Monografias.com > Salud
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Alteraciones o defectos del tubo neural



Partes: 1, 2


    Monografias.com

    COHORTE A-2013

    Introduccion

    Los defectos del tubo neural (DTN), son un grupo de
    anomalías congénitas heterogéneas y de alta
    complejidad del sistema nervioso central. Comúnmente se
    han incluido en este grupo la anencefalia, la espina
    bífida, y la encefalocele. Este tipo de anomalías
    en el sistema nervioso central son por mucho los defectos mas
    comunes producidos en el nacimiento y además son
    sobrepasados, en cuanto a frecuencia se refiere,
    únicamente por las anormalidades cardiovasculares (Manning
    y Archer 2001).

    Muchas malformaciones tanto neurales como no neurales,
    esta asociadas con los DTN (Davies y Duran 2003). Los casos
    más frecuentes son de anencefalia con Craneorraquisquisis
    y la espina bífida abierta con mielosquisis, los cuales se
    evidencia durante el proceso de neurulación, generalmente
    durante las semanas 3 y 4 después de la
    fecundación. Estas se originan como consecuencia de una
    falla primaria del cierre del tubo neural y clínicamente
    se cataloga como aun abierto. La encefalocele, entre otras
    lesiones cubiertas por la piel son ejemplos de DTN post-cierre
    (Dias y Par-tington 2004). Mas del 75% de los casos de
    encefaloceles suceden en la región occipital, mientras que
    en las nasal y parietal son menos comunes (Bozinov et al.
    2005).

    La anencefalia es una muy terrible malformación a
    tal punto de llegar a ser letal. Los individuos con espina
    bífida han podido aumentar considerablemente su tasa de
    supervivencia, esto debido a las investigaciones en
    métodos médicos y quirúrgicos. A pesar de
    esto, aun persiste un incremento en el riesgo de morbilidad y
    mortalidad a lo largo de la vida de los pacientes. Los
    tratamientos no restauran en su totalidad la vida normal del
    individuo. Aquellos individuos con espina bífida
    lumbosacral siguen experimentando déficits motores y
    sensoriales de las extremidades inferiores y fallas de
    esfínteres tanto anales como uretrales, todos estos en
    niveles muy variados. Principalmente todos los individuos con
    espina bífida torácica y la gran mayoría de
    los pacientes espina bífida lumbosacral tiene un alto
    riesgo y en aumento de desarrollar hidrocefalia y
    malformación de Arnold-Chiari tipo II (Rintoul et al.2002;
    McLone y Dias 2003).

    En general las alteraciones congénitas y las DTN
    en particular contribuyen significativamente a la mortalidad
    neonatal a traves de los primeros años de vida. El cuidado
    medico de los pacientes con este tipo de defectos requieren de
    constante observación constante de equipos
    multidisciplinarios además de grandes sumas de dinero. El
    acompañamiento periconcepcional, en ocasiones permite la
    disminución del costo de vida en individuos con estas
    malformaciones (de Weerd et al. 2004). El desarrollo de
    conocimiento y entendimiento del desarrollo normal del tubo
    neural y la patofisiologia así como la prognosis y los
    periodos susceptibles de los DTN es particularmente importante
    para la planeación de estrategias para la
    prevención efectiva de estas.

    PATOGENESIS DE LOS DTN: EVENTOS DURANTE EL DESARROLLO
    EMBRIONARIO

    En la cuarta semana de vida intrauterina se inicia el
    proceso de cierre del tubo neural, a partir del estado de 6 a 7
    somitas (estadios 9 – 10 de Carnegie). El cierre se origina entre
    somitas opuestos, expandiéndose caudal y rostralmente, y
    permaneciendo abiertos los neuroporos rostral
    (anterior-cefálico) y caudal (dorsal-posterior). Entre los
    días 24 y 27 se completa el cierre de los neuroporos.
    Tradicionalmente, se ha expuesto que la falla en el cierre del
    neuroporo anterior origina la anencefalia y que la falla en el
    cierre del neuroporo posterior origina la espina bífida
    por un proceso de muerte celular en los bordes del tubo,
    secundario a la falta de elevación de los pliegues de las
    crestas neurales (Greene ND y Copp AJ. 2009; Saitsu H et al.
    2004). Sin embargo, el análisis detallado de los DTN
    expone una complejidad mayor que indica anormalidades previas a
    la formación del tubo, señalando que los DTN se
    originan en eventos anormales en la gastrulación y
    neurulación (Kibar Z et al. 2007).

    NEURULACIÓN: DIFERENCIACIÓN
    NEUROECTODÉRMICA E INDUCCIÓN DEL MESÉNQUIMA
    ÓSEO

    El primordio cerebral se origina en la
    neurulación craneal después de la elevación
    de los pliegues neurales y de la fusión y
    superposición de los bordes que forman el neuroepitelio.
    La neurulación se inicia con la diferenciación del
    neuroectodermo desde el ectodermo lateral, proceso dirigido por
    la señalización de polaridad celular
    (Ybot-González P et al. 2007), tanto para formar la placa
    neural como para el cierre del tubo mientras que las vías
    de señalización de las proteínas
    morfogenéticas (BMPs) (Ybot-González P et al. 2007)
    regulan el plegamiento neural. Cuando el neuroepitelio se
    diferencia desde la línea media dorsal ectodérmica,
    la interacción entre los factores de crecimiento derivados
    de los fibroblastos (FGFs) (Bessa PC et al. 2008) y los
    antagonistas de BMPs (Monteiro R et al. 2008; Olsen SK y Garbi M.
    2003) originan la extensión convergente, en la cual las
    células se intercalan en la línea media dorsal.
    Cuando la extensión progresa, se forman los pliegues
    neurales en los bordes de la placa neural, dispuestos en los
    límites entre el futuro cerebro y la médula
    espinal. Después, los pliegues se extienden caudal y
    rostralmente a la placa (Olsen SK, Garbi M. 2003). En el cerebro
    en desarrollo, los pliegues neurales se elevan por el plegamiento
    del neuroepitelio medial y la expansión del
    mesénquima craneal subyacente, originando pliegues
    externamente convexos (Copp AJ. 2005). A medida que los extremos
    de los pliegues neurales se acercan a la línea media
    dorsal, los epitelios se fusionan y remodelan, creando la
    superficie ectodérmica externa (epidermis) y el
    neuroepitelio interno (sistema nervioso central) (Aleksic S et
    al. 1983). La neurulación o el proceso de
    diferenciación celular y el cierre del tubo neural, como
    manifestaciones estructurales de la diferenciación, son
    esenciales para el desarrollo cerebral y para el desarrollo del
    cráneo, el cual se origina a partir de la
    diferenciación de componentes del mesénquima
    craneal y de las crestas neurales craneales. Además, el
    cerebro embrionario es un molde alrededor del cual se desarrolla
    el cráneo. En consecuencia, la ausencia de tejido dorsal
    neural induce la formación anormal de los elementos
    dorsales del cráneo, revelando que la ausencia del
    componente óseo (anencefalia) es un defecto primario del
    desarrollo y no una degeneración secundaria.

    Ahora bien, la anencefalia se origina en un
    neuroepitelio deficiente que conlleva a la eversión del
    tubo neural cefálico. El tejido expuesto se regenera,
    formando un tejido esponjoso compuesto por tejido conectivo,
    colágeno y tejido vascular cubierto con una membrana
    epitelial, generando una apariencia similar a la del tejido
    cerebral. La ausencia completa de cerebro (holoanencefalia)
    comprende 65% de los casos de anencefalia y se asocia con
    craneorraquisquisis en 80% de los casos. En contraste, la
    meroanencefalia es un defecto parcial del cráneo, en el
    cual el área cerebrovasculosa protruye a través de
    un defecto de línea media. En cualquier caso, la
    relación entre el componente neuronal y el componente
    óseo demuestra que un proceso anormal de
    neurulación primario desencadena la ausencia del
    neuroepitelio, alterando la diferenciación mesenquimal y
    el desarrollo del tejido óseo craneal. La iniencefalia es
    una disrafia de la región occipital. Así mismo, la
    cabeza está en retroflexión y se asocia con una
    raquisquisis, en la cual el cerebro y el cerebelo protruyen hacia
    la columna cervicotorácica, la cual está
    relacionada con las anormalidades como la polimicrogiria y
    heterotopias gliales compartiendo características con las
    anomalías de Dandy Walker y Arnold Chiari. Por lo tanto,
    se trata de una disrafia tectocerebelar acompañada de
    encefalocele occipital. A diferencia de la anencefalia, en la
    iniencefalia sí se desarrolla parte del neuroepitelio pero
    su diferenciación incompleta conlleva a que el componente
    óseo alrededor de la estructura nerviosa sea defectuoso.
    De otro lado, el encefalocele o herniación del cerebro por
    medio de un defecto óseo del cráneo puede estar
    cubierto por piel intacta o por un epitelio fino (Warkany J y
    O'Toole BA. 1981). Dicho defecto se origina en la
    separación anormal entre el ectodermo de superficie y el
    ectodermo neural en los sitios de cierre del neuroporo
    cefálico. La apoptosis media la separación entre el
    tejido cerebral (interno – dentro de la futura cavidad
    craneal) y el derivado cutáneo ectodérmico (externo
    – futura piel) con el propósito de ubicar el
    derivado mesenquimal craneano. La apoptosis incompleta entre la
    capas germinales ectodermo y mesodermo no permite su
    separación, originando un defecto secundario del mesodermo
    craneal de la línea media por el cual protruye el cerebro
    en desarrollo (Ybot-González P et al. 2002). La
    neurulación espinal es la diferenciación
    neuroectodérmica en dirección caudal (Stottmann RW
    et al. 2006). La espina bífida cursa con un defecto del
    cierre óseo que puede estar cubierto por piel (espina
    bífida oculta) o asociado con un saco que protruye (espina
    bífida quística). La espina bífida es un
    defecto óseo a través del cual se hernia el
    contenido medular. Este defecto, originado en una
    disrupción del mesodermo somítico durante la
    gastrulación y en una disrupción de los precursores
    del esclerotoma durante la fase membranosa, disminuye la
    capacidad del esclerotoma de aportar células a la
    formación de las vértebras. El defecto óseo
    siempre se relaciona con las anormalidades del tejido nervioso,
    de tal forma que los DTN son un espectro originado en la
    neurulación anormal, lo cual conlleva a una anormalidad
    primaria en la diferenciación del mesénquima
    óseo. (Zlotogora J. 1997).

    GASTRULACIÓN E INDUCCIÓN
    ECTODÉRMICA

    Los DTN involucran a las tres capas germinales
    primarias, por tanto si la neurulación anormal es el
    evento a partir del cual se altera la inducción de la
    diferenciación del tejido nervioso y del tejido
    mesenquimal, la alteración de la neurulación
    anormal debe originarse en una etapa previa del desarrollo. La
    integración desordenada del eje medial durante la
    regresión de la estría primitiva resulta en un
    proceso notocordal anormal que desencadena la disrupción
    de los somitas mesodérmicos adyacentes. La
    reparación embrionaria incompleta de esta anormalidad
    resulta en un amplio espectro fenotípico que incluye a las
    hemivértebras, las vértebras en mariposa, la
    anomalía de Klippel-Feil y la agenesia sacra, todas
    malformaciones relacionadas con los DTN y la espina bífida
    (Zlotogora J. 1997).

    El cierre del tubo se inicia en el límite entre
    el cerebro posterior y la región cervical creando dos
    regiones activas: una rostral del cerebro posterior y una caudal
    en la región espinal superior. El cierre subsecuente de la
    región espinal es un mecanismo de cremallera en
    dirección caudal que actúa alcanzando el neuroporo
    posterior. Las variaciones en el cierre de las dos regiones
    activas involucran la interacción entre vías del
    desarrollo reguladas por la proteína Sonic Hedgehog (Shh),
    las BMPs y la vía Wnts.

    Un desequilibro entre agonistas y antagonistas de la
    diferenciación inestabiliza el desarrollo
    neuroectodérmico impidiendo el cierre completo del tubo
    (Oyen N et al. 2009).Este desequilibrio entre la
    gastrulación y el inicio de la neurulación explica
    las manifestaciones óseas y neurológicas de los
    DTN. Igualmente, un aumento en la acción de las BMPs, por
    ausencia de su antagonista, incrementaría la
    diferenciación desordenada de células dorsales y de
    la cresta, induciendo una diferenciación anormal del
    mesénquima óseo y de la neurulación espinal
    (Kondo A et al. 2009).

    ETIOLOGIA DE LOS DTN

    CAUSAS GENETICAS DE LOS DEFECTOS DEL TUBO
    NEURAL

    Muchas líneas de evidencia sugieren un componente
    genético a los DTNs. Primero, estas alteraciones
    están asociadas con síndromes genéticos
    conocidos incluyendo el síndrome Meckel, meningocele
    anterior sacral y la estenosis anal, entre otros. Están
    frecuentemente asociados con las trisomias 13 y 18, y varios
    rearreglos cromosómicos. Segundo, en los DTNs que ocurren
    sin síndromes paralelos, el riesgo de recurrencia en
    hermanos es de 2 a 5% (N. Risch, 1991), lo cual representa un
    incremento sobre lo observado en la población en general.
    M.J. Khoury et al. (1988) han mostrado que para que un factor de
    recurrencia sea tan alto, un teratogeno ambiental tendría
    que aumentar el riesgo por lo menos 100 veces para exhibir el
    mismo grado de agregación familiar, haciéndolo un
    componente genético esencial. Tales teratogenos potentes
    son extraordinariamente raros; sin embargo, un teratogenos que
    ejerce tal riesgo tan relativamente alto es la
    talidomida.

    La evidencia de un factor genético se ve
    reforzada por la presencia de antecedentes familiares en un
    número de los afectados. Mientras que la historia familia
    de los DTNs ha sido reportada en el 8.5% de un grupo de familias
    estudiadas, la inspección de estas múltiples
    familias muestra que las parejas padre e hijo afectadas son
    raras, las parejas mas relativamente afectadas están en
    segundo y tercer grado, lo que sugiere una herencia oligogenica.
    Se presume que en la próxima década se pueda tener
    mas información de la transmisión padre e hijo, ya
    que ahora los niños nacidos con estos defectos reciben un
    suficiente cuidado medico sofisticados y pueden llegar a la
    madurez y reproducirse.

    Los análisis de segregación han demostrado
    evidencia de un gen que ha sido desarrollado en series de
    familias con DTN, uno demostrando evidencia para un gen dominante
    y otro para un gen con efecto recesivo (F. Demenais et al. 1982;
    R.M. Fineman et al. 1982). Estos estudios tienes pequeños
    reconocimientos y tiene problemas comunes de comprobación.
    Los estudios realizados en gemelos son de naturaleza
    anecdótica, en donde comparan las diferencias en cuanto al
    sexo en lugar de comparaciones más formales entre
    dicigoticos y monocigoticos. La cantidad limitada de
    información esta basada en muy pequeños grupos de
    muestras pero en un rango del 3.7 a 18%.

    Las anormalidades cromosómicas,
    específicamente aneuploidia, se encuentran en el 5 a 17%
    de los casos con DTNs (R.F. Hume et al. 1996; T. Philipp y D.K.
    Kalousek 2002). Están frecuentemente asociados con
    trisomias 13 y 18. Un estudio por Kennedy y otros, sugiere una
    frecuencia de anomalías cromosomales en 6.5% de los
    pacientes con DTNs. Una gen o genes en la región de
    13q33-34 asociado con un síndrome de delecion 13q ha sido
    mostrado u observado de causa DTNs (J. Luo et al. 2000). Estos
    rearreglos citogeneticos pueden ser pistas claves a los genes
    candidatos y han sido ya resumidos (E.C. Melvin et al.
    2000).

    Las bases genéticas de los DTN se han inferido a
    partir de la descripción de un mayor número de
    fetos femeninos afectados por éstos en relación con
    fetos masculinos. Asimismo, hay un riesgo mayor de recurrencia en
    linajes maternos que paternos, así como mayor
    proporción de consanguinidad entre los padres de hijos
    afectados por DTN y un riesgo de recurrencia 3 a 4 veces mayor
    para una pareja con un hijo previamente afectado, además
    de varios síndromes que cursan con DTN como el
    síndrome de Meckel-Gruber y las trisomías 13 y
    18.

    FACTORES AMBIENTALES ASOCIADOS CON LOS
    DTN

    Hay numerosas causas exógenas para los DTNs, las
    cuales han sido postulada e investigadas. Se han encontrado
    factores para los cuales no existe una asociación
    significante con estos defectos entre los que se encuentran la
    edad de los padres, infecciones periconcepcionales maternas,
    numero de embarazos previos exitosos, el uso recreativo de
    drogas, la ingesta de cafeína, fumar y el alcohol. Se ha
    investigado la hipertermia, aunque la mayoría de estos
    estudios han dado resultados algo extremos e inconsistentes. Sin
    embargo, el incremento en el riesgo de DTNs esta definitivamente
    asociado con la diabetes y obesidad maternas (ambos asociados con
    el metabolismo de glucosa), y el uso de medicamentos anti
    convulsionantes (para el tratamiento de epilepsia). Por ejemplo,
    dogas anti epilépticas administradas a madres en embarazo
    induce malformaciones congénitas, el aumento de la
    incidencia va de un 3% sin drogas a un 9% con la
    administración de ellas (S. Kaneko et al. 1999). Estos
    números pueden elevarse a un 28% cuando se dan o mas
    drogas de este tipo a madres epilépticas (L.B. Holmes et
    al. 2001). La bien conocida droga antiepiléptica, acido
    valproico, es teratogenica cuando se a mujeres en estado de
    embarazo, y su administración resulta en una prevalencia
    de 1 a 2% de incidencia de espina bífida (H. Nau. 1994).
    Adicionalmente, existen datos que sugieren que este agente
    también induce retardo mental en niños con
    manifestaciones no físicas.

    La exposición a fumosnisinas, un metabolito
    fúngico comúnmente encontrado en el maíz,
    también esta implicado, y estudios tanto in vivo como in
    vitro han demostrado una asociación de exposición
    con DTNs (T.W. Sadler et al. 2002). La exposición prenatal
    de ratones a cadmio has mostrado que el metal puede localizarse
    en el tubo neural en desarrollo y puede resultar en DTNs (S.K. De
    et al. 1990). Este conocimiento de las exposiciones ambientales
    sin embargo es insuficiente para explicar el grado de
    agregación familiar observado en estas
    malformaciones.

    Muchos estudios han demostrado que las suplementacion
    materna periconcepcional con acido fólico (AF) reduce la
    prevalencia de riesgo de DTNs entre un 5 y 70% implicando genes
    involucrados en el metabolismo de los folados. Aun así el
    riesgo no es del todo eliminado, lo que sugiere que factores
    adicionales usualmente genéticos son responsables por el
    desarrollo de los DTNs (C.R. Scriver. 1985).

    El metabolismo del AF y la homocisteína es
    esencial para entender el desarrollo del defecto porque los
    polimorfismos genéticos de las enzimas involucradas en
    esta vía metabólica interactúan de manera
    diferencial con el ambiente. Esta vía convierte el AF en
    compuestos de tetrahidrofolato dirigidos a otras vías del
    metabolismo de la vitamina B12 y a la síntesis del ADN
    (Christensen B et al. 1999). La enzima
    5,10-Metil-tetrahidrofolato reductasa (MTHFR) convierte el
    5,10–Metil-tetrahidrofolato, en 5-Metil-tetrahidrofolato,
    intermediario en la conversión del metabolismo de la
    homocisteína a metionina. Los polimorfismos en la MTHFR
    han sido relacionados con un incremento en el riesgo de padecer
    DTN y otras enfermedades, incluidas las enfermedades
    cardiovasculares y el cáncer de colon (van der Put NM et
    al. 1995).

    Los polimorfismos de un sólo nucleótido
    (SNPs) representan variaciones de un sólo par de bases del
    ADN (Botto LD et al. 2000) y se estima que alrededor de 60.000
    SNPs relacionados con genes del metabolismo tienen consecuencias
    funcionales en la proteína codificada. Dos SNPs, el 677C T
    y el 1298 C tienen un efecto dosis-dependiente sobre la
    cinética enzimática. La homocigocidad para el SNP
    677C T (genotipo TT) se asocia con una disminución de 70%
    de la actividad enzimática de la MTHFR y la
    heterocigocidad (genotipo CT) se asocia con un decremento de 30%.
    Estudios de casos y controles establecieron que la
    distribución de polimorfismos funcionales de la MTHFR que
    alteran el balance folato/homocisteína están
    involucrados en la etiología del DTN (Wilcken B et al.
    2003).

    De otra parte, el riesgo relativo de desarrollar DTN de
    un portador de uno de los SNPs funcionales varía en
    razón al poseedor del polimorfismo. Los niños con
    espina bífida, así como sus padres, son portadores
    del genotipo TT de forma más frecuente que la
    población general. Si el padre es el portador del genotipo
    TT se estima un riesgo relativo (RR) de 2,2 para desarrollar
    espina bífida en la descendencia. Si la madre es la
    portadora, el RR para su descendencia es de 3,7 y si un individuo
    es portador de TT (embrión en desarrollo) el riesgo de
    desarrollar espina bífida es de 2,9 (VollsetSE. 2005). De
    lo anterior se concluye que el SNP 677C T en el embrión y
    en los padres está asociado con un riesgo mayor de
    desarrollo de los DTN de forma dosis dependiente (Christensen B
    et al. 1999).

    Ahora bien, las alteraciones genotípicas en la
    MTHFR explican las variaciones epidemiológicas de los DTN.
    Por ejemplo, Finlandia y México representan dos extremos
    en la prevalencia de los DTN y en las frecuencias alélicas
    de 677C T. La prevalencia en México de los DTN es de 16,5
    por 10.000 y en Finlandia es de 3,5 por 10.000 nacimientos
    (Barbosa PR et al. 2008), mientras que la frecuencia del genotipo
    TT en México es de 32,2% y de 4% en Finlandia (Gos M Jr et
    al. 2002).

    Sin embargo, en los modelos animales de DTN no se han
    encontrado defectos en el metabolismo del AF (Wen S et al. 2009),
    indicando que aunque los defectos de la neurulación son
    los precursores de la manifestación clínica de los
    DTN y que la cinética enzimática disminuida de la
    MTHFR es un factor de riesgo genético-metabólico,
    la causa más temprana del disrafismo reside en eventos del
    desarrollo susceptibles a ser corregidos por la suplencia de AF
    tales como la supervivencia de las células
    neuroepiteliales por la reparación del ADN. Asimismo, el
    ácido fólico y la vitamina B12 (cobalamina) se
    relacionan con la síntesis y reparación de
    nucleótidos y son intermediarios en la metilación
    de la homocisteína. La reparación del ADN parte de
    la síntesis de metionina, usando cobalamina y folato. La
    metionina sintasa metilcobalamina dependiente cataliza la
    metilación de la homocisteína a metionina y la
    reducción del nucleótido pirimidílico
    desoxiuridinmonofosfato (dUMP) a desoxitimidil monofosfato
    (dTMP).

    La síntesis y reparación del ADN son
    dependientes de la concentración del ácido
    fólico (Patterson D et al. 2008); por tanto, una
    disminución de los niveles plasmáticos de AF
    disminuye la disponibilidad del nutriente intracelular, llevando
    a un déficit en la reparación y síntesis del
    ADN que disminuye el índice mitótico en los
    momentos críticos de la gastrulación y la
    neurulación.

    La clase socioeconómica de los padres,
    ocupación y posibles exposiciones a agentes tóxicos
    debido a su ocupación, han sido catalogados como factores
    de riesgo en la generación de DTNs (Shaw et al. 2002;
    Blanco Muñoz et al. 2005).

    CLASIFICACION DE LOS DTN

    Los DTN se pueden dividir en dos grandes
    categorías: 1) anormalidades abiertas, y 2) las
    malformaciones cerradas, estas dos según el tipo de
    lesión que se presenta. A continuación se
    enumeraran las más representativas de cada uno de estos
    grupos.

    ABIERTAS

    ANENCEFALIA: Es un defecto del tubo neural que
    ocurre cuando el extremo encefálico (la cabeza) del tubo
    neural no logra cerrarse, generalmente entre el 23 y el 26
    día del embarazo, dando como resultado la ausencia de una
    parte importante del cerebro, el cráneo y del cuero
    cabelludo. Los niños con este trastorno nacen sin la parte
    anterior del cerebro-la parte más grande del mismo que es
    responsable del pensamiento y la coordinación. El tejido
    cerebral restante a menudo se encuentra expuesto-es decir, no
    está recubierto de hueso o piel.

    Esta condición es uno de los trastornos
    más comunes del sistema nervioso central fetal.
    Anualmente, entre mil y 2 mil bebés estadounidenses nacen
    con anencefalia. El trastorno afecta a las niñas
    más a menudo que a los varones. Se desconocen las causas
    de la anencefalia. Aunque se cree que la dieta de la madre y la
    ingestión de vitaminas pueden desempeñar un papel
    importante, los científicos afirman que existen muchos
    otros factores relacionados (Instituto nacional de trastornos
    neurológicos y accidentes cerebrovasculares. S.f.
    sección trastornos encefálicos).

    Cuando la ausencia del encéfalo es parcial, se
    conoce como Meranencefalia y Holoanencefalia cuando la ausencia
    es completa (Manual de procedimientos, 2012).

    MIELOMENINGOCELE: Esta anomalía ocurre
    porque el tejido nervioso se incorpora a la pared del saco,
    alterando el desarrollo de las fibras nerviosas (Moore y Persaud.
    2004). En el mielomeningocele la médula espinal protruye o
    queda completamente desplazada hacia el espacio subaracnoideo,
    que hace relieve.

    Los mielomeningoceles pueden estar cubiertos por piel o
    por una membrana delgada que se rompe con facilidad. Los
    problemas secundarios al desplazamiento de las raíces
    nerviosas determinan la aparición frecuente de trastornos
    neurológicos en estos enfermos. Los defectos del tubo
    neural de esta serie pueden no ser mortales, pero cuando son
    graves producen alteraciones motoras y mentales que requieren
    tratamiento durante el resto de la vida del afectado.

    RAQUISQUISIS: El tipo más grave de espina
    bífida es la mielosquisis o raquisquisis, ya que se
    produce antes de los 28 días de
    gestación.

    En ocasiones los pliegues neurales no se elevan y
    persisten en la forma de una masa aplanada de tejido nervioso. En
    estos casos la médula espinal del área afectada
    está abierta por la falta de fusión de los pliegues
    neurales. La espina bífida con mielosquisis puede deberse
    a una anomalía del tubo neural originada por el
    crecimiento local excesivo de la placa neural, que hace que el
    neuroporo caudal no se cierre a finales de la cuarta semana. La
    médula está representada por una masa aplanada de
    tejido.

    La raquisquisis o mielosquisis, no siempre es mortal,
    pero provoca importantes problemas clínicos.
    (Otárola y Rostion 2007).

    CERRADAS

    ESPINA BÍFIDA OCULTA: Es la forma
    más leve y consiste únicamente en la falla de
    fusión de los arcos vertebrales sin hernia de meninges.
    Constituye cerca del 10% de todas las EB, habitualmente es
    asintomática y puede manifestarse únicamente por la
    presencia de mechones de pelo, nevos o fositas dérmicas
    sobre el sitio del defecto. Muy rara vez se asocia a
    fístulas de líquido cefalorraquídeo, pero
    cuando éstas se presentan son la causa de cuadros de
    meningitis de repetición. Ésta se encuentra en la
    población general entre el 10 y el 15%, sobre todo en el
    ámbito de la primera vértebra sacra. Este trastorno
    no se considera una malformación congénita grave
    (Manual de procedimientos, 2012).

    MENINGOCELE: En los casos más graves de
    espina bífida, cuando el saco contiene meninges (duramadre
    y aracnoides) y líquido cefalorraquídeo, que hacen
    prominencia desde el canal vertebral en la región
    afectada, el defecto se denomina meningocele. En los meningoceles
    puede faltar la duramadre en la zona del defecto, y la aracnoides
    sobresale por debajo de la piel. Sin embargo, la posición
    de la médula espinal y las raíces raquídeas
    es normal. Los síntomas neurológicos de este cuadro
    suelen ser leves, pero pueden existir anomalías de la
    médula espinal (Otárola y Rostion.
    2007).

    MIELOSQUISIS: El tipo más grave de espina
    bífida es la mielosquisis o raquisquisis, ya que se
    produce antes de los 28 días de gestación. En
    ocasiones los pliegues neurales no se elevan y persisten en la
    forma de una masa aplanada de tejido nervioso. En estos casos la
    médula espinal del área afectada está
    abierta por la falta de fusión de los pliegues
    neurales.

    CRANEO BIFIDO: Se conoce con este nombre a un
    grupo de trastornos debidos a una falla en la formación
    del cráneo, generalmente asociados a malformaciones del
    encéfalo. Estos defectos se sitúan habitualmente en
    la línea media y su localización puede ser nasal,
    frontal, parietal u occipital. Esta clasificación se
    subdivide en dos: craneomeningocele y encefalocele.

    Craneomeningocele. Al igual que en el caso de la
    EB, es una herniación de las meninges a través de
    un defecto pequeño, generalmente situado al nivel
    occipital.

    Encefalocele o Encefalomeningocele. Se debe a la
    herniación de meninges y parte del encéfalo a
    través de un defecto óseo de tamaño
    importante.

    Cuando el tejido cerebral herniado contiene parte del
    sistema ventricular, se conoce como
    Encéfalomeningohidrocele (Manual de procedimientos,
    2012
    ).

    DIAGNOSTICO

    Durante el tiempo en el que el tubo neural se encuentra
    abierto en sus dos extremos, este se comunica libremente con la
    cavidad amniótica. Cuando ocurre un defecto del tubo
    neural, sustancias fetales como la a-fetoproteína (AFP) y
    acetilcolinesterasa, son excretadas al líquido
    amniótico, lo que permite detectarlas a manera de
    marcadores bioquímicos para DTN, tanto en el propio
    líquido como en el suero de la madre. Cuando hay
    concentraciones elevadas de AFP o cuando un examen
    ultrasonográfico ordinario lleva a sospechar la presencia
    de defectos congénitos, se requiere una prueba con
    ultrasonografía de alta resolución para poder hacer
    el diagnóstico definitivo y específico de un
    DTN.

    La deficiencia de folatos puede influir en el desarrollo
    de los DTN, por lo que una manera indirecta de medirlos es
    mediante un estudio de sangre que determine su
    disminución.

    El frotis de sangre periférica, en el que la
    hipersegmentación neutrofílica refleja el balance
    negativo de folatos y, es un hallazgo característico que
    una sola célula con un núcleo de seis o más
    lóbulos constituye una sospecha clínica de anemia
    megaloblástica.

    Anencefalia puede ser diagnosticada durante el embarazo,
    por medio de pruebas de cribado o tamizaje (pruebas prenatales)
    para detectar defectos de nacimiento y otras condiciones. La
    anencefalia se evidencia en un resultado anormal en una prueba de
    sangre o suero o puede ser visto durante un ultrasonido. (centers
    for disease control and prevention)

    La prueba de cribado que indica si hay defectos de
    nacimiento o no se realizan en el segundo trimestres del
    embarazo. Estas se realizan entre las semanas 15 y 20 del
    embarazo, incluyen suero de la madre y una evaluación
    completa de ultrasonido del bebé en busca de la presencia
    de anomalías estructurales, también conocido como
    un ultrasonido anomalía.(CDC)

    suero materno

    El suero materno es un simple análisis de sangre
    para identificar si una mujer tiene un riesgo mayor de tener un
    bebé con ciertos defectos congénitos, como defectos
    del tubo neural o trastornos cromosómicos como el
    síndrome de Down. También se conoce como un "prueba
    cuádruple o triple", dependiendo de la cantidad de
    proteínas medidos en la sangre de la madre. Por ejemplo,
    se prueban los niveles de 4 proteínas AFP
    (alfa-fetoproteína), hCG, estriol, y la inhibina-A.
    (CDC)

    Ultrasonido Anomalía

    Un ultrasonido crea imágenes del bebé.
    Esta prueba normalmente se efectuará alrededor de 18 a 20
    semanas de embarazo. El ultrasonido se utiliza para comprobar el
    tamaño del bebé y busca defectos de nacimiento u
    otros problemas en el bebé. (CDC)

    Sin embargo la prueba de cribado o tamizaje puede
    arrojar resultados anormales incluso si el bebé se
    encuentra en perfectas condiciones, por lo tanto se hacen pruebas
    de diagnostico para confirmar, estas incluyen:

    Ultrasonido de Alta
    Resolución

    conocido como un ultrasonido de nivel II, se utiliza
    para examinar con más detalle los posibles defectos de
    nacimiento u otros problemas con el bebé que se sugieren
    en las pruebas de selección previas. Se realiza entre las
    semanas 18 y 22 de embarazo.

    Prueba de tejido o vello
    coriónico

    Es una prueba en la que el médico recolecta una
    pequeña porción de la placenta, llamada de
    vellosidades coriónicas, y luego se examina para detectar
    anomalías cromosómicas o genéticas en el
    bebé. Se completa entre 10 y 12 semanas de embarazo, antes
    que la amniocentesis. (CDC)

    Amniocentesis

    El médico recolecta una pequeña cantidad
    de líquido amniótico por la zona que rodea al
    bebé. Sirve para medir los niveles de proteína del
    bebé, lo cual puede indicar ciertos defectos de
    nacimiento. Las células en el líquido
    amniótico pueden ser probados para los trastornos
    cromosómicos, como el síndrome de Down, y los
    problemas genéticos, como la fibrosis quística o la
    enfermedad de Tay-Sachs. Se completa entre la 15 y 18 semanas de
    embarazo. Estas son algunas de las proteínas que una
    amniocentesis mide:

    AFP: Es producida por el feto también conocida
    como alfafetoproteína. Un alto nivel de AFP en el
    líquido amniótico podría significar que el
    bebé tiene un defecto que indica una abertura en el
    tejido, como un defecto del tubo neural (anencefalia o espina
    bífida) o un defecto de la pared del cuerpo, como
    onfalocele y gastrosquisis.

    AChE: Producida por el bebe neonato también
    conocida como acetilcolinesterasa. Esta enzima puede pasar del
    feto al fluido que rodea al bebé si hay una abertura en el
    tubo neural. (CDC)

    Espina bífida

    Diagnostico prenatal

    En la mayoría de los casos, la espina
    bífida se diagnostica antes del nacimiento. Sin embargo,
    algunos casos leves pueden pasar desapercibidos hasta
    después del nacimiento. formas muy leves como la espina
    bífida oculta en la que no hay síntomas,
    podrían no detectarse nunca.( National institute of
    neurological disorders and stroke)

    Los métodos de detección se realizan en
    segundo trimestre (16-18 semanas de gestación) por medio
    de la medición alfafetoproteína sérica
    materna (MSAFP) y el ultrasonido fetal. La amniocentesis es otra
    prueba que podría realizarse.(NIH)

    Diagnostico posnatal

    Los casos leves de espina bífida (oculta,
    cerrado) que no se diagnostican durante un examen prenatal se
    pueden detectar después del nacimiento mediante un examen
    de rayos X radiografía simple. Las personas con las formas
    más graves de espina bífida suelen tener debilidad
    muscular en los pies, las caderas y las piernas que provocan
    deformidades que pueden estar presentes en el nacimiento. Los
    médicos pueden usar imágenes de resonancia
    magnética o una tomografía computarizada para
    obtener una visión más clara de la médula
    espinal y las vértebras.(NIH)

    Encefalocele

    Para el diagnostico se emplea la amniocentesis,la
    renosancia magnética, la tomografía axial
    computarizada tridimensional para planificar la
    reconstrucción de la base del cráneo y la
    ecografía que puede ser puede ser transabdominal o
    transvaginal. (Ayala Suarez, et al)

    La mayoría de los encefaloceles son
    diagnosticados prenatalmente por ecografía. Sin embargo,
    la resonancia magnética puede brindar detalles superiores
    de anomalías del sistema nervioso central. El
    diagnóstico de encefalocele en la etapa prenatal se basa
    en la demostración del defecto del cráneo con
    diversos grados de herniación de parénquima
    cerebral. La apariencia ecográfica clásica es de
    una masa en la línea media del cráneo, la
    mayoría de casos es a nivel occipital y en menor
    frecuencia, frontal. El diagnóstico de esta
    anomalía no puede ser dado antes de la semana 10, pues
    hasta esa edad fetal recién se están formando los
    huesos del cráneo. El uso del suero materno para
    diagnosticar la enfermedad también es común, sin
    embargo es poco confiable para el encefalocele pues el tejido
    herniado frecuentemente está cubierto por
    piel
    y cabellos sin existir tejido expuesto al líquido
    amniótico que es lo que se quiere detectar con este
    estudio. (Ayala Suarez, et al)

    PREVENCION Y TRATAMIENTO

    Como primera medida de prevención es recomendado
    la ingesta de acido fólico antes del embarazo. Los niveles
    de ácido fólico se relacionan directamente con la
    cantidad de crecimiento tisular y su deficiencia conduce a graves
    anomalías del desarrollo intrauterino, entre ellas, los
    DTN. También se ha sugerido que los niveles bajos de
    folatos agravan o aumentan el efecto de un trastorno
    genético subyacente. (Manual de procedimientos,
    2012
    ).

    También puede ser de mucha ayuda brindar consejo
    genético y pruebas diagnósticas prenatales a las
    mujeres con antecedentes personales o familiares de embarazos con
    productos con DTN, ya que se sabe que la probabilidad de que se
    obtenga un hijo con algún tipo de DTN cuando se tienen
    antecedentes positivos para esas malformaciones, se incrementa
    hasta en un 10%.(Manual de procedimientos,
    2012
    ).

    En cuanto a tratamientos lo mas adecuado es por medio de
    la remoción quirúrgica del defecto, pero esto
    depende de la malformación, no en todos los casos en
    necesario hacer cirugías como por ejemplo la espina
    bífidaa oculta. Y en el caso de la anencefalia la
    mayoría de los bebes mueren poco después de su
    nacimiento (CDC).

    BIBLIOGRAFIA

    Aleksic S, Budzilovich G, Greco MA, Feigin I, Epstein F,
    Pearson J. (1983) Iniencephaly: a neuropathologic study. Clin
    Neuropathol 2:55-61.

    Ayala Suarez,M; González Gámez,S;
    Fonseca,Y; Pérez Zerquera,G.E; Medina García,M ;
    Meshack,S; Michel,W ; & Mendoza,O. Encefalocele. Evidencias
    diagnósticas útiles en la pesquisa del
    Encefalocele. Diponible en:
    http://www.portalesmedicos.com/revista-medica/encefaloceleevidencias-diagnosticas/

    B.F. Hwang, P. Magnus, J.J. Jaakkola (2002) Risk of
    specific birth defects in relation to chlorination and the amount
    of natural organic matter in the water supply, Am. J. Epidemiol.
    156: 374–382.

    Barbosa PR, Stabler SP, Machado AL, Braga RC, Hirata RD,
    Hirata MH (2008) Association between decreased vitamin levels and
    MTHFR, MTR and MTRR gene polymorphisms as determinants for
    elevated total homocysteine concentrations in pregnant women. Eur
    J Clin Nutr 62:1010-21.

    Blanco Munoz J, Lacasana M, Borja Aburto VH, Torres
    Sanchez LE, Garcia Garcia AM, Lopez Carrillo L (2005)
    Socioeconomic factors and the risk of anencephaly in a Mexican
    population: A case-control study. Public Health Rep 120:
    39–45.

    Botto LD, Yang Q. (2000) 5,10-Methylenetetrahydrofolate
    reductase gene variants and congenital anomalies: a HuGE review.
    Am J Epidemiol 151:862-77.

    Bozinov O, Tirakotai W, Sure U, Bertalanffy H (2005)
    Surgical closure and reconstruction of a large occipital
    encephalocele without parenchymal excision. Childs Nerv Syst 21:
    144–147.

    C.R. Scriver (1985) Vitamins: an evolutionary
    perspective, J. Inherit. Metab. Dis. 8 (Suppl. 1):
    2–7.

    centers for disease control and prevention (CDC). Facts
    about Anencephaly. Disponible en
    http://www.cdc.gov/ncbddd/birthdefects/anencephaly.html

    Christensen B, Arbour L, Tran P, Leclerc D, Sabbaghian
    N, Platt R (1999)Genetic polymorphisms in
    methylenetetrahydrofolate reductase and methionine synthase,
    folate levels in red blood cells, and risk of neural tube
    defects. Am J Med Genet 84:151-7

    Copp AJ. (2005) Neurulation in the cranial region-normal
    and abnormal. Anat 207:623-35.

    Davies BR, Duran M (2003) Malformations of the cranium,
    vertebral col- umn, and related central nervous system:
    Morphologic heterogeneity may indicate biological diversity.
    Birth Defects Res Part A Clin Mol Teratol 67:
    563–571.

    Dias MS, Partington M (2004) Embryology of
    myelomeningocele and anencephaly. Neurosurg Focus 16

    E.C. Melvin, T.M. George, G. Worley, A. Franklin, J.
    Mackey, K. Viles, N. Shah, C.R. Drake, D.S. Enterline, D. McLone,
    J. Nye, W.J. Oakes, C. McLaughlin, M.L. Walker, P. Peterson, T.
    Brei, C. Buran, J. Aben, B. Ohm, I. Bermans, M. Qumsiyeh, J.
    Vance, M.A. Pericak-Vance, M.C. Speer, (2000) Genetic studies in
    neural tube defects. NTD collaborative group, Pediatr. Neurosurg.
    32: 1–9.

    E. Drainer, H.M. May, J.L. Tolmie (1991) Do familial
    neural tube defects breed true? J. Med. Genet. 28:
    605–608.

    F. Demenais, M. Le Merrer, M.L. Briard, R.C. Elston.
    (1982) Neural tuve defects in France: segregation analysis, Am.
    J. Med. Genet. 11: 287–298.

    Frey L, Hauser WA (2003) Epidemiology of neural tube
    defects. Epilepsia 44: 4–13.

    Gos M Jr, Szpecht-Potocka A. (2002) Genetic basis of
    neural tube defects II. Genes correlated with folate and
    methionine metabolism. J Appl Genet 43:511-24.

    Greene ND, Copp AJ. (2009) Development of the
    vertébrate central nervous system: formation of the neural
    tube. Prenat Diagn 29:303-11.

    H. Nau (1994) Valproic acid-induced neural tube defects,
    Ciba Found. Symp. 181: 144–152.

    National institute of neurological disorders and stroke
    (s.f). Trastornos encefálicos. Recuperado el
    día 3 de Julio de 2013 del sitio web del instituto:

    http://espanol.ninds.nih.gov/trastornos/trastornos_encefalicos.htm#diversas
    .

    J. Brender, L. Suarez, K. Hendricks, R.A. Baetz, R.
    Larsen (2002) Parental occupation and nueral tube defect-affected
    pregnancies among Mexican Americans, J. Occup. Environ. Med. 44:
    650–656.

    J. Luo, N. Balkin, J.F. Stewart, J.F. Sarwark, J.
    Charrow, J.S. Nye (2000) Neural tube defects and the 13q deletion
    syndrome: evidence for a critical region in 13q33–34, Am.
    J. Med. Genet. 91: 227–230.

    Kibar Z, Capra V, Gros P. (2007) Toward understanding
    the genetic basis of neural tube defects. Clin Genet
    71:295-310.

    Kondo A, Kamihira O, Ozawa H. (2009) Neural tube
    defects: prevalence, etiology and prevention. Int J Urol
    16:49-57.

    L.B. Holmes, E.A. Harvey, B.A. Coull, K.B. Huntington,
    S. Khoshbin, A.M. Hayes, L.M. Ryan (2001) The teratogenicity of
    anticonvulsant drugs, N. Engl. J. Med. 344:
    1132–1138.

    Manning N, Archer N (2001) Treatment and outcome of
    serious structural congenital heart disease. Semin Neonatol 6:
    37–47.

    McLone DG, Dias MS (2003) The Chiari II malformation:
    Cause and impact. Childs Nerv Syst 19: 540–550.

    Partes: 1, 2

    Página siguiente 

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter