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Visión de Venezuela de principios del siglo XX



Partes: 1, 2

  1. Presentación
  2. Justificación
  3. Antecedentes
  4. Contexto
    histórico-social de Venezuela a finales del siglo XIX
    y comienzos del XX
  5. Contexto
    histórico-literario de Rufino Blanco
    Fombona
  6. Bases
    teóricas
  7. A manera de
    conclusión
  8. Bibliografía

Presentación

Se parte de la premisa de que ninguna
referencia es más privilegiada que la literatura para
inventariar los rasgos más resaltantes de la sociedad
venezolana en las primeras décadas del siglo pasado, pues
ella asume la contemporaneidad (influencia positivista9 y la
voluntad de indagar sociológicamente la realidad. A la vez
se constituye en arma ofensiva contra los dictadores que procuran
amordazar la prensa o la comparan con jugosas
regalías.

En este sentido, Junguittu (2009),
reseñada en la página Web
http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962009000200008&lng=es&nrm=is,
hace una clara diferencia entre discurso literario y discurso
histórico. Ambas formas, son sistemas de producción
distintos e independientes, condicionadas por la intención
y la actividad intelectual, bajo las cuales se aborda la
realidad.

Señala, la autora que en el discurso
histórico, el saber se construye en determinadas
condiciones de racionalidad, logicidad, sistematicidad,
precisión y verificación, como requisito para la
legitimación de conocimiento que se pretende ofrecer al
lector. En cambio, el discurso literario es una
representación estética, que se aproxima a la
realidad objetiva a través de la construcción de
mundos que están íntimamente relacionados con el
autor y su contexto histórico social.

Desde esta perspectiva, se aborda la novela
como el medio literario de difusión de las visiones y
perspectivas de los acontecimientos nacionales, regionales y
locales, ocurridos en el devenir histórico de nuestra
sociedad. El carácter didáctico de la literatura
viene dado por la necesidad de comunicar un mensaje de mundos
construidos sobre un referente real o imaginario y que encuentra
un receptor ávido de formas de interpretación
fundadas en la verosimilitud.

La literatura y en especial la novelística de
principios de este siglo, favorecen la consolidación de la
conciencia nacional; es también innegable la
función denunciadora contra los abusos y distorsiones de
la sociedad, pero no se debe pedir a la literatura lo que debiera
haber sido tarea de la economía o sociología:
análisis científico (Vilda, 1995)

No existe mejor medio probatorio de la premisa que
acudir a los periódicos y revistas de la época para
no tener que afirmar que el país carece de memoria, como
lo señaló en su momento Blanco Fombona y, aunque el
autor, en 1933 escribía "dos fatalidades avillanan mi
literatura: el haber tenido que contender durante un cuarto de
siglo con el más soez, patán, zafio
autócrata aldeano, de lodosa alpargata, y el haber
incurrido en ese feo, de lesa majestad artística a que nos
constriñe nuestra época: escribir en los
periódicos" (Rama, 1990, 42). Sin embargo, ese trabajo del
que se queja, permite hoy tener una visión personal de la
época que le tocó vivir, a él precisamente,
ya que encarnaba, entre otras, lo mejor de la
nacionalidad.

Tomando en cuenta la premisa señalada, la
finalidad de este tratado, consiste precisamente en tratar de
comprender la concepción política, social y
literaria del país en las primeras décadas de este
siglo a partir de la visión reflejada en la obra "Camino
de Imperfección".

De su vida y de su obra escrita surge una innegable
fuerza sugestiva, una atracción que puede prenderse en el
investigador, en el estudiante de historia o de literatura o de
cualquier otra disciplina que se aplique a la comprensión
de nuestro acontecer nacional.

Se trata entonces de indagar, entender y exponer, su
visión de Venezuela; muestra de una manera de abordar un
problema literario ¿histórico?. Entroncado con la
tradición modernista de lo que Ángel Rama denomina
"el egotismo latinoamericano", la manía del "diario
íntimo", el papel social del Dandy, la afición por
el reto y las destempladas maneras caballerescas del duelo, que
constituyen rasgos resaltantes de la personalidad del autor de
#Camino de Imperfección", encontrándose un lugar en
el proceso global de la literatura venezolana, tratando de poner
en evidencia cierta capacidad para contextualizar el cuerpo de
los textos sin forzarlos, integrándolo a un conjunto
plural de conexiones e interdependencias necesarias para obtener
de ellos la evidencia necesaria y poder así visualizar una
época oscura y brillante a la vez.

El diario de Rufino Blanco Fombona es una mina de
apreciables informaciones sobre la vida venezolana de comienzos
del siglo XX, con la ventaja sobre cualquier otro texto, que la
visión que se presenta es instantánea, sin
retoques, donde es posible leer una información sobre la
época y simultáneamente sobre el modo de percibirla
el autor.

Objetivos del estudio

  • Determinar la visión política, social
    y literaria de las primeras décadas del siglo XX en
    Venezuela a través de la obra "Camino de
    imperfección" de Rufino Blanco Fombona

  • Redescubrir la relación existente entre los
    hechos histórico-sociales y la literatura

  • Dar a conocer la frontera ideológica del
    autor y su inserción en mundo socio-político y
    literario de la Venezuela que le tocó vivir

  • Establecer un constructor teórico y
    metodológico que sirva de soporte para el
    análisis de la obra "Camino de
    Imperfección"

  • Analizar la obra "Camino de Imperfección" a
    fin de establecer la ideología del autor, así
    como su visión político-social-literaria de
    Venezuela a principios del siglo XX

  • Valorar la obra de Rufino Blanco Fombona con la
    finalidad de reivindicar al escritor contra la
    discriminación de que ha sido objeto.

Justificación

Aún cuando Rufino Blanco Fombona es quizá
el escritor venezolano más traducido y, a pesar de que
recibió los mejores elogios de la crítica en el
continente europeo en general y particularmente en España,
para la mayoría de los venezolanos, es sólo un
nombre más, cuando no un perfecto desconocido.

Sería una cuestión de justicia, los
estudios que de su vida y obra puedan realizarse. Sería
grato darse cuenta de que en Blanco Fombona, existen los
lineamientos de un pensamiento que incide en las preocupaciones
que todos tenemos. A este autor su perenne rebeldía y por
qué no, también su "egotismo" le llevó a
dejarnos un testimonio de censura que ha de integrarse en una
doctrina orgánica, guiadora para nuestra América,
una de las piedras básicas del pensamiento
hispanoamericano.

Estudiar a Blanco Fombona en términos generales y
su "Diario íntimo" en especial, es ver en él al
hombre de letras, capaz de colmar todos los moldes expresivos y,
que lo esencial de su pensamiento tiene el carácter de una
perenne vigilia, de un alerta en el horizonte, de un incentivo
para la acción. Como dijera Gabaldón Márquez
(1958)

…su leyenda personal queda para el retrato. Su
obra escrita en la venezolanidad, y tiene que ser ampliada y
ahondada por los escritores que le sigan en el orden temporal. Y
es, que en la obra de Rufino Blanco Fombona cabe hallar un
eslabón genésico, el vínculo en lo
permanente, el atizamiento de nuevas rutas del pensar y del hacer
(p.XVIII)

De allí que, aunque Blanco Fombona se
saltó muchas barreras, tenía garras para aferrarse
a la verdad y a muchas verdades de su época, las cuales
usó en la lucha del momento político; por ello
quizá, su mensaje adquiere el sello de lo testimonial y
trasciende, sobre todo en la obra que nos ocupa, porque como bien
lo señala Sanoja Hernández (1981), en el
prólogo a Ensayos históricos de Blanco
Fombona, "conviene una revisión de este período,
porque hay sombras y luces definidas. Nada de penumbra"
(p.XIII)

Para muchas personas, la Venezuela gomecista era el
paraíso, edén demostrable con las
estadísticas que, como todo el mundo sabe o al menos
sospecha, sirven para todo y para todo el que las pague. Para
Blanco Fombona, era la "barbarocracia" regida por un patriarca
otoñal que había perdido hasta la memoria y
vivía en una especie de idiotismo, juguete de quienes lo
rodeaban; así Rufino Blanco Fombona, "alma del siglo XVI y
hombre del siglo XX", quien pidió castigo para el
país sin memoria, salió castigado él, con el
peor de los castigos: el casi total olvido de parte de sus
compatriotas.

Pero si bien el tipo de material que nos ocupa es para
uso de los historiadores, no es menos cierto que también
lo es para la literatura; así lo manifiesta Rama (1990),
"A lo largo del Diario se percibe claramente cuando el escritor
"hace estilo"… con clara conciencia de que está
produciendo la literatura" (p.58). En ambos casos se manifiestan
significados con una fuerza comunicativa vivaz y directa, y es
esa composición del material, el enjuiciamiento, la
escritura periodística, con lo que se pretende esbozar la
visión de la realidad del país de comienzos del
siglo pasado.

Partiendo de lo afirmado, se podría finalizar
señalando que ello significaría que se debe
comenzar por revisar la propia historia, analizarla y asumirla
para llegar así al conocimiento, aceptación y
dominio de nosotros mismos. Hay que evocar la Venezuela rural,
empobrecida y todavía sometida a la dictadura gomecista en
1930, para valorar el progreso alcanzado durante los
últimos setenta años. La Justificación
última de este estudio, estaría precisamente
allí, contribuir al fortalecimiento del alma nacional a
través de estudios históricos y literarios de
escritores de la época, comprometidos en la difícil
tarea de la independencia y libertad, para ver si así es
posible desmentir a Blanco Fombona cuando pedía castigo
para el país sin memoria.

De igual manera, este trabajo tendría
significación al ser el primero de muchos otros donde se
estudiara al país en diferentes épocas a
través de la obra de los más connotados escritores
venezolanos.

Antecedentes

Se presenta a continuación una selección
de los escritores que se han ocupado de estudiar la vida y obra
de Rufino Blanco Fombona; aunque sería conveniente
señalar que de la obra que nos ocupa, sólo se han
escrito notas dispersas, alusiones a su escritura íntima,
sin análisis y/o interpretaciones.

En la búsqueda realizada, sólo Rama
(1990), se extiende un poco más, haciendo unos
interesantes señalamientos sobre la escritura
íntima o Diarismo, que más adelante se
detallará.

González y Contreras (1944), divide su obra en
El crítico, El periodista; El cuentista, historiador y
biógrafo; Lo arquetípico y lo autobiográfico
y Balance y liquidación.

Señala en el primero, que en la obra del escritor
no existe separación entre el hombre y el escritor, de
allí que debía ser considerado un verdadero
crítico, pues acometía con criterio rigorista y
apasionado, el enjuiciamiento de un momento crucial de nuestras
letras. En El periodista, hace énfasis en su
faceta de panfletario sincero y violento. En El
cuentista
, reseña su producción de cuentos y
novelas, destacándolo como novelista político.
El historiador y biógrafo, está presentado
en tres aspectos: 1- la consideración del fracaso del
Estado como individuo y como colectividad, 2- el encaramiento del
patriotismo racial y 3- el ímpetu de semejanza con el
héroe y con el pueblo, como instrumentos necesarios para
llegar a la comprensión y, por último en
Balance y liquidación, concluye en la
convergencia a considerar a Blanco Fombona como "espejo de vida,
como energía que se desata en la gracia o como gracia que
se destrenza en la energía" (p.127).

En torno a la figura de Blanco Fombona, Castellanos
(1975), presenta un contexto histórico-literario del
escritor bastante preciso, llevando de la mano al lector a
través de la vida y obra de nuestro escritor, incluyendo
además, algunos comentarios muy acertados por lo
aclarativos, de las situaciones que presenta. A
continuación un ejemplo: "todas las facetas las
combinó en tal medida y forma que puede…hablarse de
Venezuela por la trayectoria de sus obras escritas… (p.9),
"ha mirado con pena la Venezuela ensangrentada y su pensamiento
se desvive por cubrirla de buenas realizaciones"…
(p.19).

A estas reflexiones, se puede unir Rama (1990), cuando
realiza la valoración del autor a través de cinco
aspectos:

En el primero El hombre y sus máscaras,
presenta al escritor con todas sus facetas, destacando
cuáles eran las prioridades… "La historia, la
política y la literatura, en ese orden jerárquico,
fueron las pasiones de su vida intelectual"… (p.40);
así como sus rasgos ideológicos más
destacados: anticlerical, antimperialista,
irreverente.

El segundo aspecto que desarrolla es El espejo del
diario íntimo
, manifestando que… "El diario de
Blanco Fombona es, una excepción tanto en la literatura
americana como en la española de la época. En el
período modernista sólo puede rivalizar con los
cinco tomos de "Mi Diario" que llevó el mexicano Federico
Gamboa" (p.48). Para Rama, el diario de Blanco Fombona era una
especie de espejo mágico donde encontrarse y
reconocerse.

El narrador insólito, es el tercer
aspecto tratado, el cual comienza con las siguientes palabras "El
Diario de Rufino Blanco Fombona ejercita, sin buscarlas, algunas
normas del género, por lo cual es una cantera de
aprovechables informaciones sobre la vida venezolana de comienzos
de siglo"…(p.57); según Rama, en este aspecto se
evidencia en sus diarios al narrador insólito que era
Blanco Fombona, "haciendo estilo", construyendo una escena,
narrando un episodio, registrando a un personaje, poniendo por
escrito una emoción pasajera.

Por su parte, en el cuarto aspecto la
confesión erótica
, reseña lo sexual en
los escritos de Blanco Fombona, su versión de la mujer,
que aunque en sus novelas, los temas amorosos eran recatados, en
su diario se observa la franqueza para abordar sus experiencias
amorosas.

Finaliza con El arte de la injuria, presentando
a un Blanco Fombona como aquel que, al igual que algunos otros,
"manejaron la pluma como un cuchillo" (p.71). Según Rama,
el comienzo del siglo XX fue el tiempo del arte de la injuria, el
desafío a duelo, la agresión pública del
enemigo, la violencia en un marco personalista y, de todo ello
participó a gusto Rufino Blanco Fombona; se puede rastrear
en su comportamiento la marca de un estilo cultural propio de su
tiempo, ya que este arte de injuriar lo siguieron
prácticamente todos los escritores, siendo parte del
oficio y de la fijación de la imagen que querían
proyectar.

Por su parte, en
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/blancofombona.htm, se
señala que "para nuestros contemporáneos, lo mejor
del autor está en sus Diarios. Cerca de un millar
de páginas componen esta singular obra, que él
mismo se encargó de ir dando a la imprenta en tres
entregas: Diario de mi vida. La novela de dos años
(1904-1905)
(1929), Camino de imperfección
(1933) y Dos años y medio de inquietud
(1942)".

Continúan señalando en la página
Web que Blanco Fombona fue un modernista cabal, y como tal
consideraba que el arte era importante en la medida en que
lograba dar un reflejo de la personalidad de su autor en lo que
de original y único pueda tener. De ahí que
cultivara el diario y las memorias, de ahí también
que trufara todas sus novelas de intempestivas irrupciones del
autor en forma de alegatos contra este o aquel vicio de la
sociedad o la época.

En parecidos términos se expresan en
http://encontrarte.aporrea.org/132/personaje/,

al reseñar que "no ha existido en la vida
literaria de los últimos 90 años un literato
venezolano con tanta audacia y tanto reconocimiento mundial como
Rufino Blanco Fombona". Añaden que "Ante todo escritor de
poesía, de teatro y novela, crítico y diarista,
mantuvo al mismo tiempo una activa vida política con la
misma personalidad avasallante que mostró poseer en cada
una de las instancias de su vida".

En Rufino Blanco Fombona, encontramos una marcada
tendencia al autobiografismo puesta de manifiesto indirectamente
en casi toda su obra, y directamente en la publicación de
fragmentos de su diario, desde muy temprano, en El Cojo
Ilustrado
y en los volúmenes de Más
allá de los horizontes
(1902) y La lámpara
de Aladino
(1915). En Por los caminos del mundo,
publicado en 1926, se descubren nuevos cauces de
expresión, y en los dos primeros volúmenes del
Diario de mi vida que abarcan, el primero, La novela
de dos años
(1929), de 1904 a 1905, y el segundo,
Camino de imperfección (1933), de 1906 a
1914.

Es importante lo que expresa R. J. Lovera
De-Sola en la página Web:
http://www.arteenlared.com/articulos/blanco-fombona-revivido.html
…"Más que egocéntrico, … fue más
bien egotista, por ello lo autobiográfico siempre
está presente en él, por ello su
Diario es esencial para entenderlo.

Al analizar a Rufino hay que separar con cuidado al
maestro del diarismo con el maestro de la injuria, que
también lo fue, sobre todo en su Judas
Capitolino
, porque son dos formas del discurso. …"En
29 de Agosto de 1901, en Ámsterdam inició Rufino la
escritura de su Diario, que es obra fundamental en él, un
creador tan profundamente autobiográfico".

Por otro lado, Agudo Freites (1994), ofrece una breve
reseña de Blanco Fombona, destacando al escritor
prolífico y al divulgador de los autores latinoamericanos,
a través de su actividad como editor (Fundador de la
editorial América en España)

En torno a la figura de Blanco Fombona, muchos han
realizado su biografía, para destacarlo o minimizarlo, ya
que al ser tan controversial, irreverente y frontal, no gustaba a
todos de la misma manera, sin embargo y a pesar de querer
borrarlo de la memoria de los venezolanos en particular y de los
latinos e internacionalmente, no lo lograron; ha dado de que
hablar, repito para halagarlo o criticarlo.

En este aspecto, Hirshbein (1994), ubica al escritor
desde la perspectiva de su ser controversial, por no haberse
doblegado a las dictaduras de turno, insertándose con gran
fuerza y visión premonitoria, en medio de la corriente
positivista comtiana y la estética modernista …
"nada de purismo y de academicismo, sino evolución
acordada y libre dentro de "nuestra América", fue la clave
del pensamiento literario de Blanco-Fombona" (p.166)

Otro comentario que contribuye al perfil del escritor es
el de Carrera (1994), el cual desarrolla dos perfiles de Blanco
Fombona, por medio del análisis o comentarios de muy
variados escritores; el del hombre y el del poeta; en este
último, reivindica al poeta modernista que muchos han
olvidado.

Tras el perfil poético del autor, otra
visión perfila la silueta del literato, la de Salazar
Martínez (1994), quien parte del principio de algunos
sociólogos alemanes, quienes señalan que si el
hombre es producto del paisaje, de la tierra y del medio que lo
rodea, entonces no habría nadie más parecido a su
tierra que Blanco Fombona; desglosa la personalidad del escritor
bajo esta perspectiva, al tiempo de examinar, según
él, sus dos grandes pasiones; Bolívar y el
conquistador español del siglo XVI.

En este sentido, en su valoración de
la historia y destino de las naciones hispanoamericanas,
exaltó en el ideario de Simón Bolívar, de
cuya obra fue uno de los primeros editores sistemáticos.
Oponía el "proyecto panhispanista" al "panamericanismo" de
raigambre estadounidense, y exaltó asimismo la labor de
los conquistadores españoles, fundadores de una comunidad
de la que emergieron las nuevas repúblicas.

Lo anterior, es señalado en
Internet, a través de la página:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/blancofombona.htm,
Estas ideas irrigan toda su producción, y sobresalen con
particular vigor en la que es su obra maestra: el Diario de
mi vida
(1929, 1933, 1991), que escribió a lo largo
de una agitada biografía de exilios y luchas
políticas, que lo llevó a residir,
desempeñando cargos diplomáticos, en Holanda,
Estados Unidos, República Dominicana, Francia,
España, Uruguay y Argentina, además de ocupar
cargos públicos en su país, en los breves lapsos en
que le fue posible desempeñarlos a salvo de persecuciones
políticas.

Otra obra que contribuye al perfil del
escritor es el de Puerta Flores (1994); este autor, nacido en
1910, rastrea los comentarios conocidos o no en torno a la figura
y obra de Blanco Fombona para aceptarlos o negarlos, terminando
con un romance hacia el autor como constancia de su mirada a un
perfil de la vida del escritor.

Finalmente, en
http://www.analitica.com/archivo/vam1996.08/lit2.htm,
señalan que el venezolano Rufino Blanco-Fombona
(1874-1944) escribirá su diario Camino de
imperfección
, en un juego de los destinos que se
bifurcan pero que paradójicamente confluyen en un
interés común, la preocupación por
América.

Contexto
histórico-social de Venezuela a finales del siglo XIX y
comienzos del XX

Ni Guzmán Blanco ni los gobiernos personalistas y
posteriores de Andueza Palacios o Julián Crespo, pudieron
unificar al país, el caudillismo imperaba, seguía
vivo, como vivas estaban las divisiones federalistas, los
regionalismos y las montoneras. En esa situación, el
General Cipriano Castro, con soldados andinos, emprende en 1899,
la idea de regenerar al país bajo la consigna de "Nuevos
hombres, nuevas ideas y nuevos procedimientos". Castro no
representa ninguna burguesía ni intelectualidad, pero es
astuto y piensa que ha llegado la hora de crear el
"ejército nacional".

En la época de Castro, según señala
Caballero (1994), se registró en el país una
importante actividad intelectual gracias a la labor desplegada
por una numerosa generación de escritores, poetas,
historiadores y hombres de ciencia. En la literatura, y bajo la
influencia del modernismo, se destacaron, entre otros, Carlos
Borges (1875-1932), panegrista de Castro y Gómez; Rufino
Blanco Fombona (1874-1944); Francisco Lazo Martí
(1864-1909); Andrés Mata (1870-1931); Alfredo Arvelo
Larriva (1833-1934); Arreaza Calatrava (1865-1950); Manuel
Díaz Rodríguez (1871-1950); Pedro Emilio Coll
(1872-1947); Pedro C. Dominici (1872-1954); Key Ayala, Cabrera
Malo, Febres Cordero, y muchos otros más. Esta es
también la época del criollismo, costumbrismo,
entre las tendencias más difundidas.

Con la llegada de los andinos al poder a través
de la Revolución Restauradora, se inicia un período
de conflictos tanto internos como externos. Castro asumió
una postura nacionalista que se revirtió en
enfrentamientos con la oligarquía nacional y con las
potencias extranjeras (Alemania, Francia, Inglaterra y los
Estados Unidos de América).

El bloqueo económico al gobierno de Cipriano
Castro (1899 – 1908), tuvo su origen en las deudas
contraídas por la nación con los países
extranjeros y por las medidas que este había tomado contra
dichas empresas. En su diario "Camino de imperfección", el
20 de septiembre de 1906, el autor presenta un cuadro donde se
comprueba que Venezuela, a quien se tachó de mala
pagadora, lo único que hizo fue defenderse y no dejarse
robar.

Venezuela, estaba enfrentando no sólo un mal
momento económico, sino también de peste
bubónica y plagas, lo que traía como consecuencia
malas cosechas de café y cacao, aunado al aumento de los
impuestos de exportación a estos rubros que, dificultaban
la competitividad en el mercado internacional.

Cipriano Castro de una u otra manera sabía de las
verdaderas intenciones, de las llamadas inversiones extranjeras,
las cuales eran de apoderarse de las materias primas, cancelar
pocos impuestos, luego Venezuela las compra en manufacturas, el
país se hace dependiente de las potencias explotadoras de
los recursos naturales de la nación. Es por ello, que
Cipriano Castro dificultó las inversiones extranjeras en
el período (1899 – 1908). Al final de dicho período
hasta hoy día, Venezuela vive de la renta petrolera, como
uno de los productos que más se exporta tanto a los
países europeos como a los Estados Unidos.

Cuando Gómez, le da golpe de Estado a Castro, y
asume el poder en 1908, Venezuela es país agrario,
éste quiere estimular el desarrollo pero lo hace
afianzando más la dependencia; la novedad es que a partir
de 1912, las inversiones no se dirigen hacia el agro sino hacia
la naciente explotación petrolera. Sin embargo, a pesar
del petróleo, el país consume el primer tercio del
siglo XX "analfabeta, pobre, enfermo, deprimido, a medio vestir y
descalzo. Pero curiosamente con unidad cultural, igualitario, con
la identidad intacta y las esperanzas renovadas" (Morón,
1972: 226).

No todos los historiadores están de acuerdo con
la afirmación anterior, por el contrario, muchos
señalan que el gomecismo introdujo a Venezuela al siglo
XX; pero a qué precio; el país avanzó, no
hay duda pero avanzó en la sumisión, en el despojo;
la persistencia de la represión, los destierros, la
perpetuación de un sistema económico semifeudal
regido por las relaciones precapitalistas, la insurgencia de una
burguesía comercial especulativa y usurera no bastaba en
virtudes de probidad y trabajo; … "la necesidad del
caudillo, del gendarme necesario, capaz de mantener la paz y la
concertación nacional, son razones contundentes de que hay
un Estado sobre una Nación endeble" (Vilda, 1995: 62). Y
esas nociones del gendarme necesario, del progreso continuo;
fueron implantadas en el país por la filosofía
positivista.

Hay unanimidad en fechar el año 1866 como el
año oficial del positivismo en Venezuela, según
Cárdenas, cuando Rafael Villavicencio pronuncia un
discurso en la Universidad Central de Venezuela, afirmando la
existencia de leyes positivas que rigen no sólo el cosmos
y el cuerpo, sino también la Historia y la
Sociología, "Frente a aquella historia hinchada y
altisonante de Juan Vicente González o Eduardo Blanco,
donde hay más adjetivos que conceptos, los positivistas
quieren oponer un método riguroso como el que arbitran las
ciencias naturales para enrumbarse hacia la verdad"
(p.331).

Ningún otro movimiento intelectual despierta
tanta inquietud, apasionamiento y vocaciones científicas.
Ninguno modificó tan hondo el pensamiento venezolano. El
positivismo resultó una reacción contra el
clericalismo, contra la filosofía católica, contra
la enseñanza estrecha en la universidad, contra la
crítica literaria formalista, contra la política,
entendida y practicada como oficio lucrativo, contra la
enseñanza de la historia memorística y no como
ciencia del progreso social, contra una ciencia que no inventa ni
analiza; pero a qué precio se pagó este "progreso"
y, es precisamente contra este tipo de cosas, contra las que
Rufino Blanco Fombona arremete; contra la dependencia, contra el
antimperialismo, contra la falta de sensibilidad social, contra
la preeminencia de lo económico, no para el bienestar de
todos, sino de un grupo élite.

Ciencia, orden y progreso, constituye la prédica
insistente. No es extraño que fuera la ideología
que adoptó la burguesía comercial y financiera que
aspiraba a controlar el poder político y económico;
sin embargo, este "orden y progreso" tenía mucho que ver
con el neocolonialismo, con las ideas despectivas sobre el indio,
sobre el mestizo y sobre lo latinoamericano en
general.

Para Vilda, entre muchos otros que lo preconizan, la
filosofía social positivista fue racista, propulsora de un
progreso basado en la explotación de los recursos propios
por capitales extranjeros, "A corto plazo aceleró la
modernización del país y enriqueció a la
burguesía, pero a largo plazo, intensificó la
dependencia" (p.50).

La historia constitucional y jurídica fue la
ciencia más cultivada por el positivismo venezolano. Gil
Fortoul, Aracaya, Vallenilla Lanz y César Zumeta,
constituyen los investigadores más notables y a la vez la
más selecta representación de la intelectualidad
gomecista a la que defienden y se adhieren ante el país y
el mundo. Los cuatro desempeñan posiciones claves y son
los portavoces "oficiales" del dictador (Sanoja, 1981; Caballero,
1994; Miliani, 1994; Vilda, 1995).

En cuanto al aspecto social, desde 1890 a 1935, lo
tomaremos de las variadas reseñas novelísticas en
el país; se editan 94 novelas en Venezuela en ese
período. Como ya se ha mencionado, ninguna referencia
más privilegiada que ellas para inventariar los rasgos
más resaltantes de la sociedad a finales del siglo XIX y
comienzos del XX.

Al respecto, Belrose (1979), acota:

La novela criollista que comienza a florecer a partir de
1890, bajo el impulso combinado del romanticismo, del realismo,
del naturalismo, del modernismo, sin olvidar el positivismo, cuya
influencia fue determinante en la evolución de las
sociedades y de la literatura, se concibe, en un principio, como
una rama de la sociología; un arma de combate que se
esgrime contra la barbarie, como un instrumento de
investigación en manos de escritores reformistas, deseosos
de escudriñar la realidad nacional, de encontrarle
solución a los múltiples y graves problemas que
tiene que resolver la sociedad en que les tocó vivir.
(p.3)

A través de esas 94 novelas, desfila un
país gobernado por déspotas que ejercen el poder
como si la nación fuera su propia parcela; la
novelística asume la contemporaneidad (influencia
positiva) y la voluntad de indagar sociológicamente la
realidad. Es admirable en ellas su pretensión
socio-política.

En este orden de ideas, Blanco Fombona (1958), explica
la palabra "criollismo", en los siguientes
términos:

… es la pintura, a outrance, de las costumbres
populares, con los tipos y en el lenguaje constelado de
provincialismos, muchos de ellos no comprensibles para el lector
no venezolano… Salvo extravagancias, disculpables con todo
el ardor de palucha, los criollistas, enemigos de todo lo
exótico, tienen razón. Ellos fomentan nuestra
literatura del porvenir. (Letras y letrados de
Hispanoamérica, p.61)

La lucha antimperialista de Blanco Fombona y otros
escritores, aparece ya muy concreta en este período. En
El cabito, será contra los ingleses pero desde
El Hombre de Hierro a Doña
Bárbara
y de ahí en adelante
arremeterán contra lo "gringo" que pone en peligro el
destino autónomo del a patria. La novelística de
esa época favorece la consolidación de la
conciencia nacional. Hubo novelas comprometidas pero no por ello
mejor literatura. Sin embargo, no todo fue indagación
sobre la realidad; la literatura fue más rica y variada.
También abundó la novela sentimental, la
criollista, la regional y la modernista.

El modernismo literario, paralelo al positivismo, surge
como reacción a la literatura criollista, implicando no
sólo una renovación estética y afán
Cosmopolitan sino también y sobre todo, el recate de la
peculiaridad y autonomía de la tarea literaria. Hacer del
lenguaje una ciencia artística fue pretensión
modernista. Este modernismo venezolano, refleja los conflictos
entre la burguesía comercial financiera y urbana que se va
afianzando en el poder y la antigua aristocracia
mantuana-latifundista que va perdiendo su influencia
económico-social. Conflictos entre ciudad y campo, entre
títulos de crianza y éxitos económicos,
entre libertad y neocolonialismo.

Dentro de este modernismo, en Venezuela se presenta una
corriente que aparentemente evade los contextos sociales como si
mantuviera actitudes de indiferencia frente a los problemas del
país, "Una sorda y trágica rebeldía"
(Miliani, 1994: 6). La segunda corriente se nutre más de
la historia; es política, combativa visceral, quiere
cambiar el país mediante la palabra encendida. Cada
novela, cuento o ensayo se convierte en tribuna y catapulta. Con
frecuencia caen en el panfleto; no analizan ni describen,
increpan y condenan: Pío Gil, Blanco Fombona, Pocaterra,
son ejemplos connotados de ello, aunque no toda la obra de estos
escritores tiene la mencionada característica; en la
mayoría de los casos, son críticos, reflexivos,
analíticos, aunque siempre con el toque revolucionario,
irreverente, cuestionador.

Ni el positivismo ni el modernismo hubieran penetrado la
cultura venezolana a no ser por la colaboración bimensual,
durante 23 años de la revista "El cojo ilustrado",
constituyéndose en prédica de lo nacional como
campo de experimentación según los métodos
positivistas; dicha revista representa para Venezuela una etapa
de cultura, información, progreso y de conciencia
nacional.

También estuvo presente "Cosmopolis", que aunque
no de tan larga duración como la anterior, ambas
están en los comienzos de esta vigorosa expresión
de la literatura nacional, por cuanto aglutinan a su alrededor,
dentro del auge modernista de la literatura venezolana de la
época, a quienes serían propiamente los iniciadores
del cuento venezolano.

En todo este contexto descrito, está presente la
figura y escritura de Rufino Blanco Fombona; al adentrarnos al
análisis e interpretación de su obra Camino de
imperfección
, se tratará de captar e imantar
su visión del país en este difícil
período de la vida venezolana, y así tener ideas
directas de los sucesos y acontecimientos vividos por el
escritor; cimientos de esta empresa con nuevas perspectivas de la
comunicación social y cultural.

Contexto
histórico-literario de Rufino Blanco
Fombona

Conocer la obra de este escritor resulta una
hazaña, pues de Rufino Blanco Fombona (1874-1944),
lamentablemente se conoce más de su personalidad que de su
obra. Fue y sigue siendo un escritor injustamente olvidado; se le
ha marginado al presentársele sólo como hombre
violento, impulsivo, temido, controversial, aventurero, pero no
señalan que fue un escritor integral, que
desarrolló todos los géneros, que se destacó
como poeta, ensayista, historiador, novelista, crítico
literario y un gran divulgador de las letras latinoamericanas a
través de su labor como editor.

Los errores que haya podido cometer no pueden invalidar
su obra; todas esas coyunturas políticas que le
tocó vivir no pueden hacernos olvidar su dimensión
universal. Todos aquellos que lo conocieron o juzgaron, coinciden
en señalar que era un hombre polifacético, de
avasallante personalidad, atrevido, un hombre que en la vida y en
la literatura, respondía a un carácter fuerte,
obcecado, tenaz, apasionado por la divulgación de nuestra
literatura en el mundo de habla hispana (Larrazábal,
1994)

En parecidos términos se expresa Barradas (1986),
al señalar que "la avasallante personalidad de Blanco
Fombona, la espontaneidad de sus reacciones determinaron que
desde muy joven, adquiriera fama de intemperante"
(p.25)

En Blanco Fombona siempre se dio un raro compuesto de
combatiente extremista y de artista exquisito, poseyendo el arte
de la polémica; es todo lo contrario a un
diplomático. Como contraste a los escritos de la etapa
modernista, no fue un hombre de reacomodo, como bien lo
señala González y Contreras (1944), sino que en
él puede más la alta y limpia pasión que las
necesidades.

Con todo y sus contradicciones y todas las opiniones
(positivas o negativas) que de él se han dado, en
Venezuela es donde recibe los más injustos e
ilógicos ataques y al volver del destierro, llegó a
una tierra desconocida; pasando muchos años fuera de su
patria y hasta muriendo fuera de ella; destino que le ha tocado
vivir a algunos de los más grandes e ilustres hijos de
Venezuela: Simón Bolívar, Simón
Rodríguez, Rufino Blanco Fombona, entre otros. De ello da
cuenta Castellanos (1975), "cuánto tardó la
historia para dejar constancia de que Blanco Fombona
engrandeció a América en el sendero de la
literatura universal (p.29).

A decir de Picón Salas (1984), Blanco Fombona fue
la figura más rica del modernismo venezolano, pudiendo
llegarse a decir que imprimió en el Modernismo de
América un "ímpetu de instinto y salud, un
criollismo raizal que devolvía y afincaba en la tierra el
botín de la literatura cosmopolita" (p.262)

Parecidas palabras expresan Sambrano Urdaneta y Miliani
(1980), González y Contreras (1944), Mañú
(1972), cuando señalan, entre otras cosas, que Blanco
Fombona es la más genuina representación del
polígrafo de los días del Modernismo, o al
catalogarlo (si es que eso puede hacerse), como un modernista de
tendencia americana.

Como quiera, son muchos los que están de acuerdo
en calificar su obra como la de un hombre que acomete con
criterio crítico rigorista y apasionado, el enjuiciamiento
de un momento crucial de nuestras letras, o bien, que su obra
está saturada de pasión política e
intención satírica, viniendo a ser en conjunto una
visión apasionada, pero a veces objetiva de las luchas
ideológicas en el primer tercio del presente
siglo.

Su producción literaria destaca por su
extensión y variedad: libros de crítica
histórica, poesías, cuentos y novelas, ensayos,
artículos periodísticos, y mucho
más.

Según
http://www.modernismo98y14.com/relaciones-blanco-fombona.html.
Hacia 1896, conoció en Europa al panfletista colombiano
José María Vargas Vila, con quien sintoniza en sus
pretensiones revolucionarias y con el que regresa brevemente a
Venezuela. Ambos fueron los dos reyes del libelo,
revolucionarios, anti-sistemas, de estilo tan peculiar como
apresurado y fogoso, fueron los "niños terribles" de la
literatura venezolana y colombiana, razón por la cual
ambos pasaron la mayor parte de sus vidas exiliados en
España, aunque el venezolano más en Madrid, en
tanto que Vargas Vila se acabaría asentando en
Barcelona.

La ruptura de Blanco-Fombona con Rubén
Darío estuvo motivada principalmente por la
publicación en 1912 del poema del nicaragüense
titulado "Salutación al águila" en la que
éste mostraba su admiración por Estados Unidos,
país detestado con toda el alma por Rufino, quien 
llegaría a escribir: "¿Por qué canta usted a
los yanquis, Porqué echa margaritas a los puercos?". Desde
aquel momento, y hasta la muerte de Darío, el escritor
venezolano aprovechó cualquier ocasión para atacar
a su antiguo amigo:

"Nadie que se incline más ante el
centavo. Nadie capaz de mayores vilezas por un luis. Nadie
más comerciante. Últimamente se ha convertido en
peta mercenario; cantor de Argentina porque Argentina
paga…". Los ataques cesaron con el libro que
publicó, en 1929, El modernismo y los poetas
modernistas de América
, en el que se declaró
avergonzado por sus descalificaciones de años
anteriores.

Cuando apenas cuenta con 20 años, aparece su
primer libro Patria (1895), el cual le vale el primer
premio de la "Sociedad Alegría" de la ciudad de Coro.
Alrededor de esa misma fecha, su nombre se hace importante entre
los colaboradores de "El cojo ilustrado", donde hará
escuela y dictará cátedra hasta 1909, cuando se ve
obligado a salir del país.

En 1899, publica su libro Trovadores y Trovas y en
1900,
Cuentos de poeta.

Siendo uno de los más sagaces críticos del
idioma, lo que primero se constata, bajo sus simpatías o
sus odios, su inconformidad o su comprensión, es que clama
por una América propia, por una sólida continuidad
vigilante de Iberoamérica. Para defender a América
y responder a quienes creían ver en el nuevo continente,
la huella del pueblo enfermo, da a conocer su tesis en La
americanización del mundo
(1902).

En Madrid, edita Más allá de los
horizontes
(1903), y un año después
pequeña ópera lírica.

A los 30 años, ha sido traducida una de sus obras
Cuentos americanos, editada en
francés.

Dentro de un impacto terrible y aleccionador, logra que
la Imprenta Nacional acepte los originales de El hombre de
hierro
(1906). El Ministro del Interior y su adjunto Gonzalo
Picón Febres, le mandan rehacer la obra, a lo que el
escritor se opone, para finalmente entregárselo ya impreso
pero con la orden de mandar a hacer la carátula en otra
parte fuera del mundo oficial.

De su estadía en el estado Bolívar, trae
ya concluido su Cantos de la prisión, que
años más tarde complementaría con el
Canto del destierro.

En 1908, entra en circulación Letras y
letrados de Hispanoamérica
, editada en París;
también es traducida al francés: Más
allá de los horizontes
, la cual es recibida por la
crítica europea con elogiosos comentarios.

Partes: 1, 2

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