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El trotskismo en el Perú (página 2)




Enviado por Rafael Herrera Robles



Partes: 1, 2, 3

A pesar de las divergencias en cuestiones fundamentales
con el estalinismo, el Partido Socialista fundado por
Mariátegui en 1928 pide su afiliación a la Tercera
Internacional, cuestión que recién se acepta a la
muerte de su fundador, cuando se subordinan al estalinismo23.
Así mismo Mariátegui mantenía relaciones con
una agrupación trotskista francesa donde militaba Pierre
Naville, y cuando éste es injuriado por un grupo
surrealista, particularmente por André Breton,
Mariátegui, en un escrito publicado el 5 de marzo de
193024, -un mes antes morir- defiende a Naville, esperando que
Breton se rectifique. A la postre Breton, como esperaba
Mariátegui, se rectificó y además se
acercó al trotskysmo.

Entre el 15 al 24 de marzo de 1929 se lleva a cabo en
Moscú el IV Congreso Sindical Rojo. Alberto Flores Galindo
escribe al respecto: "Comenzaba en 1927 la segregación
del "trotskismo" y se pidió a un grupo de delegados, entre
los que estaban Portocarrero y Bazán, firmar un documento
contra Andrés Nín, un militante español
vinculado a la Oposición de Izquierda. Todos aceptaron
firmar, menos Portocarrero y Bazán argumentando que
sólo conocían una versión del problema y que
adicionalmente se trataba de una cuestión que no
atañía directamente a los trabajadores.
Habían ido como delegados obreros a tratar problemas
obreros25
". Todo esto, concluye Flores Galindo,
derivó en una polémica de los peruanos con
Codovilla.

Las divergencias de Mariátegui con el estalinismo
eran radicales, desde la política a la cultura, pero si
bien las coincidencias entre Mariátegui y Trotsky son
muchas y fundamentales, no se le puede encasillar en determinada
tendencia de la época, por la originalidad y fuerza de su
pensamiento que lo colocan como el principal promotor del
marxismo en Indoamérica. Por la época en que
Mariátegui polemiza con Haya de la Torre y el estalinismo,
-entre 1928 hasta su muerte en abril de 1930-, la
Oposición de Izquierda Internacional liderada por Trotsky
intentaba "reorientar" a los partidos comunistas y a la Tercera
Internacional, cuestión que no se logra, sino todo lo
contrario, esas organizaciones se degeneran, expulsando a los
revolucionarios de sus filas, no quedándoles otra
alternativa en la década del treinta, que organizarse en
forma independiente, dando nacimiento en 1938 a la IV
Internacional. Pero no todos los revolucionarios marxistas
críticos del estalinismo -incluyendo algunos seguidores de
Trotsky- se adhirieron a ese proyecto, sea por creerlo prematuro
o por abrigar la esperanza de una regeneración y
reorientación que nunca llegó.

Tres concepciones
sobre la
revolución Indoamericana

Mariátegui muere el 16 de abril de 1930
polemizando con la Tercera Internacional estalinista y con la
concepción "pequeño burguesa" de Haya de la Torre,
por lo que a finales de la década del veinte podemos
apreciar tres concepciones sobre la revolución en
Indoamérica: La estalinista de la tercera internacional;
la pequeña burguesa de Haya de la Torre y la marxista de
Mariátegui. Las tres concepciones señalaban al
Perú como un país precapitalista, (semifeudal),
estando a la orden del día las reivindicaciones
democrático burguesas. La semifeudalidad,
Mariátegui lo asignaba para los países andinos,
mientras que Haya de la Torre lo extendía al conjunto de
Indoamérica.

El estalinismo negaba que el imperialismo, de acuerdo a
sus intereses, promueva el desarrollo capitalista, mientras que
para Haya de la Torre y Mariátegui, el capitalismo en
Indoamérica es impulsado por intereses imperialistas, por
lo que a mayor desarrollo capitalista hay mayor dependencia,
mayor colonialismo.

El estalinismo esperaba que el capitalismo se desarrolle
plenamente antes de llegar al socialismo. Por eso, hasta 1928,
con toda claridad, señalaban que las reivindicaciones
democrático burguesas se cumplirían en una
revolución burguesa dirigida por la burguesía
nacional "revolucionaria", para que desarrolle el
capitalismo que implicaba a la vez independencia nacional. A
partir de 1928, se da un viraje al ultra izquierdismo y, a cuanta
organización no comulgue con ellos, se les designaba como
"socialfascista". A pesar de esto, a pesar que se llama a formar
soviets (asambleas populares), de acuerdo a lo que expusieron en
la reunión de partidos comunistas de Buenos Aires en 1929,
si bien no se menciona a la burguesía nacional
"revolucionaria" como caudilla del proceso, pero se hace
hincapié en que el socialismo es un objetivo remoto en
América Latina, ya que previamente, en una serie de etapas
se debe desarrollar plenamente el capitalismo. A partir de 1933,
con la política de los frentes populares, se vuelve a le
versión original de subordinación a organizaciones
burguesas, incluyendo a las que poco antes habían
designado como "social fascistas". En 1943, presionado por sus
socios imperialistas "democráticos", el estalinismo
disuelve la Tercera Internacional y pregona que a la coexistencia
entre estados capitalistas y socialistas corresponde la unidad
entre burguesía y proletariado, quedando el socialismo
como un objetivo remoto.

Haya de la Torre decía que la burguesía
nacional está entrelazada al feudalismo y subordinada al
imperialismo, por lo que la revolución lo
acaudillarían las "clases" medias y dentro de ellas, los
intelectuales, por mediación de un estado
antiimperialista
promotor del desarrollo capitalista
diferente al imperialista, para que posteriormente venga el
socialismo. Se debe vigilar a las clases medias para que no
evolucionen a gran burguesía, ya que sería una
"regresión" al imperialismo. A la burguesía
nacional Haya de la Torre lo incluye dentro de su propuesta
corporativa del Congreso Económico Nacional, junto al
estado y los trabajadores, para discutir la
"realidad".

Para Mariátegui las tareas democráticas
burguesas serían impulsadas por la alianza de obreros,
campesinos y el conjunto del pueblo, pero no se detendrían
en reivindicaciones burguesas, sino que partiendo de ellas
harían avanzar la revolución al socialismo. Las
comunidades indígenas serían pilares en la
colectivización del agro, con la ayuda de la ciencia y la
técnica, inmersos en la revolución
mundial.

Mientras Stalin proclama el socialismo en un sólo
país, Haya de la Torre y Mariátegui estaban
convencidos de la necesidad de la revolución mundial para
el triunfo del socialismo. El fundador del aprismo dijo
expresamente que para que triunfe el socialismo en Rusia es
necesario la revolución mundial. Mariátegui
reivindicaba de Trotsky su internacionalismo y su la lucha contra
el burocratismo.

César
Vallejo

El poeta César Vallejo en octubre de 1928 al
interpretar el arte socialista26, reivindica a Trotsky como
"la mejor inteligencia bolchevique en la materia",
explicando que el arte socialista lo creará:
"Sólo un hombre sanguineamente socialista, aquel cuya
conducta pública y privada, cuya manera de ver una
estrella,…, de sentir un dolor,.., de amar a una mujer y de
levantar una piedra,…, son orgánicamente
socialistas…"
Terminaba diciendo, en una clara
crítica al estalinismo: que lo sepan "los
desorientados colonos de Moscú en
América
".

En otro texto lanza un ataque incandescente contra
Stalin, del que dijo: "Que lastimosa orgía de eunucos
repetidores del marxismo… Su primera desgracia es amputarse de
raíz sus propias posibilidades creadoras
relegándose a la condición de simples panegiristas
y papagayos de
"El Capital". Sobre el trotskysmo dijo:
". la insurrección trotskista constituye un movimiento
de gran significación histórica. Constituye el
nacimiento de un nuevo espíritu revolucionario dentro de
un estado revolucionario. El nacimiento de una nueva izquierda
dentro de la izquierda, que por natural evolución
política, resulta a la postre de derecha. El trotskysmo
desde este punto de vista, es lo más rojo de la bandera
roja de la revolución y, consecuentemente lo más
nuevo y ortodoxo de la nueva
fe27".

Stephen Hart en su libro "Religión
política y ciencia en la obra de César
Vallejo28
", dice que el poeta tuvo un periodo trotskista,
entre los años 1927 a 1929; y un periodo estalinista entre
los años 1929 a 1931. El periodo trotskista lo sustenta en
los escritos que hemos citado, y para el periodo estalinista,
además de algunos artículos donde el poeta critica
a Trotsky, presentándolo como temperamental, extremista,
izquierdista, antípoda de Lenin, etc., el libro "Rusia en
1931, reflexiones al pie del kremlin", cuya primera
edición data de 1931 (Madrid). Para el periodo trotskista
el emblema de Vallejo habría sido Marx, Lenin, Trotsky, y
para el periodo estalinista: Marx, Lenin, Stalin, fórmulas
que Vallejo hubiese sido el primero en rechazar porque, como
veremos luego, para el poeta, no interesaba "quién
vale más que el otro", ni "quien tiene más talento
o más energía
", sino su obra en bien de la
revolución. Aclaremos además que para Vallejo -en
el periodo que Hart lo sindica de estalinista-, Trotsky (en el
destierro) seguía siendo uno de los "jefes" bolcheviques.
(Expondremos en otra ocasión, con más amplitud, la
visión de Hart sobre Vallejo y el marxismo)

Tenemos a nuestra vista el libro mencionado29 ("Rusia en
1931"), donde, contrariamente a lo que afirma Hart, Trotsky
aparece como una de las máximas referencias dentro del
marxismo, conjuntamente a Marx y Lenin, aunque no aparece el
término "trotskysmo", tampoco "estalinismo".

Stephen Hart resalta cuando una obrera antes de salir de
un auditorio toma el libro "El leninismo teórico y
práctico"
de Stalin, presentando el hecho como una de
las pruebas de que Vallejo se habría convertido en el
"más fiero" defensor de Stalin, lo cual no tiene el menor
sentido si recordamos que por esa época Stalin presentaba
a Trotsky -expulsado de Rusia- como enemigo de la Unión
Soviética que se alineaba junto a los contra
revolucionarios en el mundo, pero vallejo sigue considerando a
Trotsky como paradigma del marxismo y uno de los "jefes" del
bolchevismo. En ninguna parte del escrito de Vallejo -Rusia en
1931- aparece la fórmula Marx, Lenin, Stalin como afirma
Stephan Hart, sino todo lo contrario. Por ejemplo, cuando alude a
la violencia revolucionaria, Vallejo se sustenta en Trotsky:
"Una revolución sin terrorismo -ha dicho Trotsky- no
es una revolución
", y a continuación, para
sustentar la posición de Trotsky, Vallejo escribe:
"Marx y Lenin están acordes en atribuir el fracaso de
la Comuna de Paris a la falta de energía de sus
jefes…30
". Aunque la frase de Trotsky sobre el
terrorismo no está ubicado en su debido contexto,
-cuestión que no es éste el lugar para aclarar-, es
notorio que Trotsky aparece conjuntamente a Marx y
Lenin.

Igualmente cuando se hace mención al "capitalismo
de estado", Vallejo se sustenta en la opinión de Lenin y
Trotsky para explicar su papel en la economía
soviética31.

El supuesto emblema "Marx, Lenin, Stalin" en esa obra
(Rusia en 1931…) de Vallejo es una invención de
Stephen Hart. La alusión más resaltante a la figura
de Stalin es en una nota a pie de página, cuando aparece
junto a Lenin y Trotsky: "Políticamente, los grandes
hombres (Lenin, Stalin, Trotsky, etc.) no son objeto de esa
idolatría individualista y endiosadora de que gozan los
buenazos gobernantes burgueses
". En el mismo párrafo
Vallejo refiere que ha sondeado la opinión de la gente
acerca de lo que piensan de los "jefes bolcheviques" Stalin y
Trotsky, señalando que en cuanto a individuos, no interesa
a nadie, tampoco se preguntan "quién vale más
que otro
". "Lo que existe e interesa a todos es la
teoría y la acción de cada uno en función
del interés revolucionario". Nadie se ocupa en discernir
"quién vale más que el otro", ni "quien tiene
más talento o más energía". De Lenin mismo,
nadie se ocupa de su caso individual. Lenin es una idea, una
acción revolucionaria. No una persona. Se le recuerda y se
le cita por interés colectivo y en lo que él hizo
de colectivo. Y ni "museo" leninista, ni "casa donde
nació", ni anecdotario, ni leyendas. Apenas un Instituto
Lenin, laboratorio central y viviente de la revolución
social universal32
".

La opinión de Vallejo sobre Lenin es
completamente opuesta a la visión estalinista que por esa
época ya lo deshumanizaba, presentándolo como
infalible. En contrapartida, también Trotsky y el
trotskismo reivindicaban al "marxismo leninismo", aunque Trotsky
lo daba al "leninismo" una connotación
antidogmática, en tanto método de análisis y
exposición, ajeno a todo esquematismo.

Al exponer su concepción sobre la "base" y la
"superestructura" según el marxismo, vallejo escribe:
"Cuando Marx afirma que la base de la sociedad humana es la
economía, no pretende que esta sea superior a la
política, al derecho o al arte. Lo que hace es simplemente
constatar un hecho, una realidad. Es como cuando se constata que
la base del cuerpo se halla en los pies, con esto no se pretende
afirmar que los pies son superiores o inferiores a la cabeza, al
tronco o a los brazos33
". Esta afirmación es
contraria a la visión estalinista (presentada como
"leninista") en la que la "superestructura" es "reflejo" de la
economía, marginando a la voluntad humana, olvidando que
el proceso económico es una relación social con la
intervención del conjunto del saber humano. Por lo
demás, Vallejo en la cita anterior reivindica la
visión de totalidad en la interpretación de los
acontecimientos, en la que todas las partes son
imprescindibles.

Para el marxismo, cuanto más se desarrollen sus
potencialidades creadoras expresadas en la ciencia, en la
técnica, en la organización social, más se
independiza el ser humano de las condiciones naturales y
más control tiene sobre sus condiciones de vida o, en
otras palabras, más control tiene de su
devenir.

En lo que Vallejo hace concesiones a Stalin y al
estalinismo, es cuando atribuye el burocratismo a funcionarios
subalternos sobrevivientes del antiguo régimen zarista, a
los que "Stalin y sus compañeros deberían
extirpar cuanto antes34
". Pero al mismo tiempo pide estar
vigilantes porque el burocratismo puede ir
"fortificándose y polarizándose en
núcleos capaces de adquirir luego tendencias clasistas,
con intereses y mentalidad particulares, diversos y hasta
contrarios a los de la colectividad de base35
".

En el terreno del arte, dejando de lado sus opiniones
anteriores, Vallejo dice que en la nueva literatura rusa ha
pasado el tiempo de las escuelas (literarias) y cenáculos,
reduciéndose todo el quehacer artístico a una sola
corriente promovida desde el estado. Desecha al surrealismo, al
freudismo y al bergsonismo. "El método de
creación artística es y debe ser conciente,
realista, experimental, científico
". Entre los
precursores rusos menciona a Puchkin, Khlebnicov y, en menor
rango, Alejandro Block. Las influencias extranjeras se reducen a
los ingleses Kipling, Coleridge y al alemán Enrique
Heine36. Aquí Vallejo sigue a la letra la política
estalinista en el arte. Lo errado de esa teoría salta a la
vista si uno se pregunta donde está lo "científico"
en la poesía de Puchkin y demás autores mencionados
y también en la poesía del mismo
Vallejo.

Como es sabido, Vallejo al inicio forma parte de una
célula aprista de peruanos en Francia, y cuando se da la
ruptura entre Haya de la Torre y Mariátegui, se adhiere al
proyecto socialista del último. Luego, vallejo se afilia
al Partido Comunista Español (de orientación
estalinista), pero mantuvo su autonomía política lo
mismo que su admiración a Trotsky al que consideraba una
de las mejores inteligencias del marxismo. Durante la guerra
civil española (1936-1939), cantó la gesta heroica
de los combatientes, cantó al soldado ignoto de la
revolución, pero también criticó a los
gobiernos de los frentes populares (España Francia) que
reclamándose socialistas se confabulan con el imperialismo
para legitimar el colonialismo.

El poeta Alejandro Romualdo37, autor de "Canto Coral a
Túpac Amaru", afirma que César Vallejo fue
silenciado por el estalinismo al igual que Mariátegui.
Julio Ortega38 en un ensayo "César vallejo y la guerra
civil española"
precisa de las peripecias del poeta
durante ese conflicto (1936-1939) y su marginación de las
publicaciones del frente populismo, que en parte lo atribuye a la
dificultad para entender su poesía, que contrasta con la
publicidad que otorgaron a otros escritores incondicionales al
estalinismo. No faltaron -escribe Julio Ortega- quienes
sindicaron a Vallejo de "trotskista", palabra
"extraordinariamente descalificadora en ese momento.
Calificar a alguien de trotskista era descalificarlo como sujeto
de poco fiar, problemático, capaz de sectarismo y, al
final, manipulable por las fuerzas de la reacción. Es un
término que se usaba un poco licenciosamente porque a
mucha gente que no cabía dentro de ciertas ortodoxias se
las designaba, para descartarlas, de trotskistas. Pero que dos
veces se dijera que Vallejo era trotskista, demuestra por lo
menos que así se le percibía o representaba. No
asegura que, en efecto, lo fuera, pero es claro que pendía
sobre él esa sanción atroz
".

Al referirse al lenguaje religioso de vallejo, Ortega
escribe: "Muchas veces es posible demostrar que su lenguaje
cristiano es más bien de estirpe católica popular,
un proceso ideoafectivo muy poco normativo. Hay que recordar que
en plena fe marxista le encarga a un hermano suyo que vive en el
Perú una misa en la iglesia de su pueblo por su salud. Y
también que en su lecho de muerte dicta a su viuda una
frase famosa diciendo que más allá de la vida y la
muerte, tiene un testigo defensor: Dios. Y esto no es
necesariamente contradictorio, forma parte de una práctica
cultural hispanoamericana que traza entrecruzamientos felices y
que está hecha de la heterodoxia de los discursos y de una
fecunda hibridez. Así, el poeta va más allá
de los códigos y las normas establecidos y trabaja su
propio lenguaje desde una subjetividad intradiscursiva; y no
tiene que responder ante ningún tribunal de la ortodoxia
ideológica o de cualquier otra
".

En efecto, la religiosidad popular -irreverente,
rebelde, irónica- que Vallejo deja traslucir en muchos
textos poéticos y en muchos pasajes de su vida es
incuestionable, pero al mismo tiempo contrasta con sus opiniones
que sobre la religión hace en su obra "Rusia en 1931".
Allí Vallejo expone que el marxismo no es celestial sino
terrenal, por lo que se equivocan "los escritores burgueses
que, en este terreno, nos hablan del apocalipsis de San Lenin, de
la nueva iglesia marxista, del evangelio proletario según
San Stalin o según San Trotsky, y otras necedades39
".
Para el poeta, los "mitos" religiosos y los "mitos"
marxistas son diferentes. "Conviene, pues, zanjar de una vez
por todas las fronteras ideológicas y sociales entre la
revolución proletaria y el proceso religioso de nuestra
época40
"… "La revolución no toma
ningún partido ni finca ninguna perspectiva
sistemática ni en favor ni en contra del sentimiento
religioso, ni por su subsistencia ni por su
fin41
".

De acuerdo a lo anterior -expuesto en "Rusia en 1931"-
se diría que no existen dudas sobre la filiación
atea de César Vallejo dentro de la tradición del
marxismo que reivindica todo el legado progresivo de la
humanidad, incluyendo del seno de las religiones, cuyos valores
altruistas de amor a los semejantes se tornan cada vez más
terrenales, lo que en lenguaje poético vallejiano equivale
decir que "Dios se hace hombre". Pero en la
últimas parte "La revolución no toma
ningún partido ni finca ninguna perspectiva
sistemática ni en favor ni en contra del sentimiento
religioso, ni por su subsistencia ni por su fin"
es una
herejía, sobre todo a la política estalinista que
pretendía que un decreto era suficiente para acabar con la
religión o para decir que ya existe socialismo en
Rusia.

Para gran parte de los que no creen en divinidades
(dioses), el cristianismo y demás religiones son sentidas
y entendidas como parte de la mitología, -al igual que la
mitología originada en religiones politeístas -,
impregnado en la mentalidad ingenua (sobre todo) popular, a la
que apelan constantemente escritores y artistas para elaborar sus
obras. Por otra parte, la religión, además de fe y
creencia en seres sobrenaturales, es tradición, costumbre,
que desde la subjetividad o inconsciente actúa en los
individuos y colectividades, incluso como catarsis, por lo que de
sus ceremonias y rituales participan hasta lo no creyentes, y su
superación no se puede realizar por simples decretos, sino
creando nuevas condiciones de vida más dignas, conforme lo
expresaba Trotsky al escribir sobre los problemas de la vida
cotidiana42.

El pasado remoto, -dentro de ello, la mitología
panteísta, el "parentesco" con la naturaleza y las
creencias mágicas religiosas más antiguas e
ingenuas-, ronda de modo inconsciente en las colectividades,
incluso las más modernas. El "parentesco" con la
naturaleza de tiempo de los orígenes se evidencia no
sólo en la mitología y folclor de las más
diversas culturas, sino en la vida cotidiana cuando los hombres
(modernos) del siglo veintiuno, "rememoran" -sin darse cuenta-
ese pasado primigenio, particularmente mediante la poesía,
música y canciones, donde "dialogan" con la naturaleza
-cielo, estrellas, luna, sol, mar, flores, ríos, animales,
plantas, etc.-, como si se tratara de seres vivos. El ser humano,
a la vez que subvierte a la naturaleza para cambiar sus
condiciones de vida, se resiste inconscientemente a romper su
cordón umbilical con ella, de la cual comenzó
siendo una criatura pasiva, transformándose luego en la
más activa.

La religión oficial de los conquistadores
encuentra gran resistencia para imponer su dogma
metafísico en la cultura andina, por lo que en un largo
proceso ha coexistido y combinado creando simbiosis con las
creencias mágico religiosas ancestrales. En este contexto
se entiende el diálogo poético de Vallejo con Dios
y la naturaleza, y a la vez la lucha existencial entre el
marxismo ateo que pretende profesar, con su subconsciente
mítico religioso que aflora en sus creaciones y horas de
agonía.

Por otro lado, se equivocan los que presentan la
poesía de Vallejo como "marxista", "dialéctica",
"materialista", "científica", etc., porque el arte y,
dentro de ello, la poesía, tienen sus propias
proyecciones, métodos y reglas de creación
diferentes a la ciencia o a la filosofía, lo que no quiere
decir que el poeta esté al margen de la cultura de su
tiempo. Y el marxismo, no es una corriente o escuela de de arte,
sino una concepción del mundo sobre todo filosófica
política, cuya visión libertaria confluye con las
más variadas expresiones libertarias, entre ellas, con las
proyecciones de obras artísticas que buscan plenitud a la
existencia, sea en su repudio a la opresión o por ser
expresión de la belleza. Un canto a la naturaleza, una loa
épica a las reivindicaciones populares, un himno al amor,
a la fraternidad, a la proeza deportiva, confluyen con los
movimientos emancipatorios, porque, parafraseando a Trotsky:
"La revolución. Conquistará en dura lucha para
cada individuo no sólo el derecho al pan, sino
también el derecho a la poesía. En su última
hora, ¿a quién escribió Esenin su carta de
sangre? ¿No se dirigía quizá a un amigo que
no ha nacido aún, al hombre del futuro que algunos
preparan con sus luchas y Esenin con sus
cantos?43
".

En culturas comunales primigenias, elementos de lo que
hoy llamamos arte formaban parte de un todo unitario plasmado en
el mundo de la magia, la religión, los mitos, leyendas,
cuentos, que a su vez hacían las veces de
filosofía, porque buscaban explicación a la
existencia.

Con el progreso de la ciencia, la técnica, y con
la división social del trabajo que se extrema en el mundo
de la confrontación y competencia del capitalismo, las
actividades y creaciones se atomizan, se dividen. El artista, que
en el mundo primigenio se sentía servidor de la sociedad,
en la sociedad moderna, con la disociación entre trabajo
manual e intelectual, sumado a su inconformismo, a su
rebeldía conciente o inconsciente, progresiva o
conservadora, se siente enajenado de la sociedad.

Trotsky y el
Apra

En el Apra, algunos líderes e intelectuales,
entre ellos Luis Alberto Sánchez, luego de muerto
Mariátegui, decían que no existieron divergencias
ideológicas entre Haya de la Torre y Mariátegui y
que la ruptura se debió a intrigas de agentes
estalinistas. Cuando fue elegido representante del Apra para la
Asamblea Constituyente, a nombre de su partido, el 7 de enero de
1932 presenta un proyecto de ley para que el estado subvencione
la manutención y educación de los hijos de
Mariátegui, del que -entre otros elogios- dijo que fue un
"agitador de conciencias que planteó orientaciones
nuevas a los problemas del Perú"
y que "jamás"
claudicó44. El proyecto no prosperó porque dos
días después la dictadura de Sánchez Cerro,
promulgando una ley de emergencia persiguió a apristas y
comunistas.

Los apristas también reivindicaron a su manera a
Trotsky. Contingentes de trabajadores e intelectuales que estaban
en el proyecto socialista de Mariátegui se pasaron a filas
del aprismo, que por ese entonces se reclamaba marxista y
criticaba desde una posición de izquierda al estalinismo.
Haya de la Torre resalta en la "Nota Preliminar" a la primera
edición de "El Antiimperialismo y el Apra" (Santiago de
Chile, 1936), que la primera confrontación
ideológica directa con el estalinismo fue en el congreso
antiimperialista de Bruselas (1927), porque el estalinismo
privilegiaba la unidad "antiimperialista" con las
burguesías nacionales. No obstante, luego de algunas
enmiendas, Haya de la Torre precisa que firmaron con Eudocio
Ravines las conclusiones. También allí, recuerda
Haya de la Torre, tuvo una confrontación con el
revolucionario cubano Julio Antonio Mella -que pronto
sería asesinado por la dictadura de Machado-, cuyas tesis
fueron rechazadas. Haya no precisa las tesis de Mella, -a
quién rinde tributo como revolucionario antiimperialista-
que probablemente fueron ultra izquierdistas si tenemos en cuenta
su opúsculo publicado tiempo después con el
título deliberado de "¿Qué es el
ARPA?".

Décadas después, cuando habían
claudicado en todas las formas, para pasar a defender los
intereses de la oligarquía, del gamonalismo y del
imperialismo, los apristas siguieron utilizando la figura de
Trotsky para hacer proselitismo. Haya de la Torre en 1977
escribió que Trotsky desde su exilio en Méjico lo
envió un mensaje que decía: "Díganle a
Haya de la Torre que cuando discutimos en Rusia no lo
entendí cabalmente, pero que ahora, desde su
Indoamérica lo comprendo45
". Uno se pregunta
porqué Haya de la Torre esperó que transcurran
más de cuarenta años para hacer público ese
supuesto mensaje, cuyos supuestos intermediarios tampoco lo
dieron a conocer públicamente.

Lo cierto es que Trotsky, durante su exilio en
Méjico, entabló amistad con desterrados apristas
peruanos. Durante un congreso antifascista (1938) patrocinado por
el estalinismo, los apristas peruanos desterrados, -que
asistieron por propia iniciativa-, conjuntamente a representantes
de Puerto Rico, hicieron aprobar una resolución de condena
a toda forma de imperialismo, en contra de la posición
estalinista que pedía una condena solamente a los
países fascistas. Trotsky46, que saludo ese hecho
como lo mejor del congreso, en cierta ocasión llamó
"demócrata" a Haya de a Torre. Los desterrados apristas
protestaron porque a su criterio, el líder aprista era un
auténtico revolucionario, un socialista y hasta un
marxista. La respuesta de Trotsky fue que los demócratas
en los países imperialistas por lo general son
reaccionarios, pero en colonias y semicolonias, si son
consecuentes, están del lado del progreso y la justicia,
por lo que en el caso de Haya de la Torre es mejor ser un buen
demócrata antes que un mal socialista. Pero aún
así, como demócrata, -concluyó Trotsky- Haya
de la Torre defecciona porque en vez de buscar la unidad con los
trabajadores norteamericanos, se supedita a la política
imperialista de "buena vecindad" de Roosevelt. Lo último,
fue por el viraje de Haya de la Torre a finales de 1938, desde
una posición intransigente contra el "imperialismo
yanqui", hacia la subordinación a la política de
"buena vecindad" de Roosevelt. Intentando tomar distancia del
estalinismo, Haya de la Torre maquilla su posición con el
lema: "inter americanismo democrático sin
imperio".

Trotsky reconocía en el aprismo de la
década del treinta a una organización de frente
único pero organizado en partido, que por sus ideales y su
acción revolucionaria estaba a la izquierda del
estalinismo en América Latina, haciendo votos para que no
degenere. Llamaba a sus seguidores a privilegiar el frente
único con los apristas, sobre reivindicaciones concretas,
manteniendo la autonomía orgánica e
ideológica. En esto era congruente con la tradición
marxista si recordamos que fue Trotsky quien redactó las
tesis sobre el frente único, que con el apoyo decisivo de
Lenin fue aprobado -con gran resistencia- en el comité
ejecutivo de la Tercera Internacional en 1921. Lo contrario es el
frentepopulismo estalinista que obliga a los revolucionarios a
subordinarse a la política burguesa, pequeño
burguesa y reformista, como en el caso de los frentes
populares.

Ricardo Melgar Bao47 narra las relaciones entre apristas
y trotskistas en Méjico que, sobre todo al inicio, se
sustentaba en ideales comunes: "Haya de la Torre
encontró en el líder ruso en el exilio, un apoyo a
su oposición a las tesis de Dimitrov sobre el frente
antifascista; así lo ratificó en una carta suya a
Luis Alberto Sánchez: "¿Leíste en

Octubre, revista trotskista de México, el ataque de
Trotsky contra los frentes populares?
¡Formidable
!".

Cuando el estalinismo dio un viraje al
uiltraizquierdismo – de 1928 a 1933- endilgando a cuanta
organización no sea comunista (estalinista) el
epíteto de socialfascista, con lo que se aislaron de los
trabajadores organizados, contribuyendo, entre otras cosas, al
ascenso del nazismo en Alemania, Trotsky, criticando esa
política, propuso el frente único antifascista lo
más amplio posible con organizaciones de diversa
filiación política, incluyendo burguesas, pero sin
subordinarse a ellas, sin perder el objetivo final de lucha por
el socialismo. Todo lo contrario a la propuesta estalinista que
cuando se pasa a una posición derechista, desde 1933,
promueve los frentes populares antifascistas
subordinándose a organizaciones burguesas a las que en el
periodo anterior -de ultra izquierdismo- habían motejado
de "social fascistas", delimitando toda acción a los
marcos burgueses, acarreando funestos resultados, como la derrota
en la guerra civil española (1936-1939), en la que el
gobierno del frente popular, a los combatientes que intentaban ir
más allá de los intereses burgueses -entre ellos
trotskistas y anarquistas- para crear un poder popular
autónomo de los trabajadores, se los reprimió con
ferocidad, creando desconcierto en los frentes de batalla.
Paralelo a ello, la contrarrevolución estalinista
condenó a la pena de muerte en los infames juicios de
Moscú (1936-1938) a la plana mayor bolchevique.

Ricardo Melgar Bao se equivoca cuando dice que
"Trotsky cede en 1938 ante el populismo aprista y ante el ala
radical del cardenismo
". Lo último -cardenismo- para
referirse al gobierno nacionalista de Lázaro
Cárdenas en Méjico (1934-1940), que entre otras
cosas, nacionalizó el petróleo, medida que Trotsky
apoyó considerando que era progresivo porque Lázaro
Cárdenas se enfrentaba desde una posición
nacionalista burguesa al imperialismo. En el caso del Apra
existían más afinidades con el trotskismo, porque
-por esa época- Haya de la Torre aún desechaba a la
burguesía nacional como caudilla de la revolución
en América Latina, por lo que en un primer momento, hasta
mediados de 1938, criticó los frentes populares
estalinistas.

El apoyo crítico de Trotsky a Cárdenas en
Méjico, al igual que su relación con el Apra, se
sustenta con las tesis sobre el frente único basado en
reivindicaciones concretas, que incluso se puede extender a
partidos burgueses, con la finalidad de comprometer a la mayor
cantidad de trabajadores a luchar por sus reivindicaciones. El
viraje aprista hacia el imperialismo yanqui desde finales de la
década del treinta trae consigo renuncias en su seno, lo
que Melgar Bao atribuye erradamente a razones conspirativas del
trotskysmo.

En otro contexto, cuando en la década del treinta
Japón invade China, Trotsky, -criticando a posiciones
ultra izquierdistas que se mostraban neutrales- llamó al
pueblo chino a desalojar a los invasores luchando conjuntamente a
los ejércitos del jefe del Kuomingtang Chiang kay Shek,
que como se sabe, fue un contrarrevolucionario que en 1927
asesinó a miles de revolucionarios. Pero en ese momento se
enfrentaba al enemigo principal, a los invasores imperialistas
japoneses.

También contra la discriminación racial a
los negros, en casos como de Sudáfrica, Trotsky dijo que
podría darse la coyuntura de que su liberación
tenga que pasar creando una república burguesa negra que
respete los derechos de la minoría blanca, para luego dar
el salto al socialismo, en contra de la posición de muchos
de sus seguidores que desde una posición ultra
izquierdista, reducían su accionar a las luchas
reivindicativas de clase.

Para todos estos casos, en la medida de lo posible, los
revolucionarios deben conservar su independencia orgánica
y política, para que, llegado el momento, puedan marchar
con el conjunto del pueblo al socialismo.

El estalinismo en
el Perú

Para los defensores del historial estalinista, la
trayectoria errada de los partidos comunistas no se debieron a
las orientaciones de la Tercera Internacional estalinista, sino a
dirigentes como Ravines en el Perú, Codovilla en
Argentina, a la influencia de Earl Browder desde los Estados
Unidos, etc. Es decir, buscan un "chivo expiatorio" para encubrir
las "orientaciones" de Stalin. Una argucia surgida en China
donde, al no poder ocultar las erradas orientaciones de Stalin,
los principales líderes chinos pregonaron abiertamente su
defensa de Stalin y del historial estalinista. Reconocieron que
Stalin no distinguió "contradicciones entre los
enemigos y nosotros y contradicciones en el seno del pueblo"

y a su criterio, en los juicios de Moscú (1937 y 1938), se
castigó "con justicia" a muchos pero se equivocaron
castigando a otros. Para el caso concreto de China, desde finales
de la década del veinte hasta inicios de la década
del cuarenta, las orientaciones de Stalin -dicen- eran erradas,
pero fueron enmendadas por los "marxistas leninistas chinos
representados por los camaradas Mao Tse Tung y Liu
Shao-chi
". Pero los errores no los culpan a Stalin sino a
los que los llevaron a la práctica, es decir, a dirigentes
chinos48. Con ese método, en vez de buscar y promover la
verdad, los dirigentes chinos ocultan la verdad, una
práctica ajena al marxismo, pero usual en el estalinismo.
Por eso el fundador del Partido Comunista Chino y principal
promotor del marxismo en Asia en las tres primeras décadas
del siglo veinte, Chen Tu-hsiu (1879-1942), es sindicado en la
"historia" oficial "maoísta" como "oportunista de derecha"
al que responsabilizan de la derrota de la revolución en
1927, ocultando que las orientaciones (imposiciones)
venían de Moscú, a las mismas que Chen Tu-hsiu
llegó a poner en tela de juicio, argumentando que la
subordinación de los comunistas al Kuomingtan ya
había cumplido su función porque permitió a
los marxistas su reconocimiento y presencia en el ámbito
nacional. Al mismo tiempo pedía que cinco mil fusiles
enviados desde Rusia les entreguen directamente a los comunistas
sin pasar por el Kuomingtang presidido por Chiang Kay Shek.
Stalin hizo todo lo contrario. En 1926 el Kuomingtang es
designado como "partido asociado" de la Tercera Internacional y
su principal líder Chiang Kay Shek nombrado "miembro
honorario" de la misma. En 1927 el "miembro honorario" desata una
matanza contra los revolucionarios. Chen Tu-hsiu, por ese
entonces principal dirigente del comunismo chino, informó
que la derrota se debió a las erradas orientaciones de
Moscú, por lo que fue expulsado del partido y de la
internacional. Se adhiere al trotskysmo pero pronto fue detenido
y encarcelado por el Kuomingtang. Al iniciarse la lucha de
resistencia contra la invasión japonesa fue liberado de
prisión pero para ser desterrado a un lugar remoto
evitando su labor política. Fallece en 1942.

Derrotada la revolución en 1927, Mao Tse Tung y
Chu Te, con sobrevivientes de sus ejércitos, se encuentran
en abril de 1928 en las montañas Ching kan Shan, dando
nacimiento al ejército rojo, cuyo comando recae en Chu Te,
mientras Mao Tse Tung tenía el mando político.
Constituían solo una pequeña fracción de las
fuerzas revolucionarias que paulatinamente se fue imponiendo.
Comenzaba una nueva era en el comunismo chino. El triunfo de la
revolución en 1949 fue contra los designios de Stalin,
quién, conjuntamente a las potencias imperialistas,
mantuvo al Kuomingtang como el único vocero válido
en China, marginando a los comunistas y las zonas liberadas. No
obstante que Mao Tse Tung había escrito un artículo
elogiando a Stalin como "amigo del pueblo chino", intentando
comprometerlo a la causa revolucionaria, el líder ruso en
1945, -al terminar la segunda guerra mundial-, firma un tratado
de cooperación con el Kuomingtang de Chiang Kay Shek por
treinta años (¡!). La cooperación estalinista
sirvió para consolidar la contra revolución en
China reprimiendo a los revolucionarios. Por eso Mao Tse Tung
luego del triunfo de 1949 decía que el pueblo chino
salió victorioso basado en sus propias fuerzas.

El Kuomingtang tenía como principios, luchar por
el bienestar del pueblo y amistad con la Unión
Soviética. Su líder, Sun Yat Sen (1866-1925), en su
juventud, había abrazado ideas anarquistas y marxistas.
Fue promotor de la primera traducción y publicación
del Manifiesto Comunista en China. En 1911 al ser derrotada la
última dinastía china proclama la república,
en la que también participa Chen Tu-hsiu. La
subordinación del Partido Comunista fundado en 1921 al
Kuomingtang -formalizada en 1923- fue realizada con la anuencia
de Lenin y Trotsky, como una concesión, en forma
coyuntural, por la debilidad sobre todo organizativa de los
comunistas chinos. Chen Tu-hsiu, haciendo caso omiso a la
subordinación, logra mantener cierta autonomía y
los comunistas logran organizarse como partido. En esto
también influyó Sun Yat Sen, que otorga a los
comunistas varios puestos en la máxima dirección
del Kuomingtang de la que Mao Tse Tung -en ese entonces
secretario del comunismo en Hunan- llegó a ser miembro
suplente. Lenin muere en enero de 1924. En 1925 muere Sun Yat Sen
y el liderazgo del Kuomingtang recae en Chiang Kay Shek, que
temeroso del pueblo, acentúa una política
derechista.

Trotsky al inicio en forma ocasional, luego en forma
contundente, abogó para una mayor libertad de
acción de los comunistas chinos, sin ser escuchado.
Ignoraba que el fundador del comunismo chino, Chen Tu-hsiu,
reclamaba la misma cosa.

A partir de 1966 surge la revolución cultural,
según Mao Tse Tung, con la finalidad de luchar contra la
"burguesía infiltrada", la corrupción y el
burocratismo en el partido y el estado. Pero al surgir las
comunas obreras de Shanghai y Pekín como órganos de
poder popular oponiéndose al partido y al estado que
consideraban corruptos, Mao retrocede, y para reprimirlos,
comienza hacer las paces con los "burgueses infiltrados". Sin
embargo, hasta fines de la década del setenta,
decían que la revolución cultural continúa.
En 1969, por mediación de Lin Piao, pregonaron la
revolución permanente "marxista leninista". Dividieron al
mundo entre las super potencias "imperialistas", Estados y Rusia,
que serían las ciudades, y el "tercer mundo" -Asia Africa
y América latina- que sería el "campo", con lo cual
comienzan a olvidarse de los conflictos entre clases. La
estrategia consistía en cercar a las ciudades desde el
campo, en unidad con los países de Europa Occidental. Lin
Piao "desapareció" en 1972 y como una exageración
de su teoría surge la política del tercer mundismo
al margen de la lucha de clases, promovido principalmente por
Teng Siao Ping, con anuencia de de Mao Tse Tung, que muere en
1976 y se acentúa la marginación de las tendencias
izquierdistas. Los sobrevivientes de los que en la década
del sesenta eran para Mao Tse Tung "burgueses infiltrados" se
hacen del poder. Uno de sus símbolos fue Teng Siao Ping,
cuya máxima era que no importa el color del gato con tal
que case al ratón. Lo que no dijo es quién saca
mayor provecho de la pieza cazada. Hoy, el burocratismo y la
corrupción son públicos. A los hijos de dirigentes
del partido y de funcionarios del estado que gozan de privilegios
se les conoce como los "principitos". La interrogante es si la
burocracia gobernante será capaz de hacerse propietaria de
los medios de vida (tierra, industria, banca) para convertirse en
una nueva clase social, si habrá una restauración
del capitalismo como en Rusia, o el pueblo chino será
capaz de derrocar a la burocracia para seguir avanzando al
socialismo.

El Partido comunista chino, al igual que los partidos
afiliados a la Tercera Internacional estalinista, debía
cumplir todos los mandatos, incluyendo la justificación al
asesinato de la plana mayor bolchevique en juicios
amañados en Moscú, entre 1936 a 1938. Al mismo
tiempo que el partido que lidera justifica oficialmente los
horrendos crímenes, Mao Tse Tung en una larga entrevista
concedida al periodista norteamericano Edgar Snow49, cuenta su
vida, la misma que posteriormente se publicaría como
"autobiografía de Mao Tse Tung", en la que tiene frases
elogiosas para Chen Tu-hsiu, que junto a Li Ta Chao, (en palabras
de Mao) "ambos considerados entre los intelectuales
más brillantes de China
", lo inclinaron hacia el
marxismo. Relata Mao que en un viaje a Shanghai discutió
con Chen Tu-hsiu sobre algunos libros marxistas. "Sus
profesiones de fe me habían impresionado
profundamente
". Entre las críticas de Mao a Chen
Tu-hsiu, fue que en 1926-27 no supo valorar la insurgencia
radical de los campesinos.

Desde su juventud Chen Tu-hsiu promovió la
difusión de literatura revolucionaria, que se acrecienta
en la década del veinte, con la propagación de sus
propias ideas, simientes para la nueva generación de
revolucionarios. A él se debe la reivindicación de
una forma tradicional china de impartir normas y principios en
forma de decálogos, facilitando su difusión y
comprensión, lo mismo que la visión
internacionalista de la revolución. Una de sus
máximas era, "Sed internacionalistas y no aislacionistas",
impartiendo el criterio de que la revolución china es
parte de la revolución socialista mundial. Según
uno de los primeros biógrafos europeos de Mao Tse Tung, el
inglés Robert Payne, Chen Tu-hsiu, a los cuarenta
años, estaba entre los cuatro personajes más
influyentes de China y conceptos como "nueva democracia"
surgieron de su pluma.

En 1942, en sus intervenciones sobre arte y literatura
en el Foro de Yenán50, Mao Tse Tung hace suya la
política estalinista sobre arte y literatura, que
debería estar subordinada a lineamientos impuestos desde
el estado y el partido de acuerdo a las coyunturas
políticas; y en tono fraterno, critica el "dualismo" y
"pluralismo" de Trotsky al que atribuye la frase: "en la
política: marxista, en el arte: burgués
". Lo
del "dualismo" es una exageración que distorsiona por
completo las ideas de Trotsky, quién, para el caso
concreto de Rusia, puso en evidencia que luego del triunfo
revolucionario de 1917, los representantes más eminentes
de la narrativa y poesía en todas sus tendencias -desde el
"mujikismo" a las vanguardias- se pusieron del lado de la
revolución, por lo que, los que se opusieron y emigraron
no han creado ninguna obra perdurable. La política
cultural que promovió Trotsky con el apoyo decisivo de
Lenin era contraria a oficializar a determinada corriente como la
única posible. Fue la época en que
Mariátegui, sin conocer los desgarramientos internos de
sus gobernantes, alababa la libertad en la que se desenvuelve la
creación del arte y literatura en la naciente Unión
Soviética, donde las escuelas de vanguardia encuentran
campo propicio para desarrollarse, recordando que el "sumo" poeta
de la revolución, Mayakovsky, procede de la escuela
futurista. En este sentido escribió: "Ni en la sede
del capitalismo ni en la sede del socialismo, la ciencia pretende
dictar leyes a la política ni al arte51".
La
sátira, la crítica, son eficaces y durables cuanto
más logradas sean estéticamente. Por eso "A la
revolución los artistas y los técnicos le son tanto
más útiles y preciosos cuanto más artistas y
técnicos se mantienen52
".

Que los artistas afiliados a una organización
política, por propia convicción, hagan propaganda
consciente en sus creaciones, nadie los critica; que como
militantes y revolucionarios marchen junto al pueblo en toda
forma de lucha, los engrandece más, pero la
política cultural no se debe limitar a los adscritos a un
partido, sino que debe confluir con el conjunto de los intereses
progresivos de la humanidad, incluyendo el arte. A un artista se
le debe juzgar como artista, es decir, de acuerdo a su obra de
arte y a ese mismo artista, desde un punto de vista
político, se le debe juzgar por sus ideas
políticas, por sus acciones políticas.

Una literatura "panfletaria", o si se quiere, de
"propaganda", aparece espontáneamente en los grandes
procesos sociales, por inercia, por la participación
activa del pueblo, desde cuya entraña emerge una
literatura contestataria en poesías, canciones, rimas,
dichos, versiones orales de la epopeya popular, etc., hasta
formas más elaboradas, que es libre y no necesariamente se
atiene a fórmulas estéticas. Gama de expresividad
popular ferviente e ingenua que confluye a revitalizar el arte y
la literatura en su conjunto. Todo lo contrario es cuando desde
el poder se pone trabas a la libre creación, intentando
reglamentar la creatividad del artista,

En 1956 en una actitud errada, el gobierno chino apoya
al gobierno ruso de Nikita Krushov que promueve la
invasión con tanques de guerra a Hungría para
reprimir una insurrección obrera popular. En esos
países -de Europa del Este- las protestas unas veces
adquirían carácter burgués para una
regresión al capitalismo, otras veces carácter
revolucionario, contra la burocracia, para avanzar al socialismo.
En Hungría sobresalieron como hegemónicos los
consejos obreros que intentaban hacer avanzar la
revolución al socialismo.

Al mismo tiempo, en 1957 Mao Tse Tung al referirse a las
contradicciones en el seno del pueblo, deja de lado los criterios
estalinistas sobre arte, literatura y ciencia,
impartiéndose la consigna: "Que se abran cien flores y
que compitan cien escuelas
", que quería decir:
"En el arte, pueden desarrollarse libremente diversas formas
y estilos y, en la ciencia, competir libremente diferentes
escuelas. Consideramos perjudicial al desarrollo del arte y de la
ciencia recurrir a medidas administrativas imponiendo un
particular estilo de arte o una determinada escuela prohibiendo
otros. El problema de lo correcto y erróneo en el arte y
en la ciencia debe resolverse mediante discusiones libres en los
círculos artísticos y científicos y a
través de la práctica en esos terrenos, no de
manera
simplista53".

Esta apreciación es la misma de Trotsky que Mao
Tse Tung criticara en 1942 en el Foro de Yenán, y la misma
que con el apoyo decisivo de Lenin se impuso en los primeros
años de la revolución rusa, antes de que Stalin se
consolide en el poder.

A mediados de la década del sesenta, con la
revolución cultural, en la que se promovieron actos
progresivos y reaccionarios, nuevamente Mao vuelve a la
posición tradicional estalinista sobre arte y cultura,
intentando además, construir el comunismo en un solo
país, para así sobrepasar al "social imperialismo
ruso".

Contrariamente a sus seguidores escolásticos que
lo presentan infalible desde el inicio de la revolución
-incluso desde la década del veinte cuando en calidad de
comunista era miembro suplente del Comité Central del
Kuomingtang y secretario del Partido Comunista en Hunan -, en
1962 Mao reconoce que recién desde 1935, los comunistas
chinos van tomando conciencia de la estrategia que
seguiría la revolución. Sobre los consejeros
internacionales (los emisarios de Stalin) dice: "Esos
camaradas no conocían, o no conocían perfectamente,
la sociedad china, la nación china y la revolución
china. Si incluso nosotros mismos estuvimos durante largo tiempo
sin conocer bien el mundo objetivo de China, ¿qué
decir de los camaradas extranjeros?".

"Fue en el periodo de la Guerra de Resistencia
contra el Japón cuando elaboramos una línea general
del Partido y una serie completa de políticas
específicas que se ajustaban a la situación real"
(…) "Si alguien afirmara que tal o cual camarada, digamos, un
camarada del Comité Central o yo mismo, ya conoce desde un
comienzo las leyes de la revolución china en su totalidad,
creo que sería una exageración, a la cual ustedes
no deben darle crédito en modo alguno, pues no hay
tal54
".

Gran parte de maoístas peruanos, antes que a las
ideas de Mao Tse Tung y a las enseñanzas del proceso
revolucionario chino, han hecho suyo las peores lacras del
historial estalinista.

Mientras Mariátegui vivió, el estalinismo
no penetró en las organizaciones obreras y populares, y el
aprismo era una corriente arrinconada que se reducía a la
figura de Haya de la Torre, entonces en el exilio.

Además de promover congresos obreros, en 1926
Mariátegui funda la revista Amauta, en 1928 el Partido
Socialista del que es nombrado secretario general y el
quincenario Labor; en 1929 la Confederación General de
Trabajadores del Perú, todo lo cual contradice a los que
lo sindican de simple "intelectual". Por razones de salud
proyecta establecerse en Buenos Aires (Argentina) desde donde
seguiría dirigiendo la revista Amauta. En marzo de 1930
Eudocio Ravines, que había regresado de Europa, fue
nombrado secretario general del Partido Socialista, cargo que
Mariátegui dejaba por su proyectado viaje que no se llega
a realizar por su muerte el 16 de abril de 1930. Semanas
después, en mayo, se acuerda el cambio de nombre del
partido socialista por comunista y a partir de allí se
siguió al pie de la letra los mandatos estalinistas.
Ravines dirigió al partido en su época ultra
izquierdista y en su época derechista de los frentes
populares. Fue destituido en 1942, pero la política
siguió siendo la misma, de subordinación a las
imposiciones estalinistas, al margen de la realidad peruana,
parte integrante de la realidad mundial.

El cambio de nombre del Partido Socialista por Comunista
en mayo de 1930 fue criticado poco tiempo después por
Martínez de la Torre55 al renunciar (temporalmente) a ese
partido (1931), argumentando que los muertos no pueden defenderse
y es impúdico hacerlos aparecer con consignas para tal o
cual grupo haciendo notar que Mariátegui no había
estado de acuerdo con ese cambio. Sin embargo, en el mismo texto
también dice que el cambio de nombre fue formal,
conservándose la orientación
política.

Alberto Flores Galindo menciona que Martínez de
la Torre en 1929, en cartas a Mario Nerval que se encontraba en
La Paz, "se mostraba furibundamente antitrotskysta dispuesto
a construir una organización de acero56
".

En un escrito aparecido luego de la muerte de
Mariátegui: "¿Perú: una
nación
?", Martínez de la Torre desdeña
de las comunidades indígenas y de los campesinos a los que
considera atrasados para el socialismo. Luego de un temporal
alejamiento del aparato estalinista, vuelve a sus filas,
promoviendo el desarrollo capitalista bajo la dirección de
una burguesía nacional.

Mariátegui probablemente confiaba en Ravines
porque fue de los primeros en romper con Haya de la Torre, y
probablemente por su mediación, el segundo congreso
antiimperialista (Francfort, 1929) nombra a Mariátegui,
-que no asiste al congreso- miembro del Consejo General. Sin
embargo, conforme al testimonio de Angela Ramos57, las
divergencias se hicieron evidentes cuando Mariátegui
agonizaba: "Ravines entró al cuarto de enfermo de
Mariátegui y nadie supo lo que había pasado
allí (después conocimos que Ravines le hizo tener
un disgusto espantoso a José Carlos en su lecho de muerte
y eso no se ha dicho nunca y por primera vez se lo voy a decir),
la gente creía que era el hombre de
confianza
".

La repercusión de la crisis capitalista mundial
de los años treinta origina un vacío del poder
político en el Perú. Las clases dominantes,
desarticuladas por las luchas populares eran incapaces de seguir
gobernando como antes. El poder, literalmente, se encontraba
"tirado" en la calle. El pueblo protagonizó grandes
jornadas de lucha, sucumbiendo por falta de orientación.
Mencionemos por ejemplo a los mineros de los andes centrales
ligados al Partido Socialista transformado luego en Comunista, o
la revolución obrera popular dirigido por bases apristas
que estalla el 7 de julio de 1932 en Trujillo, en la que los
principales líderes apristas brillaron por su
ausencia.

La Tercera Internacional estalinista tuvo entre sus
consignas para América Latina, acabar con el trotskysmo,
con el luxemburguismo, con el aprismo y con el mariateguismo.
Para lo último, la consigna era: "¡Acabar con el
Amautismo!".

No obstante el pedido de Lenin de destituir a Stalin del
cargo de secretario general del partido y de encargado de de las
nacionalidades no rusas, éste se afianza en el poder,
sobre todo a la muerte de Lenin en enero de 1924. A fines de esa
década Trotsky fue expulsado de Rusia y perseguido al
igual que sus seguidores. Las consignas impartidas por el
estalinismo para la persecución son difundidas en el
ámbito mundial bajo el título: "Cómo
liquidar al trotskysmo", en el que se les presenta como
contrarrevolucionarios de nacimiento. Se escribieron "historias"
oficiales sobre la revolución rusa marginando cada vez
más a Trotsky. Entre 1936 a 1938 Trotsky en el exilio,
conjuntamente a la plana mayor bolchevique, en juicios
amañados, falsificando "pruebas", son condenados a la pena
de muerte. Junto a ellos -en la década del treinta-
entregaron su vida alrededor de un millón de
revolucionarios. El 20 de agosto de 1940 un sicario estalinista
asesinó a Trotsky en su exilio de Méjico. Pero el
movimiento trotskista se siguió incrementando. En 1956
Nikita Krushov, como máximo dirigente de la Unión
Soviética, hace públicos los crímenes de
Stalin con la finalidad de acrecentar su poder en las luchas
internas de la burocracia. Anuncia la "desestalinización",
pero los métodos de dominio y control son los mismos, por
lo que las publicaciones contra Trotsky y el trotskysmo se
acrecientan. Como vaticinó Trotsky, regímenes como
el estalinista sustentados en órganos de represión,
siempre son inestables. La salida podía ser una
revolución que acabe con la burocracia para avanzar al
socialismo, o una contrarrevolución en la que los
elementos más corruptos de la burocracia harían el
papel de "compradores", como correa de transmisión para
una restauración capitalista.

Las consignas contra Rosa Luxemburgo y Mariátegui
decían: "El luxemburguismo no es nuestra divisa en
tanto doctrina llena de errores…" "El luxemburguismo tiene poco
contacto con el leninismo…"
Pero se dice que la propia
Rosa Luxemburgo combatió el luxemburguismo.
Concluyendo: "Con Carlos -se refieren a Carlos
Liebnecht, junto a Rosa Luxemburgo líderes de la
insurrección espartaquista alemana de 1919-, con Marx
y Engels, con Lenin y Stalin vamos a triunfar, contra el
trotskysmo, el luxemburguismo y otras ideologías que
tratan de desviarnos …"

Entre esas otras ideologías está el
"mariateguismo", que es definido como "una
confusión de ideas procedentes de las más diversas
fuentes. No hay casi tendencia que no esté representada en
él…" "Son en realidad muy pocos los puntos de contacto
entre el leninismo y el mariateguismo y estos contactos son mas
bien incidentales. El mariateguismo confunde el problema nacional
con el problema agrario, atribuye al imperialismo y al
capitalismo en el Perú una función progresista;
sustituye la táctica y la estrategia revolucionaria por el
debate y la discusión".

Se hace un llamado a la lucha "implacable e
irreconciliable"
contra el mariateguismo, que
impide la "bolchevización orgánica e
ideológica"
para colocarse a la cabeza de los
"grandes acontecimientos". Pero sería el propio
Mariátegui, aun muerto, el principal crítico del
mariateguismo: "El primero en reconocer esa esencia del
mariateguismo y por lo tanto de combatirlo sin piedad ha sido el
mismo camarada Mariátegui. Con haber muerto, no quiere
decir que pueda seguir combatiendo con nosotros contra el
mariateguismo, el aprismo, el anarquismo, el reformismo y
demás tendencias que nada tienen en común con los
intereses de clase del
proletariado58"

En otro documento se acusa a Mariátegui de
preconizar que el imperialismo, aliado a la burguesía y
los terratenientes, impulse el proceso de liquidación de
la feudalidad, criticando así mismo por oponerse a la
creación de "repúblicas autónomas"
de aymaras y quechuas. Sobre el Partido Socialista se dice que
fue conspirativo. Del aprismo de tiempos heroicos se dice que
utiliza "el arsenal contrarrevolucionario de la literatura
trotskysta (el trotskysmo no ha sido desenmascarado aún
ante los ojos de los trabajadores del
Perú59…").

El aprismo a inicios de la década del treinta era
catalogado por el estalinismo de fascista o
socialfascista
y Mariátegui presentado como aprista o
que no logró desprenderse de su pasado aprista. En un
informe lleno de falsificaciones previo al VII congreso de la
tercera internacional se dice que Mariátegui:
"Conservó su ilusión sobre el papel
revolucionario de la burguesía peruana y subestimó
la cuestión nacional indígena a la que identificaba
como cuestión campesina. En el Partido Comunista Peruano,
incluso hasta hoy, se deja sentir la presencia de diversos restos
de Mariateguismo, que repercuten en su trabajo
práctico60"

Después de la muerte de Mariátegui una
agrupación de trotskistas argentinos se declaran sus
discípulos y, por mediación de ellos, su figura y
pensamiento estuvo asociado a la Oposición de Izquierda
Internacional que en 1938 diera nacimiento a la Cuarta
Internacional. Uno de los precoces seguidores argentinos de
Mariátegui (y Trotsky), Antonio Gallo, de sólo 17
años, escribió en 1930: "Sobre todo, conviene
reivindicar a Mariátegui, socialista y revolucionario,
ahora que ha aparecido toda la tropa pequeño burguesa -que
él mismo odiara- a llorar al "humanista", al
"intelectual61
".

También existieron en forma individual,
trotskistas argentinos que discrepaban de Mariátegui,
entre ellos Liborio Justo62, que reconoció la influencia
de Mariátegui en Argentina: "José Carlos
Mariátegui tuvo gran influencia en el primitivo movimiento
trotskista aquí, y sus principales dirigentes se
decían sus discípulos, al punto que los
primeros
folletos trotskistas argentinos aparecieron bajo la
denominación de Editorial José Carlos
Mariátegui".

La principal crítica de Justo, es de que
Mariátegui no tuvo en cuenta la lucha por la
liberación nacional, basada en textos de una
agrupación trotskista argentina en donde se decía
(en abril de 1940): "Ya no hay más burguesías
revolucionarias como lo demuestran los ejemplos de China y
España. José Carlos Mariátegui, el gran
marxista americano, hizo notar acertadamente esta diferencia
existente entre Argentina y los demás estados americanos.
El radicalismo y la oligarquía son cómplices por
igual del capital financiero internacional. La liberación
no tiene nada que ver con nuestro movimiento. ¡Por la lucha
de clases! ¡Por la revolución socialista! La IV
internacional no admite ninguna consigna de "liberación
nacional" que tienda a subordinar el proletariado a las clases
dominantes y, por el contrario, asegura que el primer paso de la
liberación proletaria es la lucha contra las
mismas
"

Es cierto que para Mariátegui no existen
burguesías revolucionarias en Indoamérica, pero el
proceso revolucionario abarca diversas posibilidades
estratégicas, acorde a las peculiaridades nacionales y a
las coyunturas, sin descuidar ninguna consigna, que puede ser de
liberación nacional, agrarismo, nacionalismo,
antiimperialismo, etc. Es probable que parte de los
discípulos argentinos de Mariátegui hayan sido
ultraizquierdistas, pero la crítica a esas posiciones
muchas veces es con la finalidad de claudicar frente
regímenes populistas como el peronismo.

Nahuel Moreno63, reconocido dirigente trotskista,
clasificó a Mariátegui entre los "positivistas
marxistas
" y "neoliberales marxistas" de
América Latina, porque para el autor de los 7 Ensayos con
la conquista se impuso la feudalidad, en contra de la tesis de
que el capitalismo en Indoamérica surgió con la
compraventa de mercancías desde la conquista
española.

Uno de los fundamentos del positivismo es asemejar el
desenvolvimiento social a la evolución natural, que en su
versión conservadora, tiende a negar que en el devenir
social existan saltos (revoluciones), esperando los cambios con
todas sus fases, como se espera el fruto de un árbol o las
estaciones del año. Por eso, para los "positivistas" en el
seno del marxismo, – y también para los estalinistas-
mientras no exista el capitalismo plenamente desarrollado, no
puede existir revolución socialista. Mariátegui es
ajeno a todo eso, por lo que, desde las contradicciones de una
sociedad precapitalista, "semifeudal", proyecta una
solución socialista acaudillada por la clase obrera,
encontrando en las comunidades andinas los pilares para la
colectivización de la agricultura.

El criterio de catalogar a Indoamérica de
capitalista desde la conquista, es una de las peores aberraciones
dentro del marxismo, en tanto deja de lado las relaciones entre
clases que es el sustento de todo modo de producción. No
sabemos la génesis de esta teoría contraria al
legado creador de Marx, de Lenin, de Trotsky, de Rosa Luxemburgo,
etc. Cuando en Rusia algunos historiadores negaban la existencia
del feudalismo en ese país, Trotsky, en el capítulo
I de su "Historia de la Revolución Rusa" escribió:
"La existencia en Rusia de un régimen feudal, negada
por los historiadores tradicionales, puede considerarse hoy
indiscutiblemente demostrada por las modernas investigaciones. Es
más: los elementos fundamentales del feudalismo ruso eran
los mismos de los del Occidente. Pero el sólo hecho de que
la existencia en Rusia de una época feudal haya tenido que
demostrarse mediante largas polémicas científicas,
es ya un claro indicio del carácter imperfecto del
feudalismo ruso, de sus formas indefinidas, de la pobreza de sus
monumentos culturales".
Luego, líneas más
adelante, afirma: "…la servidumbre de la gleba, que surge
en el transcurso del siglo XVI, se perfecciona en el XVII y
florece en el XVIII, para no abolirse jurídicamente hasta
1861
".

La reforma agraria burguesa dejó grandes rezagos
precapitalistas, entre ellos feudales, por lo que los
bolcheviques en 1917 tuvieron entre sus consignas para tomar por
asalto el poder: ¡tierra para los campesinos!

En la segunda mitad del siglo diecinueve, en tanto Rusia
era una sociedad precapitalista, Carlos Marx y Federico Engels,
en parte haciéndose eco de las propuestas de los
populistas, plantearon una solución socialista basada en
las comunas campesinas, porque en ese país aún no
existía una clase obrera orgánica.

En su obra "La acumulación de Capital"
(1913), Rosa Luxemburgo distinguía dos formas de
acumulación de capital: la fundamentada en relaciones
salariales propias del modo de producción capitalista,
sobre todo en Europa, y la sustentada en relaciones de trabajo
precapitalistas en colonias y semicolonias, conjuntamente al robo
descarado, piratería, violencia extrema, etc.

La acumulación de capital comienza en sociedades
precapitalistas y se acentúa con los descubrimientos y
conquistas de los europeos al surgir el sistema económico
mundial basado en desigualdades y combinaciones, pero el
capitalismo en forma orgánica se consolida con la
aparición de la burguesía y la clase obrera, como
una forma de explotación del trabajo y como modo de vida
que coexiste y se combina con relaciones de trabajo y modos de
vida precapitalistas. Por eso Marx y Engels en el "Manifiesto
Comunista" (1848) decían que el dominio de la
burguesía comienza a imponerse en algunos países
europeos desde mediados del siglo dieciocho.

Una cosa es decir que mediante el colonialismo inmerso
en el sistema económico mundial se incorpora a la
acumulación del capital a diversidad de formas de
explotación y de vida precapitalistas, pero es errado
pensar que existe el modo de producción capitalista solo
por el hecho de existir compraventa de mercancías. Si se
considera que la acción política se sustenta en la
lucha entre clases conservadoras y libertarias, para ser
consecuentes con su teoría de la existencia de capitalismo
desde la conquista, deberían explicar las razones por las
cuales, comenzando de las guerras de resistencia de Mano Inca en
el siglo XVI hasta finales del siglo diecinueve, nadie
promovió una revolución socialista en esta parte
del continente.

El comunismo peruano, subordinado al igual al
estalinismo, desde una posición ultra izquierdista entre
1930 (en que fallece Mariátegui) hasta 1933, donde a
cuanta organización no comulgue con sus errados
planteamientos era tachada de "socialfascista", se pasa a la
posición derechista de los frentes populares formalizado
por directivas del VII Congreso de la Tercera Internacional. Si
antes se dejaba de lado consignas democrático burguesas,
ahora éstas resultan ser la meta. Si antes se catalogaba a
cuanta organización que no sea comunista (estalinista), de
fascista o social fascista, ahora se someten a esas
organizaciones supuestamente para luchar contra el
fascismo.

En 1936 se realizan elecciones en el Perú,
formándose un gran frente liderado por el Dr. José
Antonio Eguiguren que gana las elecciones con masivo apoyo
aprista. Los comunistas (estalinistas), que anteriormente
habían llamado "socialfascista" a Eguiguren también
lo apoyaron. El presidente del Perú, el general Benavides,
desconoce el triunfo de Eguiguren, argumentando que la ley
prohibía la intervención de organizaciones de
carácter internacional como el Apra, quedándose en
el poder hasta 1939, en que convoca nuevamente a elecciones,
siendo uno de los candidatos el bancócrata Manuel Prado,
el ala supuestamente progresista de la
oligarquía, al que los comunistas le dieron su apoyo y
hasta lo llamaron -según Luis Alberto Sánchez-
"Stalin peruano". El Apra intenta condicionar su apoyo a
Prado pidiendo amplias libertades y que dejen de perseguir a sus
militantes. Sin embargo, al igual que los comunistas, claudican,
por lo que los salarios se estancan a pesar de una relativa
mejora en la economía.

En 1942, bajo el influjo del pacto entre Stalin y las
potencias imperialistas de Occidente, se realiza el primer
congreso del Partido Comunista peruano, donde se critica a la
dirección y se expulsa a Ravínez, pero se hace un
llamado a la unidad nacional sobre la base de la mayor
producción, dejando de lado las diferencias entre
opresores y oprimidos.

En setiembre de1944 se realiza la primera conferencia
nacional en la que, para "allanar" el camino a la
colaboración con la burguesía se propone no
llamarse "comunistas" en tanto el comunismo es un "objetivo
remoto". Se critica al "oportunismo que se encubre tras
cierta fraseología pseudorevolucionaria
".

Para las elecciones de 1945 apoyan al Frente
Democrático presidido por José Luís
Bustamante y Rivero, que gana las elecciones con apoyo aprista,
pero fue depuesto por un golpe militar en octubre de
1948.

En el segundo congreso del Partido Comunista realizado
en el mes de marzo de 1946 se ratifica los criterios del congreso
y conferencia anteriores, buscando subordinarse a representantes
de las clases dominantes para la unidad nacional, entre ellos, a
"sectores cercanos" como el "benavidismo", en alusión a
una organización promovida por el general Oscar R.
Benavides, cuya labor política desde 1914 estuvo marcado
por defender los intereses de la más rancia
oligarquía, por lo que las clases dominantes lo premiaron
otorgándolo el rango de "mariscal". Esa política,
buscando subordinarse al "ala izquierdista" de las clases
dominantes, es una constante en el estalinismo pro ruso -en su
tendencia derechista-, mientras que su tendencia
ultraizquierdista representada por grupos maoístas
surgidos en la década del sesenta, hacen suyo la
política estalinista ultraizquierdista de los años
1928 a 1933, tildando a lo que era la Unión
Soviética de super potencia imperialista, a su criterio
más peligrosa que el imperialismo, reivindicando
además, todo el historial estalinista.

Cuando por presiones del imperialismo Stalin liquida la
Tercera Internacional en 1943, Haya de a Torre en un escrito de
mayo de 194364 sobre el "rompan filas" de la Tercera
Internacional, dijo que era un hecho "realista", porque no existe
lucha de clases sino de pueblos; y un año después,
en mayo de 194465 escribió que "Stalin y sus hombres
siguen siendo filosóficamente los mejores
dialécticos del mundo"
por ser "realistas". Y
páginas después: " Stalin es el forjador ruso
de un nuevo, poderoso e imperial nacionalismo
eslavo
".

En 1945 Haya de la Torre señaló que el
principal problema del Perú y América Latina no era
el económico, sino el "complejo de inferioridad"
frente a las grandes potencias. Por esa época, mediante su
teoría del "espacio tiempo histórico", decía
que del mismo modo que Marx y Engels reivindicando la
dialéctica hegeliana superaron al hegelianismo, en el
siglo veinte, Haya de la Torre reivindicando la dialéctica
marxista, ha superado al marxismo. Años después,
dijo que la solución a los problemas es el capitalismo y
la democracia burguesa.

En la década del cuarenta se publica un escrito
de Víctor Miroshevsky, -intelectual estalinista ruso-,
acusando a Mariátegui de ser populista66, porque
supuestamente intentaba crear un socialismo basado en las
comunidades andinas al margen de la clase obrera. Entonces
aparecieron "defensores" de Mariátegui en las filas del
comunismo (estalinismo) peruano. Comenzaba, -lo ha
señalado Alberto Flores Galindo-, la canonización
de Mariátegui por el estalinismo, inaugurado con un
escrito de Jorge del Prado67.

Manuel Arroyo Posadas68 criticó en forma directa
a Miroshevsky, argumentando que Mariátegui no era
populista porque reconoció a la clase obrera como
dirigente de la revolución, recordando además que
Marx y Engels en la segunda mitad del siglo diecinueve
habían visto la posibilidad de que Rusia realice su
socialismo sobre la base de las comunas rurales. Sin embargo
Arroyo Posadas -contradiciendo la propuesta socialista de
Mariátegui- concuerda con Miroshevsky en que la sociedad
incaica no era "socialista" como decía Mariátegui,
sino esclavista, y de que la revolución en el Perú
era democrática burguesa para desarrollar el
capitalismo.

(Cuando Mariátegui señaló a la
sociedad inca como "socialista", reconocía que era
diferente al comunismo primitivo y diferente al comunismo
moderno, con lo cual, conscientemente se apartaba de los
cánones marxistas establecidos. De las culturas de la
antigüedad, con la que menos afinidad tiene la sociedad
incaica, es con las sociedades esclavistas. El esclavismo en el
incario se reducía a una parte del servicio
doméstico y quizá a sectores minoritarios de
poblaciones mitimaes. Con la que más similitudes formales
tiene la sociedad inca es con lo que se ha llamado "modo de
producción asiático", aunque con grandes
diferencias. Ninguna de esas sociedades realizó la proeza
de los Incas: solucionar el problema del hambre y ninguna de esas
sociedades utilizó la biodiversidad para planificar su
economía con la finalidad de autoabastecerse).

Los escritos de Jorge del Prado y Manuel Arroyo Posadas,
no obstante su sentido conservador, se ubicaban a la izquierda de
la línea oficial durante el periodo de máxima
claudicación de los comunistas (estalinistas)
peruanos.

El trotskysmo en
el Perú

La capitulación de comunistas (estalinistas) ante
el gobierno de Prado era más que evidente, y Haya de la
Torre comienza a claudicar en forma abierta respecto a sus
ideales primigenios, creando malestar y protestas en el ambiente
sindical. Los rebeldes en el seno del comunismo, al ser tildados
de "trotskistas", se dan la tarea de averiguar el significado de
ese término69 y, entre 1943 a 1944 forman el Grupo Obrero
Marxista que en 1946, en unidad con disidentes del Apra se
transforma en el Partido Obrero Revolucionario (POR). En la
carátula del primer número de su prensa pusieron la
imagen de Trotsky con un letrero en grandes caracteres que
decía "VIVE".

La aparición tardía de una
organización trotskista en el Perú (1943-1946), si
lo comparamos a otros países del continente, se
debió principalmente a que el aprismo, con su
prédica radical a la izquierda del estalinismo, aunado a
la reivindicación de Mariátegui y de Trotsky,
logró atraer a contingentes de revolucionarios,
intelectuales y trabajadores que estaban en el proyecto
socialista de Mariátegui. Ya hemos mencionado que el Apra
hasta la década del cuarenta estaba a la izquierda del
estalinismo en América Latina. Coincidiendo con la
propuesta trotskista (y la propuesta de Mariátegui), Haya
de la Torre decía que las burguesías nacionales
están coluditas con la feudalidad y el imperialismo, que
el triunfo definitivo del socialismo en Rusia solamente es
posible con la revolución mundial, y como parte de ese
proceso, la revolución en Indoamérica será
continental. La diferencia -conforme lo expusimos en
líneas anteriores- era que Haya de la Torre
proponía como solución un capitalismo diferente al
imperialismo como antesala del socialismo.

En Argentina el trotskysmo surge a mediados de la
década del veinte, y una de sus tendencias, a la muerte de
Mariátegui, se declararon sus discípulos. En Brasil
como organización aparece en 1931, en Cuba en 1932, en
Chile en 1933, en Bolivia y Méjico en 1934 y en el
Perú en 1946.

A los trotskistas peruanos puede reprochárselos
muchas cosas, incluso dogmatismo y falta de visión
política, pero nadie puede poner en duda su entrega y
sacrificio, con lo que, desde el inicio, se ganaron un lugar en
el movimiento obrero popular. Durante la dictadura del general
Odría (1948-1956), -que depuso mediante un golpe militar
al gobierno reformista de Bustamante y Rivero (1945-1948)-, ante
la claudicación de comunistas y apristas, los trotskistas
mostraron ser los más consecuentes. Los medios de
comunicación controlados por la dictadura destacaban su
accionar intentando desvirtuar su imagen.

A partir de 1956 era cada vez más evidente la
claudicación del APRA, que en esa ocasión
cogobierna con Manuel Prado hasta 1961, y también era
evidente la claudicación del estalinismo, mientras el
movimiento trotskista, aunque reducido, mostraba su presencia en
defensa de las reivindicaciones populares.

Cuando en 1957 Richard Nixon visita el Perú en
calidad de vicepresidente de Estados Unidos, fue objeto del
repudio popular con activa participación de trotskistas,
comprometiendo y presionando a otras corrientes de izquierda
-entre ellos a comunistas y juventudes apristas- hacia posiciones
más radicales. Según los medios de
comunicación de ese entonces, primero Nixon recibió
el repudio de los estudiantes sanmarquinos en la vieja casona del
Parque Universitario. Luego, en auto descubierto, se
dirigió a la plaza San Martín, siendo interceptado
y rechazado por entusiastas militantes izquierdistas y
público espontáneo70.

En 1958 los encontramos promoviendo los Comités
Obrero Populares en la ciudad del Cuzco, intentando convertirlos
en órganos de poder popular. Era el prólogo de lo
que vendría luego: la sublevación campesina de La
Convención y Lares en el Cuzco (1958-1964), que constituye
el primer gran encuentro o confluencia entre marxismo e
indigenismo, entre lo autóctono y lo universal. La
tendencia más internacionalista del marxismo, el
trotskysmo, personificado en Hugo Blanco, confluye con las
reivindicaciones autóctonas. El liderazgo político
hizo que el movimiento adquiera tal magnitud, haciendo tambalear
el dominio de la oligarquía.

En medio del fermento revolucionario surge el Frente de
Izquierda Revolucionaria (FIR), dándose a conocer en el
ámbito nacional, pero no logra extenderse como
organización, en parte, por la feroz represión y
persecución.

Las fuerzas del orden encargadas de reprimir las luchas
tuvieron que legitimar la reforma agraria iniciada por los
insurrectos. La dirección del movimiento, formado en el
proceso de lucha, en ningún momento intentó imitar
otros procesos revolucionarios del extranjero, sino que las
acciones se realizaban de acuerdo a las condiciones concretas,
buscando ampliar el movimiento, organizando un poder popular
autónomo. Para utilizar palabras de Mariátegui, fue
"creación heroica". Por lo demás, despertó
la admiración, no solamente del movimiento revolucionario
internacional, sino también de las mejores mentalidades
del mundo, de distinta filiación ideológica, que
veían en las haciendas tradicionales, resquicios arcaicos
de siglos pasados. Fueron esos sectores, de diversa
filiación política y las protestas del movimiento
obrero popular peruano e internacional, quienes presionaron al
gobierno peruano (presidido por Belaúnde Terry desde 1963)
para que Hugo Blanco no sea fusilado, siendo condenado a 25
años de prisión, luego amnistiado (y deportado a la
vez) durante el gobierno del General Velasco.

El movimiento se inició en el terreno de la
legalidad71, teniendo entre otras reivindicaciones, el fin de la
servidumbre, el fin del trabajo gratuito. Todas o la
mayoría de las constituciones de la república. -que
han sido muchas-, incluyendo la de 1933, en ese entonces vigente,
prohibían el trabajo gratuito, pero a lo largo y ancho de
los andes peruanos, en las haciendas, la servidumbre de los
campesinos proseguía, sin que los gobiernos de turno desde
el estado, representantes del Perú oficial, hicieran nada
por hacer cumplir la ley.

Partes: 1, 2, 3
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