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Seis tesis sobre fracturas sociales y su relación con los espacios urbanos: el caso uruguayo




Enviado por Douglas Ifrán



Partes: 1, 2

  1. Introducción: presentación y
    metodología empleada
  2. La
    pobreza se ha transformado en la fractura principal y
    más peligrosa de la sociedad actual
  3. La
    pobreza constituye un problema complejo que abarca mucho
    más que una simple situación determinada por
    ingresos insuficientes
  4. En la
    segunda mitad del siglo XX encontramos una clara tendencia
    hacia la acentuación de la urbanización de la
    pobreza
  5. La
    estructura socio – económico hegemónica tiene
    un marcado carácter exclusor, acentuado en esta nueva
    etapa de capitalismo tardío
  6. La
    pobreza y elementos asociados, impactan de modo diferente en
    distintas zonas del país
  7. Sobre
    los asentamientos confluyen formas económicas
    alternas, así como interacciones sociales peculiares
    acompañadas de formas culturales
    diferenciadas

Introducción: presentación y
metodología empleada

Es evidente que los límites de un trabajo como
este, impiden profundizar una serie de líneas que surgen a
medida que se avanza en la reflexión. Hemos sentido la
sensación de recorrer un camino en el cual cada pocos
pasos, aparecen ramales, encrucijadas. El gran número de
disciplinas que concurren a la lectura del problema abordado, nos
tienta a seguir unos e ignorar otros. Hemos procurado evitar esa
situación manteniendo un equilibrio racional y
lógico entre las diferentes contribuciones. A los efectos
de atender este hecho y la propia complejidad del objeto de
investigación hemos recurrido a una forma no frecuente de
exposición. Concentraremos esta en forma de desarrollo
breve de un conjunto de seis tesis que hemos ido construyendo a
lo largo de la investigación procesada. De esta manera
sentimos que es posible condensar las múltiples aristas
que presenta el problema. Las mismas no deben ser tomadas como
puntos aislados sino todo lo contrario. Cada una de ellas es a su
vez un conjunto de aristas del mismo objeto el cual se ha ido
defiendo a partir de nuestras propias acciones cognitivas y de
los datos que el objeto nos proporciona. No pretendemos
proporcionar una visión acabada, cerrada del objeto de
estudio. Esto, al igual que una sucesión matemática
de límite cero, que nunca se hace realidad, no constituye
otra cosa que una aproximación, un procurar ubicarnos lo
más cerca posible dentro de un entorno determinado. En
este sentido el aporte de la epistemología genética
y sus definiciones de hecho están presentes en
estas líneas. Por último
quisiéramos hacer mención a otro elemento, este
derivado de los aportes de Lacan. Este explica – a la vez que
fundamenta – nuestra postura. Las estructuras cognitivas
están dominadas por cadenas significativas que dan como
resultado la lectura que cada uno hace de la realidad. La
experiencia, la forma de aprendizaje practicado y consolidado,
todo ello conforma inclusores que se organizan en cadenas de
significados que contribuyen a la aprehensión del
objeto.

El camino recorrido ha sido adoptar como punto de
partida el fenómeno de la pobreza, su cabal significado en
cuanto concepto e impacto en nuestra sociedad en particular.
Hemos asociado este fenómeno a las dinámicas
sociales, económicas y culturales. Como consecuencia ha
surgido un cuadro que a nuestro juicio hace evidente que las
fracturas, las grietas, que existen en nuestro país, se
proyectan hacia su espacio lo que pese a ser evidente no siempre
es tomado en cuenta.

Es así que hemos ido construyendo las tesis que a
nuestro juicio definen la situación. Como recursos
metodológicos hemos recurrido a información
estadística, así como a la observación
directa y la experiencia que hemos recogido a lo largo de
bastantes años como docentes en las que –
eufemísticamente – hoy se definen como áreas
adversas o carenciadas.

Nos proponemos demostrar a través de estas
páginas que la pobreza es un producto estructural y que
impacta sobre el espacio del país en general y los centros
poblados en particular. Nuestro enfoque terminará
centrándose en Montevideo por ser este espacio el que
registra mayor antigüedad del hecho y mayor
proyección cuantitativa y cualitativa.

Tesis 1.

La pobreza se ha
transformado en la fractura principal y más peligrosa de
la sociedad actual

En la actualidad desde diferentes posiciones se juzga
que la pobreza constituye un problema de tal magnitud que pone en
riesgo el futuro de la propia sociedad. Claro que quienes
sostienen este último aspecto no expresan que la sociedad
que es jaqueada es esta que responde a un orden y una
lógica determinada, la sociedad continuará con
pobreza o sin pobreza porque está en la naturaleza del ser
humano la necesidad de crear vínculos que le permitan
interactuar entre sí y con el medio.

Pese a la precisión anterior, resulta evidente
que la fractura social que significa la presencia de la pobreza
señala un problema complejo que – paradójicamente –
pretende ser solucionado por la misma estructura que lo genera.
En el pasado las "distancias" medida en interacción entre
los sectores pobres y no pobres, eran mayores que en la
actualidad. La urbanización creciente ha acortado aquellas
y extendido los puntos de contacto. En el pasado, dentro de ese
Uruguay Feliz que nos describe Daniel V. Loustaunau
(2012)[1] la pobreza extrema estaba radicada en
los rancheríos dispersos en el interior del país.
En la ciudad se acotaba a espacios definidos tales como "el bajo"
desplazado con la construcción de la rambla o las
áreas de conventillos. A pesar de ello la dinámica
social urbana contaba con suficientes "anclajes" que
mantenían integrados a esa masa pobre dentro de los
parámetros culturales hegemónicos. El modelo
socialmente proteccionista del primer batllismo, la presencia de
una masa de inmigrantes que portaban los valores del orden
derivado de la modernidad y un sistema en expansión
favorecían la consolidación de los sectores medios
y la proyección de estos hacia los más bajos los
cuales los tomaban como paradigma y ejemplo. Las escuelas
presentaban una y otra vez los ejemplos de fulanito o sultanito
que siendo muy pobre, había estudiado con miles de
sacrificios y hoy era un acomodado profesional o se había
abierto camino en la vida. Había un libro de lectura que
llevaba por título "Trabajo", todo un emblema. Como lo
señala el prof. Jorge Bralich[2]en un
trabajo dedicado a los textos escolares, a lo largo de todos
ellos el trabajo era señalado como el gran moralizante
social, junto a todo el resto del cuerpo ideológico
concomitante. Ello era inculcado y aceptado en la
sociedad.

Todo esa realidad hacía que las distancias con
los sectores no integrados fueran físicamente amplias y
por otra parte existiera una suerte de comunión en torno a
una forma cultural hegemónica, la cual si bien
podía ser no compartida en su totalidad, era respetada y
aceptada. A su vez contribuía a alimentar un imaginario
colectivo con el que todos los sectores se identificaban, tal
como lo señala Loustaunau en el trabajo mencionado se
vivían días en que se sentía que todo era
posible, todo podía ser alcanzado.

El estancamiento agrario, el fracaso de la
versión muy particular de estado de bienestar que se
instala con el neobattlismo, el fracaso del modelo industrial de
sustitución de importaciones, todo ello propició
que aquel imaginario se rompiera y apsara a ser una imagen de los
años dorados, manejados por quienes querían
continuar con sus posiciones, como por aquellos que
pretendían introducir cambios. El país pasa
así por un período autoritario que deriva en que el
costo social se descargue sobre los sectores populares. A la
salida de la dictadura la presencia del salario en los productos
elaborados en el país, paso de casi un 40 % a un escaso 10
%. El deterioro salarial fue por demás notorio y en la
mayoría de los sectores no se han alcanzado los niveles de
1968. Por otra parte la ley de alquileres aprobada bajo la
dictadura, aceleró la fractura espacial paralela a la
económica. Los sectores más afectados por la
reingeniería social fueron paulatinamente expulsados,
individual o colectivamente, de determinados espacios y arrojados
hacia espacios marginales. A pesar de ello la memoria de aquel
imaginario colectivo continuaba proporcionando determinado grado
de cohesión social. A lo largo del último medio
siglo la memoria de aquel se ha ido perdiendo y ha sido
sustituida por otras formas que responden a una realidad
económica, social y cultural de diferenciaciones en
crecimiento. Estamos ante una situación muy similar a la
que describiera Lewis a comienzos de la década de los
sesenta. Precisamente este autor en un trabajo de 1967 y ante el
manejo "abusivo" de su concepto nos aporta lo
siguiente:

"La cultura de la pobreza puede existir en
función de una variedad de contextos históricos.
Sin embargo, tiende a crecer y florecer en sociedades con el
siguiente cuadro de condiciones: 1) una economía casera,
trabajo jornalero y producción para el beneficio
inmediato; 2) un elevado nivel persistente de escasas
oportunidades para el trabajador no calificado y desempleo; 3)
sueldos muy bajos; 4) el fracaso en la consecución de
organizaciones económicas, políticas y sociales (ya
sea sobre una base voluntaria o por imposición
gubernamental para la población de bajo nivel de ingresos;
5) el predominio de un sistema bilateral de parentesco sobre un
sistema unilateral; y finalmente, 6) la existencia de una tabla
de valores en las clases dominantes que insiste en la
acumulación de riquezas y propiedades, la posibilidad de
una movilidad ascendente y el espíritu ahorrativo, y que
explica el bajo nivel de ingresos como el resultado de la
inadecuación o la inferioridad
personal."
[3]

Más adelante aporta un nuevo elemento a tomar en
consideración:

"La cultura de la pobreza es a la vez un
afán de adaptarse y una reacción de los pobres ante
su posición marginal en una sociedad capitalista, de
estratificación clasista y vigoroso individualismo.
Representa un esfuerzo para detener los sentimientos de
desesperación y desesperanza que surgen al hacerse notoria
la improbabilidad de alcanzar el éxito en términos
de los valores y metas de una gran
sociedad."
[4]

A diferencia de lo que sucediera en el pasado con otras
manifestaciones de la pobreza que permanecía marginada
cultural y espacialmente, en la actualidad al haber ganado
espacio y consolidado formas culturales alternativas, se ha
apropiado de determinados espacios. Este fraccionamiento a la vez
que alterar la dinámica urbana en múltiples
aspectos, lleva a que se registren situaciones de violencia en
las fronteras entre las diferentes culturas.

Los sectores hegemónicos y las capas medias
sobreviviente, han optado por una táctica de abandono de
determinados espacios y desarrollado una estrategia de
exclusividad en determinados espacios específicos.
Así la ciudad se encamina a materializar dos áreas
características por un lado barrios exclusivos donde
predomina la hiper – vigilancia y por otra el otro los espacios
denominados asentamientos. El problema son aquellos espacios
intermedios. En los que tradicionalmente sucedían los
hechos públicos, los que expresaban la construcción
de ciudadanía. Así se observa que lugares como el
centro, dotados de todos los servicios, entran en decadencia.
Muestra de ello es el desplazamiento de las instalaciones
comerciales hacia puntos específicos como los shopping y
paseos de compra.

La pobreza en cuanto fractura tiene otra importancia
además de las apuntadas para el funcionamiento del propio
sistema capitalista. Tal como lo señalara a comienzos del
siglo XX Rosa Luxemburgo, para la realización de la
ganancia es necesario que todos los sectores sociales consuman,
compren los productos. Mientras un producto no cierra el ciclo
con el consumo la ganancia de que es portador es virtual, se
materializa en el momento en que se produce su intercambio por
dinero. En la sociedad actual con una producción en
expansión y globalizada, no puede permitirse que un alto
porcentaje este ajeno al consumo o lo haga por debajo del
promedio. Es por eso que se presiona por parte de los organismos
internacionales de crédito como el FMI y el Banco Mundial
para la adopción por parte de los estados de
políticas tendientes a abatir los indicadores de "no
consumo" que ellos denominan lucha contra la pobreza. En esencia
todas esas políticas implican transferencias de recursos y
servicios que permitan ampliar el mercado transformando demanda
potencial en demanda efectiva. La paradoja es que mientras se
intenta esto, no se atacan las raíces estructurales de la
situación y todo pasa a ser parte de un juego donde alivio
los síntomas mientras la enfermedad avanza.

Esas políticas de transferencias al no estar
orientadas a la complejidad social que constituye la pobreza,
incentivan el consumo según los parámetros
impuestos desde los grupos hegemónicos. Ello lleva a que
gasten dinero en cosas que resultan absurdas dada la
situación en que viven. No son pocos los casos en que
buscan utilizar los vales o créditos que se les conceden
para adquirir un producto de marca o una botella de whisky. Estos
hechos no tienen explicación para nuestra lógica,
pero son perfectamente coherentes con la cultura de la pobreza en
donde a través del consumo de determinados objetos,
alcanzan a satisfacer su necesidad de sentirse integrados a la
sociedad.

De modo paralelo, cuando la ayuda estatal no es
suficiente, cuando no e cuenta con un mínimo anclaje
dentro de la economía formal, surge la respuesta de la
economía no formal con actividades tales como la
recolección de residuos y compra – venta de productos de
dudosa procedencia como ejemplos. Más allá de esta
la economía subterránea, vinculada directamente al
delito proporciona los recursos que permiten funcionar la rueda
del consumo. A través de estas dos vertientes de
obtención de recursos se produce una doble
contaminación de determinadas áreas, unas como
fruto de la acumulación de residuos, sin posibilidades de
ser reprocesados; otras son contaminadas por la inseguridad
volviéndose verdaderos cotos de caza de los raids que
efectúan los delincuentes. En uno y otro caso la
relación espacial resulta deformada de modo profundo lo
mismo que la interacción humana. Los servicios esenciales
tienen una sobredemanda en determinados lugares, mientras en
otros muestran capacidad ociosa.

Uno de los peligros mayores que se derivan de esta
situación es la que se vive sin ir más lejos en
Río de Janeiro en que la favelas en los hechos se han
declarado independientes del poder político estructurado y
legítimo, al punto que se ha debido recurrir al
ejército para recuperar e imponer la autoridad en sus
áreas, teniendo que enfrentar militarmente a las bandas
que dominan esos espacios. Un hecho a mucho menor escala ya se
produjo en nuestro país como un anticipo de un problema
que se está gestando. Nos referimos a los acontecimientos
que tuvieron como escenario el Barrio Marconi, en donde la
policía tuvo que virtualmente "ocupar" el
barrio.

En medio de todo esto asistimos a un proceso social
complejo al que contribuye la pobreza. Mientras estructuras
masivas como las agrupaciones políticas, sindicatos y
principales organizaciones religiosas, pierden terreno, con lo
que el entramado en que se sostienen las capas medias y
hegemónicas se debilita, mientras la lógica del
capitalismo tardío como la denominara Fredick Jameson
(1984) conduce a la atomización y al culto de un
individualismo extremo, los sectores pobres se unen y ganan
espacios a través de su cultura alternativa. En la
actualidad los lazos desarrollados son lo suficientemente fuertes
para mantener la integración de los grupos,
integración conflictiva y siempre precaria, pero que les
permite enfrentar las formas predominantes.

Tesis 2.

La pobreza
constituye un problema complejo que abarca mucho más que
una simple situación determinada por ingresos
insuficientes

Hay una mirada simplista y simplificadora del problema
consistente en acotar la totalidad del fenómeno dentro de
los límites de determinado nivel de ingresos. El
fundamento de esta posición se ubica en el hecho de que un
funcionamiento monetizado lleva a que determinada masa de
ingresos o montos ubicados por debajo de determinado monto, no
permitirá un consumo mínimo de un conjunto de
bienes y servicios. Ello repercute directamente en la calidad de
vida de los afectados colocándolos en una posición
de vulnerabilidad que puede alcanzar niveles extremos.

Nos encontramos así con las formulaciones del
Banco Mundial y del INE en nuestro país que adhieren a
esta postura.

Posicionamientos respecto al concepto
de pobreza.

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(*) Si bien el INE no es el creador del
indicador lo hemos identificado por ser el que lo emplea en
nuestro país para producir información y
seguimiento.

En el cuadro hemos procurado sintetizar diferentes
posicionamientos en torno a la pobreza siguiendo un criterio de
complejidad creciente. Desde las posiciones más simplistas
hasta aquellas que como el ya mencionado Lewis asocia el problema
con la presencia de formas culturales alternas capaz de
reproducirse a través de mecanismos sociales y resistir la
acción que el resto de la sociedad intenta proyectar.
Buena parte del fracaso presente de los sistemas educativos
formales, debería ser mirado desde este ángulo.
Ello evitaría ensayar soluciones que en definitiva
significan más de lo mismo.

Aún a riesgo de extendernos más en este
punto específico considero importante detenernos en el
posicionamiento de tres autores dos de ellos enfrentados durante
años y un tercero que ha caído en el olvido a pesar
de que sus investigaciones de campo señalaban otra arista
de la pobreza.

Peter Townsend (1928 – 2009) fue una figura muy
destacada en la denuncia y el combate de la pobreza en
Inglaterra, inclinándose por lo que algunos denominan
Economía Moral. Ante la tendencia hacia la mitad del siglo
XX de presentar la pobreza como un problema superado en Gran
Bretaña, el demuestra que el problema está tan
vigente como otrora, ha cambiado su cara. La pobreza no se
mantiene estática, sino que cambia permanentemente en la
mima medida que lo hace la sociedad. Siguiendo su razonamiento si
comparamos un pobre de comienzos del siglo XX y uno de la
actualidad, no podemos dejar de apreciar diferencias.
¿Dónde nace la pobreza entonces? P. Townsend
sostiene que la referencia a partir de la cual nacerá el
concepto está dado por el estándar de vida promedio
dominante en un determinado momento.

"Sus recursos están tan significativamente
por debajo de los del individuo o la familia promedio
que

resultan, en efecto, excluidos de los patrones
ordinarios de vida, costumbres y
actividades".
[5]

No se trata sólo como se veía hasta
entonces de una cuestión de obtener los recursos para
sobrevivir físicamente, sino que se deben incluir aquellos
elementos que son considerados necesarios por una sociedad en
instante de su historia.

"Nuestra teoría general, entonces, debe ser
que viven en pobreza los individuos y las familias cuyos
recursos, a lo largo del tiempo, se sitúan
seriamente por debajo de los recursos comandados por el individuo
o la familia promedio en la comunidad en la que
viven…"
[6]

Incluso en apoyo a su idea recurre al pensamiento de A.
Marshall, uno de los economistas clásicos que
incluía como consumo artículos como el alcohol, el
tabaco y la ropa a la moda son consumos que entran de la
categoría de convencionalmente
necesarios
.

Townsend incluye un artículo como el té
que no tiene valor alimenticio pero que proporcionan
satisfacciones y favorecen interrelaciones sociales. En el caso
uruguayo debe ser incluida la yerba, ya que el mate guarda el
mismo significado que el té para los ingleses.

Resulta evidente en la visión del autor que la
pobreza es un fenómeno relativo y que tanto las
necesidades como los medios de satisfacerlas varían a lo
largo de la historia.

Esta mirada abre sin dudas el concepto hacia otra
dimensión, el problema se le planteó a la hora de
medirlo. En sus trabajos manejó un núcleo de 60
indicadores que atienden básicamente al modo en que se
desenvuelve la cotidianidad de los individuos y familias. Entre
los 12 considerados básicos, el autor considera dos
grandes capítulos: a) interacción y
recreación social; b) alimentación.

Resulta evidente que dadas nuestras
características como sociedad, muchos de los indicadores
que señalara el autor no se corresponden con la realidad
particular que vivimos. De cualquier manera más que nada
nos debe servir de ejemplo para reflexionar sobre la necesidad de
incluir aspectos que muchas veces parecen impensados. Pretender
trasladar este esquema de modo mecánico no conduce a nada,
sí en cambio tomarlo como un ejemplo de manejo de la
pobreza desde un ángulo muy amplio.

Armyte Sen (1933), Premio Nobel en economía en
1998, criticó en su momento el modelo de Peter Townsend,
por confundir a su juicio lo permanente de un conjunto de
necesidades con la relatividad de sus mecanismos e instrumentos
de satisfacción. Si bien es cierto que hay elementos
relativos en el terreno de las necesidades, hay dentro de ellas
un núcleo duro que marca un minimun por debajo del cual es
inconcebible, no la mera el despliegue de una vida plena tal como
es entendida en una sociedad en un momento dado. Al respecto se
identifica con Eric Hobsbawm para quien la pobreza responde
siempre a un conjunto de convenciones de la sociedad donde se
manifiesta. Esto lleva a que acepte que:

"las condiciones de "privación" no
puede ser independiente de los "sentimientos de
privación". Los bienes materiales no se pueden evaluar, en
este contexto, sin una referencia a la visión que la gente
tiene de ellos; incluso si los "sentimientos" no se incorporan de
manera explícita deben desempeñar un papel
implícito en la los
atributos"[7]

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En definitiva la pobreza no es sólo
una cuestión económico-financiera referida
específicamente a los ingresos. Muchos son los factores
empobrecedores: la libertad, los aspectos y calidad de los
servicios sanitarios a que pueden acceder, la situación de
la mujer y todas las limitantes de género que puedan
existir, el analfabetismo, etc deben ser tomados en
cuenta.

Incluso a la hora de fijar
estándares de referencia se debe contemplar los gustos y
las tradiciones imperantes en la sociedad.

Aquellos individuos comprendidos dentro de
la categoría de pobres son individuos que ven limitadas
sus posibilidades de realización de acuerdo a lo que
concibe como tal por un grupo de referencia en un momento dado.
Lo interesante es que los grupos de referencia

"…se escogen para fines comparativos. De
nuevo, hay que considerar aquellos con los que las personas se
comparan realmente, lo cual puede constituir uno de los aspectos
más difíciles al estudiar la pobreza conforme al
criterio de la privación relativa… el sentimiento
de privación de una persona está íntimamente
ligado a sus expectativas, a su percepción de lo que es
justo y a su noción de quién tiene derecho a
disfrutar qué"[8]

El otro autor a que queremos hacer referencia es al
antropólogo Oscar Lewis quien a finales de la
década de los cincuenta diera a luz el concepto de cultura
de la pobreza.

Dejando de lado las visiones idealistas de cultura se
inclina por aquellas posturas que hacen referencia a aspectos
englobantes de la vida de los individuos y de las comunidades. En
este sentido Clyde Kluckhohn (1945) construyó la siguiente
definición:

"…modelos de vida históricamente
creados, explícitos e implícitos, racionales,
irracionales y no racionales, que existen en cualquier tiempo
determinado como guías potenciales del comportamiento de
los hombres."

"…un sistema históricamente derivado,
de modelos de vida explícitos, que tienden a ser
compartidos por todos o por ciertos miembros
específicamente designados de un grupo (estos es de una
sociedad"[9]

Aquellos individuos que comparten un espacio y un
escalón determinado en lo referente al acceso a la riqueza
deben desplegar un modelo de vida cualitativa y cuantitativamente
diferente. Por tanto sus interacciones con otros seres,
pertenecientes o no al núcleo, y con el medio en el que se
insertan, será diferente. Este es un enfoque que lleva
más allá de una mirada individual al problema para
transformarlo en un problema de un grupo que desarrollo una forma
específica de cultura, que a la corta o a la larga, choca
con la cultura hegemónica lo que desencadena diferentes
formas e intensidad de violencia, pero que también impacta
de modo diferenciado sobre su entorno. Una cultura diferente
significa la existencia entre otras cosas de una lógica
diferente, una concepción de la vida misma muy distinta y
la presencia de mecanismos de reproducción eficientes
capaces de garantizar su permanencia de una generación a
otra.

En definitiva: allí donde la estructura global de
la sociedad coloca en posición desventajosa a determinados
grupos, estos desarrollan modos de vida, con su correspondiente
universo simbólico, su lógica y sus vías de
reproducción. Por tanto la solución del problema
está más allá de la simple transferencia de
recursos y servicios.

Esto fue lo que apreció Lewis a la vez que
construir una matriz de factores que contribuían al
nacimiento, desarrollo y reproducción de esta forma de
cultura. En esa matriz el autor incluyó cinco grandes
capítulos: rasgos demográficos, económicos,
psicológicos, sociales y psicosociales. Si bien esto tiene
un valor importante en cuanto capacidad descriptiva, no resulta
suficiente para penetrar en toda la dimensión de lo que la
pobreza significa en su consolidación como forma de
cultura y vehículo para la interacción con el
espacio inmediato a cada grupo. Por otra parte la
tipología de Lewis adolece del error de no jerarquizar los
elementos y colocando en un plano destacado aspectos normativos y
de comportamiento y no los estructurales.

Lo anterior coloca un límite muy preciso a la
utilización de los indicadores más frecuentes.
Tanto la línea de pobreza como la de indigencia
señalan la existencia de una determinada "zona social"
más o menos extensa donde se ubica el problema. Afirmar la
pobreza ha disminuido, puede ser políticamente importante,
pero si nos atenemos al concepto en la dimensión que hemos
manejado, es algo que debemos colocar dentro de un campo de
duda.

Esto último es recogido en el planteo que
efectúa Paul Spiker (2007). El concepto de pobreza parte
de una matriz de factores en la cual se combinan tres grandes
subconjunto de variables. Para ello parte de la idea de que,
haciendo acuerdo con Wittgenstein (1958 existe la tendencia de
que las palabras tienden a sumar significados, creando por esta
vía familias de significados. Unos estarán
más cercanos entre sí que otros, mientras otros se
tienden a alejar asociándose a otras familias.
Con la expresión pobreza sucede algo similar. En el
esquema precedente P. Spickner, identifica por lo menos una
docena de familiares. En muchos casos las fronteras que
separan unas de otras son muy débiles, mientras son
más drásticas en otros casos.

Esta construcción conceptual se aproxima a la
definición que maneja la Comunidad Europea. Esta ha
establecido la pobreza:

"… como la exclusión resultante de la
limitación de los recursos: Se considerarán pobres
aquellas personas, familias y grupos de personas cuyos recursos
(materiales, culturales y sociales) son limitados a tal punto que
quedan excluidos del estilo de vida mínimamente aceptable
para el Estado Miembro en el que
habitan"
[10]

La pobreza, en este enfoque deja de ser un hecho en
sí, para pasar a representar el resultado de la
combinación de una serie de variables que se relacionan
directamente con el funcionamiento social global. Mucho camino
resta por recorrer en este camino pero es un buen comienzo. Es en
cierta medida volver a los orígenes de la economía
cuando uno de sus fundadores – A. Smith (1723 – 1790) –
sostenía que para que existiera un rico era necesaria la
existencia de quinientos pobres. Es decir que la pobreza lejos de
ser un fenómeno en sí mismo es el resultado de la
combinación de un conjunto de variables, materiales,
económicas y sociales que responden a un determinado orden
que sustenta un mecanismo de redistribución de la
riqueza.

Este enfoque alternativo del fenómeno de la
pobreza nos abre la puerta a la consideración de
cómo la cultura se combina con elementos ya apuntados,
agregando mayor complejidad al problema. Las definiciones y los
esquemas que se manejan por lo general no toman en
consideración los factores culturales. En la
tipología que maneja P. Spickner, no hay una referencia
específica a ellos. Ello produce un vacío que es
necesario solucionar para lo cual hemos de explorar otras
líneas de reflexión.

Pese al avance cualitativo que significa la
consideración de una matriz como la propuesta por
Spinkner, hay un elemento que no es tomado en cuenta y que tiene
una importancia destacada: el espacio. El mismo condiciona una
serie de actividades que definen la cotidianidad de los grupos e
impone límites a los recursos naturales a los que puede
recurrir así como limita las posibilidades de
interacción con el resto de la ciudad. Cuando no hay
calles, cuando se registran hechos como el relativo aislamiento
en que caen ante determinados fenómenos tales como
crecidas de cursos de agua o lluvias muy intensas, el hecho de
que no ingresen servicios básicos como ambulancias o
taxis, a lo que se suma la ausencia de transporte público,
por causa de diferentes obstáculos geográficos, no
es de extrañar que las conductas de resistencia deriven en
integrar estos elementos dentro de una cultura
alterna.

Por otra parte para comprender la pobreza en toda su
dimensión hay que tomar en cuenta las formas de
interacción que se construyen entre estas locaciones de la
pobreza y el resto de la ciudad. Este será el centro de la
tesis VI del presente trabajo.

Tesis 3.

En la segunda
mitad del siglo XX encontramos una clara tendencia hacia la
acentuación de la urbanización de la
pobreza

Tal como lo desarrolla Joan Mac Donald
(2004)[11] asistimos en el último medio
siglo a un proceso de urbanización acelerada. Las
poblaciones – en general las más pobres y vulnerables –
son expulsadas del medio rural y terminan acumuladas en los
cinturones de las ciudades. Ello ha determinado una
extensión del espacio urbano desordenado con el
agravamiento de que las políticas de ordenamiento
territorial en ningún momento han tomado la iniciativa,
por el contrario han marchado detrás de hechos consumados.
Ello limita las posibilidades de imponer una estrategia que
permita armonizar la instalación de las personas con la
dotación de servicios esenciales. La evolución de
la situación en la región es por demás
evidente tomando en consideración los antecedentes y las
perspectivas inmediatas

El trabajo estadístico llevado adelante por la
autora nos permite avizorar que hacia el 2030 la región
estará por encima de Europa y casi en un mismo plano que
América del Norte. Por otra parte y como resultado de la
misma investigación surge el hecho de que esa tendencia
hacia la urbanización no sigue un criterio
homogéneo sino que muestra una alta concentración
en determinadas urbes, produciendo una distorsión espacial
de consideración y agravando el problema.

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Fuente: Joan MacDonald. Cepal

El ritmo que sigue tiende a disminuir como surge de la
aceleración negativa que muestra la curva, pero se
mantiene vigente. Una posible explicación de ello es que
buena parte de la población potencialmente "exiliable" ya
no está en el medio rural. Junto a ello encontramos que la
ciudad ya no atrae a la población desplazada y que incluso
está expulsando gente hacia otros asentamientos, tal como
lo observamos que acontece entre Montevideo y zonas como Ciudad
de la Costa, la Costa de Oro o Ciudad del Plata.

Otros dos rasgos interesantes que presenta la
región son:

a. Se estima que 226 millones de latinoamericanos
vivirán dentro de dos años en poblaciones de
más de 750.000 habitantes y que se registrará un
ritmo de aumento del orden del 1,24 % anual.

b. El crecimiento de la población urbana en la
región se concentrará en las ciudades intermedias
entre 2 y 5 millones de habitantes (70%) y en las grandes urbes
entre 5 y 10 millones (54%).

Dentro de ese cuadro general Uruguay presenta algunos
rasgos peculiares que nos importa visualizar a los efectos de
analizar el modo en que ellos determinan una determinada
conformación del espacio nacional. Ya a finales de la
década de los cincuenta y comienzos de los sesenta, el
investigador Néstor Campiglia llevó adelante una
encuesta que le permitió penetrar dentro de los caracteres
que tenían las migraciones internas dentro de nuestro
país.

Con notable perspicacia y certeza a lo largo de su
trabajo queda dibujada una determinada dinámica
demográfica que no hizo sino anticipar lo que
sucedió en las décadas sucesivas y que aún
opera en la actualidad.

Si partimos del comportamiento del volumen de
población rural a lo largo de este último medio
siglo, se hace por demás evidente que hay un claro
descenso marcado tanto por las cifras como por la tendencia
general del período.

En números redondos en medio siglo el campo
presenta menos de la mitad de sus pobladores. Pero esto no es un
hecho coyuntural como bien lo señalara el trabajo pionero
de Campiglia. A lo largo de nuestra historia, desde el momento
mismo que se consolidaran las bases del modelo capitalista de
producción hay un movimiento migratorio desde el medio
rural, permanente. Campiglia es meridianamente claro en ese
sentido.

"La migración no se produjo sólo en un
período determinado, sino que presenta una marcada
continuidad; el movimiento es uniforme a lo largo de muchos
años y cubre prácticamente todos los departamentos
en cada de los períodos
considerados."[12]

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Fuente: MGAP e INE

De aquella investigación surge la existencia de
un determinado circuito migratorio que cubría todo el
país, extendiéndose tempranamente hacia
áreas de Brasil y Argentina.

La historia de las personas encuestadas mostraba
claramente la estación intermedia que habían
significado las ciudades y pueblos del interior. Ello importa por
constituir Montevideo el gran receptáculo de toda esa masa
de población que va siendo desplazada hacia
ella.

A lo largo de aquellos años no todas las rutas
que aparecen marcadas en el esquema tenían igual
intensidad de tránsito. Desde los rancheríos hacia
Montevideo u otras ciudades el movimiento era escaso. Tal como lo
demostraran las Misiones Socio Pedagógicas, impulsadas por
Julio Castro y con el respaldo del Departamento de
Extensión de esa casa de estudios, la población que
allí habitaba estaba resignada a vegetar, a sobrevivir con
los recursos que daban las actividades zafrales como la yerra o
la esquila. Por otra parte los movimientos al interior de cada
una de las ciudades era dominado por la extensión
superficial fruto de los nuevos arribos, pero aún
predominaba un cierto grado de estabilidad dentro del espacio
urbano y era frecuente el intercambio y la interacción a
nivel de barrio de individuos provenientes de estratos
diferentes. Los "boliches graperos como se les denominara, los
club de barrio, las actividades de carnaval, eran hitos dentro de
la vida cotidiana de las ciudades y significaban espacios de
integración. Demás está decir que lo mismo
acontecía en las escuelas en donde estaban presentes todos
los estratos sociales existentes.

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El déficit de viviendas se contemplaba por la
protección estatal a los inquilinos y por las
construcciones cada vez más precarias que se iban
acumulando. De cualquier manera el déficit lejos de ser
paliado se incrementaba día a día desembocando en
la extensión de la ciudad hacia otras zonas desprovistas
de la infraestructura mínima de servicios.

En la actualidad el último censo es contundente
en lo que se refiere al grado de urbanización de la
población del país, pero nos proporciona
también un dato adicional. Si observamos el porcentaje de
población no nacida dentro de los límites
departamentales, vemos que mientras algunos presentan valores
relativamente bajos otros (Montevideo, San José, Canelones
y Maldonado) lideran con cifras por encima del
promedio.

En contrapartida nos encontramos que el polo opuesto lo
constituyen los departamentos de Artigas Salto y Soriano que son
los que resultan menos atractivos.

Escolio 1. Dado que este fenómeno migratorio se
ha dado de forma permanente es dable suponer que responde a
razones que tienen que ver con la estructura general
productiva

Escolio 2. Ese desplazamiento de población rural
hacia los centros poblados del país abarca además
de los pobres tradicionales los pequeños y medianos
productores que son "obligados" por la lógica imperante a
vender sus tierras y personas pertenecientes a los diferentes
estratos de pobreza.

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En apoyo a lo afirmado están las cifras de los
diferentes censos agropecuarios que dan cuenta de una
sistemática disminución de los pequeños
propietarios, siendo los más afectados los que
disponían de 50 o menos há. (En la actualidad esa
frontera se está ubicando en el entorno a las 100
há. De acuerdo al último Censo Agropecuario, si
tomamos en cuenta solo los días hábiles en la
última década registramos una pérdida de
tres productores en forma diaria)

Escolio 3. Tradicionalmente Montevideo constituyó
el gran polo de concentración de la población
desplazada, ello más allá del hecho de que un
sector importante de los sectores medios emigrara hacia el
exterior por causas políticas primero y económicas
después. En la actualidad mientras conserva su
condición de polo de atracción ha pasado a
desempeñarse como agente de redistribución. En
efecto población de sus márgenes pasan a vivir en
áreas de los departamentos vecinos haciendo surgir
auténticas ciudades en muy corto espacio de tiempo lo que
ha determinado la existencia de una situación cercana al
caos desde el punto de vista del ordenamiento
territorial.

En menor escala ese hecho se repite en otros puntos del
país al punto de que la mayoría de los
asentamientos se congregan en un número relativamente
escaso de puntos. De acuerdo a las cifras correspondientes al
2004, los asentamientos irregulares en el interior se concentra
en tres departamentos, si bien el fenómeno está
presente en todos los departamentos.

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Tesis 4.

La estructura
socio – económico hegemónica tiene un marcado
carácter exclusor, acentuado en esta nueva etapa de
capitalismo tardío

Las condiciones internacionales extraordinarias que
imperan durante las dos guerras mundiales, la desastrosa
situación derivada de la crisis del 29 y el conflicto de
Corea, favorecieron sobre la base de una muy particular
construcción de un estado de bienestar. En el terreno
productivo, mientras el agro continuaba generando divisas, en lo
interno se procedía a expandir un modelo de
sustitución de importaciones que sólo podía
funcionar en base a una sobreprotección
arancelaria.

"La gran característica de Uruguay, durante
el período 1958 – 1971, fue su estructura de
producción material desequilibrada; el sector agrario
proveyó bienes para el mercado interno y para el orden
externo, en condiciones competitivas internacionales, y
logró un balance de divisas sistemáticamente
favorable (las exportaciones desde el agro siempre superaron a
las importaciones con destino al mismo), mientras que los
sectores manufactureros y de la construcción produjeron
mayoritariamente con destino al mercado doméstico, en
condiciones no competitivas internacionales, y presentaron un
balance de divisas sistemáticamente
desfavorable…"
[13]

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El Estado aparecía como el garante del
mantenimiento de las barreras proteccionistas permitiendo que los
emprendimientos superaran sus males estructurales. No se les
exigía a cambio nada en cuanto a niveles de
reinversión, así como tampoco innovaciones
elementos que fomentaron su ineficiencia y su estancamiento
tecnológico. Lo que originariamente se concibiera como un
período en que la naciente industria encontraría
las condiciones para desarrollarse, se frustró al no
producirse el despliegue esperado.

También en el terreno laboral el Estado actuaba
como regulador al intervenir como contratante lo que
determinó el crecimiento hasta niveles demenciales la
estructura burocrática con su respectivo costo.

La crisis del modelo primero fue enfrentada a
través de la inflación. La misma básicamente
permitía mantener la forma mientras se vaciaba el
contenido. Claro que ello tenía efectos colaterales al
elevar la conflictividad social e introducir elementos
distorsionantes en el terreno de la producción alimentando
la especulación por sobre la producción.

A partir de la década del setenta se inicia una
mutación del modelo general. De modo lento al comienzo, se
acelera significativamente en la década de los 90. De este
hecho se derivará una reorientación de la
explotación del suelo y los procesos de segregación
dentro de los espacios urbanos avanzarán a un ritmo
creciente.

Partes: 1, 2

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