también es el
causante del herpes zóster. Es una de las enfermedades
clásicas de la infancia, que en los niños suele ser
leve pero en adolescentes y adultos tiene mayor riesgo de
complicaciones. La enfermedad dura alrededor de una
semana.

La varicela es una enfermedad común
entre los niños, particularmente entre los menores de 12
años. Se manifiesta con la aparición en todo el
cuerpo de una erupción que produce picazón se
asemeja a ampollas, y puede estar acompañada por
síntomas seudogripales. Por lo general, los
síntomas desaparecen por sí solos. Sin embargo,
debido a que la infección es muy contagiosa, se recomienda
que un niño con la enfermedad permanezca en su casa y
descanse hasta que los síntomas desaparezcan.

La varicela es causada por el virus
varicela zóster (VVZ). Para evitar que los niños
contraigan dicho virus, deben recibir la vacuna contra la
varicela, que suele administrarse cuando los niños tienen
entre 12 y 15 meses. Además, los Centros para el Control y
la Prevención de las Enfermedades (CDC, Centers for
Disease Control
) recomiendan la administración de una
vacuna de refuerzo a niños de entre 4 y 6 años para
una mayor protección. Asimismo, los CDC recomiendan la
administración de dos dosis de la vacuna con un intervalo
de 28 días como mínimo a las personas de 13
años o más que nunca hayan tenido varicela o
recibido la vacuna contra esta enfermedad.

Generalmente, una persona tiene un episodio
de varicela en su vida, pero el virus que causa la varicela puede
permanecer en el cuerpo en estado latente y manifestarse en un
tipo de erupción cutánea diferente conocido como
culebrilla o herpes zóster. La vacuna contra la varicela
reduce considerablemente las posibilidades de que un niño
contraiga esta enfermedad, pero, de todas maneras, puede tener
culebrilla más adelante.

Historia

Durante años, se pensó que la
varicela era una forma especial de la viruela. Fue descrita por
primera vez en el siglo XVI, por diferentes autores con el
término Cristalli o Verol volante (el
virus de la viruela de vuelo). La expresión varicela fue
otorgado por Daniel Sennert en 1632. Sólo el médico
Inglés William Heberden produjo una distinción
clara entre la varicela y la viruela. Desde la segunda mitad del
siglo XIX Eduard Heinrich Henoch y Antoine Marfan precisaron los
peligros de la enfermedad. El dermatólogo de Hamburgo Paul
Gerson Unna describió los cambios histológicos que
distinguen la varicela de la viruela. En la primera mitad del
siglo XX, poco a poco la relación entre la varicela y el
herpes zóster se fue demostrando.

Epidemiología

La varicela puede verse en cualquier
época del año, aunque es más frecuente en el
invierno y la primavera[cita requerida]. El virus
causante sólo se transmite de persona a persona, ya sea
por contacto directo con las lesiones cutáneas o por
vía aérea al expulsarse mediante la tos o los
estornudos. El periodo de incubación hasta que aparece la
enfermedad es de 2 a 3 semanas. Los enfermos son contagiosos
aproximadamente desde 2 días antes de aparecer la
erupción. También se puede contraer la varicela a
partir de las lesiones de una persona con herpes
zoster.

Los contactos familiares, aquellos que
contraen la enfermedad a partir de otro miembro de su familia,
suelen presentar formas más graves que los primeros casos,
probablemente por un contacto más intenso y continuado con
el virus. La varicela es sumamente contagiosa, de manera que
cuando hay un enfermo en la casa el 80-90% de las personas
susceptibles que viven allí acaban contrayendo la
enfermedad.

Etiología

La varicela es una infección viral
causada por un herpesvirus del género Varicellavirus y la
subfamilia Alphaherpesvirinae. La taxonomía lo ha
denominado virus herpes humano 3 (HHV-3) cuyo único
reservorio conocido es el hombre. El virus tiene un ADN de doble
cadena (dsADN). Todos los virus de esta familia rodean su ADN con
una cápside icosaédrica con un área proteica
triangular que lo recubre. En la población adulta en
Europa Central alrededor del 93 al 96% de la población
tiene anticuerpos sanguíneos detectables para la
varicela.1 2

Patogenia

La varicela es por lo general adquirida por
la inhalación de gotitas respiratorias en
suspensión en el aire desde un huésped infectado.
La naturaleza altamente contagiosa del virus de la varicela
explica las epidemias que se propagan a través de las
escuelas desde un niño que está infectado
rápidamente a muchos otros compañeros de clase. Las
vesículas de la varicela contienen muchos virus, por lo
que la transmisión puede ocurrir también por
contacto directo con estas vesículas, aunque el riesgo es
menor.

Después de la inhalación
inicial de las gotitas respiratorias contaminadas, el virus
infecta la mucosa de las vías respiratorias superiores. La
proliferación viral se produce en los ganglios
linfáticos regionales de las vías respiratorias
superiores entre 2-4 días después de la
infección inicial y es seguida por la viremia entre los
días 4-6 postinfección. Una segunda ronda de la
replicación viral se produce en los órganos
internos del cuerpo, especialmente el hígado y el bazo,
seguida de una viremia secundaria de los días 14-16
postinfección. Esta viremia secundaria se caracteriza por
la difusión viral entre las células endoteliales
capilares y la epidermis. La infección del virus a las
células de la capa de Malpighi produce edema intercelular
e intracelular, lo que resulta en la clásica
vesícula.

La exposición al virus de la
varicela en un niño sano inicia la producción de
anticuerpos. Los anticuerpos del tipo inmunoglobulina G persisten
de por vida, generando inmunidad después de una
infección. Las respuestas inmunes mediadas por
células también son importantes para limitar el
alcance y la duración de la infección primaria de
la varicela. Después de la infección primaria, se
cree que el virus se propaga desde las lesiones de piel y mucosas
a los nervios sensoriales. El virus permanece latente en las
células ganglionares dorsales de estos nervios
sensoriales. La reactivación del virus resulta en una
forma clínicamente distinta, el síndrome de herpes
zóster o culebrilla.

Cuadro
clínico

El signo más característico
de la varicela es una erupción en la piel que aparece en
forma de pequeños granos que en poco tiempo se convierten
en vesículas (ampollas llenas de líquido). Las
vesículas suelen aparecer primero por el tronco, la cara,
el cuero cabelludo, extendiéndose después por todo
el cuerpo. También puede afectar a la boca, a la vulva y
al interior de los canales auditivos. Uno o dos días
después las vesículas se transforman en costras.
Durante los primeros días aparecen varias oleadas de
vesículas, por lo que pueden verse a la vez lesiones en
varias fases evolutivas, lo que se conoce como patrón
«en cielo estrellado». Las lesiones de la piel suelen
ser muy pruriginosas (picar). Al aparecer las costras, las
lesiones ya no serán contagiosas.

En el periodo prodrómico —el
periodo de tiempo que transcurre antes de que aparezca la
erupción, generalmente uno o dos días antes—
suelen presentarse otros síntomas como fiebre, dolor de
cabeza, malestar general, pérdida de apetito o
mitos. Estos síntomas suelen persistir durante
los primeros días de la enfermedad.

La varicela causa una erupción
cutánea de color rojo que produce comezón en la
piel. Dicha erupción aparece primero en el abdomen, el
rostro o la espalda y, luego, se propaga a casi todas las partes
del cuerpo, incluidos el cuero cabelludo, la boca, la nariz, las
orejas y los genitales.

La erupción comienza con varios
bultos rojos pequeños que parecen granos o picaduras de
insectos. Luego, se transforman en ampollas frágiles con
un líquido transparente, que se torna turbio. Cuando las
ampollas se revientan, dejan pequeñas heridas abiertas
que, al secarse, generan una costra de color
marrón.

Las ampollas de la varicela suelen medir
menos de un cuarto de pulgada de ancho, tienen una base roja y
aparecen en tandas en el transcurso de dos a cuatro días.
La erupción puede ser más extensa o grave en
niños con otros trastornos de la piel, como
eczema.

Algunos niños presentan fiebre,
dolor abdominal, dolor de garganta, dolor de cabeza o una
sensación de malestar indefinido uno o dos días
antes de que la erupción aparezca. Estos síntomas
pueden durar algunos días y la fiebre permanece en el
rango de 100° F a aun mas 102° F (de 37.7° C a
38.8° C). En casos poco frecuentes, la temperatura puede
elevarse. Los niños mas jóvenes suelen tener
síntomas más leves y menos ampollas que los
niños más grandes o los adultos.

Por lo general, la varicela es una
enfermedad leve, pero puede ser grave en algunos lactantes,
adolescentes, adultos y personas con sistemas inmunitarios
debilitados. Algunas personas pueden presentar infecciones
bacterianas graves relacionadas con la piel, los pulmones, los
huesos, las articulaciones y el cerebro (encefalitis). En
ocasiones, aun los niños con sistemas inmunitarios
normales pueden presentar complicaciones a causa de la varicela;
la complicación más frecuente es una
infección de la piel cerca de las ampollas.

Cualquier persona que haya tenido varicela
(o recibido la vacuna contra la varicela) en la niñez
corre el riesgo de contraer culebrilla más adelante en su
vida. De hecho, hasta el 20% la contrae. Después de una
infección, el VVZ puede permanecer inactivo en las
células nerviosas de la médula espinal y, luego,
reactivarse en forma de culebrilla, que puede provocar una
sensación de hormigueo, comezón o dolor seguidos de
una erupción con bultos rojos y ampollas. A veces, la
culebrilla se trata con medicinas antivirales, esteroides y
medicamentos para el dolor. En la actualidad, hay una vacuna
contra la culebrilla disponible para personas mayores de 60
años o más.

Contagio

La varicela es contagiosa desde
aproximadamente dos días antes de que aparezca la
erupción hasta que todas las ampollas desarrollen costra.
Si su hijo tiene varicela, es importante que no asista a la
escuela hasta que las ampollas estén secas, lo que
generalmente ocurre en una semana. Si usted no está seguro
de si su hijo puede regresar a la escuela, consúltelo con
su médico.

La varicela es muy contagiosa; la
mayoría de los niños cuyos hermanos han tenido
varicela también la padecen (si todavía no tuvieron
la enfermedad o no recibieron la vacuna correspondiente) y
presentan síntomas dos semanas después de que su
hermano los ha presentado. Para evitar que el virus se propague,
asegúrese que sus hijos se laven las manos frecuentemente,
en particular antes de comer y después de ir al
baño. Si su hijo tiene varicela, manténgalo lo
más alejado posible de los hermanos que no estén
vacunados.

Las personas que no hayan contraído
varicela o recibido la vacuna correspondiente también
pueden contraerla de una persona que tenga culebrilla, pero no
pueden contraer culebrilla. Esto se debe a que la culebrilla
solamente puede desarrollarse a partir de una reactivación
del virus varicela zóster en una persona que haya tenido
varicela previamente.

La varicela y el
embarazo

Las embarazadas y las personas con
problemas en el sistema inmunitario no deben estar cerca de una
persona con varicela. Si una embarazada que no ha padecido
varicela previamente contrae la enfermedad (especialmente durante
las primeras 20 semanas del embarazo), el feto corre riesgo de
tener defectos de nacimiento y la mujer tiene el riesgo de
padecer más complicaciones que si hubiera contraído
la enfermedad antes de quedar embarazada. Si la mujer presenta
varicela justo antes o después de que nazca el
bebé, el recién nacido corre el riesgo de tener
complicaciones graves de salud. No existe ningún riesgo
para el bebé si la mujer contrae culebrilla durante el
embarazo.

Si una embarazada ha tenido varicela antes
del embarazo, el bebé está protegido contra la
infección durante los primeros meses de vida, debido a que
la inmunidad de la madre es transmitida al bebé a
través de la placenta y la leche materna.

Es posible que las personas que corren el
riesgo de tener enfermedades o complicaciones graves, como
recién nacidos cuyas madres han tenido varicela en el
momento del parto, pacientes con leucemia o deficiencias
inmunológicas y niños que reciben drogas
inmunosupresoras, reciban inmunoglobulina de varicela
zóster después de la exposición a la
varicela a fin de disminuir su gravedad.

Diagnóstico

Monografias.com

Vesícula.

Generalmente la varicela se diagnostica por
sus signos clínicos típicos, sin precisar de
ningún tipo de análisis. La erupción
vesiculosa y pruriginosa en oleadas, especialmente si hay
antecedente reciente de contacto con un enfermo de varicela, es
suficiente para establecer el diagnóstico.

Para casos dudosos o con fines de
investigación se pueden emplear pruebas
diagnósticas para detectar el virus en el líquido
extraído de las vesículas, como el cultivo, la
inmunofluorescencia o la reacción en cadena de la
polimerasa. Para conocer si una persona es inmune a la varicela
se utiliza la serología.

El diagnóstico diferencial incluye
infecciones por el virus coxsackie, la escabiosis,
impétigo y prurito por picadura de insectos.

Tratamiento

Medidas generales

En niños sanos suele ser suficiente
con una serie de medidas para aliviar los síntomas. Para
la fiebre se emplea el paracetamol, evitando siempre la aspirina
(ácido acetilsalicílico), cuyo empleo para la
varicela se asocia al síndrome de Reye. Con
carácter general se desaconseja el uso de ibuprofeno en
niños con varicela por la posibilidad de una
predisposición a infecciones oportunistas. En un estudio
de casos y controles se ha relacionado el uso de ibuprofeno en
niños con varicela con una probabilidad mayor de
aparición de fascitis necrotizante;3 mientras que ciertos
estudios prospectivos no han encontrado evidencias de tal
asociación.4 El prurito puede aliviarse mediante lociones
antipruriginosas o con antihistamínicos orales, talcos de
coloides, o loción de calamina. Otras medidas que ayudan a
evitar lesiones por rascado e infecciones de la piel son cortar
todas las uñas y un baño diario con un jabón
suave. (El baño debe ser corto para no favorecer la
aparición de más ampollas).

Es importante aislar al enfermo durante la
fase contagiosa de aquellas personas que no han pasado la
enfermedad, en especial de las de mayor riesgo (adultos,
adolescentes, embarazadas o inmunodeprimidos). Aunque
tradicionalmente en muchos sitios se recomienda facilitar el
contagio de los niños para evitar que la contraigan cuando
sean mayores, no hay que olvidar que la varicela, aunque
generalmente benigna, puede dar lugar a complicaciones
graves.

Antivirales o antivíricos

Como tratamiento específico frente
al virus de la varicela-zoster puede emplearse el aciclovir, que
dificulta la replicación del virus, acortando la
recuperación del paciente con escasos efectos secundarios.
En niños sanos menores de 14 años el aciclovir
tiene un efecto muy limitado, por lo que no suele utilizarse. En
cambio, en los pacientes de más riesgo (adultos,
adolescentes e inmunodeprimidos) disminuye notablemente la
intensidad de la varicela y el riesgo de complicaciones siempre
que se comience a utilizar pronto, preferiblemente en las
primeras 24 horas desde la aparición de la
erupción.

El tratamiento con aciclovir tiene por
indicación absoluta a la paciente embarazada, a los
inmunodeprimidos y otros con riesgo particular de desarrollar
complicaciones (ej. neumópatas crónicos por la
posibilidad de padecer una neumonía por el virus). Los
pacientes adolescentes y adultos en general, excluidos esos
grupos, pueden obtener un beneficio más bien
discreto.

La varicela es causada por un virus, por lo
que el médico no recetará antibióticos. Sin
embargo, es posible que se requieran antibióticos si las
heridas se infectan con bacterias. Esto ocurre con bastante
frecuencia entre los niños, ya que generalmente se rascan
o tocan la zona de las ampollas.

El médico puede recetar aciclovir,
un medicamento antiviral, a las personas con varicela que corren
el riesgo de tener complicaciones. El fármaco, cuya
función es disminuir la gravedad de la infección,
debe administrarse durante las primeras 24 horas a partir de la
aparición de la erupción. El aciclovir puede tener
ciertos efectos secundarios, por ello, sólo se recomienda
su administración cuando sea necesaria. Su médico
puede indicarle si el medicamento es adecuado para su
hijo.

Cómo lidiar con las molestias de la varicela

Qué puede hacer para aliviar la
comezón, la fiebre y otras molestias que produce la
varicela:

  • Use compresas húmedas
    frías o prepare baños en agua fría o
    templada cada tres o cuatro horas durante los primeros
    días. Los baños de avena, disponibles en
    supermercados y farmacias, pueden ayudar a aliviar la
    comezón. (Los baños no hacen que la
    erupción se propague).

  • Seque el cuerpo suavemente sin
    frotar.

  • Aplique loción de calamina en
    las áreas con comezón (pero no la aplique en el
    rostro, especialmente cerca de los ojos).

  • Prepare comidas frías, blandas y
    fáciles de digerir, ya que la varicela en la zona de
    la boca puede dificultar comer y beber. Evite ofrecer a su
    hijo alimentos que sean muy ácidos o salados, como el
    jugo de naranja o los pretzels.

  • Pregunte a su médico o al
    farmacéutico acerca de las cremas para aliviar el
    dolor que se pueden aplicar en las heridas del área
    genital.

  • Déle a su hijo con acetaminofeno
    regularmente para aliviar el dolor si tiene ampollas en la
    boca.

  • Pregúntele al médico
    sobre otros medicamentos de venta libre que alivien la
    comezón.

Nunca use aspirina para bajar la
fiebre o disminuir el dolor en niños con varicela, ya que
la aspirina ha estado asociada con una enfermedad grave conocida
como el síndrome de Reye, la cual puede producir
insuficiencia hepática e incluso la muerte.

En la mayor medida posible, evite que su
hijo se rasque. Quizás, esto sea difícil para su
hijo; por eso, usted puede cubrir las manos de su hijo con
guantes o medias para evitar que se rasque mientras duerme.
Además, puede cortarle las uñas y mantenerlas
limpias para disminuir los efectos por haberse rascado, incluidas
las ampollas abiertas y la infección.

La mayoría de las infecciones de
varicela no requieren tratamiento médico especial. Pero
algunas veces, surgen problemas. Llame al médico en caso
de que su hijo tenga lo siguiente:

  • fiebre que dure más de cuatro
    días o ascienda a más de 102° F (38.8°
    C)

  • tos severa o dificultad para
    respirar

  • áreas de erupción que
    supuren pus (un líquido espeso e incoloro) o que se
    tornen rojas, doloridas, hinchadas y calientes

  • dolor de cabeza intenso

  • mareos inusuales o dificultad para
    despertarse

  • dificultad para poder ver luces
    brillantes

  • dificultad para caminar

  • confusión

  • aspecto de enfermo o
    vómitos

  • cuello rígido

Llame a su médico si cree que su
hijo tiene varicela, si tiene preguntas o si está
preocupado por una posible complicación. El médico
puede orientarlo en el reconocimiento de complicaciones y en la
selección de medicamentos que alivien la
comezón.

Cuando lleve a su hijo al médico,
avise con anterioridad que es posible que su hijo tenga varicela.
Esto es importante para evitar que otros niños en el
consultorio estén expuestos al virus; para algunos de
ellos, estar expuestos a la varicela puede causar graves
complicaciones.

Complicaciones

Aunque la varicela es generalmente una
enfermedad benigna, a veces aparecen complicaciones,
especialmente en adolescentes, adultos y personas con las
defensas bajas (inmunodeprimidos). Las más frecuentes son
las infecciones de la piel y del tejido subcutáneo
también denominada impetiginización, favorecidas
por el rascado de las lesiones.

Otra complicación típica es
la neumonía, que puede ser causada por el propio virus de
la varicela o por bacterias. También son típicas
las complicaciones neurológicas, en especial la ataxia
cerebelosa (alteración del equilibrio y marcha inestable,
que suele desaparecer por sí sola). Excepcionalmente se
ven complicaciones más graves como la encefalitis o la
fascitis necrotizante.

Las embarazadas que no han pasado la
varicela son especialmente sensibles dado que, además de
tener más riesgo de presentar complicaciones, pueden
transmitir la varicela al feto. Cuando la varicela se contrae en
los dos primeros trimestres de la gestación puede causar
una varicela congénita en el 1-2% de los casos,
con alteraciones neurológicas, cicatrices en la piel y
alteraciones oculares y esqueléticas. Si la varicela
aparece entre 5 días antes y 2 días después
del parto, puede aparecer en el recién nacido una
varicela neonatal muy grave.

Otras posibles complicaciones son la
segunda y sucesivas reapariciones, en las que se le llama Herpes
Zoster. Y es más grave cuanto mayor es la edad del
afectado, sobre todo por la posible neuralgia
post-herpética, un dolor a veces de intensidad terrible
que puede quedar permanentemente en las zonas afectadas de la
piel.

Es por estos riesgos que lo recomendable es
vacunarse a corta edad para evitarlos en lo posible.

Contagio

La varicela es contagiosa desde
aproximadamente dos días antes de que aparezca la
erupción hasta que todas las ampollas desarrollen costra.
Si su hijo tiene varicela, es importante que no asista a la
escuela hasta que las ampollas estén secas, lo que
generalmente ocurre en una semana. Si usted no está seguro
de si su hijo puede regresar a la escuela, consúltelo con
su médico.

La varicela es muy contagiosa; la
mayoría de los niños cuyos hermanos han tenido
varicela también la padecen (si todavía no tuvieron
la enfermedad o no recibieron la vacuna correspondiente) y
presentan síntomas dos semanas después de que su
hermano los ha presentado. Para evitar que el virus se propague,
asegúrese que sus hijos se laven las manos frecuentemente,
en particular antes de comer y después de ir al
baño. Si su hijo tiene varicela, manténgalo lo
más alejado posible de los hermanos que no estén
vacunados.

Las personas que no hayan contraído
varicela o recibido la vacuna correspondiente también
pueden contraerla de una persona que tenga culebrilla, pero no
pueden contraer culebrilla. Esto se debe a que la culebrilla
solamente puede desarrollarse a partir de una reactivación
del virus varicela zóster en una persona que haya tenido
varicela previamente.

La varicela y el embarazo

Las embarazadas y las personas con
problemas en el sistema inmunitario no deben estar cerca de una
persona con varicela. Si una embarazada que no ha padecido
varicela previamente contrae la enfermedad (especialmente durante
las primeras 20 semanas del embarazo), el feto corre riesgo de
tener defectos de nacimiento y la mujer tiene el riesgo de
padecer más complicaciones que si hubiera contraído
la enfermedad antes de quedar embarazada. Si la mujer presenta
varicela justo antes o después de que nazca el
bebé, el recién nacido corre el riesgo de tener
complicaciones graves de salud. No existe ningún riesgo
para el bebé si la mujer contrae culebrilla durante el
embarazo.

Si una embarazada ha tenido varicela antes
del embarazo, el bebé está protegido contra la
infección durante los primeros meses de vida, debido a que
la inmunidad de la madre es transmitida al bebé a
través de la placenta y la leche materna.

Es posible que las personas que corren el
riesgo de tener enfermedades o complicaciones graves, como
recién nacidos cuyas madres han tenido varicela en el
momento del parto, pacientes con leucemia o deficiencias
inmunológicas y niños que reciben drogas
inmunosupresoras, reciban inmunoglobulina de varicela
zóster después de la exposición a la
varicela a fin de disminuir su gravedad.

Prevención

Los médicos recomiendan que los
niños reciban la vacuna contra la varicela a los 12 a 15
meses de vida y que reciban una vacuna de refuerzo a los 4 a 6
años de edad. La vacuna tiene alrededor de un 70% a 85% de
efectividad en la prevención de una infección leve
y, más de un 95% de efectividad en la prevención de
formas moderadas o graves de la infección. Por lo tanto,
aunque algunos niños que recibieron la vacuna
contraerán varicela de todas maneras, los síntomas
suelen ser mucho más leves que los de los niños que
no han sido vacunados y contraen la enfermedad.

Los niños sanos que han padecido
varicela no necesitan la vacuna, generalmente cuentan con
protección de por vida contra la enfermedad.

Inmunización activa: vacuna antivaricela

La vacuna frente al virus
varicela-zóster es una vacuna de virus vivos atenuados que
se desarrolló en Japón en los años 70 del
siglo XX, aunque no fue autorizada hasta la siguiente
década. Todas las vacunas comercializadas en la actualidad
proceden de la cepa Oka, llamada así porque fue aislada de
las vesículas de un niño de 3 años con ese
apellido. Es una vacuna muy eficaz, especialmente frente a las
formas más graves de varicela. En aproximadamente un 5% de
los vacunados puede aparecer una leve erupción varicelosa,
con muy pocas lesiones, dos o tres semanas después de la
vacunación.

La vacuna antivaricela fue introducida en
el calendario vacunal de Estados Unidos en 1995 para niños
a partir de los 12 meses de edad. Posteriormente otros
países siguieron el ejemplo, como Canadá, Australia
o Alemania. En otros países, como España en 2005,
se ha optado por vacunar entre los 10-14 años de edad a
los niños que no han pasado la varicela. La vacuna
también es útil para evitar o reducir la enfermedad
en las personas susceptibles que han estado expuestas al virus,
si se administra en los 3 primeros días tras el contacto.5
La vacuna no es aplicable para quienes la han padecido y
pretenden evitar segundas y sucesivas reapariciones (Herpes
Zoster o Culebrilla). Se está experimentando con otra
vacuna que sería útil para estos casos.

Inmunización pasiva: inmunoglobulina

La inmunoglobulina antivaricela,
administrada por vía intramuscular, se emplea para
prevenir la enfermedad en grupos de alto riesgo que han tenido
contacto con un enfermo de varicela y que no pueden recibir la
vacuna, como embarazadas, inmunodeprimidos o recién
nacidos cuyas madres no han pasado la varicela.

 

 

Autor:

Gaby

 

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