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Acercamiento al desarrollo de la literatura artística gibareña a partir de 1959



Partes: 1, 2, 3

  1. CAPÍTULO I: FUNDAMENTOS TEÓRICOS
    E HISTÓRICOS QUE SUSTENTAN LA
    INVESTIGACIÓN
  2. CAPÍTULO II: LA LITERATURA ESCRITA EN
    GIBARA A PARTIR DE 1959
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía

"La comunidad y el barrio
también merecen lo mejor. Al pueblo lo que es del pueblo.
De ahí sale lo más auténtico; es la fuente,
la cantera de los valores más raigales de nuestra
cultura".

Miguel Barnet

La creación literaria ha sido siempre una
tradición entre los gibareños. Aún en los
períodos de profunda crisis económica en que muchos
debieron marchar fuera de su tierra a buscar el sustento de la
familia, aparecieron, casi silvestres, los versos de los poetas
populares. Algunos escritores fueron reconocidos en su momento
fuera del territorio, como Fernando Cuesta o Armando Leyva,
devenido relevante promotor de la cultura cubana.
Periódicos locales y ocasionalmente imprentas, promovieron
en su momento la obra de poetas, oradores, periodistas y
escritores locales; las Sociedades de Educación y Recreo
reservaban espacio en sus actividades para la expresión
literaria, por lo que si bien, dadas las razones antes
mencionadas, no puede hablarse desde ese entonces de un
movimiento literario coherente y de una consolidada obra
literaria de gibareños, sí debe admitirse que hay
en el territorio una tradición literaria que viene
alimentándose, al menos, desde el siglo XIX.

Ante las circunstancias expresadas, es lógico
suponer que una vez que en el municipio se dieran las condiciones
objetivas mínimas para el desarrollo y el reconocimiento
de la literatura hecha por gibareños, la misma
fructificaría en un movimiento amplio e indetenible que
comenzó en la década de 1960, en que se crearon
varias instituciones culturales en la cabecera municipal y
paulatinamente en algunos de sus Consejos Populares. Las
transformaciones sociales que priorizaron el acceso libre y
gratuito a la educación, a la cultura, favorecieron
también, entre otras cosas, un desarrollo del quehacer
literario local, cuyos resultados no han sido suficientemente
estudiados hasta el momento y ya conforman una parte importante
de la historia de la cultura del municipio.

Sobre el tema existe la investigación de las
Licenciadas Ángela Luisa Céspedes Sánchez y
Esperanza González Garrido, realizado en 1995, que centra
su atención en la influencia del taller literario en el
desarrollo del quehacer literario del municipio y en los primeros
cinco libros publicados por escritores gibareños en 1988,
y también estudios parciales realizados por la Licenciada
Lissette Pifferrer Martínez, que profundizan en las
imprentas, publicaciones periódicas y la literatura creada
por algunos escritores hasta 1990, todos inéditos. En
ambos casos se muestra solo una parte de la producción
literaria del período. Hay también informaciones,
notas y pequeñas valoraciones dispersas en publicaciones
periódicas del país, y especialmente de la
provincia, sobre actividades literarias y las obras de autores
gibareños.

En el libro de Ronel González LA NOCHE
OCTOSÍLABA; HISTORIA DE LA DÉCIMA ESCRITA EN
HOLGUÍN (1862-2003) publicado en 2004 hay menciones
más amplias y juicios sobre escritores gibareños
pero exclusivamente de los decimistas, como también lo
hacen Marilú Ramírez Corona, Aymée
Velázquez Ávila y Yohania González Mir en LA
ESPINELA EN LA CIUDAD DE LOS PARQUES, investigación
publicada en la Revista Electrónica Luz. No. 2 del 2012.
En tanto, autoras como María Elena Infante Miranda y
Maricela Messeguer Mercadé en LOS SENDEROS DE LA LUZ;
APROXIMACIONES AL ESTUDIO DE LA POESÍA HOLGUINERA
(1927-1989) del año 2000 incluyen a algunos poetas
gibareños, dentro la panorámica de la
provincia.

Ángela Cimarro en su tesis presentada en
opción al título académico de Máster
en Historia y Cultura en la Universidad de Ciencias
Pedagógicas "José de la Luz y Caballero" en el
2004: LA LÍRICA PARA NIÑOS DE LA ETAPA
REVOLUCIONARIA; 1959-2000. VALORIZACIÓN y Ana María
Osorio Salermo en MEDIO SIGLO DE LITERATURA INFANTIL HOLGUINERA:
1959-2009, del 2010, aluden a libros de literatura infantil de
autores gibareños. También el DICCIONARIO DE
ESCRITORES HOLGUINEROS (1862-2008), de Ronel González
Sánchez, incluye a los escritores del
municipio.

Sin embargo, en ninguna de las investigaciones citadas
el propósito fue estudiar específica e
íntegramente el devenir de la literatura gibareña,
aún cuando contribuyen parcialmente a su conocimiento. Es
decir, que aunque a partir de 1959 existe un desarrollo del
quehacer literario que ha sido reconocido más allá
del municipio, como lo evidencian los premios y libros
publicados, el incremento paulatino de autores y la
inclusión de escritores del territorio en investigaciones
sobre la creación literaria de la provincia holguinera,
muestra de su valor, la historia de la literatura en Gibara a
partir de 1959 no se ha hecho, no se identifica su existencia y
el conocimiento por parte de la población acerca de sus
escritores es insuficiente. Por tanto, esto constituye una
situación problémica, incluida en el Banco
de Problemas de Cultura en el acápite 6.4 que se refiere a
la no continuidad investigativa sobre tradiciones del municipio,
entre las que menciona la historia del comportamiento de las
manifestaciones del arte.

Por tales razones se determina el siguiente problema
científico
: ¿Cuál es el desarrollo
alcanzado por la literatura gibareña a partir de
1959?

En correspondencia con el problema planteado, el
objeto de investigación
es la literatura
gibareña; el campo, es la literatura
artística gibareña a partir de 1959.

Sobre estas bases, la investigación se propone
como objetivo general: Describir el desarrollo de la
literatura artística gibareña a partir de
1959.

Dar cumplimiento a este objetivo y resolver el problema
científico, depende de las respuestas a las preguntas
científicas
siguientes:

  • 1. ¿Qué fundamentos
    teóricos-históricos sustentan la
    investigación?

  • 2. ¿Cuáles son los antecedentes y
    las nociones conceptuales fundamentales para el estudio del
    fenómeno?

  • 3. ¿Cómo se manifiesta el
    desarrollo histórico alcanzado por la literatura
    artística gibareña a partir de 1959?

La consecución de estas preguntas
científicas implica estas tareas:

  • 1. Analizar los fundamentos
    teóricos-históricos que sustentan la
    investigación.

  • 2. Sistematizar los antecedentes y las nociones
    conceptuales fundamentales para el estudio del
    fenómeno.

  • 3. Describir el desarrollo histórico
    alcanzado por la literatura artística gibareña
    a partir de 1959.

La solución de estas tareas presupone la
revisión de una extensa bibliografía primaria y
secundaria, en la que se incluyen textos sobre la ciencia
literaria y sus disciplinas y muy específicamente sobre la
historia de la literatura; fuentes que posibiliten el estudio de
los conceptos literatura nacional, regional y local. La lectura y
análisis de las obras escritas y publicadas por los
gibareños son de vital importancia pues solo ellas
propician el llegar a conclusiones sobre autores,
temáticas, géneros y otras especificidades que
caracterizan su producción literaria.
Prólogos,ensayos y artículos aparecidos en revistas
y otras publicaciones que hacen referencia a autores
gibareños, permiten acceder a la crítica
especializada en torno a las obras escritas por estos.Los
métodos utilizados en el desarrollo de este trabajo
están determinados por el objetivo general y las tareas de
la investigación previstas:

MÉTODOS DEL NIVEL
TEÓRICO:

Análisis – síntesis: permite
procesar la información recopilada a partir de la
aplicación de métodos del nivel empírico al
insertar los datos obtenidos sobre la base de los resultados
previos del análisis.

Inducción – deducción: para
caracterizar el problema investigado y su manifestación
concreta en el objeto.

Histórico – lógico: para
conocer la evolución y desarrollo del objeto investigado,
las etapas por las que transita, y revelar su esencia.

Análisis y crítica de fuentes: para
el estudio y análisis de las fuentes bibliográficas
que existen sobre el tema y sus antecedentes.

Hermenéutico: en la búsqueda de
conceptos y términos profundos propios de la época
o del análisis de la temática estudiada.

MÉTODOS DEL NIVEL
EMPÍRICO:

Revisión documental: para obtener
información sobre literatura y escritores de la comunidad
de Gibara contenida en las diversas fuentes
bibliográficas.

Análisis de contenido: para la
determinación de las características esenciales de
las obras literarias incluidas en la
investigación.

Entrevistas en profundidad: a especialistas en el
tema: funcionarios de la esfera de la Cultura, asesores
literarios e historiadores del territorio para obtener
información sobre el tema en su devenir histórico y
a escritores gibareños para conocer sobre su
obra.

También se emplean métodos literarios para
el análisis temático y de algunos aspectos formales
de las obras, así como el análisis histórico
(genético) pues las obras se relacionan con el proceso
literario e histórico social que le precede en el
tiempo.

APORTE DE LA INVESTIGACION

–Estudio descriptivo sobre la literatura
artística gibareña a partir de 1959 con el
propósito de que sea útil a investigadores,
estudiantes de diferentes niveles de enseñanza y
promotores culturales y de divulgar los valores patrimoniales
literarios de la cultura gibareña.

Los métodos utilizados avalan la cientificidad de
este aporte que aunque es esencialmente social repercute en el
ámbito de la ciencia como resultado investigativo
novedoso, en el político y económico porque el
campo de estudio tiene su razón de ser en las
transformaciones que trajo consigo el proceso revolucionario, y
de hecho las evidencia. Desde el punto de vista de los intereses
de la defensa del país, el estudio rescata y preserva para
la posteridad parte de su patrimonio que revela ingredientes
identitarios vitales en la esfera ideológica.

La investigación excluirá algunos
escritores nacidos en el hoy municipio de Gibara que, por una u
otra razón, no han desarrollado su obra en el territorio y
que forman parte importante de la historia de la literatura
holguinera y cubana, como los velasqueños Luis Toledo
Sande y Renael González; de Floro Pérez,
Rubén Rodríguez González; de Uñas,
José Luis Serrano Serrano y el gibareño Guillermo
Cabrera Infante, quienes por su importancia y reconocimiento
dentro de las letras nacionales merecen estudios aparte, que de
hecho ya ha asumido en mayor o menor medida la crítica
especializada.

CAPÍTULO
I: FUNDAMENTOS TEÓRICOS E HISTÓRICOS QUE SUSTENTAN
LA INVESTIGACIÓN

1.1 La literatura en Gibara antes de
1959

No existe una bibliografía específica que
brinde la historia de la actividad literaria en el actual
municipio de Gibara, sin embargo, la revisión de fuentes
aisladas, como ejemplares de periódicos locales y algunos
libros que se acercan a figuras y hechos de la cultura nacional,
así como de escritores del territorio, ofrecen
información como para confirmar que existió un
determinado movimiento literario entre los gibareños desde
el siglo XIX.

La anterior afirmación tiene mucho que deberle al
gran desarrollo económico-social experimentado en el
territorio a partir de la segunda mitad de ese siglo, en que
primero el puerto y luego el ferrocarril, motivaron la llegada de
un sinnúmero de comerciantes, dueños de ingenios,
principalmente de origen español, que atraídos por
la fertilidad de las tierras de la zona, su ubicación
geográfica, las amplias posibilidades que brindaba el
puerto, las murallas y fortines que protegían la ciudad,
se asentaron en ella y la convirtieron en un gran centro
económico, lo que lógicamente influyó
también en la cultura.

Debe significarse que Gibara contó con varias
publicaciones periódicas, las cuales reflejan que
había personas, inclusive periodistas, que
escribían para ellas, también dichas publicaciones
dan testimonio de la cantidad de imprentas, la importación
de libros, su divulgación y comercialización por
los dueños de éstas y hasta la propia
edición de libros en la localidad. A través de esa
prensa se puede conocer la diversidad de sociedades de
instrucción y recreo que existían, con programas
amplios de actividades culturales.

Ya en la década de 1880 los periódicos
locales hablan de "sesiones de declamación y literatura"
en el Centro de Instrucción y Recreo de Gibara llamado
"Círculo Popular", y aparecen en ellos narraciones y
muchos versos escritos por gibareños, a veces
desconocidos, algunos que no pasan de una estrofa y que tratan el
amor, describen el paisaje o lugares de la villa, o simplemente
divulgan productos comerciales de la época, en general con
muy pocos valores literarios, aunque los hay que muestran un
conocimiento mínimo de elementos formales y del lenguaje
poético por parte de sus autores (Pifferrer,1992). La
presencia de una poesía más bien popular fue una
característica de la mayoría de los
periódicos locales, así encontramos en ellos
secciones literarias como la llamada "Rincón
Poético", en el periódico ANTORCHA
AUTÉNTICA, que vio la luz en 1845.

De 1886 es el primer libro publicado por una imprenta
gibareña, la de Martín Bim, que editó
COLECCIÓN DE POESIAS INÉDITAS DE D. JUAN
CRISTÓBAL NAPOLES FAJARDO, el que se comercializó
en la villa y fuera de ella, y no sería el último.
Varios años después esa imprenta publicaría
el libro del historiador gibareño Herminio Leyva: GIBARA Y
SU JURISDICCION (1894) y en 1923 otra imprenta: la "A. CAJIGAL"
editaría ESTAMPAS DEL REGRESO, una de las obras literarias
de un escritor también gibareño, Armando Leyva
Balaguer. (Pifferrer, 1992)

En 1890 se inauguró un edificio para el teatro,
en el que actuaron muchas compañías y artistas
nacionales y extranjeros luego de su llegada por el puerto, lo
que junto a las clases de música y las tertulias en casas
particulares, hablan de la existencia de un ambiente cultural en
el que la literatura se hizo sentir.

Otras informaciones confirman la existencia de un
movimiento literario local que se logró insertar en
acontecimientos que alrededor de la literatura ocurrían
más allá de los límites del territorio.
Así por ejemplo, en 1911 José Manuel Poveda
comunica a Regino Boti la conferencia que dará en Gibara,
entre otro lugares del oriente cubano, titulada "Los decadentes
europeos y la lírica actual"(Chaple,1977.p.101); en 1913
los gibareños se unen al homenaje a Julián del
Casal a iniciativa de los escritores orientales, creando un
comité para reunir recursos con vistas a la
construcción del monumento a Casal y prevén un
conjunto de actividades, así como se reprodujo en el
periódico local EL COMERCIO, el "Llamamiento a la
juventud", realizado por un grupo de escritores entre los que se
encontraba Armando Leyva, quien también firmó el
"Manifiesto de los Modernistas" protestando contra los "Juegos
Florales" de Oriente, junto a Boti, Poveda, Luis Felipe
Rodríguez y otros intelectuales cubanos.(Poveda,1981) Es
indudable que la labor de Armando Leyva en los primeros
años del siglo XX influyó significativamente en el
quehacer literario de la villa y en su integración al
suceder de la cultura nacional, pero si ello pudo lograrlo se
debió también a la existencia de otras personas que
lo apoyaban y a que había en la población
determinado nivel de receptividad hacia estas
manifestaciones.

La prosperidad económica de Gibara
propició ese desarrollo paulatino de las expresiones
artísticas, sustentado por las clases dominantes que
utilizaron parte de su economía en ello, pues
requerían satisfacer sus necesidades espirituales.
Así por iniciativas personales, o de grupos o
círculos de personas, deseosas de mantener determinado
status cultural y de progreso en la villa, y por el intercambio,
también cultural, que se producía a través
del comercio por el puerto con muchos lugares del mundo, se fue
conformando todo ese ambiente. Pero ello no bastaba para que
cualquier gibareño sin recursos financieros pudiera
materializar con éxitos su vocación por las artes y
en particular por las letras. Una vez que comienza el retroceso
económico muchos de estos protectores de la cultura, se
vieron imposibilitados de contribuir de igual manera.

Esta circunstancia se hizo aún más
difícil a partir de la década del veinte
aproximadamente. En 1930, con la construcción de la
carretera central que ofrecía nuevas vías de
comunicación en el país, el puerto gibareño,
principal fuente de ingresos pero de muy poco dragado, fue
perdiendo su primacía gradualmente y con él
disminuyó el comercio y el intercambio de los
gibareños con el exterior. En lo adelante Gibara fue uno
de los pueblos cubanos de mayor pobreza y desempleo. Arruinada,
sin industrias, el único dinero que circulaba era
prácticamente el de los empleados públicos. La
emigración hacia otros lugares de la isla en busca de
trabajo comenzó a ser un hecho cotidiano en la lucha por
la subsistencia. La separación de la familia y del lugar
de nacimiento fue para la mayoría doloroso y expresado de
diversas maneras, así puede palparse en la nostalgia
permanente que hacia el terruño expresó Armando
Leyva en varias de sus obras o en innumerables versos de
incipientes talentos locales a quienes el medio social les
impidió perdurar en la literatura: "Turquesa del Oriente,
/Gibara de mi amor, prenda querida, /¡Adiós! te dice
el corazón doliente y un gemido del pecho brota ardiente
/que me acaba la vida." (Cuesta Mora, 1953) (Pifferrer, 1992,
s.p.)

Armando Leyva, fue el único gibareño que
reconocido como tal, publicó al menos una parte
significativa de su obra, aunque la gran mayoría fuera de
Gibara, pues las limitaciones del medio social en que se
desenvolvió le impidieron ser consecuente con su propio
criterio de que "el talento y el mérito lo mismo
surgían en la hermosa ciudad capitaleña que en una
remota aldehuela oriental"(1922,p.16) pues tuvo que salir
alrededor de 1922 de la "aldehuela" para lograr sus
empeños como creador y alcanzar un lugar en las letras
nacionales.

Quizás otros con menos osadía o
posibilidades, iniciados como Leyva en el quehacer
periodístico o la tertulia literaria local, optaron por
olvidar sus sueños o conformarse con lo que podían
realizar entre sus coterráneos, por lo que sus obras
quedaron solo en la memoria de éstos o en aisladas
menciones de los periódicos locales de la época.
Así debió ocurrir con la poesía de
Matías López, la prosa de Enriqueta de la Torre,
Rafael Cuesta, Oscar Diez Feria, Juan la Barrera, Modesto
Centeno, Antonio Pérez López, José
Martín Díaz; la poesía y la prosa de Leoncio
Fernández Piñó y Luis Cabrera, por mencionar
algunos de los escritores gibareños de entonces, cuya
producción literaria apenas se conoció,
quedó sin publicar, o apareció en libros olvidados
como el titulado ALMA DE ALDEA, una antología de
escritores gibareños que publicara la imprenta local de
Martín Bim en 1914.También ocurrió con
Alberto Ríos quien logró publicar sus primeros
poemas en el libro AQUÍ, impreso por la imprenta
gibareña El Mensajero en 1956 pero que llegó a muy
pocos lectores y hoy se desconoce. Otros como Fernando Cuesta
Mora, a quien se le debe la letra del hoy Himno de Gibara,
alcanzaron algo más de reconocimiento, pero no el
suficiente. Este escritor resultó ganador por dos veces
del Segundo Premio, en poesía y soneto patriótico,
y un accésit, "Canto al carnaval", en los Juegos Florales
de Santiago de Cuba en 1923, así como obtuvo el Segundo
Premio en el Concurso Nacional de Periodismo "Juan Gualberto
Gómez" en 1945 y en 1949 las autoridades de Gibara lo
declararon "Hijo Esclarecido y Predilecto", sin embargo, poco se
sabe de su obra literaria.

De Cuesta Mora, el escritor Ronel González
Sánchez en LA NOCHE OCTOSILÁBICA; PANORAMA DE LA
DÉCIMA ESCRITA EN HOLGUÍN (1862-2003) (2004) dice
que al talento de este poeta y periodista se debe lo más
representativo de la décima gibareña de su
época, pero que lamentablemente "trocó sus
amplias posibilidades líricas por las campañas
políticas". (p.39) Y es que la política entonces
era también un medio de subsistencia económica, no
así la literatura.

No obstante, quizás por esa tradición
cultural existente desde la época de esplendor, a Gibara
vinieron importantes escritores cubanos que fueron bien
recibidos, como Nicolás Guillén, quien en 1936
escribe a su esposa Rosa diciéndole de su estancia en
Gibara donde "tengo garantizado por lo menos diez pesos" por la
presentación de la conferencia:"Cuba: pueblo y
poesía" (Santana, J., 1987, p.82)

Con relación a la décima
específicamente, Ronel González Sánchez
incluye en el estudio antes mencionado a dos decimistas
gibareños del siglo XIX: Ángel Rojas y
Joaquín Cuesta, y algunas décimas, más bien
humorísticas de Rojas, y otras de Cuesta que aluden a la
política de la época, aparecen, junto a versos de
varios poetas populares como los del decimista del siglo XIX,
también mencionado por González Sánchez,
Faustino Ramos Magariño, en el libro de José
García Castañeda: ASÍ ES GIBARA, publicado
en 1957, un texto muy popular pero no siempre leído, dado
los pocos ejemplares que quedaron luego que los gibareños
de entonces decidieran quemar todos los que encontraron, al
considerar ofensivo parte de lo incluido en el libro.

Velasco, tierra de decimistas por excelencia,
también tuvo escritores que no pudieron desarrollar su
talento en las circunstancias de entonces, como Walter Santos,
Antenor Peña Leyva, Ignacio Peña, Eugenio Tamayo
Ávila, Mariano Hernández, Luis Rodríguez
(Chino velasqueño) y Sergio Sánchez Ferrás,
entre otros. (Martínez Reyes, J., s .f.).

La cultura por supuesto, sintió las consecuencias
de las difíciles circunstancias que en el ámbito
político, social y económico atravesaba el
territorio gibareño, a partir de los primeros veinte
años del siglo XX, inclusive debe recordarse que la
expedición de Emilio Laurent que llegó por Gibara
el 17 de agosto de 1931, con el fin de combatir al tirano Gerardo
Machado, trajo consigo la reacción de éste contra
el territorio, fue la primera y única ciudad de Cuba
atacada al mismo tiempo por aire, mar y tierra, con las
correspondientes consecuencias en la población. En el
ámbito cultural fueron quedando solo las actividades de
las sociedades, las promovidas por algunas individualidades de
espíritu filantrópico que para hacer una
pequeña obra social preparaban fiestas o eventos con el
fin de recaudar dinero, o de otros que inmersos en
campañas políticas trataban de ganarse los votos a
veces con alguna acción en esa esfera social y
también, por supuesto, las reuniones espontáneas e
informales de algunos escritores que compartían sus
inquietudes literarias en algún lugar, algo que
perduró hasta luego de 1959.

Los periódicos, como ocurrió en todo el
país en esta época, proliferaron motivados por la
libertad de expresión que había promulgado la
Constitución de 1902 y fundamentalmente por la lucha por
el poder político que se libraba desde la prensa,
así aparecían y desaparecían publicaciones
que debían su vida a uno u otro partido político,
por ejemplo, por el Partido Auténtico: ANTORCHA
AUTÉNTICA y LIBORIO, y EL REGIONALISTA, por el liberal,
entre otros. Las inclusiones en ellos de manifiestos culturales y
en particular textos literarios que siguieron apareciendo, eran
formas de adornar su verdadera razón de ser: los intereses
políticos. A los escritores o a quienes deseaban lograr
mantener una vida cultural en la villa no les quedaba otra
opción que utilizar las limitadas posibilidades que le
ofrecía esta realidad y algunos tuvieron que utilizarlas
hasta como medio de subsistencia.

Como consecuencia de la situación
económico- social imperante en el país y en Gibara
en particular, algunos escritores debieron emigrar, otros
troncharon su talento, los menos, se mantuvieron en el territorio
y tenían facultades plenas en 1959. Esta fue la
situación que encontró el nuevo gobierno
revolucionario.

1.2 Consideraciones generales: literatura
artística y géneros

El término ciencia de la literatura es la
denominación que se le da a los estudios literarios,
entendiendo estos como el enfoque multidisciplinario o la
unión o la integración entre las disciplinas:
Teoría de la literatura, la Crítica literaria, la
Historia de la literatura, y la Literatura comparada. A partir de
ello algunas fuentes definen la teoría de la literatura
como la que estudia no tanto la obra individual como la
condición de literario que tienen las obras,
ocupándose también de los géneros o tipos
literarios y las características formales que tienen en
común, en tanto la crítica literaria hace un
estudio pormenorizado de las obras literarias, pero descubriendo
sus "mecanismos de arte verbal", a la vez que decide algunas
nociones acerca de su caracterización
(es.wikipedia.org/wiki/Literatura?). La crítica literaria
tiene, por un lado, contacto con la teoría de la
literatura y, por otro, con la Historia de la literatura. La
historia de la literatura, por su parte hace un trabajo similar a
la crítica literaria pero lo hace a partir de los hechos y
relaciones que ocurren a lo largo del tiempo.

Lo cierto es que las disciplinas que integran la ciencia
literaria no pueden separarse pues si bien tienen sus propias
tareas y métodos, cada una trabaja con los resultados e
instrumentos de las demás, de este modo la historia
literaria se sirve de los conocimientos, criterios, principios,
etc., que le ofrece la teoría literaria. Cuando la
historia de la literatura se refiere al género de una
obra, por ejemplo, está sirviéndose de lo que ha
determinado la teoría, al mismo tiempo, el historiador
literario para realizar su trabajo requiere además de
información biográfica, títulos y fechas, de
juzgar y valorar a la hora de decantar o de decidir qué
queda dentro de esa historia y qué lugar ocupa.

Hay fuentes bibliográficas que caracterizan a la
historia de la literatura como la que "estudia el desarrollo
histórico de las obras escritas (…) cuyo objetivo
sea el de entretener, iluminar o
instruir".(lengua.laguia2000.com›Literatura) o la que se
refiere al "estudio histórico y sistemático de los
escritos en prosa o verso que pretenden proveer entretenimiento o
instrucción al lector-escucha, así como del
desarrollo de las técnicas literarias
usadas"(es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_literatura?). Esto
confirma que no es solo enumerar las obras literarias a lo largo
de la historia, sino también explicar las
características literarias de determinados lugares, etapas
y su evolución.

Según el crítico checo Félix
Vodicka (2007):"La historia de la literatura es parte de la
historia del arte y es parte de la evolución cultural de
la nación, y, eventualmente, también de toda la
humanidad" y agrega que en cuanto a la literatura, "las
cuestiones cuya solución esté subordinada al punto
de vista temporal y que supongan el estudio de los
fenómenos en su contexto histórico, pertenecen al
dominio de la historia literaria". (pp. 53-54)

Para el profesor, también checo, Oldrich Belic,
las preferencias en la historiografía literaria desde sus
orígenes hasta la década del 80 del siglo pasado
están en el "estudio de las distintas literaturas
nacionales
", fuera como "unidades de orden superior,
o como marcos de obras y autores". Para él, la
historia de la literatura se ocupa de "los problemas de la
evolución literaria desde los tiempos más remotos
hasta la época actual, y su campo de interés se
extiende desde los fenómenos singulares (una obra, un
autor) hasta los más generales (la literatura mundial o
universal)" (1983, p.20)

Pero la historia de la literatura no debe asumirse de
igual manera para toda la humanidad:

(…) no se puede contar igual en Europa que en
América, Asia, África u Oceanía. Las
tradiciones divisiones históricas en literatura antigua,
medieval, moderna y contemporánea son sólo
válidas para las literaturas occidentales (las europeas en
particulares). La literatura asiática, en particular la
china y la japonesa, se entienden atendiendo a las tradicionales
divisiones históricas de dichos países, mientras la
división entre literatura precolombina, colonial e
independiente se amolda mejor a las literaturas latinoamericanas.
(lengua.laguia2000.com › Literatura).

Sin embargo, ese "no contar igual" depende de causas
profundas, que Roberto Fernández Retamar explicó en
los ensayos incluidos en PARA UNA TEORÍA DE LA LITERATURA
HISPANOAMERICANA Y OTRAS APROXIMACIONES (1975). En ellos
reclamó la necesidad urgente de una auténtica
teoría de la literatura latinoamericana que no
podría "forjarse trasladándole e
imponiéndole en bloque criterios que fueron forjados en
relación con otras literaturas, las literaturas
metropolitanas" que imponían la universalidad de sus
aplicaciones metodológicas. De esta manera Retamar
advirtió que el término hispanoamericano no era una
categoría literaria, que era un término
histórico y emplearlo "supone pasar de inmediato de lo
estrictamente literario a lo abiertamente
histórico".

Este escritor determina los campos teóricos de la
historia y la crítica literaria y los enuncia en su
interrelación:

(…) historia y crítica literaria son como
anverso y reverso de una misma tarea: es irrealizable una
historia literaria que pretenda carecer de valoración
crítica; y es inútil o insuficiente una
crítica que se postule desvinculada de la historia
(así como ambas mantienen relaciones esenciales con la
correspondiente teoría literaria). Si especificidades
concretas competen a cada una de ellas, tales especificidades no
las desgarran ni desunen, pues ambas disciplinas se remiten
constantemente una a la otra para alimentarse mutuamente. (1975,
p.78)

Ante el problema no resuelto de la periodización
en la historia de la literatura, aspecto también matizado
por la visión metropolitana, ya que se copia
mecánicamente las periodizaciones europeas,
Fernández Retamar (1975) propone una periodización
propia, que tenga en cuenta la situación concreta de un
contexto histórico, pero que no abandone las
interrelaciones que esta tenga con otras realidades. Alude a los
estudios realizados por Oldrich Belic para determinar cuestiones
relacionadas con la periodización, en las que Belic parte
de que al margen de la importancia de los factores inherentes a
la literatura misma, que no pueden negarse, "el papel principal
pertenece a las fuerzas motrices extraliterarias" y aclara que
para "revelar y describir la evolución literaria se deben
utilizar exclusivamente criterios literarios; para explicarla
será necesario recurrir a factores extraliterarios" y
define la llamada "denominación de los períodos" en
la literatura como "etiquetas" y en correspondencia aconseja
conservar las "denominaciones consagradas por el uso allí
donde existen. Y donde no existen, sería ventajoso
vincular la literatura, por medio de la denominación a las
otras actividades del grupo social correspondiente, especialmente
a su actividad histórica" (p.82)

Sin dudas, en la investigación literaria, la
teoría, la crítica y la historia colaboran para
lograr su objetivo principal: la descripción, la
ubicación, la interpretación y la valoración
de una obra literaria o de cualquier conjunto de obras que se da
en un contexto histórico –social
determinado.

Si bien de alguna manera se ha estado evaluando el
concepto literatura, debe tenerse en cuenta que este concepto
también ha ido sufriendo cambios en dependencia del
contexto sociocultural e histórico. El primer texto
teórico importante en el que se trata la cuestión
de definir la literatura fue la POÉTICA, de
Aristóteles, quien la consideró "el arte de la
palabra", por tanto incluyó a la literatura oral y
especificó su fin estético y su relación con
otras artes. Pero en lo adelante, a lo largo de la historia los
criterios han ido variando, en determinado momento y en algunos
lugares la literatura no se refería solamente a los
escritos de carácter creativo e imaginativo, sino que
abarcaba el conjunto de escritos producidos por las clases
instruidas: desde la filosofía a los ensayos, pasando por
las cartas y la poesía. Luego se restringió el
término a las obras literarias de reconocida calidad
estética y no se admitían obras populares, ni
tampoco dramáticas. Es decir que el término tiene
una larga historia, inclusive hoy se aceptan dentro de la
literatura artística, textos que antes no lo eran y
viceversa, como los ensayísticos y los biográficos,
porque como plantea Vodicka (2007) una obra con función
comunicativa, puede llegar a ser objeto de una percepción
estética, o, a la inversa, la obra que tuvo una
función estética, puede perder esa función
en los nuevos contextos literarios,

El crítico cubano Enrique Sosa (1989), en su
HISTORIA SOCIAL DE LA LITERATURA Y EL ARTE plantea que "la mayor
parte de las historias literarias estudian efectivamente a
filósofos, historiadores, teólogos, moralistas,
políticos y a hombres de ciencias", pero da importancia al
valor estético de la obra escrita, sea cual fuese el
asunto, afirmando que es "cuando se circunscribe al arte de la
literatura, es decir, a la literatura imaginativa, a la
literatura de fantasía."(vol.1, pp.10-11).

La literatura artística tiene por tanto,
características propias como: la "ficción", la
"invención", la "imaginación". Toda creación
literaria posee valores "sujetos al principio rector común
que es la intención" (Sosa, 1989, vol 1, p. 12) y que son
el valor de significado o semántico y valor formal o de
expresión lingüística. Cuando se lee una obra
literaria es posible determinar que el lenguaje utilizado es
diferente, no es el cotidiano que carece de recursos expresivos.
Camila Henríquez Ureña en su libro
INVITACIÓN A LA LECTURA (2006) afirma: "sin
intención estética en el lenguaje no hay
literatura, porque no hay arte." (p.5) Es decir que en una obra
literaria saber y placer se unen y el placer estético, "no
es pasatiempo, sino cultivo del
espíritu"(p.12),significado,pero artístico
también. Esta investigadora explica además que en
el lenguaje literario se destacan tres tipos de valores: valor
gramatical, de construcción y sentido lógico; valor
fonético, relacionado con el sonido y el ritmo; valor
estilístico, dado por la emoción y calidad
espiritual. Es válido aceptar entonces, el concepto de
Enrique Sosa de que: "la literatura es un arte y su valor es
esencialmente estético, aunque puede tener valores
accesorios o secundarios, y que se ocupa del suceder imaginario."
(1989, p.14).

Cuando se habla de géneros literarios en la
literatura artística se hace referencia a los distintos
grupos o categorías en que se clasifican las obras
literarias atendiendo a su contenido. Algunos teóricos de
la Literatura agrupan los géneros por "funciones",
término adoptado por Alfonso Reyes (1972): drama, novela y
lírica, que incluye en la función novela, la
poesía épica. En este trabajo se sigue la
teoría de Bélich, quien afirma que los
géneros son una "categoría
histórica".

En la formación de los géneros
intervienen, sin embargo, determinados principios
invariables
que resultan de las mismas posibilidades y
formas (tipos) básicas de la expresión literaria.
Nos hemos acostumbrado a aislarlo, y hablar de géneros
básicos (o especies)
que inspiran toda la
creación literaria, es decir también los distintos
géneros especiales (o propiamente tales) surgidos a lo
largo del proceso histórico. Son los principios de lo
lírico, lo épico y lo
dramático; a estos principios corresponden los
conceptos de la lírica, la épica
y el drama. (1983, pp.167-168)

El género lírico, expresa sentimientos y
pensamientos, en este predomina la subjetividad del escritor. El
épico relata el suceder real o imaginario, es de
carácter sumamente objetivo. En tanto el dramático
es el que se usa en el teatro, en el que por medio del
diálogo y los personajes, el autor plantea conflictos
diversos y su finalidad esencial es la representación ante
el público. Pero los géneros han sufrido su
evolución y hoy hablamos de poesía como la forma
genérica de lo lírico, con diversas formas
estróficas como la décima, el soneto, le
elegía, la oda, etc. Y se habla de la narrativa como
materialización del principio épico, con formas
genéricas como el cuento, la novela, la fábula, la
leyenda, así como del dramático los son la
tragedia, la comedia, la zarzuela, entre otras.

Luego han aparecido otros géneros como el
didáctico (la fábula, epístola, ensayo, la
crítica) y la oratoria. La oratoria pretende disuadir a un
auditorio y la didáctica tiene la finalidad de
enseñar. En la actualidad los géneros literarios no
se conciben como categorías cerradas, aunque una obra se
inscriba dentro de un género, puede participar de las
características de otro. Así, determinadas obras de
teatro tienen, por ejemplo, un carácter lírico.
Puede, incluso, encontrarse una obra que combine pasajes
líricos, dramáticos, narrativos, etc.

Útil es referirse a las funciones básicas
de la literatura y para ello se partirá también del
criterio de Oldrich Belic (1983) que define tres funciones:
cognoscitiva, expresiva y valorativa, las que hace corresponder
con los tres modos de apropiación estética de la
realidad: el conocimiento objetivo, la expresión subjetiva
y la valoración normativa, propios del entendimiento, el
sentimiento y la voluntad humanos.

1.3 Literatura nacional, literatura regional y
literatura local

Se ha dicho que la literatura nacional es el reflejo
artístico de los más profundos sentimientos,
ideales, luchas y sueños de los pueblos en su devenir
histórico. De las literaturas nacionales se forma la
literatura universal, la que también incluye las
interrelaciones entre ellas. Raimundo Lazo (1974) plantea que hay
que distinguir además en el concepto de literatura,
según el grado de formación, dos grupos: "las
particulares" de cada pueblo y "la literatura compleja" de
historia común en su base. (t.1, p.6)A partir de esta
afirmación pudiera decirse que dentro de las literaturas
complejas están la Universal, la Literatura
Hispánica, la Latinoamericana, entre otras. Y como
literaturas particulares, la de cada país.

Si se considera la literatura de acuerdo con su
extensión y su contenido, la literatura podría ser
universal, si abarca la obra de todos los tiempos y lugares; si
se limita a las obras literarias de una nación en
particular, es literatura nacional. Varias fuentes coinciden en
llamar "Literatura Universal" al conjunto de valor imperecedero
de todas las literaturas del mundo, desde tiempos remotos hasta
nuestros días. Aunque algunos niegan, con razón, la
existencia de esta literatura pues se ha tendido a englobar en
dicho concepto, con criterio homogeneizante, sólo las
literaturas de Occidente. En este sentido resulta lógico
preguntarse entonces sobre qué criterios justos y exactos
se incluye o excluye en la literatura universal una u otra obra o
escritor, por tanto muchos prefieren hablar de literaturas
nacionales.

Según Gonzalo Pantigoso Layza en su estudio LA
LITERATURA REGIONAL EN LA GLOBALIZACIÓN (2007) la
concepción literatura nacional surge en América, en
la mitad del siglo XIX con la finalidad de afirmar la
noción de patria o del sentido nacionalista que se
venía forjando en contraposición de un
carácter disgregado de elementos que integraban la
nación, criterio que confirma que el surgimiento de la
literatura tiene un carácter ideológico que
está ligado a la búsqueda espiritual de una
identidad.

Roberto Fernández Retamar en su
INTRODUCCIÓN A LA LITERATURA CUBANA, coincide con
José Carlos Mariátegui de que "el nacionalismo" es
un fenómeno de esencia es política, extraída
a la concepción estética del arte.

Partes: 1, 2, 3

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