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El Pintor de estrellas



Partes: 1, 2

    El pintor de estrellas

    La casa, es un viejo rancho de dos pisos en una esquina
    del mar, el agua salada se lame los cimientos que la mantienen en
    pié, las viejas escaleras de madera gimen con las pisadas
    del viento, cada oleaje trae un mar de espumas y conchas de
    coral, la casa ha estado sola durante años, fue la guarida
    del viejo Valerio y su mujer Herminia; Se dice que tuvieron
    muchos hijos, en cada temporada decembrina se reunían a la
    orilla del mar a cantar, a bailar y a beber hasta el amanecer, al
    sonar de las guitarras y tambores, pero a medida que los hijos se
    hicieron mayores y consiguieron mujer, los viejos se quedaron
    solos en la vieja casa, hasta que se cansaron de esperar el
    regreso de alguno de sus hijos con sus nietos, tejieron
    interminables redes de caracoles y corales, que aún hoy se
    mecen con la brisa y dejan escapar el sollozo de los viejos
    atrapado entre la vieja casa.

    Algunos habitantes del pueblo creen que hay fantasmas
    rondando en las playas y los jóvenes encienden fogatas
    cada noche en honor de las estrellas que siempre han estado en el
    azul del cielo, porque sus mayores les han dicho que de esa
    manera ahuyentan los fantasmas; En las noches unos niños
    aparecen en el dintel de las desvencijadas ventanas de la casa
    vieja y elevan cometas transparentes con aromas de barcos
    encallados en la arena, rebosantes de peces encantados, con algas
    verdeazules enredadas en sus agallas, por eso nadie se acerca por
    la casa abandonada de la playa de los muertos, como la conocen en
    el pueblo, pues temen ser atrapados por los niños de ojos
    de girasol y dientes como zarzas despidiendo fuego; Sin embargo,
    hay quienes creen que son unas historias inventadas por Neder
    Nereida, un indio viejo y solo que deambula entre los barcos
    olvidados en el antiguo puerto; dicen que sus dueños los
    abandonaron por temor a los fantasmas de los niños de ojos
    amarillos de girasol y dientes despidiendo fuego.

    Así lo repite en forma vehemente y con cierto
    temor el indio Neder a los pocos turistas que se atreven a pasar
    cerca de la casa vieja; él mismo no se atreve a entrar en
    ella por temor a ser convertido en estandarte de los viejos
    barcos bajo las estrellas, que transportan piratas y corales a
    distancias azules sobre el embravecido mar y bajo el cielo, hasta
    las islas donde viven las tortugas gigantes y las iguanas
    marinas, rodeadas de las espesas selvas del trópico,
    consumiendo los apetitosos manjares que les ofrecen los arrecifes
    coralinos donde la vida es una placentera sinfonía de
    colores y de luces cristalinas; donde el amor se ha convertido en
    una cotidiana sinfonía de infinidad de criaturas entre las
    profundidades del mar y bajo las estrellas.

    Cuando Nereida se fue, me quedé mirando la casa
    que parecía recién pintada y de sus ventanas
    caían flores rojas y amarillas, me atreví a subir
    las escaleras siguiendo el camino que hacen las hormigas con
    pedazos de hojas verdes a cuestas, en lo más íntimo
    de la casa tienen su castillo donde vive su maravillosa reina
    alada, rodeada de obreras y de zánganos para sostener su
    descendencia; a cada paso que doy cruje la madera de la antigua
    residencia de los Montaña, el viento se hace más
    fuerte y trae gotas de agua salada desde la orilla, depronto
    siento pasos a mi espalda, miro hacia atrás pero no veo a
    nadie y nada extraño, solo mis huellas sobre la madera
    crujiendo; siento el crepitar de las hojas secas bajo mis pies,
    en ese momento dudo un instante en seguir subiendo por las
    escaleras de madera añeja con olor a humo pero conservada;
    Ya no me parece una casa vieja, al contrario, sus cuartos
    aparentemente vacíos están repletos de emociones
    placenteras pintadas en las paredes de color marrón y
    sucias del tiempo, las paredes y los techos también
    están cubiertos de cuadros desvencijados y llenos de nidos
    de arañas, las camas recién tendidas despiden un
    olor a cuerpos jóvenes y activos, las telarañas
    inmensas brillantes cual centella, en la cocina aún hay
    fuego y se levantan olores frescos y agradables a los sentidos y
    al paladar.

    Es increíble lo que veo y siento, todo parece
    recién arreglado y limpio, unas gotas de agua cristalina
    caen a la alberca y un conjunto de pájaros cantan con
    rítmica alegría, construyendo relucientes castillo
    de alas por el viento. Recuerdo por un instante que la casa por
    fuera se veía vieja, abandonada y a punto de derrumbarse
    por la fuerte marea, se sentía como el recio viento la
    azotaba sin misericordia, al encontrarme en su interior siento
    que la conozco de toda la vida, de pronto pienso que estoy
    soñando, como en aquellos sueños donde uno es
    consciente de que sueña, depronto me llega un murmullo de
    voces y de risas de uno de los cuartos, un frío
    extraño me recorre por todo el cuerpo, mis manos sudan y
    mi corazón late con fuerza incontenible; me acerco a la
    puerta del cuarto de color azul y la empujo con fuerza queriendo
    atrapar a los intrusos, aunque el intruso en realidad soy yo,
    pero no hay nadie, sólo un lecho cubierto con flores de
    diversos colores recién abiertas y de sublimes perfumes
    que me embriagan, las sábanas aún tibias de la
    noche de placentera de los amantes que escaparon al amanecer,
    así como una infinidad de pinturas frescas regadas por
    todas partes y colgadas de las paredes sucias y con manchas
    blancas, digo frescas porque siento el olor de la acuarela y del
    óleo sin secar aún, en un rincón
    están los pinceles sin lavar y la ventana cubierta con una
    cortina de corales, miro a través de los cristales
    empañados y veo el mar, el cielo que ya se oscurece, a lo
    lejos logro ver una balsa de cañas de bambú
    vacía que se aleja cada vez más, hasta que se
    pierde en el verde mar de esmeraldas, como si hubiese sido
    tragada por las aguas de olas presurosas hacia las soledades en
    el fondo marino.

    En mis sueños por los cuartos y atravesando las
    paredes, sigo mi vuelo sobre los grandes parques donde los
    enamorados se cuentan sus últimas cuitas y se entregan en
    sus primeros deseos juveniles, sus besos se elevan hacia el
    viento ambarino enredándose entre las hojas y los restos
    de los nidos recién abandonados por los hijos de plumas
    nuevas que ahora vuelan hacia el infinito de las alturas del sol
    y de la luna que como esbelta manzana blanca resplandeciente
    espera ser mordida por los hijos alados de la tierra que en
    bandadas se acercan y sumergen sus picos en los senos de leche
    fresca. Vuelo sobre las azules montañas donde crecen
    infinitos árboles cubiertos de nidos y caminos de insectos
    matutinos, los frondosos árboles despiden sus hojas con
    alborozos y alegrías incontenibles, sus raíces se
    adhieren con fuerza a las entrañas de la tierra,
    succionando el elíxir de la vida desde lo más
    profundo del mundo terrestre para convertirlo en fragantes frutos
    y exquisitos manjares con el aroma de la tierra húmeda,
    que todo nos regala con el mayor placer y la máxima
    satisfacción del Universo.

    Nuestro sueño es la suma de todos los
    sueños y esperanzas, donde la vida pulula incesante y
    transparente como él líquido precioso que sostiene
    cada célula, donde el sistema universal es la suma de
    todos los sistemas de cada organismo con o sin sentimiento,
    provenientes de la misma fuente cristalina y pura de la vida;
    Surtimos los caminos de nuevos senderos donde el polvo se eleva
    por el viento y se unta del cristal de vida para producir nuevos
    seres y nuevas palabras que construyen los nuevos caminos y las
    altas ventanas por donde nos lanzamos al horizonte y atrapamos
    los espíritus extraviados que aún no conocen su
    preciosa residencia entre las nubes y las distancias soleadas que
    como antorchas milenarias dibujan misteriosos sueños en
    los miles de ojos de las mariposas que han surcado el continente
    durante siglos y aún perduran sus alados monasterios por
    el espeso y pululante viento.

    La luna semejando cuernos pende de la curvatura
    terrestre, a su lado la estrella compañera brillante y
    excitante en la distancia, la brisa violenta mece las hojas de
    las palmas legendarias y las empuja hasta la arena blanca de la
    playa solitaria, se levantan nubes de fina arena que chocan en mi
    rostro, depronto siento que se me queman los dedos, y al mirarlos
    veo un pincel entre mis manos; Levantas la mano y una fuerza
    incontenible te obliga a pintar sobre un lienzo cuidadosamente
    preparado, no lo habías visto antes pero está
    allí esperando por el pintor y las pinturas de arco iris,
    que como notas del violín, las guitarras y del piano en
    armonía, se unen a las voces para que las nuevas palabras
    y sus verbos florezcan a medida que escapan de los labios y los
    dedos.

    Los colores se hacen más fuertes con una
    intensidad de vida, el agradable viento tiene el olor de los
    pelícanos y el suave murmullo de las gaviotas
    sumergiéndose en las frescas aguas del mar para saborear
    los cardúmenes de peces y de algas con sabores exquisitos,
    un aletear de coloridos pájaros circundan la distancia,
    mientras aletean los colibríes sobre las flores olorosas a
    miel y frescas, con los nidos de luceros y los enjambres de
    estrellas vibrando en cada célula de mi ser, siento la
    sangre deslizarse entre los dedos sin dolor ni sufrimiento, hay
    una sensación de paz y soledad ardiente que va quedando
    plasmada sobre el lienzo, donde aparecen las nuevas mariposas de
    la primavera con sus alas de vuelo intermitente dibujando caminos
    de alabastros y guijarros dorados sobre la playa abandonada, el
    verde de las hojas brilla intenso ante la luz y la esperanza; la
    brisa mece mis ramas y siento su aliento entrar por mis hojas
    hasta mi raíz adherida a la tierra madre, mientras los
    pájaros construyen sus moradas en medio de mis venas y mi
    sangre en un rito de amor.

    El mar de verdes y azules transparentes, con sus espumas
    de leche salada que se desgranan de mis dedos en un fluir de
    besos y de rostros del amor que van tomando fuerza y vida, mis
    uñas rasgan los colores y la brisa en ráfagas me
    inunda los sentidos del corazón y del espíritu, mi
    piel se diluye e impregna el lienzo de húmedos
    sueños de ojos amarillos de girasol y sonrisas titilantes
    de estrellas enanas que despiden fuego, agujeros negros
    insondables y millones de estrellas que adornan la inmensidad del
    Universo, todas alineadas en perfecta simetría de vuelos
    geométricos, sosteniendo todos los sistemas e infinitos
    mundos de especies diferentes; tomo la tierra en mis manos y
    siento sus aromas de miel, su amor, su pasión y su
    alegría se quedan impregnadas en las figuras de peces y
    sirenas embarazadas que guardan en sus vientres cada huella de
    mis manos; miro la luna llena y plateada sobre el desierto y bajo
    la noche estrellada, la tenue figura del viento seco se nos va
    pegando a la piel, una piel de tierra que nos invade el
    sueño de gotas de agua cristalina y pura que resbala
    fresca en mi garganta, saciando mi sed de vida, saciando mi sed
    de nuevos conocimientos y esperanzas.

    El cuadro es cada vez más real, siempre me han
    gustado el dibujo y la pintura artística, la escultura y
    la poesía; soy feliz haciendo lo que más me gusta,
    esto me ha permitido soportar los horrores de la humanidad, la
    atroz realidad del mundo moderno lleno de presiones,
    engaños, odios y venganzas; he logrado vencer el tedio y
    el olvido de muchos hombres y mujeres, que solo viven para el
    negocio sucio y absurdo de la muerte vil. Son miles los humanos,
    llamados racionales que hacen víctimas a millones de seres
    inocentes con las estúpidas guerras sin razones valederas,
    no se salvan ni los embriones en gestación, mucho menos
    los niños ya nacidos, los adultos y ancianos sinceros y
    leales. Los humanos han hecho de la vida una mísera
    condición sin redención donde deambula la muerte en
    los corazones vacíos y abandonados de miles de
    niños y de niñas que recorren las calles del mundo
    pidiendo una moneda para tomar un poco de agua, porque hasta este
    líquido vital es extraño a sus entrañas
    miserables y sucias que se alimentan de las sobras que encuentran
    en las alcantarillas de las grandes ciudades de cemento, hierro y
    vidrios ahumados, donde su casa es una esquina desolada y su
    cobija un montón de estrellas desconocidas para ellos;
    solo consiguen ser violados y violadas por los más
    irracionales y lascivos personajes que como dementes acechan en
    las calles y las cloacas de sus vidas estúpidas y
    vacías, o son convertidos en el negocio inescrupuloso de
    sus propios padres o de extraños que los someten a la
    fuerza, mientras la sociedad se hace la ciega e inerme al igual
    que las autoridades, quienes se lavan las manos diciendo que no
    es culpa de ellos, ¿entonces de quién?

    La sociedad de consumo a convertido a los seres humanos
    en una simple mercancía con precio y valor vulgar, donde
    el amor es engañado y la inocencia es torturada por la
    maldita envidia y el egoísmo traicionero, el placer
    efímero de unos individuos sin valores y sin ética
    de ninguna clase; dónde los gobernantes y políticos
    en su mayoría son unos mentirosos, desleales,
    ególatras y hasta bandidos los muy ladinos, cuando llegan
    al poder, por las buenas o por las malas, olvidan
    cínicamente las promesas o las supuestas razones por las
    que llegaron al podio, y si tienen que vender a su pueblo por
    míseras prebendas de brillo deslumbrante para llenar sus
    barrigas, no les importa un ápice, torturar o matar a su
    propia familia da lo mismo, ¡lo que nada nos cuesta
    volvámoslo fiesta!

    Han hecho de la guerra sucia su propia conveniencia, son
    los causantes de la violencia de las masas al presionarlos por
    hambre, vestido, educación, salud, y si consiguen trabajo
    la paga es miserable, más del 70% de la población
    mundial esta sumida en la pobreza extrema, la enfermedad, el
    dolor, el desplazamiento y la desaparición forzosa que
    alimentan miles de fosas comunes, fomentan la ignorancia de los
    pueblos convirtiéndola en la peor epidemia, sin embargo
    ellos dicen que esto es mentira, pero la educación se hace
    cada vez más inaccesible para la población
    más pobre, la cual es más del 85% de la
    población del mundo, los instigadores del caos solo
    esperan defender su propia clase dominante, son unos batracios y
    unos cerdos asquerosos, parásitos sin entrañas que
    vuelven malvadas a las personas, les enseñaron a violar,
    secuestrar, extorsionar, asesinar a niños y ancianos,
    ¿es culpa de quién, vuelvo y pregunto? Es simple,
    de los sistemas de gobierno, políticos y militares, y de
    otros tantos corruptos que se escudan diciendo que están
    luchando por los pobres del mundo. Los politiqueros, terroristas,
    guerrilleros y los otros especímenes, son el verdadero
    opio de los pueblos porque son salvajes, mitómanos,
    vándalos e hipócritas.

    Categorizan por clases a los individuos para situarse
    ellos en la cúspide y los de abajo reciben todo el peso de
    la ley, llamados los de ruana y alpargatas, crean una sociedad
    enferma y desahuciada, con una virulencia cada vez mas
    crónica, donde la prostitución y el vicio entre la
    juventud y los adultos de las distintas capas sociales es un
    lucrativo negocio, cimientan los grandes cinturones de miseria de
    los pueblos y ciudades, tumban todo lo verde y siembran cemento
    frío y desolado, no se salvan ni las orillas de los
    grandes ríos contaminados de aguas venenosas y sus cauces
    ya marchitos, en estas cloacas modernas no prosperan ni las
    bacterias, y no falta quienes coman sapos y tomen arsénico
    a cambio de pan y agua por obra y gracia de los dueños del
    poder.

    Solo les interesan los dólares y los euros, lo
    demás a la bacinilla, las mayorías silenciosas
    tratan de sobrevivir en casas de cartón, plástico o
    paja, cubriendo sus figuras con pedazos de harapos agrios de la
    mugre; nos tocó convertirnos en actores, actrices y
    modelos dispuestos a todo, pero olvidamos la historia y repetimos
    los mismos errores. Sin embargo, hay naciones ricas en el mundo
    donde los problemas son menos agudos, incluso en algunos de estos
    países se puede decir entre comillas que todos sus
    habitantes tienen garantizada la satisfacción de todas sus
    necesidades primarias, en muchos casos la mayoría de sus
    problemas son de tipo emocional y psicológico, pero se han
    desbocado por el sexo, la droga y las ansías de poder
    desmesurado, que los lleva a cometer grandes errores y atroces
    homicidios, actuando con un cinismo más peligroso y
    premeditado que la misma guerra sin razón ni
    justicia.

    Qué no decir de los famosos narcotraficantes,
    terroristas, paramilitares y las fuerzas estatales que
    supuestamente son creadas para defender a las personas de bien,
    estas personas resultan ser en su mayoría de las clases
    dominantes, porque los dominados siempre son tratados como
    plagas; el caso es que todos los de arriba viven en sus quintas y
    palacetes, donde exhiben sus trofeos de animales extinguidos por
    ellos mismos y las cajas fuertes llenas de frutos del dolor, la
    muerte y la inanición de los desposeídos, los
    arrastrados como reptiles sobre el desierto mendigando una gota
    de agua para pasar el trago amargo que les toca vivir, y no
    obstante alguien dirá: Que así lo quiere Dios; nada
    más absurdo e indignante para el mismo Dios.

    Él sólo nos ama y jamás
    querría el sufrimiento para sus hijos, el pueblo no puede
    seguir pregonando que lo que ocurre al hombre sobre el mundo es
    por obra de la supremacía divina, y entonces se quedan
    aplastados como marmotas planeando como conseguir más
    billetes; Lo que le ocurre a diario al hombre y la mujer es culpa
    de ellos mismos o de otros individuos que se creen los de arriba,
    que los acribillan por vicio o por maldad y las ansias
    insaciables de poder que les carcome los sentidos y los convierte
    en marionetas de los poderosos de otras latitudes.

    Que no decir de los dueños del capital y de los
    medios de producción que se ufanan de explotar a las masas
    trabajadoras, creando una nueva forma de esclavitud, porque son
    millones de personas las que deambulan por el mundo buscando un
    trabajo aunque sea mal pago para sostenerse y sostener a sus
    famélicas familias, las cuales son cada vez más
    desprotegidas por la mayoría de los estados
    tercermundistas, pero sus gobiernos se llenan la boca diciendo
    que hacen lo imposible para lograr equidad, pero en realidad la
    equidad se queda entre las llamadas clases sociales altas,
    quienes hacen más grande la brecha entre ricos y pobres
    con la aquiescencia de los legisladores de turno, estos
    también toman un pedazo del pastel para sus barrigas
    nauseabundas y deformes, la mayoría olvida como llegaron
    arriba y de que manera, solapados y escondidos entre bambalinas
    para que no descubran sus verdaderas intenciones.

    Prefiero seguir pintando un mundo distinto a lo real y
    sangriento del mundo actual, para poder soportar este caos y esta
    barbarie; poder plasmar todas mis sensaciones con la delicadeza
    que exige la naturaleza viviente, con la sutil fragancia del amor
    invadiendo mi esperanza; al fin he penetrado en el paisaje y doy
    vida a los colores, el mar se estrella contra los acantilados y
    los peces esparcen sus silencios sobre las sombras espumosas de
    los mares infinitos, la vida vibra intensa en cada gota de
    rocío, los pétalos del viento corren sobre las
    praderas en veloz carrera de alazanes con sus jinetes de vestidos
    blancos que durante los días y las noches recorren los
    desiertos y llanuras hasta las montañas donde crece la
    dulce hierba hija del sol, donde no existen odios ni venganzas,
    solo el amor a la vida terrena que nos ilumina en todos los
    caminos hacia una nueva vida, una nueva vida donde la realidad
    sea justa, sincera y leal, donde el amar a todos los seres del
    Universo se convierte en la consigna verdadera, porque en
    Nosotros está el que alcancemos los verdaderos caminos de
    la justicia, los que solo encontraremos en el interior de nuestro
    espíritu, cuando comprendamos que en nuestro interior
    reside la verdadera verdad de la luz.

    Los pinceles como mágicos aromas
    desprendiéndose de mis dedos, tejen un enjambre de nuevas
    ilusiones que caen como música de alta vibración,
    las notas del poema del amor que nos inducen a despreciar el
    temor. Las voces de ángeles se escuchan mientras el
    vientre de la tierra se hincha y brota en manantiales de
    infinitas vidas que sin pedir nada a cambio mantienen el
    equilibrio de los seres y las cosas, porque la naturaleza todo
    nos lo regala sin importarle que los hombres la desprecien y la
    expriman, todo es placidez hasta que aparecen ciertas
    alimañas depredadoras de la belleza, que con el cine, la
    radio, la televisión, la Internet y la prensa amarillista
    en manos de ciertos comunicadores tendenciosos y sus monopolios,
    han hecho de las sociedades modernas su comidilla repugnante que
    corroe la verdad y anula los sentidos del derecho hasta que
    pierdes tu consciencia, o te suben a los cielos, o te entierran
    en el infierno.

    Quieren demeritar tu trabajo y las palabras que has
    construido desde los orígenes de tu nacimiento, en todo
    este tiempo has conocido el horror de la muerte que anula el
    sentimiento de los amigos, amigas, padres, hijos, esposos y
    esposas, amantes, hermanos y hermanas, todos como mansos corderos
    han caído uno a uno en holocausto sangriento y
    despreciable a través de la historia humana, desde que el
    hombre se conoce sobre la faz terrestre solo ha hecho de la vida
    un sueño inaccesible porque todo lo valora por el oro
    únicamente, el espíritu para ellos es una quimera
    fraudulenta.

    Las grandes multinacionales han hecho del mundo real de
    la naturaleza su más perversa acción en contra de
    la justicia y el amor, la exprimen al máximo sin la
    más minina consideración, solo les importa el
    capital que les pueda producir sin importar las vidas humanas que
    esto pueda arrasar, para ellos no hay otro dios diferente al
    dinero, y mientras este exista a ellos que le importa lo de
    más, todo lo hacen con la venia y la complacencia de los
    gobernantes de turno en cada estado, sobre todo en las naciones
    de mas bajo desarrollo en el ámbito industrial y por ende
    económico del mundo; hoy en día la llamada
    globalización de la economía solo ha servido para
    hacer mas rico a los poderosos y mas pobres a los
    desposeídos, y no nos pueden venir a decir que esto es
    beneficioso para los pueblos tercermundistas, porque
    además es una consecuencia de que el mundo ya no es tan
    extenso, ya que la aldea global cada vez esta mas cerca de los
    individuos, claro de los individuos que tienen acceso a los
    medios de comunicación, los que aún siguen siendo
    una minoría ante las grandes mayorías de
    desamparados y vilipendiados.

    Si la naturaleza siempre nos ha dado todo lo requerido
    para una existencia digna, así mismo no podemos negarle el
    derecho que tienen las próximas generaciones de vivir
    armónicamente en un mundo sustentable, sostenible y
    seguro, donde la soledad del pensamiento sea una instancia sutil
    de acercarnos a la obra de la creación, porque de nuestra
    tierra no tenemos que huir ni mucho menos, es este nuestro
    paraíso que nos regalaron sin necesidad de consentimiento
    previo. Nuestra tierra o nuestro paraíso es el más
    grande premio que se le haya dado a la humanidad desde la
    creación, donde todo es una perfecta armonía entre
    los animales, los vegetales y los elementos que forman la materia
    terrestre, la que procede del polvo de estrellas en
    armonía con los elementos del agua y del aire.

    Es increíble la majestuosidad del mar que ven mis
    ojos y siente mi piel, su ferviente movimiento de aguas y de
    peces de todas las clases, tamaños y colores,
    además de todos los diversos organismos del fondo marino
    que con su belleza danzan en constante equilibrio, a pesar de
    toda la basura que le echamos a sus casas submarinas, donde la
    perfección de la creación universal se manifiesta
    en cada una de sus criaturas, todas cumpliendo con la
    misión de sostener el origen del mundo terrestre, sin
    importar la desventurada manipulación y explotación
    de los seres humanos, los mayores depredadores y aniquiladores de
    la vida acuática y terrestre, con el mayor cinismo y
    alevosía, patrocinados por los mismos gobiernos
    imperialistas y monopolistas. Nos hemos convertido en la mayor
    amenaza para la estabilidad del planeta y nos hacemos los
    desentendidos, porque supuestamente todo lo que existe es para
    nuestro provecho sin la más mínima
    consideración con las futuras generaciones de seres
    humanos, animales, plantas y toda clase de organismos que hacen
    posible esta maravillosa vida llena de esplendidez y
    lozanía.

    Para que el hombre conviva en armonía con la
    naturaleza debe tener un cambio de actitud hacia lo positivo y
    adaptarse a una nueva ética de cultura por la vida, donde
    la tolerancia y el perdón sean una constante natural sin
    llegar al libertinaje desmedido y solapado, el medio nos traza el
    sendero, nos encamina hacia la conservación de ella y de
    nosotros, de eso depende el equilibrio del planeta, necesitamos
    de los árboles y de todas las plantas para poder respirar
    y alimentarnos, del agua para que nuestro organismo y en especial
    nuestro cerebro funcione en perfecta condición; para que
    la vida sea justa necesitamos vivir en convivencia con los
    demás seres naturales, es el enlace de la vida con el
    cosmos, así lo humano, lo animal y vegetal permanece vivo
    y para ello, la naturaleza y la sociedad debe ser un sistema
    armónico en un ciclo indefinido, en equilibrio constante y
    pertinente.

    No podemos seguir siendo los ciegos y egoístas de
    siempre, debemos amarnos a nosotros mismos, amarnos de verdad
    pero sin llegar a la egolatría, ese amor debe darse a
    todas las criaturas conocidas y por conocer, en especial a
    nuestros semejantes, entendiendo que todo ha sido construido con
    el mayor desinterés por el provecho propio, porque el
    mundo terrestre no es de particulares, es de toda una comunidad
    universal, donde el beneficio de uno debe ser el beneficio de
    todos, de lo contrario estaríamos haciendo gala del caos y
    el vandalismo miserable del demonio.

    En medio de todo este caos de voces angustiadas unas y
    felices otras, de sangres calientes que están en
    permanente efervescencia, me llega el roce de tu piel canela mi
    mujer amada, y el sabor de almíbar de tus labios y tus
    senos en mis labios jadeantes; te recorro intenso y llego hasta
    el centro de tu cuerpo delirante, penetro en tus entrañas
    al rítmico placer del palpitante corazón, bebo de
    tu boca y de tus pezones que como rosas recién abiertas y
    deliciosamente perfumadas brotan la pasión que succiono
    hasta embriagarme, tu corazón palpita entre mis manos y
    después de tomar tu vida, tus anhelos y tus sensaciones,
    descanso la cabeza en tu regazo antes de que se nos escape el
    aliento de la fresca y sensual lluvia, con sus infinitos
    alfileres de cristal acariciando nuestros cuerpos febriles y
    cansados del amor y el vino de las uvas, fruto de los infinitos
    elementos de la tierra y de la savia de la naturaleza verde y
    tiritante que fluye de la luz.

    Las pinturas tienen a cada instante una incesante vida;
    como garzas y cisnes recorriendo el viento y las miles de
    distancias sobre las aguas del mar, los ríos y las lagunas
    llenas de peces y corales multicolores, almejas y cangrejos; como
    leones y tigres tras sus presas las hermosas gacelas que saltan
    sobre la llanura hirviente hasta sus guaridas en la selva
    tropical; como toros de lidia resoplando sobre la arena y
    embistiendo el horizonte con pinceladas precisas, sus pieles
    untadas de sudor y sangre, los toreros y el público gozan
    con esta barbarie, no digo nada pero me confundo; como focas,
    delfines, morsas, ballenas y tiburones consumiendo
    plantón, ostras y calamares; como cóndores,
    águilas y halcones devorando los restos de los
    jabalíes, chimpancés, los gorilas y los simios
    perdedores en la lucha; como panteras, leopardos y jaguares
    persiguiendo las jirafas y elefantes que se les enfrentan como
    rinocerontes e hipopótamos hambrientos lidiando con los
    grandes caimanes de los pantanos; como pumas y guepardos
    persiguiendo las cintas blancas de las cebras que se escapan
    presurosas en las torrenciales aguas de los rios caudalosos; como
    veloces alas de palomas blancas, turpiales, sinsontes y tucanes
    escapando furtivos de la vil metralla del cazador
    malvado.

    Las pinturas germinan entre las luces y los pinceles de
    mis dedos como tenebrosas serpientes del desierto siendo
    devoradas por las anacondas tropicales; como los caribús
    atravesando las estepas hasta llegar al ártico; como osos
    y lobos despedazando sus presas al amanecer; como renos
    arrastrando los trineos durante miles de kilómetros a
    través del hielo y de la nieve; como albatros alimentado
    sus crías durante meses en temperaturas bajo cero,
    esperando que llegue la primavera y puedan volar más
    allá del mar; como pingüinos o pájaros bobos
    sumergidos entre el agua cual peces alados; como hojas al viento
    los ciervos y venados danzan en los atardeceres de lluvia de
    soles naranja al comienzo de la noche, sus sentidos alerta otean
    las distancias y perciben el olor de las fieras escondidas sobre
    la planicie, se escapan veloces sobre el lomo ardiente de las
    místicas praderas, levantando polvo y acumulando
    soledades; como abejas, hormigas y avispas laboriosas que cuidan
    de sus reinas y sus crías con el mayor cuidado y la
    más solícita premura; como montañas de
    blanca nieve derretida que se deslizan en avalanchas sobre las
    extensas llanuras de los alazanes y sus jinetes cantores; como
    exprime el hombre sin misericordia a la tierra que solo lo ama
    intensamente; como los amigos que cultivan su amistad como un
    principio del amor que les produce bienestar y placer.

    Mientras tanto, un concierto de pájaros cantores
    nos saludan desde el sol y los almendros jugosos, celebrando
    nuestra unión amorosa y sincera en el lecho de la arena
    blanca, entre juncos, lirios, azaleas, heliconias, jazmines y
    tulipanes de pétalos dorados, tejiendo con nuestros ojos
    nuevos sueños y nuevas esperanzas para vencer el tedio de
    las horas tristes y las palabras silenciosas, donde construimos
    palacios entre las islas de palmeras flameantes, sobre el mar y
    sus orillas, en la nieve, las montañas y los arenosos
    desiertos llenos de los amores y los placeres con innumerables
    caminos hacia la libertad; como los hermosos atardeceres llenos
    del regocijo del deber cumplido y del aroma de las flores
    recién abiertas bajo la lluvia que nos baña y nos
    produce pasión sin sufrimiento; como los ánsares
    hindúes que graznando al unísono atraviesan las
    nieves perpetuas sobre los Himalayas llevando sus crías
    hasta los nuevos y suculentos manjares al comienzo de la
    primavera; como los amaneceres de luces diminutas salpicando los
    cristales de tu ventana y diciéndote al oído con
    voces de susurros que ya es hora de iniciar otra jornada, que ya
    te esperan los nuevos caminos y las nuevas palabras donde la
    sonrisa es una esperanza.

    Me da vergüenza de mí mismo y lástima
    que los bosques y los ríos sigan desapareciendo por el
    ansia de maldad de ciertos hombres y mujeres insignificantes, me
    avergüenza ser de su especie porque la supuesta capacidad
    racional de los humanos ha exterminado más de las dos
    terceras partes de la fauna y la flora; sólo queda un
    cementerio de árboles heridos en las orillas, clamando al
    universo por su triste suerte, sus legendarios troncos se
    resisten a caer, a pesar del fuego que los quiere convertir en
    carbón y el hacha que los vuelve escombros, a pesar del
    abandono permanecen de pié añorando sus alegres
    hojas, los nidos de los pájaros con sus cantos y sus alas
    de colores, allí están sin gritar y en silencio
    milenario, a su lado yacen sus amigos los innumerables animales
    de todos los tamaños que hacían parte del sistema,
    mirando impotentes como corren los hilos de agua contaminada,
    arrastrando veneno, sangre y tedio.

    Como besos de machetes y de rocas los seres sienten la
    cálida mirada del sol sobre el cerebro que no deja de
    tejer enjambres de sueños y de palabras silenciosas, el
    cristal púrpura se enciende en llamaradas que rompe la
    monotonía de las vidas sin sentido y sin verdadero placer
    que nos heredaron en esta tierra en ruinas; llevo el aliento
    preñado de ilusiones en busca de un rescoldo de paz y de
    esperanza donde la fe me permite continuar por las intrincadas
    murallas de precipicios insondables donde solo el viento se
    atreve a acercarse y a oler el nauseabundo rescoldo dejado por la
    muerte insulsa y pestilente. Los cristales rompen el hechizo de
    esta oscuridad hacia la soledad y recuerdo tus quejas y percibo
    tus risas en las madrugadas, cuando las primeras brisas de la
    mañana nos arropan con su velo transparente y
    húmedo, dejando en tu mirada cálida y suave la
    candidez de las primeras juventudes, la sobriedad de los primeros
    deseos y los primeros anhelos del amor y la pasión, sin
    rencillas ni asperezas, con la mayor delicadeza, sin prejuicios
    infundados, sin intrigas; solo con la esperanza entre las manos y
    el corazón henchido del amor filial de los hermanos, los
    padres y los amantes en todas las naturalezas
    cósmicas.

    Como ciervos que se pierden veloces en las llanuras de
    la verde esperanza, escapando de las fauces voraces de leones y
    de tigres que se beben las distancias; como águilas y
    halcones que se elevan por el viento llevando entre sus garras la
    presa que alimentará sus hijos, el alimento de los dioses
    de los vientos; como delicados pétalos de las flores del
    invierno que se llenan de los olores aromáticos de la
    vida, la que se derrama ubérrima por nuestra piel
    frondosa; como ánsares que cruzan soñando los
    empinados penachos de las altas montañas cubiertas de
    nieve y de hielo, más allá del aliento de sus las y
    graznidos; como peces de infinitos colores bailando entre las
    aguas, mientras las grandes criaturas marinas los observan y
    deleitan sus hambrientos deseos; como vestigios de los barcos
    hundidos en alta mar, cobijando entre sus restos a miles de
    criaturas de las profundidades azules, donde el oxígeno
    escasea pero la vida sigue intermitente por los siglos; como los
    recuerdos de los besos del ayer hoy presentes como huellas
    indelebles, que nos marcan el camino del amor y la
    esperanza.

    Como lagartos y serpientes con sus fauces devorando el
    aliento de otros seres, tragando con avidez ignota todo resquicio
    de la vida extinta; como ardientes gacelas escapando del fuego de
    las praderas, las que consumen los helechos y los sueños
    inconclusos de las semillas que aún no germinaron; como
    osos dormitando entre el frío en sus polos y los
    pingüinos en sus gélidos escondites sobre la nieve,
    recibiendo el beso helado de los días que suceden
    imprevistos, mientras crecen sus hijos con el olor de los mares a
    los lejos; Como rastros de gigantes chimpancés sobre la
    hojarasca fresca de la selva, donde han dejado el rastro de sus
    nidos con sus gritos y sus entregas amorosas; como hojas en
    blanco que se llenan de palabras y de sueños, las que
    vibran en cada suspiro de tus ojos y los míos, las que
    sientes subir por tu garganta y salir gritando por tu boca, como
    una cascada cristalina de agua pura naciendo de las
    entrañas de la tierra extraña; como alas de los mil
    pájaros del viento, que nacen en los mil amaneceres y
    anochece con los retoños de una nueva vida entre sus
    picos, llenas de canciones y de juegos primorosos; así
    siento la vida palpitar en mi corazón, así siento
    el amor surgir de mi conciencia, como valientes seres que se
    arrojan a la vida sin pedir permiso a la insolencia y a los
    miedos.

    Te recuerdo cuando llegabas en medio de la noche y
    tocabas la puerta del olvido, te abrían los sueños
    ansiosos y perversos que te había esperado tiempo
    atrás, yo escuchaba tus quejas de la muerte y alabanzas de
    la vida, escondido entre las tinieblas de la madrugada,
    estallabas en sollozos y escupías tus maldades mientras
    acariciabas la extraña ración de carne putrefacta
    de los seres muertos en batalla, imaginabas que eran bellas
    amapolas de vestidos relucientes y de besos extraviados,
    imaginabas unos bellos senos henchidos de leche y pasión,
    te atrevías a jurar que les hacías el amor a cada
    instante de tu vida y antes de tu muerte y de sus muertes, pero
    en realidad todo lo imaginabas en unos sueños
    mórbidos y malsanos, porque estabas solo, en medio de la
    nada, porque ni siquiera yo existía, era solo el reflejo
    de tu rostro en los cristales ahumados de la media noche
    alumbrado por la luna, porque ni siquiera tu existías,
    eras solo el recuerdo en el cerebro de tu madre, que ya tampoco
    existe porque se ha ido al comienzo de la madrugada, sin decir
    nada y con solo una sonrisa en la mirada.

    Eras el reflejo de la luz en los cristales, plenos de la
    soledad, donde construyes un nuevo camino a la esperanza, donde
    remiendas la piel herida y reparas cada neurona del cerebro, con
    tal delicadeza y precisión, que pareces un dios creando lo
    increado, que pareces un ángel a la sombra de la
    sabiduría, recibiendo la esplendidez de las alturas y te
    llenas con lo insondable del abismo universal. Eres un raro
    espécimen lleno de angustias y vacíos, que
    reverberas infinito y sin futuro en las fauces de tu propia
    muerte, nadie te conoce, ni antes te habían visto, de
    pronto apareciste de la nada y te hiciste creer por lo que eres:
    te dibujaste una cara de traidor y mentiroso, te vestiste con
    lujosos harapos y comías como bestia, bebiéndote la
    sangre y deleitándote del sexo, en una orgía sin
    final, donde hiciste del sufrimiento tu mejor partida, donde
    escondiste entre tinieblas las pocas verdades que
    existían, porque te daba miedo darte cuenta de lo solo que
    te encuentras, desarrapado de los dioses y los
    hombres.

    Los malvados hombres rubicundos de miradas hirsutas y
    plebeyas, se creen dueños de lo que no les pertenece,
    constantemente arrasan a la desventurada tierra, la cual inerme
    solo les ofrece vida y armonía, los hombres y mujeres
    hablan de razón pero actúan con más
    irracionalidad que los mismos animales salvajes, se creen reyes
    del mundo ajeno y trabajan como sanguinarios parias sin
    consciencia, tienen el cerebro repleto de porquerías,
    viven como idiotas oprimiendo a sus hermanos, a los que
    despellejan con la más vil infamia, aunque muchos a duras
    penas sobreviven y los otros solo vegetan. No son pocos los
    demonios que deambulan por el mundo, capaces de matar y comer de
    sus semejantes, con una sevicia y alevosía horrorizante
    que aturde los sentidos, destruyen las razones para convertirlas
    en verdades falaces: convirtieron los ríos en estercoleros
    y alcantarillas malolientes, hicieron del mar un relleno
    epidémico o basurero antiecológico, donde esconden
    sus mentiras y el estiércol de sus vientres.

    No conocen la pasión del espíritu de su
    corazón y la razón, solo la de los sentidos
    caprichosos y limitados de sentimientos, tienen sucia su
    consciencia y la emborrachan junto con sus cuerpos, todo lo
    quieren sanar con bañitos de agua tibia y un poco de
    formol con alcanfor, embalsaman los espíritus, se
    disfrazan de corderos y de palomas blancas, manchados de sangre
    inocente, pero en realidad son los coyotes y los lobos, los
    cercenadores del sentido de la luz verdadera, hacen del hombre y
    la mujer, unos seres indefensos y celosos sin razón, las
    parejas no se entienden ni se encuentran, solo crean
    resentimiento y frustración, caminan demenciales por las
    selvas inhóspitas del miedo y el desamor, donde el derrame
    de la inocencia es cotidiana y traicionera, como los bandidos
    insatisfechos y sin pudor, deshojando niños y niñas
    sin temor y sin prudencia, como dementes y lascivos personajes
    del demonio y el deseo impuro.

    No quiero el llanto en tus ojos, no lo mereces, no es
    justo contigo ni conmigo, es una pena que no confíes en
    mí por culpa de esos infelices y mediocres tramposos en el
    amor, no pueden ver a los demás felices porque la envidia
    malvada los consume y construyen viles murallas del infortunio.
    Te prefiero en las noches llenas de lluvia, callada y acurrucada
    en mis brazos descansando de los destellos del acto de amor sobre
    el reflejo del plumeo vuelo marino, en la dadivosa
    transición del efecto astral, hasta la perenne ofrenda
    natural en el preámbulo de los ocasos, donde florece el
    agua y escapa en vaporosos sueños al amanecer, rumorosa y
    complaciente con olores a nostálgicos placeres, te
    prefiero reluciente en primaveras de soles y colores que se
    arremolinan en las calles sobre las orillas de las casas y las
    madrigueras plenas de la vida y del amor.

    Las selvas verdes y las aguas cristalinas de nuestra
    tierra tropical han sido destruidas desde hace siglos, primero
    fueron los bárbaros europeos con sus inocentes caballos,
    sus arcabuces y espadas sangrientas, que venían de
    naciones supuestamente poderosas, con supuestos reyes poderosos
    porque oprimían a los pueblos, como hacen los del norte,
    cualquier parecido con la realidad es pura fantasía,
    arrasaron con seres humanos inocentes que sí amaban la
    naturaleza, crucificaron inocentes criaturas por el mero placer
    de verlos sufrir, porque su lasciva pasión por el poder
    los ennegrecía y los sigue ennegreciendo en lo más
    profundo de sus espíritus; Perdieron la luz de la verdad y
    ahora buscan alumbrarse con teas artificiales bajo el sol, les
    robaron sus riquezas y sus almas porque los consideraron peores
    que animales, nos enseñaron a ser nuestros propios lobos
    sedientos de sangre caliente, donde lo humano se pierde y solo
    queda lo bestial, la razón no razonable, solo huellas de
    mustios cadáveres, nos enseñaron que la vida es una
    rifa a la ruleta, donde gana el mejor postor y
    sanguinario.

    Con su herencia pestilente nos convirtieron en rapaces,
    voluptuosos y superfluos, que hicimos de la paz un negocio
    repugnante, se decía que los indios, negros, mulatos y los
    pobres no tenían alma, que simplemente eran otros animales
    diferentes, que hablaban y a veces sonreían; pero los
    desalmados son ellos, los dueños del "poder"
    económico, político y militar, que solo les sirve
    para llenar sus panzas nauseabundas, estos si han perdido sus
    espíritus para siempre, ya no les queda más que los
    rescoldos de espíritus pusilánimes colgados de las
    vigas del infierno, donde los buitres hacen sus más
    grandes orgías y bacanales de huesos y cerebros
    vacíos.

    Miro mis dedos llenos de pinceles y untados de colores
    húmedos floreciendo y me alejo de la náusea, libero
    mi espíritu de las cadenas y grillos del bastardo demonio,
    los cristales del tiempo caen hechos trizas, untados de tu sangre
    y de la mía, tengo los ojos preñados de una nueva
    vida que no permite la consciencia vandálica y oscura; las
    pinturas siguen cayendo de mis manos como cataratas de espumas en
    vibrantes colores que se pegan a las paredes de mi cuerpo y de mi
    sangre caliente. Mis alas despliegan el sutil suspiro de la noche
    y volamos tan alto como las estrellas, atrás quedan los
    abismos, los odios, las intrigas y todas las falsas palabras
    pronunciadas con saña despiadada; suturamos las heridas
    más profundas y no dejamos rastro del dolor ajeno, porque
    todo se lo ha consumido el viento y la distancia, de la angustia
    ya nadie se acuerda, aquí no hay lugar para la duda, no
    hay lugar a la nostalgia ni para los sueños inconclusos,
    aquí todo es pasión y viva pululante en cada
    rincón de nuestra casa, cada pincelada del pintor es una
    nueva fragancia de palabras y de risas que alimentan la
    esperanza.

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