Monografias.com > Lengua y Literatura
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Libros historicos




Enviado por joel ching Meletz



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Libro
    de Josué
  3. Libro
    de los Jueces
  4. Libro
    de Ruth
  5. 1 y 2
    Samuel
  6. 1 y 2
    Crónicas
  7. Esdras
    y Nehemías
  8. Ester
  9. Bibliografía

Monografias.com

Introducción

Este trabajo surgió de la sesión que
tuvimos a principios de año, con el supervisor nacional,
Obispo Mario O. Galindo, los supervisores de área, el
director de educación y el equipo nacional de
educación. En esa oportunidad a cada integrante de la
facultad de educación se le asigno una tarea de elaborar
un documento para los niveles de educación bíblica
teológica similar a este. Es un gusto dedicar unas horas
para elaborar un libro introductorio en forma de texto para que
sea un instrumento de capacitación para alumnos del
seminario Bíblico. Se ha utilizando el método
descriptivo, histórico documental. Basado en documentos
especializados. Es importante ver la seriedad con que trabajaron
para legarnos una riqueza de información

De esa manera se podrá estar actualizado al nivel
de la ciencia que según el criterio de algunos malos
educadores han enseñado que ella compite con la fe,
compite con la fe, sin embargo la ciencia esta al servicio o es
un instrumento complementario de nuestra fe. O sea, que corrobora
nuestra fe. Se debe aprovechar los datos especiales que
aquí se presentan para nuestra educación
teológica. No queda aquí la investigación,
se debe buscar otros documentos para reforzar lo que aquí
se registra. Esto solo es una base para el despegue hacia una
investigación mas profunda.

Lo antes dicho, se debe a que se han tomado costumbres y
malos hábitos como estudiantes, que ha llevado al
estudiante a ser mediocre en sus estudios. Para ser
fructífero como estudiante de las ciencias
teológicas, es necesario programar un horario
sistemático para su estudio. También, se debe
buscar un lugar adecuado en todo el sentido de la palabra para
aprovechar la labor de su estudio.

Vale notar que el presente estudio se ha hecho en un
lenguaje fácil de entender, aunque sea el nivel elevado,
se puede interpretar en un nivel que todos entiendan. Se elabora
un bosquejo como guía para seguir el estudio individual.
Es muy interesante que cada estudiante se esfuerce por hacer su
propia hermenéutica, y comentario, mejor si se escribe
para después hacer comparaciones con los demás
estudiantes. Se hace la observación de que el texto en si
no se comentara, esa será labor del estudiante hacer su
propio comentario basado los datos que se dan, se incluye un
bosquejo para que tenga un guía y así seguir con el
estudio. .

Este documento solo es una introducción a los
libros históricos, una de las limitantes lo es el espacio
y el tiempo que se nos dio para elaborarlo, a media que se siga
avanzando en los niveles de estudio bíblico se ira
ampliando su contenido. No se pretende con este documento trabajo
haber llenado todo el conocimiento de los libros
históricos. Este trabajo se presenta de la siguiente
manera: Josué, Es un registro de la conquista de
Canaán bajo el liderazgo de Josué, y la
repartición de la tierra entre las doce tribus.
Jueces Es la historia de los seis sometimientos de Israel
y de las varias liberaciones de la tierra a través de los
15 jueces. Rut Es la historia de una Moabita que paso a
ser parte del linaje de donde vendría nuestro señor
Jesucristo, el Mesías de Israel. 2 Samuel. Narra la
historia de Samuel, con los comienzos y primeros años de
la monarquía sobre Israel, iniciando con Saúl,
luego David. 1,2 Reyes Es la historia de los comienzos del
reino de Israel y más tarde el relato del reino dividido.
Aparecen los personajes sobresalientes de Eliseo y
Elías.1,2 Crónicas En gran parte es un
registro de los reinados de David, Salomón, y los reyes de
Judá hasta la cautividad. Esdras Es un registro del
regreso de los judíos de la cautividad y de la
reconstrucción del templo. Nehemías Es un
relato de la reconstrucción de los muros de de
Jerusalén. Esther Es la historia de la
liberación de los judíos pro la Reina Esther del
complot de Aman, y del establecimiento de la fiesta de
Purim.

Libro de
Josué

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1:1-18 Prólogo

1:1-9 El Señor ordena a
Josué

1:10-15 El mandato de Josué al
pueblo

1:16-18 La respuesta del pueblo a
Josué

2:1-5:15 Entrada a la
tierra

2:1-24 El informe de los espías:
"Canaán derrotada"

3:1-4:24 Cruce del Jordán

5:1-14 Preparaciones rituales

6:1-12:24 La toma de la
tierra

6:1-27 La batalla de
Jericó

7:1-8:29 La batalla de Hai

8:30-35 El pacto renovado en el monte
Ebal

9:1-27 Tratado con Gabaón

10:1-43 Conquista del sur

11:1-15 Conquista del norte

11:16-23 Resumen de la conquista

12:1-24 Apéndice: lista de los reyes
derrotados

13:1-21:45 Distribución de
la tierra

13:1-7 Tierra todavía por
conquistar

13:8-33 Distribución de la tierra al
oriente del Jordán

14:1-19:51 Distribución de la tierra
al occidente del Jordán

20:1-9 Ciudades de refugio

21:1-42 Ciudades
levíticas

21:43-45 Resumen: la maravillosa fidelidad
de Dios

22:1-24:33 Reteniendo la
tierra

22:1-34 El altar de testimonio de las
tribus orientales

23:1-16 Discurso de despedida de
Josué

24:1-28 Renovación del pacto en
Siquem

24:29-33 Postdata: menciones sobre
sepultura

AUTOR Y FECHA

Sobre el problema del autor algunos eruditos, siguiendo
el Talmud (c. 500 d. de J.C.), asignan el libro al mismo
Josué. Se apoyan en las evidencias o testigos internos del
mismo documento; por ejemplo: se dice que Rajab todavía
estaba viva en la fecha en que se escribió (6:25) y que el
autor, usando "nosotros", se incluye a sí mismo entre
quienes cruzaron el Jordán (5:1).

Sin embargo, la observación acerca de Rajab en
6:25 puede referirse a sus descendientes, y otros textos heb.
dicen "ellos", no "nosotros" en 5:1. Igualmente, como en 5:6, el
autor pudo haber usado "nosotros" en un sentido de solidaridad
con la generación que entraba a la tierra.

El lenguaje, el estilo y la teología de estos
libros apoyan la conclusión de que un así llamado
deuteronomista (un individuo o una escuela) reunió una
variedad de fuentes de varios períodos y los
entretejió en un todo completo durante el exilio. Esto
significaría que Josué fue escrito c. 550
a. de J.C.

Los judíos siempre han reconocido la unidad de
Jos., Jue., Sam. y Rey., llamándolos los "Profetas
Anteriores". Este arreglo tiene las ventajas de llamar la
atención a la integridad de cada libro y de distinguir
entre el Pentateuco, que describe la organización de
Israel como el pueblo de Dios bajo el pacto mosaico, y Jos.,
Jue., Sam. y Rey. que interpretan la historia de Israel en
términos de ese pacto.

El deuteronomista asumió que sus lectores
conocían las historias antiguas del Pentateuco. Por
ejemplo, se habla de los huesos de José en Gén.
50:25, que son sacados de Egipto en Exo. 13:19 y sepultados en
Siquem en Jos. 24:32; y la herencia prometida a Caleb en
Núm. 14:24, 30 encuentra su cumplimiento en Jos.
14:6–15.

LA FECHA DE LA CONQUISTA

Tomando las fechas que se dan en 1 Rey. 6:1 y Jue. 11:26
al pie de la letra, uno podría fijar la fecha de la
conquista c. 1400 a. de J.C. Sin embargo, uno no
puede asumir que la Biblia sencillamente suma los años en
esta forma.

No obstante, la evidencia arqueológica desde
Jericó y Hazor apuntan a esta fecha. En Jericó, el
estudio de los restos de cerámica, los escarabajos reales,
la actividad sísmica en la región, la
destrucción por fuego y aun las ruinas de los muros
derribados junto con el uso de carbono-14 reúne una
evidencia impresionante de que la ciudad fortificada fue
destruida finalmente por el año 1400.

En Hazor, hay niveles de destrucción en los
años 1400, 1300 y 1230 a. de J.C. Casi todos los eruditos
asignan la destrucción del 1300 al faraón Seti I,
dejando cualquiera de las otras a Israel. La referencia en Jue.
4:2 de Hazor como una ciudad cananea, en oposición a las
tres o cuatro generaciones de Israel después de
Josué, excluye una fecha posterior, a menos que uno
suponga ya sea que la narración bíblica en Jue. 4
es imperfecta o que la evidencia arqueológica es
incompleta.

Hai, si se identifica correctamente, carece de evidencia
de una destrucción israelita, presentando un problema para
cualquiera de los puntos de vista (ver sobre 7:2). J. Bimson ha
establecido el año 1400 a. de J.C. como la fecha de la
conquista sobre base más firme, refinando las fechas de
los períodos arqueológicos en
cuestión.

Por otro lado, la evidencia arqueológica de
Pitón y Ramesés en Egipto (Exo. 1:11), la falta de
datos corroborando los reinos establecidos de Edom y Moab al
oriente del Jordán antes del siglo XIII a. de J.C., y los
cientos de nuevos asentamientos de pastores nómadas que se
esparcieron en Israel alrededor del año 1200 en contraste
con su ausencia en el período anterior, todo favorece
fijar la fecha de la conquista en la segunda mitad del siglo
XIII. Sin embargo, la fecha de la conquista no afecta en realidad
la teología o el mensaje de Josué, en tanto hubo
una conquista.

TEOLOGIA

El libro de Josué trata de la tierra prometida:
Su posesión (caps. 1–12), su distribución
(caps. 13–21) y su conservación (caps. 22–24).
Por otro lado, trata también del desposeimiento de "los
perversos" de esa tierra. La tierra digna de reyes fue dada a un
pueblo digno de ser reyes (ver Jos. 12).

La tierra como don

El Creador de toda la tierra (Sal. 24:1, 2; 47:4) y
único dueño de Palestina (Lev. 25:23) hizo
depositarios a los patriarcas de una tierra digna de reyes, que
fluía leche y miel (Deut. 31:20). Prometió darla a
sus descendientes como una herencia permanente (Gén. 17:8;
Exo. 32:13). La ocupación de la tierra, que sería
tomada por etapas (ver 13:1–7), fue iniciada
dramáticamente por Josué. Fue entonces
"distribuida" por Dios a las tribus de Israel por sorteo
(Núm. 33:50–54), y así se convirtió en
su posesión inalienable que nadie podía tomar de
ellos por la fuerza.

Solamente los levitas no recibieron tierra propia; en su
lugar, ellos "heredaron" al Señor mismo, abriendo el
camino para un entendimiento espiritual de la herencia (13:14).
Con la resurrección y ascensión de Cristo y con el
derramamiento del Espíritu, se hizo claro que Josué
es un símbolo de Cristo y que la tierra es un
símbolo, una metáfora, de la salvación de la
iglesia en Cristo (cf. 1 Cor. 10:1–4).

Tanto la tierra como la salvación en Cristo son
un don (1:2, 6; cf. Rom. 6:23), poseído
únicamente a través de la fe (1:7, 9; cf.
Rom. 10:8–21; Ef. 1:8, 9). Son tanto un lugar de
bendición (Exo. 3:8; Núm. 13:27; Ef. 1:3, 14), un
hogar de reposo (Jos. 1:13; Heb. 4:1–11) y un lugar santo
en donde de manera única uno encuentra a Dios (Exo. 15:17;
Col. 3:1–4; 1 Tim. 2:5, 6). Ambos demandan también
un estilo de vida que se conforme a la ley de Dios (1:7, 8;
8:30–35; 1 Cor. 10:1–13).

Monografias.com

Unidad de la generación
fundadora

El autor pretende vincular a Josué con
Moisés e identificar al pueblo que entró en la
tierra como los representantes de aquellos que salieron de Egipto
(ver 24:7, 17). Aunque el éxodo y la conquista duraron
más de dos generaciones, el autor de Jos. trata a esas
generaciones fundadoras como una.

Vincula a Moisés y su ayudante Josué a
través del libro. Por ejemplo, Dios prometió estar
con ambos (1:5); ambos guían a Israel a través de
aguas formidables que asombrosamente se secan y así son
exaltados a los ojos del pueblo (3:7); ambos se quitan sus
sandalias en la presencia del Señor (5:13–15); ambos
interceden por el pueblo cuando peca (7:7); ambos poseen la
tierra y la distribuyen (12:7–8; 14:1–5); ambos
bendicen al pueblo (22:6); y ambos median el antiguo pacto (cap.
24).

La generación bajo es tos dos dirigentes vio las
maravillas asombrosas del Señor en el éxodo y la
conquista (24:7, 17) y entró en pacto con él; son
los primeros dirigentes de la nación gobernada por
Dios.

Unidad de todo Israel

El autor también está interesado en pintar
la unidad de las 12 tribus, usando "todo Israel" y
términos similares frecuentemente (p. ej. 3:1, 7, 17;
18:1; 22:14). A los hombres de las tribus orientales que lucharon
no se les despidió hasta después que se
completó la conquista (1:14, 15; 22:1–9), y el
malentendido de su altar "rival" causó
consternación entre las otras nueve y media tribus
(22:10–34).

Doce hombres, uno de cada tribu, tomaron una piedra del
Jordán para edificar un memorial nacional (4:1–9) y
todas las tribus renovaron el pacto mosaico en Siquem (8:33,
34).

Fidelidad del pacto

La generación de Josué probó el
tema dominante de esta historia; a saber, que el Señor
cumplió su pro mesa a los patriarcas y dio a Israel la
tierra y el reposo. Se afirma y reafirma en puntos clave en el
libro:

En el prólogo antes de la conquista
(1:1–9), después de la conquista (11:23) y
después de la distribución de la tierra
(21:43–45). Las menciones sobre las sepulturas, al final
del libro, también simbolizan esta verdad
(24:28–33).

Esta historia sagrada establece la confesión de
Israel: "El Dios de dioses, Jehovah", él es su Dios
(22:22), y la motivación para guardar su pacto (caps.
23–24). Estimula a los fieles a poseer la tierra que queda
(13:1–7; 14:6–15; 19:49, 50), dejando a los infieles
sin ex cusa (18:3), y pone pensativos a todos con la
sombría realización de que Dios también
cumple las maldiciones de su pacto (23:15–16;
24:19–24).

Israel, por su parte, debe cumplir sus obligaciones del
pacto tomando, distribuyendo y reteniendo la tierra a
través de la obediencia de fe en el Señor,
mostrando su fe en él en la obediencia a su
ley.

Guerra santa

La obediencia al pacto implicaba que Israel
lucharía de acuerdo con las reglas de la guerra santa
dadas en Deut. El Señor inicia la batalla y, si Israel
obedece de todo corazón, asegura su triunfo (1:2–9;
cf. Núm. 27:18–21), interviniendo en
ocasiones en las formas más asombrosas como en
Jericó (6:20) y Gabaón (10:11, 14). Mientras
estimulaba a Israel a ser fuerte en su fe en él, Dios
destruye a sus enemigos antes de que principie la batalla
haciendo que cunda el pánico en sus corazones
(2:9–11, 24). Al vencedor pertenecen los despojos" y
así, todos los malvados cananeos deben ser "dedicados"
(heb. herem) al Señor (6:17).

Monografias.com

La exterminación de los cananeos tuvo el
propósito de salvar a Israel de la tentación (Deut.
7:1–5). Como lo describe G. A. Cooke: "Cualquier cosa que
pudiera poner en peligro la vida religiosa de la comunidad, se le
ponía fuera del camino en que podía dañar
prohibiéndose su uso humano; para asegurar esto
efectivamente, debe ser totalmente destruida." Cuando Acán
fracasó en dedicar al Señor lo que por derecho era
suyo, Acán y todo lo que él poseía fueron
destruidos (7:15). Algunas veces el Señor reservaba el
botín para él y otras veces recompensaba a su
ejército con él (8:27). Los cananeos fueron
exterminados de acuerdo con el recto juicio del Señor y no
por que Israel tuviera sed de sangre.

La prostituta Rajab se arrepintió y
encontró un lugar permanente en Israel (6:25). Sin
embargo, en la mayor parte Dios endureció los corazones de
los cananeos que estaban maduros para el juicio (11:19, 20). Su
destrucción prefigura el castigo eterno de los
impíos (Mat. 25:46), como la destrucción de Sodoma
y Gomorra siglos antes. Israel poseyó su tierra porque el
propósito del Señor era santificarla. Esa es la
razón por la cual el autor coloca el relato de la
renovación del pacto en Siquem justo en el corazón
de las historias de las batallas (8:30–34). Si no
reconocemos estos paralelos entre el juicio de Israel sobre los
cananeos y el juicio final, fracasaremos en ver por qué a
Israel se le instruyó actuar en esta forma. (2)

Libro de los
Jueces

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1:1-2:5 Después de Josué:
decadencia militar

1:1, 2 Los israelitas consultan al
Señor

1:3-21 Los éxitos y fracasos de las
tribus del sur

1:22-36 Los éxitos y fracasos de las
tribus del norte

2:1-5 Israel acusado de
desobediencia

2:6-3:6 Después de Josué:
decadencia espiritual

2:6-10 El desliz hacia la
apostasía

2:11-19 Revisión del período
de los jueces

2:20-3:6 La respuesta última del
Señor

3:7-16:31Las carreras de los
jueces

3:7-11 Otoniel

3:12-30 Ehud

3:31 Samgar

4:1-5:31 Barac (más Débora y
Jael)

6:1-8:35 Gedeón

9:1-57 Experimento de Abimelec con la
monarquía

10:1-5 Tola y Jaír

10:6-12:7 Jefté

12:8-15 Ibzán, Elón y
Abdón

13:1-16:31 Sansón

17:1-18:31 Caos religioso:
Micaías y su santuario

17:1-13 El origen de los ídolos de
Micaías

18:1-31 La historia subsecuente de los
ídolos de Micaías

19:1-21:25 Caos moral: el levita y su
concubina

19:1-28 La violación en
Gabaa

19:29-21:25 La respuesta a la
violación.

El libro de Jueces parte de la narración
bíblica de la historia de Israel, desde su entrada a la
tierra de Canaán (en el libro de Jos.) hasta su salida
temporal de ella (al término de 2 Rey.). Mucho de esta
parte del AT está dedicado a las narraciones de los
reinados de los reyes de Israel, comenzando con Saúl,
David y Salomón.

Pero entre la llegada de Israel a Canaán y el
establecimiento de la monarquía, hubo un período de
cerca de 200 años (c. 1200–1000 a. de J.C.)
conocido como el período de los jueces. En este
período Israel no tenía una administración
formal, centralizada, y dependía de hombres y mujeres
especialmente dotados que Dios levantó para proporcionar
liderazgo.

Se les llamó jueces porque llevaban a cabo el
juicio de Dios, fuera sacando a los enemigos o arreglando las
disputas entre los mismos israelitas. Las actividades de estos
jueces se describen en el libro de Jue. (de allí el
nombre) y en los primeros capítulos de 1 Sam.

Estas narraciones en particular, están
interesados en la relación especial de Dios con Israel y
cómo ésta se expresaba tanto en juicio como
salvación en la historia. Esta relación especial
estaba basada en el pacto que Dios hizo con los israelitas en el
monte Sinaí después que los sacó de la
esclavitud en Egipto (Exo. 19–20), y éste a su vez
estaba basado en las promesas que Dios había hecho a
Abraham siglos antes (Gén. 12:1, 2).

Como veremos, el libro de Jueces. es claramente
profético en este sentido. Es una relación
teológica de la historia de Israel en el período de
los jueces. Y como los otros libros proféticos, contiene
un mensaje que todavía es pertinente para el presente y el
futuro.

ISRAEL EN EL PERIODO DE LOS JUECES

Poco se sabe sobre la forma de vida de Israel en el
período de los jueces, aparte de lo que podemos extraer
del AT. La fuente principal de información es el mismo
libro de Jueces., pero los libros de Rut y 1 Sam. también
arrojan luz valiosa sobre el período.

El territorio de Israel en ese tiempo estaba dividido en
áreas tribales (ver Jos. 13–21 De las 12 tribus,
nueve y media ocupaban la región entre el río
Jordán (incluyendo el mar de Galilea y el mar Muerto) y la
costa mediterránea. Las otras dos y media ocupaban la
región de la meseta al este del Jordán.

Las conquistas de pueblos vecinos como los madianitas,
moabitas y amonitas (al oriente), los filisteos y la llamada
Gente del Mar (al occidente), generalmente involucraban
sólo parte del territorio de Israel, lo que significaba
que solamente una o dos tribus eran directamente
afectadas.

El vínculo esencial entre las tribus era su
historia común y su fidelidad al Señor (Jehovah).
El mismo era su Gobernante o Juez supremo (11:27) y su ley era la
constitución de ellos. Fue esta relación de pacto
con el Señor que los unió y les dio su identidad
como un pueblo distinto.

Al menos una vez al año se celebraba un festival
religioso en el cual se recordaba al pueblo su identidad y las
obligaciones que esto implicaba. Estas reuniones probablemente se
celebraban en Silo, que estaba localizada al centro y era
el lugar donde el tabernáculo de reunión se
había instalado originalmente después de la llegada
de Israel a Canaán (Jos. 18:1; Jue. 21:19; 1 Sam.
1:3).

Silo, probablemente quedó como el lugar del
santuario central durante todo el período de los jueces,
aunque el arca del pacto se llevaba a veces a otros lugares,
especialmente en tiempos de crisis (18:27). No se sabe en forma
definida cuán buena era la asistencia a estos festivales y
exactamente lo que pasaba en ellos, pero casi es seguro que se
daban gracias por las bendiciones recibidas (o sea buenas
cosechas), se hacía oración, se ofrecían
sacrificios, se leía la ley dada en el monte Sinaí,
y se tomaba un nuevo juramento de lealtad (al Señor y uno
a otro).

Probablemente era el juez en funciones el que
leía la ley, asistido por los sacerdotes (2:17; 18:27).
Todo el valor de esto era una renovación del pacto y un
nuevo compromiso para vivir por él (cf. Jos. 24).
En su mayor parte, la administración de justicia cotidiana
y la vigilancia de los asuntos de la comunidad, la proporcionaban
en forma local los ancianos de los diferentes clanes y tribus
(11:4–11; Rut 4:1–12).

Pero los asuntos que no podían decidirse
localmente, eran llevados para su resolución al juez en
funciones en ese tiempo, ya sea a un lugar céntrico (4:4,
5) o en ciertas ciudades designadas que el juez visitaba
regularmente (1 Sam. 7:15–17).

De cuando en cuando, como la ocasión lo
requería, se reunían asambleas de representantes ad
hoc de las diferentes tribus para tratar asuntos de
interés común, tales como un mal comportamiento
serio de una de las tribus o un ataque enemigo contra una o
más de ellas. En tales ocasiones se requería una
acción decisiva, concertada, para preservar la integridad
de Israel.

No había ejército permanente, de modo que
era necesario levantar una fuerza fresca de voluntarios cada vez
que se suscitaba una emergencia nacional, y el carisma personal
de un individuo con frecuencia desempeñaba un papel
crucial en que esto se hiciera rápidamente.

Monografias.com

Parece que al menos algunos de los jueces llegaron al
cargo precisamente por su habilidad para proveer un liderazgo
inspirador en tales ocasiones (11:1–10). Otros parece que
fueron nombrados en circunstancias más pacíficas,
aunque no se sabe exactamente cómo se
hacía.

Sin embargo, en la práctica el "sistema" (si ese
es el término correcto para ello) raramente
funcionó, si alguna vez lo hizo, en forma tan suave. De
hecho, había poca unidad efectiva entre las tribus
israelitas en el período de los jueces. Para empezar,
estaban separados unos de otros por asentamientos de cananeos no
conquistados (1:19, 27–36; 4:2, 3).

A diferencia de los israelitas, estos pueblos
habían labrado la tierra durante generaciones, y
atribuían su éxito al levantar cosechas a su
adoración de varios dioses de naturaleza masculina y
femenina, los baales y las astartes. Creían que ellos
controlaban la tierra y el tiempo y, por lo tanto, la fertilidad
del campo y del rebaño.

Los israelitas eran muy atraídos a estos dioses y
cada vez más mezclaban la adoración a ellos con la
adoración a su propio Dios, Jehovah. Esto inevitablemente
condujo a un debilitamiento de su fidelidad a Dios y entre ellos,
y resultó en una declinación espiritual y moral tan
seria que amenazaba con destruir a Israel desde
dentro.

Las tribus eran lentas para ayudarse unas a otras en
tiempos de crisis (5:16, 17; 12:1–7) e incluso cayeron en
luchas entre ellas (8:1–3; 12:1–6; 20:1–48). La
mayoría estaba preocupada solamente por sus propios
intereses y se aprovechaban de la falta de gobierno central para
hacer lo que quería (17:6; 21:25).

Este deterioro interno amenazaba destruir la estructura
misma de Israel y, de hecho, constituyó una amenaza mucho
más severa a su supervivencia en el período de los
jueces, que cualquier ataque externo.

Sin embargo, en esas circunstancias, como siempre, hubo
israelitas fieles que continuaron silenciosamente llevando vidas
de piedad genuina. El libro de Jueces enfoca principalmente las
crisis frecuentes que Israel enfrentó y de esa manera nos
da una impresión bastante turbulenta del
período.

Pero también indica con claridad que hubo largos
períodos de paz y relativa prosperidad, en los cuales la
vida a nivel local pudo asentarse en un tenor más apacible
(3:11, 30; 8:28; 10:3–5; 12:8–10). En este respecto,
a Jueces lo complementa finamente el libro de Rut con su historia
gentil y conmovedora de los asuntos de una familia de
Belén.

Aquí los agricultores lucharon contra las
inclemencias del tiempo, las personas se conocieron y enamoraron,
y los ancianos buscaron la guía de los asuntos de la
comunidad en los senderos probados de la ley del pacto y la
costumbre local.

Ambos libros testifican el hecho de que, sea en la
turbulencia de crisis nacionales o el tenor más apacible
de la vida en la aldea, Dios estaba profundamente involucrado y
soberanamente activo en las vidas de su pueblo,
preservándolas y disciplinándolas, y dirigiendo
todas las cosas para su bien.

EL ORIGEN Y LA FECHA DEL LIBRO DE
JUECES

Precisamente cómo llegó a existir el libro
y cuándo se completó en la forma que ahora lo
tenemos, continúa siendo un asunto de debate entre los
eruditos. El punto de vista tradicional judío es que fue
escrito por el profeta Samuel y éste puede contener al
menos un elemento de verdad. Pero hay indicaciones de que el
proceso de composición del libro fue mucho más
complejo y prolongado que lo que sugiere este punto de vista
tradicional.

El grueso del libro parece estar basado en una fuente de
material que fue ya sea contemporánea con, o muy cercana
a, los eventos mismos. Las notas sobre los así llamados
"jueces menores" en 10:1–5 y 12:8–15 (enmarcando la
historia de Jefté), probablemente salieron de una fuente
documental de esta clase. Y los relatos de las proezas de
jueces-libertadores como Ehud, Barac, Gedeón y
Sansón, muy probablemente se derivan de una
colección al principio de tales historias de
héroes, ya sea en forma oral o escrita. El hecho de que
Jefté parece importante en ambas, puede haberle dado pie
al autor del libro para combinar estas dos fuentes.

Mucho menos parece que se haya conocido sobre las
proezas de Otoniel, el primer libertador, de modo que el relato
de su carrera está expresado en términos bastante
generales, estereotipados, por el autor mismo (3:7–11). El
cántico poético de Débora y Barac en el cap.
5 está compuesto en heb. muy primitivo y la mayoría
de los eruditos reconoce que se originó muy próximo
al tiempo de los eventos que describe.

Monografias.com

Otra fuente de material primitivo parece reflejarse en
el capítulo inicial del libro (especialmente vv.
4–7, 11–15, 22–26) y en las dos historias
narradas vívidamente en los caps. 17–21. Puede
discernirse claramente la mano de un editor que trabajó
con las fuentes de materiales en la revisión que se
proporciona en 2:6–19, y en las introducciones y
conclusiones repetitivas a los episodios mayores en los caps.
3–16. Estas proporcionan un tipo de armazón
editorial que unifica la parte central de Jueces

Otra instancia clara de trabajo editorial está en
el refrán de 17:6; 18:1; 19:1 y 21:25, que une a las dos
narraciones mayores que concluyen el libro. Es clara la evidencia
de una fuente primitiva de material, como lo es la evidencia de
formación editorial. Pero si la última la
realizó un solo autor o dos o autores en sucesión,
es difícil, si no imposible, decirlo.

También es difícil saber con certeza
cuándo tuvo lugar la formación final del libro.
Como se explica más a fondo en el comentario mismo, la
descripción detallada de la localización de Silo en
21:19 sugiere una época de escritura cuando se recordaba
la destrucción de Silo (un evento de fecha incierta), pero
que había pasado hacía mucho (cf. Jer.
7:14), y la expresión "la cautividad de la tierra" en
18:30 probablemente se refiere a la devastación final de
Israel, el reino del norte, por Asiria en el siglo octavo a. de
J.C.

Más significativamente, la revisión del
período 6:7 de los jueces en 2:11–19, los discursos
en 2:1–5, 6:7–10 y 10:11–15, y las
introducciones y conclusiones repetitivas a los episodios mayores
en los caps. 3–16, son todas fuertes reminiscencias tanto
del estilo como de los intereses teológicos del libro de
Deut.

Esto sugiere que el autor que añadió este
material vivió después de las reformas llevadas a
cabo por Josías en el siglo séptimo a. de J.C. (1
Rey. 22). La naturaleza de estas reformas deja poca duda que el
"libro de la Ley", que fue descubierto en el templo en ese
tiempo, era alguna forma del libro de Deut.

Ciertamente, la influencia de Deut. es clara en el
siguiente par de siglos en la predicación de
Jeremías y en los libros de 1 y 2 Rey., y parece estar
presente también en el libro de Jue. La mayoría de
los eruditos creen que Jueces es parte de lo que fue
originalmente una larga pieza de escritos históricos
cubriendo lo que es ahora los libros de Deut., Jos., Jue., 1 y 2
Sam. y 1 y 2 Rey.

Se piensa que esta historia de Israel desde la conquista
de Canaán hasta el exilio en Babilonia, fue escrita
después de la caída de Jerusalén en 587 a.
de J.C. (2 Rey. 25:1, 2) para explicar por qué
había acontecido este desastre. Lo hizo mostrando
cómo Israel había empezado a deslizarse en la
apostasía pronto después de su entrada a
Canaán, y cómo esto había continuado en
siglos subsecuentes hasta que el juicio de Dios había
finalmente caído sobre la nación.

El desastre de 587 a. de J.C. fue visto así como
el cumplimiento de las maldiciones del pacto de Deut. 28. El
estilo y la teología de todo el libro, desde el principio
hasta el fin, fue influido fuertemente por el libro de Deut. y
por esa razón comúnmente se refiere a él
como la "historia deuteronómica".

Una de las piezas de evidencia más fuertes para
esta teoría es la declaración en 1 Rey. 6:1 de que
Salomón empezó a construir el templo 480 (40 x 12)
años después del éxodo de Egipto, parece ser
parte de un esquema cronológico que se extiende de Deut. a
2 Rey. y se refleja en el libro de Jueces.

Esto puede verse en los números "redondos" (40 u
80 años) usados para los períodos de paz (7:11;
3:30; 5:31; 8:28). Contrastan las cifras más impredecibles
que aparecen en el material tomado directamente de las fuentes
primitivas (p. ej. 3:8, 14; 4:3; 10:2, 3).

En todo caso, el resultado que tenemos ahora es una
serie de libros relacionados íntimamente, en lugar de una
sola composición en el sentido estricto. Pero dada su
relación cercana con los otros libros en la serie, es
probable que a Jueces se le dio su forma final al mismo tiempo
que a ellos, a saber, en el siglo sexto a. de J.C. durante el
exilio babilonio. Samuel bien pudo haber tenido una parte en las
primeras fases de su formación, pero se desconoce la
identidad del autor o editor final.

ESTRUCTURA Y TEMAS

Cualquiera que haya sido su historia, el libro de Jueces
como lo tenemos ahora es una unidad literaria bien redondeada,
con una estructura muy definida y temas desarrollados
claramente.

El cuerpo principal del libro, que trata de las carreras
de los diferentes jueces, se extiende desde 3:7 hasta 16:31. Es
precedido por una introducción en dos partes
(1:1–2:5 y 2:6–3:6) y seguida por un epílogo,
también en dos partes (caps. 17–18 y
19–21).

La cuestión que se pregunta al principio del
libro (1:1, 2), se vuelve a preguntar en circunstancias muy
diferentes al final (20:18). Así, al llegar al final del
libro se nos invita a reflexionar sobre el punto desde el cual
partimos y, sobre todo, lo que ha acontecido
entretanto.

La primera parte de la introducción
(1:1–2:5), trata del deterioro progresivo en la
relación de Israel con los cananeos, que siguió a
la muerte de Josué (1:1). Los esfuerzos de las diversas
tribus para poseer y ocupar las tierras que les habían
sido asignadas (Jos. 13–19) toparon con dificultades
crecientes cuando los cananeos, particularmente en la
región de la costa y las ciudades clave fortificadas en el
norte, opusieron una resistencia muy resuelta (ver especialmente
vv. 19, 27, 28).

Esto condujo a una situación de estancamiento
tenso en la cual israelitas y cananeos vivían unos al lado
de los otros. Los israelitas tenían el dominio, pero
estaban excluidos de partes significativas de la tierra. La tribu
de Dan, en particular, estaba confinada a las montañas y
no podía poner un pie firme en su propio territorio cerca
de la costa (1:34).

Era una situación que estaba lejos de las
expectaciones con las que Israel se había lanzado,
expectaciones arraigadas en las promesas que Dios había
hecho a sus antepasados (Jos. 23:1–5; cf.
Gén. 12:1–3; 15:12–21; 28:13–15). Esta
sección de la introducción termina con el llanto de
los israelitas delante del Señor en Boquim (Betel) y
cuando se les dice lo que había estado mal
(2:1–5).

La razón de su fracaso no han sido los carros de
hierro o las fortificaciones fuertes de los cananeos, sino su
propia infidelidad. En el territorio que habían tenido
éxito en tomar, habían empezado a ceder permitiendo
que continuaran los altares paganos de los cananeos y por esta
causa el Señor les había retirado su
ayuda.

Al mismo tiempo que miraba atrás, este discurso
clave del "ángel del Señor" ve también hacia
adelante con la predicción de que los cananeos y sus
dioses continuarán siendo trampas y piedras de tropiezo
para los israelitas.

La segunda parte de la introducción
(2:6–3:6) regresa luego al principio (obsérvese
cómo Josué reaparece en 2:6) y hace de este
problema espiritual subyacente el foco principal de
atención. En unas cuantas pinceladas hábiles se
bosqueja la declinación inicial de Israel en la
apostasía (2:6–10), y luego se traza el
patrón completo del subsiguiente período de los
jueces (2:11–19).

Se presenta como un período de apostasía
persistente, en el cual el Señor juzga a los israelitas en
forma alternada, ya sea entregándolos a opresores
extranjeros y luego (cuando se encuentran en gran angustia) tiene
piedad de ellos y levanta a un juez que los libere.

En estos períodos los israelitas desistían
temporalmente de su apostasía, pero rápidamente
volvían a ella tan pronto como el juez moría (19a).
En breve, a pesar de los muchos intentos del Señor para
restaurarlos de sus malos caminos, los israelitas
persistían en ellos (19b).

Esto conduce a otro discurso crucial en 2:20–22,
en el cual el Señor anuncia lo que se propone hacer como
su respuesta final a todo lo que ha acontecido. Las naciones que
quedaron originalmente (al tiempo en que Josué
murió) para probar la fidelidad de Israel, ahora van a
quedar permanentemente como un castigo por su infidelidad (ver el
comentario sobre este pasaje). Esta es la culminación de
esta segunda parte y de la introducción como un todo. Los
versículos que quedan (2:23–3:6) sencillamente
resumen lo que ya se ha dicho.

Así la introducción, además de
diagnosticar lo que estuvo mal y poner frente a nosotros lo que
sigue, pone en claro que el problema central del libro es, a
saber, la apostasía persistente de Israel en el
período de los jueces y la respuesta del Señor a
ella.

El libro responde a la pregunta: "¿Por qué
Israel nunca poseyó plenamente la tierra que Dios
prometió a sus antepasados?" Y se da la respuesta: "Por
causa de la apostasía que siguió a la muerte de
Josué." Jueces explica la acción del Señor
completamente justificada en vista de la infidelidad persistente
de Israel.

Los libros posteriores de la historia
deuteronómica continúan explicando y justificando
su acto más drástico de expulsar totalmente a
Israel de la tierra (ver arriba).

La sección central del libro (3:7–16:31)
completa el bosquejo que ya se dio en la introducción
(2:11–19) y desarrolla un número de subtemas en el
proceso. Registra las carreras de 12 jueces en total: Otoniel,
Ehud, Samgar, Barac, Gedeón, Tola, Jaír,
Jefté, Ibzán, Elón, Abdón y
Sansón. Débora y Jael desempeñan papeles muy
significativos en el episodio de Barac, y de Débora
incluso se dice que "gobernaba" (lit. "juzgaba") a Israel (4:4,
5), pero en términos del diseño total del libro,
los caps. 4–5 deben verse esencialmente como una
narración de la carrera de Barac. Y aunque se relatan con
cierto detalle las actividades del hijo de Gedeón,
Abimelec, él no es un juez en términos de la forma
en que el oficio se describe en la
introducción.

Como la primera parte de la introducción
principió con Judá y terminó con Dan
(1:1–34), así esta sección central empieza
con Otoniel desde Judá (3:7–11) y termina con
Sansón el Danita (caps. 13–16). La carrera de
Otoniel ejemplifica lo que significaba ser un juez y lo que
debía hacer. Los siguientes jueces representan una serie
de variaciones de este modelo básico, culminando con
Sansón, cuyo comportamiento es tan grotesco que a duras
penas se le puede reconocer como juez.

El modelo de esta parte del libro se ha descrito con
frecuencia en términos de un ciclo repetido de
apostasía, opresión, llamamiento del Señor,
liberación, paz y apostasía renovada. Ciertamente
hay mucha repetición, pero también hay un cambio
progresivo, de modo que el resultado se describe mejor en
términos de una espiral descendente que de un simple
modelo repetido.

La desunión entre los israelitas aparece primero
en el episodio de Barac (5:16, 17, 23) y empeora bajo jueces
posteriores. Después de los 40 años que siguieron a
la victoria de Gedeón (8:28), no se vuelve a decir que la
tierra gozara de paz y para el tiempo del episodio de
Sansón, los israelitas ni siquiera clamaban ya al
Señor para que los salvara. Y conforme estos
capítulos siguen su curso, los jueces mismos gradualmente
llegaron a estar más y más implicados en la maldad
de la nación como un todo.

El clímax se alcanza en Sansón,
voluntarioso y renuente en lo personal para aceptar su
llamamiento, quien perfectamente resume la indocilidad y
conflicto de la nación como un todo. De la manera que
Israel había sido apartado de otras naciones por el pacto
de Dios con ellos, así Sansón fue apartado de otros
hombres por su llamamiento como un nazareo.

Como Israel había seguido en pos de dioses
ajenos, Sansón va tras mujeres extranjeras. Israel
había querido ser como otras naciones; Sansón
quiere ser como otros hombres. Y como Israel había vuelto
repetidamente al Señor en su desgracia, así
también Sansón. En breve, los subtemas que corren a
través de toda la sección central del libro (la
lucha de Israel contra su destino y la perseverancia del
Señor hacia ella en juicio y gracia), finalmente son
llevados a un enfoque bien definido en la historia de
Sansón. Su historia es la historia de Israel como un todo
en el período de los jueces.

Partes: 1, 2

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter