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Personalidad en el primer año de vida




Enviado por susan



  1. Introducción
  2. Factores determinantes de la
    personalidad
  3. La
    personalidad en el primer año de
    vida
  4. Importancia del primer año de
    vida
  5. Bibliografía

Introducción

La presente investigación se refiere al tema los
factores determinantes de la personalidad, su desarrollo en el
primer año de vida y su importancia.

En este trabajo detallaremos los factores de la
personalidad como son: los factores internos (biológicos)
y los factores externos (ambientales). Cuando hablamos de
factores internos no referimos a los relacionados con la
herencia, la genética y la constitución
física que incluye el biotipo, los procesos
químicos, metabólicos, endocrinos, las funciones
neurofisiológicas; y cuando hablamos de factores externos
nos referimos a la influencia de la familia, de la sociedad, de
la cultura sobre la personalidad del niño.

La finalidad de este trabajo se orienta a conocer la
importancia que tiene la influencia de la familia en la
formación de la personalidad del niño en su primer
año de vida, y donde la presencia de la madre es vital
para que el niño tenga una sólida
personalidad

También en este trabajo podrán encontrar:
los factores del aprendizaje, los cuales se dividen en
determinantes biológicos del pasado y determinantes
biológicos actuales. La importancia de estos factores es
que producen cambios en el organismo, en ocasiones irreversibles,
especialmente en el sistema nervioso central, en los
órganos motores, en los sensoriales. La lesión o
daño permanente de dichos órganos afecta,
naturalmente la posibilidad ulterior de desarrollar conductas que
dependan, en algún grado, de su funcionamiento
normal.

Factores
determinantes de la personalidad

Existen diversos factores es que influyen de una manera
u otra en la formación de la personalidad los cuales
pueden ser clasificados en: internos biológicos y externos
o ambientales.

  • a. Factores internos o
    biológicos

Comprenden los factores relacionados con la herencia, la
genética y la constitución física que
incluye el biotipo, los procesos químicos,
metabólicos, endocrinos, las funciones
neurofisiológicas, enfermedades e infecciones,
deficiencias físicas y sensoriales, dependencia
física y psicológica a sustancias tóxicas y
otros.

  • b. Factores externos o
    ambientales

Comprenden la influencia de la familia, el vecindario,
el sistema educativo, social y cultural, los factores
políticos, económicos, jurídicos,
históricos y otros. También comprende los factores
ecológicos.

  • c. Factores de aprendizaje

Ribes (1974), considera existencia de cuatro factores
básicos que determina la conducta, que son:

  • a. Los determinantes biológicos del
    pasado,
    en este tipo de determinante figuran los factores
    hereditarios, genéticos, prenatales, perinatales
    (condiciones del parto). La importancia de estos factores
    pueden producir cambios en el organismo, las más
    irreversibles, especialmente en el sistema nervioso central,
    en los órganos motores, en los sensoriales. La
    lesión o daño permanente de dichos
    órganos afecta, naturalmente la posibilidad ulterior
    de desarrollar conductas que dependan, en algún grado,
    de su funcionamiento normal. En el caso de las lesiones
    cerebrales, la reducción de la gama de conductas
    factibles muy notable. La falta de tejido nervioso, no
    regenerable, puede afectar funciones básicas a todos
    los niveles, y llegar hasta el extremo de recura un organismo
    a niveles puramente vegetativos. Así también la
    carencia de órganos motrices o su lesión como
    la falta de extremidades o las parálisis parciales
    afectan la posibilidad de adquirir conductas. En el caso de
    los órganos sensoriales, se reduce seriamente la
    cantidad y las clases de información que puede recibir
    el organismo del exterior y por consiguiente, la posibilidad
    de respuesta al medio.

  • b. Determinantes biológicos
    actuales,
    comprende una gama variada de factores que van
    desde los estados de desnutrición, la falta de
    sueño y las enfermedades transitorias hasta la
    ingestión de drogas. Es decir la conducta puede verse
    afectada por los factores dispocisionales del organismo. Un
    ejemplo es la anemia, que es causada por deficiencias de
    hierro en la sangre y esto producen lactantes dificultades
    para moverse, para sentarse, para caminar y hasta para hablar
    y en las personas mayores produce cansancio, fatiga, palidez
    extrema.

La personalidad
en el primer año de vida

El recién nacido no se diferencia mucho de un
feto, la diferencia está en que ha logrado independencia
en la respiración, pero en otros aspectos presenta
más semejanza con un feto que con un niño y casi
todos los niños son iguales, por tanto no es posible
hablar de personalidad del recién nacido. El recién
nacido posee un conjunto de potencialidades que son determinados
por sus genes, pero todavía no ha desarrollado
características distintivas en su conducta.

Algunos autores consideran como manifestaciones
iníciales de la personalidad la conducta que manifiesta el
recién nacido cuando deja de llorar y se dispone a
amamantar ante la presencia del pezón materno por ser una
forma de adaptarse a su medio ambiente los cual ocurre a las dos
semanas de nacido.

Otros autores consideran como manifestaciones
iníciales de la personalidad a la aparición de
la primera sonrisa, que ocurre a los dos meses de nacido,
por ser una muestra de la interacción con otra persona.
Otros autores toman más en cuenta las
características particulares que muestran los niños
en el balbuceo, en la alimentación, en la respuesta a los
estímulos y en la forma de manipular los objetos los que
ocurre a los cuatro meses de nacido; éstas diferencias se
van acentuando progresivamente y a partir de los ocho meses ya es
posible observar diferencias entre unos niños y otros en
las reacciones ante la frustración, en el llanto, en la
alimentación, en la interacción con los
demás, en las respuestas de temor y en otros aspectos
más; éstas diferencias que se van observando
progresivamente son las manifestaciones iníciales de la
personalidad. Por tanto se puede afirmar que la personalidad
empieza con el nacimiento y las posteriores experiencias y van
configurando el modo distintivo de ser de los
niños.

2.1. EL EMBARAZÓ Y LOS PRIMEROS
AÑOS DE VIDA DEL NEONATO

Actualmente se llevan a cabo investigaciones acerca de
la importancia de la vida prenatal en la personalidad. Esto es
algo que a todos nos sorprende sin embargo ya habido regresiones
en las cuales el individuo logra entrar a ese mundo inconsciente
de su vida prenatal e incluso recordar ante todo sensaciones
corporales.

Durante el embarazo si la madre pasa por emociones sobre
todo de ansiedad o ira, se transmite al pequeño mediante
los vínculos neurohormonales (sustancias como adrenalina,
noradrenalina, la serotonina, la oxicitocina, etc) estos al ser
producidas por las glándulas de la madre cruzan la
placenta y pueden afectar a la criatura por nacer a nivel
bioquímico, lo cual crea una predisposición
emocional a la ansiedad. Resumiendo podemos decir que un exceso
de secreciones neurohormonales de la madre crea un sistema
nervioso autónomo sobrecargado, lo que conduce a un
niño de peso bajo al nacer y/o desórdenes
gástricos y/o dificultades de lectura y/o problemas de
comportamiento.

No cabe duda de que los sentimientos primarios como el
amor o el rechazo influyen en la criatura por nacer desde muy
temprano.

Los seres vivientes progresan de la simplicidad a la
complejidad es por eso que la criatura por nacer se desarrollo en
el útero hasta convertirse en una criatura altamente
definida con un cerebro complejo, un sistema nervioso y un cuerpo
completo, emocionalmente crece de ser un ser insensato a uno
capaz de registrar y procesar sentimientos y emociones
complicadas y sorprendentes.

Otro nombre para este proceso sería el desarrollo
del yo, o de la personalidad, es la suma de lo que cada uno de
nosotros somos como individuos piensa y siente sobre sí
mismo; nuestras fuerzas, impulsos, deseos, vulnerabilidades e
inseguridades en conjunto conforman el yo distinto en cada uno de
nosotros. Desde que la criatura es capaz de recordar y sentir, es
decir, de ser marcada por la experiencia su yo está
formando.

Para explicar cómo se inicia este proceso en el
útero se puede describir la emoción materna de
ansiedad como contribución para el desarrollo del yo. La
ansiedad en ciertos límites es buena para la criatura ya
que perturba un sentido de ser uno mismo con el ambiente que lo
rodea y le hace tomar conciencia de su propio ser separado y
distinto. Lo hace reaccionar a esa incomodidad de diferentes
formas de evitarse la ansiedad, por lo que empieza a erigir un
conjunto de primitivos mecanismos de defensa lo cual luego
convierte en una emoción.

Los cimientos de la ira son iguales aunque sus
raíces son diferentes ya que por lo general lo que lo
produce es el sentirse limitado en sus movimientos.
También estas experiencias de ira intrauterina es
beneficiosa ya que apresura el desarrollo de rudimentarias
conexiones intelectuales.

Algunas formas de depresión también pueden
originarse en el útero, en general debido a alguna
pérdida importante y generalmente tiene que ver con el
retiro de apoyo y amor de su madre, este se ve con los
niños que desde el nacer son apáticos.

La depresión, la ira y la ansiedad también
contribuyen al desarrollo de la conciencia y la
autoconciencia.

El Dr. Peebolte dice que si las madres llenas de afecto
dan a luz niños más seguros de sí mismos,
ello se debe a que el yo autoconsciente de cada niño ha
sido construido con afecto y calor. De la misma forma si las
madres desdichadas, deprimidas o ambivalentes tienen una mayor
proporción de niños neuróticos, es porque
los yos de sus hijos se moldearon en un momento de temor y
angustia, si estos niños no son redirigidos se
convertirán en adultos desconfiados, ansiosos y
emocionalmente frágiles.

Para dar un ejemplo de esto tenemos el caso que nos
expone el Dr. Pul Bick, hipnoterapeuta trato que sufria de graves
ataques de ansiedad acompañados por momentos de intenso
calor. El Dr. Bick puso al paciente en trance retrocediendo en
tiempo que había pasado en el útero, el hombre
recordó incidentes particulares describiéndolos en
una voz calmada y monótona hasta llegar al séptimo
mes en que su voz se puso tensa y empezó a sentir miedo. A
que se debía. Su madre dio la respuesta confesando que
había tratado de abortar a los 7 mese tomando largos
baños calientes.

Durante los primeros años de vida el ser humano
se desarrolla en forma drástica por lo cual es obvio que
sea durante esta que la personalidad reciba una mayor influencia
en su formación.

A la vez es una etapa muy importante ya que los primeros
meses de la memoria y el recuerdo es escaso por que la mayor
parte del material queda en el inconsciente.

A continuación expondré brevemente las
características de los infantes en el desarrollo de su
sociabilidad y personalidad.

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Importancia del
primer año de vida

Las experiencias que el niño tiene en el primer
año de vida son muy importantes para configurar ciertos
aspectos de su personalidad. Muchos estudios demuestran que si el
niño es separado de su madre en el primer año de
vida y no encuentra una madre sustituta, afecta la seguridad del
niño por mucho tiempo y en algunos casos para toda la
vida. Se han realizado investigaciones longitudinales para
comparar a un grupo de niños separados de sus madres a los
pocos días de nacido y criados en casas de refugio u
orfelinato y otro grupo de niños criados por sus madres en
sus respectivos hogares, los resultados indican que existe
marcadas diferencias en el desarrollo intelectual, social,
emocional, en el aprendizaje y el desarrollo del lenguaje. De
ésta y otras investigaciones se deducen que si el
niño no recibe apoyo y confianza básicas de una
madre real o sustituta en el primer año de vida, se puede
afirmar que inicia su vida en condiciones muy desfavorables que
puede afectarlo por mucho tiempo y en algunos casos para toda la
vida; aunque no se puede atribuir todo al primer año de
vida, sin embargo es muy importante para un desarrollo maduro y
equilibrado del individuo.

SPITZ, después de haber realizado diversos
estudios concluye que las caricias es vital para el desarrollo
equilibrado y maduro del individuo, igualmente considera que si
los niños pasan largas horas del día sin
interactuar con sus madres ni recibir atención,
comprensión, confianza y afecto en el primer año de
vida, pueden manifestar problemas emocionales y de conducta,
retraso en su desarrollo maduracional, intelectual, emocional y
social, a su vez, pueden llegar a ser pesimistas, inseguros,
suspicaces, muy introvertidos y presentar síntomas
neuróticos.

  • EL ROL DE LA MADRE FUNDAMENTAL EN EL DESARROLLO
    DE LA PERSONALIDAD DEL BEBE

He sabido de la importancia que tiene la mamá en
los primeros meses y año de vida Tanto que de la
relación y del vínculo que se forme entre madre e
hijo, dependerá cual será la personalidad del
niño y las conductas que más tarde tenga de adulto.
Las vivencias, relaciones y vínculos que el niño
establezca en el primer año de vida, son claves en el
desarrollo de su personalidad .Desde el mismo momento de la
concepción se establece entre madre e hijo, un vinculo muy
estrecho a nivel emocional, que se acrecienta con el momento del
nacimiento, la lactancia y más tarde con la crianza en los
primeros años de vida.

Según varios estudios realizados, la forma en que
se interactúa la madre con su bebe, está
relacionada con el comportamiento que tendrán los
niños hasta su adolescencia. Y según estos mismos
estudios, aquellos niños más caprichosos o con
problemas serios de conducta, se corresponden con aquellos
niños que no habían sido atendidos en sus demandas
o aquellos que habían sido sometidos a diversos castigos,
ya sean físicos o psicológicos, en los primeros
estadios de su vida. Por el contrario, aquellos niños
más predecibles y menos caprichosos, han sido aquellos que
más han sido estimulados cognitiva y emocionalmente por
sus madres y a los cuales se les había atendido en sus
demandases .Es por esto que se dice que aquellos bebes que son
sostenidos en brazos y atendidos rápidamente a sus llantos
y demandas, lejos de malcriárseles, se los está
ayudando a ser niños y adultos más seguros, menos
conflictivos y estables emocionalmente.

¿Pero que ocurre en aquellos casos en los cuales
la mamá no está presente?

Muchas veces ya sea por motivos familiares o por el
fallecimiento de esta, el niño no tiene la suerte de
contar con la presencia materna; si bien una mamá
es casi irremplazable, en estos casos, este rol puede ser asumido
por una abuela o alguien muy cercano al niño, que sea la
persona encargada de su crianza .A modo de conclusión, que
una crianza basada en el amor, el respeto y en la
delineación de los limites, son las claves para una
infancia y una adultez plena.

  • EL DESARROLLO PRENATAL Y POSNATAL.

El feto humano no tiene una vida social muy activa. No
obstante, el período prenatal es de interés para el
estudio de la personalidad. En el pasado, no se daba la
atención debida a los aspectos psicológicos de este
periodo. Últimamente, tal vacio se ha empezado a llenar.
Parece que el periodo prenatal se puede estudiar por su utilidad
desde dos puntos de vista. Uno de ellos es el que hace referencia
al desarrollo real del feto; el otro se relaciona con los efectos
psicológicos que la condición de una mujer
embarazada ejerce sobre ella misma y sobre las demás
personas para el ambiente futuro del niño.

El ambiente del claustro materno es relativamente
estable, y él son los factores hereditarios los que
determinan principalmente la formación de las estructuras
y funciones biológicas. La característica
más obvia del periodo prenatal es el desarrollo
físico del feto. Durante el periodo intrauterino, se
establecen las bases de la capacidad de respuesta posnatal. Sin
embargo, hay pruebas de que si bien el feto se desenvuelve en un
ambiente muy protegido, no queda inmune a influencias
ambientales.

Se ha demostrado que el feto próximo a nacer
responde a estímulos externos, como son los ruidos
fuertes. Es posible condicionar a los fetos de 6 a 9 meses. Las
demostraciones sobre condicionamiento prenatal por lo general se
han llevado a cabo apareando estímulo condicionado neutro
con algún estímulo no condicionado, como puede ser
un ruido fuerte. Más aún, por los estudios sobre el
condicionamiento prenatal se ha visto que existen diferencias
individuales notables entre los fetos, en relación al
grado en que pueden ser condicionados a los
estímulos.

Aún no son del todo claras las implicaciones del
hallazgo de que los fetos próximos a nacer se puedan
condicionar para dar respuestas específicas. Una cosa es
demostrar un fenómeno bajo condiciones controladas de
investigación y otra muy distinta observar el
fenómeno bajo condiciones naturales. Sin embargo, parece
razonable suponer que el condicionamiento prenatal, y
quizás otras formas de aprendizaje, tiene lugar en el
curso normal de la vida intrauterina. Se necesita investigar
más para determinar el grado en que ocurre el
condicionamiento en los fetos, la clase de estímulos que
evocan respuestas condicionadas y la relación existente
entre las respuestas prenatalmente condicionadas y el
comportamiento posnatal.

La condición psicológica de la madre,
según se ha demostrado, influye en la capacidad de
repuesta prenatal. Se sabe que la elevada emotividad de algunos
individuos implica concomitantes fisiológicos de
importancia. Las madres que difieren en emotividad y
tensión psicológica experimentada durante el
embarazo, muestran también diferencias en la
constitución química de su sangre y en la actividad
del sistema nervioso autónomo; todo esto, a su vez, puede
influir en el desarrollo fetal. El estudio de las relaciones
entre los traumas emotivos experimentados durante el embarazo y
el comportamiento de la prole se está convirtiendo en un
área llena de interrogantes para la investigación.
Lo mismo se puede decir en cuanto a la variabilidad de las
actitudes que las mujeres adoptan cuando se hallan embarazadas.
Para algunas mujeres, el hecho de verse embarazadas puede
constituir un acontecimiento traumático capital. El grado
en que esto sucede está en función de ciertos
factores (por ejemplo, si la concepción tuvo lugar fuera
del matrimonio), lo mismo que de la constitución de la
persona.

Antes de considerar ciertos acontecimientos
psicológicos importantes de la infancia, hay que decir una
palabra respecto al nacimiento en sí. Se recordará
que Freud consideró la experiencia del nacimiento como
prototipo de la experiencia de la ansiedad. Definió la
ansiedad como un estado de displacer, que la persona experimenta
cuando se enfrenta a la afluencia de estímulos nuevos y
dolorosos le parecía algo semejante a lo que ocurre en el
nacimiento, cuando el feto se ve de repente y literalmente arrojo
a un ambiente y extraño.

Rank(1929), insatisfecho con la analogía
propuesta por Freud, sostuvo que de hecho, el trauma del
nacimiento tenía un efecto traumático decisiva
sobre la vida futura del individuo. Ya que los recién
nacidos no nos pueden comunicar lo que significa para ellos el
nacimiento, no es posible que el argumento de Rank se pueda
someter alguna vez a prueba directa. No obstante, si alguien
observa que el cambió de la vida intrauterino a la vida en
el mundo es el más profundo que puede experimentar un
organismo, parece razonable preguntarse: ¿Cómo
influye el acontecimiento del nacimiento en el niño? Las
observaciones del nivel de actividad y del funcionamiento
biológico del niño recién nacido pueden
contribuir a responder a esa pregunta, o al menos pueden hacer
inferencias legítimas. Especialmente el hecho de comparar
al conducta de los niños normales, rezagados, prematuros y
de parto con cesárea sería pertinente. Las primeras
semanas de vida constituyen un período de convalescencia
del nacimiento. El neonato pasa el 80% de su tiempo durmiendo.
Sólo la necesidad de comer, la falta de calor, y a veces
la eliminación, parecen perturbar su sueño. Los
padres de infantes muy pequeños con frecuencia expresan
asombro ante las capacidades que tiene su hijo de "dormir a pesar
de todo". ¿Indican tales observaciones que los infantes
son insensibles a lo que ocurre en su medio ambiente? Se puede
afirmar que no son tan insensibles como pudiera parecer. Por
ejemplo, se ha demostrado que numerosos estímulos
ambientales que son capaces de provocar respuestas chupeteo en
los infantes. Rehingold(1960) realizó un estudio en base a
observaciones sobre la necesidad que hay de investigar este
problema. Rehingold comparó la forma en que cinco madres
de clase media estimulaban a sus hijos, con la atención
que recibían cinco veces más atención que
los infantes educados en una institución. En la casa, se
veía a los niños aproximadamente cinco veces
más, eran mantenidos en brazos seis veces más,
acariciados trece veces más y les demostraba 18 veces
más atención que a los niños de la
institución eran vestidos con mayor frecuencia que los
infantes que tenían hogar. En general, los dos grupos de
infantes recibían los mismos cuidados. La diferencia
estribaban primordialmente en la cantidad de atención y de
estimulación.

Los estudios sobre los efectos de vivir en una
institución han demostrado que si los ambientes son
restringidos y estériles en los primeros meses de vida,
conducen con frecuencia a perturbaciones emotivas profundas y a
retraso intelectual. Los estudios de niños pequeños
que han sido separados durante algún tiempo de sus padres,
corroboran tal impresión. Las variables siguientes parecen
tener especial importancia para determinar las reacciones que los
niños tienen ante la separación:

  • 1. La edad del niño en el momento de la
    separación

  • 2. Las relaciones existentes entre el
    hijo

  • 3. El cuidado que se le dé en el momento
    de la separación

  • 4. La relación, si es que existe, entre
    el hijo y los padres durante la separación.

  • 5. El intervalo en el periodo de
    separación

  • 6. Las experiencias posteriores a la
    separación

  • 7. Las diferencias en las experiencias
    individuales de los niños en las
    instituciones.

La investigación efectuada con monitos
proporciona un apoyo adicional para la tesis de que la
estimulación que se da a la prole influye en su
desarrollo. Se recordará que los monitos criados con
madres subrogadas de alambre mostraban una conducta más
ansiosa y emotiva que los que habían sido criados con
madres de paño. Estos resultados indican que la
deficiencia en este tipo de estimulación, el confort del
contacto, tiene un efecto perjudicial sobre el comportamiento
futuro del animal. Las investigaciones llevadas a cabo con otras
especies apoyan también tal inferencia. Existen pruebas de
que bajo ciertas circunstancias la separación de los
hermanos, entre los monos, puede tener un efecto tan perjudicial
sobre el desarrollo social, como la separación entre la
madre y el infante.

Mientras que el nivel general de estimulación,
dentro del ambiente del niño constituye una variable de
gran importancia, resulta que los padres representan los
estímulos más poderosos de su mundo. El prolongado
periodo de invalidez que caracteriza a la infancia humana
probablemente ocasiona que las variables debidas a los padres
influyan más en los humanos que en otras especies. Se
puede ser específico más todavía y pensar
que de todas las personas que pueblan el mundo del niño,
la madre o la personas que asuma el rol materno, es quien ejerce
la influencia de mayor alcance sobre el desarrollo de la
personalidad. Por esta razón no ha de sorprendernos que
los investigadores presten tanta atención a la
relación madre-hijo durante la infancia.

Las interacciones sociales tempranas se han estudiado
con referencia a:

  • Las características y la conducta que la
    madre muestra con relación a su
    niño.

  • Las diferencias individuales entre los niños
    en cuanto al llanto, el estado de vigilia y el nivel general
    de actividad.

  • Las interacciones sociales reales entre la madre y
    el hijo.

En las secciones que siguen estudiaremos cómo
contribuyen la madre, el padre y el hijo a esas primeras
interacciones sociales. Observaremos por qué son tan
importantes tales factores.

  • LA INFLUENCIA DE LA MADRE EN LA PERSONALIDAD DEL
    NIÑO.

La conducta de la madre influye en su hijo, lo mismo que
la conducta del hijo sobre sobre la madre. Como la madre tiene un
grado tan elevado de control sobre el niño y su ambiente,
su papel parece ser más en el niño y su ambiente,
su papel parece ser más dominante e influyente que el del
hijo. Tiene sentido por tanto, investigar la naturaleza de la
figura y del papel maternos.

La conducta de una madre hacia su hijo está
función de cómo interprete el contenido de ser
madre, de su participación en el desempeño de ese
cometido, de sus características personales y de su
evaluación de la competencia con que lleva a cabo la tarea
de la crianza de su hijo. Estos determinantes de la conducta de
una madre, en principio son los mismos que integran el
desempeño de cualquier otra tarea o asignación. La
diferencia estriba en que la madre tiene numerosas
responsabilidades frente a su hijo, un control amplio y un
vínculo intenso y afectivo con él. El
vínculo afectivo no implica simplemente que todas las
madres amen a sus hijos. Hay madres que no aman ni aceptan a sus
hijos. Algunas madres consideran el papel materno como
obstáculo para su propia realización. Si bien es
difícil simpatizar con una madre que rechaza a su hijo, no
podemos que tomar en consideración y comprender el
compromiso de la mujer que se ve obligada en entregar
prácticamente todas sus energías a una tarea que
puede resultarle frustrante e incluso aburrida. Desde luego, es
difícil identificar madres que rechacen a sus hijos, pocas
madres que rechacen a sus hijos. Con todo, parece razonable
suponer que hay toda una gama de reacciones frente a los hijos,
desde el intenso rechazo hasta la total aceptación. No se
puede avanzar mucho en el estudio del desarrollo infantil, sin
estudiar con atención a los padres, su personalidad,
problemas e historial. Ilustra esta necesidad un estudio que
evaluó la relación existente entre la personalidad
materna, las prácticas de crianza y la adaptación
de los hijos. Los hijos tenían de dos a seis años.
Para facilitar las evaluaciones se entrevista. Se hizo un
análisis de contenido de las entrevistas y se calificaron
las respuestas de las madres. Los resultados del estudio
indicaron que si bien las prácticas reales de crianza no
tenían relación directa con las variables como los
conceptos que tenias las madres sí mismas y el afecto que
mostraban hacia sus hijos, las características de la
personalidad de la madre al parecer tenían que ver con la
suficiencia y la adaptación de sus hijos. Las madres que
estaban "centradas en el hijo", poseían un autocontrol
relativamente elevado, su gama de intereses era amplia y
disfrutaban siendo madres; tenían hijos mejor adaptados
que las madres a las que no se les podía describir en la
misma forma.

Las madres difieren no sólo en la
aceptación y conducta afectiva, sino también con
respecto a la protección y dominancia. El estudio de las
respuestas manifiestas de diversos tipos puede resultar de gran
valor, por ejemplo, el estudio de las prácticas de
crianza. En una investigación(Brody, 1956), se
llevó a las madres a una instalación especial y se
observó cómo trataban a sus hijos. La actividad
materna; alimentación, aseo, movimiento, tacto,
ofrecimiento de objetos y habla. Formar categorías
confiables sobre estos tipos específicos de conducta
materna resulta valioso porque permite especificar qué
significan ciertas generalizaciones como "buena madre" o "madre
amante", y clasificarlas en unidades y componentes objetivos. Una
vez que se tienen tales unidades es posible obtener los perfiles
maternos que podrán emplear para describir las relaciones
madre-hijo actuales y predecir el comportamiento futuro, tanto de
la madre como del hijo.

  • LA INFLUENCIA DEL PADRE EN LA PERSONALIDAD DEL
    NIÑO.

Si el padre no es el hombre olvidado de la
psicología evolutiva, es sin duda el abandono del hombre
se debe a varias razones. Durante los primeros años de
vida, la madre es quien incuestionablemente influye en forma
más general en el hijo. Otra razón para hacer a un
lado al padre es su relativa inaccesibilidad. Gran parte del
día pasa en el trabajo, y por tanto no es asequible el
estudio como lo es la madre.

Por muchas que sean las razones que se quieran dar para
excusa tal situación, la carencia de conocimiento del
padre como educador del hijo es deplorable. En efecto, la
afirmación que la madre es imprescindible en la crianza
del hijo se podría como algo que hay que probar,
más que como algo de facto. Aunque la madre de ordinario
pasa la mayor parte del tiempo con su pequeño, no siempre
es cierto que sea la influencia más importante.
Además, el tiempo que se pase con una persona no
necesariamente equivale a la influencia que se ejerza sobre
ella.

A pesar de los impedimentos prácticos para
estudiar el papel paterno, algunos investigadores han logrado
hacerlo. Los resultados de sus esfuerzos apoyan la creencia de
que el padre puede ser objeto de estudio en extremo
fructífero. En un estudio se comparó a las familias
de un grupo de 25 niños posinfantiles que no tenían
necesidad de dicho tratamiento psicológico, con las
familias de un grupo de 32 niños que si tenían
necesidad de dicho tratamiento. Los dos grupos parecían
similares, salvo por las variable referentes al ajuste de su
personalidad. Al estudiar tanto a las madres como a los padres de
estos niños, los investigadores hallaron que los
progenitores de hijos mal adaptados estaban también mal
adaptados y tendían ser arbitrarios e incongruentes en el
trato con sus hijos. Respecto a nuestro tema de estudio,
referente al padre, es notar que el papel de este parece ser, sin
lugar a dudas, más importante que el de la madre. Los
padres de hijos mal adaptados estaban apartados de la familia y
eran especialmente incongruentes en las respuestas que le daban a
sus vástagos. No es de extrañar que ciertas formas
de desadaptación de los hijos deban atribuirse
primordialmente a determinadas características de los
padres, y otras, a determinadas características de las
madres.

Otro grupo de estudio ha considerado los efectos que la
ausencia prolongada de los padres ejerce el desarrollo de la
personalidad de los hijos. Muchas de estas investigaciones
versaron sobre separaciones debidas a la guerra. Sus resultados
surgieren que los hijos separados de sus padres durante largos
periodos experimentan mayor dificultad en establecer relaciones
sociales significativas con adultos y con sus iguales, que los
hijos que no han experimentado tal separación.
Además, los hijos separados de sus padres, parecen ser
tensos y más ansiosos, menos maduros y menos seguros de
sí mismos en varias situaciones, que los hijos no
separados. Para evaluar los efectos de la ausencia del padre o de
la madre sobre el desarrollo del la personalidad es preciso
atender a algunas variables en las que están:

  • 1. La época en que ocurre la
    ausencia.

  • 2. La duración de la
    ausencia.

  • 3. El medio sociocultural durante la
    ausencia.

  • 4. La disponibilidad de figuras subrogadas de
    los progenitores y modelos del papel de
    éstos.

  • 5. La característica del progenitor no
    ausente.

También otro grupo de investigadores, ha
considerado la identificación con el papel sexual. Tanto
en la perspectiva psicoanalítica como en el aprendizaje
social se ha subrayado como factor determinante en el desarrollo
la suficiencia de los modelos con que los niños se pueden
identificar. Hay razón para creer que la
identificación sexual, tanto de los hombres como de las
mujeres, y los grados de masculinidad y feminidad que muestran,
han recibido influencias de los modelos que les proporcionaron
sus progenitores. Varios estudios sobre identificación
sexual llevados a cabo con muchachos han demostrado que la
variable evolutiva de importancia, por lo que a ellos concierne,
es el padre. El efecto que los modelos ejercen sobre la conducta
puede ser bueno o malo. De una relación padre-hijo puede
resultar una masculinidad socialmente aceptable, pero
también puede ocasionar hábitos
indeseables.

El papel de la madre y del padre dentro de la familia no
se puede considerar como factor aislado. Por ejemplo, la
compatibilidad matrimonial es una variable importante en la
atmósfera familiar. Los valores y las responsabilidades de
ambos progenitores no sólo guían la crianza de los
hijos, sino que también influyen en la percepción
que el hijo tendrá, tanto de sí mismo como del
mundo en que vive. Junto con la observación directa de la
práctica de crianza, puede arrojar luz sobre la
constitución del ambiente familiar los estudios
factoriales cuyo material son los informes que dan los propios
progenitores.

Bibliografía

  • http://es.scribd.com/doc/20929283/2/psicologia-e-individuali

  • http://www.bebesychupetes.com

  • http://www.actiweb.es/escuelacashagua/archivo1.pdf

 

 

Autor:

Johnataan Tomás Ordoñez
Silva

Joselim Osores Osores

Josselyn Alejos Chaname

Susan Torres
Fernández

ASIGNATURA : Psicología de la
personalidad.

CICLO : II

DOCENTE : Félix Reynoso
Rivas

TURNO : Mañana

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Escuela Profesional de
Piscología

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Chiclayo, 22 de Mayo del 2012

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