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Las parrandas, una tradición centenaria




Enviado por Cultura Caibarién



  1. Resumen
  2. Fundamentación
  3. Objetivos
  4. Desarrollo
  5. Conclusiones
  6. Recomendaciones
  7. Bibliografía

Resumen

Las Parrandas de Caibarién surgidas en 1892 son
una auténtica manifestación de arte
popular.

Durante más de un siglo han constituido el marco
de desarrollo de creadores empíricos y profesionalmente
formados y también la ventana que permite observar la
influencia que ellas han ejercido en el gusto del pueblo a
través de varias generaciones.

En este período tan prolongado han sufrido
diferentes transformaciones adecuándose a tendencias
poblacionales y a condiciones puramente objetivas sin dejar de
ser ella mismas. Su estado actual es el corolario de nuestro
trabajo.

Fundamentación

Las Parrandas de Caibarién son las únicas
en toda la región central que desde su génesis
hicieron un mimetismo de las remedianas, es decir mantuvieron los
cuatro componentes que definen esta fiesta: Carroza, Trabajos de
Plazo, Pirotecnia y Changüíes.

Al acercarnos a estas festividades lo hacemos para
mostrar los puntos culminantes de sus diferentes etapas de
desarrollo y lograr además una reflexión sobre su
actual comportamiento.

La necesidad de pensar en la estructura actual de las
parrandas, sus formas de realización y alcance social es
imprescindible para reconstextualización de la
tradición y mantenerla viva en el siglo XXI sin que los
aires modernos desvirtúen su esencia. Por tanto, para el
sector de la cultura, para el gobierno, para todos aquellos que
tienen en sus manos la conservación y desarrollo de las
Parrandas, este trabajo puede resultarle una herramienta al
momento de analizar la tradición y llevarla por caminos
nuevos; mucho más cuando puede constituir un
magnífico objeto turístico pueblo a pueblo que en
ellas revela su sentido de lo estéticos, su
correspondencia con las tendencias actuales del diseño y
la idiosincrasia del municipio en general.

Objetivos

Nuestro trabajo pretende hacer un análisis del
surgimiento y desarrollo de las Parrandas de Caibarién
profundizando en su actual forma de realización, hasta
mostrar las limitaciones artísticas que hoy
padecen.

Es también de interés reflexionar como la
calidad de estas fiestas y su inserción en paquete
turístico puede llegar a convertirla en un excelente punto
de referencia cuando de turismo se habla.

Desarrollo

Las Parrandas de San Juan de los Remedios son una de las
tres fiestas patrimoniales de Cuba. Ellas surgen en la primera
mitad del siglo XIX y ya a finales de esa centuria se expandieron
por territorios cercanos, entre ellos Caibarién, su ciudad
que hizo el mayor mimetismo al incorporar los cuatro elementos
básicos que definen esta festividad: Carroza, Trabajos de
Plazo, Pirotecnia y Changüíes.

En la Villa Blanca consideramos que el año 1892
marca el inicio de la Parranda, elemento que argumenta el diario
"El Criterio Popular", publicación remediana que el 27 de
diciembre de ese año ya hace referencia a la disputa
festiva de los barrios La Loma y La Marina.

En las dos primeras décadas del siglo 20 debido a
un auge productivo y la aparición de una significativa
cantidad de empleos en el puerto, unido a cierto interés
de las autoridades locales en el aumento de una infraestructura
con ideas más actualizadas, las temáticas de
trabajo de plaza y carroza son ingenuas pero se nota la presencia
de una impronta popular con artistas locales sin formación
académica.

Estos trabajos reflejan la influencia de estilos que ya
pasaron como el Art Novou y el comienzo de otros como el Art
Decó. La tracción de las carrozas cambia: los
caballos son sustituidos por los típicos fotingos quienes
muchas veces constituyeron, engalanados, la propia carroza. Son
temáticas recurrentes los servicios de porcelana.
Lámparas y otros objetos decorativos que reflejan lo
anterior.

En las décadas del 30 y el 40 se incorpora una
nueva fuerza plástica, aunque las parrandas son desde sus
inicios una fiesta de pueblo, surgida del pueblo y no pertenecen
a ningún sector elitista, debe destacarse que no existen
ejemplos dignos de tener en cuenta respecto a mecenasgo alguno.
Pero los trabajos se inspiran en argumentos más amplios,
selectivos y abarcadores como cuentos de la gran tradición
infantil, filmes de la época, temas bíblicos, etc.
Esto se fundamenta en la presencia de creadores populares con
mayor nivel cultural sin que esto implique un acercamiento de la
vanguardia artística de entonces.

En los años 50 continua esta tendencia que logra
la creación de trabajos de plaza más corpulentos y
rotundos con fuerte impronta plástica y carrozas
contracción motorizada definiéndose,
definitivamente, el perímetro llamado bambalina y las
medidas estándares del mismo.

En la década del 1960 de mantiene la tendencia
anterior, pero comienza una nueva etapa pues con el triunfo de la
Revolución la Parranda se oficializa, los barrios en
contienda mantienen directivas históricas aunque
monitoreados todos por el Poder Local que es quien garantiza los
recursos para la confección de los trabajos. Un dato
importante es que a finales de los 60 se cambia la fecha de
celebración, trasladándose del 24 de diciembre para
la segunda quincena de julio.

En la década del 70 se palpa como el aumento del
nivel cultural a partir de una mayor instrucción a nivel
poblacional hace que los trabajos de plaza mantengan cualidades
artísticas tradicionales incorporándosele un nuevo
y determinante elemento: la luz incandescente. Comienza la era de
los paños de tela, de las luces multicolores, todo esto
dentro de temáticas regidas como temas chinos, japoneses,
españoles, marineras, cósmico, etc.

Durante esta etapa las carrozas olvidan las
tradicionales bengalas y se iluminan con luz blanca o
fluorescente, conocida como "luz de planta". Esto provoca una
mayor preocupación en el vestuario y el maquillaje
lográndose personajes mucho más completas.
Además, la peluquería alcanza niveles excepcionales
con la introducción de una fibra conocida en el medio como
"luba". Es de destacar que las nuevas tendencias surgidas a
partir del desarrollo social impone a la carroza la
creación de un souvenir con música apropiada que
las acompañará durante todo el paseo.

A finales de esta década se observa la
insistencia en temas de grande argumentos como: Las mil y una
noches, La corte del rey Arturo, Cecilia Valdés, La
princesa de la selva de las pagodas de oro, Cleopatra, Carnaval
en Venecia, Tradiciones cubanas, Ana Karénina y otras. Es
muy significativo que artistas empíricos, populares sean
capaces de tratar a través de una carroza temas literarios
de grande obras, realidades exóticas y cubanas. Es
oportunos señalar como en 1977 el barrio La Marina crea su
carroza África Libre con un personal mayoritariamente
negro, la selección de este tema se enmarca en un momento
donde el tema africano nos es muy cercano, mostrando una total
libertad de creación que lleva al negro a posiciones
protagónicas enterrando los clásicos personajes de
esclavos y sirvientes.

La década de los 80 es prodigiosa para nuestra
más auténtica tradición. Aparecen elementos
importantes como la bombilla incandescente en cantidades profusas
en trabajos de plaza que destierran los viejos paños de
tela blanca y tal colorido llega incluso a las carrozas que
mantienen la tendencia anterior pero refrescando los temas con
una iluminación dinámica con abundantes
combinaciones de colores y movimiento. En estos años
Caibarién se consolida como la meca del vestuario, los
personajes creados para las carrozas son rotundos,
prácticamente perfectos para un set
cinematográfico. El nivel cultural de los principales
creadores es alto, se observa una búsqueda
bibliográfica y una gran preparación general para
tratar el tema escogido. El pueblo, cada vez más culto y
exigente, reclama temas novedosos pero importantes, es la
época de El alma de España, Tropicana,
Imágenes del mar, Mesalina, Molino rojo, Noche de
París, La fiesta de las nieves, Catalina la grande,
Carnavales de antaño, Panteón Yoruba, El
pájaro azul.

Estos títulos de carrozas ilustran perfectamente
lo anterior pues solo con una formación sólida
puedan tratarse semejantes temas. El vestuario alcanza alturas
inconcebibles y comienza la era de los grandes tocados al punto
de que aún hoy esa es la escuela que de una u otra forma
mantienen sus elementos básicos en todos los
diseñadores de vestuario de los 8 municipios que realizan
parrandas en la región central.

En las últimas décadas, los 80 y los 90,
también están signados por la aparición,
dado el interés y el apoyo del Poder Popular, de las
Parrandas Infantiles, cuyas carrozas desde 1982 hasta la fecha,
mantienen una constante elevación del nivel de calidad y
espíritu competitivo. Son años dorados pues la
situación económica permite que el gobierno designe
cuantiosos recursos para las parrandas.

A partir de 1991, con el Período Especial, se
interrumpe la tradición en Caibarién. La
economía no le permite al gobierno hacer lo que antes
hacía y en 1992 y 1993 solo se hacen algunas
representaciones simbólicas sobre todo para conmemorar el
centenario de la festividad. Ya en 1994 se nota un esfuerzo por
continuar con la gran herencia cultural y en 1995 renacen las
Parrandas aunque sin Trabajo de Plaza. Esto conlleva al
protagonismo de las carrozas que capitalizan todas las fiestas.
No obstante continúan los grandes temas y su acertado
tratamiento en carrozas como: Amón, Carioca 95, Paisaje de
blanco, Ritos del dios Tatú, Por los mares del sur, El
amor, Sueños de siempre, Cuerda en concierto, Sonata de
invierno, Rostros del tiempo, Venecia mi amor y otros que hasta
hoy muestran una gran recuperación en la
carroza.

En 1999 vuelven los trabajos de plaza y en el 2000 y el
2001 se realizan a gran escala, casi como en los viejos tiempos;
pero desde entonces desaparecen de nuestras fiestas, no
así las carrozas infantiles, teniendo gran auge estas
últimas, al punto de conllevar una precisa
programación. En estos años se observa como la
recuperación económica del país es
directamente proporcional al desarrollo de las
Parrandas.

Hoy se mantienen los principios básicos como la
necesidad de una gran iluminación de planta y
dinámica, la apreciación de materiales novedosos
como los bordados con papel de brillo que sustituyen los tejidos
brocados de los 80, el uso de diversos tipos de alambre para la
ejecución de grandes estructuras para personajes que
lidian denodadamente por mantener la gran escuela, el gran aporte
de Caibarién a las Parrandas.

Con el traslado a cultura de las dirección de las
fiestas en el 2004 se abre un panorama todavía lleno de
incógnitas, pues son muchos los mecanismos a implementar
para la realización de los trabajos a través de
vías legales y efectivas, mucho más ahora cuando
todo el país lidia contra delito e ilegalidades que
corroen nuestra economía.

A pesar de todo esto, consideramos que la
dirección general de las Parrandas en Caibarién
están donde debían estar: en Cultura. Corresponde a
todos aquellos que de cualquier forma tienen que ver con estos
festejos velar por su mantención, conservación y
desarrollo.

La Parranda como hecho cultural puede
insertarse en los paquetes turísticos dada la
cercanía y la pluralidad del fenómeno. Al
localizarse a menos de 50 kilómetros es de fácil
traslado para el turista, el cual puede apreciar una
manifestación artística genuinamente popular y de
esta forma establecer un contacto directo con la
población, conocer sus costumbres, idiosincrasia y formas
de pensar, entre otras cosas. Por otro lado, redunda en una
ganancia para el sector comercial debido a las ofertas que
existen.

Por todo lo anterior se debe activar el Programa Cultura
– Turismo, el cual existe y debe ponerse en marcha ya que
la Parranda le permite al turista conocer los estilos que priman
en la concepción de las carrozas, los temas a tratar desde
un español, egipcio, indio, cubano o algún motivo
especial como puede ser el viaje a la luna y los misterios del
cosmo, junto a esto el vestuario que de por si solo es un
fenómeno único en nuestro pueblo.

Es nuestro criterio que el beneficio que traería
para la población en general es enorme, ya que el
conocimiento de esta festividad por parte del turismo
podría lograr un financiamiento por parte de esta entidad
pues sería un nuevo destino para el turista.

Por otra parte, el turista podría apreciar el
conocimiento del pueblo sobre temas culturales diversos
reflejados en la Parranda y constatar en la realidad la
sensibilidad en cuanto a la cultura general y el conocimiento de
sus mitos y leyendas más importantes. Además este
fenómeno de carácter local nos da una idea muy
vívidas del nivel de las artes plásticas, el
decorado de las carrozas, pintura, sentido de la dramaturgia,
aún en lo más popular. Además el turista
conoce como sobre la base de la labor manual se muestran
técnicas de bordado, costura, la utilización del
papel maché, técnicas de vaciado.

La Loma y La Marina continúan calando en el
sentir de los caibarienenses y aunque el sentido de pertenencia
ha disminuido es tiempo de ir por su rescate con fórmulas
nuevas. Las Parrandas constituyen, sin duda alguna, parte del
rico patrimonio intangible de nuestro municipio y de nuestro
país. Gracias a ellas desarrollaron sus dotes genuinos
artistas popular que antaño no tenían la
posibilidad de encausar su talento en escuelas especializadas y
vieron en las Parrandas su gran escuela. Gracias a ellas,
artistas populares de hoy, mejor preparados, con amplio registro
de búsqueda, con apoyo de diversas instituciones como
biblioteca, radio, televisión, etc. llevan al pueblo un
mensaje cultural muy válido la mayor de las
veces.

Por todo lo anterior y por mucho más, la Loma y
La Marina deben continuar su gran desafío artístico
y poco a poco, año tras año, convertir una noche de
diciembre en una noche mágica, inolvidable para el pueblo
que tanto disfruta del humo y el olor de la pólvora
quemada, de la música frenética de los
changüíes, de las chispeantes iniciativas de cada
barrio, de la deslumbrante aparición de una porción
de arte que pasea alrededor de nuestro parque como un atrevido
planeta en la orbita de una estrella, colmándose de
visitantes dispuestos a valorar lo que el astro les
muestra.

Conclusiones

Al término de nuestro trabajo concluimos
que:

  • La Parranda es un notable hecho cultural que a
    más de 100 años de su inicio, aún
    convoca a todos los caibarienenses, no obstante, en los
    últimos tiempo el sentido de pertenencia y cierta
    tendencia al facilismo a una aparente facilismo por un sector
    importante del público.

  • La Parranda es una verdadera escuela como
    síntesis de las artes, una muestra del arte popular y
    su decursar es un desfile del comportamiento del gusto del
    pueblo, aspecto sobre el que tanto incide esta
    festividad.

  • Las Parrandas, como parte del patrimonio intangible
    de nuestro municipio son un elemento altamente representativo
    del pueblo por lo que constituye una excelente propuesta para
    quien lo visite, en fin, una manera de decirles como somos y
    que somos capaces de crear.

Recomendaciones

Por todo lo anterior realizamos las siguientes
recomendaciones:

  • Que las actividades relacionadas con las Parrandas
    tengan suficiente divulgación durante todo el
    año y no solo en los meses de su realización.
    Por tanto, sugerimos el aprovechamiento de los medios de
    difusión (Radio Caibarién, CNTV) a
    través de secciones que contengan esta
    temática.

  • Sensibilizar a las instituciones para que la
    Parranda sea tomada como hecho de pueblo y las proyecten como
    un destino turístico.

Bibliografía

  • Diario "El criterio del pueblo", 27 – 12
    – 1892

  • Testimonio de creadores y parranderos del
    municipio

  • Archivo personal de los autores

 

 

Autor:

Lic. Raúl Rodríguez
Cabrera

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