Monografias.com > Religión
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Los pactos y promesas bíblicas de Dios




Enviado por Agustin Fabra



  1. El
    pacto
  2. Naturaleza de los pactos
  3. Pactos
    condicionales e incondicionales
  4. Los
    pactos
  5. Conclusion

"Amarás a Yahvé, tu Dios,
con todo tu corazón,

con toda tu alma y con toda tu
fuerza"

(Deuteronomio 6:5)

"Un pacto, aunque sea de hombre, una
vez

ratificado, nadie lo invalida ni le
añade"

(Gálatas 3:15)

EL
PACTO

Un pacto es un contrato o acuerdo entre dos
o más partes. Pero el Pacto entre Dios y el género
humano es la modalidad a través de la cual Dios ha
escogido comunicarse con nosotros, redimirnos y garantizarnos
vida eterna en Cristo Jesús. Estas verdades reveladas en
la Biblia son la base del cristianismo. La Biblia es el documento
del Pacto. El Antiguo y el Nuevo Testamento son en realidad los
Pactos Antiguo y Nuevo si tomamos en cuenta que la palabra
Testamento proviene del vocablo latino que significa
Pacto.

Existe un patrón con respecto a los
Pactos contenidos en la Biblia. Básicamente tal
patrón o modelo es la parte que toma la iniciativa y que
no se describe a sí misma y lo que ha hecho. Luego hay una
lista de obligaciones mutuas entre las distintas partes que
intervienen en el Pacto. A continuación está la
parte que trata de las recompensas y los castigos que se
relacionan con el cumplimiento o el quebrantamiento del
Pacto.

La idea de Pacto podría
expresarse como que Dios habla a su pueblo y le dice: Si me amas
y lo demuestras guardando mis preceptos, yo seré tu Dios y
tú serás mi Pueblo consagrado y mi propiedad
personal; todas mis bendiciones estarán sobre ti. Pero si
me abandonas, tendrás que experimentar qué duro es
dejar a tu Dios.

El Pacto es cómo Dios decidió
inicialmente tratar con la humanidad, y esto lo sabemos a partir
del estudio del Pacto Eterno mencionado en Hebreos 13:20, donde
dice: "Y el Dios de la paz que levantó de entre los
muertos al gran Pastor de las ovejas en virtud de la Sangre de
una alianza eterna, a Jesús, Señor nuestro
".
En este Pacto, Dios Padre y el Hijo realizaron un acuerdo
concerniente a los elegidos. Este pacto fue establecido antes de
que el Universo fuera creado, y consistía en que el Padre
prometió traer al Hijo a todos cuantos el Padre lo diera.
El Apóstol Juan nos lo dice con claridad: "Padre, los
que tú me has dado, quiero que donde yo esté
estén también conmigo para que contemplen mi
gloria, la que me has dado porque me has amado antes de la
creación del mundo"
(Juan 17:24).

El Pacto Eterno lleva entonces al Pacto de
la Gracia. Mientras que el Pacto Eterno fue hecho entre el Padre
y el Hijo, el Pacto de Gracia es establecido entre Dios y el
hombre. Este último Pacto es aquel en que Dios le promete
al hombre la salvación eterna sobre la base del sacrificio
de Jesucristo en la cruz. Tal Pacto se manifiesta en nuestro
mundo en una sucesión de Pactos adicionales que Dios hizo
con los seres humanos.

NATURALEZA DE LOS
PACTOS

Por lo general los Pactos fueron hechos por
Dios con un pueblo de pactos: Israel. El apóstol Pablo
declara en Romanos 9:4 que la nación de Israel
había recibido Pactos del Seño, y aclara en Efesios
2:11-13 que los gentiles no han recibido ninguno de tales Pactos
y, por consiguiente, no gozan de las relaciones de estos Pactos
con Dios.

Estos dos pasajes bíblicos nos
muestran en forma negativa que los gentiles no gozaban de las
relaciones de estos Pactos, y de forma positiva que Dios
había entrado en relaciones de Pactos con Israel. Pero en
Cristo los gentiles han llegado a ser participantes del Nuevo
Pacto y, por consiguiente, de las bendiciones del
mismo.

El Pacto sólo incluye a los que
están amparados por él. Pero también podemos
ver que el Pacto con David afectaría la descendencia del
propio Davis, es decir, a Cristo, quien habría que cumplir
con dicho Pacto. Pero en el proceso desde la promesa hasta el
cumplimiento, Dios proveyó protección a los
descendientes de David, quienes habrían de estar en el
árbol genealógico de Jesús. De esta manera
estas personas se beneficiaron indirectamente del Pacto con
David.

Cuando miramos la historia de la
salvación vemos que siempre ha sido igual la manera en que
Dios ha tratado al hombre con quien pactaba. El Pacto de Dios con
Abraham fue para él y su descendencia, pero solamente por
la línea de Isaac, no por Ismael; por Jacob, y no por
Esaú. En la actualidad los hijos de Abraham, de acuerdo al
Pacto y la promesa, son los de la Casa de Israel. Pero esto no
significa que los demás no recibieron bendiciones
indirectas de dichos Pactos.

PACTOS
CONDICIONALES E INCONDICIONALES

Los Pactos de Dios contenidos en la Biblia
se clasifican en dos clases: aquellos que son condicionales y los
que son incondicionales.

Un Pacto condicional es uno en el cual la
acción de Dios es en respuesta a alguna acción de
parte de aquellos a quienes va dirigido el Pacto, lo cual
garantiza que Dios hará su parte con absoluta certeza
cuando se satisfacen los requisitos humanos. Pero si el hombre
fracasa, Dios no está obligado a cumplir con su parte del
Pacto.

Un Pacto incondicional, mientras que no
puede incluir ciertas contingencias humanas, es una
declaración de cierto propósito de Dios, y las
promesas de un Pacto incondicional serán ciertamente
cumplidas en el tiempo y a la manera de Dios. Un Pacto
incondicional se distingue de uno condicional por el hecho de que
su cumplimiento esencial es prometido por Dios y depende del
poder y la soberanía del propio Dios.

LOS
PACTOS

A continuación analizaremos cada uno
de los Pactos bíblicos:

El Pacto Adámico
(Adán)

"Enemistad pondré entre ti y la
mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la
cabeza mientras acechas tú su calcañar. A la mujer
le dijo: Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus
embarazos: con dolor parirás a tus hijos. Hacia tu marido
irá tu apetencia, y él te dominará. Al
hombre le dijo: Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido
del árbol que yo te había prohibido comer, maldito
sea el suelo por tu causa; sacarás de él el
alimento con fatiga todos los días de tu
vida
".

(Génesis 3:15-17)

El Pacto Adámico fue el primer Pacto
que Dios hizo con el hombre. Fue un pacto condicional con
Adán en el cual la vida y bendición o la muerte y
maldición dependían de la fidelidad de Adán
hacia Dios. Incluía el dar a Adán la
responsabilidad de ser el padre de la raza humana, sojuzgar la
tierra, tener dominio sobre los animales, cuidar las cosechas y
no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Por haber fracasado Adán y Eva al comer la fruta
prohibida, fue impuesta la muerte por su desobediencia.
Adán y Eva murieron espiritualmente de inmediato y
necesitaron nacer de nuevo para ser dignos de la
salvación. Más tarde murieron también
físicamente. Su pecado hundió a toda la raza humana
en el pecado y en la muerte.

Pero posteriormente Dios hizo este Pacto
con toda la raza humana después de la caída. Es un
Pacto en el que Dios declara al hombre lo que será su vida
por causa del pecado.

Como un todo, este Pacto condiciona la vida
humana. Se declara maldita a la serpiente utilizada por
Satanás, se da la promesa del Redentor la cual es cumplida
en Cristo, se detalla el lugar de la mujer en cuanto a quedar
sujeta al dolor y a la pena en la maternidad, y en cuanto a la
posición del hombre como cabeza de familia. El hombre, en
lo sucesivo, deberá ganarse el pan con el sudor de su
frente, y su vida será dolorosa y con la muerte
física como final.

El Pacto Noémico
(Noé)

"Dijo Dios: Esta es la señal de
la alianza que establezco para futuras generaciones entre Yo y
vosotros y todo ser vivo que os acompaña: pongo mi arco en
las nubes, que servirá de señal de la alianza entre
Yo y la tierra. Cuando Yo anuble con nubes la tierra, entonces se
verá el arco en las nubes y me acordaré de la
alianza que media entre Yo y vosotros y todo ser vivo. Ya no
habrá más aguas diluviales que exterminen la vida.
Pues en cuanto aparezca el arco en las nubes, yo lo veré y
me acordaré de la alianza perpetua entre Dios y todo ser
vivo, toda la vida que existe sobre la tierra"

(Génesis 9:12-16)

Este pacto fue hecho con Noé y sus
hijos y, mientras que repite algunos rasgos del Pacto
Adámico, introdujo algunos principios nuevos de gobierno
humano como un medio para frenar el pecado.

Las provisiones del Pacto incluían
el establecimiento de la pena capital para aquellos que tomaran
la vida de otro hombre. Fue reafirmado el orden normal de la
naturaleza, y al hombre se le permitió comer carne fresca
de animales en lugar de alimentarse solamente de vegetales, como
parece haberlo hecho antes del Diluvio.

El Pacto con Noé incluía la
profecía concerniente a los descendientes de sus tres
hijos, y designaba a Sem como el único de quien
vendría la línea divina que seguiría hasta
la llegada del mesías. El dominio de las naciones gentiles
en la historia del mundo está implicado en la
profecía concerniente a Jafet (Génesis 9:25-27).
Así como el Pacto Adámico introdujo la
dispensación de la conciencia, así el Pacto
Noémico introdujo la dispensación del gobierno
humano.

El Pacto Abrahamánico
(Abraham)

"Cuando Abraham tenía noventa y
nueve años se le apareció Yahvé y le dijo:
Yo soy El Sadday, anda en mi presencia y sé perfecto. Yo
establezco mi alianza entre nosotros dos y te multiplicaré
sobremanera. Cayó Abraham rostro en tierra y Dios le
habló así: Por mi parte esta es una alianza
contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos. Ya no
te llamarás más Abrán, sino que tu nombre
será Abraham, pues te he constituido padre de una
muchedumbre de pueblos. Te haré fecundo sobremanera, te
convertiré en pueblos y reyas saldrán de ti.
Estableceré mi alianza entre nosotros dos y también
con tu descendencia, de generación en generación:
una alianza eterna, de ser Yo tu Dios y el de tu posteridad. Te
daré a ti y a tu posteridad la tierra en la que andas como
peregrino, todo el país de Canaán en
posesión perpetua, y Yo seré el Dios de los
tuyos"

(Génesis 17:1-8)

Nota: El significado del nombre
Abrán es que es grande en cuanto a su padre;
es de noble linaje
. En cambio el nombre Abraham
significa padre de multitud. El término El
Shadday
era el antiguo nombre divino de la época
patriarcal.

El primero de los Pactos hechos por Dios
con la nación de Israel fue el Pacto Abrahamánico,
del que abundan referencias en la Biblia. Este Pacto tiene una
importante influencia sobre la doctrina de la Salvación
por Jesucristo. Pablo de Tarso, escribiendo a los gálatas
dice que los creyentes entran en las bendiciones prometidas a
Abraham (Gálatas 3:8-9). Puede decirse que el Pacto
Abrahamánico es la base de los demás Pactos con el
pueblo de Israel. Las promesas de tierra de este Pacto con
Abraham se desarrollan en el Pacto Mesiánico, las promesas
acerca de la simiente se desarrollan en el Pacto Davídico,
y las promesas de bendiciones se desarrollan en el Nuevo
Pacto.

El Pacto Abrahamánico es una de las
grandes revelaciones de Dios concernientes a la historia futura,
y en él fueron dadas profundas promesas a lo largo de tres
líneas. Primero, fueron dadas promesas a Abraham de que
él tendría gran descendencia (Génesis
17:16), que tendría mucha bendición personal
(Génesis 13:14-15, 17 y 24:35), que su nombre sería
grande (Génesis 12:2) y que él personalmente
sería una bendición (Génesis
12:2).

Segundo, a través de Abraham fue
hecha la promesa de que emergería una gran nación
(Génesis 12:2). En el propósito de Dios esto se
refiere a Israel y los descendientes de Jacob, quienes formaron
las doce tribus de Israel. A esta nación le fue dada la
promesa de la tierra (Génesis 12:7).

Una tercera área principal del Pacto
fue la promesa de que por medio de Abraham vendría
bendición al mundo entero (Génesis 12:3). Esto
tendría su cumplimiento en que Israel sería el
canal principal de la revelación divina de Dios, la fuente
de los profetas, quienes revelarían a Dios. En forma
suprema, la bendición a las naciones sería dada a
través de Jesucristo, quien sería un descendiente
de Abraham. Dada la revelación especial con Dios,
Él pronunció una solemne maldición sobre
aquellos que maldijeran a Israel, y una bendición a
quienes bendijeran a Israel (Génesis 12:3).

El Pacto con Abraham, como el
Adámico y el de Noé, es incondicional. Mientras que
cualquier generación particular de Israel podía
disfrutar de sus provisiones del Pacto con tan solo ser
obedientes, también podían ser guiados hacia la
cautividad si eran desobedientes. El propósito esencial de
Dios para bendecir a Israel, para proveer redención a
través de Israel y para traerle a la Tierra Prometida, es
total porque depende del poder soberano y voluntad de Dios
más que de los hombres. A pesar de los muchos fracasos de
Israel en el Antiguo Testamento, Dios se reveló a
sí mismo y encauzó la escritura de los textos
sagrados.

El Pacto Mosaico o Sinaítico
(Moisés)

"Él (Dios) respondió: Yo
voy a hacer una alianza; delante de tu pueblo realizaré
maravillas cual no se han hecho en toda la tierra o en
nación alguna. Y todo el pueblo que te rodea verá
lo terrible que es la obra de Yahvé que Yo haré
contigo. Observa lo que Yo te mando hoy; expulsaré delante
de ti al amorreo, al cananeo, al hitita, al perizita, al jivita y
al jabuseo. Guárdate de hacer alianza con los habitantes
del país donde vas a entrar, pues sería un lazo en
medio de ti. Destruid sus altares, destrozad sus estelas y romped
sus cipos.

No te postres ante un Dios
extraño, pues Yahvé de llama Celoso, es un Dios
celoso. No hagas alianza con los habitantes del país, pues
cuando se prostituyan con sus dioses y les ofrezcan con sus
dioses y les ofrezcan sacrificios, te invitarás a
participar en sus sacrificios. No tomes a sus hijas para tus
hijos, pues sus hijas se prostituirán con sus dioses y
prostituirán a tus hijos con sus dioses.

No te hagas dioses del metal fundido.
Guarda la fiesta de los Ázimos; durante siete días
comerás ázimos, como te mandé, en el tiempo
señalado del mes de Abib, pues en el mes de Abib saliste
de Egipto.

Todo primogénito es mío y
todo primer nacido macho, de vaca o de oveja, es mío. El
primer nacido de asno lo rescatarás con una oveja; y si no
lo rescatas, lo desnucarás. Rescatarás todos los
primogénitos de tus hijos. Nadie se presentará
antes mí con las manos vacías.

Durante seis días
trabajarás, pero el séptimo descansarás; en
la siembra y en la siega, descansarás. Celebrarás
la fiesta de las Semanas, al comenzar la siega del trigo, y la
fiesta de la Cosecha, al final del año.

Tres veces al año se
presentarán todos tus varones ante el Señor
Yahvé, Dios de Israel. Cuando expulse a las naciones
delante de ti y ensanche tus fronteras, nadie codiciará tu
tierra cuando subas, tres veces al año, a presentarte ante
Yahvé, tu Dios. No ofrezcas pan fermentado junto con la
sangre de mi sacrificio, ni guardes para el día siguiente
parte de la víctima de la Pascua. Lleva a la casa de
Yahvé, tu Dios, los primeros frutos del suelo. No cuezas
el cabrito en la leche de su madre.

Yahvé dijo a Moisés:
Escribe estas palabras, pues a tenor de ellas hago alianza
contigo y con Israel.

(Éxodo 34:10-27)

El Pacto Mosaico fue dado a través
de Moisés para los hijos de Israel mientras estaban
viajando desde Egipto hacia la Tierra Prometida (Éxodo
20:1-18). En Éxodo, y ampliado en muchas otras partes de
la Sagrada Escritura, Dios le dio a Moisés la Ley que
serviría para ordenar su relación con el pueblo de
Israel. Todos los Mandamientos están clasificados en tres
divisiones principales:

  • a) Los Mandamientos, conteniendo
    la voluntad expresada por Dios (Éxodo 21:1,
    24:11).

  • b) Los Juicios, relacionados con
    la vida social y cívica de Israel (Éxodo 21:1,
    24:11)

  • c) Las Ordenanzas (Éxodo
    24:12, 31:18).

La Ley Mosaica era un Pacto condicional e
incorporaba el principio de que si Israel era obediente, Dios les
bendeciría. Pero si Israel era desobediente, Dios les
maldeciría y les disciplinaría. Aunque ya se
había anticipado que Israel fracasaría, Dios
prometió que Él no abandonaría a su pueblo
(Jeremías 30:11). El Pacto Mosaico también fue
temporal y finalizaría en la cruz de Cristo. Aunque
contenía elementos de gracia, era básicamente un
Pacto de obras.

El Pacto Davídico
(David)

"Ahora, pues, di esto a mi siervo
David: Así habla Yahvé Sebaot: Yo te tomé
del pastizal, de detrás del rebaño, para que fueses
caudillo de mi pueblo, Israel. He estado contigo dondequiera has
ido para que fueses caudillo de mi pueblo, Israel. He estado
contigo dondequiera has ido, he eliminado de delante de ti a
todos tus enemigos y voy a hacer de ti una personalidad, como los
grandes personajes de la tierra. Fijaré un lugar a mi
pueblo, Israel, y lo plantaré allí para que more en
él; no será ya perturbado y los malhechores no
seguirán oprimiéndolo como antes, cuando
instituí jueces en mi pueblo, Israel. Y haré que
estés en paz con todos tus enemigos. Yahvé te
anuncia que Yahvé te edificará una casa. Y cuando
tus días se hayan acabado y te entierren con tus padres,
reafirmaré a la descendencia que salga de tus
entrañas, y consolidaré el trono de su realeza.
Él construirá una casa para mi Nombre y yo
consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo
seré para él un padre y él será para
mí un hijo. Si hace algo malo, le castigaré con
vara de hombres, pero no apartaré de él mi amor,
como lo aparté de Saúl, a quien quité de
delante de mí. Tu casa y tu reino permanecerán para
siempre ante mí; tu trono estará firme
eternamente
".

(2ª. Samuel 7:8-16)

En las promesas del Pacto Davídico
hecho entre Dios y David, Él amplía y confirma las
promesas de la descendencia que ya les había hecho a
Abraham y a Moisés. El Pacto Davídico era un Pacto
incondicional en el cual Dios prometió a David un linaje
real sin fin, un trono y un reino, todo ello para siempre. En la
declaración de este Pacto Dios se reserva el derecho de
interrumpir el reinado de los hijos de David si era necesario el
castigo (2ª. Samuel 7:14-15), pero la perpetuidad del Pacto
no podía ser quebrantada.

Desde el día en que el Pacto fue
establecido y confirmado por Dios hasta el nacimiento de
Jesús, a David nunca le faltó un hijo que se
sentase en el trono de Israel (Jeremías 33:21). Y Cristo,
el eterno Hijo de Dios y descendiente de David, completa el
cumplimiento de la promesa hecha a David de que un hijo se
sentaría en ese trono para siempre.

El Pacto Davídico contiene los
siguientes puntos:

  • a) David habría de tener un
    hijo, quien le sucedería a él y
    consolidaría su reino.

  • b) Este hijo, Salomón,
    construiría el Templo de Jerusalén.

  • c) El trono de su reino
    sería establecido para siempre.

  • d) El trono no le sería
    quitado, aunque sus pecados justificaran el
    castigo.

  • e) La casa, el trono y el reino de
    David serían establecidos para siempre.

El Nuevo Pacto o Pacto de
Gracia

"Van a llegar días
-oráculo de Yahvé- en que yo pactaré con la
Casa de Israel y con la Casa de Judá una nueva alianza; no
como la alianza que pacté con sus padres, cuando los
tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues ellos
rompieron mi alianza y yo hice estrago en ellos -oráculo
de Yahvé-. Sino que esta será la alianza que yo
pacte con la Casa de Israel, después de aquellos
días -oráculo de Yahvé-: pondré mi
Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré, y
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Ya no
tendrán que adoctrinarse entre sí, unos a otros,
diciendo: "Conoced a Yahvé", pues todos ellos me
conocerán, del más chico al más grande
-oráculo de Yahvé-, cuando perdone su culpa y de su
pecado no vuelva a acordarme"

(Jeremías 31:31-34)

El último de los grandes Pactos
concertados por Dios es el Nuevo Pacto, llamado también
Pacto de Gracia. Es un pacto hecho "con la Casa de
Israel y la Casa de Judá" (Jeremías 31:31). Es un
nuevo Pacto, en contraste con el Pacto Mosaico, el cual fue roto
por Israel (Jeremías 31:32).

En este Pacto Dios dice: "Pondré
mi Ley en su interior y sobre sus corazones la escribiré,
y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo"

(Jeremías 31:33). A causa de esta íntima y personal
revelación de Dios y su voluntad para con la gente, Dios
continúa diciendo: "Ya no tendrán que
adoctrinarse entre sí, unos a otros, diciendo: "Conoced a
Yahvé", pues todos ellos me conocerán, del
más chico al más grande -oráculo de
Yahvé-, cuando perdone su culpa y de su pecado no vuelva a
acordarme"
(Jeremías 31:34).

El Nuevo Pacto garantiza todo lo que Dios
se propone hacer para las personas creyentes por medio de la
Sangre de su Hijo Jesús. El acto de creer no es una parte
del Pacto, sino la base sobre la cual el creyente es admitido
para disfrutar de las bendiciones eternas que el Pacto ofrece. El
Nuevo Pacto no es hecho con los no redimidos, sino con los que
creen en Dios, y promete que en favor de ellos estará la
fidelidad del propio Dios. Y toda otra promesa semejante a
ésta, relacionada con el poder que Dios manifiesta en la
salvación y cuidado de los suyos, es parte de este Nuevo
Pacto de Gracia.

Hay quienes recalcan la importancia y el
poder de la voluntad humana, diciendo que la salvación y
preservación deben tener como condición la libre
cooperación de la voluntad humana. Esto puede ser
razonable para la mente humana, pero no está de acuerdo
con la revelación que Dios nos ha dado en las Sagradas
Escrituras.

Es evidente que Dios ha dejado lugar para
el libre ejercicio de la voluntad humana. Él ayuda a la
voluntad de los hombres, y los ya salvos son conscientes de que
tanto su salvación como su servicio están en
completa armonía con la elección que ellos mismos
han hecho en lo más profundo de su corazón. Sabemos
que Dios gobierna la voluntad humana, pero al mismo tiempo vemos
que Él apela a la voluntad del hombre y hace que dependa
en cierta forma de ella para el disfrute de su divina
bendición.

La futura salvación de Israel es
prometida en el Nuevo Pacto (Romanos 11:26-27). Esta
salvación se efectuará sobre la base única
de la Sangre que Cristo derramó en la cruz. Por medio del
sacrificio de su Hijo, Dios es tan libre para salvar una
nación como lo es para salvar a un solo individuo o a toda
la humanidad.

Se esperaba que todos llegaran a ser
miembros fieles del Pacto desde el momento de su nacimiento, y
fieles también a las obligaciones que les imponía
el Pacto, para así poder recibir los beneficios y
bendiciones del mismo. De igual manera se espera que aquellos que
han nacido de nuevo y han entrado a formar parte del
Nuevo Pacto o Pacto de Gracia se mantengan santos y guarden los
mandatos del Pacto.

CONCLUSION

En la consideración de estos seis
grandes Pactos de Dios nunca podrá decirse que se
está dando demasiado énfasis a la soberanía
de Dios o al absoluto fracaso humano, en lo que se refiere al
cumplimiento de los Pactos. Pero podemos estar seguros y
convencidos de que todo lo que Dios se ha comprometido a hacer
por medio de dichos Pactos, Él lo hará con toda la
perfección de su infinito Ser.

En todos los casos Dios toma la iniciativa:
no se trata de un acuerdo entre partes iguales; Dios establece
los términos. Los da a conocer y sólo Él
garantiza su cumplimiento. Los seres humanos disfrutan de las
bendiciones del Pacto en tanto obedezcan y cumplan los mandatos
de Dios.

"Tú, que eres bueno y
bienhechor, enséñame tus preceptos"

(Salmo 119:173)

 

 

Autor:

Agustín Fabra

afabrag46[arroba]gmail.com

Blog: afabrag.obolog.com

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter